Galería de arte - Volumen 10

Page 1

10 GALERÍA DE ARTE FACULTAD DE LIBRE EXPRESIÓN



información

3

DEL 6 AL 12 DE NOVIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

jorkareli@gmail.com

En el arcadelasofrendas Los materiales

L

a relación con Dios nunca es una relación que se mida y se compute, no se cuenta y se contabiliza, es algo que se “pesa” en la calidad de la entrega de cada uno, y en la que la generosidad con los otros es la medida para calibrar la relación con Dios. No es lo mucho o lo poco que se dé, lo mucho o lo poco que se haga, lo mucho o lo poco que se entregue uno… es hacerlo todo desde el sentido de la entrega sin guardarse nada para uno mismo, sin dobleces ni egoísmos escondidos… sin vanidades ni falsas autoimágenes, sin miedos ni escondites ocultos, dar todo lo que uno es, todo lo que uno tiene, mucho o poco, pero lo que uno es… en la verdad, no en la pose, la imagen y la fama: la generosidad sólo será real, cuando se hace sin que se note. La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. Ya sabemos que se trata de un signo realizado para garantizar la misión de Elías. El acontecimiento tiene, por tanto, dos vertientes: una, en la que subraya la misericordiosa providencia de Dios manifestada en un gesto entrañable; y otra la misión de garantizar la autenticidad del profeta. Esta es la función de los signos en la Escritura tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. No debe entretenerse nuestra reflexión de la Palabra de Dios en el signo en sí mismo sino en su proyección significativa. Y este es el centro de atención. Dios provee a favor de una pobre viuda, su hijo y el profeta enviado por él y esto significa que Dios derrama su bondad sobre todos. Pero es necesario volver a la genuina fe en él. Todo este conjunto de realidades convierte este pequeño relato en un punto de referencia muy importante desde la perspectiva de la historia de la salvación. Por eso sigue teniendo valor hoy y siempre para los creyentes en Dios y en Jesús. Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres -imagen del auténtico-, sino en el mismo cielo-, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Sabemos que el autor-teólogo que escribió la Carta a los Hebreos reflexiona y redacta su escrito teniendo delante dos realidades: el antiguo sistema del culto judío y el nuevo inaugurado por Cristo en su propio cuerpo entregado y resucitado. El antiguo era una figura, el nuevo una realidad. Pero es necesario recordar ahora el contexto existencial e histórico que movió al autor a escribir esta Carta. Los cristianos son perseguidos por los judíos y con esta persecución se han quedado sin el amparo legal de que gozaba la religión judía en el imperio romano. Son desposeídos de sus bienes y marginados socialmente. Los cristianos perseguidos sienten la tentación de volver atrás en su seguimiento de Cristo. Y un elemento que influyó fuertemente era precisamente la comparación del espléndido culto que se practicaba en Jerusalén y el modesto culto cristiano en sus formas (no en su contenido evidentemente). Por eso el autor insiste una y otra vez que el sacerdocio de Cristo, menos esplendoroso en sus formas externas, es el definitivo porque ha llegado hasta el cielo, es decir, hasta la presencia de Dios. Y desde allí ejerce la misión de Mediador y Abogado para siempre. El templo terreno era solo figura del verdadero templo y del verdadero culto que se realiza en el cielo y para siempre. Esta reflexión del autor debe animar a los cristianos sometidos a la persecución para que no pierdan la preciosa esperanza a que han sido convocados. Esta esperanza no será nunca defraudada porque Cristo vive para siempre como Intercesor y Abogado. Para siempre significa que también hoy sigue ejerciendo esta misión y tarea junto al Padre. También hoy la Iglesia pasa por momentos difíciles, por lo que también hoy necesita volver la mirada a su Mediador y reflexionar sinceramente este mensaje de la Carta a los Hebreos. Los escribas se complacen en pasearse con amplias vestiduras, acaparar los saludos en las plazas y ocupar los primeros puestos. En el v. 37 se afirma que el pueblo, muy numeroso, lo escuchaba con agrado. Ahora los invitados a responder serían los escribas. Marcos opone la actitud del pueblo a la de los doctores de la ley. El pueblo reconoce a Jesús como maestro, y la comunidad debe aprender, como aquella multitud popular, a escuchar con gusto a Jesús y a prestar atención a la doctrina concerniente al mismo como Mesías y como Señor. Jesús manifestó repetidas veces una crítica severa contra aquellos hombres influyentes. Estas críticas le granjearon un odio a muerte en dichos círculos. Para la comprensión de esta lectura de hoy es necesario recoger algunos rasgos que describen a los escribas. Estos llegan a serlo después de un largo itinerario de estudios y de preparación. Terminado este proceso de formación y maduración y cumplidos los cuarenta años eran ordenados como doctores mediante la imposición de manos y la entrega de una túnica talar que los distinguía. Desde ese momento adquieren una singular importancia en medio del pueblo. Los sacerdotes se apoyan en el culto y forman una clase singular en Israel. Los escribas poseen la sabiduría y son los responsables de la transmisión oral de la Palabra de Dios y su interpretación. Fueron adquiriendo especial relieve en medio del pueblo y una fuerte influencia porque fueron ocupando los puestos de la administración y de los tribunales. Todos los carismas deben ponerse a disposición del pueblo de Dios, deben ejercerse para construir y servir a la comunidad cristiana. Este sería hoy un testimonio de singular relevancia.

