Bol58 Del Holoceno ¿al Antropoceno?

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BOLETIN DECYTI junio 2018 / N° 58

Del HOLOCENO… ¿al ANTROPOCENO? El futuro de la especie humana en nuestro planeta

Editorial ¿Estamos viviendo ya en el Antropoceno?. La incorporación de Chile a un debate mundial sobre el futuro de la especie humana en nuestro planeta. Gabriel Rodríguez Opinión El Antropoceno: pensando futuros más sustentables para Chile Manuel Tironi

Opinión ¿Cómo formular la pregunta? Hacia los límites entre Arte y Antropoceno Pedro Donoso

Opinión Antropoceno en Chile: desafíos y oportunidades Laura Gallardo

Opinión El Antropoceno y ese mar que tranquilo te baña Sergio Navarrete

© 2015 NATURE

Dirección de Energía, Ciencia y Tecnología e Innovación - Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile Director: Embajador Gabriel Rodríguez García - Huidobro Edición: Juan Pablo Vial


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EDITORIAL ¿Estamos viviendo ya en el Antropoceno? La incorporación de Chile a un debate mundial sobre el futuro de la especie humana en nuestro planeta. Embajador Gabriel Rodríguez García-Huidobro* Durante el 2017, un grupo de mujeres y hombres de ciencia, cientistas sociales, especialistas en cambio climático y conservación, así como artistas, filósofos y teólogos, decidieron elaborar un “Manifiesto sobre el Antropoceno en Chile”1. Este documento, presentado públicamente en abril de este año en el Centro de Estudios Públicos, busca traer a Chile, y a la atención de los ciudadanos, del gobierno y de las instituciones y grupos más diversos, los elementos de un debate que se está dando a nivel mundial. Este debate tendrá importantes consecuencias no solo sobre las políticas públicas e iniciativas ciudadanas de corto y mediano plazo, sino sobre nuestra forma de vivir, nuestra cultura y la visión de largo plazo que tenemos sobre nuestro planeta. Ni más ni menos, lo que está en juego es la casa donde vivimos y, a fin de cuentas, las condiciones de supervivencia de la especie humana. De acuerdo a las distinciones que hace nuestra ciencia, vivimos en la etapa final del Periodo Cuaternario, en lo que se ha llamado la Época del Holoceno (del griego “holos”, todo y “kainos”, reciente). El centro del debate que nos ocupa, busca llamar la atención, que quizás desde hace ya cientos de años, estamos pasando imperceptiblemente a una nueva Época en que la especie humana, por su presencia dominante en el planeta, está afectando de tal modo el espacio de la vida orgánica e inorgánica, que cabría hablar de un nuevo Periodo en que el futuro de la propia especie y el hábitat de la vida está cambiando de manera radical. Esta nueva fase podría denominarse el Antropoceno (del griego “antropos” hombre) por la centralidad que en ella tiene nuestra especie. Esta reflexión, no lleva solo a un mero cambio de denominación. El nombre busca apuntar a responsabilidades, cursos de acción y preocupaciones estratégicas que hoy día están subsumidas en debates de corto plazo. El debate ya ha sido tomado por medios científicos como la Revista Nature, revistas como The Econo-

mist (artículo central publicado en 2011) y múltiples debates a nivel mundial. Es este el debate internacional que queremos traer a nuestro país. Los desafíos son enormes: entender que la ciencia y la técnica no son suficientes y que se requiere transdisciplinariedad y diversidad de enfoques, dejar de pensar en el concepto de “recursos naturales” para referirse a nuestra Tierra, repensar la educación, imaginar la vida en nuestro planeta como un espacio de solidaridad que incorpora a todos los seres. Filósofos como Peter Sloterdijk y Byung-Chul Han, nos están forzando a repensar las fronteras entre la especie humana y el conjunto de la vida orgánica. Más allá de la preocupación urgente por el deterioro del medio ambiente terrestre y marino, el cambio climático, la disminución de la biodiversidad y la promoción de acuerdos internacionales y políticas públicas nacionales, debemos ver estos hechos como síntomas de un fenómeno mucho mayor. Esta nueva forma de mirar supone desafíos muy profundos. Como dice el Manifiesto: “el Antropoceno estaría definido por la irreversible alteración de condiciones biofísicas y geológicas a escala planetaria, como consecuencia de la actividad humana”, es una obligación repensar no solo nuestra relación con el medioambiente, sino nuestro lugar como especie en el planeta. En este Boletín, hemos querido publicar el Manifiesto “in extenso”, junto a columnas de quienes han liderado esta iniciativa en Chile.

la especie” humana, y nos lanza la pregunta “¿Qué podemos hacer con nosotros mismos?”. Laura Gallardo, geofísica, apunta desde su campo de especialidad, a la forma en que el Antropoceno “afecta nuestra convivencia” y a la necesidad de “necesarios cambios en comportamientos en cuanto a movilidad urbana y consumismo”. Sergio Navarrete, oceanógrafo, nos dice que “sin importar lo que hagamos, nuestros océanos ya nunca volverán a ser lo que fueron”.

El cientista social Manuel Tironi, nos llama la atención sobre el nudo del problema cuando afirma “si la acción humana posee capacidades geológicas, entonces se desdibuja la diferencia esencial entre mundo natural – esa realidad positiva que existe objetivamente “allá afuera”, independiente de toda injerencia humana - y el mundo social que depende de los vaivenes de la subjetividad, la política y las percepciones”. Un artista, Pedro Donoso, nos alerta que esta es una amenaza “que es una función íntima de

Podemos mirar estas reflexiones con un ánimo catastrofista y apocalíptico, como muchos ambientalistas miran hoy día esa parte del problema. La reflexión del Antropoceno, centrada en la pregunta sobre el ser humano, es finalmente esperanzadora y positiva. Es una llamado a “apostar por otros imaginarios y alternativas”. El Manifiesto no es para “sollozar por lo destruido, o para empantanarnos en la melancolía: es para CREAR y para hacerlo YA”.

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Esta es una iniciativa del Grupo de Estudios Críticos del Antropoceno, originado en Chile y que trabaja conectado internacionalmente al Grupo de Trabajo ANTROPOCENO (AWG por sus siglas en inglés). * Embajador Gabriel Rodríguez García-Huidobro, Director Dirección de Energía, Ciencia y Tecnología e Innovación del Ministerio de Relaciones Exteriores. Es Ingeniero Civil de la Universidad Católica de Chile, con estudios de Licenciatura en Filosofía en la misma universidad y cursos de postgrado en economía en la Universidad de Oxford, St. Anthony´s College, Gran Bretaña. Desde 1999, como Director del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, el Embajador Rodríguez ha estado a cargo de las negociaciones internacionales en energía, ciencia, tecnología, y capital humano, así como responsable de la internacionalización de programas nacionales en las áreas de innovación, investigación y desarrollo (I+I+D). Se desempeña también como miembro del Consejo de Innovación para el Desarrollo (CNID), Secretario Ejecutivo del Plan Chile-California, una iniciativa lanzada en 2008 por el gobierno para desarrollar una relación bilateral estratégica y como coordinador en Chile del Plan Chile-Massachusetts. Desde el año 2009, el Embajador Rodríguez ha estado a cargo de las negociaciones internacionales para la instalación y operación en Chile de los telescopios ópticos y radioastronómicos de última generación. Entre ellos el GMT, LSST, E-ELT, TAO, CCAT y ALMA.

