Galería de arte - Volumen 8

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GALERÍA DE ARTE FACULTAD DE LIBRE EXPRESIÓN



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DEL 4 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

Una de flores

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ordos y mudos, los carentes de escucha y los carentes de habla, son los personajes fundamentales de este domingo con los que la Palabra de Dios nos quiere iluminar en esta semana. Lo sensorial juega un papel fundamental en la vida humana y en la vida de fe. Pero lo sensorial no es criterio de juicio de lo real. Lo real se encuentra más allá de lo sensorial. Lo real se encuentra en aquello a lo que apunta lo sensorial. Como la Eucaristía: lo sensorial nos habla de pan y vino; lo real nos habla de cuerpo y sangre de Nuestro Señor. Pero para alcanzar lo real hacen falta ojos teológicos, ojos de fe. Junto a esto, la segunda lectura de la carta de Santiago nos recuerda un principio moral de los cristianos: la fe en Jesús está reñida con la acepción de personas. La primera lectura del profeta Isaías está destinada a los cobardes de corazón, es decir, a aquellos carentes de fortaleza y confianza (sed fuertes y no temáis). El miedo causa inseguridad y desconfianza tanto en uno mismo como en los otros. Los cobardes de corazón son aquellos que prefieren vivir en una falsa seguridad, la cual les impide ser conscientes de la presencia iluminadora de Dios en medio de sus vidas. Frente a esta cobardía de corazón, el profeta Isaías enumera los signos a través de los cuales se puede percibir que Dios en persona está llegando: los ojos del ciego se despegarán, los oídos del sordo se abrirán y la lengua del mudo cantará. Es decir, el gran signo de la llegada de Dios es el brotar de la vida, lo reseco se vuelve frondoso por la presencia de Dios. La llegada de Dios conlleva el retroceso de la cobardía, de la inseguridad. A mayor presencia de Dios en nuestra vida, mayor confianza y seguridad adquiere nuestra vida, ya que pasamos de confiar en nosotros a confiar en Dios. En la segunda lectura, encontramos una vivencia personal de Santiago que le está haciendo sufrir. Santiago se ve en la obligación de expresar su malestar y de amonestar a la comunidad creyente para que ese comportamiento no se siga repitiendo: “no juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas”. Es decir, la fe no se mueve por la tendencia humana de la afinidad. En la comunidad creyente, los grupos espontáneos hechos de afinidades comprometen la justicia fraterna y la unidad teologal. La comunidad creyente no se puede construir en función a las afinidades personales o a lo que me agrada o no me agrada… esta forma de construir la Iglesia o cualquier tipo de comunidad ponen en riesgo la justicia fraterna y la unidad que da la fe, la unidad teologal. La afinidad es el cemento con el que se construye la sociedad humana; la fe, la esperanza y el amor son el cemento con el que se construye en la tierra la Jerusalén celeste. Si, en la primera lectura, el profeta Isaías nos describía los signos de la llegada de Dios en medio de nosotros, en el Evangelio de este domingo encontramos a Jesús actualizando (poniendo en obra) uno de esos signos: la curación de un sordomudo. Ahora bien, resulta curioso un hecho de este relato evangélico: la gente lleva a Jesús este sordomudo para ver qué puede Jesús hacer con él. La gente está deseosa de ver el poder de Jesús. Sin embargo, Jesús aparta al sordomudo de la gente para que este no sea manipulado por la gente. Jesús parecer no querer curar al sordomudo para que éste se convierta en un teatrillo para la gente. El signo no es para la gente sino para el sordomudo. De hecho, Jesús amonesta a la gente para que no malinterprete el signo que ha hecho. Jesús no actúa por complacer a la gente sino por hacer patente lo verdaderamente real: la presencia de Dios. La gente no ve en Jesús el desquite de Dios, la presencia de Dios, sino la presencia de una mago, de uno que tiene poderes para curar. Por eso, esta curación más allá de poner de relieve el poder sanador de la palabra y los gestos de Jesús, quiere manifestar la presencia de Dios en Jesús: Dios Padre alcanza a la humanidad a través de Jesús. Nuestra limitación humana nos lleva a lo vivir en lo sensorial, es decir, a vivir desde a fuera hacia dentro, en el mejor de los casos. Por ello, nos gustaría tener una experiencia de Dios sensorial, es decir, a través de los sentidos; pero la presencia de Dios no es sensorial, no es manipulable por nuestros sentidos… La presencia de Dios es objetiva y real en Jesús. Si Jesús puede curar no es porque él haga conjuros o magias, porque Él manipule a las fuerzas de la naturaleza a su antojo… sino porque Jesús es la presencia de Dios en nuestro mundo. Y frente a Dios, la fuerzas del mal, la muerte, la oscuridad, la no-vida, la inseguridad, la cobardía… va cediendo su terreno a la vida que trae Dios. He aquí la palabra poderosa de Jesús que dice: ¡Effetá!, ábrete a Dios, ábrete a vivir la vida desde dentro hacia fuera y no al contrario.