CARLOS JORKARELI

S

i existe una palabra identificable en la lengua española, esa podría ser ´material´. Tantos pueden ser los tipos de materiales y tan heterogéneos, que su naturaleza, uso y composición atañen a muchas disciplinas. Así, un material, como elemento, puede transformarse y agruparse en un conjunto, pudiendo tener naturaleza real, virtual o abstracta, dependiendo del contexto al que se refiera. En economía, material se refiere a un recurso utilizado en la alimentación de un proceso productivo. En ciencia, un material es cualquier conglomerado de materia o masa. En ingeniería, un material es una sustancia con alguna propiedad útil, sea mecánica, eléctrica, óptica, térmica o magnética….Y así podríamos seguir enumerando múltiples acepciones de la palabra, tanto de forma matérica o abstracta. Igualmente ya quedó perfectamente definido el concepto de materialismo como aquella corriente filosófica en oposición con el idealismo, que resuelve las cuestiones fundamentales dándole preeminencia al mundo material. Sin embargo para el artista, el material constituye todo aquel elemento que puede transformar para producir su obra, teniendo como objetivo en muchas ocasiones el polo opuesto; es decir, lo espiritual. Curiosamente en nuestro discurso, hemos citados dos palabras referentes a lo que aquí nos ocupa. Una de ellas - matérica - que hace referencia a una corriente pictórica perteneciente al informalismo europeo de los años cuarenta del siglo anterior incluyendo en el cuadro arena, arpillera, chatarra, harapos, madera, serrín, vidrio o yeso. Y la otra - abstracta - que también se aplica a otra corriente artística, siendo Vasili Kandinsky, quien en 1910 dio paso a la ausencia de figuración manteniendo formas y colores como elemento y eje principal de la creación. Pudiera parecer que no existe ilación en las idas y venidas de los párrafos anteriores. Al contrario. Lejos de querer confundir al personal, al que tan respetuosamente le debemos su atención, existe una correlación ´sine qua non´ entre conceptos y palabras que, hiladas de forma apropiada, nos llevan a un resultado. Quien maneja tubos de pintura, aguarrás, pinceles, aceites, grafito, pluma, tinta, papel, lienzo,…podríamos denominarle pintor. Quien maneja partituras, piano, guitarra, acordeón, flauta, sonidos, melodías, oídos,… podríamos denominarle músico.

Quien maneja materiales didácticos con la intención de facilitar la enseñanza y aprendizaje, ya sean materiales propiamente dichos o aquellos objetos, equipos y aparatos tecnológicos, espacios y lugares de interés cultural, programas o itinerarios medioambientales que, bien de forma simbólica o de forma directa, son referentes de la realidad sujetos a principios didácticos e introducidos en un programa de enseñanza…podríamos denominarle maestro, o profesor. Y así podríamos seguir enumerando actividades y sus diversos materiales, tangibles en ocasiones e intangibles en otras. Si bien es verdad que según la naturaleza de los materiales podemos definir una actividad, no podríamos de igual manera y de forma evidente definir la cualidad de esa actividad, asignándole el rango real que requiere su profesionalidad. Para ello se requiere algo más. Y ese más ya no tendría que ver con la materia, con lo material, con los materiales utilizados. Ese rango atañe a aquella transformación de lo matérico, capaz de convertir la obra en singular, sublime, beneficiosa, magistral. En algo armónicamente evocador, cuando no sinfonía arrebatadora capaz de elevarnos y transportarnos a los ignotos mundos casi olvidados. Ese matiz, diferencia, breve giro que existe entre utilizar ciertos materiales y ser o poseer la condición de artista o formador de personas (maestro) no suele ser sujeto de análisis. Antes bien, somos inconscientemente proclives y a veces relajadamente superficiales al confundir materia con espíritu, sin llegar a percibir que el material y la esencia, en muchas ocasiones, no suelen ir de la mano. En estos días que corren, pareciera ya todo posible. Así nos encontramos con banqueros, dictadores, expresidentes de gobiernos, coplistas…y hasta el perro de la abuela, que utilizan pinceles, lienzos, aguarrás, colores y hasta caballete. Materiales bien específicos. No cabe duda; nos interesa mucho más aquella imagen que dejara en su día un no bien reconocido cantautor Patxi Andión, quien supo definir el material con el que se manejaba en amorosa profesión aquel Maestro: “Con el alma en una nube y el cuerpo como un lamento viene el problema del pueblo, viene el maestro. Dicen que lee con los niños lo que escribió un tal Machado, que anduvo por estos pagos antes de ser exilado. Les habla de lo innombrable y de otras cosas peores, les lee libros de versos y no les pone orejones. Al explicar cualquier guerra siempre se muestra remiso por explicar claramente quién venció y fue vencido…”. No escribiremos al ‘menistrerio’, pero si diremos que, al igual que el sayo, los materiales no harán nunca al monje. La actitud, el alma…sí.



