Mula Blanca 18

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MULA BLANCA

# 18 | SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2016 | PUBLICACIÓN TRIMESTRAL

Prosa: Andrea Zanzotto (4) | Juan Carlos Onetti (43) Poesía: Roger Santivañez (9) | Juan Manuel Portillo (25) | Patrikios Titos (55) | Emilio J. Lafferranderie (71) | Lucas Costa (83) | Javier Taboada (91)



MULA BLANCA

# 18 | SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2016 | PUBLICACIÓN TRIMESTRAL

mulablanca.com DIRECCIÓN: José Luis Bobadilla EDICIÓN LITERATURA: Ricardo Cázares DISEÑO: Radjarani Torres REDES SOCIALES: Radjarani Torres DIRECCIÓN: Tamaulipas 153-C, Colonia Hipódromo Condesa, México, D.F., C.P. 06179.

N° de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del título: en trámite.


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EDITORIAL

Abbas Kiarostami murió en este año terrible. Para Mula Blanca su desaparición significa una pérdida importante. Se sabe que la poesía posee un enorme poder de transformación, aunque éste funciona en un tiempo de larga duración y no siempre de manera inmediata. La poesía sirve además como un faro en medio de la niebla. En tiempos donde la incertidumbre aumenta, poderse acompañar de la poesía, nos permite aterrizar en una zona de armonía que mitiga la ansiedad. Las películas, las fotografías y los poemas del director iraní, nos daban y seguirán dando eso. Son un ejemplo tremendo de que la claridad y la belleza son posibles si se trabaja con un entrega total. Los fotogramas que ilustran este número son apenas un pequeñísimo homenaje. Para Mula Blanca es un honor publicar también en este número poemas de los peruanos Roger Santiváñez y Emilio Lafferranderie, los mexicanos José Manuel Portillo y Javier Tabaoda y el chileno Lucas Costa, todos con propuestas que nos parecen amplían los márgenes de la poesía actual desde elementos y visiones muy diferenciadas, lo que por supuesto resulta enriquecedor. Junto con estos poemas aparecen otros de Patrikios Titos, un poeta griego poco conocido en México, presentado por el destacado poeta italiano Giuseppe Conde. Rescatamos además, algunas notas poco conocidas de Juan Carlos Onetti que nos parecen de suma relevancia en una época en donde la falta de reflexión con respecto a la escritura y la literatura escasean. Lo mismo consideramos del texto del gran poeta italiano Andrea Zanzotto sobre Paul Celan, quien nos permite ver que leer y escribir poemas es algo más que un divertimento. La poesía es una compañía, pero también, una exigencia recelosa. JLB


PARA CELAN Andrea Zanzotto Traducción del italiano de Juan Carlos Cano

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Para cualquiera, particularmente aquellos que escriben versos, el acercamiento a la poesía de Celan, aunque sea en traducciones o de manera parcial y fragmentaria, es inquietante. Él representa la culminación de aquello que parecía imposible: no sólo escribir poesía después de Auschwitz, sino escribir “dentro” de estas cenizas, llegar a otra poesía doblegando esta aniquilación absoluta a pesar de permanecer, de cierto modo, en la misma aniquilación. Celan atraviesa estos espacios insondables con una fuerza y una dulzura y una amargura sin duda incomparables: sin embargo, al avanzar a través de los obstáculos de lo imposible, crea una abundancia deslumbrante de invenciones que han influido decisivamente a la poesía de la segunda mitad del siglo XX, más allá incluso de la cultura europea, aunque también es cierto que son exclusivas, excluyentes, sideralmente inabarcables e imposibles de imitar. Esperan, exigen, impetuosamente, la puesta en crisis de toda hermenéutica. Celan, por otra parte, siempre estuvo consciente de que cuanto más avanzaba su lenguaje, más estaba destinado a no significar; el ser humano, para él, había dejado ya de existir. A pesar de que no falten en sus escritos los continuos arranques de nostalgia por otra historia, esta surge como el desarrollo de una negación feroz e insaciable: el lenguaje sabe que no puede reemplazar la deriva de la desestructuración para transformarla en otra cosa, para cambiarle el signo: pero al mismo tiempo, el lenguaje debe “asaltar” a la historia y algo más que la historia, debe, incluso sometiéndose a este mundo, “trascenderlo”, al menos para señalar sus horribles defectos. Si bien la poesía sigue siendo construcción, composición, incluso en estos momentos terminales en los cuales se le niega por todos lados, la historia, por su parte, ya no puede ser tolerada ni expresada, ni directa ni indirectamente, en su fuga multidireccional del sentido. Por tanto, Celan se expresa mediante un sistema de formas, un terremoto de formas, consciente de dirigirse hacia el mutismo (como él mismo lo dijo). Este mutismo es algo distinto al silencio, el cual también puede ser una forma de logro, el mutismo oculta y al mismo tiempo evidencia una especie de “brazo de hierro” en el cual una fuerza se deteriora con lentitud pero prevalece


inexorablemente. O debería prevalecer: pero en esto, derrumbarse en el mutismo y encontrarse necesitado a lo largo del mismo discurso de una suprema ebriedad de hallazgos, se halla la paradoja con la cual Celan se manifiesta. Él se adentra en los espacios de un decir que se enrarece cada vez más y al mismo tiempo adquiere una densidad monstruosa, como una “singularidad” de la física. Condensa y disecciona las palabras, crea numerosos neologismos explosivos, subvierte la sintaxis sin destruir una posible justificación fundamental, utiliza su sistema lingüístico, el alemán, hasta sus extremos más latentes: pero al mismo tiempo se da cuenta que estos trazos maravillosos, estas increíbles “fugas” y “punzadas” en escalas (musicales y no), estas geologías y dobles fondos cortados de improviso, parten hacia un algo que no es ni un inescrutable más allá de la lengua ni el retorno al lugar de nacimiento. No obstante, en cada movimiento del discurso de Celan se insinúa algo definitivo, lapidario, pero como si las lápidas fueran la metáfora tanto de una eternidad ausente como de una muerte que permaneciera “inquieta”, impune. Ya no hay nacimientos ni retornos verdaderamente redentores, ni hay Heimat por más anhelada, sobre todo en el sentido de fuertes referencias culturales, ya sea a lo largo de una línea en la tradición alemana que va de Hölderlin a Trakl, o por un profundo elemento judío asumido progresivamente y sufrido en su extraordinario y atroz destino. Entonces, el trabajo de Celan se puede llamar, en cada uno de sus momentos, un drama-acción forzosamente sacro (sobre todo en el sentido del sacer latino) en el cual la maldición permea a la bendición de cada inventum poético y humano. Y en su propia negación de la santidad que, en un clima de anulación, seguiría estando implícita, existe siempre para él algo sagrado y obligatorio, algo amenazante y encantador, cegador-hipnotizante; y que ha sido la total aceptación de un destino en el momento en el que, al final, parecía perder todo significado. Quedaban en la página los rastros de una fatiga enorme y un supremo don creativo y amoroso con una obsesiva auto-frustración, que sin embargo mantenía su fecundidad y que podía subdividirse en una serie de giros, en vetas radiales de surrealismo / irrealidad / sub-realidad, violencia sufrida y sedimentada en la página, en los estigmas de sus terribles acertijos, los escombros de la masacre innombrable. Existían otras posibilidades, otras posturas frente a problemas y situaciones análogos, a pesar de no ser de un imprescindible extremismo, que los numerosos e inspirados experimentalismos de nuestro tiempo ya

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habían intentado. Su premisa era considerar datos como aquellos de la experiencia celaniana casi dentro de una especie de esfera para invertir desde afuera, para desmantelar y mancillar (profanar), rompiéndola mediante la confrontación con una serie de comportamientos psíquicos y de códigos que le fueran profundamente ajenos, extraídos de cada campo del saber (o del no saber) actual. Se trataba, en cualquier caso, de desmantelar, de agredir desde el exterior esta “forma de mundo”, para aprovechar también las posibilidades más improbables de instaurar una distinta relación entre la historia y la poesía-palabra. Para Celan este era un problema que se le presentaba continuamente, un problema que percibía con claridad pero acerca del cual no podía no sentirse oscuramente impedido, no obstante sus conocimientos aniquilados, especialmente lingüísticos, y su capacidad de simbiosis ferviente con otros mundos poéticos y otras experiencias (bastaría recordar su encendida relación cómplice con el fantasma de Mandelstam). Pero, aun cuando su trabajo se hubiera desarrollado en estrecho contacto con las más variadas formas de experimentalismo, incluso con el más radical, fomentado por el hecho de haber elegido París como su hogar, él se sentía más en casa con su fidelidad encadenada a una Palabra que, además, constituía la materna / asesina lengua alemana. Su mirada y sus sentidos prensiles, sus páginas escalonadas o en oleadas donde la poesía “no se impone pero sí se expone” (la frase es suya), sus cuchillos de piedra de sacrificio mexicano, sus ataquesabandonos en las confrontaciones de la lengua, sus maquinaciones excesivas e inquietantes, están siempre condenadas a gravitar sobre una identidad “superior”, superior como vacío y superior porque no hay nada. Él permanecía siempre bajo la sombra de un verticalismo, como “en presencia de”, a diferencia de lo que podría haberle pasado a otros; pero, cualquier lugar que se le quiera dar, es verdad que ninguna poesía de nuestro tiempo ha igualado su riqueza. Es casi imposible seguir a Celan en las miles de estaciones de su calvario que florecía en seducciones infinitas, en bosques plenos de mordiscos y destellos de aglomeraciones glaciales, de objetualizaciones desfiguradas, de vegetalizaciones ambiguas, de una historia amordazada que a la vez explota en sentencias “paralelas”, en xenoglosias devastadoras. Pero una fuerza obstinada coagulaba cada fuga en torno al no-núcleo verticalístico, porque, en el fondo, aquello que nunca se termina en Celan es la violencia de un amor absoluto precisamente porque “carece de objeto”. Celan no podía escapar de esta