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OPINIÓN El Antropoceno: pensando futuros más sustentables para Chile Dr. Manuel Tironi* El Antropoceno es el término propuesto para nombrar una nueva época geológica: aquella que vendría después del Holoceno y que estaría marcada por la irreversible alteración de condiciones y procesos biofísicos fruto de la actividad humana. Entre estas alteraciones se incluye la extinción de especies, los cambios en la composición química de la atmósfera, los océanos y los suelos, el agotamiento de los combustibles fósiles y la liberación de óxidos de azufre y nitrógeno a la atmósfera, así como el impacto de los gases de efecto invernadero en diversos ecosistemas por efecto de una variedad de procesos antropogénicos, incluyendo la colonización, la agricultura, la industrialización y la urbanización. A diferencia de conceptos como cambio climático o crisis ecológica, el Antropoceno indica una disrupción a escala del sistema terrestre, es decir a nivel del planeta completo y de los tiempos profundos de su desarrollo geológico1. Aunque aún no ha sido formalizado por la Comisión Internacional de Estratigrafía, el Antropoceno –literalmente “la era del hombre”—ha detonado un intenso debate dentro de las ciencias sociales y las humanidades al menos por tres razones. Primero, porque problematiza la distinción entre naturaleza y sociedad sobre la que des-

cansa el pensamiento occidental: si la acción humana posee capacidades geológicas, entonces se desdibuja la diferencia esencial entre el mundo natural –esa realidad positiva que existe objetivamente “allá afuera”, independiente de toda injerencia humana—y el mundo social que depende de los vaivenes de la subjetividad, la política y las “percepciones”. El Antropoceno nos muestra que naturaleza y cultura, geología y sociedad ya no pueden ni deben pensarse por separado. Segundo, el Antropoceno ha puesto en cuestión la idea de un “hombre” genérico y global, el Antropos detrás de las transformaciones al sistema terrestre. Puesto de otra manera, en el desarrollo del industrialismo, la sociedad de consumo y el extractivismo –fenómenos a la base del Antropoceno—hay grupos, ideologías e instituciones específicas, y una particular geografía de ganadores y perdedores que debe ser reconocida. Por último, el Antropoceno también nos invita a reconocer que la vida humana depende de procesos atmosféricos, geológicos y biológicos que pueden ser intervenidos, irritados e incluso irremediablemente transformados por nuestra acción, pero que existen con absoluta independencia de nuestra existencia y capacidad de control. Es decir, el Antropoceno nos

invita a vernos como seres que no vivimos sobre la Tierra, sino que con, en y gracias a ella. El Antropoceno, en definitiva, es una oportunidad para pensar futuros más sustentables para Chile, entendiendo “sustentabilidad” ya no como un conjunto de intervenciones discretas sino como una reformulación profunda de las categorías científicas, culturales y políticas con las que establecemos nuestra relación con la Tierra.

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Para más información sobre la discusión científica en torno al Antropceno, revisar el Grupo de Trabajo del Antropoceno de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario (http://quaternary.stratigraphy.org/workinggroups/anthropocene/) y los reportes aparecidos en Science (http://science.sciencemag.org/ content/351/6269/aad2622) y Nature (http://www.nature.com/nature/journal/v519/n7542/full/nature14258.html).

Antonin Malchiodi (antoninmalchiodi.fr)

* Manuel Tironi, Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, MSc en Planificación Urbana en Cornell University y Doctor en Urbanismo por la Universitat Politècnica de Catalunya—BarcelonaTech. Es profesor asociado del Instituto de Sociología UC, donde coordina el grupo Estudios Críticos del Antropoceno. Sus áreas de investigación son la sociología del medioambiente, la ecología política y los estudios sociales de la ciencia y tecnología. Ha sido profesor visitante en Goldsmiths, University of London y en University of Warwick.

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¿Cómo formular la pregunta? Hacia los límites entre Arte y Antropoceno Pedro Donoso* Podemos partir por una pregunta que no vamos a responder. No es una estratagema, ni se trata de esconder información. En realidad, plantearla obliga a resignarse a lo contradictorio porque, pese a estar asistidos de la mejor de las intenciones, es imposible arribar a una respuesta concluyente. En su urgencia, nos toca iniciar un ensayo tentativo que se acerca a los límites de nuestra incapacidad esencial para resolver lo que somos capaces de plantearnos.

Antonin Malchiodi (antoninmalchiodi.fr)

Esta pregunta límite se levanta ante una situación esencial. Todo indica indica que vivimos en una situación sumamente riesgosa. Hemos llamado Antropoceno a esta era geológica desencadenada por los excedentes incalculables de nuestra cultura material. Si hemos de creer toda la información reunida, nos acercamos a una situación que se asoma a la catástrofe como efecto permanente. La forma de llegar hasta este punto puede ser achacada a distintos motivos de origen antrópico, aunque no hay un acuerdo sobre el período que marca el inicio de esta mutación profunda del planeta; tan profunda que la propia composi-

ción estratigráfica ha resultado modificada. Existen distintas fechas para declarar esta situación de riesgo sostenido cuyos efectos son hoy más apremiantes que nunca. De acuerdo con el International Anthropocene Working Group, un conjunto conformado por una treintena de geólogos, climatólogos, arqueólogos y otros investigadores, se consideran distintos eventos puntuales de la historia. Algunos científicos hablan de un inicio temprano del Antropoceno, hace 7000 años, cuando la humanidad comenzó a convertir los bosques en pastos y tierras de cultivo de manera extensiva, provocando tal vez la primera elevación del dióxido de carbono (CO2). Otros investigadores consideraran el año 1610, cuando el polen del Nuevo Mundo aparece en Europa como la fecha decisiva. Como es lógico, una parte importante de la investigación señalan al siglo XIX, cuando se inicia la Revolución Industrial. Pero la gran mayoría de los votos apuntan a la llamada Gran Aceleración: cuando se inicia la era nuclear y el consumo masivo de petróleo hacia 1950.

entenderemos que lo que ahora vemos como una amenaza es, en realidad, una función íntima de la especie. Cuando entendamos que el Antropoceno, esa edad geológica recientemente nombrada en un paper a comienzos del siglo XXI es, tal vez, nuestra forma más íntima, más humana de ser y habitar nuestra realidad.

Sin embargo, la datación puede ser más esencialista y considerar la propia aparición de nuestra especie, hace aproximadamente 200.000 años atrás, como el punto de origen de nuestro destino ambiental. Eso equivaldría a aceptar la fatalidad que conlleva el antagonismo insuperable entre naturaleza y cultura. La aparición de nuestra especie con sus herramientas y desplazamientos entraña necesariamente la modificación sustantiva del mundo circundante. Si a eso sumamos el crecimiento exponencial de la población y, como consecuencia, la sumatoria desbordante de sus acciones, asistimos a una acumulación de efectos superpuestos completamente desbordada. Solo cuando entendamos la condición incontrolable de esta gigantesca aceleración de consecuencias,

Y ahora planteamos la pregunta como una forma de imposibilidad ante la alteración irremediable, ante el cambio irreversible, ante la mutación material profunda que le hemos impuesto a los elementos que viven con nosotros aquí: ¿qué podemos hacer con nosotros mismos? La gran inquietud del Antropoceno es, ante todo, la inquietud por el anthropos, por el hombre genérico que aplasta la naturaleza. De alguna manera, las artes visuales han confraternizado en forma temprana con las inquietudes planteadas por la comunidad científica ante el Antropoceno porque tanto arte y ciencia se enfrentan a desentrañar la forma que toma la presencia humana en este mundo. Un importante número de artistas y teóricos se han atrevido así a levantar la mano sin saber bien cómo responder a la pregunta ¿qué podemos hacer con nosotros mismos? Justamente, el Antropoceno confraterniza con las prácticas artísticas, en la medida que comparten una incertidumbre esencial: preguntarse por la esencia del quehacer humano sin saber cómo llegar a una respuesta.

* Pedro Donoso, Master en Literatura Comparada en la Universidad de Cambridge (1998), trabaja como editor, traductor y curador en proyectos de artes visuales, entre los que destacan “Of Bridges & Borders” (PcdV, 2013); “Proyecciones: Gordon Matta-Clark” (MNBA, 2013); “Movimientos de tierrra: Arte y naturaleza” (MNBA, 2017); “Temblor: 13ª Bienal de Artes Mediales” (MNBA, 2017). Profesor en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Alberto Hurtado desde 2013, ha contribuido en diversas revistas y publicaciones. En 2015 edita el libro “Gordon Matta-Clark: Experience Becomes de Object” (Ed. Polígrafa). Actualmente trabaja en la preparación de un ciclo expositivo sobre Arte y Espacio Público en el Centex (Valparaíso) y prepara un libro sobre Arte y Naturaleza.

