Revista aurobindo #12 versión digital

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Aurobindo Revista gratuita Nº 12 - Julio 2015

¿Quién fue Sri Ramakrishna Paramahansa? Segmento biográfico (primera parte)

Sección especial de Lo que Vos tenés para Decir Escriben Natalia Lebas, Patricia Schembari, Gisela Fuertes y Cecilia Nazar.

hatha yoga

l ia c pe io es sar n io ver c i i Ed an r 1e


Editorial En este número celebra mos el primer an iversar io de la revista, co menzando con la primera parte de la biografía de uno de los grandes mís ticos de la India, Sri Ramakrishn a Par amahansa. El mismo es considerado una en carn aci ón Divin a en la tr adición hindú. Co mo lo definiría uno de s us principales dis cípul os, Swami Vi ve kan and a, Ra ma kr ish na fue un bh akta yo gui por fuera y un jnan a yo gui por dentro. Felices de poder presen tar esta edición especi al, a gradecemos a todos los q ue a lo largo de es tos do ce meses han colab orado de diferentes maneras con l a rev ista, haciendo posible su circulación gr atui ta. Gracias espe ciales a todos los auspici antes, al Dr. Miguel Marzo, a Pamela Oyarzún y a Agus tín Rossetto. ¡Esperamos q ue la disfr uten!

A.V.

¿Quién fue Sri Ramakrishna Paramahansa? (Primera parte)

El 18 de febrero de 1836 en la India, más precisamente en un pequeño pueblo de Bengala -tierra de grandes filósofos y poetas- nació Gadadhar, conocido luego como Ramakrishna. Fue el tercer hijo de una modesta familia brahmín. Se dice que su advenimiento fue una inmaculada concepción. Se cuenta que el padre, Khuridan Chattopadhyaya, encontrándose en la ciudad de Gaya en peregrinación, tuvo una visión donde la Suprema Divinidad se apareció ante él anunciándole que iba a nacer en su hogar, como hijo suyo. Luego de unos meses, al regresar a su hogar, encontró a su esposa esperando el feliz acontecimiento. En ese mismo instante, su esposa, Chandramani, sola en su lecho, soñó que Dios la abrazaba. (1) Ramakrishna era un niño muy querido en el pueblo y de extraordinaria memoria. Tenía una innata tendencia artística, que lo inclinaba hacia el teatro, la poesía y la música, con un instinto apasionado hacia lo bello. Era capaz de ver una función teatral y repetir luego palabra por palabra las líneas de todos los personajes y los cánticos. Desde su infancia manifestó una tendencia natural hacia la vida espiritual. A la edad de seis años tuvo la primera revelación: “Yo

seguía un sendero angosto, que separaba a los arrozales… Alcé los ojos al cielo, ¡mi arroz crocante! Vi una bella nube oscura, de tormenta, que se extendía con rapidez: envolvía al cielo entero… De pronto, orlando esa nube, por encima de mi cabeza, pasó una bandada de grullas de una blancura de nieve. El contraste era tan bello que mi espíritu se extravió en lejanas regiones. Perdí la consciencia y caí, el arroz saltado se desparramó. Alguien me recogió y llevó en sus brazos a una alcoba. El exceso de placer, la emoción, me abrumaron… Fue la primera vez en que el éxtasis me arrebató...”

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A los ocho años tuvo su segundo éxtasis. La noche de una fiesta de Shiva, este amante apasionado de la belleza, que dirigía una pequeña compañía de teatro de chicos de su edad, tomó parte en la representación sagrada. Desempeñando el papel de Shiva, súbitamente sus mejillas comenzaron a mojarse con lágrimas de dicha. Se perdió en el éxtasis divino y se lo creyó muerto. Desde entonces los éxtasis se multiplicaron. Dice Romain Rolland en su biografía: - “en Europa se

juzgará el caso, se pondrá al pequeño en una casa de salud, bajo la ducha cotidiana de la psicoterapia y conscientemente, un día tras otro, se le apagará más... ¡La linterna mágica!”. En la India, aun cuando este tipo de linternas mágicas brillan desde hace milenios, igual se inquietan. Incluso sus padres observaron con temor estos extravíos del niño. Pero fuera de estas experiencias particulares, el joven Ramakrishna gozaba de una excelente salud.

