Jóvenes de Perfil y de Frente

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Reflexiones en base a una encuesta a universitarios

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Editado y publicado por la organización La Flecha Nicolás Repetto 1117, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (54 11) 4581 9604 info@diariolaflecha.org // www.diariolaflecha.org Coordinador institucional: Facundo Montes de Oca Coordinador técnico: Federico Bouilly Equipo de procesamiento, análisis y redacción: Carolina Palma Arce, Juan Arrieta, Pablo Moschen, Sofía Wullich Colaboradores: Cecilia Oiz, Gabriela Grigaitis, Laura Milano, Luciano Iramain, Marcelo González Diseño gráfico: Gaston Genovese, Renata Kándico rkgg.com.ar Este trabajo de investigación y su publicación fueron realizados con el apoyo de la Fundación Actuar Hoy

Jóvenes de perfil y de frente : vida cotidiana, valores, participación y creencias Coordinado por Facundo Montes de Oca y Federico Bouilly ; con colaboración de Pablo Moschen. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación Actuar Hoy, 2010. 184 p.; 22x15 cm. ISBN 978-987-25858-0-8 1. Sociología. 2. Jóvenes. I. Montes de Oca, Facundo, coord. II. Bouilly, Federico, coord. III. Moschen, Pablo, colab. CDD 305.23 Hecho el depósito que establece la ley 11.723 “Los textos de este libro son copyleft. El autor y el editor autorizan la copia, distribución y citado de los mismos en cualquier medio y formato, siempre y cuando sea sin fines de lucro, el autor sea reconocido como tal, se cite la presente edición como fuente original, y se informe al autor. La reproducción de los textos con fines comerciales queda expresamente prohibida sin el permiso expreso del editor. Toda obra o edición que utilice estos textos, con o sin fines de lucro, deberá conceder estos derechos expresamente mediante la inclusión de la presente cláusula copyleft.”


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Nuestro agradecimiento: A todos los que participaron en la realización de la encuesta por los pasillos de las facultades. A los amigos que aportaron su confianza, tiempo, recursos e ideas. A Telma Barreiro y Sergio Balardini que nos ayudan a pensar la cultura y las prácticas de participación. A la gente de EnAccion y El Arranque, organizaciones amigas donde los jóvenes tienen un espacio para participar.


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ÍNDICE Presentación .............................................................................................. 13 Introducción .............................................................................................. 19 1. APROXIMACIONES Características demográficas y socioeconómicas .................................... 27 1.1. Introducción ........................................................................................ 29 1.2. Elementos para un contexto ............................................................ 30 Los jóvenes en general y los estudiantes de la UBA La situación de crisis, los jóvenes y la educación 1.3. Situación sociodemográfica de la población estudiada ................. 33 Sexo Edad Lugar de residencia y proveniencia Situación familiar 1.4. Situación educacional de la familia ................................................. 36 Capital educativo de los padres Historia académica de los estudiantes 1.5. Situación ocupacional de la familia ................................................. 39 1.6. Nivel socioeconómico de la familia .................................................. 42 1.7. Consideraciones finales ..................................................................... 44 2. VIDA COTIDIANA Ocupaciones, tiempo libre y expectativas .............................................. 47 2.1. Introducción ....................................................................................... 49 2.2. Actividades académicas .................................................................... 50 Tiempo dedicado a la cursada de las materias Otras actividades en la universidad Rendimiento académico y duración de la carrera 2.3. Actividad laboral ............................................................................... 54 El trabajo de los estudiantes Tipo de trabajo y cantidad de horas dedicadas 2.4. Uso del tiempo libre ......................................................................... 57 Actividades más frecuentes Salidas nocturnas


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2.5. Comunicación interpersonal y medios ............................................. 62 Temas de conversación habitual Programas de televisión Modalidades de información 2.6. Consideraciones finales ...................................................................... 69 3. VALORES Actitudes, modelos y motivaciones ........................................................ 73 3.1. Introducción ........................................................................................ 75 3.2. Valoración de actitudes, conductas y estilo de vida ...................... 78 Opciones, metas y actitudes Justificación de conductas Conformidad con la modalidad de vida y perspectivas 3.3. Referentes ........................................................................................... 87 Personas de referencia Ámbitos de referencia para interpretar lo que pasa en la sociedad 3.4. Motivaciones y valorización de la vida universitaria ..................... 94 Razones para ingresar a la Universidad Motivos para la elección de la carrera Valoración sobre los actores del ámbito académico 3.5. Consideraciones finales ................................................................... 101 4. PARTICIPACIÓN Situación, dificultades y perspectivas .................................................. 105 4.1. Introducción ...................................................................................... 107 4.2. Participación política y social .......................................................... 111 4.3. Predisposición a la participación ..................................................... 114 4.4. Dificultades y obstáculos para la participación .............................. 116 4.5. Modalidades y espacios de participación ........................................ 119 Modos Ámbitos Tipo de actividad 4.6. Imagen de las instituciones y los movimientos sociales .................. 124 Las instituciones Movimientos sociales 4.7. Consideraciones finales .................................................................... 129


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5. CREENCIAS Posicionamiento, religiosidad y prácticas ............................................ 133 5.1. Introducción ..................................................................................... 135 5.2. Creencia, incertidumbre y religión ................................................. 139 La creencia en Dios Creencia y religión Los que no creen 5.3. Contenido de la creencia .................................................................. 143 Imagen de Dios Otras creencias y prácticas 5.4. Los movimientos religiosos .............................................................. 147 5.5. La Iglesia Católica ............................................................................ 149 La representación del culto católico El creyente practicante 5.6. Consideraciones finales .................................................................... 154 BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................... 159 ANEXO .................................................................................................... 165


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Presentación La Flecha es un espacio de comunicación y participación social y política surgido durante el año 2001. Fue conformado por un equipo de personas que ya participábamos activamente en distintas organizaciones, y que consideramos importante compartir y comunicar ideas y motivaciones orientadas a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Buscamos llegar a otros y otras jóvenes con una propuesta que cuestionara la realidad y que al mismo tiempo invitara a asociarse, involucrarse y ser protagonistas del cambio. Desde el comienzo nos preocupó y ocupó la vigencia de una estructura social que mantiene a gran parte de la población en situación de pobreza y exclusión, y que continuamente profundiza la desigualdad. Con el objetivo de transformar esta historia, fue que nos pusimos a trabajar en el terreno de la cultura (entendida como sistemas de significación históricamente creados) para cuestionar los supuestos y las representaciones sociales que legitiman esa estructura social, y aportar otras ideas y nuevos sentidos. Creemos que las representaciones sobre el individuo, lo público, el mercado, la sociedad, la empresa y el Estado, entre otras, tienen una importante fuerza motivacional que condiciona decisivamente las conductas y las prácticas de las personas. Particularmente, el individualismo competitivo como base del sistema de valores atenta contra la activa participación de los y las jóvenes, dificultando construcciones amplias que puedan plantear proyectos y modelos alternativos. Creemos que desnaturalizando esos supuestos es posible abrir un camino de transformación. Nos dirigimos a los y las jóvenes porque se encuentran frente a la toma de decisiones fundamentales y ante la oportunidad de abrirse a


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nuevas maneras de mirar el mundo, de encontrar sentidos y de construir alternativas. Nuestro objetivo principal es, a través de los espacios de participación y los medios de comunicación, estimular el pensamiento crítico y la capacidad creativa, fomentando el valor de la cooperación y la acción colectiva, con el fin de promover su participación activa para la construcción de una sociedad justa, igualitaria y profundamente democrática. Para alcanzar esos objetivos trabajamos con dos programas: Participación y Comunicación. En el programa Participación se han generado espacios donde los y las jóvenes pueden desarrollar habilidades para participar en actividades sociales y tienen la experiencia de diseñar e implementar un proyecto de intervención social. Asimismo, se han realizado encuentros que tuvieron por objetivo abordar esta problemática y acercar a los y las jóvenes a diferentes organizaciones sociales y políticas. En el programa Comunicación se concretan acciones orientadas a promover el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo para desnaturalizar y cuestionar la realidad, a través de la difusión de ideas y valores. En este marco, se edita la publicación “La Flecha” -acompañada por la página web diariolaflecha.org-, se envía mensualmente el boletín electrónico “dePuntA!”, se mantiene el blog de La Flecha, que posibilita el intercambio y se producen piezas audiovisuales. Además se generan instancias de encuentro y talleres de reflexión y se realizan intervenciones temáticas en espacios comunes de las Facultades. Paralelamente a estas actividades, desde los comienzos de la organización, nos propusimos conocer la cultura y la subjetividad de los y las jóvenes. Consideramos que la implementación de un proyecto sin un diagnóstico certero acerca de la realidad sobre la cual se pretende intervenir genera serias limitaciones, dificultando la obtención de resultados, imposibilitando la evaluación de la acción e impidiendo acrecentar el aprendizaje de la organización. Desde La Flecha procuramos integrar la acción y la reflexión, considerando que estos no son momentos excluyentes sino distintos aspectos de la práctica de la organización que se enriquecen mutuamente. En este marco nos pusimos en actividad para conocer más profundamente a la juventud, y en especial a los y las estudiantes. Se buscó realizar un primer acercamiento de carácter general, con el fin de determinar un perfil amplio abordando diferentes dimensiones e intereses de los jóvenes. Empezamos con la lectura de distintos estudios sobre cultura, juventud y universidad, nos encontramos con muchos interrogantes, for-


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mulamos nuevas preguntas, clarificamos nuestros objetivos principales y preparamos el cuestionario. Para la realización de las encuestas se conformó un equipo de más de 50 personas con quienes se hicieron las encuestas a los y las estudiantes que buscamos por aulas y pasillos. Al principio era fácil, pero después había que completar la muestra y encontrar los “casos difíciles”“... ¿y dónde está el varón de 22 años que estudia diseño textil a la mañana?” Cuando completamos la muestra comenzó otra etapa, la de cargar las respuestas en la matriz, pilas y pilas de cuestionarios, horas y horas de trabajo. Con las primeras lecturas de los cuadros y la confección de una guía básica de la información fue posible el diálogo sobre los temas relevantes, los cruces, las preguntas, y la lectura de especialistas sobre los diferentes aspectos que enriquecieron la reflexión. Los borradores comenzaron a tener forma, los cuadros a ser gráficos y la redacción se fue puliendo para poder compartirlo. La última etapa, implicó leer y volver a leer, corregir, reescribir, revisar la conclusión de un capítulo, la introducción de otro, y redactar los puntos centrales de cada uno. Habiendo superado dificultades y contratiempos, hoy esta importante etapa del trabajo está terminada. Elegimos para la publicación el nombre “Jóvenes de perfil y de frente” porque expresa ese recorrido general por las distintas dimensiones de la vida de esos y esas jóvenes con quienes tenemos ganas de trabajar mano a mano para un cambio. Se ha realizado en este marco, ha costado esfuerzo, tiempo y recursos; ya está siendo utilizado para la elaboración de nuestros proyectos y ahora lo publicamos como un aporte para otras organizaciones sociales, académicos, docentes, investigadores y los propios estudiantes interesados por los modos de actuar, sentir y pensar de los y las jóvenes. El hecho de que “salga a la cancha” puede ser también una oportunidad para despertar nuevas preguntas, poner en cuestión algunas ideas sobre la juventud y una ocasión para el debate sobre este tema.


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Introducción La Argentina vive desde 1983 el período de institucionalidad democrática más largo de su historia. En este lapso es posible reconocer dos etapas signadas por las contradicciones y luchas entre diversas fracciones de clase, y caracterizadas por ciertos rasgos típicos que expresaron las síntesis (nunca definitivas) de las confrontaciones referidas. La crisis que hizo eclosión en diciembre de 2001 constituye el punto de inflexión que separa las dos fases. La primera, que se podría llamar de “transición”, se caracterizó por: i) el intento (y fracaso) de la conformación de un (nuevo) movimiento político de masas, sustentado socialmente en los amplios sectores medios, que reivindicaba la plena vigencia de las instituciones republicanas de la democracia como punto de llegada; ii) el juicio a la junta de comandantes; iii) la instalación de una política sobre los derechos humanos; iv) la continuidad de la preeminencia del capitalismo financiero como modelo de acumulación; v) el creciente endeudamiento externo, como motor del modelo; vi) la destrucción del sistema productivo industrial; vii) la renuncia del justicialismo a sus banderas históricas; viii) la instrumentación del desguace del Estado y la consecuente transferencia del patrimonio nacional a empresas multinacionales; ix) la concentración del ingreso y el surgimiento de una alta burguesía prebendaria y especulativa; x) el aumento de la pobreza, la desocupación y la exclusión; xi) el alineamiento de la política internacional con Estados Unidos; xii) la instalación de una crisis de representación política. La segunda, que podría llamarse de “restauración”, se caracterizó por: i) la recuperación del rol del Estado como garante de los derechos básicos;


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ii) la progresiva reinstalación de un modelo de acumulación basado en el sistema productivo (la economía real); iii) el desendeudamiento externo; iv) las continuidad de altas tasas de crecimiento de la economía; v) el papel principal de la inversión pública; vi) la profundización de la política sobre los derechos humanos; vi) la continuidad de profundos desequilibrios en la distribución del ingreso; vii) el intento (y fracaso) de construir una base de sustentación política y social para el modelo; viii) la vigencia de la crisis de representación política; ix) la ruptura del alineamiento con Estados Unidos; x) el fortalecimiento de los bloques internacionales con países emergentes; xii) la parcial y provisoria reducción de la pobreza y el desempleo. En este marco se realizó la investigación, cuyo momento de recolección de información fue algunos meses posteriores al epicentro de la crisis. El estudio tiene como objetivo principal explorar la percepción y la opinión de los y las jóvenes acerca de sí mismos, de su modo de ser y estar en la sociedad en función de sus valores y de cómo estos se expresan en la vida cotidiana, en la participación y en las creencias. Se ha buscado caracterizar el colectivo “jóvenes universitarios” a partir de sus apreciaciones sobre los ejes mencionados, describiendo ciertas homogeneidades y heterogeneidades, y eventualmente esbozando algunas explicaciones acerca de la naturaleza de los fenómenos encontrados y de sus vinculaciones con posiciones y roles con los cuales se presentan asociados. Está claro que estos y estas jóvenes estaban transitando un momento histórico muy particular signado por la más profunda crisis social y económica que sacudió a la Argentina; son emergentes de una cultura determinada y pertenecen a sectores sociales definidos, con lo cual sus opiniones y consideraciones deben contextualizarse en este marco. Las investigaciones sobre jóvenes universitarios reconocen varios antecedentes: el estudio publicado por Mario Toer, “El Perfil de los estudiantes de la UBA” (EUDEBA, 1998), la compilación de Anibal Jozami y Eduardo Sánchez Martínez “Estudiantes y profesionales en la Argentina. Una mirada desde la Encuesta Permanente de Hogares” (Eduntref, 2001), y el trabajo de Alicia Iriarte, “La universidad pública argentina, Crisis o encrucijada” (Proyecto Editorial, 2004). El trabajo que se presenta constituye un documento de investigación (publicado como libro) elaborado a partir de la aplicación de una encuesta. Es decir, las reflexiones que contiene son a la vez expresión de los hallazgos y elaboración que surge de las miradas teóricas realizadas con el prisma de la propia visión del equipo investigador y de numerosos ensayistas e


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investigadores citados, que se hizo entrar en “diálogo” con los datos. La encuesta se aplicó a dos “cortes” de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires. Por un lado, a los y las que cursaban el Ciclo Básico Común (CBC) en las sedes de Ciudad Universitaria y la sita en Uriburu. Por otro lado, a estudiantes de diversos años en las facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) y de Ciencias Sociales. Se realizó una muestra de 1200 casos, respetando las proporciones del “universo” en las variables de sexo, edad, carrera (en el caso de las Facultades) y de turno de cursada. Se administró un cuestionario común a toda la muestra y dos módulos temáticos a sub-muestras de 600 casos cada una, en los cuales se profundizó la indagación sobre los ejes temáticos referidos en párrafos anteriores. El trabajo de campo se llevó a cabo entre los meses de julio y noviembre de 2002 y durante la primera parte del año 2003 se realizó el registro y procesamiento básico de la información: cierre de preguntas abiertas, elaboración de índices, construcción de tipologías, etc. Tal vez sea este el lugar para brindar una explicación en torno al tiempo transcurrido entre el relevamiento de los datos y la edición del documento. En principio, se identifican tres razones principales: i) la modalidad elegida de tratamiento colectivo del material empírico y teórico conllevó numerosas reuniones y esforzados consensos; ii) la organización sostuvo durante todo el período sus otras actividades; iii) la ausencia de financiamiento provocó que todas las etapas del trabajo se realizaran con el esfuerzo en muchos casos voluntario y necesariamente limitado en la intensidad del tiempo aportado por los recursos humanos involucrados en cada fase. A partir de un esquema básico, la tarea analítica se resolvió desde un abordaje grupal tanto del material empírico como de los aportes teóricos. En estos encuentros se debatían interpretaciones sobre los resultados a la luz de la bibliografía que progresivamente se iba incorporando. Posteriormente se completaba la estructura, eventualmente redefinida, con los contenidos elaborados. Así se procedió con cada capítulo, cuya versión final fue sometida a una última discusión en general con la incorporación de profesionales que no habían participado del proceso de elaboración. Los capítulos tienen una estructura común organizada en tres partes. La primera, denominada “Introducción”, refiere al encuadre teórico y como tal contiene una conceptualización de la temática, en general apoyada en referencias bibliográficas de autores contemporáneos que han abordado las cuestiones. La segunda contiene el análisis de los datos empíricos, orientado hacia la descripción de los comportamientos principales y hacia la elaboración de conjeturas explicativas de ciertos fenómenos;


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adicionalmente se busca establecer ciertas diferencias significativas de acuerdo a la caracterización sociodemográfica y socioeconómica de los sujetos. Finalmente, se esboza una conclusión que tiene forma de enunciación de los hallazgos considerados relevantes. Los gráficos de todo el libro son de elaboración propia a partir de los datos de la encuesta realizada. El trabajo comienza con una caracterización de los y las estudiantes que entraron en la muestra (los sujetos de estudio) en relación a un conjunto de aspectos básicos sistematizados en tres dimensiones. La primera, sociodemográfica: ¿Qué rangos de edad se destacan? ¿Es predominantemente femenina la matrícula? ¿Dónde viven? ¿Qué proporción de la nómina reside en el Gran Buenos Aires? En segunda instancia, la familiar: ¿Cuál es la estructura dominante de familia? ¿Cuál es la magnitud de los estudiantes que viven solos? ¿Cuál es la cantidad de alumnos que tienen a cargo una familia? En tercer término, la socioeconómica: ¿Es la UBA un ámbito donde se reproduce la “clase media profesional”, o más bien es un espacio donde resaltan los sectores “medios bajos” y se reafirma como una plataforma de movilidad social ascendente? En cierto sentido este capítulo encuadra desde el punto de vista estructural a los y las estudiantes, para luego iniciar el análisis de cuestiones más plásticas y en las cuales han tenido un papel mucho más activo y decisorio en su construcción y proyección. El libro continua con el abordaje de la vida cotidiana de estos y estas jóvenes, considerándola como un ámbito en el que “sucede la vida”, se plasma la producción y reproducción material y simbólica de la existencia y se expresan ciertas configuraciones personales y sociales en términos de posicionamiento e importancia que se le otorga o adquieren determinadas actividades, modalidades e interacciones sobre otras alternativas posibles. ¿Cuánto tiempo están los estudiantes en la universidad? ¿La universidad es un espacio utilizado para otras actividades? ¿Cuál es la magnitud de horas dedicadas al estudio? ¿Qué lugar ocupa el trabajo? ¿En qué invierten el “tiempo libre”? ¿Qué importancia tiene la nocturnidad? ¿De qué temas hablan? ¿Cómo se informan? ¿Qué lugar ocupa la pantalla de TV? El lector o lectora encontrará en este capítulo aportes que señalan hasta que punto la cotidianeidad expresa rasgos orientados a la generación de ruptura, confrontación o cuestionamiento y en que medida se afirman hábitos tendientes hacia la continuidad más o menos lineal de un modelo de vida “previsible”. La publicación sigue con el tratamiento de la cuestión de los valores entendidos en la triple dimensión de plexo axiológico, rasgos socioculturales y elección preferencial. En este sentido, el individuo, al pertenecer


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a una sociedad se encuentra situado en una configuración valorativa determinada que cualifica y cuantifica contenidos, actitudes, comportamientos personales y sociales. No obstante esta “totalidad” no se le impone al sujeto de manera absoluta, sino que él mismo establece una relación dinámica y hasta cierto punto modificable con ella. Por lo tanto, es posible observar configuraciones “particulares” de valores según los diversos agrupamientos sociales. De manera tal que vale la pena preguntarse sobre las características de la cultura juvenil, sus rasgos típicos, su dinámica y su vínculo con otras “culturas” en la misma sociedad. Algunas de las preguntas que se intenta responder son: ¿Existe un orden entre las diversas dimensiones existenciales? ¿Cómo se configuran lo afectivo, el desarrollo personal y profesional, el laboral-material, el sociopolítico y el espiritual? ¿Cómo se posicionan los jóvenes frente a la trasgresión o aceptación de determinadas normas de convivencia? ¿Cuáles son los modelos y referentes de los jóvenes? ¿Cuál es el sentido de estas referencias? ¿Qué significado adquiere la pertenencia a la Universidad? ¿Qué motivos están presentes en la elección de la carrera? ¿Cómo se mira el futuro? Se encontrarán en este apartado aportes al debate que genera la oposición (¿o complementación?) de valores tradicionales frente a las alternativas modernas o post modernas, también respecto a la consideración de lo individual frente a lo colectivo y, finalmente, en torno a los sentidos de trasformación o la continuidad. Luego se analiza el tema de la participación social y política (ser, formar o tomar parte), entendida como apropiación e intervención colectiva de los ciudadanos en ámbitos públicos con el sentido de modificar la realidad en función de intereses sectoriales o territoriales de origen social, político, cultural o económico. Sin duda se trata de una cuestión central en un estado de derecho y reviste una importancia crucial para adquirir crecientes niveles de democratización en el sistema político institucional a través de la mejora de los mecanismos de representación y transmisión del poder en los procesos de interacción de las bases con sus dirigentes. La indagación se refiere a: ¿los y las jóvenes consideran necesaria su participación? ¿Efectivamente participan? ¿Qué obstáculos o dificultades se presentan en el proceso de participación? ¿Cuáles son los principales ámbitos y modalidades de participación? ¿Qué imagen tienen los y las jóvenes estudiantes de las instituciones que juegan un papel importante en el sistema democrático? ¿Cómo evalúan a los movimientos sociales? En el capítulo se señalan, entre otros aspectos, contribuciones en la tensión entre “la idea” y “la práctica”, el sentido que se le da a la participación en relación a la potencialidad de transformación de la sociedad, las conse-


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cuencias de la valoración que se hace de las instituciones democráticas y las derivaciones de la imagen de los movimientos sociales. En el último capítulo se reflexiona sobre el papel que juegan las creencias religiosas en la vida de los y las jóvenes. Considerándolas como la visión de “lo trascendente” o manifestación de “la espiritualidad”, los interrogantes principales giran en torno a: ¿los y las jóvenes creen en Dios? ¿Que significado tienen sus creencias y fe? ¿Qué vínculo hay entre la creencia y la práctica religiosa? ¿Qué contenidos y significaciones emergen de la creencia? ¿Qué imagen tiene la Iglesia Católica? ¿Sobre cuáles aspectos de la vida social tiene incidencia? ¿Qué lugar ocupan otros movimientos religiosos? Algunos de los aportes principales de este apartado están referidos a hasta qué punto el proceso de secularización relegó la visión de “lo trascendente”, en qué medida el sentido religioso impacta en la práctica, qué representa la Iglesia Católica -en tanto principal cuerpo orgánico de la religión dominante- en la configuración de instituciones vigentes, y cuál es la influencia de la religión en la oposición continuidad y ruptura. Se considera que aún con sus limitaciones el trabajo significa un aporte al conocimiento y caracterización de los jóvenes, no tanto por sus resultados concluyentes sino por la generación de interrogantes y debates que pueda suscitar en los actores sociales.


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1. APROXIMACIONES Caracter铆sticas demogr谩ficas y socioecon贸micas


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1.1. Introducción Acercarse al estudio de los jóvenes universitarios para analizar diversos ámbitos de su vida requiere un marco que describa este segmento social según algunas coordenadas básicas. El presente capítulo responde a esta necesidad proporcionando un marco contextual, datos sociodemográficos y socioeconómicos de los estudiantes. Está organizado en cinco apartados y una conclusión final. En el primero se establecen algunas características de contexto de los jóvenes en general, la desocupación y las dificultades de acceso a la educación, que brindan elementos para encuadrar el análisis. El segundo apartado se refiere a los atributos sociodemográficos: sexo, edad, lugar de residencia y composición de la familia. Revisten importancia dado que son variables estructurales que en sí mismas brindan una caracterización básica del segmento en estudio y, adicionalmente, permiten buscar patrones de configuración de diversos agrupamientos de acuerdo a sus opiniones en las dimensiones sustantivas. En tercer lugar se estudia la situación educacional de la familia, y en el siguiente punto su realidad ocupacional, incluyendo también la situación laboral de los jóvenes y el modo de solventar sus gastos, elemento importante para completar la descripción. Luego se trabaja sobre el nivel socioeconómico de las familias de los estudiantes, a partir justamente de la combinación del nivel de educación y el empleo de sus padres. Esta descripción da la posibilidad de establecer asociaciones entre la pertenencia de clase y determinados comportamientos, e inferir cuáles son los sectores sociales que prevalecen en la universidad.


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Por último, se realizan unas breves consideraciones con la aspiración de resaltar los aspectos cruciales hallados.

1.2. Elementos para un contexto Los jóvenes en general y los estudiantes de la UBA Los jóvenes que estudian en las sedes donde se realizó la encuesta interactúan en el espacio geográfico comprendido por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense, constituyendo una parte minoritaria de los jóvenes que habitan en esta región densamente poblada. Según datos del censo de 2001, la Ciudad contaba con 2.776.138 habitantes, mientras que en el Gran Buenos Aires habitaban 8.684.437 personas y en el resto de la provincia más de cinco millones. En lo que respecta a los jóvenes de entre 15 y 29 años, el mismo censo calculó la presencia de 648.979 en la Ciudad y 3.413.090 en la provincia de Buenos Aires. Estos datos señalan que los jóvenes, estudiantes y no estudiantes constituyen el 24% del total de la población de la región. En cuanto a la cantidad de estudiantes de nivel superior se observa que, en las últimas cuatro décadas, el sistema universitario nacional verifica una tendencia creciente de la demanda. Si en 1970 los estudiantes eran 274.634,“treinta años después la población estudiantil se multiplicó por cinco: pasó a 1.510.000 alumnos, que se forman en 91 universidades (41 nacionales y 50 privadas) extendidos en todo el país” (IIPE, 2001, p.2). La mayoría de las universidades se concentran en la Ciudad de Buenos Aires; entre ellas la Universidad de Buenos Aires (UBA) es la que más estudiantes nuclea. El censo de la UBA de 2000 indicaba que su población había aumentado en un 34% respecto a 1970, reuniendo 253.260 estudiantes. De éstos, el 30,3% correspondía al CBC (IIPE, 2001). Paradójicamente este crecimiento en la matrícula se da en paralelo con el deterioro de la situación socioeconómica de gran parte de la población, con la consecuente dificultad de acceso de esos sectores a la educación universitaria. La situación de crisis, los jóvenes y la educación La situación social, económica y política de los jóvenes al momento del relevamiento de los datos tiene como marco la “crisis”. Se señalan a continuación algunos elementos de este contexto crítico, que ayudan a la


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comprensión de la realidad juvenil expresada en este trabajo. a) Desocupación y vulnerabilidad. El impacto de la crisis que hizo eclosión en 2001 se verificó en varias capas de la población: los sectores vulnerables vieron profundizada su situación de pobreza, pero también sectores medios (al que pertenece la mayoria de la poblacion estudiada) se vieron seriamente perjudicados. En medio de la recesión comenzó a hablarse de “nuevos pobres” para referirse a personas que, encontrándose desocupados desde hacía mucho tiempo, incrementaban sus deudas hasta hacerlas imposibles de afrontar. Estos nuevos pobres “no hacen más que compartir cierto perfil, de orden biográfico; sus vidas han atravesado ciertos procesos, ciertas trayectorias que presentan alguna homología: sucesión idéntica de rupturas sociales o familiares, mismo tipo de desencajes profesionales. Son las formas de su historia y no sus características socio-profesionales las que los acercan” (García Delgado, 2003, p.165). En el año 2002 el crecimiento de la desocupación había repercutido directamente sobre gran cantidad de familias. A comienzos del año la mitad de la población estaba en situación de pobreza y un cuarto en la indigencia: “Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares correspondientes a mayo de 2002 muestran la fotografía de una situación ocupacional alarmante, que se traduce en niveles nunca vistos desde que el INDEC releva las estadísticas en las variables ocupacionales: las mayores tasas de desocupación y subocupación (21,5 y 18,6%, respectivamente) y la menor tasa de empleo (32,8%)” (García Delgado, 2003, p.164). En el caso de los jóvenes de entre 18 y 29 años -cuyo porcentaje de población económicamente activa se acercaba al 70%-, la desocupación era aún mayor que la media: “En mayo de 2002, la tasa de desocupación alcanzó en el aglomerado urbano del Gran Buenos Aires el 22%, y tomando sólo los partidos del conurbano, el 24,2%. La tasa de desocupación por edad, en mayo de 2002, era del 46,1% en el grupo de 15-19 años y del 24,8% en el de 20-34 años” (Fernández Lamarra, 2003, p.19).1 b) Posibilidades de acceso a los estudios superiores. El impacto de la crisis en la educación incide de manera particular en la relación entre escuela secundaria y universidad. La escuela media de gestión pública ha visto incrementado su deterioro, y no ha podido responder efectivamente a las necesidades que los adolescentes tienen para afrontar las siguientes etapas de su vida en el estudio y el trabajo. Consecuentemente ha dismi1)  El mayor porcentaje de desocupación juvenil respecto de la media de la población se mantiene incluso en otras circunstancias. Por ejemplo en 2006, luego de dos años de alto crecimiento económico, un documento de la Consultora Equis sostenía que el 27% de los adolescentes y jóvenes eran considerados desocupados con un pico en la franja etaria de 18 a 20 años en la que llegaba al 40% (Página/12 del domingo 29 de enero de 2006).


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nuido su aporte en el pasaje hacia la educación universitaria para una amplia población estudiantil. Ligado a esta situación, los jóvenes y adolescentes en general, y los de sectores vulnerables en particular, experimentan un descreimiento en las credenciales y en el aprendizaje que brinda la escuela como aportes para la vida y para conseguir un trabajo: “las credenciales se perciben cada día de manera más contradictoria: por un lado, en gran parte de ellos sigue vigente todo un discurso sobre la importancia de la escuela para mejorar las condiciones de vida, pero por otro, tienen conciencia de los límites de estas credenciales” (Saintout, 2006, p.138). Las familias de los jóvenes de los sectores populares tienen mayores necesidades económicas, por lo tanto cuando los jóvenes se plantean salir a trabajar se pone seriamente en cuestión la continuidad de los estudios. Se da una gran paradoja en la relación entre la escuela y la posibilidad de conseguir un empleo; se supone que la escuela sirve para luego conseguir un trabajo, pero el trabajo es lo que aleja de la escuela. Aunque la idea de los beneficios que la escuela proporciona aún se mantenga, lentamente se va poniendo en cuestión (Saintout, 2006). En cambio, entre los jóvenes de sectores medios, la vivencia de la educación media es diferente: aunque los saberes que esta ofrece tampoco son valorados, sí es vista en tanto paso hacia el estudio terciario o universitario: “en los jóvenes de clase media el pasaje por la escuela hasta su nivel secundario en la mayoría de los casos se vive como trayectoria naturalizada hacia la universidad. Cuando es así, la escuela es un pasaje, una vía no tan imprescindible “para la vida”, pero si para acceder a otro nivel que es el de la universidad” (Saintout, 2006, p. 137). Si bien el aspecto económico a la hora de continuar los estudios es un aspecto relevante, el acceso a la educación superior y su permanencia en ella no dependen sólo de este factor. Hay una multiplicidad de elementos a tener en cuenta, pero uno que aquí se considera importante es el capital cultural. Se expresa en las características del entorno, en particular la familia, y tiene que ver con la valoración que se tiene y el incentivo que se le proporciona a los jóvenes en cuanto a la necesidad y el deseo de ser profesional universitario. “En los jóvenes de sectores medios la universidad es una institución propia. Los chicos de estos sectores perciben la universidad como espacio propio, como destino inevitable para muchos pero no por esta razón negativo. Hay algunos que han ingresado a la universidad reproduciendo las trayectorias escolares de sus padres, e incluso de sus abuelos” (Saintout, 2006, p.152). El capital adquisitivo por un lado y capital cultural heredado por otro, constituyen los variables a tener en cuenta


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en la reflexión sobre los universitarios que aquí se presenta. c) Crisis y educación. La política económica, las medidas financieras y el achicamiento del Estado mostraron su influjo sobre todos los niveles de la sociedad y en sus instituciones fundamentales. La universidad no fue ajena a tales cambios; por el contrario, la “lógica del consumo” configuró discursos “naturalizados” con impacto en los diagnósticos y las reformas en el ámbito educativo: “Educación y eficiencia, educación y productividad se constituyen en los nuevos referentes en donde se inscribe ese nuevo régimen discursivo, por el cual la educación/bien de consumo se organiza y regula según las reglas del mercado, y se convierte en un bien al que tienen acceso los individuos/consumidores por libre elección. Esto hace que la educación vaya perdiendo su condición de derecho, para transformarse en un privilegio destinado a aquellos que puedan acceder a ella” (Iriarte y otros, 2004, p.56). En consecuencia, las políticas neoliberales no solo impactaron en las posibilidades de acceso a la universidad de amplios sectores de la población, sino también en la universidad misma, en sus objetivos, en sus modos de trabajo: “más que la búsqueda de excelencia con criterios académicos, las reformas impulsadas en esta área, se han orientado por criterios economicistas, privatizantes y característicos de un perfil managerial globalizado” (Ferrazino y otros, 2004, p.94). La perseverancia en la cursada de la universidad y los ingresos económicos son variables estrechamente asociadas. En el caso de los jóvenes, las posibilidades de terminar sus estudios entran en tensión con la necesidad de generar ingresos para sí y para sus familias. El tiempo dedicado a la cursada y al estudio compiten con la posibilidad de dedicarle tiempo al trabajo (en especial cuando se trata de empleos con horarios rotativos o que requieren un excesivo esfuerzo físico). Además de resignarse un ingreso adicional por dedicación al estudio -y aunque los estudiantes de universidades de gestión pública estén exentos del pago de matrícula-, son necesarias importantes sumas de dinero para transporte, apuntes, libros y otros materiales, lo que se transforma en un obstáculo para aquellas familias de estrato socioeconómico bajo.

1.3. Situación sociodemográfica de la población estudiada Sexo La distribución por sexo muestra un claro predominio de las mujeres,


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que constituyen el 59% de la población estudiada. Este dato coincide con una tendencia general: los antecedentes señalan que, antes de 2000, seis de cada diez estudiantes de la Universidad de Buenos Aires eran mujeres y cuatro eran varones2. La presencia femenina se acentúa en la Facultad de Ciencias Sociales3, siendo Licenciatura en Trabajo Social la carrera con más mujeres inscriptas. Por el contrario, en Ciudad Universitaria se observa que la diferencia entre varones y mujeres es menor. La visible supremacía femenina se manifiesta en la UBA desde el año 19884, año en que por primera vez en la historia de la Universidad el número de estudiantes mujeres supera al de varones inscriptos. A partir de esta fecha se ha observado un incremento permanente en el número de mujeres que ingresan a la educación universitaria. La incorporación de la mujer en actividades antes consideradas preferentemente masculinas (estudio, trabajo y participación política) tiene que ver con profundos cambios que se vienen manifestando en las últimas décadas. Entre los principales elementos, es posible mencionar -sin pretensión de exhaustividad- factores como: la emancipación femenina desde el espacio doméstico (privado) hacia el espacio público, la disminución del interés por el matrimonio y la maternidad como elementos básicos y exclusivos del proyecto de vida, el aumento de la delegación de la crianza de los hijos en instituciones educativas, la necesidad manifiesta de adquirir competencias profesionales equiparables a las de los hombres con el objeto de acceder a iguales oportunidades laborales y económicas, y la valoración del desarrollo personal y la independencia económica. Edad En cuanto a la edad se distinguen dos escenarios. En el CBC predomina el rango hasta los 19 años (el 50%) y luego el los estudiantes de 20 a 22 años (el 30%). En las facultades, el núcleo duro está conformado por los rangos de 20 a 22 y de 23 a 25 años (70%), seguido por el grupo de 26 años y más (26%). La presencia de estos estudiantes mayores de 26 años puede estar indicando dos cosas: por un lado, que algunos estudiantes están cursando mas tiempo de lo estipulado en la currícula y, por otro lado, podría ser 2)  En la Ciudad y la provincia de Buenos Aires hay más mujeres que varones, pero la diferencia no es muy marcada: ellas constituyen el 52% de la población (8.619.004) y ellos el 48% (7.984.337). 3)  En la Facultad de Ciencias Sociales las mujeres representan el 63% del total de los estudiantes. 4)  “El sexo femenino [en 1988] ya era mayoría, pero en menor escala (51% a 48%); en 1986, nuestra encuesta registraba aún supremacía masculina (47% femenino y 52% masculino)” (Toer, 1998, p.16).