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OPINIÓN Antropoceno en Chile: desafíos y oportunidades* Dra. Laura Gallardo** Se podría decir que el advenimiento del Antropoceno, la era actual según la propuesta original de Crutzen y Stoermer (2000), ya alteró significativamente el desarrollo de Chile desde el siglo XIX. En efecto, la introducción de la máquina de vapor y el uso de energía fósil (carbón) permitió la síntesis de amonio a través del proceso de Haber-Bosch y esto, a su vez, interrumpió el desarrollo económico de Chile en base al salitre. En efecto, desde la Revolución Industrial, el progreso de la humanidad ha ocurrido a un paso tan acelerado y tan asociado al consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y derivados) que hoy constituimos un agente comparable a las fuerzas geológicas que determinan el clima natural.

Otra oportunidad se refiere a la “ciudadanización” de nuestra política a través de una gobernanza más participativa e inclusiva, lo que es afín a los necesarios cambios en comportamientos en cuanto a movilidad urbana, consumismo y convivencia. La inclusión de miradas es imprescindible para encontrar y forjar nuevos paradigmas de entendimiento y acción, por ejemplo, a través de enriquecer los diálogos con voces de mujeres, pueblos originarios y, en general, de quienes han estado excluidos de la toma de decisiones. Chile es un país rico en diversidad, inteligencia y territorios y debemos ser capaces de asir las oportunidades que eso conlleva para un futuro sostenible y feliz.

* Como Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, hemos estado trabajando en torno a los desafíos y oportunidades del Antropoceno en Chile y esto se encuentra en proceso de publicación en https://collections.elementascience.org/regionalmanifestations-of-the-anthropocene-the-case-ofchile/. ** Laura Gallardo, Directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2. Profesora Asociada del Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile (lgallard@u.uchile.cl)

© El País

En el siglo XXI, el desarrollo de chilenos y chilenas y de la humanidad puede estar nuevamente en riesgo. Esta vez, parte de las amenazas emergen de la variabilidad climática de origen natural y antrópica (cambio climático) para una sociedad cruzada por la inequidad y la vulnerabilidad ante dichos cambios. Pero también a partir de los numerosos y simultáneos cambios que afectan al sistema planetario. A saber, la perturbación antrópica de: los ciclos biogeoquímicos (carbono, azufre, nitrógeno, fósforo, etc.); integridad de la biósfera (diversidad funcional y genética); océanos, etc., sobrepasando o en riesgo de sobrepasar límites planetarios para la sostenibilidad. Todo esto afecta nuestra convivencia en la medida que nuestras instituciones se ven sobrepasadas por los ritmos acelerados y la magnitud de los desafíos.

Más allá del nombre o el establecimiento de una convención para marcar el inicio del Antropoceno, lo que resulta cuestionado es nuestra manera de convivencia en este planeta azul del sistema solar o diciéndolo de otro modo, nuestros caminos de “progreso” y “desarrollo”. Para un país atravesado de inequidades, contestar estas preguntas es vital y puede constituir una fuente de nuevas oportunidades. Entre las oportunidades, se destaca el cambio de nuestra matriz energética hacia una basada en energías renovables no convencionales (solar, geotérmica, eólica, mareomotriz, etc.) lo que, además de bajar nuestra huella de carbono, logra, por un lado, hacernos energéticamente más independientes y, por otro, mejorar el aire de nuestras ciudades.

Los isótopos radiactivos depositados en todo el globo tras los ensayos con armas nucleares marcan la entrada en el Antropoceno

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OPINIÓN El Antropoceno y ese mar que tranquilo te baña Dr. Sergio Navarrete* Cuando hace más de 160 años Eusebio Lillo escribió esos versos destinados a capturar la esencia de las entidades imperecederas en la naciente Patria, ‘ese mar que tranquilo te baña’ y que ‘te promete futuro esplendor’, seguramente nunca imaginó que sería nuestro propio actuar, como seres ‘libres’, junto al resto de la humanidad, lo que pondría en jaque ese futuro esplendor. El proceso de cambio hacia una nueva era geológica en la historia del planeta ya se había iniciado. Pero la imposibilidad de poder ver y sentir lo que pasa bajo las aguas de los océanos nos llevó a sostener, testarudamente, hasta principios de los años 90, que nuestro mar era una ‘fuente inagotable de recursos’. La materialidad del Antropoceno no solamente derriba esta ilusión, sino que instala una nueva y perturbadora concepción de nuestro dominio y a la vez nuestras limitaciones sobre la vida en el planeta. Esto es que, sin importar lo que hagamos, nuestro océano ya nunca volverá a ser aquel que inspiró a Eusebio Lillo,

o incluso aquel que inspiró tantos poemas de nuestro Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, hace sólo unas décadas. Ya hemos transformado los ecosistemas marinos de manera directa y a la vez de manera global, de un modo tan profundo, que las reglas del juego de la vida y las fuerzas de la selección natural en los océanos han cambiado y muchos de sus atributos no se pueden recuperar. Aún y cuando lográramos grandes acuerdos nacionales y globales para desandar lo andado con nuestro modelo extractivo de ‘desarrollo’, el océano del Antropoceno no será el mismo al del Holoceno. Al mismo tiempo, el Antropoceno impone la realidad de nuestro dominio; el que somos capaces de transformar las reglas que gobiernan la naturaleza y de modificar profundamente los ecosistemas que soportan la vida misma en la tierra y los océanos, incluyendo nuestra propia existencia. El Nuevo Pacto al que invita el Manifiesto Antropoceno no es para volver a las aguas

cristalinas de los fiordos patagónicos sobre las que navegó Charles Darwin. Ya no. Tampoco es un manifiesto nacido desde el altruismo, el ecologismo o la piedad por los seres vivos de nuestras montañas y mares. De alguna manera más bien nace desde el egoísmo del ser humano. El egoísmo de reconocer que nuestra propia forma de vida en este planeta, ya transformado por nosotros, depende de nuestras acciones sobre sus ecosistemas. El Antropoceno por eso invita a repensar la manera de relacionarnos entre nosotros para poder reformular la manera de relacionarnos con nuestro ambiente. Invita a mirar sustentabilidad como hito de desarrollo, y a crecimiento económico como un mero vehículo. Invita a pensar en la felicidad del yo de una manera diferente, de una manera en que la promesa de futuro esplendor de ese mar que nos baña puede ser más que sólo las palabras del himno nacional.

* Pedro Navarrete, Director, Estación Costera de Investigaciones Marinas de Las Cruces y Director Científico Laboratorio Internacional en cambio Global (LINCGlobal)

La brillante explicación del historiador David Christian sobre cómo fue el origen La brillante explicación del historiador David Christian sobre cómo fue el origen del del Universo y cómo evolucionó el ser humano hasta hoy en el ANTROPOCENO Universo y cómo evolucionó el ser humano hasta hoy

El Universo, tal y como lo concebimos, empezó hace 13 mil 800 millones de años, con el Big Bang. Muchos aprendimos en la escuela qué fue lo que pasó después, pero no necesariamente entendimos bien cómo fue la sucesión de eventos que nos condujo hasta este preciso momento. Esta animación, narrada por el célebre historiador de la Universidad de Oxford David Christian, no solo resume en pocos minutos la historia del universo como nunca antes la habías escuchado, sino que además explica por qué nos encontramos ahora en un momento decisivo. Según Christian el ser humano se enfrenta al mayor desafío en los cuatro mil millones de años que tiene la vida en la Tierra. El video está disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=K1yGOewtx5M

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Léxico del Antropoceno* Para entender el debate sobre el Antropoceno, no basta con conocer este vocablo acuñado por el biólogo estadounidense Eugene F. Stoermer en el decenio de 1980 y popularizado por el meteorólogo holandés Paul Crutzen a principios del milenio. Es imprescindible también conocer el significado de algunos términos técnicos conexos que presentamos a continuación. Biocapacidad: El ingeniero suizo Mathis Wackernagel y el ecologista canadiense William Rees acuñaron este concepto en el decenio de 1990. Sus investigaciones sobre la capacidad biológica que una determinada actividad humana exige del planeta desembocaron en la definición de dos indicadores: la biocapacidad y la huella ecológica (véase más abajo). Estos indicadores son calculados y perfeccionados por la ONG Global Footprint Network (Red de la Huella Ecológica Mundial), que ha definido el primero de ellos como “la capacidad de los ecosistemas para suministrar materias biológicas útiles y asimilar los desechos que los seres humanos han generado con el uso de las modalidades de gestión y tecnologías de extracción existentes”.

