Villa Gesell - 80 Años

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Villa Gesell 80 a単os 1931 - 2011



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► STAFF Propietario Silvia L. Ezpeleta Director / Editor Responsable Alfredo E. Ezpeleta Sub Editor / Corrección Silvia L. Ezpeleta Diseño Gráfico Silvia L. Ezpeleta Daniel A. González Redacción Santiago Massafra Fotografía Raúl Pujadas Daniel A. González Colaboración Museo y Archivo Histórico de Villa Gesell, Departamento de Prensa y Comuicación de la Municipalidad de Villa Gesell. Pre-Impresión Zebra Fotomecánica Impresión Cooperativa Gráfica I+D

Semanario Realidad Geselina Paseo 107 y Avenida 3 Galería Lafayette - local 23 Te. (02255) 46-5653 / 46-5775 www.realidadgeselinaonline.com realidadgeselina@gesell.com.ar

Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

Don carlos CONVERSA EN SU DESPACHO.-

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CONTENIDOS

▌ Editorial

▌ El Agua corriente y las Cloacas

▌ Una primera pincelada

▌ El Club Defensores

▌ Los dueños de la tierra...

▌ Gesell Ayer y Hoy

▌ La fijación de los médanos...

▌ Villa Gesell Golf Club

▌ Una casita frente al mar…

▌ El Muelle de Pescadores

▌ Un surtidor de Vida

▌ El Tótem

▌ Una década de lucha...

▌ En el reino del panqueque y...

▌ Un viejo vigia en reposo...

▌ Juana Gesell

▌ 200 pasos, renovación de fuerzas

▌ Marta Soria

▌ Antón...

▌ El funeral

▌ La creación de la Cevige...

▌ La despedida

▌ En la era de las comunicaciones...

▌ La historia en imágenes


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editorial

Don carlos NOS RECIBE EN SU TRANQUERA.-

► El ruido del oleaje era la brújula para llegar al páramo prometido, ese páramo misterioso del que tanto se hablaba, y que un tal Don Carlos Gesell al que le decían “el loco de lo médanos” prometía en folletos que circulaban por la Capital. De esto hace ya unos 80 años, del sueño de un hombre, quien pensó, ideó, construyó y volvió a construir una y otra vez el lugar donde hoy vivimos y veraneamos, el creó Villa Gesell. Le dió una identidad, lo formó como sociedad, y nos dejó su mayor legado, el cuidar con nuestros pro-

pios sueños este lugar de encantos, y enseñarle a las generaciones futuras que aquí habitan que cuidar la ciudad, el medioambiente y su gente es el mejor homenaje que podemos hacerle. Hoy Villa Gesell cumple 80 años y tenemos la posibilidad de contarles, al menos un pedacito, lo que hace tan poco tiempo sucedió pero ya es historia. Una historia que parece sacada de un cuento de hadas, una historia de esfuerzo, sacrificio y tesón, un ejemplo de pocos que muchos debemos seguir. Una historia de muchas veces

caerse y siempre volverse a levantar. Amamos esta ciudad y por eso decidimos todos los días vivir en ella, la reelegimos cada vez que tenemos la posibilidad de alejarnos de ella y extrañamos su gente y su calidez natural. Crecimos aprendiendo de los pioneros, escuchando las anécdotas y son ellos de los que debemos aprender para seguir proyectando un buen futuro para nuestros hijos en Villa Gesell, en “La Villa”, en Gesell, en este lugar que cumple los sueños de quienes la eligemos como “NUESTRO” lugar. Alfredo Ezpeleta EDITOR


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En el 80º aniversario de la ciudad

Recuperar y sostener el legado de don Carlos Gesell”

“Es mayor el deleite del éxito cuando se vencen aquellas dificultades que otros... han querido derrotar sin conseguirlo.” Esta frase expresada por don Carlos Gesell, y que todos podemos apreciar acuñada en el Tótem de acceso a nuestra ciudad, implica el profundo orgullo y satisfacción que el fundador sintió al ver que su magnífica obra se concretaba. Pero esa concepción filosófica no se refiere a un orgullo personalista sino que más bien repara especialmente en aquellas dificultades que todos, o casi todos, ven como insalvables, y sin embargo, gracias a la tenacidad, a la planificación, al trabajo arduo y a la constancia, se logran vencer, redoblando el valor del éxito obtenido. Quizás aquella expresión sea una de las más ilustrativas del inmenso legado de don Carlos. Hace 80 años, cuando todo lo que había a su alrededor era adversidad y dificultades, y aún cuando los más notorios estudios y especialistas de la época aconsejaban abandonar semejante empresa, él fijó su meta con determinación pero también con el obligado agregado del esfuerzo, de la honestidad, del sacrificio, de la capacidad de reponerse. Con esos valores logró, luego de años de intento, la titánica tarea de fijar el indomable terreno medanoso y a partir de ello prosiguió con el otro desafío planteado; construir un destino turístico diferenciado del resto; una apacible “Villa” nada menos que con el Océano Atlántico y con un imponente marco natural como respaldo. Pero no se detuvo. Al observar que avanzaba en su objetivo, promovió su crecimiento, trabajando en conjunto con decenas de familias con el mismo objetivo de superación; esos otros protagonistas de nuestra historia que son “Los Pioneros”. Y ese objetivo se tornó más ambicioso, por lo que hacia falta un nuevo esfuerzo y una gran capacidad. He destacado en varias oportunidades la inmensa aptitud de don Carlos en el sentido de la creación de condiciones para un óptimo desarrollo, con metas claras en cuanto al destino de esa comunidad que comenzaban a conformar, y con una extraordinaria visión estratégica acerca

de las necesidades y respuestas no sólo coyunturales, sino las que visualizó con décadas de anticipación. Entonces, se concentró en la planificación con una envidiable visión e inteligencia práctica. Y ya no sólo alentó el crecimiento de la incipiente ciudad, sino que comenzó a acompañarlo con desarrollo, construyendo los primeros servicios indispensables, alentando inversiones, “dibujando” con sabiduría, condiciones o alternativas de futuros desarrollos sobre el tablero de su maravillosa creación. Aquel diseño, aquella tenacidad y aquella destacada visión estratégica, nos permitió hoy en día retomar ese legado que, lamentablemente se había perdido con el tiempo, dejando librada a Villa Gesell a su sola condición inercial de “crecimiento” sin el acuerdo necesario que debe tener con el “desarrollo” y con una nueva y actualizada creación de condiciones para continuar avanzando. Sentimos nosotros hoy, desde la gestión municipal, una gran similitud con aquel “deleite” expresado, porque en menos de cuatro años, supimos vencer, con el acompañamiento de la comunidad, cientos de adversidades que también parecían insalvables y volvimos a pensar la ciudad orientada hacia el crecimiento pero acompañado del desarrollo, trabajando incansablemente en esa premisa, dotándola de obras de infraestructura; llevando todos los servicios a cada rincón del Partido, modernizándola, embelleciéndola, optimizando todo el circuito vial interno y de accesos, ordenándola y cuidándola permanentemente. Debemos entonces festejar con orgullo este 80º aniversario de la fundación de este maravilloso lugar, sintiéndonos parte de la historia que continuamos construyendo con aquellos preceptos fundacionales, que esta comunidad, hoy encuentra, reconoce y vuelve a plasmar, disfrutando ya de este presente y edificando un sólido y auspicioso futuro Carlos Gesell marcó para siempre, y de la manera mas clara y contundente que una persona lo pueda

hacer, la enseñanza acerca de cómo, con determinación, esfuerzo y tenacidad, se pueden llevar adelante las más grandes empresas, por más imposibles que puedan parecer, por más condiciones adversas que se puedan encontrar y por más pesimistas y negativos que sean los pronósticos. Y avanzó aún más allá en este legado, enseñando que tales objetivos se pueden alcanzar exitosamente desde la solidaridad, la decencia, la honestidad y el respeto, valores que sostuvo con admirable coherencia a lo largo de toda su vida. Tenemos la inmensa fortuna de contar, como sociedad organizada, con ese valor agregado que la personalidad y la obra de este hombre dejó grabada en nuestra identidad y, en la conciencia de semejante beneficio, trabajamos para recuperar, enaltecer, traducir y proyectar esa huella marcada con admirable inteligencia y noble humanidad. Reconocer este legado, recuperarlo, sostenerlo, defenderlo y llevarlo a la práctica no admite otro camino que el sostenido por esa misma enseñanza, no permitiéndonos entonces otra manera de crear mejores condiciones que no sea a través del esfuerzo, el compromiso, la eficiencia y el trabajo responsable, llevado adelante con solidaridad, honestidad, transparencia y un total apego al concepto de libertad y diversidad impregnado en ese legado. ¡Felicidades Villa Gesell! ¡Y vamos por más!