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que la universidad no sólo esté convocando a jóvenes recién egresados de secundaria, sino que también existen personas adultas que se interesan por estudiar.5 Lugar de residencia y proveniencia La mayoría de los estudiantes de las sedes encuestadas reside en la Ciudad de Buenos Aires (61%), y el resto en el Gran Buenos Aires, con una distribución equitativa entre las zonas Sur, Noroeste, Oeste y Norte. En la sede del CBC Uriburu esta realidad se acentúa, ya que los estudiantes residentes en la Ciudad ascienden a más del 80%.6 En lo que a residencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se refiere se destaca una importante diferencia de distribución: mientras un 43% de los estudiantes vive en la zona Norte7, en el Centro habita el 27,5%, el 15% en el Oeste y apenas un 7% es del sur, la zona más pobre de la Ciudad.8 Los datos de la población de estudiantes proveniente del Gran Buenos Aires deben ser leídos conjuntamente con un fenómeno de importancia creciente: en los últimos años se aprecia un aumento de la matrícula en Universidades Nacionales con sedes en distintas regiones del conurbano tales como San Martín, Quilmes, Malvinas Argentinas, Lomas de Zamora y Tres de Febrero, que en conjunto absorben el 27% de los estudiantes universitarios de la región.9 La población que cambió su lugar de residencia para estudiar representa un 17% del total; de ellos el 10% provienen del interior de la provincia de Buenos Aires y sólo el 7% lo hace desde otra provincia o desde un país extranjero.

5)  En este sentido puede tenerse en cuenta el dato de que en el CBC el 7% de la población tiene más de 29 años. 6)  Un dato complementario es que, en esta sede, el 28% de los estudiantes proviene del interior del país, y es frecuente que esta población establezca su residencia en zonas cercanas al lugar de estudio. En las otras tres sedes el porcentaje de estudiantes del interior es del 14%. 7)  A la zona Norte le corresponden los barrios de Núñez, Saavedra, Coghlan, Belgrano, Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Colegiales, Chacarita, Palermo, Recoleta y Retiro. A la zona Centro: San Nicolás, Montserrat, San Telmo, Constitución, Balvanera, San Cristóbal, Almagro, Caballito y Villa Crespo. Zona Oeste: Villa Pueyrredón, Villa Devoto, Villa Real, Versalles, Liniers, Agronomía, La Paternal, Villa del Parque, Villa Luro, Villa Santa Rita, Floresta, Parque Avellaneda y Flores. Zona Sur: La Boca, Barracas, Parque Patricios, Boedo, Nueva Pompeya, Parque Chacabuco, Villa Soldati, Villa Lugano y Mataderos. 8)  Teniendo en cuenta el total de los estudiantes, la distribución en la ciudad es: Norte: 26%; Centro: 16,5%; Oeste: 9%; Sur: 4% (No contestaron: 4,7%). 9)  Los estudiantes universitarios del Área Metropolitana de Buenos Aires eran, durante el año 2003, 448.500. De estos, los que cursaban en la UBA eran 325.000 (72%); el resto lo hacían en Universidades del conurbano (123.000 estudiantes que constituyen el 27,5%) (Jaim Etcheverry, 2003).


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Situación familiar La mayoría de los estudiantes provienen de hogares nucleares“tradicionales”, conformados por ambos padres y dos o tres hijos (63%). Le siguen -en una proporción importante pero mucho menor que la anterior- los que vienen de hogares con un solo progenitor (19%), más frecuentemente la madre10. Cerca de uno de cada diez estudiantes viven solos o con otras personas (familiares o no). Un porcentaje algo menor vive en pareja con o sin hijos. Un dato saliente es la alta proporción que vive con sus padres. Si bien se trata con más frecuencia de la población de menor edad (18 a 22 años), este patrón se extiende a jóvenes hasta los 25 años. Los estudiantes de 26 años o más con más frecuencia viven solos, en pareja o con otras personas fuera del núcleo familiar.

1.4. Situación educacional de la familia Capital educativo de los padres La educación formal representa, además de un ámbito de socialización fundamental (especialmente en la niñez y juventud), la posibilidad de adquirir conocimientos e internalizar pautas culturales que permiten a la persona, de acuerdo a la valoración que las credenciales tienen en cada sociedad, obtener determinadas oportunidades laborales y a la vez situarse en una escala de prestigio y reconocimiento frente al conjunto social al que pertenece. En este sentido, las credenciales obtenidas por un núcleo familiar constituyen su “capital cultural-educativo” que de algún modo opera como bagaje, facilitando u obstaculizando los trayectos educativos recorridos por sus miembros11. En términos generales, se observa que: Más de un tercio de los estudiantes provienen de familias cuyos pa-

10)  “El aumento creciente del número de divorcios y de separaciones de parejas consensuales se ha convertido en la primera causa del aumento de las familias monoparentales, con preferencia las de jefatura femenina, ya que, si hay hijos, al disolverse la pareja, los niños se quedan generalmente viviendo con la madre” (Torrado, 2003, p.441). 11)  “Las informaciones disponibles sobre movilidad intergeneracional en países desarrollados indican que en el largo plazo no se han producido modificaciones importantes en términos de reproducción hereditaria de la estructura social, con la excepción de los países nórdicos, donde la pobreza infantil es prácticamente inexistente. En este sentido, los datos indican que resulta mucho más importante el capital social y cultural de las familias que su nivel de ingresos” (Tedesco, 2004, p.564).


APROXIMACIONES

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Capital educativo de los padres

4.1%

Medio Bajo

Bajo

28.2%

22.5%

15.8% Medio

Alto

Medio Alto

29.2%

dres (al menos uno) tiene el nivel universitario completo12, mientras que esta proporción prácticamente llega a la mitad si se agregan los padres que alguna vez tuvieron una experiencia en la universidad aunque sea inconclusa. En los hogares donde los padres tienen un alto nivel educativo generalmente se produce un “clima cultural” propicio para que los hijos recorran ese camino. En efecto, los antecedentes universitarios familiares se manifiestan en los jóvenes de diversas maneras. Por un lado, en la construcción de su subjetividad a través del manejo de determinado lenguaje, el conocimiento de las pautas sociales de “ese mundo” y, por otro, en la “naturalización” del acceso al “ser profesional”. Incluso en este tipo de hogares suele haber un espacio definido para el estudio, equipamiento y bibliografía, que constituyen las condiciones materiales que facilitan la posibilidad de estudiar. 12)  Se construyó un Índice de Capital Educativo Familiar, que consideró los niveles de educación alcanzados por los padres, con el objeto de observar la existencia y la intensidad del “clima cultural” del hogar. Para construir el índice primero se categorizaron los niveles formales de educación según el siguiente criterio: ALTO: Universitario Completo / MEDIO ALTO: Terciario Completo y Universitario Incompleto / MEDIO: Terciario Incompleto y Secundario Completo / MEDIO BAJO: Secundario Incompleto y Primario Completo / BAJO: Primario Incompleto y Sin Instrucción. Luego, para calcular el capital educativo del grupo familiar se combinó el nivel educativo de la madre con el del padre según el siguiente criterio: ALTO: madre y padre alto / uno de los dos alto y el otro medio alto // MEDIO ALTO: madre y padre medio alto / uno de los dos medio y el otro alto // MEDIO: madre y padre medio / uno de los dos alto y el otro medio bajo / uno de los dos alto y el otro bajo / uno de los dos medio alto y el otro medio / uno de los dos medio alto y el otro medio bajo // MEDIO BAJO: madre y padre medio bajo / uno de los dos medio y el otro medio bajo / uno de los dos medio y el otro bajo // BAJO: madre y padre bajo / uno de los dos medio bajo y el otro bajo.


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No obstante el acceso a la universidad significa un salto cualitativo importante para casi las dos terceras partes del estudiantado que no cuentan con antecedentes familiares directos en este nivel. Se observa que más de la mitad de los padres tienen terciario completo o secundario completo y muy pocos que sólo han completado el nivel primario. Las madres de los jóvenes encuestados tienen nivel de educación con un promedio semejante al de los padres. Siendo que corresponden a los padres los casos de más alta escolaridad, en términos comparativos, en los niveles medio-alto y medio son las madres las que llevan la delantera. Como se ha señalado, habitualmente se da que los hijos de padres con altos niveles educacionales tengan similares o mayores aspiraciones: “la influencia del ambiente cultural familiar es significativa en la decisión de continuar los estudios superiores, en lo que a su vez hay una asociación con la estratificación de ingresos. Algunos trabajos de OCDE han afirmado que, a pesar de la aplicación de importantes programas de ayuda estudiantil con el objetivo de ampliar la participación de los sectores subrepresentados, los hijos de los egresados universitarios siguen predominando dentro de la población universitaria” (Crovetto, 2001, p.158). Al mismo tiempo existen hogares donde los padres poseen niveles altos de educación y un estatus socioeconómico medio bajo, pero que privilegian la educación de los hijos frente a otras necesidades. De acuerdo con esta información, la Universidad de Buenos Aires no estaría constituyendo un espacio de movilidad ascendente para aquellos integrantes de familias con bajo nivel educativo, sino que se ha limitado a los sectores de formación media (67.5%) o alta (28.2%). La población de estudiantes con familias de un capital educativo bajo (hasta primario completo) ni siquiera accede a la universidad o lo hace en proporciones muy bajas. Historia académica de los estudiantes Luego de considerar el capital educativo de los padres se ha visto pertinente conocer la historia académica de los estudiantes, compuesta por el tipo de educación secundaria y la experiencia de haber cursado otros estudios universitarios previos, ya que ayuda a visualizar el capital cultural con el que comienzan a cursar. Casi la mitad de los jóvenes proviene de establecimientos educativos de gestión estatal, un tercio de establecimientos de gestión privada confesional y el resto de gestión privada laica. El Censo de la UBA del año 2000 mostraba un crecimiento de la categoría “privado” en desmedro de la categoría “estatal”, tendencia que se aprecia en la relación entre edad


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y establecimiento de procedencia, indicando que en su mayoría, los más jóvenes (hasta 22 años) provienen de establecimientos privados. Según esta encuesta, los padres con alto capital cultural prefirieron colegios privados por sobre los estatales, pero al pasar al nivel universitario una gran cantidad ingresaron a la universidad pública. Las causas de este cambio exceden este trabajo, pero a modo de conjetura se pueden considerar: los costos (la educación secundaria privada en muchos establecimientos no es tan costosa como una universidad privada), el cambio en la toma de decisiones (la decisión queda librada a los mismos jóvenes y no tanto a la voluntad de los padres) y el prestigio de la UBA. En cuanto a las experiencias universitarias anteriores se vio que una importante proporción de los estudiantes (26%) realizó otros estudios universitarios previos (concluidos o no), característica que es más común en estudiantes de mayor edad, ya que casi la mitad de los mayores de 26 años han pasado por otras carreras antes de inscribirse en la que estaban cursando al momento de realizada la encuesta. Este dato, como ya se mencionó anteriormente, puede ser importante para acercarse a los itinerarios reales en la búsqueda que los estudiantes realizan hasta encontrar su vocación. La eleccion que tiene que realizar es determinante para su futuro y en la mayoría de los casos no cuentan con la información necesaria al tomar la decisión (Lopez Meyer y Rotiberg, 2004). Pero además de la posible falta de claridad de un comienzo, se debe tener en cuenta la maduración que van experimentando a lo largo del trayecto, la libertad para cambiar y la apertura a nuevas disciplinas (el sistema educativo se ha expandido y la oferta curricular se diversifica y complejiza cada vez más).

1.5. Situación ocupacional de la familia El empleo13 es uno de los principales ejes articuladores de la vida social. Constituye un lugar de prestigio y un medio de subsistencia que asegura la reproducción de la vida personal, familiar y social. Para este análisis la importancia de la situación ocupacional de un sujeto radica en que el nivel de educación y ocupación se relacionan positivamente, en que existe una relación entre ocupación e ingreso, también positiva, y en que ambos, educación y ocupación, conforman en una fami13)  Cuando se habla de empleo se refiere al trabajo productivo remunerado en el mercado formal o informal, en tanto que “trabajo” es un concepto más amplio que incluye actividades productivas no remuneradas (por ejemplo las tareas hogareñas). En este sentido, se puede decir que todo empleo es un trabajo, pero no todo trabajo es un empleo.


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lia un ambiente que influye en el estilo de socialización de los hijos que favorece o no su inclusión en el sistema educativo superior. En este caso, casi la mitad de los hogares de los estudiantes se ubican en una categoría ocupacional media alta que corresponde a universitarios cuyos padres (al menos uno) se desempeñan en cargos gerenciales, son profesionales altamente calificados, asalariados del sector privado o dueños de pequeñas empresas, entre otros. Un tercio de las familias pertenecen a la categoría de ocupación media, en la que se incluyen a personas en empleos de nivel técnico, pequeños productores autónomos, empleados administrativos y vendedores. Hay muy pocas familias pertenecientes a las categorías media baja y baja, que son los asalariados no profesionales del sector público y privado, obreros calificados, obreros no calificados, empleados domésticos y trabajadores inestables.14 Se ha dicho en el punto anterior que, en términos educacionales, los padres de los estudiantes tienen niveles mucho más altos que el promedio de la población15. Esto es coherente con el estatus ocupacional con el que cuentan. Se observa una importante inserción de la mujer en el mundo del trabajo aunque un alto porcentaje realiza tareas hogareñas como ama de casa. Pese a que las mujeres (madres) compiten en el mercado laboral con un promedio de escolaridad semejante al de los varones, nunca superan el status ocupacional de ellos. El caso de familias que tienen una condición socio-ocupacional media baja y baja, corresponden en su mayoría a aquellas donde el padre o la madre (o ambos) se encuentran en situación de desocupación16 o jubilación y, en el caso en que las mujeres, se desempeñan como amas de casa. En su trabajo sobre los estudiantes del CBC de la UBA, López Meyer y Roitberg (2004) llegan a conclusiones semejantes a lo expuesto, ya que entienden que la situación laboral de los padres denotaría, por el tipo de ocupaciones, en general pertenencia a la clase media, y en algunos casos a una clase media acomodada. Aclaran a su vez que, igualmente, “no po14)  Según el Clasificador Nacional de Ocupaciones, EPH, INDEC. Se realizó la siguiente categorización: ALTO: Directores de empresas; MEDIO ALTO: Profesionales en función específica y Propietarios de pequeñas empresas; MEDIO: Cuadros técnicos y asimilados, Pequeños productores autónomos y Empleados administrativos y vendedores; MEDIO BAJO: Trabajadores especializados autónomos y Obreros calificados; BAJO: Obreros no calificados, Empleados domésticos y Trabajadores inestables. Luego combinando el nivel ocupacional del padre y de la madre se obtuvo el índice ocupacional de la familia, según el siguiente criterio: ALTO: madre y padre alto / uno de los dos alto y el otro medio alto // MEDIO ALTO: madre y padre medio alto / uno de los dos alto y el otro medio // MEDIO: madre y padre medio / uno de los dos medio alto y el otro medio / uno de los dos alto y el otro medio bajo / uno de los dos alto y el otro bajo / / MEDIO BAJO: madre y padre medio bajo / uno de los dos medio y el otro bajo / BAJO: madre y padre bajo / uno de los dos medio bajo y el otro bajo. 15)  Según el censo de 2001, de las personas mayores de 20 años, aquellos que tienen nivel alto y medio alto -es decir sus estudios terciarios completos, universitarios incompletos y universitarios completos- son sólo el 14,5%. 16)  La categoría “desocupación” refriere a aquellas personas que no trabajan pero buscan activamente algún empleo.


APROXIMACIONES

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Segmento ocupacional ocupacional de los los padres Segmento Segmento ocupacional de de los padres padres

Sin Sin Clasificar Clasificar Sin Clasificar Bajo Bajo Bajo Medio Medio Bajo Bajo Medio Bajo

12.8% 12.8%

0.3% 0.3%

Alto Alto Alto

1.3% 1.3%

8.3% 8.3% 49.3% 49.3%

Medio Medio Medio

Medio Alto Alto Medio Medio Alto

28.1% 28.1%

dría asociarse esto con altos niveles de ingreso de manera inmediata, en cuanto en la actualidad el ser profesional, debido al proceso de deterioro laboral que venimos sufriendo, no garantiza necesariamente el nivel de ingreso y también han sido afectados por la desocupación y la subocupación” (López Meyer y Roitberg, 2004, p.147). De los jóvenes que trabajan, una gran proporción le dedican pocas horas a esta actividad, y se advierte que existe una relación entre la condición socio-ocupacional de la familia y las horas que el estudiante trabaja a la semana: mientras más baja es la categoría ocupacional en que se ubica la familia, los estudiantes tienden a trabajar más horas a la semana. Se observa también una relación positiva entre la ocupación de los padres y el aporte familiar percibido por los estudiantes; dado que las condiciones de estatus ocupacional medio alto y medio constituyen casi el 80% de los casos, no es extraño que más de la mitad de los jóvenes no vivan de su propio trabajo sino del presupuesto familiar y casi un cuarto viva de una combinación del aporte familiar y su propio trabajo. Una baja proporción de los estudiantes (20%) se mantiene exclusivamente con los ingresos por su trabajo y de estos solo la mitad vive fuera de su familia.


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1.6. Nivel socioeconómico de la familia En términos generales las familias de los jóvenes estudiados se sitúan en niveles socioeconómicos medios, con una tendencia al segmento medioalto.17 Nivel socioeconómico de la familia Nivel socioeconómico de la familia Nivel socioeconómico de la familia

Bajo Bajo Bajo Medio Bajo Medio Bajo Medio Bajo

21.2% 21.2% 21.2%

Medio Medio Medio

4% 1.8% 4% 1.8% 4% 1.8%

Alto Alto Alto

31.2% 31.2% 31.2%

Medio Alto Medio Alto Medio Alto

41.7% 41.7% 41.7%

Es posible señalar desde un punto de vista exclusivamente teórico-analítico la existencia de tres tipos de familia cuyo proceso de socialización ocurre de forma diferenciada según los niveles de ocupación y de educación de los padres. La familia de estatus medio-alto se conforma por padres con altos niveles de educación (universitario completo) y de ocupación (al menos uno de ellos), constituyendo una familia donde el proceso de socializa17)  El nivel socioeconómico de la familia (NSE) se construyó combinando el índice de educación familiar con el índice de ocupación de la familia, según el siguiente criterio: ALTO: educación y ocupación alto / MEDIO ALTO: educación y ocupación medio alto / educación medio alto y ocupación alto / educación alto y ocupación medio alto / educación medio y ocupación alto / ocupación alto y educación medio bajo // MEDIO: educación y ocupación medio / educación medio y ocupación medio alto / educación medio alto y ocupación medio / educación medio bajo y ocupación medio alto / educación alto y ocupación medio bajo / MEDIO BAJO: educación y ocupación medio bajo / educación medio bajo y ocupación medio / educación media y ocupación medio bajo / educación alto y ocupación bajo / educación bajo y ocupación medio alto // BAJO: educación bajo y ocupación bajo / educación bajo y ocupación medio / educación bajo y ocupación medio bajo / educación medio bajo y ocupación bajo / educación medio y ocupación bajo / educación medio alto y ocupación bajo. El 0,2% sin clasificar.


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ción de los hijos se vive en un ambiente en el que los padres suelen estar insertos en el mercado laboral, con probabilidad de acceso a un capital adquisitivo que se traduce en oportunidades de todo tipo -inclusive educacionales-, y con un clima favorable en términos de capital cultural. Todos factores que propician el ingreso -y el mantenimiento- de los jóvenes a la universidad. También está presente un tipo de familia de estatus medio, donde se ubican la mayoría de los jóvenes encuestados. Con condiciones de capital cultural menores que la anterior, pero con una socialización que promueve el ingreso a la universidad, la diferencia está en la categoría ocupacional de los padres, lo que dificultaría la capacidad de la familia para sostener económicamente al universitario. Generalmente se trata de hogares donde la madre es ama de casa y está a cargo del cuidado de los hijos, y donde los jóvenes trabajan para financiar parte de los estudios. Esta familia podría denominarse de “estatus medio”, donde la idea de ascenso social puede estar depositada en dotar a los hijos de un título universitario. Aunque el tercer tipo de familia -de estatus medio bajo- es menos frecuente en la muestra, se trata de una realidad diferente que conviene mencionar. Corresponde a familias donde los hijos escasamente acceden a la educación superior, con bajo capital cultural (ambiente “natural de desarrollo de los saberes”), donde no existiría un claro contexto que incentive la continuación de estudios. Además, en este tipo de familia se cuentan padres con estatus ocupacional medio bajo, lo que puede asociarse a una capacidad económica limitada que no permite sostener a un hijo universitario.18 Haciendo referencia a la educación superior a nivel nacional, Crovetto afirma que “mientras que la probabilidad de acceder al nivel superior de un joven que pertenece al primer cuartil de menores ingresos puede estimarse sólo en un 15%, se eleva a un 65% para el caso de los jóvenes provenientes de hogares ubicados en el cuartil de mayor ingreso”, y que según estos datos se puede afirmar que “los jóvenes entre 19 y 24 años tienen una probabilidad casi 3 veces mayor de acceso a los estudios superiores cuanto mayor es la participación en el ingreso de los hogares en donde viven” (Crovetto, 2001, p.153).

18)  Dado el bajo porcentaje de estudiantes provenientes de familias pertenecientes a niveles socioeconómicos altos y bajos, en adelante sólo nos referiremos a los niveles medio-alto, medio y medio-bajo, con el fin de mantener la consistencia externa de los datos respecto a la distribución de esta variable en la realidad de la población Argentina. Cuando sea la excepción, la aclaración será explicitada en el párrafo correspondiente al enunciado.


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1.7. Consideraciones finales Se señalan a continuación los puntos fundamentales que caracterizan a los estudiantes desde el aspecto demográfico y socioeconómico. 1. Confirmando una tendencia que comenzó a manifestarse a fines de la década del ‘80, las mujeres predominan sobre los varones en la matrícula universitaria. El dato constituye un elemento más de un fenómeno universal como es el creciente acceso de la mujer a espacios que antes se les restringían y que incluyen, además del ámbito de la educación superior, el laboral, el político y el cultural. 2. En relación con la edad se distinguen dos conformaciones. En el CBC predominan los estudiantes del rango de 18 a 22 años, con tendencia dominante de los menores de 19 años; mirado en términos de ciclo vital, transitan la primera etapa de la juventud. En las facultades prevalece el intervalo de 20 a 25 años, pero con una presencia significativa de alumnos de 26 años y más edad; en clave del trayecto de vida se trata de un segmento que representa la juventud plena, en algunos casos en la puerta de la adultez. 3. La UBA es una universidad que atiende la demanda de educación superior del Área Metropolitana de Buenos Aires; el 60% de sus estudiantes reside en la Ciudad de Buenos Aires y el 40% en el GBA. La distribución de la matrícula es un espejo de su geografía social ya que el 70% de los estudiantes de la Ciudad provienen de la zona norte y centro y sólo un 7% del sur, la franja más pobre de la Capital. 4. La amplia mayoría de los estudiantes conviven con sus familias de origen, casi todas con una estructura que responde al modelo nuclear tradicional, es decir conservan una red primaria de contención en servicios que garantizan la reproducción de la vida cotidiana (al menos casa y comida). Muy pocos viven solos o en pareja y asumen la responsabilidad de producir sus propias condiciones de subsistencia básica. 5. Las dos terceras partes del estudiantado provienen de hogares que no han tenido experiencia de estudios universitarios en su origen, por lo tanto el acceso al nivel superior representa un salto cualitativo en términos de educación formal. No obstante, es relativamente escasa la proporción de alumnos que proceden de familias con capital educativo bajo.


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6. En términos de NSE, en las facultades estudiadas de la UBA se reproducen los sectores medios y medios altos. De tal manera representa cierto grado de movilidad ascendente o de mantenimiento del posicionamiento de estos segmentos, pero no alcanza a constituirse en una plataforma de crecimiento para las capas bajas (salvo en un proporción pequeña). 7. Los estudiantes provienen por mitades de establecimientos de enseñanza secundaria de gestión estatal y privada. Esto significa que en el nivel universitario se opera una transferencia hacia los efectores del Estado. Tres razones, entre otras, están ligadas a este fenómeno: i) el costo de la educación superior privada, ii) la mayor participación de los jóvenes para elegir el ámbito de estudio y iii) el prestigio de la UBA. 8. De la matrícula que constituye la muestra, el 40% trabaja y un 30% no lo hace pero quiere hacerlo. No obstante, el vínculo con el empleo tiene dos características salientes: i) por lo general es complementario del estudio en términos de carga horaria, y ii) no esta destinado a la supervivencia, sino que es adicional al ingreso familiar.


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2. VIDA COTIDIANA Ocupaciones, tiempo libre y expectativas


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2.1. Introducción La noción “vida cotidiana” se aproxima a la de “mundo de la vida” (Habermas, 1999), siendo este el espacio que incluye todas las formas de saberes, creencias, expectativas y reglas disponibles que permiten al hombre interpretar la realidad en que vive.1 Es un espacio configurado tanto por la experiencia personal como por el acervo de conocimientos heredados culturalmente, por lo cual contiene el cúmulo de significados que le permiten a una persona posicionarse en el mundo y atribuirle sentido. Entonces, la vida cotidiana no es sólo la suma de actividades que se realizan todos los días. Estas acciones constituyen un circuito permanente de imágenes, información mediática y experiencial, espacios de interacción públicos y privados, opiniones y comentarios de otros; elementos que aportan a la formación de identidades, a la toma de decisiones, a las prácticas concretas y a la interpretación que se hace de la propia vida. Conocer el modo en que los jóvenes perciben las actividades cotidianas es una cuestión relevante en tanto que “la vida cotidiana se constituye en un lugar estratégico para pensar la sociedad en su compleja pluralidad de símbolos e interacciones, ya que se trata del espacio donde se encuentran y reencuentran las prácticas y las estructuras, siendo escenario de la reproducción y, simultáneamente, de la innovación social” (Mendes Diz, 2007, p.115). Es conveniente realizar el estudio de la vida cotidiana en tanto que en ella se encuentran las claves que permiten comprender por qué y de qué manera actúan los sujetos. Con este fin, un elemento que resulta importante es identificar tanto las prácticas tradicionales como las 1)  “Mundo de la vida” corresponde al “acervo culturalmente transmitido y lingüísticamente organizado en patrones de interpretación” (Habermas, 1999, p.104).


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de ruptura, las que presentan una innovación y, por ende, tienden a instituir nuevas prácticas. Si bien muchas veces se supone que los jóvenes son de por sí “rupturistas”, es un hecho que su vida cotidiana está plagada de normas. Es decir que -bajo una supuesta autonomía- esconden una profunda heteronomía en el marco de ámbitos donde, más allá de las preferencias personales, los jóvenes “deben” mostrar pertenencia. Pero al mismo tiempo aparecen prácticas dirigidas explícitamente a subvertir las reglas establecidas, lo que implica reflexionar acerca de que si “por un lado lo cotidiano se compone de aquellas prácticas y lógicas que garantizan la reproducción social por vía de la reiteración; (...) también está previsto que eso normal y natural entre en crisis de legitimidad”, y por ello es posible “pensar la vida cotidiana como un espacio clandestino” (Mendes Diz, 2007, pp.115-116) destinado a la elaboración de nuevas y variadas normas, especialmente en adolescentes y jóvenes. Este capítulo se ha organizado en cuatro puntos que ayudan a indagar aspectos de la vida diaria de los jóvenes y que permiten, además de caracterizar sus quehaceres cotidianos, registrar patrones y clivajes relevantes a la hora de analizar un aspecto importante del perfil de los estudiantes. El primer apartado estudia las actividades de la vida cotidiana a las que más dedicación otorgan los jóvenes: se analiza su tiempo de cursada en la universidad, las horas de dedicación y la participaron en otras actividades dentro de la institución. En el segundo punto se analizará el tipo de trabajo que realizan los jóvenes y el tiempo dedicado al mismo. En tercer lugar se analizarán las actividades realizadas en los momentos de ocio y tiempo libre, y las salidas nocturnas. Finalmente se trata sobre la comunicación interpersonal y los medios de comunicación social, profundizando sobre los temas de conversación habitual, los programas de televisión y las modalidades de información que tienen los universitarios.

2.2. Actividades académicas Tiempo dedicado a la cursada de las materias En lo que respecta al tiempo otorgado por los encuestados a cursar materias se advierte que le dedican una gran cantidad de horas de su día; en proporciones similares se dividen en: a) aquellos que cursan hasta diez horas semanales (33%),


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b) los que cursan entre once y quince horas por semana (35%) y c) quienes le dedican unas dieciséis horas y más (32%). Debe tenerse en cuenta asimismo que el tiempo de cursada supone horas de estudio y elaboración de trabajos fuera del tiempo de clase, aumentando el tiempo de dedicación a su formación. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos. En cuanto a la edad: -- Los más jóvenes -en una proporción de cuatro de cada diez- cursan entre once y quince horas semanales. -- Dentro de los que tienen entre 23 y 25 años, cuatro de cada diez incrementan el tiempo de cursada a más de dieciséis horas. -- Entre los mayores de 26 años se observa un descenso en la cantidad de horas, ya que cerca de cinco de cada diez cursa 10 horas semanales como máximo. De acuerdo con el NSE de la familia se observa: -- Que los jóvenes de nivel medio y medio-alto se distribuyen en tercios en cuanto al tiempo de cursada. -- Que en los estudiantes del segmento medio-bajo se observa una tendencia a asistir menos horas a la universidad que los anteriores, aumentando el porcentaje de los jóvenes que cursan hasta 10 horas semanales. Respecto a las sedes de estudio: -- Se manifiesta una diferencia en las horas semanales de concurrencia a la facultad: los jóvenes del CBC de Ciudad Universitaria y los de la FADU han evidenciado mayor concurrencia a clases que los del CBC Uriburu y que los estudiantes de Ciencias Sociales. -- En el caso de la FADU, más de seis de cada diez estudiantes contestaron que concurren a la facultad dieciséis horas semanales o más. -- Los que cursan carreras con materias teórico-prácticas (talleres de dibujo, matemática o materias afines, etc.) dedican una mayor cantidad de tiempo a la cursada que aquellas carreras ligadas a las Ciencias Sociales, en donde se privilegia la lectura de textos teóricos. Otras actividades en la universidad Las clases correspondientes a la propia carrera no agotan las propuestas que la universidad hace a los estudiantes; entre la variedad de alternativas que ésta propone se destacan las conferencias, talleres culturales, actividades deportivas, entre otras. Se ha detectado que en general


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la participación de los estudiantes en este tipo de actividades es baja. Las convocatorias más elegidas son las actividades de perfil académico como conferencias, paneles y cursos de extensión universitaria (alrededor del 10%). La participación política en agrupaciones estudiantiles -primera aproximación de muchos jóvenes a la militancia política- es muy baja (2,6%). También es poco recibida la propuesta de actividades extra académicas como deportes y artes (coro, teatro y danza), con el 1,8% y 0,5% respectivamente. Un caso especial lo constituye la Facultad de Ciencias Sociales, que figura como el segmento de estudiantes que más participa en actividades dentro de la universidad. A partir de estos datos no puede decirse que los jóvenes no realicen deportes o actividades artísticas -de hecho se verá más adelante que si lo hacen-. Lo que ocurre es que las realizan fuera del ámbito universitario. Esto permite aproximar una primera hipótesis de interpretación: si, como señalamos en la introducción, las actividades cotidianas son consideradas relevantes en tanto constituyen un lugar estratégico para pensar la sociedad, la universidad no parece estar aportando a los jóvenes un espacio en el que desplegar otras dimensiones de su vida fuera de las muchas horas dedicadas a la cursada. Por lo tanto, no aparece como una institución totalizante sino como una más de las cuales los jóvenes forman parte; les aporta algo a sus vidas pero no constituye el único centro vital desde donde construyen su identidad. Rendimiento académico y duración de la carrera El “rendimiento académico” es un concepto complejo que depende de una multiplicidad de factores entre los que sobresalen: las condiciones materiales, la motivación para el estudio, la asistencia a clases, el tiempo disponible para la dedicación a las actividades académicas, el ambiente familiar y las características intelectuales y volitivas de los estudiantes entre otras. Pero, si pasamos de los factores a los índices, uno de los indicadores para la evaluación del rendimiento académico de los estudiantes es la aprobación de materias. Al respecto, se observa que la mayoría de los estudiantes aprueban de 2 a 5 asignaturas por año, constituyendo un porcentaje muy bajo quienes logran la aprobación de un mayor número en el mismo período. Desplegando los datos se observa que: a) aquellos que dicen aprobar una materia al año constituyen un porcentaje significativo (13,6%); b) más de un tercio aprueba solo entre 2 y 3 materias al año (35%);


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c) otro tercio concluye 4 o 5 materias en el mismo período (33%). d) el porcentaje de estudiantes que aprueban anualmente entre 8 y 10 materias es bajo (2,5%). Siendo este último el número de materias que -según los planes de la universidad- sería posible alcanzar en un año, es posible pensar que el tiempo estipulado “ideal” para las carreras tiende a extenderse a un período más largo. Aunque los planes curriculares están diseñados para ser cursados en un tiempo no mayor a 5 o 6 años, hay un porcentaje importante de estudiantes que demoran entre un 30 o 40% más de lo estipulado, habiendo incluso quienes permanecen el doble de tiempo en la universidad antes de conseguir finalmente el título universitario (Fernández Lamarra, 2003). Con este ritmo de aprobación de las materias se puede concluir que en la FADU y en la Facultad de Ciencias Sociales existe un porcentaje significativo de estudiantes que han completado más de 6 o 7 años en la universidad. Asimismo, un porcentaje importante de los inscriptos en el CBC lleva más de 2 o 3 años en un ciclo diseñado para ser cursado idealmente en 1 año2. A estos datos hay que agregar que un cuarto de los estudiantes ha realizado un cambio de carrera o recomenzado el estudio luego de algún tiempo de interrupción. Esto dilata aun más la finalización de su preparación profesional. La amplitud del tiempo vital dedicado a la universidad -con todo lo que esto conlleva- tiende por lo tanto a extenderse y a cobrar una influencia relativa en la trayectoria global de los estudiantes. Se realizará una última mención en relación a aquellos estudiantes que tienen rendimiento más alto. ¿Qué factores pueden influir para que lo alcancen? Se ha encontrado una correlación positiva entre los estudiantes con índice más alto en la aprobación de materias y la situación de sus padres: 1) Son aquellos que tienen padres con alto capital cultural. Jóvenes que se han educado en un ambiente familiar que directa o indirectamente fomenta el cultivo del “intelecto”. Esto parece incidir de forma positiva en la predisposición de los jóvenes al estudio. 2) Se trata de hijos de padres con estatus ocupacional alto. Es decir, corresponden a familias que también poseen un capital monetario alto. Esto está indicando que, además de la valoración del ser profesional, podrían estar actuando elementos como: la adquisición de bibliogra2)  Concebido para ser cursado en un año, sólo el 50 % de los estudiantes de la UBA completó las seis materias del CBC en dos cuatrimestres. El 46,4 % necesitó más tiempo: el 27,3 % precisó un cuatrimestre más, el 12,2% lo hizo en un año más y el 7% lo concluyó en cinco cuatrimestres. Así lo revela el censo de estudiantes realizado en octubre del año 2000 en esa universidad (IIEP, 2001).


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fía, de materiales, de computadoras y de otros medios que, en conjunto, contribuyen a facilitar el estatus de estudiante de los jóvenes. Otros elementos se relacionan con los estudiantes mismos. Tienden a lograr mayor rendimiento quienes: 3) Han realizado sus estudios secundarios en un colegio de gestión privada. 4) Muestran una mayor dedicación de tiempo a la concurrencia a la universidad. 5) No han cursado otra carrera antes de la actual. El hecho de trabajar no parece constituir un obstáculo para el desempeño académico. Por el contrario, no se han encontrado correlaciones significativas con la actividad laboral.

