Galería de arte - Volumen 9

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GALERÍA DE ARTE FACULTAD DE LIBRE EXPRESIÓN



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DEL 9 AL 15 DE OCTUBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

Vende lo que tienes y sígueme

La gran manzana

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ste domingo nos encontramos con unas lecturas luminosas. Hablan de alegría, de belleza, de riquezas, de confianza y de sensatez. Como si de un mapa se tratara, van mostrando posibles lugares que pueden ser visitados. Son itinerarios distintos y cada uno de ellos precisa de unas actitudes vitales determinadas, como iremos descubriendo. Al mismo tiempo, en este domingo recordamos, de un modo especial, la apertura del Concilio ecuménico Vaticano II. Las palabras del papa Juan XXIII durante su discurso Gaudet Mater Ecclesia trazaron el itinerario por el cual discurriría la iglesia en los años posteriores. En su discurso señalaba que estábamos al comienzo de algo nuevo que nos invitaba a recorrer de nuevo lo central de la Palabra y de la Tradición. Así afirmaba que de esa adhesión serena y tranquila podríamos encontrar pasos que nos impulsaran a ir hacia adelante, especialmente, a la búsqueda de aquellas personas que viven en zonas oscurecidas y faltas de esperanza. Invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría... En su comparación tuve en nada la riqueza. Sabemos que en el pensamiento hebreo, recogido y transmitido en la Sagrada Escritura, podrían distinguirse dos corrientes igualmente antiguas, independientes y al principio paralelas, pero que se encuentran y se fusionan al término de su evolución, al que pertenece, entre otros, el Libro de la Sabiduría. Una corriente nace del buen sentido, de la experiencia y de la observación, se desarrolló en sus comienzos en los ambientes laicos, posteriormente en las escuelas de sabios. La sabiduría aparece esencialmente racional y práctica. Es la que presentan las más antiguas colecciones sapienciales israelitas y que se ha mantenido hasta época muy reciente, aunque hayan absorbido cada vez más elementos de la segunda corriente de pensamiento. La segunda corriente nace de la fe en un solo Dios, siendo la sabiduría una prerrogativa propia suya y que es comunicada a los hombres como una gracia especial. Se encuentra entre los profetas, por lo que se puede llamar corriente profética. Se fusionan las dos corrientes en los libros sapienciales más recientes como Job y Sabiduría. La sabiduría es entendida como una realidad de origen divino, análogo al Espíritu de Dios y frecuentemente puesta en relación con éste y al final se identifica prácticamente con él. De este modo sabemos que la sabiduría de que nos habla la Escritura es la conjunción armoniosa de un don de Dios gratuito y generoso y una aportación reflexiva del hombre que interpreta e ilumina la experiencia. Este don se recibe como fruto de la oración. La verdadera sabiduría es gratuita. Por su origen y por su eficacia es muy superior a todos los valores y riquezas humanos. Así se comprende que en el fragmento que proclamamos hoy se elogie y pondere tanto el valor de la sabiduría. En una época que nos encontramos invadidos por la practicidad y la eficacia como fuentes de bienestar y riqueza a la vez que como criterio referencial, es necesario volver la mirada a la verdadera sabiduría para que el hombre encuentre el sentido de su vida sobre la tierra en sus múltiples actividades y el sentido de su trascendencia. Hoy como ayer y, acaso más que ayer, el hombre necesita la luz de la verdadera sabiduría para sopesar los bienes temporales sin perder la esperanza de los venideros que le ayudarán a realizarse plenamente. ¡Qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Es probable que Marcos haya integrado en su escrito dos afirmaciones que originalmente eran independientes. La primera afirmación sería: ¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! Marcos recoge la reacción de los discípulos que se quedaron asombrados ante las palabras de Jesús. La insistencia de Jesús, que matiza el sentido anterior, afirma: ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios al que pone su esperanza en el dinero!. Los bienes de este mundo han de ser utilizados con mesura y con un gran sentido de justicia, sobriedad y solidaridad. No pueden constituir la última esperanza del hombre que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. El hombre pose una dignidad muy superior a todos los bienes materiales. Jesús nos advierte severamente del peligro de tergiversar los valores. Y esta oferta la hará definitivamente en la Cruz. Los discípulos de Jesús no se pueden desentender de las realidades terrenas, cierto. No solamente no deben desentenderse, sino que han de asumir su propio compromiso temporal en medio del mundo. Pero están en medio de él como una instancia crítica que ha de hacerse visible y creíble. Este equilibrio entre compromiso y esperanza superior y trascendente es una de las grandes tareas de la comunidad cristiana en medio del mundo. Y también este aspecto sigue siendo una urgencia en nuestro mundo actual. Al final hay un consuelo y una recompensa: para Dios nada hay imposible y quien sabe situar y explotar los bienes en su plano y utilizarlos en la medida adecuada se abren a la vida eterna como recompensa final. Y esta recompensa hemos de conseguirla todos juntos.