Su padre falleció cuando tenía siete años y la familia, sin recursos, pasó años penosos. Ramkumar, su hermano mayor, se fue a Calcuta, donde abrió una escuela. En 1852 hizo venir a su hermano Ramakrishna, pero el muchacho ya adolescente, se negó a aprender. Ante la insistencia de su hermano mayor por prestar más atención a sus estudios, éste le respondió: -“No quiero seguir con esos estudios cuyo único fin es ganar el sustento diario”. Así terminó su vida escolar. Ramakrishna sabía leer y escribir, conocía bien la música hindú, tenía linda voz, y solía cantar cánticos devocionales en los que ponía todo su corazón. A veces, en medio del canto, bailaba espontáneamente con una gracia exquisita. Sabía modelar con arcilla la forma de las distintas deidades con tal perfección, que las imágenes parecían cobrar vida. Poseía una excepcional inteligencia y sentido del humor.

mayor aceptó el puesto y Ramakrishna lo acompañó, pero luego de un año su hermano falleció, y el puesto fue ofrecido a Sri Ramakrishna. Desde ese acontecimiento, su vida espiritual comenzó a desarrollarse rápidamente. Tenía 20 años. Casi desde el primer día, Ramakrishna se hizo a la idea de que la estatua de la Diosa Kali debía ser viva. Para él, Kali era la Madre del Universo. Era el Supremo Principio en acción: Dios Personal e Impersonal. Era la inefable fuerza divina que hace la creación, manifestándose en innumerables formas e ideas, que sostiene y protege a todos interpenetrando cada átomo y que, por Su Divina voluntad, también destruye todo, individual y colectivamente, retornando así al estado de pre-manifestación, estableciéndose nuevamente como Brahman, el único Ser Supremo, lo Potencial, lo Trascendental.

En ese entonces, una mujer rica de casta inferior, Rani Rasmani, fundó a seis kilómetros de Calculta, en Dakshineswar, un templo consagrado a la Divina Madre Kali. Le resultaba difícil conseguir a un sacerdote brahmín que se ocupara del culto. Aun en aquella época, la condición de sacerdote, funcionario retribuido, era poco considerada. Por otra parte, como la fundadora del templo pertenecía a una casta inferior, aceptar tal posición implicaba cierta desacreditación para dicho sacerdote. Su hermano

Hacía los cultos de una manera muy diferente a la de los otros sacerdotes. Él mismo juntaba las flores para hacer las guirnaldas y las colocaba en su imagen, sintiendo que Su Madre Kali era una presencia viva. Y luego de los cultos entonaba cantos devocionales, rogando angustiosamente que se revelara pronto en su corazón. Tan intenso era el sufrimiento que experimentaba por sentirse separado de la Madre, que en ocasiones se lo podía ver tirado en el suelo con los ojos rojos, sollozando- -“¡Oh Madre,

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ten piedad! Hasta cuándo quedarás alejada de mi”. Él decía: -“Madre, yo no quiero riquezas, ni fama, ni el afecto de los parientes o de los demás, sólo quiero verte y estar contigo”. La gente que lo veía en el

Bibliografía: La vida de Ramakrishna. Romain Rolland. Ed. Kier. Sri Ramakrishna, Dios Hombre. Swami Vijoyananda. Ed. Kier.

templo –empleados, etc.- lo tenían por loco. Sólo los dueños del templo lo protegían, dando expresas ordenes de que de ninguna manera debían criticarlo o molestarlo. Como dice Romain Rolland, la muerte acecha al yogui imprudente, que anda sobre el abismo. Los testigos describen esos días de extravío, de ojos bañados en lágrimas y el cuerpo sacudido por espasmos. Este “loco de Dios” estaba al límite de las fuerzas de la vida. Relataría él mismo: -“Un día yo estaba domina-

“La mente empapada en mundanalidad puede compararse a un fósforo mojado. No obtendrás ni una chispa, por más que lo frotes”. -Sri Ramakrishna Paramahansa