2.3. Actividad laboral En este punto se analizará la actividad laboral de los jóvenes. A los elementos sociodemográficos del núcleo familiar estudiados en el capítulo anterior, se agregan ahora datos específicos en la línea de la vida cotidiana como ámbito de crisis, búsquedas y sentidos. Para comenzar, es necesario subrayar la transformación que se ha dado en la valoración del trabajo en un período de tiempo relativamente breve. Dos aspectos se destacan: a) Los padres de los jóvenes -sobre todo la población objeto de este estudio- han tendido a alcanzar una cierta estabilidad laboral: jornadas de 8 horas, salarios compuestos por cargas sociales, sindicatos fuertes, etc. Por el contrario, el panorama general de los jóvenes muestra otro escenario. Las condiciones de trabajo y contratación han cambiado sustancialmente y se han vuelto sumamente precarias. Los jóvenes han crecido en una atmósfera de pérdida de los derechos laborales, mostrando una cierta adaptación a estas condiciones en tanto asumen con cierta “normalidad” la inestabilidad del trabajo y las prácticas modernas de producción habilitadas por los “valores de época”. b) En comparación con épocas anteriores -donde era uno de los principales formadores de identidad-, en la actualidad y sobre todo para los jóvenes el trabajo es visualizado como instrumento, como “medio para”. Se pone el foco en el beneficio económico, como un factor que posibilita hacer lo que realmente interesa. Sobre esto afirma Saintout (2006, p.97) que “el trabajo tiene un carácter puramente instrumental: es el medio para conseguir ciertos bienes, ciertas garantías, ciertas posiciones. El tra-


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bajo no otorga identidad sino que es una herramienta externa a la propia subjetividad”. En este sentido, el “lujo” es ganar dinero con lo que realmente les gusta y eligen, mientras la “regla” es trabajar para el consumo y -por lo general- en actividades desligadas de las futuras profesiones. El trabajo de los estudiantes Los jóvenes parecen adaptarse al modelo vigente por medio de una permanente búsqueda y experimentación. En lo laboral, prueban, cambian y vuelven a elegir dentro de sus limitadas opciones, incorporando y naturalizando los cambios en el mercado de trabajo y la situación de incertidumbre con respecto a la perspectiva de futuro. Este hecho conlleva una paradoja: si, por un lado, los jóvenes son el sector con mayores dificultades para incorporarse al mundo del trabajo, por otro, se les presenta y se les impone un amplio abanico de posibilidades para el consumo. Se los convoca lisa y llanamente a consumir, al tiempo que la brutal modificación del acceso al trabajo hace que generaciones de jóvenes -sobre todo aquellos de escasos recursos- sean el conjunto más vulnerable del sistema social. Recurriendo a los datos relevados por este estudio se observa que: a) cuatro de cada diez jóvenes encuestados respondieron que tienen una actividad laboral rentada; b) una proporción algo mayor a tres de cada diez respondió que no trabaja pero que está buscando empleo; c) algo menos de tres de cada diez mencionó que no trabaja ni tampoco busca empleo. Esto significa que más de dos tercios de los jóvenes realizan o buscan realizar alguna actividad laboral en paralelo a sus estudios, porcentaje elevado si se tiene en cuenta que el estudio constituye una práctica que les reclama atención, sacrificio y mucho tiempo de dedicación. Sobre este punto resulta interesante relacionar estos datos con la encuesta realizada por López Meyer a estudiantes del CBC. Alli se afirma que “casi el 35% de los encuestados trabaja, la mitad de ellos más de 20 horas semanales. De los que no trabajan, un poco más de la mitad de ellos desean trabajar y el resto no encontraba trabajo. Es decir, que solo poco más de un tercio del total no desea trabajar” (López Meyer, 2004, p.146). Este es el caso de los estudiantes que hace poco terminaron la secundaria. En esta línea se ubica también la investigación de Mario Toer (1998). En 1995 relevó los datos de estudiantes de toda la UBA, y sostuvo que la gran proporción de estudiantes que realizan actividades laborales resulta una característica singular de la Universidad pública argentina.


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Según los datos recabados, un 44,3% de los estudiantes trabajaba en lo que se consideran trabajos estables y un 18,3% en trabajos ocasionales, mientras que un 17% manifestó encontrarse buscando empleo y un 20% mencionó preferir estudiar solamente. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- En lo que respecta al sexo, los varones dijeron en una proporción algo más alta realizar algún tipo de actividad laboral. -- En cuanto a las diferencias por NSE, se manifiesta una mayor actividad laboral en aquellos jóvenes pertenecientes al estrato “medio-bajo”, evidenciándose también en este sector una mayor búsqueda de empleo. -- Entre los estudiantes de la FADU y Ciencias Sociales se observan los índices más altos de empleo: casi la mitad de ellos trabaja, un cuarto busca empleo y el otro cuarto ni busca empleo ni trabaja. -- En el caso de los jóvenes del CBC, siete de cada diez trabaja o busca empleo, repartiéndose en mitades exactas la actividad laboral efectiva y la búsqueda de empleo, mientras que tres de cada diez se mantienen inactivos. Se observan diferencias de cierta significación entre los estudiantes del CBC y de las Facultades: los jóvenes del CBC que trabajan son un 10% menos, y los que dicen estar buscando trabajo crecen en la misma proporción. Un dato relevante consiste en el alto porcentaje de jóvenes desocupados en el total de los universitarios encuestados: tres de cada diez. Sobre esta cuestión se debe señalar también que los jóvenes de menor edad (hasta 22 años) tienen proporciones de desocupación más elevadas aún. Estos han respondido también en una proporción más alta no buscar trabajo y dedicarse a estudiar a tiempo completo, lo que podría entenderse desde la “moratoria social” de la que gozan. Es así como los más jóvenes reparten en tercios casi exactos su condición laboral, mientras que a mayor edad es más elevada la proporción de los que trabajan y más bajo el grupo de aquellos que se mantienen inactivos3. Tipo de trabajo y cantidad de horas dedicadas Se consultó a los jóvenes por el tipo de actividad laboral realizada4. De 3)  La idea de inactividad remite a los jóvenes que no realizan ninguna actividad rentada ni buscan empleo. 4)  A los fines de analizarlo se incorporó a todos aquellos jóvenes que mencionaron realizar alguna actividad laboral, excluyendo a aquellos que no trabajan o que están buscando empleo.


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esta observación surge que a) la categoría más alta es la de aquellos que se desempeñan como administrativos o vendedores, constituyendo casi la mitad de los jóvenes que realizan actividades laborales, y b) en menor medida, algunos estudiantes afirmaron realizar trabajos vinculados a la docencia, a la enseñanza de algún tipo de oficio o a la realización de actividades que requieren cierta capacitación en institutos terciarios, en su mayoría como trabajadores autónomos (26%) y como asalariados (13%)5. Ante la pregunta sobre la cantidad de horas que dedican a trabajar, las respuestas muestran que se dividen en tercios entre: a) aquellos que trabajan hasta 20 horas semanales, b) los que trabajan entre 21 y 39 horas, y c) los que lo hacen más de 40 horas. De esto se puede inducir que apenas este último tercio, es decir, una décima parte del total de los estudiantes se sustenta exclusivamente con sus propios recursos. El dato ya analizado de que la mitad de los encuestados vive con sus padres puede indicar cual es la fuente que les asegura, al menos, casa y comida. Juan Carlos Tedesco (2000, p.45) leía así la situación global en este plano: “estamos en presencia de dos tendencias contradictorias: mientras que la autonomía cultural, tanto en los modos de vida como en los modos de pensar, se adquiere más temprano, la autonomía material se adquiere cada vez más tarde”. Un cruce de estos datos con la cantidad de horas que dedican a cursar en la facultad da como resultado que, a mayor cantidad de horas de trabajo le corresponden menos horas de cursada. Esto no quiere decir que toda actividad laboral, aunque esté quitando tiempo de cursada, sea perjudicial para la formación de los estudiantes; por el contrario, muchas veces enriquece la formación académica. Aunque sea muy alto el porcentaje de estudiantes que trabajan en empleos poco relacionados con su actividad académica, cuatro de cada diez realizan una actividad laboral calificada.

2.4. Uso del tiempo libre Un aspecto relevante del tiempo libre de los jóvenes, especialmente la noche, es que es el tiempo de algún modo opuesto al de los adultos, al tiempo reglado desde la perspectiva de quienes en definitiva establecen 5)  Sobre este punto, Mario Toer (1998) sostuvo que podía constatarse que entre un 20% y un 40% (dependiendo de las carreras) de los estudiantes que trabajan lo hacen en ámbitos relacionados con su carrera, lo que confirma que una alta proporción se desempeña en ocupaciones que no guardan relación con lo que estudian.


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las normas, por lo que representa una experiencia liberadora de usos y costumbres establecidos, más allá del lugar y forma que este tiempo libre adopte. No obstante, a esta interpretación hay que agregar otro aspecto: el uso del tiempo libre por parte de los jóvenes también está vinculado a ciertas rutinizaciones, a la ingerencia del mercado como regulador de prácticas y, en definitiva, a la adaptación de los deseos, expectativas y necesidades de los jóvenes a “la gama de alternativas que el medio les ofrece y las posibilidades derivadas de los estratos socioeconómicos a los que los jóvenes pertenecen” (Camarotti y otros, 2007, p.74). Actividades más frecuentes Se ha indagado sobre la actividad más realizada por los encuestados6 durante el tiempo libre. Entre los resultados más significativos se encuentra que los jóvenes indicaron como preponderante “salir o reunirse con los amigos”. Con un grado menor de importancia mencionaron la realización de actividades deportivas, leer y escuchar música y, finalmente, mencionaron la realización de actividades artísticas y artesanales7, mirar televisión y las salidas de tipo cultural. La valoración de las actividades con el grupo de pares, aquellas ligadas a la música y las deportivas son en gran medida las que definen socialmente a los jóvenes. En referencia a la lectura, debe mencionarse que se trata de un componente intrínseco del estudio y que, aunque no se preguntó que tipo de lectura hacen, aparece como algo habitual. Sobre este particular, en la Encuesta de Consumo Cultural de la Ciudad se menciona que al analizar el perfil de los lectores de acuerdo con tramos de edad surge que “la lectura tiene un fuerte impacto (positivo) en aquellos sectores etáreos que están comprendidos en la educación universitaria (y que) la ausencia del hábito de la lectura como práctica parece crecer con la edad a excepción de un patrón muy extendido que es la ausencia de la lectura en los más jóvenes” (Fundación Diagonal Sur, 2004, p.34), esto es en los menores de 18 años. Es conveniente aclarar el contenido de la categoría “otros”, debido a 6)  Con respecto al uso del tiempo libre se consultó sobre aquella actividad que más se realiza y sobre una segunda actividad frecuente. A los fines del análisis de las respuestas se ha considerado analizar la primera actividad mencionada como aquella de mayor importancia y luego todas las respuestas (primera y segunda). 7)  Esta cuestión ha sido destacada por Camarotti quien afirma que diversas investigaciones “llevadas a cabo en especial con jóvenes de clases medias, mostraron una apertura especial de los jóvenes hacia el campo de las manifestaciones artísticas, a partir de la devaluación del estudio como canal de ascenso social y de los cambios operados en el mercado laboral, que dificultan su inserción en él. (…) se muestra sin embargo que el porcentaje de los jóvenes que cultivan las expresiones artísticas en tanto ejecutantes es bajo” (Camarotti y otros, 2007, p.73).


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Tiempo libre. Actividad más realizada Tiempo libre. Actividad más realizada

Otros Otros Cine, teatro y Cine, teatro y espectáculos espectáculos Televisión Televisión

17% 17% 30% 30%

4% 4%

Salidas o reuniones Salidas o reuniones con amigos con amigos

6% 6%

Artísticas, Artísticas, artesanales artesanales

6% 6%

Escuchar música Escuchar música

14% 14%

11% 11% 12% 12%

Deporte Deporte

Lectura Lectura

su proporción relevante. En su interior se incluyen una gran cantidad de actividades (todas ellas con proporciones por debajo del 4%) entre las que sobresalen: el uso de Internet, estar con la familia, estudio y cursos no relacionadas con la facultad e ir a bailar8. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Según el sexo surgen ciertas disparidades. La principal es que hay una gran diferencia en cuanto a la realización de actividades deportivas entre varones y mujeres, ya que casi el 25% de ellos mencionó realizar este tipo de actividades, mientras que sólo el 9% de las mujeres respondió de igual forma. De hecho, los varones practican deportes y salen con amigos casi en las mismas proporciones. Otra diferencia encontrada es que las mujeres respondieron leer, escuchar música y reunirse con amigas en proporciones mas altas que los varones. -- En lo que respecta a los tramos de edad, los más jóvenes suelen salir con amigos y realizar deportes con una frecuencia mucho mayor que aquellos de 26 años y mas. Estos últimos suelen tener la lectura como actividad principal, y han mencionado una mayor variedad de actividades 8)  Internet, 3%; estar con la familia, 3%; estudio y cursos no relacionadas con la facultad, 2%; ir a bailar, 2%.


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ligadas al cuidado de sus hijos, estar con sus parejas o dedicar más horas a actividades familiares. -- Finalmente, en cuanto a las diferencias entre los jóvenes de las facultades, la diferencia más saliente es una menor participación de estudiantes de Ciencias Sociales en actividades deportivas y, en contraposición, una mayor dedicación a la lectura, la cual aparece como su segunda actividad en importancia. Tal como se ha mencionado, también se realizó una sumatoria de todas las respuestas brindadas (tanto para la primera opción como para la segunda) a fin de observar sin ningún tipo de jerarquía cuáles son las actividades que con mayor frecuencia realizan estos jóvenes. Al analizarlo de esta manera no surgen demasiadas diferencias: sigue apareciendo en primer lugar salir y reunirse con amigos. Este dato guarda relación con la Encuesta llevada adelante por la Dirección General de la Juventud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2006) en la que se consigna que el 60% de los jóvenes eligen como punto de reunión las casas de sus amigos. Se evidencia también una menor dedicación a la actividad física, ya que más de un tercio mencionó no realizar ninguna práctica deportiva. Salir a bailar, escuchar música, navegar en Internet y mirar TV suman algunos puntos porcentuales, siendo estas actividades frecuentes aunque no preponderantes. La relativa importancia de estas últimas tiene que ver con el hecho de que los medios audiovisuales son actualmente importantes factores de legitimidad. Y si bien en este trabajo no se preguntó específicamente sobre la cantidad de horas dedicadas a ver televisión, al ser consultados sobre su tiempo libre sólo un 7% mencionó esta actividad.9 Salidas nocturnas La noche es un espacio que se presenta a los jóvenes como propio en tanto reutilización del espacio urbano “diurno”: se ofrecen otras actividades ligadas a la promesa de fiesta y diversión. “Es situarse (...) en el tiempo en que los padres duermen, los adultos duermen, duermen los patrones; los poderes que importan, los que controlan desde adentro, están físicamente alejados y con la conciencia menos vigilante, adormecida por el sueño” (Margulis, 1994, p.15). Esta ecuación liga lo nocturno a lo juve9)  En el trabajo de Camarotti y otros (2007, p.74) sobre ocio y tiempo libre se hace referencia a que son los más chicos y los de estratos socioeconómicos bajos aquellos que pasan mayor cantidad de horas viendo televisión. Señalan además que en un estudio de Mike Featherstone sobre cultura de consumo y posmodernismo este correlaciona un menor capital cultural con mayor exposición a la TV.


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nil, mientras que lo diurno se relaciona con actividades cotidianas más regladas. La noche aparece relacionada al ocio y como un amplio espacio de sociabilidad, altamente valorado en tanto que la ciudad es de los jóvenes mientras los adultos descansan y por lo tanto “es otra ciudad”. Un espacio que presenta otras reglas y otros modos de habitar bajo la ilusión de independencia del mundo adulto. Pero, como se ha mencionado y como prosigue Margulis “la fiesta comercial, la promesa de fiesta que se vende a los jóvenes, es la fiesta organizada, controlada por otros. Es simulacro de fiesta, en el que deliberadamente se instalan ingredientes de transgresión de lo cotidiano [aunque] no dejan de estar presentes las formas de dominación y de legitimación vigentes en la sociedad” (Margulis, 1994, pp.16-17). La noche tiene sus códigos, su cultura, su lenguaje y sus habitantes. En este apartado se procura mensurar la frecuencia con que los jóvenes realizan salidas por la noche con la intención de reconocer el grado de importancia que le asignan a la vida nocturna y sus diversas especificidades.10 Se destacan algunos resultados: a) La mayoría de los jóvenes realiza salidas por la noche todos o casi todos los fines de semana (37%), y una cantidad considerable lo hace uno o dos fines de semana al mes (32%). b) Hay un porcentaje considerable que dice salir muy poco (26%), c) Sólo una proporción menor (5%) afirma no realizar salidas nocturnas. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Entre mujeres y varones no se presentan diferencias significativas, aunque podría decirse que los varones afirman salir con mayor frecuencia. -- En lo referente a los tramos de edad, se observa que los jóvenes mayores de 26 años salen sensiblemente menos que aquellos comprendidos entre los 23 y los 25 años, y mucho menos aún que los que tienen hasta 22 años. En ese sentido, casi la mitad de éstos últimos dijeron salir todos o casi todos los fines de semana, mientras que los más grandes respondieron que sus salidas son más bien esporádicas o de una o dos veces al mes. -- En cuanto al NSE, cerca de la mitad de los jóvenes del sector medioalto realizan salidas nocturnas todos o casi todos los fines de semana, mientras que entre los del sector medio-bajo esta opción no llega al 25%. Al observar los que dicen salir muy poco se refuerza esta idea, ya que se 10)  Una descripción sobre las salidas de los jóvenes y sobre el uso y las configuraciones del tiempo libre puede encontrarse en Margulis, 1994: “La cultura de la noche”; y en Camarotti y otros, 2007, “Ocio y tiempo libre en los jóvenes”.


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invierten los roles y son más los del sector medio-bajo los que se expresan en ese sentido. -- En lo que hace a las diferencias entre sedes de estudio los resultados obtenidos muestran que los estudiantes del CBC Uriburu son aquellos que más salen, ya que el 44% dijo hacerlo todos o casi todos los fines de semana.

2.5. Comunicación interpersonal y medios Temas de conversación habitual Otra de las cuestiones que caracterizan la vida cotidiana son las conversaciones que se mantienen con amigos, compañeros y allegados. En estos diálogos aparecen los temas que les ocupan y preocupan, así como la importancia que se le asignan a esos diferentes asuntos.11 El conjunto de respuestas brinda un amplio universo de temáticas sobre las que se conversa habitualmente. Los temas más mencionados están vinculados a la realidad política y a los problemas socioeconómicos y de actualidad general del país (40%)12. En un segundo lugar fueron mencionados los temas personales y familiares13 y sobre las relaciones afectivas y los amigos14, que en conjunto sumaron el 16%. En tercer lugar, los temas estrictamente académicos o ligados al estudio (13%)15. Luego se señalaron los temas económicos y laborales16 (10%), temas ligados al deporte17 (8%), los medios audiovisuales y/o culturales18 (6%) y otros. 11)  Se solicitó a los estudiantes que mencionaran tres temas de conversación cotidiana, de manera abierta. Si bien no se les pidió que les adjudicaran grados de importancia, se ha tenido en cuenta el orden en que fueron mencionados. 12)  Los temas de conversación sobre la “actualidad y la realidad general del país”, están relacionado a todos aquellos factores vinculados a la crisis de 2001/2002: la caída del gobierno de la Alianza, el surgimiento de las asambleas barriales, los movimientos de desocupados, los movimientos piqueteros, etc. 13)  Los temas “personales y familiares” son aquellos que hacen referencia a asuntos estrictamente personales de los estudiantes, de su futuro, sus percepciones o su persona y a problemas o novedades de la vida de los integrantes de su familia. 14)  Los temas “afectivos-amigos” a diferencia de los temas “personales y familiares”, hacen referencia a las relaciones sociales y afectivas de los jóvenes. Aquí se han incluido menciones como, “charlas sobre hombres/mujeres”, “charlas sobre sexo”, “charlas sobre amigos/amigas”, etc. 15)  Los “temas académicos” son aquellos ligados a la facultad, a las materias, a la cursada, a autores, etc. 16)  Los temas de conversación sobre cuestiones laborales son los que fueron mencionados como problemas ligados al empleo o dificultades para conseguirlo. 17)  Sobre los temas ligados al deporte, cabe decir que al momento de realizarse esta encuesta estaba en pleno auge el Mundial de 2002 y es por ello que muchas de las respuestas están focalizadas sobre este evento. 18)  Los temas ligados a los “medios audiovisuales y/o culturales” están vinculadas en primer lugar a la TV, a la música y en menor medida al teatro y a la cultura en general.


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Al analizar las respuestas sobre el segundo tema de conversación habitual se observa una disminución de los problemas sociales (aunque sigue siendo importante), y un aumento de los relativos a la actividad académica (18%), las actividades culturales y los temas de la vida privada personal y familiar, mientras que los otros temas de conversación se mantienen relativamente estables en cuanto a importancia. En lo que respecta a la tercera respuesta, surgen como preponderantes las charlas sobre temas personales y familiares y sobre las relaciones afectivas y los amigos, que en total constituyen el 33%, seguidos en orden de importancia por las cuestiones sobre la actualidad y la realidad del país (que sumados constituyen el 25%) y por los temas académicos (12%). Los temas de conversación se ubican entonces en torno a los problemas sociales, económicos y políticos del país derivados de la crisis reciente, a los temas personales y familiares, afectivos y de amigos y a la vida académica. Luego de la lectura de las respuestas según el orden que fueron nombradas se realizó un análisis de respuesta múltiple, donde se juntan todas las respuestas sin jerarquizarlas, a fin de ver como se forman diferentes agrupamientos. El gráfico que sigue muestra los resultados que continúan la tendencia ya señalada. Se puede observar que las charlas sobre la actualidad general del país, Temas de conversación Temas dede conversación Temas conversación

Cuestiones laborales 4% Cuestiones laborales Cuestiones laborales 4% Problemas económicos 5% 4% Problemas económicos Problemas económicos5% 5% Otros 6% Otros Otros6% 6% Deportes 7% Deportes Deportes7% 7% Cine, música, Cine, música, Cine, música, teatro y TV 8% teatro y TV 8% teatro y TV8%

Temas afectivos, 9% Temas afectivos, amigos9% 9% Temas afectivos, amigos amigos Problemas sociales 10% Problemas sociales Problemas sociales10% 10%

1% Religión 1% Religión 1%Religión 15% Cuestiones académicas 15% académicas 15%Cuestiones Cuestiones académicas

12% Actualidad y 12% yy realidad general 12%Actualidad Actualidad realidad del paísgeneral realidad general del país del país

12% Vida personal 12% personal y familiar 12%Vida Vida personal yy familiar familiar

11% Realidad política 11% política 11%Realidad Realidad política


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los temas políticos y los problemas sociales, juntos constituyen la proporción más importante. Le siguen las charlas ligadas a la vida íntima, tanto en los temas personales y familiares como de su vida afectiva y los amigos. Luego aparecen las charlas sobre temas académicos que alcanzan una importante frecuencia. Otro grupo de respuestas corresponde a cuestiones ligadas a la “industria del entretenimiento”, sobre todo cine, TV y deporte. Finalmente, con pocas menciones, se encuentran los temas ligados a los problemas económicos, el trabajo y otros temas puntuales que se agruparon en la categoría residual “otros”. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- De acuerdo con el sexo de los estudiantes, debe resaltarse la amplia diferencia que existe a favor de las mujeres en las conversaciones sobre temas personales y familiares, y por el contrario la mención más preponderante de los varones sobre temas deportivos y sobre cuestiones políticas. -- En cuanto a la edad, se mantiene la tendencia general y sólo puede mencionarse que los jóvenes de hasta 22 años se diferencian respecto de los de 26 años y más en cuanto a la mayor proporción de charlas sobre cuestiones personales y familiares, y afectivas y de amigos. Por el contrario, los de mayor edad presentan una mayor proporción en cuanto a las conversaciones sobre problemas económicos y problemas sociales. -- Las diferencias de acuerdo con el NSE no son significativas, aunque puede decirse que los de sector medio le otorgan mayor preponderancia a la actualidad y a la realidad económica del país, mientras que los de sector medio-bajo han mencionado los problemas sociales en mayor proporción que los demás. Por último, los de nivel medio-alto presentan una proporción mayor sobre TV, cine y espectáculos que el resto. -- Finalmente, respecto a las sedes de estudio, no hay grandes variaciones, aunque se observa una mayor proporción de contenidos sociales y políticos en los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales y una mayor presencia de cuestiones académicas entre los estudiantes de la FADU. Programas de televisión En la actualidad, la imagen, la relación con las pantallas y los cambios tecnológicos tienen una influencia que se presume relevante en la vida de los jóvenes, en la percepción de su lugar en la sociedad, la relación con los demás y otros aspectos de su vida. Los medios de comunicación constru-


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yen mitos e historias a través de los cuales los individuos se constituyen en una cultura común y por medio de su apropiación se insertan en ella. Las personas que comparten una misma identidad cultural comparten una serie de conceptos, imágenes e ideas que les permiten pensar, interpretar y sentir acerca del mundo de manera más o menos igual. Roxana Morduchowicz sostiene que “las imágenes de los medios de comunicación organizan y ordenan nuestra visión del mundo y de nuestros valores más profundos: lo que es bueno y lo que es malo, (…) cómo comportarnos ante determinadas situaciones sociales, nos proponen qué pensar, qué sentir, qué creer, qué desear, y qué temer” (2003, p.8). Producen significados a través de los cuales se les da sentido a la experiencia personal y al rol social de los sujetos, los medios de comunicación contribuyen a la construcción de la identidad individual y colectiva. Programas de TV más vistos Programas de TV más vistos

Deportes Deportes Cultura Cultura

Periodísticos Periodísticos

Música 2% Música 2% Cine 2% Cine 2%

1% 1%

Otros Otros

5% 5%

6% 6%

37% 37%

Entretenimientos Entretenimientos

21% 21%

26% 26%

Series Series

El análisis que se realiza tiene que ver con el contacto de los estudiantes con la televisión como actividad de la vida cotidiana, con especial énfasis en las preferencias en cuanto al género televisivo19. 19)  Se consultó sobre los tres programas preferidos mediante una pregunta abierta. Luego se procedió a codificar las respuestas de acuerdo con un criterio de clasificación de programas de TV, tomando todas las respuestas y analizándolas. Por ello debe señalarse que las cifras que se brindarán a continuación han sido producto del total de respuestas efectuadas y no sobre el total de casos.


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Casi el 30% de los jóvenes dijeron no ver televisión y hubo casi un 10% que no contestó a esta pregunta, lo que podría estar indicando poco interés en la televisión como actividad durante su tiempo libre. De la proporción de estudiantes que sí miran televisión, se ha estudiado el tipo de programas más vistos: el primer lugar lo ocupan los programas de entretenimientos (Los Simpsons, Caiga quien caiga, Televisión Registrada, etc.), en segundo lugar se encuentran las series o unitarios y en tercer lugar se han mencionado los periodísticos y los noticieros. Finalmente, con muy poca importancia en el total de respuestas, se encuentran programas culturales, deportivos, cine y música. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- De acuerdo al sexo, es muy marcado que las mujeres miran más series y unitarios que los varones; estas ven en proporciones semejantes series y programas de entretenimientos, y les interesan menos los programas periodísticos. Por el contrario, los varones son los que casi exclusivamente miran deportes, y en lo que respecta a programas de entretenimientos, tienen un mayor consumo que las mujeres. -- En cuanto a la edad, se observa que hay un mayor consumo de programas periodísticos en los jóvenes de mayor edad (26 años y más). De hecho es lo que más ven, a diferencia de los menores -hasta 22 años- que lo que más miran son series y programas de entretenimiento. -- De acuerdo con el NSE se observa que hay una mayor proporción de jóvenes del sector medio-bajo que miran programas periodísticos y culturales, mientras que el grueso de los sectores más favorecidos ven entretenimientos y series o unitarios. -- Con respecto a las sedes de estudio, se observa un mayor consumo de programas periodísticos en los jóvenes de Ciencias Sociales. Asimismo se ve la preponderancia de las series y unitarios en los estudiantes del CBC de ambas sedes, lo cual se relaciona con que son lo más jóvenes quienes, como se dijo, miran este tipo de programas. Finalmente, se observa en los estudiantes de la FADU un consumo algo mayor de programas de tipo cultural. Modalidades de información Los jóvenes tienen acceso a la información a través de distintos medios de comunicación masiva y, por otro lado, vía comunicación informal a través de conversaciones cotidianas. Es por este motivo que se consideró


Modalidad de información Vida cotidiana

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Modalidad de información Modalidad de __ información 100 % 90 100 % __ 80 __ 100 % 90

20%

60 80 70

45%

50 70 60 40 60 50

10 30 20 0 % __ 20 10

__ 10 0 %

50%

38%

45%

8% 36% 8%

50%

12% 38%

50%

36% 36%

38% 27%

45%

30 50 40 20 40 30

12%

20%

70 90 80

8%

12%

20%

27%

50% 35% 50% 35% A 35%

56%

27% 23%

50% B

C

56%

56%

23%

D

23% A

B

C

D

0 % __ A

B

C

D

A.Diario B.Noticieros TV C.Noticieros radio D.Conversar actualidad soc./pol./econ. Siempre / Casi Siempre A Veces Nunca / Casi Nunca A.Diario B.Noticieros TV C.Noticieros radio D.Conversar actualidad soc./pol./econ. Siempre / Casi Siempre

A Veces

Nunca / Casi Nunca

oportuno analizar elTVmodo en queradio reciben noticias y, mássoc./pol./econ. específicamente, A.Diario B.Noticieros C.Noticieros D.Conversar actualidad cuál esSiempre la modalidad con que la incorporan y a través de qué medios. / Casi Siempre A Veces Nunca / Casi Nunca El canal informal de la conversación sobre actualidad social, económica y política es el más nombrado. Junto a este modo de acceso a la información, el noticiero de televisión es el medio de comunicación masiva más relevante para los universitarios. El diario20 es utilizado como canal de información por muchos: la mayoría contestó que lee noticias aunque no de manera cotidiana21. Los 20)  En el momento en que se relevaron los datos si bien el uso de Internet tenía cierta relevancia para los jóvenes, el acceso era menor y la difusión de páginas web no había tenido el crecimiento exponencial de estos últimos años, por eso no se consultó sobre la lectura de los diarios por este medio en particular. En la Argentina, en los últimos diez años -los que coinciden con el surgimiento de Internet-, la tendencia de la lectura del diario en papel fue decreciente. 21)  Sobre este punto en especial, el perfil de estudiantes de la UBA realizado por Toer (1998, p.41) comenta que en comparación con su encuesta de 1988 percibe “que se ha verificado un claro retroceso en la frecuencia de lectura de diarios. En el caso de quienes lo leen todos los días, el retroceso es de un 25% (retroceden del 32% al 24%), aumentando en la misma proporción los que lo leen ocasionalmente una o dos veces por semana. Los que lo leen y los que lo hacen frecuentemente (3 a 6 veces por semana) se mantienen estables”.


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noticieros de la radio son escuchados con una frecuencia menor y sigue disminuyendo la proporción al considerar aquellos que se informan solamente por la radio de manera diaria22. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Con respecto a la diferencia por sexo, puede decirse que la lectura de noticias en el diario resulta una actividad algo más frecuente entre los varones. Asimismo, la información a través de los noticieros de televisión resulta una modalidad de información con una proporción algo más elevada de mujeres. En lo que concierne a las otras dos modalidades no se han encontrado diferencias significativas. -- Al tener en cuenta la edad de los jóvenes, se demuestra que en general los más grandes tienen mayor acceso a los medios de comunicación para informarse que los de menor edad. En cuanto a informarse diariamente a través de la televisión los más grandes lo hacen en una proporción de seis de cada diez, mientras que los más jóvenes lo hacen en algo menos de tres. Con respecto a informarse mediante la lectura del diario y la escucha de la radio, cuatro de cada diez jóvenes mayores contestaron recurrir a estos medios, mientras que sólo tres de cada diez de los estudiantes más chicos contestan de igual forma. Reforzando esta diferencia se observa que en cuanto a informarse mediante la radio, casi cinco de cada diez de los de menor edad manifestaron no hacerlo nunca. -- Finalmente, las diferencias en torno a las sedes de estudio muestran dos cuestiones destacables: en primer lugar que son los estudiantes de Ciencias Sociales los que poseen un mayor nivel de interacción con los medios de información. Al menos cinco de cada diez jóvenes utilizan cotidianamente la televisión, los diarios y además las charlas sobre actualidad. Al respecto debe decirse que los dos canales de información más utilizados son las charlas y la televisión, en menor medida el diario y por último sólo tres de cada diez estudiantes de Ciencias Sociales escucha la radio cotidianamente para informarse. Los estudiantes del CBC Uriburu se posicionaron en un segundo lugar en cuanto a la búsqueda de noticias en diversos medios, repitiendo la misma distribución que los estudiantes de Ciencias Sociales. 22)  De acuerdo con la Encuesta de Fundación Diagonal Sur (2004, p.24), “la radio ha perdido audiencia con el pasar de los años en la medida en que el 28% de la población de la Ciudad de Buenos Aires ha mencionado nunca escuchar la radio [pero] de la población restante, casi la mitad lo hace habitualmente”. Asimismo, el estudio sostiene que “el sector más fiel a la radio es la población femenina”. De todos modos debe aclararse que estos datos no se refieren exclusivamente a escuchar radio como medio de información.


Vida cotidiana

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2.6. Consideraciones finales A continuación se exponen los aspectos salientes acerca de la vida cotidiana, las ocupaciones, el tiempo libre y las expectativas de los estudiantes. 1. El trabajo y el estudio son las actividades que se consideran estructurantes en la vida cotidiana. Se identifican tres agrupamientos en la población estudiada, todos con una representación significativa aunque no igual; en orden decreciente son: i) los que trabajan y estudian (42%); ii) los que buscan trabajo y estudian (31%); y iii) los que sólo estudian (27%). 2. Estos tres grupos disponen de distinta cantidad y calidad de tiempo para invertir en el resto de las actividades que completan la vida cotidiana, es decir el descanso, la reposición de energía, el desplazamiento y lo que usualmente se denomina opción libre. Sin embargo, el impacto del trabajo no constituye siempre un obstáculo para el estudio, y en cambio muchas veces tiene consecuencias positivas; por ejemplo para aprovechar mejor el tiempo, o porque se adquiere una visión más realista del contexto o porque se dispone de mayores recursos propios. 3. El trabajo y el estudio no siempre compiten entre sí como actividades opuestas. Los datos confirman que los empleados y los desempleados se comportan de igual manera frente a la dedicación al estudio. Sin embargo, el caso de los que sólo estudian por elección propia, es diferente: este conjunto muestra niveles de dedicación mas alto, lo cual significa que el factor que imprime la distinción es subjetivo y está en la decisión de estos estudiantes (y seguramente posibilidad) de privilegiar el estudio como estrategia de asignación del recurso tiempo. 4. Un tercio de los estudiantes destina el tiempo libre a compartir con “el grupo de amigos”, que resulta la actividad más frecuente. Luego aparece una diáspora de opciones, ninguna de las cuales supera la proporción de uno de cada diez; algunas son fundamentalmente hogareñas (leer, escuchar música, mirar TV) y otras básicamente externas (deporte, artísticas, cine, teatro). Asimismo, la “nocturnidad” tiene una relevancia importante, ya que dos tercios de la muestra ocupan ese espacio con mucha frecuencia. Tres aspectos se destacan de estos datos: i) la importancia del grupo de pares como ámbito de pertenencia; ii) la preeminencia de los ámbitos sociales por sobre los personales; iii) la escasa importancia


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reconocida a “las pantallas” como polo de atracción. 5. Dialogar constituye un nivel de especificación de la interacción con otros, en este sentido los temas que circulan son emergentes de intereses, necesidades, motivaciones y expectativas que configuran la vida cotidiana. Claramente, la actualidad política, social y económica representa el eje privilegiado en las conversaciones de estos jóvenes (40%); las cuestiones personales, los contenidos académicos y los referidos al esparcimiento completan el conjunto del universo comunicacional. 6. En cuanto a las modalidades de información, el canal más usado es el del intercambio con la familia y/o los amigos. Los medios de comunicación de masas aparecen relegados a un segundo plano con distinto grado: en menor medida los noticieros de TV y en mayor medida la radio y los diarios. Sorprende el escaso reconocimiento que le otorgan los estudiantes a los medios como transmisores de información.