Capitaloceno: Término inventado por el historiador estadounidense Jason Moore, que lo considera preferible al vocablo Antropoceno. En su opinión, la crisis ecológica global provocada por el capitalismo está desembocando en un cambio de la época geológica. Por su parte, el historiador francés Christophe Bonneuil propone el término alternativo de Occidentaloceno por considerar que la responsabilidad del cambio climático no recae sobre los países pobres del mundo, sino sobre los países ricos industrializados. Época geológica: La escala temporal geológica se divide en diversas unidades temporales: eón, era, periodo, época y edad. Para ser reconocida como tal unidad, cada una de esas subdivisiones debe poseer condiciones paleo-

climáticas (características climáticas), paleontológicas (tipos de fósiles) o sedimentológicas (estratos procedentes de la erosión de seres vivos, suelos, rocas, aluviones, etc.) que sean similares y homogéneas. Las normas mundiales relativas a la escala temporal geológica son establecidas por la Comisión Internacional de Estratigrafía y la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (UICG). Hoy en día nos hallamos todavía oficialmente en el Holoceno, asociado a la sedentarización de la humanidad y la implantación de la agricultura. Si se reúnen todas las condiciones antedichas, que hemos entrado en un nuevo periodo geológico: el Antropoceno. (continúa en página siguiente)

* Fuente: El Correo de la UNESCO • abril-junio 2018

Fuente: “Involve social scientists in defining the Anthropocene”, Nature 540,192–193 (2016). https://www.nature.com/news/involve-social-scientists-in-defining-the -anthropocene-1.21090

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Léxico del Antropoceno (continuación) Esferas: Según el científico ruso Vladimir dense Will Steffen ha denominado a este fenó- Planeta (unidad de medida): La huella Vernadsky, especialista en mineralogía que inventó la noción de biosfera en 1926, la Tierra es una superposición de cinco esferas integradas: la litosfera (manto terrestre rígido de la superficie del planeta); la biosfera (conjunto de todos los seres vivos); la atmósfera (envoltura gaseosa constitutiva del aire); la tecnosfera (parte de la naturaleza afectada por la actividad humana); y la noosfera (conjunto de los seres vivos dotados de inteligencia). Otros autores añadieron posteriormente a la lista los términos de hidrosfera (conjunto de las aguas del planeta) y criosfera (conjunto de los hielos). Gran aceleración: Los científicos admiten en general que la alteración sufrida por los ecosistemas terrestres a partir de 1950 ha sido la más profunda y rápida de la historia de la humanidad, debido a estos factores: aumento sin precedentes del consumo de masa (en los países de la OCDE); crecimiento demográfico galopante; desarrollo económico; y urbanización de las poblaciones. El químico estadouni-

meno “la gran aceleración”.

Gran divergencia: Acuñada por el historiador estadounidense Kenneth Pomeranz, la expresión “gran divergencia” designa el despegue industrial que separó a Europa de China a partir del siglo XIX. Según este historiador, la conquista de América y el desigual reparto geográfico de los recursos de carbón en el mundo fueron los dos factores que imprimieron un impulso definitivo a la economía europea. Huella Ecológica: Según la ONG Global Footprint Network (Red de la Huella Ecológica Mundial), esta expresión designa “las superficies biológicamente productivas de tierra y agua necesarias para producir los recursos consumidos por una persona, una población o una actividad humana y para absorber los desechos que éstas generan, teniendo en cuenta las técnicas y los modos de gestión vigentes”.

ecológica tiene “un equivalente planeta”, es decir, que puede expresarse en el número de planetas necesarios para satisfacer las necesidades de la humanidad en un determinado periodo. Para calcular la huella ecológica de un país, medimos el número de planetas que serían necesarios a la población mundial, si ésta consumiera tanto como la población de ese país. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), “la humanidad consume cada año el equivalente de 1,7 planetas para satisfacer sus necesidades”. Sexta gran extinción: Se denomina “gran extinción” a un acontecimiento planetario relativamente breve en la escala temporal geológica (unos pocos millones de años), durante el cual un 75% por lo menos de las especies animales y vegetales desaparecieron de la faz de la tierra y de los océanos. De las cinco grandes extinciones habidas hasta ahora, la más conocida es la ocurrida unos 66 millones de años atrás, a finales del Cretácico y principios del Terciario, cuando desaparecieron los dinosaurios. El biólogo estadounidense Paul Ehrlich estima que ha comenzado la sexta gran extinción, aunque por ahora el número de especies afectadas es muy inferior al de los tiempos pasados. No obstante, entre 1900 y 2015 han disminuido en un 80% las áreas de distribución geográfica del 40% de los mamíferos del planeta.

Antonin Malchiodi (antoninmalchiodi.fr)

Tecnodiversidad: La palabra biodiversidad designa la diversidad de los ecosistemas, las especies y los genes, así como la interacción entre estos tres niveles, en un determinado medio. Por analogía, el término tecnodiversidad designa la diversidad de objetos tecnológicos y materiales utilizados para su fabricación. Tecnofósiles: Los fósiles son vestigios mineralizados de seres vivos de épocas pretéritas. Por analogía, se designa con el nombre de tecnofósiles a los vestigios de objetos tecnológicos. Tecnosfera: Por tecnosfera se entiende la parte física del medio ambiente que sufre modificaciones originadas por el ser humano. Es un sistema conexo a escala mundial que engloba personas, animales domésticos, tierras cultivadas, máquinas, ciudades, fábricas, carreteras, redes ferroviarias y de transportes, aeropuertos, etc.

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Manifiesto Antropoceno en Chile Hacia un nuevo Pacto de Convivencia

LAS CRUCES, ABRIL 2017 W W W. A N T R O P O C E N O. C O

MANIFIESTO ANTROPOCENO EN CHILE

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Contenido

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Desafíos actuales, futuros posibles.

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Vivir juntos: Principios para un Pacto de Convivencia

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Interdependencia

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Diversidad

5

Acción situada

5

Creatividad

5

Esperanza

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Con los pies en la Tierra: Algunas propuestas para pensar y vivir el Antropoceno en Chile

6

Gobernanza: re-organizar la vida colectiva

8

Aprendizaje: nuevos modos de saber

10

Transdisciplina: expandir las formas de conocer

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Espiritualidad: re-encantar el mundo

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Quiénes, dónde, porqué

MANIFIESTO ANTROPOCENO EN CHILE

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Desafíos actuales, futuros posibles.

§1 Nosotros/as, académicos/as, pensadores, activistas y profesionales chilenos/as y extranjeros/as desde el espectro amplio de las ciencias naturales y sociales, las humanidades, las artes y el mundo espiritual, hacemos un llamado a repensar, en sus fundamentos mismos, el habitar de lo humano y su lugar en la historia de nuestra Tierra. Nuestro llamado surge en respuesta al Antropoceno, término propuesto recientemente por la Subcomisión para la Estratigrafía del Cuaternario de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas para designar a la época geológica actual, la cual sucedería al Holoceno. Como su nombre señala, el Antropoceno estaría definido por la irreversible alteración de condiciones biofísicas y geológicas a escala planetaria consecuencia de la actividad humana. §2 A diferencia del cambio climático, la figura del Antropoceno indica la influencia humana a nivel planetario. Es decir, el Antropoceno señala un proceso que involucra al sistema terrestre completo y no sólo a algunos de sus componentes. De forma similar, el Antropoceno indica un proceso a la escala del tiempo profundo en la historia de la Tierra y, por tanto, más allá de transformaciones ecosistémicas puntuales. En último término, el Antropoceno indica la posible extinción de las condiciones biosféricas que posibilitan la vida humana sobre la Tierra.