Sobre la Diosa Kali

do por una intolerable angustia. Parecía que mi corazón se retorcía como un paño mojado… El sufrimiento me desgarraba. Ante la idea de que jamás en mi vida tendría la bendición de esa visión divina, se apoderó de mi un frenesí terrible. Pensé: si esto debe ser así ¡ya viví bastante!... La gran espada pendía, en el santuario de Kali. Mi mirada cayó sobre ella; y un relámpago atravesó mi cerebro. Ella… Ella me ayudará a poner fin… Me precipité. La empuñé como un loco… ¡Y he aquí!... La habitación con todas sus puertas y ventanas, el templo, todo se desvaneció. Me pareció que nada existía. Y en lugar de ello, percibí un océano de espíritu, sin límites, deslumbrante. Dondequiera volviera mis ojos, por más lejos que mirase, veía llegar enormes olas de este océano reluciente. Se precipitaban furiosamente sobre mi, con un ruido formidable, como para tragarme. En un instante, estuvieron sobre mi, se desplomaron, me sepultaron. Sacudido por ellas, me ahogué. Perdí la consciencia y caí… No sé cómo pasaron ese día y los siguientes. Dentro de mi rodaba un océano de júbilo inefable. Y hasta el fondo, yo tenía consciencia de la presencia de la Madre Divina…

La Madre Kali es una de las principales diosas en el marco del Hinduismo. Es la Shakti, la Energía Creadora, y es considerada la consorte de Shiva. Principalmente es venerada en el estado de Bengala, y es la patrona de su capital, Calcuta. Se la suele representar como una mujer de cuatro brazos y piel oscura, parada sobre el pecho de Shiva. Esta figura está relacionada con la del Purusha, el ser inmanifestado y morador interno, y la de Prakriti, la energía primordial en movimiento, la Naturaleza y mundo manifestado. Al respecto dice Sri Ramakrishna:- “Aquél que

es sin atributos, es también con atributos. Aquél que es Brahman es también Shakti. Cuando lo concebimos como inactivo, es llamado Brahman, y cuando pensamos en Él como Creador, Preservador y Destructor, es llamado la Energía Primordial, Kali”. La imagen de Kali representa la dualidad, combinando el terror de la destrucción con la ternura maternal.

-continuamos en el próximo número. (1) Las leyendas de la India celebran más de una inmaculada concepción.

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A propósito de la sinceridad “Ante la Conciencia Eterna, una gota de sinceridad tiene mucho más valor que un océano de pretensiones e hipocresía”. La Madre (Mirra Alfassa) La sinceridad es tan esencial en el camino del yoga como la aspiración. A primera vista puede parecer obvio, pero en ocasiones es difícil observarnos y darnos cuenta si estamos siendo sinceros con nosotros mismos, coherentes. El ego tiene una gran capacidad de disfrazarlo todo. De hacer de todo la justificación perfecta. De crear fachadas, pretensiones, excusas y convencernos de ellas. Lo cierto es que uno puede hacer todos los esfuerzos posibles para engañarse, pero ante la Consciencia Eterna, Aquello que todo lo sabe, Dios, El Absoluto, el observador interno o como uno prefiera llamarlo, no somos más que niños desnudos, jugando. No hay lugar donde esconderse ni a quién engañar. Y es que el camino del yoga, es en sí mismo un camino hacia la sinceridad, que nada tiene que ver con salir a gritar a los cuatro vientos lo que creemos y pensamos bajo el pretexto de tomar en nuestras manos esta bandera. Honestidad no precisamente es escupir cada pensamiento o emoción que surge en nosotros, sin tener en cuenta a nuestro interlocutor, o hiriendo a personas innecesariamente. Por el contario, implica un trabajo minucioso de evaluación de nuestros anhelos e intenciones; de cada acto, cada reacción y cada palabra. Sinceridad implica también conocer cuáles son nuestras prioridades en relación a la práctica. ¿Estoy más preocupada por la indumentaria que voy a usar durante mi clase de yoga o mi atención está puesta en lo que estoy experimentado? ¿Estoy más pendiente en lo que hace el de al lado o me concentro en mi interior? ¿Mi mente está más enfocada en captar “alumnos” para mis clases o doy prioridad a mi progreso interno y si mi anhelo es transmitir esta disciplina, dejo que el destino se encargue de que se acerquen las personas a quienes pueda serles de utilidad, siendo un instrumento para transmitir e inspirar?