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valores

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3. VALORES Actitudes, modelos y motivaciones


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valores

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3.1. Introducción Este capítulo trata sobre los valores y la forma en que éstos se entrelazan con las prácticas y las experiencias vitales de la generación actual de jóvenes, atendiendo a la particularidad de los universitarios objeto de este estudio. Se hará foco en aquellas cuestiones ligadas a los valores compartidos, a los estilos de vida y expectativas, a los referentes y a las motivaciones como un modo de aproximarse a ciertas áreas de interés y a las valoraciones que allí se expresan. Como siempre que se trata de este tipo de aspectos, se presentan especiales dificultades tanto para la categorización como para la medición. Para afrontar estas cuestiones se han hecho una serie de opciones tanto de marco teórico como metodológicas. Hablar de valores y de la gama de conductas relacionadas con decisiones y opciones implica encontrarse con la, tantas veces analizada, dialéctica autodeterminación/heterodeterminación. Optar, elegir, ponderar, son acciones al mismo tiempo decididas por los sujetos y producto de la sociedad en la que éstos viven: “No sólo sus conductas, sino también sus juicios de valor, sus gustos, sus cánones morales sus más profundas creencias religiosas y metafísicas obedecen en mayor o menor medida a los dictados del grupo social al que pertenecen” (Barreiro, 1987, p.134). Hay campos de decisión, cuadros de opciones, un haz de (im)posibilidades. Sea que se trate de jóvenes críticos o conformistas, de adptados o de distanciados, las influencias del medio son clave en estas disposiciones y en los actos mismos de elección. Si variada es la influencia y el condicionamiento de la cultura, diversa es también la capacidad individual para la autodeterminación: “En un medio psico-social donde las posibilidades reales de elección fueran


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múltiples y diversas y donde, por el tipo de condicionamiento a que se los somete, se cultiva en los individuos una flexibilidad emotivo-intelectual que les facilita una elección no estereotipada de su conducta, la responsabilidad moral del individuo en sus decisiones personales será grande. En cambio, si el ámbito psicosocial condiciona rígidamente al individuo, le impone valores únicos cuya decisión es enérgicamente castigada y le crea trabas psicológicas que le dificultan la elección dúctil de formas diversas de conducta, la responsabilidad moral por la conducta de sus miembros recaerá con más fuerza en el grupo social que en el individuo, puesto que las posibilidades de autodeterminación de este último está reducida al mínimo” (Barreiro, 1987, p.139). Estas consideraciones generales tienen, respecto del campo de estudio de este libro, una concrecion en la que se relacionan: un cambio de época en lo que a referencias y pertenencias se refiere, con las culturas juveniles inmersas en este proceso de cambio. Epocalmente, hay que considerar: a) Las peculiares dinámicas de cambio y la velocidad de las modificaciones, lo que conlleva un monto importante de incertidumbre respecto de la dirección del camino. Este “contexto de búsqueda” suele implicar dos movimientos. Por un lado, se gestan prácticas sociales que difieren significativamente respecto de las generaciones próximo pasadas. Por otro, se recurre a prácticas y valores ya establecidos y tradicionales. Creación y conservación conviven de distintos modos. b) Muchas de las expresiones de rebeldía de los jóvenes se orientan hacia lo subjetivo, discrepando con el orden que molesta o reprime. Pero, a diferencia de otros momentos, sin un proyecto alternativo para el cambio hacia un imaginario esperanzador: “A falta de proyecto, de utopía, de esperanza, queda dedicarse a la subjetividad, al narcisismo, al cuerpo” (Margulis, 1994, p.27). c) La “rapidez” como marca de la cultura contemporánea se vincula íntimamente con la centralidad que han adquirido los medios de comunicación masiva y la nueva sociabilidad que esto trae aparejada en tanto “virtualización de lo real”. Al respecto, Beatriz Sarlo (1994, p.110) menciona que “el agrietamiento de las tradiciones tiene un efecto liberador, democrático y laico respecto de autoridades y rasgos culturales arcaicos”, pero como contrapartida se da una situación en la que los jóvenes pierden los referentes siendo estos los que proporcionan parámetros de certidumbre y seguridad.1 Esta cuestión central -que se expande al interior de todos los grupos sociales- en lo que respecta a los jóvenes posee un carácter constitutivo, ya que como claramente plantea Marcelo Urresti“las culturas


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juveniles son por definición y desde su nacimiento masivas y mediáticas, tienen su centro de producción en el complejo concentrado de las industrias fonográficas y audiovisuales y su escena primordial está protagonizada por grandes figuras carismáticas que forman parte del jet set y del “star system global” (Urresti, 2005, p.13). La cultura de lo “fácil” opera en conjunto con la cultura del entretenimiento y, al mismo tiempo, ven reforzados los principios que las sustentan. La cultura masiva de los jóvenes está estrechamente ligada a la influencia de los medios de comunicación: la música, el cine y otras expresiones son para muchos jóvenes el lugar desde el cual toman sus valores de referencia y dan sentido a su propia identidad. Al respecto, Roxana Morduchowicz considera que “la cultura popular (entendida esta como cultura masiva) está tan estrechamente ligada a la cultura juvenil que, en la actualidad el joven se configura como tal a partir de la frecuentación, el consumo y al acceso a un cierto tipo de bienes simbólicos y productos culturales específicos. (...) Millones de jóvenes a lo largo del mundo se juntan sin hablar, sólo para compartir la música, para estar juntos a través de ella y de la empatía corporal que ella genera” (2004, pp.30-32). d) Estas dinámicas tienen un efecto convergente sobre la configuración de “nuevas identidades”, vistas como provisorias, contingentes y móviles. Identidades líquidas -diría Zygmunt Bauman- en cuanto que: “las identidades atraviesan procesos de “balcanización” [pues] viven un presente desestabilizado por la desaparición de certidumbres tradicionales y por la erosión de la memoria; comprueban la quiebra de normas aceptadas” (Sarlo 1994, p.113). En otras palabras, se estaría dando “un declinar del influjo de las reglas sociales sobre los individuos y se manifiesta por un debilitamiento de los valores colectivos y un crecimiento y una valorización de las prácticas de individuos y grupos” (Mendes Diz, 2007, p.107). Estas consideraciones no implican que sea imposible hablar de “juventud” en términos generales. Se cree pertinente hablar del colectivo “jóvenes” a partir del rasgo común del permanente cambio y búsqueda de identidad. e) Si bien las identidades son móviles, fragmentadas y siguen trayectorias diversas, no sería adecuado negar que la clase social sea -en 1)  Más aún, prosigue la autora, no puede soslayarse que “los curas y los señores tuvieron que competir primero con los sindicatos, con la escuela y con los políticos y que hoy todos tienen que competir entre sí y con los mass-media”. En la actualidad “la Iglesia se preocupa por los pastores electrónicos, que llegan adonde no llegan sus ministros, y por las sectas que operan con el estilo y el appeal de la televisión; los políticos tradicionales se preocupan por el creciente escepticismo con que sus palabras son recibidas en las comunidades donde antes dictaban la ley, porque los medios han permitido escuchar otras palabras y ver otras caras; la escuela, empobrecida material y simbólicamente, no sabe como hacer para que su oferta sea más atractiva que la de la cultura audiovisual (…) Donde llegan los mass-media, no quedan intactas las creencias, los saberes y las lealtades” (Sarlo, 1994, p. 110).


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cierto sentido- estructurante en los comportamientos juveniles. Si bien “la clase” está en debate como colectivo real que estructura los comportamientos, también continúa siendo un aporte al describir ciertos rasgos identitarios típicos de los jóvenes de los diversos sectores sociales. Entonces, es posible hablar de juventud de los sectores populares, de los sectores medios, etc. como universos caracterizables a través de algunos rasgos que les son propios. Se han definido, en primer lugar, una serie de puntos que permiten relevar algunas cuestiones vinculadas con actitudes, metas y situaciones cotidianas de la vida y la manera en que los jóvenes las valoran y perciben. Luego se indaga sobre asuntos que tienen que ver con la ética, con normas morales y/o legales y el grado de justificación que le dan los estudiantes. En un segundo punto, se hace hincapié en los ámbitos y los sujetos que se perciben como referentes a nivel personal y sobre los espacios donde los jóvenes consideran que obtienen las claves para interpretar la realidad. Finalmente, se estudia la valoración que los jóvenes le dan a la posibilidad de estudiar en la universidad y a los motivos por los cuales eligieron su carrera.

3.2. Valoración de actitudes, conductas y estilo de vida Este apartado tiene por objeto identificar la valoración sobre ciertos modos de obrar y conducirse. Tienen un principio de generalidad muy amplio y fueron incorporados a fin de lograr comprender los modos en que los estudiantes los conceptualizan y otorgan una cierta jerarquía. Se vincularán los textos teóricos citados con los hallazgos encontrados en la encuesta a fin de conocer mejor una población que se ha descrito como móvil y en continua transición. Opciones, metas y actitudes Este primer punto hace referencia a la forma en que los jóvenes se posicionan frente a ciertos objetivos y el modo en que los ordenan de acuerdo a la importancia que le confieren. Se parte de acciones concretas y cotidianas, que se pueden agrupar en referencia a diferentes ámbitos de la vida: el ambito afectivo, el desarrollo personal-profesional, el laboral-material, el espiritual y el aspecto social-político. A partir de los datos se pueden entrever aquellas cuestiones a las que se les da más importancia.2


valores

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2

Valoración de de metas metas y y objetivos objetivos Valoración

__ 100 100 % % __ 90 90 80 80 70 70

73% 70%

60 60

47% 47%

50 50 40 40

37%

32%

30 30 20 20

29% 11%

10 10 __ 0 0% % __ A A

B B

C C

D D

E E

F F

10% 9% G G

H H

II

J J

15% 2% K K

L L

A.Trabajar en en lo lo que que gusta gusta B.Asegurarle B.Asegurarle el el futuro futuro a a los los hijos hijos C.Ser C.Ser fiel fiel a a la la pareja pareja A.Trabajar D.Formar D.Formar una una familia familia E.Tener E.Tener una una sexualidad sexualidad satisfactoria satisfactoria F.Destinar F.Destinar tiempo tiempo a a asoc. asoc. de ayuda ayuda G.Ser G.Ser profesional profesional H.Tener H.Tener fe fe I.Ganar I.Ganar bastante bastante dinero dinero J.Dedicar J.Dedicar la la vida vida al al de servicio servicio de de marginados marginados K.Ser K.Ser el el mejor mejor en en lo lo suyo suyo L.Participar L.Participar en en partidos partidos políticos políticos

En lo que se refiere a las opciones consideradas fundamentales por los estudiantes, sólo dos respuestas obtuvieron más del 70%: “trabajar en lo que a uno le gusta” y “asegurarle el futuro a los hijos”, lo cual no deja lugar a dudas sobre la importancia que esto tiene para los jóvenes encuestados. Estas valoraciones están ligadas al ámbito laboral-material, donde se relacionan estrechamente el forjar un futuro promisorio con el desempeñar una carrera laboral satisfactoria con cierto goce personal. Un segundo bloque de opciones consideradas fundamentales -en las que casi la mitad de los jóvenes respondieron positivamente- tiene que ver con “formar una familia” y “ser fiel en la pareja”. Con menor grado de importancia, un tercio consideró como fundamental “tener fe” (asunto que más allá del contenido de esa fe está relacionada 2)  En cuanto a los valores y actitudes se establecieron una serie de preguntas y una escala jerarquizada de acuerdo a la importancia otorgada a cada una de ellas. Se indagaron en lo referente a “trabajar en lo que te gusta”, “ganar bastante dinero”, “tener fe”, “destinar una parte de tu tiempo a asociaciones de ayuda”, “formar una familia”, “asegurarle el futuro a tus hijos”, “ser el mejor en tu actividad”, “dedicar tu vida familiar y profesional al servicio de los marginados”, “ser profesional universitario”, “tener una vida sexual satisfactoria”, “ser fiel a tu pareja”, “participar en partidos políticos”.


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a valores del ámbito de la espiritualidad),“tener una sexualidad satisfactoria” y “ser profesional universitario”. En un cuarto nivel se nuclean las opciones “ser el mejor en lo suyo” -señalado por el 15%- y “ganar bastante dinero” -elegido por un porcentaje algo menor. Se percibe que cuando se ofrece la opción relacionada con el dinero pero sin hacer referencia a los hijos, ésta obtiene uno de los índices más bajos de valoración. Teniendo en cuenta que los sistemas económico-políticos están sustentados por un conjunto de ideas y motivaciones que operan como soportes de la ideología dominante, y que este sistema social se basa en el consumo y la competencia, se podría esperar que estas opciones tuvieran más presencia. En este mismo nivel se encuentran las acciones relacionadas a la actividad social como “destinar tiempo a asociaciones de ayuda” y “dedicar la vida al servicio de los marginados”, en ambos casos cerca del 10%. Finalmente, la participación en organizaciones políticas fue considerada fundamental sólo por el 2% de los jóvenes. Se trata de una actividad que les es indiferente (más de la mitad de los jóvenes respondió en este sentido). Fundamental e importante. Otra forma de analizar los resultados consistió en sumar aquellas respuestas que evaluaban las opciones y actitudes consideradas fundamentales y aquellas mencionadas como importantes. Esto mostró que, con la excepción de la participación en organizaciones políticas, todas ellas tenían relevancia para más de la mitad de los jóvenes encuestados. Visto desde esta perspectiva: • Una abrumadora mayoría (casi el 100%) considera relevante “trabajar en lo que a uno le guste” y “asegurarle el futuro a los hijos”. • En un grado de importancia que involucra a entre ocho y nueve de cada diez jóvenes se encuentran: la fidelidad en la pareja -valorado casi en proporciones iguales como importante y fundamental, alcanzando entre ambas el 90%- y formar una familia que tiene un comportamiento semejante. Luego, se observa un cambio en el comportamiento de las opciones “tener una sexualidad satisfactoria” y especialmente “destinar tiempo a asociaciones de ayuda”, que al ser consideradas como importantes son mas valoradas, adquiriendo otro lugar en la escala. • En menor proporción, pusieron de manifiesto lo relevante que es para ellos “ser profesional universitario” y “tener fe”. “Ganar bastante dinero”, ahora si tiene un lugar más preponderante que al considerar solo lo fundamental.


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• Dos tercios de los jóvenes plantearon la importancia de “dedicar la vida personal y familiar al servicio de los marginados”. • “Ser el mejor en lo suyo” crece en su importancia respecto a la observacion anterior. Se debe tener en cuenta que igualmente cerca del 40% se mostró indiferente o le asignó poca importancia. • Una observacion que vale la pena destacar es que finalmente el valor asignado a la participación en partidos políticos continuó siendo realmente poco relevante, ya que lo consideran importante sólo el 15%, mientras que un 30% le asignó poca importancia y más de la mitad se declaró indiferente. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos a partir de cada categoría: -- “Trabajar en aquello que a uno le gusta”: se observa que los estudiantes de la FADU demostraron una valoración mayor que los demás. -- “Formar una familia”: los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales tendieron a asignarle menor relevancia en cuanto a su carácter fundamental, lo mismo que a “asegurarle el futuro a los hijos”. En las otras sedes le asignaron un carácter fundamental siete de cada diez jóvenes, mientras que los estudiantes de Sociales lo hicieron en una proporción menor a seis de cada diez. -- “Ser fiel a la pareja”: casi la mitad de las mujeres le otorgó un valor fundamental, mientras que los varones respondieron en este sentido en una proporción algo menor. La fidelidad en la pareja en la FADU obtuvo un porcentaje alto, con más de la mitad de las respuestas que lo consideran fundamental, y bajó en Ciencias Sociales a algo más de un tercio. -- “Tener una vida sexual satisfactoria”: fue considerado fundamental por cuatro de cada diez varones, contra tres de cada diez mujeres. Le otorgan menor importancia a la sexualidad aquellos jóvenes de estrato medio-bajo. En cuanto a las sedes de estudio, fue considerado fundamental por más de cuatro de cada diez estudiantes de Ciencias Sociales, una proporción mucho mayor que en el resto de las sedes. -- “Tener fe”: los estudiantes de Sociales expresaron indiferencia en una proporción de dos de cada diez, lo que significa 10 puntos porcentuales por sobre la media de los jóvenes. -- “Ser el mejor en tu actividad”: de acuerdo con el NSE se observan algunas diferencias, ya que hay una mayor proporcion de estudiantes del segmento medio-bajo que le asignan un valoración fundamental, mientras que los del sector medio lo consideran importante y los de estrato medio-alto demuestran menor preocupación.


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-- “Ganar bastante dinero”: los jóvenes de 26 años y más tienden a otorgarle menos importancia que los menores. Puede observarse una mayor valoración por parte de los estratos medio y medio-bajo, ya que entre estos últimos casi dos de cada diez lo consideran fundamental. Por el contrario, los jóvenes pertenecientes al estrato “medio-alto” le otorgan menor relevancia (más de tres de cada diez lo consideran poco importante o indiferente). Los de la Facultad de Ciencias Sociales manifestaron poco apego al dinero al proponerlo poco importante en una proporción de tres de cada diez. -- “Dedicar la vida al servicio de los marginados”: tiene una valoracion mas elevada para las mujeres. Lo mismo sucede con los jóvenes de menor edad y va disminuyendo para los más grandes. Analizado el NSE, los jóvenes de estrato medio-bajo le otorgan una valoración fundamental superior al promedio. -- “Participar en partidos políticos”: hay cierta preponderancia masculina, ya que las mujeres lo señalaron como indiferente por 8 puntos porcentuales más que los varones. A su vez tiene menor rechazo entre los jóvenes de NSE medio y medio-alto (los de segmento medio-bajo se pronuncian indiferentes en un 62%). Con respecto a las sedes de estudio, en la FADU y el CBC de Ciudad universitaria los que lo consideran indiferente llegan al 65%, en cambio de los estudiantes de Sociales lo señalan el 40%. En esta última Facultad y en el CBC de Uriburu lo consideraron como importante el 22% y el 18% respectivamente, proporción que los diferenció de alguna manera de los jóvenes de las otras carreras. Justificación de conductas En este apartado se trabaja sobre una serie de ejemplos de trasgresión de normas y en el análisis del grado de justificación que se les da a las mismas. En una primera observación es posible afirmar que -en generalno hay una aceptación explícita en cuanto a la ruptura de normas, lo cual no implica que ésto verdaderamente opere en las prácticas de los sujetos. Es bien sabido que muchas veces el discurso se encuentra retrasado en cuanto a la forma en que operan las normas y las conductas. Tal dinámica es la que puede estar verificándose en este caso. Las conductas consultadas se vinculan con ciertos ámbitos de la vida cotidiana de los sujetos: personal, relaciones interpersonales y vida en sociedad. Dentro de cada ámbito de vida cotidiana se nuclean varias conductas y, si bien en el interior de estos agrupamientos se manifiestan diferencias, puede verse que:


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a) La injustificación de determinadas acciones es más alta en el ámbito de las relaciones interpersonales (vinculadas con el entorno más cercano). Las opciones “engañar a la pareja”, “no prestar plata a un amigo” y “no devolver un objeto prestado” tuvieron -en conjunto- el mayor porcentaje de injustificación (67%). b) En segundo lugar aparecen las cuestiones que hacen a la vida en sociedad, entre las que se incluyen: “no cuidar los espacios públicos”, “evitar pagar los impuestos”, “pasar un semáforo en rojo”, “coimear para evitar multa” y “colarse en un transporte público” (58,6%). c) Las acciones menos injustificadas son aquellas que, aunque guardan relación con el entorno, tienen una fuerte carga personal: “emborracharse”, “copiarse en un examen”, “consumir drogas” y “mentir en el propio interés” (51%). Conductas desagregadas. Una segunda lectura implica analizar los datos tomando cada conducta individualmente, en una escala que comenzará con aquellas trasgresiones que suscitan la mayor cantidad de rechazos y se irá desplazando hacia las más aceptadas. Como se ve en el gráfico, entre sus resultados más relevantes están: • Los temas como el “descuido de los espacios públicos” y el “no devolver un objeto prestado” son las trasgresiones más reprobadas. • Con un grado de rechazo menor se encuentran: “consumir drogas” y “engañar a la pareja”. • Luego, las opciones “coimear para evitar una multa”, “evitar prestar plata a un amigo” y “engañar en el pago de impuestos”. • Cerca de la mitad rechaza “copiarse en un examen”,“pasar un semáforo en rojo”, “mentir por propio interés” y “colarse en el transporte público”. • Injustificada solo para tres de cada diez jóvenes y en último lugar aparece la opcion “emborracharse”. Al observar desde el otro extremo, considerando en este caso los grados de justificación e indiferencia, puede verse que “emborracharse” y “colarse en un transporte público” superan el 20% de indiferencia, obteniendo más del 7% de respuestas que expresan justificación. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Las mujeres son algo más estrictas que los varones. -- Los estudiantes de 26 años y más tienden a no justificar las trasgreciones en mayor proporción que el resto.


84 · jóvenes de perfil y de frente Grado de injustificación de conductas Grado de injustificación de conductas 100 % __ 90 100 % __ 80 90 70 80 60 70 50 60 40 50 30 40 20 30 10 20 __ 0% 10 0 % __

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A.Emborracharse B.Colarse en el transporte público C.Mentir en tu propio interés D.Copiarse en un examen E.Pasar un semáforo en rojo F.Evitar prestar plata a un amigo G.Engañar en el pago de impuestos H.Coimear para evitar una multa I.Engañar a la pareja A.Emborracharse B.Colarse en el transporte público C.Mentir en tu propio interés J.Consumiren drogas K.No devolver un semáforo objeto prestado cuidar los espacios públicos D.Copiarse un examen E.Pasar un en rojo L.No F.Evitar prestar plata a un amigo G.Engañar en el pago de impuestos H.Coimear para evitar una multa I.Engañar a la pareja J.Consumir drogas K.No devolver un objeto prestado L.No cuidar los espacios públicos

-- Los jóvenes de estratos medio y medio-bajo tienden a ser más severos en cuanto a las conductas trasgresoras al calificarlas como injustificadas. -- Son los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales los que con claridad tienden a ser más transigentes, ya que demuestran mayores niveles de justificación. Conformidad con la modalidad de vida y perspectivas Una dimensión particular de los valores y las conductas es la que se refiere a las representaciones que los universitarios tienen sobre su horizonte vital y la conformidad con su vida. Aquí el trabajo se concentrará en tres aspectos: arraigo y desarrollo personal, la conformidad con su situación personal y su mirada hacia el futuro. a) Arraigo. El arraigo y las expectativas de desarrollo personal están íntimamente ligadas a la percepción del horizonte y viabilidad en un tiempo determinado. Por eso es importante recordar que el relevamiento tuvo lugar en un momento especialmente difícil de la Argentina. Se ha-


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bían alcanzado dramáticos índices socioeconómicos, siendo “una época marcada por la ruptura, y por la sensación colectiva de la dificultad para pensar el futuro no solo por la ausencia de certezas, sino también por la ausencia de entusiasmo en la posibilidad de la transformación” (Saintout, 2006, p.53). Una de las “marcas” más importantes de esta situación fue de la emigración de jóvenes, que conoció un incremento a partir de 2000 y sufrió un pico explosivo en la crisis de 2001/20023. Otro dato contextual importante tiene que ver con que la población estudiantil de la Universidad de Buenos Aires es básicamente local: residentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en menor medida del Gran Buenos Aires.4 Por ello, a diferencia de otras universidades del país (Ej: Universidad de La Plata) esta población estudiantil no experimenta el desarraigo y la movilidad a la hora de iniciar sus estudios. Los datos fundamentales al respecto son: más de la mitad de los estudiantes consultados consideran a la Ciudad de Buenos Aires como el ámbito en el que podrán desarrollar su profesión y sus aspiraciones personales; un cuarto de los estudiantes dijeron que se establecerían en otro país a fin de realizar sus aspiraciones profesionales; en tercer lugar, los indecisos constituyen el 18% -indecisión que puede relacionarse con el momento de crisis y desestructuración de lo social-;y por último, la elección de mudarse a otra ciudad del país para desarrollarse profesionalmente fue elegida solo por el 6% de los estudiantes. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- No hay diferencias significativas en cuanto al sexo y la edad. -- En cuanto al NSE sólo se evidencia mayor aspiracion a emigrar -aunque no muy marcado- en el sector medio, donde algo menos de la mitad manifestó su deseo de quedarse, un quinto se encuentra indeciso y más de un cuarto consideró la necesidad de marcharse a otro país. -- En lo que concierne a las diferencias entre las sedes de estudio, los estudiantes de la FADU fueron los que en mayor proporción manifestaron su deseo de marcharse del país (algo más de un tercio de ellos). Por el con3)  En el trabajo de Susana Novick (2005) que tiene por objeto dar cuenta del proceso de emigración de argentinos en sus diversas dimensiones, se consultó a emigrantes y potenciales emigrantes sobre sus motivos, y estos estaban ligados básicamente a la realización personal, entendida como la búsqueda de mejores condiciones personales y laborales y las consecuencias de la crisis (aunque resalta la falta de información cuantitativa confiable que permita vincular la crisis a la diferencia en los saldos migratorios). 4)  Como se dijo en el primer capítulo, seis de cada diez estudiantes residen en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que algo menos de cuatro de cada diez vive en el Gran Buenos Aires. Asimismo, más de ocho de cada diez estudiantes contestaron que no debieron cambiar su lugar de residencia al comenzar sus estudios universitarios.


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trario, más de la mitad de los estudiantes del CBC (ambas sedes) y de la Facultad de Ciencias Sociales expresaron la idea de quedarse en el país, siendo estos últimos los más reacios al momento de pensar en marcharse, con una proporción menor a un quinto. b) Conformidad. A pesar de la crisis, los jóvenes no parecen manifestar malestar con respecto a su situación personal. Una gran proporción manifiesta conformidad e incluso algunos mostraron absoluta aprobación con su situación; una proporción importante expresó estar más o menos conforme con su vida actual y un porcentaje menor mostró disconformidad. Se observa que más de dos tercios de los jóvenes se muestran conformes con su estilo de vida (conformes: 48% y muy conformes:14%). Mientras tanto, casi un tercio (27%) se expresaron más o menos conformes y sólo el 10% dijo estar poco conforme con la vida que lleva. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- De acuerdo al sexo, no se encuentran diferencias significativas. -- En lo que concierne a la edad es posible afirmar que los jóvenes de mayor edad (26 años y más) tienden a mostrar un menor grado de conformidad que los jóvenes menores, ya que sólo la mitad de ellos contesta estar conforme o muy conforme con su vida. -- En cuanto a la sede de estudio, los estudiantes de la FADU y Ciencias Sociales muestran un comportamiento similar entre si, con un menor grado de conformidad que los del CBC. -- Al cruzar esta variable por el NSE se observa un mayor grado de conformidad entre los jóvenes más favorecidos. Esto significa que en todos los casos se da una cierta correlación entre el grado de conformidad y su NSE. De todos modos, debe destacarse que, aún en aquellos jóvenes de nivel medio-bajo, la conformidad con su vida alcanza a más de la mitad, mientras que tres de cada diez respondieron estar más o menos conformes. c) Futuro. Se estudió la mirada hacia el futuro y la visión de los estudiantes sobre su posible desarrollo personal. Al respecto, una gran proporción evaluó positivamente su situación futura (65%). Por el contrario, grupos más pequeños manifestaron que sería igual (11%) o tuvieron una mirada negativa (10%) y algunos más no supieron que contestar (15%). Si se tiene en cuenta que la crisis de 2001/2002 afectó en gran proporción


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a la clase media y a sus ideales de progreso, es notable que en general sean los jóvenes del estrato medio los que en mayor proporción se manifiesten optimistas (sólo el 7% de este nivel manifiesta una mirada negativa). A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- No existen diferencias significativas en cuanto al sexo y la edad. -- En lo que respecta a las sedes de estudio se observa una mirada más optimista por parte de los estudiantes de la FADU ya que más de siete de cada diez consideraron una situación futura mejor; por el contrario los jóvenes de la Facultad de Ciencias Sociales y del CBC Uriburu se mostraron mas escépticos al momento de responder.

3.3. Referentes Los modelos y referentes representan un punto central para la comprensión de la construcción identitaria. Sobre los estudiantes ejercen influencia las dinámicas culturales analizadas en el marco teórico, la fragmentación identitaria y el influjo de los medios de comunicación en la creación y circulación de modelos y referentes simbolizados en otros jóvenes que son tomados como íconos o “tipos ideales”. La socialización juvenil se complejiza, por tanto, al darse en un espacio y tiempo móvil, plural y de trayectorias diversificadas. El tránsito por la juventud resultaba muy diferente para las generaciones anteriores en la medida en que se podía sostener la búsqueda de una identidad individual, en un territorio donde se encontraba con los otros, hecho que hoy pareciera cada vez más desdibujado; los grupos juveniles van encontrando formas de aferrarse a lo que pueden, y en este proceso para construir referentes se van fragmentando entre ellos mismos y enfrentándose, por lo que hay menos territorios de encuentro común (Reguillo, 2000). Lo que subyace es aquello que Mendes Diz (2007) ha puntualizado como “una época en la que las identidades se definen por su implicación subjetiva” (2007, p.114), definiendo que ya no tendrían la misma fuerza las instituciones históricas para brindar sentidos, sino que la referencia y los elementos simbólicos de la vida social provienen en gran medida de “otros identificables” anclados más en individualidades que en instituciones. El resultado: fragmentación, heterogeneidad y mayor relativismo normativo (con constelaciones de valores compitiendo entre sí). Estos procesos podrían colaborar para explicar una tendencia muy visible en las culturas juveniles contemporáneas: la construcción de


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identidades de apariencia fuerte ante un contexto de dispersión (tribus, bandas, etc.). Si ciertos movimientos juveniles fueron aglutinantes transversales a otras diferencias, ahora podrían funcionar como elementos de ruptura entre los sujetos (Reguillo, 2000). Lo señalado impacta sobre los modelos y referentes de los jóvenes. Entre las interpretaciones de estos impactos se señala que los jóvenes no encuentran referentes claros desde donde situarse, orientándose hacia una amplia variedad de referencias parciales, efímeras, segmentadas y cambiantes, que nacen y mueren con mucha rapidez. Puede que se admire a alguien como deportista o como músico, sin que ello implique que se lo valore como modelo de persona. A diferencia de sus padres y abuelos -que en muchos casos se socializaban con la influencia de modelos más universales- para los jóvenes actuales el sentido de lo universal ha estallado dando lugar a una sociedad plurivalente y cambiante. Este trabajo se concentra en dos puntos: en las personas de referencia y en los ámbitos que son referencia para interpretar lo que pasa en la sociedad. Personas de referencia A la luz del desarrollo previo, se propondrá una descripción de ámbitos y personas que generan admiración y que pueden ser referentes para los jóvenes, de acuerdo con los datos que surgen de la encuesta. Entre los resultados más importantes del relevamiento cabe resaltar: La familia ocupa un lugar privilegiado en la constelación de referentes. El 75% de los estudiantes admira a personas que integran su grupo familiar. Este dato se puede vincular con la idea de que no se está transitando una época de grandes rupturas generacionales -formuladas de manera explícita- sino ante un proceso subjetivo de individuación y diferenciación que transcurre de manera más o menos “pacífica”. No sólo no parecen darse rupturas “fuertes” sino que la familia alcanza altas valoraciones desde diversos ángulos. Afirma Saintout al respecto, “sea esta lo que sea, esté conformada con estructuras más tradicionales o más novedosas, sea más o menos democrática, sea la real o la ideal, la familia ocupa un lugar de valoración positiva en los jóvenes. Muchas veces incluso criticando la familia y sus roles rígidos, los jóvenes de diferentes sectores acuerdan en considerarla como una institución central para sus vidas; como un lugar positivo. En términos generales la familia es perci-


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Personas de referencia Personas de referencia Personas de referencia 100 % __ 100 % __ 90 100 % __ 90 80 90

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A.de los políticos B.de movimientos religiosos C.de movimientos sociales D.del deporte E.del espectáculo F.del grupo de amigos G.de los intelectuales A.de los políticos B.de movimientos religiosos C.de movimientos sociales H.del ambiente del arte I.del grupo familiar A.de políticos B.de movimientos religiosos movimientos sociales D.dellos deporte E.del espectáculo F.del grupo deC.de amigos G.de los intelectuales D.del espectáculo F.del grupo de amigos G.de los intelectuales H.del deporte ambienteE.del del arte I.del grupo familiar H.del ambiente del arte I.del grupo familiar

bida como importante y necesaria” (2006, p.84).5 El segundo lugar está relacionado (casi en partes iguales) con personas del ámbito intelectual y con personas del campo artístico. La identificación con estos modelos puede tener que ver con el momento que atraviesan los estudiantes en su formación profesional, por lo que es posible que sus referentes se ubiquen en las mismas áreas del conocimiento y las artes donde se están especializando. Se vio, al respecto que los estudiantes de la FADU se pronunciaron en una mayor proporción que los otros jóvenes en lo referente a modelos del mundo del arte y del espec5)  Existe cierto consenso sobre la idea de que si bien la familia tradicional tiene vigencia y se erige como el modelo principal de familia, se ha producido una mutación hacia un modelo que se muestra más permisivo y de mayor diálogo entre padres e hijos, evidenciándose una mayor permanencia de los jóvenes, en particular de sectores más favorecidos, en la casa de los padres. También ha de destacarse que, además de la morfología familiar, lo que interesa es la discusión sobre el rol socializador de la familia y su competencia con otras instituciones, sobre todo la escuela y los medios de comunicación.


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táculo. Por el contrario, los estudiantes de Ciencias Sociales eligieron a modelos del mundo intelectual, del ámbito político y de los movimientos sociales en proporciones más elevadas que los demás encuestados. En el mismo nivel de valoración se encuentran tambien los referentes en el grupo de amigos. Este dato es relevante ya que permite comprender ciertos comportamientos, canales de información y referenciamiento que no son los tradicionales sino que corresponden a modos de actuar y obrar que se reconocen en el grupo de pares. En un tercer nivel puede observarse la referencia en quienes se destacan en el espectáculo y el deporte. Estos modelos “exitosos” son, con mucha frecuencia, pares en cuanto a la edad, que han alcanzado un nivel de reconocimiento y admiración muy alto, al tiempo que son propuestos socialmente como ejemplos a seguir. Es bajo el porcentaje de referentes que los jóvenes identifican como propios que provengan de movimientos sociales y de movimientos religiosos. Y casi como una negación generalizada de la clase política, solo una pequeña fracción afirma que entre sus referentes se cuentan personas del ámbito político. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Respecto a las diferencias entre varones y mujeres puede decirse que estas mostraron una mayor proporción de respuestas en lo concerniente a la admiración de personas de su ámbito familiar. Los varones, por su parte, en cuanto a los modelos del ámbito del deporte y de los movimientos políticos y sociales manifestaron un mayor grado de referenciamiento que las mujeres. -- En lo que concierne a las diferencias entre los diversos tramos de edad se ve que los jóvenes menores respondieron con mayor frecuencia sobre su familia como lugar de referencia. También puede observarse que estos encuentran una mayor proporción de modelos en el ámbito del deporte. Por el contrario, los más grandes parecen tener mayor aceptación de referentes del ámbito político, de los movimientos sociales, de movimientos religiosos y del ámbito intelectual. -- De acuerdo con el NSE, las divergencias más relevantes se manifestaron en el hecho de que los jóvenes de estrato medio-bajo encuentran menos referencias en el ámbito político, en los movimientos sociales, en los movimientos religiosos y en sectores intelectuales y del arte. -- En cuanto a las sedes de estudio resulta interesante observar que los jóvenes de las Facultades, en contraposición de aquellos que están cur-


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sando el CBC, tienen un menor referenciamiento en su grupo familiar (coincidentemente con los jóvenes mayores de 25 años). Otra cuestión relevante es que pese al bajo referenciamiento en movimientos religiosos, los estudiantes del CBC Uriburu dijeron encontrar referentes en tales movimientos en una proporción bastante mayor que los estudiantes de las otras facultades. Queda claro que los modelos y referentes de los jóvenes encuestados no surgen prioritariamente de la cultura de la pantalla sino más bien de la familia y su grupo de pares, referentes que pertenecen al ámbito de socialización primaria uno y secundaria el otro. Ambos se construyen a partir de interacciones directas (no virtuales) donde circulan elementos materiales y simbólicos. Los artistas e intelectuales son referentes en algunos casos “mediados”, pero no necesariamente por la cultura de los medios. Es más probable que lo sean por el ámbito universitario o de divulgación de la cultura: libros, cátedras, exposiciones, recitales, discos, etc. El espectáculo -que claramente se puede vincular a los medios masivos de comunicación- aparece en quinto lugar, en una escala de nueve. Es notable la escasa significación de los espacios a partir de los cuales se podrían construir alternativas de reflexión y acción, vinculadas a la trasformación de la sociedad, como pueden ser los movimientos sociales y partidos políticos. Esto guarda relación con la baja participación que los estudiantes tienen en organizaciones de este tipo6. En este punto hay dos factores que se refuerzan mutuamente: por un lado, el que en estos ámbitos no surjan líderes que logren sintonizar con las búsquedas de los jóvenes; por otro, los estudiantes parecerían estar poco predispuestos a identificarse con estos dirigentes. Ámbitos de referencia para interpretar lo que pasa en la sociedad Se consultó tambien sobre las referencias que los jóvenes tienen a la hora de interpretar los problemas del país. Se destacan las conclusiones más importantes: A pesar de los cambios que se perciben con respecto al punto anterior, el ámbito de referencia más nombrado continúa siendo la familia. Para los jóvenes encuestados, el núcleo familiar es el espacio más seguro para encontrar referencias claras para comprender los problemas de la sociedad. En esta línea Saintout expresa: “la familia es, como dice una de las entrevistadas, el “lugar donde sé que está lo verdadero, donde no hay en6)  Esta cuestión se analizará con mayor detenimiento en el capítulo sobre Participación.