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peo en boga, deja testimonio a través de la cinta de la que estamos hablando y en boca galeristas, curadores, responsables de museos, críticos de arte y otras ´relevantes´ figuras titulares del emace poco se ha estrenado, lejos, muy le- poderamiento artístico actual, la definición indejos de nuestra geografía un documental finida de “qué es el arte”. Pregunta a su vez, que que quizá esté pasando demasiado des- como excusa da inicio o mitad de toda una caterapercibido por la opinión pública. Sobre va de afirmaciones sin desperdicio, cuyo contenitodo de aquella opinión directamente interesa- do no nos extraña que produzca risa entre quieda en el tema que desarrolla la cinta de noventa nes asisten a su presentación. Reacción propia diy siete minutos dirigida por el documentalista Pa- ríamos que dista mucho de aquellas otras reacciones en forma de ampolla que está levantando enblo Jato. Un documental, según palabras del autor, que tre quienes dentro del ´establishment´ reacciose origina a través del interrogante y sentimiento nario – esta vez con ínsulas modernistas – maneque le produce en la actualidad la visita de expo- jan los hilos capaces de mover cincuenta mil misiciones de arte contemporáneo. Sentimiento, llones de beneficios al año. Porque, no hemos de engañarnos. Sabido es por otro lado, más común de lo que podríamos imaginar en los visitantes, amantes y frecuentes cuan suculenta resulta la palabra dicha desde el del espectro de muestras y exposiciones que se poder. O mejor, cuanto poder ostenta la palabra vienen produciendo en muchas de las principa- cuando desde ciertas esferas se maneja a través de les galerías y centros de arte a nivel internacional los ya conocidos resortes comunicadores de masas, que cual corderos asisten y asistimos (a veces) y también nacional. El bien llamado y a veces errático ´arte contem- a manifestaciones artísticas cuyo pies y cabeza nos poráneo´ viene dando muestras de autoflagela- dejan perplejos. “El Espejo del Arte”, es el nombre del docución semántica, rayando con el masoquismo a modo de retorcimiento lingüístico en el que la mental. En este caso un acierto lingüístico para palabra y la explicación quiere llegar donde no titular lo que quizá no se escapa al buen y reflexillega la imagen, aquello que se proyecta, lo que vo observador de la cotidianidad dentro de este se expresa y sobre todo el significado y significan- mundo: el contrasentido divergente de lo que nos quieren hate hartamente con- “Un documental, según palabras del autor, que se origina cer creer, ceptualiza- a través del interrogante y sentimiento que le produce en que, como seguramente do, toda vez en todas las que, fuera la actualidad la visita de exposiciones de arte demás facedel concep- contemporáneo tas de la vida to y los adeptos incondicionales, lo que suele trasmitir es diaria del humano - política, sociedad, educaperplejidad, confusión y una especie de cabreo ción,… etc. – suele ser pasto de intereses espurios contenido en quienes de alguna manera, cohe- dirigidos a la masificación y despersonalización rente aún, conservan el sentido de la dignidad organizada de la sociedad. Cuando humildes servidores del arte, es decir, por valores que históricamente han sido considequienes nos empeñamos en intentar acercarnos rados patrimonio de la inteligencia humana. Un recorrido por México – país nativo del di- a Él como tabla de salvación vital, como necesirector – EE.UU., España y algún otro país euro- dad endémicamente arraigada, como expresión máxima de libertad, como pan sin pan que nos alimenta, hablamos de estas cosas, no suelen tener redundancia social. Sin embargo seríamos los realmente facultados. Cuando Albert Boabdella nos deleitaba a través de sus obras teatrales y desde el histórico grupo Els Joglars con la irreverencia que les caracterizaba pero con un enorme contenido artístico disconforme con la actualidad que se estaba viviendo, mitad performance (cuando aún no existía el concepto) mitad espectáculo y otra mitad escena, no se cortaba un pelo en recibir a los críticos de arte diciéndoles cuando entraban por el patio de butacas: “Vd. quién es…¿crítico de arte?....pues, siéntese y aprenda a hacer teatro”. Quizá es hora de que quienes aspiramos al arte, sabiendo que es muy difícil entresacar un ápice genial de un trazo, un gesto, una nota musical en la que el sentimiento, el alma del autor, el espíritu llamado inspiración o la insolente Musa asista sin titubeos a la creación, ocupemos la palabra. Eso sí, quitándosela definitivamente a quienes especulan desde el sillón del patio de butacas, la silla de su despacho o el taburete del bar sobre el verdadero contenido, aspiración, intencionalidad y emoción de un acto de generosidad sin límites, dedicando su vida a un tipo de comunicación amasado desde la sana duda, autocrítica y perseverancia. Posiblemente esta vez La Gran Manzana haya sufrido un corte.

