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REPUBLICA DE LAS

ENERO-ABRIL 1992

SUMARIO 1.-INTRODUCCION o JUSTIFICACION Andrés Sorel. Introducción o justificación. 5 2.- APROXIMACIONES. ENFRENTAMIENTOS Cristóbal Colón. Diario. 11 José.Martí. Nuestra América. 13 Rubén Darío. El triunfo de Calibán. 2.0 Juan Ramón Jiménez. De América y España. 21 José Marra Arguedas. Sobre literatura e indigenismo. 23 Julio Cortázar. El escritor y su quehacer en América latina. 29 Manuel Andújar. 34 Nara Araújo. Valor y significado de la identidad cultural. 35 Carlos Fuentes. 40 . Eduardo Galeano. Literatura y cultura en América latina. 42 Gabriel García Márquez. Cultura del mestizaje. 49 Raúl Guerra Garrido. Teoría del conocimiento: Alguien debería presentarnos. 51 Miguel León-Portilla. La América latina y Amerindia. 55 Juan Carlos Onetti. Literatura y sociedad. 60

Director: Andrés SOREL Consejo de Dirección: Raúl GUERRA GARRIDO Isaac MONTERO Carmen BRAVO-VILLASANTE Gregorio GALLEGO Juan MOLLA Santos SANZ VILLANUEVA Confecciona: Agustín DE LA CASA Redacción y distribución: ASOCIACION COLEGIAL Sagasta, 28, 5. 2 - 28004 Madrid DE ESCRITORES Teléf. 446 70 47 - Fax 446 29 61 Los trabajos e informaciones publicados en REPUBLlCA DE LAS LETRAS pueden ser reproducidos libremente siempre que se cite su procedencia.


SUMARIO Cristina Peri Rossi. Cultura de la opulencia, cultura de la pobreza. 62 Miguel Rojas Mix. Las raíces de la identidad están en el futuro. 65 3.- LAS LITERATURAS Santos Sanz Villanueva. Letras en las dos orillas. 77 Jesús Martínez Sánchez. La novela española en la década de los 80. 91 Horacio Vázquez Rial. La presunta unidad de la literatura hispanoamericana. 94 Manuel Quiroga Clérigo. Galíndez: Encrucijada entre las Américas y España. 103 Isabel Visedo Orden. El tema del encuentro de culturas en la novela española para jóvenes. 108 Carmen Bravo-Villasante. La literatura infantil iberoamericana. 115 Jorge Falcón. España en César Falcón. 122 Juan Goytisolo. Disidencias (sobre Terra Nostra de Carlos Fuentes). 127 Manuel Pereira. Treinta años de literatura cubana. 133 Julio Rodríguez Puértolas. Caperucita Roja y la lengua del Imperio. 139 Bernard Shulz Cruz. Novela chilena: El diálogo nunca interrumpido. 143 4.- POEMAS DE LAS DOS ORILLAS Cantos Azteca y Quechua. 151 Argentina. 155 Brasil. 158 Colombia. 160 Cuba. 162 Chile. 165 Ecuador. 170 España. 173 Estados Unidos. 185 Guatemala. 186 México. 189 Nicaragua. 191 Perú. 196 Uruguay. 200 Venezuela. 206

JUNTA DIRECTIVA DE LA A.e.E. Presidente: Raúl GUERRA GARRIDO Vicepresidentes: Isaac MONTERO ~Iena SORIANO Secretario General: Andrés SOREL Vicesecretario: Carmen BRAVO-VILLASANTE

Tesorero: Gregario GALLEGO Vocales: Meliano PERAILE Jesús PARDO

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Lauro OLMO Adolfo MARSILLACH

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PRESIDENTES SECCIONES AUTONOMAS Asturias : Víctor ALPERI

Catalunya: José Luis GIMENEZ FRONTIN Traductores: Autores de Teatro: Esther BENITEZ Lauro OLMO

Angel María DE LERA Jesús FERNANDEZ SANTOS 2

SOCIOS DE HONOR Daniel SUEIRO

Andalucía: Rafael DE COZAR

Francisco GARCIA PAVON Eduardo DE GUZMAN


REPUBLICA DE LAS

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INTRODUCCION O , JUSTIFICACION

Andrés Sorel



INTRODUCCiÓN O JUSTIFICACiÓN

A fecha estaba ahí. Nos golpeaba, casi a diario, desde los medios de comunicación. Podríamos cerrar ojos, oídos: eso es tapiar el mundo, y el escritor se alienta de sueños y realidades, nunca de desconocimientos. Optamos por refugiarnos en nuestro medio natural: la literatura. Y ver, a través de la literatura, la historia, las relaciones entre los pueblos, el pasado real o recreado y el presente, con su carga de esperanzas y zozobras. Que fueran los textos teóricos o los poemas quienes corrieran, en el análisis o en la simple búsqueda poética, los difíciles caminos que desde 1492 han andado las tierras de las Américas en su relación con los pueblos y los gobiernos de España. Titulamos el primer capítulo del presente número de República de las Letras «Aproximaciones. Enfrentamientos». Partimos de algunos textos clásicos: el registro noticiado, en un fragmento, de la llegada al nuevo mundo, y la visión que ya en los siglos XIX y XX tuvieron hombres de las dos orillas del Atlántico del fin de una era -la dependencia de España- y el inicio de otra que por desgracia no iba a conseguir, como ellos habían buscado, pretendido, con sus palabras y hasta con sus luchas, la verdadera independencia de los pueblos de América, esa segunda independencia

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ANDR É S SOREL

de la que todavía muchos hablan, que algunos de nosotros alentamos. . Incluimos, en el presente y siguiente apartado, algunos trabajos expresamente encargados para esta revista: sirven ellos para puntear cuestiones relacionadas con la literatura, el indigenismo, las diferencias sociales, la marginación, la dependencia, las señas de identidad, reales o perdidas, robadas o reencontradas, de los pueblos de América. Es precisamente en esas señas, en esa necesaria diferencia, donde puede y debe encontrarse el auténtico sentido de libertad. En el capítulo de la Literatura -que se abre con un trabajo de Sanz Villanueva sobre Letras en las dos Orillas-, ofrecemos una breve panorámica de algunos de los quehaceres y experiencias literarias del último . tercio de siglo en España y en Cuba, en la literatura infantil y juvenil, y en Chile, en las interacciones culturales dadas en España y América o en el debate sobre la unidad de la literatura hispanoamericana. Por último, yes tal vez para nosotros la muestra más importante y significativa de lo que pretendimos al realizar el presente número de la revista, ofrecemos una relación de textos bajo el epígrafe de «poemas de las dos orillas ». Es aquí, tal vez, donde la realidad aparece más al desnudo: en sus amores y en sus odios, en sus cantos revolucionarios y en sus deseos identificativos, siempre en la multiplicidad que un idioma, el viejo castellano, ofrece al fundirse en aires, músicas, sones, atmósferas, invenciones, hábitos, herencias transformadas, de los distintos pueblos que le usan y que sin olvidar las raíces de la vieja lengua, aquella que duerme en el alma de las gentes y es transmitida por la huella escrita de sus narradores y poetas, la embellecen con nüevas aportaciones, fusiones, mestizajes que la hacen más grande y hermosa, sin que ninguna coerción pueda borrar definitivamente lo que anida en el ser más íntimo de quienes la cultivaron como el fuego, cuidándola y depositándola de padres a hijos para mantenerse viva. 6


INTRODUCCiÓN Y JUSTIFICACiÓN

y al final puede preguntársenos: para qué esto ... Mas al final, también nosotros nos negamos a sacar conclusiones. Cierto es que a algunos españoles nos hubiese gustado otro enfoque para el 1992. Pensamos que tal vez la sima del desconocimiento se haya ahondado en vez de cerrarse. Pudiésemos haber realizado una lectura más profunda, crítica de la historia, y analizando los auténticos problemas -y aquí la oposición y diferencia norte-sur juega un papel determinante- del presente, para colaborar juntos a una necesidad de independencia que es preciso buscar como el aire, pero cuando ambos, dependencia y envenenamiento de la atmósfera, se muestran cada vez más sofocantes, opresores. Mas no es éste lugar para realizar dicho trabajo. Aquí, insistimos, sólo queremos hablar, a través de la literatura, de una realidad: España-América, 500 años de historia.

COMBATE ENTRE NATIVOS Y ESPAÑOLES

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R E PUB L I .C A DE LAS

2 APROXIMACIONES ENFRENTAMIENTOS



DIARIO CRISTÓBAL COLÓN * Génova 1451 (?)-Valladolid 1506

Jueves, 11 de octubre las dos horas después de media noche pareció la tierra de la cual estarían dos leguas. Amañaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día viernes, que llegaron a una islita de los Lucayos , que se llamaba en lengua de indios Guanahaní. Luego vinieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca armada, y Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez, su hermano , que era capitán de la Niña. Sacó el Almirante la bandera real y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en todos los navíos por seña, con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la cruz y otra de otro. Puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda el armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio cómo él por ante todos

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Fragmento del diario del Primer Viaje de Colón según transcripción del Padre Las Casas.

tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían , como más largo se contiene en los testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se ajuntó allí mucha gente de la isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante , en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias. «Yo -dice él-, porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les di algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos adonde nos estábamos, nadando, y nos traían papagayos e hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles . En fin , todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad . Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y 11


CRISTÓBAL COLÓN

también las mujeres, aunque no vi más de una harto moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vi de edad de más de treinta años : muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy, buenas caras : los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballo, y cortos : los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos , que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios ni negros ni blancos, y de ellos se pintan de blanco , y de ellos de colorado, y de ellos de lo que hallan , y de ellos se pintan las caras, y de ellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos , y de ellos sólo el nariz. Ellos no traen armas ni las conocen , po.rque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro: sus azagayas son unas varas sin hierro , y algunas de ellas tienen al cabo un

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diente de pez, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hice señas qué era aquello, y ellos me mostraron cómo allí venían gente de otras islas que estaban cerca y les querían tomar y se defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía, y creo que ligeramente se harían cristianos ; que me pareció que ninguna secta ten ían . Yo , placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aqu í al tiempo de mi partida seis a Vuestras' Altezas para que aprendan a hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi , salvo papagayos, en esta isla.» Todas son palabras del Almirante.


NUESTRA AMÉRICA 1 JOSÉ MARTí Cuba 1853-1895

REE el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal , sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la polea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos 2 : las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

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No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mu ndo, como la bandera místicia del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos manos. Los que, al amparo de una tradición criminal , cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas , si no

1 Este trabajo, uno de los más bellos y profundos salidos de la pluma de Martí, fue publicado en El Partido Liberal de México, el 30 de enero de 1891 . «Nuestra América", «Respeto a Nuestra América " y «Mente Latina", son en cierta manera la síntesis martiana sobre los problemas del Continente en su independencia, desarrollo y mediatización forzada por el coloso vecino del Norte. 2 Juan de Castellanos (1522-1607). Conquistador andaluz que tomó parte en la colonización de Nueva Granada (Venezuela, Colombia, Ecuador) y escribió las Elegías de los varones ilustres de Indias.

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quieren que les llame el pueblo ladrones, devuélvanle sus tierras al hermano. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofetada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ilos árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes. A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos , se lo niegan a los demás. No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles , o vayan a Tortoni , de sorbetes. i Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! iEstos nacidos en América, que se avergüenzan porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan , ibribones! , de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues ¿quién es el hombre?,

Parar la pechada: hace referencia al golpe impetuoso que en Argentina da el jinete con el pecho del caballo, por el que puede derribarse una res u otro obstáculo que se le interponga. Era una afirmación de nacionalismo concreto: no servían moldes o modales europeos o yanquis para resolver los problemas de los pueblos de América, para viabilizar su futuro . Igual sentido tiene la alusión a Sieyés, teórico y político francés autor de ¿ Qué es el Tercer Estado? 3

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¿el que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la.pone a trabajar donde no la vean , y vive de su sustento en las tierras podridas , con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel? i Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más ; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos! i Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía venir contra su tierra propia? i Estos «increíbles» del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero , como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose , arrastraban las erres! Ni ¿en qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial , sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico , se han creado naciones tan adelantadas y compactas. Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal , porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su república nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso , guiando jacas de Persia y derramando champaña. La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta,


NUESTRA AMÉRICA

con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia' Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada3 al potro delllanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce , y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El Gobierno ha de nacer del país. El espíritu del Gobierno ha de ser el del país. La forma del Gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El Gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país. Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie , sino entre la falsa erudición y la naturaleza. El hombre natural es bueno , y acata y premia la inteligencia superior , mientras ésta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende prescindiendo de él , que es cosa que no perdona el hombre natural , dispuesto a recobrar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al poder; y han caído en cuanto les hicieron trai-

ción . Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador. En pueblos compuestos de elementos cultos e incultos, los incultos gobernarán, por su hábito de agredir y resolver las dudas con su mano, allí donde los cuItas no aprendan el arte del gobierno. La masa inculta es perezosa, y tímida en las cosas de la inteligencia, y quiere que la gobiernen bien ; pero si el Gobierno le lastima, se lo sacude y gobierna ella. ¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes , si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno , que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la pol ítica habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la pol ítica. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages ; porque el que pone de lado , por voluntad u olvido , una parte de la verdad , cae a la larga por la verdad que le faltó , que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos es más fácil que resolver el problema sin conoce rlos . Viene el hombre natural , indignado y fuerte , y derriba la justicia acumulada de los libros, porque no se la administra en acuerdo con las necesidades patentes del país. 15


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CONOCER ES RESOLVER Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías . La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. No es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo ; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas . Y calle el pedante vencido ; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas. Con los pies en ~I rosario , la cabeza blanca y el cuerpo pinto de indio y criollo vinimos, denodados, al mundo de las naciones. Con el estandarte de la Virgen salimos a la conquista de la libertad. Un cu ra, unos cuantos tenientes y una mujer alzan en México la república, en hombros de los indios. Un canónigo español , a la sombra de su capa, instruye en la libertad francesa a unos cuantos bachilleres mag níficos, que ponen de jefe de Centro América contra España al general de España. Con los hábitos monárquicos, y el sol por pecho, se echaron a levantar pu eblos los venezolanos por el Norte y los argentinos por el Sur. Cuando los dos héroes chocaron , y el continente iba a tem blar, uno, que no fue el menos grande, volvió ri endas4 . Y como el heroísmo en la paz es más escaso, porque es menos glori oso que el de la guerra;

Alusión al encuentro que tuvieron Bolívar y San Martín en Guayaquil, después del cual San Martín, ante el Pri mer Congreso Constituyente del Perú, por él mismo convocado, se despojó de su banda blanca y roja .

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como al hombre le es más fácil morir con honra que pensar con orden ; como gobernar con los sentimientos exaltados y unánimes es más hacedero que dirigir, después de la pelea, los pensamientos diversos, arrogantes, exóticos o ambi ciosos ; como los poderes arrollados en la arremetida época zapaban , con la cautela felina de la especie y el peso de lo real , el edificio que había izado , en las comarcas burdas y singulares de nuestra América mestiza, en los pueblos de pierna desnuda y casaca de París, la bandera de los pueblos nutridos de savia gobernante en la práctica continua de la razón y de la libertad ; como la constitución jerárquica de las colonias resistía la organizaclon democrática de la República, o las capitales de corbatín dejaban en el zaguán al campo de bota de potro , o los redentores bibliógenos no entendieron que la revolución que triunfó con el alma de la tierra, desatada a la voz del salvador, con el alma de la tierra había de gobernar, y no contra ella ni sin ella, entró a padecer América, y padece , de la fatiga acomodación entre los elementos discordantes y hostiles que heredó de un colon izador despótico y avieso, y las ideas y formas importadas que han venido retardando , por su falta de realidad local , el gobierno lógico. El continente descoyuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre al ejercicio de su razón , entró, desatendiendo o desoyendo a los ignorantes que lo habían ayudado a redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón ; la razón de todos en las cosas de todos , y no la razón universitaria de unos sobre la razón campestre de otros. El problema de la independencia no era el cambio de formas , sino el cambio de espíritu. Con los oprimidos había que hacer causa común , para afianzar el sistema


NUESTRA AMÉRICA

opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. El tigre, espantado del fogonazo , vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima. La colonia continuó viviendo en la república ; y nuestra América se está salvando de sus grandes yerros -de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen-, por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la república que lucha contra la colonia. El tigre espera, detrás de cada árbol , acurrucado en cada esquina. Morirá, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos. Pero «estos países se salvarán », como anunció Rivadavia el argentino, el que pecó de finura en tiempos crudos ; al machete no leva vaina de seda, ni en el país que se ganó con lanzón se puede echar el lanzón atrás, porque se enoja y se pone en la puerta del Congreso de Itúrbides «a que le hagan emperador al rubio ». Estos países se salvarán porque, con el genio de la moderación que parece imperar, por la armonía serena de la naturaleza, en el continente de la luz, y Congreso de Itúrbide. Proclamado Agustín de Itúrbide emperador de México, 18 de mayo de 1882, tras un motín militar, el Congreso de México no aceptó su nombramiento, aunque la guarnición, apoyada por el pueblo, lo impuso, jurando Itúrbide su cargo el 21 de mayo y disolviendo el Congreso mediante decreto fechado el 31 de diciembre. Tras diversas insurrecciones, Itúrbide renunció a la corona, haciendo caso omiso el Congreso de la misma, al declararle impostor y nula su anterior eleción , conminándole a abandonar inmediatamente el país, y declarando sin validez a los Planes de Iguala y Tratado de Córdoba. 5

por el influjo de la lectura crítica que ha sucedido en Europa a la lectura de tanteo y falanterio en que se empapó la generación anterior, le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real. Eramos una visión , con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Eramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar sus .hijos. El negro, oteado , cantaba en la noche la música de su corazón , solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura. Eramos charreteras y togas, en países que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha 6 en la cabeza. El genio hubiera estado en hermanar, con la caridad del corazón y con el atrevimiento de los fun dadores , la vincha y la toga; en desestancar al indio ; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la libertad al cuerpo de los que se alzaron y vencieron por ella. Nos quedó el oidor, y el general, y el letrado, y el prebendado. La juventud angélica, como de los brazos de un pulpo, echaba al cielo , para caer con gloria estéril , la cabeza, coronada de nubes. El pueblo natural , con el empuje del instinto, arrollaba, ciego del triunfo , los bastones de oro. Ni el libro europeo , ni el libro yanqui , daban la clave del enigma hispanoamericano . Se probó el odio , y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil , de la resistencia del libro contra la lanza, de la razón 6 Vincha o bincha: Voz procedente del mapuche con la que se designa una tira o pequeña faja de tela que cruza la frente y sujeta el pelo por la nuca.

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contra el cirial, de la ciudad contra el campo, del imperio imposible de las castas urbanas divididas sobre la nación natural, tempestuosa o inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los pueblos, y se saludan . «¿Cómo somos?" 'se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema, no van a buscar la solución a Dantzig. Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ies nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer en un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad , para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república. El tigre de adentro se entra por la hendija, y el tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caballería al paso de los infantes. O si deja a la zaga a los infantes, le envuelve el enemigo la caballería. Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud, pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infel¡ces y alzarlos en los brazos! iCOn el fuego del corazón deshelar la América coagulada ! ¡Echar, bullendo y rebotando, por la venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se saludan , de un pueblo a otro , los hombres nuevos americanos. Surgen los estadistas naturales del estudio directo de la naturaleza. Leen 18

para aplicar, pero no para copiar. Los economistas estudian la dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser sobrios. Los dramaturgos traen los caracteres nativos a la escena. Las academias discuten temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol glorioso el chaleco colorado. La prosa, centelleante y cernida, va cargada de idea. Los gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio . De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una pompa de jabón ; el lujo venenoso, enemigo de la libertad , pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero. Otras acendran , con el espíritu épico de la independencia amenazada, el carácter viril. Otras crían, en la guerra rapaz contra el vecino , la soldadesca que puede devorarlas. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerquen , demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña. Y como los pueblos viriles, que se han hecho de sí propios , con la escopeta y la ley, aman, y sólo aman , a los pueblos viriles ; como la hora del desenfreno y la ambición , de que acaso se libre , por el predominio de lo más puro de su sangre , la América del Norte, o en que pudieran lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un caudillo hábil , no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo a la prueba de


NUESTRA AMÉRICA

altivez, continua y discreta, con que se la pudiera encarar y desviarla; como su decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con la sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ru inas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el r.espeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien la azuza a odios inútiles ; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad. No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos , los pensadores de lámparas , enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la justicia de la naturaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito turbulento la identidad universal del hombre . El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas. Pero en el amasijo de los pueblos se condensan , en la cercanía de otros pueblos diversos , caracteres peculiares y activos , de ide-

as y de hábitos , de ensanche y adquisición , de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran , en un período de desorden interno o de precipitación del carácter acumulado del país , trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de suponerse , por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros Ia-vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas , que son diferentes de las nuestras ; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira caritativo , desde su eminencia aún mal segura, a los que , con menos favor de la Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas ; ni se han de esconder los datos patentes de l problema que puede resolverse , para la paz de los siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental. i Porque ya suena el himno unánime ; la generación actuallleva a cuestas, por el cam ino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Sem í7 , por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!

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Gran Semí: Gran Espíritu .

Notas de la edición de Andrés Sorel «Antología de José Martín.

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EL TRIUNFO DE CALIBÁN RUBÉN DARía Nicaragua. 1867-1916

UI, cierto día, a la redacción del diario. Acababa de pasar la terrible guerra de España con los Estados Unidos. Conversando, Julio Piquet me informó de que La Nación deseaba enviar un redactor a España para que escribiese sobre la situación en que había quedado la madre patria. «Estamos pensando en quién puede ir», me dijo. Le contesté inmediatamente: «iYO!» Fuimos juntos a hablar con el señor de Vedia y con el director. Se arregló todo en seguida. No, no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los Bárbaros. Así se estremece hoy todo noble corazón, así protesta todo digno hombre que algo conserve de la leche de la loba. y los he visto a esos yanquis, en sus abrumadoras ciudades de hierro y piedra, y las horas que entre ellos he vivido las he pasado con una vaga angustia. Parecíame sentir la opresión de una montaña, sentía respirar en un país de cíclopes, comedores de carne cruda, herreros bestiales, habitadores de casas de mastodontes. Colorados, pesados, groseros, van por su calles empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dólar. El ideal de esos calibanes está circunscrito a la bolsa y a la fábrica. Comen, comen, calculan, beben whisky y

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hacen millones. Cantan Home, sweet home!, y su hogar es una cuenta corriente, un banjo, un negro y una pipa. No , no puedo estar de parte de ellos, no puedo estar por el triunfo de Calibán. Por eso mi alma se llenó de alegria la otra noche, cuando tres hombres representativos de nuestra raza fueron a protestar en una fiesta solemne y simpática, por la agresión del yanqui contra la hidalga y hoy agobiada España. y yo que he sido partidario de Cuba libre, siquier fuese por acompañar en su sueño a tanto soñador y en su heroísmo a tanto mártir, soy amigo de España en el instante en que la miro agredida por un enemigo brutal que lleva como enseña la violencia, la fuerza y la injusticia. «¿Y usted no ha atacado siempre a España?». Jamás. España no es el fanático curial, ni el pedantón, ni el dómine infeliz, desdeñoso de la América que no conoce; la España que yo defiendo se llama Hidalguía, Ideal, Nobleza; se llama Cervantes , Quevedo , Góngora, Gracián, Velázquez; se llama el Cid, Loyola, Isabel; se llama la Hija de Roma, la Hermana de Francia, la Madre de América. iMiranda preferirá siempre a Ariel; Miranda es la gracia del espíritu; y todas las montañas de piedras, de hierros, de oros y de tocinos, no bastarán para que mi alma latina se prostituya a Calibán!


DE AMÉRICA Y ESPAÑA JUAN RAMÓN JIMÉNEZ España.1881-1958

OR esta América, ante la destrucción natural permanente, la soledad atacadora, la belleza y la fealdad confundidas, aisladas, me asalta la idea de que cierta poesía monstruosa americana es permanente transformación mortal poética. y de que nuestra crítica extranjera no es aquí suficiente ni válida. Confieso honradamente mi reacción. En este trópico (Puerto Rico , Cuba, La Florida, etc) mi vida ha sido, es, como un retorno a mi angustiosa vida juvenil de Andalucía. Moguer radioso y lamentable, imposible y gratísimo. La misma nostalgia de ajenas carencias ideales , el mismo romanticismo fatal y hueco de no sé qué concavidad mortal contra el mar vacío; ansia devuelta siempre por el mar del día y de la noche en las olas de la resaca, por el solitario sol i¡ la luna solitaria del mar. Tierras de juventud, países de la mañana. Está en todos vosotros, sin duda, la fuente fragante que dicen que buscó el enamorado aventurero español, y sois para la juventud que se consume deprisa, que ama

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(Fragmentos entresacados del libro " Guerra en España»)

y que ignora solamente. Pero mala tarde y mala noche las vuestras para el decepcionado, el ausente, el solitario, el aislado, el escondido, que anhelan «lo otro». Mala tarde y mala noche las de la vida consciente limitada por el fuego cegador como un pobre alacrán ; la delirante luz de una mañana, una juventud jeneral así. y peor para quien tuvo y ya pasó o ya creía ceniza del pasado, una odiosa y odiada juventud , una odiada y odiosa mañana llena sólo de sol como éstas. En Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, noté por vez primera las diferencias, encantadoras diferencias. Unas veces, las palabras nuevas para mí me parecían más falsas que las otras ; otras, más verdaderas, más mías que las mías de ... ¿cuándo? más cerca de las mías de niño. Falsas por olvido, verdaderas por memoria.

Porque el español hispanoamericano , los hispanoamericanos españoles se detuvieron en un español un día, mi día anterior, o se desarrollaron en esa detención por otro lado posible de ella. iQué extraño que estos hispanoamericanos detenidos en un españolo renovados por otro camino que el mío , se me disculpen a veces de su español! Como yo empie21


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

zo hoya disculparme. iY qué extraño este querer hablar de otra manera para entendernos mejor! iQué cerca Y qué lejos yo de mí! Lo lejos hacia delante, sí es lejos ; lo cerca hacia atrás, qué cerca de mi madre, imás cerca de mí que nunca!

y qué extraño oír hablar un español «mejor» a un colombiano, un mejicano, un boliviano. Un español mejor que el mío, qué extraño, más educado que el mío. Sí, que extraño, un español como mi español perdido , o un español más inventivo ahora, porque sigue en su hora y su lugar, su espacio y su tiempo.

CEREMONIA DE ORIGEN ABAKUÁ

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SOBRE LITERATURA E INDIGENISMO JOSÉ MARíA ARGUEDAS Perú. 1911-1969

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A diferenciación del campesino en los países descendientes del Imperio Incaico y de España ha sido determinada principalmente por causas de índole cultural ; por esa razón el campesino tiene en estos países un nombre propio que expresa toda esta compleja realidad: indio. De este nombre se han derivado otros que han encontrado una difusa aplicación en el arte, la literatura y la ciencia: indigenista, indianista, india. Se habla así de novela indigenista; y se ha dicho de mis novelas Agua y Yawar fiesta que son indigenistas o indias. Y no es cierto. Se trata de novelas en las cuales el Perú andino aparece en todos sus elementos, en su inquietante y confusa realidad humana, de la cual el indio es tan sólo uno de los muchos distintos personajes.

La novela en el Perú ha sido hasta ahora el relato de la aventura de pueblos y no de individuos. Y ha sido predominantemente andina. En los pueblos serranos, el romance , la novela de los individuos queda borrada, enterrada, por el drama de las clases sociales. Las ciases sociales tienen también un funda-

mento cultural especialmente grave en el Perú andino; cuando ellas luchan , y lo hacen bárbaramente, la lucha no es sólo impulsada por el interés económico , otras fuerzas espirituales profundas y violentas enardecen a los bandos ; los agitan con implacable fuerza, con incesante e ineludible elegancia.

¿Es que acaso soy un partidario de la «indigenización » del castellano? No. Mas existe un caso , un caso real en que el hombre de estas regiones , sintiéndose extraño ante el castellano heredado, se ve en la necesidad de tomarlo como un elemento primario al que debe modificar, quitar y poner, hasta convertirlo en un instrumento propio. Esta posibilidad , ya realizada más de una vez en la literatura, es una prueba de la ilimitada virtud del castellano y de las lenguas altamente evolucionadas. No nos estamos refiriendo, en este caso , al castellano popular netamente diferenciado en algunos países como la Argentina, sino al de expresión literaria en los países americanos en los que la supervivencia dominante de los idiomas indígenas ha creado el complejo problema del bilingüismo. La cuestión es dis23


JOSÉ MARíA ARGUEDAS

tinta en ambos casos : allá se trata de un hecho lingüísticamente consumado , que el escritor puede o no recoger, aprovechar y recrear. Aquí , debe resolver un problema más grave, pero contando en cambio con una ventaja especialmente perseguida por el artista: la posibilidad, la necesidad de un acto de creación más absoluta. Existía y existe frente a la solución de estos especialísimos trances de la expresión literaria el problema de la universalidad, el peligro del regionalismo que contamina la obra y la cerca. i El peligro que contiene siempre la inclusión novísima de materias extrañas en un instrumento ya perfecto y límpido! Pero, en tales casos, la angustia primaria ya no es por la universalidad, sino por la simple realización. Realizarse , traducirse , convertir en torrente diáfano y legítimo el idioma que parece ajeno ; comunicar a la lengua casi extranjera la materia de nuestro espíritu . Esa es la dura, la difícil cuestión. La universalidad de este raro equilibrio de contenido y forma, equilibrio alcanzado tras intensas noches de increíble trabajo es cosa que vendrá en función de la perfección humana lograda en el transcurso de tan extraño esfuerzo. ¿Existe en el fondo de esa obra el rostro verdadero del ser humano y de su morada? Si está pintado ese rostro con desusados colores no sólo no importa; puede tal suceso concederle mayor interés al cuadro. Que los colores no sean sólo una maraña, la grotesca huella del agitarse del ser impotente ; eso es lo esencial. Pero si el lenguaje así cargado de extrañas esencias deja ver el profundo corazón humano, si nos transmite la historia de su paso sobre la tierra, la universalidad podrá tardar quizá mucho ; sin embargo, vendrá, pues bien sabemos que el hombre debe su preeminencia y su reinado al hecho de ser uno y único. 24

¿En qué idioma se debía hacer hablar a los indios -en la literatura? Para el bilingüe, para quién aprendió a hablar en quechua, resulta imposible, de pronto, hacerlos hablar en castellano; en cambio, quien no los conoce a través de la niñez, de la experiencia profunda, puede quizá concebirlos expresándose en castellano, Yo resolví el problema creándoles un lenguaje castellano especial, que después ha sido empleado con horrible exageración en trabajos ajenos. i Pero los indios no hablan en ese castellano ni con los de lengua española, ni mucho menos entre ellos! Es una ficción. Los indios hablan en quechua. Toda la sierra del sur y del centro, con excepción de algunas ciudades, es de habla quechua total. Los que van de otras regiones a residirse en las aldeas y pueblos del sur tienen que aprender el quechua; es una necesidad ineludible. Es, pues, falso y horrendo presentar a los indios hablando en el castellano de los sirvientes quechuas aclimatados en la capital. Yo, ahora, tras dieciocho años de esfuerzos, estoy intentando una traducción castellana de los diálogos de los indios. La primera solución fue la de crearles un lenguaje sobre el fundamento de las palabras castellanas incorporadas al quechua y el elemental castellano que alcanzan a saber algunos indios en sus propias aldeas. La novela realista, al parecer, no tenía otro camino. El desgarramiento, más que de los quechuismos, de las palabras quechuas, es otra hazaña lenta y difícil. iSe trata de no perder el alma, de no transformarse por entero en esta larga y lenta empresa! Yo sé que algo se pierde a cambio de lo que se gana. Pero el cuidado, la vigilia, el trabajo, es por guardar la esencia. Mientras la fuente de la obra sea el mismo mundo, él debe brillar con aquel fuego que logramos encender y contagiar a


SOBRE LITERATURA E INDIGENISMO

través de otro estilo, del cual no estamos arrepentidos , a pesar de sus raros , de sus nativos elementos . ¿Fue y es esta una búsqueda de la universalidad a través de la lucha por la forma; sólo por la forma? Por la forma en cuanto ella significa conclusión, equilibrio, alcanzado por la necesaria mezcla de elementos que tratan de constituirse en una nueva estructura.

No se trata, pues, de una búsqueda de la forma en su acepción superficial y corriente , sino como problema de espíritu, de la cultura, en estos países en que corrientes extrañas se encuentran y durante siglos no concluyen por fusionar sus direcciones, sino que forman estrechas zonas de confluencia, mientras en lo hondo y lo extenso las venas principales fluyen sin ceder, increíblemente. ¿y por qué llamar indigenista a la literatura que nos muestra el alterado y brumoso rostro de nuestro pueblo y nuestro propio rostro, así atormentado? Bien se ve que no se trata sólo del indio. Pero los clasificadores de la literatura y del arte caen frecuentemente en imperfectas y desorientadas conclusiones. No obstante, les debemos agradecer por habernos obligado a escribir esta especie de autoanálisis, o confesión , que lo hacemos en nombre de quienes han de padecer y padec~n el mismo drama de la expresión literaria de estas regiones*.

11 La relación que hay entre la narrativa y la composición social del país y su evolución podríamos decir que es todavía • Tomado de " La novela y el problema de la expresión literaria en el Perú», que se publicó originalmente en Mar del Sur, Lima, febrero de 1950.

mucho más directa, como no puede ser de otro modo , que la de la poesía. Hay un hecho capital que decide el destino del país en todos los aspectos de la actividad humana en el Perú: la división del país en dos universos, dos mundos totálmente diferentes: el mundo de los indios y el mundo de los criollos , que así les llamamos a las personas que están mucho más influidas por la cultura llamada occi dental.

Cuando los españoles conquistan el Perú , el imperio había logrado la unificación cultural , especialmente la unificación lingüística del país. Todo el imperio incaico hablaba una sola lengua, era el quechua. La conquista instituye un grupo de dominadores que, sumergidos en este universo, se ven obligados a aprender el quechua en la zona donde la cultura andina tiene una sustentación casi indestructible ; me refiero a la zona montañosa. La división del país en esos dos universos es , al mismo tiempo , cultural y geográfica. Geográfica, en el sentido de que la zona con mayor facilidad de comunicación con la cultura occidental , o sea, la costa es rápidamente acriollada: los indios aprenden el castellano , se acrioIlan tanto que pierden tradición local , sus costumbres , muy características, son penetradas por la cultura criolla. Pero en la zona andina toda la población habla en quechua y allí sí hay una división mucho más neta y la cultura en la zona de la costa, se unifica un tanto a la criolla, mientras que en la zona de los Andes la división es mucho más neta.

Ni Ciro Alegría ni yo sabemos lenguas extranjeras ; no somos hombres tan entendidos en la técnica de la narración ; hemos descrito este mundo de la mejor 25


JOSÉ MARíA ARGUEDAS

manera que hemos podido hacerlo, pero lo hemos hecho de una manera enteramente directa, quizá sin intención de gloria, con el propósito de revelar un mundo múltiple, quizás lo más complejo del mundo, en cuanto a la diversidad de elementos, de cargas espirituales que hay en cada uno de los individuos de este país, en el cual hay diez mil años de ejercicio de la inteligencia y de la habilidad manual del hombre antiguo ; diez mil años de historia, influidos por una cultu. ra con una tradición tan antigua como la nativa, pero que ha tenido la ventaja de descubrir elementos mucho más poderosos. Sin embargo , la interferencia de estos dos materiales forma una diversidad infinita de mezclas, de grados de mezclas entre las dos culturas; todo esto moviéndose en un paisaje en que la población mayor está entre los 2.500 y 4.500 metros de altura. La cuestión es que uno se mete en una quebrada en el Perú , levanta la cabeza, domina dos mil metros de altura, y a lo largo de los dos mil metros de altura hay centenares de andenes, algunos abandonados por la cultura actual , pero que estuvieron totalmente cultivados en la época' antigua, y donde se encuentran poblaciones, árboles y cultivos. Nosotros tenemos en el Perú todos los climas del mundo y, por eso mismo, tenemos frutos y frutas de todos estos climas durante todo el año : tenemos tomates todo el año, naranjas todo el año y choclos todo el año. No necesitamos esperar de la rotación de las estaciones, porque tenemos todas las estaciones funcionando al mismo tiempo. Pero también, por lo mismo, vivimos de diversidades verdaderamente infinitas. Estas diversidades las pueden encontrar en los relatos de Ciro Alegría y en los libros que yo he escrito de una manera directa, tal como pasó con las canciones de gesta, 26

de una manera no diría exactamente bárbara, sino con referencia a como hiere cuando enseña lo bárbaro, y cómo uno puede contaminarse de la materia de ese lenguaje bárbaro. Todo ese material es elevado a un nivel distinto, a un nivel internacional, por Vargas Llosa. Pero lo mismo ese material se ha adelgazado*.

111 La revista Mercurio Peruano, considerada como el órgano de expresión del liberalismo y el nacionalismo durante las últimas décadas de virreinato y que cumplió una eficaz y valiente tarea de divulgación ideológica, afirmaba, en el año de 1792, editorialmente en una nota crítica a la carta de un lector: «La legislación conoció la cortedad no sólo de las ideas, sino de espíritu del indio y su genio Imbécil y para igualar de algún modo esta cortedad le concedió sabiamente las exenciones y ' protección de que se trata ». Unas líneas después expresaba la repugnancia biológica que a estos intelectuales precursores de la independencia les producía el pueblo nativo, al que describen de este modo: «Tiene el cabello grueso, negro, lacio; la frente estrecha y calzada; los ojos pequeños, turbios y mohinos, la nariz ancha y aventada, la barba escasa y lampiña ..., el sudor fétido, por cuyo olor son hallados por los podencos como por el suyo los moros en la costa de Granada». Puede considerarse este concepto como muy próximo al de Ginés de Sepúlveda, que en los primeros tiempos del descubrimiento y conquista del Perú y México, sostuvo que los indios carecían de alma y que, por tanto, bien • De la conferencia en la Casa de las Américas de La Habana, febrero 1968.


SOBRE LITERATURA E INDIGENISMO

podrían ser clasificados en la categoría de bestias y tratados como tales.

El hispanismo se caracteriza por la afirmación de la superioridad de la cultura hispánica, de cómo ella predomina en el Perú contemporáneo y da valor a lo indígena en las formas mestizas. Proclama la grandeza del Imperio Incaico, pero ignora, consciente o tendenciosamente, o por falta de información, los vínculos de la población nativa actual con el tal Imperio, las pervivencias dominantes en las comunidades indígenas, que forman , en la actualidad, no menos del 50% de la población del Perú de la antigua cultura precolombina del · país. En la política militante, los hispanistas son conservadores de extrema derecha, y por eso, aunque de manera implícita, consagran el estado de servidumbre de los indios.

Los descubrimientos hechos por el hombre antiguo, acerca de la naturaleza humana y las leyes que rigen el mundo externo, permitieron a los Incas organizar una sociedad de alto nivel en cuanto a la técnica que hizo posible la abundancia de bienes y un sistema federal en cuanto a las creenci as religiosas , las artes y las formas de recreación; todo este conjunto sistematizado en un orden político estricto y de tanta eficacia que el hombre peruano trabajó , sin considerar el trabajo como una desventura, mucho más que en ningún tiempo y tanto como el que más en el mundo. De ese modo dominó una naturaleza agresiva, atemorizante , aparentemente invencible, majestuosa y tierna. Convirtió abismos en jardines; no estamos haciendo poesía, sino exponiendo un hecho histórico comprobado y universalmente difundido,

irrigó desiertos y contruyó millares de kilómetros de caminos excelentes. Cuando este pueblo cae bajo la dominación de los españoles es cómodamente explotado. Hoy mismo, los indios que pertenecen a las haciendas, en ciertas zonas del sur andino, se prosternan ante el patrón para besarle los pies; la Iglesia jugó un papel muy importante en la imposición y conservación de la mansedumbre, que permite , incluso hoy, la destrucción física impune de los indios de hacienda. Una caudalosa, bella modeladora literatura quechua religiosa, católica, rige todavía la conducta de los indios; proclama el dolor, la obediencia y aun la muerte como un supremo bien . Yo he escuchado a predicadores franciscanos, en una hacienda de Apurimac, afirmar desde el púlpito de la iglesia dorada del feudo, que el patrón es el representante de Dios en la Tierra y lo que el patrón hace no debe discutirse, sino recibirse como una disposición sagrada. Pero durante el largo período colonial el pueblo nativo asimiló una ingente can tidad de elementos de la cultura hispánica, aparte de las que las autoridades les impusieron. Ocurrió lo que suele suceder cuando un pueblo de cultura de alto nivel es dominado por otra: tiene la flexibilidad y poder suficiente como para defender su integridad y aun desarrollarla, mediante la toma de elementos libremente elegidos o impuestos. A todos los transforma.

La revista Amauta instó a los escritores y artistas que tomaran el Perú como tema. Y así fue cómo se inició la corriente indígenista en las artes ... Toda la intelectualidad del Perú es sacudida por la influencia de esta revista: el indio y el paisaje andino se convierten en los temas predilectos de la creación artística. Se 27


JOSÉ MARíA ARGUEDAS

trata de un arte conbatiente, antihispanista. La revolución socialista aparece como inminente y fácil para los lectores y redactores de Amauta. La revolución mexicana podrá ser superada, y, especialmente, los pintores se inspiran en los muralistas mexicanos y ocurre lo insospechable: la pintura indigenista se pone de moda.

El propio nombre, sobreviviente aún , de indingenismo demuestra que, por fin , la población marginada y la más vasta del país, el indio, que había permanecido durante varios siglos diferenciada de la criolla y en estado de inferioridad y servidumbre, se convierte en problema, o mejor, se advierte que constituye un problema, pues se comprueba que no puede, ni será posible que siga ocupando la posición social que los intereses del régimen colonial la habían obligado a ocupar. La grandeza del Imperio Incaico, indiscutida, y que había sido considerada por los hispanistas como un prodigio sin vinculación alguna con la población nativa perviviente, vuelve a ser considerada como una prueba objetiva de las virtualidades de esa población. Resulta ya insostenible la afirmación gratuita, sin fundamentación alguna, de que el indio actual es un sujeto degenerado por el alcohol, la coca y el propio estado de servidumbre a que fue sometido. La literatura indigenista logra demostrar lo infundado de la interesada imagen del indio degenerado , a quien no le corresponde otro destino que el de la servidumbre, y de un tipo de servidumbre que resulta un " privilegio », pues , ni siquiera como siervo es suficientemente eficaz. La narrativa llamada indigenista alcanza a tener el valor no sólo de documentos acusatorios, sino de revelaciones acerca de la integridad de las posibilida28

des humanas de la población nativa ... Pero la literatura llamada indigenista no es ni podía ser una narrativa circunscrita al indio, sino a todo el contexto social a que pertenece. Esta narrativa describe al indio en función del señor; es decir, del criollo que tiene el dominio de la economía y ocupa el más alto status social, y del mestizo, individuo social y culturalmente intermedio que casi siempre está al servicio del señor, pero algunas veces aliado a la masa indígena. Finalmente, la narrativa peruana intenta, sobre las experiencias anteriores, abarcar todo el mundo humano del país, en sus conflictos y tensiones interiores, tan complejos como su estructura social y el de sus vinculaciones determinantes, en gran medida, de tales conflictos, con las implacables y poderosas fuerzas externas de los imperialismos que fratan de modelar la con ducta de sus habitantes a través del control de su economía y de todas las agencias de difusión cultural y de dominio público. En ese sentido la narrativa actual, que se inicia como indigenista, ha dejado de ser tal en cuanto abarca la descripción e interpretación del destino de la comunidad total del país , pero podría seguir siendo calificada de indigenista en tanto que continúa reafirmando los valores humanos excelsos de la población nativa y de la promesa que significan o constituyen para el resultado final del desencadenamiento de las luchas sociales en que el Perú , y otros países semejantes de América Latina, se encuentran debatiéndose*.

• Tomado de " Razón de ser del indigenismo en Perú" , publicado en Visión del Perú, junio de 1970.


EL ESCRITOR Y SU QUEHACER EN AMÉRICA LATINA* JULIO CORTÁZAR Argentina. 1914-1984

ACE años que muchos de los aquí presentes enfrentamos el problema que motiva esta reu nión , y particularmente el que me atribuye el temario : el quehacer del escritor en América Latina. No es necesario reiterar nociones que se han vuelto muy claras para todo intelectual responsable , entendiendo por responsabilidad la conciencia de la libertad y de la autodeterminación de nuestros pueblos y la decisión de participar en el proceso que los lleve a ellas o las consolide si ya están logradas. Viejas polémicas sobre el llamado compromiso del escritor se ven hoy felizmente superadas por una problemática concreta. ¿Qué hacer además de lo que hacemos, cómo incrementar nuestra participación en el terreno geopolítico desde nuestro particular sector de trabajadores intelectuales, cómo inventar y aplicar nuevas modalidades de contacto que disminuyan cada vez más el enorme hiato que separa al escritor de aquellos que todavía no pueden ser sus lectores? Por poco dotados que estemos muchos de nosotros en el terreno práctico - y creo

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• Fragmento de un texto leído en el seminario sobre politica cultural y liberación democrática en Am érica Latina. Sitges. 1982.

que somos mayoría, y que no cabe avergonzarse, puesto que nuestra práctica es otra-, a nadie puede escapársele ya la importancia de esta etapa en la que los análisis teóricos parecen haber sido suficientemente agotados y abren el camino a las formas de la acción , a las interv_enciones directas. Como ingenieros de la creación literaria, como proyectistas y arquitectos de la palabra, hemos tenido tiempo sobrado para imaginar y calcular el arco de los puentes cada vez más imprescindibles entre el producto intelectual y sus destinatarios ; ahora es ya el momento de construir esos puentes en la realidad y echar a andar sobre ese espacio a fin de que se convierta en sendero , en comunicación tangible, en literatura de vivencias para nosotros y en vivencia de la literatura para nuestros pueblos. El puente , como imagen y como realidad , es casi tan viejo como el hombre. Un poema ha sido siempre un puen te, como una música, o una novela, o una pintura. Lo que es menos nuevo es la noción de un puente que partiendo de un lugar habitado por esas novelas, esas pinturas y esas músicas, se tienda hacia otra orilla donde nada de eso ha llegado o llega verdaderamente . 29


JULIO CORTÁZAR

Los puentes que tienden los editores, por ejemplo, unen a los escritores con los lectores, pero más allá de las zonas de ese tráfico se abren los páramos de la soledad y de la incomunicación , quizá en menor escala en un país como éste, pero en proporciones pavorosas en el conjunto de América Latina. Y por eso la noción de quehacer, que nos reúne hoy aquí, parte obligadamente de algo que las ilusiones urbanas, los humanismos elitistas y las buenas conciencias intelectuales prefirieron ignorar o escamotear, de la misma manera que tantos gobiernos y tantas políticas se atrincheran en el circuito de las capitales y los centros urbanos, marginándose de la inmensidad de los pueblos que los rodean en un silencio de ignorancia, de opresión, de incomunicación , de extranjería, por decirlo así.

Hace poco, en un discurso que todavía sigue levantando polvo en muchas palestras, el ministro de Cultura de Francia afirmó en México que una cultura indisociada de las pulsiones más profundas de los pueblos -yeso no sólo incluye las idiosincrasias étnicas, sino también las opciones históricas y políticas- no es verdaderamente la cultura. Si esta noción no es nueva, en cambio surge por primera vez con la fuerza que le da el ser proclamada por un gobierno dispuesto a llevarla a la práctica, lanzada como un desafío frente a las falsas culturas estabilizantes cuando no desestabilizantes, como de sobra las conoce y sufre América Latina. Un punto de vista que hasta ahora parecía reservado a nuestro enclave intelectual y a su formación restringida al libro, a la conferencia o a la clase magistral irrumpe hoy como un golpe de lanza en el escenario más apropiado, el de un continente de culturas escamoteadas , de culturas 30

sojuzgadas, de culturas aculturadas, de culturas ridículamente minoritarias y elitistas, de culturas para hombres cultos. y por eso, cuando se me pide que hable de nuestro quehacer en este plano, digo simplemente que hay que superar la vieja noción de lo cultural como un bien inmueble e intentar lo imposible para que se convierta en un bien mueble, en un elemento de la vida colectiva que se ofrezca, se dé y se tome, se trueque y se modifique, tal como lo hacemos con los bienes de consumo, con el pan, y las bicicletas, y los zapatos. ¿Pero cómo? , me lo pregunto como imagino que muchos se lo están preguntando aquí. ¿Cómo podemos los intelectuales sacar la cultura de la cultura, de su cáscara, que definen los diccionarios y defienden los que todavía viven replegados en un elitismo mental que les parece inseparable de toda poesía, de toda creación? POR UNA AUTOCRíTICA DE LOS ESTEREOTIPOS Esta pregunta ha tenido ya un comienzo de respuesta a lo largo de los últimos años. Pocos son los escritores responsables en América Latina que, al margen de sus libros, no participan de una u otra manera en el proceso geopolítico de sus pueblos, tanto en forma directa como en el caso de los nicaragüenses ya citados, o bien cumpliendo actividades paralelas de información periodística (García Márquez es aquí un alto ejemplo), o de colaboración con organizaciones nacionales e internacionales que luchan por los derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos, sin hablar de muchas otras tareas literarias y extraliterarias de solidaridad, de apoyo o de denuncia, según los casos. Estas labores , que cada día agrupan a un número


EL ESCRITOR Y SU QUEHACER EN AMÉRICA LATINA

mayor de intelectuales trabajando de consumo con juristas, dirigentes políticos, econónicos y sociólogos, me parecen una primera etapa de sobra conocida, en la que acaso el Tribunal Bertrand Russell vale como símbolo dominante. Sin embargo, esta creciente intervención intelectual en la materia misma de la historia y de los procesos populares latinoamericanos ha tenido hasta ahora un límite negativo , creado en parte por lo específico y especializado de esas actividades y en parte por el bloqueo que los regímenes opresores de nuestro continente y su vigilante padrino norteamericano oponen a la irradiación de sus líneas de fuerza, del estímulo y la influencia que estas actividades podrían y deberían tener en los niveles populares. Es por eso que nuestro quehacer debe inventar nuevas formas de contacto , abrir otro espectro de comunicaciones en todos los niveles, y es ahí donde los estereotipos profesionales (digamos vocacionales si se quiere, pero agregando que escribir no es sólo vocación , sino traslación , comunicación) , es precisamente ahí donde nuestros estereotipos demandan una autocrítica profunda que no todos hemos sido capaces de hacer hasta ahora.

ESCRITORES Y MEDIOS DE COMUNICACiÓN

y ya que estamos en esto , ¿qué decir de esa otra plaga moderna, que podría ser convertida en un fascinante mensaje cultural , como es el caso de las fotonovelas? La asociación inteligente de escritores y fotógrafos abre un campo inmenso a la imaginación popular, pero ya sabemos lo que se publica hoy en revistas que embrutecen a millares de lectores ingenuos y llena los bolsillos de las transnacionales.