postura potente, pavorosamente monocorde, para entrar en aquellas otras que debieron parecerle juegos de doble sentido, no podía superarse (si no fuera por algo que valiera la pena) en ese deseo de llegar a una forma de grandeza, muchas veces desmentida, que se encontraba en “sus” tradiciones ya mencionadas, las de la línea “hölderliniana” y de la judía, especialmente jasídica, hasta “desaparecer” en la realidad, aunque él, desde el inicio, se había propuesto perseguir “la” realidad y se la había apropiado hasta llegar al último sacrificio de sí mismo. No queda más que escuchar para Celan, las palabras de Nelly Sachs: “Celan bendecido por Bach y por Hölderlin, bendecido por los Jasidim”, extrayendo razones para una verdadera y devota gratitud que debía tributarle todo nuestro siglo. Y que debería haber tributado cualquiera que, aún admirándolo y teniendo todas las virtudes para estar cerca de lo mejor de la cultura pública, lo sepultó en la más discordante discontinuidad de atenciones y discursos, lo hirió cometiendo quizá la peor de sus nada irrelevantes culpas: me refiero a Heidegger. En el poema celaniano titulado Todtnauberg (la localidad montañesa donde el filósofo solía retirarse y a donde Celan viajó en 1967 “con una esperanza, hoy, / la palabra por venir / desde el corazón / de un pensador”), pesa casi el sentido de una desilusión definitiva. Incluso si se conoce poco acerca de los particulares de la entrevista, en la cual presumiblemente fueron tema los problemas fundamentales de la poesía, Celan no podría no esperar escuchar del filósofo una abierta condena del genocidio o alguna muestra de remordimiento por su silencio al respecto. Pero no sucedió nada. Las bellísimas y misteriosas palabras de la poesía dejan ver a un Heidegger cerrado, casi al límite del autismo y a un Celan atrapado en un angustioso extravío. Queda el sentimiento de una escisión, de un chirrido, y casi de una última traición cometida por toda una cultura en perjuicio del poeta confiado e inocente que, en su escritura, se había atrevido a colocarse más allá de la desesperación absoluta, sin poderlo admitir y que acabó por perecer. Queda el sentimiento de una fractura en el corazón de la cultura alemana, en realidad, de Europa entera que, desgraciadamente aún hoy en día, en tiempos volcados hacia una nueva convivencia entre los hombres, proyecta todavía los rastros inconsumibles de una sombra.

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ASGARD & OTROS POEMAS Roger Santivañez

ASGARD

1 Había una fuente feliz en la plazuela Briznas que en la brisa bailaban Aromática asmática perseguía La sin razón angustiada de la noche Ejidos tejidos a la vera del río Pastoral de pastoras de cabras Abra andina ya baja desde Aypate Un canto celeste de chilalos Resplandece oscura la neblina Avanza turbia tarántula en la vía Vive la vasija de chicha loca La espesura a los costados llora

2 Había un níspero oloroso el color Plomo de Canchaque pinceladas De intimidad en el aire & veo La alacena de mi madre cómo Me gustaba su sonido que se Abran las mamparas hasta la Frontera nos vamos con Porfirio Los ganados de Poclús maraña

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De imágenes sobrevenidas las monturas Del caballo gringo de mi hermano Su galope hasta el invernadero Embadurnada miel de los recuerdos

3 Salen las losetas del piso De la sala brotan las memorias Extinguidas que aquí renacen La chiroca canta todavía Es un amarillo tan bonito su Plumaje ronda al mediodía & es guardada al fino atardecer Reclina bajo un manto dicha luz

4 [Poclús] A mi hermano Raúl

Lo recuerdo en su caballo Gringo Vibrante jinete bajo el poncho de aguacero & con los aperos de plata brillante 10

Baja del invernadero allí donde el Toro de lidia permanece & deambula En la verde explanada el caballo Tan blanco cabriolea su fineza mientras Raúl comenta la nobleza del soberbio Albor de su apostura cuando apura Al toro herido hacia la manga del


Corral mediodía de la sierra piurana Nunca volví pero ahora he vuelto En el poema

5 [Damozel] A su bikini perfectamente ajustado A sus senos & caderas lo exaltaba La terza licra oscura en contraste A la rosa blanca de su tez limana La negra cabellera rodando sobre Pezones & espalda brillaba azabache Su escote seguramente abrigó más Que el sol la frescura de las aguas Celestes de la límpida piscina Delicada forma de tu brazo doblado & en la palma las líneas de tu mano El destino común de nuestro ancestro

6 Nieva entre los pastos & la orilla Las aves dulzaínas huyen a otro mundo Son las más heladas horas desterradas Brotaban de las ondas del río Rayos luminosos llegando hasta Los verdes susurrantes desolados Cae la fina garúa del cielo de Lima

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He let him pa handon leofne fleogan hafoc wio paes holtes and to paere hilde stop [ Dejó que el querido halcón volara de su mano al bosque, y entró en la batalla] -Balada de Maldon-

8 La luz & el aire & el cielo solían Ser el pasto por fiebre recordando Luz otra vez textil inadvertido Belleza en agonía alzada do Quiera oculta radical el solo Cabellera pura del fresco chubasco Cara acaecida imagen vidriera En la memoria sombra se desliza Antifaz playa nocturna removida

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Caracoles cacerolas hubo risas En la sedada seda dada a dos Amantes furtivos congelados Suspiros estivales como ascienden Solitarias las fugas de la muerte Taciturna se sumergen ya Ceñidos mojadas fintas en


El mimbre bimembre alternan Relucientes ráfagas andinas

10 Horizonte almidonado en la fila Final bordea la marca serrana Enmielada canción de su lozana Postura nítida escondida yer Gue verdores en la nube diva De su son suele un silbo silbar Melodía no escuchada cuando La sombra de la noche afirma Balbucenado valses balvanera

11 El río de larga finura fragante Ausculta con tránsfuga acuática Dulzura la risa del aire demudada La otra zona del tiempo cercena La siesta del confín o de la prisa No el azul del deseo hacia la rosa 13

Transfigura su sonrisa en balanceo De senos adyacentes a la luz foránea Que brota de tu boca ensimismada

12 El calor cultiva los abismos


Donde asoma el río cobre su Pasar a solas brujerías Suspiros recogidos del rocío son El ocio más dulce de tu belleza dis Tendida & las flores desmedidas A tu paso se deleitan en tus Curvas ninfa entre nenúfares Alados al desvío de la muerte

13 Sigilosa oscuridad esférica sinuosa Erótica te acercabas dulzura Oscilando inmóvil marina sonreiste Azucarado soplo en el tobogán Que con su swing alivia tu ninfo Manía de sopearte sin causa & Tenerte sin rumbo como las hojas Volantes del otoño susurrante En la anunciada primavera aquí está.

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VESSICA PISCIS 1 Cintura resolana de la tarde Acostada alcoba cuya espuma Se eleva solitarios senos con Vertidos a las olas de la luz solar Vessica piscis devorada por Arrecha luna dominio mareado De fresca rosa se llena el verano Se lleva la calma en las bisagras El sonido del aire suena sinuoso

2 & en el rumbo perlado del orfebre Misiquilla que riza una sola risa Cree oscuro su diamantino fulgor Nylon & encaje frutos del deseo Recupera demente su pasiĂłn parada Iza cornucopia ilustra mi cuaderna VĂ­a acecha el fagot la flama azul Nacida en los estanques repletos de Flores dispersas acaban muertas

3 Como siempre ansiosa baila mora Por las tardes donde canta el petirrojo Un sentimiento se afina en desquiciar

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Paisajes abrumados por estrellas de mar Resplandecen ciervos heridos en las leves Audacias deprimidas sin la nimia pausa Que la voz necesita cocida al corazón Helado en el urdimbre que en el mimbre Bruñido semeja pubis ajenos a los rayos

4 Que del cielo se abren escasos Cirrus abrigados por el sol de invierno Aislado en el arrayán de su hornacina Inasible mediodía publica a su manera Los ancestros del poema & el sosegado Sonambulismo de los humos exquisitos Blanden las blandas bondies al contagio De infinito aroma niquelado por los nardos Recogidos a la luz de los aros de Satuco

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BARMOS Algarrobos verdes algarrobos Removidos por el viento & sus hojas sus ramas Se ladean a ritmo incierto

1 Sueño sin soñar sueña la soña soñada en el bosque De Santa Isabel cabras comiendo papel camino A los ejidos & los mugidos de las vacas resuenan En la tarde moribunda abunda la soledad pica Los huecos de la iguana corretada en la arena Hirviendo antes todavía tibia al fresco del Desierto sacrificio tentativo o estirpe de la brisa Eco en el silencio bautizado por nuevos labios Fluyen chispas de la plancha entrañable cons Tela callada donde aprieta la mojada esquina Las aves nocturnas descubren barandales pál Pitos para escuchar la extinción del parpadeo Hálito sobrevive en la espuma del picapedrero Al volver del bosque visto ocasión mortal Dársena de angustia carente de piel puro Interior visceral en ayunas varias lunas Nulas nublan el pellejo Vallejo eran Buenos polvos respirados en el remanso Del Amor