CARLOS JORKARELI



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DEL 16 AL 22 DE OCTUBRE DE 2015

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REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

jorkareli@gmail.com

El Hijo del hombre ha venido para servir

Asociación de ideas

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ervicio, entrega, vida. Son palabras que en las lecturas de este domingo cobran una fuerza inusitada desde la aparente debilidad que para muchos supone la donación personal. Jesús deja claro a sus discípulos que su vida está puesta al servicio de los demás hasta el punto de morir por ellos. Su palabra ha sido contundente: dar su vida en rescate por todos. Esa misma palabra que es capaz de desentrañar las intenciones de nuestro corazón y dejar al descubierto lo que nos mueve a seguirle. Entonces surge la pregunta obligada ¿aspiramos a servir desde el poder que somete o desde la entrega que salva? Porque la paradoja es ésta, como suele acontecer con el evangelio: que dándonos es como recibimos y perdiendo la vida es como la ganamos para siempre. Merece la pena considerar esta frase extraída de la primera lectura porque lleva consigo, podríamos decir, la esperanza escatológica y da “el salto en el vacío” hacia una concepción de Mesías que nada tiene que ver con la figura triunfal del rey David. El Mesías es el siervo sufriente que expía los pecados del pueblo, aquel que carga con nuestros crímenes, que se anonada a sí mismo para llegar a nosotros. Si bien es cierto que esta comprensión teológica no deja de tener eco en el evangelio de hoy, no está demás señalar que corresponde a un concepto de redención mal entendido, que viene de la noción de “sacrificio expiatorio” por medio del cual Jesús, con su sangre y su muerte, “paga a Dios” por nuestros pecados. Así pues, el designio de Dios prosperó en Jesús no a causa de su muerte, sino de su propia vida coherente, entregada y pro-activa; de su fidelidad a la voluntad y amor misericordioso de Dios Padre que quiere que todos los hombres se salven. Fueron esas notas características de su vida y misión las que le acarrearon la muerte y no una voluntad preconcebida de Dios como si de algún trueque se tratase ya que Dios no cobra por perdonar. El riesgo patente de comprender así el designio y la actuación de Dios para con su Hijo en esta historia de salvación es que nos perdamos en la imagen de un Padre legalista cuya bondad está sujeta a nuestro comportamiento No obstante, siempre podemos seguir dejándonos sorprender por el impulso del Espíritu en la comprensión de este misterio pues los designios del Señor son insondables e inescrutables sus caminos (Cf. Rm 11, 34). La palabra de Dios se nos presenta descubriendo, juzgando y vigilando al ser humano hasta el punto de penetrar en lo más íntimo de su propio ser. Hasta allá alcanza el conocimiento de Dios de modo que no hay quien escape a su mirada. A pesar de su tono amenazante, este pasaje nos invita a acoger la Palabra de Dios como aquella capaz de transformar nuestros corazones, de animarnos en el ejercicio diario de conversión personal desde dentro, desde aquello que no se ve y que se esconde en nuestras intenciones y deseos. En un mundo que solo valora la efectividad de las acciones y, en función de ella, las juzga, es muy importante no perder de vista la necesaria purificación del corazón, de nuestras intenciones y deseos, no por medio de un ejercicio ascético trasnochado, sino desde la apertura a la gracia que nos comunica Dios Padre por medio de su evangelio de vida. Hablamos, pues, de una conversión desde la gracia que nos impulsa a amar y nos mueve siempre a reconciliarnos para volver a empezar. La petición de los hijos del Zebedeo no está relacionada, como frecuentemente sucede en el evangelio, con alguna curación o liberación. Al contrario, ellos no manifiestan esa necesidad, sino más bien una tendencia muy humana y presente en todos nosotros: el deseo de dominar y estar por encima de muchos o pocos, da igual. La cuestión es colocarnos en un plano superior. Con esta declaración de intenciones por parte de Santiago y Juan, Marcos pone de relieve que los discípulos aún no han comprendido el término de la subida de Jesús a Jerusalén, esto es, su propia muerte. Ellos están instalados en otra lógica y desde ella se preocupan solo por pedir privilegios personales. El desconcierto que posteriormente debieron sentir los discípulos ha de asemejarse al que sentimos nosotros, cristianos de este siglo, cuando aún no acabamos de comprender el mensaje de Jesús y las repercusiones que tiene para el momento actual de nuestra Iglesia y de nuestra vida creyente. Ciertamente, la actitud de los discípulos es criticable, no porque estén pensando en los privilegios de un reino mesiánico de carácter temporal, sino porque olvidan que la revelación en Jerusalén pasa por el camino de la cruz. Posteriormente, Jesús va desarticulando las pretensiones personales de aquellos dos seguidores para terminar afirmando que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. Estas palabras nos invitan a dejarnos contrastar por la palabra de Dios que es viva y eficaz, y a no edulcorar un evangelio que, si bien es Buena Noticia, no deja por ello de comportar dolor, renuncia y sufrimiento. No es un llamado al pesimismo, sino a asumir los riesgos de una misión que siempre encontrará resistencia dada nuestra natural inclinación a encerrarnos en nosotros mismos y no emprender el camino hacia el horizonte de plenitud que, en la persona de Jesús, se nos mostró para siempre en la historia.