§3 Dado que el cambio de las condiciones de la biósfera sería fruto del colonialismo, el capitalismo y la sociedad de consumo, que han dado a la agricultura, la industria, las ciudades un carácter insostenible, el Antropoceno ha generado un intenso debate no sólo en las ciencias de la tierra, sino también en las ciencias sociales, las humanidades y las artes. Este debate ha girado en torno a la necesidad de repensar la relación entre naturaleza y sociedad; la co-habitación entre humanos y procesos biofísicos; y el tipo de conocimientos y saberes que se requieren para entender y afrontar el cambio planetario. §4 Como concepto, el Antropoceno arriesga caer, sin embargo, en formas de antropocentrismo y biologicismo. Tomando seriamente el desafío del Antropoceno y la necesidad de generar un pacto que sea genuinamente refundacional, es que este manifiesto toma el Antropoceno como un espacio para debatir y no como una categoría científica cerrada a aceptar y, menos, a padecer. El Antropoceno, apostamos quienes firmamos este manifiesto, es un llamado a inventar nuevos futuros posibles.

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Vivir juntos: Principios para un Pacto de Convivencia

§8 Estamos convencidos de que el Antropoceno nos llama a repensar, en sus fundamentos más profundos, el sentido de la humanidad y la manera en que ésta se integra en la historia de la Tierra. Ya no bastan intervenciones puntuales, en tanto los discursos sobre la “sustentabilidad” y la “ecología” no logran responder a la escala del desafío. Nuestra convicción es que el Antropoceno requiere establecer un nuevo Pacto de Convivencia: un trato para redefinir la manera de vivir juntos, todos y todas, animales, vegetales, minerales y microrganismos en este planeta. Cinco son las convicciones fundamentales que sustentan este Pacto: INTERDEPENDENCIA §9 Llamamos a reconocer que nuestra existencia, al igual que la de todas las especies, vivas y por venir, están necesaria y vitalmente entrelazadas en relaciones de interdependencia. A pesar de la tendencia dominante en el mundo occidental a narrar lo humano como un fenómeno que ocurre sobre la naturaleza, el Antropoceno nos obliga a reconocernos como seres en ella: elementos

dependientes de la compleja y cambiante malla de fuerzas y entidades—orgánicas e inorgánicas—que constituye el sistema planetario. El Antropoceno nos invita a problematizar la épica de la autonomía, reconociendo con humildad que nuestra existencia es un precario logro ecológico. DIVERSIDAD §10 El Antropoceno nos llama a reconocer el valor intrínseco y no instrumental de la inmensa variedad de formas de vida, y nos invita a cultivar un respeto profundo por la diversidad de especies con las que compartimos nuestro sistema planetario así como por la multiplicidad de formas de vivir y pensar que florecen en todo el espectro cromático de clases, géneros y etnias. Pensar desde el Antropoceno requiere celebrar la heterogeneidad de saberes, identidades y conocimientos. Por lo mismo, los desafíos del Antropoceno exceden con creces a las capacidades de la ciencia y la técnica, reclamándonos el reconocimiento de la diversidad de aspectos éticos, políticos, sociales, ecológicos, culturales y espirituales en la situación que enfrenta el planeta.

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ACCIÓN SITUADA §11 Estamos convencidos de que aun cuando el Antropoceno es un fenómeno planetario, su manifestación es siempre local: debemos pensar y actuar en base y junto a las comunidades, ecosistemas e instituciones particulares que viven y sufren en el Antropoceno. Si el Antropoceno vuelve imposible trazar el límite que separa a la historia de la Tierra y de la historia de la humanidad, la configuración en Chile de esta nueva época es inseparable de nuestra particular historia política, geológica, ecológica y cultural. El Antropoceno nos obliga a pensar desde acá, de hecho desde la especificidad de lo regional y local, y no desde la abstracción de un planeta y un “hombre” genérico. CREATIVIDAD §12 El Antropoceno nos obliga a salirnos de las soluciones (y las preguntas) que usualmente han guiado nuestra práctica política, cultural y científica. No se trata de mejorar nuestra capacidad de análisis, sino de replantearnos la manera de conocer que hemos naturalizado en occidente. Se trata de

atrevernos a explorar, experimentar y especular de manera creativa y colaborativa. El Antropoceno nos empuja a revisar nuestra demarcación entre conocimientos válidos e ilegítimos, expertos y legos. Nos invita a cultivar una humildad profunda y una apertura cuidadosa y constructiva frente a múltiples sensibilidades, prácticas y saberes que han sido eclipsadas en nuestra lógica tecnocrática. ESPERANZA §13 No son tiempos para desertar. El Antropoceno es un llamado a la reflexión y a la transformación, no a caer en una apatía distópica. Mientras un número importante de las narrativas sobre la crisis ecológica y el cambio climático orbitan sobre el pesimismo y el catastrofismo, nosotros apostamos por otros imaginarios y alternativas. Apostamos por la capacidad de los cambios planetarios para crear nuevas relaciones y posibilidades, para abrir horizontes de acción más integrales, para cuajar nuevas instituciones políticas y sociales, para refundar la práctica científica y nuestro habitar cotidiano. Este manifiesto no es para sollozar por lo destruido o para empantanarnos en la melancolía: es para CREAR, y para hacerlo YA.

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GOBERNANZA: RE-ORGANIZAR LA VIDA COLECTIVA

dación colectiva estamos llamados todos y todas, más allá de cualquier distinción de cultura, edad, género y clase.

UN NUEVO “NOSOTROS”

§16 Otra Constitución. Requerimos re-escribir las pautas de la vida en común y no de modo figurativo: necesitamos otra carta fundamental que trace los lineamientos para futuros más solidarios, que sean radicalmente sustentables. La actual no nos sirve. No está sintonizada con la urgencia de los desafíos de la época geológica que nos toca vivir. En lo fundamental, esta nueva constitución debería establecer otra definición de lo humano y los principios que rigen su convivencia, derechos y deberes.

§14 Refundar lo que nos une. Si el Antropoceno nos obliga a pensar quiénes somos y cómo queremos vivir en y con la Tierra, entonces también desafía la solidez de nuestro arreglo democrático. El voto por sí solo ya no sirve para sostener los lazos que nos unen en un pacto social. Tenemos que crear otros espacios –deliberativos, amplios e inclusivos—para hacer florecer nuevos compromisos colectivos y nuevas definiciones de nuestra posición en y responsabilidad con el planeta. §15 Tiempos de solidaridad. Las transformaciones planetarias y la precariedad de nuestra situación exigen que el corazón de este nuevo “nosotros” sea la solidaridad: el reconocimiento de que tenemos algo en común que nutrir y defender pero que ese algo no es una idea abstracta sino el hecho de que necesariamente devenimos con múltiples seres y fuerzas a las que estamos vitalmente vinculados. Solidaridad es, para nosotros, un reconocimiento a la co-dependencia como una regla existencial. A esta refun-

BIENES COMUNES, DERECHOS DE TODAS LAS ESPECIES §17 Redefinir lo que entendemos por “bienes comunes”. Ante los cambios planetarios, la refundación del “nosotros” nos obliga a re-establecer el comunitas, lo común a todos, particularmente en lo que concierne a la naturaleza. Frente a la urgencia de reconocernos como especies interdependientes, no se puede seguir manteniendo el esquema legal que le otorga a la propiedad privada prominencia jurídica, traduciéndola como derecho ilimitado sobre seres y fuer-

