Justicia o caridad

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JUSTICIA O CARIDAD, ¿CÓMO SE COME?

Sinceramente, me encantaría describirte lo que en este momento tengo ante mí. Delante de una mesa repleta de platos de diferentes colores, sabores, olores y texturas, hay uno que me llama la atención y me apetece probar. Si tienes tiempo prefiero que te sientes conmigo a ver si entre los dos llegamos a saber “cómo se come esto” de la justicia y la caridad. Partiendo de lo que tantas veces hemos dicho y nos han dicho, “no hay una sola forma de mirar y actuar”, vamos a enfrentarnos a ello con los instrumentos que tenemos. Me sentiría más cómoda para poder usar mis propias manos si conociera bien quién eres, qué haces, cómo piensas; o quizás, podría usar éstos palillos pero no me han educado para ello. Como siempre, lo más “ortodoxo” en este caso es coger el tenedor y el cuchillo, pero la verdad es que me gustaría ver cómo tú te lo comes, ¿te apetece? Ahora sí te presento este “plato” del que te hablo; lo cierto es que más que un solo plato, se trata de un menú. Un menú que por su realismo me cuestiona, en su color me habla de paradoja…. Mirándonos tú y yo, cara a cara, ¿verdad que queremos ser personas “auténticas, comprometidas, acogedoras, profetas, humanas, lúcidas, empáticas, generosas, esperanzadas, realistas,…? 1 Pero a la hora de la verdad, tenemos a menudo en nuestra vida situaciones en las que no sabemos bien donde empieza la justicia y donde termina la caridad. O al revés, hasta donde podemos ser justos sin dejar de lado esa caridad cristiana. Te muestro un menú del día, a ver qué opinas tú:

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De primer plato: Una persona te ha hecho sufrir. Estás dolido pero viene pidiendo otra oportunidad. Sabe que se ha equivocado, de hecho no es la primera vez, y eso es lo que más te duele. ¿Qué haces? No en teoría, en la práctica ¿qué es más justo?

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Aquí va el segundo: Colaboras en un centro de ayuda a inmigrantes. Sabes que algunos pueden estar engañándote pidiendo más de lo que necesitan. ¿Les ayudas o no es justo?

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Y ahora, el postre: Trabajas codo a codo con las Hermanas. Juntos tenéis que tomar una decisión sobre un asunto laboral y no tenéis claro qué es lo más correcto. ¿Buscas lo justo para todos o te dejas llevar por el corazón?

Sesión de formación. Encuentro de Junioras Europa. Verano 2013


Si miramos las “guías” que tenemos hoy a nivel carismático pueden iluminarnos. Por ejemplo, la opción radical que se nos propone hacer por los más pobres 2 . Se nos pide también “encarnar, testimoniar y proclamar el mensaje y la consolación de Dios” 3 , que nos impliquemos en la defensa de la justicia… y favorezcamos las conductas y estructuras que la promueven 4 . Puedes pensar que esto no te afecta directamente, o que son criterios que no están pensados para ti. Recuerda que la Misión Compartida es un don del Espíritu, y eso nos hace 5 “compartir carisma, trabajo, vida, oración y un itinerario de formación” , y que se propone que asumamos “los desafíos de las nuevas realidades y necesidades inspirados por la audacia 5 transformadora y apertura con que vivió Mª Rosa” . ¿Te he convencido? De entrada son temas que nos implican y nos hacen buscar soluciones creativas a problemas nuevos. Pero vamos a intentar volver a las fuentes, porque ¿qué haría la Madre en un caso así? Tuvo casos similares, no creas. Y ¿qué hizo? Te reproduzco una carta que ella escribió al Presidente de la Junta de Beneficencia hablando de un expósito, uno de los chicos que le salió rebelde 6 : “Ilustrísimo Señor: El expósito de este establecimiento, Pascual de los Valles, reingresado en el mismo después de estar de aprendiz de marmolista, viene siguiendo un porte bastante reprensible, con el cual se aleccionan malamente los demás albergados; -ycomo me ha manifestado que desea tomar oficio de tejedor, después de haberse ejercitado en el de alpargatero desde su reingreso y estando para cumplir la edad para salir de este Establecimiento y por los inconvenientes que causa a los otros su conducta, me veo precisada a manifestar a Vuestra Señoría que, al solicitar el interesado el nuevo oficio, se le pida completamente de él. Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Tortosa.” Vamos a preguntarnos un poco sobre esto. Es difícil saber lo que movió a Mª Rosa a tomar esta determinación, pero intentemos intuir qué está detrás de ella. ¿Qué le llevó a tomar esta decisión? ¿actuó de forma correcta? ¿qué piensas tú? ¿Te parece que fue justa?, ¿no querría quitarse un problema de encima? ¿Buscó el camino más fácil? ¿Se conformó simplemente con cumplir la justicia legal? ¿Y si en lugar de quitarse un problema se 2