información

3

DEL 13 AL 19 DE NOVIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

“Verán venir al Hijo del hombre”

El grito

S

er “ciudadanos de nuestro tiempo”, sin lamentarnos por lo que ya fue, ni desesperanzarnos por lo que vendrá, ha sido un desafío constante para los cristianos de todas las épocas. Las lecturas de este Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, con su particular lenguaje apocalíptico, tienen buena noticia para todos los que buscamos responder a ese desafío. A nuestro futuro se promete, en medio de los tiempos difíciles, “la salvación del Pueblo” —primera lectura— y a nuestro pasado, en Cristo, se le anuncia la sobreabundancia del perdón —segunda lectura. Para ser cristianos en el mundo de hoy se nos pide escuchar a Dios que está cerca, ¡a la puerta!. Los dos últimos domingos del año litúrgico se orientan hacia el futuro y hacia el final de la humanidad. Al final de la historia volverá el Señor glorioso. En la fe y en la celebración del misterio cristiano el presente, el pasado y el futuro se entrelazan armónicamente. El presente se cimienta en un pasado que le da consistencia y que a la vez la impele a abrirse a un futuro glorioso que le proporciona la dinamicidad necesaria para recorrer el camino. También los dos primeros del año litúrgico insisten en la misma idea y preocupación: dirigir la mirada de todos hacia la consumación, hacia el final glorioso que espera a la humanidad apoyada en el acontecimiento de la Muerte y Resurrección-Exaltación de Jesús que abre los caminos de la vida, de la comunión con Dios y de la felicidad de los hombres. Es necesario insistir en este mensaje central: que la Iglesia cree en la comunión de los santos, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna, destino final de toda la humanidad. Después de una gran tribulación, el sol se hará tinieblas... Es necesario leer e interpretar estas las imágenes típicas del pensamiento apocalíptico. La localización de todos estos recursos literarios no debe ser nuestra preocupación principal sino más su significación. Estamos ante un género literario muy característico y bien conocido. Jesús, asumiendo la esperanza apocalíptica e inyectándole su original interpretación, advierte a la Iglesia que está destinada a un futuro glorioso y seguro. La novedad de Jesús es que ofrece a los hombres la roca viva en que apoyar esta esperanza: su Muerte y Resurrección-Exaltación que ya son obras que desbordan la historia y abren el camino verdadero de la historia de los hombres. Las imágenes utilizadas significan que para posibilitar la aparición definitiva de la nueva creación es necesario que desaparezca la vieja creación. El sentido correcto de estas palabras apocalípticas sobre la creación lo encontramos en la Carta a los Romanos: Porque la creación misma espera anhelante que se manifieste lo que serán los hijos de Dios.

“Es necesario insistir en este mensaje central: que la Iglesia cree en la comunión de los santos, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna, destino final de toda la humanidad. Después de una gran tribulación, el sol se hará tinieblas...” Condenada al fracaso, no por propia voluntad, sino por aquel que así lo dispuso, la creación vive en la esperanza de ser ella también liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto, que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente (Rm 8,19-22). Estas palabras cortan radicalmente todo intento de entender las palabras de Jesús desde el fatalismo maniqueo ante la creación. La creación salió de las manos de su Creador buena, es buena y será buena. Quien debe corregir el modo de contemplarla y utilizarla es el hombre sujeto al pecado que produjo una ruptura con Dios, consigo mismo y con la creación. La esperanza final se apoya en la restauración profunda del hombre para participar en la nueva y definitiva creación en la gloria. Pero esta dinámica desaparición-aparición se realiza en otro mundo que desborda el actual y visible. La salvación definitiva consistirá en la trasformación del hombre para que encuentre su primer destino delineado por Dios cuando lo creó: comunión, vida, libertad, felicidad. La predicación de la Iglesia no debe insistir en la destrucción sino en la transformación y en la oferta de nueva creación, si quiere que su mensaje sea creíble y aceptado por los hombres de nuestro tiempo. Ciertamente no han faltado ni faltan personas atraídas por una visión maniquea de la creación. La Iglesia, en la Gaudium et Spes, ha propuesto otras claves de interpretación y de visión del mundo más optimistas y esperanzadoras.