Dr. Jorge Rodriguez Erneta Intendente Municipal Partido de Villa Gesell


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- ¿Vieron cómo se puede? es cuestión de intentarlo, nada más. Así son todas las cosas.

La Historia de Villa Gesell de Omar Masor

Una primera pincelada

VIVERO DE DON CARLOS.-

1ª casa de Don carlos (1932).-

PRIMERAS CUADRICULAS DE FORESTACION.-

► ESTA HISTORIA PODRÍA comenzar desde distintos puntos de partido. Uno de ellos es un aviso publicado en el diario “La Prensa”, de Buenos Aires, donde Carlos I. Gesell ofrecía “una casita junto al mar” para pasar el verano. El punto de referencia fue la estación “Juancho” del Ferrocarril del Sur y, desde allí, la posibilidad de emprender el camino hacia el mar por una ruta inexistente, tan inexistente como tentadora. Posiblemente por curiosidad, alguien leyó el anuncio y contestó. Fue Emilio Stark, un suizo empleado en la firma Siemmens, quien se sintió interesado por ver de qué se trataba esa propuesta. Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

Antes de eso, la tarea había sido intensa, constante y - a veces-, decepcionante para Carlos Gesell. Desde plantar y ver morir bajo la arena llevada por el viento a miles de brotes de las más variadas cantidades de especies arbóreas hasta recibir aquella carta con una sentencia tomada de la mismísima Biblia, en cuanto a que no se puede edificar en la arena. De todas formas continuó y logró encontrar la forma para detener la arena voladora, para que las especies prosperaran, para poder edificar en la arena y, con todas esas situaciones dominada, empezar a fundar una villa que se fue trasformando

hasta llegar a estos días convertida en una ciudad. Claro que no fue fácil, pero eso le da muchísimo valor al hecho de intentar y reintentar, de errar y volver para subsanar el error; para crear, en definitiva. El comienzo fue hace 80 años. Nada si se los cuenta tomando como referencia a la Historia, pero mucho si se los mide en relación a los cambios operados en un lugar que eran 39 hectáreas junto al mar, sobrante fiscales de las estancias de los Leloir, preñados de médanos vivos y llevando a cuesta dos emprendimientos abortados: la cría de ganado porcino y la venta de arena. De todas formas “el alemán” –que no era alemán-, el “loco de los médanos” –que nunca fue loco-, lo logró. Vaya si lo logró...



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Los dueños de la tierra kemmler en la casa de Don carlos (1952).-

► La primera referencia con respecto a los propietarios del espacio donde se construiría muchos años después, primero Parque Idaho y Villa Gesell después, fue José Lastra. Más tarde Francisco Sáenz Valiente lo posee hasta pasarlo a Dalmasia Sáenz Valiente y a Alejandro y Federico Leloir. Hacia 1930 se lleva a cabo una medición de los campos y resulta un sobrante fiscal de 3.129 H que, como era de rigor, se sitúan desde la orilla del mar hasta donde comienza el pie de los médanos que descansa sobre el continente y permite que las pasturas comiencen a verdear. Ese verdadero arenal –no era otra cosa-, llega a manos de Eduardo Credaro, cedido por el Estado. La primera idea fue la de cazar los chanchos salvajes que habitaban en la región, escapados de las estancias y olvidados de cualquier otra regla de juego que no fuese Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

su total libertad. No anduvo bien ese emprendimiento. Antes de dejar que todo acabara, Credaro pensó que había encontrado la verdadera actividad de la zona: la venta de arena para la construcción, especialmente en Buenos Aires. La distancia, la competencia con la arena que llegaba desde Uruguay, la mejor calidad de la oriental con respecto a la que poseía y el menor precio de mercado, hizo que tomara la resolución de vender ese ventoso desierto de arena. Y este podría ser otro comienzo para estos recuerdos. En 1931, Carlos Idaho Gesell, después de haber tomado conocimiento de la posibilidad de comprar el lugar, toma la decisión. Muchos aseguran que su idea primera fue la de crear un bosque para poder utilizar la madera en la construcción de coches para bebés, artefactos a los que se dedicaba a

...(o de la arena) Gesell requiere el asesoramiento de un perito dunícola, el agrónomo Karl Bodesheim. El veredicto: - Renuncie inmediatamente a proseguir esta empresa..., jamás crecerá nada en esta arena...

La Historia de Villa Gesell de Omar Masor

manufacturar –entre otras-, la firma familiar “Casa Gesell”. Cual haya sido la idea motora de todo, lo cierto es que le compra a Eduardo Credaro las 1.648 H. El precio pactado es de $ 36.000 que se comprometió a pagar de esta forma, luego de señar con $ 10.000: $ 7.000 al año de la escrituración y el resto a plazos, con una hipoteca. Si tenía claro o no el futuro, nadie podrá aseverarlo. Si había hecho una mínima cuenta de la relación costos-beneficios, tampoco. Lo posiblemente cierto es que, luego de haber efectivizado el pago y firmado los documentos, habrá llegado por primera vez a esa lonja de arena sobre el mar -ya como propietario-, se habrá sacado el sombrero, enjuagado la transpiración de la frente con su pañuelo y habrá dejado volar su imaginación. Esa era su ventaja contra todo lo que debería superar.



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La fijación de los médanos

el pasaporte al éxito de la empresa emprendida Don carlos realizando tareas de forestacion.-

► No iban bien las cosas, en cuanto detener el constante movimiento de los médanos, a favor de los vientos. En el sistema de “prueba y error”, el balance era realmente negativo. Las especies no lograban prosperar. Para tener una constatación científica, Carlos Gesell busca y rebusca hasta que encuentra al agrónomo alemán Kart Rodesheim y hace contacto epistolar con él. Le explica la situación, pero eso no alcanzaba para que el técnico pudiera esbozar siquiera una solución. Entonces lo invita a que venga al lugar, vea, estudie y dictamine. Rodesheim aceptó, vino, estudió e hizo su dictamen, después de dos años. En 1933 Kart Rodesheim llegar a la conclusión de que ningún vegetal podría prosperar en ese suelo. Lacónico, con lenguaje técnico, contundente, las palabras del Agrónomo fueron escuchadas, pero no pudieron ser aceptadas por Carlos Gesell. ¿Cómo era eso de que nada podría crecer en la arena? En realidad para lo único que sirvió ese dictamen fue para obligarlo a profundizar en su imaginación; a darle mayor trabajo a su pensamiento práctico. Por eso Gesell continúa trabajando y ese mismo año presencia la muerte de 100.000 acacias blancas, de las 120.000 plantadas. Pero también constata que sí habían prosperado tamariscos y esparto. Con ellos continúa y con ellos enVilla Gesell 80 años 1931 - 2011

cuentra la solución buscada. Hoy, superada ya la primera década del siglo XXI, es difícil poder medir con justicia el significado del descubrimiento de Carlos Gesell. Especialmente por lo simple que ahora aparece lo creado, pero habrá que situarse en tiempo y lugar –o al menos intentarlo-, para poder tener una pálida idea. Había que encontrar un abrigo para las pequeñas plantas radicadas en la arena. Para que sus raíces tuviesen la posibilidad de extraer nutrientes y para que la arena voladora no las abatiera. Posiblemente, cuando vio el fruto de su idea, se habrá preguntado “¿cómo no me di cuenta antes?”, por la simpleza del sistema puesto en marcha. La cosa fue tan simple como efectiva. Si hacía falta un abrigo para las pequeñas plantas, nada mejor que confinarlas dentro de un receptáculo que le permitiera a sus raíces tener contacto con la arena y que los incipientes brotes se encontraran defendidos de la

verdadera pulidora que representaba la arena llevada por el viento. Entonces llega a fabricar cilindros de cartón embreado y en ellos coloca los retoños y los planta en la arena. Con esa defensa logran el abrigo suficiente para llegar al tiempo suficiente de desarrollo para poder ser transplantados. Así de simple, así de complejo. Con ese invento (no hay otra manera de llamarlo) Carlos Gesell comienza a encontrar la forma para detener a los médanos, para poder “domarlos”, para poder pensar –ya con muchísima más seriedad y certeza- en el futuro de ese lugar junto mar, cruzado por vientos de temer que movían a tontas y locas los médanos que, hasta ese momento se enseñoreaban, tan desafiantes como despiadados.

Vuelvo a observar al hombre... Habla,... ¿cómo diría...?, un idioma distinto; poblado de fuerza y convicción. Omar Masor, La Historia de Villa Gesell.