Me quedaría por citar el arma más extraordinaria, más delirante, más operativa: la televisión. Alguien me dirá en seguida que ella, como el cine, está en manos del gran capital y que nadie accede a sus santuarios sin la censura previa de los lavadores de cerebros; pero es triste comprobar que en América Latina hay países, como Cuba y Nicaragua, que tienen canales que son del pueblo y para el pueblo , y que, sin embargo, continúan obedeciendo en gran medida a la ley de la facilidad y del conformismo, simplemente porque los escritores , los artistas, todos nosotros, con nuestras etiquetas, hemos sido incapaces hasta hoy de tomar por asalto esos reductos desde donde la verdadera cultura podría abrirse paso hasta los lugares más alejados y más desposeídos. Tal vez las únicas excepciones dignas en el terreno artístico sean el cine y el teatro, puesto que en América Latina se dan con un acento cada vez más revolucionario; es bueno poder decir que su ejemplo tiene un alto valor en esta hora en que nos preguntamos, siempre un poco desconcertados, por las formas posibles de nuestro quehacer intelectual. Como bien saben los escritores, el azar es nuestro mejor Virg ilio en este infierno histórico en que vivimos, y él me ha guiado en estos días hacia unas páginas del escritor venezolano Luis Britto García, que hablando en un encuentro celebrado en Managua en julio del año pasado se refirió admirablemente a la incomunicación de la cultura en América Latina. De su ponencia quisiera citar estas líneas, que sólo él podía escribir con tanta lucidez, y que tras de referirse a la ofensiva de las transnacionales y de los medios de comunicación para alinear el espacio cultural latinoamericano, mostrando que la única cultura que el las buscan en nuestro continente es la cul31


JULIO CORTÁZf.R

tura imperialista que niega al ser humano, lo explota y lo discrimina, agregan lo siguiente: «Ello plantea, para el intelectual latinoamericano, la tarea de servirse de los medios de comunicación de masas aun en aquellos países en los cuales no hay perspectivas revolucionarias inmediatas. Posiciones muy respetables han afirmado el derecho del creador a desligar su obra de toda militancia en favor del contenido estético . Pensamos, por el contrario, que la urgencia de la hora impone al intelectual una triple militancia: la de la participación en las organizaciones políticas progresistas; la de la inclusión del compromiso en el contexto de su obra, y la tercera militancia de batallar por la inserción de su obra en el ámbito real de los medios masivos de comunicación, anticipándose así a la revolución política, que concluirá por ponerlos íntegramente al servicio del pueblo. Porque mientras la política no asegure la liberación cultural de nuestra América, la cultura deberá abrir el camino por la liberación política». POR UN QUEHACER ABIERTO EN TODAS LAS DIRECCIONES Sé muy bien que podemos discutir los matices de esa triple militancia, y que, por mi parte, no creo que el compromiso deba ser una constante invariable en la obra de un escritor, ni mucho menos , puesto que la pura ficción es también una levadura revolucionaria cuando procede de una autor que su pueblo reconoce como uno de los suyos. Pero sí creo , con Britto García, que nuestro quehacer tiene que abrirse en todas las direcciones posibles, según las vocaciones y las posibilidades de cada uno , y que desligar la obra de toda militancia es dar la espalda a nuestros pueblos en nombre de supuestos valores absolutos 32

que el huracán de nuestro tiempo contemporáneo convierte en hojas secas y' en olvido. De sobra sabemos que en América Latina hay escritores que no renuncian a la feria de las vanidades editoriales y a los galardones de la sociedad privilegiada que los adula, y que se obstinan en el anacrónico refugio de sus torres de marfil. Nada han hecho ni nada harán para evitar que un día pueda caer también sobre ellos el fuego del nalpalm o la bomba de neutrones; acaso creen , basándose en lecturas esotéricas , que el marfil los protegerá de las radiaciones . Podría seguir proponiendo quehaceres, como, por ejemplo , el de la asociación de la música popular con textos que la salven de la sensiblería, el conformismo y la vulgaridad , que sigue siendo en gran medida la norma comercial y que el público absorbe ingenuamente. Las llamadas canciones de protesta, así como las de la nueva trova cubana y las de muchos artistas españoles y de otros países, han mostrado ya el camino , y. por mi parte sé que algunos tangos que hicimos en París con amigos argentimos y que obviamente fueron prohibidos en el Río de la Plata, viven hoy en la memoria de quienes los escucharon por vías clandestinas. Pero me detengo aquí, porque todo esto no es una lección para nadie , sino una manera de concretar lo mejor posible una esperanza y traer algo más que ideas teóricas a una reunión que espera otra cosa de todos nosotros: Terminaré con otra esperanza: la de un quehacer fundamental que no puedo pasar por alto y que toca directamente a esa inmensidad multitud de los latinoamericanos exiliados en tantos pedazos de mundo. Si ese exilio ha de tener algún sentido, no será a base de negatividad , de todo lo que comporta de sufrimiento y de nostalgia, sino de una inversión total


EL ESCRITOR Y SU QUEHACER EN AMÉRICA LATINA

de valores que le den esa fuerza que hace temible al bumerang: la fuerza del regreso. Todo aquel que no haya renunciado a esa voluntad de regreso puede y debe poner su capacidad y su imaginación al servicio de su pueblo, y a los intelectuales se les abren no sólo posibilidades como las que he esbozado

aquí, sino todas aquellas que puedan nacer de su propia invención , siempre capaz de saltar de la página escrita, de la novela o del poema, a la arena más que nunca inevitable y preciosa de la realidad latinoamericana, ese inmenso libro que podemos escribir entre todos y para todos.

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MANUEL ANDÚJAR España. 1913

ONSIDERO que la celebración, con festival sentido, del Quinto Centenario del encuentro Europa con las Américas, cumplido el ceremonial y secuelas conmemorativo, en tanto que punto de partida, cultural, ofrecerá tras las ofrendas oficiales y burocráticas, oportunidades desde las dos orillas atlánticas, para la refundación, objetiva y metódica de nuestras historias, descargadas así de los artificiales aditamentos de las imperiales megalomanias y de estrujantes resabios que invalidan sus lastres ochocentistas. Debemos configurar, mediante actividades creativas, tangibles, todo lo que cabe arrinconar en los polvorientos desvanes que, .so pretexto de masonería retórica, han prevalecido. Y que nadie, al igual que la garrafal ignorancia de los móviles consustanciados en las relaciones virtuales de las E$pañas y de América Latina. O Iberoamérica, que tanto monta.»

C

COLÓN SE DESPIDE DE LOS REYES CATÓLICOS. GRABADO DE

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T HEODORE DE

BRY, 1594.


VALOR Y SIGNIFICADO DE LA IDENTIDAD CULTURAL* NARAARAÚJO Cuba. 1945

N Nuestra América la definición del qué somos fue tarea temprana y necesaria. El acto del bautismo estableció el primer equívoco (Indias). Luego vino el préstamo (América) y el inexacto título de novedad (Nuevo Mundo) . Los apelativos han sido múltiples (Amerindia, Eurindia, Indoamérica, América Hispana, Iberoamérica , Latinoamérica, América Latina) ; algunos de mayor éxito que otros . La denominación de América Latina, hoy tan en uso, incluye territorios en los cuales no se hablan lenguas de raíz latina. En puridad , no es el nombre de una comunidad lingü ística, sino de un espacio sociocultural. Bol ívar se preocupó por definir el ser americano (<< ese género humano ,, ); Martí precisó los límites de la región y le dio nombre (Nuestra América: del Bravo a la Patagonia). Alberdi y Echevarría, Bello y Heredia, Darío y Rodó , Henríquez Ureña y Reyes : pensadores, políticos y escritores han indagado en torno a lo que en su época aún no se denominaba identidad cultural. García Márquez, en su discurso por el Nóbel, se refirió a nuestra ardua y sangrienta bús-

E

* Tomado de la revista «Unión », n.2 8, año 1989.

queda de la identidad . La propuesta carpenteriana de los contextos , como su obra toda, es un esfuerzo adánico de nombrar las cosas , de interpretar a esta parte del mundo . Aún así, la idea de una identidad cultural en nuestra región es hoy tema de debate por parte de intelectuales de ambos lados del Atlántico. Jacques Lafaye, por ejemplo, sostiene que lo predominante es lo que llama, con un neologismo, alteridad. Esta se produce en el interior y frente al exterior. La identidad cultural es entonces algo hipotético y más bien se trata de una solidaridad frenfe a lo foráneo: la conciencia de que se es distinto al otro. Al subrayar la diversidad -i ncuestionable- del mapa cultural latinoamericano y la conciencia de la nootredad, Lafaye concluye que se trata más de una preocupación que un reflejo objetivo de una supuesta homogeneidad cultural. Lo definitivo es la alteridad y su contrario no es sino «una finalidad borrosa para un futuro indeciso " 1. Su perspectiva es pesimista y metafísica, pues desconoce la interrelación dialécti1 Jacques Lafaye. «¿Identidad literari a o alteridad cultural? en Identidad cultural de Iberoamérica en su literatura, ed . cit. , p. 27.

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NARA ARAÚJO

ca entre lo uno y lo diverso, lo igual y lo variable, lo absoluto y lo relativo . En el examen y precisión de la identidad cultural latinoamericana, para Raúl Dorra, suele interesar menos la mismidad (otro neologismo) que la diferencia. La respuesta al problema es más un programa de acción , la aspiración a un modelo de desarrollo cultural y político, al nivel de las intenciones de los escrito, res. Hoy nadie cree, afirma, en la posibilidad de definir un «en-sí» o una esencia americana, pues su busca se limita al plano de la ideología y la ética. Fuera de ello, Dorra sólo otorga a las grandes obras la capacidad de elaborar, ellas mismas, la identidad cultural 2 • En esta reflexión están implícitos lo subjetivo (las intenciones) y lo objetivo (las grandes obras) , como aspectos inherentes a la identidad cultural. Pero sus afirmaciones son un tanto absolutas. La labor de definición del «en-sí», ¿no es acaso el propósito y el logro de una propuesta como la del «Calibán» de Fernández Retamar? El esclavo de Próspero como signo de nuestra cultura, ¿no se asocia precisamente con la esencia americana? ¿Sólo las grandes obras elaboran la identidad cultura? ¿Sería entonces ' cuestión de un deslinde estético? En un polo opuesto se ubica la consideración de Ainsa, más convincente por . su dialéctica de lo fecundo y representativo de la identidad cultural reside en las diversidades internas de un país. (De una nación , de una región , habría que añadir.) Ainsa defiende con acierto la idea de que en la identidad hay unidad y diversidad: «el pluralismo cultural es signo de riqueza y no de debilidad »3 La identidad cultura es reflejo de un proceso contraRaúl Dorra. «Identidad y literatura. Notas para un examen crítico» en ibidem, pp. 47-55.

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dictorio y permanente. Es en la relación entre lo uno -el proceso general histórico-social de transculturación-, y lo diverso -las particularidades nacionales que a su vez incluyen, lo uno y lo distinto-, que debe comprenderse la noción de identidad cultural. Esta se asociaría entonces no con lo diferente, sino con lo característico y al mismo tiempo esencial humano. Negarla, como alerta Roggiano, beneficia al enemigo común , estimula nacionalismos y regionalismos ; se debe retornar a una concepción de la cultura como una totalidad geográfica, lingüística, literaria, artística e ideológica. 4 En nuestro espacio, el diseño de una identidad cultural es problemático. Para algunos es inasible, al acentuar la alteridady no la mismidad. Para otros, es sólo un proyecto ideológico, el anhelo de un modelo: ¿alcanzable? Su defensa se explica por la impronta de la dependencia colonial y el reclamo de una unidad cultural , que, por encima de diversidades indiscutibles, sea el sostén de un senti miento de pertenencia, inteligencia y entendimiento mutuo. Es una reacción defensiva, un esfuerzo de desalienación . En el ámbito del Caribe -países insulares y continentales de la cuenca caribeña-, la importancia del problema de la identidad cultural obedece a razones similares a las del contexto mayor. A éstas se añaden las específicas a la evolución histórico-social de la región . El proceso global de independencia ocurre con un tempo distinto al de los países continentales (no caribeños) , y a la vez, entre los países caribeños. La aparición tardía de la conciencia nacional en los territorios de habla inglesa y su acce3 4

Fernando Ainsa. Ob. cit. , p. 52. Alfredo Roggiano. Ob. cit. , p. 14.


VALOR Y SIGNIFICADO DE lA IDENTIDAD CULTURAL

so masivo en los años 60 a la independencia ; la permanencia de un sistema explícitamente neocolonial , como el de los «departamentos franceses de ultramar" y de un «estado libre asociado »; la existencia de un gobierno del pueblo en la mayor de las Antillas, son el resultado -entre otros- de los variados niveles de descolon ización . Las características de los distintos sistemas metropolitanos de conquista, colonización y dominio -colonias de asentamiento o de «enclave»- han influido en su desarrollo específico y plural. Históricamente, los nexos estables entre territorios tan cercanos eran inexistentes por ser los vínculos básicamente con las respectivas metrópolis. Existió desde siempre la «balkanización » y sólo es en 1939 cuando tiene lugar el primer intecambio sobre problemas comunes. El autorreconocimiento comienza a principios del XX con autores como PriceMars, Fernando Ortiz, Roumain , Claude Mckay, Guillén, Césaire, Marcus Garvey, defensores de la legitimidad del mundo caribeño. En este contexto la reflexión en torno al papel del negro - la obra de Fanon , la negritud- responde al peso determinante de la presencia africana en este mundo. El reconocimiento de la diversidad cultural - y marcadamente lingüística-, no lleva a los estudiosos del área a impugnar la posible esencia, el «en -sí», la mismidad. Para Hugo Tolentino, la pluralidad de la cultura caribeña se da en un «mosaico cultural de sociedades que a través de casi cinco siglos han ven ido precisando su idéntidad histÓrica,,5. Alejo Carpentier destaca la diversidad geográfica extraordinaria de estos territorios y señala elementos comunes . La presencia de la música; su papel histórico privileg iado como escenario del encuentro entre tres razas : blanca, india

y negra, el coloniaje, la esclavitud ; el intercambio de hombres e ideas durante las luchas independentistas del XIX ; ejemplos de lo que Carpentier llama un «humanismo caribe ,>.6 La identidad cultural caribeña es una resultante de la identidad de su historia, para Henri Bangou , lo que no niega la especifidad cultural que distingue a unos países de otros.7 La historia de la región determina el sentido unitario en torno al trazado de un espacio cultural caribeño, cuya esencia se define como una unidad-plural. El proceso de independencia política de las colonias inglesas, la permanencia de arraigados nex os neocoloniales en algunos territorios, la irrupción de una definitiva y real transformación en la mayor de las islas, son factores que han contribuido a tal actitud y al anhelo de un proyecto unificador. Entre los signos que constituyen y diseñan la identidad cultural , la literatura es considerada como espacio ideal para el registro y el reconocimiento. En la toma de conciencia -lo subjetivo-, yen las obras mismas -lo objetivo-, participan los escritores. La aparición tardía de la autoconciencia -anunciada por Martí-, y de la consecuente atención investigativa a la región , como zona de especifidades ; el problema de la herencia africana, con su raigal conflicto de identidad en la oposición binaria amo/esclavo-blanco/negro ; el proyecto ideológico de la potencia

Hugo Tolentino . «Algunos aspectos del contexto histórico de las cu lturas caribeñas», en Revi sta Casa, n.2 114, mayo-junio 1979, p. 38. 6 Alejo Garpentier. «l a cultura de los pueblos que habitan en el mar Caribe», en Anales del Caribe, l a Habana, n.2 1, 1981. 7 Henri Bangou . «Ensayo de definición de las cu lturas caribeñas» en ibidem , p. 235. 5

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NARA ARAÚJO

imperial , en el cual el área desempeña un papel estratégico, explican , amén de las consecuencias de la historia colonialneocolonial, que como se ha afirmado, la identidad cultural está en el centro de la literatura caribeña. 8 Ella puede expresarse, no sólo en la existencia del conjunto de obras que la constituyen , sino en el contenido mismo -asunto, fábula, tema y personajes- de los textos de ficción . En el corpus narrativo de la novelística caribeña contemporánea9 se observan constantes de la identidad cultural. Estas son: el espacio, la historia, el conflicto étnico , el mito , la lucha política, la evolución individual de uno o varios personajes, la infancia, el viaje, las formas de creación colectiva, el habla popular. Estas constantes pueden coincidir en un mismo texto, en un variable orden de jerarquías. El tratamiento del espacio puede darse en la recreación admirativa del entorno físico-natural , como en El lagarto, de Glissant; en la importancia de la ciudad , El siglo de las luces, de Carpentier, o del barrio , Miguel street de Naipaul. La historia, como búsqueda de raíces , en New Day, de V. S. Reid , o medio de interpretación del presente, La situación, de L. Otero. El problema étnico aparece como posibilidad integradora de un pueblo , Cimarrón, de M. Barnet, o en sus múltiples variables conflictivas, de integración-

Emilio Jorge Rodríguez, " Pluralidad e integ ración en la literatura caribeña", en Revista Universidad de La Habana, enero-diciembre, 1980, p. 13. En su análisis el investigador toma en cuenta ejemplos no sólo de narrativa, sino también de poesía de los siglos XIX y XX. 9 Esta afirmación se hace sin considerar el área de expresión holandesa, por no poseer un conocimiento directo de los textos. Sin embargo en la revisión de artículos referativos, se ha comprobado que estas constantes aparecen en la producción literaria en dicha área.

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oposición , Voices under the window, de

J . Hearne, o Sapo tille et le serin d'argile, de Michele Lacrosil. El mito funciona como arsenal de valores, El palacio del pavo real, de W. Harris, o como historia ejemplar, El reino de este mundo, de Carpentier. La evolución y crecimiento emocional de un personaje que trata de hallar su lugar vincula a La situación, con Sólo cenizas hallarás, de P. Vergés. El mundo de la infancia se recrea en El castillo de mi piel, de Lamming, o en La rue Cases-Negres, de Zobel. El viaje puede ser con retorno, The mimic rnen, de Naipaul , o como emigración , Harlem todos los días, de E. Díaz Valcárcel , y La vida real, de Barnet. La creación popular es asunto de The dragan can 't dance de Lovelace, Bolero, de L. Otero, o La guaracha del Macho Carnacho, de Luis R. Sánchez. La riqueza del habla popular es esencial en Brother man, de R. Mais, o Dezaffi, de Franketenne. La reiteración de estas constantes en las literaturas de las distintas áreas permite afirmar que, en el análisis de la problemática de la identidad cultural de la región , se debe distinguir lo objetivo no sólo en los signos culturales constituti vos, sino también en las partes componentes de uno de esos signos, la literatura, que ' se estructura prácticamente sobre una misma cuerda temática. Algunas de estas constantes aparecen en la novela «continental» , pero con distinta frecuencia, intensidad y registro. En el Caribe, por ejemplo, la recreación del mundo de la infancia se efectúa con un marcado sentido , no sólo de aprendizaje o iniciación , sino , sobre todo, de apropiación y autodefinición de la identidad individual. La incorporación del habla popular no se limita al empleo de expresiones de la lengua coloquial , fenómeno presente en parte de la novela latinoamericana de los últimos años, sino supo-


VALOR Y S I GNIFICADO DE LA IDENTIDAD CULTURAL

ne el establecimiento de una lengua literaria capaz de fusionar artísticamente la norma con la lengua oral , decisiva en algunos países. Sin hablar del fenómeno del créole y sus avances en instituirse como una norma otra. El cuestionamiento extenso e intenso

de la identidad cultural caribeña es un rasgo específico y unitario de la región. La causa se encuentra en los factores inherentes a su desarrollo histórico-social. La pluralidad de esta demanda aglutinante reside en las maneras y perspectivas de su elaboración en el discurso literario.

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CARLOS FUENTES México. 1928

MÉRICA, dice el historiador mexicano Edmundo O' Gorman, no fue descubierta: fue inventada. Todo descubrimiento es un deseo , y todo deseo , una necesidad. Inventamos lo que descubrimos; descubrimos lo que imaginamos. Nuestra recompensa es el asombro. Describimos lo maravilloso , como Bernal Díaz, el cronista de la conquista de México, describe la capitall~custre de los aztecas tendida a sus pies: .. .parecía a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís... y aún algunos de nuestros soldados decían que si aquello que venía si era entre sueños ... El descubridor no sólo quiere descubrir la realidad ; también quiere descubrir la fantasía. El bestiario de Indias nos habla de manatíes con tetas de mujer, tiburones machos con miembros viriles duplicados , tiburones hembras que, míticamente, sólo paren una vez en toda su vida; peces voladores, leviatanes cuajados de conchas, tortugas que desovan nidadas de seiscientos huevos de tela

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(Tomado de la publicación del Ministerio de Cultura, 1988, en homenaje al autor. Premio Cervantes 1987.) .

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delgada, playas de perlas inmensas bañadas por el rocío, vacas marinas y vacas corcovadas, salamandras, unicornios, sirenas, amazonas ... Todo deseo tiene un objeto y este objeto, como sugiere Buñuel , es siempre oscuro , porque queremos no sólo poseer sino transformar el objeto de nuestro deseo. No hay deseo inocente ; no hay descubrimiento inmaculado ; no hay viajero que, secretamente, no se arrepienta de dejar su tierra y tema no regresar nunca a su hogar. El deseo nos arrastra porque no vivimos solos; todo deseo es imitación de otro deseo que queremos compartir, poseer para nosotros y suprimir la diferencia entre el objeto y nosotros. El viaje, el descubrimiento, desemboca en la conquista: queremos el mundo para transformarlo. Colón descubre en las islas la edad de oro y el buen salvaje. A éste lo envía encadenado a España ; y el paraíso terrestre es incendiado , herrado, explotado. La melancolía de Bernal Díaz es la de un peregrino que encuentra la visión del paraíso y en seguida debe destruir lo que ama: el asombro se convierte en dolor, pero ambos son salvados por la memoria; ya no deseamos para viajar, descubrir, conquistar; ahora recordamos


CARLOS FUENTES para no volvernos locos y poder dormir. La historia es la violencia que, como Macbeth, asesina al sueño. La gloria depende de la muerte y se revela, desenmascarada, como muerte. Bernal , el cronista, el escritor, sólo puede recordar: allí el descubrimiento sigue siendo maravilloso, el jardín sigue intacto, el fin es un nuevo comienzo y la destrucción de la guerra coexiste con la aparición de un mundo nuevo, nacido de la catástrofe. Viajes, descubrimientos, conquistas; los libros que contienen estas palabras evocan en mí, mexicano, el pasaje de varios rostros: los de los dioses en fuga; los de los conquistadores que se parecen a la antigua descripción de los dioses; y los rostros del sol , la naturaleza y la tierra, que en las palabras del mito maya del Chilam Balam, pueden ser mordidos por acontecimientos terribles, oscurecidos y extinguidos. Recomponer el rostro primero del hombre, el rostro feliz, es la misión del viaje de Utopía: América aparece primero como la Utopía que lavará a Europa de sus pecados históricos. Pero , en seguida, Utopía es destruida por los mismos que viajan en su busca. La buscan en el espacio : las tierras inmensas del nuevo mundo , la naturaleza infinita, inconmensurable. Esto no es posible; Utopía es el lugar que no es: U Topos. No hay utopía en el espacio . ¿La hay en el tiempo? Eso piensan todos los viajeros utópicos, de Tomás Moro en el siglo XVI a Alejo Carpentier en el siglo XX. No permanecen en el tiempo de Utopía, regresan a contarnos de su existencia y jamás pueden regresar. Este es el viaje más melancólico de todos.

La memoria y el regreso nos permiten darnos cuenta de que vivimos rodeados de mundos perdidos, de historias desaparecidas. Esos mundos y esas historias son nuestra responsabilidad: fueron creados por hombres y mujeres. No podemos olvidarlos sin condenarnos a nosotros mismos al olvido. Debemos mantener la historia para tener historia; somos los testigos del pasado para seguir siendo los testigos del futuro. Entonces nos damos cuenta de que el pasado depende de nuestro recuerdo aquí y ahora, y el futuro de nuestro deseo aquí y ahora. Memoria y deseo son imaginación presente; éste es el horizonte de nuestros descubrimientos constantes, éste es el viaje que podemos emprender cada día. La rueda de fuego, después, vuelve a girar y nos arroja a la repetición de la violencia y la muerte. Salvemos el instante que es nuestro descubrimiento inminente.

CARLOS FUENTES, POR ROGELlO NARANJO

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LITERATURA Y CULTURA , * EN AMERICA LATINA ' EDUARDO GALEANO Uruguay - 1940

NO PUEDE HABLARSE DE CULTURA LATIt:-JOAMERICANA, PORQUE AMERICA LATINA No' ES MAS QUE UNA REALIDAD GEOGRAFICA ,

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¿Nada más que una realidad geográfica? V, sin embargo, se mueve. En los hechos, minúsculos a veces, América Latina revela cada día comuniones tantas como sus contradicciones; los latinoamericanos compartimos un espacio común y no solamente en el mapa. Bien lo supieron , a principios del siglo pasado, los héroes que en vano la quisieron unida y el eficaz imperio que en fracturas sucesivas la dividió para reinar. Bien lo saben, ahora, las corporaciones multinacionales que planifican sus negocios en escala latinoamericana y manejan a su antojo los mecanismos de la integración. Es verdad que en América Latina coexisten sociedades de diverso origen , dispares características y agudos desniveles de desarrollo. V no puede hablarse de «la cultura latinoamericana» en el mismo sentido en que tampoco se podría hablar <Fragmentos del trabajo dedicado a Juan Gelman que se publicó en 1980 y se titulaba: "Diez errores o mentiras frecuentes sobre literatura" y cultura en América Latina."

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de «la cultura» sin mencionar una abstracción vacía. Pero un marco común ampara las infinitas culturas, enemigas o complementarias, que bullen en nuestras tierras. Espacio de contradicción y encuentro, América Latina ofrece un campo común de batalla entre las culturas del miedo y las culturas de la libertad, entre las que nos niegan y las que nos nacen . Ese marco común , ese espacio común , ese común campo de batalla, es histórico. Proviene del pasado, se alime'nta del presente y se proyecta como necesidad y esper¡3nza hacia los tiempos por venir. Porfiadamente ha sobrevivido, aunqu e haya sido varias veces lastimado o roto por los mismos intereses que subrayan nuestras diferencias para ocultar nuestras identidades. La experiencia española, a partir de la muerte de Franco , nos puede ayudar a comprender mejor, por raro que parezca, nuestra contradictoria identidad latinoamericana. Estos últimos años han puesto en evidencia que la unidad del Estado español esconde contradicciones nacionales muy intensas. Esas contradicciones, que tienen una larga historia y han sido muchas veces ahogadas a sangre y fuego, están ahora en pleno estallido. España vive la hora de las autonomías


LITERATURA Y CULTURA EN AMÉRICA LATINA

y el fecundo debate hacia una esencial reestructuración del Estado. No hay unidad supranacional legítima que pueda apoyarse en la humillación de unas nacionalidades por otras, en la opresión de unas culturas por otras. Ahora bien. Se parecen poco, a primera vista, un brasileño y un boliviano , un mexicano y un uruguayo. Pero la nueva realidad política española ha sacado a luz las diferencias no menos hondas -diferencias de origen , de tradición y hasta de idiomaque en la realidad existen entre un catalán y un castellano , entre un vasco y un andaluz o un gallego. A partir de lo que nos une, y sobre la base del respeto a las numerosas identidades nacionales que nos configuran , América Latina es sobre todo una tarea a realizar. Nuestras economías han sido orientadas hacia afuera, en función de servidumbre, y también nuestras culturas tienen sus vértices , todavía, en las capitales europeas, donde los aduaneros de la literatura, por ejemplo, brindan todavía su visto bueno para que una novela paraguaya pueda considerarse valiosa en Venezuela. Con elocuente facilidad hacen contacto, cuando las dejan , nuestras desconectadas culturas más genuinas. Muchas razones y misterios nos hacen sentirnos a todos pedacitos de una patria grande, donde los seres del mundo entero y de todas las culturas se han dado cita, a lo largo de los siglos, para mezclarse y ser. Más allá de la diversidad de las razas , las raíces y las estadísticas, el patrimonio cultural de México o Ecuador pertenece también al Uruguay y a la Argentina, y viceversa, en la medida en que unos y otros pueden brindarse claves de respuesta ante los desafíos que plantea la realidad actual. La cultura negra de Haití no es ajena a la cultura indígena de Guatemala, porque en una

yen otra pueden encontrar agua clara de beber las gentes que confluyen en un espacio, un tiempo y un drama histórico comunes. ¿Qué hispanoamericano puede no sentir algún latido propio en Guimaraes Rosa, Drummond de Andrade o Ferreira Gullar? ¿Qué brasileño no siente que de algún modo son suyos Carpentier, Cortázar o Rulfo? Las revoluciones de Cuba y Nicaragua no resultan extranjeras para ningún latinoamericano . La tragedia de Chile nos abrió un tajo en el pecho a los latinoamericanos todos. ¿No estamos todos hechos, sea cu al fuera el color de la piel y la lengua que hablamos, con diversos barros de una misma tierra múltiple? LA GRAN TAREA DE LA NUEVA LITERATURA LATINOAMERICANA CONSISTE EN LA INVENCION DE UN LENGUAJE Han quedado atrás, afortunadamente, los novelones románticos , el paternalismo de los escritores «indigenistas» y el «nativismo» mentiroso, escrito en las ciudades y para las ciudades. En los últimos veinte o treinta años, la literatura latinoamericana ha reflejado una nueva conciencia de la realidad, que se incubó en algunos sectores juveniles de la clase media y se proyectó, en el plano cultural , con tanto vigor como en el plano pol ítico. Los especialistas en confundir la cáscara con el fruto nos dicen: «Es la revolución del lenguaje. El lenguaje es el verdadero protagonista de la nueva novela latinoamericana». ¿Voces o ecos? Las modas de la alta costura cultural llegan a nuestras tierras, como siempre, con atraso , y cuando ya se les presta escaso interés en los centros de origen. Los Pierre Cardin de las letras han inventado la teoría, o la han resucitado , porque es antigua, en París ; y los copiones la 43


EDUARDO GALEANO

han aplicado a la literatura latinoamericana emergente para secuestrarle el contenido crítico. Pero el lenguaje es el instrumento, no la melodía; y los verdaderos protagonistas de la nueva narrativa latinoamericana no son los pronombres y los adjetivos, sino hombres y mujeres de carne y hueso. No será, por cierto, a través de una revolución de la sintaxis que se devolverá a la palabra la dignidad perdida. El sistema vacía el lenguaje de contenido, no por el placer de una pirueta técnica, sino porque necesita aislar a los hombres para dominarlos mejor. El lenguaje implica comunicación y resulta, por lo tanto, peligroso en un sistema que reduce las relaciones humanas al miedo, la desconfianza, la competencia y el consumo. La' reducción de la literatura a la pura pirotecnia revela, en el plano estético, un culto por las formas equivalente al que en el campo político manifiestan quienes confunden democracia con elecciones, y una confusión de medios y de fines similar a la de los tecnócratas que creen que el desarrollo económico es el objetivo único y último de toda sociedad. AMERICA LATINA TIENE UNA NATURALEZA EXUBERANTE: SU LITERATURA, POR LO TANTO, ES BARROCA No viene al caso discutir aquí las mil y una teorías que existen sobre el barroco. La etiqueta se aplica a pintores tan opuestos como Rembrandt y Rubens y a escritores que sólo tienen en común el hecho de haber nacido en el mismo país, como Alejo Carpentier y Severo Sarduy. Un común denom inador resultaría imposible . Cada cual entiende el barroco a su manera: para unos, el término define determinados estilos ; para otros, 44

un período de la historia del arte. En definitiva, cada teórico encuentra, detrás de la palabra, lo que previamente pone. En un ensayo publicado hace algunos años, el cubano Leonardo Acosta protestaba, con toda razón, contra este «fatalismo estilístico», tan inaceptable como cualquier otro fatalismo, según el cual el estilo barroco corresponde a la naturaleza exuberante de América Latina. Acosta hacía notar que el barroco llegó a tierras americanas como un producto de importación colonial, desde las áridas tierras de Castilla, que nada tienen de exuberantes. La literatura latinoamericana, se nos dice, es barroca porque habla el lenguaje de la selva -como si el lenguaje de la selva fuera el único posible para una región del mundo con grandes ciudades, vastos desiertos, estepas, cordilleras y pampas, y como si realmente existiera «un » lenguaje de la selva. Los despojados relatos de Horacio Quiroga, ¿no hablaron , acaso, el lenguaje de la selva del Alto Paraná? ¿Y las estilizadas máscaras, que nada tienen de barrocas, creadas en las aldeas de la selva africana? Lo del estilo barroco es un clisé, tan falso como todos los clisés, que alude al lenguaje frondoso y se ajusta a la difundida idea de que una novela latinoamericana, para ser buena, debe desplegarse a lo largo de muchas páginas y utilizar muchas palabras. Tan arbitrario cri terio expulsaría de la literatura latinoamericana a muchos de sus mejores escritores, como por ejemplo Juan Rulfo, hombre de prosa desnuda y parca: las obras completas de Rulfo, uno de los mejores narradores del mundo, caben en menos de trescientas páginas. Otro gran novelista latinoamericano, Alejo Carpentier, emplea la expresión «barroco » en un sentido que nada tiene


LITERATURA Y CULTURA EN AMÉRICA LATINA

que ver con el churrigueresco discurso, ampuloso y vacío, de otros escritores. Para Carpentier, el barroco resulta de la mezcla de estilos y de culturas que genera, en nuestras tierras, «lo real maravilloso», y tiene un sentido original y vital, por completo ajeno a la mirada colonial que desde afuera nos petrifica en el paisaje exótico y en las imágenes de exportación. En la obra de Carpentier, el estilo que él llama barroco «nombra» la realidad y la redescubre; en otras, como Severo Sarduy, el barroco lo enmascara. Leyendo a Carpentier, a Lezama Lima, a Guimaraes Rosa, a Jorge Enrique Adoum, uno tiene la sensación y la certeza de que la complejidad del estilo corresponde exactamente a la complejidad del mundo que expresa: «eso » no podría ser dicho de otro modo. Son numerosos los casos inversos, en los que la complejidad del estilo, pobre de imágenes pero pretencioso en arabescos, esconde el pánico a la claridad ; si el discurso quedara desnudo, pondría en evidencia su irremediable estupidez. Los fatalistas del estilo quieren convencernos de que el barroco es «el » lenguaje de América Latina, como si hubiera un solo lenguaje posible para un mundo que contiene tantos mundos. En el fondo sólo se proponen reivindicar una alta categoría estética para el aburrimiento de sus obras, inscritas en la tradición de pomposo estilo de los doctores de levita. La palabrería no opera al servicio de la naturaleza, sino al servicio del sistema: le proporciona disfraces. Ha de ser por eso que cuando más pobre es un país, más ostentosa y macarrónica es su literatura, como si a menor cantidad de calorías en la dieta del pueblo correspondiera una mayor cantidad de palabras en la obra de los intelectuales vueltos de espaldas a la realidad.

LA LITERATURA POLlTICA TRATA TEMAS POLlTICOS; LA LITERATURA SOCIAL, TEMAS SOCIALES Pero ¿acaso existe alguna obra literaria que no sea política y social? Sociales son todas, porque pertenecen a la sociedad humana; y políticas también son todas, en la medida en que la palabra impresa implica siempre -lo quiera o no su autor, lo sepa o no- una participación en la vida pública. El mensaje escrito «elige» por el sólo hecho de existir: al dirigirse a otros, inevitablemente ocupa un sitio y toma partido en las relaciones entre la sociedad y el poder. Su contenido, liberador o alienante, no está en ningún caso determinado por el tema. La literatura más política, o más profundamente comprometida con los procesos políticos de cambio , puede ser la que menos necesite nombrar la política, en el mismo sentido que la más cruda violencia social no necesariamente se manifiesta a través de las bombas y los balazos. Con frecuencia los libros, artículos, canciones y manifiestos sobre «temas políticos y sociales», escritos con las intenciones más revolucionarias del mundo, no encuentran resultados parecidos a los buenos deseos que los inspiran. A veces dan la razón , sin proponérselo , al sistema que se proponen desafiar. Quienes se dirigen al pueblo como si fuera corto de entendederas e incapaz de imaginación, confirman la imagen que del pueblo cultivan sus opresores ; bendicen al sistema que dicen combati r quienes emplean un lenguaje de aburridoras frases hechas y crean personajes de una sola dimensión , personajes de cartulina, sin miedo ni dudas ni contradicciones, que mecánicamente ejecutan las órdenes del autor de cada cuento o novela. ¿No está el sistema especializado en 45


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desintegraciones? Una literatura que encoge el alma en lugar de multiplicarla, por más que se llame militante, objetivamente sirve a un orden social que cada día corta y recorta la multiplicidad y la riqueza de la condición humana. En otros casos, no menos frecuentes, la tentativa de comunicación y contagio fracasa de antemano si de antemano se dirige a un público de convencidos, en el lenguaje de parroquia que ese público espera escuchar: por revolucionaria que se pretenda, esa literatura sin riesgos resulta, en los hechos, conformista. Provoca sueño aunque procure fervores. Dice dirigire a las multitudes, pero conversa con el espejo. La literatura puede reivindicar, creo, un sentido político liberador, toda vez que contribuya a revelar la realidad en sus dimensiones múltiples, y que de algún modo alimente la identidad colectiva o rescate la memoria de la comunidad que la genera, sean cuales fueren sus temas. Un poema de amor puede resultar, desde este punto de vista, políticamente más fecundo que una novela sobre la explotación de los mineros del estaño o de los obreros de las plantaciones bananeras. Se pueden encontrar numerosos ejemplos en la literatura latinoamericana del más alto nivel. En un trabajo publicado hace poco, Pedro Orgambide decía que él ten ía la sospecha de que el Canto general, de Pablo Neruda, es más político en los tramos aparentemente menos pol íticos de su texto. Me parece que la sospecha tiene buen fundamento . Los poemas de Neruda tienen mayor vigor y profundidad política en Alturas de Machu Picchu que en algunas páginas dedicadas a la denuncia de ciertos dictadores o a las tropelías de la United Fruit Company. A mi juicio, el libro Weekend en Guatemala, de Miguel Angel Asturias, escrito en pleno hervor de la cólera por 46

la invasión y la matanza de 1954, es, de todos los suyos., el que tiene un contenido político más explícito, pero es, políticamente, el menos eficaz. No comparto la opinión , casi unánime, que considera El libro de Manuella obra más comprometida de Julio Cortázar, así como me parece que El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez , es menos rico , en el sentido político , que Cien años de soledad, aunque la denuncia política no aparezca en primer plano en esta gran novela. EN EL MEJOR DE LOS CASOS, LA LITERATURA PUEDE INTERPRETAR LA REALIDAD ; PERO ES INCAPAZ DE TRANSFORMARLA Al interpretar la realidad , al redescubrirla, la literatura puede ayudar a conocerla. Y conocerla es el primer paso necesario para empezar a cambiarla: no hay experiencia de cambio social y político que no se desarrolle a partir de una profundización de la conciencia de la realidad. Las obras «de ficción », que les dicen , suelen revelar más eficazmente que las de «no ficción » las dimensiones ocultas de la realidad. En una famosa carta, Engels escribió que en las novelas de Balzac él había aprendido más, sobre ciertos aspectos de la economía, que con todos los libros de los econom istas de su época. Ningún estudio sociológico nos enseña más sobre la violencia en Colombia que la breve novela de García Márquez El coronel no tiene quien le escriba, donde, si no recuerdo mal, no suena ni un balazo, y La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, radiografía la violencia del Perú más a fondo que cualquier tratado sobre el tema. La mejor obra de economía política en la Argentina del siglo pasado es el poema


LITERATURA Y CULTURA EN AMÉRICA LATINA

sobre un gaucho arisco de nombre Martín Fierro. Las novelas y relatos de José María Arguedas brindan el testimonio más elocuente acerca del desgarramiento de las culturas indígenas en América Latina. La novela de Augusto Roa Bastos Yo el supremo abre más anchos cauces que cualquier libro de historia a quien quiera conocer a fondo el Paraguay de los tiempos de Gaspar Rodríguez de Francia. La desintegración del Uruguay actual fue presentida, con mano maestra, por Juan Carlos Onetti en El astillero. ¿ Existe mejor llave que los libros de Asturias para entrar en Guatemala? ¿No es el soplo de vida y muerte de la Argentina de nuestros días el que alienta con ternura y furia en los poemas de Juan Gelman? Y El Salvador y Nicaragua, esos pequeños países bravíos, ¿no nos hablan por boca de Roque Dalton y Ernesto Cardenal? Revelar la realidad no significa copiarla. Copiarla sería traicionarla, sobre todo en países como los nuestros, donde la realidad está enmascarada por un sistema que obliga a mentir para sobrevivir y que cotidianamente prohíbe llamar a las cosas por su nombre. Fecundan la realidad quienes son capaces de penetrarla. El Guernica de Picasso ofrece, a nuestros ojos, más realidad que todas las fotografías del bombardeo de la pequeña ciudad vasca. Un relato fantástico puede reflejar la realidad mejor que un cuento naturalista y respetuoso de lo que la realidad parece ser. Acertadamente decía Mario Benedetti , en un trabajo reciente , que un cuento como La casa tomada, de Julio Cortázar, está más conectado con la realidad , siendo un cuento fantástico , que los prolijos inventarios de más de un autor del nouveau roman francés. Mediante símbolos certeros, La casa tomada representa el Dunkerque de una clase social que poco

a poco va siendo desalojada por una presencia a la que no tiene el valor de enfrentarse. A menudo los escritores políticamente identificados con la causa revolucionaria, sufren accesos de mala conciencia: ¿no será la fantasía una fuga cobarde, una mentira del mundo? Se sienten entonces, o nos sentimos, mejor dicho, porque también me ocurre, culpables de escribir, culpables de volar: olvidamos, a veces, que la esperanza se moriría de sed sin las alucinaciones y las quimeras que nutren la creación humana. A modo de un espejo de doble fondo , la literatura puede mostrar lo que se ve y lo que no se ve , pero está; y como no existe cosa que no contenga su propia negación , opera a menudo como venganza y profecía. La imaginación abre nuevas puertas a la comprensión de la realidad y presiente su transformación: anticipa, por el sueño, el mundo a conquistar, a la par que desafía el inmovilismo del orden burgués . En el sistema del silencio y del miedo, el poder de crear y de inventar atenta contra las rutinas de la obediencia. Este orden social , dicen sus dueños, es el orden natural : mundo quieto, igual a sí mismo , de frente y perfil , como una foto de prontuario policial. La imaginación creadora revela que su presunta eternidad es provisoria y que no hay cara sin contracara. El valor de un texto bien podría medirse por lo que desencadena en quien lo lee. Los libros mejores, los mejores ensayos y artículos, los más eficaces poemas y canciones, no pueden ser leídos o escuchados impunemente. La literatura, que se dirige a las conciencias, actúa sobre ellas, y cuando la acompañan la intención , el talento y la suerte, dispara en ellas los gatillos de la imaginación y la voluntad de cambio. En la estructura social de la menti ra, revelar la realidad 47


EDUARDO GALEANO

implica denunciarla; y se llega más allá cuando el lector crece un poquito a través de la lectura. Un libro no cambia el mundo, se dice, y es verdad. Pero, ¿qué lo cambia? Un proceso, acelerado o lento, según el caso; siempre incesante y de mil dimensiones simultáneas. La palabra escrita es una de ellas, y no una mera rueda auxiliar. Negar toda literatura que no sea de emergencia constituye, creo, un error tan grave como el desprecio a las formas de expresión literaria que escapan a los límites del libro o que no figuran en los altares de la cultura académica. Haroldo Conti , un narrador argentino a quien conocí de cerca en Buenos Aires, pasó sus últimos años atormentado por la sospecha de que su literatura era políticamente inútil. El era hombre de ideas políticas revolucionarias y sentía que escribía cuentos y novelas perfectamente inocuos, porque no ejercitaban la denuncia explícita. En largas noches de vino y cigarrillos, en una isla del delta del Tigre, conversamos sobre esto; y yo nunca supe decirle que su trabajo de escritor tenía un sentido profundamente liberador. El era, o quizás es, un mago - humilde capaz de contar historias de mucha hermosura. Como toda literatura que valga la pena, sus relatos cuentan la vida y hacen que ocurra. Fugazmente nos arrancan del tiempo para devolvernos mejorados. Al contar lo que somos, n'os ayudan a ser, porque ¿cómo va a

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convertirse en protagonista de la historia, haciendo la historia en lugar de padecerla, un pueblo que ignora su identidad? Al fin del verano de 1976, Haroldo fue secuestrado. Alguien lo vio, deshecho por la tortura, en un cuartel; y después nunca más se supo . Como a muchos millares de argentinos, chilenos, guatemaltecos y uruguayos se los tragó la tierra. Los diarios argentinos no publicaron una línea sobre la desaparición de uno de los mejores escritores del país ; y él, que tenía una conciencia inquisidora, se perdió en el terror y la niebla angustiado por la idea de que su obra literaria no era consecuente con su voluntad política. En este sentido, Haroldo era víctima del esquematismo que, en un extremo, canta a la literatura como oficio de dioses, y en el otro la desprecia como pasatiempo inofensivo. Yo había buscado las palabras y no las había encontrado. Quise ayudarle a creer en lo que hacía, y no lo logré. Quise decirle que al encender los fueguitos de la identidad , la memoria y la esperanza, obras como la suya integran las fuerzas del cambio en un sistema organizado para borrarnos los rostros , desintegrarnos las almas y vaciarnos la memoria, y que así sus palabras daban abrigo a muchos desnudos en la intemperie. Porque quise querer y no pude poder, como dice Zitarrosa en una bella canción, escribo ahora estas páginas, a modo de expiación y certidumbre.


CULTURA DEL MESTIZAJE GABRIEL GARCíA MÁRQUEZ Colombia - 1928

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N América Latina se nos ha enseñado que somos españoles . Es cierto , en parte, porque el elemento español forma parte de nuestra propia personalidad cultural y no puede negarse. Pero en un viaje a Angola descubrí que también eramos africanos. O, mejor, que éramos mestizos. Que nuestra cultura era mestiza, se enriquecía con diversos aportes. Nunca, hasta entonces, había tenido conciencia de ello. En la región donde nací hay formas culturales de raíces africanas muy distintas a las de la zona del altiplano, donde se manifiestan culturas indígenas. En el Caribe, al que pertenezco, se mezcló la imaginación desbordada de los esclavos negros africanos con la de los nativos precolombinos y luego con la fantasía de los andaluces y el culto de los gallegos por lo sobrenatural. Esta aptitud para mirar la realidad de cierta manera mágica es propia del Caribe y también del Brasil ... Yo creo que el Caribe me enseñó a ver la realidad de otra manera, a aceptar los

elementos sobrenaturales como algo que forma parte de nuestra vida cotidiana. El Caribe es un mundo distinto cuya primera obra de literatura mágica es el Diario de Cristóbal Colón, libro que habla de plantas fabulosas y de mundos mitológicos .. . La síntesis humana y los contrastes que hay en el Caribe no se ven en otro lugar del mundo. Conozco todas sus islas ; mulatas color de miel , con ojos verdes y pañoletas doradas en la cabeza; chinos cruzados de indios que lavan ropa y venden amuletos ; hindúes verdes que salen de su tienda de marfiles para cagarse en la mitad de la calle ; pueblos polvorientos y ardientes cuyas casas las desbaratan los ciclones, y, por otro lado , rascacielos de vidrios solares y un mar de siete colo res .. . No sólo es el mundo que me enseñó a escribir, sino también la única región donde yo no me siento extranjero . (De unas conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza.)

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TEORíA DEL CONOCIMIENTO: ALGUIEN DEBERíA PRESENTARNOS* RAÚL GUERRA GARRIDO España - 1935.

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S obvio que la lengua, el castellano o español , es el primer factor cultural y quizá el único de esta comunidad que llamamos Hispanoamérica, contexto socioeconómico no tan aglutinado y coherente como sería de desear y que pone en entredicho la categoría de «comunidad », pues eh lo que existe es más fruto de la inercia histórica que de la intención de sus ciudadanos. Menéndez Pidal , optimista, dijo al hablar del idioma unitario: «Hay dos tipos de lengua española culta como hay dos tipos de inglés , uno europeo y otro americano, distintos fundamentalmente por algunas peculiaridades de pronunciación (... ) esta riqueza no implica, por suerte, riesgo de fragmentación de nuestro idioma ya que los pueblos en que se fraccionó el imperio español se comunican hoy entre sí mucho más que cuan do formaban un solo Estado ». Bajo mi punto de vista ocurre lo contrario , nuestros pueblos no se comunican lo suficiente entre sí y si los contactos son (*) Te xt o leído en la Décima Asamblea de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos (ALDEEU, Puerto Rico , 1990): el conocerse mejor es el único éxito posible del V Centenario, una tesis en la que se reincide desde el presente volumen de República de las Letras.

cuantitativamente superiores a los de la época colonial son debidos al simple incremento de la aceleración histórica que perfecciona los medios informativos y de transporte, la prueba es que son muy superiores los contactos de cada uno de nuestros países con otros ajenos a su comunidad idiomática. De hecho casi funcionamos en compartimentos estancos y el supuesto de algo parecido a un frente cultural es una idea remota. No nos conocemos lo suficiente y de esta semi-ignorancia procede el desamor que nos profesamos, y del desamor el desinterés. No nos escandalicemos y pongámonos en el ciudadano medio de nuestra ciudad de origen . ¿De veras conoce su propia lengua, jard ín de sendas que se bifurcan en un espléndido laberinto de sinónimos? Decir cuate , pana o tronco es decir lo mismo, compadre, ¿pero en qué países? Lengua laberinto de distintas acepciones , algu nas de las cuales pueden resultar groseras ; hay que tener cuidado con las de coger o tirar, sí ¿pero en dónde? Hasta la geografía se nos complica, Santiago de Chile o Santiago de Compostela son fáciles de localizar, pero dónde situamos a Santiago del Estero o a Santiago de la Calzadilla de Mendigos ... Son muchos los 51


RAÚL GUERRA GARRIDO

Caminos de Santiago, pero muchos más los peregrinos y su identificación más ardua. Sabemos de la querencia política de nuestros literatos y el caso de Vargas Llosa es de sobra conocido, ¿más podemos añadir otro ejemplo? Particularmente, conozco el de Rubén Loza en Uruguay, de casualidad, por ser amigo mío, y ahí se detiene mi lista. Incluso la geo-política se nos escapa, ¿cuántos hispanos no puertorriqueños pueden explicar el esotérico estatus de esta maravillosa isla, estado libre asociado? Estamos en el congreso de ALDEEU; pues bien, entre mis conocidos de la enseñanza y la literatura hice una pequeña encuesta en España y ninguno supo darme referencia de la sigla. Y es que (a pesar de lo tendencioso del último ejemplo) mal podemos conocernos cuando con demasiada frecuencia ni siquiera nos atrevemos a decir lo que somos. Conmemoramos el V Centenario, así, como suena, como se escribe: con la V mayúscula algún corrosivo lo definiría el Centenario de Vd. ¿El V Centenario de quién o de qué? ¿Por qué tenemos tanto miedo a las palabras? El V Centenario del descubrimiento, del choque, del encuentro, del genocidio, de la conquista, de la evangelización , de la miseria y de la gloria: todo eso fue y mucho más, ameliorativa y peyorativo, en un tremendo puzzle que hasta aquí nos trajo. Asumámoslo. Conozcámonos. El evitar palabras polémicas es política de avestruz y siempre se nos vuelve en contra, así Estados Unidos se define como USA, apropiándose de América, y nosotros deletreándole EE.UU. le cedemos todo ese ámbito geográfico sin necesidad de ninguna A, que debería ser NA (Norte América) , pues jamás esos «estados unidos» los equivocamos con los de México o la Argentina. Con el Imperio hemos topado, amigo Sancho. No vaya extenderme sobre la influencia de USA en nuestros usos ; es 52

un tópico de sobra conocido . Tópico no en el sentido inglés de tema sino en el castellano de un problema sin resolver. Un problema lógico pues, parafraseando a Marx, bien puede decirse que el país que controla los medios de producción material controla también los medios de producción intelectual, o, lo que es lo mismo: las ideas del país dominante son en cada época las ideas dominantes. Las que deciden no sólo el conocimiento de quién, sino el quién es quién. Probablemente no sabríamos citar a diez escritores vivos de cada país hermano , damos por sentado que si no los conocemos es porque no merecen la pena, cuando la única realidad es que si no los conocemos es porque no están incluidos en el sistema del dominador; sistema en que tal y como están las cosas ninguno de nosotros aislado puede influir. El año pasado, en los cursos internacionales de verano de El Escorial, en el de literatura contemporánea, se invitó a Julio Ramón Ribeyro, espléndido narrador peruano que (casi) nadie en ·España conocía: cuantos a partir de ese momento le conocieron quedaron prendados de su prosa. Y es que en El Escorial sabíamos más de USA, tan cerca, que del Perú , tan lejos. Sirva el caso de Ribeyro como emblema de lo que trato de exponer. En 1983 , en el congreso «Ibero américa: Encuentro en la Democracia» , abundando sobre la insuficiencia de nuestro mutuo conocimiento, dije estas palabras: «¿Qué hace el escritor en lengua española ante esta circunstancia? La reacción suele ser reg resiva, vuelca su fe roz individualismo en su propia obra e ignora displicente el medio que le rodea en un desprecio que, en los mejores , no es más que el disfraz de su rabiosa impotencia, actitud pasiva de torre de marfil, negativa en cuanto que por más iracu ndo notario de su tiempo que sea, a la lar-


TEOR í A DEL CO N OCIM I ENTO : A LGUIEN DEBER í A PRESENTARNOS

ga, por asimilable, se transforma en có mplice del proceso que pretende denunciar. Por supuesto que el genio del individualismo es necesario en la obra de creaci ón , nadie crea en lugar de otro , pero el escritor es también un hombre social y político y debe eng ranar con el conjunto de su pueblo como trabajador que es. El escritor es un trabajador no en tanto que produce ideas sino en tanto que trabaja por un salario capaz de producir plusvalía. La figura romántica del creador, figura sublime que saca su obra de la nada, deja paso a la más realista de productor (o si lo prefieren creativo) ya que maneja unos materiales preexistentes en la sociedad como son los símbolos, mitos y valores de la misma, y es bajo esta perspectiva como puede colaborar a la solución del problema. La respuesta válida estaría pues en alguna suerte de asociacionismo, no necesariamente formal, que facilitara el acceso a los medios de difusión, el favorecimiento de las editoriales más progresivas y otros actos y actitudes similares a los de este congreso» . Pero dicha actitud no es fácil de lograr. Si el hispanohablante se interesa de forma limitada por lo que en español se escribe (incluso en lo referente a la novela, lo más leído de lo que en castellano se escribe), el hispano hablante en general , y el hispanoescribiente en particular, se interesan de forma mucho más lim itada en lo que al asociacionismo se refiere, ajenos a la rica trama social que así pu ede generarse. Las posibilidades de las asociaciones no oficiales, tanto más eficaces cuanto más breves son sus estatutos , están en razón directa a su abundancia y entrecruzamiento temático; y en contra de una actitud pesimista (la mía) debo añadi r que actualmente, en España, son una iniciativa en trance de aceleración .

