16 - Arte y política

Page 1

información

3

DEL 22 AL 28 DE MAYO DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

... hasta la verdad plena

Arte y política

ropio del ser humano es dirigir su vida de forma consciente, libre y autodeterminativa, viviendo no como una isla, sino formando comunidades de diversa índole, hasta sentirse unido a todos los hombres en una globalización solidaria. El Espíritu Santo, viene a habitar en nosotros como dador de fortaleza divina, santificador y revelador de la intimidad divina. Así nos va llevando a la adultez y consumación cristiana en la comunión con los otros cristianos y en la interrelación con todos los hombres y culturas. La “carne” en la Biblia significa a veces lo débil, lo flojo. En contraposición, el “espíritu” significa lo fuerte, lo dinámico. Así, Jesús nos enseña que “el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 26,42). A nosotros aquí nos interesa ver la personalidad del Espíritu Santo. Es en el Nuevo Testamento donde es revelada plenamente. Pero dicha revelación fue precedida en el Antiguo por una realidad polifacética a la que denominaron ruah. Uno de los significados de esta palabra es la de viento. El viento implica muchas veces la fuerza. Así lo proclaman Moisés y los israelitas al ver el exterminio del ejército del Faraón: “Al soplo de tu nariz se amontonaron las aguas, las corrientes se alzaron como un dique, las olas se cuajaron en el mar. Sopló tu aliento y los cubrió el mar” (Ex15,8.10) . Con la fuerza del espíritu de Dios infundido en Sansón, éste “despedazó un león como se despedaza un cabrito” (Jue 14,6). En el Misterio de Pentecostés el Espíritu Santo se manifiesta en la fuerza de “un viento recio”. Los discípulos se habían recogido en el Cenáculo atemorizados, presos de miedo. Al recibir el Espíritu Santo su miedo se cambia en fortaleza que da testimonio del Señor. El mismo Señor había anunciado a los discípulos: El Espíritu que os enviaré desde el Padre “dará testimonio de mí y también vosotros daréis testimonio”, como vemos en el evangelio de hoy. Nosotros lo hemos recibido en el bautismo y, más aún, en la confirmación. La fortaleza recibida de él nos impulsa a vencer todo miedo y a dar testimonio de Jesucristo con la misma valentía de los apóstoles. Dirigiéndose a los Gálatas, san Pablo nos habla en la segunda lectura de otro efecto que produce la acogida de la acción del Espíritu en nosotros: la transformación del hombre que es llevado por la “carne” en hombre regenerado. “Carne” aquí significa el hombre que se deja dominar por los impulsos desordenados que existen en el ser humano, “caído” desde el pecado de los primeros padres. El Espíritu y la “carne” son dos realidades contrapuestas, pero no del mismo nivel: el Espíritu es superior a la “carne” y con su acción transforma al “hombre caído” en hombre regenerado, santificado, “espiritualizado”, del que brotan los frutos de la caridad, la paz, el dominio de sí. En el fondo, es la misma enseñanza que nos presenta san Juan en el diálogo de Jesús con Nicodemo: “el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu” (Jn 3.5-6). Aquí “carne” significa el simple hombre: lo que nace de un hombre es sólo hombre, no un hombre que está animado y transformado por la actuación del Espíritu. Lo mismo encontramos en la Epístola a Tito al hablarnos del “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, que (el Padre) derramó con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos, en esperanza, herederos de vida eterna (Tit 3,5-7). El Espíritu Santo, al actuar en nosotros, no se contenta con medias tintas, sino que, como leemos en el evangelio de hoy, progresivamente nos va llevando “hasta la verdad plena”, es decir, a la comprensión y vivencia perfecta del misterio de Jesucristo, encarnándolo en nuestra vida personal y en la historia del mundo, en la pluralidad de culturas de nuestro mundo. Va llevando los hombres a una comunión o compenetración que se realiza en diversos niveles. No en vano desea san Pablo a los corintios que “la comunión del Espíritu Santo” esté con todos ellos (II Cor 13,13). El Espíritu Santo consuma la vida y obra del mismo Jesucristo (= Jesús el Ungido), consuma la vida cristiana de cada uno de nosotros, sus discípulos, consuma el Misterio de la Iglesia en sí misma y en su misión evangelizadora y consuma los no cristianos que se dejan guiar por su voz, que resuena en la conciencia, la cual, como nos dice el concilio Vaticano II es “el sagrario del hombre” (GS 16), aunque éste a veces no sea consciente de ello. Respecto a los cristianos, san Pablo nos enseña que el Espíritu Santo habita en nosotros, pasando así a ser su templo (cf. I Cor 3,16; 6,19). Como Maestro Interior, toma la iniciativa en nuestras vidas, nos conduce por medio de sus “dones” y con su unción nos enseña acerca de todas las cosas (cf. I Jn 2,27), llevándonos sucesivamente “hasta la verdad plena”.