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Una casita frente al mar… La invitación tenía a “La Golondrina” como primerísima actriz principal Don carlos Y DOÑA EMILIA PASEANDO A LOS TURISTAS.-

“CASITA SOLITARIA FRENTE AL MAR SE ALQUILA POR QUINCE DIAS A CIEN PESOS. ESCRIBIR AL SEÑOR CARLOS I. GESELL. JUANCHO. FERROCARRIL SUR...” ► Había que tentar a la fortuna. Posiblemente el resultado daría una idea de cómo sería el futuro. La casa familiar estaba construida, Carlos Gesell vivía allí junto con doña Emilia y los chicos desde hacía algún tiempo, pero ¿alguien más se animaría a pasar –aunque más no fuera-, su tiempo de vacaciones entre médanos casi domados, rodeado de una naturaleza imponente y lejana de los centros urbanos? Había que hacer la prueba, que no solamente podía ser negativa desde lo económico sino que podría repercutir en lo anímico. De todas formas se hizo. Carlos Gesell hizo contacto con una empresa marplatense y compró una especie de cabaña prefabricada, de origen suizo, que levantó en la cresta de una de las dunas amigables. Fue bautizada “La Golondrina” y, Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

cuando quedó definitivamente construida, parecía una casa “puesta” en ese lugar, rodeado solo de arena y de vegetación rala e insipiente. Tenía los desagües del techo hechos en caños de zinc que remataban en bocas parecidas a las gárgolas de las grandes construcciones antiguas. Todo el perímetro de la casa, por debajo del alero, tenía un frente del mismo metal, recortado de tal forma que parecían flores de lis invertidas, unidas unas a las otras en una sucesión que parecía infinita. El interior, con pisos de madera, ofrecía todas las comodidades que se podían pedir en la época, mostraba empapelado sobre paredes de un material parecido al aglomerado, con una capa exterior sobre la que también se podía, si ese era el deseo de su propietario, pintar. No era lujosa, pero sí acogedora y sólida. Posiblemente las cualidades que hicieron a Carlos Gesell elegirla.

Aún está en pie, casi 70 años después de construida y luego de haber sufrido algunas modificaciones. En pie y habitable, que no es decir poco. Esa fue la “casita” que publicitó Carlos Gesell en “La Prensa”, ofreciéndola en alquiler para lo que podría señalarse como la temporada 1941/42. A ella fue la que llegó Emilio Stark, luego de mil peripecias y dudas. De ella fue de la que enamoró y, por ella, estableció un lazo fortísimo con don Carlos y con el lugar, que permitió en que se convirtiera en el primer turista y en el primero que recomendó Villa Gesell “de amigo a amigo”, con lo que se estableció el eslogan que acompaño a la Villa por muchos años, apoyando su difusión y convirtiéndose –posiblemente sin proponérselo-, en uno de los pilares de la imagen geselina.



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Un surtidor de Vida ► Es conocido que uno de los puntos donde se apoyó Carlos Gesell para comenzar a formar la Villa, fue la posibilidad de tener agua potable a poca profundidad. Alguna vez se contó que prácticamente el primer día que recorrió la zona que compraría poco más tarde se agachó en la playa y escarbó en la arena, para ver si existía la posibilidad de encontrar en esa zona agua que no contuviera sales indeseables. Posiblemente sin mucha sorpresa, a pocos centímetros de penetrar en la arena, encontró agua dulce. Eso era lo que buscaba y –al encontrarlo-, disipó las pocas o muchas dudas que lo frenaba para hacer la operación. Tiempo después, las necesidades de contar con una cantidad de agua dulce que facilitara la vida diaria y el riego, demandaron otra tarea. Fue así que, junto a la casa donde vivía con su familia y ahora esta en medio del Pinar del Norte convertida en Museo, instaló un molino para asegurar su provisión. Como todo en los días iniciales, no fue una tarea fácil. Desde el traslado de Buenos Aires, hasta la instalación demandaron esfuerzo, pero el resultado final fue mejorar las propias condiciones de vida y asegurarse el agua para poder regar; hecho fundamental cuando pensaba en un futuro verde para ese arenal. Todavía hoy está en el mismo lugar que fuera instalado. Casi como un vigía u otro de los recuerdos palpables, que después de muchos años… dan testimonio de la epopeya. Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

Un molino que tiene sobre sí el orgullo de haber sido indispensable...

Debo confesar antes de seguir adelante que el análisis químico de la arena resultó adverso: inapropiada para la vegetación, donde no crecía el pasto, en cambio el del agua fue más alentador. Óptima para el consumo humano.

MEMORIAL Carlos I. Gesell, 1961.

LEVANTAN EL MOLINO (1932).-



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Una década de lucha

hasta poder Fijar la geografía de los médanos VILLA GESELL CRECE DE NORTE A SUR.-

► Recién en 1941 Carlos Gesell pudo sentir que había dominado la cambiante fisonomía del paisaje, al lograr fijar los médanos con distintas especies vegetales, que prosperaron gracias a aquel increíble invento del cilindro de cartón embreado. Entonces debía comenzar una segunda etapa, casi a caballo de la primera, que comprendía construir –además de su propia vivienda que ya estaba en pie-, alguna otra para ofrecer a quien se animara a llegar al Parque Idaho, denominación que por esos tiempos tenía la que luego sería Villa Gesell. Además de esa construcción, que ocupará otra parte de esta reseña, poco después y en cuanto comenzó a girar en grupos de amigos el nacimiento de una nueva posibilidad de vida, junto al mar y en un paisaje distinto, no fueron pocos los que comenzaron a buscar su radicación en Villa Gesell. Como antes no había trabado el avance de Carlos Gesell, para aquellos que llegaban tampoco fue un estigma lo dicho en San Mateo, VII26:”Lo compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena.” También con tesón y superando dificultades de varios calibres y consecuencias comenzaron a consVilla Gesell 80 años 1931 - 2011

truir una ciudad. En 1942 eran 3 las casas construidas en la Villa –ese es el punto cero de todo-, y año a año, los número fríos y siempre incontrastables mostraban una clara “tendencia a la alza”. Para 1943, las casas eran 5; en 1944 se habían edificado 8 y un año después, llegaban a 15. De todas formas, para tratar de darle un marco menos aritmético a esta reseña, habrá que saber que cada una de esas casas albergaba a una familia. Mujeres, hombres y chicos que forman una especie de mosto geselino; de levadura que ayudó a que otros se incorporaran a la idea. Ya eran 25 las construcciones en 1946 que, al año siguiente se habían duplicado. Las primeras 100 edificaciones geselinas pudieron contarse en 1948 y, desde ese año, comenzaron a sumarse de a cientos, hasta que 1950 dice que en Villa Gesell las construcciones superaban las 300. Con las distintas situaciones económicas que atraviesa el país, en los trece años que van desde 1950 a 1963 –con una Villa Gesell puesta en total valor-, las construcciones llegan a las 2.000 y se presiente que las posibilidades siguen siendo muchas y que la meta esta muy lejana. Con ese espíritu se encara 1964, año que al finalizar deja una infor-

mación –desde el ámbito oficial-, que indica, más allá de las cantidades en sí mismas, que Villa Gesell ha sido el lugar de la República Argentina donde se han construido más metros cuadrados de edificación. Después, a medida que crece, tienta a que exploren distintas formas y zonas para la construcción. Los chalets comienzan a mezclarse, ya en la década del 70, con los primeros edificios de alto; un tema que trajo algún movimiento en contrario en su momento, pero que la realidad superó con su contundencia. Después la zona Sur de la Villa, que tuvo como faro la Terminal de Ómnibus y –más cerca en el tiempo-, todo lo referente a las localidades del Sur del Distrito: Las Gaviotas, Mar Azul y Mar de las Pampas. Por estos días, con una Villa que debe ponerse a la par de los tiempos y entender el fenómeno del turismo, la construcción sigue teniendo un peso específico importante. Los servicios, son construcción; el Centro de Convenciones; la pavimentación; los barrios; en suma otras necesidades que también se van superando. Y, como muchos años atrás, se presiente que las posibilidades siguen siendo muchas y que la meta está muy lejana.