CARLOS JORKARELI

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os acostumbramos muy fácilmente a los elogios, al punto de querer ser protagonistas a diario de los acontecimientos en los que participamos, ya sean éstos en mayor o menor medida de cierta redundancia social o personal. Habitualmente sufrimos síndromes de personalidad extraviada, sin valor, ubicación en el entorno o en aquellos ámbitos cotidianos, donde simplemente formamos parte de la mal llamada ´masa´ que suele conformar la generalidad del colectivo humano. De ahí que tengan tanto éxito las nuevas tecnologías y, sobre todo, aquellas plataformas cuya finalidad es hacer patente con la presencia nuestra actividad diaria, a modo de aquella novela 1984 que escribiera George Orwell en la que, a través de pantallas, todo se controla. En la actualidad la existencia del personaje no es enigmática, siempre aparece, dice su nombre real en la mayoría de los casos y no es una invención por parte del Partido, como fuera en la novela, pero sin embargo sí es utilizada como arma propagandística para infundir al resto de los comunicados la impresión que de nosotros mismos tenemos o deseamos tener. Existe un afán propagandístico fuera de toda duda, cercano al más puro narcisismo y que suele emanar de aquella otra incomunicación cuyo vértice opuesto nos suele sumir también en la más oscura de las soledades. No vamos a descubrir nada nuevo repitiendo lo ya definido por algunos sociólogos como “Sociedad Tecnológica Avanzada”, ni tampoco sería conveniente hablar de los hartamente ensalzados beneficios que proporciona, así como de los temores, incertidumbres, desigualdades sociales o nuevas formas de poder que surgen con el uso de estas tecnologías y el impacto que suponen en el vertiginoso día a día. Lo que no cabe duda es que proporcionan, por no decir obligan, nuevas formas de comportamiento tanto individual como social y que tienen en su génesis, desarrollo y consumo, un componente psicológico de envergadura y consecuencias reales. No nos hemos preocupado en conocer de dónde han salido estas herramientas que con tanto énfasis utilizamos, generando aquél otro síndrome de dependencia en el uso continuado y casi histérico en muchos casos.

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Pero no cabe duda que en su uso y en no pocas ocasiones, vemos reflejada aquella necesidad de sentirnos presentes y hasta generosamente atendidos en las redes por las que navegamos. Tanta es la necesidad que hasta el pudor se sonroja, viéndonos sorprendidos con datos cuya fiabilidad, por repetidos en el historial, nos indican hasta el número de calcetín que usamos y que vienen a ser excusas de los silencios que nos acompañan en nuestra intimidad. Por otro lado, la necesidad se hace devoradora de profusas declaraciones que no nos atreveríamos a hacerlas mirando a los ojos o simplemente acariciando la piel. ¿Por qué tenemos esa necesidad? ¿Por qué estos nuevos medios de comunicación ocupan tanto tiempo en nuestros días? Si dijéramos que somos humanos para concluir sobre las debilidades que nos acompañan sería demasiado simple como argumento. Pero no nos equivocaríamos si aludiéramos, como comentábamos al principio, a la perentoriedad de vernos reconocidos en mayor o menor medida, de sentirnos presentes en la vida del otro, de conquistar con un emoticono o con un simple corazón, la atención que quien por no tenerlo enfrente, está al otro lado del ´hilo´. Sin embargo, y en este caso afirmamos, el humano sigue siendo humano y en su reconocimiento se encierran todas las riquezas que atesora, al igual que todas las debilidades que le acechan, reflejadas a través de las mil pantallas y pantallazos que proporciona esta era moderna, era digital, era tecnológica, con una presencia convertida en descaro que no proporciona otra cosa sino una señal: la carencia del acercamiento. No es vanidad lo que es perfectamente reconocible y por derecho reconocido en el otro. Pero sí podría serlo, suplantar, tergiversar, versionar presencias lejos de la realidad y sobre todo poner en valor a través de hashtag – ¡vaya con los anglicismos! – contenidos cuya distancia con quienes los suscriben, forman parte más de la imaginación que de la propia realidad. Al final, siendo humanos, más valdría una sonrisa. Más aún una mirada. Y desde luego, como no, un ramo de flores que nos permita sentir la vida del color que más nos guste, sin necesidad de contener la respiración o de sentirnos ahogados en el multiforme, dislocado y a veces engañoso mundo de la pantalla. Una de flores, dos cervezas y mucho cariño. Recetas aún válidas en la no menos válida vida humana de instantes vívidos y por vivir.



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DEL 11 AL 17 DE SEPTIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

¿Quién decís vosotros que soy yo?

