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Maradona, otro ángulo Paco Olvera

Maradona, otro ángulo

Paco Olvera

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Claramente un personaje, de esos que basta decir su nombre, Diego Armando, o su apellido, Maradona, para que una buena parte de la humanidad, cuando menos aquella que tiene una relación con el futbol, sepa de quién se habla. Para muchos de los que nos gusta el futbol, uno de los mejores jugadores de la historia, probablemente el mejor de su época, que le permitió guiar a los equipos en que participaba a integrar un palmarés envidiable: campeón mundial sub-20 con su país, un par de “scudetos” y la copa UEFA con el Napoli, y ser campeón del mundo en México 86 y subcampeón en Italia 90. Su habilidad natural para hacer jugadas de una técnica impresionante, no eran concordantes con sus habilidades atléticas o con la disciplina que practicaba el balompié.

En mucho, su vida y su trayectoria deportiva son el resultado de las carencias que lo rodearon en su infancia y juventud, pues al no haber tenido oportunidades de una educación o disciplina que ayudaran a su formación personal, esto fue el preámbulo de muchos problemas fuera de las canchas, al enredarse en adicciones y consumo de sustancias no permitidas. Podía decirse que era un jugador “natural”, pero no necesariamente un buen deportista o atleta. Pensando en esto, la carrera de Maradona encuentra paralelo en la de muchos boxeadores, en particular, a mí me recuerda a Rubén “El Púas” Olivares (aunque tal vez sería más prudente encontrar un ejemplo en el pugilismo argentino, pero no conozco el ejemplo adecuado). Salir del barrio, con el único impulso de la habilidad natural para un deporte, y las aptitudes que otorga la juventud, sin haber ejercido abusos en la salud, excepto tal vez el de entrenar en demasía, no los preparó para el éxito, la abundancia extrema, o la situación de ser el ejemplo de millones de admiradores. Los logros de Diego Armando son tantos (y algunos en situaciones extremas), que tiene una gran cantidad de seguidores, que llegan al fanatismo y a la exaltación máxima, prueba de ello, la “iglesia maradoniana”, que podría decirse, es un culto a su persona, a su origen humilde, y los niveles que alcanzó en el deporte. Pero tal vez no es algo que él buscaba, sólo querían ser el mejor en lo que hacía, y los demás le cayó encima sin aviso. Claramente, sus más fieles seguidores le perdonan todo lo que podría ser reprobable, en aras de la alegría, el gozo y hasta el éxtasis que su habilidad en la cancha ha producido, pero otros, en el extremo opuesto, le exigen rectitud, moral y en general el ser un ejemplo en todo sentido, sobre todo para los niños y jóvenes que sueñan con emular su carrera en el futbol. Su salida de las canchas fue estrepitosa, entre escándalos por dopaje, historias obscuras de su conducta en situaciones y lugares “non santos”, que hasta eso dejó de ser noticia en algún momento. Casi al final

de su carrera, nos tocó verlo convertido en entrenador, que a mi parecer, con un desempeño que no resultó ni cercanamente tan bueno a sus logros como jugador, con todo y que fue el técnico de su selección, su desempeño fue gris, y cuando emprende la aventura de ser el técnico de los “Dorados” de Mazatlán en México, considero que era un ardid publicitario para atraer público, local y en las transmisiones televisivas, siempre al pendiente de lo que hiciera, en últimos tiempos, más lo malo que lo bueno, con la propensión al escándalo relacionada con sus hábitos de consumo, y las personas, lugares y circunstancias en las que acontecía. Tristemente, no era necesario esperar a que tropezara, pues esto llegó a ser una triste normalidad.

Ineludible el tema de si ha sido el mejor jugador de todos los tiempos. Diferentes opiniones, considerando diferentes características. Los criterios son de lo más variado, pero uno que me parece muy interesante, es la consulta que hizo la FIFA respecto al mejor jugador del siglo XX, que se llevó a cabo el 11 de diciembre del 2000. La consulta se hizo con diferentes audiencias. En la que fue abierta a todo el Público, Maradona fue considerado el mejor, seguido de Pelé, y en tercer sitio Eusébio. La que se llevó a cabo entre un panel de expertos por la FIFA, considero en primer lugar a Pelé, en segundo a Cruyff y en tercer puesto a Maradona; en este caso mencionaré al cuarto lugar Beckenbauer y en quinto a Di Stefano, porque curiosamente fueron los 5 nombres que surgieron el día 17 de marzo en una tertulia virtual de la RLV. Conforme el tiempo pase, habrá menos aficionados que hayan tenido la oportunidad de ver a estos grandes jugadores, tal vez nombres como Zidane, Gullit, Messi o Cristiano Ronaldo ocuparán estas posiciones, pero eso no le quita a Maradona estar en un distinguido y reducido grupo de leyendas históricas del futbol (no puedo evitar recordar cuando el suegro de mi hermano Nacho, siempre se refería con reverencia a Don Luis “Pirata” Fuente, a que quien consideraba mejor que Hugo Sánchez o que cualquier otro mexicano.

Aún tras varios meses de pasada su muerte, siguen saliendo noticias que persiguen los encabezados del escándalo: que si no lo cuidaron, que si no obedecía, que a quién le dejó su herencia, que si fue un buen padre. Diría mi abuelita: “ya dejen descansar a ese pobre hombre. Creo que no se trata de compensar, una faceta de su vida con otra, que en un resumen tal vez injusto, podría decirse que fue uno de los mejores futbolistas de la historia, cuyo éxito en el deporte, fue su condena en su vida personal, al quedar expuesto a una abundancia que no estaba preparado para manejar.