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Ámbitos de referencia para interpretar lo que pasa en la sociedad Ámbitos de referencia para interpretar lo que pasa en la sociedad Ámbitos de referencia para interpretar lo que pasa en la sociedad

1% 1% 1% Ns/Nc 3% 1% 1% En la iglesia En la4% iglesia Ns/Nc 3% 1% En los mov. sociales Ns/Nc 3% En los mov. sociales 4% Otro 5% En los mov. sociales 4% Otro 5% Otro 5% En centros de enseñanza, En centros de 7% profesores Enenseñanza, centros de 7% profesores 7% enseñanza, En la iglesia

En instituciones políticas En instituciones políticas En instituciones políticas

39% 39% 39%

En la familia En la familia En la familia

profesores

Entre amigos Entre amigos Entre amigos

12% 12% 12%

En los medios, diario, TV, radio En los medios, diario, TV, radio En los medios, diario, TV, radio

15% 15% 15%

15% 15% 15%

En los libros En los libros En los libros

gaño, donde no me puede pasar nada malo” (Saintout, 2006, p. 84). Sólo un 15% afirma que considera a los medios de comunicación (prensa, radio y TV) como fuentes válidas de nociones para comprender la realidad. Si bien los medios tienen un rol cada vez más importante, son una fuente difícil de mensurar en cuanto al modo en que operan e influyen en tanto canal de interpretación de lo que sucede.7 Los “libros” fueron otro de los referentes mencionados, en la misma proporción que los medios de comunicación. Esto se relaciona con que los encuestados están habituados a la lectura por su condición de estudiantes universitarios. Pero lo que está en juego es la legitimidad de su referencia como elemento de interpretación. En este sentido, los libros -a pesar de 7)  El hecho de que manifiesten un bajo nivel de referencia a la televisión y otros medios para comprender lo que sucede puede entenderse como negación, relativización de su influencia o el producto de la opacidad e influjo poco mensurable que ejercen. Puede ser entonces, que esta influencia no esté suficientemente “verbalizada” por los estudiantes encuestados, o que pertenezcan a esta cultura pero le fijen ciertos límites en términos de espacios sociales. Estas especulaciones no contradicen directamente la existencia de una cultura de la pantalla, aquella referida a la televisión, internet, juegos, chat, etc.; pero sí ponen un signo de interrogación sobre el alcance que tiene. Cabría preguntarse si la influencia es tan fuerte como para remover espacios materiales de socialización y construcción de referencias, si suprime los otros modos de interacción o los reduce considerablemente. Por otra parte, teniendo en cuenta la relevancia que se le dió al ámbito familiar es importante considerar que los medios de comunicación probablemente estén influyendo en las nociones compartidas de los miembros de la familia. En consecuencia, la familia cumpliría un rol legitimador de lo que los medios expresan.


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ocupar el segundo lugar- no parecen ser muy valorados por los jóvenes. Otro ámbito que ha sido mencionado tiene que ver con el grupo de amigos, que tal como se vio anteriormente posee una gran relevancia en cuanto a donde encontrar referentes8. Todos los otros ámbitos se encuentran por debajo del 7%, incluyendo los movimientos sociales y los partidos políticos, que tienen menos adhesión aún, lo que resulta una constante ya que la actitud generalizada hacia estos espacios es la indiferencia. La poca relevancia que tienen cuando se consulta respecto de los espacios donde se encuentran las ideas más apropiadas para interpretar lo que pasa en la sociedad, hace el dato aún más significativo: están ausentes precisamente allí donde se juegan la capacidad de análisis, las ideas y el conocimiento de la situación social. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- En cuanto a las diferencias entre varones y mujeres, se observa que estas últimas tienen una inclinación algo mayor que los hombres hacia el ámbito familiar, puesto que más del 40% se expresaron en ese sentido. Los varones por su parte mencionaron los libros con algo más de importancia, con un valor cercano al 20% de las respuestas. -- Las variaciones más relevantes de acuerdo con los tramos de edad muestran una menor referencia a la familia para aquellos de más edad, que a su vez respondieron en una proporción mayor tener a los medios de comunicación como espacio de referencia. -- De acuerdo con el NSE, el dato más relevante es que el estrato mediobajo, a pesar de tener a la familia como ámbito principal, le da una mayor importancia a los medios de comunicación que los otros sectores. Entre aquellos más favorecidos se le otorga una preponderancia mayor a la familia y en segundo lugar a los libros. -- En lo concerniente a las sedes el dato más interesante se da entre los estudiantes de Ciencias Sociales, que mencionaron casi en las mismas proporciones a la familia y a los libros como ámbitos de referencia. Mientras que en las otras facultades respetaron la proporción general, estos consideraron menos al ámbito familiar a la hora de la interpretación de los problemas de la sociedad.

8)  La gran diferencia en cuanto a las proporciones encontradas tiene que ver con que en esta pregunta se podía señalar sólo un grupo de referencia de manera excluyente, mientras que la pregunta sobre modelos personales se debía contestar por sí o por no para cada categoría.


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3.4. Motivaciones y valorización de la vida universitaria Este apartado se concentra en la vida universitaria abordando tres ítems: las razones para ingresar a la Universidad, los motivos para la elección de la carrera y la valoración de los actores del ámbito académico. Razones para ingresar a la Universidad La universidad es uno de los espacios de desarrollo de capacidades intelectuales y sociales elegido por muchos jóvenes. La decisión de estudiar allí tiene que ver con costumbres y mandatos ligados a determinados ambientes, pero también con opciones personales y con el sentido que los jóvenes le dan a esa opción. Por eso se consultó sobre las razones por las cuales ingresaron a la universidad, proponiendo opciones vinculadas a la satisfacción personal, a valores simbólicos o materiales, a cuestiones de valor social y otras razones relacionadas al imperativo “deber ser”.

Razones para el ingreso a la Universidad Razones para el ingreso a la Universidad Razones para el ingreso a la Universidad Ganar plata

2.3%

Ganar plata 2.3% Obligación moralGanar y social 3.1% plata 2.3% Obligación moral y social Obligación moral Prestigio y y social posición en la vida 8.4% Prestigio y y 8.4% posiciónPrestigio en la vida posición en la vida 8.4% Ser más útil a la sociedad 10.3% Ser más útil más útil 10.3% aSer la sociedad a la sociedad 10.3%

Para conseguir un trabajo Para conseguir Para un conseguir trabajo un trabajo

3.1% 3.1%

1.2% 1.2% 1.2%

Lo que quieren en mi familia Lo que quieren en mi familia Lo que quieren en mi familia

47.8% 47.8% 47.8%

12% 12% 12% 13.7% 13.7% 13.7%

Tener más cultura Tener más cultura Tener más cultura

Satisfacción y realización Satisfacción personal Satisfacción y realización y realización personal personal


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He aquí lo esencial de la lectura e interpretación de los datos relevados:9 La primera opción, nombrada por casi la mitad de los estudiantes, fue “es lo que me satisface y me realiza como persona”. Si bien esta es una afirmación a la que se le pueden atribuir varios sentidos, se trata de una razón que parte del sujeto y que pone en primer lugar la realización personal. Esto está en consonancia con la valoración que se le da en esta época a la construcción de la propia biografía y con la propuesta de un estilo de vida donde el proceso de formación de la identidad se enmarca en un escenario donde las representaciones sociales promueven la construcción del sujeto desde su individualidad y no desde el quehacer colectivo. La segunda opción en orden de importancia nuclea a los estudiantes que ingresan a la universidad por razones de valor material, señalando que “es el mejor camino para ganar plata”,“para conseguir prestigio y posición en la vida” y “para poder conseguir luego un trabajo”. Al concurrir a la universidad se estaría buscando adquirir las competencias laborales necesarias en una especialidad y la consecuente certificación de una institución superior con el objeto de incrementar su empleabilidad futura y conseguir más ingresos. Estas razones consideradas en conjunto constituyen el 22,7% de las respuestas. La tercera opción, que tiene que ver con valores no materiales, es aquella expresada como “para tener más cultura”, afirmación que continúa exhibiendo una connotación individual de la adquisición de un bien, pero en este caso de valor simbólico. Un porcentaje menor de los estudiantes atribuyen a la universidad un valor social, y asocian el cursar una carrera universitaria con “ser más útil a la sociedad en la que vivo”. Posiblemente, el valor que este grupo atribuye a lo social representa un sentimiento de responsabilidad para con su comunidad que se asocia a la necesidad de aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas que la integran. Por último se ubican, en clara minoría, quienes dicen ingresar a la universidad por un imperativo externo, sea este familiar (“es lo que quiere mi familia” ) o social (“es mi obligación moral y social”). Esta alternativa representa el “deber ser”, que en el primer caso puede tener un efecto negativo para el estudiante ya que se asume la universidad como una obligación vinculada a lo que otros esperan de él. La segunda puede entenderse como un imperativo ético, donde si bien es el propio estudiante el que se atribuye la responsabilidad de convertirse en profesional, también recibe una influencia que viene de su entorno y de lo que la sociedad considera que es lo correcto. En conjunto representan el 4,3% de las respuestas. 9)  Cada encuestado tenia la opción de elegir tres razones por la cual ingresaba a la universidad. En este momento se toma en cuenta solo la primera razón.


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Consideracion del total de respuestas. Luego de considerar la razón principal que nombraron los estudiantes, se analizaron las respuestas teniendo en cuenta las tres razones10 para el ingreso a la universidad independientemente del orden en fueron nombradas. De esta manera se observan cambios importantes que nos llevan a replantear la idea de las motivaciones más importantes: • El grupo de las razones materiales pasa a ser el que tiene una mayor presencia, ya que fueron nombradas por el 30% de los estudiantes. • Pasa a un segundo lugar la opción de satisfacción individual, elegida por el 26,3%. • Las opciones de valor simbólico (“para tener más cultura”) y de valor social (“ser útil a la sociedad en la que vivo”) logran una mayor presencia. Teniendo un 15% y 12,6%, respectivamente. • La razón del deber ser se mantiene con una representación mínima del 5,6%11. Combinación de motivaciones. Una tercera manera de analizar el tema es ordenar las respuestas observando la combinación de las tres opciones más señaladas. En este caso es posible identificar tres tendencias importantes en las razones que señalan los jóvenes para ingresar a la universidad. La primera combinación muestra un “tipo” de estudiante que ve la educación universitaria como un medio para la realización personal con una orientación casi exclusivamente material; para ellos, la profesión es conseguir trabajo para ganar más dinero y un estatus social. La segunda tendencia la constituyen aquellos que señalan que ingresaron a la universidad para lograr una realización personal en el ámbito material pero también en un sentido simbólico. Es decir, son quienes creen que el título profesional es una herramienta para conseguir un buen estatus pero también para adquirir mayores conocimientos. La tercera tendencia, es la consideración de la universidad como un espacio de crecimiento personal orientado a la consecución de fines simbólicos (cultura) y sociales (ayudar a la sociedad). Si bien es cierto que es menor el número de quienes se cuentan dentro de esta tendencia, se ha considerado conveniente señalar que está presente.

10)  En este momento se suman todas las respuestas y se evalúa el porcentaje que tuvieron en el total con independencia del orden en que habían respondido. 11)  Del porcentaje restante el 9,6% corresponde al “no sabe” y el 1% a la categoría “otros”.


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Combinación de motivaciones para ingresar a la Universidad

Satisfacción individual

Valor material

Valor material

Satisfacción individual

Valor material

Valor simbólico

Satisfacción individual

Valor simbólico

Valor social

Motivos para la elección de la carrera Además de que la variedad de carreras es amplia y el abanico de posibilidades es cada vez más grande, se observa una gran dispersión en los motivos que señalan los estudiantes a la hora de optar, y muchos de ellos no son capaces de indicar claramente por qué han elegido tal o cual especialidad. El motivo más señalado para la elección de una carrera es la afinidad que sus contenidos tienen con saberes ya conocidos por los estudiantes (37,5%), sea por habilidades propias, sea por el aprendizaje en la escuela media. Se podría pensar que elegir una carrera implica contar con información concreta respecto al ejercicio de la profesión, más allá del plan curricular que exhibe. Sin embargo, lo señalado en primer lugar no es esa opción, sino más bien la que se relaciona con saberes ya adquiridos que guardan relación con las materias a estudiar durante la carrera. En un segundo nivel se encuentran los estudiantes que tienen una visión más a largo plazo respecto a ser profesional y que ingresan a una carrera determinada porque la actividad vinculada a la profesión es lo que más les llama la atención (21%). Es el conjunto de jóvenes que parecieran tener más claridad respecto a las actividades concretas que les corresponderá desempeñar en el día a día en el campo laboral. Sea porque encuentran gusto por la actividad que van a realizar o porque ven


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en esa carrera una salida laboral (o ambas), en estos casos la mirada está puesta en la actividad profesional y no en el estudio. En contraste con estos dos agrupamientos se observa un número importante de jóvenes que no saben por qué están estudiando la carrera que cursan (20%). Son aquellos que, al momento de plantearles la pregunta, no pudieron distinguir entre sus propias motivaciones o bien señalaron que su elección fue “por descarte”. Este grupo manifestaría cierta “inercia” en el paso del secundario a la universidad. Podría tratarse de chicos que aún viven un proceso de búsqueda de la vocación y que prefieren no tomar decisiones determinantes, ya que en su mayoría coincide con estudiantes de menor edad. Es posible que este porcentaje denote un problema de desorientación e incertidumbre respecto al futuro. Pero también podría señalar un nuevo modo de aproximarse a la formación profesional, desde un imaginario donde la carrera universitaria no es la única opción de proyecto personal. Asimismo, el tiempo cambia su ritmo para dar lugar a experiencias alternativas cuyo escenario se convierte en el espacio real del ejercicio de aspectos de la individualidad que no tienen que ver con el estudio formal. Otro porcentaje importante de estudiantes atribuyen su elección a experiencias personales asociadas a una profesión o porque reconocen en sí mismos ciertas características que los predisponen a especializarse en un área determinada (14%). Sus biografías están compuestas por eventos significativos -personales o heredados por los padres- que fomentaron en estos jóvenes cierta sensibilidad creadora, social, científica, que los conduce a querer construir su adultez desde esa perspectiva profesional. Es interesante observar que una proporción importante de los que se agrupan en esta motivación corresponden a jóvenes de familias con un estatus ocupacional alto. Un grupo reducido de estudiantes (6%) afirma que el motivo de la elección de su carrera fue un deseo de cambiar la realidad. Este grupo estaría pensando el ejercicio de su profesión contribuyendo activamente al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas y las comunidades. Es interesante agregar que, en cuanto a la cuestión de género, existen diferencias en los motivos de los estudiantes para elegir la carrera. Mientras las mujeres le dan más importancia al deseo de trasformar la realidad que los varones, estos se inclinan por el ejercicio de la profesión y la salida laboral como eje de la elección.


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Valoración sobre los actores del ámbito académico La valoración de los actores del ámbito académico se enfoca en dos campos: por un lado, en las personas que cumplen roles fundamentales en lo dirigencial y formativo (decanos y profesores); por otro, en los compañeros. a) El decano. Los resultados señalan que la mayoría de los estudiantes no conocen a las autoridades universitarias de su facultad y tampoco su gestión. En promedio, casi el 85% de los estudiantes no saben quien es el decano. Aquellos que tienen un menor tiempo de permanencia en la universidad conocen aún menos a las autoridades académicas. Cuando se preguntó sobre la gestión del decano la gran mayoría dijo que no sabía como era (72%), un pequeño porcentaje evaluó la gestión como regular (13%), un 8% de los estudiantes dijeron que era una buena gestión y en la misma proporcion que era mala o pésima. La autoridad dentro de la facultad no es punto de referencia para los estudiantes. Más bien, el decano es casi un desconocido. Por un lado, esto puede tener que ver con un escaso interés de los estudiantes por conocer el funcionamiento de la institución y ser parte activa de ella, cuestión que se manifiesta también en la baja participación en actividades dentro de la universidad. Por otro lado, puede estar vinculado a que la institución esté teniendo una política comunicacional que no está logrando sus objetivos, lo que puede atribuirse a su vez a la alta complejidad de la organización en términos de magnitud o a un posible desinterés por parte de las autoridades para integrar a los estudiantes a la vida institucional. b) Los docentes. Son quienes están en contacto directo con los estudiantes y uno de los responsables de su formación académica. Dentro del claustro de profesores en la Universidad de Buenos Aires se encuentran, por un lado, los profesores titulares, adjuntos y asociados y, por otro, los jefes de trabajos prácticos y los ayudantes. Se ha consultado por separado debido a que la actividad y la relación con los estudiantes es cualitativamente diferente. La evaluación general que se hace de los docentes titulares, adjuntos y asociados es positiva. El 65% dice que los profesores son buenos a nivel académico, un tercio opina que son buenos y malos en proporciones parecidas y sólo un 3% que son todos malos. En cuanto al estilo de establecer la relación (de poder) profesor-estudiante, 60% afirma que los profesores son democráticos. El 30% dice que


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los profesores son autoritarios y democráticos en proporciones parecidas y sólo el 6% afirma que son todos autoritarios. En cuanto al compromiso que los docentes muestran con el quehacer académico, la mayoría dice que algunos profesores son comprometidos y otros no. Los jefes de trabajos prácticos y ayudantes son en general más jóvenes y con menos experiencia docente que los anteriores, y quienes trabajan directamente con los estudiantes en actividades académicas prácticas. Este grupo es evaluado de forma positiva por un 40%, y dice que son buenos y malos en proporciones parecidas un 30%. En comparación con los profesores titulares y adjuntos aumenta la opción de los que dicen no saber como son, opción que elige un tercio de los encuestados. En cuanto a la relacion profesor-estudiante hay una alta proporción que afirma que estos profesores son democráticos, aunque en este punto se manifiesta una vez más la diferencia con los profesores titulares, ya que los ayudantes son considerados menos democráticos. c) Sus compañeros. Se incluye en este último punto lo que opinan los estudiantes sobre sus compañeros, en cuanto a su nivel académico y sobre la solidaridad entre ellos. La percepción del nivel académico que tienen del resto de los estudiantes es, en general, positiva. Más de un tercio de los jóvenes considera que sus compañeros son buenos estudiantes, y más de la mitad señala que son, en términos académicos, buenos y malos en proporciones parecidas. Asimismo, son pocos (sólo el 9%) aquellos que consideran que todos son malos estudiantes. En la facultad de Ciencias Sociales la percepción general del nivel académico de los compañeros es aún mejor, puesto que casi un 40% de los estudiantes opinan que la mayoría de sus compañeros son buenos académicamente hablando. Respecto a la relación entre ellos se observa que más de la mitad de los estudiantes perciben que la mayoría de sus compañeros son solidarios (todos solidarios 9%, la mayoría solidarios 48%); que sus compañeros son solidarios e individualistas en proporciones parecidas lo afirma el 25%, y un porcentaje menor (15%) cree que la mayoría son individualistas. Estas cuestiones manifiestan una vez más la alta valoración de los estudiantes sobre sus pares y el alejamiento de las autoridades incluso de su propia facultad.


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3.5. Consideraciones finales A continuación se señalan las conclusiones principales sobre los valores, los referentes y las motivaciones de los estudiantes. 1. A la hora de analizar las aspiraciones de los jóvenes a futuro queda claro que son múltiples y prácticamente todas consideradas significativas en primera instancia. En efecto, de los doce anhelos planteados, once fueron considerados como mínimo importantes por el 60% y ocho por el 80% de los estudiantes. Sin embargo, cuando a estas pretensiones hay que calificarlas como fundamentales aparece un panorama más diverso y realista. Este orden de prioridades pone claramente por delante “trabajar en lo que les gusta” y “asegurarle el futuro a los hijos”, y con la misma contundencia ponen al final “dedicar tiempo a asociaciones de ayuda”, “al servicio de los marginados” y “a la participación política”. El análisis de esta prelación indica que las metas de vida están puestas en aspectos individuales o familiares, que están lejos de evidenciar una ruptura con la generación anterior, sino más bien una continuidad. Asimismo, sí existe un corte respecto a objetivos orientados a un colectivo en donde se requiera un compromiso personal con la sociedad. No es alentador para un sistema democrático, que todavía necesita profundizarse sobre todo en sus mecanismos de representación y participación popular, la ausencia en el horizonte vital de estos jóvenes de propósitos de intervención política. 2. Los estudiantes tienen una postura congruente con las normas establecidas para una serie de comportamientos considerados objetables por la sociedad. En efecto, de las doce conductas evaluadas cuatro tienen un nivel de reprobación alto, tres medio alto, tres medio y solamente dos bajo. Es dificil encontrar un patrón de injustificación, dado que las conductas más criticadas son: “no cuidar el espacio público”,“no devolver un objeto prestado”, “engañar a la pareja” y “consumir drogas”. La primera refiere a un responsabilidad social, las dos siguientes al vínculo con un tercero y la última es personal. El rasgo común de estas objeciones es que ninguna resiste una contrastación con lo que habitualmente se observa desde una percepción convecional (no científica). Sin embargo, dos casos contradicen esta percepción: “engañar (al estado) en el pago de impuestos” y “cruzar un semáforo en rojo”, muestran grados de tolerancia más altos. Es cierto que a pesar de constituir comportamientos sin duda más sancionables que tres de los anteriores, están más en línea con los hábitos y costumbres generalmente aceptados.


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3. La tipificación de modelos y la identificación de los ámbitos donde se constituyen las interpretaciones más verosímiles de lo que ocurre en la sociedad, configuran dos elementos fundamentales en la construcción y sostenimiento de la subjetividad. La familia, núcleo de la socialización primaria, se erige como el espacio portador principal de ambos factores, con bastante más nitidez en el primero que en el segundo. El grupo de pares, por un lado, y los artistas e intelectuales por el otro, son los otros ámbitos donde se constituyen referencias significativas en cuanto a patrones de comportamiento. No existe un correlato de estos espacios cuando se trata de la comprensión de la realidad, ninguno de ellos es relevante en este aspecto. En relación con esto, algunas cuestiones merecen puntualizarse: la primera es la bajísima significación de los movimientos sociales y políticos, que no alcanzan a permear en estos sectores juveniles como referencias movilizadoras (se puede adjudicar esta desconexion a la incapacidad de estas instituciones por generar propuestas atractivas que entusiasmen a los jóvenes); la segunda es el escaso reconocimiento atribuído a los medios de comunicación de masas como formadores de opinión y constructores de la agenda pública; la tercera, es que a las instituciones educativas no se les atribuye incidencia en la interpretación de la realidad, lo cual las limita a ser ámbitos de formación técnica. 4. La razón dominante del ingreso a la universidad de los jóvenes es la satisfacción personal. En cambio, tienen menor incidencia aspectos tales como la inserción laboral, el prestigio social, el servicio a la sociedad y el bagaje cultural. Los motivos para la elección de la carrera son más diversos y difusos: el principal es el agrado por un saber afin a la carrera, y el ejercicio de la profesión es el segundo en orden de importancia. No obstante, lo que más llama la atención es la cantidad de estudiantes que no pudieron precisar el origen de su vocación. Seguramente esto sea un antecedente del desgranamiento en la educación superior, de la prolongación del trayecto universitario y de los sucesivos cambios de carrera. Como se afirmó en ítems anteriores la universidad no es foco de actividades extra curriculares ni es una referencia en la intepretación de la realidad. Claramente no es reconocida como generadora de valores, más bien es una institución de formación técnica y de interacción socioeducativa. Los estudiantes tienen una valoración positiva de los docentes titulares y auxiliares y también de sus compañeros; aunque una significativa mayoría desconoce quien es el decano de su facultad. Esta defección de la Universidad constituye una rémora que se traduce en el cuasi abandono de los aspectos formativos que están vinculados a la ciudadanía


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y a provocar en los jóvenes la motivación para preocuparse y dedicarse a las problemáticas relacionadas con el destino de la sociedad como un todo. Esta función de la educación superior en nada compite con los aspectos específicos de cada profesión, más vale se plantea como una integración de saberes, donde se pueda ver la complementariedad que tiene toda formación técnica con las problemáticas sustantivas que inciden en el destino de la nación. 5. Los estudiantes demuestran un alto grado de conformidad con la vida que llevan y esperan un futuro promisorio, adicionalmente la mayoría se visualiza desarrollando su vida donde reside actualmente. En el contexto convulsionado en que se realizó la encuesta, llaman la atención estos niveles de satisfacción y optimismo, que por un lado interpelan la rebeldía atribuída a los jóvenes, y por otro lado reafirman un proceso de construcción de la subjetividad centrado en el individuo y su entorno más próximo, a la vez que desvinculado de la sociedad como ámbito condicionante y como espacio de transformación.


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4. PARTICIPACIÓN Situación, dificultades y perspectivas


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4.1. Introducción Este capítulo consta de tres partes: la primera versa sobre la participación social y política propiamente dicha, incluyendo temas como la importancia de participar para resolver los problemas de la sociedad, la participación efectiva de los estudiantes, la predisposición que los mismos manifiestan para la participación y las dificultades que encuentran para hacerlo. Luego, se profundiza sobre los modos que la participación adquiere y los ámbitos y el tipo de actividades que los estudiantes elegirían para participar. En tercer lugar, se aborda la opinión que tienen los jóvenes sobre las principales instituciones de la democracia representativa (Poder Legislativo, partidos políticos, etc.) y otros colectivos e instituciones (movimientos sociales, sindicatos, etc.). Adentrarse en estas cuestiones en torno a la participación social y política requiere una serie de consideraciones teóricas y un abanico de opciones de interpretación que guiarán el estudio. a) Se enfoca la participación como una realidad dinámica. Sus distintos componentes (prácticas, objetivos, actores, estrategias, etc.) varían a lo largo de la historia. Además, tales modificaciones se anclan en las diferentes situaciones sociales, económicas y políticas de cada período histórico. Los cambios culturales de los actores comprometidos en ellas la marcan también con su impronta. b) Por participación social y política se entiende aquí la apropiación e intervención en lo público con el fin de lograr determinadas metas comunes. Debido a las distintas maneras posibles de recortar este campo, se explicitan algunos supuestos: 1) Implica procesos que permiten al individuo influir en las decisio-


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nes colectivas en sintonía con sus intereses y proyectos de vida, a través de su involucramiento en acciones colectivas orientadas a alcanzar objetivos comunes. 2) No se restringe a los procesos e instituciones que buscan influir directamente sobre el poder político o que tienen como meta alcanzarlo. Se incluyen en la noción otras formas de asociación o trabajo comunitario orientados tanto a la satisfacción de distintas necesidades como a la instalación de determinados temas en la agenda pública. Se asume pues una noción amplia de participación, abarcadora de diversos tipos de instituciones: partidos políticos, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil (con acción directa en la cultura, la educación, la asistencia y otros ámbitos; colectivos de apoyo técnico, de investigación, etc.). 3) Se considera un rasgo clave el hecho de que tales prácticas implican una relación con “otros”, con un tipo de interacción en la que adquieren centralidad procesos de involucramiento, de compromiso social y de sentido de pertenencia a la comunidad. En otros términos, la participación social y política otorga sentido a la propia vida de los individuos que se involucran, implicando un beneficio tanto colectivo como individual y aportando a la pertenencia e identidad de las personas en su entorno. 4) Sin embargo, la amplitud de la noción de participación no es ilimitada. No basta con realizar un tipo de actividad en conjunto con otros; la participación requiere de acciones llevadas adelante por un colectivo, que se den en el ámbito público y que persigan un objetivo de cambio (lucha por la justicia, profundización de la democracia, cumplimiento los derechos sociales y civiles, etc.). c) Una especificación ulterior tiene que ver con la participación vinculada a los jóvenes. Sobre este tema hay una suerte de “sentido común” que es necesario abordar para que el campo de análisis y los instrumentos de investigación no se bloqueen. Cuando se habla de la participación de los jóvenes suele pensarse en comparación con otras generaciones juveniles a las que se les otorga una suerte de referencialidad canónica.“La juventud” paradigmática en este campo suele ser la de los ‘60 o ‘70: movilizada, politizada, comprometida, militante y revolucionaria. Se trataba de una juventud fuerte, dinámica, gestora de cambios políticos y sociales. Los “jóvenes de entonces” vivían la transformación como posible y hasta inevitable y “obligatoria”. Pero más allá de los valores y capacidades motivadoras de tal visión, es clave no limitar la mirada de la actual generación juvenil a una comparación con este “dogma”. Si -al menos en términos cuantitativos- los jóvenes contemporáneos participan en menor proporción en actividades


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políticas y sociales, debe tenerse en cuenta que esto no es algo privativo de estos jóvenes sino una característica de la sociedad en general.“Los jóvenes de aquellos años conformaron su experiencia en un contexto social, tecnológico, económico y cultural totalmente diferente del actual; por ello sus comportamientos, compromisos y expectativas son notablemente distintos respecto de los hoy reinantes, miembros de un clima histórico que nos habla de otra forma de estar en el mundo, de vivir sus dimensiones, en relación con códigos, estructuras del sentir y del pensar distintas” (Urresti, 2000, p.181). Estando el presente trabajo enfocado hacia el modo en que esta generación de jóvenes vive y expresa su relación con la política, se vuelve relevante considerar los cambios contextuales que se dieron a partir de la década de los ‘80: “El panorama es otro. Cambios que han conmovido a las sociedades en todas sus esferas afectan las formas de la participación y definen una manera de ser joven, una experiencia histórica en la que lo juvenil se ve rodeado con significados completamente diferentes” (Urresti, 2000, p.187). Se enumeran a continuación algunas transformaciones relevantes: 1) La cultura de la competencia, del afán de lucro y del consumo son rasgos instalados, valores que se derivan y a su vez sustentan el sistema capitalista: “Cuando una ideología triunfa históricamente dentro de una sociedad, ciertas afirmaciones, que resultan muy funcionales para justificar y sostener el sistema, pero que constituyen, en rigor, solo meros supuestos cuyo valor de verdad es, cuanto menos dudoso, se transforman en verdades obvias, evidentes, que pocas personas discuten” (Barreiro, 2006, p.14). El sistema capitalista no es sólo un modo de producción, sino también una serie de representaciones e ideas que manifiestan una determinada manera de concebir a la persona y las relaciones sociales: “El núcleo fundamental de los resortes psicosociales que conducen al mundo a esta situación es el supuesto básico de que es natural, deseable y moralmente correcto perseguir el propio bienestar, el éxito, el poder, la fama o la fortuna prevaleciendo sobre los otros y en competencia con esos otros” (Barreiro, 2006, p.20). En este contexto, ni jóvenes ni adultos viven en una sociedad que fomente el desarrollo de habilidades y conocimientos como para protagonizar actividades en instituciones de carácter político o social. 2) Los jóvenes actuales experimentan una tensión entre lo individual y lo colectivo. Viven, por un lado, un proceso de diferenciación y afirmación de la propia identidad para lograr el desarrollo y la independencia. Pero, por otro lado, tienen también necesidad de establecer lazos afectivos,


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de comunicación y cooperación con otras personas de su entorno, con un gran potencial cooperativo y solidario. Ahora bien, la articulación de estos dos polos se verifica en un entorno donde la cultura de la competencia y exitismo individual influye en las relaciones interpersonales. Mientras algunas dimensiones de la existencia son potenciadas otras son anuladas o debilitadas (destacándose entre estas la convicción de que las personas son agentes precursores de cambios). No obstante, el valor de la solidaridad y del compromiso social -al menos en el discurso- está muy presente. 3) A esta situación se debe agregar la influencia fuertemente negativa que legó la última dictadura militar respecto de la participación de los ciudadanos en actividades sociales y políticas, especialmente para los jóvenes. Este período marcó por generaciones a la sociedad argentina con el miedo y la censura. Muchas de las consecuencias de la represión y desarticulación de las organizaciones populares todavía no han podido ser superadas. 4) La participación, así como toda actividad relacionada a la cuestión de “lo público”, está íntimamente relacionada con colectivos, asociaciones e instituciones, y es precisamente en este nivel donde se verifica una crisis de gran envergadura. “La marca epocal tiene que ver fundamentalmente con una crisis profunda de las instituciones que organizaron y dieron cohesión a la vida social durante la modernidad” (Saintout, 2006, p.24). La participación de las actuales generaciones juveniles, por lo tanto, ha de verse en este contexto en el que las instituciones parecen no responder a los interrogantes de los individuos. Partidos políticos, sindicatos, organizaciones sociales, instituciones religiosas y la misma Universidad se muestran alejadas de las trayectorias vitales de los jóvenes. 5) Se verifican importantes desplazamientos en lo que a tipo de organización, motivaciones y modos de estructurar la participación se refiere: • Se dan cambios en el tipo de colectivos que nuclean a los jóvenes. Surgen nuevos tipos de asociaciones que desplazan a las que fueron hegemónicas en otras épocas. • El disparador que lleva a involucrarse y participar suele estar en motivaciones personales, en las que prevalecen parámetros éticos, estéticos y subjetivos, así como la valoración de las metas palpables. El cambio social se ve como una consecuencia de la transformación de actitudes individuales presentes. • El respeto por la diversidad y las individualidades se constituye un punto importante de las prácticas. A estas transformaciones ha de agregársele, finalmente, la cuestión intergeneracional. Actualmente los adultos tienden a mirar las prácticas


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juveniles juzgándolas como incomprensibles, extrañas o contradictorias. Pero en lo que los adultos no ven podrían estar dándose experiencias y prácticas de participación que permanecen invisibles por el tipo de paradigmas y de ópticas con las que se observa. Cabe la pregunta: ¿se podría también pensar que estamos asistiendo a una ampliación de la participación? Los estrechos márgenes de lo partidario, ¿no están ampliándose considerablemente hacia cuestiones socio-culturales y socio-comunitarias? Habrá quienes militen en los partidos, quienes hagan acciones socio-comunitarias, quienes estén participando en proyectos socio-culturales. Tal vez, lo beneficioso de esto sea que todas esas prácticas son necesarias, debiendo convivir y colaborar. Ninguno de estos ámbitos debe pretender subsumir y resolver a los otros (Balardini, 2004). Estos cambios en la constelación de colectivos y prácticas tienen, en nuestra opinión, importantes elementos positivos. Sin embargo, su defensa por su valor intrínseco y por la necesidad de romper con el “canon” de la generación juvenil de los ‘60 y los ‘70 no debería cegar sus debilidades y contradicciones, cayendo en otra idealización. Se observa actualmente una fragmentación de los colectivos populares y una notable dificultad para articular, para buscar mecanismos de ensamble en un movimiento más amplio, con una lógica de cambio y transformación más sustantiva. Esto, precisamente, en un contexto donde el poder aparece híper concentrado (García Delgado, 2005) y en el que los sectores dominantes incrementan su peso relativo: “Se debe tener en cuenta que en América Latina y en otros pueblos esto engendra una contradicción creciente: el aumento de la libertad en los mapas de identidad no coincide con una expansión de las oportunidades de vida, educación, salud y trabajo. Más aún: tales oportunidades retroceden y se desvanecen. Este choque de expectativas aumenta la violencia vital y el sentimiento de frustración y bloqueo” (González, 2002, p.3). La valoración de las nuevas posibilidades de participación no puede negar las tensiones en una región que reclama, de manera especial, nuevas respuestas para problemas de larga data.