Concierto con libertad

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A

arcos escribió este evangelio seguramente por el rechazo que sentía su comunidad a predicar la pasión de Jesús y su muerte, porque todos esperaban un Mesías triunfante, un libertador nacional político. Pero el Mesías que Jesús contrapone al que confesó Pedro conlleva preocuparse de los pobres, de las viudas que no tienen protección, de los enfermos, de los niños –totalmente desvalidos en aquella época–, de los huérfanos, de los excluidos. Y esta preocupación, además de compasión, era una crítica contra los poderosos de entonces, y, lógicamente, también contra los de ahora. Por eso, ser servidores de ese reino de Dios que Jesús implantó, lleva a estar expuesto continuamente a persecuciones de todo tipo. Pedro es calificado como un Satanás, porque el mesianismo que él creía y esperaba era el del poder, no el del servicio y del consiguiente sufrimiento. Y Jesús de ninguna manera pasaba por eso. El Señor me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado ni me he vuelto atrás. En este tercer canto, el Siervo se muestra menos como profeta que como sabio, discípulo fiel de Yahvé, encargado de enseñar a su vez a los que “temen a Dios” (miembros del pueblo elegido), y también a los extraviados o infieles “que andan a oscuras” . Gracias a su coraje y a la ayuda divina, soportará las persecuciones. Pero para realizar su tarea de transmisor de la Palabra, ha de escucharla atentamente. Es una constante en la historia de la salvación la invitación y urgencia por parte de Dios a que el pueblo, de dura cerviz, abra el oído y escuche una palabra que le lleva a la vida porque es expresión de la voluntad de Dios. Y sólo Dios es la fuente y dador de vida. El Siervo escucha. El autor de la carta a los Hebreo, recogiendo las afirmaciones de un Salmo, escribe: no quieres sacrificios ni oblación pero me has abierto el oído... He aquí que vengo para hacer tu voluntad. (Hb 10,5ss). Esta actitud del Siervo es ejemplar para la Iglesia de ayer y de hoy. Debe estar atenta a la Palabra de Dios que ha de recibir piadosamente, vivir fielmente y transmitir sinceramente. Lo necesitan, como nunca, los hombres que nos rodean. El mundo necesita discípulos atentos como el Siervo y transmisores valientes también como el Siervo. ¿Quién dice la gente que soy yo?... Y vosotros quién decís que soy yo? He ahí la pregunta fundamental de Jesús. La lectura del evangelio nos revela que la idea que tienen las gentes de Jesús, aunque espontánea, queda muy lejos de la realidad. Se admiraban ante los milagros que hacía con los enfermos ¿no será un curandero? Se admiraban de las obras que realizaba en la naturaleza ¿no será un ser divino lleno de poder contra los elementos? Le oyen hablar con autoridad ¿no será un profeta singular? Ven como expulsa a los demonios ¿no será un mago? Comparte la mesa con todos ¿no será un pecador también? Dispares respuestas a difíciles preguntas. Jesús se dirige ahora a los suyos que están más cerca, que le han escuchado mejor, que han sido elegidos para la misión ¿Quién decís que soy yo? Y Pedro responde: Tú eres el Mesías. Pero ¿qué clase de Mesías: político nacional, el Siervo, el Profeta? La continuación del relato no revela exactamente lo que pasa por la mente de Pedro y de los Doce. Pero es realmente el Mesías, esa es la gran verdad. Es el cumplimento en la historia de una larga y curtida esperanza. ¡Es el Mesías realmente! Estas preguntas o parecidas se dirigen hoy a los discípulos de Jesús, dispersos por el mundo, que formamos la Iglesia. Nos preguntan los hombres y nos faltan muchas veces respuestas convincentes. Nos pregunta Jesús también hoy y no atinamos a dar la repuesta adecuada y correcta. La Iglesia se encuentra en la encrucijada de un gran reto: el mundo pide pruebas fehacientes de la identidad y misión de Jesús y de la Iglesia. Es necesario asumir este exigente pero gozoso compromiso de ser sus portavoces, embajadores y simplemente testigos de quien tiene la respuesta verdadera para la humanidad. ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! Pedro acaba de confesar que Jesús es el Mesías. Pero un Mesías a su medida, es decir, a la del pueblo que le espera como un libertador político-social a través de un levantamiento nacional armado. Pedro mismo comparte, con mayor o menor fervor, las inquietudes de los Zelotas. Pues bien, a partir de la confesión mesiánica de Pedro, Jesús comienza la revelación del verdadero misterio del Hijo del hombre o, lo que es lo mismo, el sentido verdadero que en los planes de Dios tiene la figura del Mesías y que ha manifestado en su Palabra. Jesús vuelve la mirada a lo genuino de la Voluntad de Dios. Y lo auténtico es el camino del sufrimiento sustitutivo del Siervo. Este camino es escandaloso para Pedro, por eso se interpone en el camino del Hijo de hombre, se interpone en el camino de los planes de Dios. Por eso es calificado, con justeza, como Satán (inconscientemente está encarnando la tercera tentación). Sólo Satán es quien tiene interés en que el camino del Hijo del hombre quede interceptado, que no se realice nunca. Todo el que quiera realmente pertenecer la círculo de sus discípulos, ya sabe la tarea y el camino. Seguir a Cristo Jesús, esencia misma de la vida del creyente, no es posible más que repitiendo personalmente el camino recorrido por el Maestro: ¡el camino de la Cruz!¡Que es un escándalo para el mismo Pedro!