CARLOS JORKARELI

A

fortunadamente gozamos de un enorme potencial entre las variadas y múltiples facetas que conforman nuestra personalidad. Tenemos igualmente múltiples cualidades, que unifican o divergen las características que nos definen, proponiendo una imagen de nuestro carácter, según sean aquellas en su conjunto. Educarse o educar, no sólo consiste en el estudio de una carrera universitaria, master o especialidad, creyendo que dichos estudios proporcionan estatus humano e infieren calidad de persona. Son muchos los llamados sabios que han contribuido, con sus amplios conocimientos en las diferentes disciplinas, a la barbarie y denostación del género humano, al servir con dichos conocimientos a los intereses más espurios y sectarios, propiciando retraso, dolor e iniquidad a la colectividad. La palabra, como herramienta fundamental en la comunicación, adquiere desde el punto de vista al que nos estamos refiriendo, una valor multiplicativo y exponencial difícilmente sustituible por cualquiera de las otras vías a las que acudimos cuando de expresar, comunicar, departir, informar, participar, opinar, charlar o dialogar se trata. El tono, la cadencia, el ritmo, el énfasis, la inflexión,…los silencios, los tempos y hasta la euritmia, debidamente aplicados, proporcionan a la palabra hablada el cauce idóneo por que puede discurrir con claridad el manantial de nuestras inquietudes, reflexiones y propuestas. Una vía imprescindible de educación y conocimiento, sin la que, el conjunto de nuestras cualidades queda incompleto y hasta dañado, según sea nuestra forma de comunicarnos con la palabra. Revitalizar el uso del lenguaje hablado, tendría que ser una de las primeras asignaturas en fuente de conocimiento y educación. Lejos de ello están quienes consideran que la palabra es mero utensilio de labranza para campos ya trillados. Antes bien, sería ´sacha´ de tierra fértil abonada de buena voluntad, donde de verdad pudieran germinar esos brotes verdes de nuevas generaciones de pensamientos y actitudes que cambiaran, de una vez por todas, el engañoso y proceloso mundo que genera esa tela de araña que solemos hilar cuando hablamos.

jorkareli@gmail.com Asomarse a la vida pública, aunque sea en diferido y escuchar esa palabra, en muchas ocasiones resulta doloroso, abrasivo. Nuestros representantes políticos más directos podrían venir a engrosar la lista de sofistas, según la acepción que hiciéramos de su significado. Como sofistas, al aplicar una razón o argumento falso con apariencia de verdad, estarían engañando. Como sofistas también, podrían ser maestros de la retórica, aplicando el arte de analizar el sentido de las palabras como medio de educación e influencia sobre los ciudadanos. Ni en uno ni en otro caso, el sofisma suele ser consistente. Más aun, sabiendo que la retórica, en su acepción menos provechosa por su falta de contenido, puede devenir en engaño. Sophía -sabiduría-, término griego de donde emana las derivaciones que comentamos, tenía otra bien distinta aplicación. Acuñaba cualidades de sabio en la Grecia clásica aquél que hacía profesión de enseñar sabiduría. Eurípides añadiría a la palabra el significado de “el arte práctico del buen gobierno”. Sin embargo cuan distante y derivada de aquéllos orígenes ha venido a ser su contenido y contexto. Si añadiéramos al sofisma el ruido, disonancia o desequilibrio, aditados por la falta de convicción que proporciona el tono de quien habla con propiedad y equidad sincera, tendríamos un mapa bastante cercano a plenos y plenarios en los que querer llevar y aplicar la razón, se convierte en ´ahora mando yo´. El perspectivismo como corriente de pensamiento sostiene que toda percepción e idea tiene lugar desde una perspectiva estrictamente particular. Sería entonces, según esta teoría, la conjunción de relatividades o diferentes esquemas conceptuales lo que determinaría cualquier juicio de verdad posible. Pero no es imposible llegar a acuerdos si el uso de la palabra está fundamentado en razones, datos e intenciones partidarias – no partidistas – del objeto y sujeto sobre el que se trata: la colectividad. Hacer pleno – en extensión – y buen uso de la palabra hablada en los foros de responsabilidad pública, nos acercaría etimológica y prácticamente al mejor de sus orígenes en definición y naturaleza, proponiendo información efectiva y credibilidad al ponente, evitando así cualquier estridencia y añadiendo honorabilidad a la función desempeñada. Desatender la facultad del lenguaje y no seguir educándonos en su vertiente cualitativa, comporta múltiples riesgos. Estos suelen permanecer en la historia del individuo o en aquella otra historia escrita, de la cual los anales suelen hacer eco: el riesgo de convertir la voz en grito.



