NI LAS FLORES DEL MAL NI LAS FLORES DEL BIEN de José Agustín Solórzano

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Premio de Poesía, Carlos Eduardo Turón

José Agustín Solórzano

Ni las flores del mal ni las flores del bien




CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Rafael Tovar y de Teresa Presidente Saúl Juárez Vega Secretario Cultural y Artístico Francisco Cornejo Rodríguez Secretario Ejecutivo Ricardo Cayuela Gally Director General de Publicaciones GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN DE OCAMPO Salvador Jara Guerrero Gobernador de Michoacán Marco Antonio Aguilar Cortés Secretario de Cultura Paula Cristina Silva Torres Secretaria Técnica María Catalina Patricia Díaz Vega Delegada Administrativa Raúl Olmos Torres Director de Promoción y Fomento Cultural Argelia Martínez Gutiérrez Directora de Vinculación e Integración Cultural Eréndira Herrejón Rentería Directora de Formación y Educación Jaime Bravo Déctor Director de Producción Artística y Desarrollo Cultural Héctor García Moreno Director de Patrimonio, Protección y Conservación de Monumentos y Sitios Históricos Miguel Salmon Del Real Director Artístico de la Orquesta Sinfónica de Michoacán Bismarck Izquierdo Rodríguez Secretario Particular Héctor Borges Palacios Jefe del Departamento de Literatura y Fomento a la Lectura


José Agustín Solórzano

Ni las flores del mal ni las flores del bien

Gobierno del Estado de Michoacán Secretaría de Cultura Consejo Nacional para la Cultura y las Artes


Ni las flores del mal ni las flores del bien Primera edición, 2014 dr dr

© José Agustín Solórzano © Secretaría de Cultura de Michoacán

Colección Premios Michoacán de Literatura 2014 Categoría Poesía “Carlos Eduardo Turón” Jurados Lucía Rivadeneyra, Víctor Manuel León Leitón y José Manuel Recillas Coordinación editorial: Héctor Borges Palacios Diseño de Colección: Jorge Arriola Padilla Revisión de textos: Elena Medina Pineda Ramón Lara Gómez Secretaría de Cultura de Michoacán Isidro Huarte 545, Col. Cuauhtémoc, C.P. 58020, Morelia, Michoacán Tels. (443) 322-89-00, 322-89-03, 322-89-42 www.cultura.michoacan.gob.mx ISBN Volumen: 978-607-8201-93-8 ISBN Colección: 978-607-8201-85-3 Impreso y hecho en México


Presentación Más allá del dilema de que si los premios son buenos o malos, lo único que pide el escritor es que lleguen a tiempo. Esto significa, para alguien que se inicia en la escritura, un aliciente para seguir escribiendo con más fe en uno mismo y dejar de tener preocupaciones durante el proceso de escritura del siguiente libro. Los Premios Michoacán de Literatura nacieron con esa vocación: la de descubrir nuevos autores e impulsarlos en su carrera inicial, que es cuando el escritor más lo necesita. El Premio de Poesía “Carlos Eduardo Turón” se ha enriquecido con las voces de jóvenes poetas, como Leonarda Rivera o Magdiel Torres Magaña o voces más consolidadas como Rafael Calderón y Ernesto Hernández Doblas y cada uno de ellos le han dado prestigio al premio. Toca hoy el turno a José Agustín Aguilar Solórzano, que ya había dado muestras de su trabajo poético en Versos, moscas y poetas, y que es dueño de un estilo desenfado pero certero: iluminador porque nos sumerge en los lados oscuros del alma. Creo que los jurados Lucía Rivadeneyra, Víctor Manuel León Leitón 7


y José Manuel Recillas no se equivocaron… José Agustín Aguilar Solórzano con su poemario: Ni las flores del mal ni las flores del bien posee una voz lúdica que le permite jugar y subvertir elementos de la tradición lírica de la modernidad. Los tres apostaron por una poesía fresca y atrevida. Podíamos asegurar que Nicanor Parra y Pablo Neruda estarían felices de conocer esta nueva propuesta que nos hace reconocernos y enriquecernos al salir de su lectura. Ramón Lara Gómez

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PARA ALFREDO CARRERA, porque sin su beca del FONCA este libro no hubiera sido posible. A JESÚS BARTOLO, por la honestidad intelectual que antes de él sólo había conocido en los muertos. A los jurados de los premios de poesía Elías Nandino, Francisco Cervantes, y Salvador Gallardo Dávalos, entre otros, de las últimas cuatro ediciones. Sin sus dictámenes estos poemas mediocres y resentidos no habrían sido escritos. También, y sobre todo, es para B, por empapar de llanto mis mejores chistes y celebrar a carcajadas mis mejores versos. Las únicas flores que puedes esperar de mí son las de este libro. Gracias.



