Revista Letrónica de Ventoquipa N° 22

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Las lecciones de mi canario Paco Olvera

observado a mi durante este ritual, y he recibido varias lecciones de él.

Todas las mañanas, atiendo al canario que es una de nuestras mascotas en la casa. La labor es simple: cambiar las ramas de vaina u hojas de lechuga secas por unas más frescas recién sacadas del refrigerador, limpiar la cascarilla de su alpiste y colocar más si ya tiene poco, limpiar su bebedero y su tina, poniendo agua fresca. Cada 3 o 4 días, cambio la hoja de periódico que cubre el fondo de su jaula, para tirar todas “las cacas” que allí va dejando. Durante el proceso anteriormente descrito, el “Señor Canario”, se altera mucho, brinca, se posa en mi mano y comienza a picotearme, al principio yo sacaba la mano inmediatamente y me generaba cierta incomodidad, incluso llegaba a decirle, “porque me picas, que no ves que es por tu bien”. Una vez realizadas estas labores de preparación, y siempre verificando que no haga mucho frío, saco su jaula y la cuelgo en un clavito que está a la salida de la cocina, donde hay un pequeño techo, pero el canario está al aire libre.

1) Cuando alguien “mete la mano” en mis cosas, o así lo interpreto yo, me enojo, y picoteo en muchas ocasiones a la mano que me da de comer, de la que estoy recibiendo ayuda y ni cuenta me doy, y más aún, que a veces soy irreverente contra poderes que no entiendo y que podrían hacerme a un lado y hasta lastimarme, pero que me cuidan y me quieren, aunque mi soberbia no me deje entenderlo 2) Cuando puedo salir de mi entorno habitual, aunque esté dentro de una jaula, es un obsequio pues, así como el canario sale a cantar con todos sus amigos gorriones que habitan el árbol de Jacaranda que queda a las afueras de la casa, yo puedo en una reunión virtual, aunque sea aprisionado, hablar con mis amigos, cantar con ellos y disfrutar de su existencia y de su amistad; como se relata en “The Wall” de Pink Floyd, todos estamos en muros o jaulas, y debemos procurar vivir más allá de sus barrotes 3) Cada que saco al Señor Canario, me recuerdo de la canción “Canary in a Coalmine” de Police, que a su vez me recuerda que en la Inglaterra de la Revolución Industrial, se metían jaulas con canarios para introducirlos en las minas, por su alta sensibilidad a las concentraciones de azogue, servían como alerta de la presencia de este gas, comenzando a sacudirse y a morir, salvando a los demás a costa de su propia vida; es grandioso no estar en una mina, cuando eres canario, pero si llegas a

Llevo realizando esta labor, en ocasiones ayudado por Conchita, unos tres años, desde que ella lo compró en el tianguis que se pone cerca de la oficina los jueves. Durante este 2020, sobre todo a partir del encierro que comenzó a la mitad de marzo, he observado al Señor Canario y me he -. 17 -


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