información

3

DEL 20 AL 26 DE NOVIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

Rey del Universo

Un sol nuevo

E

l evangelio nos presenta en un careo a Pilato, el rey más poderoso de la tierra, frente a Jesús, un reo maniatado que dice que es rey y se presenta como testigo de la verdad. Que un rey sea juzgado no es usual, pero Jesús y su el reino, “mi reino”, que él dice, no han dejado de ser juzgados hasta nuestros días. Para Pilato el problema es que se ha declarado rey cuando le acaba de presentar al pueblo desde el balcón de su palacio como: El hombre, ¡Ecce Homo! Con sorna e ironía, viene a decir al pueblo: mirad aquí tenéis al rey fracasado, al entregado. Mirad en qué han quedado sus pretensiones, ¿qué has hecho? ¿Qué es la verdad? ¿Acaso cada hombre no podemos reinar? ¿Por qué Jesús y su reino peculiar siguen siendo motivo de atracción y de rechazo? ¿Qué puede temer ningún rey de la tierra, por qué los reinos de la tierra se sienten amenazados, si no va enfrentarse con nadie, si Jesús es pacífico, es entrega, generosidad, servicio a los demás? ¿No somos los cristianos “sus armas” y su ejército un montón de seguidores con su fuerza? A este reino no hay que temerlo, hay que darle la bienvenida y acogerlo: es la solución del mundo, la vida que necesitamos. La festividad de Cristo Rey cierra el año litúrgico y se pretende poner en el horizonte de nuestra historia a Aquél que ha hecho presente en este mundo el reinado de Dios, que no es un estado, sino una situación en la que los hombres deben aprender a vivir en solidaridad. La primera lectura de este domingo, tomada del libro de Daniel, es una visión en la que el autor de este libro apocalíptico contempla a una figura, llamada Hijo de hombre, al que se le confía el destino del mundo. La visión es muy particular: por una parte se habla de “reino” y “poder”. Pero esto lo entrega a Dios a una figura misteriosa, como un Hijo de hombre. Su “reino no será destruido jamás”. No ha habido ni habrá sobre la tierra un imperio que permanezca eternamente, porque los imperios de la tierra no son humanos, aunque pretendan ser divinos. Tienen los pies de barro, de insolidaridad y de injusticia. El sueño, la visión no es otra cosa de lo que deseamos todos, pero ese reino tiene que venir de Dios (el Anciano en la visión), pues de lo contrario no será eterno. La segunda lectura, el Apocalipsis, se enmarca en la asamblea litúrgica, reunida en nombre del Señor, en la eucaristía, en el domingo, día de la resurrección, en que aparece Jesucristo, el testigo fiel. Este es un texto litúrgico lleno de matices cristológicos, en que se proclama la grandeza del que ha de ser alabado en un himno que encontramos en el v. 7 de la lectura de hoy. El vidente de Patmos, pues, va a escribir a las siete Iglesias de Asia, y las saluda en nombre de Jesucristo, quien con su propia sangre ha abierto un camino nuevo en este mundo en el que el mal parece “reinar” con una cierta soberanía. Pero Jesucristo, el “traspasado”, vive ya para siempre; es el alfa y la omega (las dos letras con las que comienza y termina el alfabeto griego), porque en Jesús ha comenzado una historia nueva y en El se consumará nuestra historia. No deberíamos olvidar, a pesar de lo que se cree comúnmente, que las descripciones de Ap descubren algo que debe llegar en el futuro, sino que es algo que se cuenta como ya sucedido, aunque en clave de futuro. Se ha escrito para hablar de Jesucristo el “traspasado” y no de catástrofes; para hablar del triunfo de aquél que ha puesto el amor por encima del poder y la política de la época. Y otra cosa, es el mismo Jesús el que habla de sí mismo y de las cosas de Dios y del cielo. ¿Para qué? Para que sigamos teniendo esperanza en su vuelta, en el triunfo definitivo de Dios. ¿Con que garantías? Pues con la garantía de la “muerte y resurrección” de Jesús. En este libro se habla del cielo, no del infierno. Es el cielo el que se presenta al vidente y el vidente a sus lectores: los cristianos que sufren en este mundo y en esta historia. Estas con las claves de la lectura del Apocalipsis y de este hermoso texto de la liturgia de hoy. Todas las imágenes litúrgicas que se acumulan y los títulos cristológicos como rosario de cuentas de zafiro es para afirmar el triunfo de Dios y de Jesucristo sobre nuestra vida y nuestra muerte. El evangelio de este domingo forma parte del juicio ante el prefecto romano, Poncio Pilato, que nos ofrece el evangelio de Juan. Es verdad que desde esa clave histórica, el evangelio de Juan tiene casi los mismos personajes de la tradición sinóptica, entre otras cosas, porque arraigó fuerte la pasión de su Señor en el cristianismo primitivo. La resurrección que celebraban los primeros cristianos no se podía evocar sin contar y narrar por qué murió, cuándo murió y a manos de quién murió. La condena a muerte de Jesús fue pronunciada por el único que en Judea podía hacerlo: el prefecto de Roma como representante de la autoridad imperial. En esto no cabe hoy discusión alguna. Pero los hechos van mucho más allá de los datos de la tradición y el evangelio de Juan suele hurgar en cosas que están cargadas para los cristianos de verdadera trascendencia. El juicio de Jesús ante Pilato es para Juan de un efecto mayor que el interrogatorio en casa de Anás y Caifás. En ese interrogatorio a penas se dice nada de la “doctrina” de Jesús. El maestro remite a sus discípulos, pero sus discípulos, como hace Pedro, lo niegan. Y entonces el juicio da un vuelco de muchos grados para llevar a Jesús al “pretorio”, el lugar oficial del juicio, a donde los judíos no quisieron entrar, cuando ellos los llevaron allí con toda intención.