Destruye este papel la poesía te sigue los pasos a mí también a todos nosotros Nicanor Parra



QUIZÁS PUEDA ESCRIBIR UN LIBRO ALGÚN DÍA. Quizás publiquen mis poemas. Tal vez incluso los traduzcan a otros idiomas. Entonces en algún lugar de la India leerán mis poemas y entenderán lo que yo jamás quise decir. Y por eso serán buenos.

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OTRA VEZ B ME DEJÓ LA COMIDA EN LA MESA y la computadora encendida para que escriba. Salió a buscar algo de esperanza a la tienda. Por qué no me pide que deje de escribir, que consiga otro trabajo por las mañanas. Qué pensará esa mujer: ¿Que puedo escribir poemas que sean más que un buen chiste? ¿Que esta mala suerte se alejará de mí como se nos va el camión de la basura todas las mañanas? ¿Y crees que con estas metáforas nos esperan viajes y publicaciones? No, mi amor, mejor ve afuera y cómprame el periódico con los clasificados.

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LOS LIBROS SE NOS ESTÁN ACABANDO. Ya hemos leído la mayoría y ninguno me ha dado una gran idea. Esa gran idea. Mis poemas siguen plagados de lugares comunes, de cosas comunes. Te lo dije: soy un hombre común. Pero tú insistías: escribe un libro, hazme un poema, si Nogueras pudo, tú por qué no. -¿Y Parra?, qué me dices de Nicanor Parra, él escribió que sus poemas no le conducirían a ninguna parte. -B, los poemas no tienen por qué conducir a ningún sitio. Lo que tú necesitas es un auto, no un poeta.

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Poema de amor con final musical Yo te recuerdo y lanzo pequeñas piedras a tus ojos tranquilos Luis Rogelio Nogueras B, quiero decirte que te quiero. No es que necesites saberlo, tampoco es que yo necesite, urgentemente, decírtelo. Es más, olvida que lo he dicho. Aquí no ha pasado nada. Al amor ni lo alborotes, sabes cómo se pone. La última vez que lo dejamos entrar nos dejó la cama hecha un borlote, y ni qué decir de la cocina o el baño. Tus ojos tibios dejémoslos así, también mis manos taquicárdicas y mis instintos salivodentales. Insisto, no hay poema. Nadie ha dicho nada. Ah, y el final musical aquí lo tienes: Chan-chan.

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CON QUÉ DERECHO VIENES, B, A CRITICAR MIS POEMAS, cuando yo te saqué del fango becqueriano, cuando fui yo quien te libró de Neruda y puso en tus manos a Nogueras. Cómo vienes ahora a decirme que mi poesía es una estafa, si todavía no hace tanto leías con ilusa juventud los más empalagosos y estúpidos versos de Benedetti. Cuando fui yo quien frente a tus ojos abrió al azar un libro de Szymborska para que te despabilaras y olvidaras las ecuaciones poéticas de algunos eruditos que más que poesía hacen somníferos. ¿No jugamos, tú y yo, ebrios, a la lucha libre y montamos al ring un libro de Novo que terminó deshojado por los brutales derechazos de una mala edición de Bukowski? “La poesía debe ser una parvada de patadas en el culo”, dijimos. Pero vienes a criticar mis poemas, ahora, y yo siento tus palabras como un contundente golpe de alas que se desploma sobre mi culo celeste.

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De una serie de cartas que jamás llegarán a su destino Pablo, quiero pedirte disculpas. Me acabo de enterar que tus Veinte poemas de amor los escribiste antes de los 19. Entiendo que a esa edad uno escribe muchas estupideces. Quiero que sepas que te entiendo, que yo también sufrí de sensiblería y me enamoré de algunas muchachas bobas que me hacían escribir versos empalagosos. Aun así, no te perdono del todo. Fuiste el culpable de que más de tres chicas me mandaran al carajo. Yo creí, también por aquella edad, que a ellas les gustaba escuchar eso de Me gusta cuando callas porque estás como ausente. Pero es difícil, ¿sabes?, darnos cuenta que la poesía no es como los perfumes, los chocolates o el buen aspecto. Aunque al principio se les haga curioso que en lugar de llegar con un par de boletos para el cine aparezcas con un puñado de hojas manuscritas, luego empezarán a reclamarte –de maneras que ni te imaginas-, algo que no sólo les entre por las orejas.

