El Ciudadano N 223 , Territorio Feminista

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$1000 Regiones I - II - XI - XII - XV $1100 / Junio 2018 / año 14 / No 223

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EDICIÓN ESPECIAL

ENTREVISTA A BÁRBARA BRITO, DE PAN Y ROSAS “EL RIESGO ES QUE NUESTRAS DEMANDAS TERMINEN POR FORTALECER AL SISTEMA” COORDINADORA 8 DE MARZO “El movimiento feminista va camino a la gran huelga” LA IGLESIA CATÓLICA EN EL PANTANO

LA REVOLUCIÓN QUE REMECE A CHILE

territorio feminista ESCRIBEN: Claudia Iriarte, Ximena Goecke, Luna Follegati y Felipe Portales

Suplemento literario GRADO CERO


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/ CO L U M NA

EL ARTE DE EMBRIAGARSE

LA MUJER MARAVILLA POR MADAME BEBERY

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o existe mujer en el planeta que no haya fantaseado con ser varón. Al menos por un segundo. No necesariamente con transformarse en un macho “alfa”, ni mucho menos agraciado, sino con simplemente pertenecer a esa categoría plus o premium sin embarazos ni depilaciones, con el anhelo de jugar en el equipo “fuerte”, ese que nos han inculcado es el aventajado, el anti balas, el de los rudos. Y es que en la historia reciente ser hombre es garantía de impunidad. Un género inundado de lugares comunes bastante más obvios que la parrilla y el fútbol. A muchos les ha valido ser el favorito del padre, sucesor del jefe, heredero del patrimonio, líder de los proyectos laborales, cara visible ante los triunfos, sostenedor de los “necesitados” hogares mientras la mujer ve la teleserie o asiste al taller de bordado, salvador de los amigos tristes y de los alegres, merecedor de libertades extraordinarias y por supuesto, aquel que goza del beneplácito de los hijos, que a diferencia de sus compañeras y madres, son odiadas hasta la adultez por imponer castigos. Ni mencionar al acosador, galán sin autocrítica que se ha pavoneado de su poder de maneras insultantes ante sus pares femeninas. Ese hombre, afortunadamente, no existe más, y si existe, debiera estar cada vez más silenciado y avergonzado. No lo dice una feminista extrema. Ni tampoco lo descarta el lenguaje inclusivo de los tiempos que corren en el que los “todes” están por encima de los “todos”.

Nos lo señala la fiereza de las sucesivas tomas, paros y movilizaciones en centros de educación básica y universitaria, en la constitución de numerosas asambleas de mujeres en diferentes escenarios públicos y privados, en la exigencia inmediata de la paridad en remuneraciones y atributos laborales, y por supuesto, en la invisibilización definitiva de roles que antes eran verdaderas cadenas y condenas, al menos para las que estabámos en el costado más estreñido, el de ser mujer en un mundo de hombres. Y es que ya no es la historia del hombre. Es la historia de la humanidad. Esta agenda de equidad que atraviesa las calles de un país eminentemente machista, ya ha definido las conversaciones cotidianas entre ciudadanos, medios de comunicación y Gobierno. Hemos presenciado como Isabel Plá, actual ministra de la Mujer y la Equidad de Género encabeza iniciativas e incluso eclipsa a su popular predecesora, Claudia Pascual, en un frenético intento por figurar en el tema del siglo. En tanto Piñera ha procurado que cada una de sus declaraciones, sea como menos, justa y equilibrada, por más que tropiece con un glosario propio de infortunios y desatinos del que ocasionalmente hacemos una fiesta. Pero también, es una agenda que abunda con más frecuencia y preocupación en la mesa de todos (as) los (as) chilenos (as), mesas que felizmente han desplazado por un tiempo las discusiones sobre el resto de las atrocidades que suceden en el planeta, para priorizar a la mujer y retribuirle aquello que arbitraria e inmoralmente le fue negado; la igualdad. Y aunque las antiguas generaciones se acostumbraron a superhéroes y líderes de opinión viriles, brillantes y peludos, y por el contrario, a sus débiles y sosas camaradas, se encuentran con el consenso mundial que desprecia el sexismo y lo sanciona no sólo desde lo legal, sino desde lo social como un comportamiento ignorante y retrógrado. Hoy podemos decir que la fortaleza, la

entereza femenina ha mitigado ese deseo de ser otro y no otra. La mujer quiere ser mujer el 100% de su tiempo moderno. Sin embargo, este tremendo avance también ha violentado la convivencia de los géneros, impactado en el lenguaje cotidiano e incluso incitado a tomar posición en una u otra trinchera, transformando la lucha de la paridad en una guerra de sexos. No perdamos de vista que el planeta es mixto. ¿Qué significa ser varón en los tiempos que corren? Esa es la gran reflexión en las que “todes” debemos contribuir, no sólo los machistas por naturaleza, sangre o trayectoria que están siendo castigados e interpelados para avanzar. Alfonso Mohr, vocero y presidente de la Federación de estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) nos comparte algunas de sus impresiones. - ¿Bebes? - Muy poco, ocasiones especiales - ¿Qué tipo de bebida alcohólica no consumirías por ningún motivo? - Whisky - ¿Por qué debemos brindar en el Chile actual? - Porque cada día se está levantando con más fuerza la organización social que busca hacer frente a un modelo que nos violenta y priva de todos nuestros derechos. - ¿Cuáles son para ti los actores claves del escenario chileno en términos sociales? - Las compañeras que han levantado la movilización social feminista; las organizaciones que están luchando de manera permanente por la recuperación de nuestros derechos sociales, como las coordinadoras No + AFP y 8 de Marzo; y los movimientos Ukamau, Salud Para Todos y por el Agua y los Territorios. - ¿Cómo definirías al actual movimiento estudiantil? - Diría que es un movimiento en transformación, ya que es evidente que las lógicas de organización tradicional están viéndose superadas. Por lo tanto, sin duda será

una tarea prioritaria para la organización estudiantil repensarse a sí misma si nos queremos hacer cargo de esta situación. - ¿Cómo tienen el panorama? - Frente a un modelo de mercantilización de los derechos sociales tan instalado en Chile y que ha encontrado acérrimas defensas en el Ejecutivo y Legislativo durante las últimas décadas, evidentemente los movimientos sociales no nos encontramos en un panorama ideal. No obstante, resulta muy alentador ver cómo se ha logrado tener nuevamente la capacidad de instalar en el centro del debate público la disputa por la recuperación de nuestros derechos. - En una palabra: ¿Gerardo Varela? - Nefasto - ¿Bárbara Figueroa? - Optimista - ¿Pamela Jiles? - Valiente - ¿Felipe Kast? - Oportunista - ¿Qué le recomendarías al actual presidente? - Que se disponga a construir con los movimientos sociales más que con los empresarios. La ciudadanía debe ser escuchada, aunque eso afecte el patrimonio de sus camaradas. - ¿Le invitarías un trago? - Definitivamente a un trago no. Pero sí lo invitaría a conocer la realidad precarizada que sufren millones de personas gracias al sistema económico, político y social que él defiende. - Por último, ¿a quién admiras en términos de movilización social? - Son muchas y muchos: a la Machi Francisca Linconao; a la compañera Sofía Brito, por su valentía en denunciar públicamente a un abusador; a Doris González, en su lucha por la vivienda digna; y sin duda a Beatriz Sánchez y Jorge Sharp que han sido fieles representantes del proyecto político transformador que buscamos que sea el Frente Amplio.


E DI TO R I A L /

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223 Fundador

Bruno Sommer Catalán

Maestro Sifu Sebastián Saá

Director Paul Walder

Director Ejecutivo Cristian Ocampo

Editor General Daniel Labbé Yáñez

Editora Arte & Cultura Pía Sommer Catalán

Diseño / Portada Anahí Saá Cepeda

Periodistas Felipe Menares Matías Rojas Javier Karmy Absalón Opazo

Colaboradores Claudia Iriarte Luna Follegati Montenegro Ximena Goecke Felipe Portales Gustavo Yuste

Fotógrafo Roberto Muñoz

Ejecutiva Comercial Impreso María Eugenia Flores Dickens

El Ciudadano es un medio libertario que goza de la independencia de partidos políticos, grupos económicos y religiosos, cuya fundación ocurrió en la comuna de La Unión, Región de Los Ríos, el 2005. Nuestro medio es desarrollado por personas que conciben la comunicación como una herramienta positiva de transformación social. Es por ello que funcionamos en los soportes impreso, electrónico y audiovisual. Hoy los ejemplares circulan en dos ediciones: una semanal y otra mensual en 7 mil kioskos y otros puntos de venta desde Arica a Punta Arenas.

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La Ola feminista y la transformación política

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n nuevo acontecimiento remueve a la sociedad chilena y a la clase política. Tal como a inicios de la década los y las estudiantes irrumpieron en la escena pública con la demanda del fin al lucro y la gratuidad universal, en estos momento la sociedad vive tensionada desde sus bases a sus cúpulas por la consigna, profunda y amplia, de la educación no sexista. Una corriente que toma espacios en las universidades, establecimientos secundarios, en masivas y persistentes marchas y que logra, como aquella movilización estudiantil, imponer su agenda en el centro de la esfera pública. La educación no sexista, y en este caso a diferencia de las demandas de inicios de la década, no termina en la consigna. Aun cuando es una reivindicación que apunta a los representantes políticos y a sus capacidades como legisladores y gobernantes, se emplaza en el terreno cultural, en la desinstalación de un comportamiento social naturalizado. El movimiento de mujeres, que tiene sin duda sus raíces en el pensamiento feminista, tiene como objetivo, si bien la escena social y cultural, también el espacio político y económico. Es por ello que contiene las características de un gran acontecimiento en la escena chilena. En un país cuyas instituciones y, por extensión, sus costumbres y modos de relaciones, naturalizadas, han sido levantadas por el pensamiento masculino, el movimiento de mujeres tiene todos los rasgos para ser considerado un evento de grandes proporciones que tendrá efectos en el futuro de nuestro pensamiento y formas de convivencia. Desde la esfera cultural moldeará la política, la economía, las relaciones sociales. Desde lo público a la intimidad, desde los cuerpos a los afectos. La explosión de la ola a partir del segundo trimestre del año recoge una fuerza acumulada durante largos años. Demandas como el aborto en tres causales, la denuncia masiva y amplificada de los femicidios,

pero también al acoso callejero y privado así como la discriminación salarial y el abuso laboral, desde la precarización y externalización a las tareas domésticas, han sido componentes que han encendido la pradera. Una fuerza que han recogido las estudiantes aun cuando no se acota sólo a ellas. En principio parece ser un movimiento de jóvenes, con base en la academia. Su base conceptual y teórica responde a pensadoras y activistas de larga data. Sus demandas, sus denuncias, abarcan, en cualquier caso, a todo el género femenino. El abuso y la discriminación, presente e histórica, engloban a todas las mujeres. Un universo que se extiende desde las estudiantes a las precarizadas mujeres trabajadoras temporeras, de las maquilas, inmigrantes, amas de casas bajo la égida patriarcal. El movimiento de las mujeres chilenas, sin duda, se inscribe en una ola mundial, que ha adquirido presencia global con las denuncias de acoso en Hollywood, la campaña de los pañuelos verdes en Argentina a España, país remecido tras la violación grupal de una adolescente, todos estos casos parte de un proceso de transformación global por el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Es un deber de gobernantes y legisladores hacerse cargo de estas demandas, que trascienden pero ciertamente incluyen, los escenarios políticos y económicos. Un caso a destacar es el nuevo gobierno de España de Pedro Sánchez, que forma un gabinete inédito en la historia compuesto mayoritariamente por mujeres. Aunque se trate de una expresión desde la cúspide del poder, con figuras femeninas de alta incidencia en la esfera pública y europea, es una muestra del deber que tienen las elites por iniciar un proceso de transformaciones. El gran trabajo será abrir un proceso legislativo que fuerce los cambios demandados desde abajo. En las universidades se han puesto en mar-

cha protocolos ante los casos de acoso, así como algunos municipios han comenzado a sancionar hostigamiento callejero. Son primeros pasos que dan curso a la desinstalación de un trato habitual e internalizado en la sociedad como parte de su cultura. A partir de estas medidas, que ciertamente tienen una primera incidencia sobre los malos hábitos y en la esfera cultural, tenemos que dar el salto para el derrumbe del modelo patriarcal y sus diferentes expresiones no sólo en todo tipo de actividad sino en la misma estructura de nuestros paradigmas. El capitalismo, que en Chile tiene características de ubicuidad extrema, ha feminizado el trabajo, una mutación que ha sido también su precarización. Las mujeres, otrora amas de casa, se han convertido en mano de obra barata sin dejar de atender la crianza y otras labores domésticas, víctimas de una doble discriminación amparada por un modelo patriarcal que tiene en su esencia la desigualdad. Una tensión, una irritación permanente canalizada hoy a través de múltiples organizaciones, aun cuando insuficientes, que pujan desde abajo por cambios, que han de trascender la esfera cultural. Esta gran pulsión ha de recogerla el gobierno y el parlamento para impulsar a la brevedad los cambios demandados. El movimiento hoy se inscribe en las universidades y liceos. Nuevamente son los y las más jóvenes, las nuevas generaciones, quienes impulsan las grandes transformaciones. Tal como hace una década el movimiento estudiantil cambió en Chile la percepción y relación con el modelo de libre mercado y el lucro en todas las actividades económicas y sociales, hoy el movimiento de mujeres debe ampliarse en todas sus bases, no sólo en la educación, la academia y organizaciones feministas, sino abarcar el mundo laboral y social para sostener el cambio en toda su posible magnitud.


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B Á R B A R A B R I T O , E S T U D I A N T E Y F E M I N I S TA D E I Z Q U I E R D A

“Es indisociable la pelea contra la opresión de la mujer de la lucha contra LA

EXPLOTACIÓN” Bárbara Brito, vicepresidenta de la FECH el 2016, es también activista por los derechos de la mujer desde Pan y Rosas, organización feminista que agrupa a estudiantes, trabajadoras y académicas desde una perspectiva de clase.

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POR PAUL WALDER / FOTOGRAFÍA: ROBERTO MUÑOZ

a emergencia y estallido del movimiento feminista tiene diversas interpretaciones sobre sus orígenes y sus canales. Es posible sondear parte de sus fuentes más visibles y cercanas en la dictadura, en las décadas de la transición o en la misma figura de Michelle Bachelet y ciertas políticas públicas, como aquella campaña para visibilizar en la oscuridad de los hogares la agresión y el abuso cotidiano así como la consideración del femicidio como un crimen de intolerancia y odio. Podemos buscar en el pasado más reciente la ola feminista global y la apertura de denuncias contra el acoso y la violencia de género, las denuncias de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas y la presencia, en los primeros lugares de la agenda pública y política, de los denominados temas de paridad de género.

terreno político. Si las manifestaciones de hace siete años atrás cambiaron la escena política chilena, es muy probable que las de hoy muten en el corto plazo a la sociedad chilena.

El movimiento feminista tiene hoy un rasgo especial. Su explosión ha sido entre las estudiantes, universitarias y secundarias, fenómeno que lo relaciona de manera visible y tal vez evidente con el gran acontecimiento estudiantil de inicios de esta década. Hay un hilo conductor que une los núcleos de la corriente de protestas estudiantiles del 2011 al corazón del movimiento que hoy vuelve a estremecer a la sociedad chilena. Si las demandas por el fin del lucro en la educación tuvo un fuerte contenido económico y político contra el modelo de mercado, el movimiento feminista bajo la bandera educación no sexista tiene su centro en una densa corriente cultural espacio desde el que se levanta al

- El movimiento actual de mujeres ¿te sorprende o lo veías venir? Tiene alguna relación con las movilizaciones de estudiantes del 2011? - Yo creo que el 2011 marcó un antes y un después en el Chile de las últimas décadas porque lo que hizo fue cuestionar más profundamente el régimen político que venía de la dictadura. Entre ellos, entre los diversos cuestionamiento que se realizaron, incluía el cuestionamiento de la Iglesia católica, que hoy está en niveles enormes de deslegitimación, y también pasaba que el 2011 había una cierta libertad sexual en las tomas. De hecho, levantamos la primera secretaría de género y sexualidad el 2011 en Filosofía y Humanidades

La mejor visión de este proceso, que deviene desde las protestas de estudiantes, está entre las mujeres estudiantes. Bárbara Brito, vicepresidenta de la FECH el 2016, es también activista por los derechos de la mujer desde Pan y Rosas, organización feminista que agrupa a estudiantes, trabajadoras y académicas desde una perspectiva de clase. “Mi relación con el movimiento está en esa batalla, en cómo podemos forjar una voz al interior del movimiento que ligue el problema de la opresión con el problema de la explotación. Nuestra unidad está con las mujeres de la clase trabajadora”.

porque había un cuestionamiento de cómo vivíamos la sexualidad en un país conservador, con una tradición de la iglesia católica muy fuerte. Pero a la vez creo que son procesos distintos. El 2016 empezó a haber una proliferación de colectivos de mujeres, feministas, empezó a hablarse y a desnaturalizarse el acoso sexual en las universidades a través de denuncias de acoso. El 2017 desde la FECH levantamos un proceso sobre los protocolos. Ahí empezó un segundo proceso, montado sobre un movimiento estudiantil que venía de la experiencia del 2011. - ¿Las marchas del gobierno pasado, por el Aborto Tres Causales, Ni Una Menos están compuestas principalmente por estudiantes o se amplía el universo? ¿O es el movimiento estudiantil expresado ahora en otras demandas, posiblemente más amplias y sin duda profundas? - Mi visión es que es el movimiento estudiantil en su conjunto. Hay también una sensibilidad mayor por parte de los hombres, ha aumentado el apoyo de ellos a las demandas por mayores derechos sexuales y reproductivos, contra la violencia, discriminación, pero sigue siendo mayoritariamente de mujeres jóvenes ligadas al movimiento estudiantil. Lo que sí hay es un apoyo quizá pasivo por parte de otros sectores sociales, algo que ha ido en aumento. Pero hasta el momento la composición de las marchas es de jóvenes estudiantes. - El cambio político y cultural chileno se está dando en las universidades… - El 2011 fue para mí una muestra muy

clara de que el movimiento estudiantil puede jugar un rol de vanguardia táctica, de influir en que surjan nuevas movilizaciones. Posterior al 2011 los trabajadores asimilaron métodos combativos que había utilizado el movimiento estudiantil, hubo una alza en las huelgas legales e ilegales y además una radicalización de esas luchas, con barricadas… Yo creo que el movimiento estudiantil tiende a influenciar también, porque pone sobre la mesa debates, al conjunto de la sociedad. Ahora yo creo que en este caso, el movimiento puede derivar en conquistas mayores para la mujer y el conjunto de la población. La encrucijada en que está el movimiento hoy en día es que el neoliberalismo en Chile lo que hizo es otorgar derechos a la vez que profundizaba la sobreexplotación, el trabajo precario, incluía el régimen de subcontratación. Revivía fórmulas de consenso para tapar un sistema que terminaba haciendo que la opresión fuese vivida de una forma mucho más drástica en las mujeres de la clase trabajadora que en el conjunto de las mujeres. Mientras unas mujeres conquistaron ciertos derechos, otras mujeres siguen viviendo el tormento de la doble jornada. Esa es la encrucijada. Mi impresión es que todas las conquistas que hoy día obtengamos pueden ser fácilmente reversibles si es que nos quedamos sólo en el cambio cultural. - Efectivamente, cuando mencionas a la mujeres trabajadora podemos percibir una doble a triple discriminación… - En la USACH se muestra con evidencia.


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Nosotras no somos de las mujeres que abrazan a una policía. No creemos que allí estén nuestras alianzas. Si bien luchamos contra la opresión de todas las mujeres, esa pelea no puede ser a costa de fortalecer las mismas instituciones que son parte de nuestra opresión.

