Remolí 5

Page 83

C

r

e

a

c

i

ó

n

-No puede hablar, es sólo un animal –le dije. -Tú también, y mira... -Ah, eso crees, ¿no? –dije mientras hacía ademán de soltar a Rocky. Bil retrocedió un paso, asustado, y yo sonreí con suficiencia-. ¿Qué pasa, “ser superior”? –me burlé. -¡Cállate! –me gritó. Volví a sonreír, qué divertido resultaba mortificarlo, pero terminé por dejarlo estar. -Está bien –concedí-, ¿por qué dices que mi perro tiene tu Flisiu? -Es lo que indica el radar, estúpido. Mira, no para de pitar, ¿o acaso también eres sordo? Eso quiere decir que está cerca y si además antes se movía quiere decir que desde un principio lo tenía tu horrible mascota –me explicó, lanzándole una mirada ceñuda a Rocky. -Ah, bueno. En ése caso ven a cogerlo –le reté. El pequeño extraterrestre me lanzó una mirada desconfiada, pero finalmente, cuando comprobó que el perro seguía bien sujeto, se atrevió a acercarse poco a poco. Cuando se situó al lado de Rocky, éste ladró y meneó la cola y Bil se apartó de un salto con una mueca de asco. -Venga, bah, ¿no tenías tantas ganas de encontrar tu Flisiu? –me impacienté. Bil, aunque a regañadientes, se acercó al perro y comenzó a tantear entre el pelaje con cara de repugnancia mientras murmuraba maldiciones por lo bajo. -¡Aquí está! –exclamó con una sonrisa de oreja a oreja. El Flisiu era justamente como lo había descrito él, una piececita plana, color de plata, de apenas un centímetro de ancho. Nada espectacular. El extraterrestre se abrazó a ella como si hubiera encontrado un tesoro divino. -Entonces –intervine-, ya puedes volver a tu casa, ¿no? -Sí –asintió, más contento que unas castañuelas. -¿Cuánto te costará reparar la nave? -¿Repararla...? –se extrañó. -Claro, ¿no está averiada?, porque ese humillo que soltaba antes... -Oh, eso sólo era un efecto especial de mi nave. ¿A que está chulo? Yo creo que le da un toque de misterio cuando llego –soltó una risita de autosuficiencia y yo me quedé con cara de pan. -No lo entiendo. Entonces, ¿qué es el Flisiu? ¿No era una pieza de tu nave? -No, no, no... –dijo, negando con el dedo- Es mi consola de última generación, no podía volver sin ella a mí planeta, ¿tú sabes lo que se habrían reído de mí mis amigos? -¿¿¡¡Qué!!?? -Pues eso, también puede guardar fotos y videos. Mira –apretó los botoncitos de su consola de última generación y apareció un holograma en el que se veía una bolita roja y gris en medio del espacio que de vez en cuando soltaba chispas-, es mi planeta después de la última explosión nuclear ¿A que es precioso? Supongo que en aquellos momentos mi cara debía ser un poema..., pero Bil no se dio cuenta. -Ah, mira esto también –continuó-. La explosión nuclear vista de cerca. Fue realmente magnífica – ahora el holograma mostraba un enorme estallido y una gran nube de humo blanco que ascendía hasta el cielo-. Aunque no fue tan espectacular como la de hace unos años... –reflexionó para sí. Tragué saliva y el pequeño extraterrestre dejó de lado sus recuerdos. -Bueno, yo ya me voy –dijo dando media vuelta y dirigiéndose hacia su nave-. Adiós monstruo bipatudo –miró a Rocky de reojo y añadió- and company. -Me llamo Edu –le corregí de mal humor. -Pues eso, es lo mismo –me contestó, restándole importancia-. Ya nos veremos, monstruo bipatudo llamado Edu. Y, sin más dilación, se despidió con la mano y subió a su pequeña nave espacial. En apenas unos segundos, se pudo escuchar el ruido del motor y comenzaron a encenderse las luces de la nave, que en un instante despegó. Lo último que pude distinguir antes de que desapareciera en el cielo fue un puntito brillante. «Espero que la humanidad nunca acabe así... », pensé mientras entraba en casa junto con Rocky.

83


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.