Natación artística - La voluntad inquebrantable de Estefanía Álvarez

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Artículo publicado el 31/03/2021 Derechos reservados - Toda reproducción está prohibida - ©Sportiva-Latina

#Natación artística

La voluntad inquebrantable de Estefanía Álvarez

Natación artística. La nadadora antioqueña regresó de los Suramericanos con tres oros conseguidos, al lado sus compañeras del nado sincronizado colombiano. Una cosecha muy especial que permite soñar en participar en los Juegos de Tokio2020. Perfil. Por Jacques Cortie / Sportiva-latina 29 de marzo 2021 / El deporte de alto nivel tiene un lado negativo, aquel de presentar sólo el mejor resultado, el podio, la sonrisa del ganador y la medalla que brilla bien puesta alrededor del cuello. Esta imagen es con frecuencia, la que hace pensar en la injusticia del deporte, porque reduce todo el esfuerzo a este único momento. La natación


sincronizada es el más claro ejemplo de esta situación: uno ve a las nadadoras con la sonrisa más amplia, el contraste de los intensos colores de sus vestidos de baño, los reflejos tranquilizadores del agua, una danza perfecta… Un mundo idílico, en donde no se ve sudor ni sufrimiento, como con las boxeadoras; muy lejos de las ciclistas que recorren cientos de kilómetros, se caen, se raspan, y siguen su camino con sangre en las rodillas, o lejos de los alpinistas que ponen en peligro su vida, luchando contra vientos helados… Y aunque los otros deportes parezcan los más duros, pues la realidad no es así. Cuando uno habla con Estefanía Álvarez, podría volverse a equivocar en relación con la intensidad de su deporte: su voz es suave, tranquila, las frases inspiran una paz interior, pero sus declaraciones muestran otro estado de ánimo: ¡un desborde de energía! Estefanía Álvarez, es integrante de la Selección Colombia de Natación Artística que ganó cinco medallas de oro (dueto, equipo, combinado, solo, dueto mixto) en el Campeonato Suramericano, realizado en Buenos Aires, Argentina. La vida detrás de las medallas Entonces, ¿qué hay detrás de estas medallas? Ella lo explica sin alzar la voz: "En cada uno de los entrenamientos hay que llevar el cuerpo un poco más que ayer… Cada vez llevamos el cuerpo al límite para que en la competencia sea más fácil o se vea más natural…" Lo que es desconocido para el público es la exigencia mental y física que necesita el nado sincronizado. Para que salga perfecta la foto, hay que dedicar horas a la preparación física (que puede ser pesas y running), horas al ballet, horas también a la expresión corporal. En el agua se necesitan horas para adquirir una facilidad que hace del elemento un segundo lugar de vida… Así, poco a poco, se va logrando la precisión para el instante de la foto, que es el trabajo de sincronización, tal vez el más pesado, el más repetitivo, el más largo… "Creo que es uno de los deportes más completo", dice Estefanía. Porque además del físico y de todo el trabajo previo, hay que tener una memoria muy segura para manejar el programa en competencia…"


Para preparar esos Suramericanos, Estefanía, junto con sus compañeras y su alterego del dueto, Mónica Arango vivieron una concentración de 15 días en Medellín y una semana en Cali, lo cual significó una intensidad nunca antes vivida: "Es que no habíamos estado en el agua por seis meses. No teníamos el ritmo habitual de las competencias que se dan, más o menos, cada dos meses en tiempos normales. El entrenamiento específico para ir a Argentina fue de ocho horas diarias, cinco en la mañana, tres en la tarde." La organización, otro sistema de vida De vuelta en Colombia, Estefanía, decidió dedicarse a atender la prensa, los medios, a las obligaciones que llegan después de la famosa foto y que, en sí, son otra foto bonita para quien no imagina lo que hay detrás, y que nunca acaba. Cumplidas esas obligaciones de la gloria fugaz, de los honores, la realidad ya volvió a alcanzar Estefanía: la agenda para compaginar sus estudios en la universidad EAFIT de Antioquia. "A veces la agenda es tan complicada que siento que no voy a poder… ", confiesa al acabarse la entrevista. "Es verdad, que he tratado de analizar, aprender y que ahora logro organizarme mejor…" Esta disciplina extrema será otra vez la clave de todo el trabajo que viene. A sus 26 años, Estefanía Álvarez sueña con participar a los Juegos de Tokio. Sería la segunda oportunidad, después de Rio 2016. Viene otra etapa de duro entrenamiento, concentración y dedicación. La vida de esta nadadora, que empezó a los ocho años, seguirá el ritmo de una realidad que lleva viviendo desde hace 18 años seguidos. Del primero al cuatro de mayo, este dueto de colombianas va a jugársela en el clasificatorio olímpico de Tokio. Lograr entrar en los países que todavía no tienen cupo, será otro Himalaya para Estefanía: "Tengo fe y energía", dice. La misma que desplaza las montañas, la necesitará otra vez en un deporte que conlleva la complicación de no reposar sobre una marca, un resultado frío. El nado sincronizado depende también de la apreciación de unos jueces… La subjetividad como último obstáculo en la búsqueda de la felicidad deportiva. Todas esas cosas que no dice la sonrisa de una foto.


J.C. -(Foto: cortesía Estefanía Álvarez para Sportiva-latina) Toda reproducción de nuestras publicaciones está sometida a nuestra autorización escrita > contacto@sportiva-latina.com Todos los artículos de www.sportiva-latina.com son disponibles en nuestra cuenta ISSUU


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