Se ve que la violencia machista se sostiene y en particular es sostenida por el rector. Encuentra las bases materiales en el régimen del subcontrato, que tiene como rostro a mujeres haitianas, inmigrantes, profundamente precarizadas, con sueldos bajísimos que le quitan todo tipo de derechos o la mayoría de los derechos de salud, previsión. Nosotros vemos que es indisociable la pelea contra la opresión de la mujer de la lucha contra la explotación. En el último tiempo se ha feminizado de una forma brutal a la clase trabajadora. Y esa feminización ha implicado que tengamos que pensar el problema también desde la lucha contra la explotación laboral. Hay también un tema de vivencias. Qué vamos a hacer para acabar con la opresión de todas las mujeres, sean trabajadoras o estudiantes. - Educación no sexista es hoy la gran consigna. ¿Cómo se canalizan esas otras? - Las vivencias son distintas. El programa de género de Piñera está centrado en dos cosas básicamente: una, en reafirmar el régimen conyugal; lo segundo, más derechos para las mujeres que ya forman parte del régimen político y del engranaje de opresión y explotación que impone el Estado por sobre todas las mujeres. Las fuerzas armadas o paridad en la alta dirección de las empresas. Ahí podemos ver dos debates. ¿Qué se necesita hoy en día? ¿Necesitamos mayor paridad del régimen conyugal al interior de las familias, necesitamos trasladar la división sexual del trabajo a nivel social, al interior de la familia? ¿Necesitamos mantener este sistema que lo que hace es que la mujer no sólo tenga que salir a trabajar sino que además cuidar de los hijos, ocuparse de las labores domésticas, muy mecanizadas y que sacan a la mujer de tener más tiempo para el arte, la cultura, el pensamiento, el desarrollo político en la

vida pública? ¿O lo que necesitamos es volver a la fórmula que pusieron sobre la mesa feministas socialistas como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Alexandra Kollontai, en la Revolución Rusa, que pelearon por socializar el trabajo doméstico? Ahí hay un debate importante. Hay otro tema de la propuesta de Piñera. Los beneficios son para quién. Está buscando paridad para fortalecer a las fuerzas armadas, para fortalecer y lavarle la cara a las grandes empresas que lucran, que utilizan el tema de la paridad de género. Para nosotras, hay mujeres que explotan al igual que hombres que explotan. Hay mujeres que fortalecen la precariedad laboral igual que hombres, o lo mismo que instituciones. Dentro de ellas las fuerzas armadas, la policía. Nosotras creemos que ellas no son nuestras aliadas. Nosotras no somos de las mujeres que abrazan a una policía. No creemos que allí estén nuestras alianzas. Si bien luchamos contra la opresión de todas las mujeres, esa pelea no puede ser a costa de fortalecer las mismas instituciones que son parte de nuestra opresión. - El modelo de mercado va en contra de los derechos de la mujer ¿Cómo asume esta realidad el movimiento? - El neoliberalismo ha hecho un doble juego. En los 70 e inicios de los 80 hubo movimientos feministas de mujeres que fueron muy radicalizados, que cuestionaban al capitalismo y caminaban de la mano del proceso de lucha de clases, sobre todo en Latinoamérica ocurrió ese fenómeno. Que estaban claramente a la izquierda del tablero político. Después de eso, con la contraofensiva imperialista y los procesos contrarrevolucionarios, empezó, sobre todo en los 90 en Chile, un proceso de ONGs en el movimiento de mujeres y de cooptación al régimen. Empiezan a nacer todos los es-

tudios de la mujer, un proceso de encerrar el debate feminista en la academia, que llevó a disociar la lucha por los derechos de las mujeres de la lucha de clases. Lo que hace el neoliberalismo es tomar las demandas de la lucha por los derechos de las mujeres, traducirlas en sus propios términos, y convertirlas en políticas públicas y encerrarlas en la academia a la vez de profundizar la sobreexplotación de la mayoría de las mujeres. - Es posible observar que el movimiento de mujeres tiene un poco opacadas las demandas a diferencia del fin al lucro del 2011. ¿Compartes esta impresión? - Hay un mito en el feminismo a propósito de la institucionalización del movimiento de mujeres. Es que el consenso es democracia. Yo creo que hay que derrumbar ese mito. No sólo porque creo que el consenso no es democracia, sino porque hay diferencias. Hay múltiples feminismos. Nosotras somos uno de esos feminismos. Ese feminismo que busca acabar con el capitalismo, de la mano de los y las trabajadoras. Creo que el debate en nuestro país es legítimo y necesario. Entonces la armonía se dará no sólo por el debate de ideas en el interior sino por la deliberación democrática en las asambleas, en lugares de estudios y trabajo donde se esté guiando el rumbo de la movilización. Comparto que parecen un tanto difusas. Educación no sexista es entendida de distintas maneras por los distintos feminismos y a su vez por las distintas corrientes políticas que están participando en el movimiento estudiantil. Para nosotras la educación no sexista va ligada a la lucha estudiantil del 2011 en el sentido que no concebimos una educación sin sexismo en la medida que no acabemos con el mercado educativo, en la medida que no cambie el conjunto de la estructura universitaria. - El movimiento está en una encrucijada, como has dicho. ¿Cuáles son los mecanismos para salir de ella? - La encrucijada es que así como ha ocurrido tantas veces con el neoliberalismo, nuestros derechos sirvan para fortalecer el sistema, la educación de mercado, la precariedad laboral, el subcontrato, el sistema de pensiones. Una serie de políticas que sabemos quiénes son los gestores. Un Estado que responde a la violencia contra las mujeres desde una óptica que es punitiva. El peligro y la encrucijada en la que estamos es que se perpetúe la opresión contra las mujeres que es una forma que esconde que ciertas mujeres, un pequeño grupo, las Isabel Plá, incluso las Michelle Bachelet, gocen de ciertos privilegios en el sentido de equiparar derechos en la vía pública, en el terreno legal, económico con los hombres, mientras la gran mayoría de las mujeres sigue siendo víctima de abortos clandestinos, de trabajo precario, de una brutal violencia sexual y psicológica.

- En este momento hay una demanda. Detrás de eso, ¿qué estructuras políticas y sociales puedes ver? - Es indudable que el Frente Amplio tiene un peso nacional en este debate. El movimiento feminista ¿es de izquierda o de derecha? Es un debate interesante. Hay pensadoras que estiman que el movimiento excede la dinámica izquierda y derecha. En realidad, si nosotras vemos la historia de Chile, vemos que nunca ha sido así. En la historia de Chile tiene peso el movimiento obrero,Teresa Flores, por ejemplo. Eso me parece importante, porque hay sentidos comunes en el movimiento del cual el Frente Amplio es parte. Hoy dirige la CONFECH, dirige el movimiento estudiantil en el cual se asienta el movimiento de mujeres. Lo que me parece es que hasta ahora el rol que han jugado es mantener un movimiento por la ampliación de derechos y no por un cuestionamiento más profundo del sistema político. Ahí creo que tiene responsabilidad el Frente Amplio.


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DaDa

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Hoy las mujeres jóvenes a través de su movimiento no sólo ejercen ciudadanía, sino que además avanzan hacia la deconstrucción de esa ciudadanía fragmentaria y avanzan para permitir construir una ciudadanía más plena, más real y más propia. POR CLAUDIA IRIARTE RIVAS* / FOTOGRAFÍA: ROBERTO MUÑOZ

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l Ciudadano, que se convierte en Ciudadana, nos convoca a hablar del movimiento que las mujeres jóvenes chilenas están desarrollando en estos días. Justamente lo que estas jóvenes efectúan en las movilizaciones de estas semanas es un ejercicio de ciudadanía. Cuando hablamos de ejercicio de ciudadanía nos referimos a sus demandas relativas a los derechos fundamentales que implican la reconstrucción, nuevos reconocimientos y/o garantía de los mismos. Incluso más allá, realizan un acto de soberanía como ciudadanas. Este punto es fundamental, ya que como sabemos, las mujeres fuimos excluidas de la ciudadanía, no fuimos parte de la voluntad soberana que dio origen a la democracia moderna. Recién hasta bien avanzado el siglo XX se logró la extensión de la ciudadanía política y se obtuvo el reconocimiento de la capacidad jurídica para trabajar y para actuar en la vida jurídica, proceso lento e irregular, por lo que podríamos señalar, junto al constitucionalista Carlos de Cabo Martín, que las mujeres lograron una ciudadanía fragmentaria. Fragmentaria en dos sentidos. Por una parte las mujeres no permeamos en este proceso al sujeto de derecho, al sujeto ciudadano, por lo que continuó configurado al margen de la subjetividad femenina; por otra parte, y derivado de lo anterior, la realidad material de las mujeres y su constitución como sujeto social se continuó determinando en la esfera familiar y doméstica, la que, además, no permeó la configuración de los derechos fundamentales ya existentes, ni determinó en su

momento la necesidad de configuración de nuevos derechos que representaran la especificidad de las mujeres como sujetos/ as jurídicos, de derechos, en definitiva de ciudadanas. Hoy las mujeres jóvenes a través de este movimiento no sólo ejercen ciudadanía, sino que además avanzan hacia la deconstrucción de esa ciudadanía fragmentaria y avanzan para permitir construir una ciudadanía más plena, más real y más propia. Hablan y expresan demandas, construyen petitorios y propuestas desde su realidad, desde su propia vivencia de sujetos/as mujeres, desde los cuerpos dominados y sujetos a estereotipos y construcciones sociales sobre los cuales se plasma un modelo de subordinación. Ello significa que sus hablas (como decían las feministas en la década del 80) las hacen configurándose como sujeto autónomo y ciudadano, que tiene voz y planteamientos propios. Además, como hablan desde su propia vivencia, en este caso de discriminación y acoso sexual en sus realidades cotidianas, ponen en el debate nacional una realidad que es propia de las mujeres, la que como muchas otras ha sido negada u ocultada de modo sistemático por el orden social, el que pareciera recién tomar conciencia, y no sé hasta dónde realmente, de la magnitud, diversidad y sistematicidad de la violencia que se ejerce contra las mujeres. Poner en el debate público la existencia de discriminación y acoso sexual (en sus diversas formas), como expresión de la violencia de género que sufren las mujeres, no sólo implica dar cuenta de ello, para tomar conciencia de la gravedad de la situación, lo que por sí solo es ya un aporte, sino que además implica plantear la reconfiguración de los derechos funda-

El derecho a la autonomía, la dignidad del sujeto, el derecho de libertad, el derecho a la vida, los derechos sexuales y reproductivos, se entremezclan en los planteamientos y propuestas y son enriquecidos con las demandas y planteamientos de las jóvenes mentales y así como la consolidación de nuevos derechos y libertades. El derecho a la autonomía, la dignidad del sujeto, el derecho de libertad, el derecho a la vida, los derechos sexuales y reproductivos, se entremezclan en los planteamientos y propuestas y son enriquecidos con las demandas y planteamientos de las jóvenes, que obliga a un proceso de cambio de la institucionalidad jurídica que dé cuenta y aborde la violencia de género, que se configuren, diseñen y construyan garantías sexuadas (como las denomina el jurista Luigi Ferrajoli) de modo que el Derecho asegure la efectiva titularidad y goce de los derechos fundamentales para hombres y mujeres que implique constituir de modo más contundente a éstas como sujeto/a ciudadana. En ese sentido, las propuestas planteadas por las jóvenes en estas movilizaciones no se acogen sólo con protocolos de mayor calidad, lo que por cierto es necesario, o con proyecto de ley aislados que dan cuenta de problemas puntuales. Sino que se avanza con un cambio más estructural que signifique reconocer al sujeto mujeres, desde su propia especificidad , la titularidad, ejercicio y garantía de sus

derechos fundamentales de modo que permita superar la discriminación y violencia a la que se ven sometidas las mujeres, particularmente en lo que se refiere a la subordinación que se expresa en sus propios cuerpos a través de la violencia sexual, como es el acoso sexual en el sistema educacional y el acoso callejero, que no les permite desenvolverse libremente como ciudadanas Por último, quisiera abordar un tema que me parece central, y que creo la prensa y el debate público que por esos medios se ha dado no ha recogido, esto es, que en los planteamientos de las jóvenes existe, aunque aún de modo poco articulado, un cuestionamiento al orden social/sexual establecido y al lugar de subordinación que las mujeres allí ocupamos. Ellas comienzan a hablar de poder, de política, de transformación y cambio desde el movimiento social, de modo de ir construyendo a través de su propio debate, de sus cuestionamientos, de sus críticas, de sus errores y aciertos, de sus movilizaciones, de sus petitorios y del diseño de sus propuestas, nuevos planteamientos de un movimiento social de jóvenes feministas. Movimiento que sin duda enriquece y nutre la propuesta de cambio, lucha y organización del movimiento social y político crítico de nuestro país. Creo que la construcción recién comienza, y que este nuevo accionar social ha colocado una huella propia, la profundidad de la misma dependerá de su propia capacidad de articular y decantar una propuesta socialpolítica de cambio y transformación del orden sexual establecido. *Abogada especialista en Género y Políticas Públicas. Doctora en Derecho de la Universidad de Chile. Directora Fundación Constituyente XXI.


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El movimiento FEMINISTA camino a

LA HUELGA

ángulos, puntos de vista y espacios de acción. El desafío es trazar una agenda común con la que enfrentemos conjuntamente las distintas manifestaciones de precarización, mercantilización de la vida y violencia.

también a las comunidades migrantes.

Tenemos memoria y sabemos que los cambios históricos son producto de largos y arduos procesos de organización y lucha. Por eso mismo y como parte de esta oleada, decidimos proponer otras formas de movilización por medio de una Jornada Nacional de Protesta Feminista el mismo día en que el presidente pronunciaría la Cuenta Pública de gobierno.

Demandamos educación sexual y laica para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.

Piñera -en su Cuenta Pública- intenta procesar el conflicto bajo sus términos. Bajo la imagen de un patriarca nos dice que viene a ordenar la casa, que la unidad fundamental de la sociedad es la familia, lugar histórico de las mujeres y que por una “sociedad sana” debemos ser madres: incubadoras humanas al servicio de la familia, el Estado y el mercado (1).

Vivimos un proceso histórico de largo aliento, proyectamos desde el presente avanzar hacia una sociedad en que seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. No pararemos hasta que todo el territorio se vuelva feminista. ELABORACIÓN COLECTIVA COORDINADORA 8 DE MARZO FOTOGRAFÍA: ROBERTO MUÑOZ

V

ivenciamos y protagonizamos un momento histórico en lo que respecta a la acción política de las mujeres en el mundo y los territorios que habitamos.

No parte en sólo un momento ni en un sólo lugar. Muchos son los sucesos que se pueden identificar como sustantivos en la constitución de este movimiento. Por ejemplo, en octubre del año 2016 en numerosas ciudades se gestaron masivas marchas ante los feminicidios de Lucía Pérez y Florencia Aguirre, bajo el grito ¡Ni una menos, Vivas nos queremos!. hito que se convierte en un importante momento de encuentro entre mujeres y feministas: surgen nuevas asambleas y organizaciones que buscan dar perspectiva política al movimiento. La vida de las mujeres comienza a ser un asunto político. Luego de sucesivos cambios en el mismo movimiento, el pasado 8 de marzo pasado nos convocamos para el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Decidimos

darle un carácter de protesta y lucha en contra de la creciente precarización de la vida que se manifiesta de múltiples formas y que recae de manera particular en hombros de mujeres. El llamado internacional era llevar a cabo una Huelga de Mujeres, hito que se concreta en España, mientras que América Latina y Chile son desbordadas por masivas marchas. Ya por estos días en Chile, en este mayo feminista, los pasos de avanzada dados por las secundarias y universitarias aceleraron el tranco del movimiento en su conjunto, y han puesto nuevas tareas y desafíos. Logran instalar en la sociedad y el movimiento estudiantil que una Educación Pública, no es sino, una Educación no Sexista. Además, las denuncias por violencia sexual impregnan hoy la protesta de todas las mujeres. Los procesos de movilización y articulación no ocurren de manera espontánea o por pura voluntad: son fruto del trabajo continuo de todas las feministas que componen el movimiento desde distintos

Parece que el gobierno no ha querido notificar las malas noticias que las mujeres les tenemos. La primera, es que hemos convertido nuestras vidas en un problema político que ninguna mesa de trabajo particular podrá resolver. La segunda noticia, es que demandamos transformaciones estructurales: exigimos freno al avance neoliberal, no sirven medidas que intenten igualarnos en nuestra precarización, no nos bastan cuotas de género en espacios de poder, no nos sirven sus pronunciamientos (2). Aquel 1° de junio se tiñó de morado y resistencias: cortes de calle matutinos; marchas a lo largo del país; asambleas en trabajos, liceos y universidades; masivas concentraciones nocturnas en las que exclamamos una Cuenta Pública Feminista y Popular (3). Se levantan nuevas articulaciones y organización entre mujeres, estudiantes, trabajadoras, pobladoras, migrantes, lesbianas, trans, indígenas, negras, todas luchadoras sociales. Gritamos juntas que el gobierno es hipócrita cuando dice defender la familia, la única forma de defenderla, y con ello a la comunidad, es dar respuesta a nuestras demandas: trabajos estables sin brechas salariales, fin a la precariedad laboral, reconocer como trabajos las labores de crianza y cuidado, seguridad social, derecho a la vivienda garantizado para todas, fin al negocio en la salud, educación pública y no sexista en todos sus niveles, no más AFP, fin a la violencia contra las mujeres sea pública o privada, derechos sexuales y derechos reproductivos, fin al extractivismo en los territorios, en fin: estas y todas aquellas demandas que reclamamos para todas y todos quienes habitamos el territorio, y por supuesto nos referimos

Exigimos justicia ante el feminicidio de carácter institucional-estatal a Joane Florvil y el de carácter empresarial a la activista mapuche Macarena Valdés.

Las estudiantes no se movilizan sólo por protocolos, sino que exigimos la transformación completa del sistema educativo. Exigimos el fin a la criminalización política. Denunciamos la intensa represión policial que han vivido las y los estudiantes, y con fuerza gritamos cese a la militarización del Wallmapu, que hoy precariza brutalmente la infancia de niñas y niños mapuche. Estamos anunciando que no estamos dispuestas a seguir aceptando estas condiciones de vida de un sistema neoliberal depredador de nuestras vidas, comunidades y recursos de la tierra. Como movimiento feminista apostamos por irrumpir y articularnos en todos los territorios con las múltiples resistencias que en ellos habitan. Buscamos agitar de manera colectiva banderas comunes que representen las crecientes demandas feministas y sociales en todos los rincones. Avanzaremos hacia la Huelga General Feminista, proceso que construimos desde ya para el próximo 8 de marzo. Vivimos un proceso histórico de largo aliento, proyectamos desde el presente avanzar hacia una sociedad en que, tal como dijo Rosa Luxemburgo, seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. No pararemos hasta que todo el territorio se vuelva feminista. (1) Sebastián Piñera en Cuenta Pública Presidencial (01 junio 2018). (2) Nos precarizan la vida, les desordenamos la casa. Por Coordinadora 8 de Marzo. https:// bit.ly/2LhOQCM (3) Cuenta pública popular feminista 1° junio. Por Coordinadora 8 de Marzo. https://bit. ly/2LixTYQ

LIBERTAD 602

Esquina Santo Domingo Fono: 2 2681 5657


8 / CO LU M NA

La POLÍTICA y la Ola

FEMINISTA

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arece increíble cómo se ha logrado avanzar en los últimos años en la instalación del feminismo en la escena pública chilena. No porque las demandas de las mujeres sean nuevas, sino porque, al parecer, hemos llegado a un punto de inflexión cultural que ha roto las barreras del estereotipo y la invisibilización pública, para posibilitar discusiones y luchas que hasta hace un par de años se consideraban “secundarias”, “locales” o incluso, “innecesarias”. Y de todos modos, incómodas. No está de más recordar que el feminismo busca esencialmente una forma diferente de pensar y estructurar el “poder” social, es decir, es esencialmente un movimiento político; y revolucionario, en cuanto a que busca la transformación radical de las relaciones entre los seres humanos, a través del establecimiento de nuevas formas de convivencia. Es un cambio civilizatorio. Nada menos. La movilización feminista actual evidencia esta voluntad transformadora de la realidad en las numerosas temáticas enunciadas en marchas, talleres, afiches y cantos: relaciones afectivas, trabajo y mujer, derechos reproductivos, crianza de los hijos, diversas formas de violencia sexista, educación no sexista, disidencia sexual, salud y previsión, acoso callejero y académico, objetificación

Hay que buscar formas de aproximación que desestructuren las formulaciones que parten de los mandatos patriarcales, la subordinación, homogeneidad, idealización y explotación del cuerpo y la psiquis de las mujeres. de las mujeres, la relación con el medio ambiente, la alimentación y hasta feminismo proyectado al trato de otras especies (animales), entre otras. También ha probado su capacidad de involucrar a la sociedad desde las diversas esferas de actividad, involucrando profesionales, trabajadoras, estudiantes, artistas, comunidades lésbicas y trans, y por supuesto, algunos hombres que se declaran “feministas”. Asimismo, se ha visto emerger formas más amplias de acción feminista, a través de diversas “Coordinadoras Feministas” (Ni Una Menos, 8 de Marzo, COFEU…)

Ser mujer no garantiza hacer política feminista. Debemos perfeccionarnos cotidianamente en este empeño, porque el patriarcado se ha instalado también en diversos recovecos de nuestra personalidad y praxis organizacional. POR XIMENA GOECKE* / FOTOGRAFÍA: ROBERTO MUÑOZ

A pesar de su esencia política, de la actual activación social masiva de sus demandas e incluso de su impacto en las organizaciones, aún queda mucho por hacer para construir una verdadera política feminista en Chile. Más allá de los discursos e incluso de las voluntades, no es posible lograr cambios significativos si no modificamos profundamente nuestra cultura política. Y con esto me refiero también a nivel intraorganizacional. Las fuerzas políticas emergentes, que concentran la atención de los jóvenes en el presente, tienden a declararse feministas. Pero aún no lo son. La declaración aporta, como también las prácticas intencionadas de equidad, como la “paridad”. Pero falta. La transformación de las relaciones de poder en la sociedad involucra no sólo que haya más liderazgos en manos de mujeres, incluso nosotras debemos ser autocríticas. Ser mujer no garantiza hacer política feminista. Debemos perfeccionarnos cotidianamente en este empeño, porque el patriarcado se ha instalado también en diversos recovecos de nuestra personalidad y praxis organizacional. Por supuesto, también deben revisarse cómo se distribuyen las responsabilidades: las mujeres generalmente se han ocupado, por ejemplo, de organizar y de la logística. Ya es hora de que también participen de la generación de las definiciones políticas, estratégicas y tácticas. Y de que los hombres las escuchen en las asambleas. Que ellos

se hagan cargo de actas y hasta del café, etc. También es importante enfrentar la violencia al interior de las organizaciones, relacional y sexual. Revisar la política de reuniones de discusión (horarios, guardería) Sustituir los espacios de decisiones “post asamblea”, tan masculinizados. En definitiva, hay que pensar nuevas formas de sociabilidad política. Y, por supuesto, nuevos enfoques a viejos y nuevos problemas, los temas a priorizar y trabajar, el lenguaje... Buscar formas de aproximación que desestructuren las formulaciones que parten de los mandatos patriarcales, la subordinación, homogeneidad, idealización y explotación del cuerpo y la psiquis de las mujeres. Sólo así se fecundará la creatividad que nos ha hecho falta, para pasar de la crítica a la propuesta de cambio sustantiva, de una realidad cada vez más agobiante. En definitiva, la ola feminista actual abre un momento de posibilidad de perseverar y profundizar en este empeño, pero es solo un primer peldaño en esta construcción. El momento nos obliga no sólo a pensar, sino a intentar una nueva política. Las múltiples conversaciones que ha concitado, son parte de la elaboración colectiva del esbozo de proyecto político-social que queremos. Pero aún es sólo el comienzo. *Historiadora.


gradocero Junio

S U P L E M E N T O

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L I T E R A T U R A

2018

Literatura deportiva independiente

ESPECIAL DEPORTES ¶ Entrevista La prueba de resistencia de Elvira Hernández. ¶ Perdidos leyendo traducciones Martín Roldán. ¶ Reseñas El púgil de Mike Wilson, Maratón de Macarena García, Gol de oro de Nibaldo Acero, Pelagatos de Mario Valdovinos y Selección nacional de V.V.A.A. ¶ Creadores Esteban Salinero, Roberto Castillo, Jerónimo Parada y Andrés Santa María.

