Andén 70 - Modas

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#70 a帽o iv septiembre de 2012 precio: este peri贸dico

I

PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDAD

ilustraci贸n por daniel mart铆n - www.dmdesign.com.ar - mardaniel@gmail.com

no se vende

moda


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editorial

cortar

A

ndén está de moda. Y eso que el mercado no le interesa. La publicación, entre nosotros, se dirige a los distraídos, ¿qué persona atenta y bien dispuesta estaría interesada? Para quienes se toman las cosas en serio, existen diarios que desde su formato inspiran una (muy incómoda) seriedad, como lo es La Nación, pero también se encuentra Clarín o Página12 (dueños de una extensión algo más cómoda). Podríamos decir, en términos generales, que estos son clásicos de (la ficción) argentina. La moda parece, justamente, definirse por antítesis: es lo contrario a lo que permanece, a lo clásico, a lo absoluto. Así, la moda se constituye como algo pasajero, efímero, que no tiene una existencia por sí y para sí. Unos anteojos clásicos, por ejemplo, no llamarán la atención, pero los podremos usar casi toda la vida, o por lo menos todo lo que duren. Por el contrario, el tiempo de uso de unos lentes que estén a la moda, no será equivalente a su vida útil, sino que estará determinado por su aceptación social. Se impondrá rápidamente, tendrá un breve tiempo de esplendor, para luego discontinuarse hasta quedar en el olvido. Si, como decimos, la moda es algo efímero, ¿qué sentido tiene entonces detenerse a pensarla en este nuevo ANDÉN? Sucede que en nuestras relaciones cotidianas nos encontramos constantemente atravesados por la moda. Muchas de nuestras decisiones, y no necesariamente las menos importantes, se ven directamente condicionadas por la aceptación social. Y esto en principio no tiene nada de malo, ya que actuar conforme a lo que la sociedad espera de uno es algo que nos integra, da cuenta de nuestra unión y se expresa en nuestras reglas de convivencia. Pero también debe tenerse presente, que otras tantas veces, conducirse por estos parámetros genera algunas contradicciones. Vemos entonces que la moda tiene aspectos positivos y aspectos negativos. Empecemos por ver, a su favor, que la moda se implica el quiebre de ciertos valores. Como todos sabemos, muchas veces las modas se imponen sobre prácticas sociales muy anticuadas, que rozan lo obsoleto. Esto no significa que todo lo viejo es malo y que debamos quebrar absolutamente todos los valores que cargamos, pero sí implica, otras veces, una problematización de las prácticas que más naturalizadas tenemos. Un claro ejemplo de ello son los nuevos modos de entender el

planta estable

maquinista juan ignacio basso chancho gustavo zanella encargado del salón comedor luciano pablo basso boletero jorge augusto cuello la que hace sonar la bocina lorena barbosa guardabarreras gabriela giambroni la que se pasó de estación maría belén morejón

staff

las que enderezan las vías natalia lópez maría nieves ruiz salas jefe de estación horacio ernesto giambroni el que no vio la barrera pedro pertusi

los que corren la zorra manuel fontenla franco dré

el que corta las vías martín giambroni

la que dice que el tren no tiene que poner guiño para doblar florencia bellagamba

periodismo:Barcelona es una revista que está de moda, con una tirada que no deja de sorprender, y que puso en ridículo a los modos clásicos de hacer periodismo con sus mismas prácticas: noticias absurdas, un diseño que combate el interés que el lector pueda tener, uno de los peores papeles del mercado, etc. Todo ello muestra, en una metáfora incesante, lo malo que es el periodismo argentino. Pero si bien decimos, por un lado, que la moda tiene de positivo el hecho de que rompe con lo clásico (que no por clásico es positivo), también debemos afirmar, por el otro lado, que la mayoría de las veces el movimiento incesante y enloquecedor que conlleva la moda, conlleva importantes carencias. Seguir modas, en muchas ocasiones, está directamente ligado con la carencia de una definición, con la imposibilidad de estar bien con lo que se tiene, y con la necesidad de cambiar hasta el cambio. Cambiar, a nuestro modo de ver, es casi siempre positivo. Pero los cambios deben tener algo detrás, porque si no son puro devenir, y ¿quién se beneficia del puro devenir? Aquel que desde cierta posición de poder, promueve la inalterabilidad. ¿Cuántas veces escuchamos que cambió todo para que no cambie nada? Detrás de esta frase que parece una tautología, hay en realidad un gran contenido que es bueno desmenuzar: mientras todo parece alterarse –la moda– hay algo que persiste –las relaciones de poder–. Estar a la moda presupone, desde el vamos, que otros no lo estén, produciendo y reproduciendo una lógica de exclusión social: Nos preocupamos por tener la última camisa, la última remerita, esos anteojos que tanto nos gustan, las zapatillas, el auto, etc., pero no nos preguntamos de dónde vienen, cómo se confeccionan, quién lo hace, para quién, quiénes se benefician de ellos. Baste nomás pensar que muchas de las denuncias por trata están no ya ligadas a los prostíbulos sino a los mismos talleres de confección de prendas. Las modas son así, muestran todo lo lindo, bello y bueno, pero ocultan sistemáticamente lo que hay detrás. Y con esto no decimos que hay que volver a lo clásico, sino que más bien propugnamos que esté de moda repensar nuestras relaciones, nuestras jerarquías y nuestras circunstancias. Que se ponga de moda militar esta necesidad es la intención de este ANDÉN, que se viene con mucha tela por cortar.

el que no se quiere bajar del tren césar maffei los que pintan grafitis en la estación daniel martin gustavo guevara las que pasan por abajo del molinete bárbara aguer giselle méndez carla wainsztok las que se roban los quebrachos ana laura suarez cassino viviana montes los que se dedican a otra cosa yanina foti nicolás alejandro miguez colgados del tren, como racimos grupo de estudios para la liberación (gel): bárbara agüer, juan ignacio basso, martín forciniti, juan francisco martínez peria, mercedes palumbo, ezequiel pinacchio, soledad ramati, tomás rosner y santiago sánchez caminantes de las vías que se detienen en esta estación

marcelo campini, adrián scribano, juan francisco siete hoyos, elio pérez, rubén galup, pilar lava, yael tejero, carlos cullen boleto

gratarola

www.andendigital.com.ar


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política

colonización

Aunque la moda nació en el contexto del comienzo de la modernidad y restringida al ámbito de la vestimenta, en la actualidad se trata de un fenómeno que abarca todos los ámbitos de nuestra existencia. Como la modernidad, la moda se ha globalizado. Y si la modernidad es esencialmente colonial, ¿podemos hablar también de una moda colonial? Las líneas que siguen abordan esta pregunta, explorando las complejas relaciones entre moda, modernidad y colonialidad.

martín forciniti CONICET, GEL martin.forciniti@gmail.com

Moda” y “modernidad” son dos palabras que suenan muy parecidas y sus significados corroboran esta impresión: ambas están asociadas a la idea de lo nuevo. Estar a la moda es una manera de ser moderno, y para ser moderno hay que estar a la moda. Evidentemente la modernidad es mucho más compleja y amplia que el fenómeno de la moda (y que la idea de lo nuevo), y es por eso que decimos que la moda nace en el contexto de la modernidad. Recordemos que desde esta columna definimos a la modernidad como una época histórica que comienza en 1492 y se prolonga hasta nuestros días, pero también como el proyecto de una cultura que se globaliza y pretende imponerse sobre el resto del mundo. En el proceso de globalización moderna, que comienza con la conquista América, el colonialismo (militar, político, cultural) y el capitalismo juegan un rol fundamental, y es por eso que sostenemos que a la modernidad le es esencial la colonialidad. Entendiendo de este modo la modernidad, ¿cuál será su relación con la moda? Una manera de responder a esta pregunta es partiendo de lo que podemos denominar la temporalidad de la moda, es decir, analizando la manera en que la moda relaciona el pasado con el presente y el futuro. Desde este punto de vista, las modas se suceden en un presente fugaz y huidizo, en un “ya” que se encuentra en constante riesgo de desaparecer; lo que está de moda hoy puede no estarlo mañana. “Lo otro” de la moda es entonces el pasado, lo viejo, “lo pasado de moda”. El futuro es el lugar al que la moda tiende pero nunca alcanza, un lugar que siempre será distinto al presente y, por lo tanto, justifica el permanente cambio de modas. La moda se adapta constantemente a un futuro que no permite que el presente se eternice. Hasta aquí la moda no parece un fenómeno muy diferente a la experiencia de vida cotidiana en las grandes ciudades: la aceleración del tiempo, la constante urgencia por cumplir con horarios y metas siempre nuevas, por llegar a lugares distantes en tiempos récord, etc., tratando de mirar lo menos posible para atrás. Sin embargo, la temporalidad de la moda posee otras características peculiares. En primer lugar, lo que está de moda coexiste en el presente con lo que ya no está de moda (o nunca fue una moda). Desde el punto de vista de la moda, lo que no está de moda es una persistencia innecesaria: ¿por qué aferrarse al pasado pudiéndose estar a la moda? ¿Por qué tener un celular que no saca fotos, mirar una película que no está en 3 D, o peinarse sin el jopito de Cristiano Ronaldo? Así, el presente fugaz de la moda se presenta a sí mismo como un presente más actual y más verdadero que el presente persistente de lo que no está de moda. En segundo lugar, la moda sólo le da un valor a lo pasado mientras eso no atente contra la lógica y dirección del cambio constante. Es decir, cuando algunas cosas del pasado se ponen de moda - modas retro como el “revival” de los años ochenta - nunca amenazan con instalarse definitivamente, con establecerse y detener el movimiento constante de la moda hacia el futuro. Las modas retro son pasajeras, al igual que cualquier otra moda. Por último, ese futuro al que tiende incesantemente la moda no es cualquier futuro posible, sino uno coherente con el modo de vida consumista del capitalismo. Lo que se pone de moda es siempre mercantilizado, ya que se trata de un objeto (un televisor alta definición) o el resultado de la adquisición de una serie de objetos (música, vestimenta, corte de pelo y demás requerimientos para pertenecer a una tribu urbana) que se

encuentran disponibles en el mercado globalizado. Estos objetos son supuestamente accesibles y válidos para todos, aunque existe una cláusula oculta detrás de esta pretendida accesibilidad: la necesaria participación en el modo de vida capitalista. Entonces la “constante diferencia” del futuro de la moda es una diferencia de mercancías, pero nunca de subjetividades. Analicemos ahora el caso más amplio de la modernidad. ¿A qué se contrapone lo moderno, aunque más no sea retóricamente? A lo tradicional, sin lugar a dudas. ¿Y qué es lo tradicional sino una persistencia innecesaria, incluso irracional, que se identifica con lo primitivo y atrasado? Desde el comienzo de la modernidad los europeos, autodenominándose “modernos”, consideraron que todos los pueblos no-europeos eran su pasado, el pasado de la Europa moderna. Un pasado cuya persistencia indicaba una incapacidad, la de ser modernos por su cuenta. En consecuencia, la colonización de esos pueblos se justificó mediante la excusa de que necesitaban “tutores” para alcanzar la madurez moderna, para escapar del pasado y arribar al presente, para estar a la altura del futuro. Esa actitud colonial fue cambiando de nombres (cristianización, civilización, desarrollo, democratización), pero su esencia continúa hasta nuestros días. ¿Valoran en algún sentido los “modernos del presente” a los “primitivos y subdesarrollados” del pasado que persiste? Sólo en tanto y en cuanto la permanente carrera de la modernización capitalista no se vea amenazada. Por ejemplo: un “indio” puede ser visto como un ser pintoresco al cual tomarle una foto, o sobre el cual leer un libro; incluso su música o sus vestimentas pueden resultar útiles o atractivas, y ser incorporadas como mercancías en el occidente “desarrollado”; es decir, pueden ponerse de moda. Pero de ninguna manera el modo de vida de ese sujeto y de su comunidad, sus ideas acerca de la política, los géneros o la naturaleza serán considerados como alternativas válidas a las concepciones de la modernidad hegemónica. Siempre serán pensadas como residuos primitivos, destinados a adaptarse a los tiempos modernos o a desaparecer. Es una actitud que se conoce como “folklorización”: aquello que es definido como folklórico se transforma en algo inofensivo, inocuo, con lo que se puede coquetear sin comprometer la propia identidad, sin atentar contra la marcha incesante hacia el futuro, hacia el único futuro que existe, el de la permanente modernización. El caso de las recientes publicidades a favor de la minería - esas que dicen que “sin la minería no tendríamos esto, aquello, etc.” - es prototípico. En ellas no hay una verdadera pregunta acerca de si se puede vivir de otra manera, sino que se asume decididamente que no existen formas de vida alternativas. Podemos concluir entonces que la moda se comporta en relación con el pasado de la misma manera que la modernidad con aquello que define como tradicional: lo coloniza y mercantiliza, se lo apropia para sus propios fines, negándolo como alternativa válida a la única experiencia del tiempo que considera verdadera. Y esto no es una casualidad, sino que nos demuestra que la moda es un fenómeno esencial de la modernidad/colonialidad, cuya función principal es reforzar la actitud temporal típicamente moderna en relación a “los otros”: el único futuro posible es el que la globalización capitalista impone. ¿Es posible sustraerse de la moda? ¿Es posible una moda no moderna, no colonial? Son preguntas que lamentablemente no puedo tratar aquí, pero que invito a seguir pensando


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diálogo diálogo con marcelo campini:

ahora el mundo no lo tiene, por eso no hay nadie que sobresalga” gustavo zanella /

locardeux@hotmail.com

El mundo de la moda es un lugar ajeno para la mayoría. Brillo, suponemos, glamour. Hombres y mujeres inalcanzables posando ropas carísimas sobre una pasarela o en una marquesina. Sin embargo, hay engranajes en la cadena de la moda que no siempre se lucen junto a los productos. Una industria de trabajadores y comerciantes que mueven una maquinaria económica y estética muchas veces de un tamaño que no alcanzamos a imaginar en su justa medida. Marcelo Campini, Director de Base Modelos http://www.basemodelos.com/, es uno de esos empresarios argentinos que no paran de recibir llamados todo el tiempo a su celular y que trabajan a diario en esa zona difusa que hay entre la estética de la belleza y el comercio de la imagen. Un tipo joven, de 42 años, que durante dos décadas ha caminado la industria de la moda ofreciéndole a sus clientes lo que el mismo llama “Una estética que dicta el mercado”. De modas pero también de economía y antropología nos habla en esta jugosa charla con Andén.