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zas no-humanas sobre la Tierra. ¿De quién son las montañas, los ríos, los mares y todas las especies animales, vegetales y minerales que los animan y pueblan? §18 Cambiar drásticamente el antropocentrismo del derecho. Lo anterior significa expandir la figura del derecho a todas las especies y en múltiples tiempos y escalas espaciales. Ya no se trata sólo de reconocer que algunos animales no-humanos tienen capacidades sintientes, identitarias y cognitivas, sino más profundamente de que nuestra vida depende del enmallado que establecemos con entidades de todos los reinos. Más aún, en momentos en los que nos jugamos nuestra existencia futura sobre el planeta, la expansión de la figura del derecho también debe incluir a todos los seres, sean de la especie que sean, incluyendo a aquellos aún por venir. §19 Abandonar la figura de “recursos” naturales. Ampliar la noción de derechos en pos de reconocer la interdependencia ecológica obliga a refundar la relación entre naturaleza y desarrollo económico tal como se ha entendido en Chile. El capitalismo extractivista que ve el medio ambiente como “recursos” listos para ser explotados debe refundarse desde sus cimientos –así como el discurso

tecnopolítico que ubica la extracción de estos “recursos” como condición sine qua non para nuestro crecimiento. POLÍTICAS PÚBLICAS PARA EL ANTROPOCENO §20 Actuar ahora. No bastan los eslóganes ni las buenas intenciones. El Antropoceno nos exige transformar AHORA, a través de acciones visionarias, concretas y decididas, el modo en que organizamos nuestra vida colectiva, presente y futura. Vivimos “tiempos críticos”, no sólo en el sentido de tiempos de urgencia, sino también en la perspectiva de la estrecha ventana de tiempo que tenemos para cambiar nuestro pacto de convivencia. §21 Una nueva generación de políticas públicas y privadas. Pensar en nuevos modos de habitar en la Tierra requiere un cambio profundo en el modo en que se diseñan, ejecutan y monitorean las políticas públicas y privadas en Chile. Un primer desafío es la integralidad: dejar de diseñar políticas fragmentadas que no logran abarcar los problemas en su real complejidad. En este último punto basta pensar, por ejemplo, en la contradicción que existe en los esfuerzos por descontaminar las ciudades chilenas, por un lado, y el continuo subsidio estatal a

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combustibles fósiles por el otro. Un segundo desafío es la necesidad de sostener el diseño de políticas con la evidencia científica producida por investigadores e investigadoras a lo largo y ancho de Chile. §22 Foco en justicia socio-ambiental y adaptabilidad. El Antropoceno no se sufrirá de manera homogénea en el globo, ni dentro del país. Chile lo experimentará de manera específica y tenemos que saber cómo, dónde y por quiénes será vivido, para diseñar políticas efectivas. Por de pronto, el diseño de políticas públicas para en Antropoceno debe tomar siempre un punto de partida ecológico – es decir donde la unidad de análisis sea siempre la interdependencia entre organismos y ambiente –, así como la justicia ambiental en tanto paradigma de acción. Esto se traduce en entender los cambios planetarios como fenómenos localizados histórica y geográficamente y cuyos efectos poseen una desigual distribución. Asimismo, el diseño de políticas públicas para y en el Antropoceno debe asumir que mientras nuestra contribución nacional a los cambios planetarios podrán ser menores, éstos tendrán efectos sustanciales sobre nuestros territorios y comunidades. Esto nos obliga a colocar la adaptabilidad en el centro de nuestra acción.

APRENDIZAJE: NUEVOS MODOS DE SABER EDUCACIÓN ECOLÓGICA §23 Socializar tempranamente a niños y niñas en los desafíos planetarios. El Antropoceno involucra crear una nueva consciencia y cultura ecológica: una con nuevas definiciones de lo que es, por ejemplo, “vida”, “ser humano”, “derechos”, “comunidad”, “responsabilidad”, “conocimiento”, “historia” y “planeta”, así como una que coloque la interdependencia y la solidaridad en el corazón de la vida colectiva. Para esto la escuela es fundamental. Es ahí donde niños y niñas deben empezar a construir una nueva concepción tanto de los desafíos de la Tierra como de las posibilidades de cambio. Vivir en el Antropoceno, por tanto, implica seguir rediseñando el currículo escolar. §24 Experimentalizar la escuela. El re-diseño del currículo escolar comienza por entender que lo que se necesita no es una materia adicional o cambiar los contenidos de una clase en particular. Mucho más fundamental y urgente, lo que se necesita es trasformar todo el aparato escolar que sostiene la idea reduccionista de un “individuo” que se relaciona con un “medio”, como si fue-

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sen dos entidades separadas. Y el cambio crítico es metodológico: se debe promover un aprendizaje que no sea sobre la naturaleza sino en y con ella, “con las manos en la masa”, saliendo a terreno, conociendo en la práctica y enseñando fenómenos globales desde las particularidades ecológicas de cada región, provincia y comunidad. El foco debe estar en los procesos dinámicos y cambiantes y no en el resultado final y estático. El Antropoceno nos obliga, dicho de otra manera, a revisar el “método científico” vacío y abstracto que se nos inculca por uno que vuelve al origen experimental, situado y curioso del conocimiento científico. PARTIR DESDE ABAJO: TIEMPO GEOLÓGICO Y CONDICIONES MÍNIMAS §25 Ubicarnos en el tiempo de la Tierra. Un cambio fundamental para crear una nueva educación frente a los nuevos desafíos es entender la historia humana como parte de una historia mucho más extensa, protagonizada por otros actores, en otras locaciones y en otros tiempos geológicos. Tenemos que crear una cultura, comenzando en la escuela, que se ancle en el tiempo geológico de la Tierra: la escala de las transformaciones profundas de la Tierra, esas que sedimentaron, mucho antes de cualquier atisbo de actividad humana, las condiciones

para la vida. Una perspectiva amplia e integral sobre los procesos y condiciones que permitieron la constitución de la Tierra es un paso fundamental para formar ciudadanos y ciudadanas que se enfrenten con humildad, gratitud y visión de complejidad al pasado, presente y futuro del planeta. §26 Educación digna. Nada de lo anterior es posible si no comenzamos a reconocer y celebrar las capacidades de nuestros profesores y profesoras, investigadores e investigadoras, en todo nivel educacional y en toda disciplina. A nivel escolar, Chile debe asegurar condiciones laborales básicas a sus profesores y profesoras, entregándoles todas las condiciones para que puedan enfrentar con éxito los desafíos curriculares que se les avecinan. Necesitamos excelentes profesores que trabajen en condiciones dignas. Así como necesitamos universidades de calidad en las que sus investigadores e investigadoras sean valorados y cuidados. Los desafíos del Antropoceno desde Chile, reconstruir una cultura ecológica que se replantee qué somos y cómo nos vincularemos con el resto de la Tierra, es una tarea que nos exige re-pensar nuestra valoración por los educadores y las educadoras de nuestro país.

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TRANSDISCIPLINA: Expandir las formas de conocer §27 Es hora de colaborar. El Antropoceno indica la inseparabilidad entre naturaleza y política y, por tanto, nos obliga a romper las barreras disciplinares que han marcado la producción de conocimiento en occidente y particularmente en Chile. La interdisciplina es un concepto que ha sido usado y abusado en nuestro país, y que se ha traducido en la proliferación centros y proyectos con el apellido “interdisciplinario” pero que siguen anclados en la división decimonónica del trabajo científico. El Antropoceno nos exige tomarnos en serio la necesidad de la inter- y trans-disciplina. Esto involucra transformar todo el aparataje de creación científica: repensar los currículos pedagógicos; cambiar los contenidos y la organización de los “departamentos”; re-estructurar la administración y gestión de las universidades; centrar la producción científica en torno a problemas complejos; eliminar la obsoleta división entre ciencia “aplicada” y “básica”; generar un nuevo esquema de incentivos para proyectos transdisciplinares; reformatear el sistema de financiamiento de la investigación nacional; crear espacios de colaboración con ciudadanos y ciudadanas y otros saberes; crear espacios genuinos de diálogo entre conocimiento y política.