avanzados pasan incluso desapercibidos, pues no buscan la aprobación social en lo más mínimo. Su única lealtad es hacia Sí mismos, hacia Dios. Y es en esa íntima comunión donde yace la dicha suprema. Vivimos en una época en la que quizás, debido al acceso rápido a las comunicaciones, las redes sociales, etc., todo, absolutamente todo, se externaliza. A veces pareciera ser que nos gustara vivir como en una vidriera, mostrándonos, casi vendiéndonos para obtener vaya uno a saber qué: migajas de fama, reconocimiento, amistad, cariño, elevación del autoestima. Observamos el mundo a través de un lente monocromático, que sólo percibe un color, el nuestro, y juzgamos de acuerdo a ese color. Invertimos una terrible cantidad de tiempo y sobre todo energía en mostrarnos, en hacerle saber al mundo lo que pensamos, lo que estamos haciendo, lo que hemos logrado, hasta lo que estamos comiendo, esperando el aplauso social, el halago. ¿Pero acaso todo eso no será signo de inseguridad, de debilidad interior? No será que estamos temblando por dentro, y buscamos desesperadamente la aprobación, para disimular el vacío de una vida volcada hacia afuera? Quien se siente seguro de sí mismo no necesita invertir energía en demostrar nada a nadie. Su actitud mental va por otro carril. Claro está, todo esto puede ser válido para quien desee conscientemente hacer algún progreso en el camino del auto-conocimiento. Como diría Carl Jung: “Quien mira hacia afuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta.” Quizás de eso se trate la sinceridad. -A.V.

se s Cla das aliza n o pers

Absolutamente todo tiene que ver con la actitud interna que adoptemos. En el yoga, el progreso es siempre interno y nada tiene que ver con lo que sucede en el exterior. La mayoría de los yoguis

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hatha yoga El hatha yoga es el yoga más conocido y difundido en el mundo occidental. En esta parte del hemisferio, se suele asociar la palabra yoga directamente con el yoga físico. Lamentablemente a veces también ha sido mal interpretado, perdiendo su auténtico sentido, convirtiéndose en una mera serie de ejercicios de gimnasia o estiramiento. El hatha yoga es un método sistemático de ejercicios que incluyen los shatkarmas, asanas, pranayama, mudras y bandhas. Su práctica actúa sobre el complejo cuerpo-mente purificándolo, y otorgándole armonía y equilibrio. El término hatha significa la unión entre ha (sol) y tha (luna). El prana es conocido con el nombre de sol y el apana con el nombre de luna. El sol y la luna representan también la fuerza vital y la mental. Cuando estas dos fuerzas se unen y equilibran se despierta una tercer fuerza denominada kundalini (energía espiritual). El despertar de esta energía kundalini de manera progresiva lleva al estado de superconsciencia (samadhi). Dice Swami Sivananda que este yoga prepara al estudiante, purificando su energía vital y mental para la práctica del raja yoga, y es por lo tanto, un auxiliar de éste. En ese sentido, tanto el hatha como el raja yoga son inseparables. Son la contracara uno del otro.

A diferencia de los códigos morales y de auto-disciplina en los que hace hincapié el raja yoga de Patanjali, esta escuela sólo se limita a mencionarlos. Esto es así, porque entiende que es necesario purificar los distintos elementos corporales, antes de practicar meditación. Para la práctica de cierta disciplina moral (yama y niyama) es necesario poseer determinada cualidad mental, que no suele poseer el principiante. Por tal motivo, esta rama del yoga opta por trabajar con el cuerpo físico, procurando la purificación del sistema nervioso, las secreciones glandulares, y toda la actividad orgánica. También limpia los canales energéticos (nadis) armonizando las energías internas. El equilibrio físico que se produce con su práctica otorga relajación y ecuanimidad mental y emocional, desde donde yama y niyama surgen naturalmente. Las asanas pertenecen al cuerpo físico, dando firmeza al mismo y eliminando las dolencias corporales. Ayudan a mantener el cuerpo sano y fuerte, beneficiando sobretodo los órganos, aparatos y sistemas que conforman la estructura del cuerpo físico. Sin embargo, el efecto más valorado por los yoguis radica en el equilibrio energético que generan en el sistema de canales y centros energéticos (nadis y chacras), y en la tranquilidad que otorgan a la mente. Como bien dice Swami Digambarananda Saraswati, “las asanas no responden a la imagen espectacular y contorsionista que a veces se ha difundido en occidente. Las más simples y asequibles son ciertamente las que más beneficios otorgan. Algunas escuelas enfocan la práctica de las posturas como ejercicios gimnásticos despojados de interiorización, poniendo más énfasis en la forma que en el fondo. Esto es una clara deformación, ya que originalmente fueron diseñados para regular y armonizar las energías internas e integrar el cuerpo con la mente”. Quizás sea importante resaltar que el practicante no sufre la práctica, sino que la disfruta. Al concluir debe