Tras dos lustros de democracia y re lativo asentamiento económico, España, hoy, por vez primera en mucho tiempo, puede exportar algunas ideas progresistas a sus mundos de influencia o al menos de relación. Hacia América los Pactos de la Moncloa y hacia el Este de Europa su pintoresca forma de adhesión a la OTAN (los alemanes de la República Democrática lo están estudiando con avidez de tesis doctoral). El progreso ha sido real y hoy los libros más leídos en España son los escritos por españoles, situación inédita, aunque, todo hay que decirlo, se siguen llamando best-sellers. Legalizada en 1977, la Asociación Colegial de Escritores de España, que de forma voluntaria agrupa a 1.300 escritores de libros (incluso traductores) , tiene por objeto, además de la defensa de los derechos derivados de la propiedad intelectual de sus asociados, establecer contacto con los colegas de todos los países del ancho y ajeno mundo. De forma muy especial , con los Iberoamericanos. O sea, el conocerse entre sí y el conocer a los demás es uno de los fines sociales de dicha Asociación , la cual me honro en presidir. y uno de los principales motivos de mi presencia en este congreso es el de formalizar algún tipo de contacto sistemático con ALDEEU para fomentar el conocimiento que, quizá de forma un tanto pesada, vengo preconizando. Si no despertamos nuestro mutuo interés hacia lo nuestro, hacia nuestra cultura, nadie de fuera va a venir a hacerlo, en todo caso vendrá a sustituirlo. Lo cual no quiere decir que nos repleguemos sobre lo propio con olvido de lo foráneo, actitud más suicida que estúpida. Extrapolando el mínimo contacto aquí propuesto, creo sinceramente que el único y verdadero éxito del V Centenario se cifra en el conocerse mejor de nuestros respectivos pueblos, en pie de igualdad 53


RAÚL GUERRA GARRIDO

desde sus originales diferencias. Y por lo que se refiere a este Congreso o Symposium , término que etimológicamente quiere decir lugar de encuentro

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para beber, confío en que todos terminemos conociéndonos ; si no en las ponencias sí en las pausas, con una copa en la mano y una sonrisa en la palabra.


LA AMÉRICA LATINA Y AMERINDIA MIGUEL LEÓN-PORTILLA

MPORTA tomar en cuenta una realidad que se presenta como un elemento característico de nuestro tiempo. Puede describirse ella como un acelerado proceso de globalización tendiente a homogeneizar las formas de vida de los habitantes del planeta, consecuencia de una tecnología cada vez más sofisticada, base de un enriquecimiento material que los medios de comunicación masiva presentan como ideal de la humanidad. Los Estados desarrollados y las empresas transnacionales aparecen como portadores de modelos altamente operantes en una economía a la vez consumista y de concentración de riqueza. Surge así una nueva forma de materialismo globalizante acompañado de una escala de valores en la que el éxito económico ocupa lugar principal , en tanto que las formas de cultura tradicional son tenidas como obsoletas e inoperantes. Sin embargo, a la par que cobra fuerza tal proceso globalizante, perduran con sus propias identidades múltiples grupos de lengua y cultura originarias,

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El presente texto del antropólogo mexicano es un fragmento del trabajo presentado en el seminario Internacional «Amerindia hacia el tercer milenio» celebrado en Chiapas en junio de 1991.

como los ya mencionados, en numerosos países de la Tierra. Aunque este proceso puede convertirse en un riesgo de pérdida de identidad en las poblaciones de países enteros y pueblos de cultura originaria, puede contribuir a la vez a avivar la propia reafirmación cultural. Ocurre esto cual si se intuyera que la participaciÓn selectiva y en beneficio propio en las modernas transformaciones tecnológicas y económicas, la logran los que mantienen su identidad y su sentido de orientación . En paralelo con las influencias globalizantes, en la América Latina se produ cen de hecho reacciones de reafirmación cultural. Ello sucede tanto a nivel nacional y de conciencia de un ser latinoamericano, como entre las minorías de los pueblos de culturas originarias. Estos, en otros ámbitos, como Canadá y los Estados Unidos, se manifiestan asimismo actuando de varias formas, luchando por preservar sus lenguas y culturas. Concentrémonos en la América Latina. En ella, siglos después del proceso de invasiones y conquistas llevado a cabo por españoles y portugueses, existen sociedades mayoritarias, descendientes de la mezcla de europeos y amerindios, y también de africanos y de otros oríge55


MIGUEL LEÓN-PORTILLA

nes. De esas sociedades -mestizadas unas más que otras- provienen en casi todos los casos los grupos que ejercen el poder político, económico, así como la autoridad religiosa, en sus respectivos países. En conjunto son más de 260 millones de hablantes de español y aproximadamente 150 millones que se expresan en portugués. Más allá de muchas diferencias, incluso dentro de un mismo país, existen grandes afinidades culturales y lingüísticas en ese gran conglomerado de más de 400 millones de personas . Por esas afinidades se les nombra iberoamericanos o latinoamericanos y se habla de una identidad latinoamericana. Para fortalecerla en lo cultural y económico, los Estados latinoamericanos suscriben convenios y organizan reuniones incluso al mas alto nivel. Un significativo ejemplo es la primera Cumbre Iberoamericana, convocada por el Presidente Carlos Salinas de Gortari, en Guadalajara, Jalisco el18 y 19 de julio de 1991 , en la que estarán también presentes España y Portugal. La otra obvia realidad la constituye la presencia de cerca de 40 millones de descendientes de los pueblos de lenguas y culturas originarias en este continente . Son centenares de etnias que hablan numerosas lenguas de decenas de familias distintas. Entre esos 40 millones hay muchos que mantienen vivos antiguos idiomas y tradiciones de Mesoamérica. Otros son herederos de los legados chibcha, quechua, aymara, araucano ... , y los hay también habitantes de las selvas de la América del Sur o de las llanuras y montañas de Norteamérica. . Es también verdad manifiesta que , además de que las lenguas y culturas de estos pueblos han estado por siglos en permanente peligro de desaparecer, no pocas han desaparecido. Pero es cierto asimismo que hoy existe un renacer cul56

tural entre muchos de estos pueblos que se muestran decididos a preseNar sus identidades, expresándose en sus lenguas y creando en ellas nuevas formas de literatura. Los pueblos amerindios se presentan así, en vísperas del tercer milenio , como otros muchos de lenguas y culturas también originarias en Europa, Africa, Asia y Oceanía, reafirmando sus identidades y legados. Como hemos visto , la historia universal y la experiencia contemporánea nos muestran las variadas situaciones y consecuencias que hasta hoy se producen cuando las sociedades mayoritarias obstinadamente se niegan a reconocer estas realidades. Y también nos muestran, en casos como los de la Confederatio Helvética, o en España a propósito de las comunidades de lenguas distintas, que es viable el reconocimiento legal -con consecuencias fácticas- de la pluralidad de lenguas y culturas dentro de un mismo país. Adoptar este reconocimiento en la legislación, incluso a nivel constitucional, y hacer posible la instrumentación de cuanto se requiere para el libre fortalecimiento de las lenguas y culturas originarias, lejos de constituir un peligro de diso- . lución o fragmentación de un Estado nacional, puede contribuir a su fortalecimiento. En cambio, los casos de relación asimétrica, con imposición cultural y lingüística de la sociedad dominante, llevan con frecuencia a tensiones y violentos conflictos. AMERINDIA HACIA EL TERCER MILENIO En América Latina, la cultura de las mayorías en los distintos países incluye no pocos elementos tradicionales de origen amerindio. Por ello, fortalecer a los pueblos de cultura original es a la vez


LA AMÉRICA LATINA Y AMERINDIA

fomentar el propio ser nacional. De hecho las grandes mayorías latinoamericanas están enraizadas culturalmente no sólo en el injerto ibérico sino también en el africano y en la matriz milenaria amerindia. Ello se manifiesta de múltiples formas , desde su conciencia histórica que hace suyo un pasado de milenios, el patrimonio arqueológico, las grandes creaciones .de arte y literatura en las lenguas origi narias , todo ello vinculado ya con muchos de sus símbolos y emblemas nacionales, hasta sus modos de participación comu nitaria, su sensibilidad muy diferente de la de españoles y portugueses, los indigenismos y variados matices de su habla, hábitos alimenticios, visión del mundq e interpretación y vivencia de la religión predominante, es decir la católica. En los países latinoamericanos, casi todos ellos con la experiencia de una vida independiente cercana ya a dos siglos, la presencia de los pueblos amerindios y sus lenguas y culturas originarias plantea un reto hasta ahora no atendido en forma satisfactoria. Implica éste adoptar una posición definida en relación con esos pueblos. El dilema puede formularse así: continuar soslayando o minimizando la actual presencia amerindia, desentendiéndose de su marginación , pobreza o miseria y frecuente explotación co ntemplándola en actitud de aparente o real paternalismo o, en cambio, reconoce r, a partir de su enunciación constitucional , la realidad de los derechos que asisten a los amerindios de preservar y disponer de los medios para fomentar sus lenguas, culturas e identidades, y superar la suma de iniquidades de que con frecuencia siguen siendo permanentes víctimas . En vísperas del siglo XXI -teniendo a la vista la historia y la experiencia contemporáneas, tanto las propias como las de muchos otros pueblos originarios

en el mundo-, es difícil pensar que haya Estados latinoamericanos que no acepten en principio que es riesgoso y violatorio de los derechos humanos mantener una situación de marginación y desconocimiento jurídico de sus correspondientes sociedades amerindias . El verdadero reto para los Estados latinoamericanos consistirá entonces en encontrar -en diálogo permanente con los amerin dios- una respuesta adecuada en lo jurídico y en lo fáctico. La mayoría de los amerindios coincide en la necesidad de ser tomados expresamente en cuenta en la Constitución y en otros ordenamientos jurídicos de sus respectivos países . Implica ello reconocer que su presencia confiere a las naciones donde viven el carácter de plurilingüísticas y pluriculturales . Este reconocimiento legal -cuya inexistencia en no pocos países de la América Latina suena inverosímil- será sólo un primer paso. Importa subrayar que el reconocimiento constitucional no es suficiente. Existen casos de Estados con poblaciones de lenguas y culturas distintas de las que son propias de la sociedad dominante , que reconocieron en sus Constituciones tales realidades , sin que de ello se sigu ieran consecuencias en la práctica. Austria, por ejemplo , en su Constitución de 1867, incluyó preceptos sobre la inviolabilidad de los derechos de los varios grupos étnicos que existían en su territorio, reconociendo «su carácter nacional , su lengua, sus requerimientos en materias como educación en consonancia con su cultura, así como su participación en la vida pública». Tales disposiciones nunca se aplicaron en el ámbito habitado por los húngaros ni en otros varios lugares del Imperio. Justamente, para evitar que sea letra muerta el enunciado constitucional , es 57


MIGUEL LEÓN-PORTILLA

necesario acompañar ese primer paso con otros que deben precisarse en diálogo permanente con los involucrados. Se requerirán además disposiciones complementarias en distintos ordenamientos. No implicará esto -como algunos podrían suponerlo- introducir casos de excepción o privilegio en la legislación que hace posible la existencia de un Estado y la convivencia de sus ciudadanos. Significa, por el contrario, fomentar esa convivencia y reconocer jurídicamente la realidad: precisamente la de un Estado compuesto por poblaciones de lenguas y tradiciones culturales diferentes; La actitud contraria -imponer o mantener un ordenamiento jurídico que implique o busque la homogeneización de pueblos de lenguas y culturas diferentes- ha sido frecuente en Estados de arraigadas tendencias centrali stas y atentatorio de los derechos humanos individuales, sociales y étnicos. El reconocimiento jurídico deberá estar acompañado de las correspondientes asignaciones de recursos que permitan llevar a la realidad sus consecuencias. Las áreas en cuestión abarcan educación y cultura, fomento de la propia lengua, que incluye la enseñanza gramatical de la misma y su literatura, acceso a cuan to ofrecen las investigaciones sobre su antiguo legado cultural , comunicaciones que no lesionen sino fomenten su identidad , ejercicio y salvaguarda de derechos humanos -individuales, sociales y étni cos-, impartición de justicia, economía, tenencia de la tierra, transferencia de tecnologías, etc. Dicho en resumen, comprenden cuanto propicie la salvaguarda de la identidad de los pueblos originarios y haga a la vez posible su participación , con su propia personalidad, en los órdenes sociopolítico y económico del respectivo país. Corresponderá a los pueblos originarios -en consonancia con sus pro58

pias tradiciones y formas de organización- diseñar las instituciones y modos de proceder para congujar adecuadamente esa participación con el fomento de su propio ser cultural. Habrá que propiciar también , como complemento necesario, una amplia toma de conciencia en la opinión pública -desde los primeros grados de formación escolar- de que las minorías étnicas, que de muchas formas han sido explotadas y despreciadas por la mayoría de los habitantes contemporáneos del correspondiente país, lejos de ser cuerpos extraños que hay que rechazar, marginar o incorporar a la cultura de las mayorías, son dignas de respeto y estimación ya que con sus lenguas y tradiciones enriquecen al conjunto nacional. En este sentido habrá que fomentar la apertura de espacios donde se logre un permanente diálogo, en verdadera igualdad, entre las mayorías y las minorías que siempre han solicitado ser escuchadas. Terminaré enfatizando que la ocasión de presentar propuestas específicas a los Jefes de Estado de Iberoamérica es particularmente propicia. Importa no perder de vista que los países de la América Latina reforzarán , por una parte, su identidad cultural atendiendo y fomentando lo indígena, que también perdura en su propio ser. Interesa destacar, por otra parte, que al reconocerse, con todas su s consecuencias, los derechos de los pueblos que mantienen sus lenguas y cultu ras originarias, el proceso democrático de los Estados latinoamericanos se fortalecerá con la participación , en un piano de auténtica equidad , de todos su s ciudadanos. La marginación socioeconómica y política, y los riesgos de conflictos interétnicos, acentuados por la prolongada situación de adversidad, desprecio y explotación de los pueblos de culturas originarias , deben tener una


LA AMÉRICA LATINA Y AMERINDIA

respuesta que no puede ya posponerse . En el gran escenario geográfico latinoamericano -casi 20 millones de kilómetros cuadrados, séptima parte de las tierras emergidas del orbe- coexisten sociedades mayoritarias de más de 400 millones de seres humanos con otros 40 de descendientes de los pueblos de lenguas y culturas originarias. Son éstos poseedores de ricos universos de símbolos que han conferido significación a sus vidas. Entre otras muchas cosas, un profundo sentido de participación comunitaria fortalece su ser. Y, en tanto que por todas partes se viola y lesiona a la naturaleza, ofrecen ellos lección perdurable de respeto y amor a la tierra, que conciben como hogar cósmico, materno y sagrado. De modo especial , la toma de decisiones, en diálogo permanente con los pu eblos originarios, deberá estar normada por un sentido de justicia precisamente respecto de quienes , siendo los pri meros dueños y creadores de cultura de este continente, han sobrevivido en

medio de las adversas situaciones que les fueron impuestas. Esta toma de conciencia habrá de abarcar asimismo la riqueza de significaciones que conlleva para la humanidad entera la pluralidad de lenguas y culturas que se manifiesta a partir de los nombres indígenas de numerosos países americanos, como Canadá, México, Cuba, Haití, Jamaica, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Guyana, Surinam , Perú , Paraguay, Uruguay y Chile, y de miles de pueblos y ciudades, montes y ríos , y com prende asimismo el universo del arte, símbolos, visión del mundo, la fiesta y la vida cotidiana de estas sociedades cuyo legado y destino son parte esencial de los de sus respectivos países. Si con plena conciencia de esto se enriquece el diálogo con los pueblos originarios y se atiende de verdad a lo que buscan y requieren , la América Latina, y en ella Amerindia, podrán ser en el tercer milenio ejemplo de convivencia y florecer de naciones en el mundo .

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LITERATURA Y SOCIEDAD JUAN CARLOS ONETTI Uruguay - 1909

ST AMOS en 'pleno reino de la mediocridad. Entre plumíferos sin fantasía, graves, frondosos, pontificadores con la audacia paralizada. Y no hay esperanza de salir de esto [.. .]. Hay un solo camino. El que hubo siempre. Que el creador de verdad tenga la fuerza de vivir solitario y mire dEmtro suyo. Que comprenda que no tenemos huellas para seguir, que el camino habrá de hacérselo cada uno, tenaz y alegremente, cortando la sombra del monte y los arbustos enanos. (<<Quién es quién en la literatura uruguaya», en Réquiem por Faulkner.) Es necesario que una ráfaga de atrevimiento, de firme y puro atrevimiento intelectual, cure y discipline el desgano de las inteligencias nacientes y que haya alguien que sepa recoger las lecciones que Ortega y Gasset dictaba a los jóvenes argentinos, con estas palabras de Hegel , que deben grabarse como un lema: Tened el valor de equivocaros (1939 ; «Señal », en Réquiem. .. ). Pero no hay aún una literatura nuestra, no tenemos un libro donde podamos encontrarnos. Ausencia que puede acha-

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Declaraciones recogidas del número especial de la revista Anthropos, dedicado al escritor.

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carse al instrumento empleado para la tarea. El lenguaje, por lo general , un grotesco remedo del que está de uso en España o un calco de la lengua francesa, blanda, brillante y sin espinazo. No tenemos 'nuestro propio idioma; por lo menos, no es posible leerlo (<<Literatura nuestra» , en Réquiem .. .). Es esto, en definitiva, lo que necesita la literatura rioplatense. Una voz que diga simplemente quiénes y qué somos , capaz de volver la espalda a un pasado artístico irremediablemente inútil y aceptar despreocupada el título de bárbara (1939; «Una voz que no ha sonado », en Réquiem. ..). Pero el fetiche de la «cultura uruguaya» subsiste. Tenemos la Universidad, varias Facultades, el Ateneo y tres o cuatro salones literarios. Y, a este paso, ya tendremos nuevamente, juegos florales con reina, mantenedor, medalla de oro'y ripios. El problema de las relaciones co n Europa nos parece sencillo: importar de allí lo que no tenemos -técnica, oficio, seriedad. Pero nada más que eso . Aplicar estas cualidades a nuestra realidad y confiar en que el resto nos será dado por añadidura. (<<Cultura uruguaya», en Réquiem .. .). Durar frente a un tema, al fragmento de


LITERATURA Y SOCIEDAD

vida que hemos elegido como materia de nuestro trabajo, hasta extraer, de él o de nosotros, la esencia única y exacta. Durar frente a la vida, sosteniendo un estado del espíritu que nada tenga que ver con lo vano e inútil , lo fácil , las peñas literarias , los mutuos elogios, la hojarasca de la mesa de café. Durar en una ciega, gozosa y absurda fe en el arte, como en una tarea sin sen tido explicable, pero que debe ser aceptada virilmente, porque sí, como se acepta el destino. Todo lo demás es duración fis iológica, un poco fatigosa , virtud común a las tortugas , las encinas y los errores «< Retórica literaria », en ' Réquiem ... ). Tal vez nos convirtamos en sirvientes de la cibernética. Pero sentiremos que siempre sobrevivirá en algún lugar de la

Tierra, un hombre distraído que dedique más horas al ensueño que al sueño o al trabajo y que no tenga otro remedio para no perecer como ser humano que el de inventar y contar historias . También estamos seguros de que ese hipotético y futuro antisocial encontrará un público afectado por el mismo veneno , que se reúna para rodearlo y escucharlo mentir. Y será imprescindible -lo vaticinamos con la seguridad de que nunca oiremos ser desmentidos- que ese supuesto sobreviviente preferirá hablar con la mayor claridad que le sea posible de ~a absurda aventura que signifi ca el paso de la gente sobre la Tierra y que evitará, también 'dentro de lo posible , mortificar a sus oyentes con literatosis (1966 ; «Reflexiones literarias», en Réquiem .. .).

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CULTURA DE LA OPULENCIA, CULTURA DE LA POBREZA CRISTINA PERI ROSSI Uruguay

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I padre, que era un manitas, y arreglaba todo tipo de cosas , vivía con la cabeza inclinada hacia el suelo ; el suelo era una fuente de recursos insospechados: clavos herrumbrosos, tuercas viejas, pedazos de alambre, hilos retorcidos. Todo aquello que con habilidad y un poco de ingenio podía volver a servir, a pesar de los años, porque lo nuevo costaba muy caro. Era una economía sin desperdicios: las medias rotas se zurcían , los lápices se usaban hasta el final , los libros circulaban de mano en mano hasta que perdían las tapas y algunas páginas, la herramienta única en el barrio (la sierra mecánica o el destornillador de varias puntas) peregrinaba de hogar en hogar. Esto ocurría en Uruguay, cuando yo era una niña o una adolescente ; muchos años después (toda una vida individual) sucede lo mismo . Pero ahora, la diferencia con el mundo desarrollado (el Primero, en lajerga política) se ha acentuado notablemente. Lo sociedad de consumo ha sido bautizada con una frase: es la del "Use lo y tírelo". Su mejor símbolo , a mi entender, son los pañuelos. Aquellas pequeñas sábanas multicolores que abultaban los bolsillos y que desplegábamos aparato62

samente al menor estornudo; que colgaban de los hilos de tender, en invierno , y que solucionaban el problema de qué le regalamos a la tía vieja o a la veci na, fueron sustituidos por esas pequeñas, cómodas, higiénicas y perfumadas servilletas de papel que se usan una sola vez y luego se tiran. En los países desarrollados , claro está. Los pañuelos desechables fueron el primer paso en la sociedad de consumo. Significaban, además , que el papel, ese producto de amplio uso, se había abaratado a precio de saldo, en algunas partes del mundo, a pesar de que en otras seguía siendo un artículo casi de lujo. Melancólico destino del papel: sirve para conservar la memoria de los hombres, cuando se imprime, y al mismo tiempo se desecha con los mocos, al primer uso . Si recurro a este ejemplo es porque me parece muy elocuente , cuando tenemos que establecer las diferencias entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado, aunque estas calificaciones son confusas y meramente económicas. Dígame cómo emplea usted el papel, y le diré a qué cultura pertenece: si a la de de la opulen cia, o a la de la pobreza. Si lo usa para sonarse la nariz, es un ciudadano del mundo rico (aunque usted, personal-


CULTURA DE LA OPULENCIA , CULTURA DE LA POBREZA

mente, no lo sea) ; si no puede editar libros, porque es muy caro, usted pertenece al mundo subdesarrollado. La cultura de la sociedad de consumo ha sido llamada también la del objeto efímero, y confieso que esta denominación me gusta más. Entre mi padre que volvía a dar vida y utilidad a los clavos retorcidos, a los trozos de tubería agujereados, a los relojes rotos y las manivelas enmohecidas, y el presente opulento de los objetos cuya única utilidad es el consumo, hay un contraste excesivo. Las cajas de cerillas con bellas ilustraciones que arrojamos impúdicamente a la basura, los posavasos de cartón de las discotecas, las bolsas hermosamente diseñadas de las tiendas que después se usan para tirar los desperdicios y los mecheros no recargables , igual que el envase de los yogures o de las sopas instantáneas han modificado nuestra relació n con la belleza. Hasta mediados del siglo XX, la convención unánime era que la belleza estaba destinada a perdurar: éste era el sentido de los museos, de las pinacotecas, de las colecciones y del arte en general. La sociedad de consumo subvierte este concepto : al introducir la belleza en lo cotidiano, en los objetos útiles destinados a un uso breve y fugaz , no sólo lo ha hecho más accesible y democrática, ta mbién la ha hecho más fugitiva.

Arrojamos sin piedad al incinerador la reproducción de un Renoir de la caja de cerillas, la bolsa de plástico con un desnudo de Modigliani y la lata de té con la reproducción del Mayflower. Posiblemente, la relación con la belleza (trivial o religiosa, íntima o pública) nos define como individuos y como civilización. La sociedad de consumo ha conseguido popularizar la belleza, el diseño , introduciéndola en los objetos perecederos , pero nos ha acostumbrado a desecharla, también, como algo inútil, muerto, desde el momento en que se arroja a la basura sin contemplaciones. Las sociedades pobres miran con envidia este proceso y seguramente tienen razón: un reparto más equilibrado de la riqueza, más justo, es una demanda obligada desde la desigualdad . Por lo demás, están convencidos de que poco se hará para cambiar este orden de las cosas. Pero la deificación de los medios técnicos, tan característica de este final de siglo, no alcanza a todos los ámbitos, por suerte . Todavía, para un buen poema no se necesita más que una sensibilidad muy honda y sentido de la lengua. Los ordenadores no escriben poemas, y no se conoce a ningún escritor cuya obra haya alcanzado más profundidad porque se compró una computadora. Eso sí: la presentación del original ha mejorado.

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F UMANDO HOJAS DE TABACO

C URANDERO TAHiNO : GRABADO DE BEN ZONI , 1563

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LAS RAíCES DE LA IDENTIDAD ESTÁN EN EL FUTURO* MIGUEL ROJAS MIX Chile

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A conmemoración del Quinto Centenario ha sido la ocasión para que se desencadenasen las divergencias y las polémicas. Incluso las palabras parecen rebelarse cuando comenzamos a hablar de él. Es cierto que por primera vez está hablando todo el mundo: los peninsulares de uno y otro bando; los indianos del pro y del contra, y los indios; hasta ahora se había hablado por ell os . Es un debate positivo , porque aparte de mirar debajo del maquillaje de la historia, nos pone delante de nuestras contradicciones. Si el Cuarto Centenario se realizó cuando todavía no se había logrado la reconciliación entre América y España, y estuvo marcado por la polémica de los nombres, en el Quinto las cuestiones terminológicas siguen estando a la orden del día. No se trata ahora de saber si al co ntinente hay que llamarlo América o Colón ida -hasta sus más enconados detractores han aceptado el nombre de América-, la cuestión es saber si debemos llamarnos hispano o latino americanos, si debemos hablar de «descubrimi ento », «conquista », «encuentro », • Tomado del capítulo final del libro «Los cien nombres de América », publicado por editorial Lumen,

1991.

«encontronazo » o «estrellón », que es más americano . Los ministros de cultura de los países latinoamericanos, reunidos en México, han agregado el de «confrontación ». En la discusión subyace el viejo contencioso entre la leyenda negra y rosa; lo que nos remite a otra cuestión de vocabulario : si es legítimo utilizar las expresiones genocidio o etnocidio , matanza o masacre ; si hay que celebrar, conmemorar o declarar duelo. Y, para completar y aclarar la paleta, habría que agregar los conceptos de «colonización » y «descolonización ». El Popol Vuh, libro cosmogónico de los mayas , as í como la tradición quechua, recuerdan el tiempo mítico en que los objetos se sublevaron contra los hombres . ¿Nos encontramos ahora en otro lapso mítico , donde las palabras se sublevan contra sus dueños En términos jurídicos, descubrimiento implica hallar algo que es «res nullius»; por lo tanto pertenece a quien toma posesión de la cosa. Otra acepción es hallazgo de lo que era desconocido. En este sentido vehicula una concepción etnocéntrica de la historia: pues las «tierras descubiertas » sólo eran desconocidas para Europa y no para los naturales. Es la vieja idea de que los pueblos de la 65


MIGUEL ROJAS MIX

Extera Europae sólo ingresan a la historia cuando entran en contacto con ésta. Se sabe que en el siglo I a. de C., siendo gobernador de la Galia Quinto Metelo Celer, desembarcó en el Viejo Continente un indio americano. Que yo sepa a nadie se le ha ocurrido llamarlo descubridor de Europa, ni mucho menos al indio se le pasó por la mente que todas las riquezas debían pertenecerle en tanto descubridor .. . Evidentemente en estos sentidos la noción de descubrimiento es objetable, implica la legitimación de un sistema de explotación , o bien niega un pasado que comienza antes «de la peluca y la casaca» '. como dice Neruda al emprender el Canto General. Por eso, muchos prefieren «encuentro» y otros «llegada». Pero hay otro sentido de «descubrimiento» , implícito en la frase: «Fui al Prado y descubrí a Velázquez »; es decir, me maravillé con su obra. ¿Quién podría negar la legitimidad del término en este contexto? Incluso una de las grandes corrientes de identidad literaria de nuestra época se basa en él: lo real maravilloso. También el término «conquista » plantea la cuestión del derecho. A menudo implícitamente aceptado en el lenguaje de los propios escritores latinoamericanos, como cuando hablan de «rebelión », refi riéndose a la resistencia aborigen , o de «tropel ías» para precisar sus métodos de lucha. «Pacificación », se dice, es más amplio, agrega la evangelización a la conqu ista, legitimándola desde una perspectiva providencialista de la historia: querida por la voluntad de Dios. Como cuando Motolinía escribe en la Historia de las indias de la Nueva España: «Aunque los españoles conquistaran estas tierras por armas, en la cual conquista Dios mostró muchas maravillas en ser ganada de tan pocos una tan gran tierra », la cuestión funda66

mental de estos términos es la «legitimación ». Ya en el siglo XVI se dieron cuenta los reyes de las zancadillas del léxico, porque no faltaron las ordenanzas que prohibían la utilización de las voces «conquista» y «conquistador», exigiendo que se las reemplazara por «pacificación » y «colonos » (1556 y 1573). Encuentro, no parece mejor, sobre todo si la que encuentra es Europa. La cosificación del hombre no cambia mucho. Y sería forzar el idioma utilizar la expresión en el sentido de coincidir. Lo más honesto sería entender este vocablo polisémico en su acepción militar; al decir de algunos críticos del Quinto Centenario: en el de encontronazo. . Afirmaba una publicación , refiriéndose al Cuarto Centenario, que entonces el debate fue sobre la leyenda negra o rosa. La verdad es que en esa época ni una ni otra formaban parte de la historiografía americana . Muchos países , por lo demás, difícilmente podían tocar.el tema, porque estaban convencidos de que, para formar una burguesía nacional , de progreso, había que eliminar al indio. La cuestión se planteó después, con el surgimiento de una historiografía de la hispanidad y la respuesta de una escuela indigenista. La imagen oscurantista de la dominación española fue difundida por franceses y holandeses. Los holandeses, a través de la monumental iconografía de Teodoro de Bry. En cuanto a los franceses, la tradición venía de Montaigne (sobre todo Des Coches) , pero se reactivó en el siglo XVII I. Sebastián Mercier publica en 1771 L 'An 2440, en que las naciones piden perdón a la humanidad por sus crueldades. España solloza por haber cubierto América con treinta y cinco millones de cadáveres. Fuero n Montesquieu , Raynal y Marmontel quienes conformaron la opinión europea durante todo el siglo XIX. La visión fran-


LAS RAíCES DE LA IDENTIDAD ESTÁN EN EL FUTURO

cesa · estuvo siempre marcada por el antagonismo con España. No es un azar que sean los historiadores galos quienes más intensa y profundamente han estudiado la personalidad de Las Casas. No sólo por el valor humanista, innegable, del personaje, sino también porque él era quien mejor cuestionaba el valor civilizador y evangelizador de la conquista española, fundamento en que se basaban, desde la bula Inter Caetera, los títulos de dominio del Imperio Español. Salvo excepciones y, sobre todo, con el propósito de legitimar la independencia como lo hace Bolivar, los criolJos en el siglo XIX no manejaron los argumentos de la leyenda negra. Las razones de la ruptura con España fueron que el sistema colonial impedía el desarrollo de los «criollos blancos ». Y si a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX hay una tendencia entre los intelectuales criollos, en particular entre los jesuitas en el exilio , orientada a reivindicar y a afirmar la dignidad del indio contra el juicio generalizado de su barbarie , esta tendencia cambió rápidamente a lo largo del XIX, al formularse los proyectos de formación nacional. En los umbrales de la independencia era necesario encontrar símbolos nacionales, precisamente contra España, y ello hizo que se presentara a los jefes indios como hombres de Estado, como héroes, preparando su transformación en emblemas de la nacionalidad. Se enaltecen las figuras nativas: Caupolicán , Lautaro, Cuauhtémoc .. . La discusión sobre la leyenda negra aflora con la aparición de los movimientos de identidad americanos, que se oponen a la ideología de la hispanidad , personalizada como signo de clase por las oligarquías criollas. Si parece intensificarse en torno al Quinto Centenario, es por el gran desarrollo de los movimientos de la indianidad en estos últimos

tiempos, y porque constituye un tema galvanizador de estos movimientos . Entonces, como ahora, la cuestión central era la de las responsabilidades de España. Una cosa es el hecho mismo de la destrucción (innegable); otra, el de la responsabilidad histórica y el de la responsabilidad actual de España. El hombre español parece haber hecho del sentimiento de culpa parte de su cultura. Incluso los que defienden la obra de España en América, no lo niegan, simplemente la desvían: «No fueron mis abuelos, sino los tuyos», me espetan a menudo. Si nos referimos a la responsabilidad histórica es preciso medir los hechos en el marco de los valores de la época. Es necesario, además, diferenciar la política de la praxis, y dentro de ella mirar a los hombres: los hubo quienes destruyeron y quienes defendieron y protegieron. Es preciso también comparar con la época y con la historia. ¿Los otros conquistadores de América fueron más clementes? Eso se diría, leyendo a numerosos historiadores anglosajones que hoy critican a España, sin decir una palabra de lo que ocurrió con los indios en los actuales Estados Unidos. Por cierto, sin ningún complejo de culpa, y minimizando el hecho fundamental de que, mientras en las colonias españolas la Corona defendía al indio, los misioneros iban a convertirlos y hoy existe una población indígena y mestiza, en las colonias anglosajonas, los puritanos consideraban que eliminar al indio servía a la obra de Dios, que la tierra les estaba reservada por ser sus elegidos, con la consecuencia de que no quedan indios (o sólo para muestra). Aquellos que vemos en los westerns fueron heredados de México, a mediados del siglo XIX, cuando le quitaron más de la mitad de su territorio . Esos son quienes viven 67


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hoy en las «reservas» y no los que se toparon con los colonos de Virginia en el siglo XVI. Necesario es, asimismo, comparar qué pasó con los indios cuando se instalaron las nuevas repúblicas. A ello nos hemos referido en el,texto. Recuérdese tan sólo que en Argentina (a fines del siglo XIX) se llegó a pagar veinte pesos por cabeza o por testículos de indio. iY tod.avía los siguen exterminando en la Amazonia! Sin contar que, en pleno 1991, la Conferencia episcopal ha denunciado la existencia en la región de peones-esclavos, que, cuando intentan fugarse , son ejecutados sumariamente. ¿En cuanto a las responsabilidades actuales? El racismo comienza cuando las responsabilidades de uno o más individuos se hacen extensivas a un pueblo. La historia es lo que fue ; y no podemos extender las responsabilidades a los descendientes de quienes la hicieron , ni a los de los abuelos de unos ni a la de los abuelos de otro. Una de las cosas que la crítica histórica debe evitar es la «historia tribunal ». Las «responsabilidades » sólo pueden tener sentido si se transforman en solidaridad para construir un futuro mejor. ¿Esto quiere decir que no hubo genocidio? Sí, sí hubo una enorme destrucción . Genocidio lo llamamos nosotros, aun cuando en él hayan intervenido nuestros abuelos. Matanza parecen preferir los españoles. En ese caso me quedo con «masacre», que, aunque sea un galicismo me suena más a dolor humano, matanza no deja de recordarme la del cerdo. Genocidio en América no se emplea necesariamente en el sentido de voluntad de exterminio. Alude a la destrucción del hombre como consecuencia del hecho físico del encuentro, a la suma de factores destructores: la violencia de los conquistadores, las enfermedades ; 68

sin excluir la complejidad de los propósitos que no olvidaban la defensa del indio. El término por lo demás no implica desamor, como pretenden atribuirnos a los sudacas cuando lo empleamos. Denunciar hasta el exilio el genocidio de las dictaduras, no quiere decir que se ame menos a su país. Si no ... La expresión más adecuada sería «etnocidio ». Término todavía no aceptado por nuestros académicos, y que indica la destrucción cultural de una etnia. Lo cual es innegable que sí ocurrió en América. La conquista representó la negación de todos los referentes culturales de las civilizaciones y culturas existentes. Introdujo el desconcierto total en esa civilización , y creó un profundo problema de identidad. La arbitrariedad reinó sobre los valores e hizo a todo el mundo culpable. El ejemplo más notorio fue el juicio de Atahualpa. Lo condenaron a muerte por rebelión , contra un rey que no conocía, por idolatría, a pesar de que él era reconocido como un dios por su propio pue- . blo , y por incesto , cuando la única mujer con la que podía legitimamente contrae r matrimonio era su hermana. El etnocidio fue la contrapartida de la política de protección del indio. Para el misionero de la época de los Reyes Católicos, la noción de bien común era espiritual, por lo tanto, el bien de los indios era acceder a la verdadera religión . Para ello había que hacer tabula rasa con su cultura. Practica corrientemente la historiografía europea otro error cuando habla de América: la utilización del vocablo descolonización. La verdad es que no hubo descolonización en el sentido en que se produjo cuando los ingleses se retiraro n de la India, o los franceses de Argelia. Entonces los colonizados sabían muy bien a quién debían expulsar y cuál era la cultura a la que iban a volver, porque la colonización se había mantenido como


LAS RAíCES DE LA IDENTIDAD ESTÁN EN EL FUTURO

la dominación de un pueblo sobre otro . En cambio, en América, los españoles constituyeron una sociedad de castas, que luego se transformó en una estructura de clases, marcada por el color de la piel, es cierto , pero en todo caso una sociedad nueva, toda ella americana. De suerte que al terminar la colonia no hay a quién expulsar, porque la dominación de un pueblo sobre otro había desaparecido en el mestizaje. No había un pueblo «extranjero» , y tampoco había una cultura a la cual volver, porque el etnocidio de la conquista no había destruido las culturas indígenas o las había desvalorizado. En todo caso resultaba imposible y era impensable para las nuevas naciones emprender con ellas el proyecto de modernidad. Nuestro interés es sentar las bases para crear una comunidad , siempre que represente para todos una espectativa de futuro. Para ello debemos asumir la historia. No se trata ni de tergiversar los hechos ni de edulcorarlos. Tampoco se trata de olvidar el pasado; se trata de trascenderlo. Como lo señaló el Rey en un viaje a Chile en 1990: «Nuestros pueblos deben asumir todo el pasado, con sus luces y sus sombras, como requisito previo para construir un futuro que debemos igualmente compartir». Por otra parte , el discurso comunitario es vacilante, navega en un mar de incer.tidumbres, cambia de tono, vacila entre co munidad, puente, abogado ... La idea de lo que España debe ser para América ha sido expresada en diversas formas y metáforas. Julián Marías, en una concepción urbanística, sin duda influida por Ortega, decía que España tenía que ser la plaza mayor de Hispanoamérica (más tarde preferirá la idea de puente). Originalmente, en el Plan de Cooperación Quinto Centenario, se decía que la cooperación sería incrementada

hasta llegar a la idea de Comunidad Iberoamericana de Naciones, pero esto comenzó a ser menos y menos factible para la política española y se reemplazó por la de puente. La imagen ya había sido utilizada en el siglo anterior por Castelar: «Como puente entre la confederación americana y Europa», escribía en el prólogo a los Ensayos biográficos y de crítica literaria de Torres Caicedo. Se volvió a ella cuando la idea de una comunidad hispanoamericana se vio comprometida con la rápida entrada de España en el Mercado Común. Recientemente, Felipe González se ha distanciado de la idea: «No es el papel de puente el que se nos puede atribuir; sería pretencioso por nuestra parte y desmesurado. Tampoco es posible imaginar una acción unilateral de España con la dimensión suficiente como para atender ni siquiera mínimamente los enormes problemas que se plantean hoy al continente latinoamericano. También eso me parece excesivamente pretencioso . ¿De qué forma España, que es un país tipo medio , podría hacer frente a una problemática de esa magnitud?» Frente al papel que España puede desempeñar en la cooperación entre América latina y la comunidad europea, piensa Felipe que el único posible es el de «mantener sobre la mesa de debates de la Comunidad Europea la enorme importancia que para la comunidad tiene el desarrollo político y económico del continente latinoamericano ». Sin duda hay un gran realismo en las palabras de Felipe. Sobre todo si pensamos en relaciones económicas. Pero , entonces, ¿cuál sería la función particular de España dentro de una comunidad? Si seguimos pensando en la utilidad mutua de una comunidad . ¿Y es posible que el desarrollo de América latina no tenga una importancia específica para España , en particular dentro de la 69


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Comunidad Europea? ¿Cómo seguir creyendo en esa frase de Carlos Fuentes, que los periódicos pusieron en exergo y que todo el mundo parece creer: «El destino de España es inseparable de la América española» Cierto que el escritor mexicano opina que España es el puente deseable, ya que «no puede haber otro país que cumpla tan bien la función de intermediario entre la Comunidad Europea y el continente iberoamericano . Es su vocación, su destino. Por otra parte, ¿cuál seguirá siendo el papel de España si prospera la Iniciativa para las Américas? Y, ¿cómo se situará España frente a una Comunidad Europea que dé prioridad absoluta al desarrollo de los países del Este? El propio Felipe González argumenta: «Si Europa se quisiera plantear, con una visión geoestratégica, dónde están sus alianzas objetivas en el futuro ... se llevaría la gran sorpresa de que la alianza objetiva más sólida que pueden encontrar en el corto y en el mediano plazo es la que ofrecen los países de América latina». Y, continuando con la idea: ¿Si España quisiera plantearse dónde están sus alianzas objetivas en el futuro .. . ? ¿En un tercer milenio, donde la cultura (comprendiendo la ciencia y la tecnología) va a superar la geografía? . _ Todo esto, además, hay que analizarlo teniendo en cuenta que hasta el momento la idea de integración se ha basado, fundamentalmente, en la lengua, y en la identidad que de ella hace. Pero esta idea entra en crisis con la Iniciativa para las Américas y con la última tentación de América: la tentación del Pacífico. Uno de los lemas de la derecha chilena es: «Pronto Chile dejará de formar parte de América latina». Y desde hace algunos años se refuerza el discurso sobre el destino Pacífico de Chile, cuya avanzada es la Isla de Pascua y entre 70

cuyos socios más recientes aumentan a gran velocidad los capitales australianos, neozelandeses y sudafricanos. Pero no sólo Chile, también Fuentes en la obra citada propone una inversión de la historia con el mito de «Pacífica», la antítesis de Atlántico. Pacífica es la apertura al futuro y para los mexicanos la vuelta a sus lejanos orígenes asiáticos: «La otra mitad de nuestro rostro ». Cabe preguntarse, asimismo, ¿cuál es el papel del Rey en esta historia? Sus visitas a América, ¿son algo más que actos de protocolo? ¿Qué significado tienen dentro de la «política de presencia activa» que se ha fijado el gobierno español? Política que supone numerosos desplazamientos de la casa real a los diversos países de iberoamérica. El hecho es que a todos les parece normal que en cada visita el Rey no vacile en referirse a la política interna: aplaudir la vuelta a la democracia de Chile, o elogiar al sandinismo por haber liquidado la dictadura .. . En su viaje en octubre del 90 , después de gritar «Viva Chile Libre », el rey recomendó , desde la tribuna del Congreso, que el país y sus vecinos formaran un frente unido ante Europa. Esta unión ayudaría a España a impulsar «la necesidad de reorientar la cooperació n política de la Comunidad hacia este continente ». La crisis política es tan profunda que la monarquía puede aparecer como una solución . Es el caso de Brasil , donde la vuelta de la casa de Braganza será plebiscitada. El discurso del Rey frente a América latina, por lo demás, tiene inflexiones diferentes del gobierno . Este habla cada vez más de relaciones bilaterales. En cambio, el Rey insiste en la idea de multilateralidad en las relaciones. Es un hecho que la comunidad hispánica no se construirá con relaciones bilaterales. Por igual es un hecho que la monarquía española no está destinada


LAS RAíCES DE LA IDENTIDAD ESTÁN EN EL FUTURO

a irradiar sobre la Comunidad Europea. No hay que olvidar que ya Felipe 11 adoptó el título de «Hispanorum et Indiarum Rex ». Nos encontramos, pues, en el umbral de una larga reflexión antes de reconciliar estas premisas. Y quizá esa sea ya una tarea de la tercera hispanoamérica. Si el realismo de Felipe González se justifica en una lógica de relaciones bilaterales, ¿se justifica igualmente en una política que privilegie las relaciones multilaterales, continentales, indispensables para afianzar la integración y hablar en térmi nos de comunidad? Un ejemplo importante es el CYTED D (Programa de ciencia y tecnología para el desarrollo Quinto Centenario), porque concierta a veintidós países en una acción y porque se orienta a disminuir la dependencia, y todo programa que nos una y reduzca la dependencia tecnológica es vital para América latina. El SIPAC (Sistema de Interconexión de Países de América Central) es otro ejemplo. ¿Cómo avizorar la integración? Es claro que América latina tiene interés en dejar abiertas todas sus puertas. Dado el contexto internacional , no es concebible una integración cerrada que excluya otras . La comunidad económica posible co n la Iniciativa para las Américas no podrá excluir la iberoamericana, del mismo modo que la Comunidad Europea no impedi rá a España y Portugal participar en ella. Con el impulso dado a la creación de la Conferencia Iberoamericana España quiso demostrar que puede hacer compatible su doble pertenencia a la Comunidad Europea y a la Comunidad Iberoamericana. La Declaración de Guadalajara lo confirma. Vamos, pues, hacia un solapamiento de comunidades, en la que en una se plantearán los problem as que la otra no puede resolver. Si ciframos esperanzas en la Iniciativa para

las Américas, no pueden ser sino económicas. Difícilmente podríamos imaginar más. Si los Estados Unidos hasta el momento no han integrado ni a los negros ni a los hispanos, ¿como va a integrar toda la América restante? La duda que plantea sobre dicha iniciativa es si no pasaremos de ser «patio trasero » a ser un gueto . Para evitar cualquier disimetría debemos reforzar al máximo nuestra capacidad de interlocución. Y ello implica acelerar la integración entre nosotros. Ampliar y reforzar todos los pactos regionales. Fijarse como meta la multilateridad . La solidaridad comienza por casa y somos los primeros obligados a practicarla y apoyarla. Si tomamos la lógica del «puente », es el momento , por ejemplo, de tender puentes para ayudar a Cuba a salir del impase en que se encuentra. En un mundo donde ha desaparecido la bipolaridad , no podemos aceptar que sea mantenida entre nosotros. Una catástrofe en Cuba no sería en ningún caso beneficiosa para el proceso de integración . Por ello es preciso implementar medidas de cooperación solidarias , que contribuyan a su apertura y desarrollo y a su plena incorporación al continente. Nuestras relaciones con España deben igualmente estar marcadas por criterios polifásicos, dentro de los cuales, partiendo de la comunidad cultural , cada uno encuentre su interés. A los latinoamericanos nos interesa cambiar la idea de «madre patria», de la Hispanoamérica de la hispanidad , por la de mediador o portavoz. ¿Y podemos pensar que en España y Portugal, aun siendo la relación de tú a tú , no hay ni una brizna de deseos hegemónicos en la formación de esta comunidad , ni siquiera los de representar dentro de la Comunidad Europea un «área de influencia»? El realismo económico hace que el cuadro de integra71


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ción . con prioridad absoluta. sea para la Península hoy por hoy la Comunidad Europea. Dentro de este cuadro le resulta tanto más fácil dar la espalda a la idea de hispanidad tradicional. incluso le conviene cambiar la expresión «hijas directas» por «área de influencia». Si en la hispanidad encontraba su fuerza después de haber perdido el Imperio. ahora ésta nace de apoyar firmemente los pies en la Comunidad Europea. ¡Anteo ha cambiado de madre tierra! ¿Se reducirá así la participación de España a una pura "Comunidad cultural? No. pero es preciso contar con una participación económica modesta . que podrá ir aumentando en la medida que se considere a América destino prioritario para sus inversiones. Esto en cuanto socio. ·¿En cuánto ayuda al desarrollo? Hoy España tiene un volumen de ayudas aproximadamente de la mitad del porcentaje del de los países desarrollados. que es 0.35 del PIB. Y. a pesar de que sigue insistiendo en su doble vocación . el presupuesto de cooperación ha sido recortado sustancialmente. Es el reconocimiento de la identidad cultural . donde España posee una dimensión comunitaria . innegable . Aparte de la lengua. las particularidades que España ha legado a América son enormes (claro que desigualmente repartidas : las oligarquías tradicionales guardan muchas más): el mestizaje. una religiosidad (más que una religión) . una visión del espacio (con la imposición de un modelo urbano) ... Sin hablar de los imponderables: el gesto. la risotada. la percepción de las cosas . la envidia. la malicia. el orgullo .. .• la vividura. como diría Américo Castro. son sin duda más fuertes que en ningún otro proceso colonizador conocido por la historia . Probablemente por esa idea de fabula rasa. que guiaba al conquistador. bus72

cando imponer la verdadera religión y destruir la barbarie. En este terreno está claro que España puede y debe contribuir en la función de valorizar. de transformar la cultura en referencia. afirmando su existencia y no negándola. ni infantizándola. Se la niega cuando. por ejemplo. la historia de América no existe en los programas escolares. En el zoológico de Madrid los animales están divididos por continentes; pero hay sólo cuatro. falta América. La llama. como Colón . hay que irla a buscar a las Indias. Entonces no se descubre. se encubre América. Se la infantiliza cuando para hablar de los grandes problemas se invita a un extranjero a dictar cátedra sobre América. Se infantiliza a los sudacas y se infantiliza a los españoles. en los que también ha sido muy fuerte el pensamiento mediatizado. ¿A quién se le puede ocurrir que los franceses inviten a un español a que les explique lo que son sus antiguas colonias en Africa? Un acto significativo del Quint o Centenario podría ser precisamente !mpulsar en España las cátedras y los estudios de historia y literatura de América. Esfuerzo que puede además contribuir al desarrollo de algunas regiones dentro de la propia p!;lnínsula. En el Estatuto Autonómico de Extremadura figura «impulsar el estrechamiento de los vínculos humanos. culturales. económicos. con los pueblos de Hispanoamérica ... » ¿Por qué no darle a esta tierra. cuna americana. los medios para constituir un gran centro de estudios. para fundar museos? En definitiva. ¿por qué no crear allí una cabeza de puente para relanzar seriamente las relaciones cul turales con Hispanoamérica? Tampoco estaría mal que se fuera pensando en crear una comisión de estudiosos de América y España para redactar : «El


LAS RAíCES DE LA IDENTIDAD ESTÁN EN EL FUTURO

Libro Americano », un proyecto de manual de historia común para formar a las nuevas generaciones en un pasado integrador y no dislocador. Al volver de un largo exilio de Colombia, constataba José Prat: «Yo creo que más que prejuicios de España e Iberoamérica lo que hay es un desconocimiento de América, y que ese desconocimiento nace de una insuficiencia en la escuela». Formar a las nuevas generaciones en un pasado com ún que sea la historia del indio , de España, del negro y del inmigrante , es una tarea de plasmación de identidad e integradora. Eso es, además, nuestra América. No la «historia de cuartel », que nos divide y que sólo sirve para reforzar la soberbia de militarismos jingoístas que concluyen en dictaduras. Esto es lo que tiene sentido en la creació n de una comunidad cultural y no el debate retórico, que se pierde en los subterfugios de las palabras , que son verdades a medias o apariencias equívocas. Esto no cambia nada, y toda historia está empedrada de ellas : cuando nos libramos de una, caemos en otra. Hay que aceptar la hipóstasis y el misterio de la hispanidad: veinte historias distintas y una sola lengua. Además de lo dicho, es necesario intensificar la política de edicion es hacia y desde América. Aceptar que sean los propios latinoamericanos los que hablen de su realidad y no conocerlos por mediación. La maquinaria se ha puesto en marcha, pero lentamente, y encuentra muchos baches. El Festival de Cine de Huelva es un ejemplo. Pero queda mucho por hacer. Aparte del Museo de las Américas , ¿dónde está el Museo de Arte Contemporáneo Lati noamericano en España? Proyectos hay muchos ... , mas, están lejos de ser considerados una prioridad. No hay que olvidar, en todo caso, que, en un diálogo de tú a tú, no es sólo responsabilidad de España

y Portugal desarrollar la idea de comunidad, es de todos. También nosotros tenemos que asegurar su presencia en nuestros medios. Si seguimos creyendo en la comunidad, es porque su base esencial es la cultura: la cultura es una patria. Lo reiteraba Fernández Ordóñez, antes de partir a la Primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos, en julio del 91 : «Creo que la nuestra es la comunidad más verdadera del mundo. Aquí no hay nungún elemento de ingeniería política. La nuestra es, como diría Ortega y Gasset, una comunidad de ideas i¡ creencias. No es que nos entendamos porque hablamos un mismo idioma. Muchas veces ni siquiera tenemos necesidad de hablarnos. La invasión de Panamá, en diciembre de 1989, fue un ejemplo . No hubo consultas políticas, pero votamos todos lo mismo en la Asamblea General de las Naciones Unidas.» Y es así porque sólo de la cultura puede nacer la identidad , pero la cultura valorada, no la despreciada, la cultura hecha referencia. La identidad no es un problema de elección . No se trata de elegir entre la tradición hispánica, india, afro , francesa o usaica. Depende de lo que hablemos ; si hablamos de política preferimos latinoamericano ; si de escritura hispanoamericano. Tampoco es un problema arqueológico . No es a pica y azada que vamos a encontrarla. Es un problema de creación . La mirada hacia el pasado se tiende a partir de la realidad y con visión de futuro. Es la realización del proyecto lo que irá seleccionando su pasado. Sólo los ingenuos pueden creer que la historia es desinteresada. Durante el colonialismo francés en Africa, los niños negros repetían , con el manual de historia oficial en la mano : «Nuestros abuelos, los galos ». La identidad de América latina será lo que hagamos de ella. Por eso sus raíces están en el futuro. 73



REPUBLICA DE LAS

3 LAS LITERATURAS



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ACE bien poco, uno de nuestros recientes escritores más reconocidos , José María Merino, se expresaba de una manera rotunda: «es proverbial -escribía- la ausencia del tema americano en la ficción literaria española»1. No le falta razón al autor de La orilla oscura y lo confirma una somera auscultación de la última o penúltima narrativa castellana -a la que me ceñiré en las páginas siguientes-, en la cual sólo de manera esporádica aparecen motivos americanos. En los novelistas hoy mayores se podría decir que surgen de modo accidental o, desde luego , ocasional : en el Cela de La Catira (novela venezolana motivada, además , por un lucrativo encarg0 2 ) o de Cristo versus Arizona; en el Delibes del Diario de un emigrante; en el Torrente de Guadalupe Limón. Entre los narradores del medio siglo, es Alfonso Grosso la excepción por su emplazamiento caribeño de Inés Just Coming. En las últimas promociones, también resultan inusuales esos ambientes trasatlánticos , que hallamos en soliJosé María Merino, «Una memoria certera », El Sol, «Los Libros», núm . 83, 24/1/1992. 2 Véase al respecto , por ejemplo, la explicación que ofrece Camilo José Cela Conde en Cela, mi padre, Madrid, Ed . Temas de Hoy, 1989.

tario en ficciones de José María Conget (Quadrupedumque) o de Rafael Sender (Tendrás oro y oro). No será completa la relación precedente -por desconocimiento o desmemoria-, pero aunque se alargara hasta hacerla exhaustiva, tampoco, me parece, ocuparía mucho más espaci0 3 . Si esta mirada a la narrativa reciente se extendiera algo hacia atrás, el estado de .Ia cuestión daría un resultado parecido, aunque, también es cierto, en ese ayer algo más distante figura un libro que compensa de otras muchas defecciones: me refiero , por supuesto, a Tirano Banderas, la pionera y excelente novelación de Valle Inclán. Esa ausencia que Merino califica de «proverbial » debe matizarse, sin embargo , porque , en el conjunto de las letras castellanas de la postguerra, son no pocos los textos y considerable el nombre de los autores españoles que han llevado sus ficciones hasta los parajes de la otra orilla atlántica. Unos han situado la acción en tierras que han significado, desde antiguq, para un europeo un mundo lleno de exotismo, misterio, aventura

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Tengo noticia, por ejemplo, de que Tomás Cabot aborda la presencia misionera española en La reducción, pero no conozco la obra.