Andén: Siendo la moda una industria, ¿cuál es tu lugar? Marcelo Campini: En el mundo, la moda es una industria. En el mundo. Nosotros como país estamos ubicados en lo que se llama el tercer mundo. En el primer mundo o en algunos países en desarrollo o que están queriendo salir del tercer mundo, la moda sí es una industria, como por ejemplo en Brasil. En la Argentina no se la toma a la moda como una industria, lamentablemente; pero suponiendo un país donde la moda es industria, una agencia de modelos es un eslabón súper importante porque en definitiva la modelo va a ser la que represente, quien luzca el producto terminado, es un eslabón más, no el más importante desde ya, pero es un eslabón. Sin la o las modelos (chicos incluidos) el producto terminado se vería de otra manera. Imaginate que no es lo mismo lucir un producto en un maniquí, y fotografiar un maniquí, o fotografiarlo sobre algo inerte. Más allá de que las fotos son inertes. En otros países del mundo, el generar modelos es fundamental. Brasil para mi es potencia en eso. La argentina cada vez se está profesionalizando más. Hay mejores agencias mejores diseñadores, mejores modelos, mejores producciones gráficas. Andén: Se tiene la idea de la moda y de la modelo como un ámbito suntuario, ¿es así? M.C.: No es tan así. Hay una realidad social y antropológica que es que la cruza de gente, la cruza de estatus, de nivel de personas, hace que en niveles altos de la sociedad se encuentren chicas y chicos muy muy lindos. Yo he tenido muchos jugadores de polo como modelos. Eso es una realidad, en las clases altas hay gente con muy buen potencial pero, justamente, por ser de clases sociales altas ven el trabajo de modelo como algo secundario o no tan bien visto. Es muy difícil hacerlos ingresar. Pero tampoco hay una cosa de desigualdad, si la persona tiene condiciones puede vivir en Berazategui o Tucumán o en la boca. Por lo menos ahora dejó de ser

importante. Andén: ¿Qué es lo que vendes? ¿Cuál es tu producto? M.C.: Puntualmente yo vendo una imagen. Yo no vendo a alguien que lee, escribe, suma o resta más o mejor que otros. Vendo una imagen, una estética que la dicta el mercado. La moda es algo muy cíclico. Lo que está de moda hoy no lo estuvo ayer, lo de ayer no lo estará mañana. Va cambiando. Hay vueltas de los 80 al 2012, de los 70 a los 2000. Vendo imagen, vendo estética. Si una chica lee a Sábato me da lo mismo. Ahora, si hay una chica que tiene una buena estética y es buena gente y es inteligente va a tener más recursos que la que no lee a Sábato, como todo en la vida. Andén: Esa estética que vos vendés tiene que ver con figuras y rostros particulares, ¿eso puede ser adaptado a nuevas modas? M.C.: En argentina está muy dividida la situación. Mi agencia es más una agencia comercial que de moda. La moda es lo que ves en vidrieras de ropa, en desfiles y luego está la parte comercial del negocio: avisos de TV o gráficas de productos comerciales. En la Argentina hay 3 tipos de modelos que hacen moda que son las más difíciles de conseguir por la característica de su estereotipo: muy muy jóvenes, muy muy altas, muy muy flacas. Después están las chicas comerciales, más accesibles a nivel estético. Pueden no ser tan jóvenes (cuando te hablo de jóvenes te hablo de 16, 17, 18 años), puede tener 23, no tiene por qué ser tan alta, delgada, puede tener sus formas. Y después está la chica que es un nuevo producto que sacó la televisión – que yo no comparto – que es una belleza que tiene que ver más con lo sexual: voluptuosa, con bocas muy fuertes, una belleza más agresiva. Y yo creo que también tiene mucho que ver con el presente del país.

Andén: ¿Por qué? M.C.: En todos los países existen este tipo de modelos o este tipo de estereotipos, pero no se les dice modelos o no se las ve como tales. La modelo de modas es una sola en todo el mundo. Mide más de un 1.75, son flacas, sin formas, con unas medidas muy concretas y una belleza muy concreta. Las modelos comerciales también son como muy diferenciables. Y después, esta nueva “raza” de mujeres, que también los hay en los varones. Para mí tiene que ver un poco con la actualidad. Para mí la Argentina está pasando por un momento de “mediocrización” bastante fuerte. Una chica con mucho busto, con mucho cuerpo, saliendo a decir estupideces por los medios se posiciona y comienza a poder vender productos y ya por eso le dicen modelo. Mi agencia no tiene ese tipo modelos. No es mi perfil. Durante los 20 años que tiene mi agencia nunca me interesó. No te voy a mentir, alguna hubo, pero ya cuando cruzan líneas de distintos tipos ya no me interesa porque cuido la imagen de la agencia. Las agencias también tenemos imágenes institucionales que brindar. Eso es parte de la industria. Andén: ¿Sólo te ocupás de vender un producto o pensás que en virtud de tu experiencia tenés algo que decir sobre un determinado tipo de moda o determinado tipo de belleza? M.C: Tenés que tener ojo si no, no podes trabajar en esto. A veces tenés suerte y Te adelantas, a veces no. A veces buscas y contratas a gente que va a pegar por esto o por lo otro. El cine, las series norteamericanas marcan un poco el estereotipo de belleza y hay que estar atento. Andén: ¿Es una cuestión de intuición o requiere de un entrenamiento visual? M.C: Las dos cosas. Lo que pasa es que es tan subjetivo porque lo que te parece lindo a vos a mi puede no


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diálogo

y a veces el negocio no muestra salud” marcelo campini

gustarme. La belleza es una de las cosas mas subjetivas que hay. Andén: Pero sin embargo hay algo de objetivo en ese plano. M.C.: Hay patrones mundiales. Mirá, se dice que Kate moss marcó social y antropológicamente una década, la de los 90, de una Inglaterra flaca, consumida, perdida, andrógina desde lo social y lo político. Kate moss fue la cara de los 90. Es cierto que fue una marca norteamericana, Calvin Klein, la que la hizo explotar. Lo que te quiero decir es que la moda también es una respuesta a los eventos sociales mundiales o de cada país. Fijate que ahora hay otras caras. No hay supermodelos en este momento. Te digo Cindy Crowfor, Naomi Cambell y las ubicás. Ahora no hay supernombres. ¿No será la pobreza mundial que no genera súper modelos?, ¿o que las puso a todas en una misma línea? Las supermodelos son millonarias, pero se hicieron millonarias en un mundo que tenía dinero. Ahora el mundo no lo tiene por eso no hay nadie que sobresalga. Vos ves lo que son las publicidades de Guess, que marcaron tendencia de México para abajo. Mujeres pulposas, Ann Nicole Smith, que eran como brillo. Era el brillo de los 2000 de la explosión yuppi norteamericana, el poder del cuerpo. Si tenés la posibilidad de viajar te das cuenta de que si las ves desde Buenos Aires, y mirás para arriba, de sur a norte algo cambia. Guess en Estados Unidos es una marca media baja. Por eso hay que ver como se posicionan con las estéticas y las imágenes. Eso es una industria. Pensar cómo posicionar una marca. ¿Por qué hay tantas famosas en la Argentina vendiendo marcas? Porque es muy poco el dinero que hay en el mercado entonces hay que ir a lo seguro. Se cree que la famosa puede vender más que una desconocida, a veces sí a veces no. A veces

es hasta contraproducente. También está la arista industrial. Una marca que no tiene la capacidad de hacer 100 mil prendas y la pone a una famosa en su cara y no puede vender esa cantidad, puede generar la necesidad de lo exclusivo o el descrédito porque no se la puede conseguir y pierde credibilidad. Andén: Se sabe que el primer eslabón creativo de la industria (diseñadores, creadores de tendencia) planea colecciones con mucha antelación. ¿En el plano nacional, de alguna forma, participás de ese planeamiento? M.C.: Yo no, hay agencias que sí. Yo no. No con tanta antelación. No somos tan industriales. Y esa antelación es un problema. Una cosa q está volviendo loco a los empresarios textiles es el cambio climático. Antes tenías colecciones de otoño/invierno – primavera/verano bien definidas. Ahora, los veranos se extienden, los inviernos se acortan. Vos no podés tener, si hace calor, lana en las vidrieras, bufandas. La gente no va a comprar eso porque hace calor. Eso también trae consecuencias. Te digo algo referido al planeamiento. Yo como agencia, con el problema del campo, como parte del eslabón de la industria, hemos sufrido muchísimo, porque la bonanza del campo se vuelca en la ciudad. El dueño del campo le entregaba a su familia cierto dinero, a su esposa y a sus hijos, para que vinieran a la Capital a gastar en moda. Entonces, vos veías boutiques de la zona de Palermo por ejemplo que los fines de semana explotaba. Venía la familia de los productores que tenían resto para poder entregar y compraban y se lo llevaban a sus pueblos. Una pirámide interesante que ojalá pasara en todos los rubros, porque eso es lo que hace andar un engranaje de país. Con el conflicto del campo los vende-

dores sufrieron muchísimo. Muchas campañas no se hicieron porque muchas marcas no tenían el plus de venta que le daba la gente del interior. muchas marcas que fabrican en capital para locales del interior no pudieron vender. Por ejemplo, Las marcas de ropa interior de mujer. El 45% de la producción va al interior del país. El campo paró todo. Fueron 6 meses. Y una campaña dura ese tiempo. La Argentina es súper sensible a esas variaciones porque no tenemos industria. Andén: ¿Por qué pensás que en el mundo de la moda se elige determinado tipo de figuras o tipos étnicos que son los que vos vendes y no otros? (obesos, viejos, otras etnias). M.C.: Por moda. No quiero profundizar sobre eso, no porque le escape a la pregunta sino porque es un mito. Hoy por hoy se está abriendo mucho el panorama. Se ven chicos y chicas orientales, con rasgos andinos…siempre conservando una estética de belleza, un patrón. Puede haber una chica muy, muy morocha y muy bella. Y también por una cuestión mundial, si dentro de un año se ponen de moda las gorditas, la Argentina lo va a adoptar. Argentina adopta lo que pasa en el mundo. Andén: ¿Cuál es tu posición con respecto a la delgadez de tus modelos? M.C.: Yo quiero modelos saludables. A mí no me sirve tener modelos que no lo sean. Para mí la salud, la vida está antes que nada. La delgadez extrema es insalubre. Y a veces el negocio no muestra salud. Andén: ¿Cuál es el tiempo útil de una modelo dentro de la industria?

M.C.: En mi agencia no hay esa exigencia porque tiene un perfil comercial. Una mujer bella de 37 años puede seguir trabajando. En una agencia estrictamente de moda arrancan a los 15 y terminan su carrera a los 27, casi como un jugador de futbol. Andén: Si se sabe de una firma a la cual le prestas tus servicio o le vendes tus productos tiene talleres clandestinos, ¿cuál es tu reacción? M.C.: Yo no pregunto esas cosas. En lo personal estoy en contra. No trabajo con gente que esté metida en cosas rara bajo ningún aspecto: ni sexual ni comercial ni laboral ni de prensa. Si me entero que a un cliente en uno de sus locales se le encontró cocaína, yo no voy a trabajar con su marca. Si me enterara, no trabajaría. Es muy difícil que lleguen a nuestros oídos esas cosas, por lo menos al mío, no me manejo a niveles tan altos en los que sé que una empresa tiene trabajadores ilegales. Andén: ¿Por una cuestión de imagen de la agencia o personal? M.C.: Ambas cosas. Es mucho más fácil relacionar empresas con agencias a nivel sexual que a otro nivel. Nunca he aceptado ese tipo de cosas. Andén: ¿Qué hay de malo en el mundo de la moda? M.C.: Lo mismo que en el mundo de la abogacía, de los contadores y de los médicos. Andén: ¿Qué hay de bueno? M.C.: Lo mismo. Salvo una cosa, el que trabaja en esto gana lo mismo que otros en menos tiempo.


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opinión Una página web oficial de Frida se abre. El primer mensaje que se deja leer: “Todos los derechos reservados”. Los herederos de Frida Kahlo usufructúan, con toda la legitimidad que la ley les otorga, las licencias correspondientes. Allende las fronteras de México, los diseñadores y fabricantes de indumentaria y accesorios se enseñorean de ese acervo pictórico y le sacan la lengua a los derechos de autor, mientras le guiñan el ojo a la mismísima Frida. Porque en los últimos años, la pintora mexicana se convirtió en un ícono de las ferias de diseño de Palermo Soho. Las fotografías y los cuadros de la artista fueron aprovechados por diseñadores under y no tan under que las sellaron en sus carteras, por marcas que las imprimieron en sus producciones textiles y por fabricantes del barrio de Once que acuñaron bijou barata con su rostro reproducido en aros, colgantes, cadenitas, camafeos y anillos, entre otras cosas. En las casas de diseño, proliferaron fundas de almohadones, soportes de mousse, relojes, individuales y hasta cubos mágicos con los cuadros de Frida en cada uno de sus lados. Desde el estreno del film protagonizado por Salma Hayek y dirigido por Julie Taymor (2002), Frida Kahlo es, hoy en día, para muchos, simplemente Frida. Quizás a partir de entonces, se haya iniciado una cierta fascinación generalizada por su figura. Se podría decir, a modo de hipótesis tentativa, que esta moda no podría preexistir al film ni, por supuesto, a Internet, que hace más accesible las imágenes para cualquier diseñador autogestivo. Pero, ¿qué quiere decir que Frida esté de moda? ¿Que está en boga su producción artística en el ámbito de la pintura? ¿O como imagen citada en los objetos de diseño? La primera opción nos lleva a una cuestión más amplia: las modas en las artes visuales. Pero no es el caso actual. La obra de Frida fue reivindicada muchos años después de su muerte, especialmente en la década del 70. La segunda opción nos remite al tema de la reproducción del arte en los objetos industriales. Esta es la cuestión que nos convoca. Pero el dúo “Frida y la moda” tiene una tercera arista que hay que tener presente: la reivindicación de la vestimenta mexicana y de su propio eclecticismo: Frida hombre, Frida india, Frida campesina, Frida Isthmus de Tehuantepec1. Estas prendas de la región sudoeste de

yael n. tejero yosovitch

A fines de los años ’90, se impuso la tendencia de la ropa hippie. Las vidrieras de las marcas más costosas se llenaron de jeans desgastados y pantalones campana con bordados de colores. Las grandes compañías de indumentaria revisitaban la moda de los ’60s y los ’70s en una suerte de resumen del siglo. Los locales coreanos reproducían a bajo costo los modelos más elaborados de Kosiuko. ¿Cuál era la transgresión imperdonable? Si el jean gastado mostraba la negativa a consumir, la adquisición de un nuevo jean gastado era una tomada de pelo. En los probadores, el espíritu anticonsumista del hippismo se reivindicaba como un acto de blasfemia. Al parecer, la historia de la moda también se repite como farsa.3 En lo que respecta a Frida, se ha logrado un

engendro interesante: la trasposición de autoretratos de raigambre latinoamericanista en accesorios pop. Un bolso que imita el charol negro luce un fondo de animal print. Sobre este fondo, Frida se muestra mexicana e hirsuta. Otro caso interesante es el del camafeo. En su versión decimonónica, este accesorio llevaba grabada, sobre su piedra, el retrato de perfil de una mujer de época: una puesta en abismo de aquella que lo portaba. Reproducía su estilo y su peinado en miniatura y uno podía imaginar que esta dama tallada y, por añadidura, en relieve, portaba otro camafeo con una miniatura de sí misma

