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EFECTO DOMINO

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Para la joven bailarina senegalesa Khoudia Touré, el trabajo con la coreógrafa Crystal Pite como parte de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos fue una instancia de crecimiento en su carrera, que también abrió posibilidades para su comunidad.

Por CECILIA CONDE (Enviada especial)

En el Teatro Baxter de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, frente a más de 200 personalidades del arte y la cultura que viajaron para la ocasión, una mujer rubia, menuda, vestida casual y peinada con una colita baja, se sienta en el borde del escenario. Pasan pocos segundos y comienza a leer: “La ceremonia normalmente no empieza hasta que cae la noche”. Es la canadiense Crystal Pite, una de las coreógrafas más relevantes del mundo, y esa primera línea de texto es el preámbulo de lo que sigue: la puesta en escena de When the Night Comes, un homenaje a la cultura urbana africana. Un mix de hip hop y danza contemporánea que resume el trabajo de los numerosos intercambios que tuvo con la bailarina senegalesa Khoudia Touré, quien en ese mismo instante se lanza al escenario y sacude la solemnidad de la sala con pasos enérgicos.

El cruce mágico entre Crystal y Khoudia fue parte de las actividades del Rolex Arts Weekend, el evento culminante de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos que, por primera vez desde que se creó en 2002, se realizó en el continente africano. Se trata de un programa filantrópico con el que la firma de relojería suiza posibilita el contacto de jóvenes promesas con grandes referentes de distintos campos, como la escritora Margaret Atwood o el cineasta Martin Scorsese, que tuvo como discípula a la argentina Celina Murga.

En los dos años que dura cada edición, mentor y discípulo deben interactuar durante al menos seis semanas, aunque lo habitual es que establezcan una relación fluida y un sistema de trabajo constante en el tiempo. Desde su primer encuentro en un estudio de Vancouver, Crystal y Khoudia se volvieron a ver en París, Zúrich, Brujas, Múnich, Berlín y Ciudad del Cabo, claro. Ambas vienen de universos bien distintos, pero comparten el lenguaje universal de la danza. Crystal se formó profesionalmente en el Ballet British Columbia y más tarde en el Ballett Frankfurt y hoy dirige su compañía, Kidd Pivot, en Vancouver. Khoudia, en cambio, encontró su pasión en los movimientos del hip hop. Lo novedoso de su trabajo reside en la interpretación contemporánea de los ritmos urbanos que vuelca en los escenarios como bailarina y coreógrafa del grupo de danza colectiva La Mer Noire, en Dakar, su ciudad. L´Officiel Argentina entrevistó a ambas y esto dijeron:

Crystal, para este programa el comité de nominación de Rolex propuso a varios candidatos, ¿cómo fue la decisión de elegir a Khoudia? Una de las razones por las que decidí trabajar con ella fue que sentí que teníamos afinidad en el lenguaje corporal. Lo que me interesaba era encontrar a alguien que quisiera hacer esta transición de bailarina a coreógrafa, que tuviera su propia compañía. Además, vi en ella a una maravillosa líder. Esto es muy impor

“Una de las razones por las que decidí trabajar con Khoudia fue que sentí que teníamos afinidad en el lenguaje corporal. Lo que me interesaba era encontrar a alguien que quisiera hacer esta transición de bailarina a coreógrafa, que tuviera su propia compañía”.

— Crystal Pite.

tante y es esencial para transmitir ideas, y Khoudia tiene ese don natural, le sale sin esfuerzo. Y también creí que esta experiencia me iba a permitir conectar con un colectivo de profesionales que normalmente no hubiera tenido la chance de conocer. Fue muy hermoso cuando le escribí para avisarle que la había elegido como discípula. Lo primero que hizo fue agradecerme en nombre de su comunidad, porque lo que aprendiera iba a compartirlo. Yo nunca lloro, pero fue tan conmovedor que su primer impulso fuera reconocer que esa oportunidad no era solo para ella. Fue muy gratificante para mí. Khoudia, ¿por qué es tan importante ser un puente con tu comunidad? Al elegirme a mí, también está ayudando al resto de mi compañía, a la gente que nos viene a ver y eso se amplifica como un eco. En Senegal hay un montón de jóvenes bailarinas, pero no es un arte tan valorado, la gente no imagina que puede desarrollar una carrera. Por otra parte, obtener la visa para viajar no es sencillo. Esa es la primera gran dificultad para quienes tienen talento. Yo tuve suerte porque mi mamá es mitad francesa y eso hizo que todo fuera mucho más simple. ¿Es posible hacer carrera dentro del país? Las mujeres generalmente bailan danzas tradicionales, danzas senegalesas. Los padres, la sociedad, no alientan un desarrollo profesional como bailarinas, porque no hay escuelas prestigiosas. Y hay muchos prejuicios sociales. Senegal es un país mayoritariamente musulmán. El cuerpo femenino se esconde. Aunque despacito eso se está quebrando. Cuando vuelva a mi casa quiero trabajar con bailarines y, sobre todo, con bailarinas. Crearon una pieza en conjunto, la viste dirigir distintos ballets, ensayaron, viajaron, ¿cuál creés que fue el aporte más grande de Crystal? Siento que crecí como bailarina, coreógrafa y persona. Tengo más herramientas, confío en mi trabajo. A menudo cuando llegaba a casa cansada y sin ganas de nada, pensaba en Crystal y en su fuerza. Ella nunca se detiene, así que me iba de nuevo a ensayar. Más allá de la técnica, su manera de dirigir, de mostrar un movimiento, es sobre todo “una forma de ser”. Eso también fue un gran aprendizaje. ¿Cuál fue el rol de Rolex durante la iniciativa? Crystal: Hay que destacar que el apoyo es bastante extraordinario. Confían en nosotras y en nuestro compromiso. Es maravilloso haber tenido tanta libertad durante el proceso. Khoudia: Nosotras podemos decidir dónde nos encontramos y ellos nos dan todo el soporte logístico y la organización. Nunca intervienen en el aspecto creativo, no plantean fechas límite ni pedidos específicos. ¿Cómo imaginan que seguirá la relación? Crystal: Haber tenido dos años para trabajar juntas fue muy importante para desarrollar un vínculo. Recién, hablando, nos dimos cuenta de que vamos a coincidir en París la misma semana, en el mismo teatro. Parece que el universo está conspirando para que sigamos juntas. Pero ahora esa conexión no es solo de trabajo, es humana. n

SORPRESA

El ciclo 2020-2021 de la iniciativa ya está en marcha. El director de cine Spike Lee, la fotógrafa Carrie Mae Weems y la directora de teatro Phyllida Lloyd están trabajando con sus discípulos. Pero la gran sorpresa de esta nueva edición fue la incorporación de una categoría abierta a cargo del compositor y actor Lin-Manuel Miranda, responsable de Hamilton, el suceso de Broadway. ¿Su elección? La escritora, guionista y directora de cine argentina Agustina San Martín.

“Al elegirme a mí, también está ayudando al resto de mi compañía, a la gente que nos viene a ver y eso se amplifica como un eco. En Senegal hay un montón de jóvenes bailarinas, pero no es un arte tan valorado, la gente no imagina que puede desarrollar una carrera”.