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2 Gente a favor de la llegada fugaz Carros luces colgados al filo del mar Tus hombros hermosos voltean viajan En lo endeble de la noche Valencia Que se aleja en la cercanía de la Rinconada grabando su exhibición Detenida entre los pájaros encendidos Deambulan por los huecos escritos Frontis hablador de la floresta divina Predestinado aguacero alivia el olor Cuando cabe sonora frescura atizar Aguzada dormida en que se esconde Enigmas despertados son los dados En que respira plácida cacería De ariscas novatas durante el Desprevenido avance acuerda Llamaradas remos contra la corriente Faces humosas en la cristalina Inminencia de tus formas frases Deslizadas umbelas donde lluvia Fue franja bordeada por solitas 18

Retazos del bagazo chorrean aún Incesante dulzura distraida dic Tamina delta de rumores calmados Membranas de miembros amados


3 Las flores cerradas volverán a abrirse pronto Caminemos por la planicie fresco de rosas ter Za rima filtra la brisa de la orilla pagana Ahora te recuerdo ataviada de blanco Abriendo la reja de tu jardín delantero Eras caricia del aire delicia traslucida Aun en la noche regabas tus rosas Había ardor en tus suspendidos brazos sos Teniendo el surtidor a la sombra de Tu misma rosa ansia cóncava o perfume Que viene de tus piernas centradas con Cha constelada en nocturno cielo de Estrellas azulejos lejos absorta en la Adoración de ti misma dejando soñar Por esta poesía disuelve la silueta De antigua soledad florecida en la Pupila inalcanzable exaspera el deseo En el remoto Rímac mimarte calatita Márgenes incontinentes cardíaco tiempo Arakné esponjosa concebida en la dis Tancia cuya fragancia zozobra mi inquietud Al filo de tu curva la dulzura desta flor

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Totoras recordadas flotando en el oleaje Convencen la sonora cimbreante estrella De las aguas tiernas con sus gotas secuaces Delicia del viento que cubre los cre Púsculos dorados cuyo cielo acerca Serenas sirenas silbando por las crestas Espumas divinas de la Venus chola Cifrando en sus brazos cetrinos el Trino de las aves marinas más Finas afinan su fineza & pluamje Memoria prístina del lejano país Playa exhibida por la arena Caliente donde un amor se tiende En el deseo convierte la canción Por la orilla pura humedecida

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DISCURSO DEL CRISTAL AGUDO [Homenaje a Gerardo Deniz In memoriam] 1 Mar nacarado azúcar oscuro Entre una canción canto puro Aguas azules espumas de sol Rada en silenciosa luz la brisa Cálido sonido con sino destino Callada Aspasia ciela tu cielo Por el hielo que camina la nieve Leve iluminación portátil africa Humo circula ronda redonda Amanecida en la dulzura ca Liente de los murmullos dorados Palabra que se dice climática Noche azulada en la invisible Frescura sutura la herida Tan querida por Amors afin Se borran las nubes solitas Acordes del cordio soñado En la concordia infinita Nocturna risueña alicia El alisio sinuoso frutillar

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2 Follaje acerca lenguaje a la Volada del ave que canta Inmóvil mojada fisura azul Oscura calma obsedida se cierra En la arena besos salpicados so Bre arrecifes dormidos frecuentes Soles afinan la canción ciprés Que arrulla estas cabuyas so Lícitas asidas a la luz pri Mera en alcanzar amaneceres Volteados nebulosos sin recuerdo Alisios albados por surtidores Apasionantes imposibles gélidos Nos reducen risas rizomáticas A la reverberación pusilánime Soy memoria de tiempo finito Extraña serena rítmica afir Mado yucún rompe rodilla

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Vuelve vuelta oblícua sesga Abarca solitaria dimensión Que se eleva & se recrea


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ESTUDIOS Juan Manuel Portillo

estrecho camino de los ojos percibo claramente las líneas de mi mano las de la madera que toca mi mano: nudos el suave golpeteo contra la mesa contra la ventana (vaivén óseo o aéreo) más allá, sólo la fe ese voceo que insiste

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(estudio de pronunciación) urdimbre ante mis ojos: un muro y delgadez de cielos y un lustre de caballos que se extiende en campos de pastar pero el muro primero, como red y luego los caballos, la estampa yo escribo de este lado, yo busco prolongar hilvano, pasto también y mis praderas tienen un tono que parece alejarse pero es mentira, acércate y verás otros dibujos, hendiduras, y un tejido que sigue como puede y una aguja finísima de pronunciación

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(otros cuervos para Karen) contra el idioma / contra la casa / contra el cielo violáceo / contra el anillo familiar que acecha / grazno / yo grazno / yo grazno con los cuervos contra los cuervos contra los ojos / contra el paisaje / contra el cielo violáceo / contra el horario familiar que acecha / grazno / yo grazno / yo grazno con los cuervos contra los cuervos contra funciones / contra paredes / contra el cielo violáceo / contra el escudo familiar que acecha grazno / yo grazno contra el cielo violáceo que ya casi no es cielo / contra el horario contra el anillo contra el escudo familiar / contra el graznido que me acecha y quiere que me sume a su coro funesto contra el cielo violáceo / la música obsesiva de un chelo / y el alboroto de unas niñas contra el cielo de promesas cumplidas opongo un solo graznido que lo raja 27

* sobre una partitura de Karen Sunabacka


(estudio de posición) ¿cuántos pies de altura? decir azul sería nombrar en vano para quien tiene los pies bien puestos en la tierra los cadáveres tienen los pies bien puestos en la tierra con firmeza de piedra o de raíz decir muralla que proteja la piedra y la raíz o reino decir cielo sería cavar más hondo

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(ready made / reciclable) llevo meses poniendo una botella sobre otra -lo que cuido lo que construyo monumento fuente le llamo -lo que bebo lo que uso nadie me ve al cabo y si me vieran les dirĂ­a que juego al idiota o a cualquiera otra infancia hay algo mĂĄgico en la orina de un enfermo un brillo como de oro

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(autorretrato / estudio) hablo de mĂ­ como hablo de una escena vista al sesgo hablo del montaje de un dĂ­a sobre otro o de un rostro: vago como figura vaga que se aproxima o de un hueco

* sobre una fotografĂ­a de Alfredo Carrillo

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(estudio de fotografía / triángulo con niña) el misterio del triángulo, lo que no es triángulo vértice uno: la niña en posición de foto con cristal dos: búsquese la distancia en que los ojos del vértice anterior se cierran vértice tres: con los ojos cerrados figurar el triángulo, concebirlo como pura idea olvidar el triángulo queda la pureza

*sobre una fotografía de Mónica Nepote

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(estudio de perspectiva) primer plano: un atril detrĂĄs, una ventana la ventana pintada de paisajes de museo cambiantes (visita no planeada, paisaje no planeado de museo visita no planeada, paisaje no planeado de museo: serie no planeada de paisaje intocable no planeada intocable no planeada 32

serie de museo no planeada intocable hay una mĂşsica que espera no planeada


intocable espera espera no planeada intocable serie no planeada espera serie espera no planeada serie no planeada planeada no planeada intocable intocable) cuando el aire se vicia deslizar la ventana: no a la música de los pájaros no a los pájaros deslizar: la silueta del pájaro que borraste de niño detrás de ti: planea (a veces plena como sombra) planea a plena luz del día 33


(estudio cromático) función del cielo: pintarse de colores de cielo de animales de cielo de ilusiones visibles en el cielo ópticas pintarse de celeste entonces todo cabe en su arco: alas disparos al aire la metáfora del arco cabe también ahora se tensa, arco en tu pupila pintada de cielo: iris

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(stockhausen / estudios) 1 con música de fondo, maestro templa tu ira dirígela como un enjambre de hélices como lejano ruido de langostas libérala 2 aullido secular de violines fanfarria que nadie se mueva como estrella fugaz la obra maestra pasa pasa la torre de marfil

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(estudio cromático / gris) todo el peso de otoño sobre tu cabeza en una imagen: cielo de plomo otra imagen: cualquier cosa que apunte hacia tu cielo desde aquí por ejemplo: un proyectil la secuencia de la nota blanca a la negra un proyectil: el desplome del cielo cada día que te callas por ejemplo

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(negro / negro) hablar a estas alturas de la luz es un oficio de tinieblas que hablen de la luz los sepultureros que la ven irse pero hablar -a estas mismas alturasdel otro lado de la luz es tambiĂŠn un oficio de tinieblas dĂ­a y noche de la luz hay oficios comunes, menos tenebrosos de los que no se habla oficios se parece a ofidios, sobre todo cuando oscurece y salen de sus piedras y salen de sus cuevas sibilinas, sibilantes

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motores, luces, ÂżdĂłnde? justo en la noche -por obvia, por obscena exhibir la miseria de todo corazĂłn: misericordia

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(estudio sobre una frase de vallejo) salida del deseo: otro deseo no la claridad no la bóveda abierta y respirable se llama vislumbre se llama brillo se llama joya hurtada al pulso clima más extremo no habitaré calma más extrema por bloques encendidos, por tizones atravesada: ¿sientes el frío de puente que se eleva?

