Las bacantes y el vino (Eurípides)

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0-Introducción En este trabajo nos vamos a referir al vino según aparece en la obra las Bacantes de Eurípides. En primer lugar haremos un pequeño resumen de la obra y de la vida del autor. Nos referiremos a la figura del dios Dioniso, a sus cultos, rituales y también a las fiestas que había asociadas al dios del vino. Después hablaremos de las ménades o bacantes, seguidoras del dios Dioniso que las utilizaba para difundir sus ritos y extender su culto.

1- El autor y su obra. Eurípides nace en Salamina en el año 484 a. C. y muere en Macedonia en el 406 a. C. El autor dejo 3 piezas para su póstuma representación: Alcmeón en Corinto, Ifigenia en Aúlide y las Bacantes, la obra que nos va a ocupar en este trabajo. Data del año 409 a. C. Se trata de un modelo paradigmático de lo que es una tragedia griega y el único drama dionisiaco que se ha conservado de la Antigüedad griega. Las Bacantes es el mayor retrato del espíritu dionisiaco de toda la literatura. Eurípides nos cuenta la epifanía del dios Dioniso, que tras cobrar forma mortal se dirige a Tebas para restablecer una situación en la que se negaba su divinidad. Las propias hermanas de su madre, Sémele, son las que niegan su condición divina, es a ellas a las primeras que hace entrar en un estado delirante, las envía al monte Citerón a practicar sus ritos junto con las demás mujeres. Se les unen el anciano Cadmo, fundador de Tebas y el ciego Tiresias. El rey Penteo, nieto de Cadmo, hace todo lo posible por poner fin a estos desvaríos. Dioniso se encuentra con Penteo, se burla de él y le engaña para conseguir sus fines. Penteo es tentado por Dioniso y se dirige vestido de mujer a espiar a las bacantes al monte Citerón. Éstas lo descubren y lo persiguen. La propia madre de Penteo, Ágave, será la que comenzará un fiero descuartizamiento del hijo hasta darle muerte. Cadmo recoge los restos de su nieto y hace volver poco a poco a la realidad a Ágave que llena de dolor, se da cuenta de lo terrible de su acción. 2-Dioniso, dios del vino. Es un dios extraño y ambiguo. Lo conocemos como el dios del vino. Recibía diversos nombres: Dioniso o Dionisio, Baco, Bromio y también Evio. En Roma se le denominaba Liber (“ el libre”). Era el dios de la máscara y la representación por excelencia. Tenía la capacidad de producir locura, la “manía”, ese estado de delirio que producía en sus seguidores por medio de la danza frenética y de la ingestión del vino. Su procedencia no es griega como el mismo Dioniso reconoce en Las Bacantes: “Lidia es mi tierra”. La condición de dios extranjero es confirmada por otras fuentes helénicas, el dios recibía de los griegos muchos homenajes en fiestas, figuraba en el panteón olímpico, compartía con Apolo el santuario de Delfos y estaba presente en la lírica arcaica como inspirador de himnos:

“como marcar el inicio del bello canto del divino Dioniso, el ditirambo, sé yo, cuando el vino

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