México, donde persisten largas tradiciones matriarcales, fueron adoptadas por la artista en un tiempo en que muchas mexicanas intelectuales lo hacían. El mismo Diego Rivera dijo: “Las mexicanas que no quieren ponérselo, no pertenecen a este pueblo, sino que dependen del sentimiento y espíritu de una clase extranjera a la que quieren pertenecer, concretamente la clase poderosa de la burocracia americana y francesa.”2 En Frida, Diego veía la encar-

nación del esplendor nacional. La mitología mexicana estaba presente tanto en sus obras como en sus vestidos. Esa fue una de las razones que la hicieron tan singular. En el número 109 de la revista Sudestada (Junio de 2012), Nadia Fink escribe una nota titulada “Las pasiones de Frida”. El artículo abreva en la vida de la pintora. En contrapunto con las referencias biográficas, se publican entrevistas a artistas que toman la figura de Frida como inspiración. Allí, la artista plástica Cora Mayer sostiene que el cuerpo es un objeto social. En nuestra relación con él estamos condicionados por la educación, la medicina, nuestra cultura y tradiciones. Pero, por otro lado, añade, tenemos una imagen propia del cuerpo: así como es una construcción social, nuestro cuerpo nos singulariza y nuestra interioridad lo construye. Dado que esta es inconsciente, el arte sería una de las formas de llegar a ese lugar a través de las metáforas del cuerpo. Para la entrevistada, esto es lo que hace Frida: pone el cuerpo presente desde el lugar de la mujer. Si la industria de la moda es una intervención social sobre el cuerpo, sus usos y estrategias son un modo de homogeneizar en función del consumo. Pero Frida Kahlo es la sedición de toda preceptiva. Sin reducir su obra artística a estos ejes, allí aparecen tematizados el cuerpo herido, accidentado, amputado, la fertilidad abortada por la incapacidad de gestar, la subversión de los cánones de belleza femenina a través de la exaltación del hirsutismo o la mujer latinoamericana en cuya origen está la violencia de la chingada que Octavio Paz expone en “Los hijos de la Malinche”. De la trasposición de imágenes de Frida en los objetos de consumo masivo no puede sino surgir un oxímoron: la obra de una artista que según Mayer presentó la singularidad de su cuerpo como metáfora de su interioridad fue apropiada por la industria de la moda que, como tal, desingulariza. En materia de trasposición, muchos artistas plásticos han sido objeto de referencia. Desde el desarrollo de la capacidad de reproducir técnicamente el arte en adelante, distintos soportes comulgaron con imágenes pictóricas. Boticcelli, Da Vinci, Velázquez también fueron reproducidos en objetos industriales de lo más dispares con la solemnidad de sus obras. A modo de ejemplo, podemos mencionar un estuche de manicure envuelto en Las Meninas. El mismo Flaubert, en La educación sentimental, se burla de los efectos de la industrialización del arte al poner a un mercante de cuadros a imprimir la imagen de una obra recientemente adquirida sobre un

chantal rosengurt

en el comienzo fue marilyn, cuando aún estaba fresco el arte pop. siguió la coca sarli, cuando a la cultura popular se le sumó la categoría de lo bizarro. ahora es frida kahlo una de las favoritas en la fabricación de accesorios femeninos y objetos de usos múltiples. además de consumir y lucir, intentemos reflexionar sobre el mensaje, quizás contradictorio, que se construye en estos artefactos culturales tan de moda.

nuevo modelo de empapelados.

reproducida hasta el infinito. Abiertas y libres de toda necesitad de encorsetar los cuellos, las camisas dejaron desprovisto de soporte al camafeo que, para volver a través de su versión vintage, debió trasladarse al colgante. Pero allí, en ese resabio de anticuario donde antes sobrevivía la dama de rodete, ahora está Frida: traspuesta, apocopada, aplanada y, finalmente, trillada. El soporte, el material que es objeto de trasposición, tampoco es ingenuo. Del ámbar, las ágatas o la piedra de Jade al plástico: cada material es, en términos del filósofo alemán Theodor Adorno, “historia sedimentada”. Tampoco es ingenua la inscripción de nuevas finalidades, usos o criterios de valor sobre el objeto. Por eso, el artefacto es un mensaje con un significado complejo que se construye teniendo en cuenta todas sus dimensiones: ¿de dónde parte la imagen? ¿Qué soporte abandona y cuál otro lo acoge? ¿Qué usos, finalidades, valores lo envuelven? El bolso de charol con una Frida que luce su vestimenta mexicana es susceptible de ser analizado desde una perspectiva semiótica y siempre con un hálito de sospecha: quizás allí también blasfeme el charol con su cinismo pop. 1 Se trata de la vestimenta tradicional folklórica que viste Frida en las fotografías y retratos más famosos. 2 Kettenmann, Andrea. Frida Kahlo: 1907-1954. Dolor y pasión. Taschen,

2003. 3 En el comienzo del primer capítulo de El dieciocho brumario de Luis Bona-

parte, Marx sostiene: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa.” La afirmación hecha en el cuerpo del texto hace referencia a esta famosa frase.


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opinión Es común asociar la moda con dos cosas: las mujeres y su relación con la ropa, y lo superfluo. ¿Qué suplemento o revista dirigida a un público femenino no cuenta con un espacio dedicado a “lo que se usa”? Las definiciones de lo que es fashion, está in o es un must esta temporada (nótese la connotación de obligación en esta última palabra) son parte del vocabulario típico de estas publicaciones. Pero lo que fue indispensable para sentirse in se esfuma con el calor del verano que se va y se prepara para iniciar un nuevo ciclo mientras el dorado de las hojas nos avisa que llegó el otoño. Las mujeres solemos correr detrás de la moda con diferentes urgencias y velocidades, lo que casi nunca podemos hacer es esquivar esa carrera. Pero si nos corremos de ese lugar que nos hace verla como el summum de la frivolidad y lo efímero, podemos ver en la moda un elemento que nos permite definirnos, mostrar a los demás quiénes somos, aunque siempre desde la ilusión de que somos libres para elegir cuando en realidad solo podemos jugar con las opciones que nos da la sociedad, o mejor dicho el mercado. Es que la forma de vestirnos no deja de ser un hecho social. Es decir, detrás de la acción individual de vestir, peinarse o caminar de una determinada forma y no de otra se expresa una presión por pertenecer al grupo social. Aunque en los últimos años se

“esto es efímero” cantaba el indio solari mientras morían los ochenta. probablemente “las modas” sean uno de los primeros sinónimos de lo efímero. sin embargo, detrás de la superficialidad de la moda es posible encontrar signos que nos definen como personas y como sociedad.

giselle mendez

impuso la tendencia de ser originales y diferentes, lo cierto es que la mayoría de nuestras elecciones se ven condicionadas por nuestra necesidad de pertenecer a un colectivo, aceptando sus patrones de “normalidad”. Y en ese espacio el mercado, como institución social, regula e impone pautas sobre lo que debemos ser y parecer. Así, el ciclo es cada vez más corto, y sentimos el impulso de tener una nueva remera, un par de zapatos, otro corte de pelo… en fin, seguir consumiendo para seguir perteneciendo.

Más que mil palabras Tener en cuenta la relación entre moda, mercado y consumo no debería significar que la imagen no es nada, frase del anti-marketing con la que igual te venden una gaseosa. Es que una sola mirada nos da la clave para que, en un segundo, procesemos mucha información. Una remera, un color, unas zapatillas, una forma de peinarse nos sirven para clasificar al otro. Con solo un vistazo puedo saber desde qué música le gusta hasta su nivel socio-económico y dónde vive. Las posibilidades de acertar en dichas conjeturas son altas, porque vivimos en una sociedad altamente estandarizada y segmentada en cuanto a sus opciones de consumo. El problema surge cuando esa información se transforma en un “pre-juicio”. La rubia tarada, bronceada, aburrida quizás sea solo eso. Un emo probablemente no sea más que un adolescente conflictuado por nimiedades. Lo que ya sabemos se nos aparece evidente y no sentimos la necesidad de contrastarlo. Una vez que se instala en el sentido común la asociación entre una imagen y una valoración (no importa si es positiva o negativa) son muy pocos lo que se atreven a indagar en esa relación. ¿Cuánto vale (simbólicamente) una chomba de Lacoste después de haber sido tomada como representativa de los wachiturros? Es justamente en ese juego entre ser y parecer donde quedan espacios para armar un collage que refleje, pero también pueda subvertir el orden de lo “normal”.

Volveré y seré millones (de remeras) En algún momento una cresta roja y una remera de los Sex Pistols eran una forma de escandalizar y mostrar descontento contra el neoliberalismo que hacía sus primeras incursiones en la Inglaterra de los ´70. Hoy en día, nadie

se escandaliza por un adolescente con una remera negra con la imagen de su banda de rock favorita. Quizás el último gran “escandalizador” haya sido Marilyn Manson con esa apariencia entre andrógina y terrorífica. Es que el mercado capitalista tiene una gran habilidad para deglutir cualquier amenaza y devolverla totalmente pasteurizada. En una época en que los recitales son auspiciados por grandes multinacionales, no es en la industria de la música de donde surjan íconos de rebeldía.

Si algún trasnochado se guiara por la cantidad de remeras (por no contar el resto del merchandising) vendidas con la cara del Che Guevara pensaría que la revolución socialista triunfó en buena parte del mundo. Este es otro buen ejemplo de cómo un símbolo de rebeldía es usado para vender, o comprado para sentirse contestatario. Esto no quiere decir que todos los que llevan una remera del héroe de la revolución cubana no hayan leído ni siquiera la entrada de Wikipedia sobre él. Lo que sucede es que la imagen es suficiente para parecer rebelde o contestatario, e incluso para creerse que se es así. Acaso esa superficialidad nos lleve a pensar en lo inofensivo que puede ser un ícono político llevado a percheros y vidrieras, listo para ser comprado junto con un par de zapatillas y algún disco que combine con ambas. La reproducción infinita de la imagen es capaz de

convertir en un producto pop al Che o a Evita, y otra vez volver aceptable y consumible aquello que podía ser considerado una amenaza. Pero, ¿es posible recorrer en el camino inverso y hacer de la imagen un disparador para reflexionar? Con esa pregunta llegamos hasta San Telmo. Allí, en una esquina nació sin querer queriendo La pochoklera, cuando los turistas empezaron a inundar el barrio y las típicas remeras con referencias a Buenos Aires se volvieron un souvenir muy requerido. Pero decir que el emprendimiento es apenas un local de remeras sería faltar a la verdad. El espíritu de intercambio y las ganas de debatir que transmite Enrique, quien está al frente de este emprendimiento, trascienden eso. Es que además de la típica imagen del obelisco y la parejita bailando tango se pueden ver remeras con los rostros de Cristina y Néstor Kirchner. Quizás, después de lo expuesto no sea tan difícil comprender por qué la imagen de un político contemporáneo es más provocadora que la de un rockstar. Y probablemente a este tipo de remeras pueda caberles la misma objeción: que la superficialidad de la imagen o la intención de generar controversia anule u opaque un debate más profundo sobre el mensaje que se quiere transmitir. Sin embargo, al charlar con Enrique descubrimos que es la militancia en un espacio político-ideológico la que se expresa en las remeras, y no una moda nac&pop pasajera. ¿Cuántas veces usamos nuestro cuerpo como una vidriera de marcas o íconos que poco tienen que ver con lo que somos o el lugar de donde venimos? ¿Por qué no usarlo para plantear una discusión sobre lo que queremos ser, pero no desde el lugar aspiracional que nos vende el mercado, sino desde una postura política e ideológica “situada”? “Esta muy bien que los pibes lleven la remera del Che Guevara –dice Enrique- pero también hay que enseñarles que para que el Che existiera, existieron muchos otros antes”. Con esa idea, crearon una serie de camisetas con protagonistas (la mayor parte de las veces relegados u olvidados) de la historia latinoamericana, pero agregándole un sitio web donde consultar información sobre ellos. Es que como parte de la batalla cultural para descolonizar nuestro sentido común es necesario que primero sean visibilizados para luego poder ser apropiados. En definitiva, aunque sea difícil, los espacios para producir y no simplemente consumir contenidos están. Ya nadie va a mirar tu remera sin escucharte a vos.


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diálogo diálogo con adrián scribano

belén morejón & bárbara aguer /

mbmorejongmail.com & barbara.aguer@gmail.com

En este número, el tren se detiene en la estación “moda”; eso que parece tan simple y a la vez tan complejo de entender. ¿Qué hay atrás de esa palabra? ¿Cómo, quién y para qué se construye? ¿Cómo se interpreta? ¿Por cuántos recorridos teóricos se puede entender esta construcción social? Camino al Bar, para encontrarnos con el Dr. Adrián Scribano, teníamos esas inquietudes; y nos encontramos con un “zoológico de marketing” en la ciudad, donde las jaulas de las distintas especies de animales estaban abiertas a los sentidos de los visitantes: spots publicitarios con frases interpelantes, mismo diseño de ropa en las vidrieras y en las personas, propagandas publicitarias hasta en las escaleras del subte, carteles publicitarios arriba de los edificios... Casi no había espacios en blancos… Eso que nuestro entrevistado, el Dr. Adrián Scribano, llama una sociedad sinestésica: “Cuando recibís un montón de sensaciones al mismo tiempo y mismo lugar al punto que uno no puede describir en qué espacio del cuerpo le está pegando esa impresión, si en vista, oído o en el tacto.” Para comprender mejor cómo el cuerpo, el mercado, el consumo mimético, la política, los afectos, las emociones y sensaciones se relacionan con la Moda, los dejamos que disfruten de la lectura de la entrevista.