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Firme tras 89 años de vida

► El punto elegido por la Armada era un remoto punto en la Costa Atlántica, a unos 80 Km. al sur de Mar del Plata y a milímetros de la nada. En 1916, cuando comenzó a construirse el Faro Querandí serviría de un punto de referencia indispensable para las embarcaciones que navegaban en su zona de influencia. Su luz, durante la noche, y sus franjas negras pintadas sobre un fondo blanco, indicarían a los navegantes el punto donde se encontraban. Seguramente sus servicios fueron

teriales necesarios para construirlo y para llevar adelante la obra en sí, en medio de una zona apenas reparada de los vientos que llevaban arena en su seno, podría ofrecer una somera imagen relacionada con la realidad que ofrecía 1916 para eso. Cuando el 12 de octubre de 1922 se inauguró oficialmente el Faro Querandí, pudo calificarse como un logro en la seguridad de la navegación en la zona. Y así estuvo siempre –como está ahora- a 65 metros sobre el nivel

y desaparición de la luz, durante la noche se establecía la identidad del faro y, por ende, el lugar frente al cual se estaba. Durante el día, para tener la misma información, había que contar las rayas de color blanco y negro que ofrecía la torre, para conocer la localización del faro. La fuente lumínica estaba asegurada a través de cilindros de un gas especial, almacenados a nivel del piso. Desde esa pequeña terraza, no solamente el mar puede ser objeto

cruciales para salvar vidas en medio de ruidosas tormentas y un mar machacador con olas inclementes que barrían las cubiertas. Para eso fue construido y durante sus largos años de servicio, justificó su presencia en más de una ocasión. Sobre un predio de unas 40 H, donados a la Armada Argentina por la firma propietaria de la estancia Medaland, la dificultosa tarea de levantar la torre de 56 metros, colocar los elementos de iluminación y óptica y dejarlo listo para la primera dotación lo ocupara, demando cinco años de trabajos. Solamente pensar los métodos utilizados para transportar los ma-

del mar, en medio de un bosque de pinos y acacias, albergando a un grupo de personas de las cuales dependieron –durante muchos años-, otras que habían abrazado al mar como ámbito de su trabajo. Son 278 los escalones que hay que remontar para poder llegar a una especie de terracita, rodeada de una baranda, en cuyo centro se encuentra lo que es propiamente el faro: una luz que se potencia al reflejarse en una serie de espejos y que se dejaba ver de acuerdo a una sistema de señales que la ocultaba con un ritmo constante, en un tiempo establecido, conocido por todos los navegantes. Con esa cadencia en la aparición

de la observación, sino también el inmenso paisaje que representa el entorno casi mágico. Actualmente, con los distintos sistemas de localización, que utilizan los satélites como faros astrales, los faros como el Querandí no tienen la relevancia de otrora. Aunque no han perdido el encanto, el misterio, evocadores de historia –posiblemente tan fantásticas como imposibles-, que se pegan a sus muros, trepan hasta lo más alto de la torre y se esparcen, como antes se esparcían sus rayos de luz. Solamente que ahora, más que guiar a los marinos, guían la imaginación por otras rutas posiblemente más complejas.

El Faro

Querandí, un viejo vigía en reposo

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La renovación de las fuerzas ► Muchas veces asaltan la

tinuar y –especialmente-, cómo de-

mente de quienes deben afrontar

bía hacerlo.

un problema aquello de “¿por qué a

La caminata de recorrido por los

mí?” o “ojalá que aparezca una señal

lugares elegidos para intentar con-

para poder atenderla y continuar”.

vencer a los médanos que debían

También asoman junto con esas pre-

detenerse, no era promisoria. Más de

guntas, el esboza de la pérdida de la

una vez había anotado en su libreta

voluntad, de la esperanza.

la cantidad de plantines colocados

Don CARLOS EN SU CAMINATA DIARIA.-

Posiblemente así se encontraba Car-

y, seguidamente, acotaba el balance

los Gesell aquel día, luego de pensar

negativo. Apenas unos pocos de los

Sería imposible y hasta arriesgado

y repensar en el pasado inmediato

miles colocados en la arena lograban

intentar describir cuantas cosas de-

y el futuro que parecía tener, como

sobrevivir, pero no por mucho tiempo.

bían pasar en ese momento por su

Fue cuando tomó la determinación

cabeza, mientras –se puede imagi-

o, por lo menos, estableció un méto-

nar-, entrecerrando los ojos buscaba

do para llegar a ella.

lo que bien podría bautizarse como

única imagen, un “no” gigantesco. Ese día –más de uno quizás-, la realidad era contundente para él. No lograba siquiera poder amainar

En ese inmenso arenal, incapaz de

el desplazamiento de los médanos

brindar abrigo a la vida vegetal tal

Y entonces la encontró, poco antes

que, cómplices del viento, destruían

como él necesitaba, prosperaba una

de dar el paso número doscientos. Es-

prácticamente todo lo que Gesell in-

especie dura, intensa, que entrega –

taba allí, pequeña y porfiada, dándole

tentaba plantar.

quizá como una ofrenda silenciosa-,

y ganándole la batalla a las arenas

una flor en medio de aquella nada.

que volaban, tratando de dañarla.

No cabe duda que era un hombre

“su destino”.

pensante, ejemplos habían y hay

Pensó en ella y no lo dudó más.

Posiblemente Carlos Gesell haya

muchos que así lo certifican, pero

Tomo una dirección al azar y cami-

sentido un especial alivio, una ex-

ese día parecía necesitar algo más,

nó, mientras pensaba que si en los

traña sensación de renovación en

algo que proveniente del destino le

próximos doscientos pasos no en-

sus fuerzas espirituales y físicas. Tan

indicara qué camino elegir para con-

contraba una adesmia incana –aque-

simple y tan complejamente porque

lla especie y aquella flor-, detendría

había encontrado “SU” adesmia in-

su trabajo y abandonaría el intento

cana. Su señal, el impulso que sería

de forestar los médanos.

capaz de llevarlo a continuar traba-

Una vez que el hombre aprende a suplir – a fuerza de imaginación – aquello de que carece, es capaz de llevar es actitud hasta sus últimas consecuencias. Omar Masor, La Historia de Villa Gesell.

Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

La penosa caminata sobre la are-

jando y a encontrar lo que buscaba.

na se convertía en más difícil aún,

Aquella planta, esa flor, fueron –sin

solamente con el aditamento de la

duda-, una fuente fundamental que

especial obligación y necesidad de

lo acompañaría a lo largo de todo su

encontrar lo que se había propuesto.

trayecto.

... ... ... ... ... 200 pasos



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Ni mejor, ni peor... solamente distinto

A

NTÓN

Don José Anton a la derecha junto a Don Carlos en el centro y a la izquierda joaquin gonzalez medina (palodÚ).-

► Llegar a Villa Gesell era el problema, especialmente para quienes no tenían un auto y un espíritu aventurero. Claro, el tren hasta Juancho, después un servicio de transporte que Carlos Gesell ofrecía a los que se animaban, podía ser la otra posibilidad. De todas formas, no se podría decir que cubrían todas las expectativas del confort de los tiempos que corrían. Las rutas de acceso, después de dejar la Ruta 2, por ejemplo, también tenían lo suyo. Caminos que se hacían intransitables en cuanto llovía y que demandaban una baquía inexistente para la mayoría de los conductores, podían convertirse en trampas que demoraban días la travesía. Así era el panorama que se presentaba ante los que habían tomado la resolución de llegar a Villa Gesell, en 1948. Ese año, podría tomarse como otro de los hitos en el crecimiento de la Villa. Un señor de apellido Porcus había comprado algún tiempo antes un terreno en Villa Gesell, haciéndose eco de la tarea de difusión que puesta en marcha por Carlos Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

Gesell, con la ayuda de –entre otros- Emilio Stark. Aquella frase de que la Villa era recomendada “de amigo a amigo”, había hecho lo suyo y había ayudado a que Porcus tomara la decisión. Fue entonces que en 1948, le pidió a José Antón que hiciera un viaje con él a Villa Gesell, porque se iba a realizar un concurso de pesca. El viaje se hizo y, según las informaciones que se manejan, el costo fue solamente lo necesario para el combustible del vehículo. Ese viaje, más allá de haber resultado exitoso desde el punto de vista de la pesca, hizo que José Anton conociera Villa Gesell y que se prendara del paisaje. Tanto que, desde ese momento, planeo sistemáticamente viajes a Gesell y también él se convirtió en un publicista del lugar. Cuatro años más tarde, en 1952, la empresa que giraba bajo el nombre de “Al Mar”, comienza a programar viajes regulares a Villa Gesell. Una mayoría de viajeros provenía de la ciudad de San Isidro y sus alrededores, donde José Antón y su familia


Lo único que ese tiempo no podrá acabar será la consideración que los geselinos deben tener por una empresa que también “hizo” Villa Gesell. Sin ella, las cosas hubieran sido muchísimo más difíciles. Omar Masor, La Historia de Villa Gesell.

