El Penquista Ilustrado 22

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Reportaje

Concepción, Concepción,16 16de deNoviembre Noviembrede de2012 2012

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Cuna de los grandes cracks

Fútbol de barrio: pasión y amor sin límites

• En una tarde de domingo, olvidados del mundo, jugadores y dirigentes técnicos dejan todo en la cancha; sudan la camiseta, se emocionan con los goles y la derrota sabe más amarga. Es que ahí, como cantan Los Miserables, los sueños de niñez comienzan a cristalizarse y las barras los alientan hasta enronquecer. Por Rodrigo Navarrete N.

“S

ueños de niñez, pichangas de barrio, cara sucia, sudor y barro”. Así reza el estribillo de la canción “El Crack” del grupo Los Miserables, un himno, prácticamente, para el fútbol de barrio que cada sábado y domingo –en casi todo el paíscongrega a niños, jóvenes, adultos, ancianos y mujeres y quienes transforman las canchas en un paraíso del deporte. Aquí nacen los futuros “cracks” del fútbol chileno, dicen unos. Otros aseveran que un futbolista sin “barrio”, no es futbolista. Algunos van más allá y aseguran que el fútbol de

barrio es como la enseñanza media de los futuros héroes del fútbol chileno. Pero otros, lisa y llanamente, no se arrugan, sacan su mejor facha, inflan hasta más no poder el pecho y con firmeza aseguran: “El barrio lo es todo, el barrio es vida”. Es lo que se vive cada domingo en el sector Las Salinas de Talcahuano o más conocido como las cuatro canchas donde el deporte rey -el fútbol- es amo y señor. Gritos para allá y para acá. Goles para uno y otro equipo. Peleas entre las barras e insultos al árbitro amenizan el ambiente de este deporte, el más lindo del mundo.

Delfines de barrio El 12 de julio de 1990 en una celebración del título conseguido por el club Bellavista de Talcahuano, Mario Hernández Jofré (67) se reunió con quien había sido su jugador estrella, Óscar Jiménez, mientras fue director técnico de la primera adulta del equipo.

del campeonato de la Asociación de los Cerros de Talcahuano. “En un principio, costó más de lo que creímos. El

primer año fue difícil conseguir los jugadores, de hecho sólo teníamos divisiones infantiles, ya que las de adultos se encontraban en otros equipos”, cuenta

Carne, mariscos y varias cajas de vino estaban presentes en la celebración. Cuando sólo quedaba una caja de vino, Óscar y Mario no sólo se ponían al tanto de sus vidas tras 25 años sin verse las caras, sino que idearon un nuevo proyecto para los futboleros: Los Delfines de Oro. Así nació uno de los clubes más importantes

Óscar Jiménez con su hijo Oscarito (a su derecha) y sus dos sobrinos con la copa de campeón 2010.


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