4.2. Participación política y social Una abrumadora mayoría de los universitarios consultados opina que los jóvenes deberían participar para resolver los problemas de la sociedad de la que son parte. Sin embargo, solamente cerca de un tercio ha vivido alguna experiencia concreta de participación, dividiéndose en partes


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iguales entre los que están participando al momento de la consulta y los que participaron con anterioridad. Participación efectiva actual o anterior

Los jóvenes deben participar

No

2% 2%

No Sabe

Participé antes pero ahora No

16% 16%

Si

96%

Nunca

Si

68%

Se debe resaltar, en primer lugar, la gran adhesión a la idea de que los “jóvenes deben participar para resolver los problemas de la sociedad”. En el plano del discurso, por tanto, la participación es altamente valorada. Pero, por otro lado, es también notable la gran distancia entre el deber ser y el hacer concreto. ¿Cómo interpretar esta dicotomía? Se propone una hipótesis de lectura que destaca cuatro claves interrelacionadas entre sí. Primera clave: la participación ciudadana como práctica no está muy desarrollada en el conjunto de la sociedad actual. La importancia de la recuperación de la democracia aún no ha sido acompañada por la mejora de mecanismos de representación política, ni con instancias de intervención popular que permitan dar un salto cualitativo hacia una democracia participativa y transformadora. Segunda clave: la cultura de los sectores medios (en particular de los profesionales) valora el esfuerzo individual por encima del colectivo como vehículo de “progreso”. De tal modo que tiende a disociar (hasta cierto límite) la evolución de su propio entorno familiar respecto de la sociedad que lo contiene. En las últimas décadas “se pasó a una sociedad profundamente individualista, donde el valor, el sentido subjetivo de la acción ya no estaría puesto en valores, muchos de ellos vinculados con la cultura y la solidaridad con lo más desposeídos, sino en el logro de objetivos materiales” (Wortman, 2008).


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Tercera clave: la “idea” que se tiene de algo puede disociarse de la “realidad” concreta del mismo fenómeno. El pensamiento puede permanecer -de forma satisfactoria para el individuo- en el espacio de la percepción y la convicción, sin desembocar en una acción que lo materialice. Así, por ejemplo, mientras prácticamente la totalidad de las personas considera que la solidaridad es un valor, a los eventos solidarios concurre solo una pequeña parte de la población. Cuarta clave: la falta de oportunidades atractivas de intervención social para los jóvenes constituye un elemento de importancia, vinculado tanto a la dinámica como a la permeabilidad al cambio de las instituciones y organizaciones del Estado y la sociedad. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Se observa un grado similar de experiencias de participación para hombres y mujeres. La particularidad es que los varones han mencionado un mayor grado de participación en la actualidad, mientras que las mujeres han respondido con una mayor proporción haber realizado actividades en el pasado. -- Los más jóvenes (hasta 22 años) son los que menos experiencias de participación han tenido, repartiéndose en partes iguales entre experiencia actual y pasada (14%). Aquellos que se encuentran entre los 23 y 25 años son los que han evidenciado una mayor experiencia actual de participación, junto con los jóvenes de 26 y más (cerca del 20%). A su vez estos últimos son los que proporcionalmente tienen más experiencias en el pasado (cercano al 21%). Podría esbozarse una suerte de matriz o itinerario: este tipo de prácticas comienzan a darse en una edad que va desde los 23 a los 25 años, y luego de los 26 se mantiene sin crecer o comienza levemente a disminuir. Si se hace una lectura por sedes de estudio, aparecen notables diferencias: -- Teniendo en cuenta las respuestas de los estudiantes de Ciencias Sociales, se observa que una gran proporción realiza actividades sociales, culturales o políticas: algo menos de la mitad ha mencionado algún tipo de participación actual o pasada (45%). -- Le siguen los estudiantes de la sede del CBC Uriburu con una participación del 36%: en la actualidad participa el 20% -similar a la de los jóvenes de Ciencias Sociales- y en el pasado participó un 16%. -- En las otras dos sedes solo han participado el 25% en promedio. En lo que respecta a los jóvenes de la FADU, casi tres de cada diez han te-


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nido algún tipo de participación pasada o actual. En el CBC de Ciudad Universitaria sólo dos de cada diez estudiantes han pasado por alguna experiencia de participación. Estas diferencias entre sedes advierten respecto de la diversidad entre aquellos que, compartiendo condiciones semejantes y la misma época, gestan trayectorias participativas diferentes.

4.3. Predisposición a la participación Se inicia este apartado con algunos datos sobresalientes. Se ha visto que la predisposición a participar en organizaciones de la sociedad civil, movimientos u otras instituciones de forma voluntaria, es señalada por más de la mitad de la muestra. Luego, que una proporción importante supedita su intervención a la calidad de la propuesta de participación ofrecida. En tercer lugar se observa que otra proporción de los estudiantes no se ha planteado nunca la posibilidad de ser voluntario, y dice que Posibilidad de participar no lo haría ni siquiera si le hicieran una propuesta atractiva. Posibilidad de participar Posibilidad de participar No Sabe

No me interesa No me interesa No me interesa

No, pero me lo plantearía conme una No, pero lo buena propuesta plantearía con una No, pero me lo buena propuesta plantearía con una buena propuesta

19% 19% 19%

23% 23% 23%

No Sabe No Sabe

4% 4% 4%

54% 54% 54%

Sí participaría Sí participaría Sí participaría

A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Las mujeres superan en diez puntos porcentuales a los varones en cuanto a su predisposición a realizar alguna actividad en organizaciones


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sociales: casi seis de cada diez mujeres han respondido en este sentido, mientras que algo menos de cinco de cada diez varones responde de la misma manera. Debe destacarse, reforzando la idea, que casi un cuarto de los varones ha mencionado que no tiene ningún tipo de interés en realizar este tipo de actividad, por lo que superan a las mujeres en casi diez puntos porcentuales. -- En cuanto a la edad es importante señalar que más de dos tercios de los jóvenes de 26 años y más han respondido positivamente, mientras que los jóvenes de hasta 22 años -y de igual manera los del tramo de 23 a 25 años- lo hacen en una proporción menor. -- Entre los dispuestos a ser voluntarios se observan diferencias sustanciales en función a los ámbitos académicos de pertenencia. En los de Ciencias Sociales se registra una predisposición claramente mayor (72%) que en el resto de los ámbitos. Si se suman las categorías que señalan una inclinación a la participación, se puede establecer el siguiente orden: en primer lugar los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (89%), en segundo lugar los que cursan el CBC en la sede Uriburu (81%), luego los estudiantes del CBC de Ciudad Universitaria (76%) y, finalmente, los estudiantes de las carreras de la FADU (63%). Estos últimos tienen un alto porcentaje que dice que no le interesa involucrarse en este tipo de actividades: ha respondido en este sentido el 30%, mientras que en Sociales sólo lo hizo el 8%. -- Respecto a la predisposición de aquellos que nunca tomaron parte en actividades sociales, políticas o culturales: parece significativo que cerca de la mitad de ellos se plantee hacerlo. Además, entre estos jóvenes, un tercio señala que se lo plantearía si recibiera una buena propuesta. La valoración del compromiso social fue analizada además desde otra perspectiva. Considerando que la solidaridad como valor moral influye en el involucramiento en actividades sociales, con la intención de sondear la predisposición a actuar en forma colectiva para alcanzar objetivos comunes, se consultó a los estudiantes, en términos hipotéticos, acerca de dos situaciones. En la primera se les propuso el siguiente caso: “En la empresa donde trabajás van a despedir al 30% del personal, y se convoca a un paro para defender la fuente de trabajo. ¿Vos qué harías?”. Los resultados señalan que un alto porcentaje pararía a favor de sus compañeros de trabajo (78%), actitud que es compartida tanto por los estudiantes que participan como por los que no. Sólo un porcentaje muy bajo señala abiertamente su antipatía por la acción para defender los puestos de trabajo de todos (9%).


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En la segunda se planteó: “En la empresa donde trabajás van a despedir al 30% del personal, pero vos no estás en la lista. Los directivos proponen para evitar los despidos bajar el sueldo de todos los empleados un 25%. Vos, ¿qué harías?” También aquí la adhesión se mantiene alta, aunque disminuye con respecto al caso anterior, ya que señalan que aceptarían la propuesta dos tercios de los encuestados. Se evidencia un aumento de los que sostienen que no se unirían a la iniciativa (el doble respecto de la opción anterior). Lo mismo sucede con los que manifiestan no saber que hacer en esa situación. Ambas situaciones evidencian que la solidaridad es para los estudiantes un valor. Al menos en el discurso, son muchos los que a pesar de perder mantendrían su compromiso. Cuando la hipótesis plantea una resignación personal por una causa colectiva se aprecia que, paradójicamente, entre los que tienen una experiencia de participación aumenta el segmento, llegando a un 28,4%, que señala rechazar la iniciativa, mientras que entre los que nunca han participado se incrementa a 25,5% el grupo que señala no tener opinión al respecto. El hecho de que la intención de manifestarse colectivamente para salvar los empleos se reduzca de una situación a otra depende exclusivamente del impacto negativo que dicha acción pudiera tener en las condiciones laborales a nivel individual. En este caso, los estudiantes se muestran más solidarios con una causa común si existen posibilidades de que todos sean beneficiados y, ellos en particular, no perjudicados.

4.4. Dificultades y obstáculos para la participación Existe una predisposición muy alta a la participación y una valoración positiva de la solidaridad, al tiempo que se percibe poca participación efectiva en las instituciones donde tradicionalmente se daba. En esta línea caben las preguntas: ¿se trata de un problema exclusivo de los jóvenes o atraviesa toda la sociedad? ¿Lo valoran pero queda sólo en el discurso? ¿Son las instituciones las que no otorgan los espacios adecuados para hacerlo? ¿Será que los encuestados consideran como “políticamente correcto” ser solidario y participar, y por eso las respuestas se orientan en esa dirección? Estos cuestionamientos pueden encontrar algunas respuestas incorporando los datos del estudio en torno a los obstáculos para la participación. Se consultó a los mismos estudiantes respecto a las dificultades que ellos perciben en sus pares y en la juventud en general.


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Las opiniones señalan que las dificultades para participar se hallan en tres tipos de factores. Los dos primeros giran en torno a actitudes personales y a cuestiones cercanas a la subjetividad de cada uno, tanto sobre las motivaciones como las capacidades. El tercer grupo proviene más de lo “externo”, y se vincula con las instituciones. Se ha visto que la mitad de los jóvenes subraya factores internos de las personas: “desinterés e indiferencia”, “individualismo” e “irresponsabilidad”. Este segmento se inclina por atribuir la baja participación a un conjunto de decisiones individuales relacionadas a una fuerte apatía respecto a la actividad social. Un cuarto de los estudiantes acentuó una dificultad que, si bien recae sobre los individuos, está relacionada con los conocimientos que se tienen para realizar este tipo de actividades. Estos estudiantes entienden que los jóvenes no tienen los conocimientos suficientes para participar o que, al menos, esta carencia es una dificultad de peso. Finalmente un tercer conjunto está conformado por un 17% de los estudiantes que atribuyen el escaso involucramiento de los jóvenes a la falta de oportunidades y la ausencia de líderes. Se trata de elementos más bien externos al sujeto y que tienen que ver con las instancias que las organizaciones, los partidos políticos u otras instituciones ofrecen. Una lectura de estos datos debería estar atenta a dos cosas. Por un lado, a que los factores subrayados por el primer grupo -y a los que se Dificultades para participar

Irresponsabilidad Falta de iniciativa 4% Otros

2% 2%

Ninguna

6% 31%

Ausencia de liderazgo Falta de oportunidades

7%

Desinterés e indiferencia

10%

Individualismo

12%

26%

Falta de conocimientos


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podría llamar “actitudinales”- no se inscriben sólo en el registro individual. También estos están fuertemente influenciados por la cultura en la cual los jóvenes interactúan. Por otro lado, es probable que los obstáculos señalados no se manifiesten de una sola manera y con independencia mutua, sino que el resultado final sea una convergencia de factores internos y también externos. Mientras que los obstáculos de tipo externo parecieran tener más posibilidades de ser superados mediante la información, la creación de nuevas instituciones y espacios y propuestas más atractivas, los limitantes de tipo interno parecen constituir una realidad más compleja a la hora de hacer propuestas alternativas. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- No se evidencian grandes diferencias en cuanto al sexo: las mujeres señalaron la falta de conocimientos en un 30% de los casos, mientras que para los varones resulta relevante solamente para el 20%. -- Según la sede de estudio, los estudiantes de la FADU son los que presentan un comportamiento diferente a la media: seis de cada diez responden sobre obstáculos vinculados con elementos internos. Al analizar esta información de forma desagregada surge el hecho de que casi cuatro de cada diez mencionan el desinterés y la indiferencia como el mayor obstáculo para la participación, mientras que entre los estudiantes de las otras facultades fue mencionado por tres de cada diez. Asimismo, puede observarse que los estudiantes del CBC de Ciudad Universitaria colocan a la falta de conocimientos como el mayor obstáculo (algo más de un tercio), y que los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales, si bien siguen el patrón general, han mencionado más que los otros el individualismo y la falta de oportunidades (ambas con un 14%). Se ha estudiado también la variación de respuestas según la opinión de aquellos que participan actualmente, los que realizaron actividades en otro momento y los que nunca lo hicieron. Al respecto se observa por un lado que aquellos que participan activamente tienden a darle mayor importancia a la falta de conocimientos como obstáculo para la participación. Y por otro lado los que no tuvieron experiencias responden en mayor medida que los obstáculos se encuentran ligados al desinterés y la indiferencia. Haciendo una lectura de conjunto y en relación con los interrogantes que iniciaron este apartado, se considera que los obstáculos menciona-


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dos señalan que no se está ante un problema exclusivo de los jóvenes sino que estos se inscriben de manera peculiar en tendencias generales de la sociedad. La importancia de los aspectos “externos” parece indicar que las instituciones -en mayor o menor medida- no están adecuándose a la subjetividad y necesidades de los jóvenes, lo que puede interpretarse en clave de falta de actualización, dificultades de comunicación o incapacidad para el aprendizaje y la adaptación a las nuevas circunstancias.

4.5. Modalidades y espacios de participación Modos Los estudiantes tienen una visión heterogénea acerca de cual debería ser la forma de participar. Una parte preponderante de ellos opina que la forma más indicada es “a través de la intervención en actividades sociales, políticas, etc.”. Se trata de una forma de participación que implica una aproximación conciente y activa al entramado social y a los espacios de su manifestación. El grupo de estudiantes que afirman estar participando actualmente coincide con los que dan esta respuesta. Modalidad de participación Modalidad de participación

No sabe Otra manera No 6%sabe Otra manera 6% A través del voto cuando hay A través del voto elecciones cuando hay elecciones

4% 1% 4% 1%

Ninguna Ninguna

33% 33%

15% 15%

Manteniéndose informado Manteniéndose de las medidas informado de gobierno de las medidas de gobierno

16% 16% 25% 25%

Interviniendo en actividades Interviniendo políticas, sociales, en actividades etc. políticas, sociales, etc.

Haciendo conocer sus opiniones ante Haciendo conocer las susautoridades opiniones ante las autoridades


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Otro conjunto cree que la forma de participación debería ser “hacer conocer sus opiniones a las autoridades”, modalidad que implica otro grado de participación en las actividades pero que igualmente tiene presente que existen instancias de poder y resolución formales a quienes hay que acudir, acciones que implicarían salir del entorno privado y establecer una comunicación con los gobernantes. Este conjunto y el anterior son los que mayor grado de involucramiento implican; distinguiéndose con claridad respecto de los que siguen. Hay una proporción que cree que “estar informado de las medidas del gobierno” es la forma de participación, y otra opina que lo es “a través del voto cuando hay elecciones”. Ambas opciones representan un estilo de participación con un bajo grado de involucramiento con la realidad social y no implican la necesidad de interactuar con otros. Los que eligen este tipo de respuestas coinciden con los estudiantes que nunca han participado. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- En cuanto al NSE, se observa que el sector medio-bajo le asigna una importancia relativamente menor a las actividades de intervención social y política directa y, por el contrario, dan mayor relevancia relativa al voto. Asimismo, han respondido en una proporción menor sobre la necesidad de mantenerse informados de las medidas de gobierno. -- Respecto a la diferencia entre sedes de estudio se destaca el comportamiento de los jóvenes de la Facultad de Ciencias Sociales, quienes le asignan mayor importancia que los de otras sedes a la intervención en actividades políticas y sociales (46%), por sobre aquellas actividades que podrían mencionarse como de menor involucramiento. Los jóvenes del CBC Uriburu también son proclives a la modalidad de participación activa (35%), lo que se corrobora con su mayor participación efectiva. Es importante resaltar los datos obtenidos de los jóvenes de la FADU, que asignan una mayor importancia al voto (22%) y muy baja importancia, siempre en términos relativos, a la participación en actividades sociales y políticas (25%). Ámbitos Profundizando en cuáles son los ámbitos en que los estudiantes participarían, se observa que preferirían hacerlo en aquellos espacios donde los resultados de su involucramiento sean palpables a corto plazo y donde no exista un claro contenido político y/o partidario. Los ámbitos de


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tipo benéfico-social y cultural-artístico son los que muestran una mayor adhesión. Esta tendencia se observa tanto en los que participan actualmente como en los que nunca han participado. Por el tipo de organizaciones en las que se participa pareciera existir una noción respecto a la situación de desventaja de otros, y en ellos centran su atención. Preferirían incorporarse a organizaciones que trabajan en espacios donde la precariedad es palpable y depositar allí su esfuerzo. Pero no se percibe una preocupación por integrar instituciones que se ocupen por mejorar la propia condición como ciudadanos, lo que podría señalar una suerte de conformidad con el propio estatus en cuanto a derechos civiles, políticos y sociales. El tipo de organizaciones a las que se hace referencia son las que se denominan del “tercer sector, como representante de las organizaciones que trabajan en la asistencia directa, acotadas a lo social, y con un discurso político por lo general conservador” (De Piero, 2005, p.41). Parecería no importarles recurrir a las autoridades para presentar demandas, sino relacionarse directamente con quienes necesitan ayuda. Se trata de llevar a cabo una acción social para beneficiar a otros, pero sin intermediarios. Ámbito de participación Ámbito de participación

Grupos juveniles (scouts, guías,Grupos clubes juveniles) juveniles (scouts, guías, clubes juveniles)

2% 2% Ninguno 3% Ninguno 3% Agrupaciones ecologistas 3% Agrupaciones ecologistas Partidos políticos 4% 3% Partidos políticos 4% Asoc. de tipo 4% religioso Asoc. de tipo 4% religioso Grupos deportivos 6% o recreativos Grupos deportivos 6%

2% Otro tipo 2% Otro tipo 1% Sindicatos 1% Sindicatos

40% 40%

o recreativos

Organizaciones de derechos Organizaciones de humanos derechos humanos

7% 7%

28% 28%

Agrupaciones educativas, artísticas o culturales Agrupaciones educativas, artísticas o culturales

Asociaciones de carácter Asociaciones benéfico-social, de carácter de ayuda a los benéfico-social, demás de ayuda a los demás


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Otros ámbitos de participación nombrados -aunque en proporciones marcadamente menores- son las organizaciones de derechos humanos y los grupos deportivos y recreativos, que encuentran su preferencia entre los que nunca han participado. Las asociaciones de tipo religioso, por su parte, tienen más adhesión de aquellos que participan actualmente. Muy pocos estudiantes elegirían a los partidos políticos para participar. Debe recordarse que la participación política en agrupaciones de la universidad -como se vio en el capítulo 2- también es muy baja, dato que señalaba que no sólo no se eligen los espacios políticos de los adultos, con su modo de hacer política, sino tampoco las expresiones juveniles de los partidos políticos. Asimismo, hay una nula adhesión a la figura de los sindicatos. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Hay una clara diferencia existente entre los ámbitos que elegirían los varones y las mujeres. Tomando los dos tipos de asociaciones más elegidas, puede decirse que casi el 50% de las mujeres han preferido las “asociaciones de carácter benéfico-social” y un 25% las “agrupaciones educativas y culturales”. Los varones se han repartido casi en partes iguales entre las asociaciones benéficas y las educativas y culturales, sumando el 60%. Asimismo, el 10% de los varones ha mencionado la opción “grupos deportivos o recreativos”, que entre las mujeres es irrelevante (dato solo comparable al ámbito de las organizaciones de Derechos Humanos, elegido por el 10% de las mujeres). En cuanto a los partidos políticos, para ambos la representación es muy baja, pero mientras el 7% de los varones lo nombran como posibilidad, sólo lo hacen el 2% de las mujeres. -- En cuanto a la distribución por sede de estudio no es posible determinar grandes variaciones, aún cuando deba recordarse que las experiencias reales de participación y las expectativas habían observado ciertas divergencias. Al considerar solo aquellos estudiantes que han participado, se observan algunas diferencias. En términos efectivos, los estudiantes que participan han elegido formar parte de alguna de estas asociaciones: organizaciones de carácter benéfico social, en otro tipo de organizaciones no especificada, por su cuenta, en partidos políticos, en organizaciones de tipo religioso, o en instituciones educativas. Al tener en cuenta solo a los estudiantes que participan, las asociaciones benéfico-sociales siguen estando en primer lugar -pero en menor


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proporción (24%)-. Los partidos políticos y el ámbito religioso ascienden considerablemente, pasando del 4% en el promedio general al 12% y 13% respectivamente. Por el contrario, los ámbitos de carácter benéfico y los espacios educativos y artísticos ascienden cuando se considera la opinión de los que nunca participaron. Aunque las proporciones sean muy bajas, que aumente la proporción respecto del total de los estudiantes de aquellos que participan en partidos políticos e instituciones religiosas, podría estar matizando aquella idea de que todos los jóvenes que participan buscan hacerlo por fuera de las instituciones habituales. Igualmente, hay un porcentaje significativo (18%) que no ha especificado el ámbito de participación y en ese grupo puede haber una variada gama de experiencias. A manera de lectura de conjunto se puede decir que la participación real de los universitarios se está dando, mayoritariamente, dentro de organizaciones (formales o no) cuyo estilo de gestión privilegia el trabajo de campo, las actividades personales o de asociación difíciles de especificar y, en menores proporciones, en los partidos políticos, en instituciones religiosas y en asociaciones educativas. Tipo de actividad Respecto al tipo de actividades que prefieren los universitarios para participar, en consonancia con el punto anterior, optan claramente por aquellas que representan una acción social directa (34%). El valor de este tipo de actividad, probablemente, esté en que hay una relación cercana con los beneficiarios de la acción, y con la posibilidad de comprobar claramente los resultados de la propia intervención, sumado a la percepción de que hay menos riesgo de ser manipulado por intereses ajenos. En la mayoría de los casos, los que llevan adelante estas acciones orientan su actividad buscando soluciones inmediatas ante urgencias, y en general tienen un carácter asistencial y a pequeña escala, y es habitual que no tengan una mirada o una acción orientada a la transformación de las estructuras que causan esos problemas. También han nombrado pero en menor medida actividades formativas que tengan que ver con educación y capacitación (10%), con la cultura (6%) y la academia (2%). En muchos casos aquellos que trabajan en actividades sociales tienden a hacerlo sin dejar de lado sus propios gustos o saberes: en lo posible buscan que la participación sea desde sus conocimientos y capacidades. Este ámbito de acción (formativa) -aunque sea menos representativa que la de acción social directa- también tiene


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las características de cercanía con las personas con las que se está trabajando, pero tiene la particularidad de valorar la educación como una herramienta. No se debe desconectar esto del imaginario social que parece suponer que la educación es la herramienta por excelencia que puede “resolver todos los problemas sociales”. En relación a este tema debe nombrarse también que otro 9% prefiere realizar actividades con niños. Los estudiantes también manifiestan un cierto interés -aunque débil- por las actividades realizadas por los movimientos sociales (9%), especialmente aquellos jóvenes que actualmente participan. En menor medida aparece la práctica dentro de la temática de la salud (7%).

4.6. Imagen de las instituciones y los movimientos sociales Las instituciones Los datos recabados y la lectura hecha abonan la idea de que las instituciones con mayor trayectoria y relevancia histórica (Estado, partidos políticos, sindicatos, instituciones religiosas) aparecen alejadas de los procesos vitales de los jóvenes. No se aborda aquí directamente la cuestión de los factores históricos, políticos o culturales que construyen la legitimidad de las instituciones ni su actual trayectoria y constelación; el interés está puesto en cómo la imagen que los estudiantes tienen de algunas instituciones influye en su participación en el campo de lo político y en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales. Tampoco se profundizará sobre el rol de estas instituciones ni sobre las causas por las que se han formado una determinada imagen -más allá de algún comentario al respecto. El núcleo de análisis es la representación, la idea que los estudiantes tienen de las mismas. Se ha elegido preguntar por las siguientes instituciones: Congreso Nacional, Corte Suprema de Justicia, partidos políticos, sindicatos, fuerzas armadas, policía e Iglesia Católica. Un dato inicial se impone: la imagen que los universitarios poseen de todas las instituciones referidas es, en términos generales, negativa. Con más detalle puede observarse que las instituciones del Estado son vistas por los estudiantes como organismos poco confiables. Los encuestados tienen, una muy mala imagen tanto del Congreso Nacional como de la Justicia argentina. Los partidos políticos poseen una imagen igualmente negativa. Estos datos afirman otros ya vistos a lo largo del estudio. La política y las acti-


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Imágen de las instituciones Imágen de las instituciones

100 % __ 10090 % __

4% 4%

2%

3%

2%

3%

80 90

1% 10%

14%

10%

14%

1%

6% 6% 42%

70 80 60 70

85%

84%

83%

70%

56%

60%

50 60

85%

84%

83%

70%

56%

60%

42%

33%

40 50

33%

30 40

23%

35%

17%

23%

35%

19%

3% 17%

7%

4%

19%

7% E

F 4%

G

E

F

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20 30 10 20 0 10 % __ 0 % __

10%

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13%

10% 1%

14%

13% 1%

A

B

1% A

C

1% B

C

D 3% D

A.Congreso Nacional B.Justicia C.Partidos políticos D.Sindicatos E.Fuerzas Armadas F.Policía G.Iglesia Católica A.Congreso Nacional B.Justicia C.Partidos políticos D.Sindicatos Regular Mala No Sabe Buena E.Fuerzas Armadas F.Policía G.Iglesia Católica Buena

Regular

Mala

No Sabe

vidades relacionadas con ella provocan una suerte de aversión entre los estudiantes. Estas actitudes tienen su correlato en la visión que tienen de los partidos. Pareciera ser que estas organizaciones no logran captar la adhesión ni suscitar una buena imagen entre los jóvenes, ya sea por su desempeño histórico, o porque sus propuestas no constituyen una alternativa atractiva para este segmento de la población. En cuanto a los sindicatos, la situación es similar a la de los partidos políticos, aunque un poco mejor en cuanto que crece el número de los que tienen una imagen regular y de los que respondieron no saber. Las fuerzas armadas (FFAA) y la policía, en comparación con las instituciones antes mencionadas, tienen una imagen negativa considera-


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blemente menor. A pesar de la particular trayectoria política de Argentina y de los países de América Latina en general, con sus períodos de dictadura y represión por parte de las FFAA, esta es una de las instituciones mejor evaluadas por los universitarios. La Iglesia Católica tiene una imagen menos negativa. Disminuye el porcentaje que dice tener una mala imagen y aumentan los que la califican como regular y buena. Se advierte que los estudiantes que participan en organizaciones sociales tienen, en general, una peor imagen de las instituciones. En cambio, los estudiantes que menos participan, muestran una imagen algo más positiva del comportamiento de las mismas. Quizás, el conocer la realidad social y sus matices más de cerca genere en los primeros un espíritu más crítico. Como se ha señalado, la imagen de las instituciones para todos los estudiantes es en su mayoría negativa. Esto es relevante puesto que la representación que los universitarios tienen de estas instituciones influye en su predisposición a participar en ellas, a prestar atención a sus actividades o a interactuar. La motivación para involucrarse tiene aquí un obstáculo decisivo. Movimientos sociales La mirada se dirige ahora sobre el grado de acuerdo con las demandas y actividades de diversos movimientos sociales y manifestaciones populares. Movimientos que en estos últimos años se han desarrollado con mucha fuerza para defender intereses específicos, problemas de minorías, reclamos sectoriales, etc. Entre sus principales diferencias con los partidos políticos se ha visto que, en general, no pretenden llegar al poder, sino más bien reclaman que sus demandas sean incluidas en la agenda pública para lograr desde esa acción el objetivo que persiguen. La mayoría de estos nuevos tipos de movimientos llevan adelante su acción “en torno de demandas puntuales, acotadas a un universo restringido, en todo caso más subjetivas que objetivas, o bien a explosiones de bronca y rechazo a la clase política y a la dirigencia social en su conjunto” (De Piero, 2005, p.50). Respecto a la imagen de los movimientos sociales los principales resultados del estudio muestran que: Uno de los movimientos sociales que posee un mayor acuerdo entre los universitarios es el que trabaja por los Derechos Humanos. Se trata de un movimiento de alcance global que en Argentina se ha hecho cargo especialmente de buscar justicia para los crímenes de lesa humanidad


participación

Acuerdo con los movimientos sociales

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Acuerdo con los movimientos sociales 100 % __ 90 100 % __ 80 90

4% 1% 4% 12% 1% 12%

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5% 3% 5% 17% 3% 17%

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3% 3% 3% 3% 25%

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3%

9%

6% 16%

15% 23%

36%

43%

25%

43%

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36%

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60 70

43%

50 60

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30 40 20 30

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33%

83%

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3%

75%

69%

75%

69%

47% 47%

10 20

41%

28%

41%

25% 24%

45% 34% 45%

0 % __ 10

25%

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A

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A

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24% 8% H

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A.Jubilados B.Derechos Humanos C.Ecologista D.Cacerolazos E.Feministas F.Gays, Lesbianas y Trans G.Piqueteros H.Corriente Clasista Combativa A.Jubilados B.Derechos C.Ecologista D.Cacerolazos EnHumanos parte de Acuerdo Desacuerdo E.Feministas No Sabe Acuerdo F.Gays, Lesbianas y Trans G.Piqueteros H.Corriente Clasista Combativa Acuerdo

En parte de Acuerdo

Desacuerdo

No Sabe

cometidos por la última dictadura militar, pero su actividad se ha extendido a otros campos. El movimiento de Derechos Humanos ha abierto una forma de participación que mueve a las personas a plantear sus demandas ante las instancias de poder y a reclamar el cumplimiento de necesidades concretas. El movimiento Ecologista, también de alcance global, es otro que posee una alta popularidad entre los estudiantes. Aunque pareciera que el modelo de desarrollo económico no cede espacio alguno a los principios de la defensa del medio ambiente, se aprecia que el valor de la naturaleza y de la vida en general son elementos que crecen cada día en la conciencia colectiva de las sociedades. Gran parte de este movimiento se opone al paradigma neoliberal y a su permanente explotación de los recursos


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naturales en beneficio del enriquecimiento de los países desarrollados. Aunque los cambios estructurales que promueve el movimiento ecologista aún no se han logrado, sin duda se han generado cambios culturales que en algún momento pueden producir modificaciones en la forma de concebir el uso de los recursos naturales. El otro movimiento social que tiene amplia aceptación es el de los jubilados, cuyo desempeño logra el mayor grado de acuerdo por parte de los estudiantes. Se caracteriza por encabezar la lucha por asegurar rentas justas para las personas que han concluido su vida laboral. Los “cacerolazos” (modalidad de protesta social para recuperar el dinero retenido en los bancos por el “corralito”), protagonizados por la clase media y media alta, tienen un alto grado de acuerdo de parte de los jóvenes universitarios. Fueron manifestaciones que, además del reclamo por los ahorros, significaron una crítica radical a los líderes políticos, en tanto negaba la existencia de una representatividad legítima de los gobernantes. El Movimiento de los Trabajadores Desocupados convoca demandas en torno al trabajo, la dignidad de las personas y el cambio social en general. Ha logrado posicionar al desocupado como un trabajador desocupado, con derechos laborales y víctima del modelo neoliberal, no sólo como un conflicto de coyuntura. La estrategia de reclamo ha logrado, mediante marchas y piquetes, mantenerse en la agenda gubernamental como un actor fuerte, organizado y capaz de negociar1. El movimiento piquetero aparece con una considerable aceptación, ya que dos tercios de los estudiantes se muestran parcialmente de acuerdo. En cambio, la Corriente Clasista y Combativa no parece tener una buena recepción, ya que casi la mitad de los estudiantes se manifiesta parcialmente en desacuerdo y cuatro de cada diez no la conoce. El movimiento feminista y los movimientos de gays, lesbianas, bisexuales y trans enfocan su lucha hacia cambios culturales en relación a la sexualidad y las opciones en las relaciones de pareja. El grado de acuerdo de parte de los estudiantes desciende. Por un lado el movimiento feminista no alcanza el acuerdo de la mitad de los estudiantes, mientras un tercio de ellos muestra sólo una simpatía parcial. Son las estudiantes mujeres las que presentan mayor grado de acuerdo frente al tema. Por otro lado, en el caso de la defensa por los derechos de las minorías sexuales, encabezados por el movimiento de gays, lesbianas, bisexuales y trans, 1)  Este movimiento ha surgido a partir de la organización y la manifestación de trabajadores perjudicados por las políticas de privatización de la década del noventa en diversas provincias de la Argentina. Reúne una variedad de ideologías y tendencias políticas a veces enfrentadas.


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los estudiantes reducen su adhesión a la vez que incrementan notoriamente su grado de desacuerdo. A diferencia de las instituciones estudiadas en el primer punto de este apartado se observa que respecto a los movimientos sociales los estudiantes tienen, en general, una buena imagen, ya que hay alto grado de acuerdo con sus demandas. Esto no quiere decir que participen efectivamente en ellos; pero la predisposición a involucrarse en este tipo de actividades, a trabajar por estos temas, etc., puede ser más alta.

4.7. Consideraciones finales A continuación de describen las conclusiones de este capítulo sobre la situación, las dificultades y las perspectivas de la participación juvenil. 1. Los jóvenes tienen una elevada valoración de la participación; prácticamente todos los entrevistados afirmaron que deberían tener una aptitud y actitud proactiva para transformar la sociedad. Incluso la mayoría muestra predisposición para concretarlo: los más sin ningún condicionamiento a priori y los menos supeditándolo a la calidad de la propuesta que reciban. Sin embargo, siete de cada diez nunca vivió esta experiencia y apenas uno de cada diez la tuvo antes o la tiene actualmente. Es decir, existe la percepción y la predisposición pero no se concreta en la realidad. 2. Los estudiantes identifican diversos tipos de obstáculos que interfieren entre la necesidad y predisposición a participar y la concreción de la intervención. Los primeros en importancia (tanto cuantitativa porque representan el 50% de los estudiantes, como cualitativa porque constituye un núcleo duro de difícil remoción) están vinculados con actitudes de apatía (desinterés, indiferencia, individualismo, irresponsabilidad). Los segundos, más accesibles de modificar, incluyen deficiencias en el conocimiento, ausencia de liderazgo, falta de iniciativa, inexistencia de oportunidades. Estos señalamientos denotan, por un lado, una fuerte autocrítica, haciéndose cargo de un posible comportamiento centrado en sí mismo y, por otro, demandas hacia otros sectores de la sociedad encargados de brindar oportunidades y herramientas para que los jóvenes puedan participar plenamente en diversos ámbitos. 3. Las modalidades, ámbitos y actividades en las que participarían los


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estudiantes son diversas. En orden de importancia incluyen la realización de actividades sociales o políticas, hacer saber sus opiniones e intereses a las autoridades, mantenerse informados de lo que pasa en la actualidad y, finalmente, votar cuando hay elecciones. En cuanto a los ámbitos, hay dos que congregan las preferencias: asociaciones de carácter benéfico-social y organizaciones educativas, culturales y artísticas. Con relación a la actividad la dispersión es mucho mayor; si bien la acción social directa es la predilecta, existen variantes como la capacitación, la cultura, la salud, la niñez, la actividad académica y la organización popular, cada una con elecciones minoritarias. Los aspectos analizados contribuyen a cualificar la potencial participación: se trata de hacer o manifestarse en ámbitos donde es posible transformar la realidad operando sobre los contenidos sociales, formativos y culturales, focalizando en la población vulnerable a través de estrategias asistenciales y promocionales. Están prácticamente ausentes del horizonte de participación los espacios, contenidos y sectores que inciden más directamente en el acceso y distribución del poder político y económico, y consecuentemente impactan más en la trasformación de la sociedad. 4. La imagen de las principales instituciones de la democracia es abiertamente mala. El Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia y los partidos políticos concitan el rechazo de ocho de cada diez jóvenes. Esta actitud está plenamente justificada por el deterioro institucional jalonado por hechos emblemáticos, como el soborno a los senadores, los fallos de la justicia alineados con las necesidades del Poder Ejecutivo, la renuncia de los partidos políticos principales a sus ideales históricos y los numerosos casos de corrupción. En alguna medida, estos fenómenos explican el alejamiento de los jóvenes de la acción política entendida como herramienta para la trasformación de la sociedad. 5. El caso de los movimientos sociales es más diverso. Su grado de aceptación está vinculado al sector que representan, a la naturaleza de la reivindicación y a la radicalización del planteo. En este sentido, los movimientos de jubilados, los de derechos humanos y los ecologistas recogen la mayor aceptación, siendo congruente con el consenso que existe en la sociedad respecto a la protección de los adultos mayores, la memoria y justicia frente a los crímenes de lesa humanidad y el cuidado del medio ambiente. El feminismo tiene una adhesión media; en este caso, si bien los derechos de la mujer tienen una aceptación generalizada, se ponen en juego otras cuestiones -como por ejemplo el aborto- que son


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más discutidas. Las agrupaciones de gays, lesbianas, bisexuales y trans, que demandan por el reconocimiento de derechos ciudadanos, tienen un acuerdo restringido (probablemente esto no se deba a un prejuicio sobre la libertad sexual personal pero sí a su exposición pública). Un caso particular son los movimientos que encarnan intereses de fracciones de clase: aquí la posición de los estudiantes es pendular: los piqueteros, que representan el reclamo de los desocupados y excluidos, tienen una tolerancia muy baja. Sin embargo, los cacerolazos, que canalizan las demandas de la clase media, reciben una aceptación considerable.