Don José Anton junto a uno de sus coches.-

...un nombre ligado para siempre con el progreso de Villa Gesell tenía basada la empresa, utilizaban el servicio para el cual se ponía en la ruta un ómnibus que también servía como transporte escolar y para excursiones. Un año más tarde, los hermanos Antón –José, Enrique y Osvaldo-, ya habían incorporado dos coches más y, además de pasajeros, transportaban distinta clase de mercancías. Así se trabaja hasta 1958, cuando “Al Mar” se disuelve y nace la empresa “Antón”. En ese año, había alrededor de 700 casa en Villa Gesell y la Cooperativa Eléctrica, contabilizaba más de 750 conexiones. Si bien la tarea era mucha, las ganancias no estaban de acuerdo con eso y la empresa siente algunos cimbronazos que la hacen peligrar. Entonces llega la solución, a través del Banco de la Provincia de Buenos Aires y de los inteligentes oficios

de uno de sus gerentes, que posibilita que “Antón” pueda convertirse en objeto de crédito y le otorga uno, con el que puede llegar a comprar su primero ómnibus 0 Km. Con ese refuerzo confiable, la empresa vuelve a tomar aires y puede salir del tembladeral. Tal es el éxito que en solo un año puede cancelar el crédito bancario. En dos años más, ya cuenta con seis micros de última generación que sustentan un desarrollo constante y, con él, también acompaña el crecimiento de Villa Gesell y la demanda creciente del servicio que presta. La empresa “Antón” –los hombres y mujeres que la integraron, en cualquier nivel de responsabilidad-, es inseparable de Villa Gesell. Luego el tiempo intervendría y determinaría el final de la empresa, como pasa con todas las cosas.


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La electricidad después de los guiños ► Después de la mitad de los años 40, el crecimiento de Villa Gesell sigue sostenido. Se multiplican los habitantes y cada vez es mayor el flujo de quienes invierten y pasan sus vacaciones en la Villa. ¿Cómo podría apoyarse el crecimiento, si no era con la oferta de los servicios mínimos? ¿Cómo habrá que hacer para llegar a ellos? Esas, como la gran mayoría de las preguntas que aparecían entre los ya geselinos y los turistas, trataba de encontrar la respuesta en torno a Carlos Gesell. A veces, como fue con el servicio de electricidad, Gesell se adelantaba y – sin que mediase ninguna demanda-, ofrecía el principio de solución. En 1950, por ejemplo, él ofrecía gratuitamente la posibilidad de que los residentes y turistas pudieran tenerlo. Si bien era restringido, la electricidad llegaba a las casas habitadas por entonces. El sistema que ponía a disposición de todos don Carlos se cumplía entre las 6 y las 20, en invierno; mientras que en verano el horario se extendía hasta las 21:30. Para que nadie fuera tomado desprevenido por el corte del suministro, se había dispuesto que diez minutos antes del corte diario, se hiciera un corte de algunos segundos. Cinco minutos más tarde, tres guiños en el servicio anunciaban la inminencia del apagón final y, ya cuando se desconectaba el servicio, la señal era de dos rápidos guiños. Entonces era cuando los más trasnochadores debían apelar a otros medios de iluminación de la época. Faroles y velas eran los responsables de iluminar el resto de la velada geselina.

Pero esta forma de cubrir el servicio no era caprichosa. La realidad señalaba que los generadores que utilizaba Carlos Gesell para ofrecerlo estaban al borde del colapso. Fue entonces que los residentes estables en la Villa empezaron a barajar la posibilidad de encontrar una solución doble: tener un servicio mejor y atenuar la presión sobre Carlos Gesell para que continuara con él. Quien llevó adelante la tarea de reunir voluntades para la formación

rio Stramigioli, Augusto Hannequin y Pablo Bitter. En 1951 se instalaron dos equipos de 95 HP cada uno, para apoyar los que estaban en marcha, que eran los otros dos –uno de 80 y otro de 90 HP-, usados por Gesell durante el tiempo que ofreció el servicio. Dos años más tarde, los requerimientos de los habitantes de la Villa demandaron la instalación de dos equipos más, esta vez de 95 HP cada uno. De allí en más la ahora CEVIGE ha

Hoy la empresa abastece de energía eléctrica a la ciudad de Villa Gesell y a las localidades de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul con 8 alimentadores que aportan una capacidad total de 40.000 Kva. En horarios pico de la temporada 07/08 se llegó a una demanda del órden de los 33.000 Kw, operando con una reserva del 18%. El actual Consejo de Administración asegura que la política implementada en los últimos años para lograr economías y crecimiento, son sólo el principio de los numerosos planes de desarrollo que se irán poniendo en marcha a corto plazo, dando así continuidad al espíritu pujante de los que, años atrás, daban comienzo a esta realidad que es hoy CEVIGE, orgullo de todos los geselinos. CEVIGE Ltda.

de una cooperativa, fue Rodolfo Schmidt. Desde Carlos Gesell hasta último de los vecinos fue informado y-después de varias reuniones-, se resolvió crear la Cooperativa Eléctrica de Villa Gesell. La fecha de constitución fue el 8 de abril de 1950 y la presidencia recayó en Carlos Gesell; con el estuvieron en ese primer Consejo de Administración Rodolfo Schmidt, Gotthold Gussmann, Billy Sand, Guillermo Almark, L.D. Sutton, Antonio Di Santo, Juan José Arenas, Gustavo Roux, Jonny Jager, Bertoldo Szczesny, Ma-

recorrido un camino de crecimiento, ofreciendo una base sustentable – desde el servicio que presta-, al desarrollo de Villa Gesell. Como una muestra de ello es la tarea que la Cooperativa lleva adelante para dotar del servicio a los nuevos barrios que se están construyendo en Villa Gesell, con lo que cumplirá –salvadas las distancias-, con una tarea similar a la que le dio origen; es decir entregar un servicio básico para que un núcleo poblacional pueda desarrollarse dentro de las condiciones normales de vida.

La creación de la Cooperativa Eléctrica Villa Gesell 80 años 1931 - 2011



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En la era de las comunicaciones... Cotel... EL GERENTE DE GENERAL ELECTRIC SUSCRIBIENDO EL CONTRATO DE COMPRA DE LA 1ª CENTRAL.-

DON CARLOS GESELL FIRMA LA FORMALIZACION DE LA COOPERATIVA.LOS CONSEJEROS bohm y confetto firman el CONTRATO.-

► La comunicación telefónica era un problema, o un desafío. En Villa Gesell siempre se opta por los segundo y, por eso, de la misma forma que antes había sido el tema de la electricidad, ahora estaba en la mente y el accionar de muchos geselinos volver a tomar a ese toro por las astas. Conseguir comunicarse con cualquier parte del país demanda el uso de un sistema de radio que, además de precarios, era bastante deficiente. Cuando alguien debía hablar con otra persona debía poner en práctica un sistema parecido al que por entonces se utilizaba –por ejemplo- en los barcos. Cada vez que terminaba una frase, debía pronunciar la palabra “cambio”, para que el interlocutor supiera que podría hablar, hasta que nuevamente la mágica palabra daba paso y permitía que el primero volviera a hablar. Así las cosas, apareció lo que era, es y será clásico en Villa Gesell: un

Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

grupo de personas que enfrentaron el desafío y finalmente dieron una solución. Esa solución fue la creación de la Cooperativa Telefónica de Villa Gesell Ltda. Un local de apenas 40 m2, ubicado en el mismo lugar que hoy funciona el edificio de COTEL, fue útil para ofrecer un servicio de radio enlace con Gral. Madariaga y facilitar las comunicaciones entre los primeros 100 abonados. El día elegido para formalizar la Cooperativa fue el 22 de abril de 1963 y Enrique Pinciroli ocupó la presidencia por primera vez; una “primera vez” que duro alrededor de veinte años. Aquel primer Consejo de Administración, que tuvo la duración de poco más un año, estaba integrado por: Héctor E. Pinciroli, presidente; Daniel Espósito, vicepresidente; Victorio Confetto, secretario; Teodoro Sanz, prosecretario; Matilde Böhm,

tesorera; Carlos Rossi, pro tesorero; Mario Stramigioli, Enrique Camerano, Julio A. Boan y Carlos Bara, vocales titulares; Héctor Curutchet, Francisco Funhoff y Pedro Mattiussi, vocales suplentes; Cristóbal Jáuregui, síndico titular y Antonio Di Santo, como síndico suplente. La tarea no fue fácil y las necesidades del servicio aumentaban prácticamente día a día. Por eso, todavía en los años 70 la comunicación con el exterior –la larga distancia- demandaba hacer colas a quienes quería hacerla desde la oficina pública de COTEL y esperas de muchas horas, a quienes la solicitaban desde sus domicilios. Las pocas posibilidades de la empresa nacional que ofrecía el servicio hacían que en Villa Gesell –como en muchas partes del país-, se sufrieran las consecuencias. Sobre 1990, a favor de la modificación del objeto social de la Cooperativa y a otros cambios en el servicio