* “quien sabe se va a ti” 39


ajuste de frase: como empalme ajuste de boca o mano, justo donde se ignora quiĂŠn lo dice: lo digo ahora: esta boca es mĂ­a.

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LA LITERATURA: IDA Y VUELTA Juan Carlos Onetti

Creo que toda la gente tiene una zona de pureza. A veces, se le murió para siempre. A veces, misteriosamente, renace. La gran mayoría de nuestros escritores trata de alcanzar el triunfo. Y a esto se llega de manera incidental y nunca deliberada. Si alcanzamos el éxito nunca seremos artistas plenamente. El destino del artista es vivir una vida imperfecta: el triunfo, como un episodio; el fracaso, como verdadero y supremo fin. Amigos y mujeres siempre son útiles en el sentido noble de la palabra, y amistad y amor constituyen siempre una larga serie de incomprensiones. De chico era muy mentiroso y hacía literatura oral con los amigos: cuentos de casas hechizadas, gente que no existía y yo contaba que había visto. Escribo desde niño. Y para nadie. Por lo que recuerdo —el recuerdo más íntimo— a los 13 o 14 años, a raíz de un ataque de Knut Hamsun que me dio. Escribí muchos cuentos a la Knut Hamsun. Lo había descubierto por entonces. Era muy niño cuando descubrí que la gente se moría. Eso no lo he olvidado nunca; siempre está presente en mí. 43

No creo que un hombre llegue a saber que le importa una determinada cosa en especial. Los objetos y los objetivos importantes van surgiendo a través de la vida misma. Yo escribo por ataques: a veces me paso meses y meses, y no se me ocurre nada. Pero siempre sé que va a volver, que siempre volverá. Y vuelve: en el momento más inesperado el tema llega y lo domina a uno. Cuando uno se pone a buscar el tema, como hacen algunos que no quisiera nombrar,


pensando que está bien escribir esto y mal esto otro, entonces uno no es un artista. Podría ser un correcto escritor, pero no un artista. Creo que existe una profunda desolación a partir de la ausencia de Dios. El hombre debe crearse ficciones religiosas. El hombre debe vivir actos religiosos (debo aclarar que no me refiero exclusivamente a la vivencia de un templo). La pérdida del sentido a causa del alcohol, o a causa de estar escribiendo casi obsesivamente o el momento en que se hace el amor son hechos religiosos. La vida religiosa —en el sentido más amplio— es la forma que uno quiere darle a la vida. No desciende una musa del cielo, pero podría decir que al escribir sucede lo mismo que cuando uno se enamora. De pronto uno necesita escribir. Uno se enamora y no sabe por qué. No podría decir que los personajes me dominen a mí, pero sí existe una interrelación. Yo no tendría interés de escribir si supiera de antemano lo que va a pasar en mis obras. Nunca me ha importado la crítica ni ha influido en mi obra. Creo que ésta es el producto de mí mismo y aunque reconociera que el crítico tiene razón no podría cambiarla. Los errores, en este sentido, son como la cara que tengo. No se pueden cambiar.

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No me siento un escritor. Sí, en todo caso, un lector apasionado, capaz de conversar y discutir horas y horas sobre un libro. Pero ajeno. Y cuando uno escribe tampoco se siente un escritor, porque se está trabajando en la inconsciencia y lo único que importa es escribir. Porque hay tres cosas que a mí me han sucedido, me suceden, que tienen similitud: una dulce borrachera bien graduada, hacer el amor, ponerme a escribir. Y no se trata de fugas, sino de momentos en que la inconsciencia fluye con increíble intensidad, como no fluye con el resto de las cosas; momentos en que uno participa con todo y abre lo inconsciente, como diría Freud. Aunque se sabe, en general, lo que va a pasar con cada una de esas tres situaciones, en realidad no se sabe lo que va a pasar. Las cosas suceden, simplemente. Cuando uno va a hacer el amor, no se pone a pensar previamente en la técnica que aplicará. Uno va y lo hace y las cosas pasan. Lo mismo al escribir. Uno se sienta con un sentimiento pero, a partir de ahí, lo que pasa


es otra historia. No es la técnica. El que pretende dirigirse a la humanidad o es un tramposo o está equivocado. La pretendida comunicación se cumple o no; el autor no es responsable, ella se da o no por añadidura. El que quiera enviar un mensaje —como se ha reiterado ya tantas veces— que encargue esta tarea a una mensajería. Escribir bien no es algo que el auténtico escritor se propone. Le es tan inevitable como su cara y su conducta. Además, si la literatura es un arte, En busca del tiempo perdido importa más que todo lo que se ha escrito en Hispanoamérica desde hace un siglo y medio. Acepto la posibilidad de estar equivocado, y si alguien puede citar un título o un autor que neutralice o destruya esta opinión, bienvenido sea, siempre que me resulte convincente. En caso contrario, yo no me pondría a llorar como Murena, y si fuera un joven escritor me alegraría de tener la oportunidad de hacer en América lo que hasta ahora no se ha hecho. Ya dije mucho y varias veces que escribir es un acto de amor. Y sin eufemismo. Sólo la pereza me ha impedido escribir más o mejor. Mi obra sería infinitamente más amplia y rica si yo me sintiera capaz de someterme a una disciplina. Pero no puedo. La paz es necesaria para el escritor... Es malo estar angustiado por lo que pasa cada día. Escribir en estas circunstancias puede ser peligroso en cuanto lleva a dos posturas: o cruzarse de brazos y romper la pluma, o caer en el panfleto. Es una defensa pasiva o activa. En México, en un congreso de escritores donde estuve hace poco, me enfermaba cada vez que me decían “maestro Onetti”. ¿Maestro de qué? Es idiótico. Lo de maestro parece perfecto aplicado a un individuo que quiere adoctrinar o hacer didáctica, como Bernard Shaw. Sartre también trabaja de maestro. Pero yo no. Jamás me interesó adoctrinar. Si hasta en El Quijote —que estoy releyendo por milésima vez— me revientan esos parrafitos didascálicos que a veces preceden

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los capítulos. Para mí, escribir es como un vicio, una manía. Me hace feliz escribir, me siento desdichado cuando no. Hay tantas leyendas sobre Onetti. Hay gente, pero gente macanuda, buenos lectores, inteligentes, que dicen que mi literatura es pornográfica. Y desafío al que tenga coraje para hacerlo a que lea todos mis libros para ver si encuentra algo de pornografía. Pero la leyenda sigue. Qué sé yo por qué... Lo más importante que tengo sobre mis libros es una sensación de sinceridad. De haber sido siempre Onetti. De no haber usado nunca ningún truco, como hacen los porteños, o hacían cuando había plata y se lustraban los zapatos dos veces al día. O esa manía de grandeza de los porteños, que siempre hablan de millones. Tengo la sensación de no haberme estafado a mí mismo ni a nadie, nunca. Todas las debilidades que se pueden encontrar en mis libros son debilidades mías y son auténticas debilidades. En novela, el personaje es el hombre dentro de su circunstancia. Las ediciones que ahora se hacen de El Quijote no son las que escribió Cervantes; lo mismo pasa con Shakespeare. Pero, ¿por qué nos siguen importando? Tengo miedo a que la gente se pierda en ese juego, en eso que dicen los franceses, de que los personajes son objetos. Hay un tipo de escritor que ya perdió el amor a la vida. Y la novela es amor a la vida, curiosidad por situaciones y personajes.

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Nunca escribí para pocos o para muchos; siempre escribí para mí, dulce vicio que no castiga el Código Penal. Quemé dos novelas y media; escribí largos capítulos sabiendo que estaban de más en la novela de turno y que tendría que suprimirlos. Pero me gustaban. En mi caso el lector no es imprescindible. Sin embargo, pienso que es forzosa la existencia de escritores inéditos, que desean, ambicionan lectores y críticos. No por vanidad, no en todos los casos por eso, sino por una necesidad psíquica de medirse y ser medidos. Necesidad comparable a la del adolescente en el terreno del amor. Yo viví en Buenos Aires muchos años, la experiencia de Buenos Aires está presente en todas mis obras, de alguna manera; pero mucho más que


Buenos Aires, está presente Montevideo, la melancolía de Montevideo. Por eso fabriqué a Santa María. el pueblecito que aparece en El astillero: fruto de la nostalgia de mi ciudad. Más allá de mis libros no hay Santa María. Si Santa María existiera es seguro que haría allí lo mismo que hago hoy. Pero, naturalmente, inventaría una ciudad llamada Montevideo. Viví en Buenos Aires durante toda la dictadura legal de Perón. Mi confrontación personal y lírica: esto no podría pasar en Uruguay. Por supuesto, los porteños son más superficiales; quiero decir, siempre se están interpretando a sí mismos. Un doctor porteño se viste y actúa, siempre, como supone que debe actuar un doctor; lo mismo un mozo de café o un boletero de cine. Los uruguayos andamos por más adentro. Una vez tuve que hacer un viaje a provincias, y descubrí a los entrerrianos. Ésos son los uruguayos de la Argentina. Muy parecidos a nosotros, dedicados menos a lo aparente y a lo formal que a las cosas que corren por debajo. Me acuerdo de un cubano marxista, Paul Lafargue, y de un libro suyo: El derecho a la pereza. Ignoro si Lafargue y su libro integran el Índex moscovita. No, importa: pero al tipo no le faltaba razón. Si escribir significara para mí un trabajo: ninguna línea, ningún día. Todos coinciden en que mi obra no es más que un largo, empecinado, a veces inexplicable plagio de Faulkner. Tal vez el amor se parezca a esto. Por otra parte, he comprobado que esta clasificación es cómoda y alivia. Así como el hombre, ante circunstancias diversas asume posiciones diversas y maneras de solucionar sus conflictos también diversos, de la misma manera ocurre con la literatura. El escritor debe enfrentarse a cada tema nuevo de una manera nueva. No podía trabajar Los adioses de la misma manera que trabajé Juntacadáveres. El tratamiento es siempre otro ante cada nueva creación. “El infierno tan temido” ocurrió, realmente, en Montevideo. La anécdota me fue contada por Luis Batlle Berres, a quien continué queriendo y admirando. Me advirtió que yo carecía de la pureza necesaria para transformarla en un relato.