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y quizás posibilidades de riqueza. Otros, en cambio, no sólo las han utilizado como escenario, sino que las han convertido en motivo último de la reflexión del escritor. La relativa abundancia de asuntos americanos en la narrativa española del último medio siglo tiene una causa fortuita y dramática: el multitudinario exi lio de hombres de letras republicanos que encontraron el más acogedor de los recibimientos precisamente en la otra orilla del Atlántico , muchos de los cuales dirigieron sus pasos al Sur, y otros más se establecieron en el Norte. Una nómina exhaustiva -si es que hoy resulta posible establecerla- no ya de los narradores exi liados sino de quienes , de entre éstos , frecuentaron la materia de América -por decirlo con expresión caballeresca- nos ocuparía un espacio excesivo y no la expondremos porque existe un minucioso recuento de Marielena Zelaya Kolker que da cabal noticia de la amplitud del fenómen0 4 • Se ha dicho que, en pri ncipio, los narradores exiliados estaban , ante todo, preocupados por el drama español y que sus invenciones les llevaban con preferencia a repensar España. Es cierto , nie parece, que, en términos generales, ésa fue la gran inquiet ud de las novelas del exilio. Y era lógico, porque después de un cataclismo como el de 1936 resultaba urgente poner cl aridad en un pasado que desembocó en la lucha civil y explicar -explicarse y explicarnos- por qué la propia guerra había seguido los derroteros que desembocaron en la derrota. Por eso existe tanta novela histórica -de historia entonces recie nte- en el exilio. Pero junto a esa apremiante temáti ca se encuentra, y desde muy tem prano, una Marielena Zelaya Kolker. Testimonios americanos de los escritores españa/es transterrados en 1939,

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Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1985.

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considerable materia americana. Ya en 1940, cuando sería esperable qlJe recientes y hondísimos conflictos -colectivos, ideológicos y familiares-le estimularan a uno de los mayores novelistas exiliados, Ramón J. Sender, a hurgar en ellos, da a conocer uno de los títulos suyos más olvidados -y, a mi juicio, de los más emocionantes y atinados-, Mexicayolt, que no trata de España sino de América. Es más, ni siquiera de una América hispana, sino de una mitología precolombina. Luego volveré a citar este singular conjunto de narraciones porque antes resulta conveniente recordar la amplitud de la materia americana en el escritor aragonés, que le ha llevado a tratar la geografía de aquel continente a lo largo y ancho de sus cuatro puntos cardinales y a través de toda la historia: de Perú o México a Estados Unidos; de tiempos prehispánicos al presente de Nueva York. El nombre de Sender nos sirve para ilustrar una condición que afecta a otros cuantos de los narradores del exilio: ser autores que podríamos calificar, co n expresión coloquial , de ida y vuelta, que tanto se proyectan sobre la península como se dedican a la temática americana, aparte de cultivar otros asuntos. Algo parecido a lo representado por Sender podríamos ejemplificar con Manu el Andújar. Si una gran nota común afecta al conjunto de la novelística del autor de Vísperas es su pasión por España, la reflexión e iluminación de los «lares y penares» de las Españas , con ese plural que él y su amigo José Ramón Arana estamparon en la cabecera de una de las más interesantes publicaciones culturales del exilio . Pues bien , este narrador que ha concentrado tantos esfuerzos en esas «vísperas » de la contienda y en la propia guerra, inicia su novelística -y ello en el exilio- no con una anécdota española, sino con un personaje situado en


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México, que vive unos agudos conflictos específicos del mundo americano. El del existenciales en un contexto social y exotismo es uno de los más importantes. cultural mexicano. En ello se detiene el De nuevo la mención de Sender se núcleo argumental de Partiendo de la hace obligatoria. Esa obra suya recorangustia (1944) . dada, Mexicayolt, ostenta en su embleAsí pues, no resulta exacto decir que mático título un término que en lengua el tema americano esté ausente -ni por mexicana significa , según el propio cantidad ni por calidad- de las letras autor, «canción de México». En él preespañolas. Lo comprobaremos adutendió definir «la naturaleza virgen mexiciendo títulos y nombres propios. En cana» mediante una serie de relatos fanocasiones me limitaré a una enojosa tásticos, con animales , con el fondo del mención de datos ; en otras agregaré desierto, el lago y el volcán -elementos comentarios a los textos citados o aposque alcanzan un valor de paradigma del ti ll aré la voluntad de los autores. paisaje mexicano- y con tipos y ritos Empezaré , para dejar liquidado el asunprehispánicos . Lo mágico y la tradición oral se dan la mano en unas historias to, por unos casos no abundantes pero que hablan de la fascinación del aragosí muy curiosos , los de algunos narradores españoles que se apartan de la nés por esa tierra, que se impregnan de realidad española y se entregan a conemociones -y también de terrores- y que alcanzan algunos de los acentos líriflictos estrechamente vinculados con cos más intensos de su prolífica obra. las circunstancias históricas de los nueAlgo también de esa magia y exotismo vos países de residencia. Olemente Airó que arranca de creencias ancestrales ha centrado sus libros novelescos -por está en el fondo de una de las novelas ejemplo Yugo de niebla (1948) , La ciusenderianas más. singulares y valiosas, dad y el viento (1961)- en Colombia y en Epitalamio del Prieto Trinidad. Un ellos ha abordado los problemas sociaambiente lujurioso y unas arrebatadoras les e históricos de este país . Luis Blanco pasiones conforman el entramado de un Amor se convirtió en intérprete y apolorelato que por momentos se vuelca geta de un período reciente de la histohacia un testimonialismo de la crueldad ria cubana en Doña Velorio (1960) y y en otros se dispara hacia las regiones Ciudad rebelde (1967). ¿A qué literatuen que el mito se impone a la existencia ra nacional pertenecen ambos autores? cotidiana. Tan absoluta es su identificación ameriEl exotismo de las ficciones ame ricacana que de pleno derecho les corresnistas tiene bastante de tributo y de renponde ser incluidos en las de sus resemocional ante una naturaleza saldición pectivos países.de adopción. Cosa que, por cierto , ha ocurrido también con . vaje y fascinante: no pocos españoles -desde los mismos lejanos tiempos de algunos otros autores que no han renunciado a sus vínculaciones peninsulares, . los primeros cronistas de Indias- mostraron su deslumbramiento frente a una caso del citado Manuel Andújar, que geografía imponente en sus ríos , en sus figura a la vez en diccionarios biográfibosques ... Al otro lado de esta actitud se cos españoles y mexicanos. encuentran quienes, sin atender tanto al No es habitual ese rasgo encarnado paisaje, han tratado de hablar de las genpor Airó o por Blanco Amor. Con mayor tes y de la organización de la colectivifrecuencia los novelistas españoles se dad , lo que origina una buena gavilla de sienten atraídos por algunos aspectos 79


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asuntos, que van desde el carácter·de la conquista hasta el intento de explicar la nueva realidad americana a partir del sustrato hispánico. Acaso sea este último tema, el del encuentro de culturas, el más sugestivo para un escritor europeo, a la vez que el más difícil de abordar. Sería esperable que en las letras de esta orilla atlántica acerca de la otra se hubiera desarrollado con amplitud, densidad y frecuencia , pues pocos asuntos tan atractivos parecen presentarse para un fabulador, sobre todo si tiene orígenes peninsulares y, sin embargo, la cosecha, hasta donde se me alcanza, es bien parva , al menos en cantidad . Cuenta, sin embargo, y aparte de otros títulos que luego mencionaré, con una ambiciosa saga de Salvador de Madariaga , «Esquiveles y Manriques», en la que el polifacético ensayista y creador abordó nada menos que el muy conflictivo asunto del mestizaje. «Esquiveles y Manriques» constituye una extensa serie de recreación histórico legendaria que se prolonga desde los tiempos inmediatos anteriores al descubrimiento de América hasta el siglo XVIII. Ese dilatado proyecto -redactado a lo largo de un cuarto de siglo- cambió de plan en varias ocasiones y en su estado definitivo -que, por desgracia, no completa el último diseñado por el autor- consta de cinco títulos. Las raíces históricas de la serie se encuentran en El corazón de piedra verde (1942) , compuesto, a su vez , de tres «Libros» (<< Los fantasmas », «Los dioses sanguinarios » y «Fe sin blasfemia»). Las ramificaciones de los Esquivel y los Manrique, las dos familias castellanas que enfrentan el conflicto -más la descendencia resultado del mestizaje con los primitivos pueblos de América- ocupan los cuatro restantes : Guerra en la sangre (1956) , Una gota de tiempo (1958), El semental negro (1961) 80

y Satanael (1966). El conjunto de estos libros relata las vicisitudes de esas dos familias en América a lo largo de trescientos años y se agrupa en tres series dedicadas , respectivamente, a sus andanzas durante los siglos XVI, XVII Y XVIII. Los cuatro primeros volúmenes se refieren al siglo XVI. La tercera incluye tan sólo Satanaely se emplaza en el siglo XVIII. De la segunda, la que debiera ocu par el siglo XVII , no llegó a escribir ningún tomo. El libro más complejo, más ambicioso y más logrado de todos es El corazón de piedra verdes, el cual, además, da idea de todas las claves de la concepción literaria, ideológica y cultural de la serie. Los Esquivel representan , en la España prerrenacentista , el mundo del judaísmo hispano , converso pero mantenedor en secreto de sus íntimas creencias. Los Manrique , el de los cristianos viejos . Y ambos encarnan la convivencia multirracial , religiosa y cultural de la España medieval , puesto que, además , un ascendiente del Manrique protagonista del primer volumen es judío converso . Ambas familias llegan por distintos caminos a México en los tiempos iniciales de la conquista y pronto el Manrique casará con una princesa de aquellas tierras -el primer matrimonio entre un castellano y un indio-, lo que hace más denso el entramado multirracial. Tras los varios centenares de páginas de El corazón ... , la historia se cierra con el nacimiento de un nuevo Manrique, un «señor hispanoaztecá» (pág. 643) , Y finaliza con estas Utilizo las siguientes ediciones : El corazón de piedra verde, Madrid , Espasa Calpe, 1975; Guelrra en la sangre, Buenos Aires, Sudamericana, 1971 ; Una gota de tiempo, Buenos Aires , Sudamericana, 1971; El semental negro, Madrid , Espasa Calpe, 1984; Satanael, Buenos Aires, Sudamericana, 1966. Cuando hago citas literales pongo entre paréntesis la página según las referidas ediciones.

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palabras que no pueden ser más significativas: y el niño Rodrigo Manrique-ha Levyben-Omar-Nezahualpilli estaba intentando meterse en la boca el corazón de piedra verde (pág . 644).

Ya en la primera página de la siguiente novela , Guerra en la sangre, Madariaga recuerda el mestizaje sobre solar americano de la vieja estirpe castellana: [Don Alonso miraba el suelo] del palacio de Nezahualpilli cuya sangre corría por las venas de sus hijos, juntos [sic] con la judía de su madte, la goda de sus abuelos paternos y la mora de una de sus abuelas (pág. 23).

Aspectos distintos hay que considerar en esa amplia serie: la reconstrucción histórico legendaria, el sustrato ideológico que convierte a tal fabulación en una especie de novela de tesis (adjetivación que es aplicable al cónju nto de la narrativa de nuestro autor) y, por supuesto, las cualidades específicamente literarias y formales. Por el carácter de la serie, la reconstrucción histórica merece un primer comentario. Este tipo de novelas que se emplazan en épocas pretéritas suelen implicar una paciente recreación histórica. En el caso de Madariaga, tal labor no es una inevitable condición , sino que pode mos sospechar razon ableme nte que el proceso ha sido contrario o, cuan do menos , paralelo . De su estudio y conocimiento del pasado hispanoamericano ha surgido esa necesidad de inventar una ficción que diera explicación imaginativa de lo que constituía hipótesis que él había ofrecido en libros de investigación y de interpretación histórica. Así, no podemos olvidar análisis como Cuadro histórico de las Indias (1945) , El auge del

Imperio Español en América (1956) y, sobre todo, sus biografías de Cristóbal Colón ( Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón) , 1940, Hernán Cortés (1941) Y Bolívar (1951) . Estas constituyen , desde el punto de vista de la perspectiva historiográfica, una especie de cañamazo ideológico sobre el que también bascula la serie novelesca y en alguna, en particular en la de Cortés, alcanza el autór virtualidades narrativas semejantes y aun superiores a las de las propias ficciones. De todas maneras, se encuentran talla cantidad de datos políticos, sociales, culturales, religiosos , institucionales ... en « Esquiveles y Manriques» que sería necesario que un experto diera testimonio de su veracidad histórica. Acaso en el detalle hallara algún descuido o alguna manipulación -por completo lícita en quien escribe una ficción y no un estudio- con propósitos expresivos , quizás las nuevas aportaciones del americanismo obligaran a revisar datos menudos , pero tenemos la impresión de que el cuadro es en lo sustancial auténtico. Es más, desde un punto de vista literario debemos decir que resulta convincente , real y lleno de vida. Yeso es lo que importa, pues el mismo Madariaga había relativizado hasta la parodia la certeza del conocimiento histórico en La jirafa sagrada. Los cuatro volúmenes de la primera seri e ramifican la historia de las dos fami lias antagonistas (pero complementarias, de manera inevitable, por el apriorism o ideológico del autor) a lo largo de la centuria en que se lleva a cabo la con quista y colon ización de la Am érica hispana. El corazón ... refiere, sobre todo, el encuentro entre las dos culturas y la unión de ambas , no obstante el carácter de imposición militar del dominio sobre los mexicanos . El tono del libro va de un cierto lirismo, empleado para exponer el 81


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encuentro y fusión de ambas civilizaciones, a un acento épico, utilizado para narrar las proezas de un buen puñado de conquistadores y, sobre todo, de Cortés, una de las figuras más atractivas y de más relieve del volumen. Guerra en la sangre se ,explaya sobre la colonización , pero su punto de vista fundamental, al que alude el título, es el de los conflictos -terribles en algunos casos- que genera el mestizaje y, por decirlo con fórmu la que ha prosperado en fechas recientes, la búsqueda de señas de identidad de uno de los descendientes de esa mezcla de sangres, perdidas en aquella mezco.lanza de pueblos. El escenario pasa al Perú virreinal en Una gota de tiempo, que vuelve al doble acento de El corazón .... El épico, en este caso, se centra en los sangrientos enfrentamientos entre conquistadores, de quienes destaca, por su interés literario e histórico, la figura de Pizarra. El lírico enfoca una historia de amor entre un Manrique y una princesa inca que, en buena medida, es una duplicación del encuentro sentim ental entre los señores castellanos y mexicanos del primer tomo: seguimos en el ámbito de una intencionada recreación de la mezcla de sangres. El semental... amplía, en cierto sentido, la acción precedente con nuevos conflictos de enfrentamiento y complementariedad de civilizaciones y también con una dramática histo ria de amor. La saga de los Esqu iveles y Manriques sigue en estos volú menes: aquéllos ya incorporados al aparato administrativo y comercial del imperio (u n Esqu ive l doctor, otro oidor, un tercero acomodado comerciante ... ); éstos , mantenedores de la vieja hidalgu ía castellana (al margen de las malas artes y de las ambicio nes personales de algunos conquistadores) y perpetuando el ejemplo de la convivencia de razas. De esta manera, los 82

cuatro volúmenes, más que historias independientes de la presencia hispana en América durante el siglo XVI, son como una doble versión de un mismo planteamiento en dos ámbitos geográficos diferentes mas no distintos. Desarrollar con plenitud ese amplísimo proyecto histórico obliga al autor -a Madariaga y a cualquier otro que hubiera acometido tan ambiciosa empresa- a hacer no pocas concesiones literarias. Primero porque ese vasto panorama no es sólo una reconstrucción costumbrista e histórica inocente -si bien jugosa e interesante-, sino que obedece a una idea motriz previa, la de analizar y reivindicar el proceso de mestizaje del pueblo americano. Es a lo que antes me he referido como sustrato de novelá de tesis. Para ello Madariaga tiene que forzar los hechos y los personajes mediante un fantaseamiento quizás excesivo. Ya señaló Eugenio G. de Nora6 algunas de esas limitaciones y comentó cómo el autor se obliga a un casuismo no del todo convincente. Ello es muy llamativo en El corazón ... Puesto que Madariaga quiere mostrar la inevitabilidad del encuentro de la cultura occidental -española- con la americana, el enlace del Manrique con la pri ncesa india, Xuchitl, es soñado yentrevisto por ambos y la novela mostrará cómo se cumple dicha visión premonitoria. Los dos, ad emás, cons u marán mediante el matri monio lo que podemos llamar el primer contrato de plurirracialidad y, así, adquieren un carácter ,simbólico. Por otra parte, el lector percibe un cierto mecanicismo en la aparición simultánea y paralela de un Manrique y un Esquivel en años y lugares tan distintos. Siempre cada uno en el dominio público que le corresponde por su clase social , En su conocido estudio La novela española contemporánea, Madrid, Gredas, 1958.

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pero siempre también con alguna vinculación especial. Incluso, en el último tomo de toda la serie, al que ahora me referiré, vuelve a aparecer en el siglo XVIII el fantasma de la persecución inquisitorial por judaísmo que ya había llevado a la hoguera a uno de los Esquivel en El corazón ... Tantas casualidades y coincidencias - al margen de que a veces la vida imite a la literatura y lo más inverosímil pueda suceder en la realidad- despiertan recelos en el lector, quien no puede por menos de pensar en un autor manipulador de una realidad probable por mor de una ficción ejemplar. Lo cual resulta, por otra parte, obvio, pero que un novelista que trata de reconstruir una realidad literaria autosuficiente ti ene que evitar con sumo cu idado. Esta manera de concebi r el desarrollo novelesco -con lo que tenga de forzadono ha de impedir que se aprecien los méritos de la saga. Por ejemplo , el casi siempre acertado suspense que lleva al lector a esperar el desenlace de unas historias que le arrastrarán como suelen hacerlo las de la narrativa tradicional. Por ejemplo, tambié n, el espectáculo fascinante de la recreación de las cree ncias y de las formas de vida de las culturas primitivas de América. Pero no sólo eso . Cu ando Manrique convierte a Xuchitl al cristianismo, a una fe de caridad y de amor, ello implica una superación de las bárbaras prácticas de las primitivas reli giones de los mexicanos, incluidos los multitudinarios sacrificios humanos. Pero .Iuego ella descubrirá con estupefacción que la realidad práctica de la gente que profesa esa religión de amor no es casi - en cierto sentido- menOs cruel que la que ella ha desterrado de su corazón , con lo cual plantea el grave problema de la justificación moral del proceso de desculturización radical que supuso la colonización española. Madariaga no ahon-

da más en él, no por descuido sino porque no quiere hacerlo, pues ello contrariaría su postura global respecto de la positiva presencia hispana. Particular importancia, dentro de este ámbito de cuestiones, posee la histoira de uno de los hijos americanos de Manrique, el cual, por haber sacado los rasgos físicos dominantes de la madre mexicana, parece un indio y, a pesar de su noble apellido, tiene dificultades entre el grupo dominante de los conquistadores. De este modo hace plástica Madariaga la cruel realidad de los mestizos. El desarrollo novelesco, por otra parte, es imaginativo al hacer qUe el muchacho busque la afirmación de su personalidad acaudillando la oposición indígena a los nuevos dominadores y reivindicando las creencias de la cu ltura sojuzgada. Todo este nudo de problemas obliga a senti mentalizar tanto la acción como los personajes para darles encarnadura dramática, y ésta tal vez sea la mayor lim itación literaria de la serie . En alguna ocasión se roza el melodrama y en otras se apel a a registros ternuristas . Pero, en conjunto, son recursos lícitos, si bien un tanto extremados, a causa del deseo de Madariaga de hacer comprensible por la emotividad una problemática sobre la que ya había ofrecido su propia visión como historiador. Y, al contrario de lo que antes hizo en otras novelas suyas -acentuar el elemento especulativo hasta dejarlo en la mayor desnudez, por ejemplo en la segunda parte de Arceval-, ahora prefiere, si se puede así decir, ilustrar con historias vivas, hasta lacrimógenas, un conflicto histórico. Un conflicto que, dicho sea de paso, tal vez constituya uno de los aspectos básicos de la relación entre España y América. Ochenta años cuenta ya Madariaga cuando se publica Satanael. Es de esperar que por esa avanzada edad y por el 83


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tiempo transcurrido desde que comenzó la ideación de «Esquiveles y Manriques», el libro sea bastante diferente a los anteriores de la serie. De ninguna manera estoy sugiriendo una hipotética caída en la capacidad literaria del escritor, sino una transformación de sus objetivos y de sus métodos. Creo que, en efecto, así es. En apariencia nos encontramos con los mismos personajes y con un ambiente semejante. El Manrique de ahora es marqués refinado y terrateniente que vive en .caracas, mi~mbro de la oligarquía local y un bienquisto de la corte madrileña. El Esquivel de turno es un angustiado sacerdote, hijo gel administrador de las posesiones del marqués y patrocinado de éste, en cuya mansión sirve como capellán. Incluso hallamos la inevitable mezcla de sangres, ahora todavía más compleja. aunque parezca difíci l: rizando el rizo , Madariaga hace que el sacerdote no sea hijo de quien le da el apellido sino del propio marqués . Así, a través de los siglos vienen a desembocar en una sola familia los lejanos descendientes de aquellas dos castas que se enfrentaron sañudamente en la pen ínsula. En cuanto al ambiente, presenciamos el impacto de la Ilustración en tierras americanas, encontramos al marqués dialogando con Bolívar, escuch amos los ecos del pensamiento de Rousseau (por si fuera pequeña la mezcla de formas de pensamiento que van acumulando los personajes como símbolo de una tradición cultural , este joven Esquivel , sacerdote además, se llama Juan Jacobo) . Por otra parte, el tomo alcanza un cierto aire de conclusión, de cierre de toda aquella saga que tal vez indique la entrada de América, en vísperas de la independencia, en una conflictiva y degradada contemporaneidad. Por parte de los Manrique, el desen lace de la historia tiene algo de un fin de raza 84

encarnado en la muerte del marqués, víctima inocente de una enfermedad secreta. Por parte de los Esquivel, a causa de la desaparición del narrador, Juan Jacobo, que expresivamente deja trunco el final del relato. Todos estos elementos forman parte de esa visión general que constituye la esencia de «Esquiveles y Manriques», pero la transformación a la que aludía líneas arriba es patente en que todo ello, sin dejar de tener importancia, está al servicio de otro tipo de novela y de otra problemática; de hecho , parece como si América fuese el escenario no del todo indiferente pero sí independiente de un problema especulativo, el de la fe cristiana y su confrontación con la radical maldad del mundo. Es más: el relato nos dice de modo expreso que se trata de la historia de un proceso de perfección personal. Algo así como si Madariaga, agotada la descripción de la suma de sangres que llevan al mestizaje, tuviera particular interés en volver a sus propios orígenes literarios, aquellos que llevaban a Arceval a cultivar su camino de perfección . Pero esta inclinación hacia una problemática individual no resta trascendencia a lo que el libro aporta a las hipótesis generales de la serie : una defensa del papel de España -harto controvertible desde otras perspectivasen la colonización de América y un dibujo global de la evolución del imperio hispano en vísperas de su decadencia. Por eso la saga novelesca admite una comparación y un paralelismo con el contenido de las tres bi ografías citadas, según las interpreta E. González López7 : La tercera biografía de Madariaga, Bolívar, tie ne un carácter no sólo distinto , sino opuesto a las otras dos, pues mientras en éstas trataba de reivindicar la ob ra colon iz ado ra de España, la cual, con Cristóbla Colón,


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exploró y colonizó las Antillas y parte de la costa de Tierra Firme, y, con Hernán Cortés, conquistó y colonizó el primer imperio indígena del continente americano, en Bolívar, por el contrario, después de presentar el alto grado de civilización al que había llegado el imperio español en América, consagra la parte principal de la biografía de Bolívar a desmitificar este héroe de la independencia americana destructor de la unidad del Imperio y perturbador de la evolución de esa cultura hispánica, que para Madariaga sufrió un retroceso con su independencia7 .

Diversos perfiles del descubrimiento, conquista y colonización de las Indias han trazado otros narradores españoles recientes. El dominio sobre las tierras recién descubiertas en su dimensión menos amable, la de una empresa militar implacable al servicio de la Corona de la religión o de oscuros intereses par~ ticulares, ha sido trazado en varias ocasiones. Así, a uno de esos conquistadores al borde de la enajenación , a Lope de Ag uirre, motivo frecuente tanto de la ficció n como del cine, dedicó Ramón J. Sender una crónica llena de color y de sangre, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Pero más que ese texto, muy conocido, por otra parte , me interesa recordar ahora una de las más recientes novelas españolas, la de Juan Rey Un hombre cualquiera (1991), un libro cargado de intención (y hasta de intenciones). Nos traslada el autor a esa España poderosa y arruinada en la que el hambre llevaba a los desheredados del campo a la peligrosa aventura de América. En este caso es un extremeño de mediaE: González López, «Salvador de Madariaga, histOriador del descubrimiento y colonización de la América Española: Las biografías .. , en César Antonio Molina, ed., Salvador de Madariaga, La Coruña, 1987, págs. 166-167.

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dos del siglo XVI quien decide cruzar el Océano para ver si mudando de lugar mudaba de fortuna, por decirlo con las definitorias palabras finales del Buscón. En las Indias se alista en las filas de Pizarro para buscar un Perú que no conseguirá alcanzar. Rey noveliza la otra cara de la gesta americana: no la de los capitanes gloriosos y ahítos de caudales, sino de la de los miserables que arriesgaron hasta su vida movidos por la más prosaica y perentoria necesidad. Buena parte del libro la ocupa la expedición peruana y no hace de ella la crónica de una aventura admirable; al contrario , ofrece un desgarrado sucederse de penalidades y egoísmos. La propia figura .de Trujillo está vista en esas últimas fronteras que hacen de un ser humano un tipo desalmado y enloquecido, un tanto de la estirpe terrorífica del mencionado Lope de Aguirre. Toda la novela está transida de dolor y amargura con unos fines desmitificadores que , por otra parte, exponen la desmesura trágica del descubrimiento y colonización del continente americano. Para el autor, aquella hazaña tiene una dimensión humana -para nada entra en sus perfiles culturales, políticos o religiosos- y habla de los penares de muchos de sus desventurados protagonistas por boca de uno de ellos. Detrás queda, sin embargo, la responsabilidad de quienes regían el destino de un Imperio con tan desacertados criterios que causaron esa sangría humana. Novela histórica, pues, la de Rey con carga de denuncia y soporte de tesis que explica, por un lado, la ausencia de costumbrismo colorista (salvo el imprescindible al referirse a una Sevilla abigarrada y a unas Indias exóticas) y, por otro, el estilo, sin rasgos del castellano de la época. La cuestión del mestizaje, ya señalada antes a propósito de Madariaga, cen85


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tra, no sin significativas variaciones, otros textos novelescos. Aparece como un elemento fundamental de una saga de José María Merino, quien , por cierto, no es en ésa en la única ocasión en que ha emplazado un relato sobre tierras americanas. Este es el escenario de La orilla oscura (1985), cuya trama principal se sitúa en aquel continente, aunque termina por remitir a los orígenes leoneses del protagonista. Dicho escenario , sin embargo, no es mucho más que un lugar idóneo para un tema de desdoblamiento y se diría que no cambiaría mucho su desarrollo si el asunto estuviera localizado en otra latitud. Ese carácter de espacio no indiferente del todo pero sí intercambiable, se subraya a la luz de lo que ocurre en su trilogía El oro de los sueños (1986), La tierra del tiempo perdido (1987) y Las lágrimas del sol (1989). La acción se sitúa en Amé rica y en los primeros tiempos de la conquista hispana. Meri no cuenta la historia de un muchacho, Miguel Vil lacé Yólotl, cuyos apellidos ya nos indican su carácter mestizo (en efecto, es hijo de español y de mexicana), que protagoniza diferentes aventuras que reconstruyen con habilidad el ambiente de la época. El relato -en el que, sin duda, está presente la fascinación del escritor por las crónicas de Indias-, sin propósitos espúreos -didácticos o moralizadores-, está lleno de atractivas anécdotas, de amenos episodios, de curiosos e interesantes tipos. Las peripecias de Villacé recuperan un relato en el que lo sustancial es contar episodios que nos prenden y nos tienen el ánimo pendiente de lo que sucede. Ello se logra con el buen arte de narrar del escritor. También por la verdad del mundo que recrea (aunque imaginario, está sostenido sobre una buena documentación) . Y no menos, en fin , por el acertado empleo de viejos recursos de la lite86

ratura popular. En el terreno del contenido, Merino se socorre sin mala conciencia de rapto!,?, peligros mortales , amores contrariados, escenarios exóticos y fascinantes, sorpresas imprevistas, acciones que parecen ir para un lado y terminan en otro. En el de la forma, el capítulo se corta en un momento importante de la acción .. . La amenísima historia relatada en esta trilogía no debe entenderse como específica literatura juvenil-lo que podría limitar su sentido y ambición-, sino que se trata de novelas de acción que, sin renunciar al puro placer de contar -meta primordial, por otro lado de los tres libros-, hablan también de otras muchas cosas, como cualquier novela de cualquier tiempo (incluso, en La tierra del tiempo perdido se dedica una parrafada a ese asunto y se anota con toda intención «que no hay literatura inocente») . No se refiere la serie explícitamente a un sentido de la co nquista americana, pero por supuesto que está en la obra y constituye una propuesta bastante nítida. Frente a quienes han visto en la empresa colombina y en sus consecuencias la aniquilación de unas culturas primitivas y la explotación material de unos pueblos antiquísimos , Merino hace que se encuentren en el relato dos civilizaciones que se fusionan para crear en el primer relato , mediante el personaje de Miguel Villacé Yólotl , un personaje mestizo, mezcla fecundadora de sangres. Otra perspectiva bien distinta del mestizaje es la que surge en un ámbito creativo muy peculiar, el de la narrativa hecha fuera de España por escritores hijos de los exiliados republicanos. Uno de ellos, Angelina Muñiz, suscita la cuestión que quiero anotar. Esta narradora hispanomexicana, salida de España a una edad muy temprana -ella y sus compañeros de promoción eran niños o adolescentes al


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acabar la guerra civil-, ha desarrollado tanto su biografía como su obra por entero fuera de su país natal. Esta aparente desconexión con la península no implica que el tema español le sea indiferente, ni mucho menos. Al contrario, Muñiz evidencia unas inquietudes que constituyen algo así como la otra cara de la moneda de la preocupación americana de los exiliados: vuelve sus ojos hacia una realidad que no es la suya, pero que puede ofrecer un sentido a su vida. Los dos primeros libros novelescos de Muñiz -Morada interior (1972) y Tierra adentro (1977)- coinciden en su emplazamiento espacio-temporal, la España de la segunda mitad del siglo XVI, yen una revindicación del judaísmo. En Morada interior es Teresa de Jesús quien monologa y sus co nfidencias nos llevan a descu brir unas torturas de conci encia debidas a sus antecedentes judíos. La voz de la protagonista, que desdobla la de la escritora de Avila, se subleva ante los ajusticiamientos de la Inquisición y proclama: «Renegué de la fe: para mí todos ellos eran mártires más grandes que los mártires. Santos más grandes que los santos» (pág. 36). El protagonista de Tierra adentro es un muchacho, Rafael , hijo de judíos toledanos perseguidos, torturados y ajusticiados por la Inquisición. Su trayectoria novelesca consiste en un recorrido por diversas tierras que term ina cuando se establece entre los sefarditas. Rafael concluye tajante : «Sé que allí viven los judíos españoles que, como yo, eligieron volver a nuestra tierra» (pág. 173). En ambos libros, pues, se desarrolla el tema de la búsqueda de unas raíces fundamentales , que se plasma en el vibrante decir de la protagonista de Morada interior. «No es que me desespañolice, sino que busco las raíces , las verdaderas y profundas. Esas raíces que cuesta trabajo encontrar, que duele

desenterrar y que temen la luz del día» (págs. 62-63) . Muy significativo resulta este planteamiento que, desde América, realiza un escritor español. Pero yendo todavía un poco más allá, no debemos despachar con ligereza -o como importante pero simple dato anecdótico- el problema del judaísmo porque, aunque la autora no lo enfoqu e desde esta perspectiva, conduce a un asunto que antes he mencionado, el de la pluralidad multirracial de los españoles, el profundo mestizaje de la cultura hispana. No es casual, me parece, que esta perspectiva venga de un autor afincado en América y que de alguna manera remite a una reflexión lúcida sobre el mestizaje hispanoamericano. Y, por en lazar con lo que antes apuntaba, no es casual que quien más ha ahondado.en este punto de vista sea el mencionado Madariaga, un . español con vocación universalista que , sin embargo, nunca dejó de interrogarse por sus raíces hispanas . Vemos, por tanto, cómo el mestizaje se convierte en uno de los motivos persistentes de los relatos españoles que enlazan las ti erras continentales y peninsulares. Aún más : esas ficciones con stituyen un eslabón de un fenómeno de mayor amplitud, la percepción del mestizaje como una de las condiciones básicas de la cultura cont e mpo ránea. Recordemos, por ejemplo, cómo Juan Goytisolo ha reivindicado un tipo humano más libre, al margen de las convenciones, un paria que es el resu ltado de culturas distintas y entremezcladas. No evoco el nombre de Goytisolo sólo para ejemplificar esa vindicación de unas razas mezcladas , sino porque él ha ofrecido otra versió.n del mestizaje hispano. Ya en Señas de identidad aparece la figura del antecesor que siembra la isla de Cuba de hijos naturales, resultado de la lujuria incontenida del explotador espa87


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ñol (más tarde Luis Goytisolo, en Estatua con palomas, ha recordado la frecuencia del apellido Goytisolo en la isla caribeña) . Pues bien , Juan , el descendiente de aquel depredador caribeño, parece haber compensado las fechorías de su antepasado tanto por las singulares figuras que centran sus libros novelescos posteriores a Señas de identidad como por haber propugnado para sí mismo casi una condición mestiza hispano-árabe. En este recorrido por algunos autores y títulos de las letras recientes de la orilla española y su vinculación con la americana posee importancia también la con tribución peninsular a uno de los temas característicos y medulares de la literatura hispanoamericana, el del dictador. Si Valle Inclán fue , como antes dije, pionero en este asunto, no han faltado meritorias aportaciones posteriores. No están a la altura de otras grandes ficciones hispanoamericanas firmadas por Carpentier o García Márquez, por ejemplo , pero sí tienen dignidad y, sobre todo , patentizan una curiosa variedad de perspectivas. Un enfoque humorístico aportó Gonzalo Torrente Ballester en El golpe de Estado de Guadalupe Limón, donde el qu iebro se hace no sólo colocando en el epicentro de la asonada a una mujer, sino al disparatado dlspositivo conspirador descrito y a los infrecuentes procedim ientos subversivos narrados. Esta supuesta crónica histórica, situada en un paisaje con gauchos y los Andes al fondo y en una época poco posterior a las guerras de la independenci a, da una versión paródica del tema del dictador que se salda, sin embargo, con acentos reconocibles en la mayor parte de las novelas que puedan inscribirse en esta especie de subgénero : una visión negativa del poder, el cual , al final , después de numerosas intrigas y percances , permanece en las mismas manos de siempre . Algo 88

de humor y de iron ía hay también en las dos novelas de Francisco Ayala, aunque al servicio de una interpretación morali zadora de la vida. Muertes de perro (1958) y El fondo del vaso (1962) enlazan la deriuncia política con la crítica social. Es en el primero de los títulos donde se abordan las recónditas razones del dictador, ese mundo turbio del inconsciente que lleva a una persona a sojuzgar a las demás. Ayala hace una aproximación en la que, sin olvidar el testim onio de una degradación colectiva, se aventura por los caminos más intemporales de la psicología. No ha sido el precedente repaso exhaustivo ni mucho menos. Otros escritores y otras obras debieran haber hecho acto de presencia. Tendríamos qu e haber recordado las vivencias de María Teresa León en Memorias de la melancolía (1970), que no es fi cci ón pero alcanza una notable expresividad en la exposición de sus vivencias americanas junto a Rafael Alberti. Y deberíamos haber mencionado un relato, olvidado pero muy interesante, de José Ramón Arana , «Xango. Pasi ón y muerte del negro Bias » (recogido en Cristo Ray, 1980), sobre los últimos momentos de un dominicano , Bias, víctima de un poder policial. También es preciso dejar co nstanci a de cómo América aparece co mo escenario del discurrir de los propios españoles exiliados por aquel continente que les dispensó tan generosa acogida. Dos tonos pueden disti ngu irse : uno grave y solemne ; otro, leve y desenfadado . El primero lo encarna muy bien Cita de fa ntasmas (1984), de Manuel Andújar! en la que el hijo de un exi liado en México emprende una investigación . que le perm ita descubrir la clave de una muerte en los tiempos de la guerra. Ese hilo argumental siNe para indagar las relaciones entre dos generaciones de


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españoles y para romper unas barreras de incomunicación , a la vez que presenta una visión crítica del cerrado mundillo de los exiliados. El tono humorístico lo hallamos en , por ejemplo , en El cortejo, de Simón Otaola, o en La verdadera muerte de Francisco Franco, de Max Aub. Otaola es más ácido ; Aub , en este título, más jocoso, pero ambos textos muestran cómo también los autores españoles supieron percibir con actitud enjuiciadora y crítica lo que representó su presencia -tan altisonante, a veces- en la sociedad americana de los años cuarenta y cincuenta. Este recorrido puede cerrarse con un . nombre, el de Segundo Serrano Poncela, de inevitable mención y que aporta una 'n uy polémica interpretación de la l eal idad americana. Tiene Serrano Poncela en común con otros narradores ,nencionados la ambientación caribeña, :3n una línea mágica, de La raya oscura. Pero, sobre todo , me interesa ahora Habitación para hombre solo (1963), en la que destaca el amplio periplo americano del protagonista. Este es un exiliaj o republicano que, primero, recala en mérica del Sur. Luego lo vemos com'~arti r habitación con una norteamericana

en Manhattan. Al fin , perseguidos ambos, acaban en México, cerca de la frontera estadounidense, donde el relato termina con presagios negativos . Se trata de una historia de compleja realización técnica puesta al servicio de una amarga visión de la soledad que tiene dimensiones existencialistas, pero que no resulta ajena al espacio en el que se desarrolla y que puede tener algo en común con el otro libro de relatos citado : una de las constantes del testimonio americano de Serrano Poncela , al entender de Marielena Zelaya8 , es «la corrupción del alma europea por los americanos ». No está ausente , ni mucho menos, como espero haber mostrado, la «materia americana» en los narradores españoles próximos. Y es, además, suficientemente variada: unos muestran la sorpresa ante lo exótico ; otros se integran en una problemática social y política nacional. Varios, en fin, utilizan la ficción para hallar las raíces de los individuos y de los pueblos y proclaman algo bien difícil de negar: el profundo mestizaje de la cultura americana y española.

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M. Zelaya. ab. cit., pág. 103.

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.LA NOVELA ESPAÑOLA EN LA DÉCADA DE LOS 80* JESÚS MARTíNEZ SÁNCHEZ España - 1948

A) CARACTERíSTICAS GENERALES Si en las otras décadas existían cie rtos elementos o tendencias generales que permitían agrupar a los autores bajo uno u otros epígrafes, en nuestros días quizá la única característica común que tienen los escritores es, precisamente, la ausencia de un denominador comú n. Esta versatilidad no sólo se manifiesta en los estilos o formas de escribir, sino también en la vuelta a unos temas que, poco tiempo antes, se consideraban de escasa entidad para una novela de altura. Los autores de esta década recuperarán géneros más 9 menos arrumbados o considerados de menor categoría en otras épocas (el histórico, el policíaco, la novela de aventuras, la autobiografía imaginaria, el folletín o incluso el erotismo descarnado) , pasando de unos a otros motivos temáticos sin más razón aparente que el dictado de la moda o de la crisis ideológica de los últimos tiempos que lleva a una literatura aparentemente lighten lo filosófico y en lo político, pero sólida en su construcción narrativa y de gran riqueza verbal. *Del libro de Ediciones Akal «Guía de la Narrativa Española Contemporánea».

Esta preocupación por los aspectos formales en detrimento de la reflexión crítica e ideológica sobre los aspectos más conflictivos y candentes del mundo actual ha hecho que algunos críticos hablen de Neomodernismo para referirse a la literatura de estos años. y si bien nos parece que cualqu ier generalización sobre el hecho literario es peligrosa, dado que probablemente podríamos señalar tantas excepciones como reglas , creemos que sí existe una tendencia más o menos dominante hacia una literatura donde la anécdota insustancial, lo mágico , lo exótico o los espacios y tiempos lejanos predominen sobre la realidad cotidiana, especialmente si ésta ha de referirse a cuesti ones sociopolíticas actuales. Junto a la influencia que, indudablemente, ha tenido en bastantes autores el aparente fracaso de un modelo ideológico con el que se sintieron más o menos identificados o el olvido de unas utopías que alcanzaron su cénit veinte años atrás en los movimientos revolucionarios ejemplificados en el Mayo francés, los medios de comunicación y las normas impuestas por la actual sociedad de consumo han actuado también como catalizadores en un proceso en el que al autor y lector se 91


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les obliga a «estar al día», a producir y consumir obras que se adapten a las exigencias del mercado. Estas exigencias, en algunos casos, convierten al libro en un objeto más de consumo (o de evasión), si bien en otros obligan a los escritores a transformar su obra en un espejo en el cual , a partir de un pretexto aparentemente fútil, anecdótico o acrónico, se reflejen las más íntimas vivencias, deseos y emociones de aquellos lectores que saben distinguir las voces de los ecos y tener un criterio propio y diferenciado del de quienes manejan los sutiles hilos de la moda literaria. Retomando la clásica metáfora de Stendhal , la novela seguiría siendo un espejo situado frente al camino de nuestras vidas y también de nuestro tiempo. En este caso , reflejaría la crisis del final de nuestro siglo y, con ella, la búsqueda de la satisfacción inmediata que se transformará en una especie de carpe diem literario en el que la comunicación íntima y prolongada entre autor y lector deja paso -a la charleta apresurada con los amigos sobre la obra que todos debemos haber leído para demostrar que estamos «al día». Y ello obligará a muchos escritores a un notable esfuerzo narrativo: el que supone conjugar las exigencias de unos tiempos marcados por la vorágine y el olvido con las intenciones de todo creador de hacer una obra abierta, válida para distintas épocas y lectores, que plantee problemas e interrogantes más allá del presente efímero. Obras, en definitiva, que permitan dos lecturas básicas: la superficial al uso y aquella otra a la que se refiera Quevedo desde su forzado retiro:

Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos. 92

En la breve relación que hacemos a continuación de autores y obras de esta década, el lector interesado podrá hallar algunos notables ejemplos de novelas que recrean temas eternos, utilizando pretextos argumentales aparentemente anecdóticos o lejanos en el tiempo o en el espacio (un caso policíaco, una carta de amor, una conversación telefónica, la vida en los últimos días de un imperio desaparecido, la historia de un joven chino ... ) B) PRINCIPALES NOVELAS DE ESTA DÉCADA Destacamos algunos nombres y títulos: Félix de Azúa, con Historia de un idiota contada por sí mismo; Luis Mateo Díez, con La fuente de la edad; Javier Marías: Todas las almas; Mientras ellas duermen; Eduardo Mendoza que mantiene con El misterio de la cripta embrujada el prestigio alcanzado con La verdad. sobre el caso Sabolta y alcanza con La ciudad de los prodigios una de las cim as narrativas de esta época; Juan José Millás (Cerbero son las sombras y El desorden de tu nombre) se confirma como uno de los jóvenes escritores capaces de reflejar el mundo interior de sus protagonistas con gran riqueza narrativa; José Luis Sampedro en La sonrisa etrusca, recreará el viejo tema del amor y la muerte de una manera lírica y profunda, en tanto que en La vieja sirena utilizará la mitología y la historia para plantearnos una serie de problemas sobre la ambición , el amor y el sexo en un mundo en decadencia que, en muchos aspectos, se parece al nuestro ; también dentro de la novela histórica, Andrés Sorel se servirá de los últimos días de otra civilización (Babilonia, la puerta del cielo) para, con una prosa cuidada, ofrecernos un mosaico de mitos, narraciones y problemas filosóficos intemporales ; Terenci Moix paro-


LA NOVELA ESPAÑOLA EN LA DÉCADA DE LOS 80

diará subgéneros muy en boga en nuestros días (los «culebrones », las «revistas del corazón ») para realizar una crítica en clave de humor de los valores dominantes en la España contemporánea. En lo que se refiere a los autores que se dan a conocer fundamentalmente en esta década y a los que todavía no nos habíamos referido en este breve estudio, ya hemos señalado las dificultades existentes para hacer una clasificación temática, estilística o de cualquier otra índole, dada la diversidad de planteamientos narrativos que se dan no sólo entre ellos, sino, muchas veces, en un mismo escritor de una a otra obra. Nos limitaremos, pues, a una relación significativa, a nuestro entender, de algunos de los autores y obras más recientes . Jesús Ferrero (Belver Jim, Opium) utilizará la lejanía de China para que el lector se reconozca en los problemas de los personajes ; Luis Martín Santos (El combate de Santa Casilda, Encuentro en Sils María, La muerte de Dionisos) se servi rá de su bagaje filosófico y cultural para pl antearnos unas obras en las que se aúnan los diálogos platónicos y una parte de la gran narrativa alemana de prin cipios de siglo , con el propósito de ofrecer unas obras donde la acción esté en fu nción del pensamiento y la reflexión fi losófica ; José Antonio Gabriel y Galán (El bobo ilustrado) nos analizará la psi.cología y vivencias de un personaje contradictorio , dotado de aquella tremenda cordura del idiota a la que se refería Machado para retratar otra época con flictiva de nuestro país, en tanto que Adelaida García Morales (El Sur) utilizará los temores y deseos ocultos de nuestra infancia y adolescencia para crear una

obra lírica y emotiva; Luis Landero ocu pará un lugar destacado en la narrativa actual a partir de una sola obra (Juegos de la edad tardía) en la que la oposición clásica entre la realidad y el deseo sirve para analizar nuestras frustraciones cotidianas en un mundo mediocre y ruín ; Antonio Muñoz Molina confirmará la maestría narrativa alcanzada en una obra en la que se conjugaban la novela y el cine negro , el mundo del jazz y una historia de amor (El invierno en Lisboa) en sus novelas siguientes: Beltenebros y El jinete polaco; Javier Tomeo nos presenta un mundo muy personal , con ecos kafkianos, en El cazador de leones y en Amado monstruo. OTROS NARRADORES y OBRAS DE ESTA DÉCADA :

Alejandro Gándara: Punto de fuga y La media distancia. Javier García Sánchez: Continúa el misterio de los ojos verdes, Ultima carta de amor de Carolina van Günderrode a Berttina Brentano , Los amores secretos, y La Historia más triste. Julio L1 amazares: Luna de lobos y La lluvia amarilla. Ig nacio Martínez de Pi són : Alguien te observa en secreto y Antofagasta. Jesús Pard o : Ramas secas del pasado, Cantidades discretas y Operación Barbarossa. Eduardo Mendicutti : El palomo coj o. Man uel Longares: La novela del corsé y Soldaditos de Pavía. Soledad Pu értol as : El bandido doblemente armado, Burdeos y La sombra de una noche. Miguel Sánchez-Ostiz: La gran ilusión y Los papeles del ilusionista. Gregorio Gallego : Hombres en la cárcel. Félix de Azúa: Cambio de bandera. José Luis Giménez-Frontín: Señorear la tierra. José María Meri no : El centro del aire. Raúl Guerra Garrido : La mar es mala mujery La carta. Isaac Montero: Señales de humo.

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LA PRESUNTA UNIDAD DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA HORACIO VÁZQUEZ RIAL Argentina - 1947

UIEN hoy aspire a acceder al conocim iento de un autor nacido en alguno de los países de la América de habla española, se trate del cosmopolita Borges o del etnonacionalista José María Arguedas, deberá abordadar o bien una historia general de la literatura, o bien un estudio particular sobre el escritor que le interese . Esa historia de la literatura será, necesariamente, continental , o, en caso de ser nacional , lo será a partir de la definición de una serie de singularidades que, al tiempo que distinguen, unen al conjunto continental. Y ese estudio sobre el escritor estará, en general , incluido en alguna serie o colección de literatura hispano o latinoamericana, según se la publique a uno y otro lado del Atlántico : en España se habla de Hispanoamérica, y en la América del sur, de Latinoamérica. Es decir, empiece por donde empiece, el lector encontrará una pauta didáctica que establece, a priori , en primer lugar, una diferencia entre la literatura escrita en España y la literatura escrita en los territorios que compusieron su imperio colonial, y, en segundo, una unidad entre las diversas literaturas escritas en Suramérica. Esa diferencia -entre la antigua metrópolis y sus antiguas colo-

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nias- y esa unidad -entre los países ex coloniales- poseen una entidad casi exclusivamente ideológica, de escaso asiento en la realidad, y conviven merced a un acuerdo de conveniencia tácito que permite a unos y otros , españoles y suramericanos , dar curso a prejuicios y resentimientos sin incurrir en la inju ria explícita. Si los suramericanos alienan en el supuesto fracaso de un proyecto político nacional latinoamericano, el fracaso real de cada uno de los proyectos nacionales de los países del continente, los españoles alienan en el reconocimiento de una identidad común a todas sus ex colonias, su ignorancia de las causas de su fracaso como potencia colonial. Ahora bien ; todo ese juego sucio de atribuciones y de apropiaciones de identidad viene legitimado por la vigencia de una noción de nacionalidad casi jurídica, aceptada sin vacilación por un número de estudiosos verdaderamente sorprendente, que podría llevarnos a debatir aquí, por ejemplo, la cuestión de la adscripción literaria nacional de Hernán Cortés: ¿pertenece el gran cronista de Indias a la literatura mexicana o a la española? Esa mentalidad leguleya, de entomólogo o de burócrata, antes que de teóri-


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co, suele sumir a los historiadores de las literaturas nacionales en interminables debates del tipo: ¿es Conrad un escritor británico o un escritor polaco? Y Kipling , ¿es británico o indio? D.H. Lawrence, no el de Womwen in love o Lady Chatterley 's lover, sino el de la serpiente emplumada, ¿puede ser estudiado en el ámbito de la literatura mexicana? ¿Y el Graham Greene de The power and the glory? Polémicas de esa especie -que , en última instancia, giran siempre en torno de la prioridad de la lengua, el lugar de llegada al mundo, o la temática, en orden a la clasificación-, son más corrientes de lo que se podría suponer a pri mera vista. Existe un caso paradigmático para la ilustración de la vanidad y la endeblez de esas discusiones y de sus resultados ; el de William Henry Hudson , cuyas obras So far and long ago y The purple land son citadas en las historias de la literatura argentina como clásicos nacionales . Curiosamente, en el caso de las literaturas de Hispanoamérica y de España, son escasas las polémicas de atribución: Cortés, por insistir en el ejemplo , se cuenta siempre en el capítulo de la literatura colonial mexicana (capítulo que es, en sí mismo, un adefesio ideológico); la nación mexicana se dota de un pasado y serena su espíritu , a la vez qUe la nación española renuncia a gozar como propios los documentos confidenciales -que no otra cosa son las Cartas de relación, de Cortés- encargados por un monarca español a su agente conquistador en territorios colonizables. No obstante, esa paz en que conviven , al parecer, España y sus antiguas colonias no explica ni justifica nada. Otra sería la situación , tal vez, de haber obtenido Cervantes, en su día, el permiso que solicitó para pasar a las Indias ; en cuyo caso, el Quijote hubiese sido escrito en América.