Financia:

Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura Convocatoria 2018 Región de Valparaíso


editorial

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H

ay un magma común y anónimo que une esencialmente literatura y deporte, es cosa de ejercitar las analogías: la joven que corre por una pista de rekortán en un estadio nublado en la mañana; un hombre que corrige sus poemas un sábado en la noche mientras la fiesta está lejos de su casa. Un barrabrava que gasta parte de su semana pintando un lienzo nuevo; dos mujeres que realizan libros con formas singulares, imposibles para una librería, su conservación o estudio; un trabajo artesanal hecho para difundir la literatura de otro. El jugador de barrio que da todo lo que tiene el domingo en la cancha lejos de cualquier fama, un poeta que lee en una librería subterránea; ambos se emborrachan para

R ES E Ñ A El púgil Mike Wilson Lectura 125 páginas

Por Matías Ávalos

El gesto es clásico y abundan los ejemplos, Arlt traduciendo a lunfardo “Los demonios” de Dostoievski escribe “Los siete locos”, Corneille reescribe un mito fundante de Roma y produce “Horacio”, Brecht lo reescribe en “Los Horacios y los Curiacios” y unos años después Heiner Müller hará lo propio escribiendo “El Horacio”. Mike Wison dice ¿qué pasa si hago mi reescritura de Blade Runner en un plano de relato y en otro pongo a Erdosain a protagonizar Inteligencia Artificial de Spielberg, reemplazando al Astrólogo por Hal, el ojo rojo de 2001: Odisea del espacio? El resultado también es clásico, un libro tenso, lleno de información, arriesgado. “El púgil” empieza con una escena dramática: el protagonista cae de rodillas en la

grado cero

ESPÍRITU DEPORTIVO no poder hablar y así hacer durar un poco más el momento de felicidad que tienen. El hipotético libro de citas de Macelo Bielsa, sostén del temple, al lado de una traducción de Horacio. Podremos seguir enumerando ejemplos que los acerquen, pero, como una consecuencia de los casilleros de la vida en el neoliberalismo, deporte y literatura se han ido alejando. Mientras otros países con éxitos deportivos han creado una tradición al respecto, el nuestro, solo luego de las copas de fútbol a nivel internacional activó un sistema de publicaciones, aunque en estas la estética no aparece por ninguna parte, solo fórmulas probadas editorialmente como anécdotas o épica. No son los únicos caminos. La edición independiente comenzó a cuajar otras posibilidades. Un hito fundamental es “Cuaderno de deportes” de Elvira Hernández, en donde da cuenta de su particularidad

lona del mítico Luna Park y se pone a llorar a cántaros ante un público enardecido. Inmediatamente hay que salirse de ese lugar, el box es la excusa para producir al antihéroe, porque lo verdaderamente difícil, afirma la trama, sucede siempre después de la derrota. En su departamento, aniquilado por la resaca de la pelea, escucha una voz metálica que lo saca de sí, su refrigerador le habla. Esas palabras mecánicas lo regresan al problema introducido por su amiga: al apuntar una cámara de video al monitor en el que está conectada, se produce una réplica sin fin del vacío del lente. ¿Hay algo detrás de mi reflejo? La paradoja no es tan informática si se recuerda la famosa frase de Georg Büchner “cada ser humano es un abismo” que tanta escritura dio al psicoanálisis. Pasando en limpio, ambas escenas se preguntan si detrás del procedimiento según el cual nos relacionamos con el mundo, detrás de todos esos pensamientos: ¿hay un pensador? ¿es la autoconsciencia suficiente prueba de que somos alguien? La respuesta de Wilson es de ciencia ficción. Poner en duda sistemáticamente la realidad de los personajes y lo que ellos creen ser, condición necesaria del género que puede leerse en el Phillip K. Dick de

estilística, por ello la elegimos para conversar este número. Pero hay más si queremos escudriñar -como siempre deberíamos- en el pasado de nuestra literatura: el fallecido Poli Délano escribió de boxeo y de lucha libre, hay libros de Teófilo Cid, Enrique Lafourcade y Ricardo Puelma donde aparecen otros deportes. En nuestro especial deportivo elegimos a Martín Roldán para nuestro Perdidos leyendo traducciones por sus cuentos sobre Alianza Lima. Se reseñan los rugbiers de Mario Valdovinos, la maratón de Macarena García, los jugadores políticos de Nibaldo Acero, el box en el mítico coliseo Luna Park en la sociedad apocalíptica de Mike Wilson y varias disciplinas sintetizadas en la antología “Selección nacional”. Dos de nuestros creadores asumen la clásica relación de la literatura y el boxeo, Esteban Salinero (“Vermouth”) y Roberto Castillo Sandoval (“Muriendo por la dulce patria mía”);

“Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” o en algunos capítulos de Black Mirror: se conduce al protagonista a una serie de hechos en distintos planos de la realidad, cuya división se va borroneando a medida que avanza el libro, hasta que al final, todo forma parte de la misma masa heterogénea de sensaciones, certezas y especulaciones que dentro de “El púgil” constituyen el mundo.

el fútbol es representado por Andrés Santa María y Jerónimo Parada en “Pelota cosaca”, que resulta una continuación de su anterior “Pelota sudaca”, particular escritura a cuatro manos. La iniciativa corresponde a Tatami, que nos acerca propuestas latinoamericanas y la revisión de Carlos Cardani del boxeo en el mítico Club México, estrechando palabra y realidad. El resto del suplemento se debate en volver a reflexionar los formatos. Los mejores diseñadores de libros independientes opinan sobre qué es lo que se gana o pierde con un acabado conocimiento de la disciplina, en tiempos en que todos los libros pueden ser hechos desde la casa. Esa democratización de insumos y herramientas esconden también la necesidad de ciertos saberes. Los cuentos de “Noche en la ciudad” se analizan en la Trinchera Literaria, vinculando rock y literatura, una combinación contracultural. Esta vez no forzamos la literatura de provincia, dos de los reseñados no viven en Santiago, pero son editados y ambientan sus libros en la capital. El centralismo es sicológico y el cansancio de un cuerpo reemplazado por la vergüenza deportiva también lo es. Para llegar más allá de nuestros límites escriturales y deportivos, solo queda atravesar el dolor.

Una advertencia: la saturación de referencias genera problemas de lectura, hay algo juvenil en el autor que se ve reflejado en una no tan lograda teatralidad de la narración. En muchos pasajes, el personaje sabe y cuenta al lector lo que hasta ese momento venía haciendo el narrador. Idas y vueltas que junto con el hincapié en ideas filosóficas llaman la atención, viniendo de la pluma del autor de “Leñador”, una novela con precisión de bisturí. Las posteriores publicaciones de Wilson aclaran la obsesión con Wittgenstein, lo cual nos lleva a la pregunta que rodea al acto de reeditar un libro: ¿por qué?, ¿cómo leer una novela que tiene diez años? ¿Tener en cuenta la obra por sí sola o relacionarla con los posteriores libros del autor? Kant dice que el fin de la naturaleza debe ser buscado por encima de la naturaleza, así, a la pregunta del por qué hay que responder con un para qué. En el caso de “El púgil”, porque la agilidad de la pluma, porque la voluntad de la temática, porque la potencia de la obsesión: para que los escritores contemporáneos se arriesguen y expongan. Para que, como dice Aira, los lectores vuelvan a recordar por qué les gustaba leer.

s u ple m e n to g r a d o c e ro Director: Juan Francisco Urzúa | Editor general: Cristóbal Gaete | Diseño e ilustraciones: Harol Bustos | Fotografía: John Uberuaga Colaboraron en este número: Matías Ávalos, Priscilla Cajales y Daniel Tapia | Correcciones: Priscilla Cajales | La tipografía del logotipo gc es Santiago, diseñada por Contrafonts.cl CONTACTO: GRADOCEROLIBROS@GMAIL.COM


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trinchera literaria

TRINCHERA LIT ERA R IA Por Juan Francisco Urzúa

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as noches de Santiago, como en toda gran urbe, esconden entre sus esquinas los infraleves de la humanidad que se desarrolla en su quebrada geografía, amparando el salvajismo de los que se arrojan a rodar entre sus calles, los que deciden beberla frenéticamente, o se dejan llevar por el devenir de la ciudad que los devora. El encanto de la metrópolis para un provinciano es ese, la velocidad de la postal ilusoria y el errático fluir de sus posibilidades. La capital define “Noches en la ciudad”, segundo libro de Emilio Ramón, propuesta que en 10 relatos plantea la reconstrucción de historias mínimas que transcurren en ese espacio, pequeños incidentes o derrotas privadas, que a la manera de los voyeristas nos sitúa entre el tiro de cámara de desempleados, aspirantes a la fama, oficinistas cansados que no pueden con la presión de sus taras mentales y buscan la respuesta en absurdas recomendaciones de amigos, en el abuso del alcohol o las drogas. Las situaciones son muy descriptivas y se encargan de pasearnos ágilmente por el relieve que recorren los personajes, tugurios de mala muerte, estudios de televisión, callejuelas de un Santiago derruido y postmoderno. Emilio Ramón hace gala del oficio, pero se decide a no complicarlo, proponiendo personajes comunes, a veces de una facilidad tan obvia como llamarse Juan Pérez, y que sufren por las desventuras de la realidad que los maltrata, el desarraigo que los lleva al límite. El ritmo de los cuentos es sencillo pero eficaz, más cuando el control de los tiempos va entregando dinamismo en la configuración del relato. La gran mayoría de las situaciones conducen al humor, como la delirante sátira “¡Eliminado!”, donde el protagonista es un imitador sudaca de Michael Jackson que va a probar suerte a la televisión, humillado

Noches en la ciudad

Emilio Ramón / Santiago-Ander / 95 páginas

escatológicamente ni más ni menos que por el verdugo por excelencia, el Chacal de la trompeta. Ramón descubre una forma de jugar con el tiempo que resulta bastante eficiente en el cuento, aun cuando evidenciar de una manera tan burda al narrador, o intentar interlocuciones retóricas con el lector, quitan energía natural al texto. Uno de los pasajes que más resalta en el libro es el cuento “Fotofobia”, donde se abandona la clave anecdótica tensionando la narración hacia un thriller, resultando un relato desgarrador que se desencadena después de la muerte del hijo de los protagonistas; fatal constatación de lo que la negligencia y la crisis mental pueden causar en relaciones de amor destructivo.

“El alcohol comenzó a ahogar las preguntas que te atormentaban y, si bien, no entregaba respuestas, al menos te permitía dormir y no torturarte todas las noches entre pesadillas horribles. Los silencios largos. Las penas amargas. Los llantos en silencio. Años perdidos, de amigos perdidos, de discusiones, peleas, insultos mutuos. Fue tu culpa por estar emborrachándote con tus amigos. Fue tu culpa por estar cahuineando con tus amigas en la cocina. Palabras como cuchillas, palabras que desangran. ¿Podrías haber hecho algo si no hubieses estado un poco borracho? Palabras que apuñalan el fondo del alma. ¿Había sido tu culpa? Se acabó el sexo. Solo una cacha incómoda, seca y desabrida de vez en cuando. El imbunche huérfano de una razón para seguir respirado” Ramón logra con este texto llegar al clímax del volumen, dificultad mayor en el sentido diverso de la propuesta, incorporando claves dramáticas, soliloquios perspicaces que resaltan el trance de buscar una respuesta trascendente que no existe. Con pasajes que rayan en la poesía, se construye un texto que quiebra la figura del libro y hace sentir el oscuro derrotero en el que pululan sus personajes. Todas las historias son errores que se proponen desde el fondo de la desventura, no hay nada más que hacer. El relato nos inmiscuye en el meollo de una posición parcial, la mirada del hablante, la medida del que sufre, del desgarrado por una realidad que lo maltrata. Se subentiende el fin inconscientemente moral y directivo de las narraciones, que muchas veces buscan un

cierre efectista y taxativo. Esto puede ser un problema, ya que ciertos textos tienen un desarrollo menos preocupado y no se respeta la naturalidad de la narración, cerrándolos de manera forzada, cuando podrían quedar abiertos y a la expectativa. “Noches en la ciudad” corre con confianza las riveras del humor negro, característica fundamental de la impresión que quiere dejar Ramón en la búsqueda de proponernos una superficialidad regulada de las vidas que definen a sus personajes. A los que propone pueriles y desgajados. Quizás podría ser criticable el espectro que asume la narración, intencionalmente superficial, pero donde no puede negarse la importancia de la reconstrucción que el libro intenta buscar: reencantarse, purgar, o releer eso que nos acontece a todos. Aun en relatos bastante tradicionales, Ramón logra ver luces de diferencia, y las cartas son jugadas hacia la masividad: no intenta hacer textos crípticos, sino soluciones narrativas entendibles por todos. Asigna referencias pop como Michael Jackson, Lou Reed o The Smiths, sencillas y leíbles por cualquier lector. Esto se aprecia como una virtud cuando hoy en día los narradores intentan ser cada vez más complejos, hacer novelas enigmáticas que buscan inmiscuirnos en mundos torcidos por su medida. “Noches en la ciudad” es un bálsamo para todas las lecturas condensadas por la histeria posmo, un libro simple que logra construir una narración de una sinceridad fácil, acotada, que apuesta por divertir y ser cotidiano. Quizás no sea un libro que te lleve a las profundidades del ser, tampoco pretende serlo, pero sí se decide a contar buenas historias con una factura trabajada finamente, relatos que rozan la vida cotidiana a la manera que lo hace un cierto tipo de música que susurra al oído todas nuestras desventuras.


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reseñas

Gol de oro

Nibaldo Acero Los Perros Románticos 117 páginas Por Cristóbal Gaete

Un partido delirante es el que se juega en esta novela quebrada a partir del retiro de Carlos Cazely, el primero de los íconos que desfilará por este libro. Tras una digresión muy asimilable al juego biográfico, Acero explica su posición de líbero capaz de la patriada de llegar al otro arco en la cancha del barrio, que funda la voluntad de estilo para convertir el recuerdo en otra cosa. Entonces la voz narrativa da cuenta del partido desde el minuto 83, al que combina con la cronología anual chilena del siglo xx. Hay barricadas y lucha frente a un arbitraje irregular, que nos retrotrae a películas como “Escape a la victoria”. Los 21 jugadores van tomando identidad, nombres de la resistencia o del horror bajo el arbitraje del historiador Gonzalo Vial. Los hipervínculos se suavizan con clásicas publicidades. Acero entrega a ese lenguaje manido el abismo de imágenes que suceden en la cancha, al que incluso se le otorga la responsabilidad de suspender el tiempo, lo que efectivamente sucede en los hinchas del fútbol en los últimos minutos del partido. La hazaña está tan cerca y tan lejos, pero la suspensión funciona arriesgadamente mientras lo político va tomando predominancia. Aparecen mujeres como Gladys Marín y Sola Sierra empujando a la victoria hasta que la propia reserva re-

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novada toma el poder, protegiendo el empate hasta que la pelota sale del Estadio Nacional, en que los balones de reserva son calaveras. El pequeño intervalo antes del alargue implica un aire para fisurar la novela y recuperar la voz extraviada del comienzo, generando una autobiografía deportiva. Esta sección muestra la brutalidad del fútbol en el margen, que no se extravía por estudiar literatura en la uc. Acero cae en momentos de autocompasión y épica de la que se ha apropiado la transnacional, hasta que tuerce y marca su cuerpo y el de sus pares enumerando los abusos sexuales. Los códigos de un país son los que destrozan la novela, haciéndola personal y fuera de juego. El alargue cumple con devolvernos a un partido del que sabemos el resultado. Si en esos minutos finales del tiempo reglamentario Acero se apropiaba del citado filme de Stallone y Pelé, esta vez es de un comercial del cdf que recorre Chile utilizando diversos escenarios geográficos. La pichanga se convierte entonces en movilización y el mismo deporte se opaca ante la interpretación política; todo lo que es tácito antes se vuelve explícito, quizá preso el narrador por la voz radial redundante, en la duda de que la literatura no sea suficiente. Y claro, no es suficiente, pero es en sí misma. Amarilla merece el notorio descuido en la edición literaria y física. La primera, ensucia el libro con construcciones como “se da culturalmente por hecho”, el uso de términos como “trompadas” y el epígrafe de Bielsa mal cuadrado; la segunda, economiza el tóner excesivamente. No hay que ensuciar la pelota con estas cosas, más si en cambio la portada resulta atractiva y coherente con el libro. No obstante estos detalles la patriada del líbero Acero se cumple a cabalidad: “Gol de Oro” es un faro. El autor acaba de escribir un libro notable en su uso de

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grado cero

la memoria emotiva, mucho más hondo que los proyectos transnacionales e independientes que han instrumentalizado el deporte. El gran mérito es politizar la literatura y el fútbol en su sintaxis y realización, sublimando el deseo de los hinchas y jugadores amateurs, abandonando el narrar de manera efectiva para ahondar en la prosa; celebramos estas jugadas inútiles y hermosas, verdaderos goles de oro en una temporada triste para el fútbol chileno.

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Pelagatos

Mario Valdovinos Ril 77 páginas

Por Juan Francisco Urzúa

La novela “Pelagatos” busca construir su estructura sobre la exploración de secciones temáticas para referenciar los hitos del último candor de la niñez en el college caro. Los personajes son una serie de preadolescentes cuicos llamados pelagatos por su intrascendencia, que viven la burbuja de no pensar en cómo llegó el dinero o el pan a la mesa, simplemente lo tienen y lo gastan, pero que sufren las carencias de la falta de tiempo y cariño de sus padres. Estos personajes adultos están embebidos en discursos xenófobos, de un alto clasismo, pinochetista, y su éxito profesional es producto de una constante reafirmación del resentimiento. Adoptando irónicamente la retórica Abc1: solo la clase alta es inteligente, solo lo que hago yo es bueno, el resto son todos ineficientes, para qué pago ese colegio si no te enseñan nada… y un largo etc. Los niños, en todo sentido permeables, toman la herencia de su medio, apartheid que les permite la felicidad al jugar rugby o hockey, alejando de una vez por todas cualquier variación en lo que ellos aceptan por entorno. “Para qué leer tanto, insiste este pechito, si nos vamos a dedicar, yo al menos, al puro y sagrado bizne, ya que tinimos, tenemos, bueno Pa, una asignatura bacán que se llama, justamente bussines y la dicta un gringo seco, de los pocos que salvan, que nos enseña cómo hacer negocios en el futuro y sentarse sobre medio mundo. Ser ricos, cuando jóvenes, forrarse en plata y darnos la gran vida”.