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5. CREENCIAS Posicionamiento, religiosidad y pr谩cticas


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5.1. Introducción El presente capítulo trata, en primer lugar, de la perspectiva de los estudiantes acerca de la creencia en Dios o en un ser superior, y sobre los motivos de fe o de no creencia. Luego se profundiza este tema a partir de la consulta sobre la representación de la divinidad entre aquellos que manifestaron creer en Dios. Se indaga también sobre la creencia y adhesión a prácticas orientadas al conocimiento del futuro y la mitigación de enfermedades y sufrimientos, y sobre movimientos de espiritualidad que no forman parte de las grandes religiones tradicionales. Finalmente, se ha profundizado sobre la representación que tienen los estudiantes sobre la Iglesia Católica y los cambios que se dan en cuanto a la legitimidad de sus propuestas. La temática de las creencias requiere de consideraciones y opciones de marco teórico con el mismo nivel de complejidad que el resto de los capítulos. El “creer” en las actuales dinámicas culturales ha sido objeto de importantes estudios, abordajes y discusiones. Aquí se esbozan los nudos que se consideran más importantes para este trabajo. a) El uso de la categoría de “secularización” como concepto “paraguas”, capaz de dar cuenta de lo esencial de las dinámicas religiosas en las sociedades occidentales contemporáneas, ha entrado en un momento de fuertes debates y redefiniciones. Por un lado, se ratifican algunos de los elementos de este “paradigma” interpretativo que hegemonizó los estudios del campo religioso en los ’60 y ’70. Entre los más importantes esta el proceso de diferenciación de la vida social respecto de la vida religiosa, lo que implica que amplios sectores de la sociedad y la cultura se desprenden de la dominación de las instituciones y los símbolos religiosos.


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Un conjunto de símbolos, legitimidades, funciones y significados, antes anclados en los espacios religiosos, pasan a otras instancias de la vida social como el Estado y la sociedad civil: “La diferenciación de esferas de la actividad social es un proceso que actúa de forma tal que lo “religioso” se constituye “separadamente” de las esferas de la economía y la política, que funcionan conforme a criterios racionales e independientes del control religioso. Como consecuencia, se restringe la incidencia de la religión sobre el conjunto de la vida social” (Semán, 2008, p.42). Sin embargo, una serie de consecuencias que se postulaban como inevitables en el largo plazo, están siendo seriamente revisadas: las religiones en su figura institucional-organizada estarían destinadas a tener cada vez menos peso en la vida social, política y pública, a refugiarse en la conciencia personal y hasta desaparecer lisa y llanamente. Pero muchos acontecimientos nuevos o visibilizados comenzaron a exigir otros abordajes: el despertar religioso en amplios sectores de la sociedad, el crecimiento de nuevos movimientos religiosos y el involucramiento público con motivaciones y organización de base religiosa en distintos procesos políticos. b) Un conjunto de analistas ha venido postulando una mirada nueva sobre el conjunto del proceso: la afirmación de una continuidad con el paradigma de la secularización va junto con una discontinuidad en el modo de comprenderlo. Esquivel (2001), por ejemplo, sostiene que los hombres y mujeres de hoy creen (o dudan) mas o menos igual que hace cien o mil años. Pero creen (y dudan) de manera diferente. Por eso, “al identificar la religión con la continua experiencia de la trascendencia, el hombre de los tiempos modernos es tan religioso como lo era en el pasado, aunque el tipo de trascendencia que le preocupa difiere bastante de los períodos anteriores de la historia. Se puede afirmar que si lo sobrenatural es solo una modalidad de reconstrucción de la trascendencia, su decadencia en la sociedad moderna revela el decaimiento de algunas formas históricas y culturales de la religión pero no significa la decadencia de la religión en si” (Esquivel y otros, 2001, p.18). Pablo Semán, por su parte, considera que las actuales expresiones de fe no modifican el núcleo duro de la secularización. A pesar de la afirmación de fuertes dinámicas de lo sagrado, este proceso no produce “la quiebra de la secularización definida como pérdida de centralidad de la religión en la estructura de las sociedades contemporáneas. Por lo tanto, la existencia y el aumento de zonas y dinámicas encantadas no cuestiona la secularización así definida” (Semán, 2008, p.48). Así, si bien la creencia se mantiene, las religiones ocupan en la sociedad un lugar muy distinto del que ocuparon en otros tiempos. A esto hay que agregar que los modos


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en que se verifica este cambio no son homogéneos. c) Un análisis de lo religioso requiere verlo en su intrincada relación con múltiples procesos, considerándolo como un fenómeno mutidimensional, esto es, vinculado tanto con lo institucional como con lo social, lo histórico y lo simbólico. La persona creyente no se encuentra aislada en su vivencia de fe. La religión es un hecho social complejo en el que se juegan legitimidades y disputas: “el esfuerzo de sistematización por expertos -sean especializados, científicos, magos, hechiceros, artistas, o “surgidos de la calle”- y la lucha entre ellos por darle el significado “último y verdadero, único” a los hechos de la cotidianeidad, nos permiten descubrir la pluralidad de opciones que hoy recorren nuestros países” (Esquivel y otros, 2001, p.18). d) América Latina en general y Argentina en particular se han caracterizado por un tipo de constitución del campo religioso en el que hay un actor “monopólico”: el catolicismo. Capilaridad geográfica, cantidad de adherentes, influjo de su jerarquía en las decisiones de los poderes políticos o económicos, peso cultural, son algunos de sus indicadores. Ahora bien, es precisamente el cambio de esta dinámica lo que caracteriza el actual escenario religioso: el catolicismo ha perdido su carácter monopólico aunque conserve en algunos planos su hegemonía: “se ha modificado en las últimas tres décadas a partir de variadas cuestiones, como son la desregulación de la práctica religiosa con la llegada de la democracia, la expansión acelerada de los evangélicos y de otros nuevos movimientos religiosos y cuestiones de la propia crisis de la iglesia católica” (Frigerio, 2007, p.92). La visibilización de este desplazamiento, sin embargo, ha suscitado un importante debate en lo que se refiere a su interpretación: ¿qué tipo de “monopolio” detentaba el catolicismo y cómo entender su aflojamiento? ¿Se trataba de un dominio masivo sobre todas las dimensiones de la vida que ahora toca su fin en toda la línea? ¿O hay que entenderlo en clave de la capacidad de control de la religión socialmente legítima? Algunos tienden a entenderlo como un proceso global, considerando que el catolicismo lo dominaba todo y ya no lo hace más. Frigerio (2007), al respecto, dice que esta postura considera que: “El catolicismo era la religión monopólica que brindaba sentido, creencias e identidad a la población. Por una serie de cambios sociales (ocurridos tanto en la Argentina como en otras sociedades latinoamericanas y a nivel global con el advenimiento de la modernidad) se quiebra este monopolio y se crea un mercado religioso. En él, cada individuo elige a qué grupo pertenecer (o realiza su propia síntesis de creencias, en una suerte de religión a la carta o cuentapropismo religioso), adoptando identidades religiosas menos to-


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talizadoras o parciales” (p.91). Pero el mismo Frigerio y otros autores cuestionan estas conclusiones, tanto el que la iglesia católica haya tenido tal capacidad en el pasado como que esa sea la clave de su pérdida en el presente. La capacidad monopólica del catolicismo, habiendo sido real, nunca fue total y debe ser adscripta al nivel social de las identidades religiosas. Lo que ha tenido ha sido un control sobre las identificaciones sociales, sobre las categorizaciones colectivamente consideradas legítimas en lo que a la religión se refiere. Ampliar tal poder a los otros niveles es inviable: “Un monopolio sobre las identificaciones sociales no necesariamente se traduce en un monopolio de las identidades (identificaciones) personales, ni tampoco sobre las identidades (identificaciones) colectivas. Y mucho menos sobre las creencias. (…) El monopolio del catolicismo no sería tanto sobre las creencias y las prácticas religiosas -o sobre los bienes de salvación- sino sobre los bienes legítimos de salvación. El único bien que monopoliza el catolicismo sería la legitimidad social” (Frigerio, 2007, pp.103-112). No puede sostenerse de manera unívoca que todo tipo de influencia del catolicismo sobre las identidades sociales haya desaparecido del todo en la actualidad, ni que no actúe sobre otras dimensiones de la existencia personal y colectiva. Este sigue siendo, en la mayoría de los países latinoamericanos, el interlocutor religioso privilegiado y, para muchos efectos, el “canon” o primer analogado. No se trata tanto de que el catolicismo ya no sea importante en América Latina sino de pensar de manera novedosa cómo lo es. El foco de este trabajo no reside en aportar a la complejidad del debate. Considerando estas búsquedas explicativas se concentrará en la opinión de los jóvenes sobre las creencias en general. Teniendo en cuenta la influencia histórica de la Iglesia Católica y considerando que los jóvenes suelen señalar las trayectorias de aquello que está cambiando y de lo nuevo que se va gestando, tambien se les ha consultado sobre la legitimidad que le dan a esta religión en particular.

5.2. Creencia, incertidumbre y religión La creencia en Dios Entre los resultados más importantes sobre el particular se destaca que el porcentaje de jóvenes que afirman creer en Dios es muy alto. Quie-


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nes no creen son una proporción mucho menor1, y se reparten en mitades entre aquellos que creían pero dejaron de creer y los que nunca creyeron. Por último, existe una pequeña proporción de jóvenes que no saben o no pueden identificar una creencia cierta, lo que podría indicar, además de que la existencia de Dios no se les presenta como algo claro, que el planteo mismo del problema les parece poco relevante. Creencia en Dios

4% Nunca Creyó

Antes creía pero ya No

No Sabe

13%

11%

72%

Cree

Junto al alto porcentaje de creyentes manifiestos en este trabajo, se puede agregar que la proporción de los que creen no solo no ha descendido sino que en estos últimos veinte años se ha mantenido estable. Según la encuesta realizada por Mario Toer (1998) a estudiantes universitarios de la UBA, en 1986 cree el 73%, no cree el 18% y no sabe el 7%; mientras que en 1995 cree el 73%, no cree el 14% y no sabe el 10%. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Los estudiantes de ambos sexos respondieron en proporciones semejantes en cuanto a su creencia en Dios. Las mujeres lo hicieron en un porcentaje levemente mayor, ya que el 75% mencionó creer mientras que los varones lo hicieron en una proporción algo menor al 70%. La respuesta relacionada a la ausencia de fe es pareja para ambos sexos. -- En lo que respecta a los tramos de edad, los más jóvenes -de hasta 22 1)  En una encuesta sobre creencias se ha consultado a jóvenes de todo el país. Aquellos que dicen no creer representan un porcentaje algo menor: el 15% (Ceill pett/Conicet, 2008).


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años- afirman creer en Dios en una proporción algo mayor, aunque las diferencias no son muy amplias. -- Se observan algunas variaciones en cuanto al NSE, ya que casi siete de cada diez jóvenes de estrato medio-alto manifestaron creer en Dios, mientras que del sector medio-bajo casi ocho de cada diez respondieron de esa forma. -- En cuanto a las sedes de estudio, se observa que los jóvenes del CBC y de la FADU responden creer en una proporción mayor que los de la Facultad de Ciencias Sociales. Los primeros en promedio superan el 75% de jóvenes creyentes y los segundos el 62%. Igualmente, el porcentaje de creencia es alto a pesar del carácter secular de los contenidos y la posible competencia entre las ciencias sociales y la religión. Creencia y religión Se analizará a continuación cómo es la relación que los estudiantes tienen con la creencia y la religión. Este aspecto se verá estudiando su pertenencia a una religión o a un movimiento religioso. Al respecto, se ha visto que entre los jóvenes que manifestaron una creencia, el 65% se definió como católico, el 26% mencionó solo creer en Dios sin pertenecer a ninguna institución religiosa en particular y el 7% dijo ser de otra religión. La religión católica ha sido la más elegida entre los encuestados, superando más de la mitad del total. A su vez, del universo de jóvenes que se identificó como católico, cuatro de cada diez se reconocieron como practicantes y seis de cada diez como no practicantes. Esto podría leerse desde la matriz interpretativa señalada por Frigerio: “el ser católico sería nada más (aunque tampoco menos) que una identidad social (religiosa) mayoritaria, o sea una identidad que se reivindica en determinadas situaciones sociales: aquellas en las cuales se le pregunta explícitamente al individuo a que religión pertenece. Esto no necesariamente trae consecuencias para su identidad personal, ni tampoco llega a constituir una identidad colectiva (la conciencia de pertenecer a un nosotros, y especialmente un nosotros movilizado para la acción social)” (Frigerio, 2007, p.112). A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- No hay grandes diferencias entre hombres y mujeres, aunque debe decirse que estas han respondido en una proporción mayor sobre su pertenencia al catolicismo, superando en ocho puntos porcentuales a los


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varones: 69% frente a 61%. -- En relación con el NSE no se observaron diferencias significativas. Entre los de estrato medio es algo menor la proporción que se considera católica, sin embargo, en este sector son proporcionalmente más los que se dicen practicantes que en los estratos medio-alto y medio-bajo. -- Al comparar entre las sedes de estudio las diferencias también son poco significativas, con una distribución bastante similar. Igualmente, en la FADU se evidencia un leve descenso de la proporción de estudiantes católicos y una mayor presencia de otras religiones. Otra cuestión interesante de observar es que los que se consideran católicos en la Facultad de Ciencias Sociales y en la FADU son en su gran mayoría “no practicantes” -en una proporción superior al 65%-, mientras que en las sedes del CBC se distribuyen casi en mitades. Los que no creen Se consultó a los estudiantes que actualmente no creen acerca de los motivos de su no creencia; luego se consideraron las semejanzas y diferencias entre aquellos que nunca han creído y los que han dejado de creer, que en conjunto constituyen el 24% del total de la muestra. Los que nunca creyeron. Cuatro de cada diez jóvenes han puesto sus razones en cuestiones ligadas a la racionalidad o a la secularización, y más de tres de cada diez en la educación y el contexto familiar. Luego aparecen en orden descendente quienes no creen porque no les merece demasiado interés la religión (12%) y los que dicen tener “fe” pero no “fe religiosa” (5%). Finalmente, con una mínima representación (menos del 2%), se agrupan los que dan explicaciones de orden ideológico por la injusticia actual y quienes lo vinculan a dificultades con la institución religiosa. Los que dejaron de creer. Estos representan el 11% del total y constituyen algo menos de la mitad de los que no creen. En cuanto a las explicaciones sobre por qué han dejado de creer, como en el caso anterior, la referencia a un proceso racional y la falta de pruebas empíricas constituye el factor preponderante, la mayoría de los estudiantes que dejaron de creer mencionaron esta razón, que se vincula directamente con el proceso de secularización antes mencionado. En segundo lugar, un 25% señaló que la causa tenía que ver con la institución religiosa, cuestión que aumenta considerablemente con respecto


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Explicación de por qué dejó de creer

Mala experiencia religiosa

No sabe /No Contesta

7%

5%

Tiene Fe pero no religión institucional

7% 43% Proceso racional o

No le da importancia

Por injusticia actual

Falta de pruebas

7%

9%

Mala experiencia en la vida

9% 13%

Por la iglesia- institución

a los que nunca creyeron. Dentro de este grupo existen variantes. Por un lado, se mencionó directamente a la Iglesia Católica como factor preponderante de su falta de fe, en la medida en que la consideran como una institución que adoptó posturas contrarias a sus principios originales. Por otro lado, algunos manifestaron haber tenido una mala experiencia religiosa, tanto en instituciones educativas como en actividades vinculadas a la “militancia” religiosa. Finalmente otros afirmaron que conserva cierta fe aunque alejada de los valores institucionales de la religión, de sus preceptos y de sus normas. Este conjunto de causas puede señalar que las prácticas de la institución no están respondiendo a las necesidades de sentido o a la búsqueda de experiencia religiosa de los jóvenes y que esta falta de respuesta genera reacciones de rechazo en ellos. Si bien no hay suficientes datos para profundizar en este aspecto, una línea de interpretación podría ser considerar que “las grandes iglesias, al igual que otras estructuras con pretensiones totalizantes, resultan incapaces en la actualidad de establecer únicamente el universo de sentido que dé respuestas a las demandas de los sujetos” (Esquivel y otros, 2001, p.35). En último lugar mencionaron el abandono de la creencia por situaciones de injusticia social o por malas experiencias de vida. Estas opciones tienden a poner en crisis la existencia de Dios en la medida en que las per-


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sonas han sufrido algún problema o hecho irreparable. En cuanto a la valoración que los estudiantes no creyentes tienen de las personas que sí creen, queda de manifiesto que la mitad de ellos tuvo una consideración positiva. Solamente un 10% adhirió a la idea de que creer era signo de debilidad. El alto porcentaje de valoración positiva de los que no creen sobre los que tienen fe puede estar vinculado a un rasgo de época que es la valoración de la tolerancia y el aprecio por quien piensa distinto (en el aspecto religioso, político, etc.). Asimismo, el hecho de que haya una consideración positiva también manifiesta un modo de vivir la no creencia. Pareciera ser que el ateismo ya no tiene las características del “ateismo militante” de otras épocas, sino que es considerado como una actitud personal que no implica una desvalorización de otras posturas. También es importante destacar que casi el 40% de los encuestados afirmó no considerar este aspecto como relevante.

5.3. Contenido de la creencia Imagen de Dios Luego de estudiar el porcentaje de creencia, se ha indagado sobre su contenido, es decir, sobre la imagen de Dios2 que tienen los que creen. Además se investigó sobre otras creencias relacionadas a prácticas religiosas para predecir el futuro o mitigar sufrimientos. Sobre el primer tema, se observa que entre los estudiantes no hay una idea de Dios3 que aglutine la mayoría de las respuestas. Por el contrario, se nota una importante dispersión a la hora de proyectar la imagen que tienen sobre la divinidad. Al respecto, se observa que las ideas de Dios como “creador del universo” y como “padre que ama y perdona” son las respuestas con mayor adhesión, ya que cada una de ellas fue considerada por aproximadamente el 20% de los jóvenes. En un segundo grado de importancia fue señalada la idea de Dios como “la energía que está en todo” y “el que está presente en todos los hombres”. Finalmente, “el que juzga lo que hacemos bien y mal”, “el que no nos exige nada”, “el que está en el cielo y no influye acá” 2)  La idea que los estudiantes tienen sobre Dios se ha estudiado a partir de la elección de determinadas frases que fueron provistas por los encuestadores. 3)  La imagen de Dios se analizó tomando la primera respuesta como la más importante y posteriormente se incorporaron todas las respuestas (respuestas múltiples) dadas para ver si existían variaciones relevantes. Vale recordar que casi dos de cada diez jóvenes “omitió” esta respuesta ya que mencionaron no creer o no saber si creían en Dios y por lo tanto carecer de una imagen al respecto.


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Imagen de Dios

Otra imagen Quien está en el cielo y no influye en la tierra El que no nos exige nada El que juzga bien y mal

La energía que está en todo

4% 2%

Responsable de lo que pasa a personas

5%

21%

6%

Creador del Universo

8%

que ama 20% Padre y perdona

17%

17%

El que está presente entre los hombres

o “responsable de lo que le pasa a las personas” son poco significativas. Las imágenes de Dios más consideradas, aquellas que lo ven como creador y como padre, son representaciones claramente ligadas a la tradición judeocristiana. Que aparezcan en mayor proporción puede relacionarse con la influencia del cristianismo y de la Iglesia Católica en la Argentina. En este sentido, se ha notado que aquellos estudiantes considerados “católicos practicantes” eligen en primer lugar la imagen de Dios como “un padre que nos ama y perdona”. En la misma línea, que la idea de Dios como “el que juzga lo que hacemos bien y mal” y como “el responsable de lo que le pasa a las personas” no hayan tenido una representación importante refuerza esa idea de amor y perdón. Asimismo, si bien la idea de Dios como creador no es exclusiva de la tradición judeocristiana y está presente en otras religiones, para esta tradición es una imagen de fuerte presencia: Frigerio señala que “se puede apreciar que casi todos los indicadores de religiosidad (sobre todo los que podríamos considerar católica) suben bastante más de lo que se podría esperar sobre la base de las perspectivas tradicionales sobre el cambio de las creencias religiosas en la modernidad y en nuestro país” (Frigerio, 2007, p.105).


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La idea de un Dios que es “energía que está en todo” está fuertemente ligada a una tradición diferente a las dos anteriores. Se vincula a tradiciones religiosas y culturales de origen oriental que en las últimas décadas se han hecho presentes en occidente con mucha fuerza4. La espiritualidad oriental no tiene una visión dualista que separe la divinidad de la criatura, o al ser humano de la naturaleza, sino que considera al hombre y a la naturaleza como “uno”. Lo espiritual y lo físico son una misma energía en diferentes manifestaciones. La imagen de Dios como “el que está presente en los hombres” está relacionada a la concepción recién comentada, a una noción donde no hay una diferenciación marcada entre el espíritu y la materia: Dios estaría presente en la naturaleza y también en los hombres. Asimismo, se puede considerar que algunos hayan vinculado esta frase con la idea cristiana de la presencia de Dios en los hermanos, en los que más necesitan y en los que sufren. Se dijo anteriormente que la representación de Dios como “el que juzga lo que hacemos bien y mal” es poco significativa. La ausencia de esta imagen puede mostrar un cambio importante de visión, ya que hasta hace no mucho tiempo la representación de la divinidad relacionada al castigo y el control estaba fuertemente instalada entre los creyentes. Se da a continuación un paso más en el análisis. Si, como se ha visto, las identificaciones con una religión determinada pueden no decir demasiado sobre las creencias que las personas tienen, es importante analizar la imagen de Dios en relación a la práctica del culto. En este caso la diferencia entre los practicantes y los que no lo son respecto de la imagen de Dios es muy marcada: Los católicos practicantes se inclinan en gran medida por la imagen del “padre que ama y perdona” (35%), mientras que los no practicantes manifiestan una mayor distribución -casi de manera idéntica con algo más del 20%- para “el padre que ama y perdona”,“el creador del universo”,“el que está presente en todos los hombres” y “la energía que está en todo”. Con respecto a la imagen de Dios como “la energía que está en todo”, mientras los practicantes no la consideran o lo hacen en una proporción muy baja, los no practicantes le otorgan una importancia similar a las imágenes preponderantes. Asimismo, es notable que algunos jóvenes “no 4)  “Hace una década, Colin Campell -importante sociólogo de la religión- argumentó que se estaba produciendo una orientalización de occidente, hipótesis que en el fondo es simple: las formas de entablar relaciones con Dios o con lo divino y de comprender la vida después de la muerte estarían pareciéndose a la manera en que tradicionalmente las culturas orientales comprendieron esas relaciones” (Montenegro y Renold, 2007, p.63). En Argentina las propuestas de movimientos sincréticos que integran diversos elementos de diferentes religiones, orientales y occidentales están en ascenso.


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practicantes” hayan respondido a la primera pregunta sobre la imagen de Dios que no saben o no tienen ninguna, a diferencia de los practicantes, quienes en su totalidad han dado una respuesta positiva. Otras creencias y prácticas Luego de analizar el contenido de algunas creencias y teniendo en cuenta que la búsqueda y la vinculación con lo trascendente no tienen que ver sólo con las religiones tradicionales sino también con otras experiencias religiosas, se consultó sobre diversas prácticas. Considerando que hace décadas se observa en Latinoamérica y en la argentina una diversificación al interior de las iglesias y una multiplicación de las propuestas, donde “la elección de tradiciones y opciones religiosas puede entonces realizarse más allá de las instituciones que proporcionan normas y modelos organizacionales” (Montenegro y Renold, 2007, p.60), se estimó conveniente analizar la adhesión o rechazo a algunas creencias populares y prácticas religiosas que están relacionadas con el conocimiento del futuro y la mitigación de sufrimientos y enfermedades, a saber: “horóscopo y astrología”, “tarot, lectura de manos, echar las cartas”, “personas que curan por sus poderes especiales” y “espiritistas (comunicación con el más allá)”. Un primer resultado es el siguiente: las respuestas dan cuenta de la poca legitimidad de estas prácticas, ya que todas son consideradas falsas por más del 70% de los jóvenes, y solo el 2% piensa que son verdaderas. En este marco general puede decirse que: a) La astrología y el horóscopo son las prácticas menos rechazadas, siendo que el 24% dice que tienen algo de cierto. b) Al tarot, la lectura de manos y echar las cartas se les adjudica un 17% de veracidad. c) De los que curan por sus poderes especiales, el 14% dice que hay “algo de cierto”. d) En los espiritistas y la comunicación con el más allá solo el 9% dice encontrar algo de cierto, mientras que el 80% afirma que es todo falso. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- De acuerdo al sexo, en la mayoría de los casos las diferencias no son marcadas, excepto en los casos de la astrología y el horóscopo y, en menor medida, del Tarot, la lectura de manos y echar las cartas, prácticas más aceptadas por las mujeres que por los varones. -- En cuanto a la edad, se observa que los más jóvenes tienden a asig-


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narle mayor grado de veracidad a todos estos métodos que aquellos que tienen 26 años o más. La notable excepción son las personas que curan por sus poderes especiales, ya que aquí se invierten las proporciones y los jóvenes de mayor edad tienden a ser menos escépticos. -- Respecto de las diferencias entre las sedes de estudio, se observa que el mayor grado de escepticismo se encuentra entre los estudiantes de Ciencias Sociales, que en todos los casos superan las tres cuartas partes de rechazo. Asimismo, se observa cierta similitud en el comportamiento de los estudiantes de Ciencias Sociales y los del CBC Uriburu por un lado, y entre los del CBC de Ciudad Universitaria y los de la FADU por otro. Esto se verifica especialmente al observar las respuestas con respecto al horóscopo y la astrología. El grado de aceptación de las creencias populares de acuerdo con la fe en Dios y con la práctica específica del culto católico expresa diferencias: los jóvenes que dicen no tener ninguna creencia en Dios suelen asignarle mayor grado de falsedad a estas prácticas. En todos los casos se reproduce la distribución general ya que la astrología y el horóscopo, y el tarot y la lectura de manos son más aceptados que las personas que curan y el espiritismo. En lo que concierne a los jóvenes católicos, se produce una desigual distribución al dividirlos entre practicantes y no practicantes. Se verifica que los practicantes tienden a ser más escépticos que los no practicantes, excepto en el caso de las “personas que curan por sus poderes especiales”, donde figura una relativa paridad de rechazos en ambos grupos. Esta diferencia tiene que ver con que de todas las prácticas consultadas es la única que tiene cierta presencia en la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas. Ejemplos de esto son los “curas sanadores” o las celebraciones evangélicas donde la sanación de los enfermos ocupa un lugar preponderante. Los no practicantes, mientras tanto, observan un registro similar de rechazo que el del total de los jóvenes, con un menor rechazo a la astrología y el horóscopo que al tarot, la lectura de manos, echar las cartas, los que curan por poderes especiales y los espiritistas.

5.4. Los movimientos religiosos En este trabajo se ha tenido en cuenta que “desde hace ya algunas décadas, analizar la situación religiosa de América Latina implica un ejercicio que ha dejado de ser monocromático, pues [el continente] pre-


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senta una pluralidad de iglesias, grupos y movimientos religiosos que refleja una notable y dinámica actividad en la producción-consumo de bienes simbólicos religiosos” (Sota García, 2007, p.79). Por este motivo, se ha consultado sobre movimientos religiosos que no son parte de las iglesias tradicionales pero que están presentes de un modo especial en el ámbito urbano.5 Entre las respuestas más relevantes se observa que, en general, sobre estos movimientos tienen un alto nivel de desconocimiento: la mayoría supera el 50% de estudiantes que afirman no saber que decir sobre esa propuesta religiosa. Pero dentro de esta situación aparecen diferencias considerables. Se puede advertir que los Testigos de Jehová, los Mormones y los Hare Krishna son los tres movimientos sobre los que se tiene mayor conocimiento. Los Testigos de Jehová es el grupo más conocido; de los Mormones tienen conocimiento más de la mitad de los estudiantes; y en tercer lugar son nombrados los Hare Krishna. Que los dos primeros sean los más conocidos guarda relación con un proceso generalizado en el continente. “De acuerdo con numerosos estudios en América Latina, los grupos religiosos de alto crecimiento son de dos tipos: las llamadas iglesias evangélicas de tipo pentecostal y los denominados sistemas religiosos paracristianos, dentro de los cuales ubican a los Testigos de Jehová y la Iglesias de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocidos como Mormones” (Legorreta, 2007, p.102). Sobre la Iglesia Científica Basilio los estudiantes manifestaron un alto porcentaje de desconocimiento (72%). En cuanto a la opinión sobre el grado de validez, los Testigos de Jehová es la propuesta más aceptada, siendo que entre los que afirman que su propuesta es válida o parcialmente válida constituyen el 40%. Los Mormones y los Hare Krishna son los siguientes grupos con menor nivel de rechazo, en la medida en que aproximadamente casi un 30% de los estudiantes los consideran total o parcialmente válidos. Sobre los Testigos de Jehová y los Hare Krishna hay un 20% de los estudiantes que los considera un negocio. De los otros movimientos este concepto lo tiene cerca del 10% de la muestra. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- Los varones tienden a una mayor aceptación de estos movimientos que las mujeres, aunque esto se da solo en el caso de los más conocidos 5)  Se ha consultado sobre el grado de validez adjudicado a: “Testigos de Jehová”, “Mormones”, “La Nueva Era o New Age” , “Hare Krishna” y la “Iglesia Científica Basilio”.


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(Testigos de Jehová, Mormones y los Hare Krishna) sobre los otros -al igual que las mujeres- manifiestan un gran desconocimiento. -- En la Facultad de Ciencias Sociales tienen una aceptación mayor que los de otras sedes para los Testigos de Jehová, los Mormones y los Hare Krishna. Sobre la New Age y la Iglesia Científica Basilio han respondido que “es un negocio” como segunda opción, pero de todos modos, al igual que para los estudiantes de otras sedes, son dos movimientos sobre los que se conoce muy poco. -- Los jóvenes que manifestaron no tener ningún tipo de creencia religiosa son los que mayor validez le otorgan a estos movimientos; los jóvenes que mencionaron creer en Dios distribuyen en partes casi idénticas su valoración a los tres; y, finalmente, los que se consideran católicos mostraron menor rechazo hacia aquellos movimientos con algunos elementos del cristianismo y baja credibilidad a los Hare Krishna.

5.5. La Iglesia Católica La representación del culto católico En la investigación se consideró conveniente analizar la visión de los estudiantes sobre la Iglesia Católica por la influencia que esta ha tenido en la cultura argentina y por considerar que este estudio puede ayudar a detectar procesos de cambio que se estén produciendo en el ámbito de la religión. En el capítulo sobre participación se indagó acerca de la imagen que los estudiantes tienen sobre diferentes instituciones. Allí se observó que -en general- la imagen que tenían era mala, y que la Iglesia Católica no era la excepción. Si bien en comparación con otras instituciones era levemente mejor, no se puede decir que fuera buena. Profundizando en la visión que los jóvenes tienen de la Iglesia Católica se consultó sobre la opinión que tienen sobre las actividades que esta realiza. Se destacan algunos puntos relevantes: a) Las acciones más valoradas son el “acompañamiento a los que sufren” y la “ayuda a los pobres” ya que alrededor de cuatro de cada diez jóvenes lo consideran como un valioso aporte social. b) Un segundo grupo de acciones consideradas valiosas nuclea “la ayuda a los que sufren adicciones” y la “defensa de los más débiles”. c) Luego, con una baja valoración, se encuentran “aportar a una visión trascendente de la vida”, la “formación de la juventud”, la “construcción


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de una sociedad más justa y solidaria” y las “acciones educativas”. Valioso en cuenta Parcialmente valiosoestudiantes Insignificante No Sabevalor, sea Teniendo a aquellos que le dan algún este total o parcial, se observa entonces que cerca del 70% considera que las acciones sociales como “acompañar a aquellos que sufren o tienen problemas de diversa índole” (psicológicos, falta de medios económicos o problemas relacionados a cuestiones específicas como las adicciones) son relevantes. Por lo cual, la Iglesia parece ser percibida como aquella que intenta remediar o más bien mitigar las aflicciones de la vida cotidiana. En cambio, es considerablemente más baja la valoración que manifiestan los encuestados sobre el rol de la Iglesia Católica en la “construcción de una sociedad más justa y solidaria”. Si bien se supone que con las actividades antes comentadas la Iglesia buscaría un beneficio para los más desfavorecidos, los estudiantes parecieran entender que no se realiza un


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trabajo orientado a la justicia social. La idea de un cambio en orden de la justicia social, significa, además de resolver necesidades puntuales, contribuir a la generación de actores autónomos, significativos y con poder para transformar las injusticias. Los jóvenes tienen la percepción de una iglesia que realiza obras de beneficencia -con una visión pragmática de tipo asistencial- pero no ven con esa claridad que se trabaje en el sentido antes mencionado. Otro aspecto a resaltar es la baja proporción de jóvenes que le dan importancia a algo que a priori se podría considerar característico de la práctica religiosa: la capacidad de “aportar una visión trascendente de la vida”. La baja estima de este aspecto puede tener que ver, por un lado, con lo poco valiosa que pudiera aparecer la trascendencia religiosa, dando importancia a tener una vida lo más satisfactoria posible en el aspecto material y presente. Pero por otro lado, puede relacionarse con que no vean en la Iglesia Católica un espacio de prácticas que tengan que ver con sus itinerarios vitales, experiencias y necesidades reales incluso en el aspecto espiritual. Otra cuestión importante a la hora de analizar la legitimidad de la Iglesia católica es la baja estimación que tienen respecto a la “formación de la juventud” y “la educación”: solo le otorgan valor el 16%, y por el contrario es muy alto el porcentaje que considera esta actividad como insignificante (43%). Teniendo en cuenta la gran cantidad de escuelas e institutos educativos que pertenecen a la Iglesia, cabe preguntarse por qué lo consideran tan poco significativo. Si bien esto no se puede resolver con los datos disponibles, podrían pensarse dos motivos. Por un lado, que los estudiantes no estén informados del trabajo que en esta área lleva adelante la institución. Sin embargo, una proporción importante de encuestados ha egresado de escuelas católicas. Y, por otro lado, es posible que lo que no estén valorando sea la forma y el contenido de esa acción, relacionado a los saberes y las reglas que transmite la institución para desenvolverse en el mundo actual. A continuación se describe el comportamiento de diversos agrupamientos: -- En todos los casos, los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales son los que menos valor le otorgan, haciéndose muy visible en relación a las actividades ligadas a la formación y educación de los jóvenes y las acciones tendientes a generar una sociedad más justa y solidaria. Los estudiantes del CBC, tanto de Ciudad Universitaria como de Uriburu, tienden a otorgar un valor mayor a todas las acciones.