No planteo aquí la necesidad de analizar el grado de adecuación que la clasificación usual de las literaturas en lengua castellana posee en relación con las realidades históricas en las cuales esas literaturas se producen , con el ánimo de reformarla, proponiendo una clasificación alternativa, sino con el exclusivo propósito de formular un esbozo de crítica de sus fundamentos. Fundamentos que son , a la vez, los de todas las historias de literaturas nacionales. Si interesa reflexionar especialmente acerca del fenómeno de los que se ha acordado llamar literatura latinoamerica -el conjunto de los que han escrito, en lengua castellana, en los países de América al sur del Río Grande , autores nacidos en ellos, en los quinientos años que han transcurrido desde la llegada de Colón al continente-, es debido a que ese rótulo abarca un grupo de procesos que aún se están desarrollando, que aún no se han completado, cuando parece probable que las estructuras históricas que les dieron origen sufran modificaciones lo bastante profundas como para alterar su esencia. Se trata, pues, de formular la crítica de las historias nacionales de la literatura -es decir, de las nociones que han llevado a imaginar la literatura como una serie de encadenamientos culturales, con eslabones causa-efecto , que han tenido lugar en el interior de espacios territoriales y/o políticos cerrados-; de formu larla en la época de la crisis termi nal del modelo de Estado nacional que ha sido propio del capitalismo hasta la etapa imperialista; y de formularla en relación concreta con las literaturas de Suramérica. Galvano Delia Volpe, en su Crítica de la estética romántica, señaló en su día las condiciones de la creación de la falacia de las culturas y las literaturas naciona95


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les. El Romanticismo realizó la más profunda de las reformas del pasado emprendida jamás en la historia de la humanidad , para poder establecer el factor nacional como condición de la identidad de l individuo . Con el Romanticismo nacen , por ejemplo, dos nociones contradictorias que apuntan al mismo fin : la que propongo denominar de la Antigüedad vulgar, una suerte de limbo ahistórico en que habrían sido sentadas las pautas fundacionales de la cultura de Occidente, sus valores éticos y estético.s, y simultáneamente, la de las antigüedades nacionales, la que convierte a Séneca en español y al monje Alcuino de York en francés . Entre la Antigüedad vulgar, de inexistencia probada, pero de gran predicamento en el cine histórico y en la novela histórica -subgénero nacido tamb ién del Romanticismo-, y los Estados nacionales modernos, el Romanticismo situó los Siglos Oscuros -la Edad Media vulgar-, una nada social e intelectual en cuyos sótanos ferméntó , sin embargo, la luz, en forma de volkgeist. Pero la lúcida lectura de Delia Volpe fue hecha hace más de treinta años, cuando ni él ni nadie podía prever que el siglo XX presenciaría la crisis, probablemente final , de la organización del mundo alrededor del eje de los Estados nacionales surgidos con la modernidad y desarrollados con el capitalismo. Con los Estados nacionales, han de perecer las utopías surgidas a su amparo y los proyectos revolucionarios diseñados en su marco, mandando al basurero de la historia conceptos tales como «el socialismo en un solo país» -sea lo que fuere lo que en esa fórmula implique el térm ino «socialismo-» o «liberación nacional» -sea lo que fuere lo que en esa fórmula impliquen sus dos términos-o Los nacionalismos han entrado ya en un pro96

ceso de transformación que revela desplazamientos del lugar social de la irracionalidad: ya no operan en el ámbito de los enfrentamientos entre Estados, sino en el ámbito del cuestionamiento de los Estados existentes. No obstante , con servan lo que les es esencial : la tendencia a la exacerbación de lo diferencial y la oposición a toda integración en espacios socio-históricos mayores. LA CRISIS DE LOS ESTADOS NACIONALES Hasta hace no demasiado tiempo, anarquistas, socialistas y comunistas, es decir, las izquierdas todas, abogaban por la supresión del Estado . Las diferencias entre unos y otros se relacionaban fundamentalmente con el momento adecuado para la abolición de las instituciones y con algunas' de las condiciones que debían conjugarse para permitirla: un cierto grado de abundancia, que se tradujera en reparto de riqueza, y no de pobreza, y un nivel de desarrollo de la conciencia general suficiente para dejar solos a los hombres sin que se asesinaran entre ellos, cayeran en la promiscuidad o se sumieran en los más hondos abismos de la corrupción. Lo que las izquierdas esperaban , pues, era la superación objetiva de' las condiciones que hacían necesaria la existencia de un poder, a la vez protector y represor, aun cuando no hubiese consenso acerca de su definiCión: para los anarquistas, la liquidación del Estado y la del capitalismo serían simultáneas, puesto que hacían coincidir la esencia del Estado nacional con la del Estado nacional burgués; para los comunistas, sobrevendría después de la dictadura del proletariado, del socialismo -que debía defenderse desde el Estado para sobrevivir en un solo país mientras la revolu-


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ción no fuese un fenómeno de dimensiones planetarias- y del comunismo, paralelo a la superabundancia de bienes materiales ; para los socialistas, se trataba de una utopía intemporal , postergada sine die, con todas las esperanzas puestas en una fórmula pedagógica que convirtiera a las masas en conjun"tos de individuos lúcidos" Entre tanto , el Estado era para todos los militantes de vanguardia, lo supieran o no, lo quisieran o no, el lugar de realización de sus batallas a corto plazo, desde la jornada de ocho horas hasta las pensiones, pasando por las luchas antimperialistas, centradas en políticas nacionalizadoras del capital. Consecuentemente, las derechas, en idéntica etapa, intentaban una transformación distinta del Estado ; su reducción al papel de aduanero -y esto , según cómo-, gendarm e y aval de la empresa privada, CIntes que como árbitro imparcial y respaldo de las conquistas de las clases más pobres. En esas condiciones , era concebible, esperable y hasta deseable, en su relación con las posturas antimperialistas y ia noción de liberación nacional , un cierlO nacionalismo cultural. Como tantas veces en la historia, la realidad ha dejado atrás todas aquellas propuestas y el Estado está sufriendo en los países desarrollados -lo que significa que pronto lo sufrirá en el conjunto del planeta- una transformación esencial que lo convertirá, en un plazo más breve que lo que se puede imaginar, en algo distinto; que lo hará desaparecer en su fo rma conocida ; que redistribuirá el poder y generará nuevas maneras de ejercerlo . El régimen de fronteras nacido de las revoluciones burguesas , por ejemplo , está en vías de extinción a partir del momento en que se instauran grandes

áreas de mercado, supranacionales, que, a su vez, producen estructuras políticas de su mismo nivel, y se acompañan de los sistemas defensivos correspondientes. Los ejércitos se desarrollan , pues , hacia arriba, hacia las organizaciones de zona, continentales o aún más amplias , al tiempo que las policías se desarrollan hacia abajo, hacia los planos autonómicos, municipales o privados, ya que la . seguridad no sólo puede integrarse en los costes de producción , sino que resulta, una vez dado ese paso, lo bastante rentable como para constituirse en el producto único de algunas empresas. Simultáneamente , tiene lugar un desplazamiento de las pulsiones generadoras de los nacionalismos , desplazamiento que conduce del nacionalismo como factor de consolidación al nacionalismo como factor de debilitamiento del Estado. Si en los años veinte y treinta de este siglo, la mayoría de los nacionalismos eficaces, es decir, de los nacionalismos cuya expresión política constituía una alternativa cierta de poder, nacían de la exaltación de nacionalidades coincidentes con , o derivadas de, los Estados nacionales y sus planes expansivos -piénsese en Alemania, en Italia, o en la Unión Soviética de Stalin , la de la Gran Guerra Patria-, hoy, los «sentimientos» nacionalistas se proyectan en otros niveles. Solapándose con los restos de los nacionalismos tradicionales, ya anacrónicos , y contemporáneamente al señalado debilitamiento de los Estados nacionales , se ha ven ido expresando una serie de nuevas o renovadas pulsiones del mismo sentido: étnicas, culturales, de restauración o insatisfacción histórica y supraestatales. En esa serie se inscriben las reivindicaciones de las llamadas «naciones sin Estado», el movimiento pan islámico - en el cual se manejan los conceptos de «nación árabe » y «nación 97


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musulmana»- , el nacionalismo continentalista latinoamericano y todos los demás movimientos étnicos sub o supra estatales, que cuestionan , por sus mismos objetivos expresos, la estructura territorial de los Estados existentes -piénsese en Sendero Luminoso o el Frente Tamil-. Si se pretende esbozar una crítica de la historia de la literatura, y, en consecuencia, de la historia de la cultura en los países del subcontinente, tal como se la ha desarrollado hasta la fecha, se impo., ne, pues, empezar por la crítica de la idea . de «nación latinoamericana >~, que tanta fortuna ha hecho en las tres últimas década. LA IDEA DE «NACiÓN LATINOAMERICANA» Entre 1492 Y 1824, los territorios que hoy corresponden a los pa íses de Sudamérica, excluido el Brasil , formaron parte de la América española, que suele ser tenida por una unidad política. Después de la independencia, hubo allí veinte Estados. Ello ha hecho creer a algunos ideólogos , inclinados a una visión excesivamente conspirativista del capitalismo, en un vasto plan de «balcanizaci ón » subyacente a las luchas independentistas. Jorge Abelardo Ramos, en su América latina, un país, por ejemplo, razona que el proceso tuvo por objeto «desarticu lar en ve inte repúblicas impotentes la gran nación latinoamericana ». Imposible es, desde luego, objeta Milcíades Peña (El paraíso terrateniente), «desarticular lo que nunca estuvo articulado, y nadie puede decir co n seriedad que la América colonial fuera una gran nación latinoamericana, porque eso equivaldría a afirm ar que la India y Norteamérica eran una misma nación por pertenecer ambas a la coron a británica». 98

¿Qué unía a las colonias españolas de América entre sí? La sumisión a la corona, la lengua única -no siempre única; aunque sí oficial- y la religión -en la misma medida que la lengua-. En modo alguno estaban unidas económica ni administrativamente. La unidad económica, por cierto , hubiese bastado para crear un Estado nacional , superando las barreras administrativas, de haber sido éstas producto de una razón puramente burocrática. No lo eran . Si la soberan ía española no podía ser ejercida en forma unitaria, tampoco pod ía haberlo sido la soberan ía de un Estado independiente de España. Y España no podía regir el continente como un ún ico virrein ato porque se opon ían a ello la extensión y la variedad de los territorios. Las naciones de Hispanoamérica no son idéntica . difieren en la misma medida en que difieren los rasgos productivos y la herencia de cada zona: ni Bolivia es un país ganadero, ni la Argentina es un país minero, aunque ambos sean exportad res de materias primas , ni el peso del legado precolombino es igual en los do . Quienes, como el citado Ramos, soctienen la posibilidad de que la América española constituyese una sola nación, term inan por atribuir a los líderes independentistas un proyecto estatal co ntinental. Ramos sugiere la encarnación del mismo en la figura de Bolívar a partir d ,1 Congreso de Panamá, en 1826, que el Libertador, en realidad , había convocado con la finalidad de concertar acuerdos entre los Estados soberanos emancipados de España para una defensa com ún. Tal defensa se demostró innecesaria después de Ayacucho. Bol ívar debía de entender mejor que nadie la inviabilidad de tal proyecto , ya que había escrito en 1815 que «no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por el momento regido por una gran repú-


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blica. Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación, con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y una religión , deberían por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse , mas no es posible porque climas remotos , situaciones diversas, intereses opuestos y caracteres desemejantes dividen a la América » (citado por Vedia y Mitre, Historia de la unidad nacional). Mariano Moreno, que en su momento abogó por la creación de unos Estados Unidos del Sur o de un Estado del Sur, federativo , abarcando las jurisdicciones del Virreinato del Río de la Plata y la Capitanía General de Chile, estimaba quimérica la formación de un Estado conti nental. Por su parte , Bernardo de Monteaguado hizo tímidas propuestas de federación a los fines de la defensa. Los Estados nacionales nacen como l onsecuencia del desarrollo mercantil de un territorio y son la expresión jurídica de la soberanía, tanto política como económica, de un sistema con un mercado propio , un régimen productivo capaz de poner mercancías en el mercado mundial , y de adquirir otras, y una zona militarmente controlable , tanto hacia el exterior como hacia el interior. Los Estados federativos surgen de la comunidad parcial o total de intereses entre entidades menores previamente existentes. Esta comunidad de intereses no se planteó nunca en Suramérica. Es oportuno reproducir aquí las palabras de Alberdi (Obras selectas) sobre el particu lar: «oo. las naciones de América del Sur, aunque hablando una lengua y teniendo las mismas leyes y costumbres, la misma religión y origen , no están ligadas entre sí por intereses y necesidades

mutuas (oo.) Cada República de América tiene mayor uniformidad con Esuropa que con otras repúblicas del mismo suelo (oo.) Cada Estado de Sudamérica puede dispensarse de los otros , pero no de Europa». Alberdi , con la lucidez que siempre le caracterizó, definía así, en los términos de su tiempo , las relaciones entre países de desarrollo desigual dentro de la economía-mundo , relaciones que siempre se establecen entre países centrales y países periféricos o, todo lo más , entre países centrales , pero nunca entre países periféricos. En aplicación de un viejo , pero todavía útil esquema, la situación se puede expresar diciendo que los productores de materias primas necesitan productos manufacturados, pero en ningún caso otras materias primas , que no están en condiciones de elaborar, en tanto los productores de manufacturados necesitan materias primas y pueden necesitar otros manufacturados. Así, el carácter periférico de las economías latinoamericanas deviene impedimento estructural para la unidad . LA UNIDAD DE LA LITERATURA LATINOAMERICANA En 1959, la Revolución Cubana vino a reforzar la vieja idea de la nación latinoamericana, de la unidad continental , en función de un proyecto de organización poscapitalista común: con Cuba, la finalidad unitaria y la socialista deven ían una sola. Entonces, la Casa de las Américas , lugar común de los intelectuales del' continen- . te, encarnó esa promesa. En la Casa de las Américas, y como americanos, confluyeron en los años sesenta escritores preocupados por la necesidad de cambiar la realidad de sus respectivos países. Por cierto, también fueron muchos los intelectuales españoles antifranquistas que vieron en ella un ámbito propio . 99


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La Casa de las Américas dio por sentada desde un principio, y tuvo por fundamento de su misma existencia, la veracidad de la noción de literatura, y aun de cultura «latinoamericana» o «hispanoamericana», entendidas como globalidad o como prueba de un estado de cosas cultural , supuestamente materializado en el llamado boom de los años se~enta , un fenómeno que debe ser considerado en su vertiente política antes que en su magra expresión literaria: ocho o diez escritores verdaderamente grandes en un total de veinte países. Ahora bien: la historia de los últimos treinta años no sólo no resultó en un avance hacia la unidad continental , sino en una acentuación de las diferencias regional~s. A nadie escapa, y menos a los dirigentes políticos progresistas de cada nación latinoamericana, la diversidad de los destinos de, por ejemplo, Ecuador y Srasil , o Nicaragua y Argentina. Sin embargo , pese a que lo único que . por el momento tienen en común los países latinoamericanos , aparte la lengua metropolitana, es lo trágico de su situación -la condición periférica de sus economías, estructuralmente opuesta a la unidad ; los populismos ; la escualidez de los mercados internos ; la debilidad de la institución estatal-, es posible que en el futuro se avance hacia zonas de mercado comunes a dos o más Estados nacionales, e inclusive hacia una organización subcontinental o continental. El Pacto And ino representó ya un paso en ese sentido ; no obstante, a nadie se le ocurre , ni falta hace, hablar de una «literatura del pacto andino ». Aun cuando llegara a establecerse un mercado común latinoamericano, no tendría por qué tener una traducción directa en una cultura común , ni en la generación de un régimen literario, un sistema de tradiciones 100

único, en que cada escritor se reconociera en una suma de pasados. El mercado común europeo no tiene correlato en una literatura europea de nuevo cuño, y no existe institución capaz de integrar en un mismo plano histórico la novela indigenista y las mitologías suburbanas de Sorges. Las literaturas de los países de América latina nacieron bajo un signo común: el signo general, mundial , del Romanticismo . Es decir, nacieron en las mismas circunstancias que las demás literaturas nacionales de Occidente. Pero ni siquiera ese inicio común dio lugar a un desarrollo paralelo de la prosa en todo el territorio continental. Amalia, María y Cecilia Valdés son las señas primeras de las novelas argentina, colombiana y cubana, mas ninguna de ellas representa el punto de partida de la n~vela paraguaya, o boliviana, o peruana. Ni de la mexicana, que, mucho antes, en 181 , había iniciado su andadura con el Periquillo de Fernández de Lizardi. Sin duda, Martí prefigura a Lezama Lima , como Sarmiento prefigura a Sorges. Pero la distancia entre el últi mo y el primero , entre Marti y Sorges , es tan grande como la que media en tre Sarmiento y Lezema. Dos a dos, pertenecen a regímenes literarios diferentes. y no de manera inconsciente. Sorges crea su imagen de Suenas aires a partir de Carriego, a cuyo estudio consagra su primer libro en prosa. Paz asume más tarde su tradición , pero no puede evitar explicarse a través de Sor Juana. En modo alguno Carriego forma parte de la identidad cultural de Paz, ni Sor Juana concurre como antecedente decisivo a la lectura de Sorges. Por cierto, Martí y Sorges, por caminos distintos, están anunciados en Quevedo, y la sombra de Góngora pesa sobre cada frase de Lezama. Si hay figura próxi ma


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a la de Sarmiento es la de don Miguel de Unamuno. ¿Significa esto que la literatura española puede constituir el referente y, por ende , el obligado punto de confluencia de las literaturas de la América latina? Para responder a esta pregunta, hay que considerar las relaciones entre los escritores hispanoamericanos y la tradición . EL ESCRITOR HISPANOAMERICANO Y LA TRADICiÓN En una clase dictada en el Colegio Libre de Estudios Superiores, que en 1932 fue recogida en Discusión (<< El escritor argentino y la tradición »), decía Borges , enfrentado a esta misma cuestión, que «nuestra tradición es toda la cultura occidental ». Por eso, precisamente, podemos decir que las literaturas mexicana y argentina pueden dispensarse la una de la otra, pero no del conjunto de regímenes literarios al que las dos pertenecen , un conjunto que hoy hay que reconocer más amplio que el que Borges concebía hace sesenta años como «cultura occidental »: la proximidad que dos autores tan dispares como Rulfo y Onetti guardan con Faulkner está directamente ligada a la circunstancia de mestizaje que los implica a los tres. Un mestizaje cada vez más abarcador y de muy antigua data, aunque sólo se lo reconozca de tanto en tanto y con reti cencia. En 1492 se incorporó a la cultura occidental el mundo precolombino, por obra de una nación europea en que la huella de árabes y judíos todavía es vis ible : ochocientos años no son en ningún caso poco tiempo . El proceso posterior, con el auge de las economías de plantación y de la minería, trasplantó a Occidente , por la vía de América, pue-

bias enteros del Africa y del Asia cuya presencia en el Caribe, en los Estados Unidos y en la costa meridional del Pacífico ha dado lugar a nuevas formas culturales y nuevas realidades étnicas. Esa presencia ha sido tan determinate para Occidente , como la de Occidente lo ha sido para las naciones del ámbito asiático y africano. Nadie puede negar la pertenencia de Senghor a la poesía occidental de lengua francesa, ni poner en duda la peruan idad del presidente Fujimori. Menos aún podría nadie rechazar el hecho evidente de que un produc'to directo del espíritu de la ilustración , como lo es el marxismo, ha alcanzado importantes desarrollos en este siglo en el pensamiento de Mao Zedong o de Ha Chi Minh -desarrollos perfectamente vivos, se esté o no de acuerdo con ellos, en algunos movimientos políticos latinoamericanos- como resultado de un esfuerzo de síntesis que derivó en la incorporación al materialismo dialéctico de no pocas formulaciones del confucianismo e, inclusive, del budismo . El Quevedo que se revela en Martí y en Borges es consecuencia española de un desvío que se inicia en la poesía y en la razón de Italia, así como Daría es con secuencia, desde Nicaragua y para la lengua castellana, de un desvío que se inicia en la poesía y en la razón francesas. Por todo eso tenemos que afirmar con Borges que «nuestro patrimonio es el universo ». CONSIDERACIONES FINALES Todo escritor, a finales del siglo XX, es un punto de cruce de procesos que involucran al planeta y a todas las culturas que en él subsisten . Si a él, y por tanto a sus lectores, que son el mundo , interesa el modo en que se lo estudie y se 101


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lo clasifique, es porque su obra, entre otras cosas, será producto de la comprensión que tenga de la mirada de los demás, sea para asumirla, sea para rechazarla . Se trata, pues, de establecer un marco más preciso y, a la vez, más duradero que el de las literaturas de Estado. Entendiendo que ese marco es el de lo que, con la intención de completar la idea de «sistema literario », historizándola en un sentido integral, podríamos llamar «régimen literario» de un escritor: suma de sistema, lengua, cultura nacional , recepción de lenguas y culturas distintas, elaboración de las tradiciones precedentes, etc. No son pocas las obras de esta época que nacieron del rechazo de un hombre por su cultura de origen: ahí están los casos, paradigmáticos y obvios, de Juan Goytisolo y Thomas Bernhard . El recha-

zo nace de un saber, de una conciencia; una cultura es el conjunto de lo que conoce (y posee) , tanto como de lo que ignora (aquello de lo que carece) : el rechazo del creador lo es a un tiempo del conocimiento y de la carencia; es un rechazo constructivo, reparador, que se actúa en la sustitución de una identidad atribuida por una identidad elegida, necesariamente nueva y superior a la precedente. La crítica del actual tratamiento de la historia de las literaturas de los países hispanoamericanos , fundado en una visión continental que, a un tiempo, las une entre sí y las separa de España, debiera resultar en una clarificación de las relaciones entre los diversos sistemas en juego y de los vínculos fijados por la lengua común , por una parte. Por otra, en un restablecimiento de la imagen de los lazos que unen a esas literaturas co n las del resto del mundo.

" CALAVERAS .. , DE POSADA

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GALINDEZ: ENCRUCIJADA ENTRE LAS AMÉRICAS Y ESPAÑA MANUEL QUIROGA CLÉRIGO España - 1945

ANUEL Vázquez Montalbán nos ofrece en «Galíndez» 1 una muestra más de su importante quehacer como hombre de letras, al tiempo que advertimos su interés por adentrarse en determinados terrenos político-sociales que pocas veces nos son mostrados con la minuciosidad que aquí nos es dada a conocer, permitiéndonos, además , reflexionar, en torno a algunos aspectos de las relaciones entre España y las Américas. No es sólo un intento de investigar la desgraciada desaparición de Jesús de Galíndez, en 1956, sino de contarnos una historia en la cual va a destacar la labor de esa jovencita que, precisamente, se dedica a rastrear las circunstancias en que desapareció Galíndez y los interrogantes que plantea el que un representante del Gobierno vasco en el exilio pueda evaporarse en Nueva York sin dejar una pista, de ningún tipo , y con las pruebas, nunca desveladas, que implican a las autoridades de la República Dominicana en el exterminio de tal hombre, crítico con la labor del Generalísimo 1 Manuel Vázquez Montalbán : GALlNDEZ. Seix Barral. Barcelona 1990. 355 págs. Premio Nacional de Narrativa 1991 .

Trujillo, quien no parecía dispuesto a dejar pasar ninguna oportunidad para dar «su » merecido a los irrespetuosos con su forma de gobernar y lo que él calificaba como sacrificios en favor del pueblo dominicano. Muriel Colbert, una universitaria, trata de conocer las circunstancias de la desaparición del político vasco y llega, incluso, hasta el lugar en que se levantó un monolito en su memoria. Esto supone que la figura de Galíndez suscitó especial interés en diversos ámbitos, desde , por supuesto , la Universidad hasta las cúpulas políticas de varios países. Los negocios de Galíndez en Chile o sus relaciones en las alturas del Departamento de Estado norteamericano, representando al Partido Nacionalista Vasco , o su dedicación a organizar grupos de lucha antifranquista en Nueva York, son sólo datos de una vida de acción , que no le privó de presentar una tesis sobre Trujillo en la Universidad de Columbia, posiblemente el último motivo que desencadenó su secuestro y desaparición. Había trabajado como «profesor de Derecho y abogado laboral ista» en la República Dominicana, cuestión que también le enfrentaría de manera decisiva a los poderes públicos de aquel país. 103


MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

Pero si no encontramos una explicación sobre el destino último del cadáver ' de Galíndez, sí quedan al descubierto las tramas que fueron conduciendo a la deteriorada situación en que fué posible el suceso. Todo aparece muy gráficamente expresado en la parodia de juicio que, con el dictador Trujillo como especial interlocutor, tiene lugar hasta que se pronuncia la frase final , tal vez parte de la ficción novelística, y resumen de una condena categórica: «Que le den chalina». Lo horca representa el castigo a las actividades de Galíndez . Pero no es menos cierto que la intervención de otras personas en su desaparición , como «Murphy y De la Maza ' (que) estaban complicados en el transporte a la República Dominicana de alguien relacionado con la desaparición de Galíndez », es otro eslabón de la inter.vención de agentes diversos en este oscuro episodio ; incluso se juega con la posibilidad de que Galíndez fuera confidente de los servicios secretos, tema del libro «El caso Galíndez », de Manuel de Dios Unanue. A través de los datos biográficos que Vázquez, Montalban aporta parece más razonable que el jurista vasco estuviera, por entonces, más interesado en dar cIases de su disciplina en la Unversidad de Columbia. Ello supondría algo así como la culminación de su labor intelectual , interrumpida por la guerra civil de España. La introducción de protagonistas como el embajador Merry del Val , justificando la desaparición de Gal índez por cuestiones personales, queda lejos de la actuación de Sánchez Bella «<Insidioso , trujilIista a fuer de franquista, odiando a Gal índez por el simple hecho de ser un problema diplomático, molesto por todo lo que molestara a Trujillo»), que lamenta el revuelo de esta desaparición y cali104

fica al vasco de «un oscuro profesor», con el mayor desprecio , justificando incluso cualquier actuación dirigida contra él , simple enemigo político . Actuaciones similares aparecen en otros embajadores , como Areilza y Spottorno, como si existiera una conspiración a favor de la desaparición de quien se con sidera consumado antifranquista. Resaltan episodios como el de Voltaire , personaje transmutado en co nfidente, que pasa de colaboracionista con los servicios americanos a abandonado por éstos en el camino a ninguna parte de una investigación luego silenciada Por él conocemos parte de los desmane. que se han llevado a cabo no sólo en el Caribe , sino en otros lugares de la América Hispana, y que son producto d las acciones del imperialismo yanq uI mangoneando en todo el universo , des de el estrecho de Bering hasta Berlín desde Hong-Kong a Lima, con una patente de corso nunca disimulada Recordemos episo.dios como la invasión de la Isla de Granada, el hostigamiento a los sandinistas en Nicaragua, los crí· menes en el Chile de Pinochet, la complacencia en la guerra sucia de los mili tares argentinos, el apoyo a los escu adrones de la muerte en tantos lugares, el apoyo a más de una dictadura o la firme y continuada presión a la Cuba castristao Pero si Voltaire igual aparece en Perú aliado de Velasco Alvarado que en Miami , no por ello deja d.e estar lejos de los exiliados vascos, en un intento de comprender la actuación de Galíndez y los móviles de su desaparición . Es un curioso personaje que dice de sí: «En usted me conozco a mí mismo, recupe ro a aquel jovenzuelo idealista que se apuntaba a todas las causas nobles del mundo ». Voltaire aparece como el prototipo de luchador infatigable, como el propio Jesús de Galíndez, que si no estu-


GALíNDEZ : ENCRUCIJADA ENTRE LAS AM É RICAS Y ESPAÑA

va en las trincheras sí se puso al frente de cualquier acto que pudiera desbancar al franquismo . Sin embargo , el hecho de que tras la muerte de Franco no se llevara a cabo investigación oficial alguna en torno a la desaparición de Galíndez y que, sólo sus paisanos, le dedicaran algunos homenajes póstumos, alabando su quehacer com o hombre del PNV, y como protagonista de una continuada oposición a la situación española, dice poco en favor de la actual democracia, ya que levantar un monolito en el valle de Amurrio , recordando su calidad de hijo y nieto de vascos, no parece generosa recompensa para quien pasó casi veinte años de su propia vida extrañado de la Patria y perseguido por el simple hecho de no aceptar una España de sombras, prohibiciones y lutos que, como a otros muchos, repugnaba. La de Galíndez podría ser considerada vida típica del aventurero que, perseguido por sus ideas políticas , trata de encontrar un lugar donde trabajar por la recuperación de las libertades cueste lo que cueste . Se convierte en un mito viviente que , al tiempo que molesta a quienes le persiguen, es admirado por aquellos que tienen sus mismos objetivos, es decir, derribar la dictadura que ha usurpado geografías y destruido haciendas para instalar la crueldad de nuevas políticas y diferentes modos de vida, como si de una nueva colonización del país se tratase por personas completamente fuera de la realidad social y sin más razón que la brutalidad de las armas. El trujillismo se vé necesariamente aliado con los representantes de la España oficial de ese tiempo y pugna, con todas sus fuerzas y aliados posibles, para hacer desaparecer a tan singular fig ura , lo cual logrará con los peores métodos. Sucede lo contrario de lo pre-

conizado por las películas yanquis : el criminal es el que gana, el que queda impune. Se trata del crímen perfecto, de la perfecta inquidad . En este sentido el relato de Vázquez Montalbán es exquisito. Va acorralando al protagonista hasta el momento de una muerte, silenciosa y magn ificada por la clandestinidad oficial. Da la impresión que mantener este silencio a perpetuidad sobre el paradero de Galíndez es una cuestión de prestigio para los asesinos, quienes de una forma sagaz y casi carente de violencia son capaces de exterminar a un ser humano por el sólo hecho de tener ideas diferentes. Poco habían aprendido de los postulados cristianos de los misioneros españoles y mucho de quienes en la tierra de conquista dedicaron sus principales esfuerzos al exterminio de razas y culturas en nombre de la llamada civilización occidental. La figura de Gal índez queda ensalzada tanto por su valor histórico , el hecho de ser el representante vasco ante el Departamento de Estado norteamericano, como por sus resonancias intelectuales, que le llevarían a ser estimado en los ambientes universitarios. Su secuestro , posible tortura y desaparición en la República Dominicana, a manos de avezados esbirros del General ísimo Trujillo, pasa a ser el dato triste, trágico, de una vida dedicada a los demás, a su pueblo, a unas ideas que, como una vez dijera Fidel Castro, sólo la historia puede juzgar. Pero si alguna enseñanza queda de todo este desgraciado episodio es el breve análisis de las relaciones , siempre en desequilibrio, de España y las Américas . De pretendidamente pacíficos descubridores, los españoles pasaron a ser temi bles colonizadores. Poco o nada se valoró su labor de urbanistas, higienistas y educadores . El tiempo ha ido dejando que incluso en algunos lugares la lengua 105


MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

pase a un segundo plano , ante el arrollador avance furibundamente mercantil y tendencioso del inglés. Es de destacar epopeyas como la de Puerto Rico, Estado Libre Asociado al coloso, y su denodada lucha por conservar el castellano como lengua oficial , frente al abandonismo de Manuel López Quezón y compañía entregándose con todos sus bagages a los norteamericanos y reduciendo el español a una secuela pobre y abandonada en las viejas estanterías, luego demolidas por sus guerras intestinas. Frente a la preocupación de la Generación del 98 por la pérdida de las colonias y el caos cultural que se avecinaba al ir a caer, inexorablemente, las nuevas naciones bajoJa influencia directa de los Estados Unidos , se nos viene ahora a o.frecer una celebración pomposa que poco dice en favor de· un acercamiento cultural de la «otra orilla», como la llamó Agustín de Foxá, con esta, tantas veces denostada, historia de abandonos que se 'lIama España. Porque si es cierto que Méjico , Argentina, Uruguay y hasta Brasil , dieron calurosa acogida a los defensores de la legalidad republicana, años después personajillos como Pinochet iniciarían una vuelta atrás en su propia realidad al asumir posiciones que la democracia española ya estaba negando. Tras la guerra civil la realidad cultural española se convirtió en literatura clandestina y sólo editoriales como Ramón Sopen a, en Argentina, y Espasa Calpe, con su especial vehículo denominado Colección Austral , en Buenos Aires y Méjico, además de Monte Avila Editores, en Caracas, y otra reducida nómina, fueron capaces de poner al día nuestros clásicos o lo más preciado de la labor literaria de siglos pasados, en obras que conformaban de una manera directa la más importante historia de la cultura hispánica. 106

Por eso nos parece incalificable el hecho de que Galíndez sea un desconocido para el público medio español, incluso para los universitarios de hace un par de décadas. Ello se debe a la necesidad que tenía la España oficial de propagar otros héroes y otras biografías, al margen de la realidad de un país que renacía política y cultural mente de la cenizas del franquismo calcinante. Y es porque lo que aún aquí se suele den minar Latinoamérica es un historia de ajenidades y miserias. Ya su propio nombre es algo perturbador y disonante, porque, si es cierto que en América del S r conviven más o menos pacíficament descendientes de portugueses y españoles , en cuyo caso el térmi n Iberoamérica es justificado, con hijos y nietos de franceses e italianos, tambié l fue importante la emigración griega, poi ca y turca (bien lo recuerda la gente e Estambul) , y no por eso aquel hemisferi se llama Turcoamérica, igual que fue u falta de criterio y una cuestión de aba dono por parte de los españoles cuan se aceptó la idea del cosmógrafo alem á Martin Waldseemüller de bautizar tod s los territorios con un nombre que harí honor al navegante italiano Améri co Vespucci , cuyo principal mérito consisti' en escribir algunos relatos en los que afirmaba por primera vez , en contra de la idea de Cristóbal Colón que murió n 1506, creyendo que había llegado a las Indias después de haber atravesado el Atlántico, una individual territorialidad e los nuevos descubrimientos. Hispanoamérica está formada por países libres y soberanos. España tiene el deber y el honor de proteger y estimular su cultura, de acercar las posibilidades que las nuevas técnicas dan al desarrollo de las artes gráficas y al estudio de las grafías autóctonas . Sólo de esta manera celebraciones como la del Qui nto


GALíNDEZ : ENCRU C IJADA ENTRE LAS AMÉRICAS Y ESPAÑA

Centenario podrán tener un valor para quienes , hoy, atraviesan los problemas de la incomprensión , las lacras de la guerra y la violencia de las ideas contrapuestas . Si España no lo hace, lo harán otros. Y la instalación , por ejemplo , de la señora Chamorro en Nicaragua no es precisamente una buena noticia para nuestra cultura; detrás están los Estados Unidos con sus .espías y con el regalo de miles de cassetes para que los pobres que aún no aprendieron el castellano en las escuelas , dinamitadas por los rangers , puedan expresarse correctamente en inglés dentro de unos años. Así es como el castellano seguirá retrocediendo, ya no es lengua oficial en algunas ~ esi ones de la ONU desde la salida del r,eruano Pérez de Cuéllar, y en su lugar

aparecerán histerias algo parecidas al idioma de Shakespeare , mientras los libros de Cervantes , Calderón de la Barca o Camilo José Cela, por ejemplo , comenzarán a formar importantes piras de fuego o'serán alimento de las ratas. El que tales cosas tengan lugar en 1992 con un gobierno progresista en España no parece nada lógico, pero peor son aún las perspectivas, ya que tras la caída del comunismo pocos bastiones de indepe ndencia quedan en Hispanoamérica para responder al acoso mercantíl y cultural de los hijos de Washington . Sólo la labor coordinada de personas e instituciones puede lograr que el castellano alcance cotas importantes en países donde el hambre y la deuda externa crecen y crecen .

GRABADO DE 1497. PRIMERA REPRESENTACiÓN DEL NUEVO MUNDO

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EL TEMA DEL ENCUENTRO DE CULTURAS EN LA NOVELA ESPAÑOLA PARA LECTORES JÓVENES ISABEL VISEDO ORDEN* España - 1945

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S . característica fundamental de nuestro tiempo histórico la que po¡:lríamos denominar crisis de las fronteras . La econG>mía, las convulsiones políticas, e incluso los medios de comunicación cada vez más rápidos son los aliados fundamentales de esta situación. Como ~esultado , nuestras ciudades se ven inundadas de múltiples lenguas, gestos, modos de vestir y comportamientos que nos avisan de la irremediable diversidad que parece llamada a ser el nuevo signo de los tiempos . Esta situación nos plantea la necesidad de entender las diferencias y aceptar al «otro». Las reacciones ante este hecho son diversas: sorpresa, curiosidad , comprensión ; pero también , y en no pocas ocasiones, rechazo . Esta actitud negativa obedece con frecuencia al miedo que produce lo desconocido, miedo a descubrir la propia debilidad en lo que nos separa del que vemos «diferente». Para Julia Kristeva, «La violencia con la que hoy se plantea el problema del extranjero está sin duda relacionada con la crisis de las construcciones religiosas y morales. Y se debe especialmente al

' De la Universidad Complutense de Madrid.

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hecho de que el tipo de absorción de la extranjería propuesto por nuestras sociedades se revela como inaceptable par el individuo moderno, celoso no sólo de su diferencia nacional y ética, sino principalmente de su diferencia subjetiva, que es irreductible» (Extranjeros para nosotros mismos, Barcelona, Plaza y Janés , 1991). Así las cosas, será bueno recordar que este fenómeno actual no es del todo nuevo ; han cambiado los modos de encontrarse las diferentes culturas, pero no el hecho mismo de que se encuentren. Basta un repaso a nuestra propia historia para constatar que se ha desarrollado , en gran parte, por una sucesión de relaciones con los más diversos pueblos que han dejado su huella profunda y espléndida en nuestra cultura, pero que, en su momento , no estuvieron exentas de episodios de incomprensión . Por todo lo dicho hasta ahora, en este carismático 1992, puestos los ojos en nuestra sociedad actual y en el futuro que se percibe , me parece que puede ser útil reflexionar sobre unos cu antos libros españoles de ficción dedicados a los lectores más jóvenes , cuyo te ma central es el «encuentro » de las diferentes culturas .


ENCUENTRO DE CULTURAS EN LA NOVELA ESPAÑOLA

La acción de estos libros se sitúa en distintos tiempos históricos: pasado (narraciones de fondo histórico) , presente , futuro (narraciones de ciencia ficción) e imaginario. Notable interés tienen los relatos de ciencia ficción , que con frecuencia plantean problemas de relación y de aceptación de complejas y sofisticadas culturas extraterrestres que, al cabo, no son más que un traslado de problemas muy concretos de nuestro presente a mundos futuros; tal es el caso , por ejemplo, de la novela de Sebastiá Sorribas Los astronautas del Mochuelo (Barcelona, La Galera, 1972). No menos interesantes son los relatos que no se sitú an en un tiempo ni en un lugar concretos y efectúan el mismo traslado de problemas a un mundo imaginario plagado de símbolos ; es el caso de La bruja Doña Paz (Madrid , Miñón , 1988), un librito de Antoniorrobles dedicado a los lectores más pequeños. En tiempo presente se sitúa la acción de la reciente novela de Carmen Martín Gaite Caperucita en Manhatan (Madrid , Ediciones Siruela, 1990), en que una niña neoyorkina descubre su ciudad , pero en su mirada está la personal visión que tiene la autora de la ciudad de Nueva York. Sobre estos relatos volveré en otra ocasión y, por limitaciones de espacio y no de intención , voy a dedicar las páginas que siguen a unas cuantas novelas de fondo histórico. Es sabido que por su situación geográfica la Península Ibérica ha sido lugar propicio para invasiones y colonizaciones; entre las que tuvieron lugar en la antigüedad , la de mayor relevancia es la invasión y posterior colonización protagonizadas por Roma. Los últimos episodios de esta conquista tuvieron lugar en el norte con la anexión por parte de Roma de los territorios de cántabros y astures. En estos tiempos se sitúa la

acción de la novela de aventuras La piedra y el agua (Barcelona, Noguer, 1981), escrita por Montserrat del Amo. La trama de esta novela gira en torno a la peripecia de un niño cántabro-astur llamado Titul , que es separado de los suyos en la confusión que provoca en su tribu la proximidad del ejército romano. Pasado el tiempo encontramos a Titul integrado en una ciudad fundada por Roma y convertido en el afamado arquitecto Tulio . Pese a todo, el personaje no ha resuelto el problema de su identidad cultural , que Montserrat del Amo simboliza en su doble nombre Titul-Tulio. El problema se resuelve cuando la casualidad de un encuentro devuelve al arquitecto a su tribu y decide aplicar los conocimientos aprendidos con los romanos en favor de los suyos: construye presas, canales y acueductos que llevan el agua desde las montañas a la tierra castigada por la sequía. Acabada la obra, el arquitecto abandona la tribu acompañado de Cosla, su amiga de la infancia. Con ella recorre el imperio y llega a hacer grandes obras incluso en la ciudad de Roma. Su identidad es ya muy clara, el personaje ha conseguido aceptar su mestizaje cultural y se hará llamar Tulio el Hispano. El problema que plantea Montserrat del Amo en esta novelita adquiere un sentido más profundo cuando se analizan otros elementos con que se construye el texto. La estructura lineal del tiempo presente de Titul-Tulio se ve interrumpida constantemente por el tiempo pasado de la tribu del personaje . Son las leyendas de Dusco y su esposa Uxora, que explican el origen de su pueblo y ali mentan su espíritu colectivo . Es Dusco el que apresa el fuego en una tormenta, el mismo fuego que mantiene constantemente encendido la tribu y que preside la vida colectiva. Es también el que doma al caballo , el que ven109


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ce al mamut, el que utiliza por primera vez la piedra como arma de caza y el que saca a los cazadores de la montaña y los conduce al valle para hacerlos también agricultores. Mientras Dusco progresa en el dominio de la naturaleza, Uxora va haciendo domésticas las conquistas y es ella la que descubre el valor curativo de las hierbas , el uso de las piedras como objetos caseros, etc ... Las leyendas de Dusco y Uxora representan la historia de los hombres integrados en la tribu, son la memoria colectiva que alimenta al grupo y refuerza su colectividad. Ese espíritu colectivo parece hacerse añicos con la llegada de Roma, que al principio se presenta como una fuerza misteriosa y oculta que divide a los componentes de la tribu y los repliega hacia las montañas. Esta es la situación hasta el regreso de Titul-Tulio y la construcción de su obra. El progreso personal del protagonista, al hacerse colectivo, pasa a formar parte del progreso del grupo y hace aceptable la presencia de Roma. Es evidente que las leyendas que se atribuyen en el texto a esos personajes de ficción coinciden con los episodios más conocidos. del progreso del hombre en la prehistoria, de tal forma, que la tribu de Titul pasa a representar a la tribu humana y el episodio de la obra arquitectón ica de Tulio el Hispano supone un paso más del progreso de la humanidad conseg uido por el contacto con otra cultura, en este caso la de Roma. Así, cuando Tulio el arquitecto se reencuentra plenamente con sus orígenes, se escribe un nuevo capítulo para la historia colectiva y el epi sodio del que dominó el agua pasa a compartir el espacio de la memoria histórica con los episodios atribu idos a Dusco y Uxora. Las obras arquitectónicas de Tulio, es decir, de los romanos , simbolizan el encuentro de este pueblo con los antiguos hispanos. 110

El símbolo de la arquitectura se completa con otros hasta construir un nuevo nivel en el texto. El fuego que simboliza el origen , la historia pasada, el espíritu de solidaridad . La piedra simboliza la naturaleza que el hombre ha de utilizar y controlar para sobrevivir. El agua simboliza la vida y su inevitable discurrir. Al final de la narración , con la piedra sabiamente utilizada se reconduce el agua, pero ese progreso del hombre sobre la naturaleza sólo es válido cuando permanece en la memoria del fuego , capaz de integrar las más difíciles y complejas relaciones de la tribu humana. En definitiva, la novela de Monserrat del Amo viene a ser una reflexión sobre la integración de culturas que considera que puede ser traumática y dolorosa pero también una experiencia necesaria e inevitable en el devenir histórico. Ya en tiempos de la dominación roma na se documenta en la Península Ibéricé' la presencia deuna nueva cultura desti nada a jugar un papel decisivo en nues tra historia. Se trata del pueblo judío La fecha de la llegada de los judíos la península difiere según los distintos his toriadores. Amador de los Ríos supone que llegaron atraídos por el éxito comer cial de sirios y fenicios en nuestras coso tas; también Felipe Torraba, en su libro Los judíos españoles (Edición del autor sin fecha) , da como hecho documentado la presencia de colonias hebreas en tiempos de los fenicios. Pero lo que es indudable es que el número de hebreos en la península aumentó por la destrucción del templo de Jurasalén y, según un historiador hebreo, «de todos los que se dispersaron por el Mediterráneo, los mejo res vinieron a habitar en España y en Francia» (Los judíos españoles, pág . 12) Nuevas invasiones llegaron a Españ3, pero, como es sabido, es la presencia musulmana, junto a la judía, la que co n-


ENCUENTRO DE CULTURAS EN LA NOVELA ESPAÑOLA

tribuirá a configurar ese mosaico de las tres culturas que ha dado lugar a un quehacer cultural de ocho siglos. No es el momento de entrar en hechos puntuales de esa convivencia ni tampoco en valoraciones, pero creo que puede ser útil , como marco de las novelas a que voy hacer referencia a continuación , el recordar que no era extraño en aquel tiempo tener una cultura bilingüe e incluso trilingüe, como atestigua el caso notable del poeta hispano-hebreo de Toledo, Judá Haleví, del que se cuenta que a los trece años sabía ya el hebreo, el castellano y el árabe. Por sus versos escritos en lengua de cristianos se le llamó El Castellano y, según Menéndez Pelayo, es uno de los pri meros poetas con nombre propio en la lengua castellana. (Para más información, ver Los judíos españoles). A los tiempos de convivencia, como es sabido también , siguieron los del desencuentro que nos hacen entrar de lleno en los años complejos que simboliza el de 1492 , cuando soplaron vientos de intransigencia que hicieron difícil la convivencia de las tres culturas y de las tres religiones que las identificaban. Según Angel Sáenz-Badillos, en una reciente valoración de lo que supuso la cultura hebrea para la española ( << 1492-1992. 500 años de la expulsión de los judíos», Revista de la Universidad Complutense, ene ro 1992 , núm . 82) , los Reyes Católicos , ante la difícil subsistencia de las minorías , optaron por la vía 'más «eficaz », aunque también la más «dolorosa» e «injusta», su resultado fue la expulsión. Años después , el episodio se repitió con los moriscos. Con estos dramáticos sucesos históricos como fondo , la escritora Concha López Narváez ha escrito dos interesantes novelas: La tierra del Sol y de la Luna (Madrid , España Calpe, 1984), que recoge el problema de los moriscos, y El

tiempo y la promesa (Madrid , Bruño, 1990), cuya acción se sitúa en tiempo histórico de la expulsión de los judíos. Protagonizan la acción de La tierra del Sol y de la Luna dos familias , la cristiana del Conde de Albeña y la del morisco Diego Díaz. Ambas familias viven los tiempos difíciles de los decretos de prohibiciones para los practicantes de la religión musulmana y de las revueltas moriscas en las Alpujarras. Los miembros de la familia asumen en la ficción las diversas posturas que , con seguridad , debieron darse en la real idad histórica. Junto a estos personajes de ficción aparecen los que realmente protagonizaron los hechos ; entre ellos están el Marqués de Mondéjar, D. Francisco Núñez Muley, D. Luis de Córdoba, Fárax Abém Fáraz. Los acontecimientos históricos separan a las dos familias y hacen imposibl~ el futuro amoroso de dos de sus componentes más jóvenes : la cristiana María y el morisco Hernando. Pese a todo , los lazos de amistad , que vienen a ser eÍlla novela el testimonio de tantos años de convivencia de las dos culturas, no se rompen con la separación, y la novela termina con las cartas que Hernando envía a María desde Africa en el año 1585, cuando ambos son ya ancianos. Cristianos y musulmanes aparecen en el texto bajo el símbolo del Sol y de la Luna. En tiempos de paz, ambos se encuentran cada amanecer quizá en el más bello momento del día. En tiempos de discordia el símbolo es la Luna rota y así aparece descrita por una anciana morisca que hace una mala premonición para el futuro : " Está el Sol pendiendo sobre la Luna; con la ira de sus rayos la quebrará, caerá rota en pedazos sobre la mar y las olas los llevarán a extrañas y lejanas playas » (pág . 138). Al final de la novela le queda a Hernando el deseo de volver a España que se manifiesta con 111


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los mismos símbolos : «Estoy viejo y cansado, cualquier cosa me altera, y me fatigo cuando camino demasiado. Pero todas las tardes, cuando el Sol cae, bajo a la playa y la Luna me encuentra mirando hacia Granada" (pág. 148). En El tiempo y la promesa, la acción se sitúa en la Aljama de Vitoria y son sus protagonistas tres jóvenes amigos: Fernando que es cristiano, Juan que pertenece a una familia de conversos judaizantes, e Isaac que es judío. Los tres personajes sustentan la intrahistoria en los momentos de la expulsión de los judíos. Esta novela de cuidado estilo y muy bien documentada desde el punto de vista histórico -quizá en demasía y de ello se resiente en algún momento la narración- da cuenta de algunos acontecimientos históricos muy curiosos . Forma parte de su argumento la epidemia de peste que, al parecer, se declaró en la ciudad de Vitoria cuando ya estaba publicado el edicto de expulsión , y la generosidad de los médicos judíos que se quedaron hasta el tiempo límite del edicto para atender a sus convecinos. Al final de la novela, cuando la comunidad judía abandona definitivamente la Aljama, sitúa la autora el episodio de la cesión a los cristianos por parte de los judíos de su cementerio , conocido con el nombre de Judizmendi , a cambio de la promesa de respetar en el tiempo aquella tierra. El hecho curioso, que se recoge en un apéndice documental en la novela, es que la promesa se mantuvo durante siglos. Cuando ya en el año 1952 se hizo imposible mantener aislado Judizmendi, no se permitieron las obras hasta que la comunidad judía sefardí de Sayona, descendiente de los expulsados de vitoria, liberó de la promesa a los alaveses mediante un documento escrito. La entrega de Judizmendi a la ciudad de Vitoria bajo promesa es un hecho 112

documentado . Luis Suárez, en su Historia de España (Madrid , Gredas, 1970) , cuq.ndo hace referencia al momento dramático de la salida de los judíos, dice: «Hubo escenas emocionantes. La Aljama de Vitoria dió al municipio su viejo cementerio, Judizmendi, para que le conservase como jardín, a fi n de que las cenizas de los antepasados reposasen tranquilas » (pág. 636) . Felipe Torraba de Quirós aporta más detalles sobre este hecho: «En julio de 1492, poco antes de terminar el plazo para la expulsión , el rabí Moisés Salid, juez de la Aljama, e Ismael Moratán, regidor y procurador, hacían donación graciosa "intervivos" del campo de Judizmendi, "con todas sus pertenencias, entradas y salidas a la ciudad de Vitoria". y Juan Martínez de Olave, procurador de la ci udad , aceptaba, en nombre de ella, la donación " (pág. 160). Creo que la intención de Concha López Narváez en estas dos novelas difiere d la Montserrat del Amo. No plantea el problema de la convivencia cultural como reflexión histórica, sino que utiliza los hecl:los como fondo en el que se quiere destacar la peripecia humana de los pro tagonistas anónimos ; es decir, pone de relieve el conflicto humano vivido en unos momentos históricos difíciles y complejos. He aludido al deseo del reecuentro esbozado en La tierra del Sol y de la Luna, a este tema ha dedicado Carm en Pérez-Avello su novela Un muchacho sefardí (Madrid , Doncel 1970). La novela empieza en Toledo en 1492 con la salida del mercader judío Elías Albazanel y su familia. En el tercer capítulo nos encontramos en el año 1913 con la misma familia afincada en Salónica. Desde este momento, la acción se centra en el adolescente José Albazanel y su deseo de viajar a Toledo para reencontrarse con sus orígenes. El deseo se cumple


ENCUENTRO DE CUL TUR.AS EN LA NOVELA ESPAÑOLA

después de muchas peripecias, en parte motivadas por la primera guerra mundial, y la novela termina con la llegada del personaje a las puertas de Toledo. En la narración insiste la autora en el patrimonio cultural de origen español tan celosamente guardado por los sefardíes. Hace especial hincapié en la lengua yen lo cotidiano -música, nombres de plantas, alimentos, etc.- en que mejor se con.serva la antigua cultura. Por aquellos convulsos tiempos que preludiaban en España la entrada en el Renacimiento , se fraguaban también las condiciones técnicas y las motivaciones económicas y políticas que habrían 'de impulsar los viajes y exploraciones de los europeos entre 1400 y 1600. Sabido es que los primeros intentos apuntaron hacia las rutas de Oriente y que cuando Colón pretendía encontrar una nueva ruta para viajar hacia aquellas tierras, sus naves llegaron a América. Desde este momento se sucedieron los libros que tienen como fondo la descripción de aquellas tierras y culturas desconocidas para los españoles. La sorprendente realidad motiva que se mezclen con las descripciones y en los relatos históricos elementos fabulosos que proceden del mundo de la mitología o de los relatos de aventuras. Como hemos apuntado , incluso las Crónicas, que intentan contar los hechos con rigor histórico , presentan ese peculiar ir y venir de la realidad a la ficción ; tal es el caso, por ejemplo, de la Historia verdadera de las cosas ocurridas en la nueva España, de Bernal Díaz del Castillo. Con la América del siglo XVI como escenario y fondo histórico ha escrito José María Merino su trilogía: El oro de los sueños (Madrid, Alfaguara, 1986), La tierra del tiempo perdido (Madrid , Alfaguara, 1987) y Las lágrimas del Sol (Madrid, Alfaguara, 1989).