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Las mujeres buscan hombres, Pablo, no poetas. Quizás tú también te diste cuenta más tarde que temprano, y por eso ibas a llorar a los cines, y por eso tu desilusión. ¡Cambiaste los versos de amor por odas a los tomates! Estés donde estés, no te sientas mal, Pablo. Sucede que a veces todos nos cansamos de ser hombres, de ser poetas. Sucede que nos enteramos tarde de las cosas y ya no podemos ocultar la cabeza ni los versos de amor ya publicados. La cagaste, mi buen, pero todos la cagamos. Quizás hoy, que la noche está estrellada y los astros tiritan a lo lejos (igual que todas las noches del mundo), podamos escribir los versos más tristes; pero lo mejor será olvidar que sucedimos, quedarnos hombres, llamarnos como nos llamamos, y no cometer la ridiculez de creer en el amor o rebautizarnos como Neruda.

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QUÉ CREES, OCTAVIO, TODAVÍA HAY IMBÉCILES que piensan que la poesía es oscura metáfora y pedantería; se llenan la boca con flores pestilentes y las perfuman con lenguas en clave que suenan a cacareos fatuos; debes estar feliz, en Paz, Octavio. Pero también están los Otros, los que creen en el poema como sencilla revelación y se lo comen en la mesa de la cotidianidad, con leche o agua; lo que haya, mientras la poesía les dé palabra aunque sea simple, y la metáfora la entienda hasta el hombre bestia que alimenta al simio letrado que bebe del cántaro de los desleídos. Ya ves, Octavio, pero de los primeros es el reino de los ciegos, y de los segundos el arrabal de los iluminados.

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CUANDO LEER SE VUELVE TIEMPO PERDIDO, al igual que el sillón o la consola de videojuegos, salir de casa es otra forma de escribir a pasos. Desorientado. Breve andar en el silencio de una ciudad de brújulas aletargadas. No habría que ir tan lejos, sino avanzar con lentitud dando vuelta a las páginas del mundo: escribir que nos encontramos con un viejo amigo, que hablamos de los viejos años, que recordamos lo viejos que somos, que nos extrañamos de veras, de la piel para dentro y entre calles. Que no sabemos olvidarnos de las lecturas que nos hicieron no querer salir de casa. Saber que la valentía a veces tiene más que ver con permanecer en el viejo sillón o encender la consola de los videojuegos. Y no con embravecernos allá afuera, practicando la vida como un deporte extremo. Hemos aprendido, nos decimos mientras la despedida y el bus interrumpe nuestro abrazo: que la vida es un trago de whisky al llegar a casa, lo demás es buscar la sed con la terquedad propia de un atleta.

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Cuando vivir se vuelve tiempo perdido, lo mejor es echarse sobre los cojines de nuestra tumba y ponerle pilas nuevas al control remoto de la muerte.

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UN BUEN VERSO ES COMO UNA CUCARACHA: sucio, inevitable, y sobrevivirรก al fin del mundo.

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Tres sugerencias para el escritor independiente Sobre la autogestión… Uno no vende su refrigerador para publicarse un libro. Uno publica un libro para poder comprar un refrigerador. Sobre la autocomplacencia… Recuerda, un artista no sólo se alimenta de aplausos. Pon el ejemplo: una dieta baja en autoengaño podría fortalecer tu obra y, por qué no, también tu despensa. Posdata: La escritura automática no funciona para los poetas estándar.

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Quiero encontrar el verso que abra todos los cajeros automáticos. Mallarmé buscaba el silencio, Paz la blancura, Baudelaire el infierno. Yo busco la barra libre, un cheque cada quincena, dos días de asueto. No me importa ni un poco lo que haya pasado con el unicornio azul. No estoy interesado en ningún ser inexistente ni en la trascendencia de mi espíritu. Yo sé, escogí mal. Debí haberme dedicado a otros menesteres menos ecuménicos. Pero estoy aquí, en el fango del espíritu, traficando miserablemente con el ánima de los lectores, usando un diccionario para sonar cierto y contundente. Mi cuenta permanece tan vacía como mi cuerpo. No encuentro el NIP para dejar salir todas estas aguas de silencio que hierven en mis entrañas. Quiero un alma pobre, que se conforme con un televisor encendido, con un paquete de frituras, con un par de tetas que le acolchonen las orejas por las noches.

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Ya me cansé de los caballos inexistentes que trotan en mi cabeza, del pájaro azul que Garcín me disparó a la sien. Me cansé del exceso de libros, de la escasez de papel sanitario cuando se necesita. Espero que Baudelaire esté disfrutando su infierno. Espero, firmemente, que Mallarmé mantenga su cómodo silencio. Confío en que Paz siga tan poco leído como hasta ahora. Yo como Bulgákov voy a tirar todas mis hojas a la hoguera y me sentaré a esperar, con mi estado de cuenta en las manos, la llegada de ese tropel de caballos que corre en mi cabeza.