¿Quién es Adrián Scribano? Es Doctor en Filosofía dede Chile; Lic. en Ciencia Política de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica utense de Madrid, España, e Investigador del CONICET. También es Director de los siguientes grupos académicos de investigación, producción y publicación colectiva del conocimiento: -Centro de Investigación de Estudios Sociológicos (CIES) http://estudiosociologicos.com.ar/portal/ - Revista Latinoamericana de Metodología: http://relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis - Oneteaiken. Boletín sobre prácticas y estudios de Acción colectiva. http://onteaiken.com.ar/ -UBA. http://cuerposyemociones.com.ar/ . - Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social http://accioncolectiva.com.ar/sitio/

ANDÉN: ¿Qué es la sociología de los cuerpos y las emociones y cómo nos puede servir para entender la Moda? Adrián Scribano: Los cuerpos y las emociones le han interesado a la teoría social desde sus inicios, como para poner dos ejemplos diferentes: en la obra de Marx y Marcel Mauss. ¿Por qué le interesa a la teoría social los cuerpos y las emociones? Al menos por 3 motivos: porque somos Vida y la vida en tanto vida humana está anclada y elaborada a partir de la relación que hay entre sensaciones y corporalidades; es una dialéctica que proviene de la propia historia “natural” del hombre que se relaciona con el mundo, con los otros y las cosas a través de su cuerpo y los sentidos; es decir, aquello por lo cual se percibe, se ve, se huele; los humanos cuando hacemos la sociedad construimos nuestras interacciones no solamente por decisiones de carácter racional o instrumentales, sino también por un conjunto de expectativas, de afecciones, estructuraciones de carácter afectivo y cognitivo con los otros, que obvio se “ancla” en nuestros cuerpos. Si se rastrea eso se puede ver el modo de cómo los seres

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humanos se disponen y predisponen para interactuar en la “escena de lo social”. Un ejemplo es lo que hacemos otorgándole “cara de…” a las personas: cara de pobre, de inteligente, de negro de mierda… La visualización de ese sujeto, ahora convertido en objeto, mi relación con él, se elabora según la estructuración de las sensibilidades que esa sociedad determine; el tercer motivo es el poder: manipular, gestionar, construir, reconstruir los cuerpos y las emociones, que por supuesto que esto también se articula con los otros dos puntos anteriores, es uno de los nodos del poder del Siglo XXI. Manipular/gestionar los componentes que “hacen el cuerpo” es también incidir en la organización de la sociedad, aclarando que esto, por decirlo de algún modo, puede tener signo positivo/negativo. ANDÉN: Entonces, parándonos desde la sociología de los cuerpos y las emociones, ¿qué relación puede tener con la moda? A.S.: Digamos que los cuerpos y emociones siempre han estado de moda. Se puede decir que hay cuerpos y emociones para distintos tipos de sociedades. Si uno entiende que existen aceptaciones sociales y aceptabilidades por las cuales un

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objeto, un sujeto, un proceso tiene más probabilidad de ser visto con distinta jerarquía de consideración social, aparece el fenómeno de la moda. Porque eso varía con las estructuras de las sensibilidades asociadas a clases y a las condiciones históricas. Pero es con el advenimiento y desarrollo del capitalismo cuando la moda adquiere la relevancia actual siendo parte del mercadeo y de los procesos de fetichización de los objetos/sujetos. En la actualidad la moda está asociada a: 1) adecuación “instantánea” de los productos al disfrute del comprador; 2) que dichos productos sirvan para la construcción social, la jerarquía del comprador, en términos de sensibilidades diferenciales, 3) y la maleabilidad que tienen que te ner tanto los objetos como los sujetos para producirse y reproducirse en su metamorfosis constante de distintas maneras, es decir, para estar a la moda. ANDÉN: ¿Entonces, uno puede pensar la moda como los cambios, como esta modificación del objeto? A.S.: Cuando uno dice moda, es el hombre, los seres humanos en interacción los que van “poniendo” la moda. Lo que sucede con el capitalismo es que no es un sistema


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diálogo

que crea objetos, es un sistema que crea Sujetos para los Objetos. Pero en el sentido que la moda es parte de esa seducción que te deja “atrapado” en el impulso de la propia seducción, pero que no remite a otro lugar más que al impulso. ¿Qué es lo que en realidad uno adquiere cuando adquiere un objeto o un cuerpo a la moda? El proceso de obtenerlo, no el objeto. Por eso el objeto pasa de moda, pero queda el estado del sentir, en tanto marca efímera de las corporalidades posibles. ANDÉN: ¿Uno es un cuerpo distinto en función de moverse en determinado tipo de moda? Pienso en las tribus urbanas, uno transforma el cuerpo con aros, tatuaje... ¿O son 2 cosas distintas? A.S.: Lo que hay ahí es que cierto componente identificatorio tiene carácter de poder simbólico donde se juegan procesos de identificación con el otro y con un NOS-OTROS, esos OTROS que somos NOS que nos identificamos por tal o cual cosa. Eso que antes era un objeto de identificación entre nosotros se transfor-

iconoclasistas http://iconoclasistas.com.ar/wpcontent/uploads/2006/01/belleza.jpg

ma, luego, en una mercancía por la cual el sujeto hace una búsqueda muy intensa de aquello que antes representaba para los Otros pero que ahora representa otra cosa para él. Por ejemplo, la famosa remera del Ché devenida en mercancía. Eso es interesante porque la política y la moda van de la mano. Lo que yo estoy tratando de expresar es que son las metamorfosis corporales y emocionales las que van produciendo la adecuación, aceptabilidad y “agradabilidad” del sujeto respecto a esos objetos. Como ocurre con la cirugía estética. Es una intervención, modificación “externa” corporal que hace que se modifiquen los rasgos identificatorios de esos cuerpos. Uno podría tener en todo caso, una diversidad de rasgos identificatorios a medida que pasa el tiempo. Por ejemplo, cuando la nariz de Claudia Shiffer estaba de moda y había cierta fascinación para adquirir eso. La moda remplaza –suelda- una falta que uno tiene o se “imagina” respecto a la aceptabilidad de los otros: “¿Cómo voy a tener semejante nariz?” El modelo le da a la persona una solución y el “mercado” lo convierte en realidad; porque no solo se pone el cuerpo a la moda sino que se lo transforma en un signo material de lo que siento que me falta, que si llegase a no estar… uno vería la ausencia en relación a dicha falta y así pasa a ser una necesidad. El cuerpo a la moda y la moda de los cuerpos se ajusta al estado las políticas de las sensibilidades. “La cuestión de peso” pasa a ser la prestación social de la persona en términos de las modificaciones corporales necesarias que producen las metamorfosis buscadas en t

u cuerpo para lograr que vos lo vivencies como parte de la fantasía social de los cuerpos aceptables. O sea, “cómo estoy bien hoy con este peso, con este brazo, con esta nariz, incide en la experiencia que tengo de mí”. Por esta vía, la relación entre corporalidad, moda y sensibilidades sociales es parte

Lo que quiero expresar es que si para algunos ir a un restaurante en el que la ensalada se llama “suave colchón de hojas verdes” implica ser parte de una forma de sensibilidad adecuada, para otros participar poniendo “me gusta” en facebook involucra estar comprometi-

lo que sucede con el capitalismo es que no es un sistema que crea objetos, es un sistema que crea sujetos para los objetos

de las lógicas de la subjetivación, la identidad, identificación; es decir, son parte central de la respuesta: ¿quién soy yo ahora así? ANDÉN: Pareciera que hay un dialogo entre las cuestiones subjetivas y objetivas relacionándolo con la política. Ahora, pensándolo desde el lado más político, ¿cómo interviene en la moda? A.S.: Hoy estamos ante una radicalización de los procesos que comenzaron en la segunda mitad del siglo XX, donde la política tomó la lógica de lo económico y la economía tomó la lógica de la política. Es decir, la política toma la lógica de lo económico ya que se trasforma en vender/comprar y la economía en el juego de seducción de “masas”. El vértice que une/separa a la política y la economía es el consumo: el marketing lleva a la sensibilidad, al centro de la vida en común y deviene parámetro de participación social. Cuando yo consumo participo. Se elabora un modelo de democracia: “yo soy más participativo mientras más compre, consuma y disfrute bienes políticos”. O si se quiere, es políticamente correcto estar a la moda de “hacer” política en términos de aquello que me otorga consideración social y me hace socialmente responsable, comprometido y aceptable frente a los otros que han pasado a considerar eso como parte de las sensibilidades posibles y deseadas.

do; justamente con otra sensibilidad “apreciada” que reditúa consideración social, y hay que estar alertas también a la moda de la no moda como fantasía del fin del mundo del mercado. Es decir, que si la sociedad dice que “está de onda la política” habría que preguntarse cómo se generó la onda y a qué estados del sentir remite; en todo caso, ver en su socio-génesis qué significa para el otro que yo participe, porque entre muchos otros procesos, lo que es posible que esté pasando es que lo que yo estoy tratando de buscar es agradar y agradarme, por eso me pongo a la Moda. ¿Será que hoy la política se ha transformado en un espacio de disfrute personal? A mí me da la sensación de que ahí hay una pista para entender muchas cosas. Una pista para ver la relación entre lo que está de moda en la política y lo que la política pone de moda. Porque comenzamos diciendo que el que tiene el poder de cuerpos y emociones tiene capacidad de transformación. Bueno, la política ti ene incidencia en los cuerpos porque elabora geometrías de cuerpos, establece segregaciones y celebraciones; por ejemplo, construye una ciudad donde los muros mentales, cuyos ladrillos están hechos de cuerpos y emociones, impiden


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que “los negros” lleguen a ciertos lugares; ciudad donde también está la zona “sé solidario 1 vez al año y sentite bien”, etc… -ANDÉN: ¿Por qué la sensibilidad frente a la política tiene importancia? A.S: Hay una relación directa entre los efectos de las políticas públicas, los cuerpos y las emociones. Las condiciones materiales de producción y reproducción de millones de personas, sus cuerpos y emociones están intervenidas políticamente todo el día todos lo días: desde la asignación universal por hijo, pasando por las políticas alimentarias y los subsidios a discapacitados, hasta llegar a las políticas de salud, son partes de una política de los cuerpos.

las sensaciones y habíamos dicho que tiene que ver con la producción de los mass- media, la opinión publica y lo político de ese objeto como algo deseado. El cuerpo “hegemónico”, correcto y agradable es una producción de larga duración, pero instanciado ahora, en lo efímero y circunstancial tomado como tal; entonces, por eso la moda cambia tan rápidamente, es tan hábil, se va poniendo de moda con el tiempo, porque son procesos que se vienen dando con el tiempo, entonces cuando eso se hace moda es porque hay otro proceso que no está más de moda. Hay otra cosa para entender que es que no hay destrucción total del objeto de moda anterior, sino la moda

el consumo nos ubica entre el fantasma de carencia y las fantasía del disfrute -ANDÉN: En el contexto de las investigaciones que vienen haciendo ¿qué sería el consumo mimético? A.S: Es el proceso por el cual el sujeto al gastar, destruir, apropiarse, alcanzar a un objeto se reviste simbólicamente/materialmente de las cualidades del propio objeto. Por eso es mímesis, es decir, “me disfrazo de objeto en la falta que yo tengo como sujeto”. Por ejemplo, si no tengo el cuerpo adecuado para seducir en el mercado, me compro un push up y estoy bien. El push up me da una cualidad física pero no es solo físico, porque es un proceso donde lo físico y biológico están relacionados con lo social y lo psíquico que se unen como una banda de moebius. Entonces ¿qué hago? Soy tanto como yo pueda en función de mi push up, pero lo importante es destacar que ese “soy” es un “yo siento luego, existo”. -ANDÉN: Entonces, en ese sentido, ¿la moda es vista como un consumo mimético? A.S: Uno puede entender la moda como un proceso de producción y reproducción de objetos, es decir, como parte del proceso productivo. Uno también puede entender la moda como proceso de resignificación, valoración, evaluación afectiva de cosas, objetos, procesos y sujetos. O uno puede entender la moda como una modificación de valoraciones, costumbres de este Nos-otros que hacía alusión al comienzo de la charla. Ahora, en todo caso en la sociedad capitalista en la cual vivimos, la moda es uno de los elementos que permite configurar lo que llamamos consumo mimético. Porque para que haya mímesis tiene que haber deseo, eso está configurado por la regulación de

nunca podría volver. ¿En qué consiste la moda? En hacerte una estantería de muchas modas. Y es cierto que la moda está hoy y la próxima no sabemos, pero probablemente sea un objeto que “estaba antes” cuya capacidades miméticas se han modificado. Si uno recorre los grandes museos del mundo de antropología, puede ver la historia de las joyas y se da cuenta de que los pueblos se han adornado y se han puesto objetos en el cuerpo para presentarse ante los otros entre otras muchas razones. Pero si uno va a la sala de las joyas, va a decir quizás que el mismo anillo está hoy en plaza Serrano. Quiero decir que hay un proceso histórico largo que vuelve en una re-apropiación; lo que seduce es la reapropiación del objeto, en términos de las modificaciones de sus impulsos atravesados por lo deseable. A mí me parece que si hay una relación entre el consumo mimético y moda en el sistema capitalista contemporáneo, la moda como proceso de estructuración social le posibilita a los sujetos sentirse en cuerpo, y con ello re-valorados. Una de las paradojas de la relación de lo colectivo, lo político y el mercadeo es que cada vez las modas son más masivas y más individualizantes, remiten cada vez más al individuo y no a lo colectivo, por eso “disfruto más del consumo en soledad”. ANDÉN:¿En qué momento se le puede dar lugar al deseo del sujeto personal sin que sea tomado por este gran “monstruo”? A.S: Eso es lo que nosotros denominamos “prácticas intersticiales”, esos intersticios, quiebres, pliegues. Una de las

cosas que apuntan distintas encuestas es que la gente ha revalorizado los espacios familiares y próximos con respecto a los espacios colectivos masivos. Esto tiene un potencial interesante porque más allá de que todo esté mercantilizado -por ejemplo, en el cumpleaños de 15, La persistencia de la presentación de la niña en sociedad, en función de la relación social con los amigos y familia, etc.- tiene un poder destitutivo (más allá de su carácter limitado) respecto de las regla que eso sea solo una cuestión de mercado. En las fiestas, en el amor, en los procesos por los cuales los sujetos crean esperanza adviene esa práctica que rompe la monstruosidad que parece irrompible. Esa totalidad por definición está fallada y en la falla no solo hay consumo mimético sino también prácticas intersticiales. Ahora, ¿qué creo yo que hay que mantener con esto? un espíritu crítico radical, ya que uno puede concluir en la elaboración de otra fantasía. ANDÉN: ¿Entonces pareciera que vivimos como en un mundo de fantasías? A.S: Sí y No. Lo que vivimos es una lucha, una dialéctica casi desapercibida entre las energías vitales que tenemos respecto a poder construir algo que se llama futuro y las energías “negativas” que minimizan es as otras. La economía política de la moral contemporánea te da una salida para el sufrimiento individual: CONSUMA. Pero no solamente consuma en términos de “compre este objeto y no otro”, sino en lo que implica consumir/transformar en una mercancía TODO: el afecto de tu hijo, de tu papá. El modelo consiste en proveer del cómo, pero no del qué. No