CARLOS JORKARELI poco que se baje la guardia, los tiempos tratan de volver. Y lo suelen hacer a través de atávicas figuras. Suelen estar bien alimentadas, vestidas y revestidas de aureolas que tanto sufrimiento ha traído a la humanidad en el transcurso de su historia. La aureola no es gratuita. Suele ser represiva, deformada, angosta y lúgubre en su más insidioso contenido y contexto. El contexto, por religioso, es sabido que participa de las bienaventuranzas divinas y por ende de las bulas papales u otras que parecen no llegar a todos los sitios y prosélitos. En este sentido, los hay que han destapado la otra cara, la menos aparente de la célibe y no menos antinatural asunción de la vida. Las iglesias, a través de sus más fervorosos sufragáneos, no deja de tanto en cuanto – y cada vez más a menudo – de tentar la suerte y pretender poner patas arriba lo imposible, que en la historia de la humanidad ha constituido el epicentro, vértice y esquina de cualquier era: el fornicio y todo lo relacionado. También de tanto en tanto, algún obispo, mulá o rabino… de aquellas características, conocedor como debe de serlo de tanta miseria, injusticia y guerras, hambre y vulneración del verdadero mandamiento divino que aquellas iglesias (genérico) han venido callando en las diferentes épocas empecinadamente - en Grecia se han venido abandonando a los niños por la paupérrima situación económica – venga a decirnos ahora, por ejemplo, que fornicar entre adultos, como libre elección y manifestación de unos sentimientos o placer mancomunado es pecado, cuando menos resulta apocalípticamente retrógrado. Cuando más, un vejatorio insulto al ser humano y señal de la íntima frustración de no ejercer tal natural, bello y satisfactorio mandato de la naturaleza. Ya que personajes de esta guisa parecen tener soluciones para salvar nuestra alma del pecado, no estaría de más recordarles los itinerantes y no todos aireados casos de pedofilia que se han venido conociendo dentro de los séquitos y juramentados célibes de las distintas congregaciones religiosas. Siempre han sido oscuras y ciertamente crueles las actitudes inquisitoriales que en nombre de la deidad (sea cual fuere su nombre) han regado el tortuoso avance del pensamiento humano. Y cual ciclo intermina-

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ble, las diferentes épocas vienen demostrando que, en virtud de las malformaciones humorales de ciertos personajes instalados en el poder, han venido repitiendo o intentándolo al menos, llevar a los más desfavorecidos a acatar, al borde del abismo, los postulados más inconfesos de maldad y abolición de libertades. Nos cabe la responsabilidad, ineludible diría yo, de apartar definitivamente estos atávicos nudos de oscuridad y entes propiciatorios del verdadero mal que constituye el fornicio mental que nos proponen. Bajo directrices y controversias divinas escritas en no sé qué volumen sagrado, por no sé quién y en aras de qué elevados transmisores de la voluntad divina, cual chamanes, airean el miedo y proponen las llamas. Pero no en el infierno, si no aquí, en el paraíso, en la tierra, único lugar del que podemos dar constancia de su existencia. Voluntad divina esta, que por cierto no se despliega benefactora ante el ostracismo en que se ve inmerso un continente como es África, cuna de civilizaciones, o Palestina, acorralada por la tribu de Jehová, o tantos otros lugares de este pequeño globo donde pareciera que Dios no existe. Incluso en nuestra casa, este país que deambulamos día a día, no dando crédito a la estrafalaria figura del concubinato que supone dios y el poder para quienes, desde su esfera, intentan vaticinar el origen de nuestros males, sin darse cuenta que son ellos. Faltaría espacio para citar cuantos asuntos tendrían que ser mitigados por los evangelizadores divinos, vestidos de púrpura y aura grotescamente conseguida por el mero y fornicado ascenso en la escalera del establishment. Ya lo dice la Voz actual cuando hace mención a que la iglesia (genérico 2) no ha de ser “una secta para privilegiados sino una familia hospitalaria” acogedora y con las puertas abiertas para no parecer sólo un museo. Menos aún en el estado de cosas que se están dando ante las que nos quedamos perplejos por falta de unanimidad de criterios en la censura y oposición permanente de todas las iglesias, todas las naciones y todos pueblos: la injusticia no divina que se está cometiendo con tantos pueblos hoy en conflicto como el de Siria, y sobre todo con sus ciudadanos refugiados. Mejor tener concierto con libertad. Ya tenemos bastante con el fornicio que supone emparentar el pensamiento, la libre elección, el verdadero sentido común y el respeto. Que no vengan a tergiversar el diccionario de la más humana disposición a ser felices.



