12 - Genio e ingenio

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DEL 24 AL 29 DE ABRIL DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

El buen pastor

Genio e ingenio

o es difícil encontrar a personas que se relacionan con Dios como si fuera una «máquina expendedora». Le rezan buscando únicamente que les resuelva problemas y les consiga caprichos. Consideran que el rezo es como la moneda que un mete en la máquina para que automáticamente salga lo que se ha pedido. Desgraciadamente, ésta es una tentación en la que todos podemos caer en un momento dado. Asimismo, en ciertas religiones y espiritualidades se considera a la Divinidad como un ente con el que no nos podemos relacionar personalmente. Consideran que la Divinidad ha dado origen a todo y da sentido a todo, pero no es capaz de relacionarse personalmente con las partes de ese todo, sino que se limita a ser una fuente inagotable de felicidad. Sería algo así como el Sol: todos podemos aprovecharnos de su luz y calor, pero el Sol no nos envía sus rayos pensando personalmente en cada uno de nosotros. Los rayos del Sol que yo recibo son los mismos que puede recibir cualquiera. En la espiritualidad cristiana, sin embargo, nuestra relación con Dios es muy diferente. Las Escrituras nos dicen claramente que Dios no se limita a crear y regir el mundo sino que, además, nos conoce personalmente a cada uno de nosotros y nos trata de forma personalizada. Así lo expresa el Salmo 138,1-5: «Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma». Precisamente, en el Salmo responsorial de la Eucaristía de hoy, le hemos agradecido a Dios que nos atienda personalmente y nos ayude en nuestras necesidades: «Te doy gracias pues me has escuchado, tú fuiste para mí la salvación» (Sal 117,21). En cambio, los seres que son como máquinas o como el Sol, no escuchan, se limitan a dar indiscriminadamente. Sabemos que Dios no es una máquina, ni es como el Sol. Dios es un Padre, que conoce muy bien a cada uno de sus hijos. O, también, Dios es como un buen pastor, que conoce a cada oveja y la conduce hacia pastos saludables. Pues bien, la clave de que Dios sea un ser personal es el amor. Ni el Sol ni las máquinas aman, por eso no se comunican de corazón a corazón con nosotros. Dios nos ha hecho con amor, nos ayuda con amor y nos espera en el Cielo con amor. El suyo es un amor que, además, le impide forzar nuestra libertad. Como un buen padre, deja que sus hijos seamos responsables de nuestra vida. San Lucas, en el capítulo 3 de Hechos de los Apóstoles, narra una curación acaecida en la entrada del Templo de Jerusalén. Resulta que cuando Pedro y Juan entraban en el Templo para orar, un tullido les pidió que le diesen una limosna. Pedro, entonces, le dijo que no podía darle dinero, pero sí algo mucho mejor: la salud. Y así fue, aquel tullido se fue andando. En la escena que hemos escuchado hoy de Hechos de los Apóstoles, Pedro le explica al Sanedrín, es decir, a las máximas autoridades judías, qué ha pasado en dicha curación, y entonces aprovecha para anunciar la resurrección del Señor. Les dice: «…este hombre se encuentra ahora sano ante vuestros ojos gracias a Jesús de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado» (Hch 4,10). Efectivamente, Dios no tuvo reparos en curar a aquel tullido cuando san Pedro se lo pide en nombre de su Hijo. Fue un milagro que Dios obró de forma personal a ese enfermo que pedía en la puerta del Templo, porque san Pedro así se lo pidió. Todos nosotros hemos sentido cómo, de un modo u otro, Dios ha actuado en nuestra vida para ayudarnos. Y también hemos sentido cómo su amor se ha dirigido personalmente a nosotros. Por eso sabemos por experiencia que la clave de nuestra relación con Dios está en el amor. Pues bien, san Juan, en su Primera Carta, nos dice que este amor que Dios nos tiene es lo que nos constituye en hijos suyos. Nos conoce perfectamente y nos quiere con todo su corazón, como el padre del hijo pródigo (cf. Lc 15,20-24), que por amor le deja marchar libremente, por amor espera su regreso y por amor le acoge con una gran fiesta. Como ven, las lecturas de éste domingo nos dicen que Dios no es un ser impersonal, parecido a una máquina o una estrella celeste, sino alguien que nos conoce y nos ama personalmente. Cuando dirigimos a Dios nuestras súplicas, o le damos gracias, o le bendecimos, Él sabe muy bien quienes somos nosotros y lo que hay en nuestro corazón. Sabe si estamos orando de verdad: con amor, o si simplemente lo hacemos por rutina. Sabe si lo que le decimos es algo realmente importante, o si es un mero capricho. Por eso, como un buen padre, Dios conoce lo que verdaderamente necesitamos (cf. Mt 6,8). Hagamos el esfuerzo de recordar siempre que Dios se relaciona con nosotros personalmente, nos acompaña en el día a día y nos guía hacia la felicidad. Y no olvidemos que todo eso lo hace por amor: porque somos hijos suyos.