Como ya he tenido oportunidad de señalar en otras ocasiones (en colaboración con Emiliano Luna un artículo sobre El oro de los sueños, en publicación conjunta del Departamento de Educación y la Universidad de Nuevo Méjico , actualmente en prensa), las tres novelas reproducen en su ficción ese doble carácter de. los escritos del siglo XVI sobre el tema. El autor utiliza el recurso literario del manuscrito encontrado , que pretende ser una crónica cuyo autor es el adolescente protagonista de las novelas con el que el propio autor se inventa un parentesco en el epílogo que cierra la trilogía. Pero la narración funciona como una novela de aventuras y, además, el texto está plagado de alusiones a los libros de caballerías. Con una referencia al Amadís de Gaula se inicia El oro de los sueños: «Aquella tarde estaba preparando un retel (...) embebido en mi tarea, mi mente recordaba alguna de las aventuras que me narraba el padrino: aquellas de don Amadís, hijo de Perión , rey de Gaula, y de la princesa Elisena de Inglaterra. Quizá hasta murmuraba, sin darme cuenta, frases del famoso caballero, a punto de emprender singular combate con su hermano Galaor, sin reconocerle " (pág. 10). También tienen parte fundamental en la construcción de las novelas los mitos y noticias sobre tesoros fabulosos que animaron no pocos hechos reales en América y que son la motivación de los personajes de la ficción novelesca. El hilo conductor de los tres relatos es su protagonista, Miguel Villacé Yólotl que es hijo de un español que llegó a Méjico con Hernán Cortés y de una meji cana. Las aventuras se suceden en una serie de viajes: se inician con una expedición recuerdo de la de Hernando de Soto a las tierras de Florida, relatada por el Inca Garcilaso en La Florida y que se 113


ISABEL VISEDO ORDEN

cuenta en El oro de los sueños, y termina con las peripecias del personaje en Perú en medio de las guerras civiles que forman parte del argumento de Las lágrimas del Sol. Pese a que las tres novelas mantienen una coherencia globalizadora en su construcción , la técnica de José María Merino evoluciona a lo largo de su composición , según observa el propio autor: «(oo. ) yo no pretendía hacer una novela histórica en ~I estricto sentido de los términos, pues daba más valor al personaje protagonista, un muchacho mestizo de dos culturas contradictorias, y a su participación en la aventura. La novela -que nació como obra aislada- se convirtió al fin en una trilogía (oo .) y por propia lógica novelesca, y de modo sorprendente, incluso para mí, de la decoración histórica "genérica" me vi obligado a pasar a la cronología y a la historia concreta " (Corrientes actuales de la narrativa infantil y juvenil espa,ñola en le.ngua castellana, Madrid, Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil , 1990, pág. 56) . Las tres novelas son muy sugerentes y ricas en matices, de modo que no puedo entrar en un análi~is detallado de ellas ; tan sólo haré referencia algunos aspectos especialmente relevantes. De la galería de personajes que rodean al protagonista, merecen especial atención los femeninos. El novelista recrea en la ficción comportamientos documentados en la realidad -siempre sorprendente- de la América del siglo XVI , tal es el caso de la Adelantada Doña Ana Varela, que tiene que tomar el mando de la expedición por la muerte de su prometido en el primer relato y que continúa su vida aventurera en los posteriores. Recreación de la literatura del siglo XVII es el personaje de Juan que aparece en El oro de los sueños y que resulta ser una mujer vestida de hombre ; también merece especial 114

mención el personaje de la india Lucía que se perfila en la primera novela y liega a ser protagonista de las que siguen. En cuanto al conflicto cultural , creo que el autor intenta el perspectivismo y busca que en su narración confluyan distintas actitudes que asumen los personajes indígenas, españoles y mestizos. De la pluralidad cultural que se produjo en aquellos años y que se proyectó a los siglos que siguieron dan buena cuenta las palabras del abuelo materno de Miguel , cuando trata de explicar a su nieto que es un buen cristiano , pero que guarda en su ser más íntimo un lugar para la vieja religión: «-Escucha. Cuando salgas de aquí, debes olvidar lo que ahora ves. Pues yo soy tu abuelo ; el mismo que, por las mañanas, hace la justicia como regidor del poblado, el mismo que pide a Nuestra Señora la Virgencita por toda nuestra gente. (oo.) -Escucha. También sigo siendo el mismo que era cuando ellos llegaron. Así debo vivir llevando en mí dos mitades: una de mis mitades pertenece al tiem po viejo ; la otra de mis mitades pertenece a este mismo tiempo que estamos vivi endo " (El oro de los sueños, pág. 27.). todo lo dicho hasta aquí no es más que una aproximación a un tema sumamente complejo, pero necesario en la literatura con independencia de la edad de los lectores destinatarios, porque si , como afirma Manuel Tuñón de Lara, la historia tiene la finalidad de «conservar y desarrollar de manera sistematizada la memoria colectiva, la experiencia de la práctica del hombre en sociedad " (Historia de España, t. 1, Barcelona, Labor, 1980, pág. 18), la literaturización de los hechos históticos ayuda a asumir sin excesivos traumas ese patrimonio de todos y, por tanto, se hace especialmente necesaria en el caso de los acontecimientos más conflictivos.


LA LITERATURA INFANTIL IBEROAMERICANA CARMEN BRAVO-VILLASANTE España

S muy difícil dar una visión general de un vasto continente con diferentes países , pero vamos a intentarlo . La literatura infantil en Iberomérica es un fenómeno tardío, poste rior al florecimiento de la literatura infantil en Europa. En esto influyen las condiciones sociales en que se desenvuelven estos países del continente americano . Por lo pronto, sobre un fondo de indigenismo, se superpone una cultura colonial importada de Europa, en la mayoría de los países, de España, y en el Brasil , de Portugal. La historiadora de la literatura infantil mejicana, Blanca Lydia Trejo , señala co mo ejemplo de la literatura infantil en Méjico los consejos que los padres aztecas daban a los hijos ; el padre, al niño, y la madre , a la niña. No cabe duda que existía una literatura oral folklórica para los niños. Todavía en el Paraguay hay adivi nanzas que comienzan con la fórmula guaraní: iMaravilla, maravilla! , y la mitología boliviana recoge cuentos como el de « El rokoschito», que dan idea de una tradición oral importantísima, rico venero de posibles recopilaciones . La llegada de los españoles a América y de los portugueses configura una determinada literatura, del mismo modo que

la literatura norteamericana está determinada por una influencia marcadísima de la literatura inglesa. Cartillas, catones, libros de caballerías , «bocados de oro»,

entos populares de Iberoamérica Carm n Bravo-Villasante

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CARMEN BRAVO-VILLASANTE

y otros libros se importan de España y de Portugal, y con ellos toda una cultura que se superpone a los eleme;ntos autóctonos. Los niños americanos leerían , poco más o menos, lo mismo que los niños españoles, y los niños brasileños igual que los niños portugeses. El paralelismo se hará más evidente en el siglo XIX. Si el auge de los fabulistas españoles, lriarte y Samaniego, han determinado toda una literatura infantil fabulística y moralizadora, en América los fabulistas de cada país seguirán la linea trazada por estos dos modelos. Ello explica que la mayor parte de las veces, como en el caso de José María Sánchez Barra (1806-1855), at que se le da el apelativo de «ellriarte peruano », el fabulista americano sea una renovada versión del español. Ta'nto José Rosas Moreno (18381883) de Méjico, al que también se le llamó «el Lafontaine mejicano»; como el guatemalteco Rafael García Goyena ; como el colombiano José Caicedo Rojas, al igual que José Núñez de Cáceres, de Santo Domingo , serán calificados elogiosamente como Iríartes o Samaniegos del país,'y, en efecto , sus fábulas no se diferencian en nada de las españolas. Algo personal y típico aparecerá, a veces, en algunos fabulitas americanos : un elemento exótico y nacional que diferenciará a la fábula americana de la europea. Este es el caso del fabulista Plácido (1809-1844), que ya introduce la fauna y la fl ora del país y locuciones de típica cubanidad, o los ejemplos del fabulista argentino Héctor Pedro Blomberg en su libro «Fábulas de la pampa y la selva». Con la independencia comienza un lento proceso de afianzamiento nacional, ·aunque todavía persiste el colonialismo literario, ya que los modelos son muy valiosos y dejan una huella muy fuerte . 116

Es entonces cuando se produce un fenómeno curioso en casi todos los países de América. Los poetas, los educadores y los políticos , con un amplio senti do humanista, se interesan tanto por el pueblo como por el niño, lo que es natural, pues el pueblo es niño también . Es una suerte que en el origen de la literatura infantil de un pueblo pueda encontrarse una figura como la de Andrés Bello. Es feliz acontecimiento que en Argentina esté Domingo Faustino Sarmiento , y en Méjico , José Vasconcelos, y en Uruguay, José Enrique Rodó, y en Puerto Rico Eugenio María e Hostos, y en Chile Gabriela Mistral y e Nicaragua Rubén Darío, yen Cuba; José Martí. Todas estas grandes figuras, que no desdeñan la pedagogía, la política y la literatura, en acción combinada, promueven un movimiento a favor de la literatura infantil. Son grandes humanistas y seres muy verdaderos, no se encierra en su torre de marfil , salen al encuentro de los niños, con sus palabras y con s s libr"os. Andrés Bello escribe fábul as, Sarmiento la biografía de «Oominguito», Rodó se dirige a los niños uruguayos y les dice: «que preguntados cuál es el nombre de su país no contesten con el nombre de Brasíl , con el nombre de Chile , ni con el nombre de Méjico , sino que contesten con el nombre de América», en un esfuerzo eno'rme por crear la ciudadanía americana, co mo nosotros la europea. Vasconcelos, Ministro de Educación, se asombra y dice: «En materia de literatura infantil la escuela anglosajona es admirable», y al ver que en Méjico no hay con qué sustituirla, dice: «i Pues se inventa! », ocurrencia genial , y convoca a los escritores americanos para hacer libros para niños, entre ellos a Gabriela Mistral.


LA LITERATURA INFANTIL IBEROAMERICANA

Son emocionantes los esfuerzos de José Martí cuando escribe el periódico infantil «La edad de oro", que redacta él solo, y los versos de la maestra Gabriela Mistral , y la dedicación de Rubén Darío. El gran Eugenio María de Hostos escribió apresuradamente un libro de «Lecturas» para los niños de las escuelas de Puerto Rico , ante la amenaza de que la lengua española fuese sustituida por la inglesa. Todas estas grandes figuras están en los inicios de la literatura infantil iberoamericana, lo que le confiere una cierta grandeza. Sin descartar la enorme avalancha de traducciones , que aún hasta hoy mismo desequilibra la balanza de la literatura infantil en Iberoamérica, empiezan los autores a tratar de crear una literatura infantil nacional. Es estos primeros esfuerzos de crear de la nada, de inventar, todos vuelven los ojos a lo folklórico, que es una mina riquísima. El folklore , como elemento afirmativo de la propia nacionalidad , es utilizado en cada país como fuente mágica para abrevar la fantasía. Así en Chile- folklo(istas como Roberto Lenz, que recoge « Cuentos de adivinanzas » y las «Consejas chilenas» recomienda estos cuentos para avivar la imaginación del niño. Dice así: «La imaginación no es una aberración del raciocinio lógico, sino una facultad primordial del alma humana; no es tan sólo la madre de las artes, sino también de las ciencias . El hombre de genio se distingue del hombre vulgar mucho más por la superioridad de su imaginación que por la mayor fuerza lógica del intelecto . No cultivar la imaginación sería y ha sido durante mucho tiempo una grave falta de pedagogía». Y luego de analizar el alma del niño y su peculiar idiosincracia, se extiende sobre la posibilidad de las lecturas folklóricas , que considera muy recomendables.

En Chile, Ramón A. Laval escribe las « Tradiciones y leyendas y cuentos recogidos de la tradición oral de Carahúe», y Blanca Santa Cruz Ossa las «Leyendas y cuentos araucanos». En Argentina, los eminentes Juan Alfonso Carrizo, autor de tantas recopilaciones folklóricas y de cancioneros , e Ismael Moya, el autor de «Adivinanzas criollas» y Rafael Jijena, recopilador y autor de «Hilo de oro, hilo de plata». En Perú , el folklore es verdaderamente una fuente y manadero de literatura infantil , por no decir la única. Si la riqueza costumbrista inspirada en la tradición colonial es muy grande, recuérdese el libro de Ricardo Palma «Tradiciones peruanas», hay que imaginar qué grande es la riqueza indígena cuando el estudioso y el folklorista remueven un poco el fondo de las tradiciones indígenas. Entonces es como si sacara oro, y cada movimiento indagatorio descubriera una mina de metales preciosos. El fabuloso oro del Perú , que nos asombra en las vitrinas de los museos , la porten tosa magia de los tesoros peruanos incaicos se corresponde con un depósito ingente de riquísimo material de leyendas y cuentos. Pueblo rico en oro y en literatura. Los peruanos aprovechan sus propias minas espirituales para la literatura de los niños. ¿A qué buscar hadas , gnomos y. elfos nórdicos, si tienen espíritus y hechiceros en su propia tierra? Sería una locura pedir prestado a la mitología extraña mientras que no agoten la propia. Así lo han comprendido grandes escritores peruanos . José María Arguedas publica «Canciones y cuentos del pueblo quechua» y «Mitos, leyendas y cuentos peruanos», con historias tan maravillosas como la «Historia de Miguel Wayapa », «La amante del cóndor», y otras de hechiceras peruanas , como «La 117


CARMEN BRAVO - VILLASANTE

Achiqué». Arturo Jiménez Borja publica «Cuentos y leyendas del Perú», con cuentos tan hermosos como «El sapo y la zorra», y «El puma y el zorro». Poetas como Marcos Yauri Montero recrean los mitos y leyendas recogidas para darnos libros tan bellos como «Guanschicocha», de la región de Ancash. En la nómina de los autores peruanos actuales puede afirmarse que la base de su creación es la materia folklórica . Enriqueta Herrera Gray , Francisco Izquierdo Ríos, y, sobre todo Carlota Carvallo de Nuñez, escriben variaciones sobre el folklore. Su novela «Rutsi, el pequeño alucinado», que es una especie de Mowgli peruano, es pretexto para ir ensamblando relatos , mitos y leyendas de todo el país. En este caso la literatura infantil iberoamericana puede ofrecer a Europa una visión nueva literaria a través de esta riquísima mina folklórica, y los escritores actuales estarían desempeñando en Iberoamérica la misma función que desempeñaron en .tiempos pasados un Perrault en Francia, los hermanos Grimm en Alemania , Afanasiev en Rusia, Andersen en Dinamarca, y Fernán Caballero y Antonio Machado Alvarez en España. En el Brasil sucede lo mismo. Silvia Romero es el gran descubridor de cuentos folklóricos , oraciones, «parlendas , travalinguas e historia sem fin », y Cámara Cascudo es la figura cumbre de todo el continente americano . En Costa Rica, la gran escritora nacional, que ha rebasado las fronteras, es Carmen Lira, autora de la famosa obra «Cuentos de mi tía Panchita», sobre materia folklórica costarricense, siendo seguida e imitada por otros escritores nacionales como María Noguera. En Méjico María Cardona, Blanca Lydia Trejo han recopilado cuentos y 11 8

leyendas mejicanas que se utilizan en las lecturas de las escuelas. También lo ha hecho Pascuala Corona. Si muchos países no han rebasado aún la fase folklórica, que aún actualmente se considera la más importante, en parte es porque no desean hacerlo, ya que desde el punto de vista social y político, el folklore , como he dicho antes, es fuente de afirmación nacionalista y de conocimiento interno. En los últimos Congresos celebrados en Buenos Aires y en Río de Janeiro, todos los participantes iberoamericanos estaban de acuerdo en sostener la cláusula final de la utilización del folklore en la literatura infantil como vehículo fu ndamental para el desarrollo del país y del individuo en esta segunda fase de su independencia cultural , que es tan necesaria en Iberoamérica. A partir de aquí, los grandes escritores de Iberoamérica empiezan a crear, sin apoyamiento folklórico , sin influencia europea, y entran con derecho propio en el gran corpus de la literatura infantil universal. Pero, desgraciadamente, hemoR de decir que su figura y su obra todavía no alcanzan el reconocimiento y la difusión que merecen. El gran escritor de literatura infantil de Iberoamérica permanece todavía circunscrito a su país. Así como Lewis Carroll , el autor de «Alicia en el País de las Maravillas»; Collodi , el autor de «Pinocho»; Fenimore Cooper, el autor de «El último mohicano»; Salgari , Verne, la Condesa de Segur, Rudyard Kipling Schmid, y tantos otros son conocidos mundialmente y pertenecen al acervo de los clásicos de la literatura infantil , los escritores iberoamericanos, no son muy conocidos en el mundo . Nosotros mismos tenemos que reconocer, con sinceridad , que hasta 1965, que empezamos a escribir la «Historia y Antología de la Literatura Infan til


LA LITERATURA INFANTIL IBEROAMERICANA

Iberoaméricana», no sabíamos quien era María Clara Machado y Monteiro Lobato de Brasil ; Hernán Solar y Marcela Paz, de Chile; María Elena Walsh y Javier Villafane, de Argentina, y Horacio Quiroga, de Uruguay. Al descubrir a estos grandes escritores, al leer su obra originalísima, quedamos convencidos de que ellos representaban lo mejor de la literatura iberoaméricana. Con Monteiro Lobato se inaugura una época en la literatura infantil brasileña. Notablemente impresionado por la literatura infanti l norteamericana, que ha leído en sus viajes a Nueva York, igual que en otro tiempo José Martí y el colombiano Rafael Pombo , llega a la conclusión de que los niños brasileños no tienen libros , y decide escribir para ellos. Monteiro Lobato (1882-1948) funda una editora y comienza a escribir las famosas « Reina90es de Narizinho », y crea la figura de Emilia, Pedrinho , el Vizconde de Sabugosa y Doña Nastasia. Es característico de los libros de Monteiro que los niños intervengan continuamente, en conversación con los narradores; crea situaciones divertidísimas, y su agudeza instintiva proporciona a sus libros el chiste de que gusta tanto el niño inteligente. María Clara Machado es la autora del teatro de «bonecos» y creadora de un teatro infantil muy original. En España se conoce « Pluft el fantasmita » y « El arca de Noé». Con un sentido moderno, alegre, rítmico y lleno de graciosos anacronismos, María Clara Machado da al teatro infantil iberoamericano una gran altura. En Portugal es Lilia da Fonseca, con «La niña tortuga », la creadora de un teatro infantil. En Chile, Marcela Paz, seudónimo de Esther Huneus, ha creado la serie de " Papelucho», un niño de familia acomodada, con ingenuidad tipicamente infan-

til , que le conduce a los mayores disparates , sin querer, y al mismo tiempo a las mayores bondades. La penetración psicológica de Marcela Paz es muy grande y extraordinario su sentido humorístico. Hasta cierto punto , Papelucho es un contestatario , y pertenecería hoya lo que se llama literatura antiautoritaria. « Papelucho huérfano», « Papelucho historiador», « Papelucho en la clínica», y tantos otros son obras que se incorporan con todo derecho a la literatura infantil, no sólo chilena, sino del mundo entero. Hernán del Solar, totalmente desconocido en Europa y América, porque las fronteras de los países americanos, a veces, son más cerradas entre sí que en Europa es el autor más notable y más fecundo de Chile. Su obra, inspirada en la novela policíaca de corte chestertoniano , está llena de misterios y sorpresas, de aventuras intrigantes del espíritu , e incorpora al mundo infantil toda la agilidad y el ritmo vivo de la literatura de nuestros días. Los sucesos de sus relatos pertenecen a la realidad cotidiana, y pueden acontecerle a cualquiera. E'spíritu inquieto , curioso, ingeniosísimo, imagina toda clase de situaciones extraordinarias, resueltas , la mayor parte de las veces , según una lógica dialéctica. Hernán del Solar ha escrito más de 100 libros, y para disimular ha tenido que usar diversos seudónimos, para ocultar su propio nombre, tan misteriosamente como la trama de sus novelas. Entre sus obras destaca « Cuando el viento desapareció», « El secreto de 8akal», « El hombre del sombrero de copa», « La vaca rabiosa », « Pascual de la Sierra», y « La niña de piedra». Extraordinaria figura es la de Horacio Quiroga, de Uruguay. Para los niños escribió « Cuentos de la selva», después de haber vivido mucho tiempo en la sel 119


CARMEN BRAVO-VILLASANTE

va del territorio de Misiones , de la Argentina. Gran conocedor de la Naturaleza y de los animales, escucha las voces, como antiguamente hicieron los fabulistas, y transmite a los niños la vida de ese mundo animado, unas veces amigo, y otras enemigo. Como es un gran artista, sus cuentos son muy hermosos. Unos cuentos gustan porque reflejan la belleza natural , y otros, la belleza moral de sus protagonistas, como en el caso de los bondadosos coatís, protagonistas de la historia conmovedora titulada «Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre». El realismo , la ternura, la visión colorista, la mucha bondad hacen que estos cuentos inolvidables sean el mejor anticipo de la obra cinematográfica de un Walt Disney. Si Horacio Ouiroga hubiese nacido en Inglaterra, sus « C~entos de la Selva» le habrían convertido hoy en un clásico de la literatura infantil , como Rudyard Kipling . Precisamente por eso, la gran tarea de dar a conocer la literatura infantil iberoamericana es darle universalidad. En Argentina existen también grandes escritores y escritoras que deben rebasar el ámbito de su país. Inspirándose en el gracioso y original folklore infantil , ha escrito la poesía más divertida de todas, la argentina María Elena Walsh , autora y juglaresa a la vez, pues ella misma canta e ilustra musicalmente sus composiciones poéticas. El libro «Tutú Marambú» contiene una serie de poesías alegremente cantarinas y alocadas, con rima infantil que brinca y hace saltar a los niños. El ritmo breve y musical de sus poesías, llevado al escenario , es teatro infantil de la mejor clase. Todos los niños argentinos conocen las graciosas poesías como «La vaca estudiosa », «Londres» y «El twistdel Mono Liso», de su libro «El reino al revés». En este breve panorama de la litera120

tura infantil iberoamericana no queremos dejar de citar los nombres de valiosos autores que han contribuído al enriquecimiento de este género literario . En Argentina : Germán Urdiales, Rafae l Jijena, Fryda Schultz de Mantovani , Javier Villafañe, Marta Elena Vid al de Battini; en Chile : Blanca Santa Cruz, Ernesto Montenegro, Oreste Plath ; en Colombia: Rafael Pombo con su s «Cuentos pintados», Oswaldo Díaz y Eduardo Carranza y Alfonso Barrera Valverde, con su estupenda novelajuvenil «El país de Manuelito»; en Cuba: Emilio Ballagas , Concepción Teresa Alzola, con su «Folklore del niño cubano», Emma Pérez e Hilda Perera; en Costa Rica: Anastasio Alfaro, María de Noguera y Carrera Andrade ; en Guatemala: Francisco Barnoya y Miguel Angel Asturias con sus «Leyendas d Guatemala»; en Méjico: José Rosas Moreno , Vicente Mendoza y Rubé n Campos y Amado Nervo; en Nicaragua. Rubén Darío; en Panamá: Manuel y Dora Zárate, Luisita Aguilera Patino y el original Rogelio Sinán,.autor de «la cucarachita Mandinga», que es una especie de Maeterlinck centroamericano con más gracia ; en Paraguay: Concepción d Chaves y María Luisa Thompson , Jos ' María Sánchez Barra, y los anteriormente citados ; en Puerto Rico: María Cadilla, Ester Feliciano y Tomás Blanc"o , en Santo Domingo: Núñez de Cáceres, Salomé Ureña y Andrade; en el Salvador: Claudia Lars ; en Uruguay: Zorrilla San Martín, Rodó, Horacio Ouiroga, Juana de Ibarbourou , Elena Pesce y Gastó n Figueira; en Venezuela: Tulio Febres Cordero , Teresa de la Parra, Olivares Figueroa; Morita Carrillo, Rafael· Rivero Oramas y Efraín Subero y Luis Eduardo Egui ; en Brasil: Francisco Marins, Cecilia Meirelet, Viriato Correa, Odette de Mo y Lygia Bojunga.


LA LIT.ERATURA INFANTIL IBEROAMERICANA

Es una larga lista, a la que harían falta muchos comentarios , pero yo qu iero citar los nombres de estos grandes autores de la literatura infantil en español y en portugués , a manera de un homenaje, porque , como decía nuestro poeta Espronceda en «El diablo mundo», «porque el nombre es el hombre». A esto hay que añadir los primeros estudios e historias de la Literatura Infantil publicados en América por estudiosos y expertos en el te ma y la participación de escritores e investigadores en simposios y congresos internacionales. Desgraciadamente, la situación econ~mica en la que se encuentra Iberoamérica incide sobre los libros en general y la literatu-

ra infantil y su difusión. Muchos autores americanos publican en España, con lo cual nuestra literatura se enriquece . La situación editorial en Iberoamérica es mala y no puede competir co n el mercado español , que inunda de libros los países americanos . Pero de lo que no cabe duda alguna es del enorme potencial lite.rario que exi ste en toda Iberoamérica que algu ien de Am érica o de Europa debe aprovechar para cuidar y difundir sus libros, y, sobre todo , para tener conciencia de que nunca más que ahora los niños y los jóvenes necesitan hermosos libros, ese alimento espiritual para la formación de seres mejores en una sociedad más perfecta.

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ESPAfJA , EN CESAR FALCON JORGE FALCÓN Perú

L caso, o,característica particular, de la relación de César Falcón con España, se precisa y esclarece si se le presenta cual si él hubiera asumido el concepto de doble nacionalidad asociando, en esencia natural, geografía y cultura, que es la historia, No, por cierto, en superficialidades de cortesanía, torería ni farándula, sino en la entraña de la mejor causa del hombre: la lucha permanente por una sociedad superior. El signo más notorio e inmediato de esto lo constituye su proyecto de HISTORIA NUEVA. Gonzalo Santonja caló hondo al definir que esa organización, «concebida como una magna obra de colaboración hispanoamericana, fue el primer proyecto que Falcón puso en marcha» - «se trató, sin duda, de una de las empresas editoriales de signo renovador más importante de aquel intenso período e impulsora decidida de la incipiente narrativa social realista española»- . «Sobre la novela social de Historia Nueva cimentaría el posterior desarrollo de la narrativa social realista republicana»1 • Nacido en Lima, Perú , el19 de Abril de 1892, y all í formado hasta sus veintiocho

años, llegó a España el 11 de diciembre de 1919. De tal instante escribió que su sentimiento había sido que «me encontraba en mi propia casa, tan dueño de ella que para visitar al novelista Pío Baroja o se me ocurrió acordarme que no le conocía personalmente ni de que no te nía siquiera una carta de presentación. Fui a verle , sin más, con la simplicidad y la soltura del ser que no necesita ningún trámite para vivir»2. y comenzó así, desde ahí, llegado el tren'a Vera del Bidasoa, en un rincón de los Pirineos, su comunicación con lo profundamente español: el hombre franco y claro. Fue acrecentando su experiencia moviéndose en la diversidad de ambientes sociales y lugares hasta dar, a menos de un año, con la «afabilidad hervorosa» de Miguel Moya, director de «El Liberal » de Madrid. Con esa acogida, «mi función , mis ojos y mis manos tenían un objeto claro ». Lo cumplió hasta fallecer. Fue desenvolviéndolo , en «El Liberal », desde octubre de 1920 a febrero de 1923, cuando solidariamente siguió a Moya en renunciar a ese diario. En una

Gonzalo Santonja: Primera aproximación a César Falcón ,

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César Falcón: El mundo que agoniza - (Ediciones Anteo , México 1945).


ESPAÑA EN CÉSAR FALCÓN

buena nutrición anduvo por provincias españolas y de cosas en ellas, escribió. La apuntación vale , de hacerla antecedente de trabajo mayor, realizado en los años sesenta y en México: escribir los estudios de las provincias españolas para el Diccionario Enciclopédico UTEHA, identificándose con las iniciales C.F. Similar aporte haría para Perú. Con la explícita libertad de escribir de lo que quisiera y desde donde quisiera que le extendiera el director Moya al contratarlo, a César Falcón se le brindó la senda para desarrollarse en la función .de gran periodismo político. Los lectores de «El Liberal " , de pronto , se vieron proveírlos de información más opinión, nuevas en fondo y forma de trascendentes temas internacionales, incluido inimaginables ecntrevistas. De éstas , quizá la más notable y hasta histórica fue la que le hiciera el dirigente bolchevique Chicherin . Eventos diversos, y también países - Francia , Italia, Alemania , Austria , Hungría, etc.- fueron enriqueciendo la r.omunicación de Falcón con sus lectores Ij' erales. En ese lapso , Falcón se dió tiempo r· ara armar y hacer editar en Madrid, su primer libro: PLANTEL DE INVALlDOS (i 921) , conjunto de novelas cortas y en h s que se plasma, con largos años de él ticipación , el «realismo mágico en la L eratura hispanoamericana" . Colabora el «La Vanguardia", de Barcelona; «La ESfera ", «España ». En «Unión loeroamericana " (Enero-Febrero de 1923) apareció su trabajo VINCULACIONES HISPANOAMERICANAS, pree dente de la iniciativa de HISTORIA f\'UEVA. Al acompañar a Moya en salir de «El Liberal " , Falcón queda, por unos meses, sm medio cotidiano de expresión . En «La E:sfera" publica su cuento «El fracaso de Serafín " y en «El Imparcial ", su novela

corta " El orto sentimental " (Enero de 1924 y de 1925, respectivamente) . Para entonces , ha tiempo ya que César Falcón está integrado al quehacer literario y político de la intelectualidad española e hispanoamericana, frecuen tando el Café Regina, en la calle Alcalá, y en la mesa de ; entre otros, Manuel Azaña y Juan Negrín. En diciembre de 1923 se define su inclusión en el naciente «El Sol ", de Madrid, y su designación como su corresponsal estable en Inglaterra, la plaza más importante, por entonces, para España, en todos los aspectos . Como corresponsal de «El Sol " de Madrid en Inglaterra, César Falcón alcanza una audiencia transcontinental. Si , como escribiera Edmundo Barbero 3 ; «Lo primero que hacíamos al abrir el diario, era leer las crónicas de Falcón ,,; las mismas, en toda América, eran reproducidas , con o sin autorización , por diarios y otras publicaciones periódicas , como «Repertorio Americano ", de Costa Rica. Luis Alberto Sánchez tiene aseverado que «entre los años 21 y 31 no hubo nadie en el habla hispana que no leyera deleitosamente las crónicas de Inglaterra y España escritas por Falcón " . «Nueva España", «Gaceta Literaria", «Atlántico ", etc. son otras de las páginas en las que escribiera Falcón . En el periodismo y en la narración está viviendo y actuando el político. Mas, el proceso de los tiempos y el propio lo impulsan a presencia más definida. En 1927, César Falcón representa a los independentistas portorriqueños en el Congreso Anti-Imperialista reunido en Bruselas. Y, en el mismo año , da forma

Edmundo Barbero : César Falcón - En : César Falcón - Exaltación y antología- (Hora del Hombre, Lima, 1971.)

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JORGE FALCÓN

y lanzamiento al proyecto de HISTORIA NUEVA, el que se concreta, si no en organización política cultural hispanoamericana, sí en editorial. Esta difunde en América obras de escritores españoles e hispanoamericanos. Con su sello apareció la novela EL PUEBLO SIN DIOS , escrita en 1923, dando motivo, su publicación en 1928, para que la intelectualidad española e hispanoamericana homenajeara, en Madrid, a César Falcón, con la asistencia, física o espiritual , de Valle Inclán , Unamuno, Gómez de la Serna, Jiménez de Asúa, Marañón, etc. Hacia el año 30 , César Falcón concreta su decisión: dejar «El Sol » e Inglaterra y retornar a España a integrarse a la aventura histórica de su pueblo. Así lo hace; y lo cumple por medio de diversas formas y variadas acciones. Hasta su fallecimiento . César Falcón se incorpora, plen'amente, al destino político del pueblo español, de los pueblos hispanoamericanos, superando su actuar político en el periodismo y de la que es rescatable , en el presente motivo, su artículo LA DICTADURA ESPAÑOLA MARAÑON , ASUA y LA MONARQUIA (<< Amauta », nº1 - Lima, Setembre de 1926), por la opinión que de Miguel Unamuno mereciera: «iQué bien está lo de César Falcón sobre la dictadura española! iQué justo , qué preciso, qué claro , qué concreto ! Esa es la verdad » (<< Amauta", nº 5, Lima, Enero de 1927, página 1).

Ampliando y profundizando la intensificada producción editorial de HISTORIA NUEVA, como Semanario Político de ésta aparece, el 1 de mayo de 1930, el periódico NOSOTROS, propiedad de la Sociedad de Redactores. Este funcionó hasta que fue sepultado cuando el grupo de periodistas e intelectuales «nosotros », y otros más , con César Falcón a 124

la cabeza, resolvieron adherirse a una organización de más claros objetivos ideológicos y políticos revolucionarios: el Partido Comunista Español (1933). Mas antes el conjunto había efectuado acciones trascendentes , con sus correspondientes consecuecias: cárcel , proceso, expulsión del país para César Falcón. Una querella de Santiago Alba, por un artículo en NOSOTROS, lo llevó a la cárcel , de la que pudo salir sólo cuando por movilización popular pudo cubrirse la elevada fianza . Por convocar y presidir una asamblea de la prensa de izquierda, en el Ateneo de Madrid , que nunca se había hecho, fue expulsado del país. Ya había publicado su libro MADR ID (1938) , electrizante crónica de la lucha popular. Fueron éstos , probablemente, sus dos últimos trabajos antes de salir de España a dirigir, en París, un periódico defensor de los republicanos: VOZ DE MADRID . Luchando contra la persecución francesa , pudo hacerlo hasta 1939. Ha participado en la delegación gubernamental a la Liga de las Naciones, la que origina sU ESPAÑA SOSTIENE EN GINEBRA SU LINEA DE LUCHA POR LA DEMOCRACIA Y LA PAZ (Ediciones Españolas, 1938). Su cualitativa y cuantiosa producción periodística de la actualidad palpitante en dos décadas, se complementó con la desarrollada en otros géneros y medios. No hay que olvidar, por ejemplo, las ediciones de la serie de libros breves de sello NOSOTROS y la de Documentos Políticos en impresión semanal , correspondiéndole el número seis a su trabajo IMPERIALISMO Y ANTI-IMPERIALl SMO -Comentarios a la acción contra los yanquis, el enfoque centrado en la lucha de Sandino en Nicaragua-. Complementando su producción, anoto : en el teatro: EL DIABLO AMARILLO -Drama urbano- (<< La Esfera» nº. 338,


ESPAÑA EN CÉSAR FALCÓN

octubre de 1922), MARTES DE CARNAVAL -estudio- (en «Nosotros »); LA PESTE FASCISTA Y LA GUERRA, ambas con el seudónimo de «CESAR GARFIAS »; «LA RAYA DE LA LUz" , representada por la Compañía de Teatro Proletario , en Valencia, 1934; la ya mencionada «ASTURIAS». En la narración: PLANTEL DE INVALl DOS (5 novelas) , Editorial Pueyo , 1921 ; EL FRACASO DE SERAFIN , «La Esfera» nº. 522 , 7 de enero de 1924; EL ORTO SENTIMENTAL, novela corta -« El Imparcial », 11 de enero de 1925; LOS BAJOS FONDOS -Los novelistas, nº.34-; EL PUEBLO SIN DIOS -NovelaHistoria Nueva, 1928; ¿DONDE ESTA DIOS? -La novela proletaria; EL AGENTE CONFIDENCIAL -La novela proletaria-; MADRID -Editorial Nuestro Pueblo, 1938-. De «el libro político mejor escrito » fue calificado su CRITICA DE LA REVOLUCION ESPAÑOLA -Biblioteca de Ideas y Estudios Contemporáneos, M. Aguilar Editor, 1931 -. Prólogo al libreto EMILIO CARRER : SUS MEJORES VERSOS, número 21 de la colección Los Poetas, Madrid. No por salir de España (1939) y de Europa (1940) , César Falcón cesó de luchar por la causa que, definitivamente , le era causa natural propia. Regresó a Perú y lo hizo trayendo un proyecto, concertado con el presidente Juan Negrín , de ubicar en el país y creando una ciudad de producción , a contingentes numerosos que serían liberados de campos de co ncentración en Francia o en situación de errabundos. Portadores de dinero y herramientas, sería una fuerza producti va que enriquecería al país. Pero los dirigentes políticos, los poderosos , se opu sieron , y los de abajo , lo ignoraron. También se ocupó, César Falcón , en constituir el comité de ayuda y defensa

de los refugiados españoles y perseguidos por el fascismo. No hubo alma para que prosperara. Habló y escribió de NOSOTROS ESPAÑOLES ; CESAR VALLEJO, POETA DE LA RAZA; ESPAÑA EN EL CENTRO DE LA CRISIS, etc. César Falcón se instala en México (1947) y prosigue en su lucha por España. Revive HISTORIA NUEVA, revista y editorial , y se entrega a un escribir fecundo. En la revista publica, entre otros: UNIDAD EN EL VACIO Y UNIDAD HISTORICA; PARTIDOS EN CRISIS Y CRISIS DE PARTIDOS ; ¿HASTA CUANDO LA POLlTICA DE PASIONES Y BAGATELAS? En otros órganos de prensa, escribe : RECUERDOS CRITICOS DE INDALECIO PRIETO, que es un extenso estudio de su personalidad ; Personajes de la decadencia: ORTEGA Y SU CAUDA ; PEREGRINOS DEL SIGLO (Mariano Sánchez). Proyecta la novela, en cinco tomos, EN LA PERSPECTIVA DE ESPAÑA, editando el primero : POR LA RUTA SIN HORIZONTE (Ed iciones de Histo ria Nueva, México, 1961 ). Se han encontrado algunas páginas manuscritas de ENTRE LA NOCH E Y EL FUEGO. Los otros tí tulos anunciados , f ueron: NOVIEMBRE ILUMINADO , CAMINO HACIA EL FIN Y CAMINO HACIA EL FUTURO. Publicó el folleto ALGUNAS CONDICIONES NECESARIAS DE LA RECON QUISTA NACIONAL. Dejó in édita la novela TREINTA AÑOS DE ESPERANZA. Publicó, en algunas de sus partes, su extenso estudio TEMAS DE NUESTRA LUCHA -Nuestra decadencia y sus consecuencias-o Ignoro si llegara a publicarse su muy elaborado estudio ALGO DE LO ESENCIAL EN EL QUIJOTE . Otros originales encontrados y conservados, son : TRANCES DE LA AGONIA 125


JORGE FALCÓN

ESPAÑOLA; CRITICA DE LA NACION ACRITICA; TEMAS DE HISTORIA NUEVA; AFIRMACIONES DE NUEVA POLlTICA; TRES PERIODOS DE LA REVOLUCION INCONCLUSA; TODAVIA NOS EXIGE ESPAÑA ; POESIA REVOLUCIONARIA Y SUS MIXTIFICACIONES. Quedan , aún , algunos trabajos por clasificar. Debo anotar también lo mucho que de España hay en su trabajo EL MUNDO

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QUE AGONIZA (Ediciones Anteo , México, 1945). No diré, como los tontos (o «vivos » que se hacen) dicen de César Vallejo, que murió de España. A los 78 años de existencia, vida transitada en permanente combate, falleció naturalmente (11 de octubre de 1970), sin duda con Perú y España en su más fervoroso sentimiento. En Lima, Perú , a 11 , marzo, 1992.


DISIDENCIAS (SOBRE TERRA NOSTRA DE CARLOS FUENTES)* JUAN GOYTISOLO España. 1931

A meditación histórica de Terra Nostra no se ciñe a principios e ideas abstractos como en los casos que acabamos de exponer. La novela es, ante todo, una visión lúcida y cruel de la historia española y de su prolongación en el nuevo mundo a través de la Conquista. Acá también las acusaciones de pesimismo y fatalidad -la realidad vista como un sueño enfermo- parecen tener algún fundamento. La perspectiva del novelista que se desprende de los sucesivos y diferentes enfoques de la narración muestra, como analizaremos más tarde, la influencia fecunda en nuestra literatura de las ideas de América Castro y su interpretación de la realidad histórica de una tierra -la española, la hispanoamericana- exhausta de .tanta batalla, de tanto crimen, de tanto heroísmo, de tanta sinrazón. Según el decir de sus detractores, las tintas serían demasiado negras. Veamos unos cuantos ejemplos y juzguemos. Historia de España: memoria de desgracias ciertas e imposibles ilusiones (p . 257) ; españoles: héroes sólo porque no desdeñarían sus propias

'Tomado del Libro homenaje a Carlos Fuentes, publicado por el Ministerio de Cultura, 1988.

pasiones, sino que las seguirían hasta su desastrosa conclusión, dueños de la totalidad pasional, pero mutilados y encarcelados por la crueldad y estrechez de la razón religiosa y política que convertía su maravillosa locura, su exceso pleno, en delito: punible el orgullo, punible el amor, punible la locura, punibles los sueños (p. 253) ; nuestro impuesto destino secular: purificar a España de toda plaga infiel, extirparla, mutilar sus miembros, quedarnos solos con nuestros huesos mortificados pero puros (p. 101); ideario de nuestros gobernantes: servidumbre, vasallaje, exacción, homenaje, tributo, capricho, voluntad soberana la nuestra, pasiva obediencia la de todos los demás, ése es nuestro mundo (p. 300) ; realidad de sus súbditos : Oennos sus vidas, sus escasos tesoros, sus brazos, sus sueños, sus sudores y su honra para mantener vivo nuestro panteón (p. 79) ; España: mira cómo cierra sus puertas, expulsa al judío, persigue al moro, se esconde en un mausoleo y desde allí gobierna con los nombres de la muerte: pureza de la fe, limpieza de la sangre, horror del cuerpo, prohibición del pensamiento, exterminio de lo incomprensible (p. 568) ; España aún : siglos y siglos de muerte en vida, miedo, silencio, 127


JUAN GOYTISOLO

culto de las apariencias puras, vacuidad de las substancias, gestos de honor imbécil, míralas, miserables realidades, míralas, hambre, pobreza, injusticia, ignorancia: un imperio desnudo que se imagina vestido con ropajes de oro (ibíd.) ; la Conquista: construya el infierno en el Nuevo Mundo; levante su necrópolis sobre los templos paganos; congele a España fuera de España (p. 511 ); Hispanoamérica: El mismo orden ... trasladado a la Nueva España; las mismas jerarquías rígidas, verticales; el mismo estilo de gobierno; para los poderosos, todos los derechos y ninguna obligación; para los débiles, ningún derecho y todas las obligaciones (p. 743) ; nuestro pasado : lujosas prisiones de mármol para los sueños de los muertos, pero insuficientes cadenas para los sueños de los vivos (p. 276); nuestro porvenir: ¿un retorno ciego, pertinaz y doloroso a la imaginación del futuro en el pasado como único futuro posible de esta raza y de esta tierra, las de España y todos los pueblos que de España desciendan? (p. 659) . Interrumpamos acá nuestra enumeración y echemos, aunque sea brevísima, una ojeada al contexto histórico en el que se inscribe la gestación de la novela. Cuando Terra Nostra se imprime el pasado año , el panorama que ofrece el mundo de habla castellana no es particularmente esperanzador. Refresquemos un poco nuestra memoria. España: dictadura, represión , censura, inexistencia de los tímidos marcos institucionales admitidos incluso por los gobiernos conservadores del pasado siglo ; Latinoamérica (con excepción de Cuba) : hambre, miseria, explotación, analfabetismo ; España: fusilamiento de los cinco militares revolucionarios , manifestaciones multitudinarias brazo en alto en defensa de nuestros sacrosantos valores, agonía interminable del dictador 128

(según los cánones de la mejor escuela de Goya y Valle-Inclán); Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Guatemala, República Dominicana: violencia legalizada, terror, asesinatos , tortura; Chile : el pinochetismo resucita y pone al día, como programa de gobierno , el grito salmantino de Millán Astray: Argentina: la pobreza del pensamiento político de una izquierda capaz de cifrar sus esperanzas revolucionarias en el retorno de Perón, presentado como instrumento de la futura revolución marxista, conduce a la situación , verdaderamente insólita desde el punto de vista de esta doctrina, de confiar los destinos del país a una cabaretera y un astrólogo (de nuevo el esperpento valleinclanesco); Perú: confiscación de las aspiraciones revolucionarias de las masas por la nueva casta militar que dirige el país ; México: corrupció n, demagogia, monopolio del poder en manos de una pequeña minoría ; países del Caribe (incluido Cuba) : monocultivo, caudillismo, ejército como única institución , dependencia política y económica de una gran potencia (Estados Unidos o la URSS) ; en todo el ámbito hispanoparlante: arbitrariedad descrita en Tirano Banderas (iotra vez Valle!) , humillaciones, invalidez, falta de libertad , imposibilidad de los pueblos de decidir sobre su propio destino. Esta es la cruda verdad, y la existencia objetiva de un inmenso potencial revolucionario (contra el que la internacional de la represión moviliza sus fuerzas en toda América Latina) o una esperanza real de futuro (como nos muestra el caso de España después de la muerte de Franco) no obsta a que una cierta dosis de pesimismo sea no sólo excusable sino incluso de rigor. La conciencia nacional de desdicha de los pu eblos de habla hispana no es un fenómeno de hoy : por no tomar más que el ejemplo de la península, desde Blanco White


DISIDENCIAS ( SOBRE TERRA NOSTRA DE CARLOS FUENTES )

y Larra a Cernuda y Luis Martín-Santos, alimenta y embebe la obra de nuestros mejores escritores. Como decía melancólicamente uno de ellos el poeta Jaime Gil de Biedma, De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal.

Fuentes incide en dicho pesimismo , pero la aguda conciencia de desgracia no ahoga en él la esperanza del desquite: no habrá en la historia, monseñor, naciones más necesitadas para ser lo que no fueron, que éstas que hablan y hablarán tu lengua (p. 568). Cuando Valerio Camilla nos recuerda que sabiendo lo que no fue, sabemos lo que clama por ser, se anticipa a las conclusiones del personaje (¿Polo Febo, el cronista, el náufrago, Cervantes?) tuteado por la v z anónima que asume la narración de la última secuencia sobre la menos realizada, la más abortada, la más latente y anhelante de todas las historias: la de España y la de América Española (p. 775). Dicho anhelo y clamor están a la vista y oído de todos, pero su consecu-

ción no puede obtenerse en el marco de la obra literaria, sino en la praxis cotidiana de la lucha de nuestros pueblos por la justicia, el progreso y la libertad. Motejar la visión histórico-poética de Fuentes de evasiva e irracionalista es incurrir en la perspectiva de un realismo chato y mecanicista, que confunde a cada paso la vida con la literatura y demuestra no comprender así gran cosa de una ni de otra. La alianza integral de imaginación y razón bajo la apariencia engañosa del delirio que obtuvo y nos transmitió el genio de Gaya sigue perturbando al parecer a todo un sector de la crítica tenazmente encastillado en los cánones y prejuicios del realismo decimonónico (el llamado realismo socialista es probablemente la doctrina estética más reaccionaria de nuestros días, y su entronización como dogma oficial en la URSS ha reducido la rica literatura de este país durante los veinte al espantable desierto de mojigatería y conformismo que todos conocemos) : decir que en Terra Nostra las palabras son permutables, los hechos trastoca bIes, las mitologías se transforman en un viaje de dro-

CARLOS FUENTES. MADRID, 1985. FOTOS : RAÚL CANelO

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JUAN GOYTISOLO

ga, que al final todo puede ser o no ser un sueño o una visión de demencia, o que se trata de una alucinación o pesadilla escrita como se supone que deben escribirse las pesadillas; abigarrada, multitudinaria, irracionalmente, no contribuye a alumbrar al lector respecto a los propósitos de la novela, sino todo lo contrario. Puesto que se menciona la droga en términos generales y abstractos -como quien habla de oídas-, me permitiré evocar mi modestísima experiencia personal tocante a una droga concreta: el kif. El fumador de esta hierba -me refiero a la hoja de la misma y no a su preparación concentrada en forma de maxún o haxix-, al inhalar el humo de unas cuantas pipas , comienza a aprehender la realidad de una manera diferente a la habitual , pero sin perderla de vista , como súcede con el maxún o cualquiera de las drogas fuertes que desconozco. Su objetivo no es, pues, suplantar la relación con la realidad social por una relación artificial con la hierba. No es una tentativa de escapismo. En la modificación de lo real del fumador del kif, éste busca una nueva visión mediante la alteración de sus percepciones visuales y auditivas. Pero la relación normal no se desvanece, permanece como un punto de referencia fijo a lo largo de la experiencia, es posible recuperarla siempre y cuando el fumador lo decida. El kif no sustituye o anula la realidad : avalora y da una nueva dimensión a nuestra experiencia de ella. Dicha relación ambivalente y enriquecedora emparenta estrechamente nuestro goce del kif con el que extraemos a veces de la literatura. Claro está que nuestros severos ideólogos ignoran del todo dichas sensaciones, como esas tristes parejas que limitan el juego erótico al rápido y utilitario acto de procrear. Tomemos la novela de Carlos Fuentes: el lector, mientras recorre la fas130

cinadora galería de espejos que reflejan el mundo y se autorreflejan , no pierde nunca de vista la historia real. El novelista, al asimilar con rara fortuna la admirable lección goyesca, se mantiene con todo rigurosamente fiel a la visión racional y objetiva de los historiadores. Su pesadilla histórica, aun cuando adopta el aspecto del sueño o la locura, no ree mplaza nunca con dichos ingredientes la historia verdadera . El lector puede a cada paso volver a ésta y zambullirse de nuevo en la percepción deformante y a menudo esperpéntica del novelista. Pero incluso en las escenas más delirantes y oníricas -v. gr. , en los magníficos pasajes de la Dama Loca, Barbarica y el Príncipe bobo en el pudridero de los Habsburgo- cruzan , a veces como breves fogonazos , a veces en forma encantatoria o paródica, recordatorios de una historia concreta y precisa que el novelista -y no sólo el lector- conoce peiiectamente. Mencionaba antes la influencia de América Castro -uno de los poquísimos españoles que han poseído esa imaginación analítica del pasado sin la cual el histmiador se convierte en un vulgar recopilador de datos sin alcance ni significación-o La historia -dice Octavio Paz- participa de la ciencia por sus métodos y de la poesía por su visión. Esta visión o intuición fundamental e Castro ha demostrado su poder genésico no sólo en el campo de la historiografía sino también en el de la creación literaria. Al expresarme así, arrimo, como es obvio , el ascua a mi sardina; pero el ejemplo de Terra Nostra es todavía más concluyente. El enfrentamiento vital izadar y libérrimo del novelista con nuestro pasado, su lectura a la vez crítica y creativa de la tradición , gracias a la cual un mismo personaje lingüístico sincretiza los rasgos de una dinastía y puede convivi r de modo fabuloso con los cronistas de


DISIDENCIAS ( SOBRE TERRA NOSTRA DE CARLOS FUENTES )

Indias y Cervantes, con Don Juan, El Comendador y la Celestina, no invalida en absoluto nuestra lectura de la historia real ; la. toma, como en el caso del kif, por punto de referencia. Allí están , como prueba, esas secuencias extraordinarias en que, a través del discurso de alguno de los personajes, el autor nos recuerda, por si lo necesitáramos , la persiste ncia indemne de la relación normal -densas, pero claras, casi deslumbradoras lecciones de historia sobre la crisis de la nobleza (pp. 147-148), el nacimiento de la nueva clase burguesa (pp. 322, 507, 518) , el doble filo (Cortés y las Casas) de la conquista de América (pp. 661, 662 , 708) , el papel histórico del oro de las Indias (p. 710) , el diferente rumbo emprendido por España e Inglaterra en función de la distinta escala de valores de ambos pueblos (pp. 650-651) , la persecución intelectual antijudaica desencadenada por el Santo Oficio (pp. 504, 512, 513) , la génesis, desarrollo y fraca~o de las Comunidades de Castilla (pp. 637-656) , etc.-. Frente a la España torva que, sometido el moro, expulsado el Judío, aplastado el hombre libre de los burgos, se obstinará en limpiar su suelo de traidores, maricones, blasfemos, infan¡ícidas, asesinos disfrazados de médicos,

envenenadores, usureros, brujas, profanadores del Santo Espíritu (p . 515). Fuentes nos recuerda oportunamente la existencia, más alla de las murallas de su necrópolis y su adusta fachada de unidad , de otra España, una España antigua, original y variada, obra de muchas culturas, plurales aspiraciones y distintas lecturas de un solo libro (p. 624) . El personaje de Mijail ben Sama, amante de la Señora, condenado a la hoguera a causa del pecado nefando , encarna simbólicamente este espacio común y diverso donde la convivencia de credos y culturas permite el desenvolvimiento de una sociedad libre y democrática: el dúo que interpreta ante el Señor en las últimas páginas de la novela contrapone los conceptos de comunidad , tolerancia, duda, diversidad , vida a los de poder, represión , fe , unidad , muerte . La siniestra imagen de lo que fue no excluye la presencia de lo que pudo ser y será tal vez si con lucidez, energía y constancia los hispanoparlantes nos lo proponemos. La lectura activa de Terra Nostra no nos embarca en el viaje de la droga que suprime la relación de lo real: nos brinda, al contrario, la doble visión engran decedora, simultáneamente normal y deformada, del fumador' de kif.