CARLOS JORKARELI esulta presuntuoso en la era de la tecnología pretender abarcar todas las áreas del conocimiento; al menos, con un rendimiento capaz de ser fiel a los avances que se imponen día a día bajo las múltiples manifestaciones y en aras del pretendido progreso. Tanto, que ni siquiera existe la posibilidad de actualizarse en cada una de ellas. Resulta tan vasta la información a la que se tiene acceso, tan rápida y a veces tan contradictoria, dependiendo de los intereses del emisor, que como resultado obtenemos un marasmo de datos ilegible, indescifrable y casi siempre objeto de investigación nunca llevada a cabo. Si bien es verdad que habría que diferenciar las áreas del saber, suele producirse un paralelismo entre aquellas cuyo objeto es meramente científico, divulgativo o simplemente informativo. La actualidad diaria, alimentada por un sinfín de emisores, articula la confluencia de los ángulos cual prisma, a través del que miramos, sometiéndonos a menudo al disloque que produce una imagen poliédrica, multiforme, inconclusa, incierta, atenuada o simplemente deformada por la carencia del plano que podría suponer el espejo pulido de la verdad. Pretendemos ir descendiendo en el nivel de análisis hasta pisar tierra y acercarnos así a la inmediatez que conlleva aquel conocer, cotidiano por inmediato, de la realidad (que no la verdad) del día a día. Esa que no es indiferente al curso de nuestras vidas y que se convierte, en contra de nuestra voluntad, en un condicionante y a la vez, cual devorador insaciable, en objeto y sujeto del desinterés, apatía o, por el contrario, indignación. Un medio de información, en el proceso de comunicación, trasmite algo que ignora el receptor. Si queremos dar el valor que tiene el acto, deberíamos no solo recurrir a grandes titulares o primeras planas, sino cotejar fehacientemente el hecho informado, acreditando así las voces informantes a través de la corroboración de lo notificado. Práctica propia y esencial del oficio periodístico, lejos de la trivial comercialización del medio. Podría parecer enrevesado el contexto en el que queremos enmarcar el conocimiento al que aludíamos al inicio. Lejos de ello, damos por supuesto,

que la mujer y el hombre político, involucrado en su sociedad, se educa en base a un criterio participativo, donde los medios, en esta época tecnológica, forman parte imprescindible del distinguir una cosa como distinta de otra. Asociar el tacón a lo femenino suele ser un recurso fácil en el que solemos sentirnos cómodos, toda vez que nuestro imaginario - de imagen – cultural se ha encargado de asociar indefectiblemente la aguja del objeto, en una suerte de fetichismo erótico, con el citado género. En los tiempos que corren, la ambigüedad positiva donde todo se interrelaciona, mezcla, o, para los más ortodoxos, se confunde, asociar el tacón a un género podría tener ciertos visos de sesgo, tanto cultural como de imagen y chirriar con el concepto de libertad al que aspiramos. Este aparente disloque de asociación de ideas, se transcribe de la misma manera al ámbito al que nos estamos refiriendo, llegando al punto de no saber a qué atenernos cuando, como presuntos datos, se difunden noticias que no van acompañadas de coletillas en las que se diga: “este medio ha tenido acceso a los documentos que corroboran las declaraciones de….” Cuidadosos o efectivos. Profesionales o responsables. Cualquier calificativo en este sentido hace de la información periodística una contribución y sostén necesario hacia aquella educación y participación social a la que todos deberíamos aspirar. Barrer en casa primero, suele proyectar la imagen propia de responsabilidad a través de la que podremos hablar de limpieza y subsiguientemente trasladar la idea de higiene obligatoria al conjunto de la sociedad. Mientras solo seamos capaces de ocupar el contenedor del vecino con los escombros que vamos dejando, solo podremos aspirar a enrarecer el significado de honestidad. Por el contrario, quizá también debería preocuparnos, en asociación de ideas, informar con la misma contundencia aquellos errores, vicios y desatenciones en las que hemos incurrido en el pasado o mientras se estaban produciendo las actuales, para así poder ofrecer el ángulo real dentro del prisma visual de una realidad, que la maraña de esta era tecnológica no nos deja atender, descifrar y asumir como verdadero. Definitivamente la información social en sus diferentes ámbitos, también forma parte de la cultura de un pueblo y una forma efectiva de discernimiento.