mantener. Sin embargo, mientras caminamos entre escombros de performances, instalaciones y amontonamientos de objetos que bien están colgando del techo o apilauanto más se abre uno a las redes, más profun- dos en un rincón de las espaciosas salas institucionales diza en el conocimiento de contenidos. Inclu- y privadas o museos, aquellos que guardan la historia de lo perdurable o, lo que es lo mismo, el alma de las so dentro del arte. épocas creativas del hombre, nos proporcionan otro A veces y pesar del dolor que produce, morderse la vértice, quizá más exacto, de dónde está el Genio calengua resulta políticamente correcto, o mejor, un ejer- paz de ser admirado. Quienes han tenido la capacidad mental o espiritual cicio de respeto. Pero el respeto, igual de merecido o más aún, ha- de inventar mediante una visión personal y desinterebría que proponerlo para aquellas materias para las sada con nuevas y admirables fórmulas, interpretando cuales trabajamos, vivimos y dedicamos sueños, desve- lo real o imaginario a través de recursos plásticos, lingüísticos o sonoros, sensibilizando al espectador, polos y alegrías. Nadie podría negar la amplia influencia del mun- dría decirse que se han acercado al Arte genial. Es dedo del arte en nuestra sociedad. De consumo, eso sí, cir, digno de admiración. Aquello que se contempla pero igualmente generosa dentro de contenidos artís- con agrado especial y llama la atención por sus cualiticos, con un mar de influencias, recomendaciones, dades extraordinarias. Si genio y genialidad infiere la cualidad de extraorcírculos mágicos y hasta ampulosas y mediáticas manedinario a lo creado, no cabe duda que las sorpresas a ras de poder no exentas de banalidades mundanas. El descrédito que ofertan algunas mentes pensan- las que nos está acostumbrando el pretendido arte motes –que afortunadamente las hay – dan la voz de alar- derno – mucho de aquel que se hace y expone en la acma sobre cuanto sucede, pero no conviene airearlas tualidad - son el consabido pan para el pueblo, al igual porque simplemente podrían perjudicar al mercado. que la televisión basura, llena de invitaciones al éxito y A estas alturas, quien se engaña, diríamos que es por- a la fama, pero sin base maestra interiorizada, producque quiere. Esto dicho así, podría parecer presuntuo- to del crisol y destilación espiritual, intuitivo y armóniso. Bien es verdad que está dicho dentro de un marco co de las cosas. Ahora prima lo raro, lo ingenioso (de ingenio), aqueinformativo de la actual era de la comunicación y en una sociedad que hemos dado el adjetivo, no sin reti- llo que se hace con la inmediatez y contaminación de unos tiempos deseosos de abarcar antes la estrella que cencias, de avanzada. Existen tantas referencias contrapuestas que rayan, la luz que desprende. Pero no hay que seguir al pie de la letra las enciclopor contexto y contenido, en el absurdo. Las infinitas, variopintas y ´novedosas´ nomenclatu- pedias de Arte. No están, seguro, todos los que son. Máras artísticas a las que nos vemos abocados hoy día, cons- xime atendiendo a esa necesidad que lleva, ante la intituyen un marco más de ese deseo de ofertar novedad comprensión que la realidad nos provoca, a elegir el a lo trillado que, lejos de ser original, viene a ser sim- camino de los sin patria, de los parias, quienes en prople variación de lo consustancial a cada una de las ma- fundo desacuerdo con el globo financiero y todo lo terias