Y su importante papel como factor de progreso

héctor pinciroli EN LA COMPRA DE LA 1ª CENTRAL TELEFONICA.de izq. a der.: S. ROSSI, TEODORO SANZ, victorio confetto, HÉCTOR CURUTCHET, héctor pinciroli, matilde bohm, y daniel esposito.-

de telecomunicaciones en al país, COTEL abre la posibilidad a geselinos y turistas de poder disfrutar de comunicaciones a la altura de las reales necesidades. Entonces se instaló una Central Telefónica que era la más moderna en servicio en toda América del Sur. Era una DMS-10 de la Northern Telecom, que ponía a disposición de los usuarios 12.000 líneas y brindaba facilidades que, poco tiempo antes era poco menos que impensadas. Juntamente con la puesta en marcha de esa Central, se realizó el tendido subterráneo de los cables con que se contribuyó, además, a un sustantivo mejoramiento del paisaje. Con el correr de los años, COTEL ha puesto en marcha varias centrales similares que se complementan entre sí y multiplican geométricamente las posibilidades del servicio. Estos cambios en cuanto a lo estrictamente comunicacional, fueron

acompañados por otras relacionados con lo administrativo, permitiendo con la modernización la emisión de facturas, hacer óptimo el sistema contable y facilitar el crecimiento de banco de datos, entre muchos otros. Tener más líneas de salida de larga distancia, permitió la instalación en Villa Gesell de muchos locutorios facilitados por la posibilidad de utilizar los sistemas DDI y DDN, servicios de fax e Internet. Las localidades del sur de Partido –Mar Azul, Mar de las Pampas y Las Gaviotas-, también recibieron un servicio de excelencia. Para eso se instaló tecnología de avanzada, a través de equipos Siemens, Alcatel y Nec y ofreciendo –también para contribuir con la paisajística-, un plantel exterior subterráneo. El servicio de seguridad privada que ofrece COTEL desde 1991, mediante un sistema de alarmas de fabricación propia, cuenta con más de 2.000 abonados conectados directa-

mente con la central, ubicada en el edificio de la Cooperativa, que cubre contingencias de robo, incendio y otros siniestros. También COTEL cumple una función destacada en cuanto la cultura, al apoyar en forma constante a las instituciones educacionales oficiales y privadas y a entidades deportivas y cooperativas. Dentro de esta actividad, es destacable la creación del Centro de Estudios que dicta sus clases en aulas satelitales, permitiendo el desarrollo de carreras universitarias, terciarias y secundarias, con una variada gama de posibilidades académicas. Desde prácticamente su creación, la Cooperativa Telefónica de Villa Gesell Ltda... se ha convertido, con su constante esfuerzo para poder estar siempre a la vanguardia de la tecnología ofrecida en sus servicios, en uno de los pilares del desarrollo y crecimiento de Villa Gesell.


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El

Agua Corriente

y las

Cloacas foto 1: de izq. a der.: arriba: alfredo pou, miguel angel capurro, alberto maldonado, rodolfo porto, carlos denegri y jose luis mosteiro. abajo: armando furlani, alfredo ezpeleta, carlos gesell, y nore zoilo.foto 2: de izq. a der.: alfredo ezpeleta, carlos gesell, nore zoilo y jose luis mosteiro.

La edificación se incrementaba y la población crecía a la par, el progreso alcanzado era elocuente, para quien pudiera verlo, el salto demográfico estaba dado. Y como siempre que algo tiene que ser escuchado y discutido por todos… se organiza una reunión de vecinos.

La Historia de Villa Gesell de Omar Masor

► Las instituciones de Villa Gesell siempre estuvieron apuntalando y propiciando el desarrollo y el crecimiento de la ciudad. Posiblemente la Sociedad de Fomento, en los primeros años, y –más acá en el tiempo-, otras entre las que podría señalarse a la Cámara de Comercio, aportaron para que tanto la propuesta destinada a quienes residían permanente en la Villa como los turistas, tomaran viento y crecieran en calidad e

intensidad. El constante aumento de la población y las demandas propias que esa situación genera, desembocaron hacia 1978 en la necesidad de dotar a la ciudad con agua corriente y cloacas. Sin duda, un paso importante, pensando en las demandas del presente y del futuro. Entonces la Cámara de Comercio comenzó a trabajar para lograr la instalación de los servicios que permitirían a Villa Gesell seguir creciendo al ritmo de la demanda. La conclusión es la que muestra la gráfica que acompaña esta nota: miembros de la entidad, firman con las autoridades municipales de la época, el documento que señaló el comienzo de las obras. Después otras obras se sumarían y, con un ritmo que tuvo distintas métricas, Villa Gesell fue llegando a cubrir las necesidades que demandaron las circunstancias.

Con la mirada puesta en el futuro... Villa Gesell 80 años 1931 - 2011



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El club Defensores...

...una importante función social

► La incipiente Villa Gesell de 1950 había tentado ya a muchas familias para elegirla como residencia estable. Por eso, las reuniones sociales eran una parte importante de la vida comunitaria. Algunas veces la casa de los Pinilla, de los Larre, de los hermano Magne o de los Luque –entre otras-, eran los lugares elegido para la reunión de amigos, pero de todas formas parecía que faltaba algo. En las charlas que se daban en esos encuentros, surgió la necesidad de establecer un lugar que fuera capaz de albergar distintas actividades, además de ese tipo de reuniones.

Apareció entonces la idea de formalizar un club y se comenzó a trabajar para eso. Fue el 8 de agosto de 1951 el día elegido para realizar la Asamblea Constitutiva del que se llamaría Club Defensores de Villa Gesell. Como no podía ser de otra manera, Carlos Gesell otorgó el terreno que aún alberga a la entidad, en Paseo 105 entre las Avenidas 4 y 5, y la institución comenzó su tarea. Entre los primeros directivos del Defensores se debe señalar a su primer presidente, Jorge Schwalbe; al secretario de aquella primera Comisión Directiva, Arnaldo Larre y

a Jorge Magne, que fue su tesorero. Juntamente con las distintas actividades deportivas encaradas, el Club tuvo lo que podría señalarse como la primera biblioteca de Villa Gesell, que funcionó hasta los últimos años de la década de 60. También se recuerda la organización de los torneos de fútbol que se llevaban a cabo en “la canchita de 106 y 6”, solar que hoy alberga a la Casa de los Abuelos y a la Biblioteca Pública “Rafael Obligado” y la organización y participación en torneos de ajedrez que reunían a los más importantes jugadores del país.

Don CARLOS EN SU BIBLIOTECA, LUGAR DE ENCUENTROS.-

Villa Gesell 80 años 1931 - 2011



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Villa Gesell

► Un trecho de ochenta años de su historia ha cumplido Villa Gesell. Desde el punto cero hasta este cumpleaños, muchas cosas han sucedido para que se pueda transitar ahora por un camino que conjuga el futuro, teniendo una firme relación con su pasado. Desde el esfuerzo de Carlos Gesell y quienes entendieron su propuesta, hasta la realidad que significa hoy todo el Partido de Villa Gesell, se han sembrado jalones indestructibles que indican cada etapa de su vida. Los esfuerzos para que las autoridades entendieran las necesidades del naciente villorrio, las miradas incrédulas y las palabras socarronas, con las cuales enmarcaban los comentarios relacionados con el futuro que veía don Carlos quienes no eran capaces de valorarlo; los primeros logros para obtener un acceso lógico; la despareja lucha contra las arenas cambiantes; la primera planta que logró aferrarse desesperadamente a la arena y comenzar a crecer; las construcciones –a pesar de los augurios negativos-; los primeros visitantes; los primeros residentes y luego, un comenzar a materializarse aquel futuro avizorado por quien ya había comenzado a dejar de ser “el loco de los médanos”. Desde entonces, como una nave que zurca el mar casi en forma majestuosa, Villa Gesell atravesó su instancia madariaguense, hasta el momento en que pensó en que ya tenía la suficiente capacidad para continuar sola. La Autonomía Municipal, el Municipio Urbano y, Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

AYER

y HOY

Don CARLOS Y DOÑA EMILIA EL DIA DE LA DECLARACION DE MUNICIPIO URBANO DE VILLA GESELL EL 1ª DE JULIO DE 1978.-

en 1983, luego de ser de hecho y derecho Partido, la elección de sus primeras autoridades. Épocas hubo que aquella pujanza casi desfachatada de los primeros años de vida de la Villa, pareció estancarse en un sin fin de idas y vueltas improductivas, morosas. Todas las experiencias adquiridas desembocan hoy en un Partido que nuevamente se ha encauzado en la ruta del ser y el hacer. El desarrollo y el crecimiento, dos cosas que parecen lo mismo, pero no lo son, caminan parejo y buscan otorgarle un perfil verdaderamente competitivo en el mercado del Turismo y ofrecer, a quienes residen en todo el Distrito, la posibilidad de hacerlo en un lugar que facilite la inclusión de todos. Para los que viven permanentemente en Villa Gesell, los servicios básicos en cuanto al confort –luz, gas, cloacas, comunicaciones y salud-, son un punto fundamental en la mira de quienes deben gestionarlos. También se ofrece la posibilidad de acceder a viviendas, un hecho que

desde hace más de quince años no ocurría. En cuanto a la relación con los turistas, Villa Gesell encara obras que significan también elevar la apuesta. Se trabaja en un Centro de Convenciones, se mejoran las posibilidades de acceder por rutas cómodas y seguras; se asfaltaron o reasfaltaron muchas calles, sin conspirar contra el paisaje; se peatonalizaron varias cuadras de la Avenida 3, con un sistema que acompaña la topografía del terreno y se trabaja, en una misma línea, con el Gobierno nacional y provincial, para poder redondear más obras que siempre responderán a las premisas del crecimiento, el desarrollo y la inclusión. Como siempre, es mucho lo que se viene haciendo en Villa Gesell desde hace ochenta años y –sin duda-, será mucho lo que se hará en los próximos años. Ese balance, seguramente alguien lo hará, dentro de otros ochenta años…