En esta sociedad consumista lo que importa es que uno equilibre un quantum de solidarismo, un quan tum de resignación y un quantum de consumo mimético: “como yo me tomé champagne hoy a la noche le dejo el zapato que me quedó chico a la iglesia del frente”. No es que yo me desconecté de lo social ya que le dejé el zapato, no es que yo no pude consumir, consumí en la medida que pude. La astucia de la razón capitalista es mostrarse pornográficamente en su permanente metamorfosis pero lo que hace es reproducirse, expandir en nosotros los ecos de aquello que experimento como disfrute. -ANDÉN: Entonces, ¿se puede decir que en este momento histórico del Capitalismo estamos en una configuración mayor de las políticas de las emociones, a diferencia de otra época histórica? A.S: Claro, efectivamente. Uno de los rasgos centrales del capitalismo contemporáneo (siempre lo ha sido pero hoy más enfáticamente) es construir, reproducir y hacer circular contenidos de la política de la sensibilidad. Por ejemplo: Mientras más nos emocionamos y nos sentimos impactados por las experiencias verdes, aumenta la depredación de bienes comunes. Mientras más plantas y arbolitos en la plazas de ciudades contaminadas, más depredaciones de la biodiversidad. La sensibilidad verde puede ser un empaquetamiento donde uno compra la mercancía de la sostenibilidad pero pagando el precio de una tranquilidad narcotizante, que “me deja tranquilo”: pago el precio de la destruc-

la astucia de la razón capitalista es mostrarse pornográficamente en su permanente metamorfosis pero lo que hace es reproducirse, expandir en nosotros los ecos de aquello que experimento como disfrute importa qué sea eso. Por ejemplo, yo hago aeromodelismo porque eso me “llena”, me satisface. Cuánta gente te dice me “llena”; cuando la gente te dice eso, es que el aludido objeto produce una extrañeza, hace sentir una cosa “rara”, lo hace un objeto de valor que encuentra en mí una resonancia muy fuerte por la que dicho objeto adquiere la capacidad de tapar los huecos para evitar el sufrimiento de saberse en falta: el consumo nos ubica entre el fantasma de la carencia y las fantasía del disfrute.

ción planetaria a partir de que ahora todos somos sensibles con los árboles, con los animales, todos somos verdes, etc. Desde que el Capital es Capital,l sujeto y su reparación. Y ese eslabón es medido en función de la sensibilidad. Por ejemplo, la historia de la beneficencia termina con las prácticas sociales contemporáneas de responsabilidad social empresarial, donde uno puede ligar políticas alimentarias y política de la sensibilidad en relación al miserable, al siempre “asistido”.


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cuerpos y emociones

palermo

En la sociedad actual el culto en torno a la comida se ha instalado entre nosotros. El imperativo gastronómico nos intercepta a cada paso: imágenes culinarias empapelan la ciudad; en la tv cocinan 24 hs. para nosotros; proliferan recetas y tips gourmet en cualquier diario y/o revista de tirada masiva. Estas son solo algunas muestras de un fenómeno mayor, que permiten ver cómo este imperativo se ha convertido en una variable cultural relevante a partir de la cual analizar nuestra sociedad. Vale aclarar que esta nota, sobre la comensalidad palermitana de alta cocina, no apunta a divulgar qué alimento o restaurante está de moda, para eso ya contamos con una infinidad de guías de restaurantes y revistas que se ocupan del tema. El foco de atención está puesto en poder ver esta práctica social como un síntoma de una ciudad como Buenos Aires, en la cual sus habitantes buscan la acumulación de experiencias de consumo sensitivas y estimulantes. En este sentido, el salir a comer a Palermo no es el simple hecho de alimentarse, el saciar el hambre y sentirse satisfecho. Ni tampoco el especial placer y disfrute que da el comer algo considerado rico. A Palermo no se va a buscar solo un plato de comida, sino una experiencia sensitiva. Ir a un restaurante de alta cocina implica todo un ritual cargado de normas, valores, modos, estilos, significados, emociones y estéticas. El plus de la comensalidad palermitana es el estimulo de los sentidos de un modo diferenciado que lleva su “sello”. Dado que la gastronomía del barrio se caracteriza por ofrece una política que clasifica y fusiona los aromas, sabores, sonidos y diseños de los espacios gastronómicos de un modo consagrado que interpela a los sujetos en tanto cuerpos sensibles.

Salir a comer a Palermo pilar lava

El polo gastronómico de Palermo es sin dudas un lugar de moda para los citadinos, como así un destino obligado para cualquier turista que visita Buenos Aires. El barrio se ha constituido en un espacio de diseño legitimado, que concentra, administra y ofrece lo nuevo en materia de estilos gastronómicos, diseño, indumentarias y demás objetos de vanguardia. Este tipo de fenómeno urbano está presente en muchas de las grandes ciudades del mundo. El caso local, en su nomen-

clatura, expresa la dirección de las transformaciones que el barrio ha experimentado en los últimos veinte años. El nuevo Palermo nos habla desde los discursos que lo comercializan: “Palermo Hollywood” “Palermo Soho”. Ya no se trata de un típico barrio de casas chorizo, sino de un espacio de distinción, diferenciación y originalidad dentro de la trama urbana. ¿Qué implica que una zona de la ciudad se ponga de moda y haga que muchos de nosotros queramos estar allí? A primera vista, en el marco de la indiferencia que motiva la vida urbana, podemos ver en Palermo un deseo de estar juntos, dado que el barrio en la última década se ha transformado en un lugar de encuentro entre desconocidos y amigos que comparten un estilo de vida. Esta comunión de la muchedumbre, entorno a valores y gustos compartidos del “buen vivir”, forma un micro espacio social del “nosotros”, estar-con-otros compartiendo, el consumo individual de experiencias culinarias sofisticadas y placenteras. A estos desconocidos, los aglutina la misma búsqueda de vivencias y experiencias placenteras de alta cocina; fuertemente asociada y percibida como artística. Desde esta perspectiva, los chef, en tanto artista y autores creadores de sus platos, no solo cocinan y manipulan los alimentos (de primera calidad), sino que estilizan sus presentaciones, alentando el desarrollo de los sentidos, construyendo un plato con fuerte impronta estética. La comensalidad individual de la alta cocina se caracteriza porque cada cual atienda su plato, es decir: se comparte la comida como situación, sin compartir la comida como producto, porque los ideales que jerarquizan los comensales hacen que se valoricen las individualidades. El acto mágico Para finalizar, vale retomar que lo que aquí se comparte y se convierte en moda es una misma búsqueda que evoca la creatividad por medio del consumo de la cultura palermitana; es decir, el consumo mimético se percibe y vivencia como una vía de acceder a la creatividad por medio de la experiencia de alta cocina. De este modo, el consumo viabiliza la fantasía del “como sí” creativo en un contexto social en el cual la coagulación de la acción se hace cuerpo. Esta búsqueda de creatividad, cobra mayor sentido explicativo al situarla en el marco teórico, desarrollado por el Dr. Adrián Scribano -ver entrevista publicada en esta edición-.

opinión

peinados nuevos

En el ardid de explicar una palabra que no refiere a algo en particular sino a una abstracción, el campo semántico se dispara hacia una multiplicidad de subjetividades. No es nuestro problema saber exactamente qué es moda. Como cuando a uno lo toman de improvisto en una entrevista callejera y le preguntan cosas incomodas tales como “¿Qué es el arte?” o “¿Qué opina usted sobre el control remoto?”, en las cuales uno no sabe a priori qué contestar y entre balbuceos prefiere que lo trague la tierra. He aquí algunas aproximaciones de la definición de moda: Curioso fenómeno que surge cuando las necesidades básicas de los seres humanos están cubiertas. Necesidad básica que da antesala y respaldo a todos los fenómenos artísticos, sociales y culturales propuestos y concebidos por algunos seres humanos. Ese ser en búsqueda de la transgresión, de disconformidad con el sistema de turno, explorador de vanguardias, de creación de nuevos lenguajes, fomenta un estilo de hacer las cosas que prolifera rápidamente condicionando conductas, articula desde el arte con otros ámbitos tales como la indumentaria, la pose, los peinados, la concurrencia a lugares culturales de esparcimiento. Pronto ya todos se enteraron de qué es lo que hay que hacer. La moda, en definitiva, lo es todo.

peter pertusi

Enterrar los signos de los tiempos, siglos de tradición, puede ser tarea difícil hasta imposible. Las “costumbres” por algo se llaman así. Se requeriría un giro brusco, un cambio de paradigma. En las sociedades modernas de consumo hubo cambios de tipo tecnológicos que modificaron para siempre a las familias; desde el arte, las rebeliones derribaron muchos tabúes y prejuicios. La juventud de los 60 se ufanó en crear modas y transgredir los valores (ya anticuados) heredados de la cultura victoriana que estaba esparcida en todo el mundo. Hoy en día, las modas tienen un proceso de creación y caducidad acelerados, la vorágine de datos sumada a la impaciencia e imprudencia de la masa crítica hace que las brechas entre las cosas en boga se acorten haciéndolas sustancia leve, vacua, superficial e inconsistente. Paradójicamente, repito, la

moda lo es todo. Una moda puede determinar la estabilidad de un partido político o figura en el poder, o que distintas industrias y mercados se beneficien temporalmente. Ahora, ¿qué es lo que uno ve de interesante en el hoy, donde absolutamente todo está dentro del sistema?, ¿cuál es la transgresión? La fabricación de una moda consiste en una combinación de las estéticas de décadas pasadas con aires nuevos. Los vectores se cruzaron: un wachiturro con bases electrónicas del hip hop cantando al mejor estilo cumbiero villero de hace 12 años, luciendo ropa de marca, con letras explicitas y directas junto al trovador neohippie haciendo música acústica con samplers de instrumentos, coqueteando con ritmos latinoamericanos y música bajita de voces seráficas que tanto enamora y hace mover a la sensiblería burguesa del hoy. Al lado de estos dos símbolos, el indie rock devenido en rock garaje con un caos pulcramente controlado, pantalones chupines y zapatos, cortes taza, ¿es que un día amanecí y estaba en 1983? Nadie me lo notificó. Ni hablar de la evolución de la música electrónica que es el punto neurálgico de todas las discotecas de hoy en día, la imagen del DJ que manipula con elegancia los nuevos procesos de edición del sonido. Resultado: todos los esqueletos se subliman en la pista al ritmo del funktecnorock. De esta forma se plantean nuevas estéticas vanguardistas. Dejamos el último espacio a los desactualizados, rancios y anticuados. Grupos y personas que quedaron en simpáticas postales del pasado. Bandas que no tuvieron nunca peso propio y no trascendieron. Agrupaciones que, por otro lado, llegaron a tocar la fibra emocional del público y se ganaron el respeto de generaciones pasados. Estos últimos sirvieron y seguirán sirviendo como capital de consulta para todo artista que quiera crear algo original. Como se puede notar la transgresión es nula. Sin embargo, resulta interesante el mensaje que se deja a los adultos y remilgados con la siguiente frase: “Les guste o no, somos lo nuevo”, aunque por tiempo indeterminado.


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filosofía&política

Ni la democracia es del pueblo, ni el pueblo es la democracia

manuel fontenla /

manuruzo@gmail.com

“La Mnemosine de la historia no dispensa su gloria a los ingratos”, esta es la famosa sentencia con la cual Hegel pretendía borrar buena parte del mundo geográfico y de la historia mundial cuando configuró su “Historia Universal”, en las Lecciones sobre filosofía de la Historia Universal. Pero Hegel se equivocó, y la historia conservó y transmitió no sólo todo aquello que Hegel quería borrar, la historia de América, Asia y África, sino también una variada lista de geniales como irrisorias e ingratas sentencias que han sido repetidas y re significadas hasta los días de hoy, constituyendo de manera esencial los distintos sentidos e imaginarios históricos de nuestra sociedad. En un recorte más bien azaroso y sin “intrigas” ideológicas en su elección, uno podría mencionar algunas trascendentales como la famosa “Con la democracia no sólo se vota: con la democracia, se come, se cura y se educa”, del entonces presidente Raúl Alfonsín en 1983, con la vuelta de la Democracia. O tal vez de la vereda de enfrente podríamos citar estas dos del General Perón, “Mi único heredero es el pueblo” y “Para conducir un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo”. Y llegando a la actualidad esta otra del genio discursivo e hilarante del presidente de Venezuela: “Chávez, ya no soy yo, Chávez es el pueblo”. A simple viste, las frases elegidas comparten algunos elementos comunes, a saber, su procedencia del ámbito político, su encarnación en líderes conocidos por su singularidad, cierta repetición de los conceptos de democracia y pueblo; y si uno quisiera hilar más fino, una coyuntura política y social, en las que fueron enunciadas que les dio en su momento una gran relevancia. No obstante, a pesar de estos elementos y de ser harto conocidas y repetidas, rara vez (si es que nunca), nos hemos preguntado, por ejemplo, ¿qué significaba pueblo cuando Perón decía “Mi único heredero es el pueblo”? O ¿Qué significaba democracia cuando Alfonsín decía “Con la democracia no solo se vota…”?

