Plumabierta Sencillo Agosto 2011
多Una idea descabellada?
El paso inconsciente
Plumabierta
Sencillo Agosto 2011
¿Una idea descabellada? Rocío Agar Marco 3
(Adelanto del que será el pró ximo número de Plumabierta, “Intermedio”, Septiembre 2011)
El paso inconsciente MariÁngeles Vázquez Martín 6
(Publicado anteriormente en Plumabierta 16 “Déjà vu”, Diciembre 2010)
Ilustraciones: Ana María Pérez Linero Agosto de 2011 Depósito Legal: CA 326/02 Contacto: plumabierta@yah oo.es Nuestro blog: http://plumabierta.blogspot.com También nos encontrarás en Facebook: Plumabierta Espacio Digital 2
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¿Una idea descabellada? Rocío Agar Marco Esa mañana, de pronto, me di cuenta. Llevaba unos días un poco rara, como dándole vueltas al tema de nuevo, sin saber por qué. A pesar de haber pasado más de dos años y medio, de haber tenido otras relaciones, mil viajes y muchos cambios en mi vida, seguía pensando en él. Pero no lo hacía como después de que se acabara, no estaba triste, ni enfadada, ni resentida... Sobre todo después de las últimas veces en las que habíamos tenido un poco de contacto, ya que la cosa se había relajado bastante e incluso había llegado a pensar que quizás estaba perdiendo un poco el interés en seguir hablando con él de ciertos temas. Entonces, ¿por qué volver a dedicarle espacio en mi cabeza? Era como si lo llevara aún colgando de ella. Y entonces me di cuenta: ¡era exactamente eso! Mirando mi pelo trasquilado, a muy diferentes alturas, me centré en los mechones que llegaban más abajo. ¡Ajá! No lo creía posible, pero... ¿y si...? Utilicé un razonamiento matemático: Si me corto el pelo cada seis meses más o menos, y en ese tiempo me crece como unos cuatro dedos y pico... mmm... Agarré el mechón más largo, que salía de detrás de mi oreja, y arrimé cuatro dedos de forma vertical: "abril de 2010". Con la otra mano, marqué el límite y volví a colocar la mano justo debajo: "octubre de 2009". Seguí hacia abajo, contando como si fueran puñados de garbanzos. Hasta que por fin: "octubre de 2007". Ya no había duda. Al principio había pensado en la posibilidad, pero centrándome en el cálculo, había olvidado lo que eso significaba. Todo lo que quedaba por debajo ya estaba ahí cuando él y yo aún estábamos juntos. 3
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Mi mente se trasladó entonces a aquel tiempo pasado, saltando de recuerdo a recuerdo... junio de 2007, diciembre de 2006, julio de 2005, enero de 2007... recuerdos en la nieve, en el mar, en la montaña, en el bosque, de cuando aún nos estábamos conociendo... Pensé en él entrelazando sus dedos por detrás de mi oreja, acariciándome la nuca... y en esos besos que me daba en la coronilla, desde muchos centímetros más arriba, y que siempre me habían parecido tan tiernos, irresistibles. Todo eso podía estar aún allí, lo llevaba colgando. Incluso una cana, mi única cana, larguísima y rizada, como si no le bastara el ser blanca para destacar del resto de mi pelo... "seguro que me salió por algún disgusto de los que me dio", pensé, y no era una idea tan descabellada –je je–, puesto que tenía el largo perfecto para ello. Estaba decidido. Los últimos centímetros de mi pelo eran culpables. Yo al menos los miraba como tal. Tenían que desaparecer. Me fui con paso decidido hasta la habitación, derecha al lapicero. Una sonrisa traviesa debió de dibujarse en mi cara cuando fijé la vista en mi objetivo: las tijeras. Empecé tímidamente, como se hacen estas cosas, porque cortarse el pelo a una misma da un poco de respeto. Y... ¡zas! Primer mes fuera. ¡Zas! Otro más. Y luego me fui animando, dos meses, tres... Salí a la calle. Sentía el viento rozándome el cuello. Yo caminaba mirándome en cada escaparate de reojo, y cada imagen devuelta me parecía diferente. Obsesionada con esta novedad, iba caminando con el cuello medio ladeado, mirando hacia adelante sólo de vez en cuando... hasta que claro, me choqué con alguien. 4
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Ya sé lo que estáis pensando: "Claro, ahora va y se encuentra precisamente con él...". Pues no, qué tontería. Me encontré con un antiguo compañero de clase, al que hacía bastante que no veía. Después de los saludos y preguntas de cortesía, no tardó en aludir a mi nuevo corte de pelo. "Estás muy distinta, pareces otra", dijo sonriendo. "Es que lo soy", dije haciéndome la interesante, y nos dio la risa.
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El paso inconsciente MariÁngeles Vázquez Martín El camino diario se agarra también cada día, a la mano del hombre que camina, con su paso la vida… El tiempo, que constantemente se dilata, eclosiona hacia la luz temprana que amanece, se renueva, comenzándose de nuevo en la mañana. Durante la noche, cansado, recostándose a nuestro lado, bajo su manto de historias se detiene (todo tiene un descanso), y cuando con él despertamos, generoso, otra porción de sí nos concede: a los meramente humanos, a los reincidentes, a los que menosprecian como trofeo de costumbre la quimera prolongada, nosotros, los siempre distraídos con los escaparates del murmullo, los que dejan escapar, como irrelevante, por los dictados del reloj que nos lleva, la consumación de todos los instantes (inconscientes seguimos de su paso). 6
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Fechas de salida de nuestra nueva entrega Edición digital convencional en pdf
15 de Agosto
Edición digital “ecoprint” en pdf
15 de Agosto
Edición limitada en papel
1 de Septiembre
Para más información, visita nuestro blog http://plumabierta.blogspot.com 7
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