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Villa Gesell Golf Club

► Muchos nombres están relacionados con los comienzos del Villa Gesell Golf Club, pero los de Carlos Gesell y el del escribano Adriano Bonanni ocupan lugares preponderantes. Fue Bonanni quien acercó a Gesell –a mediados de los años 60-, la idea de dotar a la Villa con un club de golf, cuando aún no existía el asfalto y la ruta que llegaba hasta ella, se convertía en el ahora denominado Camino de los Pioneros, que pasa exactamente por la puerta de ingreso al Villa Gesell Golf Club. El hecho deportivo y social planteado por Adriano Bonanni encontró en Carlos Gesell el adicional de la visión turística, demostrada al donar 50 hectáreas para llevar adelante la idea. Por supuesto que eran 50 hectáreas de médanos puros y vivos, que demandaban afrontar un desafío arduo; así y todo nadie dio un paso atrás y las tareas comenzaron con una inversión de trabajo, paciencia y dedicación admirables. Demando varios años hasta que pudieron ofrecer los primeros nueve hoyos para que los jugadores pudieran disfrutar de la practica del golf en Gesell. Poco menos que en Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

forma paralela al crecimiento de la cantidad de jugadores, el paisaje iba cambiando con el agregado de la vegetación y las mejoras de la cancha. Desde lo institucional, el Villa Gesell Golf Club, comenzaba a ser reconocido hacia los años 80 y, ya en los 90, se convierte en uno de los fundadores de la Federación Mar y Sierras y miembro de la Asociación Argentina de Golf. Juntamente con esas

realidades, adiciona seis canchas de tenis, una cancha de fútbol y rugby y una caballeriza. El indicador de crecimiento, además, señalaba que la entidad estaba insertada ya en la comunidad geselina. Sería muy extenso señalar a los grandes del deporte que pasaron por el Club. Como muestra, bastaría señalar que “El Pato” Cabrera –ganador del Master de Augusta-, mostró aquí

VISTA ACTUAL DEL VILLA GESELL GOLF CLUB.-


La práctica del deporte y la amistad su calidad de juego –en sus comienzos-, ganando algunos de los torneos que se organizaban por entonces. De todas maneras, de los nueve hoyos que poseía, había que llegar a los 18 para darle a la cancha todas las posibilidades de albergar torneos con mayor compromiso. Fue entonces que comenzaron a construir los 9 hoyos restantes en 2002. Cuatro años más tarde, el Villa Gesell Golf Club pudo inaugurarlos y, con eso, ofrecer una cancha como la que siempre se pensó: competitiva, de moderno diseño, atada a la geografía geselina, de bellos paisajes y con fauna autóctona, con buen césped y cuidados greens, además de muchos

y variados ingredientes que están siempre presentes. A todo esto hay que adicionar la presencia en temporada de unos doscientos jugadores por día, eventos sociales, escuela de golf para los más chicos y la realización de torneos de tenis a nivel nacional. Sin dejar de lado la atención de la Secretaría, los servicios que presta el bar y la comodidad de los vestuarios. Seguramente que el Villa Gesell Golf Club tomó como propia aquella frase de don Carlos, referida a que “Villa Gesell es un balneario que se recomienda de amigo a amigo”, porque quienes llegan a él regresan y lo recomiendan a sus amigos.

Carlos Gesell bautizó con cariño a un antiguo sauce que fuera tapado infinidad de veces. Lo llamó “EL LUCHADOR”... Fue plantado en un bajo inundable y su luha lo permitió sobrepasar las continuas embestidas del arenal. Actualmente se halla apostado en la cumbre de un médano de lo que hoy es el Golf Club, seis metros por encima del nivel al que se lo plantó. RELATOS, Carlos I. Gesell, 1973.

don carlos y doña emilia en la inauguracion del golf.-


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El Muelle de Pescadores

► Cuando comenzaron a colocarse los pilotes donde descansaría el muelle, no pocas casas de Villa Gesell sintieron el resultado. Hasta algunas, bastante lejanas al lugar de emplazamiento –la playa a la altura del Paseo 129-, sentían el pequeño temblor producido por el martinete al golpearlos. Con cuatro metros de ancho, ciento cincuenta de largo y una altura de ocho metros sobre el nivel de la playa, además la iluminación, la caseta en el acceso y una pluma para posibles “bajadas” de botes, el muelle se constituyó rápidamente en un elemento convocante, fuera el visitante pescador o no. Munidos de cañas o mediomundos junto con la ilusión de conseguir algún ejemplar memorable, turista y geselinos disfrutan, desde 1970, con esa especie de proyección costera hacia el mar adentro que el Muelle de Pescadores. Si hiciera algo más para hacer del Muelle un especial punto de referencia, en él se encuentra un recordatorio para “Pancho”, un fidelísimo perro que esperó hasta su muerte, en ese lugar, el regreso de su amo ya fallecido.

Una tentación para pescadores y paseantes Villa Gesell 80 años 1931 - 2011



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Obra de Pablo Hannemann

Un Tótem muy particular ► A poco de ingresar a Villa Gesell, desde la rotonda por la que también se accede al Aeródromo y antes de llegar donde hace tiempo funcionaba el Autocine, sobre la mano derecha en dirección al centro de la ciudad, se puede ver un Tótem. Rara posibilidad, si se quiere, que un lugar que no tiene muchas conexiones con las culturas nórdicas que utilizaban estos monumentos como símbolos religiosos o de recordación honorífica, pueda darse de manos a boca con él. En este caso, las figuras que componen ese Tótem tienen la especial característica de representar la historia de Villa Gesell y lo hecho por Carlos Gesell; tanto, que una de las figuras que lo componen es el mismo don Carlos. Sobre el rostro del fundador, el monumento representa a la famlia, el mar y el bosque. Corona las figuras un ave mitológica, el pájaro tronador que crea y regula los elementos de la naturaleza. La obra pertenece al escultor alemán Pablo Hannemann y fue inaugurada en diciembre de 1977, en un acto que contó con la presencia de don Carlos, doña Emilia Luther, autoridades municipales, muchos geselinos y turistas y el propio autor de la obra. El Tótem mide doce metros de altura, está construido en cemento de distintos colores y, además de la referencia hacia la obra de Carlos Gesell, también señala lo importante de la unidad en todo sentido. Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

Al pie del Tótem, puede leerse una frase emblemática que da cuenta del espíritu de su fundador:

“Es mayor el deleite del éxito cuando se vencen aquellas dificultades que otros han querido derrotar, sin conseguirlo.”



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En el reino del panqueque y la hamburguesa ► Porteño del barrio de Saavedra, hincha de Racing y –por cuestiones de nacimiento-, de Platense, Carlos Ciuffardi (Napo) llegó a Villa Gesell en 1963 y desde un pequeño local de “La Martona” en el Paseo 105 entre las Avenidas 2 y 3, comenzó a cimentar una justa fama, posiblemente sin proponérselo. En esa larga temporada de más de cien días, la información boca a boca hizo saber a geselinos y turistas que