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A Alejandro Ontiveros

“HERMANITO, NO TE SUELTES DEL MÁSTIL SIN IMPORTAR LO HERMOSO DEL CANTO DE LAS SIRENAS” Sigo amarrado al mástil, Alex. Las sirenas parecen perros que ladran y el mar se ha olvidado de acecharme. Realmente ya no recuerdo muy bien por qué estoy atado en el sitio más alto de este barco. A veces sueño con un cíclope que me pregunta mi nombre. Debo decirle que mi nombre es Nadie y él se aleja llorando por su único ojo. Desde aquí no puedo ver gran cosa. El cielo en el que me dejaste es más aburrido que los programas de concurso. A la mano tengo la ciudad y un par de buses que se mueven sobre ella como perros amaestrados. También hay tiendas de autoservicio, ya sabes, un Oxxo en cada esquina, cigarros sueltos, gatos en los tejados y postes que iluminan a los ebrios en la noche.

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Acá no llegan las olas pero las golondrinas siguen cagándonos desde los cables. Los cines dan funciones como si las películas se dieran en los árboles y los árboles crecen derechitos, por conciencia vial, supongo. A veces extraño tu casa verde, el mar. A veces me bajo un rato del mástil y recorro la bahía de mi cuerpo; encuentro aguas todavía de Pichilinguillo, pero de las sirenas ni un solo rastro; acá los peces no cantan más que para evitar la asfixia. Debo confesártelo, hermanito, nada me seduce pero vuelvo a montarme al mástil porque se está mejor y desde acá la ciudad parece un cíclope ciego que no espera a Nadie.

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A Julio RodrĂ­guez

MetĂĄforas indispensables Los pianos como las cascadas, los poetas como los animales, los amores como los aeroplanos, el silencio como el fuego, el fuego como la sal, la sal como la herida, la herida como la espada, la espada como el silencio, el silencio como los animales, los animales como las cascadas, las cascadas como los poetas, los poetas como los pianos. Pero el amor, lector, el amor como los aeroplanos.

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Ni las flores del mal ni las flores del bien Los poemas son mamíferos deshojados. Decapitados ángeles. Zapatos de lujo para estrenar en nuestro funeral. No los aceptes en casa. ¡Cuidado, troyano!, huye de los enloquecidos potros tripulados por el escritor de versos. No te fíes jamás de estos animales silvestres. No adoptes uno por más desamparado que parezca: muerde. Los poemas son perros con plumas en los colmillos. Y el poeta no es más que un infeliz y estúpido pájaro.

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Para ganarme el pan, cada mañana voy al mercado donde se compran mentiras. Lleno de esperanza, me pongo a la cola de los vendedores. Bertolt Brecht A Armando Salgado LA MUERTE CUELGA DE LOS CABLES: el cadáver desnudo de unos Convers: un pájaro que apesta el silencio. La ciudad ofrece vitrinas vacías: escaparates atestados de ataúdes: el aire es un ave dormida en el escape de un Volkswagen. Slavoj Zizek me ofrece la pastilla azul o la pastilla roja: huyo de los mendigos porque me aterran los filósofos contemporáneos. Brecht está formado en la fila de los vendedores, lleno de esperanza ofrece sus poemas: huyo de los estudiantes universitarios porque sólo ellos creen en la poesía. Y los sindicalizados y los políticos y los activistas sociales creen en la poesía. Las amas de casa que enjugan lágrimas frente al televisor creen en la poesía. Los libreros también y los editores y los 31


organizadores de festivales creen en la poesía. Los hombres de fe, los burócratas, las secretarias y los periodistas: todos creen en la poesía. Los poetas no; pero la vendemos con moño, con corbata, frente a los asalariados y las amas de casa y los estudiantes universitarios, y ellos, que sí creen, la mastican ávidamente y la descarnan. Me voy. Se está mejor en casa, aunque la última vez que fumigaron no hayan acabado con todos los libros de Franz Kafka.