No me refiero a estudios sobre el concepto de “pueblo” o de “democracia”, que abundan en todas las disciplinas. Ni a una caracterización histórica de lo que se entendía por “Pueblo” en el momento en que se lo dijo, por ejemplo: pueblo igual a: el proletariado nacional (industrial) junto a las “clases bajas” que presenciaban los discursos de Perón en el ´45. Mi tesis, que demostraré a partir de las de Rancière, es que esas frases son IMPOSIBLES. Ininteligibles, impronunciables e insensatas (que no tienen sentido) si prestamos atención a lo que nos propone Rancière respecto de qué es el pueblo y qué la democracia. Con el perdón de Perón, Alfonsín y Chávez, avanzamos. Tesis 4. La democracia no es un régimen político. Ella es, en tanto ruptura de la lógica del arkhé, es decir, de la anticipación del mando en su disposición, el régimen mismo de la política como forma de relación que define un sujeto específico. Tesis 5. El pueblo, que es el sujeto de la democracia, el sujeto matricial de la política, no es la colección de miembros de la comunidad o la clase laboriosa de la población. Es la parte suplementaria en relación con toda cuenta de las partes de la población, que permite identificar en el todo de la comunidad la cuenta de los no contados.

A esta altura, y como hemos sostenido a lo largo de las notas, para repensar la política, Rancière nos propone una vuelta a ciertos orígenes de la política, tanto como de la Democracia, pero no en busca de antiguas o más precisas definiciones. No se trata de re-definir los términos a pesar de que ambas tesis, la 4 y la 5, comiencen con una estructura del tipo “La democracia es…”, “El pueblo es…”. El punto podría ser, en cambio, intentar construir una red de relaciones, en la cual cada uno de los términos se entiende, y es posible, por el otro. Esta es nuestra gran afirmación, nuestra clave hermenéutica para releer las anteriores, presentes y futuras tesis: cada uno de los términos es entendido, y es posible, por los otros y viceversa.1 Avancemos de una vez con las tesis. Esta es la idea-piña que arroja Rancière en la cuarta tesis: “La democracia no es aquí de ningún modo un régimen político, en el sentido de una constitución particular entre las diferentes maneras de unir a los hombres bajo una autoridad común. La democracia es la institución misma de la política, la institución de su sujeto y de su forma de relación”. ¿En qué consiste esta institución misma de la política, de un sujeto y de su forma de relación, que es la demo-

cracia? Dijimos anteriormente que la lógica del arkhé es la que distribuye qué título le corresponde a cada uno, y en base a ese título quién obedece o manda; y que el título particular del Demos es la Libertad. Desde esa base agrega Rancière en esta cuarta tesis: “Lo que hace posible la metexis propia de la política es la ruptura de todas las lógicas de la distribución de partes en el ejercicio del arkhé. La «libertad» del pueblo, que constituye el axioma de la democracia, tiene por contenido real la ruptura de la axiomática de la dominación, es decir, de la correlación entre una capacidad de mandar y una capacidad de ser mandado. El ciudadano que tiene parte «en el hecho de mandar y en el de ser mandado» no es pensable más que a partir del demos como figura de ruptura de la correspondencia entre las capacidades correlativas”. Es decir, si la política es la ruptura de todas las lógicas de distribución, para que ella sea posible, los ciudadanos deben ser pensables en el “tener-parte”, en el “mandar-obedecer”, y eso sólo es posible en el Demos cuyo título es la Libertad y por tanto, es la “ruptura de la axiomática de la dominación”. En este sentido de democracia, el demos, léase, el pueblo, no designa ni a “los pobres” ni a la mayoría. Designa, como sostiene Rancière, “simplemente las gentes que no cuentan, aquellos que no tienen título para ejercer el


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filosofía&política

poder del arkhé, ningún título para ser considerados (…) Es del demos aquel que habla cuando no puede hablar, aquel que toma parte en aquello en lo que no tiene parte”. Entonces, como continua Rancière en la quinta tesis, “el pueblo (demos) existe sólo como ruptura de la lógica del arkhé, ruptura de la lógica del comienzo/mando (…) El pueblo es el suplemento que separa la población de sí misma, suspendiendo la lógica de la dominación legítima. (…) Es un suplemento abstraído en relación a toda cuenta efectiva de las partes de la población, de sus títulos al tomar parte en la comunidad y de las partes de lo común que les corresponden en función de esos títulos. El «pueblo» es la existencia suplementaria que incluye la cuenta de los no contados o la parte de los sin parte”. Decir que el pueblo es un suplemento, es equivalente a decir que el pueblo es indefinible, que es un conjunto en constante reactualización, imposible de cerrar. En el momento en que uno dice “este es el pueblo”, está cerrando la cuenta de la comunidad, dejando una parte sin contar y por tanto, instaurando una nueva lógica del arkhé. De allí la imposibilidad de las frases citadas. Ni el pueblo es un sujeto particular, ni la democracia un régimen político particular. La democracia es el régimen mismo de la política que permite que sea posible la cuenta de “los sin títulos para mandar”, del demos, de aquellos que al tener únicamente la Libertad, pueden romper la lógica de la dominación. Rancière en ningún momento ha dejado de poner el acento, en la relación y en el sujeto que le interesa pensar, el de “la parte de los sin parte”. Y lo acla-

ra explícitamente en esta misma tesis: “no debemos tomar estas expresiones en un sentido populista sino en un sentido estructural. [El pueblo] no es el populacho laborioso y sufriente que viene a ocupar el terreno de la acción política e identificar su nombre con el de la comunidad. Eso que es identificado por la democracia con el todo de la comunidad es una parte vacía, suplementaria, que separa la comunidad de la suma de las partes del cuerpo social. Identificar este vacío con lo abarrotado del populacho, las masas, etc., es la jugada constante de la crítica descalificadora de la democracia”. Tanto la definición de pueblo, como la de democracia que encontramos en las citas mencionadas, como las provistas desde perspectivas populistas, funcionan en la lógica de esta “crítica descalificadora de la democracia”. Por eso, ambas tesis concluyen con una afirmación respecto de cómo no comprender el pueblo y la democracia. No obstante, estas “definiciones por la negativa” deben ser comprendidas en el conjunto de las Once Tesis, específicamente en el pasaje de la quinta a la sexta. Ya que hasta aquí Rancière ha intentado proponer una comprensión radicalmente opuesta a términos claves y cotidianos de la teoría política como son los de pueblo, democracia y el de la política misma, para luego, recién en la próxima tesis empezar a delinear hacia dónde se dirige su pensamiento. Si nuestro recorrido ha sido comprensible hasta aquí, entonces podremos entrar de lleno a la próxima tesis donde se afirma, ni más ni menos, que “la esencia de la política es”…lo que veremos en la próxima nota. Fin.

Yo soy el Pueblo, la chusma, la multitud, la masa. ¿Sabéis que todas las grandes obras que existen en el mundo las he hecho yo? Soy el obrero, el inventor, el que fabrica los alimentos y los vestidos del mundo. Soy el público de la Historia. Los Napoleones y los Lincolns han salido de mí. Ellos mueren. Y entonces yo mando a buscar más Napoleones y Lincolns. Soy la semilla de la tierra. Soy una pradera que soportará muchas labranzas. Terribles tempestades pasan sobre mí. Yo olvido. Todo menos la Muerte se acerca a mí, me hace trabajar y renuncia a lo que tengo. Y yo olvido. A veces gruño, sacudo mi cuerpo y esparzo algunas gotas rojas para que la Historia recuerde. Luego me olvido. Cuando yo, el Pueblo, aprenda a recordar; cuando yo, el Pueblo, aproveche las lecciones de ayer y no me olvide de quien me robó el año pasado o me tomó por tonto... no habrá entonces en el mundo ningún orador que diga: “El Pueblo” con un acento de burla en la voz o sonriendo despreciativamente. La Chusma, la multitud, la masa... entonces llegará. Versión de Agustí Bartra Carl Sandburg

1 Sería imposible en estas líneas justificar una determinada interpretación de las Once Tesis de Rancière; pero para los espíritus críticos que deseen adentrarse en ellas, esta clave hermenéutica responde a la idea desarrollada en El desacuerdo, donde se intenta pensar, tanto a la política como a la democracia, como formas de vida.


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deconstrucción Si el lenguaje es la casa del ser, es tiempo de preguntar por la escritura. No sea que venda. O mude. Y si no podemos conseguirle otra casa, o si no se va porque le gusta mucho, tratemos por todos los medios (Andén es el primero, pero vamos por todo) de hacerle los mantenimientos necesarios. También los otros. Tratemos, pues, que esté a la moda, como nueva. Habrá que ponerle, entonces, bastante pre-fijador en las paredes, mucho “pos” o “post”, bastante “de” o “des”, y uno que otro “anti”. Entrecomillar todo el perímetro, que no entre “nadie”. Encerrar(la) entre paréntesis y - eso sí llenarla de guiones. Habrá que usar todos los guiones disponibles, los cuales no habrán de ser muchos, no obstante, dada-lalamentable-posterioridad-de-nuestra-tareacon-relación-a-la-traducción-de-Ser-yTiempo-del-muy guionudo-y-célebre-Gaos.

elio pérez historiador. autor del libro: el 45 (un recorrido polémico, desde escalada hasta retiro)

Cuando nuestros invitados no merezcan mayor confianza, destaquemos todo lo importante. El baño, la idea principal, hasta los GIROS MÁS SUTILES. A ver si no se aviva, EL LECT@R. Textos-carteles hagamos. Sigamos haciendo. Y, por favor, tratemos de que coincidan las formas y los contenidos en la escritura: que la palabra corta sea corta y que la larga también. No dejemos entrar, esto es importante, bajo ningún concepto, a aquellos que reflexionan en torno a por qué separadoseescribetodojunto y ponen cara de haber sido tocados por la gracia. En suma, veamos qué se puede hacer de nuevo con esta casa tan vieja, tan en ruinas, tan que no nos queda otra: nuestro lenguaje. Y si no hay nada nuevo por decir, cambiemos las

palabras de lugar al menos. Por ejemplo ahora, si hablamos de novedad. ¡Seamos novedosos! Juguetones. ¿”Novedad”? “Nove-edad”: no tiene tiempo, por tanto es inmemorial. Paradoja entonces: eternamente nuevo lenguaje. Y otra acepción, si quieren: “dícese de quien le da a cualquier cosa, no importa si es una vieja, o incluso a un viejo”. No-ve-edad, en suma. Pero, por favor, no nos detengamos (que además, no hay donde). Sigamos, deprisa. “No-veda”: prohibido prohibir. Fórmula muy utilizada en el junio francés. Y así. Hace rato renunciamos al trabajo del concepto. ¿O nos echaron? No importa. ¿O no exporta? Mmmm… Quizás haya sido por dicha caída en las ventas al exterior. Pero, ¿es que hay afuera del discurso? ¿Tiene patio la casa? ¿Medianeras del ser, quizás? En fin, se sabe: hoy cualquiera es nominalista, incluso una mujer no muy inteligente puede serlo, es decir, justamente una “no-minalista”. Y así se va la tinta. Gotean las canillas de la casa del ser, señor@s. “La novedad está en el ojo del que mira”, dijo Perón. Un día. Al otro, mandó a poner parqué en todos los pisos de la casa del ser. Y creó las comas, la diéresis y los puntos, tanto suspensivos como el seguido y El Final. Sí, sí: podríamos haber terminado recién, en el final. Hubiese sido oportuno. Pero aún nos quedaba una pregunta en el tintero, goteando de la canilla de la casa maltrecha del ser, una pregunta que ya no podemos dejar de escribir. Pero, aún, tampoco podemos escribir. Paradójico y profundo, en verdad; tanto como que se pa ra do se es cri ba to do jun to.

cultura

enemigos de moda en el cine de

Allá por el Nº 55 de esta parada obligada en la comprensión de la realidad les advertí, estimados lectores, y les compartí una inquietud respecto a ciertas repeticiones notorias que es posible apreciar en el cine norteamericano en relación con ciertos conglomerados de enemigos que surgen periódicamente: “Estuvo el tiempo de los ataques salvajes de los Pieles Rojas, de las constantes invasiones extraterrestres, el de los desastres naturales azotando incansablemente al pueblo estadounidense y llegó el tiempo de personalizar al enemigo según nacionalidad o creencia religiosa. No parece casual ¿no? Cualquiera sea el adversario siempre hay un héroe yanqui deseoso y orgulloso de dar su vida por su pueblo e incluso por el bien común de la humanidad toda, encima a veces hasta tiene suerte y se salva, besa a su prometida/esposa y vuelve tranquilo a disfrutar del sueño americano.” Me pregunto, ¿no hay algo obsesivo en tan reiteradas amenazas? Pareciera que, más que subrayar el reestablecimiento del orden de acuerdo al modelo canónico, nos hallamos ante la paradójica expresión sintomática de la pesadilla americana. En este caso, ante la imposibilidad – o el hipócrita pudor – de nombrar al Otro construido como enemigo, el cine como gran reproductor de imaginarios, delega en circunstancias azarosas y personajes indefinidos sus peores temores, por otra parte nunca asumidos.