diferentes manifestaciones humanas, suele establecer un sello cualitativo diferenciado, propio de quienes, de manera creativa, ponen al servicio de su cometido lo mejor de sí mismos. Hacer de la política un arte o aplicar de forma efecolítica, etimológicamente, proviene del latín ´politicus´ y ésta, a su vez, del griego ´polític- tiva el arte de la política, viene a ser una manera de crear un mundo mejor. Y no es casual que tantos siskos´ que significa ´de los ciudadanos´. temas políticos como pueden enumerarse hoy día, Siguiendo el curso de significados, según las va- revistan perfiles muchas veces alejados de la bondad riantes o enunciados que se desprenden de sus raí- de la propia palabra y actividad. Pudiera parecer capricho pensar que el sustrato ces etimológicas, política también devendría de ´polis´ (ciudad) y ´ética´ (modo de hacer las cosas). Abun- que la compone es su esencia. Pero ésta no es otra dando, podríamos añadir que es el arte propio de que su fin o finalidad. Si no nos atenemos a los significados aludidos de los ciudadanos, el arte de vivir en sociedad, arte de la palabra, al hablar de política podríamos, sin lugar las cosas de Estado. Preferimos, en definitiva, quedarnos con la am- a duda, adentrarnos en fórmulas cuyos despóticos pliación de su concepto al indicar que, política es postulados nos asomen a abismos inconfesos. Pero una rama de la moral que se ocupa de la actividad a no perseguimos repetir la historia. Queremos crear. En Arte es preciso una fuerte dosis de atrevimientravés de la que, una sociedad libre, compuesta por individuos libres, resuelve los problemas que plan- to, un intenso ánimo de superación, un imprescintea su convivencia colectiva, promoviendo la partici- dible y constante sentido autocrítico y sobre todo un esfuerzo permanente por superar lo ya ejecutado, pación ciudadana orientada hacia el bien común. En el transcurso de la historia han sido muchas las creado y ofrecido al mundo como síntesis del esfueracepciones y aplicaciones prácticas que ha tenido la zo personal. Si aplicamos estas virtudes a la gestión pública, a palabra política, al punto que han generado, en el gobierno de los pueblos, grandes e irremediables de- la ´polis´, al Estado, ciertamente la convivencia, en su permanente evolución, se verá directamente emsastres. No queremos poner ejemplos en este sentido. Bas- bebida en la nobleza de sus fuentes. Ennoblecer la política significa dar credibilidad a ta con mirar atrás y ver cómo, a la vuelta de la esquina, en nuestro país, cierta actuación política supuso sus postulados en relación directa con sus destinataun escarnio de magnitud insospechada y un retraso rios, quienes a través de su ratificación, dotan a aquellos que la practican la legitimidad en su función. sin parangón en la evolución de nuestro pueblo. Nos damos perfectamente cuenta que venimos reSin redundar en este sentido, para lo que nos bastaría poner como ejemplos multitud de sectoriales lacionando dos términos que bien pudieran parecer formas de hacer política hoy día en el mundo, sí que- diametralmente opuestos. Pero creemos que llega el remos analizar su aspecto sublime que, lógicamen- momento de recolocar las cosas en su sitio, de dar te, puede llevarnos a lo que todos deseamos: el bien- una oportunidad a la esperanza y sobre todo de comestar social y calidad de vida digna que todas las per- prender que no todo está viciado. Caer en la comodidad de justificar a través de la sonas han de tener en igualdad de oportunidades. No a todos les está permitido gozar de la capaci- política la inacción social, viene a decir que no somos dad de hacer política en el generoso sentido de la protagonistas de nuestra historia. Existe una capacidad natural en todos nosotros palabra. No cabe duda que hace falta arte para poder desarrollar el programa, la gestión y la acción so- que hace posible dilucidar entre el bien o el mal, el cial adecuada orientada a alcanzar los logros que pro- interés particular, el interés general, la justicia social, el trabajo, la dedicación, las palabras y su tono, los ponemos. gestos, las caras, los coPero no todas las lores, sabores y hasta la formas de hacer po- “Contribuir al arte de hacer política va más textura en los contenilítica están orientados de quienes asumen das, aunque lo pu- allá de expresar la voluntad de elección a diera parecer, al bien través de una opción. Quizá tenga que ver con la responsabilidad de común. Por eso exis- tener la conciencia clara del Ser Social, frente gestionar lo común. Existe otra capacidad ten los diferentes adnatural que no debejetivos que la com- al animal que proponía el filósofo. Al fin y al mos igualmente dejar a plementan. Y son cabo, la política también busca la verdad” un lado. Es aquella que multitud. Tantos nos sitúa en el lugar pricomo la propia evolución del pensamiento social ha ido añadiendo a la vilegiado desde el que los vértices de la política se hapaleta de colores o distintivos a través de los que, los cen evidentes en cuanto observador de los intermediferentes partidos políticos, vienen identificándo- dios. Aquellos plazos de los que se dispone para poner en práctica los programas, contenidos, ideales y se. Pero lejos de identificativos convertidos en siglas promesas. Por lo tanto, será nuestra responsabilidad acertar o colores, el bien raíz al que aludiera Aristóteles al decir que el ser humano es un animal político, ha de en la decisión. Una decisión que determina el hoy y materializarse en otro bien raíz, sin el cual, el senti- el mañana y la relación que se establece entre aquedo de la política deja de tener su verdadera orienta- lla ´polis´ ficticia que proponen ciertas fórmulas vestidas de armiño, frente a aquella a través de la que, ción: el arte de gobernar los Estados. No podemos comprender la política cuya finali- en relación directa con el ciudadano, el significado dad no sea el pueblo. Tampoco aquella cuya praxis de política viene a ser lo que nunca debió de dejar sea orientada a la ostentación del poder. Menos aún, de ser: el arte de vivir en sociedad. Contribuir al arte de hacer política va más allá de la que camuflada tras la aparente equidad, aún precedida de historia, el transcurso del tiempo y su des- expresar la voluntad de elección a través de una opgaste la convierte en una suerte de permanente fal- ción. Quizá tenga que ver con tener la conciencia clata de acción social directa al desvincularse con la re- ra del Ser Social, frente al animal que proponía el filósofo. Al fin y al cabo, la política también busca la alidad de los ciudadanos que gobierna. El arte como concepto, al hacerlo extensivo a las verdad.

P

CARLOS JORKARELI

P

jorkareli@gmail.com


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.