Cf. XVI CAPÍTULO GENERAL . Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación. Un futuro por construir desde nu estra identidad carismática. Roma, 2005. Pág.12 3 CONSTITUCIONES de la Congregación de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación. Roma, 1983. nº 53 4 Cf. NORMAS A PLICATIVAS de la Congregación de Hermanas de la Consolación. Roma, 2012. Nº 4.3 5 XVII CAPÍTULO GENERAL . Para el Reino con la fuerza del Ca risma . Marco Estratégico 2011-2017 (Familia Consolación) 6 Mª ROSA MOLAS Y VALLVÉ, Epistolario Carta nº 131, en E. CASAUS-CASCÁN. Histo ria Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación. Tomo I: MªRosa Molas. Dimensión humana. Vocal, Artes Gráficas. Madrid , 1985)


complicó la vida echando a este joven? ¿Qué pensarían de ella? ¿Comprenderían todos su decisión? Muchas veces es difícil decir no y asumir las consecuencias. Tal vez habría unas normas en el centro que determinaban aquellos comportamientos que eran adecuados y aquellos que no lo eran. Posiblemente este joven, “de porte bastante irreprensible” habría incumplido las normas conocidas por todos y por lo tanto, era justo expulsarle del centro. Además, según dice la carta, “había cumplido ya la edad para salir del Establecimiento”. También hay que tener en cuenta que estaba perjudicando al resto de los albergados “aleccionándolos malamente” y causando “inconvenientes a los otros con su conducta”. Pero podemos ir un poco más allá de lo legal. Intuir que detrás de las normas hay un sentido, un por qué, que las explica y hace valorarlas. ¿No pretendería la Madre educar a aquel joven, haciéndole reconocer los esfuerzos realizados para que él estuviera allí y todo lo que se le estaba ofreciendo? Podríamos decir que Mª Rosa fue justa, si entendemos por justicia el dar a cada uno lo que necesita, el buscar el bien de todos y cada uno. ¿Buscaría entonces el bien de la mayoría?... ¡Perdón!, no sé si te estoy mareando con tanta pregunta. Ni yo misma pensaba que una carta de Mª Rosa escrita hace tantos años podría llevarnos tan lejos. Pidamos un buen vino y sigamos adelante. ¡Vamos a otra cuestión! Recordando lo que ya hemos hablado sobre la opción por los más pobres, ¿crees que optó por ellos? ¿Quiénes son los pobres en este caso? ¿No decim os que eran la pupila de sus ojos? De nuevo podemos entrar en una contradicción. Imaginamos a este joven afectado por muchas de las pobrezas de su tiempo: carece de familia, de afecto, de una formación básica que le ayude a integrarse en la sociedad, de seguridades, de inquietudes… Volvamos al texto, dice que era un “expósito”, es decir, se trata de un joven abandonado desde niño a la beneficencia y que además se ha ejercitado en varios oficios sin éxito (tejedor, alpargatero…) Poniéndonos en su lugar ¿no le podría haber dado otra nueva oportunidad? Recordemos que ya había reingresado en la Beneficencia después de salir de la misma, por alguna causa que el texto no menciona. ¿Qué será entonces de este joven sin oficio ni beneficio? ¿Dónde podrá acudir ahora? ¿Dónde está aquí la caridad? ¿Qué entendía la Madre por caridad? ¿Caridad es siempre dar o cumplir con lo que el otro espera? ¿No nos puede pasar que damos para acallar nuestra conciencia o para sentirnos bien al dar de aquello que nos sobra? Recordemos que la caridad supone amar con lucidez, no sólo dar una palmada en el hombro, sino acompañar y ayudar a que cada uno saque lo mejor de sí. Por cierto, otra cuestión que me ronda la imaginación ¿consultaría a otras personas para tomar esta decisión? Algunos escritos de la Madre nos hacen pensar que es posible que lo hiciera.