CARLOS JORKARELI

E

s imposible. Así, es imposible!

“Loretta Napoleoni es una de las mayores expertas sobre terrorismo. Como economista, encuentra la raíz del terrorismo islámico en su financiación. Ha publicado unos veinte libros, la mayoría bestseller donde muestra la realidad del capitalismo, del mercado negro y del terror”. Este párrafo anterior lo publica un diario digital de nuestro país, haciendo alusión al tema que en este momento llena pantallas y derrama tinta, sin tinta y con ella, en todos los medios nacionales e internacionales. Desde los maléficos acontecimientos del viernes pasado, el tono en las declaraciones de los políticos se ha elevado, alcanzando un nivel más que inusual, rozando la atonía de quien no quiere tratar el tema de fondo. Los analistas de medio pelo, situados en la cresta de olas que bañan intereses oscuros, son capaces de mentir y poner a todos los dioses por testigos de sus afirmaciones, como los que quisieron convencer en el aciago mandato de Busch hijo, Blair y el Sr. Aznar de que en Irak había armas peligrosas. Más de un millón de personas se manifestaron en España en contra de la intervención que tan funestos resultados se ha demostrado que ha dado. Pero ellos, no los analistas que también, sino los políticos, esos sabios sin título, esos reyes del concejo de consejeros aciagos y voluntad impropia, atentos más a la financiación de sus campañas, devolución de favores, cargo sin cargo y marionetas de su propio interés, van siempre por delante. Napoleoni, consejera en la materia de varios gobiernos internacionales, como experta, aboga por la política bien entendida. No por la guerra. No es ella solo quien alza la voz para declarar lo que ya sabemos y que no es sino la contradicción menos acertada que se extiende anodinamente entre las políticas internacionales de quienes, una vez más, se equivocan, como se han venido equivocando en la estrategia de las bombas frente a la diplomacia, el respeto

jorkareli@gmail.com y la integración de los pueblos. Si precisamente estamos en contra de algo es de la violencia. Término a desterrar de un diccionario que, desafortunadamente, hacer aflorar el término en demasía, casi infatigable frecuencia. El terror sería otra palabra a desterrar. Pero mientras, tenemos que leer en el mismo diario y el mismo día que los presidentes de la Comisión y del Eurogrupo crearon la trama de fraude fiscal masivo para las multinacionales. En la foto aparecen JeanClaude Juncker y Jeroen Dijsselbloem. Segundo éste que sustituiría al primero frente al Eurogrupo y al que los medios dieron su protagonismo por las repetidas y señaladas ocasiones que le vimos intentando negociar con ´la piedra´ griega Yanis Varufakis. Así es imposible de todo punto. ¿Dónde está el mal? La inteligencia no basta por sí sola. Y menos cuando se aplica para aquellas estrategias en las que se desprecia la vida humana. Una solo. No hace falta más. No vaya a ser que los famosos y “jartibles” – permítasenos el analogismo – daños colaterales, a la postre, vengan a ser justificativos de tanta equivocación y desmán. A ver si nos enteramos de una vez por todas señores políticos. Su partido, ideología, razón de ser, es una sinrazón si no está impelida por el espíritu de bondad en su gestión y justicia en su apreciación, en la que la equivocación es posible, pero imposible es todo aquello que no vaya encaminado a cumplir honestamente con su función que no es otra sino el bien. El bien común y particular de la riqueza, diversidad, individualidad y colectividad que conforma la sociedad que representan. La guerra no tiene ni tendrá nunca sentido. Constituye la antítesis de la convivencia humana. La coalición verdadera debería de nacer, en aquella diversidad a la que hacíamos referencia, del diálogo encaminado a la mancomunidad de intereses y el florecimiento de las facultades en bienestar. No venimos a la vida a sufrir la inclemencia de esos sabios incultos, interesados, exaltados, pretenciosos ni malévolos. Menos aún, quienes en aras de la civilización ocupan países, elevan bolsas armamentísticas y justifican colaterales teñidos de rojo inocente, pretendiendo que el recibo de contrapartida venga en blanco. Entre mundos enciclopédicos, movilidad telefónica y acusaciones al contrario, se podría parapetar la ineficiencia de quienes no son capaces de ver otra manera de hacer las cosas, diferente, novedosa, que haga posible vislumbrar ese sol nuevo tan necesario en nuestros días. Votamos porque, esta vez y de una vez por todas, pueda ser posible.