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El astillero no fue una profecía, ni tampoco un juego en el campito ilimitado de la futurología. Se trataba de la sensación de que algo hedía muy fuerte, no sólo en Uruguay o en Dinamarca. Hoy, el olor aumenta. Es indudable que los embalsamadores llegará puntuales y que la hedentina será disimulada durante un tiempo. “Un sueño realizado” nació de un sueño; “vi” a la mujer en la vereda, esperando el paso de un coche; “supe” que también ella estaba soñando. Prefiero La vida breve. Es la que tiene más pretensiones de profundidad y la que rinde más derechos de autor. Me siento bien ante los grandes poetas. Los demás no me importan. No hay términos medios en la poesía. Es muy curioso lo que sucede ahora con los escritores latinoamericanos. El noventa por ciento de los que interesan son de izquierda y hay que suponer que abogan por una mayor comunicación entre escritor y lector; sin embargo, con ese absurdo abuso de las técnicas están haciendo —o hay peligro de que hagan— una literatura de incomunicación. Por el camino de la exageración técnica se llega a una incomunicación y pienso que el escritor debe fundamentalmente comunicarse con el resto de los hombres. De lo contrario su obra pierde el verdadero sentido. Yo no sé quién me va a leer y cuando escribo no pienso en quién me lea. Creo que sería un error terrible del escritor tener presente al lector en el momento de escribir. 48

El que me interesa es el lector desconocido. El que misteriosamente me envía una carta. El escritor está sometido a su compromiso esencial con la condición humana: sólo que yo creo que el mensaje se tiene adentro, y sale. Ahí está Balzac, por ejemplo, pintando una sociedad entera y quizás jamás se propuso hacerlo: lo hizo, simplemente. El medio influye sobre el escritor sin que el escritor pueda siquiera darse cuenta de ello: cada cual lleva al medio dentro de sí. En el sur de Estados Unidos, por ejemplo, el medio


ha de haber influido como en un proceso de ósmosis sobre los escritores. Faulkner, Caldwell, McCullers no se pueden haber confabulado todos para mentirnos. Esa atmósfera sureña de sexo y violencia está alrededor de ellos y en ellos mismos. La literatura jamás debe ser “comprometida”. Simplemente debe ser buena literatura. La mía sólo está comprometida conmigo mismo. Que no me guste que exista la pobreza es un problema aparte. No creo —y esto lo digo categóricamente— que el lenguaje sea un personaje dentro de la novela. Pienso que es un instrumento que cada escritor utiliza y renueva según su creación se lo exija, pero en ningún momento como personaje. Los personajes de una novela son los hombres y todo cuanto los mueve es sencillamente la vida. El artefacto lenguaje no puede estar por encima de la vida misma y de los hombres como protagonistas de una novela o un cuento. No me interesan los novelistas como Robbe-Grillet. Creo que ellos trabajan la literatura como una disciplina de laboratorio y en un sentido totalmente intelectual tratando de hacer una novela objetiva, casi fotográfica. Lo curioso está en que por esa vía de un supuesto objetivismo tan sólo han llegado a un casi completo subjetivismo. Han hecho de la técnica lo más importante y es necesario tener claro que la técnica es tan sólo un instrumento del cual debe hacerse el mejor uso, sin llegar a convertirlo en el asunto central de la creación. Algunos creen que Europa está terminada y que, por esa razón, los europeos miran hacia aquí, para renovarse. Macanas. A los europeos les gusta el colorido tipo Asturias, pero a lo que es universal, como Cortázar, no le dan calce. Como si ese campo se lo reservaran sólo para ellos. En Europa hay períodos de muerte y resurrección. Eso es todo con Europa. Ahora parece atravesar un período de decadencia. O de exceso de intelectualismo. La técnica ante todo, como procura Robbe-Grillet. Para mí, la novela debe ser integral, una obra de arte o no. La literatura se termina. Pero, ¿empieza otra o no? ¿Y cómo empieza? Me da miedo cuando dicen “el lenguaje subjetivo”. Todo es subjetivo en literatura, desde el punto de vista del que la hace. Pero la historia es

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organizar el caos subjetivo y ese que nos rodea, volverlos comprensibles. Hay muchos que hace periodismo en la literatura. Que me perdonen, pero será que no pueden hacer otra cosa. Entonces se quieren defender con técnicas. La renovación técnica es importante, pero no puede desligarse del contenido... Joyce fue revolucionario en su Ulises porque su libro no podía haberse escrito de otra forma. Aquello era una renovación sincera, y no lo que hacen los escritores que se limitan a utilizar nuevas técnicas sin que éstas respondan al contenido. Conversando con García Márquez, éste me decía que la gran tragedia del cine para el escritor es ver ya filmado todo cuanto ha escrito, por cuanto nunca lo que queda en las imágenes cinematográficas es igual a lo que el guionista ha pensado. Como dijo alguien cuyo nombre lamento no recordar, los escritores se dividen en dos grandes categorías: los que quieren llegar a ser escritores y los que quieren escribir. Basta leer algunas de sus páginas para clasificarlos sin error. A los primeros les aconsejaría apurarse porque según mi amigo lord Keynes —uno de los estilistas que más admiro— un boom se caracteriza por su breve duración relativa. Los segundos no necesitan ningún consejo.

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El boom debe ser discriminatorio. Si partimos de la base de que es un fenómeno bien organizado por revistas y editoriales, creo que forzosamente se va a tender a prestigiar a determinados autores. Esto es muy evidente en Buenos Aires. Se nota la facilidad con la que se elige a fulano de tal como el más grande novelista de América. Y fulano de tal puede ser un desconocido. Lo imponen, venden sus libros y luego lo dejan caer. La gente termina desilusionada, pero no sabe si el tipo fue malo desde un principio. Pasado el boom, los pacientes jurados de numerosos concurso idos y por venir se encontraron y se encontrarán con cientos de obras cuyos autores no tienen nada que decir y se aferran a estériles juegos de estilo, a la confusión (que siempre debe aceptarse como profundidad y


no incapacidad), a bobadas comparables con la poesía tipográfica, la deslumbrante y tan novedosa invención del culteranismo. También está y sigue siendo nuestro amigo dada. Con la diferencia de que los dadaístas hace medio siglo no se tomaban en serio y se hubieran indignado si un pobre burgués lo hiciera. Claro está que los trepadores todavía no son burgueses. Cuando se dio el boom yo ya había escrito mucho y era conocido. Por eso digo que no tengo nada que ver (con él). El boom me arrastró a mí y lo hicieron los jóvenes. Los escritores se agrupan en generaciones para ayudarse ellos mismos. Después organizan las mafias. No creo que exista una narrativa latinoamericana como tal. Más bien me inclino a creer en la existencia de varios escritores aislados. No creo que exista una “americanidad” como un punto común entre los escritores latinoamericanos. Miren el Uruguay: es un país chato sin montes importantes, sin bosques. Soy de la opinión que la riqueza de García Márquez y Vargas Llosa, por ejemplo, procede en parte de la selva, el clima, la topografía de sus países. Proust es autor de una de las obras en prosa más poéticas que conozco. Hay que cuidar, eso sí, que el novelista no sea deliberadamente poético. Creo que la poetización deliberada lejos de ser un hecho positivo es indigna. La novela muere. Roberto Arlt es el último tipo que escribió novela contemporánea en el Río de la Plata, el único que me da la sensación del genio. Si me ponen entre la espada y la pared para que señale una sola obra de arte de Arlt, fracaso. No la hay. No existe. Tal vez por un problema de incultura, pero Arly no conseguía expresarse, nunca logró una obra organizada. Como dijo un amigo de él: “Roberto Arlt era Dostoievski traducido al lunfardo”. Un lindo libro que yo alguna vez quise escribir sobre él, al final no lo escribí pero personalmente lo hice. Cuando yo era secretario de redacción de Reuter en Buenos Aires y visitaba a los clientes, uno de ellos era el diario El Mundo. Y allí lo conocí a Arlt, que, por último, no digo que se suicidó,

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pero algo así; andaba mal del corazón y el médico le dijo que no comiera ni tomara mucho, que no hiciera mucho esfuerzo, y él, la segunda vez que lo vio el médico, se hizo los diez pisos hasta el consultorio a pie y le dijo: “¿Vio que no me pasó nada al cuore?”. Era un desafío. Bueno: el libro que yo quería hacer era de testimonios de quienes lo conocieron: las diferentes interpretaciones de la gente sobre un mismo acto de Roberto Arlt. Algunos opinaban que una actitud suya demostraba que era angélico; la misma actitud, para otros, probaba que era un farsante; y había quienes aseguraban que, con esa actitud, Arlt había sacado patente de hijo de puta. Yo no sé si era angélico, farsante o hijo de puta, posiblemente las tres cosas a la vez. Era un loco. Pero ahora es tarde para hacer ese libro, muchos testigos se murieron. Sé que la novela fue desahuciada muchas veces y desde hace muchos años. Pero hay gente, todavía, que siente placer en contar historias y otras que son felices leyéndolas. Pienso que cuando se dice y escribe que “la novela es un género condenado a morir” lo que se afirma en el fondo, es la evolución de la novelística. Lo que ocurre normalmente a medida que generación va y generación viene.