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DEL 18 AL 24 DE SEPTIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

De ser el primero a ser el servidor de Dios

Las partes y el todo

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obran palabras para entender lo que enseña Jesucristo. Otra cosa es que queramos aceptar lo que el Señor nos propone. El domingo pasado teníamos el primer anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, sazonado con la reprimenda a Pedro: ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! (Mc 8,33). Casi sin respirar, el Señor se dirige a todos, a la gente y a los discípulos, y les dice: Si alguien quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo… (Mc 8,34), es decir, deje de lado su «yo». El evangelio de este domingo presenta el segundo anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús y lleva implícita una censura a los discípulos, interesados solo por saber quién de ellos era el más importante. El Señor trata de colocar las cosas en su sitio, siguiendo el mismo punto de vista mostrado anteriormente, distinguiendo entre el pensar a modo humano y a modo divino: humanamente, ambicionamos prevalecer sobre los demás, destacar, ocupar el primer puesto; la lógica que propone el Señor es totalmente diversa: para ocupar el primer puesto hay que ponerse al servicio de todos y pasar por ser el último de todos. Esto se entiende muy bien, pero nuestra pretensión humana es reacia a aceptarlo, porque implica el compromiso de hacer como Jesucristo, que “no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45). Acechemos al justo que nos resulta incómodo... El justo es incómodo con su sola presencia. Denuncia con sus obras aunque no recurra a las palabras. El justo se gloría de tener el conocimiento de Dios. No sólo el conocimiento del Dios único, sino también el de su voluntad (Rin 2,17-20) puesta en obra; acaso también el de sus misteriosos designios sobre el hombre (Sb 2,22). El justo es, por su talante y por su comportamiento, un reproche permanente y esto provoca la persecución contra él. Lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños. Los impíos repiten los reproches formulados a menudo contra el pueblo judío, separado del resto de los hombres por sus creencias y sus prácticas. La sabiduría que viene de arriba es amante de la paz. La Escritura tiene un concepto de la paz más amplio que el nuestro. Esta realidad engloba todos los bienes de la salvación que Dios ofrece a los hombres. Y, a la vez, nos introduce en el modo y talante de vivir aquellas gentes menos agobiadas que nosotros. El símbolo de la paz puede que esté relacionado con el modo de vida en tranquilidad bajo la parra y la higuera. Esta expresión ha pasado a sintetizar el bienestar de una vida tranquila, en armonía y comprensión mutua. De Dios sólo puede proceder la paz y lo que con-duce a la paz. La paz es ahora relacionada con la misericordia y con el bienhacer: La conjunción de estas actitudes puede garantizar una paz verdadera y constante. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia. Santiago relaciona los dos términos que sintetizan un mundo rico de experiencias humanas y religiosas. La justicia es el resultado de poner en práctica las cláusulas de la alianza tanto en lo que se refiere a Dios como en lo que se refiere a las relaciones de los hombres entre sí. De la paz ya hemos dicho una palabra. En este texto de Santiago parece que la justicia es fruto de la paz. En general se estima que la paz es fruto de la justicia y del amor. En todo caso ambas realidades están estrechamente unidas y se necesitan mutuamente. uien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. Este estilo que recurre a los contrastes, a las paradojas, a las situaciones aparentemente absurdas le gustaba al Jesús que vivió entre nosotros. Estas palabras arrancan del Jesús histórico. Su comprensión y alcance por parte de los discípulos será fruto de la luz pascual. Oímos al Jesús que vivió entre nosotros cuando escuchamos estos consejos, advertencias o exhortaciones. En la comunidad que surgirá de aquellos que le escuchan atentamente y formarán la nueva familia de Dios (Mc 3, 31ss) la grandeza y el honor será el servicio y no la rivalidad o la competencia entre ellos. Es un nuevo talante que se distancia del comportamiento de los rabinos. Los discípulos de este nuevo maestro sumido en Israel han de estar siempre para dispuestos al servicio hasta el don de la propia vida. Pero para ello hay que volverse como niños. De nuevo la presencia del niño en medio de los ambiciosos discípulos. El niño era despreciado en tiempos de Jesús. El niño no contaba. El niño es la realidad de lo insignificante y símbolo de la nueva actitud ante el reino presentada por Jesús. Para cumplir el programa de Jesús hay que volverse como ellos. Jesús quiere a los niños (Mc 10, 13-16). Este episodio de la vida de Jesús es revelador por sí solo de la situación de los niños y, por tanto, de la fuerza de las palabras de Jesús cuando invita a estos mismos discípulos a parecerse a ellos para entrar en el reino. Más todavía: el que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí sino al que me ha enviado. Es necesario que los creyentes y la Iglesia mostremos al mundo actual este rostro y este comportamiento de Jesús. El Evangelio lleva dentro de sí la suficiente fuerza regeneradora para transformar el mundo, lenta pero eficazmente; pero sobre todo, las relaciones entre los que creen en Jesús y que son como la levadura en medio de ese mundo.