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DEL 23 AL 29 DE OCTUBRE DE 2015

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REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

Jesús dijo al ciego: Elegancia anda, tu fe te ha curado CARLOS JORKARELI

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a liturgia del día de hoy se centra en el milagro que Jesús realiza en un ciego camino de Jerusalén. El relato evangélico no se limita a comentar la acción sanadora de Jesús sino que va más allá mostrándole el “camino” de su seguimiento. Es el encuentro de un pobre hombre marginado que se identifica con Jesús de Nazaret y se compromete con su proyecto liberador. Las otras dos lecturas de este día también nos hablan de otros encuentros con Dios, en distintos tiempos o épocas. En la primera, Jeremías anima a su pueblo después del cautiverio de Babilonia y le invita a la alegría, el argumento que emplea es sencillo, que Dios es padre, os guiará y llevará a Jerusalén por un camino llano en el que no tropezareis. Merece la pena detenerse en el Salmo Interleccional de este día, es el Cántico de los peregrinos que, liberados de tantos sufrimientos, caminan gozoso hacia Jerusalén entre risas y cantares porque el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. También la lectura de la carta a los Hebreos nos hace pensar en otro encuentro más íntimo y personal, a veces olvidado, es un encuentro con el Padre a través del Sacramento de la Penitencia. En él obtenemos el perdón de los pecados por ell ministerio sacerdotal de unos hombres que por ser humanos “están rodeados de debilidad, para que puedan comprender a los ignorantes y extraviados”. Así define el autor de esta Epístola lo que entiende por pecado. Nos encontramos ante uno de los pasajes evangélicos más conocidos, se trata de la sanación de un ciego de nacimiento que en el encuentro con Jesús recobra la vista. La narración de este episodio es fundamental para entender el proceso de la fe. El relato presenta unas secuencias o pasos previos, muy sugerentes, hasta llegar a una fe viva que culmina en el compromiso cristiano. Pasamos a comentarlo con más detalle. El evangelio de Marcos, nos presenta a Jesús rodeado de sus seguidores camino de Jerusalén donde va a consumar su misión en la cruz. Es importante hacer notar que para los evangelistas este peregrinaje hacia Jerusalén es un tiempo y una ocasión que Jesús aprovecha para mostrar a sus seguidores, las características de su proyecto mesiánico, los valores del Reino de Dios, e intentar cambiar su mentalidad, llamándolos a la conversión. Sus paisanos y amigos eran gente sencilla y a la vez sincera, que le seguían, pero su religiosidad estaba centrada en la normativa rígida de la ley, comentada por escribas y fariseos. Su concepto de Dios se fundamentaba más en el temor que en el amor. En este relato, nos encontramos ya en el último tramo del camino, van dejando atrás la pequeña aldea de Jericó, ya se divisa Jerusalén, donde Jesús consumará su acción liberadora muriendo en la cruz. El clima y sus palabras, en este contexto, son por ello muy significativas. Es en este escenario donde se produce el milagro en la persona del ciego Bartimeo. Todos los detalles de este relato son muy interesantes para conocer el proceso interior que se obra en este pobre ciego. Está sentado al borde del camino pidiendo limosna, en aquella sociedad era un marginado, habría pecado él o sus padres, la cultura judía así lo veía. Era un espectador, pero había oído hablar de Jesús, un profeta que hacía milagros. Todos estos detalles tienen la intencionalidad de hacernos ver que no era un creyente ni un seguidor de Jesús, era más bien un excluido que no contaba nada en una sociedad tan religiosa y convencional. Este hombre ciego percibe la llegada de un personaje del que había oído hablar. Aquí comienza un proceso que despierta un interés y una esperanza que no renuncia a la búsqueda de un remedio que cambie su vida. A la vez, en lo más profundo de su interioridad, se despierta su religiosidad. Hay que pensar que como israelita habría sido educado en un clima religioso que, aunque escéptico por su situación, estaba ahí. Todo ello, le conmueve y le lleva a gritar repetidamente: “Jesús Hijo de David, ten compasión de mi”. Esta exclamación es importante pues es un modo de reconocer que aquel profeta, que pasa a su lado, no es un curandero vulgar, ni siquiera un profeta más, por eso le llama “Hijo de David”. Estamos ya ante un movimiento interior que le lleva hacia una expresión de autentica fe en Jesús, el enviado de Dios, pues todo buen judío sabía que el Mesías, sería de la estirpe de David. ¿Qué quieres que haga por ti?... Maestro que pueda ver... Tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Jesús alaba la fe el ciego que no se marcha sin más ni más sino que le sigue en su camino. Las gentes no alcanzan a creer en Jesús. El ciego Bartimeo, por el contrario, cree en él como Hijo de David y como Mesías, de manera firme e inconmovible, aunque las gentes se lo recriminan. El ciego sigue hablando a los hombres y mujeres de hoy que pertenecen a la comunidad de Jesús. En medio de las dificultades: su grave situación, el rechazo de los que rodeaban a Jesús, él sigue firme en su actitud y en su petición. Cree y proclama con su palabra y con sus gestos. Y consigue la visión. Son necesarios en nuestro mundo testigos de la fe en Jesús en medio de las dificultades, porque Jesús sigue ofreciendo lo que los hombres necesitan: ver realmente su situación y su destino. Recibir, como el ciego, la luz que orienta la vida. La verdad y la luz son elementos siempre necesarios para el hombre. Y la curación del ciego es un símbolo de esa necesidad.