§28 Arte y ciencia. Las transformaciones en la Tierra y los desafíos que éstas nos imponen exigen nuevas formas de conocer. Ya no se trata sólo de hacer más sofisticadas nuestras modelaciones, metodologías y teorías: se trata de cuestionarnos de manera profunda cómo la manera de conocer que hemos instaurado ha permitido el colapso ecológico que estamos enfrentando. Dicho de otra manera, el Antropoceno nos exige a abrir la paleta epistemológica hacia otras formas de producir conocimiento que han sido subyugadas a la hegemonía del “método científico” como único mecanismo legítimo para aproximarnos al mundo. Debemos abrazar la especulación, la experimentalidad e incluso la contemplación. Estamos convencidos que un paso fundamental en esta dirección es estrechar la colaboración entre las artes y otras prácticas creativas y la ciencia. Las artes entregan lógicas de indagación y representación que establecen una relación exploratoria con su objeto de estudio pero que nos hemos empeñado en segregar. Si las ciencias están en el ojo del huracán por su rol en la devastación ecológica, la inclusión seria y continua de las artes en los modos de producir conocimiento es fundamental.

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E S P I R I T U A L I D A D: Re-encantarnos en el mundo OTROS LAZOS CON UN MUNDO VIBRANTE §29 Re-encantarnos en el mundo. Si el Antropoceno nos llama a reconocer un sentido de simbiosis solidaria con múltiples especies y ecosistemas, entendiéndonos como seres en relación de interdependencia con otras entidades más-que-humanas que exigen derechos, entonces el Antropoceno también es un llamado a recobrar una dimensión espiritual de la vida y de nuestra relación ecológica con el plantea. Espiritualidad no es religión. No se trata de abrazar algún credo particular, ni menos de sancionar reglas morales punitivas y disciplinantes. Se trata de romper con el funcionalismo y el utilitarismo que ha guiado nuestra relación con la Tierra, y entender nuestros vínculos con ella desde el misterio de la vida. §30 Actuar con y desde el cuidado. La crisis que nos ha llevado al estado de devastación ecológica es, en último término, una crisis del cuidado: una dinámica donde el vértigo del modelo capitalista obliga a la gran mayoría de los chilenos y las chilenas a funcionar desde la lógica del consumo y la aceleración

constante. Cuidarnos y cuidar nuestro ambiente requiere una relación ética que sea radicalmente sustentable. Debemos recobrar en Chile maneras de con-vivir que sean más amorosas, atentas y solidarias con los seres y las cosas que nos rodean. Desde el reciclaje hasta la justicia social, del huerto doméstico a la conservación de ecosistemas de mares, ríos y montañas. Llevar esto a cabo requiere repensar el modo en que (nos) consumimos, la forma de tratarnos, la manera en que intervenimos nuestro entorno, los modos en que concebimos “desarrollo” y su actual distribución de ganadores y perdedores. VOLVER A LO BÁSICO §31 El Buen Vivir como guía. El Antropoceno nos obliga a “bajar” una sensibilidad espiritual a políticas concretas. Para ello es posible adoptar a nuestro contexto particular algunas expresiones concretas del así llamado “Buen Vivir” como ya lo han hecho algunos países de la región. Diferente al “bienestar” del mundo occidental, el Buen Vivir centra su foco en la comunidad (y no en el individuo) y en la co-existencia respetuosa de ésta con su entorno. El Buen Vivir tiene aplicaciones de política pública concretas, por ejemplo cambiando la figura legal de la propiedad privada de la tierra por la del “custodio”. Se-

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gún ésta los seres humanos no poseemos la tierra, sólo la cuidamos y por tanto nos comprometemos a respetarla (ver también §4). §32 Reconocer la sabiduría ancestral. El giro hacia una relación más cuidadosa, solidaria y espiritual con un planeta cambiante, o más específicamente un giro hacia el Buen Vivir, implica un reconocimiento profundo a nuestros pueblos originarios y sus formas de hacer y pensar. La sociedad chilena ha sido particularmente activa en invisibilizar a

sus culturas ancestrales, y el Antropoceno nos exige revertir esa violencia simbólica y material. Los pueblos originarios de todo el país poseen sabidurías y sensibilidades sobre las interdependencias humano-naturaleza, la gestión ambiental, la vitalidad del mundo natural, la solidaridad comunitaria y el cuidado a seres y fuerzas que deben ser incorporadas a nuestros lineamientos políticos. Reconocer su lengua, tierra y cultura es sólo el primer paso: debemos ser capaces de incluir sus saberes en el diseño y aplicación concreta de políticas públicas.

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Quiénes, dónde, por qué

A fines de abril del 2017 y en una iniciativa que creemos sin precedentes, un grupo de 12 académicos/as, pensadores/as, activistas y profesionales de diferentes disciplinas y con diversos acervos, nos reunimos en la Estación Costera de Investigación Marina UC en Las Cruces para pensar cómo el Antropoceno interpela a la sociedad chilena (ver www.antropoceno.co para más información sobre la reunión). Cada participante trajo a la mesa su disciplina, su mundo y sus experiencias, y dejamos que esa diversidad fuese la base de

la conversación y que ésta discurriera sin apuros. Esa conversación amplia nos mostró el profundo acuerdo que compartíamos en torno a ciertos principios y propuestas, muchas de las cuales son los pilares de este manifiesto. Con todo, los acuerdos detrás de este manifiesto son precarios parciales y tentativos; no intentan decretar verdades ni establecer lineamientos morales. Como un experimento intelectual, entendemos este manifiesto como una invitación a sumar actores, voces y conversaciones, y a multiplicar experiencias como la de Las Cruces.

PA R T I C I PA N

COLABORADORES

· Catalina Bauer | arte · Catalina Correa | arte · Laura Gallardo | ciencias atmosféricas · Gabriel González | geología · Román Guridi | teología · Claudio Latorre | paleoecología · Sergio Navarrete | biología marina · Eric Pommier | filosofía · Sebastián Riffo | arte · Bárbara Saavedra | conservación de biodiversidad · Cristián Simonetti | antropología · Manuel Tironi | sociología

· Felipe Cortez · Martín Fonk · Caterine Luco · Carolina Sandoval

www.antropoceno.co

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DECYTI lo invita a leer El Derecho a los Cielos Oscuros El derecho a los cielos oscuros ha sido reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) como un derecho implícito en la conservación del patrimonio cultural y natural de las generaciones futuras. ¿Qué significa preservar los cielos oscuros? ¿Por qué es importante su preservación? ¿Qué podemos hacer para preservar los cielos oscuros? son algunos de los puntos que se presentan en este libro.

Link de descarga: http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002461/246131M.pdf

El Director de DECYTI, Embajador Gabriel Rodríguez, a través de su artículo “Una política pública sobre Astronomía y Protección de los cielos oscuros: la experiencia en Chile” destaca que la política astronómica de Chile es un ejemplo de cómo un gobierno puede apoyar la investigación astronómica internacional a través de la protección de los laboratorios naturales que tenemos, y al mismo tiempo identificar cómo la astronomía puede ser un factor clave en la consecución de los objetivos de desarrollo que tengan un claro y eficaz impacto social sobre los ciudadanos.

Chile actor del sistema multilateral Una tradición nacional El 17 de mayo pasado se presentó este libro, realizado por la Academia Diplomática de Chile "Andrés Bello", en conjunto con la Secretaría General Iberoamericana, y editado por Juan Somavía y Pedro Oyarce. En su intervención durante el lanzamiento, el Canciller Ampuero destacó que la adhesión a lo multilateral "Es parte de una tradición republicana que busca permanentemente proyectar y cautelar nuestros intereses a partir de nuestras realidades y condiciones”. El libro incluye el artículo “Diplomacia y Ciencia: una Mirada desde la Experiencia de Chile”, escrito por el Embajador Gabriel Rodríguez, Director de DECYTI, en el cual reflexiona sobre la revitalización del multilateralismo y de la avasallante irrupción de la dimensión científico-tecnológica, explorando las relaciones estructurales entre Política Exterior y conocimiento científico. En este marco, destaca el estrecho vínculo entre Ciencia y Diplomacia, haciendo referencias concretas a la experiencia desde la Cancillería, y en especial desde DECYTI, como Dirección especializada responsable de estos temas.