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TREINTA AÑOS E LITERATURA CUBANA MANUEL PEREIRA Cuba

UANDO alguien pregunta qué ha producido Cuba literariamente en los últimos treinta años se tiene la sensación de que se espera una especie de revelación. Por eso la primera tentación es recurrir a las estadísticas. Por ejemplo: en 1958 se imprimieron solamente un millón de libros de los cuales la mayoría eran para la enseñanza mientras que en 1987 se publicaron aproximadamente 42 millones, de los cuales 22 se destinaron a la educación . Ciertamente, desde 1959 los cambios han sido impresionantes en la cantidad de libros editados, en la creación de librerías y bibliotecas, en los concursos y talleres literarios, en la educación públi ca y gratuita, en la alfabetización , en el precio de los libros, etc. Pero hay que matizar. Detrás de estas cifras astronómicas está el problema de los títulos , pues la calidad de nuestros catálogos editoriales es bastante desigual y el criterio de re-ediciones merece un reajuste a fondo, tomando en cuenta que por motivos económicos no se practica la importación de libros extranjeros. Hemos conquistado la cantidad , pero aún nos falta por conquistar la calidad. Otra estadística reveladora: si desde que se inició este siglo hasta 1959 se

publicaron 135 libros de escritores cubanos, entre 1959 y 1984 se editaron más de dos mil títulos de nuestros autores. Lo que las cifras nunca logran expresar es la calidad que se oculta en ellas. En todo caso, podemos afirmar sin por eso acongojarnos que todavía no ha aparecido entre nosotros ningún escritor comparable a José Lezama Lima, Alejo Carpentier o Nicolás Guillén . Si los osos duermen durante el invierno y la tierra descansa, ¿por qué no iba a existir una especie de barbecho literario? En el reposo poético de un país puede estarse gestando durante un siglo el próximo Dostoievsky. Nadie sabe cuáles son los ritmos exactos de una literatura. No existe metabolismo más enigmático en el mundo. Algunos procesos literarios son extremadamente lentos. Albert Cohen demoró treinta años en escribir su novela más célebre y Proust dictó sus últimas páginas desde el lecho de moribundo . Es verdad que después de 1959 se crearon en Cuba una serie de condiciones socio-económica-culturales difíciles de encontrar en un país subdesarrollado. Eso ha dado lugar a un incremento del hábito de lectura a escala popular, lo cual está muy bien , pero eso no basta para 133


MANUEL PEREIRA

producir una eclosión literaria, porque el escritor -que es esencialmente un solitario-- necesita una fluidez de información que sea universal y permanente. Y esto último es precisamente lo que no ofrecen nuestros catálogos de literatura extranjera. Un par de casos : ni Joyce ni Proust han sido editados íntegramente en estas tres décadas. Ni Diderot, ni Plutarco , ni Platón , ni Pascal, etc. Considerando que no se importan libros extranjeros , esta carencia es muy grave para la formación intelectual de los creadores. El resultado viene siendo que los escritores cubanos se leen unos a otros abrumándose entre ellos. Conseguir en Cuba el último libro de Cioran se ha convertido en .poco menos que un milagro. Aparte de que los planes editoriales cubanos no siempre incluyeron los mejores títulos, suelen ser más lentos que la flecha de Zenon: «Paradiso », de Lezama, sólo ha conocido dos ediciones en veint icinco años , mientras que Sholojor o Heminguay han merecido muchas más impre:,iones en menos tiempo . [\hora, con la falta de sosa cáustica que afecta a la industria del papel y la escasez de combustible que afecta a las imprentas, las tiradas se ven drásticamente limitadas . Los dos mil títulos anuales que tradicionalmente se imprimían hasta 1990, se vieron reducidos a partir de este año a unos seiscientos donde abundan más bien los folletos de 50 a 80 páginas , lo que sólo parece beneficiar al relato corto y a los poemas. i Sobre todo los · que cultivan el haiku están salvados! Obviamente esto afecta también la salida de revistas y tabloides literarios. Afecta incluso a la prensa diaria. En literatura extranjera, de setenta títulos anuales se desciende abruptamente a veinte . Lamentablemente estas limitaciones sobrevienen en un 134

momento de cierto esplendor editorial. cuando entraban en máquina o salían a la venta obras de la Yourcenar, Eco, Grass , B611 , Enzensberger , Thomas Berhnard. Esta apertura editorial , que incluía autores cubanos como Lidya Cabrera y Lino Novas Calvo , coincid ió con el recorte de suministros de los antiguos países del Este europeo . Como se ve , el panorama es poco halagüeño. Si antes de 1959 se publicaba en Cuba menos de un libro por habitante, ya en 1978 el promedio era de cinco per cápita. Actualmente, y a la luz de lo antes dicho, ¿cuál será la estadística tomando en consideración que hay diez millones de cubanos? Dejo al lector que saque sus cuentas. Por otra parte, es verd ad que los libros en Cuba son muy baratos, pero la oferta no siempre incluye a los autores fundamentales mientras que en España abundan las obras maestras de todos los tiempos, pero a precios francamente im¡oportables. Yo no sabría decir cuál de los dos males es peor, pues ambos conducen a un callejón sin salidn al estilo de desvestir a un santo para ve . tir a otro. No obstante , una conquista indiscutible de la revolución es que en Cuba hay diez millones de lectores : ún co caso en América Latina. Pero esa potencialidad intelectual está escayolada por todos los factores culturales y ec nómicos antes enumerados. Las consecuencias serán inGalculables el día qu esa masa hambrienta de lectura? tenga acceso total a lo mejor del pensamient0 universal , desde el Antiguo Testamento hasta la Física Cuántica. Sólo ese día s hará realidad aquel sueño de Martí co 1 el que se inició en 1961 la Campaña d Alfabetización : «Ser cultos para s r libres ». De cualquier manera persiste el dese de conocer los frutos literarios de tres décadas de conmoción social en la isl . J

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TREINTA AÑOS DE LITERATURA CUBANA

Comprendo esa impaciencia, pero me temo que a menudo se espera de la literatura de ficción lo que en rigor se le debe exigir al periodismo : la hitoriografía, o al cine documental , es decir, la escrupulosa memoria cronológica de estos treinta años. Con frecuencia se olvida que la función de la literatura no es reflejar la realidad -como pensó Stendhal con su espejo-, sino inventar otra realidad . Esto no significa que no existe una literatura que recoge los principales acontecimientos de estas tres décadas. pero con frecuencia fuera de Cuba se espera algo así como una óptica químicamente pura de morfología estética muy particular. A veces, incluso , se habla de rasgos literarios típicos de las letras cubanas después del año 59 . Soy de los que piensan que lo mejor que le ha podido pasar a nuestra literatura es que no ha querido , o no ha sido capaz, de romper el cordón umbilical que la une a la herencia literaria anterior. Por eso, para hablar de estos treinta años con un mínimo de sosiego es imprescindible aludir a la poesía mestiza de Guillén; a los ensayos de Fernando Ortíz o Cintio Vitier; a lo real , maravilloso de Alejo Carpentier, que nos remonta al Diario de Navegación de Colón ; a la prosa barroca y el verso gongorino de Lezama Lima; a la poesía trascendentalista y metafísica de Eliseo Diego; al teatro del absurdo de Virgilio Piñera, a la obra testimonial de Pablo de la Torriente, a la ciencia-ficción de Oscar Hurtado, al ingrediente policial en la narrativa de Enrique Serpa, al cuento afrocubano de Lydia Cabrera, al relato de ambiente rural de Onelio Jorge Cardoso ; todos ellos en producción cuando triunfó la revolución. Ellos son nuestra herencia inmediata. Renunciar a ellos sería locura, pues del parricidio literario al suicidio intelectual no

hay más que un paso. Ello sin contar que hay otra herencia no menos importante, la que viene de allende los mares: la influencia española, francesa, anglosajona, rusa o soviética, latinoamericana, etc. En los nombres antes mencionados están las líneas matrices que diseñan los rasgos fundamentales de lo producido en estos treinta años. Tal vez pudiera añadirse que un rasgo bastante novedoso del período fue el impacto de la literatura soviética en algunos de nuestros escritores. En Manuel Cofiño , en Heras León , en Jesús Díaz, en Norberto Fuentes, se siente aquí y allá la presencia de Alexarider Bek, Simonov , Sholojov , Aimatov, Valentín Rasputin , Babel ; pero también se siente mucho a Hemingway y a Faulkner que nos flegaron por trasmano a través de García Márquez o Lino Novas Calvo. Sobre todo , a partir de la creación de la Casa de las Américas nuestros más jóvenes escritores entraron en contacto con autores latinoamericanos que dejaron su huella: Rulfo , Abelardo Castillo , Rodolfo Walsh , Cortázar , Neruda , Vallejo , Jorge Amado ... También se oye decir que el género testimonio es otra novedad surgida en Cuba después de la revolución , lo que equivale a ignorar toda nuestra literatura mambisa de campaña, empezando por Martí, sin olvidar a Renée Méndez Capote. Otros opinan que el tema fabril o proletario aparece por primera vez con «Acero ", de Eduardo Heras León , cuan do en verdad ese asunto tiene antecedentes en el verso y la prosa de Regino Pedroso . Lb mismo sucede con el género policial , que ciertamente tuvo un auge espectacúlar a partir de 1978, lo que no quiere decir que se trata de una temática absolutamente virgen , pues sería desconocer «La trampa", de Enrique Serpa. 135


MANUEL PEREIRA

Como se ve, todo lo " nuevo " nos remite a lo viejo, lo que aparte de ser dialéctico es muy saludable. No obstante , hay algunos temas más novedosos por el simple hecho de ser también nuevos en nuestra historia. Ejemplos: la alfabetización, la participación de las milicias en el Escambray, en Girón o durante la Crisis de Octubre , o la zafra gigante del año setenta. Vamos por partes. Temáticamente, en la narrativa de los 60 se reflejaron dos constantes: la lucha contra la tiranía de Batista (Soler Puig: " Bertillón 166,,) Y la crisis de valores al pasar de una sociedad a otro proyecto social (José Lorenzo Fuentes : " El sol , ese enemigo" o Jaime Sarusky: " La búsqueda»). El ambiente rural fue el gran asunto de nuestra prosa desde inicios de siglo yha seguido cultivándose: Dora Alonso , " Tierra inerme »; Feijóo, con «Juan Quinquín » o los cuentos de Cardoso. Incluso en 1982 esta temática inspirada en el pasado se trata con tonos picarescos : Gustavo Eguren " Aventuras de Gaspar». La mirada al pasado, la reconstrucción de otras épocas, es un argumento muy empleado quien sabe si para ganar tiempo frente a un presente de dinámica demasiado compleja. Está en la " La situación», de Lisandro Otero, o en " Los niños se despiden » de Pablo Armando Fernández. Otro tanto hicieron Carpentier y Lezama, en " El siglo de las luces», y en " Paradiso», aquél refiriéndose al siglo XVIII caribeño y éste a los primeros treinta años del presente siglo. Cintio Vitier y Antón Arrufat en " De peña pobre» y " La caja está cerrada» respectivamente también miran hacia atrás, no para convertirse en estatuas de sal, sino para recrear una visión poética de lo cubano, a veces a escala doméstica, familiar o de provincia. Aquí entramos en una zona polémica. Algunos críticos, desdeñando esta ver136

tiente histórica, reclaman asuntos de mayor contemporaneidad . Tengo la impresión de que así se fomenta una fal sa dicotomía entre lo histórico y lo co ntemporáneo. Falsa, sobre todo, en un país cuya literatura tiene apenas 350 años de criollez. En América, donde convive la flecha emplumada del Amazonas con el video-tape es difícil hablar de contemporaneidad. ¿Será contemporánea una novela que dura Cien Años de Soledad? Creo que el primer deber de cualquier literatura es ser literatura; todo lo demás, si es contemporánea o histórica, si es barroca o gótica, intimista o comprometida, me parec francamente accesorio. Temas más recientes en nuestra literatura. En 1967 Jesús Díaz publicó " Los años duros » y hace poco " Las iniciales de la tierra », en ambos libros aborda la lucha revolucionaria y los esfuerzos por realizar el socialismo. Otras obras mues tran episodios vinculados con los co m· bates del Escambray : Norberto Fuentes " Condenados del Condado », o Hera" León , " Los pasos sobre la hierba». En 12 década del setenta,. y dentro de esta línea que mezcla lo épico colectivo con la problemática individual, se inscriben títulOb como " La última mujer y el próximo combate », de Manuel Cofiño , o "El Comandante Veneno » y " El Ruso », de Manuel Pereira. Hace poco aparecieron dos libros de cuentos póstumos de Virgilio Piñera con ese tono de absurdo en el que fue un maestro: " El fogonazo » y " Muecas para escribientes ». Lisandro Otero nos regaló recientemente " Temporada de ángeles», novela cuyas peripecias transcurren en la Inglaterra de Cromwell retomando la tradición lezameana y carpenteriana de la universalidad. Aquí se oyen algunas quejas, al igual que ocurre con los temas históricos. De alguna forma se nos


TREINTA AÑOS DE LITERATURA CUBANA

quiere' arrinconar no sólo en el tiempo sino también en el reducido espacio insular. A mí, en cambio, me parece magnífico que mientras Cabrera Infante, escribe sobre La Habana desde Londres, Lisandro Otero realice el mismo proceso a la inversa. Me parece racismo intelectual que no nos perdonen que escribamos sobre otros paisajes y otras historias. Si Thomas Mann o Hermann Hesse escriben novelas de asunto hindú , nadie los acusa de orientalizantes . Si Ezra Pound salpica de ideogramas sus «Cantos pisanos» no es chinesco ni italiano , sigue siendo norteamericano. Ni Lawrence ni tv alcolm Lowry se mexicanizaron por escribir «La serpiente emplumada» y «Bajo el volcán ». Baudelaire poetizó las yerbas de Arabia y los temas de la y urcenar no son solamente belgas. alle Inclán no dejó de ser español cuansituó su '« Tirano Banderas » en A érica. Pero como si esta conducta fuese un lujo exclusivamente europeo , c"lda vez que uno de los nuestros hace a!go parecido enseguida empiezan a llamarlo «libresco », «europeizado », «exóti-.;o» , «afrancesado » o «negrito catedrático ». No seamos olvidadizos, eso le pasó a Cortázar, a Borges, a Lezama, a Carpentier. Hace quinientos años en nuestro continente se dio cita el mundo entero, lo que hace que desde esa perspectiva se pueda escribir sobre Africa, Europa y Asia con más fundamento que desde cualquier otro paraje del planeta. Los latinoamericanos estamos condenados a ser universales. Después de esta disgresión inevitable, seguimos con la panorámica de estos treinta años . La novela policial cuyo boom se sitúa a finales de los setenta tiene sus mejores títulos en «Y si muero mañana», de Luis Rogelio Nogueras y en

«Joy », de Daniel Chavarría; de este género , como del testimonio , se ha abusado demasiado. El peor periodismo y el maniqueismo han logrado infiltrarse en ambos. En la ciencia-ficción se tiende un puente desde Osear Hurtado con «La ciu.dad muerta de Korad », hasta Daina Chaviano, con «Los mundos que amo ». El género denominado «fantástico » tam bién tiene seguidores, entre los cuales hay que mencionar a Senel Paz con «Un rey en el jardín ». Son géneros en plena expansión. En teoría y ensayo los jóvenes se atreven menos quedando como piedras fundamentales: «Lo cubano en la poesía», de Cintio Vitier, y «Calibán », de Roberto Fernández Retamar. En testimonio sobresalen Miguel Barner, con «Biografía de un cimarrón », y Reynaldo González, con «La fiesta de los tiburones », que son reconstrucciones del pasado de la nación . La literatura infantil y para jóvenes, que tiene el prestigioso antecedente de «La edad de oro », de José Martí, recibió un gran impulso en 1968. En este sentido cabe mencionar «El cochero azul » y «El valle de la pájara pinta» de Dora Alonso. Las estadísticas dicen que el género más cultivado desde 1959 es la poesía, por eso su análisis requeriría para ella sola todo un simposio . Daremos sólo un vistazo . Gracias a Cintio Vitier y a Lezama Lima lo primero que se hizo fue publicar lo mejor de la herencia poética de los siglos XVII , XVIII Y XI:» cubanos .. Aparte de que los poetas del Grupo Orígenes se reafirmaron , junto con la generación del cincuenta, surgieron muy pronto nuevas promociones , como la de Rogelio Nogueras, Antonio Cante , Raúl Rivera o Lina de Feria . Recientemente se han dado a conocer poetas excelentes como Delfín Prats . (<< Para festejar el ascenso de Icaro »), Raúl Hernández Novás (<< Animal civil »), 137


MANUEL PEREIRA

Efraín Rodríguez (" El hacha de miel ») o Reina María Rodríguez (" Para un cordero blanco »). En poesía los registros más actuales son el intimismo, el hermetismo , el tono conversacional o coloquial. Incluso algunos mezclan el cristianismo con el budismo Zen . Aumenta la audacia temática en los escritores más jóvenes: Bernardo Marqués con su narración " Balada del Barrio» quiere recuperar la memoria de su juventud mientras Senel Paz pública en París un cuento que gana el premio Juan Rulfo del año pasa'do: " El lobo, 'el bosque y el hombre nuevo », donde aborda la problemática de la homosexualidad en la revolución , una especie de versión cubana del " Beso de la mujer araña». Al mismo tiempo el tema erótico sigue prosperando por doquier y

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aparece publicada por la UNEAC "Mi correspondencia con Lezama», de José Rodríguez Feo, o las " Memorias» siempre escabrosas, de Virgilio Piñera. Los temas tabuados empiezan a estallar por todas partes . ¡Ya era hora! Sin embargo, es realmente una desgracia, poco menos que una maldición, que cuando esta suerte de glasnost, empezaba a mejorar la calidad literaria de nuestros catálogos editoriales, llegó la crisis de la sosa cáustica -nunca tan cáustica- y con ella la falta de papel. Lo que nos permite sospechar que una parte importante del panorama de las letras cubanas permanecerá todavía algún tiempo por fuerza a la sombra de las gavetas . Madrid, septiembre 91


CAPERUCITA ROJA Y LA LENGUA EL IMPERIO JULIO RODRíGUEZ PUÉRTOLAS España - 1936

N Reivindicación del conde Don Julián, Juan Goytisolo desmontaba de manera extraordinaria lo que Américo Castro llamó los mitos del casticismo hispano. Entre ellos, y de manera fundamental, el mito de la lengua imperial y de su propiedad, pues «la llevamos a la otra orilla del Atlántico con la moral y las leyes, la espiga y el arado, la religión , la justicia, a dieciocho naciones que hoy hablan y piensan , rezan, cantan , escriben como nosotros ». A modo de perversa contraprueba, Juan Goytisolo incluye en su novela tres fragmentos del lenguaje característicamente popular de México , Argentina y Cuba (que le fueron su ministrados respectivamente por Ca rlos Fuentes , Julio Cortázar y Guillermo Cabrera Infante) . Como ejem plo no prefabricado , sino auténtico y real, ofrezco a la consideración de todos aquellos que de un modo u otro celebran o padecen este naufragante Quinto Centenario el texto que sigue. Se trata de una versión chicana del popular cuento Caperucita Roja, recogida por mí hace algunos años durante mi estancia en California y cuya paternidad corresponde a Jesús Maldonado , el Flaco, nacido el año 1944 en Mission , Texas. Transcribo el texto sin comenta-

rio alguno , manteniendo escrupulosamente las forma? originales, que incluyen español antiguo y moderno, mexicano , inglés y anglicismos y expresiones típicamente chicanas. Entre otras muchas otras cosas hechas y dichas en 1492, conviene recordar aquello del maestro Nebrija: «siempre la lengua fue compañera del Imperio». CAPIROCITA ROJA. VERSiÓN DE JESÚS MALDONADO, EL FLACO.

Esta era una vez, hace muchos años , había una muchachita que se llamaba Capirocita Roja. La Capi vivía en la ciudad con su mamá, y tenía una abuelita que vivía en el mero centro del bosque , a unas once millas de la ciudad . Un día la mamá de Capi le dijo que tenía que hacer un mandado. -Capi , IIévale esta canasta a tu abuelita, porque está enferma. -¿Qué hay en la canastita, mami? -Pues hay una docena de tacos , media docena de enchiladas, otra media docena de chalupas y un jarro de frijoles . También le llevas unos discos: José Alfredo Jiménez, Javier Solís , Cuco Sánchez, Miguel Aceves Mejía y José Feliciano. 139


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-iAy qué bueno! Sé que le va a gustar José Feliciano. -Sí, hijita. Tu pobre abuelita tiene muchas ganas de verte . Dice que nos mandó un smoke signal hace una semana, pero con tanto air pollution no recibimos el mensaje. -iAy, qué lástima! Estos gabachos nos van a matar con tanto air pollution . La mamá de Capi le arreglo la canasta y se la dió a la Capi. Le dijo que tuviera mucho cuidado con el lobo feroz porque era muy sinvergüenza y muy fresh. La Capi salió a la esquina de la calle y tomó el bos. Al subirse le echó una peseta y se fue a sentar a mero atrás. Cuando llegó el bos a las afueras del bosque, la Capi se bajó porque este bos no iba al bosque, pues le tenía fuchi fuchi al lobo y a las otras bestias. La Capi le echó un nicle al meter y se apió. Iba ella muy contenta y de pronto se echó una cancioncita [... ]. Ven ía esquipiando y can tando , y ya había caminado unas dos mi llas cuando se le apareció el lobo. - ¿Para dónde vas, Capi? -le preguntó el lobo en un high-pitched voice. (Este sinvergüenza sabía que era Capi porque la había visto bailar por TV en el Club A Go Go . Y también sabía que la Capi venía a visitar a su abuelita porque él había tapped el te lephone . Este guy tenía mucho odesity, como dicen los gringos ; tam bién tenía mucho huevo, como dice n los mex icanos, pero en realidad no te nía porque era maricón). La Capi , al ver al lobo feroz , se puso bien escamada, pero de pronto recobró su co mposure y dijo: -Voy a ver a mi abuelita porq ue está enferma. -y ¿qué traes en esa canastita? -Traigo unos tacos, enchiladas, chalupas y unos discos de aquéllas. ¿Me puede decir a cúal camino llega más pronto al sur? 140

-¿Quieres que te acompañe? -Váyase mucho a lachi , no más dígame cúal es el camino. - Pues es este cortito aquí -y le apuntó un camino . (Pero no era un cam ino corto ; este iba a dar a que la madre de los burros, y se tardaba chingos para llegar a la casa de la abuelita). La Capi se fue de volada porque no quería dilatarse. El lobo tomó el otro cam ino y comenzó a reirse . A la distancia se miraba que ve nía alguien cantando una canción muy alegre [.. .]. Era un vato que traiba unos pantalones kakis, unos calcos tangerines, la camisa desabrochada con el cuello alzado y unos sun-glases. Se miraba bi n cool el vato . Cuando se encontró con 131 maricón le dijo: -iQueúbole , ese vato ! ¿Pa dónde s:e la tira, ese? -Hola, chulo -dijo el maricón-oVoy a ver a la abuelita de Capi. Le lleva una canastita de frutas y unostaquitos de ffijoles, refritos . Y a mí me encantan los taquitos de frijoles. -¿ Y cuántos tacos trae la masora esa? -preguntó el chuco. Pues trae unas dos o tres docenas. Con eso tengo yo. - Oye vato , a mí también me caen los tacos de frijolitos y yo tengo mucha har,l breo ¿Qué dices si vamos mita y mita? - iQué mita y mita ni qué tu abuela! Yo la vide primero. -Goloso , te voy a dar en toda la .. . Te voy a patalear el tanque bien pataleado. El chuco sacó su filero y le dijo al maricón que se aventara. El maricón no sabra qué hacer. No traiba nada, nomás su bolsa. El chuco le cortó una orej a y luego se armó un lío tremen do. iLevantaron una polvareda de los diablos! No se sabía quién era cúal. Saltaron zapatos por aquí, fondos por allá y sangre por onde quiera.


CAPERUCITA ROJA Y LA LENGUA DEL IMPERIO

Entonces unos de los lobos se levantó, se sacudió y siguió en su caminito. De pronto se encontró con otro lobo. Era grandotote , con muscles por onde quiera y parecía He-Man , un Míster América. Traiba unos zapatos wing-tips , una corbata anchota y la cara era de color de harina. El tercer lobo le preguntó al chuco : - Say, man , where you going? -¿Qué pasotes? -le contestó. -Where you headed, man? -Oh , ¿qué pa dónde me la tiro? Al cantón de la abuelita de la Capi , ese. Ella le lleva unos taquitos de frijoles a la vieja. - That sounds good , mano I sure like tl:lose tortillas. -Bueno , ese , tengo que pañar descuento . - Cool it, cat! -iQué cool it ni qué nada! -dijo el chuco-. Ya me voy, ese. - Don't get tougth with me, man o - Voy, voy, y tú qué te crees, ¿la mamá j e Tarzan o qué? - Them 's fighting words. El gringo le quiso aventar un derecha2 0 al chuco, pero el vato se lo echó al pla'0 en un dos por tres. El gringo con todos -sus muscles y sus wing-tips le vino guango al chuco. Lo hizo garras y hasta barrió el suelo con él. El chuco se sacudió y le puso . Llegó muy de volada a la casa de la abuelita. I llegar al cantón tocó la puerta. - Tan , tan. - ¿Quién es? -preguntó la abuelita. - Soy yo , buelita -dijo el lobo imitando la voz de la Capi. - Pásale hijita, pásale. ¿Me trujistes mis taquitos y mis discos? El lobo , tan pronto como entró , se le echó en cima a la abuelita y se la comió de una mordida: iaaahhhuuuuuuuuum! Estaba un poquito talluda la viejita, pero no le importaba al lobo porque traiba un

hambre de la chingada. Entonces éste fue al closet y sacó una bata de la difunta y se la puso . También cogió una gorrita y se la puso. Después se echó en la cama y se cubrió con las cobijas hasta la chino Estaba tan largo y tan flaco que se le salían las patotas y le colgaban de la cama. Dos horas más tarde viene la Capi llegando a la casa de la abuelita. La pobre venía con la lengua en rastra y los caIcos todos rotos , y venía bien cansada. Al llegar a la casa tocó la puerta. -Tan ... tan ... tan. Allá adentro se le pararon las orejitas al lobo y dijo: -Adela -y se cleared la voice el lobo , y dijo -adelante. ¿Eres tú , Capirocita? -Sí, buelita -dijo la Capi. -Pásale , que está abierta la puerta, hijita. La Capi entró y cerró la puerta. -Ven , siéntate aquí a mi lado -le dijo el lobo. -¿Cómo está, buelita? -Estoy bien , hijita. ¿Qué me trujistes? -Pues le truje unos taquitos , enchigadas, tortillas y frutas . -iAy qué bueno, hijita! Dame la canastita pacá. Traigo mucha hambre. La abuelita, o más bien dicho, el lobo, empezó a comerse los tacos riquísimos y sabrosotes. La Capi notó los ojos de la abuelita y . le dijo : -Buelita, iqué ojos tan más colorados y tan más grandotes tienes! -Para verte mejor, hi~ta - contestó el lobo. Entonces la Capi la dijo cuando vio las pesuñas : -Buelita, iqué patas tan más grandototas! -iAy, hijita ! -dijo el lobo-. Es que andaba en el chancle el viernes y me bailé tantas polquitas que se me hincharon los pies. 141


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-Buelita, iqué orejas tan más grandotas y qué puntudas! -iAy, hijita! -dijo el lobo-. Es que de tanto hablar en el telephone con las comadres se me hincharon. Tenía tantas ganas de comadrear esta semana. -Buelita, iqué dientes tan más grandes y tan más filudos!

-i Pa comerte mejor! -le gritó el lobo. Se quitó las sábanas y se le echó en cima a la Capi y se la comió de una mordidita ... iaahhuuuuum! y colorín colorado el cuento está acabado ; el que no se levante se queda pegado.

" CALAVERA". DEL PINTOR POSADA

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NOVELA CHILENA: EL DIÁLOGO NUNCA INTERRUMPIDO BERNARD SCHULZ CRUZ

N Chile, luego de la vuelta a la democracia, se ha producido una ferviente actividad de los intelectuales por dar cuenta no sólo de 16 años desinformados, sino también de los antecedentes previos a esos años de dictadura . El período de Salvador Allende y el asado histórico son revisados , mientras se observa un constante aumento en la roducción novelística. A diferencia de otros países latinoamericanos, Chile no había sufrido una dictadura tan represiva, y por lo tanto, esta experiencia resultó más que trau mática para la población y los intelectuales . A partir del golpe militar, muchos escritores se convirtieron en opositores del régimen ; lo que, en el peor de los casos, les significó tortura y muerte, y en I mejor de ellos, cárcel , exilio o el silencio de no poder publicar. La conmoción ocasionada por el golpe militar del11 de septiembre de 1973 significó escribir soslayando el pasado. La historia oficial se volvió a escribir, de una manera borgeana. la literatura tuvo que vérselas con metáforas oscuras . Para preservar el sistema ideológico a partir de las condiciones forzadas por el golpe militar, la dictadura creó una institucionalidad que se concretaría con la

Constitución de 1980. 1 Paradójicamente, el período de consolidación del sistema político y económico de Pinochet significó allanar el camino para que la censura se relajara y terminara oficialmente en 1983. Esto originó un estado de legitimidad del autoritarismo, pero también permitió que muchos escritores publicaran dentro de Chile incluso novelas que transparentaban su oposición al régimen . Jorge Edwards, por ejemplo, explica que uno de sus libros, el más controvertido, "Persona non grata", fue objeto de la censura en 1978 y no se autorizó su circulación sino hasta 1982. Se creó así un espacio para la libertad de expresión que creció mientras se acercaba el fin de la década. Hubo más libertad para publicar y para la libre circulación de libros, revistas y periódicos. La represión continuó, con hechos graves muchas veces, pero que no podían con tener lás manifestaciones culturales de todo tipo que aparecieron tanto en las librerías como en los lugares públicos.

1 Esta misma Constitución debía culminar en la reelección de Pinochet en el plebiscito de 1988 para mantenerlo como presidente hasta 1996. Pero Pinochet perdió el plebisicito y en 1989 el régimen debió ceder el poder a Patricio Alwyn , como mandatario elegido libremente.

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Por otro lado, dentro de la economía de mercado el régimen debía dar paso a las compañías importadoras de libros, a los consorcios de la prensa y a las casas editoras. Además , nadie podría ignorar la televisión en colores , aparecida bajo Pinochet y totalmente controlada por el estado ; el costo de los libros y el impuesto al valor agregado (20%) socavaron cualquiera que haya sido el rol que jugaban los libros. Al mismo tiempo que las fuerzas contrarias al régimen se reagrupaban muy lentamente, se crearon centros de estudios , peñas, tiendas de teatro y núcleos marginales de oposición cultural. En este contexto, a pesar de las violaciones a los derechos humanos , los escritores lograron establecer un espacio para la creaci6n literaria -sin desmerecer el aporte de los exiliados que desde el extranjero incentivaron la búsqueda de nuevas formas y cómo cuestionar al autoritarismo-. Es probable que se hayan registrado cambios formales y de contexto, pero que también se haya experimentado una revisión del quehacer del escritor.2 En las prácticas sociales, literatura y . pol ítica se entrecruzan. El problema de la ficción y la realidad, de la ideología y de las representaciones de ésta parecía haberse perdido como objeto de investigación. Sin embargo , la realidad latinoamericana siempre lo sigue trayendo de vuelta. Hoy por hoy, el estudio de la literatu ra ti ende a la exploración diacrónica. Esto es, el texto no se encuentra aislado, interactúa con otras tradiciones (intertextualidad), conversa con otros textos del mismo productor y pertenece a ·un contexto social en el que se mira y con

2 Téngase por refere ncia el realismo previo a la década del 50 y la polémica de los años 60 de si la literatura debía estar «comprometida" con la sociedad o con la escritura.

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el que mantiene un diálogo permanente. Manuel Jofré, en un artículo que coincide con la transición a la democracia en Chile y la necesidad de desligarse del estructuralismo de los 60 , afirma : La literatura es también un modo de interacción social , entre autor y lector, que se realiza mediante el envío de u mensaje... El mensaje es visto ahora como una construcción de signos que produce significados en el recepto r. Desde su posición de privilegio, y con la intervención de los sistemas de significación que son los códigos, el texto participa dentro del conjunto de proces o~ culturales, comunicativos, ideológicos y semióticos donde se producen la generación y el intercambio de sentido s. (Jofré, «Literatura .. . » 212-13) Esto permitiría situar los textos en e' circuito significativo y cultural de la realidad chilena. En el intento de airear el ambiente teórico Jofré expresa que ; contexto influye y se inscribe en la obra. misma, que es vista como texto , al mis·· mo tiempo que la cuestión del referente se retoma para buscarle otras posibilidades de desarrollo (213). En ese sentido y en el contexto chileno , la referencialidad del texto literario , y en particular de la novela, es una cuestión válida. Aunque en el presente democracia y literatura parecieran -con cau tela_ fortalecerse , para tomar perspectiva histórica, habría que remontarse a cómo eran , o cómo parecían ser las cosas hace treinta años . En 1960, Cedomil Goic hacía un análisis de las tendencias y generaciones en la novela chilena. En especial , cuando se refería a los escritores que comenzaban a publicar en la década del 50 -José Donoso y Jorge Edwards- decía que escribían como reacción a «una fuerte corriente de


NOVELA CHILENA : EL DIÁLOGO NUNCA INTERRUMPIDO

realismo social » (257) ; por lo que la generación del 50 sería una corriente irrealista: La tentativa consiste en superar de pIano las formas limitadas del realismo social y del nacionalismo en literatura, y en afirmar, por el contrario , la universalidad estética de la obra literaria y su original irrealidad , y la fuerza actual del poderoso proceso de ensanchamiento del espacio histórico y de las tradiciones literarias del mundo occidental (257). Pero de la realidad sociopolítica se i ponía por sobre lo que pretendiera transparentar la literatura. En diez años, de 1960 a 1970, el país vivió abruptos cambios que desembocaron en el gobierno de la Unidad Popular. Sin embargo , en 1971 -un año después de la elección e Salvador Allende- Fernando Alegría confirmaba la apreciación que diferenciaba a las distintas generaciones de escritores: Si los escritores de la generación dsl 38 se rebelaron contra la mecánica c:iollista y plantearon una temática social c'-¡mprometida, los de la promoción del 50, actuando como escuela, desahuciaron... el politicismo del 38 e intentaron una narrativa de alusiones, ...de mitifica.ción , no de análisis (59). Sin embargo , pareciera ser que al estudiar la novela chilena no se puede dejar de lado la tradición histórica ni la función mimética que pesa sobre el escritor. Por ejemplo , en 1963, Leoncio Guerrero vinculaba la novelística a la documentación epopéyica3 (379) . Para

serían : La araucana, Arauco domado y Cautiverio feliz.

3 Ejemplos

Guerrero , el intelectual José Victorino Lastarria (1817-1888) habría abierto el camino exhortando a los intelectuales a " mirar a su alrededor y a escoger los temas que la historia, la leyenda y la vida les ponían a su alcance » (379). Esta marca histórica va a aparecer y desaparecer en los textos, pero sie'mpre estará latente y constituirá una constante literaria, muy a pesar de los postulados rebeldes atribuidos a la Generación del 50 . Luego del golpe de estado , en 1978, Antonio Skármeta critica la producción narrativa chilena bajo el gobierno de Allende. Manifiesta que la producción fue pobre con respecto al proceso que se vivía. En cuanto a lo que se escribía en ese momento bajo la dictadura, observa que el rasgo más sobresaliente es que los escritores ignoraron la experiencia social , usaron episodios ahistóricos y abusaron de la evocación lírica. Las acciones tienen que ver con " la infancia y la acción entre murallas, incontaminadas por el mundo exterior » (55) . Skármeta se refiere , sin duda, a la falta de denuncia o aparente relación con la situación de la sociedad chilena y la dictadura. Pero , hay que entender, como en el caso de España bajo Franco, que para el escritor chileno, en un comienzo , era imposible publicar nada cuya mímesis se acercara al Chile de Pinochet, si no era de un modo oblicuo. En 1983, Jaime Giordano destacaba las transformaciones formales en la literatura , afirmando : " si quedaba alguna duda acerca de cómo un hecho histórico puede afectar las formas literarias , lo acontecido en Chile ... la ha despejado. » Es decir, aquello que la teoría no podía resolver, lo resolvió la escritura en la práctica (29) . La tesis de Giordano es que bajo un régimen dictatorial al cuerpo social le es imposible eludir su existencia. Por lo 145


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tanto, como toda la población, el escritor debe cuidarse de qué dice y de cómo lo dice. También , el cuerpo social y el escritor se modifican, toman posiciones respecto al poder. Por eso es que los escritores aparentemente dan ·Ia espalda a la realidad, de modo que en sus escritos no haya una nota discordante, o simplemente disfrazan, auto-reprimen, o expresan algo de aquello que se encuentra socialmente prohibido a través de un sistema de complicidad con los lectores (29). Aunque el artículo de Giordano se refiere más que nada a la poesía y al teatro en Chile, y en lo que respecta a novelas, al exilio , no se puede dejar pasar por alto que es un comentario más acertado que el que hiciera Skármeta. . Bernardo Subercaseaux, en 1984, intentó indagar de qué manera la lectura de textos literarios se vio afectada por la ruptura del 73 . En su investigación reconoce que en Chile -a 8 años del golpe militar- no había habido estudios acerca de la recepción de la literatura en un público lector sometido a la censura. Su tesis fundamental es que bajo Pinochet hubo cambios importantes en el proceso de recepción y consumo literario . Subercaseaux argumenta que antes y después de la dictadura la situación era fundmentalmente diferente: ... Ios medios de comunicación de masas competían con otras instancias de comunicación social (partidos, sindicatos, etc.) y eran además atravesados por las variantes de cultura política que se daban en la sociedad. Después de 1973 adquieren en cambio una centralidad monopólica .. . que va a ser fundamental en la parcialidad ideológica y en la hiperextensión de la culturade masas. En este contexto las obras literarias no tienen repercusión o venta por sus valores intrínsecamente literarios, sino en tanto 146

subproducto de los medios de comunicación de masas, particularmente la televisión (84). Como ejemplo de esto últim o, Subercaseaux cita el caso de una poeta popular que sólo ingresa a la escena literaria después de aparecer en el programa televisivo «Sábados Gigantes .» La conclusión es obvia: ... tanto la diversidad y virtualidad de la lectura de los contextos biográfico, literario y macro social , sólo son posibles y correlativos con la existencia, desarrollo y profundización de un régimen democrático (86) . Sin duda, si las novelas se volvieron opacas o de plurisentido, la recepción de las mismas se hizo más dificil por no formar parte del circuito cultural oficial creado por la dictadura. En 1988 Manuel Jofré pasaba revista a 15 años de la novela bajo el autoritarismo. En una primera etapa reconoce que, entre 1973 y 1980, las novelas estaban descontextualizadas, que en alguna medida eran escapistas o imposibilitadas de aludir a la circunstancia nacional sin enfrentar riesgos , no se referían explícitamente a la historia inmediata de Chile. Jofré destaca los mundos cerrados que se vuelcan al pasado y la infancia, donde el narrador «presenta una visión individual que concede una gran importancia al rol de los antepasados» (<< La novela .. .» 194). Una característica fácil de detectar en las novelas de después del golpe habría sido «el choque entre diversos tiempos históricos, entre distintas concepciones del hombre y la sociedad » (<< La novela .. .» 195). Aún así, según Jofré. habrían sido las novelas escritas en el extranjero las que contribuyeron a abrir el espectro nove-


NOVELA CHILENA : EL DIÁLOGO NUNCA INTERRUMPIDO

lístico, ya que recuperaban la historia colectiva nacional reciente, con todas sus connotaciones políticas. La importancia de estas novelas y de escritores como José Donoso y Jorge Edwards , es que al haberse vendido en Chile sin problemas con la censura, «fijaron y empujaron los límites de lo que se podía decir a través de la literatura, y lo que no se podía mencionar» (<< La novela ... » 194). Al entrar en los años 80 el panorama literario cambió. Al analizar esta década hay que llamar la atención sobre el incremento en el grado de referencia a la historia chilena contemporánea -entiéndase régimen de Pinochet- y tal vez habría que lamentar que no se haya originado un lenguaje literario renovado ni que se hayan establecido importantes rupturas formales con las novelas previas (Jofré, " La novela .. . » 196).4 El imaginario literario definitivamente remite a un contexto ; es decir, a la memoria histórica. En 1990, Juan Armando Epple hace una revisión panorámica de lo que ha sido la crítica y la producción literaria en Chile vsde 1960 hasta 1989. Da cuenta de dos centros de estudios -no exclusivamente Eterarios , sino interdisciplinarios- : FLAC0,0 y CENECA,5 que orientan el diagnósli·,o y valoración de las distintas formas de la. cultura marginada. Son grupos con una 'Isión del mundo y una producción de sen-

Yo añado que bastaría leer La deseperanza, de Donoso, para confirmar esta aseveración; sin embargo, otras novelas, como El rincón de los niños, de Claudia Hunneus, o Por la patria, de Diamela Eltit parecieran contradecirla.

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FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) y CENECA (Centro de Indagación y Expresión Cultural y Artística) han sido importantes puntos de encuentro para el análisis y discusión de la realidad chilena, sobre todo bajo la dictadura.

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tidos simbólicos alternativa a la ideología oficial. Estos grupos no pueden desvincular los análisis literarios de la sociología. Por último, para la crítica Nelly Richard la mayoría de los intelectuales y artistas previos al golpe de estado tratan de reinstaurar esquemas obsoletos ; por eso, ella y el grupo Avanzada propugnan «que se renuncie a las viejas dicotomías en favor de una sensibilidad más propicia a las ambigüedades y paradojas de lo plurivalente y de lo multidireccional ». Para Richard , «el imaginario debe romper los anclajes de la cultura instituida y redibujar una geografía de la identidad social y sexual que favorezca los márgenes y su travesía ». Así se le otorgaría el protagonismo a los que el corpus social ha reprimido . Como sea, queda en claro que a pesar de la dictadura, se originó un diálogo entre novela y sociedad, incluyendo los diferentes segmentos artísticos y culturales. Hoy, bajo un gobierno de transición a la democracia, los escritores publican más que nunca y los investigadores tendrán un caldo de cultivo que permitirá ensanchar los estudios que hemos bosquejado. Aprovechando la necesidad de cuestionar y darle sentido no sólo a lo que fue la dictadura de Pinochet y su herencia, sino también a lo que fueron sus antecedentes históricos, la literatura podrá jugar su papel dialógico. La función mimética y la sociedad chilena podrán conversar por mucho tiempo, porque pareciera ser que su relación permanece más que vigente: La polémica y la discusión recién comienzan y es de esperar que continúen abiertas por mucho tiempo.

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BERNARD SCHULZ CRUZ

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REPUBLICA DE LAS

4

POEMAS DE LAS DOS ORILLAS



POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

UN CANTO AZTECA DE LA CONQUISTA

Cantos Azteca y Üllechua

. ._ - L llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en Tlatelolco. Por agua se fueron ya los mexicanos ; semejan mujeres ; la huida es general. ¿Adónde vamos? , ioh amigos! Luego ¿fue verdad? Ya abandonan la ciudad de México : el humo se está levantando ; la niebla se está extendiendo ... Con llanto se saludan el Huiznahuácatl Motelhuihtzin , el Tlailotlácatl Tlacotzin , el Tlacatecuhtli Oquihtzin ... Llorad , amigos míos, tened entendido que con estos hechos hemos perdido la nación mexicana. iEI agua se ha acedado , se acedó la comida! Esto es lo que ha hecho el Dador de la vida en Tlatelolco. Sin recato son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin . Con cantos se animaban unos a otros en Acachinanco , ah, cuando fueron a ser puestos a prueba allá en Coyoacán .. .

(Canto res Mexicanos. Biblioteca Nac. de México. Fecha probable : 1523.) 151


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

POEMA DE LA CONQUISTA

Cantos Azteca y Qlechua

e

ON suerte lamentosa nos vimos angustiados. En los caminos yacen dardos rotos ; los cabellos están esparcidos. Destechadas están las casas, enrojecidos tienen sus muros . Gusanos pululan por calles y plazas, y están las paredes manchadas de sesos. Rojas están las aguas , cual si las hubieran teñido , y si las bebíamos, eran agua de salitre. Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedad y nos quedaba por herencia una red de agujeros. En los escudos estuvo nuestro resguardo , pero los escudos no detienen la desolación . Hemos comido panes de colorín hemos masticado grama salitrosa, pedazos de adobe, lagartijas , ratones y tierra hecha polvo y aun los gusanos .. .

(1528. Edición de Mengin.) 152


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UNA ELEGíA QUECHUA SOBRE LA MUERTE E ATAHUALPA

Cantos Azteca y ÜQ.echua

Q

¿

UÉ ar<o iris es este negro arco iris que se alza? clara el enemigo del Cuzco horrible flecha ~ u e amanece . Por doquier granizada siniestra (.olpea. Ui corazón presentía é cada instante,

éun en mis sueños, asaltándome, t:. n el letargo, c:: la mosca azul anunciadora de la muerte; ( olor inacabable.

¡ I sol vuélvese amarillo, anochece , r listeriosamente;

e1l0rtaja a Atahualpa, su

cadáver

y su nombre; I~' muerte del Inca reduce o. tiempo que dura una pestañada.

amada cabeza ya le envuelve €o' horrendo enemigo; y un río de sangre camina, se extiende , el dos corrientes. t

U

C us dientes crujidores ya están mordiendo la bárbara tristeza; Sv han vuelto de plomo sus ojos que eran como el sol , ojos de Inca.

- FragmentosAutor anónimo. Trad: José María Arguedas

153


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

Gime, sufre , camina, vuela enloquecida tu alma, paloma amada; delirante, delirante , llora, padece tu corazón amado . Con el martirio de la separación infinita el corazón se rompe. El límpido resplandeciente trono de oro ,

y tu cuna ; los vasos de oro, todo , se repartieron . Bajo extraño imperio, aglomerados los martirios, y destruidos ; perplejos, extraviados, negada la memoria, solos ; muerta la sombra que protege ; lloramos ; sin tener a quién o a dónde volver, estamos delirando. . ¿Sopotará tu corazón , Inca, nuestra errabunda vida dispersada, por el peligro sin cuento cercada, en manos ajenas, pisoteada? Tus ojos que como flechas de ventura herían , ábrelos ; tus magnánimas manos extiéndelas ; y con esa visión fortalecidos despídenos.

154

Cantos Azteca y Ül!,echua


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

ESPAÑA JORGE LUIS BORGES (1899-1986)

Ás allá de los símbolos, ,nás allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios, nás allá de la aberración del gramático jue ve en la historia del hidalgo que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue , no una amistad y una alegría '. ino un herbario de arcaismos y un refranero , f>stás , España silenciosa, en nosotros. '':spaña del bisonte, que moriría por el hierro o el rifle , un las praderas del ocaso, en Montana, E:spaña donde Ulises descendió a la Casa de Hades, España del ibero , del celta, del cartaginés y de Roma, España de los duros visigodos , re estirpe escandinava, 'ue deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas, ~astor de pueblos, r.spaña del Islam, de la cábala } de la Noche Oscura del Alma, España de los inquisidores, ue padecieron el destino de ser verdugos y hubieran podido ser mártires, España de la larga aventura Que descifró los mares y redujo crueles imperios y que prosigue aquí, en Buenos Aires , en este atardecer del mes de julio de 1964, España de la otra guitarra, la desgarrada, no la humilde, la nuestra, España de los patios, España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios, España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad ,

(De " El otro, el mismo», 1964.)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

España del inútil coraje, podemos profesar otros amores, podemos olvidarte como olvidamos nuestro propio pasado , porque inseparablemente. estás en nosotros, en los íntimos hábitos de la sangre, en los Acevedo y los Suárez de mi linaje, España, madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones, incesante y fatal.

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

y AQuí ERNESTO CHÉ GUEVARA (1928-1967)

«S

OY mestizo», grita un pintor de paleta encendida, «soy mestizo », me gritan los animales perseguidos, «soy mestizo", claman los poetas peregrinos, «soy mestizo ", resume el hombre que me encuentra en el diario dolor de cada esquina, y hasta el enigma pétreo de la raza muerta acariciando una virgen de madera dorada: «es mestizo este grotesco hijo de mis entrañas ». Yo también soy mestizo en otro aspecto : en la lucha en que se unen y repelen las dos fuerzas que disputan mi intelecto, las fuerzas que me llaman sintiendo de mis vísceras el sabor extraño de fruto encajonado antes de lograr su madurez de árbol. Me vuelvo en el límite de la América hispana a saborear un pasado que engloba el continente. El recuerdo se desliza con suavidad indeleble como el lejano tañir de una campana.

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

. EL POETA COME CACAHUETES MARIO DE ANDRADE (1893-1945)

N

OCHES pesadas de olores y calores amontonados ... Fue el Sol que por todo el inmenso Brasil Anduvo poniendo a los brasileños de color moreno. Estoy pensando en los tiempos de antes de mi nacimiento .. . La noche era para descansar. Las carcajadas blancas de los mulatos .. . iSilencio! El emperador medita sus versillos Los Caramurús conspiran a la sombra de los mangos ovales. Sólo .el murmullo de los credos hermanaba a los hombres de mi país. De repente los plantacañas se dieron cuenta de que ya no tenían esclavos, Por lo que se perdieron muchas vírgenes-del-rosario ... Sin embargo , la verdadera catástrofe fue emperifollar a esta república-temporal. La gente aún no sabía gobernarse ... Progresar, progresamos un tantico, Que el progreso también es una fatalidad .. . iSerá lo que Dios quiera! ... Siento deseos de catástrofes ...

y deseos del Amazonas y de los vientos murizocas Que inclinan las batientes .. . Siento deseos de guitarras y soledades sin sentido Siento deseos de gemir y de morir.

158

Brasil


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

Brasil. .. Masticado en el regusto caliente de los cacahuetes ... Hablado en una lengua moza De palabras inciertas con un contoneo melado melanc贸lico ... Salen frescas lentas trituradas por mis buenos dientes ... Mojan mis labios que dan besos lentos y despu茅s semientonan los biennacidos rezos ...

Brasil

Brasil amado no porque sea mi patria, Patria es tal vez de migraciones y del pan nuestro ande Dios lo d茅 .. . Brasil que amo porque es el ritmo de mi brazo arriesgado , El placer de mis descansos, El columpio de mis canciones, amores y danzas. Brasil , que soy yo porque es mi graciosa expresi贸n , arque es mi sentimiento cachazudo , arque es mi manera de ganar dinero, de comer y de j ormir.

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

PAISAJE TROPICAL JOSÉ ASUNCiÓN SILVA

Colombia

( 1856-1896)

M

AGIA adormecedora vierte el rio en la calma monótona del viaje , cuando borra los lejos del paisaje, la sombra que se extiende en el vacío.

Oculta en sus negruras el bohío la maraña tupida, y el follaje semeja los calados de un encaje al caer del crepúsculo sombrío. Venus se enciende en el espacio puro. La corriente dirmida una piragua rompe en su viaje rápido y sefuro

y con sus nubes el poniente fragua otro cielo rosado y verdeoscuro en- los espejos húmedos del agua.