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-- De acuerdo con las creencias, en todos los casos, los que no creen manifiestan una valoración muy baja. Luego, los creyentes no católicos le otorgan cierto valor y finalmente los católicos sí le dan importancia a estas acciones, respetando de alguna manera la distribución general mencionada más arriba. En todos los casos se sigue con la tendencia general: el acompañamiento a los que sufren y la ayuda a los pobres son las acciones más nombradas, consideradas como valiosas por más de la mitad de los católicos. Los no creyentes expresan de una manera muy marcada el poco valor que le otorgan a las acciones en educación y formación de la juventud y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Las acciones relacionadas con la formación y educación de jóvenes son poco estimadas incluso por los estudiantes católicos. -- Finalmente, al relacionar la valoración de las acciones de la Iglesia entre los católicos practicantes y los no practicantes, puede observarse con nitidez que los primeros otorgan un mayor valor a todas las acciones en comparación con aquellos que no siguen las prácticas de la institución. Los no practicantes valoran algunas acciones sociales de la Iglesia con una proporción similar a los jóvenes creyentes no católicos. El creyente practicante Este último punto hace referencia a la valoración de las actitudes o acciones que, según los estudiantes, permiten considerar a una persona religiosa practicante. Si bien se consultó sobre las prácticas referidas a la Iglesia Católica en particular, este apartado puede dar algunos indicios sobre el modo en que los jóvenes perciben la experiencia de la religión. A la hora de definir si una persona es practicante o no, los criterios no son muy claros, ya que ésta categoría tiene mucho de subjetivo: “Su elaboración se deriva del autoposicionamiento en dicha tipología de las personas consultadas en los distintos sondeos y estudios al respecto. Por lo tanto, esta categoría de católico [practicante o] no practicante depende del criterio y la concepción que la persona entrevistada tenga de la misma” (García Jiménez, 2007, p.4). He aquí los resultados principales: a) Se observa que primero se da importancia a un grupo de acciones que tienen que ver con la puesta en práctica de valores sociales,6 elegidos por más de dos tercios de la muestra (66%). 6)  Estos valores tienen que ver con comportamientos de la vida en sociedad como: “Ser honesto”, “Ser solidario con los necesitados, marginados, excluidos”, “Considerar el bien común superior al personal” y “Compartir los bienes materiales”.


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b) Luego se menciona lo referente a las prácticas religiosas efectivas7 y celebraciones, elegido también por dos tercios de los estudiantes como algo necesario (60%). c) Un tercer nivel tiene ver con las normas generales e institucionales, que fue considerado necesario por el 44% de los estudiantes.8 d) Por último, una serie de normas especificas sobre la sexualidad y el control de la vida que actualmente se encuentran en una posición crítica.9 Estas opciones fueron elegidas por el 26%. Que las acciones y actitudes ligadas a valores sociales basados en la solidaridad y el respeto por el otro sean aquellas a las que mayor importancia le otorgan los encuestados para considerar a un individuo como católico practicante está manifestando un cambio notable en la concepción tradicional que ataba el estatus de practicante a la concurrencia a la celebración de la misa. Si bien algunos actos propios del culto religioso también se nombran en una proporción importante, el hecho de que los valores sociales estén igual o algo más apreciados es un dato que debe destacarse. Con un porcentaje también alto aparecen algunas prácticas ligadas a los sacramentos de iniciación. Los señalados en primer lugar son el bautismo (81%) y la primera comunión (65%), ritos muy arraigados que se realizan generalmente a temprana edad y tienen que ver con los primeros pasos en la incorporación a la Iglesia, decididos por la familia de quien los realiza. Asimismo, otra actividad propiamente religiosa que apareció con un alto porcentaje fue “rezar” (65%), práctica que no necesariamente depende de la concurrencia a un templo -en tanto puede ser individual o grupal- y que no está regulada por la jerarquía eclesial. Por último, fue señalada “ir a misa los domingos”, aunque en menor medida (36%). El cumplimiento de normas fue menos señalado. Se consultó sobre las leyes generales tales como los mandamientos y las normas que establece la Iglesia, y puede considerarse que ese aspecto es relativamente estimado a la hora de considerar a una persona como practicante. Se señaló como más importante el “cumplir los mandamientos” -elegido por más de 7)  Con prácticas religiosas se hace referencia a la participación en los ritos y celebraciones propias de esta religión, a las acciones como: “Bautizarse”, “Rezar”, “Tomar la primera comunión”, ”Recibir los sacramentos” e “Ir a misa los domingos”. 8)  Aquí se incorporan, por un lado, “los mandamientos”, basados en textos bíblicos, tomados como síntesis de conceptos fundamentales para el cristianismo. Por otro lado, “las normas de la Iglesia”, haciendo referencia a enseñanzas y propuestas de vida de la institución religiosa (posiciones tomadas por la jerarquía católica expresadas generalmente mediante documentos oficiales). 9)  Estas normas específicas son consideradas fundamentales por la ortodoxia católica. Son prescripciones ligadas principalmente a la moral sexual y al control de la vida, a saber: “No aceptar al aborto”, “No aceptar la eutanasia”, “No tener relaciones sexuales fuera del matrimonio”, “No aceptar la homosexualidad” y “No aceptar el divorcio”.


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la mitad de los encuestados- que seguir las normas de la Iglesia -señalado por algo más de un tercio-. Esta posición acerca del acatamiento de las normas a la hora de valorar a un integrante de una institución tiene que ver con el contenido concreto de esas reglamentaciones, pero también debe tenerse en cuenta esta situación dentro del contexto cultural. En esta época parece haber un cierto rechazo ante las normas que vienen dadas por otros, y al mismo tiempo es altamente valorada la capacidad del individuo de elegir su propio destino. Para los jóvenes, seguir las normas de la jerarquía pareciera no ser una condición para considerar a un individuo practicante. Aquellos puntos que según los jóvenes claramente tienen poca relación con la práctica religiosa son, en términos generales, las reglamentaciones, enseñanzas y prohibiciones ligadas al control de la vida y a la moral sexual. Al respecto, más de la mitad de los estudiantes las señaló como insignificantes a la hora de brindar un perfil del que practica la religión. Son cuestiones que, como se ha mencionado, están en esta época siendo especialmente debatidas. En este sentido, la posibilidad de aceptar el divorcio, la diversidad sexual y las relaciones sexuales por fuera del matrimonio10 quedaría por afuera de las consideraciones religiosas. Sin embargo se han notado diferencias entre las prescripciones de moral sexual y las que hacen referencia al aborto y la eutanasia. En la consideración de estas últimas, por un lado, se eleva el porcentaje que manifiesta que seguir estas normas es necesario para ser considerado practicante (40% y 35% respectivamente) y, por otro lado, al mismo tiempo disminuye en 30 puntos porcentuales la opción que expresa que la adhesión a estas normas es algo innecesario (se pasa del 60% en moral sexual al 30% en control de la vida). Sobre el aborto y la eutanasia también crece 13 puntos el porcentaje de jóvenes que dice no saber si es o no necesario.

5.6. Consideraciones finales A continuación se señalan los aspectos fundamentales del capítulo sobre las creencias, la religiosidad y las prácticas. 1. La mayoría de los estudiantes cree en Dios (siete de cada diez), lo 10)  Se aclara que la frase “relaciones sexuales por fuera del matrimonio” pudo entenderse en algún caso como “relaciones sexuales extramatrimoniales”. El sentido de la pregunta fue la aceptación de la vida sexual previa a un matrimonio (legal o religioso) y no la aceptación de la infidelidad. Igualmente tal como se vio en el capítulo sobre valores, la infidelidad no es un valor para los jóvenes.


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cual requiere cierta conexión con lo trascendente. En principio este vínculo se expresa en un interrogante sobre su existencia, una afirmación que lo responda y la adscripción de algún sentido determinado. Este significado no necesariamente tiene un correlato en términos de itinerario vital o interpela el proceso de secularización típico de los grandes conglomerados urbanos. La traducción de la creencia en religión no es automática, de tal manera que considerando el conjunto de los encuestados se identifican cuatro agrupamientos: i) los que solo creen en Dios; ii) los católicos, que al interior se dividen en practicantes y no practicantes; iii) los que pertenecen a otras religiones; y iv) los agnósticos. 2. Para los creyentes la imagen de Dios es diversa. Las más frecuentes son “creador del universo” y “padre que ama y perdona”, ambas representaciones ligadas a la tradición judeocristiana (aunque la figura de creador es común a varias religiones). El sentido del amor y el perdón implica un cambio de visión que desplaza a la homologación de la divinidad con un juez que castiga, controla, exige sacrificios y denosta el placer. Otras dos imágenes representativas son “la energía que está en todo” y “el que está presente en los hombres”. La primera está vinculada a tradiciones religiosas de origen oriental, que tienen una visión unicista que considera al hombre y la naturaleza como un todo. La segunda puede estar relacionada a la misma concepción que la anterior o a la idea cristiana de la presencia de Dios en los hermanos que más necesitan y sufren. Cualquiera sea su génesis, todas estas representaciones tienen en común la idea de un Dios que ayuda, acompaña, motiva y da fuerzas para la vida. 3. Los estudiantes católicos representan cinco de cada diez del total; de estos, dos de cada diez se considera practicante. Para ellos, esta situación cuya definición es subjetiva, tiene determinadas condiciones que adquieren diversos grados de necesariedad en función de la aceptación que concitan. En un nivel alto y medio alto se ubican “ser honesto”, “bautizarse”, “rezar”, “tomar la primera comunión”, “ser solidario”, “recibir los sacramentos” y “considerar el bien común superior al personal”. No obstante la obvia alusión a hitos y acciones claramente religiosas, se destaca la presencia de valores sociales que implican un compromiso comunitario activo orientado al logro de una sociedad más justa. En el nivel medio se encuentran “cumplir los mandamientos”, “no aceptar el aborto”, “compartir los bienes materiales”, “no aceptar la eutanasia” e “ir a misa”. Aquí aparecen, por un lado, algunas problemáticas muy controvertidas con debates vigentes aún no saldados; por otro lado, un


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imperativo social que relativiza el valor absoluto de la propiedad privada y, finalmente, la celebración más típica del catolicismo. Por último, surgen las condiciones que notoriamente pueden considerarse innecesarias: “seguir las normas de la Iglesia”, “no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio”, “no aceptar la homosexualidad” y “no aceptar el divorcio”. En síntesis, la concepción que tienen los jóvenes católicos sobre su práctica religiosa se caracteriza por: i) integrar acciones sociales orientadas a la transformación de la sociedad en el sentido de una mayor justicia social; ii) interpelar la autoridad absoluta de la Iglesia; y iii) estar abierta a comportamientos emergentes de la dinámica de desarrollo de la sociedad y de nuevas modalidades de interacción entre personas y grupos. 4. Los estudiantes agnósticos representan dos de cada diez del total. En este agrupamiento está incluido un segmento que en un momento fue creyente y luego dejó de creer. Dos motivos explican la ausencia de fe religiosa: el primero es la supremacía (absoluta) de la racionalidad empírica en el proceso de comprensión de los fenómenos, lo cual no significa dejar de interrogarse sobre Dios (o la trascendencia del hombre después de la muerte o la creación del universo), sino hacerlo y llegar a una respuesta que lo niega; y el segundo remite al contexto familiar y la formación recibida en el núcleo de socialización primaria. Esta postura, lejos de ser autoritaria, respeta las creencias de los demás. En este sentido, la mayoría valora la fe de los creyentes y si no lo hace tampoco la desprecia. 5. La opinión de los estudiantes sobre otros movimientos religiosos (Testigos de Jehová, Mormones, Hare Krishna, New Age e Iglesia Científica Basilio) no es definitiva y lo que prima es el desconocimiento. Es evidente que se trata de cultos minoritarios que a pesar de existir desde hace bastante tiempo en el país han tenido un crecimiento limitado. En general se tiene más conocimiento de las grandes religiones monoteístas como son el judaísmo o el islamismo. Por el contrario, la postura de los jóvenes es decididamente crítica (entre siete y ocho de cada diez las consideran falsas) con respecto a un conjunto de creencias (fronterizas con la religión) relacionadas con la predicción del futuro, la mitigación del sufrimiento y la conexión con el espíritu de los muertos. 6. La imagen en general de la Iglesia Católica es mala, y esta tendencia se confirma cuando se analizan las contribuciones de la institución en diversos aspectos de la realidad. Los únicos tópicos en que las opiniones favorables superan a las desfavorables son el “acompañamiento a los que


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sufren”, la “ayuda a los pobres” y la “ayuda a los adictos”. Sin embargo, aún en estos casos sólo el primero alcanza a cuatro de cada diez estudiantes. En las demás acciones (“defender a los más débiles”, “formación de la juventud” y “construcción de una sociedad justa y solidaria”), la insuficiencia de los aportes supera palmariamente su consideración como valiosos, pero sorprende más en temáticas como “visión trascendente de la vida” y “educación”, donde sería previsible la ponderación positiva de su contribución. Claramente, la Iglesia Católica no constituye una referencia para los estudiantes, habiendo una multiplicidad de factores que explican esto. De los que se dejan entrever en los datos se destaca la cerrazón moral y valorativa de la Iglesia que se empeña en considerar como fundamentales valores que para los jóvenes son accesorios, y viceversa darle un escasa entidad (sobre todo desde su práctica) a acciones y concepciones que los jóvenes consideran primarias.


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Vida cotidiana, valores, participación y creencias

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4. PARTICIPACION Balardini, Sergio (2004) Exposición en el encuentro “Después del bla bla... Los estudiantes y la sociedad: Hoy I”. Organizado por La Flecha en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Disponible en http://diariolaflecha.org/encuentros/en_01/en_01_char01.htm Barreiro, Telma (2006) Nuevos senderos para el cambio social. Buenos Aires, Cencerro. De Piero, Sergio (2005) Organizaciones de la sociedad civil. Tensiones de una agenda en construcción. Buenos Aires, Paidós. Garcia Delgado, Daniel (2005) Exposición en el encuentro “Del teórico a la cancha. Los estudiantes y la sociedad: Hoy II”. Organizado por La Flecha en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Disponible en http://diariolaflecha.org/encuentros/en_02/en_02_char01.htm González, Marcelo (2002) “La vida y el cristianismo en un cambio de época”. Vida Pastoral Nº 236, julio-agosto 2002, Buenos Aires.


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

· 163

Saintout, Florencia (2006) Jóvenes: El futuro llegó hace rato. Comunicación y estudios culturales latinoamericanos. La Plata, Ediciones de periodismo y comunicación. Urresti, Marcelo (2000) “Paradigmas de participación juvenil: un balance histórico”. En Balardini, Sergio (comp.) La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo. Buenos Aires, CLACSO. Wortman, Ana (2008) “La cultura de las clases medias”. En Página 12, 31 de julio de 2008, Opinión.

5. CREENCIAS CEIL PIETT / CONICET (2008) Primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina. Buenos Aires. Disponible en: http://www. ceil-piette.gov.ar/areasinv/religion/relproy/1encrel.pdf Consulta: 15/11/09. Esquivel, Juan Fabián y otros (2001) Creencias y religiones en el gran Buenos Aires. El caso de Quilmes. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes. Frigerio, Alejandro (2007) “Repensando el monopolio religioso del catolicismo en Argentina”. En Carozzi, María Julia, Ceriani Cernadas, César (coordinadores). Ciencias sociales y religión en América Latina. Perspectivas en debate. Buenos Aires, Biblos. García Jimenez, Enrique (2007) El fenómeno religioso. Presencia de la religión y la religiosidad en las sociedades avanzadas. En II Jornadas de sociología. Sevilla, España; Disponible en: http://www.centrodeestudios andaluces.info/cursos/adjuntos/2344289.pdf. Consulta: 15/07/09. Legorreta, José (2007) 10 palabras sobre la pastoral urbana en América Latina. España, Verbo divino. Montenegro, Silvia y Renold, Juan (2007) El fenómeno religioso. Diversidad y vigencia de la fe. Buenos Aires, Capital intelectual. Semán, Pablo (2008) La religiosidad popular. Buenos Aires, Capital Intelectual.


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Sota García, Eduardo (2007) “Religión en la ciudad”. En Legorreta, José (comp.) 10 palabras sobre la pastoral urbana en América Latina. España, Verbo divino. Toer, Mario (1998) El perfil de los estudiantes de la UBA. El trabajo, la política, la religión, los medios. Buenos Aires, Eudeba.


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

· 165

ANEXO Formulario de encuesta MODULO COMÚN SEDE: TURNO: ENTREVISTADOR:

FECHA:

1- SEXO Masculino

1

Femenino

2

2- QUE EDAD TENES

3- QUE CARRERA SEGUÍS

4- EN QUE CIUDAD VIVIS Buenos Aires

Barrio:

Otra Ciudad: 5- TE TUVISTE QUE CAMBIAR DE CIUDAD DE RESIDENCIA PARA ESTUDIAR EN LA FACULTAD SI

1

NO

2

En que ciudad vivías antes:

6- CON QUIEN VIVÍS Con tus padres

1

Sólo

2

En pareja

3

Con amigos / hermanos

4

En una residencia estudiantil

5

7- COMO ESTA CONFORMADO TU GRUPO FAMILIAR CONVIVIENTE SI

NO

Padre

1

2

Madre

1

2

Hermanos (Especificar cuantos)

1

2

Otros familiares (Especificar cuantos)

1

2

Otros no familiares (Especificar cuantos)

1

2

8- TENES HIJOS SI

1

NO

2

Cuantos:


166 · jóvenes de perfil y de frente 9- CUAL ES EL NIVEL MÁXIMO DE EDUCACIÓN ALCANZADO POR TU PADRES: 1. Padre

2. Madre

Primario Incompleto

1

1

Primario completo

2

2

Secundario Incompleto

3

3

Secundario completo

4

4

Terciario Incompleto

5

5

Terciario Completo

6

6

Universitario Incompleto

7

7

Universitario Completo

8

8

Sin Instrucción

9

9

10- CUAL ES LA OCUPACIÓN DE TU PADRE:

11- CUAL ES LA OCUPACIÓN DE TU MADRE:

12- SI TUS PADRES NO TRABAJAN; SON: 1. Padre

2. Madre

Desocupado

1

1

Realiza actividades del hogar

2

2

Jubilado / Pensionado

3

3

Rentista

4

4

Otro situación

5

5

13- TRABAJAS Si

1

No, pero esta buscando

2

No, por que no puede o no necesita

3

14- DE QUE TRABAJAS

15- CUANTAS HORAS TRABAJAS POR SEMANA

16- CUALES SON TUS FUENTES DE INGRESO PARA VIVIR: Si

No

Trabajo personal

1

2

Aporte familiar

1

2

Beca de estudio

1

2

17- EL COLEGIO DONDE OBTUVISTE EL TITULO SECUNDARIO ERA: Del Estado

1

Privado confesional

2

Privado no confesional

3


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

· 167

18- ANTES DE EMPEZAR ESTA CARRERA , HABIAS SEGUIDO OTRA: SI

1

NO

2

Cual:

19- POR QUE ELEGISTE ESTA CARRERA (SI CONTESTA POR QUE ME GUSTA, PREGUNTAR, POR QUE TE GUSTA)

20- EN QUE AÑO INGRESASTE A LA U.B.A. (CBC)

21- CUANTAS MATERIAS TENES APROBADAS INCLUIDAS LAS DEL C.B.C (AL 31/ 03 / 02)

22- COMO SE LLAMA EL DECANO DE TU FACULTAD

23- PARA VOS SU GESTION ES: Excelente

Buena

Regular

Mala

Pésima

No sabe

1

2

3

4

5

6

24- CUALES SON LAS TRES RAZONES PRINCIPALES POR LAS QUE ESTUDIAS EN LA UNIVERSIDAD: Primera

Segunda

Tercera

Es lo que quieren en mi familia

1

1

1

Para tener más cultura

2

2

2

Es el mejor camino para ganar plata

3

3

3

Por que es mi obligación moral y social, es lo que debo hacer

4

4

4

Para poder conseguir luego un trabajo

5

5

5

Para ser más útil a la sociedad en la que vivo

6

6

6

Por que es lo que me satisface y me realiza como persona

7

7

7

Para conseguir prestigio y una posición en la vida

8

8

8

Otra razón: cual

9

9

9

No sabe

10

10

10

25- CUANTAS HORAS SEMANALES VENIS A LA FACULTAD:

26- COMO EVALUAS EL NIVEL ACADEMICO DE LOS DOCENTES: Profesores (Titulares, Adjuntos, Asociados)

Auxiliares (JTP, Ayudantes)

Todos buenos

1

1

La mayoría buenos

2

2

Buenos y malos en proporciones parecidas

3

3

La mayoría malos

4

4

Todos malos

5

5

No sabe

6

6


168 · jóvenes de perfil y de frente 27- PENSANDO EN LA RELACION DE PODER DE LOS DOCENTES CON RESPECTO A LOS ESTUDIANTES, VOS DIRIAS QUE LOS DOCENTES SON: Profesores (Titulares, Adjuntos, Asociados)

Auxiliares (JTP, Ayudantes)

Todos democráticos

1

1

La mayoría democráticos

2

2

Democráticos y autoritarios en proporciones parecidas

3

3

La mayoría autoritarios

4

4

Todos autoritarios

5

5

No sabe

6

6

28- MAS ALLÁ DE SU FUNCIÓN ACADÉMICA, A VOS TE PARECE QUE LOS DOCENTES SE COMPROMETEN CON LOS ALUMNOS EN SU ROL DE FORMADORES: Profesores (Titulares, Adjuntos, Asociados)

Auxiliares (JTP, Ayudantes)

Si

1

1

La mayoría si

2

2

Algunos si y otros no

3

3

La mayoría no

4

4

No

5

5

No sabe

6

6

29- COMO EVALUAS EN TÉRMINOS GENERALES EL NIVEL ACADEMICO DE TUS COMPAÑEROS DE CARRERA: Todos buenos

1

La mayoría buenos

2

Buenos y malos en proporciones parecidas

3

La mayoría malos

4

Todos malos

5

No sabe

6

30- PENSANDO EN LA RELACION DE COMPAÑERISMO ENTRE LOS ESTUDIANTES, VOS DIRIAS QUE SON: Todos solidarios

1

La mayoría solidarios

2

Solidarios e individualistas en proporciones parecidas

3

La mayoría individualistas

4

Todos individualistas

5

No sabe

6

31- PARTICIPAS EN EL ÁMBITO DE LA FACULTAD EN ALGUNA DE ESTAS ACTIVIDADES Si

No

Deportes

1

2

Conferencias, paneles

1

2

Cursos de extensión universitaria

1

2

Coros, teatro, danza

1

2

Centro de Estudiantes

1

2

Agrupaciones estudiantiles

1

2


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

· 169

32- CUALES SON LOS TRES PROGRAMAS DE TV QUE MAS TE GUSTAN

33- EN QUE OCUPAS TU TIEMPO LIBRE, DECIME LA PRIMERA Y LA SEGUNDA ACTIVIDAD QUE MAS HACES: Primera

Segunda

Practicas deporte

1

1

Vas al bar / pool

2

2

Miras TV

3

3

Escuchas música

4

4

Lees

5

5

Jugás con juegos electrónicos

6

6

Navegas por Internet

7

7

Salís o te reunís con amigos

8

8

Visitas museos, exposiciones, etc.

9

9

Vas al cine / teatro / espectáculos

10

10

Vas a bailar

11

11

Otra actividad: cual

12

12

34- EN RELACION A LA VIDA QUE LLEVAS, VOS TE SENTIS: Muy conforme

Conforme

Más o menos conforme

Poco conforme

Nada conforme

No sabe

1

2

3

4

5

6

35- ADMIRAS DE MANERA ESPECIAL ALGUNA PERSONA DE LOS AMBITOS QUE TE VOY A NOMBRAR: Si

No

1. Tu grupo familiar

1

2

2. Tu grupo de amigos

1

2

3. Del deporte

1

2

4. Del espectáculo (cine, TV, radio, música)

1

2

5. De los políticos

1

2

6. De movimientos sociales

1

2

7. De movimientos religiosos

1

2

8. De los intelectuales

1

2

9. Del ambiente del arte

1

2

36- EN DONDE PENSAS QUE SE DICEN LAS COSAS MAS IMPORTANTES EN CUANTO A IDEAS E INTERPRETACIONES DE LO QUE PASA EN LA SOCIEDAD Y EN EL MUNDO: En la familia

1

Entre los amigos

2

En los libros

3

En los medios de comunicación: prensa, radio, TV

4

En los centros de enseñanza (profesores)

5

En la Iglesia

6

En el Congreso Nacional (Diputados y Senadores)

7

En los gobernantes

8


170 · jóvenes de perfil y de frente En los movimientos sociales

9

Otro lugar / grupo: cual

10

No sabe

11

37- PARA VOS LOS JOVENES DEBEN PARTICIPAR PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD: Si

1

No

2

No sabe

3

38- PARTICIPAS ACTUALMENTE O LO HICISTE ANTES EN ALGUNA ORGANIZACIÓN O AGRUPACION SOCIAL Si

1

Pase a pregunta 39

Participe antes pero ahora no

2

Pase a pregunta 39

Nunca

3

Pase a pregunta 40

No contesta

4

Pase a pregunta 40

39- EN QUE TIPO DE ORGANIZACION PARTICIPAS ACTUALMENTE O PARTICIPASTE ANTES Actualmente

Antes

Asociaciones de carácter benéfico – social, de ayuda a los demás

1

1

Asociaciones de tipo religioso

2

2

Agrupaciones educativas, artísticas o culturales

3

3

Sindicatos

4

4

Partidos políticos

5

5

Organizaciones de derechos humanos

6

6

Agrupaciones ecologistas

7

7

Grupos juveniles (scouts, guías, clubes juveniles)

8

8

Grupos deportivos o recreativos

9

9

Otro tipo: cual

10

10

40- DECIME, EN TÉRMINOS GENERALES, QUE IMAGEN TENES DE LAS SIGUIENTES INSTITUCIONES: Excelente

Buena

Regular

Mala

Pésima

No sabe

1. Congreso Nacional

1

2

3

4

5

6

2. Fuerzas Armadas

1

2

3

4

5

6

3. Iglesia

1

2

3

4

5

6

4. Justicia

1

2

3

4

5

6

5. Partidos políticos

1

2

3

4

5

6

6. Policía

1

2

3

4

5

6

7. Sindicatos

1

2

3

4

5

6

41- CREES EN DIOS: Si

1

Pase a pregunta 42

Antes creía pero ya no creo más

2

Pase a pregunta 43

Nunca creí

3

Pase a pregunta 44

No sabe

4

Pase a pregunta 45


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

· 171

42- VOS TE CONSIDERAS: Católico practicante

1

Católico no practicante

2

De otra religión

3

Sólo creo en Dios

4

No sabe

5

43- POR QUE DEJASTE DE CREER:

44- POR QUE NUNCA CREISTE:

45- COMO EVALUAS EL APORTE QUE LA IGLESIA HACE A LA SOCIEDAD EN LOS ASPECTOS QUE TE VOY A NOMBRAR: Valioso

Parcialmente Insignificante valioso

No sabe

1. Defender los derechos de los más débiles

1

2

3

4

2. Formación de la juventud

1

2

3

4

3. Una visión trascendente de la vida

1

2

3

4

4. Ayuda a los pobres

1

2

3

4

5. La construcción de una sociedad más justa y solidaria

1

2

3

4

6. Acompañar a los que sufren (enfermos, presos, discapacitados, etc.)

1

2

3

4

7. Educación

1

2

3

4

8. Ayuda a los que tienen adicciones (alcohólicos, drogadictos, etc.)

1

2

3

4

46- SIN CONSIDERAR EL DESEMPLEO, CUALES SON LOS TRES PROBLEMAS MÁS SERIOS DE LA SOCIEDAD:


172 · jóvenes de perfil y de frente MODULO A: TIEMPO LIBRE Y CREENCIAS 47A- SALIS DE NOCHE LOS FINES DE SEMANA Todos o casi todos

1

Uno o dos fines de semana al mes

2

Muy poco

3

Nunca

4

48A- DECIME CON QUE FRECUENCIA HACES ESTAS ACTIVIDADES: Siempre / casi siempre

A veces

Nunca / casi nunca

1. Lees el diario

1

2

3

2. Miras los noticieros de TV

1

2

3

3. Escuchas los noticieros de la radio

1

2

3

4. Conversas sobre la actualidad social, económica y política

1

2

3

49A- SOBRE QUE TEMAS CONVERSAS HABITUALMENTE:

50A- EXISTEN VARIOS GRUPOS O MOVIMIENTOS QUE SE ORGANIZAN PARA DEFENDER INTERESES DIVERSOS. DECIME TU GRADO DE ACUERDO CON CADA UNO. Acuerdo

En parte

Desacuerdo

No sabe

1. Movimientos por los derechos humanos

1

2

3

4

2. Ecologistas

1

2

3

4

3. Piqueteros

1

2

3

4

4. Cacerolazos

1

2

3

4

5. Corriente clasista combativa

1

2

3

4

6. Movimientos por la mujer

1

2

3

4

7. Movimientos gays - lesbianas

1

2

3

4

8. Movimientos de jubilados

1

2

3

4

51A- A CONTINUACION TE VOY A NOMBRAR ALGUNOS METODOS QUE UTILIZA LA GENTE PARA CONOCER SU FUTURO O RESOLVER SUS PROBLEMAS. PARA VOS QUE GRADO DE VERACIDAD TIENEN: Verdadero

Tienen algo de cierto

Falso No sabe

1. Los horóscopos y la astrología

1

2

3

4

2. Tarots, leer las manos, echar las cartas

1

2

3

4

3. Personas que curan por sus poderes especiales

1

2

3

4

4. Espiritistas (comunicación con el más allá)

1

2

3

4

52A- VOS PENSAS QUE LOS SIGUIENTES MOVIMIENTOS REPRESENTAN FORMAS RELIGIOSAS: Válida

Parcialmente válida

Invalida

Es un negocio

No sabe

1. Testigos de Jehová

1

2

3

4

5

2. Mormones

1

2

3

4

5

3. Hare Krishna

1

2

3

4

5


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

4. Nueva Era o New Age

1

2

3

4

5

5. Iglesia Científica Basilio

1

2

3

4

5

· 173

53A- DE LAS IMAGENES DE DIOS QUE TE VOY A NOMBRAR VOS CON CUALES TE SENTIS MAS IDENTIFICADO: Primera

Segunda

El creador del universo

1

1

El que juzga lo que hacemos bien y mal

2

2

El Padre que nos ama y perdona

3

3

El responsable de lo que le pasa a las personas

4

4

El que está en el cielo y no influye acá

5

5

El que está presente en los hombres

6

6

Es la energía que esta en todo

7

7

El que no nos exige nada

8

8

Otra imagen: cual

9

9

Ninguna por que no cree en Dios

10

10

No sabe

11

11

54A- DE LAS CONDICIONES QUE TE VOY A NOMBRAR, SEÑALA DE CADA UNA EN QUE MEDIDA RESULTAN NECESARIAS PARA CONSIDERAR A UNA PERSONA CATOLICA PRACTICANTE: Necesaria

Parcialmente Innecesaria necesaria

No sabe

01. Ir a misa todos los domingos

1

2

3

4

02. Rezar

1

2

3

4

03. Ser solidario con los necesitados, marginados, excluidos

1

2

3

4 4

04. Cumplir los mandamientos

1

2

3

05. No aceptar el aborto

1

2

3

4

06. Tomar la primera comunión

1

2

3

4

07. No aceptar la eutanasia

1

2

3

4

08. Bautisarse

1

2

3

4

09. No tener relaciones sexuales fuera del 1 matrimonio

2

3

4

10. Ser honesto

1

2

3

4

11. Considerar el bien común superior al personal

1

2

3

4

12. Compartir los bienes materiales

1

2

3

4

13. Seguir las normas que establece la Iglesia

1

2

3

4

14. No aceptar el divorcio

1

2

3

4

15. Recibir los sacramentos

1

2

3

4

16. No aceptar la homosexualidad

1

2

3

4

55A - AUNQUE QUE VOS NO CREAS EN DIOS, COMO CONSIDERAS A LOS QUE SI CREEN: Débiles porque necesitan creer en alguien superior

1

Valorables porque tiene Fe

2

Me da lo mismo

3

No sabe

4


174 · jóvenes de perfil y de frente MODULO B: PARTICIPACION Y VALORES 47B- PARA VOS QUE VALOR TIENEN EN LA VIDA LAS SIGUIENTES ACTITUDES Y ACTIVIDADES: Fundamental

Importante

Poco No Indiferente importante sabe

1. Trabajar en lo que te gusta

1

2

3

4

5

2. Ganar bastante dinero

1

2

3

4

5

3. Tener Fe

1

2

3

4

5

4. Destinar una parte de tu tiempo a asociaciones de ayuda

1

2

3

4

5

5. Formar una familia

1

2

3

4

5

6. Ser el mejor en tu actividad

1

2

3

4

5

7. Dedicar tu vida familiar y profesional al servicio de los marginados

1

2

3

4

5

8. Asegurarle el futuro a tus hijos

1

2

3

4

5

9. Ser profesional universitario

1

2

3

4

5

10. Tener una vida sexual satisfactoria

1

2

3

4

5

11. Ser fiel a tu pareja

1

2

3

4

5

12. Participar en partidos políticos

1

2

3

4

5

48B- EN FUNCION DE TUS EXPECTATIVAS Y ASPIRACIONES VOS CREES QUE PARA DESARROLLARTE PLENAMENTE DEBERIAS : Quedarte en esta ciudad

1

Irte a otra ciudad

2

Irte a otro país

3

No sabe

4

49B- PENSANDO EN TU SITUACION DENTRO DE 5 0 10 AÑOS, CON RESPECTO A LA ACTUAL VOS DIRIAS QUE SERÁ: Mucho mejor

Mejor

Igual

Peor

Mucho peor

No sabe

1

2

3

4

5

6

50B- DE QUE MANERA DEBERIAN PARTICIPAR LOS JOVENES PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD: A través del voto cuando hay elecciones

1

Manteniéndose informado de las medidas de gobierno

2

Haciendo conocer sus opiniones ante las autoridades

3

Interviniendo en actividades sociales, políticas, etc.

4

Otra manera (especificar)

5

Ninguna

6

No sabe

7

51B- EN TU OPINIÓN CUAL ES LA DIFICULTAD MAS GRANDE QUE ENCUENTRAN LOS JOVENES PARA PARTICIPAR: La falta de conocimientos

1

El desinterés / indiferencia

2


Vida cotidiana, valores, participación y creencias

Ausencia de liderazgo

3

El individualismo

4

La falta de iniciativa

5

La irresponsabilidad

6

La falta de oportunidades

7

Otro dificultad : cual

8

Ninguna

9

No sabe

10

· 175

52B- MAS ALLA DE NO HABER PARTICIPADO, VOS TE HAS PLANTEADO LA POSIBILIDAD DE TRABAJAR COMO VOLUNTARIO EN UNA ONG, MOVIMIENTOS SOCIALES, INSTITUCIONES: Si

1

No, pero me lo plantearía, si recibiera una buena propuesta

2

No me interesa

3

No sabe

4

53B- SI SE DA LA OCASIÓN, EN QUE TIPO DE ACTIVIDAD O TEMAS TE GUSTARÍA INTERVENIR:

54B- EN QUE ÁMBITO CREES QUE TE SENTIRÍAS MAS CÓMODO REALIZANDO ACTIVIDADES COMUNITARIAS: Asociaciones de carácter benéfico – social, de ayuda a los demás

1

Asociaciones de tipo religioso

2

Agrupaciones educativas, artísticas o culturales

3

Sindicatos

4

Partidos políticos

5

Organizaciones de derechos humanos

6

Agrupaciones ecologistas

7

Grupos juveniles (scouts, guías, clubes juveniles)

8

Grupos deportivos o recreativos

9

Otro tipo: cual

10

55B- EN LA EMPRESA DONDE TRABAJAS VAN A DESPEDIR AL 30% DEL PERSONAL, SE CONVOCA A UN PARO PARA DEFENDER LA FUENTE DE TRABAJO: VOS QUE HARÍAS. Pararía

1

Pararía solo si estoy en la lista de despedidos

2

No pararía

3

No sabe

4

56B- EN LA EMPRESA DONDE TRABAJAS VAN A DESPEDIR AL 30% DEL PERSONAL, PERO VOS NO ESTAS EN LA LISTA. LOS DIRECTIVOS PROPONEN PARA EVITAR LOS DESPIDOS BAJAR EL SUELDO DE TODOS LOS EMPLEADOS UN 25%. VOS QUE HARIAS Aceptaría la propuesta

1

No aceptaría la propuesta

2

No sabe

3

57B- PARA VOS QUE GRADO DE JUSTIFICACION TIENEN CADA UNA DE LAS SIGUIENTES COSAS. EN LA ESCALA EL 1 REPRESENTA EL POLO “INJUSTIFICADO” ES 1 Y EL 10


176 · jóvenes de perfil y de frente REPRESENTA EL POLO “JUSTIFICADO”. Injustificado

2

3

4

5

6

7

8

9

Justificado

1. Colarse en un transporte público

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

2. Engañar en el pago de impuestos

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

3. Emborracharse

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4. Consumir drogas

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5. Mentir en tu propio interés

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6. Evitar prestar plata a un amigo

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7. Coimear para evitar una multa

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8. Copiarse en un examen

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9. Engañar a la pareja

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10. No cuidar los espacios públicos

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11. No devolver un objeto prestado

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12. Pasar un semáforo en rojo

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Vida cotidiana, valores, participaci贸n y creencias

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