Periódico Liberarce julio-setiembre de 2012

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Julio - Setiembre de 2012

Los partidos tradicionales – Colorado y Blancoque nacieron en 1837, en los albores de la República Oriental del Uruguay, en encarnizada pelea por la propiedad de la tierra, que era pública en todo el norte del país, y el pago de la deuda a sus respectivos acreedores, con dineros del Estado, que financiaron esas guerras, e interesados también en esas tierras, se han solidarizado con el “Presidente” de Paraguay, Federico Franco, que se prestó al golpe contra el titular, Fernando Lugo. La posesión y concentración de la tierra, y el control del sistema bancario y del comercio exterior, fue el proceso de consolidación de las estructuras económicas en el siglo XIX, en alianza con Inglaterra que compraba los productos agropecuarios y nos vendía sus manufacturas e invertía en ferrocarriles, frigoríficos y comunicaciones. Ese papel , en el siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial, ha sido cumplido hasta el presente por Estados Unidos. Este rápido bosquejo es, con peculiaridades secundarias, es el panorama de los países periféricos frente a los países globalmente dominantes. El capitalismo creció a saltos, empezando por Gran Bretaña que, en el siglo XIX, después de la derrota de Napoleón, se convirtió en el “Sol” económico del planeta. Llamo oligarquías, a una minoría que entrelaza los

negocios del agro, el comercio exterior y la banca. En el Uruguay se opuso a la industrialización y a las políticas sociales que conlleva, impulsadas por el líder colorado, José Batlle y Ordóñez., en 1911 y al Consejo Nacional de Administración al que derrocó en 1933; en Argentina, se opuso a Hipólito Yrigoyen, al que derrocó, mediante un golpe militar en 1930 y en Brasil, derribó a Getulio Vargas en 1954. En todos estos golpes, tuvo como aliados a Gran Bretaña o a Estados Unidos, que se oponían –y se oponen- a la industrialización de estos países a quienes les reservaban solo el papel de proveedores de alimentos y materias primas del subsuelo. El Paraguay La historia de Paraguay es más dramática que la uruguaya porque tuvo el “pecado” de declararse independiente en 1811 y poner en marcha un proyecto económico destinado a alcanzar la autonomía en esta materia, prescindiendo de las industrias extranjeras. Fue el primero que tuvo ferrocarril y hornos de fundición de hierro. El autor de este proyecto fue Gaspar Rodríguez de Francia y sus continuadores, Carlos Antonio López y su hijo, Francisco Solano López (1862-1870). Este desafío era intolerable para Inglaterra que, junto con Bartolomé Mitre de Argentina y el Emperador Pedro II del Brasil –y la concurrencia “gratuita”, del dictador uruguayo, Venancio Flores-,

y que al final el gobierno no pudo llevar adelante y tiene que retroceder. Tal es así, que logramos esos seis puntos de reivindicación, que todo no se pueda implementar desde el Parlamento. El tema agrario siempre decimos que va a ser el punto de conflicto. Somos concientes que a partir de las contradicciones principales que tenemos, el latifundio, el minifundio, la tierra gastada, los pequeños productores; ahí es el centro de la lucha de clases en Paraguay. Esta acción de la derecha, la ultra derecha es justificada para a partir de esa realidad. Hoy el desafío es justamente articular a todas las fuerzas progresistas y plantear una resistencia en nuestro país y ya enganchar con todos los movimientos fraternos a prepararse para una lucha prolongada. Porque esto ya viene también como parte de una estrategia,

¡Repensalo Todo!! ¡Cambialo Todo!!

conformaron una “Triple Alianza”, en junio de 1964. (los ingleses se mantuvieron discretamente en las sombras pero financiaron con abundantes préstamos a los agresores y eran quienes tenían los hilos de la conspiración), para invadir y derrocar al “dictador que oprimía al pueblo p a r a g u a y o ” . (¿Contemporáneamente suena este pretexto, en otros lares del mundo?). El pueblo paraguayo resistió, cubriendo una de las páginas de heroísmo, quizás la más grande de América Latina, pero fue derrotado y su presidente asesinado. Las consecuencias de la guerra para el Paraguay fueron desastrosas: Quedó arrasado, perdió el 90% de la población masculina; sus industrias y comunicaciones destruidasAntes de la guerra no tenía deuda externa; después de la guerra debió recurrir a la banca londinense: perdió territorios en el este y en el oeste, que fueron apropiados por Brasil y Argentina, respectivamente. Las “reglas” económicas, establecidas por Inglaterra se impusieron y el nuevo ejército paraguayo se encargó, dictaduras militares mediante, de consolidar las nuevas estructuras enajenadas, accediendo a una parte del botín. En Uruguay, los créditos concedidos por el Banco Mauá a Venancio Glores para financiar su participación en la guerra contra el Paraguay, desbordó ampliamente los límites legales impuestos a la emisión, lo que condujo a la gran crisis bancaria de 1868, ante la imposibilidad de