“Hatha yoga no es la meta, es sólo un medio. Practica raja yoga una vez que hayas obtenido buena salud”. Swami Sivananda El hatha yoga original se desarrolló dentro de las antiguas escuelas tántricas de la India. Aproximadamente en el siglo VI de nuestra era, surgió como una reacción a los abusos que en nombre de la espiritualidad se cometían en algunos círculos tántricos. Por tal motivo se separó la practica del hatha del tantra, despojándola de sus componentes ritualísticos. Los textos más representativos aparecieron entre los siglos VI y XV y son los siguientes: Hatha Yoga Pradipika de Swatmarama. Goraksha Samitha de Gorakhnath. Gheranda Samhita de Gheranda. Shiva Samhita de Shankara. Hatharatnavali de Mahayogindra.

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sentirse tranquilo, sereno y armonizado. En esta práctica no debe existir espíritu de competición con los demás ni con uno mismo. La tradición yóguica afirma que existen ochenta mil posturas, siendo ochenta y cuatro las más importantes.

“No existe encadenamiento mayor que el que surge de Maia (ilusión), ni fuerza igual a la del Yoga, ni amigo que supere a Jnana, ni más grande enemigo que Ahamkara (egoísmo)”. -Gheranda Samhita

La práctica de pranayama implica una serie de técnicas respiratorias que incrementan la energía vital, limpian los canales energéticos y estimulan la circulación pránica. Inducen a un estado de serenidad mental y niveles profundos de consciencia. (para ampliar en el tema ver número 7 de febrero 2015 de esta misma revista).

en el cuerpo, dirigiéndola al canal principal, denominado sushumna nadi. El mismo está situado a lo largo de la columna vertebral y alimenta y activa los chacras. Estas bandhas se realizan en combinación con algunas asanas, pranayama y mudras. Y son muy importantes en la práctica de retención de la respiración.

Los shatkarmas son un conjunto de seis ejercicios de purificación corporal denominados Neti, Dhauti, Basti, Nauli, Kapalabathi y Tratak. Los tres primeros se ocupan de la purificación interna de la cabeza -fosas nasales–; la garganta, el tubo digestivo y el estómago; los intestinos y el aparato excretor. Los tres últimos además implican una purificación energética y mental. Kapalabathi es también considerado un ejercicio de pranayama. Algunos shatkarmas resultan hoy anticuados, ya que existen medios técnicos que permiten obtener los mismos resultados. El objetivo de estos ejercicios purificadores es equilibrar los tres doshas o humores del cuerpo, denominados en ayurveda: kapha (mucus) pitta (bilis) y vata (gas o aire). Algunos de estos shatkarmas sólo se practican cuando hay un desequilibrio en los doshas.

Los mudras son posturas, gestos o ejercicios específicos que dirigen la energía hacia los centros psíquicos, colaborando con el despertar de la energía espiritual (Kundalini). Inducen la estabilización emocional y la concentración. Algunos son simples mientras que otros son muy complejos e implican una combinación de asana, pranayama y bandhas. Tanto las bandhas como los mudras sólo deben ser practicados con regularidad, una vez que se haya alcanzado un nivel importante de purificación y bajo la supervisión de un yogui avanzado. De lo contrario podrían generar un desequilibrio energético, detonando en un desequilibrio emocional y mental, debido a la activación de energías muy poderosas. Por último cabe recordar lo mencionado al principio, y es que la finalidad principal del hatha yoga es preparar al aspirante para acceder a los estados del raja yoga (interiorización, concentración, meditación y samadhi).

