/suplemento veracruz Hipólito CUEVAS* XALAPA, VER. Indiscutiblemente que el desaparecido Manuel Carbonell de la Hoz ha sido el subsecretario de gobierno más poderoso que registra la historia política del Estado de Veracruz. Político excepcional, sin lugar a dudas, que se quedó a un paso de convertirse en gobernador de la entidad, luego de que el dirigente nacional del PRI, el tuxpeño Jesús Reyes Heroles, lo vetara con aquella demoledora declaración: “Yo, como veracruzano, no he votado por Carbonell”. Fue un hombre que vivió de manera intensa la política durante las 24 horas del día y ello le permitió convertirse en el hombre fuerte del gobierno de Rafael Murillo Vidal (1968-1974) como subsecretario de gobierno. “Carbonell vivía en la oficina en palacio de gobierno, de tal forma que en aquellos tiempos Luis Echeverría hablaba a las 12 de la noche y las tres de la madrugada, y el único habitante de palacio era Carbonell con su leal secretario particular, el economista Ricardo Olivares Pineda, y una secretaria, que les preparaba café negro”. Era, Carbonell de la Hoz, un político carismático, talentoso, concertador y que privilegiaba el dialogo. Sabía lo que era el poder y como debía de utilizarse. Como poderoso subsecretario de Gobierno, sin embargo, tuvo, claro está, verdaderos enemigos políticos, uno de ellos en la persona de Juan Maldonado Pereda, quien desde la secretaría particular del gobernador Rafael Murillo Vidal, no se cansaba de bombardearlo mediáticamente. Tanto poder llegó a tener el subsecretario de gobierno que, por ejemplo, “controló, como nunca antes, a los grupos políticos de Veracruz, desde estudiantes, que derrocaron a Juan Maldonado Pereda como rector de la Universidad Veracruzana, ya nombrado por Murillo Vidal, y cañeros, como la Unión Cenecista, que giraran alrededor de Roque Spinosso Foglia, Manuel Pérez Bonilla y Francisco Castro González. Producto de ese inmenso poder que se acumuló en la subsecretaria de Gobierno, el entonces secretario general de gobierno, Francisco Berlín Valenzuela se convirtió en una mera figura decorativa, ya que en sus oficinas ni las moscas se paraban, debido a que desconocía por completo la realidad política de Veracruz. La mayoría de los funcionarios del gabinete acordaban con el subsecretario de Gobierno. Desde encumbrados funcionarios hasta influyentes políticos,
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periodistas, maestros y grillos estudiantiles, atestaban día y noche las oficinas de “El negro” Carbonell de la Hoz. El control era absoluto y las decisiones políticas más importantes salían de la Subsecretaría de Gobierno, claro está, con el visto bueno del gobernador Rafael Murillo Vidal, a quien, por cierto, su ingrato secretario particular, Juan Maldonado Pereda, le colgó la fama de que se quedaba dormido en Palacio de Gobierno. Eran otros tiempos, otras las circunstancias y el Partido Revolucionario Institucional vivía en todo el esplendor su hegemonía política. Pero ahora las cosas han cambiado, son totalmente distintas, por ello los nuevos actores políticos deberán entender y practicar el respeto a la jerarquía política institucional, porque no es posible que cuando apenas empieza el juego, existan personajes que ya se sienten los hombres fuertes del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, cuando éste ni siquiera ha dado su visto bueno ni su autorización. El caso de Erick Lagos Hernández es ilustrativo de como el número 3 de la administración estatal está dispuesto a conseguir un poder absoluto en todas las decisiones políticas del Estado de Veracruz., aún pasando por encima de la autoridad de sus jefes inmediatos superiores. Tan sólo, en estos primeros meses de la administración gubernamental, el subsecretario de gobierno, sin la experiencia, inteligencia, cualidades y habilidades políticas suficientes, es señalado de querer meterse en todo y ha invadido áreas que no son de su competencia ante la molestia de quienes si trabajan con lealtad y eficacia al lado de Javier Duarte de Ochoa. Este político es señalado también de ser el autor intelectual del golpeteo periodístico de que son objeto algunos destacados políticos quienes supuestamente podrían hacerle sombra y obstaculizar su proyecto de convertirse en el hombre fuerte del gobierno de Veracruz. Pero además, incrustado en ese cargo por Fidel Herrera Beltrán, el tuxtleco parece no entender que las reglas del juego han cambiado por completo y que quien manda en Veracruz merece respeto, lealtad, sobre todo, y el apoyo incondicional que demanda su alta investidura. Ante ello ¿permitirá el gobernador, acaso, que este político que no se identifica con la marca de la casa “JDO”, siga haciendo de las suyas y que con sus
• Carbonell, el subsecretario más poderoso. • Erick lagos, desatado • ¿Aguantara Buganza?
actos intente trastocar la armonía y estabilidad que impera entre los integrantes del gabinete estatal? O si el cordobés yunquista y aparentemente ex panista, Gerardo Buganza Salmerón, ¿aceptará estoicamente que le coman el mandado y que lo releguen a la condición de simple figura decorativa como Secretario de Gobierno? Por el momento Javier Duarte de Ochoa ya ha mandado señales de un distanciamiento político con su sucesor Fidel Herrera Beltrán, lo que ha sido bien visto por los veracruzanos. Falta por verse si ahora que el ex gobernador veracruzano, debilitado políticamente al no haber sido incluido en el CEN del PRI, ese proceso se acentúa y la ruptura incluye también la limitación de facultades políticas al Subsecretario, mejor conocido como “El Clon”, quien por cierto mantiene bien informado al de Nopaltepec de todo lo que sucede diariamente en el Estado de Veracruz.
* Licenciado en Historia por la Universidad Veracruzana, colabora con diversos medios de comunicación como articulista, ha sido Jefe de Prensa de las LIV y LV Legislaturas del Estado de Veracruz, del comité directivo estatal del PRI, de la liga de comunidades agrarias y sindicatos campesinos y del sindicato único de trabajadores al servicio de enseñanza media (SUTSEM) y actualmente Director Operativo de las publicaciones Newsver y Veranews, editadas en la Ciudad de Xalapa. hipolitocuevas@hotmail.com