de una nueva dominación del imperialismo norteamericano. Ya hay señales en Ecuador, en Bolivia, en Argentina inclusive. La derecha también se está articulando en estos países. Uno puede pensar que el imperialismo se fue a empantanar ahí en Asia, en los pueblos árabes, entonces ahora vuelve a mirar su patio trasero que siempre es América Latina y ya con otras condiciones políticas de gobiernos progresistas. Seguramente ellos van a pensar muchas estrategias para desarmar este proceso de cambios, algunos hacia un proyecto más socialista inclusive. Dentro de esos círculos de estrategia, nosotros decimos que Paraguay es el eslabón más débil de toda esta cadena de resistencia y de avance de los gobiernos. Entonces estamos obligados a defender nuestro espacio democrático, nuestra soberanía, porque el imperialismo norteamericano

convertir en oro sus billetes, de acuerdo a las normas del patrón oro. Esta crisis obligó al gobierno al curso forzoso de los billetes, ante la protesta de los hacendados y exportadores, situación que la resolvió Latorre en 1876 con la liquidación del Banco de Mauá y su papel de agente financiero del Estado por la banca británica. Hoy la mayoría de las grandes extensiones de tierra en el Paraguay son controladas por exponentes del Partido Colorado y de las multinacionales, y el ejército, controlado también por este Partido, es la garantía del status dominante. En el siglo pasado, solo la dictadura del general Alfredo Stroessner (que no fue la única), duró 35 años (195489). Fernando Lugo ha sido el primer presidente no proveniente de esa organización y, contando con un gran respaldo popular, con un ancla fuerte en los campesinos sin tierra, el que alcanzó la Presidencia en el 2008, obteniendo el 40% de los votos electorales. o-o-oDecíamos arriba, que los partidos representativos de la oligarquía uruguaya, que controla la tierra, junto con las multinacionales, así como la banca privada y el comercio exterior, ha puesto el grito en el cielo por la resolución del

tiene dos cuestiones importantes sobre Paraguay. Uno, que Paraguay se convierta en una base de operación para ellos por sus condiciones geopolíticas; y otro es que Paraguay tiene muchos recursos minerales, riquezas naturales que están prácticamente ya controlados y comprados por las empresas multinacionales norteamericanas. En este momento la política imperialista, multinacional, es la política extractivista. Sacar los recursos naturales, saquearlos en esa dirección. En ese sentido el tema del acuífero, el tema de la energía que Paraguay tiene suficientemente y sus recursos naturales. Va a dos direcciones, Paraguay puede convertirse en una base militar estadounidense para asediar a otros gobiernos, a otros estados y al mismo tiempo explotar esos recursos que ellos tienen como reserva en nuestro

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Mercosur y Unasur de suspender al gobierno paraguayo, separándolo transitoriamente de ambas organizaciones- hasta las elecciones del 21 de abril de 2013, instancia en que el pueblo paraguayo elegirá a un nuevo gobierno. Esgrimen airados que se ha violado el principio de “no intervención”, que es la piedra angular de la política exterior uruguaya. Al respecto, debo decir dos cosas: 1) No se ha violado el principio de “no intervención” y 2) Ninguno de los dos partidos el Colorado y el Blanco- tienen autoridad moral y política para esgrimir este argumento. Vayamos a la primera cuestión. El gobierno paraguayo, junto con los otros miembros del Mercosur y la Unasur, firmaron, en diciembre del año pasado, el Protocolo de Montevideo, Usuahia II, que en sus considerandos dice “que la plena vigencia de las instituciones democráticas y el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales son condiciones esenciales para la vigencia y evolución del proceso de integración entre las Partes”, “Reiterando el compromiso con la promoción, defensa y protección del orden

país. L: ¿Cómo podemos ayudarlos nosotros desde acá? ¿Se planteó alguna organización, alguna coordinación? B.B.: La idea que nosotros lanzamos a los compañeros de Argentina, de Bolivia y de Uruguay es armar un Frente por la Defensa de la Democracia en Paraguay y a su vez en cualquier país. Porque se puede inestabilizar esto en cualquier momento y en cualquier lugar, eso es lo que se nota con estas acciones que se están haciendo, y la importancia de la solidaridad activa. En este momento, yo creo que va a ser la clave para generar una resistencia regional y latinoamericana contra la intromisión de Estados Unidos principalmente en complicidad con la oligarquía local. L: Muchas gracias compañero.


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