Destaca la inclusión del rugby en la novela, que como deporte ha sido muy poco, o casi nulamente abarcado por la literatura, siendo un punto alto en la descripción de Valdovinos el capítulo homónimo al deporte, en él se puede sentir el olor a pasto mojado, la adrenalina producto de los tackles, la emoción de correr con el óvalo en busca de un try, la sangre del roce, el barro en las orejas y los gritos de guerra. Todo esto vivido por una serie de púberes que creen en el partido como una representación de la vida futura: rudamente, a empellones, pero intentando respetar un Fair Play que no existe. “Pelagatos” séptima novela del narrador, quien cuenta con una nutrida lista de publicaciones en géneros como cuento y dramaturgia, se propone como un vínculo necesario hacia otros registros argumentales: el lenguaje de la alta alcurnia nacional. Volviéndose relevante más cuando en los noventa Fuguet fue criticado por dirigir su imaginario hacia estos tópicos, constatando que hoy en día existe una mayor comprensión de la diversidad de voces que mueven la narrativa, su estética. En este sentido, Valdovinos nos invita a sacar el sesgo y tabúes temáticos, y atrevernos a enfrentar a un texto crudo, distinto, ya que sus personajes son absolutamente divergentes, criados de otro modo, con un sistema de valores lejano: los hijos de los jefes que serán nuestros jefes, que solo estarán bajo nosotros, comiendo pasto, cuando los tackleamos en la cancha.

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Maratón

Macarena García Moggia Cuneta 101 páginas Por Priscilla Cajales

Una pareja dentro de un departamento en el centro de Santiago es la protagonista de “Maratón”, segunda publicación de Macarena García Moggia; su libro anterior es el poemario “Aldabas” (Edícola, 2016). Los primeros encuentros sexuales, las confesiones a cerca de su pasado reciente, los tira y afloja de quienes que tienen una historia en común y que encuentran en una tarde perdida de domingo un paréntesis donde relacionarse de un modo distinto, son la tónica de esta novela corta. La ciudad que nos muestra el relato es una con vista hacia el norte. Silenciosa a ratos, como en la época de verano en la que Santiago se desocupa del constante ajetreo. Una ciudad que se levanta a partir de un imaginario común, pantallas encendidas, el ruido de una ballena que contiene a sus habitantes. Destaca la descripción en el relato, García Moggia no fuerza los adjetivos, es siempre precisa, inclusive cuando construye las divagaciones de sus protagonistas, rasgo que se explica por su oficio poético.

Laura y Diego son personajes saliendo de la juventud, el cuerpo los acusa. Ambos se encuentran en ese momento de la vida en que te preguntas cuándo llegará el futuro que pensaste que sería tuyo. Laura quiere viajar, pero está atrapada por la cotidianeidad o el miedo. Diego ha fracasado en una relación y está en esa crisis, estático. En una ciudad en la que todos creen que van a alguna parte, desde la ambulancia que anuncia la urgencia, hasta los corredores que se autoimponen un recorrido a seguir; estos dos comparten un fin de semana que deja en evidencia el que no van a ninguna parte: “Irse y tener que volver, Laura. Irse irse es otra cosa. ¿Hasta cuándo va a durar esto? ¿Qué? ¡Esto! ¿Hasta los cuarenta? De jubilación a jubilación. ¿Qué

jubilación? Hasta que aparezca algún día la palabra futuro. El futuro de los que corren”. La voz de los personajes no siempre se puede reconocer, y la perspectiva del narrador varía en algunos capítulos, lo que le da al texto una plasticidad que lo enriquece. A través de las confesiones de los protagonistas vemos el pasado, los asuntos sin resolver, también el temple de la relación que van construyendo. Sin tensión, salvo en vagos momentos, la narración mantiene un ánimo similar de principio a fin. Los capítulos de la novela están marcados desde el kilómetro 1 al 42, así resuelve la escritora una estructura similar a la corrida y el desafío de la escritura de una novela. Sin embargo, lo que se erige como una estrategia, también podría resultar una trampa, al no presentarse un desarrollo sustantivo de la siquis de los personajes, sus historias o motivaciones. El relato de “Maratón” está cruzado por una corrida que se ve desde la ventana del tercer piso del departamento en donde se encuentran y el texto incorpora fragmentos relacionados con la preparación física, sicológica y los resultados de la carrera. Sería de esperar que este juego de narraciones paralelas construyeran una estructura con cuerpo único, sin embargo, estas siempre van en paralelo, como dos calles que jamás se encuentran. Los personajes atacan el silencio con sus fracasos, imposibilidades y privilegios; estar largas horas sentada frente a un ventanal viendo pasar la tarde, como lo confiesa la protagonista. Sin embargo, la corrida queda constantemente lejos del pulso de los acontecimientos. El relato se somete a una estructura dual, quiere posicionarse en esa exigencia, como si la autora sometiera su texto a correr completos esos 42 kilómetros de un maratón, pero no logra completar el ejercicio.

Selección Nacional.

Muestra de poesía chilena deportiva / VVAA Pez Espiral 67 páginas

Por Daniel Tapia

Ad portas del mundial de fútbol de Rusia y en medio del desencanto del país entero provocado por la no clasificación de la Roja, ocurren eventos que nos enrostran que la realidad de Chile siempre

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ha sido así. Uno es la aparición de “Selección Nacional. Muestra de poesía chilena deportiva”; realizada por Andrés Urzúa, con 11 autores a la medida de un equipo de fútbol. La ubicación en el campo de juego es la edad, aparecen con la casaquilla desde la uno a la once respectivamente: Floridor Pérez, Elvira Hernández, Erick Pohlhammer, Bruno Vidal, Jorge Velásquez, Jorge Polanco, Antonio Rioseco, Óscar Petrel, Rodrigo Arroyo, Juan Carlos Urtaza y Carlos Cardani. Equipazo que ofrece un panorama sobre cómo ha sido tratado el tema del deporte por algunos de nuestros poetas. Un antecedente de este catálogo es “Poesía chilena del deporte y los juegos”, publicado en 2003 por editorial Zig-Zag, selección realizada por el número uno de este nuevo equipo, don Floridor Pérez, la cual es bastante más amplia, ya que cuenta con 123 poetas. La actitud de rotular “Selección Nacional” como muestra y no antología es una manera de desmarcarse de aquel peso –y humo- conceptual, y dotar a este conjunto de lo que quiere el director técnico. Nunca ha cambiado el panorama deportivo para nosotros. Veamos a ese ciclista malogrado en el poema de Óscar Petrel: “¡pedalea pedalea! / Patricio Almonacid / yo te grito desde este lado del televisor / vuélvete héroe de los perdedores / fúndete, quémalo todo en las primeras tres horas”. La poesía chilena no acostumbra a cantar a los grandes éxitos deportivos (excepto por “Loas al Sport”, un remilgado poema de Luis Pinto, ganador de los Grandes Juegos Florales Deportivos), pues no tenemos triunfos en cuantía y no es ese el talante de los autores que conforman este equipo. De fútbol no es de lo único que se habla, pues aparecen el ajedrez, la halterofilia, el boxeo, la gimnasia, y cruzan estos poemas protagonistas

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que son en su mayoría “gente de verdad”: el alcalde de Lota fusilado en 1973; el cyborg de la Vega Central; Jesús Trepiana, portero suplente eterno de Unión Española; Armando Millán Manquilepi, muerto en dictadura; Rubén Jacob Carrasco, poeta wanderino; un boxeador acabado y otro que sueña con serlo, etc. Gente que no tiene entrenamiento adecuado, a la que le fue negada el éxito y que, contrariamente, reciben las crueldades del mundo moderno como presea. La actitud política del libro nos sigue advirtiendo que desde la dictadura no ha cambiado nada en nuestra realidad, como en el poema de Bruno Vidal, donde nuestro primer coliseo deportivo es perpetuado como centro de detenciones y fusilamientos: “Antes de despertar violentamente escucho el tableteo maravilloso / de esas ametralladoras que fueron emplazadas / en la víspera por mi Sargento Sotomayor / Yo a toda prisa me voy por la Avenida Maratón / Todo el vecindario de Villa Olímpica duerme profundamente”, o como en el poema de Elvira Hernández, en el que seguimos yendo a votar como si fuera una práctica deportiva donde se elige al menos peor, pero seguimos validando la constitución de Pinochet. Esta colección de poemas deja con la extraña sensación de no poder encontrar dentro de ella otro tópico que no sea el del fracaso, esa amargura de que alguien te está ganando algo, no importa qué: una partida de ajedrez, una carrera, una oportunidad, quizás tu jefe te explota, los políticos y o los empresarios que te defraudan. Así es la realidad en Chile, país que posee la extrañeza más grande en su poesía, la que siempre procura mostrar lo mejor ahí donde nadie lo ha visto.

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La prueba de resistencia de Elvira Hernández John Uberuaga.

Décadas de silencio tuvieron que pasar para conocer la hondura de esta poeta, pero en lugar de parecernos detenida en un momento de la historia, ha logrado montarse al tiempo; su resistencia ha sido siempre contemporánea.

Por Cristóbal Gaete

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n un café cercano a la Biblioteca Nacional escribe Elvira Hernández, la puedo ver un momento antes de entrar; atraviesa nuestro deseo de reducirla a su pasado, de imponerle un status de canon. Parece una anónima señora frágil redactando, pero resulta gigantesca al aislarse del ruido; está suspendida de las risas del café y la música ambiental. Impone, al seguir escribiendo, su incombustible contemporaneidad. Engañan la calma de su dicción y sus pasos tranquilos, en esos manuscritos la realidad se vuelve materia poética que revela matices que no conocíamos. Si las aves han volado en numerosos libros en la poesía joven chilena estos años, ella los aterriza a la realidad con “Pájaros desde mi ventana” (Alquimia Ediciones,

2018) para que recojan elementos de la contingencia tanto social como cultural. “Cuaderno de deportes” (Cuarto Propio, 2010), circula justo en el tiempo en que comienza la ola de publicaciones anecdóticas y épicas sobre el deporte chileno; logrando estetizar este elemento destinado a convertirse en producto de consumo, incluso en el ámbito de las letras. Hoy Elvira Hernández, nombre artificial, significa una escritura reconocida por premios como el reciente Jorge Teillier de la Universidad de la Frontera, pero sus poemas tuvieron que hallar su espacio en los subterráneos de la política de los ochenta, en ediciones fragmentarias, lejos del confort que actualmente hemos alcanzado. La autora primero es editada fuera: “cuando llegué a Argentina no sabía qué me estaban

pidiendo, porque en el fondo tú adquieres los hábitos del lugar donde vives. Cuando manejaba afuera lo hacía como acá, la gente estaba espantada, estaba haciendo algo mal. Acá es sobrevivir, no manejar. Una argentina me dijo reacciona, te están pidiendo un manuscrito. Allá los editores cumplen la función de editores, van a los lugares, escuchan lo que les interesa, lo que no les interesa; acá no hay nada. Uno va a la editorial porque a lo mejor te van a publicar, como si fuera un favor”. En tu pasado hay muchos formatos de edición, uno de ellos es el mimeógrafo. ¿Podrías explicarnos cómo funcionaba? Uno partía haciendo una matriz en una hoja larga de un material especial plastificado. Le bajábamos la cinta de tinta a la máquina de escribir y la tecla que golpeaba

al desnudo la hoja y picaba y dibujaba la letra. Luego se llevaba a una máquina que tenía una palanca que hacía pasar adosada la página para que se imprimiera con tinta. Con eso se hacían revistas manuales que se corcheteaban, se podían hacer en cualquier papel. Recuerdo que no solo se usaban hojas blancas, sino también papel bruto, craft, que era muy de esa época. ¿Cuánto era el tiraje? No eran tirajes muy grandes, el stencil no resistía mucho, se reventaba y quedaba una mancha. No era tan fácil. Tampoco estábamos preocupados de hacer muchas, porque no se podía almacenar, se hacía lo que se podía y se repartía. ¿Eran decenas, llegaban a la centena? Sí, puede ser. ¿Cómo era la circulación de esos ejemplares?


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Mano a mano. Siempre se iban pasando de a poco, pasabas una y te decían dame cuatro. ¿Esas ediciones las hacías sola? No, yo colaboré con otros que tenían más habilidad para hacerlo. Era una cosa eventual, a veces yo llegaba y estaban haciendo algo. Todas esas dificultades le debían dar una carga al hacer muy distinto. Claro, porque todas esas publicaciones eran semiclandestinas. Podían ser muy inocentes, pero era el hecho de que imprimieras algo lo peligroso, la dictadura estaba a la caza de las imprentas. Si tú andabas con una inocente impresión de mimeógrafo, ellos querían saber dónde estaba. El mimeógrafo era guardado como un tesoro. ¿Ese ánimo persecutorio era solo por fines políticos o tenía alguna otra intención de corte comercial? Buscaban a la gente que hacía las declaraciones. Los centros de alumnos tenían mimeógrafos. Lo interesante es que no sólo prestaba servicio a la política. Se imprimió mucho en ese tiempo. Quizá lo que más posibilitaba que hubiese algo era ese medio, porque los libros empezaron a circular después. ¿Se conservó una cantidad importante de ese material o simplemente desapareció? No. Alexis Figueroa con alguien más hizo una exposición de todo ese material que circuló, si mal no recuerdo, en la Biblioteca Nacional. Había poemas que solo querían decir algo y que no tenían más duración que la del día. Muchos poemas de esa índole y de esas características existieron, porque daban una respuesta. Creo que esa es una cuestión que existe desde siempre en la poesía, piensa en la lira popular. Existe un material que no tiene mucha visibilidad, pero que en condiciones como esas tiene más relieve, se hace más necesario. Se podría decir que a esa poesía le caben los adjetivos de política y pública que han utilizado para tu escritura. Los que escriben con más tiempo también le dan otra perspectiva, el caldo de cultivo está en ese momento. Todos son parte de ese período, lo que pasa es que la crítica solo se fija en lo que aparece, no se da tiempo para ir a buscar. La exploración en profundidad mayormente no se hace, se toma lo que ha logrado avanzar en el tiempo y esta suele ser una producción elitista. ¿Por qué crees que la crítica no profundiza? Acá no profundiza porque vivimos en el descampado. ¿Cuántos suplementos tenemos en circunstancias en que la circulación se reactiva con las editoriales independientes? Salen libros, pero, ¿quién los recoge aparte del lector? De pronto la crítica necesita llegar hasta un punto. Existen reseñas, pero resulta que las reseñas deberían estar a la orden del día, todo libro debería tener una, es lo mínimo que se pide. La crítica debería llegar hasta ese punto y recogerlo, pero como no lo tiene entonces parte por una reseña y luego con el artículo. Nos manejamos teniendo que romper muchos moldes, sin tener ciertas formas básicas

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para poder llegar a desarrollar un trabajo crítico. Piensa tú que lo único que hay son las presentaciones, que luego se adaptan. Además siempre tienen un ademán celebratorio, es complicado leerlas en serio. Las presentaciones se escribe en complicidad con el autor, con un apoyo incondicional con el libro. Es un elemento, pero no es una pesquisa crítica. “Meditaciones físicas por un hombre que se fue” son unas postales, ¿qué tenían al reverso? El número, para darles orden. A mí me interesó el Arte Correo en algún momento, hice un sobrecito donde metí tres o cuatro postales y las envíe, tenían una estampilla con un hombre desnudo que me hizo un amigo. El poema está situado en un contexto político dictatorial, no omite esa parte, pero pareciera que es un poema romántico.

Yo nunca quise hacer una carrera literaria. Debería hacer un registro de todo lo que hecho, no lo hago. Entonces me dicen por qué no pasas una suerte de cronología, pero funciono muy al día. No estoy pensando que tengo que entregar un dossier de cosas para que me postulen a algo, no tengo nada. ¿Cómo elegías a tus lectores? Eran mis amigos, no era el lector que tú quieres conquistar. Eran amigos que escribían, nuestro intercambio tenía un grado de fraternidad, de crítica frente a los modelos con los cuales nos vinculábamos. Éramos un grupo, de hecho estas meditaciones están escritas el año 89 donde yo me vínculo con una gran cantidad de escritoras después del Congreso de Escritoras del 87, entonces se vio ampliado el círculo. Eres bastante generosa con las editoriales independientes. ¿Por qué entregas tus textos así? Uno ve escritores que tienen mucha estrategia, que son muy celosos. Yo nunca quise hacer una carrera literaria. Debería hacer un registro de todo lo que hecho, no lo hago. Entonces me dicen por qué no haces una suerte de cronología, pero funciono muy al día. No estoy pensando que tengo que entregar un dossier de cosas para que me postulen a algo, no tengo nada. Siempre estoy entregando algo que esté inédito, porque eso permite hacer visible al grupo que hace un esfuerzo por publicar. Busco poemas inéditos y encuentro agendas de tiempos de la dictadura que surgen de repente. En una venía un poema

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de un momento en que las protestas arreciaban y la dictadura decidió reprimirlas duramente. En la zona de Pudahuel ametrallaron una población y las balas atravesaron y mataron gente que estaba en un comedor. La dictadura se regocijaba de ese tipo de cosas, que hubiera una protesta por un lado y que alguien cayera muerto en otra. Que paguen justos por pecadores causa mucho temor. Había cosas que casi te hacían llorar, ese poema surge en ese momento. Un grupo de mujeres estaba sacando esa agenda y se las pasé. Lo hicimos varios. Ese poema no fue recogido por nadie. ¿Hay muchos textos más perdidos? Muchos más. Yo escribo, no estoy pensando en publicar. César Aira publica en muchas editoriales de distinto tamaño. Hace poco un coetáneo armó una bibliografía de él. No tengo memoria para ese tipo de cosas. Ni tampoco pienso que debería recordarlas. ¿Cómo absorbes políticamente la información de la realidad? En “Santiago Waria” (1992) incluso hay vaticinios que se cumplen en la transición. El poeta es alguien que está metido en la chuchoca, yo interpreto lo que dice Eliot: “El ser humano no soporta tanta realidad”. En ese momento yo me retraigo y escribo, estoy hasta las masas. Tengo una vida cotidiana como cualquier chileno o chilena que busca sobrevivir, entonces estoy percibiendo entremedio, no a distancia. Quizá mi única elección consciente es que mi espacio de escritura no iba a ser una subjetividad íntima sino que mi subjetividad se iba a dispersar en un objetivo común. Ese es el lugar que yo ocupo. El resto es la escritura, que no es algo que piense por anticipado, diciendo que voy a escribir de esto. Es un impulso, sorpresivamente al escribir aparecen ciertas cosas que no podía pensar previamente. En estos momentos en el gam tengo un trabajo sobre la creación, tenía que elegir formato: libro de artista, performance, video, tablero de referencias. Yo elegí el tablero, adapté a eso un pizarrón y lo saturé de cosas. Mientras estaba escribiéndolo logré hacer consciente que cuando empecé a escribir tenía en la cabeza un alto de cosas y luego cuando alguien me preguntaba no podía verbalizar nada, porque traicionaba todo lo que había pensado, y decía cosas de las cuales luego me tenía que arrepentir. Con la escritura también. Con el tiempo determiné que mi sistema de traducción era imperfecto, y entonces finalmente logré hacer una suerte de movimiento en que la escritura fuera una cosa sin planificación, salía en el momento, pero se cruzaba con muchas cosas. Tengo una suerte de idioma pensante que no puedo traducir. Germán Carrasco menciona en un artículo de la Revista Santiago la biblioteca Bellarmino como importante en tu formación. Es donde está la Universidad Alberto Hurtado. Ahí había una biblioteca efectivamente clandestina, porque tenía libros y revistas que llegaban en valija diplomática autorizados por el Vaticano. Llegaba Casa de las Américas, libros de marxismo, etc. Las bibliotecas habían sido expurgadas. Este era

Apuntes de destrucción y reconstrucción en la poesía de Elvira Hernández Por Analaura Núñez

Esta autora fue parte de la primera ola feminista de los 90 en Chile, escribió cuestionando los símbolos patrios de la bandera, se refirió a sí misma como “india”, contó la violencia que aquejaba el contexto de vuelta a la democracia, un tremendo cambio en Chile, después de haber vivido tanto tiempo en dictadura. Puedo vislumbrar humor en sus páginas, cuando escribe palabras como “chaíto”, como diciendo chaíto a toda la tradición deshojada parar abrir puentes a otras formas de poesía, a otras formas de entendernos, de entender nuestro cuerpo, de cuestionarlo. De pensar en por qué nos maltratamos o nos dejamos maltratar. “¿La paz? La silueta que no se recorta ante los ojos de sus observadores. Estamos en el corredor del espectáculo. Al frente es la franja de Gaza.” Termina este verso el poema “Escenario de paz/escenario olímpico” del libro “Cuaderno de deportes”. Y pienso que todos somos espectadores, sobre todo ahora. La violencia se vivió y se sigue viviendo, ya sea en la calle, en las universidades, en la familia, en el rubro creativo y sin embargo, Hernández pareciera llamarnos, como encriptada, a dar cuenta de que además de ser espectadores, estamos siendo partícipes del mismo show. Combato cada día conmigo misma para observar y escuchar testimonios de mujeres que han sido violadas de tantas formas, de enfrentarme al sexismo de cercanos, de actitudes que uno quisiera que no existieran, las veo en amigos, en pololos, en padres, incluso en mí. Y es que hay que enfrentarlo todo, tirarse a la piscina de manera violenta, romperse a sí misma, descubrir nuevos espacios que habitar para salir del corredor del espectáculo y entrar al escenario no de paz, sino al escenario olímpico de lo derruido para reconstruir todo, una vez más.