Carlos Ciuffardi, un verdadero creador allí, en “La Martona”, se podían comer los mejores panqueques y hamburguesas no solo de la Villa, sino de la región toda. Con la simpleza de lo verdadero, Carlitos dijo alguna vez: “Mi primer gran golpe fue inventar la hamburguesa número 8, con cebolla, panceta, huevo, tomate, queso y lechuga. Después vino una variedad interminable de panqueques y así fue”. Ese “así fue” significa que su desarrollo fue geométrico. Cada vez más clientes y cada vez más variedades. Ese “así fue”, también significaron casi veinte años de trabajo en Villa Gesell, hasta que decidió expander la propuesta. Entonces recaló en Vicente López, con un local en Avenida del Libertador 148; posiblemente fue su error porque desde ese lugar –tal como lo contó muchísima veces-, quienes trabajaban con él (sus hermanos) abrieron otros locales con el mismo producto y otros nombres, que significativamente giraron en torno de la palabra “Carlitos”, toda una definiVilla Gesell 80 años 1931 - 2011

ción en el ramo panqueques y hamburguesas. Cuando alguna vez recordó esa realidad no pestañó al decir que: “No sabés el dolor que tengo adentro, no te podés imaginar; y pensar que si nos hubiésemos unido, los tres hermanos, quizá seríamos como McDonald´s”. De todas formas continuó y no era raro verlo trabajar constantemente en su local. Casi hiperquinético, vigilando personalmente todos los detalles, hablando con los clientes, explicando el “secreto” de sus panqueques y hamburguesas. Los panqueques llevaban, según su receta “harina, leche, huevo, bicarbonato, manteca derretida, agua, coñac y sal o azúcar, en el caso de que sean dulces o salados.” Las hamburguesa, también “secretas”, las hacía con carne picada sin grasa. Así “las pongo y también hecho el huevo, la panceta, la cebolla y el tomate picado natural. Al huevo le agrego queso para que se derrita y

después armo el sándwich”. Nunca dijo el verdadero secreto, aquel que muchos que lo conocieron sabían, pero que no era fácil de conseguir. Era, ni más ni menos, que un profundo cariño por lo que hacía. Algo que no se puede conseguir en ninguna proveeduría. El entorno de todo esto eran sus casi setecientas variedades de panqueques y hamburguesa, a las que había bautizado con el nombre de alguna personalidad, ya geselina, ya nacional o internacional. Era muy agradable ver el nombre propio señalando alguna de las especialidades de Carlitos, junto con el de sus ídolos políticos, artísticos o simplemente, con el de otros amigos. Carlos Ciuffardi murió el 28 de abril de 2010. Hijo de una familia humilde y autocalificado como “un laburante” –que lo era-, dejó la estela de su paso por la memoria de geselinos y turistas, algo que no se consigue fácilmente.



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Juana Gesell y la evocación de don Carlos ► La señora ronda los 85 años, es rubia y está sentada en un sillón, enmarcada por un ambiente cálido, acogedor. Habla bajo y –con toda seguridad-, piensa cada una de las palabras que dice. Su fisonomía tiene la impronta de su familia. Nadie que los conociera podría dudar de que se trata de alguien relacionada directamente con “esa” familia. La señora se llama Juana y ”esa” familia tiene como apellido Gesell. Es hija de Carlos Gesell. Su casa, el ambiente en el cual está, su residencia es en Vila Gesell, como casi no podría ser de otra manera. La idea fue preguntarle por su padre, conocer algo más de don Carlos, pero esta vez desde el punto de vista de una directa familiar. Y así fue. Primero recordó su casa de la infancia, sus hermanas y hermanos y luego sí, se centro en su padre. Mi padre era firme en su forma de ser –comenzó-, pero tierno con los chicos; en especial con sus hijos. Teníamos que cumplir algunas reglas, dado que no era fácil vivir aquí en los días del comienzo; pero eran días maravillosos de todas formas. La vida junto a papá –continuó-, las cosas que puedo recordar, me señalaron el camino que debía seguir en la vida. Por eso elegí estar siempre junto a él, creer firmemente en él, en sus ideas y en su forma de llevarlas adelante. Hasta su muerte siempre creí en él y estuve cerca. Ese sentimiento –concluyó-, también se hizo carne en Roberto, mi esposo, y en Roberto y Marta, mis hijos. En pocas palabras había repasado muchos años de vida. Con algunas pausas, con inflexiones de la voz que son imposibles de plasmar en el papel, había hablado de su padre. Se había encontrado lo que había ido a buscar. Villa Gesell 80 años 1931 - 2011

“Siempre estuve cerca de mi padre”

juanita con matias joaquin moreyra, su bisnieto.-

Este es un recibo de pago que don Carlos les hacía firmar a sus hijos por buscar hormigueros. Una forma diferente de tenerlos entretenidos.



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Marta Soria Gesell

► Marta Soria Gesell es la mayor de los 16 nietos de Carlos Gesell. Hija de Juana Gesell y Roberto Soria, ha dedicado mucho tiempo de su vida a redondear una imagen de su abuelo; a ponerlo en un plano más humano, demostrando cómo era su relación con él y revalorizar desde el punto de vista familiar la figura de quien para muchos es un ejemplo a seguir. Desde pequeña y posiblemente por ser su primera nieta, entre ella y don Carlos se construyó un especial vínculo que fue cimentándose con el paso del tiempo. Ya más grande, fue su acompañante en distintas actividades que demandaba la vida de relación de Carlos Gesell; razón por la cual pudo absorber un sinnúmero de vivencias y conductas provenientes de él, que

se han convertido también en parte de su personalidad y forma de ser. Marta es profesora de Geografía y lleva adelante un vivero, casi como esto último fuera un mandato recibido de don Carlos. Para poder ofrecer una arista de su abuelo que no era muy conocida, escribió el libro “Mi abuelo… Carlos Gesell”, en el que plasmó sus recuerdos de infancia y también recogió distintas situaciones y personajes, relacionados con la historia fundamental de la Villa. Además, está atenta a todo lo relacionado tanto con la última casa que habitara la familia Gesell –el “Chalet de don Carlos”, en el Pinar del Norte-, lugar al que dedica distintas actividades, siempre relacionadas con la rica historia geselina. Junto con estas actividades, también

puede dedicar tiempo a la política; es concejal, en uso de licencia, por el Frente para la Victoria desde 2007. Marta Soria Gesell dijo alguna vez, con referencia a su libro que “…. El comienzo fue difícil, pero hubo magia. Todo fluyó a partir de un paseo con mi hija Victoria y mi nieto Bautista por el bosque y la playa que rodean el chalet donde vivía mi abuelo. Sentí que él me guiaba. Cuando llegué a casa saqué los álbumes de fotos y encontré algunas que ni siquiera sabía que tenía, como la de mi tatarabuela Matilde Talbot y su marido, Ernesto Gesell. Eso me impulsó a comenzar a escribir el libro a partir de ellos, los padres de Silvio Gesell. Tuve la suerte de que tía Laura, la hermana de mi abuelo, escribiese detrás de cada retrato la historia de ambos.”

El rescate de una imagen familiar Villa Gesell 80 años 1931 - 2011



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Los últimos Pasos

► El 17 de Marzo de 1891 nace en Buenos Aires Carlos Idaho Gesell. Sus padres, alemanes, Silvio Gesell y Anna Böttger de Gesell, se instalan en la Argentina, a fines del siglo XIX. El resto de la historia del “loco de los médanos” la contamos

en esta revista. Sólo nos restó un paso importante en su vida. El 11 de marzo de 1971 el gobierno alemán condecora a Don Carlos Gesell con la Cruz de Hierro en primer grado, máxima distinción que el gobierno alemán confiere a

imagenes del funeral de don carlos idaho gesell en villa gesell.-

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los hijos ilustres de ciudadanos alemanes residentes en el extranjero. Finalmente el 6 de junio de 1979 fallece a los 87 años, Don Carlos Gesell (nuestro fundador) en el Hospital Alemán de Buenos Aires.



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La Despedida

Don carlos pasea junto a doña emilia en el frente de su casa.-

► Ella estaba con los ojos fijos en un libro abierto, sentada en la silla mecedora que estaba justo frente al gran ventanal que daba al mar ... parecia que leía, pero no, su pensamiento estaba fuera de su cuerpo... -Le preguntan... ¿qué estás haciendo? -Esperar, le respondio ella, dando un fuerte suspiro, como si el alma tuviese alas y quisiera escapar de su cuerpo... Espera a su amor, a Don Carlos que había salido, cómo todos los días, en su caminata vespertina por las dunas. Al llegar Don Carlos la besa en la frente y le dice - Hoy Emilia me he dado cuenta que nuestro sueño está realizado, que esa Villa que tanto anhelamos desde el primer momento, fue lograda, que nuestra semilla fue plantada. El esfuerzo y el tesón puestos por Don Carlos y su familia vive en cada rincón de nuestra ciudad, en cada calle, cada casa, cada árbol, cada grano de arena de nuestras playas. Por eso nuestra misión, la de todos los que nos enorgullecemos de llamarnos geselinos, será la de seguir este sueño cuidando su ambiente natural, construyendo una sociedad rica humanamente y solidaria, pensando en las generaciones que hoy viven pero por sobretodo y como hizo Don Carlos, pensando en el legado que dejamos a nuestro futuro.

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La Historia en ImĂĄgenes

dunamĂłvil, invento de don carlos.-

problemas en el camino.-

don carlos pasea junto a frondizi.-

Don carlos sonrie feliz en el ventanal de su casa al ver su obra.-

inauguracion del aerodromo.-

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