que hasta el momento ha venido calificándose que representa, en parangón con el mencionado munde Bellas Artes - imagino que seguirá siendo válido el do actual del Arte, deciden sesgar la dirección de sus término – y que tantas y tantas tintas han dado de sí y pasos en este tránsito que significa la existencia, para ofrecer, - virtud de su tesón no exento de iluminación siguen dando en la actualidad. Por otro lado, dichas variaciones, se esfuerzan en y genialidad - lo mejor de sí en cada pincelada, línea conseguir perspectivas no vistas por el espectador, sien- escrita o composición musical. Convendría asomarse a las grandes y afamadas codo, muchas de las veces, gratuitamente provocadoras a través de los mitos que subyacen en el inconsciente lecciones y galerías actuales, para comprender que la línea, la mancha, el color, y todas las variantes posibles colectivo. Pero no por ello más creativas o sinceras. Ese respeto del que hablábamos al principio, debe que puede ofrecer un soporte estrictamente plástico, planear primero sobre quienes viven con emoción el por no hablar de las otras disciplinas, son, en muchos casos, pura y dura arte. Quizá éste sea un convención de lo término que desconoz- “Quienes han tenido la capacidad mental o consabido, ya realizaca quien no lo practica. do y reiterado hasta Y haberlos los hay. Mu- espiritual de inventar mediante una visión la saciedad. chos por desgracia. Los personal y desinteresada con nuevas y Pero indudableque se han sumado y vie- admirables fórmulas, interpretando lo real o mente queremos renen sumándose a la ruferirnos a otra cosa. leta rusa, en la que el tiro, imaginario a través de recursos plásticos, Probablemente la si sale bien, sales dispa- lingüísticos o sonoros, sensibilizando al esencia del aspirante rado, produciendo casi espectador, podría decirse que se han a Genio. de inmediato muerte de acercado al Arte genial” Mientras toda clala esencia. se de personajes y No es cuestión de enpersonajillos sirvan tretenerse en poner citas o ejemplos a modo de tesis a las que no queremos de comentaristas y voceros de lo moderno, vanguardisacostumbrarnos. El ánimo de demostrar lo hemos per- ta y novedoso en el arte; mientras los artistas no se retiren a la soledad que supone el mundo de la creación dido hace tiempo. Es simplemente y una vez más, una llamada de aten- para solo asomar las orejas en la timidez que ofrece desción hacia esa banalidad comentada que circunda todo nudarse a sí mismo ante la vorágine; mientras los escuanto hacemos. Y más, si cabe, la modesta, íntima y crúpulos no sean la directriz moral de quienes se atredudosa actividad del Ser artista. Quimera indiscutible, ven a protagonizar cualquier ocupación dentro de la por no descifrada, de aquello que nos hace sentir al gestión del Arte, la palabra no estará garantizada. Genio e ingenio, en su similar estructura fonética, verlo, al tocarlo o al presenciarlo, de igual manera que la piel en textura, química y aroma, deja impregnada encierran en su particularidad una propuesta divernuestra emoción, dándonos así fuerzas para un día gente, casi opuesta. Quizá no en sus inicios, pero sí en más en esta absurda realidad que nos empeñamos en su final: capacidad de admirarse. Emocionar.

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CARLOS JORKARELI

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jorkareli@gmail.com


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