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los oponentes, sería simplemente justificarlos en la misma conducta. Y no es eso de lo que se trata. Muy al contrario. Una legislatura, en la oposición, ofrece muchos ay términos que no deberíamos despre- días para poner en orden o pedirlo (el orden) en ciar. Hablan por sí solos. Palabras que de- todas aquellos asuntos de los cuales se tenga consfinen caracteres, conductas o maneras de tancia y que contravengan la Ley y las elementaser y actuar, cuya particular contienda les normas de funcionamiento que deben regir con la realidad hacen de ellas una insignia, dis- en un regidor y su equipo de gobierno. La pregunta que debemos hacernos es, ¿Qué tintivo y modelo en ocasiones distante de lo cooposición se hizo y qué denuncia se produjo ante mún en que suele circular la vida. No estamos acostumbrados a ser justos en nues- hechos tan (presuntamente) repetidos y que hoy tras apreciaciones cuando se trata de calificar con- se denuncian estando en el gobierno? ¿Por qué ductas ajenas. Antes bien, en el presunto perjui- no se denunció en su momento? Acaso un concio en el que nos sitúa nuestra propia responsa- cejal en la oposición no está avalado por la Ley bilidad, cargamos contra el contrario, intentan- para acceder, como igual representante de la ciudo así revertir los entuertos de los que no somos dadanía, a cuantos datos administrativos fueran necesarios para la aclaración de las dudas, posicapaces de reponernos. El trato con nuestros congéneres y todo lo que bles malversaciones, conductas alegales o ilegales que hubieran se deriva de él, lleva hecho posible desconsigo un añadido “Normalmente el ratón, de tanto buscar el hacer en su mode nuestra propia mento el entuerto personalidad, dejan- queso, suele caer en la trampa. Y no es otra que hoy atribuyen do bien claro quié- que su propio afán por conseguir el pedazo nes somos y qué haque tenía truco, cuya procedencia no estaba fehacientemente sin reparo alguno. cemos. Normalmente el Si esto es perfecta- clara y cuya sorpresa resulta cara” ratón, de tanto busmente audible en el car el queso, suele caer en la trampa. Y no es otra universo sonoro, casi ruido, que nos envuelve entre idas y venidas de nuestra cotidianidad, más in- que su propio afán por conseguir el pedazo que teligible y hasta escandaloso puede ser si lo con- tenía truco, cuya procedencia no estaba clara y sideramos desde el punto de vista de responsabi- cuya sorpresa resulta cara. El queso de un gobierno no debería repartirlidad social y política. Acudir a descalificativos para intentar, en po- se en relación al hambre de poder que se tenga, cos renglones, llamar la atención sobre la mane- sino a la equitativa prudencia que la elegancia de ra en la que nuestros políticos se sienten inclina- la gestión impone. Es esa elegancia que cumple dos a la desautorización, censura y descrédito de con su destino, que observa atenta y desgrana todos sus resortes por enderezar conductas obicuas sin presencia real alguna. Y nos estamos refiriendo a quien gobierna sin gobierno, a quien utiliza su status para insultar, descalificar, injuriar o simplemente aprovecharse de la institucional reserva de fondos que procura primeras planas. Ya habíamos anticipado que la ética camina hacia la estética o viceversa. Son palabras evocadoras del término con el que hoy titulamos nuestra humilde opinión. Pero no por ello estamos menos convencidos del íntimo maridaje – como si de cocina se tratara – que debe aunar la conjunción de estos valores en aquellas responsabilidades públicas que tanto apreciamos. Sin embargo, es aquel ruido el que suele despertarnos cada mañana con noticias cuyo contenido se contradice con la perseverante defensa de lo contrario, con el asombro de los cercanos, con la incredulidad de quienes, próximos, han vivido en primera persona otra realidad bien distinta y ajena a cuanto contubernio se denuncia. La explicitud no siempre es más comprensible y es entre líneas como, también en ocasiones, mejor se dibujan aquellas imágenes que pudieran hacernos reflexionar sobre la certeza o verdad de las cosas. Más aún, si a pesar de posibles fallos, existiera o existiese como necesario el famoso ´beneficio de la duda´ al que aludiera Séneca en sus últimos momentos. Casi remitiéndonos a la elegancia de Aquél, diríamos, quien tenga oídos que oiga, porque en el ruido se esconde un murmullo de verdad no tan adulterada como quieren presentarla. La equidistancia en el análisis siempre suele ser aconsejable. No por ello nos vemos libres de esa cierta duda – esta vez menos etérea – ante el escaso valor de los términos. Entre otros, aquél con el que empezábamos: Elegancia.

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DEL 30 DE OCTUBRE AL 5 DE NOVIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

¡Felices los pobres…!