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Breve historia de mis fracasos Yo también estoy bailando dentro de un ataúd. Fito Paez Nací en el seno de una familia copa C, desde pequeño buscaron un ataúd de mi talla pero nunca fui de los que lucen bien en traje festivo. Mis primeras lecturas se las debo a la soledad de ser hijo único. Me gustaron los libros, hasta que conocí el porno. Entonces conocí a las mujeres… y me siguió gustando el porno. Luego me dejó mi primera novia y volví a la tristeza y a los libros; aunque siempre, entre el abandono y los poemas de Sabines, hallaba espacio para una buena chaqueta. Mis primeros poemas eran así: breves espasmos de soledad y cursilería que escupía y dejaba secar a la intemperie. No hay una gran historia, ni el más mínimo atisbo de lo que podría ser una biografía respetable: mis versos son manchas en la sábana y en los calzones. Fracasos trémulos y parpadeantes. Encontré un traje de gala a mi medida y con él salgo a asustar a los viandantes. 33


No ser un boxeador, ser un poeta, con una condena a poemas forzados… Szymborska SIEMPRE ES LO MISMO: los escritores son escritores porque el fracaso los llevó a ello. De niño se quiere ser futbolista, astronauta, científico loco, boxeador, no poeta. Pero se es demasiado torpe con los balones, con los puños, con las estrellas, con los microscopios, y uno termina buscando el infinito de formas menos remuneradas. Cuándo se ha escuchado decir a un niño: Mamá, cuando crezca quiero ser poeta. A la poesía nos llevan los fracasos. La palabra es la casa de los infelices. Por eso cuando no se puede uno escribe las estrellas con los puños, se abalanza a patadas contra la hoja en blanco; recuerda que quiso ser feliz y ser grande, pero la poesía es la batalla de los enanos, la escritura es la ciencia de la derrota. Y Dios, ese astronauta hijo de puta, no para de atestarnos gancho tras gancho mientras nos mira desde su microscopio. 34


DESPOJAR A LA POESÍA DE TODOS SUS MALES. Es decir, despojarla del poeta. Lamentablemente son más útiles los escusados que las flores.

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Dos vidas sin saber quién eres, dos tragos para el último bye bye… Leiva COMO SI CADA POEMA FUERA UNA DESPEDIDA. Las únicas palabras sinceras son las que sirven para decir adiós, lo demás es la falsedad con lentejuelas en el cuello. Escribir es hacer una carta de suicidio, inaugurar la soledad venidera: echarnos a las faldas del olvido. El poema quedará entonces impune y será real; no una muestra de sensiblería ni una ovación chapucera frente al espejo. Al poeta no lo necesitamos: Dejemos que siga colgando en el silencio, con esa soga de lentejuelas adornándole el pescuezo.

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El talento es pura gana de molestar a los demás. Roque Dalton BASTA YA DE LOS POEMAS MERÓLICOS, de los líricos sonsonetes, del canto de fayuca. Queremos poesía para lanzar al fuego, versos que apaguen el frío. Queremos un poeta lo suficientemente idiota y lo suficientemente divino. Un poeta que domine la caligrafía de los imbéciles y de los dioses. Buscamos el talento en su presentación más económica: un poeta de mala raza, con dos o tres palabras en la bolsa y con necesidad de algunos pesos y un trozo de pan. Es necesario un poeta a nuestra imagen y semejanza. Uno de carne entre los dientes; algo sucio y con hambre. No necesitamos uno saciado ni de buenos modales. Si lo encuentra no nos escriba; no se moleste ni nos moleste. Basta que él esté ahí, enfrente suyo. Dele unas monedas, evite los aplausos y mándelo a su casa sin mayores pleitesías: Ahí va un dios que necesita estar solo para picarse la nariz a sus anchas. 37



25 freestyle



Se acabaron los poemitas lacrimógenos las noches de insomnio los dos paquetes de cigarrillos al día (...) A partir de hoy todo va a cambiar ¿Te fuiste con tus lindos ojos azules? Mala suerte Que te vaya bien (y los hermosos ojos azules te los puedes meter en tu inolvidable culo) Luis Rogelio Nogueras



25 freestyle a veces el poema no es más tabla de salvación ni triste pornografía mirada a escondidas por una rendija desde nuestro propio cuerpo pasa entonces que nos afligimos por las grietas de la tabla por las grietas del mar y por las grietas del cielo que no salimos a la calle por miedo al poema nos encadenamos al televisor a la sala de estar y a un té amargo nos clavamos el dedo gordo del pie sobre un suelo nublado masticamos cualquier cosa que nos estriña el alma y damos vuelta sobre nosotros mismos como un perro solo o un planeta solo nadie que nos invite a jugar a las canicas con nuestros duros universos fracturados nadie que nos abra una bolsa de frituras 43


que nos regale el tazo en señal de fraternidad la libertad es un hueso duro a veces el moco náufrago renuente a dejar el dedo materno la pereza despilfarrada sobre un vaso con cicatrices invisibles la sangre caliente que no aplacan ni cinco trémulas chaquetas ni el poema ni su cuerpo enterrado en las uñas las másdeunmilmaneras de cabecear: de sueño de asco de estesequietonosevayaacaerpincheborracho van a salvarte del silencio que deja la botella vacía la mujer vacía la calle vacía el taxi vacío

