el modelo turístico que hoy tenemos, basado en la construcción de ciudades diseñadas para el divertimento. Se crea el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) y éste diseña algo nuevo en el mundo: los Centros Integralmente Planeados (CIPs), de los cuales se planeó construir cinco. Para determinar dónde edificarlos se tomaron en cuenta dos premisas básicas: debían ser regiones con marcados índices de pobreza y baja densidad de población, además de contar con bellezas naturales que las hicieran atractivas. Así es como nacen Cancún, Ixtapa, Los Cabos, Loreto y Huatulco, en cuatro entidades: Quintana Roo, Guerrero, Baja California Sur y Oaxaca. En esos días, Quintana Roo ni siquiera era un estado, sino un Territorio y la construcción de Cancún hace que se le dé rango de Estado. Además, luego de la bonanza que durante siglos el henequén dio a la Península de Yucatán, su economía había caído drásticamente al derrumbarse el mercado de esta fibra en el mundo ante la aparición de materiales sintéticos. Guerrero históricamente ha sido una de las entidades más pobres y Acapulco, que entonces era un éxito turístico a nivel mundial, pero que nació como negocio de un Presidente y no de forma planificada, se estaba saturando. Ante esto, se decide edificar Ixtapa junto a Zihuatanejo, un pueblo de pescadores. Baja California Sur también era un Territorio y gracias al turismo se convirtió en un Estado. Estaba tan deshabitado, que se determina construir ahí dos CIPs: Los Cabos y Loreto. Finalmente, en otra de las entidades más pobres: Oaxaca, se planea hacer Huatulco. Los cuatro primeros se llevaron a cabo durante los sexenios de Echeverría y José López Portillo… hasta que se descubrió el gran potencial petrolero del país.
Cuando, en referencia a la riqueza que nos darían los hidrocarburos, López Portillo declara que “Debemos prepararnos para administrar la abundancia”, todos los ojos voltean hacia el petróleo y se olvidan del turismo, frenando su desarrollo. Por esto es que Huatulco se construye hasta el gobierno de Miguel de la Madrid, gracias a que nombra Secretario de Turismo a Antonio Enríquez Savignac, quien había sido el funcionario del Banco de México que recomendó a Díaz Ordaz desarrollar la industria turística. Sin embargo, ese auge de una década que tuvo el turismo, dio sus frutos. Hoy, la industria turística es la tercera fuente de captación de divisas para México: petróleo, remesas y turismo, en ese orden. Sin embargo, como las remesas no provienen de una industria, en realidad el turismo es la segunda actividad económica importante en este aspecto. Al iniciar su administración, el Presidente Felipe Calderón anunció que al país le quedaba petróleo para diez años y ya pasaron cuatro. Cuando el petróleo se acabe o ya no tengamos para exportar, el turismo será la estrella de la economía nacional como captador de divisas, generador de empleos y motor de desarrollo regional. Esta prospectiva es en realidad muy simple, aritmética elemental y, al parecer, fácil de entender. Pero, por alguna razón difícil de comprender, nuestros gobernantes no la comparten más allá del discurso, lo que ha llevado a México a retroceder en los rankings mundiales de los dos principales indicadores. En cuanto a la cantidad de turistas extranjeros que recibe, en 2006 nuestro país ocupaba el séptimo lugar y hoy se encuentra en el décimo.
Marzo - Abril 2011
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