Las bandhas (traducidas como llaves o cierres) se relacionan con la energía o prana. Consisten en tres tipos de contracciones físicas que afectan músculos, órganos, vasos sanguíneos, nervios, canales y centro psíquicos (nadis y chacras). Ejercen una influencia positiva sobre el aparato circulatorio, el sistema nervioso y el cerebro, pero su principal objetivo es evitar la pérdida de energía

Bibliografía: Hatha Yoga. Sri swami Sivananda. Ed. Kier. Health and Hatha Yoga. Sivananda. The divine life society. India. Claves del yoga. Swami Digambarananda Saraswati. Ed. Continente.

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Lo que vos tenés para Decir En este número especial del primer aniversario de la revista, pensamos ampliar esta sección, buscando escuchar diferentes voces de quienes desde distintos lugares expresan sus experiencias en relación al yoga. Y es que más allá de los aspectos teóricos que intentamos ofrecer, el valor de la propia experiencia es lo único que realmente cuenta. Gracias Natalia Lebas, Patricia Schembari, Gisela Fuertes y Cecilia Nazar, por compartir sus escritos. -Andrea Veselich

El cuerpo rememora A veces, vienen de lejos, los recuerdos como ensueños, escenas de la infancia en una película de agua. Fotos que se van revelando de manera aleatoria, en colores transparentes, intangibles. El ojo atraviesa esas imágenes, las ve, las lee. Va y viene, dentro y fuera, de un lado y el otro, parpadeando entre hologramas y espejos. Imágenes más o menos nitiditas que se suceden, unas tras otras y relatan breves historias o partes de ellas. Pero el Cuerpo, la piel, los huesos, recuerda de una manera menos narrativa. El Cuerpo conoce o desconoce. Sin tiempo. Sin transcurrir. Siempre es. Es memoria o miente olvido. En esfuerzo mental, uno puede nombrar, reescribir esa memoria corporal, pero no está en su naturaleza la palabra. Me veo de niña haciendo asanas. No sabía qué eran, ni cómo las hacía o deshacía, ni sus nombres, pero mi cuerpo entraba en intimidad en determinadas formas, me llevaba como en juego a “formas de estar”, de estar en el tiempo y en el espacio. Estar.

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Estaba allí por algún tiempo. Detenida pero en movimiento. Sin pregunta. De manera irracional, lúdica, inconsciente. Ahí y así. Sin darme cuenta. Ahora, cuando practico YOGA, siento en algunas asanas, esas de infancia, algo conocido, algo de entendimiento, algo en recuerdo corpóreo, en memoria sensorial, en percepción celular. Sin respuesta pero sí, dándome cuenta, que ahí y así, estuve presente. Una forma, una geometría corporal habitada por una memoria sin narración, sin cuento, sin texto ni pretexto. Que sólo esta. Permanece. Innombrable si quiere. Pero cierta. Y sólo yo lo sé. Mi cuerpo recuerda. Volver a habitar. Retornar al instante donde estuve. Sin tratar de atrapar sentidos, como significados, sin querer retener. Creer en el déjà vu, confiar. Volver al instante de aquello que no sé nombrar quizás porque no tiene nombre. Pero conozco, pero pertenezco, porque sucedió en mi alguna vez. Como aquella vez que nací, y sin preguntarme y sin decir, lloré, para respirar. El cuerpo, ya lo sabía. Lo memoraba. -Natalia Lebas


noticias y alguna foto de ella retozando en el jardín de Rupai pacha. Desde entonces tuvimos gatos y también al mudarnos quedaban en casas de amigos que los adoptaban amorosamente. Hasta que por pedido de mi hijo más chico llegó África. El encuentro con ella se planteó desde el comienzo como una sincronía alegre en la que nos integramos todos, incluyendo a la alumna que nos la presentó y se dedica a cuidar y rescatar animales. Se suceden, como en cualquier convivencia, distintas situaciones, sin embargo hay goce, sorpresas, pautas más claras y momentos compartidos con mayor conciencia, con un ser al que inicialmente percibía de una sola manera. Este relato de hogar va de la mano de mi práctica de yoga, a través de ella es posible observar aspectos de nuestra persona (algo que casi siempre es más fácil hacer en otros) y, sin apresurarse a emitir un juicio de valor, crecer en la comprensión y cohabitación con aquello -o con quien- nos causa inicialmente angustia, extrañeza. La filosofía yóguica habla de las causas de aflicción (kleshas) cuyas raíces son la ignorancia espiritual (avidya) el ego (asmita), el apego (raga), la aversión u odio (dvesa) y el apego a la vida -miedo a la muerte (abhinivesha). Y de swadhyaya: autoestudio o estudio del Sì mismo, esto es de nuestro ser superior. En palabras de Yogananda “el hombre juega en la vida como una pequeña criatura, pero su mente se fortalece a través de la lucha contra las enfermedades y las dificultades”. En la vida naturalmente cometemos errores, sin embargo es posible con la práctica (de asanas, mantras, meditación etc.) reflexionar y evitar que ello se convierta en hábito -aún si ya se hubiera instalado como tale intentar observar con ecuanimidad para fortalecer aquella tendencia que nos aleja de la verdadera esencia que somos. Namaste. -Patricia Schembari