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De LE PAROLE NUDE Patrikios Titos Traducción del italiano de Alain Briseño Trejo

Homenaje al poeta resistente Giuseppe Conte Nunca como en este momento histórico, sobre todo en Europa, ha sido tan justo confiarle a la poesía funciones de “resistencia”: contra el primado de la economía y de las finanzas globalizadas, contra su diseño para gobernar la vida de las masas, de aturdirlas, empobrecerlas para el beneficio de unos pocos, y de asesinar para siempre lo auténtico, lo humano, lo maravilloso; la poesía asume la responsabilidad de mantener vivo en el lenguaje todo aquello que la barbarie de los tiempos, la violencia de la historia, quisiera borrar. Si de resistencia se trata, Titos Patrikios, decano de la poesía griega en la antología editada por Gallimard Les poeètes de la Méditerranée, ocupa un lugar de relevancia extraordinaria. Un lugar que finalmente también la cultura italiana se dispone a reconocerle. Patrikios atravesó todos los horrores de la historia. Nacido en 1928, combatió contra la invasión nazi de Grecia y después contra la dictadura de los coroneles. Resistir para él fue sobretodo militancia, sufrimiento, confinamiento, carcel, exilio. Combatir fue un destino como leemos en su poema titulado Generaciones, que Inicia con la imagen de una plaza donde no hubieron siempre “sillas alineadas en fila frente a los cafés”, sino encuentros con los tanques, muertos con la mitad del cráneo machacado, ríos de personas desfilando: “Todos combatimos ayer / todos compartimos hoy”, escribe lapidario el poeta. Partiendo de todo este dolor podía y tenía el derecho de no levantarse más. Pero Titos Patrikios tiene de su lado la fuerza de una tradición inmensa como la de la poesía griega y neogriega, tiene de su lado la fidelidad a una lengua que está en los orígenes de todo aquello que llamamos civilización. Por lo mismo, no se rinde ante la ideología, la sociología, la protesta. Vuela mucho más alto. La poesía es para él una fuerza que reconvierte sus experiencias terribles en momentos de reflexión sobre lo humano y, como siempre, —esto es algo que no puede faltar en los verdaderos poetas—, en canto, en lírica

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pura. Así el sol que sale detrás de los guardias de la cárcel “vistiendo un pijama sucio por el hospedaje”, ha adquirido a los ojos del poeta, “las costumbres de los detenidos”: entre la fuente de la luz y el sufrimiento humano se entrevé un puente misterioso y perturbador. El momento en el cual se encienden las luces de las ventanas, desde siempre uno de los más inquietantes para la imaginación metropolitana, inspira al poeta versos casi como los de Maiakovski (de quien además Patrikios es traductor): ”Una ventana se pone la dentadura / tuerce un poco el mentón, luego finge reír”. La obsesiva secuencia de ventanas que el texto describe, una de un burdel, diez de dormitorios, cien de hospitales, “mil de la prisión”, aquellas que proyectan “sombras de cruces”: no se podía aludir mejor que con esta hipérbole a un universo dominado por la realidad concentracionaria, por la pesadilla, por el terror. Titos Patrikios, sin embargo, sabe que nada está terminado. Queda el cuerpo, quedan los besos, queda la poesía. En un texto programático y bellísimo, titulado La otra versión nos muestra primero el rostro denso y nihilista de quien niega a que otra poesía sea aún posible, tras toda aquella que ya ha sido escrita. Y después, espectacularmente, la mirada valiente y bendita, — agrego yo—, de quien afirma lo contrario: “No queda mucho / para nueva poesía / y aunque se haya dicho todo / por miles de poetas / desde hace miles de años hasta ahora / perdura aquello que queda de la vida / para cada uno de nosotros / imperdible e inefable”. La poesía, nos recuerda este poeta verdaderamente democrático, para quien democracia es también belleza compartida, pasión carnal, como en el fondo para todos los que amamos a Walt Whitman, la poesía no está en el Parnaso: nos viene a encontrar en bicicleta, en moto, en auto, llega como una amazona, como una méndiga andrajosa, una pornstar, una directora de reformatorio, no importa, pero es ella y nos visita, generosa, escandalosa, exigente, en una montaña rusa de sensaciones hasta revelarnos la verdad: “Qué ella le pertenece a todos”. A menudo sucede que los verdaderos poetas de vocación social sean también grandes, grandísimos poetas de amor, —y pienso en Pablo Neruda, Nazim Hikmet, y Yannis Ritsos—. Patrikios pertenece a esta familia. Su texto titulado Alabo el cuerpo es de una arrolladora energía acompañada de una perfecta armonía compositiva. La alabanza toca todos los aspectos en los cuales carnalidad y espiritualidad coinciden, nos muestra un “cuerpo de mujer que solícito o indolente se mueve”, o un cuerpo de un casado, encorvado por la fatiga cotidiana, la belleza deslumbrante y amorosa de un rostro


(nada podía decírnoslo lo mejor que un verso que nos habla de una “nariz diminuta como proa de goleta”), pero también el rostro excavado por las arrugas espinosas de la vejez y del sufrimiento. Las manos que escriben y componen están cercanas a aquellas que “gravemente” trabajan y a las que “empuñan armas por la libertad”, pero una vez establecido que la libertad prometida no termine por producir nueva esclavitud, como demasiado a menudo sucede en la historia. Al final el poeta nos devela el objeto verdadero de sus alabanzas: “alabo el cuerpo absoluto, el cuerpo de todos”. La corporalidad misma del ser, su verdad, su fraternidad, su amor, en los cuales el ser humano resiste contra los fantasmas de la nada con el medio más pobre, antiguo, eterno, que es la poesía. Por todo esto yo que pertenezco a una generación posterior y que he siempre combatido en el nombre de valores afines, honro al resistente Patrikos y le agradezco.

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Le parole nude Le parole nude mostrano le ossa in un ordine diverso. Anatomia delle cose quotidiane consumate dal fuoco e dal sudore.

Finestre

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Una finestra si mette la dentiera storce un po’ il mento, poi finge di ridere. Una finestra di bordello, rovesciano più addietro i catini coi mozziconi, i preservativi usati. Dieci finestre del dormitorio popolare svuotano nell’aria cieca effluvi di corpi. Cento finestre di ospedali, di asili per pazzi in agguato per la loro preda nella notte. Mille finestre della prigione che proiettano ombre di croci fuori di un tritacarne che mancina anni di uomini. Finestre tracomatose di scuole da ballo finestre ubriache dall’alito di vino e di musica che chine per strada vomitano. In questa città le finestre mi inseguono come gli occhi degli informatori


Las palabras desnudas Las palabras desnudas muestran los huesos en un orden distinto. Anatomía de las cosas cotidianas consumidas por el fuego y por el sudor.

Ventanas Una ventana se pone la dentadura tuerce un poco el mentón, luego finge reír. Una ventana de burdel, ahí voltean hace tiempo las palanganas con las colillas, los preservativos usados. Diez ventanas del dormitorio popular vacían en el aire ciego efluvios de cuerpos. Cien ventanas de hospitales, de asilos para lunáticos esperan para emboscar a su presa de la noche. Mil ventanas de la prisión que proyectan sombras de cruces fuera de un molino de carne que machaca años de hombres. Ventanas lechosas de escuela de baile ventanas ebrias por el aliento del vino y de la música que dobladas sobre la calle vomitan. En esta ciudad las ventanas me persiguen como los ojos de los informantes.

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La carne La mia carne senza fine duole alle percosse senza soste gioisce alle carezze Ancora nulla ha imparato.

Metamorfosi Come finisce senza rumori ogni giorno un brano della’amore si muta in ghiaccio un brano del corpo si muta in morte. Parigi, gennaio 1960.

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La carne Mi carne sin fin duele en los latidos sin pausas goza en las caricias AĂşn nada ha aprendido.

Metamorfosis Como termina sin ruido cada dĂ­a un fragmento del amor se muda en hielo un fragmento del cuerpo se muda en muerte. ParĂ­s, enero 1960.

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Lodo il corpo I Lodo il corpo che si erge come gambo corpo di donna che solerte o indolente si muove che finanche in inverno fiorisce che muta le cellule morenti in frescura di una carne rosea, che dà i suoi imperativi per desideri eterni per l’amplesso e la fusione con un altro corpo. Lodo anche il corpo spossato della donna quello incurvato della fatica di ogni giorno quello rimpicciolito, dagli umori asciutti il corpo minacciato dall’immobilità quello impaurito dall’età, la malattia che pur sapendo di finire sconfitto dalla morte non si arrende senza condizioni al disfaciamento.