El poeta es alguien que está metido en la chuchoca, yo interpreto lo que dice Eliot: “el ser humano no soporta tanta realidad”. En ese momento yo me retraigo y escribo, estoy hasta las masas.


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En la línea de fuego Por Flavio Dalmazzo

Nunca escuchó “pequeño dios”, menos “pequeño yo”. Ajena a modas, narcisismos, cálculo y zonas de poder, la obra de Elvira Hernández ha crecido en una temporalidad propia, ramificándose inquieta, con el oído pegado al entorno y el ajetreo común. Su escritura descarnada, filosa y esquiva, surge a partir del ejercicio de una insobornable lucidez: aquí la piel piensa, los ojos tactan y la lengua cruje conforme al derrotero feroz de la modernidad occidental. Poesía de la deriva y la inconformidad, en ella todo es arrojado a la hoguera de la escritura: experiencia personal y colectiva, habla de la urbe, cosas oídas, memorias, topografías, citas, imágenes hechizas, discursos públicos y publicitarios. Incluso la identidad y el nombre propio se han sometido al estricto trabajo de las palabras, del silencio. Porque la poesía es una actividad que demanda una fidelidad radical al desarrollo interno de la materia del

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un lugar agradable para ir, yo estudiaba en el Centro de los Estudios Humanísticos y odiábamos ir al Instituto Chileno Norteamericano porque éramos antiimperialistas, me dolía la guata sentarme. Copiábamos a mano poemas de Cummings, de Pound. La Biblioteca Nacional era atrozmente desagradable y parecía que esperaban a los sospechosos que buscaban leer, íbamos solo si el libro no estaba en ningún otro lugar. Daba la impresión que te observaban, en ese tiempo el estudiante era un sospechoso. ”Pájaros desde mi ventana”, último libro que publicaste, está también en la antología “Los trabajos y los días”. Se fue armando hace mucho tiempo, desde el año 2012. Extraje de ahí unos cuantos en otra secuencia y en el último me interesó el que pudiera notarse la sintaxis del libro. Hay textos con valor de poema, pero hay otros que están más cercanos a una escritura que es nexo a otra de mayor envergadura. Quería que se notara que la escritura es una cosa irregular, con distintas temperaturas.

lenguaje. Su obra enseña así una cuestión que atañe a la tardanza: hay que demorarse lo necesario, pues en poesía la única urgencia que vale es la urgencia de la escritura. Hay que tener calle para descifrar a Elvira Hernández. Leerla implica arriesgarse, avanzar por lo inseguro y lo inestable. Contra la banalidad de los tiempos, a la intemperie, sus textos han apostado y siguen apostando por el hueso del fundamento: “Oh palabras, no es necesario traje / sino desnudez”, reclama. Me parece que su escritura es la más contemporánea de las que nos rodean. Y que leerla y releerla es una tarea impostergable: pues, parafraseando a Benjamin, su poesía también nos muestra cómo forjar palabras inútiles para los –siempre camaleónicos– fines del fascismo.

Las venganzas hermosas de Elvira Hernández Por Breno Donoso Betanzo

Releída parte de su obra, “La Bandera de Chile” (1991), “Álbum de Valparaíso” (2002), “Cuaderno de deportes” (2010), a cada momento pareciera que Elvira me enseñara, inculcara, la escritura y la poesía como oficio. No por eso, menos dada a ciertas cuchilladas. Esta escritura no se deja almacenar, huye de juicios vagos y primeras impresiones; merece no solo una buena capacidad de interpretación, amerita pasión y disciplina para palpar sus raíces amargas. Paródica, esperpéntica, política: los adjetivos no dan abasto con esta obra que entabla diálogos y develados juicios; que hace artesanía y desajusta las posibilidades del lenguaje. A reclusión e intemperie, sus poemas desprenden rayos de lucidez sobre las formas absurdas, sórdidas y violentas de la identidad chilena. La ironía, la mascarada, le surten la tribuna anónima y contingente a su falsa arenga, a su antipoesía. La obra de E.H es un chiste severo sobre la realidad. El permanecer año tras daño entre estos zombis-urbe, la ha llevado a conocer muy bien las artimañas, mañas e injusticias del Empire Chilean.

Trilogía de deportes ¿Para ti existe una conexión entre literatura y deporte? Ambos son un espacio público, y ese es el que a mí me interesa explorar. Pensemos que los poetas en la Grecia antigua estaban en ese lugar, con muchos intereses también. El deporte es una zona que han intentado demarcar como una suerte de pureza para el ser humano. Si la persona está deprimida le recomiendan que haga deporte, si estuvo en proceso de drogadicción, si pasa mucho tiempo en el computador. No es un lugar ajeno a los intereses. Son muy utilizables, ya sea amateur o financiado. Los futbolistas son el gran negocio, sus cuerpos se transan en el mercado, valen miles de miles de millones, los examinan con lupa. Hay representantes, gente que los compra y los vende. Alguien pertenece un tanto por ciento a distintas empresas. Todo está bastante lejos del origen del ejercicio, que estaba vinculado al cuerpo, y también al ámbito mental. Después cuando se empieza a hablar de competición, término que yo no uso, sino derechamente competencia, el asunto se extralimita. A algo que era gratuito, ahora puedes sacarle partido, hacer un negocio. Es un lugar de ilusión, de simulación, porque no es el lugar puro, a esta altura es de alienación, ha dado la vuelta. Estabas consciente que la literatura chilena no se había metido mucho en el deporte al escribir el “Cuaderno…” No, pero me metí sin pensarlo siquiera. ¿Aventurarías alguna idea de por qué no se acerca la literatura chilena al deporte? Quizá sea por el grado de percepción que se tenga de la literatura, de la poesía. Si la poesía es un mero trabajo estético no va a llegar a ese lugar. Si la poesía es la expresión de un yo, tampoco podría llegar a ese lugar tan fácilmente. Yo siento que mi poesía es también un lugar de conocimiento para mí y en ella descubro relaciones que de otra manera nos descubriría. ¿Hay algo que esté tomando una dirección?

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Sobre “Cuaderno de deportes” tengo que decirte que a veces uno habla de trilogías, la ciudad es una, hice Santiago, Valparaíso y luego salió “Santiago Rabia”, pero en deportes yo publiqué una parte. Después quedó un remanente que se llama “Pruebas de resistencia”, que es una transición a la que le doy vueltas a cada rato. Hay una tercera parte, la que más me interesa. Espero sacar “Pruebas de resistencia” luego, no es algo muy voluminoso. Fuiste a leer a una toma feminista en Valdivia ¿cuál es tu opinión de ese proceso? Es otra oleada reivindicativa de las mujeres en busca de derechos que no tienen, que no tenemos. Las mujeres carecemos de libertad personal, nuestros derechos están mutilados. Es absolutamente necesario, sobretodo porque se piden cosas a nivel educacional. Cuándo fuiste a leer a la toma ¿la gente te conoce, la gente lee? Había gente muy ligada a la lectura de autores chilenos, había una conexión. ¿Cómo ves la relación de universidad y sociedad? Yo la veo dentro de una gran complejidad, porque la universidad no tiene claro para qué está, cuál es su lugar. En mi época era el motor, principalmente porque había universidades como la Chile que se extendía hacia una función pública. Hoy con la privatización todo está confuso. La universidad rectora ya no lo es, se le aserruchó el piso en dictadura. Todos dicen que cumplen una función pública, todo se vuelve neblinoso, no se sabe dónde están

pugilato

los límites, no tenemos definiciones claras, no estamos en el mejor momento en esa relación. Hay algo particular, los autores de las nuevas generaciones te quieren, varios tienen anécdotas contigo. Es espontáneo. Nos reímos, coincidimos, estoy interesada en las cosas que hacen lo más jóvenes porque uno ya hizo su parte, escribe desde ese tiempo, a pesar que somos coetáneos, que estamos todos en el mismo tiempo, uno viene desde antes y abandonará este tiempo luego. Y porque siempre está en mí el interés por saber cómo va a seguir esta cuestión, porque tenemos una suerte de tradición, una de las pocas cosas que todavía no se han destruido. Desde ahí me vínculo con ellos. Soy una observadora interesada. Es un interés que no debería perderse nunca. Se da también en Verónica Zondek, Carlos Cociña y Soledad Fariña. ¿Qué te interesa ahora? A modo muy general hay un fenómeno con la parte sonora de la palabra. Eso antes no se daba, en mi época la poesía estaba regida por el ojo y toda sintaxis era visual, como la poesía de Juan Luis Martínez, de Guillermo Deisler. El libro de Juan Luis detiene eso, es un libro muy proteico que detiene ese fenómeno. Luego comienzan los poetas más jóvenes a destaponar el oído en relación a la palabra. Este es un período en que los poetas tienen banda, y otros que no la tienen, pero que la cantan con ritmo. Todavía no se ha hablado de eso.

La tensión la mascan los dientes. Sin protector da lo mismo escupirlos si pronto nos iremos a las manos. Vana memoria es apuntar nombres: Eufemo, Bato –el tartamudoHierón, los anfictiones. Las ciudades nacen solas, sin nada que les cuadre y es un gozo destruirlas De paso, no hace falta que los contendores bajen al cuadrilátero. Las razones no están ni en las graderías ni en la platea. Vuelan por los aires. Son cascotes, fierros, tablones, mallas, cañerías. Pequeñas fogatas iluminan la tarde. Estamos presentes. De “Cuaderno de deportes” (2004-2010)


LIBRES CREADORES

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VERMOUTH –ESTEBAN SALINERO– EDÍCOLA –157 PÁGS. De “3” “La aparición del muchacho en nuestras vidas fue a comienzos de los ’80. El Martillo Ávalos andaba por los trece y yo lo había encontrado una tarde llorando y dándole puñetazos a una pared de la calle Placer. Lo abordé y le dije que para eso mejor le iba a dar al saco de arena de la academia. El muchacho aceptó. Fue en una de las giras a Argentina, que ya se habían hecho una tradición veraniega del San Fermín, cuando vimos que lo del muchacho iba en serio. En mi caso, acompañé al representativo sólo para despejarme un par de semanas tras la separación con mi ex mujer. El muchacho tumbó a todos los peloduros trasandinos que se le pusieron por delante, nueve en total. Este pinta para grande –me dijo Polanco unas semanas después–. Si lo que vimos en Argentina se mantiene acá nos vamos derechito para arriba. Bastó una sesión de guantes con el Jornalero Matus, que se alistaba para la corona mundial de los wélter ante el africano Azumah Nelson, para que nuestra promesa se hiciera una realidad. El muchacho con apenas dieciocho años desnudó todas las falencias del retador a la corona y Matus caería en el tercero sin apelación ante el nigeriano. De ahí a foguearse en Miami hubo un solo paso. Polanco aceleró todo y a los veinticuatro El Martillo Ávalos ya era campeón continental de los semipesados, campeón nacional en tres categorías distintas y yo, desde el rincón, no dejaba de creerle al Rucio ni a los puños que habíamos encontrado. Por primera vez en nuestras vidas le dábamos el palo al gato, o al tigre como dice Sotito. La casa propia, los avisos comerciales, uno y otro rival, algún paquete metido por ahí para levantar el ánimo y mantener el negocio y el nivel. El casorio con la mina, el auto, el premio al deportista del año, la cabra chica, la borrachera, la farra, la fiesta, la afición por las putas caras, las peleas con la mina, la película en que hizo una aparición, la prensa, la tv, la fama, el auge y caída, y el peligroso resbalón. Luego vino un par de derrotas y caerse para levantarse de nuevo, una especie de semirretiro casi llegando a los 30 y después la reactivación de la maquinita para llegar a lo de Seúl, en lo que he llamado los últimos estertores de una carrera que pudo ser gloriosa. Polanco retornó hace apenas nueve meses. En México, el Rucio cayó en manos del Chalo Blanco, un representante de fut-

libres creadores

sobre

el

autor

Periodista. Finalista del concurso de cuentos Paula y Max Aub (España), ganador de los Juegos Literarios Gabriela Mistral en cuento el 2007. “Vermouth” es su primera novela.

bolistas y boxeadores que le ofreció una parte del negocio si se hacía cargo de la presidencia del Zopilotes fc. El Chalo Blanco lo recibió con los brazos abiertos, más bien con las manos abiertas para que el Rucio pusiera sobre estas el cheque que lo acreditaba como uno de los tres socios mayoritarios de Zopilotes y que lo encumbraba en la presidencia. Por debajo iba la idea de hacerse de un par de representados en el fútbol azteca, con Blanco haciendo de intermediario en una madeja que involucraba al cartel de Juárez como financista y de quienes Blanco es cercano. Los amigos del cartel le aseguraron al Rucio un departamento en el acomodado barrio de Lomas de Chapultepec, un auto a la altura del presidente del club, fiestecitas, una secretaria danesa salida de un cabaret y bien contactada con el negocio de la noche, al cual Blanco también estaba ligado, y un guardaespaldas rumano por las dudas. Sí, rumano. El mismo rumano del que he hablado hace un rato y con que el muchacho se verá las caras mañana arriba del ring. Con todo eso, el Rucio ya daba el gran salto y se olvidaba del San Fermín, cerrado tres años antes, del muchacho, de mí –a quien muchas veces llamó mi fiel escudero– y de toda la mierda de quesos, pellejerías, gamulanes y cueros que estaban años antes en su ascendente historia. La vida tiene estas vueltas medio extrañas, medio cabronas, porque por más que uno diga que pagó todo lo que tenía que pagar y que alguna vez la vida a uno debe sonreírle, siempre, siempre, como si alguien estuviera metiéndole maldiciones, brujerías y vudú al futuro, viene la caída, el porrazo fatal, el k. o. medio traicionero. Polanco creía haber consolidado su negocio en México, tocar la cúspide, aunque la cochinada siempre está latente en este tipo de negocios. Ya cansados del chileno, como lo llamaban, los amigos del Cartel de Juárez aprovecharon el cumpleaños de Polanco para darle la despedida. Tras un año y seis meses al mando del club, pocas cosas cuadraban en los balances contables. El asunto del cumpleaños fue bastante simple. Los del cartel movieron algunas influencias y filtraron a un par de medios escogidos un presunto uso de cocaína en el camarín del club. Polanco conversó con Blanco, con José Manuel Tejeda el entrenador, con cada uno de los jugadores para asegurarse de que no existía nada de eso. Recibió solo respuestas negativas, todos le aseguraban que la blanca no corría en el camarín ni fuera de él, sólo cerveza y tequila al finalizar cada entrenamiento y todo plenamente autorizado por el técnico hasta tres días antes de cada encuentro, pero de blanca nada. El Rucio salió al cruce del rumor ante los medios y dijo que, de ser necesario, sometía a todo el plantel e incluso a él mismo y al cuerpo técnico a un control antidoping ante notario y certificado por la Federación. Y así fue. El día de su cumpleaños alguien, esa mano siempre negra, se encargó de mezclar la sal del tequila, taquitos, enchiladas y del asado con algunas dosis de cocaína y al Rucio se le vino la noche sin avisar ni decir agua va. Dos días después, creo que fue un lunes, los de la Federación le cobraban la palabra, examen de sangre y todos positivos por cocaína, carajo. Polanco retornaba a Chile, en una de sus tantas fugas, sin escalas ni intermedios, apenas con lo puesto, con ganas de ubicarme a la brevedad y queriendo saber cómo estaba el muchacho, un año y medio más tarde de lo ocurrido en Seúl. Voy por otra de Vermouth”. ✴✴✴


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PELOTA COSACA– JERÓNIMO PARADA Y ANDRÉS SANTA MARÍA–LA POLLERA –141 PÁGINAS. corea del sur: un kibun para la victoria Desde algún plano desconocido, allí donde todos los ancestros coreanos observan las obras de su descendencia, una pesada carga se cierne sobre la selección nacional de fútbol y sobre los habitantes de la península. Los padres de sus padres y las madres de sus madres, en una cadena incesante que se remonta a los orígenes del pueblo, contemplan con particular atención la obra de esta generación de jugadores ad portas de abordar tierras rusas, y la de toda una nación convencida que sus antepasados vigilan sus acciones. Si son honrados por sus acciones, les otorgarán felicidad y abundancia; en lo contrario, los sumirán en pobreza y miseria cuando juzguen sus actos como ignominiosos para el linaje. En una especie de gran galería interdimensional, llenada por una infinita hinchada de espectros obsesionados con las vidas de sus sucesores, habitan millones de almas que resumen en su variedad cada etapa de la historia de Corea. Se encuentran ahí los caídos en la primera gran unificación de los reinos de Silla, Goguryeo y Baekje, los testigos de los años dorados del reinado de Sejonge y los millones de soldados exterminados en más de un milenio de guerras. Desde aquellas tribunas del inframundo contemplan el presente los torturados y aplastados por el intento de colonización japonesa, los treinta y tres patriotas coreanos que el primero de marzo de 1919 se juntaron en el Parque Pagoda de Seúl para proclamar la Independencia y, sin duda con un lugar privilegiado en un palco espectral, aquellos que dejaron la vida en la fratricida Guerra de Corea, impulsada por las ambiciones caníbales de los imperios estadounidense y soviético. Por su parte, los jugadores de las Selección saben perfectamente, ya sea en un partido de clasificatorias en el Estadio Olímpico o en algún otro reducto en el mundo, que su aliento proviene de hinchas que desde múltiples dimensiones exigen ser honrados por gladiadores que hayan sabido esculpir con grandeza su propio kibun. El kibun, que podríamos entender como un rostro, una imagen que reúne lo físico y lo emocional como símbolo de nuestra individualidad, es el concepto crucial y raíz de la virtud y belleza de la cultura coreana y por ende de su fútbol. En su compromiso grupal, en su sacrificio incuestionable y en la lealtad absoluta mostrada a la dirección técnica de Shin Tae-Yong, se va tejiendo un kibun colectivo que pueda conseguir la titánica tarea de complacer a todos

y cada uno de los que fueron coreanos en otros tiempos y a la vez derrotar al adversario. Vale la pena reconocer que en el presente, los acontecimientos indican que esas hordas de espectros ancestrales no están precisamente conformes con el espectáculo que se les ofrece. ¿Cómo pudieron los coreanos permitir ser divididos por los apetitos degenerados de las potencias extranjeras? ¿Qué clase de inaceptable mamarracho es ese de las dos coreas, cada una absorbida por la estética de ideologías que son ajenas y que diluyen la sagrada influencia de Buda y Confucio? ¿Cómo pudieron terminar sus descendientes como ovejas de un líder incuestionable o sumergidos en el vacío de aparatos digitales y una vida entregada al trabajo como fin y no como medio? Atrapados en la era de la hiperconectividad, enfrentadas sus existencias y las del mundo entero a lo que el filósofo ByungChul Han describe como “el infierno de lo igual”, el kibun de la selección coreana será determinado por el efecto que provoquen en su espíritu las billones de almas que los observan, y si estas son finalmente un impulso o un tormento. La vigilancia interdimensional puede acercarlos peligrosamente a la paranoia y la locura, peligro que sólo podrá ser evitado si logran enfrentarse a los demonios más feroces propios de su tiempo. Deberán reconocerse como distintos y únicos, reconectarse con la alteridad de la tierra por sobre lo digital que no pesa, no huele, no opone resistencia. Esa realidad abolida deberá servir para proyectar un renacer de sus raíces, y lograr así darle un significado profundo a un gol de Son Heung-Min, que pueda ser celebrado por un grito atemporal, un alarido que se haga simultáneo en una misteriosa extensión de tiempo y espacio que configure un acontecimiento en que los lazos del pueblo coreano como presente y pasado se conecten en una armonía renovadora.

sergio ramos: los reyes católicos En el Palacio de los Vivero en Valladolid, dos adolescentes se miraban fijamente parados sobre un altar. A su alrededor, una numerosa pléyade se alistaba para presenciar una unión que cambiaría el curso de la historia. En

grado cero

sobre

los

autores

Jerónimo Parada es Licenciado en Filosofía de la Universidad de Chile, actualmente cursa un magíster en Estudios Literarios en la Universidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado como profesor de filosofía, escritor y asesor. Fue dramaturgo del proyecto Rizoma. Andrés Santa María es Periodista de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, dirigió la revista de Arte y Cultura del Centro Cultural Casa Abierta de Concón y actualmente desarrolla el proyecto radial Nómades. Ambos son coautores de “Pelota sudaca” (2015) y han colaborado en las revistas Vice y De Cabeza. Este nuevo libro perfila los países y jugadores de cara a la cita mundial.