De perros y gatos. Apego y aversión. Miraba a nuestra gata África. Una charla con mi hijo abrió una ventana hacia una realidad que construimos con la familia y amigos desde la experiencia y a través del tiempo; había compartido esto con alumnos pero sin reconstruir la secuencia que trae hasta lo que hoy es. Comentábamos algo acerca de la fobia, era una charla superficial hasta que él marcó una pausa para observar más profundamente: „Mami, ser fóbico no es muy yogui que digamos eh?‟ De chica era fóbica a los gatos. Era más bien heredada de mi mamá y lo cierto es que la sostuve como uno de tantos compromisos o lealtades que tenemos con los mayores, hasta que en algún momento comencé a preguntarme si realmente era posible relacionarse de otra forma con estos animales, de los que solamente escuchaba que eran más independientes y limpios (¿?). Aunque percibía su rechazo, mi incomodidad encontraba en ellos algo valioso, otras cualidades. Ya en la universidad llegó un gatito. Fue una convivencia dificultosa porque desconocía cómo cuidarlos y atender sus necesidades. Resultado el gato terminó por irse y seguí adelante sin detenerme a reflexionar nada, no podía ni sabía cómo y preferí olvidar, enviar lo sucedido debajo de la alfombra y listo. Al tiempo, viviendo en Río Gallegos, unos queridos amigos me regalaron una gata e intenté una nueva convivencia. A veces nos encontrábamos en el centro, a dos cuadras de casa y veníamos caminando por la vereda nevada y helada, comíamos y nos acurrucábamos al calorcito juntas. Cuando surgió la idea de venir a Trelew la gata quedó en la chacra de los mismos amigos que me la habían regalado y cada tanto recibía

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De mis experiencias con Mantras riencia o lo que sintió… En ese momento no dudé en contarlo. ¡Me sentía muy feliz por lo que había descubierto! Esa fue mi primera experiencia con Mantras, y si bien las que le siguieron fueron para mí increíbles, ésta tuvo su encanto especial por ser la primera.

Un día la señora de mi hermano me propuso acompañarla a recitar “Mantras” al Doradillo…. ¡Jaja! “Bueno -pensé para adentro-, voy, me tiro un rato en la arena y digo cantitos en voz alta con el mar a un lado y bajo el sol”. Enseguida le dije: “¡Dale, vamos!”. Luego me aclaró que era en un lugar cerrado y en posición yóguica sobre unas colchonetas, poniéndonos en círculo. Todo lo que yo había imaginado (sol, arena, mar) desapareció en un instante, pero como ya le había dado el sí decidí acompañarla de todos modos.

Sé que no a todos les pasa algo similar en las primeras prácticas, pero lo bueno es que hay personas con mayor constancia o paciencia que yo, y que seguramente terminan consiguiendo conectarse. Y sé que a mi me pasó el primer día porque Alguien, Algo, Dios, Supremo, o como lo llamo yo en éste momento el/un “TODO”, quiso me pasara porque de lo contrario seguramente no hubiese vuelto.

Fuimos, y me encontré en un saloncito muy cálido, y con una anfitriona llena de paz y una alegría interna sosegada e interesante, que salía a recibir y cruzar unas palabras con cada uno de sus invitados. Me sentí muy cómoda en el lugar ni bien estacionamos.

A esa primera experiencia se sumaron otras… me sentí dentro y parte de una manada de leones; me encontré en la India caminando descalza con una túnica blanca sobre la arena entre cientos de personas (también vestidas con túnicas) sentadas en posición yóguica; en otra oportunidad sentada frente a, calculo, un “yogui” con túnica naranja, y yo con la edad de unos 9 años, vestida con túnica blanca pero con muchos adornos coloridos y alegres, y era como si dialogáramos con la mirada y sonrisas.