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ste domingo la Iglesia nos propone celebrar y recordar, en una fiesta única a todos los Santos, los conocidos y desconocidos. La minoría de los “canonizados” son los más conocidos seguramente pero la inmensa mayoría de ellos son desconocidos. Hoy estamos invitados a recordarlos; son hermanos y hermanas nuestros que han vivido con fidelidad las bienaventuranzas proclamadas por Jesús de Nazareth: mártires, niños, jóvenes, esposas, esposos, religiosos, religiosas, obispos, papas; laicos y consagrados, pertenecientes a la jerarquía de la Iglesia y también grandes anónimos… es la multitud de la que habla el Apocalipsis, entre los cuales estarán, sin duda, familiares y amigos nuestros. ¿Quién no ha conocido gente “santa”, humilde, pacífica, anónima y servicial alguna vez?. Muchos piensan que la santidad es cosa “seria”, solo para algunos pocos elegidos, para una élite, para poca gente... Descartemos esta idea, ya que el Concilio Vaticano II nos enseña que “es, completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena” (LG 40). “Quedan, invitados y aun obligados todos los fieles cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado” (LG 42). ¿Qué concepto tengo de la santidad? ¿Me siento llamado a la santidad?. La liturgia de este día nos brinda la celebración de una de las fiestas más populares y entrañables: la festividad de todos los Santos y, a la vez, la ocasión para reconsiderar nuestra vida cristiana mirando hacia adelante, hacia el final de la historia de cada uno y de la humanidad. Mateo nos da el detalle no menor: una multitud de varios lugares seguía a Jesús. Viendo esta multitud, Jesús comienza a desgranar su proyecto del Reino de Dios; desde la montaña, como un “nuevo Moisés” anima al pueblo con el ideal más alto y humano al que están llamados sus seguidores si quieren construir y/o formar parte del Reino. Es el programa de vida de todo discípulo y discípula. Es muy interesante que Jesús no empieza dando una serie de mandamientos ni normas a cumplir, sino que alaba, declara felices (makarioi) a gente inesperada... Jesús sorprende, descoloca, invierte los valores convencionales de la sociedad de su época y de la nuestra también. Es un discurso muy humano. En nuestra lengua tenemos varias traducciones de la primera bienaventuranza, es un detalle a tener en cuenta: “pobres de espíritu”, “alma de pobres”, “pobres de corazón”, “pobres en espíritu”, “espíritu del pobre”… El texto original tiene todas estas posibilidades y esto nos debe invitar a pensar y reflexionar, orar y escudriñar la Palabra que nos es dada. ¡El significado es inagotable!. Jesús declara “felices” a aquellos que son marginados, olvidados, dejados de lado, ignorados, desechados, maltratados, excluidos, etc. Sabemos que el pobre real de la época de Jesús habría conocido muy poco de la felicidad. Hoy también. Al pobre no le queda otra salida que poner su confianza en Dios, su único auxilio, ya que este mundo normalmente no le tiene en cuenta. Tener espíritu de pobre o un alma de pobre es una actitud vital de abandono y confianza en Dios, Padre y Madre que cuida de sus hijos, aunque, muchas veces, la evidencia diga lo contrario (en griego ptojói, tiene un significado preciso, rico, pero no ambiguo, los que no tienen nada, equivalente a mendigos). El pobre es

“Jesús declara “felices” a aquellos que son marginados, olvidados, dejados de lado, ignorados, desechados, maltratados, excluidos, etc.” el manso y sufrido, es también el que llora; el que tiene hambre y sed de justicia; es el que tiene misericordia y compasivamente se relaciona con el otro; es también el que tiene su corazón limpiado por las lágrimas del sufrimiento y del dolor, propios o ajenos; es el que trabaja por la paz entre todos sus hermanos y hermanas. El pobre es el perseguido por este mundo que no tiene aprecio por quien reclama y exige un poco de justicia en su barrio, su ciudad o su país. Todas estas características están presentes en el pobre real y en aquellos que tienen alma de pobres. ¿Cómo vemos a los pobres de nuestra sociedad?, ¿Cómo vemos al que llora, al que lucha por la justicia, al que es compasivo, a los que trabajan por la paz? ¿Conocemos gente así? Están con nosotros… y si queremos ser discípulos y discípulas de Jesús, debemos aprender de ellos… Vivir las bienaventuranzas es un desafío fuerte y actual para mí, hoy, en este momento. Vivir el Evangelio en su radicalidad exige de mí, encarnar estas cualidades en mi vida, y esto puede traer problemas, persecuciones, calumnias y difamaciones de todo tipo. Querer ser un poco más humanos en esta sociedad tan deshumanizada y deshumanizante tiene su precio… ¿estoy dispuesto/a?