(Poema de «El libro de versos ».)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

DE LA CIUDAD

Colombia

ÁLVARO MUTIS (1923-

)

. • QUIÉN ve a la

enlr~da

de la ciudad

la sangre vertida por antiguos guerreros? ¿Quién oye el galope de las armas

y el chapoteo nocturno de las bestias? ¿Quién guía la columna de humo y dolor ~ u e dejan las batallas al caer la tarde? Ni el más miserable, ni el más vicioso .1i el más débil y olvidado de los habitantes ecuerda algo de esta historia. , oy, cuando al amanecer crece en los parques ~ I olor de los pinos recíén cortados,

,se aroma resinoso y brillante el recuerdo vago de una hembra magnífica ) como el dolor de una bestia indefensa, :10y, la ciudad se entrega de lleno ':1 su niebla sucia y a sus ruidos cotidianos.

~;o mo

"( sin embargo el mito está presente, ,jubsiste en los rincones donde los mendigos . ventan una temblorosa cadena de placer, p,n los altares que muerde la polilla y cubre el polvo con manso y terso olvido , en las puertas que se abren de repente para mostrar al sol un opulento torso de mujer que despierta entre naranjos - blanda fruta muerta, aire vano de alcoba-. En la paz del mediodía, en las horas del alba, en los trenes soñolientos cargados de animales que lloran la ausencia de sus crías, allí está el mito perdido, irrescatable , estéril. 161


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

BALADA DE LOS DOS ABUELOS

Cuba

NICOLÁS GUILLÉN (1902-1989)

S

QMBRAS que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos.

Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera, mi abueio negro . . i Pie desnudo, torso pétreo, los de mi negro; pupilas de vidrio antártico, las de mi blanco! Africa de selvas húmedas

y de gordos gangas sordos ... -iMe muero! (Dice mi abuelo negro .) Aguaprieta de caimanes , verdes mañanas de cocos. -iMe canso! (Dice mi abuelo blanco.) Oh , velas de amargo viento, galeón ardiendo en oro . -iMe muero! (Dice mi abuelo negro .) Oh, costas de cuello virgen, engañadas de abalorios. -¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco.)

162

(Del libro " Motivos del son " .)


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

Oh puro sol repujado , preso en el aro del Trópico ; oh luna redonda y limpia sobre el sueño de los monos ...

Cuba

¡Qué de barcos , qué de barcos! ¡Qué de negros, qué de negros! ¡Qué largo fulgor de cañas! ¡Qué látigo el del negrero! ¿Sangre? Sangre. ¿Llanto? Llanto ... Venas y ojos entreabiertos, y madrugadas vacías , y atardeceres de ingenio , y una gran voz , fuerte voz, despedazando el s¡lencio. ¡Qué de barcos , qué de barcos! i ué de negros! Sombras que yo solo veo, e escoltan mis dos abuelos. ¡)on Federico me grita, • Taita Facundo calla; os dos en la noche sueñan , .' andan , y andan . 'lo los junto - - ¡Federico! - - ¡Facundo! Los dos se abrazan . Los dos suspiran . Los dos lis fuertes cabezas alzan , I ' s dos del mismo tamaño hajo las estrellas altas; los dos del mismo tamaño, gritan . Sueñan . Lloran. Cantan .. . Cantan ... Cantan ... ¡Cantan!

163


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

HOJEANDO UN LAMINARIO DE ESPAÑA

Cuba

ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR (1930-

)

'· T

alumbrada de cera, complida de olio, alegre de azafrán. ALFONSO X.

ODA la repartida gracia que las fotos hábiles disponen al norte , al sur, al este, al oeste, nostalgia, sonrisas, labores , rectitud , Alfonso el Sabio con mano coronada agolpa señorialmente.: balbucea un trino de castillos ásperos, labrantíos y vacadas que llama, para abreviar, paraíso. De repente me conmueve que esta calle que la tierra no se resigna a perder la cam inaran padres de mis abuelos ; que estas casas extremeñas lívidas las habitaran hace centurias. Junto a ellas sembraban , apaleaban oscuros asnos para traer los alimentos a través de senderos que hizo venerables Francisco Pizarra el porquerizo. Discutían del tiempo , de las ominosas leyes o de América sorprendente, con voz que, a falta de dueño mejor, empleo yo ahora. Uno de ellos (hastiado, réprobo , simplemente lamentable o acaso notorio) . Abandonó la casa paterna, el asno, el sendero , la lámina. Desde sus consecuencias, hojeando el grueso libro, rememoró su antigua costumbre y la de sus padres fieles. (De «Aquellas Poesías.

1955-1958".) 164


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

HASTA LUEGO VICENTE HUIDOBRO

Chile

(1893-1948)

L

A mariposa boreal se ace:ca y el candor y gira sobre su eje geológico con un halo Antes que la flor helicóptera que seguimos con los ojos En la dirección del apacible perfume sin capa Se caiga de su cráter. La sangre de la montaña brota inagotable A causa de sus flores y sus olvidos Bajo la calma mirada del viento.

Qué altura me dais para el veraneo del cráneo Os desafío a todos os desafío El pájaro pondrá su huevo sobre el porvenir Gritando Tanto peor Os traigo los recuerdos de Altazor Que jugaba con las golondrinas y los cementerios Los molinos las tardes y las tumbas como bolsillos del mar · Os traigo un saludo de Altazor Que se fue de su carne al viento estupefacto. Hasta luego señores Hasta luego árboles y piedras

(De " Ver y palpar: Poemas», . • 1923-1933.) 165


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

v Ah los ladrones los oscuros ladrones En el acuario de los ojos Donde ella duerme sin el menor presentimiento Las emisiones llegan al coral de su corazón Se despierta y va a llorar Yo coloco en mi oreja el dulce caracol Para oír los gritos de los náufragos antiguos Tan cruelmente amarrados. El iceberg sereno como un emperador Sigue su destino Obedece ciegamente a las líneas de su mano . Os lo advertí hasta el cansancio Cuando se viaja en busca de la niña América Se juega a los náufragos y se atrae el abismo . Pero no tengan miedo Pronto uno se acostumbra y hasta se siente cierta ebriedad y se pasa el tiempo Mostrando sus dientes de leche a las perlas del juicio Que preparan el Juicio Fin al.

.' 1 ......

\.

166

\

I

Chile


POEMA S DE LAS DOS OR I LLAS

ODA A LAS AMÉRICAS PABLO NERUDA

Chile

(1904-1973)

A MÉRICAS purísímas, tierras que los océanos guardaron intactas y purpúreas, siglos de colmenares silenciosos, pirámides , vasijas , ríos de ensangrentadas mariposas, volcanes amarillos y razas de silencio, formadoras de cántaros, labradoras de piedra. y hoy, Paraguay, turquesa fluvial , rosa enterrada, te convertiste en cárcel. Perú , pecho del mundo, corona de las águilas, existes? Venezuela, Colombia, no se oyen vuestras bocas felices . ¿Dónde ha partido el coro de plata matutina? Sólo los pájaros de antigua vestidura, sólo las cataratas mantienen su diadema. La cárcel ha extendido sus barrotes. En el húmedo reino

(De " Odas elementales», 1954.)

167


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

del fuego y la esmeralda, entre los ríos paternales , cada día sube un mandón y con su sable corta hipoteca y remata tu tesoro. Se abre la cacería del hermano. Suenan tiros perdidos en los puertos . Llegan de Pennsylvania los expertos , los nuevos conquistadores, mientras tanto nuestra sangre alimenta las pútridas plantaciones o minas subterráneas, los dólares resbalan y nuestras locas muchachas se desead eran aprendiendo el baile de los orangutanes. Américas purísimas, sagrados territorios , qué tristeza! Muere un Machado y un Bautista. Permanece un Trujillo. Tanto espacio de libertad silvestre , Américas , . tanta pureza, agua de océano, pampas de soledad , vertiginosa geografía para que se propaguen los minúsculos negociantes de sangre. ¿Qué pasa? ¿Cómo puede continuar el silencio entrecortado por sanguinarios loros encaramados en las enramadas de la codicia panamericana? Américas heridas por la más ancha espuma, 168

Chile


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

por los felices mares olorosos a la pimienta de los archipiélagos, Américas oscuras, inclinada hacia nosotros surge la estrella de los pueblos, nacen héroes, se cubren de victoria otros caminos, existen otra vez viejas naciones , I3n la luz más radiante se traspasa el otoño, el viento se estremece con las nuevas banderas. Que tu voz y tus hechos, América: se desprendan de tu cintura verde, termine tu amor encarcelado , restaures el decoro que te dio nacimiento y eleves tus espigas sosteniendo con otros pueblos la irresistible aurora.

Chile

169


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

CONDECORACiÓN Y ASCENSO (HOMENAJE A NE~TON MORENO) JORGE ENRIQUE ADOUM (1926-

¿

)

H

AS preguntado, di, te has preguntado, cuando el fácil cuchillo metió su lámina abusiva en el cpstado, hwgándole su hueso de agonía, dónde está el centinela, dónde la guardia? No preguntaste nunca, nunca supiste donde estaba cuando la pisada de torpes poderosas suelas vino a espantar la iguana de las islas mayúsculas, vino a orinar en nuestros pedestales, vino a pegar su chicle en nuestro idioma. Estaba firme donde toda la vida ha estado , disparándonos, templando la red del tiro contra el pez del hombre , puntería sin fecha fija contra el desocupado, Alto Mando contra los panaderos para hacerlos leña a la salida de la harina, matándonos de octubre a julio y de mayo a enero cuando aprendíamos a combatir con piedrecillas , ramas de álamo, poemas: chatarra contra los cuadernos de filosofía, chatarra contra el alba de otro día. Ahora está también donde toda la vida, agonizando indios en la cárcel y el surco, abriéndoles la voz a puñetazos. Si no han hablado en cuatrocientos años de golpes prehistóricos, terrestres, si no han dicho nada ni de sus otras muertes. 170

Ecuador


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

Desde lo inmemorial de esta fotografía están dándoles coces entre todos, dándoles Dios, Patria y Libertad para que aprendan. ¿Nuevos amos con estrellas en el páramo del hombro? No, nuevos mayordomos, Generales, nuevos aciales para la antigüedad del odio, como si se tratara de un remordimiento en su espejo tenebroso, vengándose del padre o más bien del ovario , por suprimir su piel color de América, su pelo pensativo, su cornada, para que nadie grite Traidor con todo el cuerpo.

Ecuador

o lo creíais , madres, entre tanta leche y cacerolas, pero las camisetas del hijo ensangrentadas, sus tambores, pero los dientes que os devuelven de la celda, pero el cadáver. Me han matado así entre otros al amigo con quien cuando muchachos disputábamos el único Lautréamont que llegó al pueblo. Era tan miope que debió acercarse mucho ara verme y cuando me di cuenta había entrado en mi alma. Así entró en la ley, lleno de lentes, . uscándole un rincón , un banco donde pueda " entarse a no morir el campesino y su gallina. '-o han matado por eso, me lo han muerto '3. golpes, a frío y golpes de oficial , dejándole migas de sol cada tres días , pateándole por dentro a Maldoror antiburgués y justo, golpeándolo ,amo una puerta contra las paredes de cuarteles; hospitales, umbas . . u borbotón de bueno , el triste :)ie, sus anteojos que no fueron a su entierro. stán matando, todavía, donde toda la vida pagamos por su oficio eficaz, profesional. , ero, caraja , también se resucita por capricho .

171


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

Ecuador

172


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

QUETZALCOATL LUIS CERNUDA

España

(1902-1963)

y

O estaba allí, mas no me preguntéis de dónde o cómo vino , sabed sólo que estuve yo también cuando el milagro. No importa el nombre. Una aldea cualquiera me vio nacer allá en el mundo viejo y apenas vivo me adiestré en la vida del miserable : hambre , frío , trabajo con soledad . ¿Quién le dio al fango un alma? Pero tuve algo más: el cielo aquel , el cielo de la tarde en Castilla (puro y vasto como frente de un dios que piensa el mundo, un mar de sangre y oro, cuya fiebre la calmaba, toda azul , la noche honda con su perenne escalofrío de estrellas) , me enseñó la lección digna del alma cuando lo contemplaba yo de niño sobre las bardas últimas al páramo.

Luego , como arenal sediento bebe el agua, así embebió mi mente las leyendas de aquellos que pasaban a las Indias, perla sin par oculta en el abismo atlántico y por un hombre hallada, para adornar con ella, poeta que regala su propio sueño vivo , manos regias avaras y crueles. Cuando vi un día las murallas rojas de la costa alejarse , y yo perderme en la masa de agua, sentí ceder el nudo que invisible nos ata a nuestra tierra;

(De «Como quien espera el alba», 1941 -1944.)

173


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

madrastra fuera, que no madre , y aún la quise. Comencé entonces a morir, más era joven y en ello no pensé, dándolo al olvido. Otras constelaciones velaron mi esperanza. Pisando tierra nueva, de la mano el destino me llevó llanamente al hombre designado para la hazaña: aquel cortés, demonio o ángel , como queráis ; para mí sólo un hombre tal manda Dios, apasionado y duro , temple de diamante, que es fuego congelado a cuya vista ciega quien le mira. La ciudad contemplada desde el monte desnuda la intención secreta de sus calles, creídas al pisarlas confusión sin rumbo; así desnudo el tiempo aquellos años nuestros preliminares, aunque perdidos parecieran: su dispersión impulsó al aire la semilla que caída en la tierra dio luego la cosecha.

y el momento llegó cuando nos fuimos por el mar un puñado de hombres ; el mundo era sin límite, igual a mi deseo. Frente al afán de ver , de ver con estos ojos que han de cegar la muerte, lo demás, ¿qué valía? Mas este pensamiento a nadie dije entre mis compañeros, a quienes hostigaba la ambición de riqueza y poderío. Realidad fabulósa como leyenda alguna allá nos esperaba, y nosotros la hallamos tras sus cimas nevadas y sus lagos profundos : un reino virgen cimentado en el oro y la esmeralda, guardado por cobrizas criaturas recónditas para las cuales Cristo fue nombre nunca oído. Astucia, fuerza, crueldad y crimen, todo lo cometimos, y nos fue devuelto con creces; mas vencimos, y nadie hizo otro tanto antes, ni hará después : un puñado de hombres que la codicia apenas guardó unidos ganaron un imperio milenario. Ya sé lo que decís : el horror de la guerra, mas lo decís en paz, y en guerra calláis con mansedumbre. 174

España


POEMAS DE LAS DOS OR I LLAS

Nadie supo la guerra tan bien como nosotros, ni siquiera los hombres allá en el mundo viejo donde el emperador un trozo de pan daba por conquistarle reinos : castillos en el aire, no bien ganados cuando ya perdidos .

España

Cuerpos acometí, arrancando sus almas apenas fatigadas de la vida, como el aire inconsciente las hojas de una rama ; destinos corté en flor, por la corola aún intacto el color, puro el perfume. ¿Hubo algún Garcilaso que mi piedra hundiera bruscamente al fondo de la muerte?

El reino del poeta tampoco es de este mundo . Cuando en una mañana, por los arcos y puertas que abrió la capital vencida ante nosotros, onduló como serpiente de bronce y diamante cortejo con litera trayendo al rey azteca, me pareció romperse el velo mismo de los últimos cielos, desnuda ya la gloria. Si , allí estuve, y lo vi ; envidiadme vosotros. La masa nevada de terrazas y torres , por la ciudad lejana de innumerables puentes, se copiaba en el agua aúrea de las lagunas como sueño esculpido en luz gloriosa, y encima refulgía la corona del cielo. Pobre rey Moctezuma, golondrina rezagada que sorprende el invierno, mojada y aterida el ala ya sin fuerza. Pero no es rey quien nace, y Cortés lo sabía. ¿Por qué lo olvidó luego , emufando con duques en la corte lejana, él , cuyos pies se hicieron para besarlos príncipes y reyes? Cuando él se abandonó también Dios le abandona. Ahora amigos y enemigos están muertos y yace en paz el polvo de unos y de otros, menos yo : en mi existencia juntas sobreviven victorias y derrotas que el recuerdo hizo amigas. ¿Quién venció a quién? , a veces me pregunto . Nada queda hoy que hacer, acotada la tierra que ahora el traficante reclama como suya 175


POEMAS DE LAS DOS ORIL L AS

negociando con cuerpos y con almas ; ya sólo puede el hombre hacer dinero o hijos. y en un rincón al sol de este suelo, más mío que lo es el otro allá en el mundo viejo, solo, pobre tal vine, aguardo el fin sin temor y sin prisa. Del viento nació el dios y volvió al viento que hizo de mí una pluma entre sus alas. Oh tierra de la muerte, ¿dónde está tu victoria?

176

España


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

-

LA ESPANA DE LA SANGRE - FRAGMENTOS-

España

LEÓN FELIPE (1884-1968)

H

ti~r a

AY dos Españas: la de la .... y la de la sangre. La España geográfica .. . la España física y temporal murió ... Pero queda la España del Espíritu ... la España del Hijo ... Del hijo muerto y resucitado .. . iLa España de la sangre redentora! iLa que nos importa a nosotros! A nosotros ... y a vosotros hispano-americanos ... A vosotros ... poetas de América ... A vosotros ... ya mí. .. A vosotros ... y a todos los españoles del Exodo y del llanto ... La que tenemos que defender juntos ... y éstos son los límites eternos e imborrables de esta España .. . Oidlos ... y no lo olvidéis ...

Entonces yo escribí : i patria está donde se encuentre aquel pájaro luminoso que vivió hace ya tiempo en mi heredad . Cuando yo nací ya no le oí cantar en mi huerto ... y me fui en su busca solo y callado por el mundo. Donde vuelva a encontrarlo ... encontraré mi patria ... porque allí estará Dios. Un día creí que este pájaro había vuelto a España ... y me entré por mi huerto nativo otra vez ... Allí estaba en verdad ... pero voló de nuevo. y me quedé otra vez solo y callado en el mundo .. . Mirando a todas partes ... y afilando el oido ... Luego empecé de nuevo a caminar. A cantar. .. a gritar. ..

(De «España e Hispanidad », México-Bogotá,

1952.)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

y mi grito y mi verso ... no han sido más que una llamada otra vez ... otra vez un señuelo para dar con esta ave huidiza ... que me ha de decir ... dónde he de plantar la primera piedra ... de mi patria perdida. La España de la tierra ya no me importa más que para sacar de allí a los que aún buscan la justicia. y hoy me lo juego todo por la España de la sangre . Esta España ... está en estas latitudes del aire y de la luz ... y me lleno de una ruidosa alegría cuando oigo voces extrañas y celestes que me anuncian que he de venir a ser no un ciudadano de México ... de Guatemala ... de Nicaragua ... de Costa Rica ... de Colombia ... de Venezuela ... del Perú ... de Bolivia ... de Chile ... de Argentina .. . del Uruguay ... sino un ciudadano de América. Yen este honor ... este diploma de ciudadanía continental americana. lo he de ganar. .. no con la lanza de los conquistadores ... sino con la espada del verbo, de la luz .. . y de la justicia. Yo no espero ya a que abran las puertas ibéricas de la Península .. . Allí me enterraron .. . Pero aquí. .. he nacido de nuevo ... Aquí en este continente donde se ha vertido la mejor sangre de la gran España. Mi patria está en todos los rincones de esta tierra de promisión ... que ahora se me abre inmensa ... desde el Río Bravo ... hasta la Patagonia. He perdido la España matriz ... la vieja España europea y africana donde nací. .. pero aquí. ... se me ha mu ltiplicado la patria ... Ya cada paso que doy .. . una puerta nueva se me abre .. . y una cara amable, sonriente y familiar. .. se adelanta siempre para decir: i Pasa .. . ésa es tu mansión! Amé rica es la patria de mi sangre. He muerto ... y he resucitado . ¿Entendéis ahora? y éste es el momento de definir la Hispanidad. Hispanidad ... itendrás tu reino! Pero tu reino no será de este mundo . Será un reino sin espadas ni banderas ... iSerá un reino sin cetro! 178

España


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

No se erguirá en la tierra nunca. Será un anhelo ... un anhelo que vivirá en la Historia sin historia ... iSólo como un ejemplo! Cuando se muera España para siempre quedará un ademán en la luz y en el aire ... Un gesto ...

España

Hispanidad será aquel gesto vencido, apasionado y loco del Hidalgo Manchego ... Sobre él los hombres levantarán mañana ... el mito quijotesco ... y hablará de Hispanidad la Historia ... cuando todos los españoles se hayan muerto. Para crear la Hispanidad ... hay que morirse ... porque sobra el cuerpo. Murió el héroe ... morirá su pueblo . Murió el Cristo ... y morirá la tribu toda, que el Cristo redentor será ahora un grupo entero de hombres crucificados que al tercer día ha de resucitar de entre los muertos ... Hispanidad será este espíritu que saldrá de la sangre y de la tumba de España ... para escribir. .. un Evangelio nuevo.

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

TESTIMONIO DE AMISTAD LUIS CARDOZA y ARAGÓN (1951)

España

JUAN f1EJANO

y

O debí conocerte -oh, antígüeno- en la Antigua, de niño, en el silencio más dulce que he escuchado, entre las bugambilias y las piedras insomnes, bajo la frente del Volcán del Agua, acaso en la cuaresma, cuando mueren de luto las campanas en medio de un llanto de palomas y hay en el aire un aire de presagios fragantes Yo debí conocerte , Luis , entre presagios. Hubiéramos soñado mirando el Pensativo , trepando a los crepúsculos desde las torres huérfanas, como muecines locos que al acabar el cántico convierten la oración en guerra santa. En guerra santa hubiéramos conquistado otro mundo antes de que viniera el viento a hallarlo. De niño, sí, de niño , cuando es diáfano todo y nace ya sin mancha lo que hemos de amar siempre. Yo debí conocerte -oh, antigüeño- en la Antigua. (Ciudad, ciudad del éxtasis, vencida sobre un sitial de beatitud terrestre y una esmeralda pensativa, ¿desde cuándo esperabas mi llegada? , ¿quién te podrá apagar en mis pupilas? Yo sé que nos morimos poro a poro, entre dos paraísos y una espina, pero hay suspiros que no cesan nunca y seres que no llegan a conocer su brisa, 180

(Del " Libro de los homenajes», 1961.)


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

Antigua vegetal , Antigua, Antigua.) Pero fue en otro espacio, de otro mundo, a otra hora. Recuerdo . El mar, la libertad , ¿el sueño? ¿Era ya mía la luz? Mil novecientos treintainueve. A mi espalda, aún las iras lanzaban sus medusas mortales. Turbio el aire de astillas vengadoras estaba. ¿Qué diamante nos da su fuerza virgen al caer? Vi esta orilla. Tú volvías hacia Antigua tus ojos desterrados. Cruzaban por los míos los lívidos corceles. y se unieron entonces dos simas, dos heridas. Mi corazón temblaba como pequeña selva en el otoño cuando tuve delante la columna de Anáhuac.

España

México se me abría, Luis, entre tus brazos. (Oh , piedra de las lágrimas , oh , casa de los mitos dispersos ! Pasé el umbral , lanzado como el ángel por el trueno y me acerqué a tus muros de nardo inmemorial y ausente invierno . Una rama de luz rozó mi frente y me desvanecí junto al misterio . Llevaba un traje de sollozos, una corona de dolor sobre los huesos y al hombro, desollada, como ajena, mi propia vida en su cristal ileso. Pero volví a nacer. Con rosas de agua me horadaron el pecho. Con acero de rosas que los dioses dieron a la pobreza y al silencio. Desde entonces soy parte de tus vastas mareas, caracola o volcán , México , México.)

y nos pusimos a invocar el alba en la noche abisal : náufragos somos todavía, Luis . Cayeron siglos sobre los años nuestros. Aún nos une aquel hilo de agua iluminada la piedra en que se estrella la amargura. Han querido cercarnos de venenos, 181


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

han querido enturbiar nuestra inocencia para que amaneciéramos con furia, hinchados, como el odio , de tumores. Inútilmente. Amamos. Combatimos . . Ribera y linfa de un caudal unánime, entre azucenas rotas esperamos, en la vertiente lúcida esperamos, sobre los insaciables esperamos. Esperamos y ardemos . La sed vive en nosotros lo mismo que ayer. Vamos hacia lo que en el sueño fulguraba despierto , hacia lo que ya canta por las calles del mundo encendiendo el espacio, llevando el nuevo polen . iAI horizonte alcemos el poema! icon más fuerza enlacemos el acorde fraternal de los brazos, como los himnos jóvenes que avanzan!

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España


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

YO TAMBIÉN CANTO A AMÉRICA

España

RAFAEL ALBERTI (1902-

T

)

1, too, sing America. LANGSTON HUGHES.

Ú mueves propiedades en tu cielo astros que son verdad , estrellas tuyas, planetas confiscados que en la noche pasan gimiendo un rastro de cadenas . Mueves bosques con hojas como círculos, puertas verdes al sueño de los pumas, bosques que marchan , selvas que caminan invadiendo la sombra de raíces. En tu entraña, piquetas y explosiones dan a luz en lo oscuro nuevos ríos , puestos al sol por hombres expropiados a tu matriz herida y desangrada. Ellos son , deben ser, y no los otros, los que arañen sus manos en tus grietas, los que tenaz descuelguen su desvelo en tus ocultas venas sacudidas . Tú no eres un cadáver extendido de mar a mar, velado por palmeras. Tú estás de pie, la sangre te circula, pero entre dos orillas de fusiles . Ni siquiera eres dueña de tus noches, insultada en los bares y cantinas, noches con ojos indios impasibles por los que pasan flechas vengadoras. Yo he visto Panamá desde las nubes como albos continentes sin viajeros, de norte a sur, y comprobando el Itsmo, sobre una larga zona de uniformes ; la flor del mar Pacífico, entrevista como una cresta roja de mi infancia, 183


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

gritando, muda, por tus litorales de azúcar y café, pero invadidos ; jacales y bohíos limosneros que intentan vagamente ser aldeas , con raigones en tierras que son suyas y recelos de canes arrojados. Oigo un clamor de pumas y caimanes , de idiomas dominados a cuchillo, de pieles negras atemorizadas, entre un sordo rumor que se unifica. Despierta, de improviso, en esa hora que el terremoto verde de tus bosques a tientas reconstruye con sonidos los escombros nocturnos de sus ramas. Despiértate, y de un salto reconquista tu subterránea sangre de petróleo , brazos de plata, pies de oro macizos, que tu existencia propia vivifiquen . Va a sonar, va a sonar, yo quiero verlo , qu iero oírlo , tocarlo, ser su impulso , ese sacudimiento que destruya la intervención armada de los dólares . Las estrellas verdad se confabulen con tu robado mar, la tierra, el viento, contra esas trece bandas corrompidas y esa Company Bank de estrellas falsas. Recupere -ciclones en las manos, sísmicas lavas de correr ardiendoel predominio vasto de tus frutas y el control de tus pu~rtos y aduanas. Yo también canto a América, viajando con el dolor azul del mar Caribe, el anhelo oprimido de sus islas, la furi a de sus tierras interiores. Que desde el golfo mexicano suene de árbol a mar, de mar a hombres y fieras , como oriente de negros y mulatos, de mestizos, de indios y criollos. Suene este canto , no como el vencido letargo de las quenas moribundas, sino como una voz que estalle uniendo la dispersa conciencia de las olas. Tu ven idera órbita asegures con la expulsión total de tu presente. Aire libre, mar libre, tierra libre. Yo también canto a América futura. 184

España


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

YO TAMBIÉN LANGSTON HUGHES

Estados Unidos

Yo

también canto a América. Soy el hermano oscuro. Me mandan a comer en la cocina cuando llegan visitas, mas yo me río y como bien y crezco fuerte . Mañana me sentaré a la mesa cuando lleguen visitas. Entonces, nadie se atreverá a decirme - «Ve y come en la cocina ». Además verán que soy hermoso y se avergonzarán . Yo también soy América.

. (Versión : Lorenzo. SayaL)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

LOS CAZADORES CELESTES

Guatemala

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS (1899-1974)

o

ROPENSANTES-Iuceros' ¡ojos-dioses' iOjos-dioses orollameantes, orotitilantes, orodistantes luceros! iOjos-dioses! , esta nuestra proclama, este nuestro desafío! " «Cazadores Celestes levantamos los estandartes del rocío negro, sudor de artesanía, y partimos hacia el país en que hay más flores que tierra, roto el pacto con la mariposa de las alas de lava, rotas las joyas de la amistad que en el cielo seguirá celebrando su natalicio."

«Partimos a la cacería de Cuatricielo, el Hombre de las Magias, el Hombre de las Cuatro Magias, el Hombre de los Cuatro Ombligos de Fuego, quemadores de los cuatro copales preciosos de la vida -poes ía, pintura, música, esculturapara deleite exclusivo de los ojos y los oídos de los dioses asomados a los agujeros de la noche ." «Faz a faz sea dicho ante sus creadores, nuestro desafío y nuestra proclama oída! " «Cazaremos a Cuatrocielo, porque tiraniza en sus mansiones 186

(Poema de .. Clarivigilia Primaveral ».)


POEMAS DE LAS DOS OR I LLAS

situadas en los cuatro pétalos de la rosa celeste, a los que son sus calcañales, sus espaldas, sus manos , sus sombras , sus amanuences, sus hablacadáveres, sus tributarios, sin permitir, por no ser del gusto de los Ojos y los Oídos de los dioses , que dejen su clausura y saquen la fiesta de su artesan ía a las plazas públicas.»

Guatemala

«i Faz a faz sea dicho ante sus creadores , nuestro desafío y nuestra proclama oída! » «Partimos hacia el país de los espejos, la región en que hay más flores que tierra, Partimos a la cacería de Cuatrocielo , sin conocer su nombre, sin conocer su danza, sin conocer su máscara, a sabiendas que los ríos de su sangre no son navegables para los barcos de la muerte.» «Partimos a la cacería del Hombre de las Magias, Cuatro-veces Cielo , el que lloverá lava de volcanes para borrar el rocío negro de nuestros estandartes, sudor de artesanías .» «iCazadores a tierra! » fue el grito y bajaron del cielo , en naves de plumas, el Jefe y sus Horizontes Aguilas. El Jefe de Cazadores, Aguila de Arboles, el de las huellas verdes pintadas en la tierra, saboreadora de las huellas verdes que al andar dejan los árboles -el viento se levanta y no acaba de lamer las hojas, juntándolas, separándolas, arremolinándolas- huellas verdes del Jefe de Cazadores , Aguila de Arboles, Aguila de uñas en medio de una tempestad de hojas verdes, su cuerpo, membrillo de oro untado de grasa de ciervo , 187


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

el escudo al brazo tatuado de serpientes verdes y la flecha de pluma de quetzal apuntada hacia mediodía. Cuatro eran las magias y cinco los cazadores. Aguila de Luciérnagas de Sol , el de las huellas amarillas pintadas en.la tierra, saboreadora de las huellas amarillas que al andar dejan las estrellas fugaces , el viento se levanta y no acaba de lamer-orfebrerías titilantes, Cazador que fue de los Cuatrocientos Cazadores Luceros, Aguila de Luciérnagas de Sol , amarillos sus cabellos de miel sobre sus hombros, bajo cascadas de plumas áureas, de constelación húmeda su escudo, de luz que se apaga y se enciende la punta de sus flechas , de su flecha que se apaga y se enciende apuntada hacia Poniente , en la tierra saboreadora de neblinas que van con pies de pluma, el viento alza su lengua y lame la cal viva, blancas sus plumas , blanca su piel , blancos sus dientes, Aguila de Nubes, . corpulento y casi sin peso, de nieve su escudo, antártico su arco y su flecha polar apuntada hacia la luna. Cuatro eran las magias

y cinco los cazadores.

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Guatemala


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

MARIPOSA DE OBSIDIANA

México

OCTAVIO PAZ (1914-

)

M

ATARON a mis hermanos, a mis hijos, a mis tíos. A la orilla del lago de Texcoco me eché a llorar. Del Peñón subían remolinos de salitre. Me cogieron suavemente y me depositaron en el atrio de la Catedral. Me hice tan pequeña y tan gris que muchos me confundieron con un montoncito de polvo. Sí, yo misma, la madre del pedernal y de la estrella, yo, encinta del rayo , soy ahora la pluma azul que abandona el pájaro en la zarza. Bailaba, los pechos en alto y girando, girando, hasta quedarme quieta; entonces empezaba a echar hojas, flores, frutos. En mi vientre latía el águila. Yo era la montaña que engendra cuando sueña, la casa del fuego , la olla primordial donde el hombre se cuece y se hace hombre. En la noche de las palabras degolladas mis hermanas y yo, cogidas de la mano , saltamos y cantamos alrededor de la 1, única torre en pie del alfabeto arrasado. Aún recuerdo mis canciones : Canta en la verde espesura, la luz de garganta dorada, la luz, la luz decapitada.

Nos dijeron: una vereda derecha nunca conduce al invierno. Y ahora las manos me tiemblan , las palabras me cuelgan de la boca. Dame una sillita y un poco de sol. En otros tiempo cada hora nacía del vaho de mi aliento, bailaba un instante sobre la punta de mi puñal y desaparecía por la puerta resplandeciente de mi espejito . Yo era el mediodía tatuado y la medianoche desnuda, el pequeño insecto de jade que canta entre las yerbas del amanecer y el zenzotle de barro, que convoca a los muertos. Me bañaba en la cascada solar, me bañaba en mí misma, anegada en mi propio resplandor. Yo era el pedernal que rasga la cerrazón nocturna y abre las puertas del chubasco . En el cielo del Sur planté jardines de fuego , jardines de sangre. Sus ramas 189


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

de coral todavía rozan la frente de los enamorados . Allá el amor es el encuentro en mitad del espacio de dos aerolitos y no esta obstinación de piedras frotándose para arrancarse un beso que chisporrotea. Cada noche es un párpado que no acaban de atravesar las espinas. y el día no acaba nunca, no acaba nunca de contarse a sí mismo, roto en monedas de cobre . Estoy cansada de tantas cuentas de piedras desparramadas en el polvo. Estoy cansada de este solitario tronco. Dichoso el alacrán madre, que devora a sus hijos. Dichosa la araña. Dichosa la serpiente, que muda de camisa. Dichosa el agua que se bebe a sí misma. ¿Cuándo acabarán de devorarme estas imágenes? ¿Cuándo acabaré de caer en esos ojos desiertos? Estoy sola y caída, grano de maíz desprendido de la mazorca del tiempo . Siémbrame entre los fusilados. Naceré del ojo del capitán . Lluéveme, asoléame. Mi cuerpo arado por el tuyo ha de volverse un campo donde se siembra uno y se cosecha ciento. Espérame al otro lado del año : me encontrarás como un relámpago tendido a la orilla del otoño . Toca mis pechos de yerba. Besa mi vientre, piedra de sacrificios. En mi ombligo el remolino se aquieta: yo soy el centro fijo que mueve la danza. Arde , cae en mí : soy la fosa de cal viva que cura los huesos de su pesadumbre. Muere en mis labios. Nace en mis ojos. De mi cuerpo brotan imágenes: bebe en esas aguas y recuerda lo que olvidaste al nacer. Yo soy la herida que no cicatriza, la pequeña piedra solar: si me rozas , el mundo se incendia. Toma mi collar de lágrimas. Te espero en ese lado del tiempo en donde la luz inaugura un reinado dichoso: el pacto de los gemelos enemigos , el agua que escapa entre los dedos y el hielo, petrificado como un rey en su orgullo. Allí abrirás mi cuerpo en dos, para leer las fetras de su destino.

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Méx ico


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

LOS CISNES Nicara8ua

RUBÉN DARía

Q

A Juan R. Jiménez

¿

UÉ signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello al paso de los tristes y errantes soñadores? ¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, tiránico a las aguas e impasible a las flores? Yo te saludo ahora como en versos latinos te saludara antaño Publio Ovidio Nasón. Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos, y en diferentes lenguas es la misma canción . A vosotros mi lengua no debe ser extraña. A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez ... Soy un hijo de América, soy un nieto de España .. . Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez . Cisnes , los abanicos de vuestras alas frescas den a las frentes pálidas sus caricias más puras, y alejen vuestras blancas figuras pintorescas de nuestras mentes tristes las ideas oscuras . Brumas septentrionales nos llenan de tristezas, se mueren nuestras rosas , se agostan nuestras palmas, casi no hay ilusiones para nuestras cabezas, y somos los mendigos de nuestras pobres almas. Nos predican la guerra con águilas feroces , gerifaltes de antaño revienen a los puños,

(De " Cantos de Vida y Esperanza».)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

mas no brillan las glorias de las antiguas hoces, ni hay Rodrigas ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños. Faltos de los alientos que dan las grandes cosas, ¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos? A falta de laureles son muy dulces las rosas , y a falta de victorias busquemos los halagos. La América española como la España entera fija está en el Oriente de su fatal destino; yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera con la interrogación de tu cuello divino. ¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? ¿Ya no ·hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? ¿Callaremos ahora para llorar después? He lanzado mi grito , Cisnes, entre vosotros, que habéis sido los fieles en la desilusión , mientras siento una fuga de americanos potros y el estertor postrero de un caduco león ... ... Y un Cisne negro dijo: «La noche anuncia el día.» Y uno blanco : «i La aurora es inmortal , la aurora es inmortal!» iOh tierras de sol y de armonía, aún guard~ la Esperanza la caja de Pandora!

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

LAS CIUDADES PERDIDAS ERNESTO CARDENAL

D

E noche las lechuzas vuelan entre las'estelas, el gato-de-monte maúlla en las terrazas, el jaguar ruge en las torres y el coyote solitario ladra en la Gran Plaza a la luna reflejada en las lagunas que fueron piscinas en lejanos katunes. Ahora son reales los animales que estaban estilizados en los frescos y los príncipes venden tinajas en los mercados. ¿Pero cómo escribir otra vez el jeroglífico, pintar al jaguar otra vez , derrocar los tiranos? ¿ Reconstruir otra vez nuestras acrópolis tropicales, nuestras capitales rurales rodeadas de milpas?

La maleza está llena de monumentos Hay altares en las milpas. Entre las raíces de los chilamates arcos con relieves . En la selva donde parece que nunca ha entrado el hombre, dónde sólo penetra el tapir y el pizote-solo y el cuetzal todavía vestido como un maya: allí hay una metrópolis. Cuando los sacerdotes subían al Templo del Jaguar con mantos de jaguar y abanicos de colas de cuetzal y caites de cuero de venado y máscaras rituales , subían también los gritos del Juego de pelota, el son de los tambores, el incienso de copal que se quemaba en las cámaras sagradas de madera de zapote, el humo de las antorchas de acote .. . Y debajo de Tikal hay otra metrópolis 1.000 años más antigua. -Donde ahora gritan los monos en los palos de zapote.

(Del libro «Homenaje a los indios americanos».)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

No hay nombres de militares en las estelas. En sus templos y palacios y pirámides y en sus calendarios y sus crónicas y sus códices no hay un nombre de caciqué ni caudillo ni emperador ni sacerdote ni líder ni gobernante ni general ni jefe y no consignaban en sus piedras sucesos políticos, ni administraciones, ni dinastías , ni fam ilias gobernantes , ni partidos pol íticos . iNo existe en siglos el glifo del nombre de un hombre, y los arqueólogos aún no saben cómo se gobernaban! La palabra «señor» era extraña en su lengua. y la palabra «muralla». No amu rallaban sus ciudades. Sus ci udades eran de templos, y vivían en los campos, entre milpas y palmeras y papayas . El arco de sus templos fue una copia de sus chozas. Las carreteras eran sólo para las procesiones. La religión era el único lazo de unión entre ellos, pero era una religión aceptada libremente y que no era una opresión ni una carga para ellos . Sus sacerdotes no tenían ningún poder temporal y las pirámides se hicieron sin trabajos forzados . El apogeo de su civil ización no se convirtió en imperio. y no tuvieron colonias. No conocían la flecha. Conocieron a Jesús como el dios del maiz y le ofrecían sacrificios sencillos de maiz , y pájaros, y plumas. Nunca tuvieron guerras, ni conocieron la rueda, pero calcularon la revolución sinódica de Venus: anotaban todas las tardes la salida de Venus en el horizonte, sobre una ceiba lejana, cuando las parejas de lapas volaban a sus nidos. No tuvieron metalurgia. Sus herramientas eran de piedras, y tecnológicamente permanecieron en la edad de piedra. Pero computaron fechas exactas que existieron hace 400 millones de años. No tuvieron ciencias aplicadas. No eran prácticos. Su progreso fue en la religión , las artes, las matemáticas, la astronomía. No podían pesar. Adoraban el tiempo, ese misterioso fluir y fluir del tiempo. El tiempo era sagrado . Los días eran dioses. Pasado y futuro están confundidos en sus cantos. Contaban el pasado y el futuro con los mismos katunes, porque creían que el tiempo se repite 194

Nicara8ua


POEMA S DE LA S DO S O RI LLA S

como veían repetirse las rotaciones de los astros. Pero el tiempo que adoraban se paró de repente. Hay estelas que quedaron sin labrar. Los bloques quedaron a medio cortar en las canteras. -y allí están todavíaAhora sólo los chicleros solitarios cruzan por el Petén . Los vampiros anidan en los frisos de estuco . Los chanchos-de-monte gruñen al anochecer. el jaguar ruge en las torres -las torres entre raícesun coyote lejos , en una plaza, le ladra a la luna, y el avión de la Pan American vuela sobre la pirámide . ¿Pero volverán algún día los pas~dos katunes?

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

BLASÓN JOS~SANTOSCHOCANO (1875-1934)

Perú

.

s

OY el cantor de América autóctona y salvaje: mi lira tiene un alma, mi canto un ideal. Mi verso no se mece colgado de un ramaje con un ~aivén pausado de hamaca tropical. .. Cuando me siento Inca, le rindo vasallaje al Sol , que me da el cetro de su poder real ; cuando me siento hispano y evoco el Coloniaje, parecen mis estrofas trompetas de crista,I. .. Mi fantasía viene de un abolengo mozo : los Andes son de plata, pero el León de oro : y las dos astas fundo con épico fulgor. La sangre es española e incaico es el latido ; iY de no ser poeta, quizás yo hubiese sido un blanco aventurero o un indio emperador!

(Del libro «Alma América ". )

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

ESPAÑA, APARTA DE Mí ESTE CÁLIZ

Perú

CÉSAR VALLEJO ( 1892-1938)

N

IÑOS del mundo, si cae España -digo , es un decirsi cae del cielo abajo su antebrazo que asen , en cabestro , dos láminas terrestres; niños, iqué edad la de las sienes cóncavas! iqué temprano en el sol que os decía! iqué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! iqué viejo vuestro 2 en el cuaderno! iNiños del mundo , está la madre España con su vientre a cuestas ; está nuestra maestra con sus férulas , está madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la altura, vértigo y división y suma, niños ; está con ella, padres procesales! Si cae -digo, es un decir- si cae España, de la, tierra para abajo, niños; icómo vais a cesar de crecer! icómo va a castigar el año al mes! icómo van a quedarse en diez los dientes, en palote el diptongo , la medalla en llanto! iCómO va el corderillo a continuar atado por la pata al gran tintero! iCómo váis a bajar las gradas del alfabeto hasta la letra en que nació la pena ! Niños, hijos de los guerreros , entretanto , 197


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo la energía entre el reino animal , las florecillas , los cometas y los hombres . i Bajad la voz, que está con su rigor, que es grande , sin saber qué hacer, y está en su mano la calavera hablando y habla y habla, la calavera, aquélla de la trenza, la calavera, aquélla de la vida! iBajad la voz, os digo ; bajad la voz, el canto de las sílabas , el llanto de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun el de las sienes que andan con dos piedras! iBajad el aliento, y si el antebrazo baja, si las férulas suenan , si es la noche , si el cielo cabe en dos limbos terrestres , si hay ruido en el sonido de las puertas , si tardo, . si no véis a nadie, si os asustan los lápices sin punta, si la madre España cae -digo, es un decirsalid , niños del mundo ; id a buscarla ... !

198

Perú


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

LIED 111 JOSÉ MARíA EGUREN

Perú

(1874-1942)

E

N la costa brava suena la campana, llamando a los antiguos bajeles sumergidos.

y con tamiz celeste y al luminar de hielo , pasan tristemente los bajeles muertos. Carcomidos, flavos, se acercan vagando ... y por las luces dejan oscuras estelas. Con su lenguaje incierto, parece que sollozan , a la voz de invierno, preterida historia. En la costa brava suena la campana, y se vuelven las naves al panteón de los mares.

(Del libro " Simbólicas».)

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

,

UN OlA JUANA DE IBARBOUROU (1895-1979)

M

AÑANA me levanlaré de madrugada. Quiero ver cómo el sol , alfarero barbado , Va modelando el cántaro de un día En el torno remiso de este mes de verano . Como un artista chino pintará al empezar Una fuga de pájaros y llanuras floridas. Los siete colores, los siete colores de la luz, Irán haciendo claro el gris de la arcilla. Yo marcharé por los caminos en procura de hierbas, En elección de plantas textiles y aromáticas Ql)e luego estrujaré, ayudadora, sobre la greda. Cuando el alfarero ponga el vaso en las manos de Dios, Tendrá también el olor vegetal de las selvas.

y Dios dirá con plácida sorpresa: -iQué brillantes son y qué bien huelen Mis tierras de América!

(Del libro «La rosa de los vientos», 1930.) 200


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

urU8u ay

201


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

EL BAQUIANO Y LOS SUYOS MARIO BENEDETTI

O

Es el Jefe, el baqueano Jesualdo: Artigas

ESDE el palmar inmóvil reconoce a su gente cuánto orgullo y tesón cuánta distancia en un 'octubre opaco y remotísimo habían arrancado del puro desaliento acamparon primero en el monzón pasaron la cuchilla del perdido después (31 cololó y el yapeyú y la cuenca del vera y el perico flaco y luego los campos de tres 'patos y un arroyo el bellaco y otro arroyito el sánchez una tregua discreta en paysandú vado del san francisco y el chingolo y uno más importante el del queguay alguno que otro insomnio en el quebracho paso del chapicuy rumbo al daymán diciembre en salto chico cruce del uruguay ese río frontera el peñón de san carlos los bosques de concordia y por fin este abril junto al ayuí desde el palmar inmóvil reconoció el baquiano la patriada en andrajos ese pueblo que incluía a su padre don martín y al cura figueredo y los lamas los suárez y bartolomé hidalgo poeta fundador y zambos negros indios gauchos y criollos pobres y acémilas troperos carruajes tolderías la patria todavía era dudosa quizá / pero el baquiano no dudaba 202


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

muchos de ellos quemaron sus viviendas atrás dejaron toda una vida una muerte tierras propias que eran tierra de nadie pero en las setecientas carretas casi en ruinas viene la dignidad como un sistema doloroso implacable inocente y porfiado sobre todo implacable con su propia inocencia el general baquiano apoya el brazo terco en la palma yatay la más cercana y deja su mirada en las arenas limpias para poder imaginar mejor a principios de junio / con su pésima fe llegará sarratea el bribón el cobarde y con su buena fe / el caudillo frugal habrá de sorprenderse porque a veces las maldades lo encuentran desarmado no olvidar que peleando ganaba las batallas y después lo vencían echándole traidores de todos modos eso será en junio / ahora el general baquiano riguroso y sin dudas entrecierra los ojos para soñar mejor y es explicable porque su baquía más sólida es un sueño que invade como escarcha a los hombres la historia los potreros el olor y el otoño de su verde provincia atraviesan las leguas / no son muchas para su pueblo quiere la gran cosecha patria pero duele dejar la tierra abandonada los ranchos en cenizas los poblados vacíos la mazorca en el viento y el viento en la congoja aquí al atardecer las fogatas se animan pero el hogar de veras está allá en el oriente en estas setecientas carretas de penuria vino la dignidad como un sistema y él sabe como nadie que ser digno resultará más arduo cada día desea por supuesto la gloria de su pueblo pero antes que la gloria cazará la justicia está dispuesto a dar su vida pero sabe que eso no es decisivo / lo primero 203


POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

es transformar la vida y con un solo hombre que le quede con él hará la guerra como estribo del cambio el pueblo es soberano pero aún no lo sabe él debe convencerlo de su soberanía no necesita abrir nuevamente los ojos para ver la llanura de lealtad y saber que esos leales son su tropa casi sin proponérselo los abre y nos distingue a nosotros / llegados tantas penas después nuestro destierro es múltiple pero estamos aquí como única manera de juntar y juntarnos no tenemos carretas caballos tolderías apenas 10$ estigmas de la nueva redota allá quedaron vidas y viviendas unas saqueadas otras solitarias tan sólo están repletos camposanto y ergástula allá quedaron trozos de nosotros trajimos la esperanza sin embargo y por suerte está ilesa y está joven hace tiempo partimos también del desaliento acampamos primero en el asombro pasamos las cuchillas del perdido y cruzamos sin puente el río de la sangre vadeamos la ciénaga del horror y su lástima y fuimos esquivando el salto chico de la nostalgia y creo que un arroyo el bellaco y otro arroyito el vil una noche de tregua y luego desde el alba los lisos farallones del rencor de la muerte arrancamos como yuyos las razones de vida todo esto un poco antes de cruzar nuevos ríos algunos de los tanto ríos que hacen frontera y allí empezó otro rumbo y así empezó otro verde el peñón del orgullo los bosques de concordia y por fin este abril junto al baquiano los troperos y gauchos nos recorren 204


POEMAS DE LAS DOS OR I LL A S

nos miran con recelo durante un lustro apenas sus primeras fogatas enrojecen las nubes y bah después de todo no somos tan distintos tan sólo un poco más de siglo y medio entre ellos y nosotros

Uruguay

incluso hay quien pregunta si ya vimos al jefe y nos señala dónde está y lo vemos y también él nos da la bienvenida con un silencio grave y sabio y duro en el que sin embargo está claro un emblema una antigua verdad nada tenemos que esperar sino de nosotros mismos

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POEMAS DE LAS DOS ORILLAS

EL LIBERTADOR

Venezuela

MIGUEL OTERO SILVA (1908-

S

)

" He arado en el mar» BOLlVAR

ÓLO una sombra escuálida como un árbol sin ramas . Sólo una frente pálida. Y unos ojos de abismo. Sólo una sombra ágil , nerviosa, diminuta, que se tornaba inmensa como todas las sombras . Era una sombra inmensa y era un pueblo a su espalda. Un pueblo de pausados campesinos andinos, de llaneros festivos , audaces y valientes, de mulatos cordiales y de negros risueños , de bronceados y ariscos pescadores mestizos , de soldados corianos sufridores y recios: pueblo dicharachero , ingenioso, indolente y palúdico. Era una sombra inmensa y era un pueblo a su espalda. Hoy la sombra está muerta. De su savia se han nutrido mil bosques de hombres. En su loor clarines tempestuosos, tambores desbocados y pífanos marciales han florecido bajo muchos cielos. Bronces y mármoles no han logrado plasmar en su inquietud la vital sombra muerta, porque la tempestad no puede ser tallada. Hoy la sombra está muerta frente a su pueblo vivo. Frente a su mismo pueblo sobre el mismo paisaje, rumiando el mismo pan y la misma amargura. Pueblo que aún persigue por las rutas con sol lo que la arrolladora voluntad de la sombra buscaba. 206


POEMAS DE LAS DOS OR I LLAS

Hoy la sombra estรก muerta, mas su pueblo estรก vivo. Pueblo vivo y en marcha con la mirada fija en la bandera libre que tremolรณ la sombra.

Venezuela

Arar nunca es en vano. Ni en el mar.

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REPÚBLICA DE LAS LETRAS NÚMEROS PUBLICADOS 13. 14. 15.

Los ESCRITORES y LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. ESCRIBIR: VOCACiÓN Y PROFESiÓN. Los ESCRITORES Y LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA.

1. Extra. LA GUERRA CIVIL. CULTURA Y LITERATURA.

16. 17.

LA EDICiÓN EN ESPAÑA. LA CRíTICA LITERARIA.

2. Extra. LITERATURA FINLANDESA.

18. 19. 20. 21.

ÚLTIMAS TENDENCIAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA (1). ÚLTIMAS TENDENCIAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA (2). LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. PORTUGAL y ESPAÑA: DOS SOCIEDADES, DOS TRANSICIONES, DOS LITERATURAS.

22.

LA SITUACiÓN DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS: LA NOVELA. EL CUENTO. 3. Extra. LITERATURA NEERLANDESA.

23. 24. 25.

LA SITUACiÓN DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS: LA POEsíA. EL TEATRO. MEDIO SIGLO DE LITERATURA ESPAÑOLA (1). MEDIO SIGLO DE LITERATURA ESPAÑOLA (2).

4. Extra. LITERATURA SUECA.

26. 1492-1992: 500 AÑOS DE HISTORIA. 27. TRADUCCiÓN Y CREACiÓN LITERARIA. 28. PERESTROIKA Y LITERATURA. 29. EL ESCRITOR: SU ESTATUTO SOCIAL Y SU PAPEL EN EL DESARROLLO DE LA CULTURA.

30. 31.

ESCRITORES Y TELEVISiÓN.

LA AVENTURA DE ASOCIARSE. PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LA ACE. 5. Extra. LA RUTA DEL NORTE. LITERATURA NORUEGA. 32-33. EL 92: LITERATURAS DE ESPAÑA Y AMÉRICA. REPÚBLICA DE LAS LETRAS. ACE. cl SAGASTA, 28, Teléfono 446 70 47. Fax 446 29 61. 28004 Madrid

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