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IV Lodo il volto quando la sua bellezza che abbaglia Il volto con i capelli indomiti, elettrizzati le ciglia che accendono e spengono la luce il naso minuto come prua di caicco la perfetta geometria delle labbra con il mento la bocca che nell’amore stilla acqua di rose e parole. Lodo gli occhi che riflettono due sconfinati mari imprevedibili. Lodo anche il volto quando la bellezza lo abbandona o impaurita si cela nel profondo degli occhi il volto scavato le rughe spinose con lo sguardo fittile, asciutto, le palpebre come bolle vuote


Alabo el cuerpo I Alabo el cuerpo que se yergue como tallo cuerpo de mujer que solícito o indolente se mueve que incluso en invierno florece que muta las células moribundas en la frescura de una carne rosada, que da sus imperativos por deseos eternos de abrazo y de fusión con otro cuerpo. Alabo también el cuerpo de la mujer casada ese cuerpo encorvado por la fatiga cotidiana encogido por los humores secos ese cuerpo amenazado por la inmovilidad asustado por la edad, la enfermedad que aún sabiendo que terminará vaciado por la muerte no se rinde sin condiciones a la descomposición. IV Alabo el rostro cuando su belleza te deslumbra el rostro con los cabellos indómitos, electrizados las pestañas que encienden y apagan la luz la nariz diminuta como proa de goleta la perfecta geometría de los labios con el mentón la boca que en el amor destila agua de rosas y palabras Alabo los ojos que reflejan dos interminables mares imprevisibles. Alabo también el rostro cuando la belleza lo abandona o asustada se calla en lo profundo de los ojos el rostro excavado por arrugas espinosas con la mirada arcillosa, seca, los párpados como burbujas vacías

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le sopracciglia come campi senza mietitura, il labbro superiore lanoso le verruche sul naso in basso, sul mento. Lodo il volto fasciato da un’ombra cinerea. V Lodo le mani che danno forma alla materia che scrivono sulla carta, alla macchina per scrivere, al computer che restando in silenzio sanno parlare, le mani d’argento che stringono accarezzando salutano per sempre le mani che prendono ogni sudiciume rimanendo innocenti che sollevano bimbi, malati, feriti. Lodo le dita che sfiorano e strumenti e donano musica. Lodo le mani che gravemente lavorano, quelle ruvide masticate delle macchine, insanguinate dagli attrezzi spossate dai lavori domestici le dita con le unghie incrinate, sbucciate. lodo le mani che impugnano armi per la libertà ora però soltanto dopo avere esaminato ed accertato che la libertà che esse promettono non è una nuova schiavitù.

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VII Lodo il corpo che modella la mia coscienza che custodisce in un nascondiglio ciò che genera sensazioni, pensieri, la mia parola. Il corpo che quando svanirà vivrà nella mie parole quello che generò per me anche la parola tempo perché senza il corpo umano tempo non esiste e se pure esiste non ha mai un senso. Lodo il corpo che mi regge, cui non sono venuto a noia che non mi ha scrollato di dosso il corpo che qualunque cosa gli faccia


las cejas como campos sin cosecha, el labio superior lanoso las verrugas sobre la nariz abajo, sobre el mentón. Alabo el rostro ceñido por una sombra cenicienta. V Alabo las manos que dan forma a la materia que escriben sobre el papel, en la máquina de escribir, en la computadora que permaneciendo en silencio saben hablar, las manos de plata que aprietan, acarician, saludan para siempre las manos que toman cualquier suciedad permaneciendo inocentes que sostienen niños, enfermos, heridos. Alabo los dedos que rozan los instrumentos y regalan la música. Alabo las manos que gravemente trabajan, ásperas masticadas por las máquinas, ensangrentadas por las herramientas casadas con las labores domésticas los dedos con las uñas agrietadas, peladas. Alabo las manos que empuñan armas por la libertad después de haber examinado y establecido que la libertad que prometen no sea una nueva esclavitud.

VII Alabo el cuerpo que modela mi conciencia que custodia en un escondite lo que lo elude que genera sensaciones, pensamientos, mi palabra. El cuerpo que al desvanecerse vivirá en mis palabras el que generó también para mí la palabra tiempo porque no existe el tiempo sin el cuerpo humano o aún cuando existiera no tendría nunca sentido. Alabo el cuerpo que me gobierna, del que no me he hartado y que no me ha expulsado de su regazo el cuerpo que pese a todo

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mi porta intorno, mi muove, mi tiene in piedi. Lodo il corpo assoluto, il corpo di tutti, il mio che mi avvolge mi tiene stretto in un abbraccio quello che cui insieme un giorno giungeremo alla fine. Luglio, 2010.

Debito

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Da tanta morte che sopraggiunse e giunge ancora, guerre, esecuzioni, processi, morte e altra morte infermità, fame, incidenti dovuti al caso, nemici e amici assassinati da sicari, un logorio sistematico e necrologi già pronti è come se la vita che vivo mi fosse stata regalata. Dono della fortuna, se non furto della vita altrui, perché il proiettile cui sfuggii non andò smarrito ma colpí il corpo di un altro che si trovò al mio posto. Così come dono immeritato mi fu data la vita è tutto il tempo che mi resta come sei morti me l’avessero elargito per raccontare di loro. Novembre 1957


me lleva, mueve, me sostiene. Alabo el cuerpo absoluto, el cuerpo de todos, mi cuerpo que me envuelve, que me estrecha en un abrazo aquel con el cual juntos un día alcanzaremos el fin. Julio, 2010

Deuda Por tanta muerte que sobrevino y llega aún, guerras, ejecuciones, procesos, muerte y otra muerte enfermedad, hambre, accidentes debidos a esto, enemigos y amigos asesinados por sicarios, un desgaste sistemático y obituarios ya listos, es como si la vida que vivo me hubiera sido regalada. Regalo de la fortuna, si no robo vida ajena, porque el proyectil del que escapé no se equivocó sino que golpeó el cuerpo de otro que se encontró en mi lugar. Así como regalo inmerecido me fue dada la vida y todo el tiempo que me resta algo que los muertos me extendieron para que hablara sobre ellos. Noviembre, 1957

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L’altro ritorno I morti mai fanno ritorno ma anche i vivi che non tornano diventano ormai come morti. A volte li riportiamo indietro con la memoria per vederli com’erano quando per l’ultima volta li incontrammo per ritrovare anche solo per un istante ciò che vivemmo assieme a loro per rassicurarci soprattutto di non averli uccisi noi.

La porta dei leoni

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I leoni erano scomparsi da anni neppure uno se ne trovava in tutta la Grecia o forse uno solo, solitario, braccato da qualche parte si era nascosto nel Peloponneso senza che minacciasse più nessuno finché Eracle non uscisse anche quello. Tuttavia il ricordo dei leoni non smise mai di incutere terrore terrore incuteva la loro immagine su stemmi e scudi, terrore il loro emblema sui monumenti delle battaglie, terrore la loro figura in rilievo sull’architrave pietroso della porta. Terrore sempre incute il nostro greve passato, terrore la narrazione di tutto quel che accade incisa via via nella scritta sull’architrave della porta che ogni giorno attraversiamo.


El otro retorno Los muertos jamás vuelven pero también los vivos que no retornan eventualmente son como los muertos. A veces los traemos de vuelta con la memoria para mirarlos como eran cuando por última vez los encontramos para volver a sentir incluso por un instante lo que vivimos junto a ellos para reafirmarnos sobre todo que no los hemos asesinado nosotros.

La puerta de los leones Los leones habían desaparecido desde hace años no se encontraba uno en toda Grecia o quizá sólo uno, solitario, acorralado que desde de alguna parte, escondido en el Peloponeso sin que amenazara más a nadie hasta que Heracles no lo asesinó también a él. Aún así el recuerdo de los leones no cesó jamás de inspirar terror terror inspira su imagen sobre blasones y escudos, terror su emblema sobre los monumentos de las batallas, terror su figura de relieve sobre el arquitrabe de piedra de la puerta. Terror inspira siempre nuestro pasado grave, terror la narración de todo aquello que sucede grabado lejos lejos en la escritura sobre el arquitrabe de la puerta que cada día atravesamos.