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la cama despeinada la pasta de dientes abierta en el lavamanos del mar que guardas en la despensa nada de la isla negra a la que te mudas por las noches nada del salado sudor que nadie lame nada de la falta de mordidas en la espalda nada de la fuente desbordĂĄndose en el pecho nada ni la alcantarilla abierta a media calle ni la bragueta con candado ni el foco que parpadea a risa suelta ni el reloj digital del microondas nada de quĂŠ te sirve una tabla un barco entero un faro en medio de un charco a punto de tener un orgasmo

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de nada pura cursilerĂ­a sembrada en estas hojas pura saliva echada al cesto de mis perversiones soy libre de enfermarme de aplacar la pesadumbre de los dĂ­as con un bostezo o un rascarme losdeabajo soy libre del olor a muerte de los veinticinco de la fragancia dulce de un vientre deshilado por mis manos inquietas y temblorosas libre de sentir hambre

resaca

de maniatar mis mancas ganas de dispararme de abrirme la cabeza con el control remoto y dejar de hacer zapping con un libro de Nogueras libre soy

no feliz libre no infeliz

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soy libre

no desalmado

ni con el alma en buenas condiciones

sino libre para malbaratar dos o tres de mis calcetines impares la tierra entre mis dedos cinco tangas blancas que robé para que la gente al ver mi tendedero creyera que tenía novia libre para convertir el vino en agua para desembocar en cualquier esquina como un río largo y lento que se cansa y que se va cansado como un suspiro de agua a estancarse en la vitrina de los días y así pasa que uno se queda sin tabla sin naufragio sin un balón al cual ponerle nombre y pintarle un par de tetas

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Âżpara quĂŠ necesitaba ojos Wilson? sin poema se queda uno y con ganas de coger

un resfriado

aunque sea.

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De cuando no hubo para ir por la despensa a veces no estoy de humor para escribir poemas y me entretengo transcribiendo recetas de cocina practicando listas de supermercado para cuando haya para ir por la despensa ejerzo la sana labor de dibujar casitas de palitos

habitadas

por la palabra Silla por ejemplo la palabra Ventana

Puerta

la palabra Cama la palabra Botella la palabra Hombresolo escribo tambi茅n que Hombresolo ha salido que atraves贸 la palabra Puerta luego de mirar por la Ventana

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palabra que siempre me hace querer escribir la palabra Cielo fuera de la casa pero me aburro cuando Hombresolo llega a la orilla de la página y se da cuenta

nos damos cuenta

que el mundo siempre tiene un límite por eso como no estoy de humor para escribir poemas me pongo a transcribir uno de Parra otro de Lizalde me entretengo cambiando comas desgastando los versos más bellos escribiéndolos una y otra vez los vecinos escuchan a Paz Espinoza

digo

y la canción también la transcribo pero me entra el hastío y ese sentimiento que he llamado la deshora mejor dibujo un hombre de palitos

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en la puerta de mi casa y la palabra PĂĄgina en el centro de su pecho salgo el mundo nunca habĂ­a estado tan vacĂ­o.

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De por qué las mujeres nos prefieren poetas no soy un poeta mal parecido mi nombre tampoco es el más feo pude haberme llamado por ejemplo: Anivdelarev o Benito u Octavio pero no no soy un poeta con el pene muy grande calzo del 26 y mis años todavía son menos que el dinero que guardo en la bolsa me alcanza al menos para invitarte a un cigarro a una Coca Cola de lata a caminar e intentar que pase algo

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por ejemplo: que mi mano derecha salga de mi control y ruin y descarada te agarre las pompas mientras yo veo las palomas y pienso lo bonito lo realmente bello que es el parque “no te enfades” te diría “realmente aunque no quería tocarlas me gustó tienes unas bonitas nalgas” porque tampoco soy un poeta con los gustos más exquisitos me gusta leer la nota roja del periódico cantar en la regadera y picarme la nariz a solas

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como puedes ver de poeta no tengo nada pero podrĂ­a tener al menos esta noche con quien compartir la Ăşltima lata de atĂşn que guardo en la despensa.