información

3

DEL 27 DE NOVIEMBRE AL 3 DE DICIEMBRE DE 2015

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

I Domingo de Adviento Inmediateces

E

mpezamos el tiempo llamado de “Adviento”. Le seguirán otros: Navidad, Cuaresma y Pascua. Todos ellos significan ciclos espirituales por los que pasamos las personas y las comunidades. Nos configuran distintos periodos de tiempo que nos hacen madurar espiritualmente y que nos ayudan cada año a profundizar en el propósito de nuestra vida. ¿Cuál será la esencia del ciclo espiritual del Adviento? Podemos apuntar una palabra: llegada. El Adviento es un tiempo de llegada de las cosas de Dios envueltas en circunstancias personales, comunitarias, sociales que irán variando según los lugares en donde nos encontremos. No es tanto un tiempo de clamar: ¡Ven Señor Jesús! Jesús ya vino hace 2015 años. Es un tiempo de levantar la cabeza, los ojos, el corazón, la vida, la comunidad al Reino de Dios, a un mundo nuevo que está llegando cada día más y que un día llegará plenamente. El Evangelio de San Lucas y su anexo (los “Hechos de los apóstoles”), la carta de San Pablo a los Tesalonicenses (2ª lectura) nos ayudarán a ahondar en esa presencia del “retoño legítimo de David que hará justicia y derecho en la tierra” que anunciaba Jeremías (1ª Lectura) y nos darán fuerzas para lograr su plenitud. Adviento es un tiempo de pararnos y ver las señales (evangelio) del Reino que llega a nivel del planeta tierra, a nivel de las relaciones sociales y también a nivel personal. Es verdad que también se tambalearán las fuerzas del universo; es decir algunas realidades que parecían tener consistencia hasta ahora (la paz, la honradez, la esperanza, la convivencia, la solidaridad, el amor). Pero el Adviento nos invita a ver en todo ello –señales y fracasos- motivos de camino, de lucha, de indignación y de confianza porque hay salida. “Un tal Jesús” (título del libro de los hermanos Vigil) vino un día no muy lejano a mostrarnos el camino de la creación de un mundo nuevo y sigue ahí caminando a nuestro lado alentándonos con su Espíritu. Vienen días, oráculo del Señor, en que yo sellaré con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá una alianza nueva... Pondré mi ley en su interior; la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Recoge tres puntos fundamentales para la esperanza del pueblo de Dios: la iniciativa divina del perdón de los pecados; la responsabilidad y la retribución personal; la interiorización de la religión ya que la Ley deja de ser un mero código exterior para convertirse en una inspiración que alcanza al "corazón" del hombre, bajo la acción del Espíritu Santo. Jeremías invita a la interioridad porque en el interior del hombre se realiza su personalidad y madura la fe y la esperanza que conducen a un compromiso coherente en la existencia cotidiana para humanizarla. Hoy como ayer es necesario insistir con la palabra y el testimonio en el valor de la interioridad del hombre donde se encuentra a sí mismo y se puede encontrar con Dios. Hoy estamos envueltos en mucho ruido, exteriorización y dispersión. El hombre moderno tiene miedo al silencio y a la soledad interior. Mirad que vienen días en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En momentos graves para el futuro de Israel, como fue el asedio de Jerusalén y cuyas consecuencias fueron decisivas para los habitantes de Judá, el profeta invita a reavivar la esperanza. Las circunstancias que provocaron el exilio de Babilonia fueron graves porque el pueblo (vasallo) había quebrantado la alianza con su Dios (soberano*). La destrucción de Jerusalén y la deportación a Babilonia supuso un duro golpe para el pueblo de Dios. Pero Dios, fiel a sus promesas y a su alianza, no se alejó sino que siguió presente, aunque oculto en medio de su pueblo. Porque es Dios y no un hombre, santo en medio de su pueblo y fiel a sí mismo. Es propio del ser de Dios la fidelidad por encima de las resistencias y contradicciones de los hombres. Dios no se desdice de sus promesas: Los dones y la llamada de Dios son irrevocables (Rm 11,29). Hoy necesita la Iglesia y el mundo escuchar palabras como éstas. Dios está ahí, comprometido con la historia del hombre, con la historia de su pueblo. Y la historia se realiza paso paso, en lo cotidiano, en lo rutinario de cada día y no sólo en los grandes acontecimientos. Precisamente por eso garantiza realmente la esperanza. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Lucas tiene su propia visión de la escatología, es decir, la interpreta en sentido histórico-salvífico: el Señor volverá, pero dirige ya la historia hacia su meta segura y firme; el Señor volverá gloriosamente, pero más tarde. En el entretanto, es decir, en este momento y en cada momento de la historia, es necesario poner en acción el don de la esperanza, acompañada por la "paciencia-aguante" para mantenerla firme. La primera invitación que nos hace el Señor es estar atentos a no caer en la trampa de los fantasiosos milenarismos. Es en el duro quehacer de cada día, iluminado por la Palabra de Dios y fortalecido con la oración y los sacramentos, donde se curte y se realiza la verdadera esperanza del creyente. La meta es el final de un camino y hay que recorrerlo con la Iglesia en medio del mundo y acompañados por el Maestro Jesús. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del hombre. Nos había advertido ya el Maestro: nadie puede servir a dos señores. Es cierto que el creyente, como hombre o mujer que es, comparte la existencia humana, en todos sus avatares, con los demás hombres y mujeres. Es cierto también que el creyente vive inmerso en el mundo y es sinceramente humano. Pero ha recibido la gracia de la fe y de la esperanza que le permiten interpretar esa misma historia humana en clave diferente, es decir, desde el amor gratuito de Dios.