Roma, el Papa Paulo II rogaba el perdón para los monarcas incestuosos, mientras los jóvenes primos se aprestaban a iniciar juntos una misión más grande que cualquier espasmo moralista, más importante que el amenazante mito de la genética: la nación hispánica. Desde entonces, incontables mártires han resistido innumerables tormentos para defender la integridad de España, dentro de los cuales Sergio Ramos se erige con justicia entre los más fieros representantes. Es en las clases de historia, en su escuela, cuando conoció a personajes dotados de virtudes que inspiraron sus características como futbolista: la fiereza y determinación que lo convertirían en un artista de la destrucción. Existen claros indicios que en su espíritu se depositó el invisible polvo cósmico dejado por los más fieles servidores de la Corona. En cada remontada del Real Madrid y de la selección, impulsadas por un imposible balón recuperado o un cabezazo milagroso, encontramos a Pelayo, el primer Príncipe de Asturias, que liberó a su pueblo de la dominación musulmana e inició un linaje imperecedero. Su sacrificio en el campo evoca a notables hombres de armas como el Almirante Blas de Lezo, quien pese a sufrir la amputación de una pierna, la pérdida de un ojo y la parálisis de su brazo derecho, no desistió nunca en volver una y otra vez al campo de batalla. Pero sombríos episodios se ciernen sobre todo lo que ha dado felicidad y sentido a Ramos a lo largo de su carrera. Fue probablemente en alguna jornada en el Camp Nou en medio de un duelo ante el Barcelona, con la bandera catalana extendida en las gradas y desatados cánticos antiespañoles animados por propios compatriotas, cuando sintió que la integridad de su patria estaba en peligro. En frente suyo, los de camiseta blaugrana –algunos de ellos compañeros en la obtención de la Copa del Mundo de 2010– se erigían como el símbolo de una Cataluña dispuesta a desmembrar siglos de historia y comenzar un camino propio: un abismo sin fondo comenzaría a tragarse el legado de Isabel, de Fernando, de Pelayo, de Lezo e incluso a él mismo, y también a los mártires que mantuvieron a flote a la Corona. Desde entonces, la posibilidad de que cada partido defendiendo a la selección pueda ser el último se ha transformado en una trágica motivación: porque si aquel fatal momento llega y se extinguen los recuerdos de la bandera española, la mirada ingenua de Felipe VI y el mismo Palacio Real de Madrid, también se desvanecerán de su memoria aquellos que alguna vez fueron sus compañeros, y deberán prepararse para ser enfrentados como el peor de sus enemigos. ✴✴✴


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MURIENDO POR LA DULCE PATRIA MÍA– ROBERTO CASTILLO SANDOVAL–LAUREL –342 PÁGINAS. de “la pelea imaginaria” Steve dice que me quiere mostrar algo interesante. Echa a andar la proyectora en cámara lenta. El efecto es muy extraño. Se frena el tiempo, desaparece el sonido, y las imágenes en la pantalla toman un aire de sueño, casi de pesadilla. Arturo se agazapa lentamente, muy abajo, con la cabeza apenas a treinta o cuarenta centímetros del suelo, sin quitarle la vista a Joe Louis. Tiene el ojo izquierdo cerrado y la nariz sangrando. Louis retrocede con un pequeño salto, pero luego avanza, mide la distancia, flecta la rodilla, baja el torso al mismo tiempo que levanta el codo derecho, planta el pie izquierdo con firmeza y saca casi desde la cadera el terrible puño derecho que describe un arco inexorable hasta impactar la mandíbula izquierda de Godoy. Arturo se remece y tambalea peligrosamente antes de recuperar el equilibrio. –Ese es un golpe bien dado, amigo. Yo no sé cómo el tipo lo aguantó –dijo Steve, y volvió a su oficina. Vi el resto de ese round en cámara lenta. Godoy sube y baja, se agacha, siempre avanzando. Joe Louis parece muy frustrado. Ese uppercut era para haber terminado la pelea. Dispara un gancho de derecha al cuerpo que incluso en cámara lenta tiene la celeridad de un zarpazo. Godoy no se detiene y lo trata de enredar en un intercambio de golpes al cuerpo. Los de Joe parecen llevar más fuerza. Godoy arremete con todo y sigue acosando a Louis, sin inquietarlo demasiado. El campeón lo sujeta de los brazos y espera que Godoy se dé cuenta de que la campana ya sonó. Se me acentúa la impresión de estar en un sueño cuando veo a Arturo desplazarse casi flotando a su rincón. El pulso me golpea las sienes. Aprieto el botón que activa la velocidad normal de 24 fotogramas por segundo, rogando que Steve me deje sufrir tranquilo y no se aparezca más. –Otra vez Joe Louis pudo haber terminado la pelea con el tremendo guante de uppercut que le dio a Godoy, pero este hombre está hecho de otro material, yo no sé de qué hacen la gente en el lugar de donde viene, pero este aguanta todo con su mandíbula de acero. Nunca había visto a un

boxeador acercarse tanto al suelo, ni siquiera a Galento, que a veces pelea bajo. Joe recuperó su calma, y es bonito verlo pelear con tanta frialdad, sus movimientos son de una belleza que hiela la sangre, pero no la de Arturo Godoy. ¡Gardner! –Pero este no es el Metropolitan Ballet, Bill Stern, ¿o sí?, y las peleas se ganan de dos maneras, por nocáut o por puntos. Si Joe no noquea a Arturo muy pronto, por bellos que sean sus movimientos, creo que va a meterse en líos, porque Arturo está llevando el ritmo de esta pelea con su agresividad y su increíble persistencia. No creo que Joe le haga mella; el hombre se fue sonriendo a su rincón después de haberse entreverado con el campeón del mundo de igual a igual. ¡Seguro que fuera del ring este caballero sudamericano lleva un sombrero de Adams Hats! Arturo ya ha recorrido más de la mitad del camino. Louis sale ganoso al octavo round, pero falla de entrada con un gancho de izquierda. Mantiene a Godoy a distancia a punta de jabs. Arturo dobla la cintura y se agazapa otra vez. Después avanza con dos puntetes de izquierda, midiendo la distancia para levantarse con un recto de derecha hacia arriba y otro de izquierda a la cabeza de Joe. Louis se sorprende y contesta con un uppercut corto, débil, casi sin ganas. Godoy aprovecha el momento y le planta su mejor recto de la noche, una zurda explosiva, a la sien de Joe. El campeón resiste firme y contesta con una derecha fuerte al mentón de Arturo. El griterío del público es casi insoportable; tengo que bajar el volumen. Me siento afiebrado y nervioso, como si no supiera cuál va a ser el resultado de la pelea, como si la historia pudiera cambiar delante de mis ojos. Steve se asoma un momento. «¡Agáchate, Godoy! ¡Agáchate, Godoy! ¡Agáchate, Godoy!» Es la voz entusiasta de Meredith que se distingue claramente. Steve se queda apoyado en el marco de la puerta, con un café en la mano. –Conozco al que grita –le digo, como pidiéndole disculpas, sin darme cuenta de que él no oye nada–. Le dice a Godoy que se mantenga alejado. –Nadie le tenía que decir nada a Godoy –me responde con una sonrisa–, hasta el más imbécil sabía que tenía que mantenerse alejado de Louis. La película muestra que Godoy hace justamente lo contrario, pero Steve no quiere quedarse a ver. Mejor que se vaya; me distrae, me hace avergonzarme de mi nerviosismo. Imagínense, emocionarse por una pelea de hace cincuenta años. Arturo tiene a Joe Louis acorralado en un

libres creadores

sobre

el

autor

Profesor de español y Literatura comparada en el Haverford College, Pensilvania, donde también participa en el programa de estudios latinoamericanos, latinos e ibéricos. Entre sus publicaciones recientes se cuenta la colección de crónicas y ensayos “Antípodas” (Cuarto Propio, 2014) y su traducción de “Bartleby, el escribano” de Herman Melville (Hueders, 2017). “Muriendo por la dulce patria mía”, editada originalmente por Planeta en 1998, narra tanto la mítica pelea de Arturo Godoy frente a Joe Louis como la búsqueda de información de Castillo.

rincón y busca una apertura con la izquierda en las costillas. Louis trata de deshacerse del peso y contesta con dos zurdazos suaves, casi desganados. Arturo le endosa un gancho duro, mantiene la presión, y prueba una derecha cruzada. El público grita, fuera de sí. Ninguno de los dos boxeadores oye el campanazo. Donovan tampoco le hace caso, aunque el time-keeper la hace repicar por lo menos ocho veces con su martillo. Cuando el réferi reacciona, tiene que forcejear para que los boxeadores se suelten. Todo el Madison Square Garden está de pie, aullando de entusiasmo, chiflando, aplaudiendo. –¡Si este no es un peleón magnífico, yo no sé lo que será! Este round se lo llevó Arturo por un margen muy amplio. Ni una persona en un millón le daba tanta chance a Godoy esta noche, y por eso los oyentes se habrán dado cuenta de que la multitud ha cambiado de bando. Ahora alienta y aplaude claramente al sudamericano. ¡Gardner! –Estoy tan abismado como el que más, Bill Stern. Godoy salió con todo, y se ve muy entero, con el pelo totalmente mojado de sudor y la cara muy golpeada, mientras sus séconds le dan instrucciones. El pánico cunde en el otro rincón, y oigo a Jack Blackburn trabajando furiosamente para insistirle a su pupilo que la cosa va en serio. Por eso dieciocho mil fanáticos están de pie, aplaudiendo al sudamericano. –¡Y no nos olvidemos de que cada uno de ellos debería sacarse el sombrero de Adams Hats para demostrar su admiración por el espectáculo que estamos viendo, Gardner! –¡Me sacó las palabras de la boca, Bill Stern! ¡De vuelta con usted, que ya empezó el noveno! ✴✴✴


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EL

r e p o r ta j e

Por Juan Francisco Urzúa

E

Escriben los diseñadores El auge que ha tenido la edición independiente chilena los últimos 10 años se debe en gran parte a la intervención de los diseñadores editoriales, quienes buscan economías eficientes para publicar, definen el volumen de los materiales utilizados, y buscan soluciones prolijas de encuadernado y belleza gráfica.

El diseñador ya no solo está a cargo del montaje gráfico de los textos, o diagramación, piensa el libro como objeto compuesto. Aunque de factura artesanal e incluso reciclada, busca generar una identidad visual coherente con la propuesta argumental y el sentido que finalmente quiere entregar la editorial. El objetivo es estructurar el material de una manera clara y dirigida, además de dotar de expresión y retener la atención de los lectores. La asociación simbiótica entre los editores que procuran disponer buenos textos y los diseñadores editoriales que dan forma física a estas ideas llevan el libro a estándares artísticos. Hablamos con cinco de los diseñadores más destacados de la edición independiente chilena, quienes con su estética y oficio, saben procurar no solo formatos disímiles a los de las multinacionales, sino que repiensan la edición en su totalidad. Otra característica los separa del mundo editorial comercial y los une a todos: el respeto por la libertad, la independencia y el amor por los libros.

no hay un contenido que haga sentido, es solo eso: un lindo libro, o un producto más. Editoriales independientes. A nivel local, han proliferado las editoriales o los proyectos de publicaciones. Ha sido sorprendente ver el modo en que las técnicas de impresión análogas se han vitalizado. En Valparaíso está –entre otros– Taller Cerro haciendo un trabajo destacable en cuanto a diseño, manufactura e impresión, y Ediciones Granizo activando la gráfica poética en formatos experimentales muy cuidados. Los nombro porque su trabajo me hace sentir que están

“Compost de recortes –monteúnico– únicamente” / N. Sagredo, Gran Negro Ediciones.

OFICIO

l diseño editorial ha estado presente en la historia desde que los copistas –personas que dominaban la lengua y que escribían libros a mano- empezaron a incluir en sus composiciones elementos gráficos que apoyaban o realzaban el contenido. Esta práctica se llevó también a cabo en el antiguo Egipto, donde los escribanos producían textos ornamentados en papiro; o en Roma, donde quien tenía este oficio era un esclavo. Se sitúa el comienzo de la práctica en el siglo XV, en pleno Renacimiento, Johannes Gutenberg componía libros intervenidos por el diseño, incluso antes de la invención de la imprenta. Hoy las herramientas informáticas son múltiples, contando con una amplia gama de aplicaciones que posibilitan un trabajo más rápido y prolijo, lo que permite maquetar y componer publicaciones con concordancia entre texto, imagen, diseño y diagramación. Todos estos elementos están dotados del oficio y sello gráfico de su diseñador al momento de comunicar el mensaje escrito. Esto se hace relevante, aún más en tiempos donde el formato impreso permite una circulación a gran escala a un costo accesible, pluralizando la posibilidad de producir libros.

grado cero

Nicolás Sagredo El trabajo gráfico de Sagredo es reconocible a distancia, cada pieza tiene grabada el sello estético que lo diferencia del monótono diseño tradicional. En su nutrida carrera ha trabajado formatos como el fanzine, gráficas de discos, cartelería y una amplia producción editorial, donde ha participado en el diseño de libros para Cuadro de Tiza, lom, Alquimia y Gran Negro Ediciones. Hoy se encuentra abocado al collage, el cual ha incorporado de una manera eximia en el diseño de libros, aportando nuevamente a que la belleza del impreso no sea solo estética, sino que esté cargada de ideas. Inicios. En casa siempre hubo muchas revistas y periódicos. Mis padres tenían un quiosco en una población viñamarina, eran suplementeros. Desde chico me encantaba poder hojear tanto papel impreso. Creo que todo se remonta a las publicaciones de corte

político y material de difusión contracultural en la quinta región costa e interior. A los 16 años me aventuré a hacer un par de zines con un amigo, para esto aprendí a ocupar la computadora y algún software de edición. Ir a conocer las máquinas de reproducción impresa te invita a ver de cerca las posibilidades del papel y la tinta juntas, pero, sobre todo, ver cómo una idea o contenido que hace un sentido completo en el momento puede participar de un diálogo más amplio al instante de ser publicado y llegar a otras personas y localidades. Después vino un libro de poesía, “Poemas Sueltos” de Jorge Saavedra, publicado por Feria de Kultura Libertaria Valparaíso. El libro. Un libro es un objeto hermoso. Así de simple y así de ridículo también, porque para que un libro sea un libro, tiene que estar hecho de papel impreso, que ordenado y encuadernado, genere un volumen. Es un objeto que requiere de muchos procesos, donde convive la creación y la destrucción. Con el paso del tiempo estos métodos se han ido sofisticando en la técnica, pero han ido en desmedro de la calidad táctil –y editorial– del objeto mismo. El diseño es una parte del libro. Claramente podemos percibir que una cuidada ejecución de las herramientas técnicas para la confección de él, en conjunto con decisiones estéticas acertadas en las áreas de la composición gráfica, hacen que se aprecie en belleza y singularidad, pero si en esa belleza singular

en comunión con otros proyectos sudamericanos y del resto del planeta, estrechando las inquietudes colectivas e individuales con la práctica editorial, sin indagar en separaciones, sino todo lo contrario. Referentes. Son amplios y en algunos casos bien difusos, si tengo que rescatar una base puedo nombrar a Mauricio Amster y Guillermo Deisler. Por otro lado, la gráfica presente en las publicaciones de corte político y poético (zines, discos, libros) pertenecientes a una estética de recursos limitados pero honestamente ejecutados, como el trabajo de Gee Vaucher para la banda Crass. Me interesa mucho la idea de las personas que se atreven a diseñar/producir, editar/publicar. Arte y collage. He venido incursionando hace varios años en la técnica del collage, tanto de modo análogo como digital. Ha sido un proceso de descubrir la potencia de la imagen y su cruce con la poesía. Al mismo tiempo, me sirve como un modo de poner en ejercicio conocimientos de composición y tipografía, también de desarrollar una forma de ilustrar contenido aplicado a portadas de libros, discos, póster, etc. La relación que se genera es que se alimenta un oficio, se aporta novedad al aprendizaje y su continuidad. Considero al collage una técnica con una fuerte deriva experimental; propicia el trabajar con la idea de desplazar el sentido de la imagen, una posible alteración discursiva y cromática. Un experimento de edición.


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Jael y Carolina Bolla

Portada de “Poetas, voladores de luces” de Enrique Lihn, Overol.

CE SARIO

En la editorial Hojas rudas, las hermanas Bolla desarrollan el arte de elaborar libros extendidos artesanales con forma de acordeones plegables, verdaderos origamis literarios. Su propuesta estética y editorial busca rescatar los espacios lúdicos de los formatos impresos, transformándolos en objetos de arte que están cruzados por la libertad y la autonomía como criterios transversales. Inicios. J: Mi vínculo con el diseño editorial es desde lo teórico. Comencé a investigar sobre los movimientos editoriales de los últimos años en Latinoamérica y como consecuencia me aproximé a la edición de libros. Así pasé a lo práctico, no bastaba con saber cómo funcionaban las editoriales o la cadena de distribución, lo que quería era hacer un libro y abarcar la manufactura completa. Al mismo tiempo me adentré en el oficio de la encuadernación y la reparación de libros, finalmente me di cuenta que estaba todo alineado y decidí iniciar un proyecto editorial -Hojas rudas- que relacionara las artes del libro con lo artesanal. C: Partí en el diseño editorial incorporándome a un proyecto que recién se gestaba, Hojas rudas. Mis conocimientos en bordado de cuadros, telar, origami, papel reciclado, encuadernación artesanal, papel marmolado, entre otros, tomaron un nuevo sentido en la creación de nuevos diseños de libros. De esta manera, todas las habilidades que había adquirido con los años confluyeron a la perfección ahí. El libro. Un libro es un objeto cotidiano, no hay altares, aunque las bibliotecas pareciesen serlo. Es un absurdo, una unión de hojas cuya lógica es avanzar, pero que muchas veces nos hace detenernos e incluso retroceder. Es una incomodidad política, un malestar

que se hace tinta química o vegetal. Hay estoicismo en los libros, por eso se dice que son un soporte, aguantan todo tipo de discursos, hasta los más perturbados. Pero claro, hay algunos que se suicidan antes, se deshojan y no aguantan una lectura. Otros en cambio, pasan a ser testigos pacientes de innumerables épocas. En fin, un libro es todo lo que nosotras queramos que sea. Referentes. Nuestro trabajo se vincula con los y las artistas del libro y la encuadernación. En este ámbito un referente importante es Hedi Kyle; en diseño reconocemos la importancia de Mauricio Amster y no podemos dejar de nombrar a Guillermo Deisler y su atrevimiento de jugar con las palabras y las imágenes sobre el papel. Formatos y técnicas. El diseño comunica al igual que el texto, si no piensas bien los lineamientos estéticos del libro se mutila una parte, lo dejas indefenso. Al trabajar diversos materiales y variadas estructuras se genera la oportunidad de que los lectores se conecten con los libros mediante todos los sentidos. También, publicamos esencialmente poesía y estas nuevas formas han sido potenciadoras de la palabra escrita. Conservación de sus libros. Probablemente nuestros libros, si son dignos de estudio, se hallarán atrapados en una vitrina de vidrio, listos para ser examinados por haber marcado una tendencia en diseño. Si eso llegase a suceder, nos revolcaríamos en nuestras tumbas porque nuestro propósito principal es que sean manipulados y leídos con toda libertad.

r e p o r ta j e

Daniela Escobar

NE

Hojas Rudas: “Nogales” de Rodolfo Reyes Macaya. El diseño del libro lleva por nombre “Un cuarto de círculo”

El diseño propuesto por Escobar se articula en un proceso que se asemeja a la dirección de arte. El ejercicio de montaje muestra la importante relación entre el texto y la imagen, que en el caso de los libros de Overol, definen su identidad estética. Los elementos visuales son utilizados para atraer, destacar ideas, tensionar conceptos y entregar puntos de descanso.