Nos acomodamos en círculo, y luego de recitar un par de mantras varias veces, nos acostamos en unas colchonetas tapadas con unas mantitas, una música muy especial y rico olorcito a sahumerios. En un momento recuerdo que empecé a ver pupilas (en su mayoría de animales salvajes) que se alejaban y se acercaban a mi entrecejo como un embudo que se abría hacia adelante. Yo reconocía en ese momento automáticamente a cada especie animal por su pupila; no eran imágenes que yo intentara conscientemente identificar. En ese estado todo era muy claro, y no pensaba las cosas, “sólo” las vivía. Más adelante me enteré de que esa zona del entrecejo es llamada pantalla mental.

En todas las prácticas de Mantras a las que asistí, y que logré conectarme, el sentimiento vivido fue el mismo… “Paz”, “Unión”, “Alegría”, “Armonía”, “Amor”. Es por eso que cuando surge la posibilidad de ir no dudo en volver. -Gisela Fuertes

Luego tomamos un rico tecito (como lo hacemos siempre), y el que quería contaba su expe-

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ESCALA La felicidad es algo pequeño. Grandes, largas, brillantes, seguras son las palabras que la nombran o que defi-

poesia y mas…

nen su experiencia. En cambio la felicidad es diminuta, como el momento del descubrimiento. Un signo en la roca alejado de la civilización o bajo el microscopio, moviéndose en dirección contraria después de muchos años. Es la ínfima confirmación de inmensidad, la milimétrica existencia del amor. La felicidad es invisible. No es la distancia al mar ni su espuma. No es el fruto del esfuerzo ni un objeto para el deleite. No es la ceremonia de cristales y flores ni el descanso cuando todo salió bien. No se ve ni se escucha en el oído; no se manifiesta, no se encuentra, no va sobre las nubes a otras latitudes ni anhela un futuro mejor. No es el bosque ni el cofre ni la revelación de lo

En este segmento te invi tamos a compartir tus textos po éticos o narrativos, experiencias; en fin, un espacio para expresar a quello que surge natural mente de tu interi or.

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verdadero. Es la verdad. La felicidad se va del tiempo, está en la dimensión de la pequeña eternidad, como las manos de un bebé que le abren el camino una y otra vez en el espacio, en un océano de aire traslúcido, donde crecen de pronto imágenes, tamaños y sentidos, en una gota de existencia. -Cecilia Nazar

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AGENDA

Te veo y me veo en un cuadro sin marcos ¿Quién sos? ¿quién soy? ¿Qué línea invisible divide mi ser del tuyo? ¿Qué error nos creyó separados? ¿Qué estela en el mar marcó un surco perpetuo donde no hay tiempo, lo volvió roca y arrojó sobre nuestras almas una lápida que se cubrió de certezas? ¿Certezas? ¿Pero de qué podríamos estar seguros?

Shabda Brahman Yoga Durante el mes de julio no hay program a da s a c ti v ida d es e n el P a r q ue Ecológico el doradillo.

"La vida es vida. Sea un gato, un perro o un humano. No hay diferencia entre un gato y un humano. La idea de la diferencia es una idea humana para provecho del hombre." -Sri Aurobindo

Te veo y ya no sé cómo abrazarte, cómo disolver la roca, cómo planchar el mar para siempre. Para siempre.

"La verdad es el fundamento de la genuina espiritualidad, y el valor su alma." -Sri Aurobindo

-Andrea Veselich 25 de m A Y O 935

Ju lio 2015

Sesio nes semanales de

Y o ga N I d r a

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Técni ca de relajac ión profu nda a nivel fís ico, men tal y emociona l. Todos los viern es 20 hs. Multiespacio El Entusiasmo 25 de mayo 935 Info: 154007655 shabdabrahman.yoga@gmail.com

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Shabda Brahman Yoga Un espacio para reencontrarse con el Ser a través de la práctica del Hatha Yoga y Raja Yoga shabdabrahman.yoga@gmail.com 154007655 Pque. Ecol. EL Doradillo—Pto. Madryn

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