CARLOS JORKARELI

S

ca.

obre cartón duerme la luna. Una luna llena como la que estos días hemos disfrutado. Resplandeciente, esperanzadora y eterna para los que venimos observándola de cer-

Cada pálpito, menguante, creciente y hasta eclipsada, en un juego malabar caprichoso e irremediable de esta ruleta matemática de giros y ordenación astral, nuestro planeta más cercano brilla ´desconsolada´ como queriendo acompañar a quienes, sobre cartón también, soportan el rigor de esta sorpresiva e inmediata variación termométrica. La inmediatez de las cosas, por sabidas, comprobadas y hasta aciagamente reiteradas, no nos sirve de aprendizaje en la mayoría de las ocasiones. Antes bien, solemos parecer recién nacidos frente a lo que la experiencia podría dictarnos y el sentido común nos avanza. Pero al igual que la luna en su devenir constante acierta a metamorfosear su aspecto, evocando variadas y multifacéticas caras, emociones y estados, por circunstancias ajenas a su perenne equidistancia, rotación y eje, la verdad de las cosas también suele metamorfosearse en función de agentes externos y en muchos casos llenos de nubarrones. Sobre cartón duerme quien no tiene techo. En cartón también se embalan ilusiones, mercancías y carpetas de dictados que no dictan nada, dejando sin resolver esa inmediatez fría, invernal, donde la esperanza, al contrario que nuestra amiga luna, parece decaer en vertiginoso declive de difícil frenado. La verdad solo tiene una cara. Más o menos oculta; más o menos presente; más o menos equidistante de los diferentes puntos de vista desde los que, cual cristal de múltiples colores, puede ser observada: Quien no tiene pan…no come. Quien no tiene abrigo siente frio. Quien no tiene libros no lee y quien no tiene trabajo no puede vivir y sobrevivir en este mar de palabras, idas y venidas, críticas y aciertos, rencores y controversias que lejos de apaciguar, se convierten en ´oposiciones particulares´ y ostentación de poder.

jorkareli@gmail.com La verdad se muestra cruda, fría, indigente a veces, entumecida de tanta desatención, sumida en la caprichosa situación, también matemática, de cuadre de números, cuando en realidad no depende, no debe depender del acierto o desacierto en aplicar la norma, sino del consenso más urgente, inmediato, obligado casi, de quienes tienen en sus manos poner los medios que atienda, en justicia, lo que la perentoriedad reclama. El consenso pasa por la participación prismática de todas las caras del cristal, de aquél poliedro de colores que supone las variadas formas y matices desde los que se puede observar el astro, satélite o planeta que nos alumbra; esto es, someter a la opinión y acuerdo del colectivo de representantes ciudadanos la situación en la que se encuentra el área de servicios en su puesta a punto y normalización. Aludiendo como solemos hacer a la palabra, ésta se viste de rigor, más que en otras ocasiones, para clamar que se le atienda. Transparencia solo tiene un significado irradiado de claridad, cargada de evidencia y que se puede comprender sin duda ni ambigüedad. Si de transparencia se trata, todos los datos y medios a través de los que se pone de manifiesto, han de ser participados de forma generosa, sin cortapisas y sobre todo, en un acto de virtud, sometidos a la duda del equívoco en su aplicación, para ser revisados y corregidos si fuera necesario desde un ánimo mancomunado. Mientras sigue el frío, el tiempo congelado, el cartón perenne como sobremesa de la ilusión desmembrada de quienes también – con todas las palabras – han sido protagonistas directos de un gramo de evolución, crecimiento y desarrollo de nuestro colectivo ciudadano con su trabajo esmerado, poniendo en juego años de experiencia, cualificación sobrada y resultados evidenciados por los propios depositarios. Lo sectorial no engloba. Lo partidista no discierne. La equidad no se viste de siglas y la transparencia, en su aplicación, no admite nubes ante su diáfano y meridiano significado. La inmediatez que requieren ciertas decisiones, están por encima de la estratosfera política que no suele entender - mal entendida - que el buen gobierno pasa por acuerdos colectivos frente a desacuerdos de sustancia personal o partidista. Ánimo, sean valientes, rectifiquen, compartan, pregunten, colaboren en aquello que fuera necesario para que lo que amenaza jornadas de demora y oscuridad, goce de las inmediateces de las que depende un buen número de personas.


NOVIEMBRE 2015 Galería de arte ©Carlos Jorkareli 2015


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.