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dar en ellos supone, en estas escasas líneas, ocupar un espacio que no tenemos. Pero sí podemos al menos, llamar la atención una vez más sobre el desquicie al que se ven sometidos aquellos quieiempre hemos conservado el concepto de nes, acercándose a una exposición o cualquier abstracción como resumen de lo concre- otra manifestación artística, se sienten sorprento. La sinopsis de lo evidente, la reducción didos por un sentimiento de incredulidad y asombro. o síntesis de lo general. No podemos coger el pincel con una mano y No obstante, resulta curioso como los conceptos, estilos y en general los llamados "ismos" den- el micrófono con otra. Es imposible. tro del arte, pisan una deleble línea divisoria cuLa creación en su intento, supone una actitud yos límites no están tan claros. introspectiva muy distante de la palabra. Más bien Por lo general las obras se construyen a través es el silencio como necesidad ineludible y el inde conceptos, sinopsis o síntesis gráficas que, a la terrogante como compañero de viaje, lo que propostre, devienen o no en lo concreto. picia cada trazo, color y conjunto compositivo. Estudios - síntesis gráficas, bocetos, o como queSi el interrogante no existiera, si creyéramos ramos llamarque ya lo salos - son el bemos todo preludio de la “Pero sí podemos al menos, llamar la atención una vez y que todo conclusión y más sobre el desquicie al que se ven sometidos aquellos está en su sillevan implícitio, aquello quienes, acercándose a una exposición o cualquier otra tos esa forma que saliera genuina de manifestación artística, se sienten sorprendidos por un de nuestras trazar, man- sentimiento de incredulidad y asombro” manos se char o comconvertiría poner que dien una ferencia los rasgos esenciales del autor, no por mera y habilidosa (en su caso) reproducción. Sin ello menos importantes. embargo la mirada, en la construcción de la obra, Curioso resulta a veces darse cuenta como las ha de abarcar aquel todo, al tiempo que se fija en partes de una obra en su construcción pueden de- cada una de las partes, propiciando así la hermanvenir en un todo. Es decir, tener vida propia, exis- dad del conjunto. tencia por sí mismas y ser proclives a dar signos Existen, como en teatro - por poner un ejemde veracidad a la presente y resumida tesis: las par- plo gráfico – las ´bambalinas´ del arte. Aquello tes es el todo y todo está en las partes. que no se ve, pero que flota en el estudio del pinPor lo tanto, la exacerbada tendencia a la cla- tor o del músico, o en el misto teatro, cuya alquisificación por el mero hecho de nombrar lo a mia, lejos de ser indiferente, propone el mejor veces innombrable, resulta en ocasiones un de los resultados entre el más agudo de los silenmero trámite de mercado, cuando no, el ánimo cios. Ahí es donde se cuece el resultado final, el de abarcar lo que a simple vista dice mucho más. color, el sonido, la tramoya y su perfecta coordi¿Resultará que la abstracción va implícita en la nación, los tempos y ritmos cuyos orígenes, intuifiguración? ¿Cabría la posibilidad de pensar so- tivos en muchas ocasiones, parten del análisis conbre el expresionismo como trazo inequívoco de tinuado y la ausencia de palabras. un carácter, o... la simple falta de paciencia - carácter - para ir más allá? ¿Cabría pensar en la abstracción como una excusa o un genial resumen? A veces, nos perdemos en las palabras queriendo diferenciar con ellas lo indiferenciable o simplemente repetido, intentando añadir un ápice de singularidad a través del adjetivo. Pero da la casualidad que el arte es emoción y tiene un lenguaje que habla por sí mismo en cada una de las materias artísticas, sin necesidad de epítetos. Éstos, los epítetos, normalmente quedan relegados y ensalzados a su vez por quienes viven de la mal entendida intelectualidad. Aquellos, cuyo sustento suele depender de la palabra y el giro hábil que sepan darla. No así para los artistas, quienes en su afán por llegar al núcleo de la expresión, a la comunicación, no solo se han olvidado de las palabras, sino que las consideran fatuas, precisamente porque la expresión ha quedado impresa en el movimiento, la luz, la armonía o cualquiera otra de las lenguas propias de la materia. Es por ello que no debemos confundir y confundirnos con excesiva terminología. Los conceptos, como las miradas, han de ser claros e intensos, lejos de la mezcolanza e indefinición en que los hemos convertido. Así, como anteriormente afirmábamos, las parte y el todo se cruzan, como lo hace lo abstracto y lo concreto, implícitamente contenidos en ese todo al que nos referíamos. Hay suficientes datos e información hoy día para preguntar y preguntarnos sobre los disloques cualitativos y cuantitativos del arte. Redun-

CARLOS JORKARELI

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DEL 2 AL 8 DE OCTUBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

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Hacerse una sola carne ‘1045 - II’ o la Cultura gratuita