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Otras publicaciones Cielos de Chile: Desde la Tierra al Universo Ministerio del Medio Ambiente, 2017.

Las características geográficas y climáticas han hecho posible que la zona norte de Chile destaque como uno de los lugares más privilegiados del mundo para la observación astronómica. Actualmente, en el norte de nuestro país se encuentra instalada alrededor del 40% de la infraestructura para la observación astronómica existente en el mundo y, en pocos años más llegará al 70%, ubicándonos como el gran centro de observación y referencia en esta materia. Esta publicación, disponible en español e inglés, responde al interés del Ministerio del Medio Ambiente y de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica por contribuir al conocimiento del valor de los cielos del norte de Chile, de la importancia de protegerlos y del aporte que las personas pueden hacer respetando la Norma de Emisión para la Regulación de la Contaminación Lumínica Descarga disponible en: http://portal.mma.gob.cl/wp-content/uploads/2018/06/ Cielos_2018_Chilean_Skies.pdf

Laboratorios Naturales para Chile Ciencia e innovación con ventaja José Miguel Aguilera R. y Felipe Larraín B. Editores Editorial: Ediciones UC, 2018.

Chile es un país en vías de desarrollo que se ubica muy lejos de los principales centros de ciencia de punta, pero tiene características naturales únicas que pueden colocarlo en la frontera de la investigación a nivel mundial. El desafío que plantea este libro es aprovechar estas características únicas y lograr que los mejores expertos del mundo utilicen el territorio nacional como un nuevo y revolucionario laboratorio natural para trabajar en conjunto con sus pares locales en las áreas en que Chile tiene ventajas comparativas para hacer ciencia con impacto nacional y mundial. La invitación a participar de este nuevo proyecto se abre a científicos, académicos, políticos, emprendedores, y a todos quienes creen en lograr nuevas y mejores oportunidades de progreso y calidad de vida a través de tecnologías novedosas, sustentables e inclusivas.

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Noticias Científico chileno Alexis Kalergis fue elegido miembro del Consejo de Asesores Científicos del ICGEB

El Dr. Alexis Kalergis, Bioquímico y Doctor en Microbiología e Inmunología, fue recientemente electo miembro del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología (ICGEB), organización internacional que pertenece al sistema de centros de Naciones Unidas, transformándose en el segundo chileno en ocupar este cargo que tiene una duración de seis años. El Director del Instituto Milenio IMII, quien contaba con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Consejo de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), fue elegido en una votación realizada el 12 de mayo pasado en Trieste, Italia, en el marco de la XXIV Junta de Gobernadores del ICGEB, para transformarse en uno de los doce miembros que componen la dirección de este organismo. Este nombramiento ubica a Chile en el grupo donde se deciden las orientaciones de dicho centro internacional. El Director de DECYTI, Embajador Gabriel Rodríguez, declaró al diario La Tercera que “tenemos una masa científica pequeña, pero de alta calidad, y eso lo reconocen los demás países”. Alexis Kalergis indicó al mismo medio: “es un reconocimiento a la calidad de la ciencia que hacemos en el país”. El ICGEB es una instancia creada por la Organización de Naciones Unidas que reúne a más de 60 estados miembros de países considerados en vías de desarrollo. Juega un papel destacado en asuntos e investigaciones relacionadas con seguridad de la biotecnología y el uso ambientalmente sostenible de la biotecnología, incluido el VIH/ SIDA, la malaria, tuberculosis, biotecnología vegetal, así como en temas básicos de investigación que se pueden abordar de manera efectiva a través de un enfoque basado en la ciencia, centrado en investigación y en aplicaciones biomédicas y agrícolas.

Ministerio de Relaciones Exteriores condecorará al Dr. Chris Smith

Con motivo del término de su misión en Chile, el Dr. Chris Smith, Director del Observatorio Panamericano de Cerro Tololo en La Serena y Representante para Chile de los proyectos e instalaciones astronómicas de EE.UU. en nuestro país, será condecorado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile con la Orden al mérito Bernardo O'Higgins, por su contribución al desarrollo de la astronomía en Chile. La ceremonia de condecoración se realizará el 29 de junio próximo. El Dr. Smith ha sido un activo participante e impulsor de diversos programas y proyectos que han permitido a Chile y su comunidad científica ser parte de iniciativas a nivel internacional. Entre ellas, mencionamos la creación y liderazgo por más de cinco a años de la Organización para la Protección de los Cielos Oscuros del Norte de Chile (OPCC), miembro del Directorio del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) de La Serena, activo participante en el Grupo de Trabajo "Ventanas al Universo" liderado desde Cancillería (DECYTI y DIMULTI) y DIBAM con la colaboración de UNESCO, para proteger el Patrimonio Científico de nuestro País, así como apoyando diversas iniciativas educacionales para hacer llegar la ciencia astronómica a estudiantes de colegios de la zona de Coquimbo a través de programas con Escuelas locales y el Observatorio Astronómico Mamalluca en Vicuña. En todas ellas, se ha caracterizado por impulsar una estrecha colaboración con las autoridades de gobierno central y regional en nuestro país, y en especial con esta Cancillería, a través de la DECYTI.

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BREVES Participación de delegado de DECYTI en la 21ra Reunión de la Comisión de Ciencia y Tecnología (CSTD) de la UNCTAD El 21o período de sesiones de la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CSTD) se celebró en Ginebra del 14 al 18 de mayo de 2018 En esta oportunidad, el Gobierno de Chile fue representado por el delegado de DECYTI, Sr. Marcelo García. En esta reunión, la Comisión se ocupó de dos temas principales: a) la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación para aumentar sustancialmente la parte correspondiente a las energías renovables de aquí al 2030; y b) la creación de competencias digitales para aprovechar las tecnologías existentes y emergentes, prestando especial atención a las dimensiones de género y juventud. La Comisión también examinó los progresos realizados en la implementación de los resultados de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información y escuchó una exposición sobre los trabajos en curso para actualizar el marco de examen de las políticas de ciencia, tecnología e innovación. Entre los participantes figuraron representantes de los Gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y las organizaciones internacionales.

Director DECYTI en reuniones del Instituto de Inteligencia Artificial de la Universidad Autónoma de Barcelona El Director de DECYTI participó en el I taller organizado por el Instituto de Inteligencia Artificial de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre el “Futuro del Agua”. El agua no sólo es un bien escaso y de alta importancia social y económica, sino que también puede convertirse en un flujo de big data dentro de las ciudades. La participación del Director de DECYTI en la actividad, además, tuvo como objetivo conectar a investigadores y a centros chilenos con contrapartes europeas en este tema.

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Boletín DECYTI es una publicación bimensual de la Dirección de Energía, Ciencia y Tecnología e Innovación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Su objetivo es mantener informado a quienes se desempeñan en el Ministerio y también a quienes se interesen desde otros ámbitos, respecto del trabajo que realiza DECYTI, en los aspectos internacionales de las políticas de energía, innovación, investigación y desarrollo en ciencia y tecnología. Incluye información sobre eventos y reuniones más destacadas.

EQUIPO DECYTI

Director Embajador Gabriel Rodríguez García - Huidobro Subdirectora de Ciencia y Tecnología, Capital Humano y Organismos Ana María Troncoso Multilaterales Subdirector de Energía, Innovación y Planes Estratégicos Héctor García Coordinadora de Laboratorios Naturales Cristina Gueneau de Mussy Coordinador de Universidades y Capital Humano Avanzado Claudio Rojas Coordinador de Innovación Marcelo García Coordinador de Asuntos TIC y Sociedad de la Información Juan Pablo Vial Director Ejecutivo Chile - California Council Ricardo Rodríguez Secretaria Paula Faundez Secretaria Alda Arriagada

Teatinos 180, piso 12, Santiago - Chile http://www.minrel.gob.cl/boletinDECYTI

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