Inicios. En mi familia no existía un hábito de lectura, por lo que no tuve a mi disposición una biblioteca muy generosa. Recuerdo las ediciones de los Clásicos de la Literatura Universal que venían de regalo con el diario La Nación: “Bodas de sangre”, “Médico a palos”. Cada diseño de portada igual al otro: un parche blanco sobre un fondo gris, a dos corchetes, donde solo variaba el título color magenta. Apilados en la biblioteca parecían petardos. Lo que me llamó la atención de estas ediciones fue la capacidad de condensar información en un volumen físico, que podías andar trayendo a cuestas, contigo. De alguna manera, el libro se transforma en una extensión de ti. Ya realizando fanzines, impresiones caseras para unos textos que escribíamos con unos amigos, me di cuenta de que esto podía tomar formas distintas. La revista Grifo fue mi primer trabajo vinculado a una imprenta. El libro. Una obra que tiene una dimensión material -volumen- e información inscrita: texto, imágenes. Posee, además, la capacidad

de convertirse en testimonio de un momento específico. El libro digital, por su lado, plantea sus propias leyes. La composición de los textos influye en la manera en que un libro pueda ser leído, que el ojo no se canse; la elección del formato, su tamaño, contribuye a que sea cómodo o no de sostener; el material sobre el que se imprime se relaciona con su durabilidad y tiene cualidades expresivas. El diseño tiene una influencia directa sobre la percepción del libro, genera una expectativa, lo cual es una oportunidad para comunicar ideas, reforzar el carácter de una obra y la identidad de una editorial. Referentes. Para el diseño del libro “Poetas, voladores de luces” (Overol, 2017), tomé como referencia el trabajo que Lance Wyman realizó para los Juegos Olímpicos de México 1968. Debido a que los poemas del libro obedecían a este contexto histórico, busqué diseños que hubieran sido relevantes en esos años. También me sirvió la obra del italiano Franco Grignani, quien realizó constantes ejercicios visuales de percepción y afirmaba que para ser más eficaces en cuanto a la comunicación visual, el arte gráfico debe contar con una gran cantidad de experimentos para hacerle frente a la domesticación del ojo. Yo comparto esa idea, así como también la perspectiva de Irma Boom, quien se involucra en los distintos procesos del libro, en la edición, creación de conceptos, dirección de arte, impresión; para ella el diseño no es un proceso neutral y debes implicarte, tomar decisiones que contribuyan a realzar el concepto de un libro. Peter Saville, diseñador de las carátulas de Joy Division y New Order, tiene un sistema de trabajo complejo, en el cual se apropia de imágenes y citas, haciendo énfasis en el contenido del mensaje y una especie de compromiso con la forma. Overol. Con Andrés Florit teníamos ganas de crear una editorial que hiciera hincapié en los detalles y atendiera a la calidad en cuanto a materiales, diseño y trabajo de edición, es decir, que se diera el tiempo


de revisar los textos minuciosamente y de plantear una visualidad específica. Esta construcción ha sido interesante pues no existe un cliente a quien tengamos que venderle nada, sino que somos nosotros mismos generando una línea editorial, vendiendo los libros, leyendo manuscritos, haciendo gestión de prensa, etc. En cuanto al diseño editorial, la lectura constante de los textos me permite a veces tomar puntos de partida que no son evidentes en el título mismo del libro, a veces es un ambiente, un ritmo o un detalle, que sumado a las inquietudes gráficas personales, los referentes, la opinión de los autores y la identidad de la editorial, permiten llegar a un resultado. En todo este transcurso, destaco el feedback de los lectores, quienes agradecen el cariño destinado a la producción de los libros y también aportan con comentarios que son constructivos para la editorial.

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Por Joaquín Contreras

Otros soportes materiales

Fue parte de Lanzallamas y ahora participa en Carbón Libros, junto a su hermano Roberto, y navaja.org. Hoy se dedica desde Alemania a la investigación y producción de tipografías digitales, lo que puedes revisar en contrafonts.cl. Entendiendo que la creación de fuentes digitales es la actividad que produce diferentes tipografías, es decir, textos con alfabetos prediseñados con la finalidad de componer textos, la composición de textos contiene factores técnicos y estéticos. Los técnicos trabajan con el texto que podemos componer, pensando en la fuente como una herramienta para libros

grado cero

Sobre la tipografía

r e p o r ta j e

Portada del libro “11” de Carlos Soto Román. Diseño por Joaquín Contreras.

y revistas, es decir donde la lectura será continua: si el alfabeto contiene variantes (itálicas, negritas, versalitas), si el grupo de signos es suficiente para el tipo de texto (diacríticos de otros idiomas, signos de puntuación completos, números acordes a las letras, etc). También hay fuentes que son dibujadas con minúsculas que se ven más grandes o que son más apretadas para ahorrar espacio, a costa de generar un texto menos aireado. De más está decir que

Por Cristóbal Correa

Es parte de la casa de oficios gráficos Cerro. Se especializa en diseño editorial e impresión tipográfica, serigrafía y risografía, a través de la producción y manufactura de papelería, zines, libros y discos. Puedes revisar su trabajo en http://cristobalcorrea.tumblr.com

“Historial de las Coníferas” de Samuel Espíndola. Diseño por Pablo Marchant, impresión risográfica a dos tintas a cargo de Cristóbal Correa en taller Cerro.

La tipografía nos permite atisbar el contexto desde el que el mensaje ha sido generado, podemos ver que su diseño es dibujo técnico o de ejecución manual. O que corresponde a lenguajes que relacionamos con el Imperio Romano, Alemania o China, que es oficial y autoritario o cercano y frágil. Pero muchas veces esto es utilizado para reforzar ideologías, como por ejemplo en el diseño para deporte “masculino y fuerte”

y el diseño de modas “femenino y frágil o sensual”, o sea, la elección de un tipo de letra por su expresión nos habla de una cultura que se refuerza en esos trazos. Ahí es donde está el debate expresivo/neutral. El título “Arial 12” de David Bustos, es un buen ejemplo de este acercamiento a lo neutral en nuestra lectura y escritura cotidiana. Un ejercicio similar es el que realizamos con Carlos Soto para su libro “11”, donde además del texto, el formato remite a un lenguaje oficial que da autoridad a un discurso ideológico. Se ha retomado el uso de rotulaciones (o lettering) como ocurre en las publicaciones de ilustración o en fanzines normalmente más visuales. En Valparaíso, Ediciones del Caxicondor utiliza rotulaciones muy poco comunes; los Libros del Fuego utilizan casi de forma exclusiva fuentes latinoamericanas, bien elegidas y utilizadas con gracia. En concepción, Mauro Andrés Astete rotula las portadillas de Ruin Mag; Gran Negro y Grieta Garbo publican mucho material rotulado. Calabaza del Diablo actualmente cuenta con el diseño del agudo Víctor Jaque, así mismo Alquimia con la mano de Nico Sagredo, quien destaca por su tipografía de texto muy cuidada. Otro aspecto relevante es que los signos tengan un buen espaciado entre ellos, esto quiere decir que las palabras se vean agrupadas como un elemento básico distinguible de inmediato y que los demás signos apoyen la gramática: espacios, puntuación y signos alfanuméricos. No se trata de que una fuente deba tener serifas (líneas en la base de los signos) o que sean o no sean delgadas o gruesas, sino que el diseño general de los signos sea armónico y cumpla un rol en la lectura. Esa sería la visión clásica: poder comprender el sentido de un texto, la transmisión de un mensaje escrito.

Cuando recién organizaba las ganas y los esfuerzos para empezar tenía la visión clara de querer hacer cosas nuevas, con técnicas y máquinas que miraran más hacia el pasado que al futuro. Influenciado por Eric Gill y William Morris, revisando archivos sobre antiguos libros religiosos tibetanos, de la india, chinos y japoneses, desplegables, impresos en tela con muchas capas de tinta, que venían en una caja, etc. ediciones que no tenían nada que ver con la forma tan atrapada y regular de los libros que conocemos ahora. El avance de la producción gráfica asociada a las nuevas tecnologías offset y digital optimiza tiempo y dinero, pero creó un escenario de obsolescencia y desuso de ciertas máquinas gráficas de calidad que algunos arquitectos, artistas y diseñadores empezaron a aprovechar. De un momento a otro, resultó fácil poder encontrar avisos, literalmente papeles pegados en locales de servicio de corte en calle San Diego, anunciando ventas o remates de máquinas letterpress, Adanas, Minervas, Heildelbergs, cajas de tipos, muebles y cizallas de fierro fundido. Paralelo al rescate de máquinas de los años 50-60, en Cerro llegamos a conocer acerca del sistema de impresión Risográfica

y las máquinas similares a una fotocopiadora que sacó a partir de los años 60 la compañía japonesa Riso. Estas son ideales para poder hacer producciones gráficas de baja y mediana escala, de buena calidad, sin tener costos tan altos. Con ella hemos podido realizar tirajes de libros, revistas, zines, discos, cassettes, cuadernos, agendas, de 50-100-200 y 300 ejemplares. Hemos tenido ediciones que mezclan Riso-Lettepress, por ejemplo, o Riso-Serigrafía-Letterpress. Se han usado linotipias (técnica casi extinta), clichés metálicos, tipos móviles de plomo y madera, con encuadernaciones que van de hotmelt a costuras de hilo manual. En Chile los papeles de mejor calidad y atributos son generalmente caros, porque son importados. El costo obliga a las imprentas y editoriales -que trabajan con tirajes grandes- a no moverse mucho más allá del bond al couché, y de la cartulina dúplex al craft. Y ahí queda un espacio de oportunidad para probar nuevas posibilidades de materialidad, con papeles libres de ácido, más texturados, más gruesos, teñidos de algún color, etcétera. Poder lograr resultados que tengan algo de sorpresa, textura y sensación, ojalá lo más alejado posible de lo que ofrece una producción industrial.

Portada de espécimen tipográfico de la fuente Santiago, diseñada por contrafonts.

hay muchas fuentes (cientos de miles) y que no todas son exitosas en el resultado de todos sus signos.


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in i c i ati va s

TATAMI: EL DEPORTE COMO LA OTRA MUSA ¿Cómo nace la revista? A partir de la lesión de Katsuyori Shibata (contusiones, fin de una carrera), nos pareció necesario que alguien escribiera sobre eso. Estábamos ahí y fue un clic, hay que escribir sobre lucha libre. Pero claro, éramos dos personas conversando de lucha libre japonesa en un bar con una idea volátil sobre revistas y proyectos que suelen quedarse ahí, en el bar. Tras una par de juntas más la idea persistió, coincidió con la lectura de textos que cruzaban lo literario y deportivo, y proyectos escriturales que también rozaban el tema. Entonces ya no era solo escribir sobre lucha libre, sino sobre escritura y deporte, una suerte de subgénero de la literatura que, cada tanto, nos sorprende con más de alguna joya. En el equipo inicial estábamos Álvaro Gaete y Gastón Carrasco como editores, Juan Pablo Martínez como diseñador. Actualmente se nos sumó Felipe Orellana y tenemos dos corresponsales estables ad honorem, Carlos Cardani en el área pugilística y Guanchulo en lucha libre. Tatami: Escritura y deporte ¿Cómo se juntan ambos mundos? Más que escribir sobre deportes, nos interesa la escritura, y la manera en que esta se ve permeada de la práctica deportiva. Es una forma de entender escritura y deporte como disciplina. Varias de nuestras primeras entradas estuvieron en mano de escritores que hicieron deporte y comprendieron ese vínculo, u otros que no y lo entendieron también. Escritura y deporte como espacio de encuentro, como ludus o juego, pero también como uso del espacio público. El espacio de la revista es la arena donde batirse a duelo. ¿Cómo ha sido la recepción de los lectores del estilo literario dentro de temas deportivos? El público, nos parece, debe ser lo más amplio posible. Gente asidua a las disciplinas, pero también advenedizos o entusiastas. No hay margen ni limitante. Se escriben y publican artículos muy específicos (como qué implica entrenar en un dojo de lucha en Japón) o textos que cruzan lo político y literario (como el caso del tiburón Contreras, o “Gol de oro”). Entonces, el público puede encontrar escrituras, poéticas y textos desde y para todos los gustos posibles. Imaginamos la revista como la programación de los juegos olímpicos, puedes ver la triatlón y al rato a un judoka derribar por la espalda al rival, las disciplinas conviven en sana competencia. Han respondido con visitas, asumimos que por curiosidad en principio, pero hay una cantidad de visitas fijas que, creemos, pertenece a un público más fiel. Esperamos

Textos deportivos con una clara misión literaria: cómo el deporte se encuentra repleto de imágenes poéticas e historias que merecen ser contadas. Hablamos con Álvaro Gaete y Gastón Carrasco, editores de la propuesta digital, quienes nos contaron cómo ha sido el proceso y la recepción al relacionar las prácticas deportivas con los procesos escriturales. no perderlos a ellos, pero también que se sume más gente. ¿Cuáles son las líneas deportivas que fomenta la revista? Restricciones no tenemos. O, más bien, sí tenemos, pero pocas. Hay libertad formal y creativa. Apelamos a la disposición a ser editados y corregidos de los autores. Procuramos evitar gente muy quisquillosa o no dispuesta a corregir la forma. Digamos que esa es una restricción, que tiene que ver más con el sujeto que con el texto. Dada la apertura del enfoque, recibimos todo tipo de textos vinculados de alguna manera a lo deportivo, incluso entendiendo lo deportivo en un sentido amplio. Todo está sujeto a ser deporte. Existe una amplia tradición en la redacción deportiva nacional ¿Tienen alguna consideración con la memoria o el rescate de antiguas plumas deportivas? Es una línea a desarrollar, lo hemos pensado y está en carpeta, lo que nos abriría un mundo increíble por conocer. Pensamos en un artículo pendiente sobre Valentín Trujillo y su relación con el box, o una serie novelas y relatos que no la han pasado bien en el tiempo y merecen tener vitrina o ser rescatados de alguna manera. Es trabajo que hay que hacer, y ya que estamos en esta, no tenemos otra opción. ¿Qué piensan de la utilización que ha tenido por parte de las multinacionales la literatura deportiva? Es un tema complejo. Es una entrada a la lectura a mucha gente no próxima a leer, pero también está la posibilidad de la venta fácil. Hay novelas y poemarios en torno al deporte que, sin pretensión alguna, han sido exitosos y cuentan con una pulsión mucho más natural sobre el vínculo entre una y otra disciplina. “Bádminton” de Luis Eduardo García, donde el deporte es una excusa para ejercicios de escritura y pensamiento; “Ejercicios en el agua” de Gabriel Silva; el siempre presente Viel Temperley; la joya de libro inédito que está preparando Andrés Urzúa de la Sotta, “Maratón” de Macarena García, etc. Pero claro, no son parte del mundo de las multinacionales. El ejemplo de “Yo soy de” (la U, Católica,

el Colo, etc.) es bueno; hay uno bien escrito, el resto deja bastante que desear, pero son o fueron un éxito. Los fenómenos más próximos al periodismo que pueden gustar o no, pero que destacan por lo efímero (libros sobre Jadue, Bielsa, Sampaoli), y que, obviamente, quedarán en el anecdotario. Otra cosa sería pensar en Foster Wallace o Murakami quienes han explorado el tema deportivo (tenis, atletismo, respectivamente) y entender el fenómeno de ventas, sostenido en el nombre y la firma autoral, pero también con cierto respaldo escritural.

¿La elección de solo estar en digital es más recursiva o de formato? Es una opción consciente más que una decisión. La virtualidad permite llegar a más público y nos permite recibir en tiempo presente el feedback de la gente. La difusión es importante y, a fin de cuentas, cada lector con su “Me gusta” o al compartir nos ayuda a construir el espacio. Subir un buen artículo es dar un buen golpe sobre el ring, los “Me gusta” son vítores de la gente. También estamos interesados en variaciones del material, por ejemplo, después de cierto tanto de publicaciones hacer un dossier. Esta idea igual se reforzó con el último día del libro. Nos invitaron a dar charlas en colegios, lo que fue súper sorpresivo y alentador. El formato de Tatami (Escritura y deportes) causó interés y creemos que es un cruce al que se le puede sacar mucho jugo en cuanto a lo didáctico y pedagógico ¿Cuál es la frecuencia en la que publican en su blog? Intentamos subir dos o tres entradas por semana, pero gestionar autores y/o temas no siempre es tan factible ni expedito. Nos toma tiempo reclutar y trabajar textos. A diferencia de otras revistas el filtro se hace solo, es temático. Nos gustaría tener más periodicidad, pero no siempre se cuenta con el material. En estos casos parchamos escribiendo nosotros, pero claro, queremos pluralidad y no acabronarnos con la cancha. Puedes leer los contenidos de revista Tatami en: http://revistatatami.blogspot.cl/

De izquierda a derecha: Gastón Carrasco, Felipe Orellana y Álvaro Gaete.


perdidos leyendo traducciones

“Cada uno tiene una navaja. Torraca, con el puñal de Alex en la mano, es el último en derramar las gotas de sangre que salen de su brazo izquierdo. Los otros se curan la herida con el pisco barato que les sirve para tomar valor, para no pensar en las consecuencias. Cada uno ha hecho un juramento de sangre uniendo su sangre a la derramada por su camarada en la calle; la sangre que había bautizado la camiseta blanquiazul de toda la vida”.

Martín Roldán (1970) Tarantino en el estadio

Por Cristóbal Gaete

-“Este no es amor para débiles”-

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os estadios son una ciudad segmentada, la galería es el ingreso más barato y a ella ingresa la barrabrava, algunos grupos con tickets gratuitos entregados por la misma dirigencia; todo lo que parezca peligroso será retenido en el control de acceso. Pero lo subversivo está dentro de los cuerpos, en algo que ningún policía podría quitar. Roldán lo sabe, deja su cinturón en una botillería a unas cuadras y avanza. Cualquiera tendría miedo, él no, es parte del Comando Svr; lo saludan respetuosamente jóvenes estigmatizados por su violencia y marginalidad. Saben que él contará su historia. Pocos clubes tienen la fortuna de tener hinchas escritores que logren transmitir el sentimiento, Alianza Lima la tiene. Un especial de deporte y literatura no puede considerar solo a quienes lo escriben a la distancia. “Este no es amor para cobardes” (2009, reeditado por Piloto de tormenta en Argentina, distribuido en Chile por Nopatria), es la síntesis de la experiencia aliancista de Roldán en forma de cuentos, la misma historia desde distintos puntos de vista; del nacimiento de una pasión, a las peleas callejeras; del proceso de renovación del Comando Svr, al roce con la política peruana. Porque los barrabravas son sujetos de época, de posdictadura y transición sucia, que prueban la inexistencia de dios abrazando una bandera que da sentido a la vida. La camiseta del club significa más que la del país y su devenir, ella está sobre la fractura peruana. Los cuentos refieren a la barra de Alianza, pero todo club necesita un rival, en este caso es Universitario. En los clásicos sudamericanos tradicionales no hay baile de a

uno: Boca Juniors contra River Plate, Flamengo contra Fluminense, Colo-Colo contra la Universidad de Chile, binomios multiplicados fuera de las capitales. Toda pasión desbordada es posible de convertirse en literatura, así lo hizo Roberto Fontanarrosa con Rosario Central en “19 de diciembre de 1971” y Alfredo Sepúlveda en “Sangre azul” con la U. Una línea imaginaría se raya en el asfalto y se convierte en un territorio dividido por los colores. La calle es la extensión del estadio, es la cancha interminable en la que se da cara. No puedes tener miedo. Se carga la historia del barrio, la familiar; te alejas del yo para pasar al nosotros. “Pude notar que la camiseta recuperada tenía algunas gotas de sangre fresca, seguro de la cabeza del crema; y también manchas de sangre seca, quizá del aliancista a quien se la habían quitado anteriormente. Diego la acariciaba con fruición y de cuando en cuando besaba el escudo del club que la adornaba. Parecía sentir una especie de placer, en su mirada había una determinación extraña, como si hiciera un juramento que solamente él conocía”. “Este no es amor para cobardes” parte con una violencia que no da respiro, rápidamente nos vemos en corridas por las calles,

defendiendo un sentimiento, empatando partidos perdidos con los muertos de la hinchada rival, dispuestos a pelear por una camiseta que ni siquiera nos pertenece, rebelándonos de golpe a la sensatez más allá de la clase; un libro como este explica que esta locura es transversal en la sociedad. Una vez establecidas las acciones y consecuencias, Roldán nos explica los componentes raciales y sociales que lo separan con los hinchas de Universitario. Alianza es el equipo afroamericano de buen pie, Universitario es un equipo de clase y que sólo desea la victoria, pero que paradójicamente se populariza en los últimos años, generando un alienado sentido de identidad. Alianza pasó por segunda, años sin éxitos que fueron solidificando la pasión; pero un resultado no cambia un sentimiento y pareciera que las malas profundizan el amor, como pasa con nuestras amistades, parejas o familia. Roldán es el único prosista con la suficiente experiencia para narrar peleas que nunca veremos. No hay cámaras, un periodista no podría entrar; sus palabras inventan la realidad, la cinética pandillera con piedras volando y cuchillas en las manos. Él tiene las herramientas, la ultraviolencia es contenida por un estilo intenso, brutal y filudo, sumamente cinematográfico-¡Tarantino en el estadio!- y con elipsis: a veces el final de los cuentos debemos cargarlo nosotros.