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10 POEMAS Emilio J. Lafferranderie

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mapas de vientos sedentarios la estructura del llano las cosas riéndose sin exigir nada siempre hubo exactamente eso hablas privadas de señas prácticas perfectas de inanición el ejercicio de no suponer epígrafes ni prescribir comparaciones una serie entonces expuesta decir el mínimo de un poblado hacer de un segmento el único volumen

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algo de las puntas algo del nivel de una reserva nubes descartadas del espacio buenos pasajes en tiempo muerto adherencias encima de lo exterior reiterar una latitud asumir reposos y blancos verbales un pie dominando la espera una cifra en respuesta al gesto

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son envíos no imitados marcas felices de atenuarse habitaciones por fraccionar aspectos de un mismo lapso el objetivo es una tipografía pensar casos de un sueño discreto por todas partes por una función menos la boca decreciente la falta de iniciativa de cualquier signo

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el suelo destaca siempre sobre el ojo hace de las variaciones una unidad el suelo y el desgaste por ver de cerca el aprecio del pie a la exposición de la luz

no se desprende un esquema ahí no se convierte en alegoría es una regla en términos sonoros un hábito por fin neutralizado aplicaciones de un rasgo sobre una hoja

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pasa por cancelar la mayoría de veces administrar un límite y una física temprana la supresión y un fonema inerte la línea sujeta a una vocal pasa por inhibir una consigna sin ofrecer piezas ni valor de cambio nada se libra por compensaciones el mutismo comparable al mediodía el atado en una pausa semejante

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menos temas menos decorados para el jardĂ­n las deformaciones llegan literales la tĂŠcnica suelda el proceso y desarrolla un estado de espera la inacciĂłn viene dada asĂ­ de una deficiencia de base de un muro opuesto a maniobrar

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la cantidad de observaciones necesarias para delimitar un intervalo sin aciertos inmediatos sin llevar consigo una velocidad atributos reducidos a materia obras desplazadas a inflexiones es acรก donde se asienta la prueba fijar un sitio de tramos rectos una caja multiplicando un cierre

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indiferentes la superficie el juego la adherencia visual a la tĂŠcnica el fallo constante durante la jornada piensa decepciones y forma una pausa en palabras atadas halla lugares funcionales en cada campo parece un color el impedimento igual el retiro lo bastante equilibrado

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nĂşmeros para hacer lo que sigue vientos en distribuciĂłn aleatoria el clima no adaptado a la saciedad los presupuestos cara ciego usos las situaciones de las cosas arriba acuerdos para justificar un tramo nombres para hacer el dĂ­a aparte

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un organismo en la variante migración las estaciones las pobrezas cromáticas la poca soberanía de las palabras la autoridad respecto a lo inerte en un escenario por suceder un ritmo coaccionado por su réplica se inhibe de forma ejemplar nichos y cuerdas exhaustas hoyos lisos en cada sitio pendiente

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REMANENTE Lucas Costa

cuando lo espero nada se mueve exacto casi siempre pienso en el miedo material que se reubica en escalas poder verlo con manchas en poros sus vetas y la quietud irónica de voltios la oscuridad no da lecciones el yeso hace de ruido tren bala fallas de origen la circunferencia de siete segundos con regla de impulso medir la fundación gestos involuntarios dentro del barro aunque no exista necesito de ella para romper este esquema casi una dicha se descalabra la precisión por el pasillo el gas filtrado en actos de intemperie nitrógeno áspero abastecimos lo impensable la fila de botellas reseca la cara y la bondad literal desde adentro mi papá vino al albergue a la orilla de un río terminal al correr en un camino que parecía no tener seguro o deuda si de una la palabra inundación

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al instante ese en que se abre una grieta esa imagen disuelta tragas las aspirinas según los vasos plumavit donde se expende el café de los negocios esa noche vi cómo por ellos se perdía el agua las rocas el musgo o el ripio sorteas en caso de ser cascote o derribo casi tu y yo a raudales estas definiciones vigas de repuesto en efecto de rechazo generado mis reuniones sin cerveza sería menos inepta sin justificar la forma irriga paz a borbotones quién dijo que mezclaras esos recortes puestos como puentes de realidad denuncia o coraje no me hables arriba de un cuartel seis bomberos las fronteras de los pactos jardines infantiles según reportes de la onemi el mensaje a responder sin señal la conexión una corriente de jibias muertas la sangre aprende con el murmullo bajo tierra tienes pensamientos y en mí está hacer el borrador del coma al movimiento deja un dejo más allá de lo que supone por eso valen las ondas la curva sobre nivel y los cables hemorragia o cascabeles una casa natal que no se ve mucho de lo que hablamos levantarla otra vez da sólo para un muro


las venas subterráneas del decir entonces cuando haya luz dile y se aparece la idea machacarla hasta que brote si revelas la trama se corta no reside en quince segundos iguales a 25 mil estructuras las cosas asentadas como ciencia terrestre emergencias que exigen una exterioridad en la piel vivir tiempo prestado formar parte no es lo que sentimos estoy seguro de las hormigas la claridad del asfalto lo ilumina trizas de esta lámpara megatones de energía una luna amarillenta la botan las repisas en charcos crujen nuestros pasos el barro no permite el movimiento toneladas por pulgada la presión una fracción pregúntale al rescatista me contaron que una yegua saltó más de dos la gente de sus tejas series de unidades rígidas en las máquinas de hospital allá afuera patrones las cabezas cubiertas por frazadas comulga el camarógrafo y la mira graniza escampa ladra un perro sale la luna nada se estremece la intuición a rastras desenfocada y el horizonte interrupciones del flujo una obra muy tranquila sobrepuesta de brisa residuo el conjunto la gente una costa que se arma marasmo no hubo caso las últimas noches del verano en cama

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fagocita el mar en un recuerdo de dónde sacas temas para conversar lo falso tierra firme el vértigo deja lo que ha de ser perdura aún límites expandidos mientras más se piensan entre los tonos cerrados la forma laxa de un bostezo termina finalmente en mejunje no es tan duro convengamos la apariencia de tensar un líquido esparcido tu segunda naturaleza hasta una mente en blanco la resonancia pureza en las basuras barricadas de rabia rompen y corretean las palabras bruñidas abundancia privación tras la pared no sentirse parte de ninguna parte el raspaje irriga un húmero pliegues suaves de tierra la noria culminante el momento propicio aire seco y abrasador cómo trasciende el mar desaguado un cielo la pobreza manantial servir en los estuarios mientras corre ni el agua es su solución salina horada material resiste sin soporte en una transferencia de información un celaje todavía más prístino radiación manto fusión replicada


remanente se traspapela repercute su plano en la estructura hexagonal la tensión de superficie depende crecido a golpes un modo u efecto dominó condiciones climáticas óptimas cántico de siervo en sus troncos idénticos crepita la silla mecedora un campo un sotobosque o una selva templada toda una genealogía crispaduras y escamas en el sentido práctico dejar intacto me dicen solos en un ambiente nos sentimos variables con rapidez prismas huecos las distancias más visibles que las vitales por momentos capto partículas maniobra de obras no coagulan caudal compacto espeso palabras ásperas al tacto hablamos de suavidad el brillo de la salmuera un vaivén que adiestra sin ponerle oído ayuda a mantener ciertas ideas a flote decretar desierto con sólo decirlo de un fémur a una flauta granito en la cadencia

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esporas el prisma del rocío todo tiene su distancia el amparo a los ojos cuando miras a los ojos los huesos de caballos de carrera pliego piélagos y pieles la insipidez desecha pide cama de dónde sacar a la ralea el bruxismo en la ropa intacta del difunto lo mismo con ciertas plantas o arquitecturas simbiosis silvestre que vibre un saxo espesura nódulo astilla trémulo inventario una versión blanqueada de su proceso varias bitácoras queriendo entrar porque algo pasa una vez pude manejarlo con cierta actitud hacerle señas y pedirle de buena forma que volviera el día correcto marta ugarte sobre la arena en los vilos soporta el tono los sonidos cubiertos en presencia la manera en que hacemos lo posible por perdurar a nuestra mejor foto la carcasa cuando el cuero se arruga ¿se puede volver atrás? piedra de tope la feca de las ballenas oxigena el mar solución alcalina constitución los recuerdos láser o estetoscopios funcional o tasas de suicidio los conceptos carcomidos mercancías frutos secos el relieve en tu seno


no nace si no creyeras su canto y apareamiento templo derruido no orillable una seĂąal sin orientarnos pero templo me hace falta solfeo a contracorriente una esperanza puesta a secar la importancia del derrumbe el apenas perceptible tĂ­mpano los dones del agua con el fervor para el bautismo de los fragmentos sobre la infinita paciencia de la luz

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De NACENCIA Javier Taboada

(7) en el sueño hay una cima donde un leopardo o fantasma de montaña bestia de mil ojos de mil ferretes circulares como ojos en la carne cruza una tormenta. salta. se lanza convulsionando el mundo. la piedra tiembla bajo la capa densa de su pelaje. en sus zarpas se descubre una mancha más una gota negra. sangre de una cierva pequeña. la herida en su cuello no es fatal un juego de vahos tan cálidamente sentido que bien pudiera ser su propia madre. un parto inverso.

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dientes adentro la arrastra hacia una cueva. afuera arrecia un torbellino donde la nieve se ha puesto de puntitas y confunde el cielo con la tierra. cada copo que cae es un universo. nadie lo ha visto y sin rugir te mira. en la punta de su cola termina el tiempo.

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(28) ternura por fin abierta desnuda sus líneas un árbol fijo inmóvil de ramas como venas rotas. mira tu mano. el dado que ha caído revela sus rostros amigos y cuerpos que amarás caminos sin construir que ya fueron poblados. avanzamos hasta la hora exacta de la muerte. la vida se despliega en un segundo un rápido movimiento de los ojos. tu madre el ave que vimos luz del sol.

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el sol también se anegará sumergido en una negrura espesa. el espasmo de la pupila finalmente apagada. Emilio la muerte es lo único cierto. todo nace y es ahora y tras crecer acabará en el futuro | PARMÉNIDES cuando yo no esté cuando muera jamás volveremos a vernos. un corte invisible divide nuestro abrazo. 94

el espejo de la eternidad está vacío. miro tus pestañas crecer en el amor de cada día. acaso


sĂłlo eso esa palabra permanezca entre nosotros antes que desaparezcamos por completo. en la montaĂąa un leopardo devora su propia cola fulmina el tiempo

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