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Yo no tengo equipo de futbol quizás por eso yo no grito ¡gol! Los domingos quizás por eso me gustan las mujeres pero del vientre para adentro quizás por eso he dejado los dos últimos trabajos que he tenido he bebido antes del medio tiempo del medio día y después de media botella he orinado más esquinas que escusados quizás por eso me molestan los poetas con chaqueta los seudointelectuales con espíritu de carniceros los perezosos que vierten su tedio en tazas de té los contraculturales con mechones largos los hacedores de festivales los antologadores que te citan en Starbucks 55


quizás por eso me he leído todas las etiquetas de champú que he comprado todos los cuadernos de instrucciones desde el de Cortázar hasta el de Walkman Sony quizás por eso porque escribo para leer algo realmente mío aunque lo único mío verdaderamente es lo que he perdido eso que nunca va a dejarme con las manos vacías quizás por eso exprimo todas las tardes mi alma percudida bajo el sol de las seis y mi siesta son dos espesos ojos que se miran uno al otro quizás por eso hoy amanecí con el orín adentro con todas mis tripas adentro

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con todo lo mío en su lugar y no desparramado en una calle vacía quizás por eso digo a mí nunca me ha gustado el futbol las mujeres cerradas y sí mucho el aliento de las botellas las novias que te hablan desnudas a deshoras las caminatas nocturnas e ir en los buses mirando para afuera quizás por eso estoy solo y no a solas que no es lo mismo quizás por eso me he ido a tantos lados y en todos me he quedado quizás por eso hoy no encuentro las llaves de mi casa y estoy aquí afuera, tocando la puerta esperando que el yo que estuvo aquí venga a abrirme quizás por eso. 57


Para Agustín Mi padre es un hombre flaco tenue línea de arena frágil lo veo con hambre de espuma, de sal esperando el mar de la tristeza que de vez en vez revuelca sus ojos en eso nos parecemos mi padre me pide un abrazo cada vez que salgo de casa y me aprieta la espalda pero como si fueran los ojos siento ganas de ser río y caminar con pasos de agua hacia el mar del pecho de mi padre tan amanerado como yo salió él hijo de su hijo padre de la semilla que fui y que le salió árbol malo para los columpios lo he visto llorar algunas veces él nunca quiso darme explicaciones 58


pero me pedía perdón y yo lo perdonaba y era como inyectarme olas en mis ojos olas que me hinchaban el pecho y le decía: “algo papá, algo me aprieta la barriga” y lloraba más por eso nunca he vuelto a decirle aunque mi barriga esté por tronar de hambre

de sed o de tristeza nada

mi padre me mintió cuando quiso hacerme creer que mi primer amor me amaba que no era un niño feo me mintió cuando dijo al verme torturando hormigas que un día diosito me iba a castigar y no es cierto, papá me castigué yo solo

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condenándome a este rincón donde bebo y me lleno de ruidos las dos orejas tan parecidas a las tuyas donde oigo todavía tus pasos y me escondo para que no veas que no me abrigué bien para salir del vientre y que de catarros tengo lleno el pecho para que no veas que nunca logré ser bueno para el futbol para el trompo

para las canicas

que dejé de ir a morderme las uñas cada domingo al templo y que ahora, pa sé que el poeta eres tú que nunca necesitaste la letra que de escribir no te acuerdas y sin embargo tus ojos son dos botes donde viaja la tristeza que tus manos están mejor cosidas que las mías

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que tú todavía estás de pie como un árbol viejo mientras yo me derrito como una veladora de esas que les enciendes a tus santos y que a los tres días despide un humo negro ojalá bebieras una cerveza cuando menos para poderte invitar a un trago y que pudiéramos los dos soltar el mar para que se fuera a beber también un poco de agua dulce pero no tu tristeza es más valiente que la mía y se aguanta

como los hombres.

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Yo no quiero afectar a las nuevas generaciones como un virus o una receta médica para curar la gripa yo no quiero estar solo porque me gusta la compañía y solas sólo las mujeres ni quiero la orilla la última hoja del calendario no quiero marcar con una equis los días que no me duelen porque lo que me duele de veras me duele y los doscientos gramos de jabón en polvo me duelen como un hueso quebrado o: la pantaleta de mi novia colgada en otro tendedero me duele

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poquito ya tú verá cómo no (que diría el Dady Yanky) pero me duele y lloro.

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Escribo porque mi tiempo no sabe andar libre en los lugares públicos porque dice la gente que lo único que sé hacer es eso no sé si es una ofensa o un halago escribo porque remendar me da pavor y arar la tierra me aterra escribo porque las palabras son mi sostén y mi par de tetas escribo cuando y donde se puede porque escribo siempre sin cuidarme de mí mismo que soy mi peor y único enemigo sin precaución escribo no miro a ambos lados de la página antes de atravesar su transitada calle sin semáforos sin cinturón escribo

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aunque escribiendo se me haya caído el pantalón un par de veces sin paracaídas sin tierra firme sin esperanza escribo porque quien canta no busca alas ni pájaros ni huracanes así escribo sin fiebres ni sala de espera mi palabra

ésta

afilada es una inyección de aire que viene a estrellarse contra mis duras nalgas.