De alienígenas, inundaciones y otras

el cine de hollywood tiende a producir fórmulas y formatos insistentemente. los enemigos que amenazan al país y a sus ciudadanos suelen ser representativos del imaginario de la “pesadilla americana”. echémosle un vistazo crítico.

viviana montes

yerbas al acecho

Criaturas verdes. Flacuchos panzones de ojos saltones. Invasores, algunos más simpáticos, otros más amenazantes y hasta repugnantes, unos cuantos babosos. Inclemencias climáticas catastróficas y varios etcéteras conforman un universo que pareciera funcionar en el cine de Hollywood como el factor que constantemente pone en peligro la mismísima vida norteamericana. Estos frecuentes ataques en contra de su territorio coinciden en algunos puntos: Son siempre factores externos los que atentan la integridad del país en el núcleo mismo de la representación de un país: la familia. Son presentados como invencibles, pero el clásico final reparador siempre logra sacar de la galera un superhéroe más invencible aún. Además, para otorgarle mayor credibilidad, estos mesías no cuentan con más disfraz que sus atributos nacionalistas. Y ya lo sabemos, en nombre de la defensa nacional vale todo. Es cierto que, como buena potencia imperialista, Estados Unidos ha sabido ganarse una buena cuota de enemigos. También es cierto que, cuando le ha sido útil, se los ha sabido inventar a conveniencia creando grandes fábulas que justificaran sus atrocidades. Ahora bien, en el arte como en la vida la ficción, alguna función cumple. En este sentido puede pensarse que el personaje de víctima no les calza mal, sobre todo si siempre logran salir indemne. Esa imagen proyectada a sus ciudadanos y al mundo entero (dicho sea de paso la cuota de pantalla que tienen este tipo de películas-tanques en las salas de cine del mundo entero es por demás elevada) que insiste e insiste y se reproduce ante nuestros ojos tiende a crear la imagen de un territorio todopoderoso: Ficción. En rigor de verdad el término ficción procede de fictus: fingido, inventado. No más preguntas, Señor Juez. Vale la pena, antes de despedirnos, hacer algunas aclaraciones. No todo el cine industrial, ni todo el cine producido en Estados Unidos es reaccionario. Tampoco todo el cine autoproclamado independiente es revolucionario, por decirlo de alguna manera. No se trata en esta columna de catalogar a buenos y malos dentro del campo cinematográfico, sino de pensar que lo que se produce en serie –como las prendas de moda- uniforma, tiende a homogeneizar. La forma de diferenciarnos o por lo menos de ser conscientes y consecuentes con las ficciones que elegimos creer es abrir bien los ojos y tener con los productos de la industria cultural una actitud crítica. Para que no nos la vendan vencida ¿no?


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cinco discos cinco

/ para usar medias y ojotas Quienes peinamos canas hemos visto correr muchas modas bajo los puentes de París: parripollos, tamagochis, canchas de paddle, chupetes de plástico duro colgados del cuello, peronismos pseudo-filo izquierdistas en musculosas femeninas. Instrumentos del consumo, las modas, cualquiera sean, nos abren la puerta para que nos apiñemos allá, entre el montón, buscando ser únicos pero no demasiado; porque pertenecer, lo que se dice pertenecer, tiene sus privilegios. Elegantes o pobremente vestidos hacemos gala de un estilo y rara vez nos movemos de él si lo que queremos es ser consecuentes con la imagen que los otros tienen de uno. Nos jactamos con cierto fingido desdén de usar los trajes en zapatillas, del marco hipster de nuestros anteojos o del costoso efecto de la barba de anteayer. Consumo, consumo, consumo. Sí, pero en última instancia inofensivo. Otras modas más peligrosas acechan detrás del maniquí. Del nü metal, de ser fan de los backstreet boys, del dodecafonismo se sale fácil pero la cosa se vuelve peliaguda cuando se pone de moda una ideología y se la viste y se la exhibe sin reservas. Uno puede arrepentirse sin mayores consecuencias de haber sido por ejemplo “gótico” pero no de haber apoyado políticas que afectaron o evitaron afectar a millones y la pifiaron fulero. Esas prendas deben manipularse con guantes de seda, no sea cosa que los modistos del discurso pongan de moda la divisa punzó y de buenas a primeras pasemos de la defensa de lo autóctono a esa costumbre tan poco saludable de separar cabezas de sus cuerpos, tan bien ubicadas que están allí donde los dioses las pusieron. Por eso 5 discos 5 sobrios, distinguidos, porque la verdad sea dicha, no hay nada que les guste menos a las chicas que uno se cague en la elegancia.

gustavo zanella

/ locardeux@hotmail.com

El fantástico sonido surf & hot rod de los Kaunas - 2005- Los Kaunas. Hay estilos que en algún momento estuvieron en la cresta de la ola y pasados los años desaparecieron a los ojos del gran público. Pero esos no son los únicos ojos, ni los únicos oídos. La música surf de los ´60, que Dick Dale llevó a los charts y los Beach boys comandaron, generó seguidores que insistieron en sus reductos en seguir aquella vieja costumbre de trajes coloridos y sonidos amables donde la guitarra cumplía un rol fundamental. Música inquietante, misteriosa, básicamente instrumental donde prima el virtuosismo. Los Kaunas, uno de sus mejores exponentes en la Argentina, salieron al ruedo con una estética de otra edad del mundo pero con una actitud novedosa y la misma calidad que hizo al género resistir y persistir. Rock en estado puro.

Aspen classic -¿?- Aspen 102.3. ¿Por qué un compilado? Porque la radio de clásicos recoge la moda de la nostalgia y porque nadie es adulto hasta que las canciones de su juventud no suenan en esa emisora. En este, como en otros tantos discos, la selección de Aspen es una sumatoria de canciones elegantes que los que vivieron los 90 recordarán sin poder evitar la caída de una lágrima y porque una moda pasada es algo en lo que nos reconocemos como sujetos históricos. Por eso, juntas, canciones como “ mmm mmm mmm ”, de The Crash test dummis; “ All around the world ”, de Lisa Stanfield junto a Barry White; o la bellísima “ bizarre love triangule ”, en la versión de Frente!, narran una forma particular de entender una década y el vínculo con el pasado. Y todo gracias a una radio que afortunadamente no pasa de moda.

Blue Note Trip Vol7 Birds Beats – 2008 – Blue Note. Y si de compilados hablamos nada mejor que echar mano al catálogo del más prestigioso sello de jazz y encontrar, entre toda la producción editada, una de las más interesantes recopilaciones en formato doble por parte del gran Martijn Barkhuis alias Dj Maestro. Con la intención de acercar el catálogo al gran público, la selección abarca un gran espectro temporal que va de los 60 a los 2000 y recoge géneros que dentro del jazz fueron hegemónicos: Bossa-Jazz, Jazz-Funk, Soul-Jazz, Jazz Latino, Nu-Jazz. Un primer CD más intimista, de bebida fácil y tristona, introduce lentamente el groove que se despliega ampliamente en el segundo donde gente como Cannonball Adderley & The Bossa Rio Sextet y Silvio Cezar And Meirelles nos pintan la cara con su elegancia y su buen gusto.

Premier -1998 - Los Látigos. Lo mejor de una moda es que cuando pasa el tiempo y ella queda significa que se ha convertido en un clásico. Ni todas las modas lo logran ni todos los clásicos son reconocidos. En ese orden se ubica el primer disco de una de las bandas más interesantes de fines de un milenio y comienzo de otro. Rock/pop y electrónica bailable con letras pegadizas que por momentos rozan el hip-hop. Lo que años después haría Plastilina Mosh en México, lo hicieron Los Látigos, mejor y acá, no sólo porque tenían tras de sí la llamada “movida sónica” sino porque sus exponentes más destacados como Babasónicos, Juana La Loca o Altocamet la continuarían un tiempo más y la harían estallar en mil pedazos, trascendiéndola.

The Complete Recordings -2011- Robert Johnson. La fecha que ponemos es engañosa, estas grabaciones del padre del blues datan de 1936 y son el primer registro sonoro de una música elegante pero sin ornamentos, sobria y triste. El blues del Missisipi fue una música de negros esclavos, medio muertos de hambre y medio muertos a latigazos, que encontró en tradiciones africanas y lamentos de iglesia la argamasa necesaria para mezclar junto al algodón que recogían y legarle al mundo las primeras prendas con la que el rock se vestiría unos cuantos años después. Johnson fue uno de esos tipos bien vestidos que con 29 canciones cambió la historia del mundo y, cuenta la leyenda, que había pactado con el diablo para cantar y tocar como lo hacía; y no sería raro pues, como se dice, el diablo viste siempre a la moda.


16 opinión

para no olvidar a

rubén a. galup /

ragalup@gmail.com

El 31 de enero de 2009, hace poco más de tres años y medio, Luciano Arruga era un chico como cualquier otro pibe humilde del gran Buenos Aires: con defectos, con virtudes, con alegrías, con tristezas, con miedos (seguramente muchos miedos) y con algunos sueños, los pocos sueños que la vida aún no había podido quitarle, a puras trompadas, a un pibe pobre de 16 años. Cuando algo es obvio cuesta decirlo, o mejor dicho, es difícil hallar palabras para expresar lo que no debería ser explicado, sin sentir que se cae en el ridículo, sin tener la sensación de que se es tan estúpido, o más, que aquel que precisa que se justifique una verdad… ¡a gritos! Sin pretender convertirme en un “especialista”, en el “historiador” de Luciano, como han intentado ya algunos mediáticos, criminalizándolo ante una sociedad a la que cada vez asustan más con la “inseguridad a manos de los pibes chorros”, para permitir que la verdadera inseguridad, la de la policía corrupta y los políticos cómplices, pueda seguir actuando con total impunidad. Se sabe que estaba siendo perseguido por efectivos del Destacamento Preventivo de Lomas del Mirador de la policía de la provincia de Buenos Aires, con el habitual propósito de reclutarlo para que “robe para la corona”. Ante su negativa, había sido amenazado en varias ocasiones. Se sabe, también, que Luciano tenía miedo por ello. Aquel 31 de enero de 2009, luego de ser detenido por personal policial del citado destacamento, desapareció… simplemente desapareció, al mejor estilo de los años ´70. Revelan las averiguaciones que Luciano fue golpeado hasta morir por el personal del destacamento (hay testigos que lo vieron ese día) y su cuerpo exangüe fue abandonado en un descampado cerca de su propia casa. Posteriormente, avisados de la denuncia, presuntamente por el primer fiscal de la causa, su cadáver fue trasladado vaya a saber con qué sórdido destino. Ocho policías del destacamento fueron, en un primer momento, desplazados de su cargo. Pero como siempre hay un “pero”: contando con la complicidad de la justicia y el peso que tiene el accionar corporativo de la “hermandad” policial, el resultado fue que prontamente todos ellos fueron reincorporados por el ministro Stornelli y su séquito de eunucos (palabra bien usada, si se tiene en cuenta la definición de la R.A.E.: “Hombre castrado. || 2. Hombre poco viril, afeminado. || 3. Hombre castrado que se destinaba en los serrallos a la custodia de las mujeres”). La policía de la provincia de Buenos Aires, que sin cambiar un solo efectivo paso de ser la “mejor policía” a esa “maldita policía”, pasa a ser nuevamente, mediante algún superficial maquillaje, la “buena policía” que hoy “sufrimos”. Esa policía persiguió, secuestró, torturó, mató y desapareció a Luciano Arruga. ¡Y lo hizo en un

móvil policial!!! ¡Y lo hizo en una dependencia policial!!! ¡No hay dudas al respecto!!! Esa policía, cuyos efectivos, con más frecuencia de lo “esperado”, se encuentran involucrados en secuestros extorsivos, en narcotráfico, en robo y desarme de autos, en trata de blanca, en prostitución infantil, en juego clandestino y muchos otros etcéteras, supo investigar, infiltrar y terminar con los movimientos subversivos en los ´70 (colaborando con otras fuerzas tan corruptas como ella). Es indudable que el mérito de conocer el trabajo de investigación lo tiene. ¿Puede creerse que esa policía, esa “buena policía”, no sea capaz de investigar la muerte de un pibe de 16 años a manos de un puñado de efectivos, por un puñado de cobardes asesinos, en una comisaría del Gran Buenos Aires? ¿Puede creerse que no exista complicidad, que no haya complacencia? Cuando algo es obvio cuesta decirlo, o mejor dicho, es difícil hallar palabras para expresar lo que no debería ser explicado, sin sentir que se cae en el ridículo, sin tener la sensación de que se es tan estúpido, o más, que aquel que precisa que se justifique una verdad… ¡a gritos! ¿Qué espera el poder político municipal, provincial y nacional para tomar cartas como se debe y actuar simplemente como la Constitución -que dicen defender y respetar- lo ordena? Tengo la suerte de conocer a la familia de Luciano: su infatigable mamá Mónica, sus hermanos, su hermana y tenaz luchadora Vanesa, su barrio, sus vecinos, sus amigos… Con ellos compartimos sueños, July y yo, mate por medio, con una extraña mezcla de vergüenza y admiración. Vergüenza por pertenecer a una sociedad en la que día a día, con la más salvaje perversión, lo material “ahoga” las emociones, los afectos, los sentimientos... Una sociedad que me obliga a “pensar” para evitar la injusticia, el egoísmo. Una sociedad que trató de inculcarme, sin lograrlo por cierto, la competencia desleal, el individualismo. Admiración por la visión solidaria que tienen de la vida, muy a pesar de las necesidades extremas que muchas veces padecen; solidaridad que se respira, solidaridad que no es necesario pensar, sólo se siente en lo más profundo como se goza sin pensar una caricia que nace del amor, del más sincero amor. Con qué innata destreza me hicieron entender, implícitamente, la abismal diferencia entre compartir y dar. A tres años y medio de la desaparición de Luciano habría que plantearse sin tapujos que todos somos culpables, pero a esta perogrullada habría que agregarle algo más trágico aún: si no hacemos algo para evitarlo cada vez va a ser peor y algún día que espero no sea lejano… Sí sí, espero que no sea lejano el día que todos tengamos que sufrir una injusticia similar para que

entendamos que se debe y se puede tomar cartas. El día que los mal nacidos vengan por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros nietos… no va a haber ya cabida para ningún “pero”. El destacamento, luego de mucho luchar fue cerrado y en sus dependencias, ubicadas en la calle Comisionado José Indart 106 de Lomas del Mirador, fue inaugurado, el 28 de diciembre del año pasado, el Espacio para la Memoria Social y Cultural “Luciano Arruga”. A dos meses de oficializar la creación de la casa cultural y social, el Gobierno Municipal cambió las cerraduras y dejó afuera a la familia. La noche del 3 de agosto pasado, un joven de 16 años, volvía del trabajo a su casa. Un Duna color champagne sin patente lo seguía, eran las 23:30 aproximadamente. El auto se detiene y de él bajan dos hombres, uno uniformado, el otro de civil. Lo increpan, lo ponen contra la pared. El joven se llama Mario Arruga, es el hermano de Luciano, casualmente tiene 16 años!!! Luciano desapareció porque un grupo de cobardes pertenecientes al Destacamento Preventivo de Lomas del Mirador de la policía de la provincia de Buenos Aires decidió que si no quería robar para ellos no tenía lugar en la comunidad… Pero… para que ellos lo “desaparezcan” sin ninguna consecuencia, es indudable que sus superiores estaban al tanto. Pero… para que sus superiores los avalen no es conspirativo pensar que los superiores de sus superiores también respaldaron lo actuado, lo que seguramente no es excepción sino regla. Pero… para que los más altos funcionarios policiales protejan a estos cobardes asesinos deben, sin ser demasiado suspicaces, estar a su vez legitimados por el poder judicial, que muy seguramente se beneficia por los manejos “non santos” de la Fuerza… ¡TODA!!! Pero… para que el poder judicial actúe en contubernio con la policía debe, sin lugar a dudas, saber que el poder político no va a preguntar nada mientras nada se pregunte sobre sus no menos “sucios” manejos. Pero… para que los políticos lleguen al poder precisan del voto popular, ese que impensadamente les damos en los pocos “espasmódicos” días en que ejercemos la democracia que, cual bandera festiva, sacamos a relucir año tras año para luego guardar en un cajón, bajo llave. Como podrán ver los “peros” podrían agotarse, e igual que en las palabras de Martin Niemöller, podríamos tener que decir: “Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada.” ¿Vamos a seguir esperando?