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La limpieza de lo bello angosturas, volados, escalinatas, columnas, arcadas, subidas y bajadas preñadas de luminosidad natural propiciada por el insistente e insistido blanco, año tras año remozado como diciendo seguimos activos, ambién podría haber sido el título ‘Lo bello atentos, para que nuestras fachadas revistan incólude la limpieza’. mes frente al tiempo y permanezcan limpias frente a la tozudez de los tiempos. Sin embargo, nuestra ciudad, también por neceHay factores que no alteran el producto. Se suele sidad e imperativo de la evolución de las épocas, ha producir en matemáticas y como ecuación es per- venido llenándose de agentes extraños. Señales infectamente demostrable y así estudiada en esas cien- equívocas de que aquel bien raíz se estaba transforcias que tantas veces hemos denostado en nuestro mando en aras de una exigencia para la que no se bagaje personal, por esquivas, frías o simplemente había concebido planificación de futuro, leyes que difíciles de absorber en nuestro historial académi- lo regularan y las preceptivas normas que previeran lo que ahora, por evidente, deforma o menoscaba co. Sin embargo, éstas, las matemáticas, como tam- ese bien raíz, esa belleza natural. Hablamos de contaminación auditiva cuando el bién se ha demostrado, tienen su reflejo inmediato en muchos órdenes de la vida, participando, aunque ruido del establecimiento cercano no nos deja dessubrepticiamente para muchos, en un sinfín de pe- cansar en nuestra casa. Cuando el escape de la motocicleta enerva nuesqueños - grandes detras neuronas al cirtalles y acontecimien“Conservar y promover la belleza de la cular en un estrepitos cotidianos. toso concierto de deEn el caso al que Ciudad, es entender qué es o no cibelios insoportable. queremos referirnos contaminación por exceso o improcedencia Cuando el ambiente y que enunciábamos de lo que visualmente reverbera en el que nos rodea en un más arriba, ese orden bar o en espacios code factores y su pro- conjunto de su paisaje” munes está atacando ducto inalterable, también demostrable por sentido común, viene a re- nuestros nervios al no poder mantener, en igual derecho, una conversación con el comensal que teneflejarse en todo cuanto nos rodea. Lo bello, como cualidad de las cosas, suele gozar mos al lado. La conciencia del ruido como ente mode limpieza, claridad, amplitud y otras tantas condi- lesto, al menos, la tenemos. Existe otra contaminación aparentemente menos ciones que, en su contemplación, produce bienestar, satisfacción y alegría a veces no razonada capaz escandalosa pero igualmente incisiva en la percepde sumergirnos en un estado y calidad de vida que ción y disfrute del entorno en que vivimos, que tamnos acompaña, como las matemáticas, sin darnos bién determina nuestra calidad de vida y merma a veces esa belleza limpia de la que hablamos, producuenta por la calle. Tenemos la belleza como bien raíz. Viene expre- ciendo en el inconsciente individual y colectivo una sada en decenios, siglos de existencia acumulada a indefectible reacción y consecuencia: La contamitravés del esfuerzo de miles de antepasados, quienes nación visual. Esos aleros de tejados, macetas, verjas, escalinatas, con más o menos fortuna dineraria, construyeron esta Ciudad para habitarla y con sus medios hacerla calles, plazas y monumentos, hoy día han sido asalcada vez más digna de ser ocupada por aquellas ge- tados por un ejército de alambre, retorcido en ocasiones, forrado en otras, presuntuosamente exhibineraciones que se iban incorporando. Esa belleza tiene su fundamento en grandes edi- do en las más, cual petulante conquistador sin conficios históricos y monumentales, plazas, recovecos, quista, viniendo a instalarse sin permiso del personal, sin oposición siquiera, sin ordenación y sin ordenamiento para la desgracia de la Belleza y de la Ciudad. Esas presumidas antenas de pinchos, erectos y desafiantes que alardean en los tejados. Esos cables retorcidos y flotantes que cruzan calles sin necesidad de semáforo. Esos tubos que recorren fachadas cual conductores sin conductor. Esas señales en las rotondas que lo inundan todo y que parecen más que señales una exposición en vía pública de Art Nuveau. Esas antenas de telefonía que se levantan cual gigantes a la puerta de las casas en una intención de transmitir algo más que comunicación. Todo aquello, en definitiva, que constituye infraestructura funcional de una ciudad, acaba convirtiéndose impropiamente, por visibilidad, instalación e improcedente presencia en agente extraño y destructor de la limpieza que lo bello ha de tener, remitiendo el valor de lo genuino, histórico y natural a una suerte de enrevesado paisaje lejano de la alegría y disfrute que tanto vecinos como visitantes deberían poder disfrutar. No nos desentendamos de la vista. El ojo, al igual que el oído, es transmisor inequívoco del bienestar. Al contrario y por igual el furor agresivo de lo metálico y fuera de lugar. Conservar y promover la belleza de la Ciudad, es entender qué es o no contaminación por exceso o improcedencia de lo que visualmente reverbera en el conjunto de su paisaje.

CARLOS JORKARELI

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OCTUBRE 2015 Galería de arte ©Carlos Jorkareli 2015


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