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Vivo rodeado de libros los hay por todas partes lo que no significa que sean buenos o que

finalmente

tengan alguna utilidad para mí o los otros más bien podría decirse que vivo rodeado de papeles que en mi casa huele a árbol o que mi habitación es un cementerio la última morada de un bosque intento explicar que me siento solo que los libros comienzan a caer de los estantes quiero decir que no los entiendo que hasta ahora no he podido entender una sola palabra los árboles al menos sirven para columpiarse los libros no.

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Residencia en la web



Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lรกgrimas sucias. Pablo Neruda



Residencia en la web o poética de un Neruda hipermoderno sucede que

me canso de ser hombre yo también

sucede que de alguna manera no quepo en 140 letras y silencios en el mundo dactilar en las manos que amasan el espejo yo también recorro Oxxos y jardines y me sumerjo en el Facebook y en los parques sucede que este narciso fuma delicados con filtro y se bebe un café en Starbucks ya nadie

casi nadie

cuelga ropa bajo el sol el sol es un pescado encerrado en las secadoras sucede que los cines ya son más reales que nosotros que el olor de los Mc Donalds me hace llorar a gritos 71


yo también me canso de blandir la frente sucede que mi camisa ya no llora que no he aprendido a arar la tierra sucede que el comunismo es una estafa que el neoliberalismo no libera yo paseo con calma con mi laptop como un pan al hombro paseo con sed, con furia, con cuatro ojos sin un rincón donde conectar mi alma no hay dios inalámbrico ni ascensores ni enlace directo al cementerio no hay paraguas para mojar la lluvia yo también quiero un descanso de piedra pero aquí ya sembraron cables en las rocas por eso el día lunes arde como luz eléctrica y yo también me canso de ser hombre por eso le doy refresh a mi ventana y escape y nada 72


Poética del videojugador por más que trato no puedo me siento sobre el sillón y enciendo la página como una pantalla fría y descarnada la escritura es un juego un exorcismo lúdico para sanar ese virus inasible que es el alma a veces

la vida se queda sin hojas en blanco

y no encontramos el control remoto

la combinación de botones

para ese combo que nos despierta con una

erección matutina para qué pararse si no hay dónde meter la cabeza una plaza con wi-fi

un estornudo que nos reseteé

el app para el fin del mundo para qué despertar si nunca sabremos el ingrediente secreto del hambre que nos zampamos a diario 73


el día

la hora exacta del doomsday

nunca nos alcanzará la quincena para comprarnos todas las horas muertas para

descongelarnos

la

sangre

en ningún

microondas a la chingada el poema

digo

y me pongo a teclear como un loco su arquitectura de bits y versos binarios mejor encomendarnos a Mario Bros a su heroica forma de destapar la cañería voy a destruir el circuito vertebral de mi alma y pegaré de gritos si alguien trata de detener mi manera de desangrar el espectro de colores de mi alta definición yo no soy nadie si no aparezco en Google se me puede encontrar en un par de videos del Youtube siempre despeinado y pixeleado

-así se ven las cosas cuando uno anda ya

algo tomado-

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el 3D me provoca náuseas porque la realidad a veces es tan plana como la pantalla del Word o mi noviecita de la primaria soy más real cuando no existo cuando un artilugio imaginario me emboba frente al televisor para disparar a los zombis y me hace creer que la vida es una acumulación de puntos canjeables en cualquier tienda virtual por una muerte cómoda con su pertinente invitación de Facebook y miles de me gusta ensuciando con sus huellas dactilares mi cadáver frío

metálico

infértil y reciclable

la muerte también estará presente en mi funeral siempre y cuando su GPS no le falle a la hora de venir a buscar el mapa maloliente de este cuerpo que no conduce a ningún lado

ni al cielo

ni al infierno

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Virgilio debería pedirnos disculpas poetas Virgilio debería venir a enseñarnos el infierno fuera de este infierno el cielo debajo de aquel cielo lo siento

de veras

pero si la poesía no es un juego no entiendo qué hacemos disparándole a los patitos del televisor con una pistola que no contiene ni una sola bala vean

hasta el pinche perro se ríe.

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PAGE \* MERGEFORMAT

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Ni las flores del mal ni las flores del bien

Se terminó de imprimir en diciembre de 2014 en los talleres gráficos de Impresora Gospa ubicados en Jesús Romero Flores no.1063, colonia Oviedo Mota, C.P.58060 en Morelia, Michoacán, México La edición consta de 1,000 ejemplares y estuvo al cuidado del Departamento de Literatura y Fomento a la Lectura.



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