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opniar de

esta moda juan francisco soto hoyos / sotohoyos@gmail.com

Opinar está de moda. Y sí que lo está. Sólo basta con navegar un rato en internet y cruzarse con los cientos de miles de blogs que hay sobre cualquier cosa, desde opinión política hasta de la misma moda. Pero no son la fuente principal de opinión: un blog requiere tiempo y dedicación, y unas cuantas palabras más de lo que se necesita para opinar, por ejemplo, en Twitter. Y si pasamos por esa red social nos encontramos con no cientos de miles, sino con millones de millones de opiniones por minuto. Temas de todo tipo, desde la filosofía de Platón hasta el último concierto de Lady Gaga; incluso, si uno se detiene un momento, puede encontrar alguna opinión que mezcle al griego con la cantante. ¿Por qué no? Sorprende ver con cuánta facilidad una misma persona puede criticar la guerra en Siria y luego opinar, con la misma tonalidad e insistencia, de la última colección de Victoria´s Secret. Y eso no es todo. Si se aburre uno de Twitter y se pasa un rato por Facebook, encontrará otros millones más de opiniones: fútbol, el escándalo programado de algún medio de comunicación, un reality, el evento del año. Cualquier cosa. Todos opinan y todo es opinable. Está de moda. La tecnología y la facilidad de comunicación actual han producido un aumento colosal dentro de la expresión pública de opiniones, cuestión que podría verse como una ganancia democrática si se compara, por ejemplo, con la edad media, donde sólo unos pocos podían escribir. Pero dicho aumento y dicha posibilidad no han sido fructíferos para la democracia, por el contrario, es una moda en el estricto sentido de la palabra. Ese cambio de objeto sobre el que se opina desgasta a la opinión por una parte y por la otra ridiculiza todos los temas que se tratan. Cuando se encuentra que se habla por el mismo canal, con el mismo nivel de relevancia, de Justin Bieber que de la crisis alimentaria en el Cuerno de África, todo estándar de jerarquía ética y de relevancia se cae al piso, y cada noticia parece ser igual de relevante. Cada tema parece tener el mismo peso y por lo tanto la opinión se vuelve una moda pasajera, un comentario efímero que deja de surtir efecto alguno. Y eso no es todo, tanta opinión ha hecho creer a muchos que hablar públicamente es una actividad sencilla, para la cual son necesarios sólo

la aparición de las redes sociales y la facilidad del acceso a la información, así como de la posibilidad de difundirla, más que traernos mejoras comunicativas y ganancias democráticas, han convertido a la opinión en una moda tan fugaz como la de los zapatos o la ropa interior de una cadena de diseño mundial. todos opinan y sobre todo se opina, tanto así que parece que ya nadie dice nada. 140 caracteres, y entonces los debates de opinión se rebajan a su mínima expresión y a su más baja exigencia. Los políticos empiezan a rendir cuentas con frases de cajón, los “referentes” intelectuales pueden ser cualquier estrella de cine que tiene millones de seguidores o el último futbolista en consagrarse campeón en un mundial. Cuando todos opinan o creen que pueden hacerlo, las discusiones pierden nivel y los argumentos se convierten en frases huecas que consigan descrestar a desinformados. Cuando la opinión es una moda, y una que se representa en medios rápidos y de fácil acceso, las ideas ganan en difusión pero pierden en profundidad. La saturación de la opinión nos ha traído una sociedad que habla mucho pero que oye poco. Todos quieren decir qué piensan (si es que lo piensan) pero casi nadie quiere meditarlo y menos oír lo que los demás dicen. Incluso opiniones certeras y que tienen detrás de sí años de estudio, reflexiones estudiadas, conceptos elaborados, son tan fugaces como cualquier otra porque son incapaces de diferenciarse dentro de tanta marea de palabras. Así es el mundo de la moda, todos hacen lo mismo pero por ello nadie se distingue, todos se visten igual y la cantidad, por democrática que parezca, deja de serlo. Porque la verdadera democracia es la que resalta las diferencias y no la que iguala y uniforma todo de tal manera que distinguir deja de ser importante. Pero eso no es lo peor, lo peor viene con otra de las grandes consecuencias de una moda, y es la falta de autenticidad y de originalidad. Si una opinión gana adeptos al por mayor, seguidores, “me gusta”, retwitteos o incontables fowards en internet, o también notas en periódicos de distribución masiva, revistas y programas de televisión, todos (una gran mayoría) se adhieren a esa opinión. No porque compartan intelectualmente su contenido, no porque haya una estudiosa introspección del concepto, sino porque si tanta gente dice que

así se piensa, pues bueno, así se debe pensar. Como cuando todos empiezan, sin darse cuenta, a vestirse igual. Pura moda. La sinceridad y la espontaneidad, la autenticidad y el carácter, quedan relegados a un segundo o tercer lugar en el mundo de la moda. Lo importante es ir dentro de la tendencia, o hablar acerca del “trending topic” en Twitter. Opinar sobre lo que todos opinan, hablar sobre lo que todos hablan. Decir lo que todos dicen. Escoger las ideas como quien escoge un computador. Disculpe, ¿me podría decir cuál es el que más compra la gente? Mientras tanto, mientras las opiniones sin crecen

límite ni calidad, el mundo sigue dejando pendientes debates de trascendencia. Los derechos de las minorías, la falta de regulación del sector financiero y su responsabilidad en la crisis económica, el abuso de las corporaciones multinacionales en países subdesarrollados, las tantas guerras que carcomen el mundo… En fin, millones de opiniones no logran cambiar a un mundo desolado. Pero no sólo se trata de los problemas actuales, siguen pendientes los mismos debates de siempre, de los que trató Platón, pero de los que nunca habla Lady Gaga. Y así estamos, viviendo en la moda de la opinión, que para desgracia de Wilde, sigue siendo una forma de fealdad intolerable, sí, pero no cambia cada seis meses como comentaba el escritor, sino cada segundo, cada abrir y cerrar de página


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1° simposio

1° simposio

E

n el marco del Taller Construcción de Ciudadanía en el Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales y Técnicos para el Nivel Secundario, surgió la inquietud de realizar una actividad que promoviera reflexionar sobre la ética y política en la Educación. De este modo, cumpliendo con lineamientos del Nivel Superior y en línea con la necesidad de “fomentar una mayor autonomía estudiantil, su integración social crítica, otorgándole centralidad a través de la activa participación grupal, institucional y comunitaria” (Resolución 4043-09) y para “proporcionar actualización, capacitación o adquisición de nuevos conocimientos y competencias a nivel de post-título, así como desarrollar carreras, cursos, trayectos u otras actividades que respondan a las demandas de calificación, formación y reconversión laboral y profesional” (Resolución 2383 – 05), el Instituto Superior de Formación Docente Nº 98 decidió organizar este 1° Simposio sobre el Sentido Político en la Formación Docente. Reconociendo la importancia del trabajo articulado y colaborativo, nos invitaron a sumarnos. Luego para darle un marco institucional acorde con la relevancia del evento, nos acercamos a la Jefatura Educativa Regional N° 17, a cargo de la Inspectora Jefe Prof. Marcela Birocho, quienes nos acompañaron en todo momento. Asimismo recibimos el acompañamiento del Municipio de Chascomús y de varios ciudadanos comprometidos con la cosa pública, a fin, con los aportes particulares de cada sector, desarrollar una capacitación de gran beneficio para el público destinatario. La capacitación, declarada de Interés Educativo y Cultural Municipal por el Honorable Concejo Deliberante, se realizó el día jueves 6 de septiembre, en el Salón de la planta alta del Club Social Chascomús. Comenzó a las 17.30 horas y finalizó a las 21hs. La actividad estuvo destinada a alumnos y docentes de los Institutos Superiores de la Región N°17, docentes de otros niveles, autoridades educativas y público interesado en general. Fue una actividad pública y gratuita, que se financió colaborativamente a través de la adquisición voluntaria de bonos contribución de variados importes. La bienvenida y moderación del Simposio estuvo a cargo de la Profesora Lorena Barbosa. Luego se dirigió a los presentes la Inspectora Jefe Regional, Prof. Marcela Birocho y nuestro Maquinista Juan Ignacio Basso, quien se refirió a la relación que existe entre los medios de comunicación y la educación. Luego el Licenciado Mariano Echenique hizo referencia a la Reforma Educativa Neoliberal y al rol de los docentes en la crisis educativa. Finalmente comenzó a la disertación principal del Dr. CARLOS CULLEN. Como buen filósofo, nos llevó por los diferentes momentos de la historia, revisando los conceptos de ética y política y su intrínseca vinculación con la educación, destacando la imposibilidad de separar la vida la acción humana de la política.

carlos cullen

“Nuestra naturaleza de ‘animales políticos’ exige un trabajo de formación de la subjetividad política, que no nos es dada por naturaleza, sino que es el resultado más el proceso de convertirnos en ‘ciudadanos’. (…) El modo de vida se forma socio-históricamente, y nos convierte en ‘ciudadanos’. De ahí su intrínseca relación con la educación.” CARLOS CULLEN, Entrañas éticas de la identidad docente, La Crujía, CABA, 2009. p. 99

andén

libros y revistas sudestada


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el sentido político en la formación docente

juan ignacio basso y marcela birocho

agradecimientos ALUMNOS DEL TRAMO de Formación Pedagógica para el Nivel Secundario (ISFD N°98), especialmente: Hebe Bolgán, Nancy Mutti, Sergio Darío Peralta, Francisco Perona, Omaira Thompson, Patricio Filócamo, Augusto Martín, Juliana Riande Valenzuela, Yesica Etchegoin, Guadalupe Del Campo, Andrea Sanucci, Viviana Giménez, María Angélica Fernández, Valeria Martínez, Matías Canale, Mariano Naqued. PROFESORES: Ana Marchetti, Analía Durigutti, Liliana Reinozo, Osvaldo Casalins, Soledad Durán, Carolina Durán, María Florencia Bordenave, Rosario Sifre, María Eugenia Crowley, Gabriela Giambroni. Profesor Enrique Inciarte y sus alumnos de computación a cargo de la cobertura de prensa del evento. PERSONAL DOCENTE: Gabriel Pérez, Cristina Caviglia. DIRECTORES: Rodolfo Canale (ISFD N°98) y Ana María Wyrley Birch (ISFD y T N°57) COOPERADORA ESCUELA NORMAL SUPERIOR MANUEL JOSÉ ALMADA EX ALUMNO ISFD N°98: Prof. Carlos Bauer. CLUB SOCIAL CHASCOMÚS: Carolina y Alberto Urtea. CLUBES QUE PRESTARON LAS SILLAS: Club Atlético, Club Deportivo, Parroquia Nuestra Señora de Luján, Club Villa Luján, Bellas Artes y Comité Unión Cívica Radical.FÁBRICA VILLA DEL SUR IMPRENTA TIERI: Lucas Tieri. EDITORA LA SUDESTADA: Pablo Valente, Ignacio Portela; quienes compartieron su producción con nosotros. INTENDENTE MUNICIPAL: CPN Juan A. Gobbi SUB-SECRETARIO DE GOBIERNO: Sr. Jorge Macchi, quien gestionó los traslados de los invitados y el almuerzo. SECRETARÍA DE CULTURA: Museóloga Gabriela Grisendi y su equipo técnico (SONIDO) y administrativo. HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE: que declaró de Interés Educativo y Cultural el Simposio, proyecto presentado por la Prof. del Tramo Claudia Pérez Casal. SENADOR PROVINCIAL: Dr. Ricardo H. Vazquez (GEN), por su acompañamiento desde el primer momento. DIPUTADA PROVINCIAL y ex Intendente Municipal: Sra. Liliana Denot

mariano echenique y carlos cullen

lorena barbosa

“Se trata, más radicalmente, de abrir la memoria, para que emerjan sentidos alternativos, frente a los que en cada caso quisieron monopolizar el sentido de la ciudadanía, y, entonces, proyectar una utopía ciudadana de sujetos con identidades fuertes, con autonomía inclaudicable y con claro cuidado de sí.” CARLOS CULLEN, Entrañas éticas de la identidad docente, La Crujía, CABA, 2009. p. 102

DIPUTADO NACIONAL: Dr. Ricardo Alfonsín. CONCEJALES DL HCD: Sobre todo a los bloques de la UCR, GEN y UXCH, que colaboraron con bonos contribución y también se hicieron presentes. CONTRIBUYENTES: A todos los presentes que también hicieron su aporte para que los que menos dinero tienen puedan participar de capacitaciones académicas como éstas. JEFATURA REGIONAL N°17: Inspectora Jefe Prof. Marcela Birocho y Prof. Gustavo Francischini. Asimismo a las Jefaturas Distritales de la Región, sobre todo a la Inspectora Jefe local Prof. Susana Vera (y las Inspectoras Areales que se hicieron presentes) y al Inspector de General Belgrano, Prof. Leandro Uría, quien viajó

acompañando a sus alumnos. A las personalidades con trayectoria educativa que nos honraron con su presencia: Inspectora Jefe Regional N°17 DIPREGEP, Prof. Marta Costa; Ex Inspectora Jefe Regional N°17, Prof. Leonor Barrabino; Ex Directora de la Unidad Académica Escuela Normal, Prof. María Dolores Bontti, Amelia Carricart, Silvina Abelenda, Prof. Estela Pérez Casal.

Especialmente a todos los alumnos del nivel superior, docentes, trabajadores de la educación y trabajadores sociales que participaron, dándole sentido a la propuesta.


20 humor


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