En muchas de sus cartas aparece esta frase “consultadas las hermanas” 7 y de la misma manera pide opinión a otras muchas per sonas que merecen su confianza 8 . ¿Serían para ella mediación de Dios? ¿Las escucharía como quien trata de buscar con sinceridad aquello que Dios quiere? Mientras llega el café sigamos apretando las tuercas. ¿Cabría la posibilidad de que la Madre hubiera tomado la decisión equivocada? ¿Es compatible el error con la santidad? Tal vez esto haga tambalearse nuestra imagen de Mª Rosa. ¿Por qué decimos de ella que era Maestra en humanidad? ¿Qué entendemos entonces por humanidad? ¿Dónde quedan el error, la duda, la inseguridad, los límites…? Recordemos las palabras de San Pablo “te basta mi gracia, ya que la fuerza se pone de manifiesto en la debilidad” (2Cor 12,9). ¿No es éste el sentido de la encarnación? Sólo así es posible la santidad y seguir las huellas de una mujer como ella. Una mujer que fue aprendiendo a ser justa y a vivir en caridad, entre aciertos y desaciertos, dejando que Dios interviniera en todo ello. ¿Acaso no son todas las circunstancias de nuestra vida, también lo que no nos gusta, oportunidades de aprendizaje y crecimiento? ¿Creemos de verdad que Dios puede sacar vida de nuestras muertes? ¿No será algo de esto la consolación de la que tanto hablamos? Un Dios que continuamente nos devuelve la vida, que nos levanta y nos pone en pie, que se sirve de las circunstancias más cotidianas y de las mediaciones humanas para hacernos llegar su consuelo. Así lo experimentó Mª Rosa dejando que el Carisma se fuera gestando en ella. Mirándola así, me “atrevo” a invitarla a nuestra mesa. Terminamos ya nuestra sobremesa. Igual te has quedado con hambre y justo eso pretendía: dialogar y seguir buscando juntos todo lo que la vida de esta mujer tiene hoy que decir. Seguro que tú podrías presentarme otros muchos platos que no sabes bien cómo comerte porque una cosa es la teoría y otra la práctica. Suponemos que también Mª Rosa descubrió que no hay un solo camino, una única solución. Hay momentos en que no nos quedamos con buen sabor de boca porque en los procesos se mezclan, junto con las motivaciones más puras, nuestros deseos, intereses personales y gestos ambiguos. Creemos que, al igual que nosotras, la Madre hizo su propio proceso de aprendizaje en las situaciones concretas. Que también ella fue comprendiendo que justicia, caridad y consolación van de la mano.

Ésta vez invito yo pero nuestro diálogo queda abierto

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Mª ROSA MOLAS Y VALLVÉ, Epistolario Cartas nº 105 y 106, en E. C ASAUS-CASCÁN. Historia Hermanas Ntra . Sra. de la Consolación. Tomo I: MªRosa Molas. Dimensión humana. Vocal, Artes Gráficas. Madrid , 1985) 8 Mª ROSA MOLAS Y VALLVÉ, Epistolario Carta nº 44, en E. CASAUS-C ASCÁN. Historia Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación. Tomo I: MªRosa Molas. Dimensión humana. Vocal, Artes Gráficas. Madrid , 1985)


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