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or medio de las pautas, se nos invita a luchar contra la soledad, a enamorarse de la humanidad sufriente y a declararle amor eterno. Y hacerlo aplicando la metodología de lo común, del grupo, de la fidelidad entre las personas. Prestando lealtad a la justicia social, la libertad, el amor y las oportunidades. Acerquémonos con la inocencia de niños a la propuesta de Jesús, él nos abraza y bendice, como dice el Salmo: todos los días de nuestra vida. El proyecto del Creador sobre el matrimonio y la familia: una comunidad de vida y de amor para que los hombres sean felices y colaboradores libres y responsables en la transmisión de la vida humana. En la liturgia de la Palabra de este Domingo se aborda, por tanto, uno de los más graves problemas del matrimonio y la familia en nuestro mundo creyente o no creyente. Habrá que leer y exponer estos fragmentos de la Escritura con una exquisita sensibilidad y una inquebrantable fidelidad al proyecto del Creador y a la interpretación que ofreció Jesús profeta auténtico y profundamente misericordioso. Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. El autor de esta Carta había recogido, anteriormente, unos versículos del Salmo 8: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que te preocupes por él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y honor; todo lo sometiste bajo sus pies. Para el teólogo-autor de la Carta que siente profundas preocupaciones de comunicación del mensaje de Jesús a los hombres de su tiempo, Jesús es y se ofrece como el modelo ideal del hombre y de la humanidad. Es necesario dirigir la mirada a Jesús para reencontrar la verdadera dimensión del hombre manifestada en la creación. Y precisamente Jesús tomará muy en serio la dignificación del hombre y de la mujer que se encontraban en situaciones difíciles en muchos casos. No sólo él fue el hombre ideal, sino el modelo ideal al que contemplar para que se realice el proyecto humano querido por el Creador. Jesús sigue siendo una respuesta para todos los tiempos en cuanto a la humanización se refiere. Y lo sigue siendo para nuestros hombres y mujeres. El ofrece la más auténtica y genuina humanización y realización de los valores humanos. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre... La mirada de Jesús se dirige a los orígenes. Y Jesús quiere que los hombres dirijan la mirada a los orígenes. En aquellos orígenes aprendemos y descubrimos que Dios hizo el matrimonio y la familia como una comunidad de vida y de amor para la felicidad y la comunión. Bien es verdad que esto sucedía en los orígenes pero que luego tuvieron lugar, según el relato del Génesis presentado de forma popular, otros acontecimientos de gran trascendencia. Jesús se encuentra en medio de la humanidad sujeta a las consecuencias de aquellos acontecimientos dolorosos para el hombre. Cuando Jesús contesta que al comienzo no fue así, es que se puede volver a contemplar el comienzo como posible, viable y la solución verdadera. Pero no se limita a dirigir la mirada de los hombres a los orígenes. Ofrece, como hemos leído en el fragmento de la Carta a los Hebreos, la vía de solución. Él ha querido hermanarse con los hombres y ha pasado por el sufrimiento para llevar una multitud de hijos a la gloria. Permítaseme alguna reflexión en esta línea, sacada de la Escritura misma: me refiero al comportamiento de Jesús ante el sufrimiento humano y ante las situaciones límites; ese punto de referencia es el que debe iluminar la comprensión de su respuesta. No era un académico que defiende una tesis; era un profeta que conduce al hombre a las fuentes de donde arranca su verdadera libertad, su sentido humano y su misión en el mundo. No es una cuestión tangencial para el hombre. Se trata de llegar a la raíz de la solución. Y Jesús llega a la misma, pero no solo ofreciendo una respuesta más o menos convincente de carácter doctrinal, sino ofreciéndose a si mismo como quien ha cargado sobre sus espaldas el sufrimiento del hombre, como quien sabe dónde realmente se encuentra la felicidad verdadera del hombre y cómo se accede a ella. Es la imponente figura de Jesús, no siempre comprendida correctamente, la que avala su respuesta a un gravísimo y sangrante problema. Que Jesús optó por la comprensión del matrimonio como una comunidad de amor y de felicidad irrompible estimo que es el verdadero sentido de sus palabras. Convendría insistir en la presentación de este evangelio que es la figura profética de Jesús, su misión de auténtico intérprete de la voluntad de Dios y su talante compasivo, de lo que está empapado el evangelio, la última referencia para la solución de este problema. Por eso hay que equilibrar cuidadosamente la fidelidad y el sentido de misericordia como lo hacía el Maestro. De esta manera ofrecemos a los hombres y mujeres de nuestro tiempo la solución que les aportará la luz necesaria y los caminos de la felicidad sincera y duradera.

ca. Si luego de algunas visitas vemos que la acogida es buena estamos en condiciones de ofrecerte un arreglo económico muy atractivo para que vengas cada cierto tiempo a nuestro local a deleitar nuestros oídos…” La respuesta: “Junto con saludarte, te cuento que soy un músico experimentado con una casa muy grande, con gran interés en las artes culinarias y su difusión. Te quiero ofrecer mi espacio para que promuevas tu trabajo y tu restaurante a través de tus platos, eso s bien sabido por todos el lugar que ocupa la sí, más bien ‘cocktail’ y platos livianos para que mis incultura en el reparto de presupuestos del esta- vitados puedan escuchar música en mi casa… siemdo, región o ayuntamiento. No haría falta un pre tengo una buena cantidad de invitados con los estudio exhaustivo para desmitificar las gran- cuales podrás promover tu comida y tu restaurante. dilocuentes palabras que, cuando interesa, proliferan Si luego de algunas visitas veo que la acogida es bueen los medios de comunicación y foros relacionados. na estoy en condiciones de ofrecerte un arreglo ecoA poco que repasemos la hemeroteca cultural, en- nómico para que vengas cada cierto tiempo a mi casa contraremos todo tipo de contradicciones entre quie- para deleitar nuestros paladares…” nes dicen dedicarse a la gestión, promoción y salvaComo vemos, la gratuidad de la cultura y las artes guarda de la cultura y quienes son verdaderamente en general, está tan extendida que hasta los más listilos protagonistas. Ya sean éstos de primera o última lí- llos y menos cultos de nuestros congéneres, aún crenea (relativa). en, siguen creyendo, están convencidos que el Arte es Las artes, decía nuestro queridísimo Wert, sirven “helarte de frío” y la cultura una distracción. para distraer. Y no cabe duda que distraen. Más aún, La escritora vasca Luisa Etxenike nombrada miemdespejan la mente de tanto filósofo suelto – no enten- bro de la Orden de las Artes y las Letras en nuestro demos aún qué capacidades tenía este Sr., para ser Mi- país vecino y traducida su obra al francés, lo deja clanistro de Cultura – y sobre todo distraen de la impu- ro: "La cultura no es una actividad del tiempo libre; es ne injusticia en que la globalidad de las iniciativas cul- lo que nos hace libres todo el tiempo". Y hacemos referencia a ésta voz, rescatada de tanto perjurio cultuturales se encuentran. ral, porque las Nuestros hay que gritan, políticos aún “Otro botón de muestra de lo descalificada que se declaman cual no han dado encuentra la palabra por nuestros gobernantes, podría si de un escecon la fórmunario vacío se la para con- ser el lugar que han considerado que ha de ocupar: vertir la cultu- ¿Cómo se puede compatibilizar delegaciones del tamaño tratara, la ingratitud con la ra en un me- de Cultura, Barriadas Rurales y Jédula?” que la sociedio de riquedad en geneza social. Y por eso estamos como estamos, sumidos en la angos- ral tipifica las artes y la cultura. Ya lo dijo aquél otro artista de cuyo nombre no quieta tradición de que estas áreas no son importantes y sirven como decía aquél, para ocupar tiempos libres ro acordarme: “Soy de donde estoy y donde estoy Creo, si me dejan”. y ratos de ocio. Y es hora de cambiar las tornas empezando por donTanto ingeniero y facultativo, tanta titulación y requisitos para acceder a puestos de trabajo y sin embar- de estamos. Y estamos en una Ciudad en la que ha go el respeto por el arte y la cultura en general y en arraigado de forma invasiva y endógena, casi patolóparticular a sus verdaderos protagonistas, es nulo. Tan- gica, la idea generalizada de que la Cultura ha de ser ta mente despierta en la administración para tener un gratis. Y ello viene fomentado, en muchos casos por continuismo institucional sin un ápice de creatividad. un ánimo electoralista por parte de la institución, que Seguramente a muchos de los lectores de estos hu- choca de frente con la educación cultural que toda mildes comentarios (eso esperamos en cuanto al nú- sociedad necesita. No, ¡rotundamente no! La Cultura a través de sus mero), no se les ocurriría llamar al electricista, al fontanero, al albañil, para luego de disfrutar de sus servi- amplias manifestaciones, constituye en sí misma un cios, regalarle una sonrisa y despedirle sin abonar el abanico de creatividad que conlleva inherente el ejercosto de su trabajo. Cierto es también que a nadie se cicio, titulado o no, de facultades adquiridas a través nos ocurriría ir al supermercado y disfrutar de cual- de años de trabajo e ilusión puestos a disposición – quiera de sus productos sin pasar por caja. Menos aún como decía la escritora – de la libertad, el conocimientendríamos la valentía de contratar a un gestor, abo- to y el disfrute (por qué no) de todas aquellas áreas gado o procurador, sin la conciencia de antemano de pertenecientes a lo humano de las que tan faltos estalos emolumentos que hemos de pagar en el ejercicio mos. Son áreas cuyo vórtice o centro del torbellino, eleva nuestra calidad de vida tan profusamente castide su profesión. Para botón, una muestra. Y como tal, transcribimos gada por la economía y el consumo. Otro botón de muestra de lo descalificada que se la sustanciosa conversación vía correo electrónico que mantuvieron el dueño de un restaurante y un músi- encuentra la palabra por nuestros gobernantes, poco, cuando al primero se le ocurrió pensar que su lo- dría ser el lugar que han considerado que ha de ocucal, bien sería merecedor de la presencia de un artis- par: ¿Cómo se puede compatibilizar delegaciones del tamaño de Cultura, Barriadas Rurales y Jédula? ¿De ta que amenizara el ambiente y sus platos. La propuesta fue así: “Junto con saludarte, te cuen- qué tiempo ha de disponer un Delegado para abarto que somos un local nuevo y pequeño dedicado al car con la profusión de ideas, gestión y administración rubro gastronómico con interés en la música y su di- un área vinculada directamente al desarrollo del ciufusión. Te queremos ofrecer nuestro espacio para que dadano, a revertir el concepto, a dirigir los espacios promuevas tu trabajo y tus cd’s a través de tu música y destinados a su desarrollo, a abrir ventanas y puertas tu bajo, eso sí más bien smooth jazz y música ambien- en una suerte de oxigenación, ampliación y universatal y suave para que la gente pueda a la vez co- lidad de la Cultura en Arcos de la Frontera? La única forma de crecer culturalmente es ser duemer…siempre manejamos una muy buena cantidad de público con los cuales podrás promover tu músi- ño de un restaurante con sensibilidad.

CARLOS JORKARELI

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SEPTIEMBRE 2015 Galería de arte ©Carlos Jorkareli 2015


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