La camiseta tira y carga la mano: los hinchas de Alianza no pueden entregar su lienzo ni correr, pese a estar en desventaja numérica; deben aguantar, el Comando Svr no abandona a nadie, como tampoco el escritor, que dedica su libro a compañeros de grada, los vuelve épicos. Su escritura es una bengala eterna, que brillará en la memoria de los que saben la verdad que hay en estos relatos. El calor se transmite, lo único frío son los cuerpos que quedan tirados tras las cacerías urbanas. Ver un partido en la casa suscrito al Canal del Fútbol en relación a estar en la cancha equivale a la diferencia entre la pornografía y el sexo. Hay otros narradores como el trasandino Eduardo Sacheri, que, en busca de extender la experiencia y lograr la identificación con sus lectores, los personajes oyen partidos por radio o los ven por televisión, limitados por las obligaciones que hacen que no lleguen a la cancha. Es capaz de escribir cuentos para distintas camisetas, que parecen escritos por simpatizantes. Para Roldán eso no es posible, todo pasa en el estadio y por la pasión desbordada por Alianza, si eres un hincha tibio no te hará sentido: este no es amor para cobardes. Por eso no es una escritura/producto más allá de Perú, donde fue editado en Norma. Fuera del país deben incluir notas para entender su argot. En Chile también circula su colaboración en el libro “Amistad sin fronteras” que narra la amistad entre Alianza y Colo-Colo, cuando enviaron jugadores tras la tragedia aérea que se llevó consigo el plantel de los peruanos en 1987. Alianza también se cuela en “Podemos ser héroes” (2014), que será reeditado y ampliado con nuevos cuentos en la casa chilena de Estruendomudo. En el conjunto inserta “La Madrina”, mujer mayor que no abandona al club pese a los viajes y la altura, capaz de hacer dedo para llegar a las canchas. Es una cábala: “La veíamos llegar por la avenida Isabel la Católica junto a la menor de sus hijas. Su andar coqueto de jarana antigua resaltaba su mediana figura que traía la camiseta bien puesta debajo de alguna chompa tejida en sus tardes de jubilada. En medio de caras que daban miedo, su rostro surcado por quiebres, paredes y huachitas, tenía la primera opción para encabezar las colas de ingreso al estadio. Su lugar ya estaba reservado: el paravalancha al lado izquierdo del bombo. Allí nadie se atrevía a tocarla ni siquiera en los empujones que se dan cuando la tribuna insinúa apagarse, ni en la más brutal avalancha de gol. Los que estaban cerca de ella, preferían mil veces golpearse a que la Madrina sufriera algún golpe que podría ser mortal debido a su edad. Ella ni se inmutaba por eso. De pie todo el partido, sus sentidos los concentraba en esas once camisetas que de tanto verlas, le habían coloreado la vida de azul y blanco”.


CO L U MN A / 2 5

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LAS

DISPUTAS DEL

fEMINISMO POR LUNA FOLLEGATI MONTENEGRO

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ucho se ha hablado de la caracterización que adquiere el movimiento feminista actual, tratando de encasillarlo o adecuarlo a una forma política tradicional. Sin embargo, se ha obviado que el carácter del feminismo a lo menos es doble: por un lado, comprende al movimiento social como su espacio de acción y por otro, apunta a la transformación de la histórica condición de opresión y desigualdad de las mujeres. De allí que el feminismo desde sus reivindicaciones que apelan a la emancipación de las mujeres haya tomado lugar a comienzos del siglo XX en los Centros Belén de Sárraga a comienzos de siglo y, posteriormente, en la década de los treinta, mediante el Movimiento Pro Emancipación de Mujeres de Chile (MEMCH). Junto con posicionar la demanda por los derechos civiles y políticos, desde ambos espacios se problematizó la reivindicación de las mujeres en cuanto a la mejora de sus condiciones, tanto en el ámbito productivo como en temas relativos a los derechos sexuales y reproductivos. Esta condición transversal del primer feminismo no se restringió a segmentar el espacio de las reivindicaciones: se buscaba más bien un mejoramiento integral de la situación de las mujeres, impulso que instaló este debate en un contexto que interrogaba las formas en que se producía la subdivisión de la tierra, la organización del comercio y producción. Esta dimensión histórica del feminismo entrega una evidencia que no es menor: las formas en que se ha instalado cuando adquiere la fuerza de un movimiento que no se inscriben solamente en el plano de en lo ‘cultural’ –como se ha querido consignar en el último tiempo–, sino que también disputa los mecanismos de repro-

ducción socioeconómica que acrecientan las desigualdades sociales. Comprender al feminismo en esta dimensión, señala la necesidad de visualizar la existencia de una violencia estructural que radica en la condición de injusticia y explotación que vivimos. En este sentido, el feminismo y sus disputas actuales no puede explicarse solo desde una perspectiva sociocultural, sino que también debe hacerse reconociendo las desigualdades que se reproducen en las esferas de la economía y la política. Ahora bien, ¿cómo se expresa este carácter transversal e integral en sus demandas actuales?

LOS DESAFÍOS Deslindar estos tres componentes –lo cultural, económico y político– puede ser complejo, incluso ha sido parte de los efectos propios de las políticas de género en el contexto neoliberal. Un primer aspecto de tal deslinde radica en nuestra historia reciente: luego de la activación y organización del movimiento feminista en los ochenta, la década siguiente enfrentó diversas problemáticas derivadas de la institucionalización del feminismo, donde el Estado se tradujo en políticas que propiciaban la autonomía o empoderamiento femenino, tal como señala Verónica Schild . Esta vía, que había creado un nuevo espacio para las mujeres, se ajustó a un modelo que comprendía la autonomía de las mujeres en términos de un trabajo

flexible; es decir, las mujeres entendidas como únicas responsables del trabajo de los cuidados, de los sueldos volátiles y de las lagunas previsionales. La relación entre un “feminismo de lo posible” –siguiendo la terminología de Schild– estableció los canales necesarios para una política de carácter liberal y pragmática, coincidente con la nueva agenda democrática que logró mantener el status quo del orden económico implementado durante las políticas de ajuste estructural. En este sentido, si no planteamos la necesidad de construir una sociedad más justa, estos aspectos, retroalimentados por la figura del Estado, deben igualmente transformarse. De lo contrario, se continuará con medidas parche –bonos para madres, leyes “de temas género”’ restringidas, particularizadas y segmentadas– que no apunten concretamente a una reformulación real desde una perspectiva feminista crítica. El segundo aspecto, contingente con la forma actual del movimiento feminista estudiantil, plantea un desafío con una radicalidad importante: nos interpela, desde el espacio educativo, al resto de las mujeres en nuestras relaciones sociales cotidianas, en nuestras casas y espacios de trabajo remunerado. Hemos visto expectantes una manifestación que no solo nos representa, sino que vocifera en su fuerza y radicalidad un hastío histórico en cuando a las formas sexistas que persisten en las aulas y sus entornos. Sin embargo, ¿hasta cuándo estaremos en la condición de expectación? ¿Es posible que pasemos de un feminismo asistencial a uno que fortalezca el movimiento desde otros ribetes? Desafiar un feminismo que no se restrinja a lugares y problemas particulares, requiere interrogarnos sobre nuestra propia condición. Evidenciar el trato diferente entre hombres y mujeres en el sistema

de Isapres, en las brechas entre ambos sexos (31,7%), y en las bajas pensiones que tendremos derivadas de las lagunas previsionales, fruto de la inestabilidad y precarización laboral. Explicitar cómo las mujeres hemos estado circunscritas a las tareas de cuidado no remuneradas, todas esas tareas históricamente invisibilizadas, que han recaído en nosotras por no reconocerse en términos de responsabilidad social. Comprender esta dimensión es nuevamente apostar por una demanda efectiva que busque una transformación más allá del maquillaje institucional: es entender el problema desde una perspectiva estructural. El feminismo crítico debe plantearse, por tanto, en una condición de disputa frente a una política que intenta restringir y cooptar su potencia, como también barrer con su contenido histórico y su énfasis radical y emancipador. Por ello, es preciso sostener hoy que el problema no termina en lo educativo, que ese espacio es solo su comienzo; y que nuestra tarea está en hacer que dicha potencia se proyecte y continúe.

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LA IGLESIA

CATÓLICA CHILENA EN SU CRISIS MÁS PROFUNDA

Como siempre se ha constatado, mientras más profundas sean las crisis, mayores oportunidades de renovación se abren. En el caso nuestro se posibilita que los nuevos obispos que finalmente se nombren tengan un especial compromiso con la difusión de la doctrina social de la Iglesia. POR FELIPE PORTALES

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a verdad, por más que duela, es sano reconocerla. Y respecto de la mayor institución de carácter espiritual que ha tenido Chile desde sus inicios -la Iglesia Católica- debemos reconocer que sufre la peor crisis de toda su historia. Esto duele mucho más si se contrasta con una Iglesia que se comprometió profundamente, hace pocas décadas, con los sufrimientos y esperanzas del pueblo chileno. Entre las décadas del 60 y del 80 tuvimos una Iglesia que promovió la justicia social; que alertó sobre la radicalización y violencia que desgraciadamente acompañaron muchos de los cambios sociales llevados a cabo; y que, sobre todo, se jugó abnegadamente por la defensa de la dignidad y los derechos humanos tan pisoteados durante la dictadura. En dicha labor desempeñaron papeles muy relevantes numerosos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, que bregaron valientemente por la vida, integridad física y libertad de tantos hermanos nuestros. Cómo no mencionar en este sentido al cardenal Raúl Silva Henríquez y a los obispos Enrique Alvear, Fernando Ariztía, Carlos Camus, Sergio Contreras, Carlos González, Jorge Hourton, Manuel Larraín y José Manuel Santos. Como lo ha señalado y recalcado Francisco a los actuales obispos chilenos, aquella fue una Iglesia profética en todo el sentido de la expresión.

HUNDIMIENTO A PARTIR DE LOS 90 Sin embargo, a partir de los 90 nuestra Iglesia fue dando un vuelco en 180 grados perdiendo su espíritu profético. De este modo, dejó de ser una Iglesia que realzara la lucha por la justicia social; el mensaje de las encíclicas sociales se fue diluyendo; la denuncia de las grandes desigualdades dejadas por la dictadura -y consolidadas posteriormente- fue desapareciendo; las comunidades eclesiales de base, tan fomentadas en Medellín y Puebla, dejaron también de promoverse; y en la Iglesia comenzaron a proliferar movimientos espiritualistas e intimistas, centrados en sí mismo y algunos de ellos con fuertes características sectarias y orientados a las clases sociales más acomodadas. Con todo ello se fue desapareciendo en la práctica la “opción preferencial por los pobres”; y la Iglesia perdió significativamente su dinamismo, particularmente en los sectores juveniles y populares. Todo aquello se vio mucho más agravado aún por una conducta encubridora por parte de la Jerarquía de crecientes abusos sexuales pederastas cometidos por eclesiásticos. Es cierto que esta lacra se ha dado en la Iglesia Católica a nivel mundial; pero en el caso nuestro se agravó porque tuvo la explícita sanción ¡del cardenal Errázuriz! Recordemos que cuando después de muchos años fue finalmente sancionado el obispo Cox (a recluirse en

un monasterio en Alemania) por sus depredaciones con niños, Francisco Javier Errázuriz declaró que Cox “tenía una afectuosidad un tanto exuberante”, la que “se dirigía a todo tipo de personas, si bien resultaba más sorprendente en relación con los niños” y que “cuando sus amigos y sus superiores llegamos a ser muy duros para corregirlo, él guardaba silencio y pedía humildemente perdón. Nos decía que se iba a esforzar seriamente por encontrar un estilo distinto de trato, pero no lo lograba” (La Nación; 2-11-2002). Pareciera que Errázuriz se refería al período en que él era Superior de Schoenstatt en Chile, es decir, entre 1965 y 1971. Y Cox fue nombrado posteriormente obispo (de Chillán) en 1974; en 1981, fue designado en Roma ¡Secretario del Consejo Pontificio para la Familia!; luego fue curiosamente “degradado” a obispo auxiliar de La Serena en 1985; para llegar a ser obispo titular en 1990; nuevamente ser “degradado” en 1997 a cargos menores; y finalmente “sancionado” en 2002, cuando la prensa publicó su escandaloso historial. También Errázuriz “protegió” al “cura Tato” (José Andrés Aguirre Ovalle), sacerdote condenado a 12 años de cárcel en 2003 (confirmados por la Corte Suprema en 2005) por nueve casos de abusos deshonestos con niños y un estupro. Ya en 1994 el Arzobispado de Santiago sabía que había dejado embarazada a una niña (Ver La Nación; 15-10-2004). Incluso, “con-

sultado porqué el cura Tato no había sido expulsado de la Iglesia apenas se supo que había cometido abusos y había tenido una hija, Errázuriz dijo que en ese momento se creyó posible su rehabilitación y posterior reinserción pastoral uniéndolo a un movimiento en el extranjero que ‘brindaba un excelente acompañamiento espiritual’” (El Diario de Atacama; 18-7-2004). De este modo, Aguirre fue enviado a Costa Rica y Honduras en 1994 (Ver La Tercera; 1211-2013). Increíblemente, a su vuelta en 1998 se lo nombró en la Vicaría Pastoral de Quilicura (Ver La Tercera; 12-11-2013). Y, en 2000, párroco de Nuestra Señora del Carmen de la misma comuna (Ver La Nación; 15-10-2004), donde continuó sus conductas delictuales. En el caso de Karadima, Errázuriz simplemente ignoró por años las denuncias sobre aquel (la primera la recibió en 2003), porque no le parecieron dignas de investigarse. Así, en declaración a la jueza Jessica González declaró: “El receso del procedimiento administrativo entre los años 2006 y 2009 es de mi responsabilidad y fue una decisión que tomé luego de haber oído el testimonio de monseñor Andrés Arteaga (¡discípulo de Karadima!) respecto de los denunciantes” (Mónica González, Juan Andrés Guzmán y Gustavo Villarrubia.- Los secretos del imperio de Karadima; Catalonia, 2011; p. 245). Por tanto, no es extraño que varios obispos hubiesen tenido conductas semejantes


CRÓNICA / 27

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en esos años. Y lo más notable es el criterio general reconocido públicamente por Errázuriz para justificar la no colaboración de la Iglesia con la Justicia en los casos de delitos sexuales cometidos por sacerdotes: “Hay que tener presente que el obispo tiene una función de pastor y de padre, no solo en bien de los fieles, sino también ante cada sacerdote de su diócesis. Quisiera saber qué papá va a la justicia a delatar a su hijo” (El Mercurio; 26-5-2002).

cosas- que de acuerdo al Latinobarómetro la Iglesia chilena se haya ubicado como la más desprestigiada de la región; que la reciente visita papal a nuestro país haya sido un fiasco; y que la voz de su jerarquía haya perdido casi toda relevancia. Por si lo anterior fuese poco, el Informe elaborado por el arzobispo de Malta, Charles

los nuevos obispos que finalmente se nombren tengan un especial compromiso con la difusión de la doctrina social de la Iglesia e inmaculados antecedentes en materia de encubrimiento de abusos. Por cierto, se necesitará, además, que se establezcan protocolos que obliguen a los obispos, junto con iniciar prestamente juicios canónicos y la suspensión de sacerdotes o religio-

va un conjunto de políticas destinadas a establecer cursos de doctrina social de la Iglesia en los colegios católicos a lo largo de toda la enseñanza media; a estimular decididamente la creación y desarrollo de las comunidades eclesiales de base; a fortalecer las facultades de los laicos -y especialmente de las mujeres- en la administración de las parroquias y obispados, y en

Será muy importante que la Iglesia proceda a efectuar reparaciones e indemnizaciones a las víctimas de los abusos sexuales realizados por sacerdotes y religiosos. HUYEN DE LA PRENSA Y por años se ha llegado a la patética situación en que los cardenales Errázuriz y Ezzatti ¡no se han atrevido a aceptar reiteradas invitaciones de programas de debate en televisión (“Tolerancia cero”), pese a que han sido dura y públicamente acusados de delitos por varias de las víctimas de Karadima! A esto hay que sumar el funesto nombramiento y mantención por años como obispo de Osorno de uno de los más fieles discípulos de Karadima: Juan Barros. Por todo esto, es muy triste constatar que no resulta extraño -entre otras

Scicluna, sobre el tratamiento de los abusos eclesiásticos en nuestro país, terminó con conclusiones devastadoras para la Jerarquía chilena, en la medida que registran la realización de presiones sobre los investigadores canónicos y la destrucción de documentos. No es tampoco extraño, por tanto, que el Papa les haya pedido al conjunto de los obispos que pusiesen sus cargos a su disposición. Pero como siempre se ha constatado, mientras más profundas sean las crisis, mayores oportunidades de renovación se abren. En el caso de nuestra Iglesia se posibilita que

sos en casos de denuncias responsables y plausibles de delitos sexuales, a presentar también los casos a la consideración del Poder Judicial, como es obligación de todo ciudadano e institución del país. También será muy importante que la Iglesia proceda a efectuar reparaciones e indemnizaciones a las víctimas de los abusos sexuales realizados por sacerdotes y religiosos, y a reconocer con humildad y contrición el gravísimo daño que les ha inferido como institución, al encubrir virtualmente a los delincuentes o al ser muy negligente al abordar los casos. Y esperemos que más allá de estas medidas básicas; se promue-

el diseño de los planes pastorales; y -entre otras- a estimular una acción colectiva de compromiso concreto con los más pobres en todas las parroquias y movimientos eclesiales. Y una tarea específica y concreta que le daría pleno sentido y mística a este punto de inflexión, sería que todos los obispos y comunidades católicas de Chile se empeñen activamente en la canonización de dos personas -cuyas causas están iniciadas- que reflejaron plenamente la obra profética de la Iglesia chilena de los 60-80: el obispo Enrique Alvear (“el obispo de los pobres”) y el sacerdote de los sagrados corazones, Esteban Gumucio.


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EL GOBIERNO DE MAURICIO MACRI PIDIÓ UN “PRÉSTAMO PREVENTIVO”

Argentina y el vuelco neoliberal: el retorno del FMI a la economía trasandina Pese a la tendencia mundial de los últimos años, donde ningún país emergente quiso caer en la tentación de solicitar ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno de Mauricio Macri acudió al organismo internacional a solicitar una ayuda económica de carácter “preventiva”, según afirmaron los funcionarios trasandinos. ¿Qué implica este nuevo acercamiento de Argentina con el FMI? ¿Cuál es el futuro del país trasandino si se sigue este camino de ajuste con grandes tintes neoliberales? POR GUSTAVO YUSTE (EN BUENOS AIRES)

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orría el año 2015 y Argentina se debatía en el balotaje entre Daniel Scioli, candidato que respondía al kirchnerismo, y Mauricio Macri, actual mandatario trasandino. Durante la campaña, se repitió en varias ocasiones lo que ocurriría si el también expresidente de Boca Juniors llegaba al poder: ajuste económico, devaluación de la moneda, pérdida de puestos de trabajo y hasta la posibilidad de dejar que el Fondo Monetario Internacional se introdujera en la economía doméstica. Desde la coalición Cambiemos que tenía a Macri como candidato, respondieron que se trataba de una “campaña del miedo” y que nada de eso iba a ocurrir si se llegaba al poder. Cerca de dos años y medio después de su asunción, nadie imaginaba que todo eso podía llegar a ocurrir en tan poco tiempo. En un contexto de pérdida de poder ad-

quisitivo por parte de los trabajadores, jubilados y pensionados en todo el país, el gobierno argentino sigue a paso firme su rumbo neoliberal, aplicando recetas muy similares a las que llevaron a la crisis económica del año 2001, la más grande de la historia trasandina. El pasado 8 de mayo, Macri anunció en breve mensaje grabado que Argentina empezaría a negociar ayuda financiera al FMI para poder acomodar la economía interna, ya que se habían vivido semanas de fuerte incertidumbre tras la acelerada devaluación del peso. En apenas un mes, la divisa estadounidense tuvo un alza del 35%, lo que llevó a que la Argentina liquidara en una semana casi un 3% de las reservas del Banco Central para frenar dicho aumento, tal como informa el periódico local El Cronista. El alza del dólar no significa otra cosa que la pérdida de valor del peso argentino, algo que en una economía mixta

como la trasandina, donde el valor de las propiedades está en dólares, significa un fuerte dolor de cabeza. Macri, en su breve mensaje de principios de mayo, señaló que las turbulencias se debían a factores externos y que por ello decidió “iniciar conversaciones con el Fondo Monetario Internacional para que nos otorgue una línea de apoyo financiero”. En esa misma dirección, funcionarios del gobierno destacaron que este acercamiento al FMI es “el único camino posible para salir del estancamiento”. ¿Qué es lo que significa esto en realidad para el pueblo argentino?

FMI: FINANCIAMIENTO A CAMBIO DE MÁS AJUSTE Con el paso de los días, se empezaron a conocer cuáles serían los condicionamientos que pondría el FMI a cambio de asistir financieramente a la Argentina. Como no podía ser de otra manera, la receta del organismo internacional sigue

siendo la misma: ajustar a los sectores que menos tienen y reducir el gasto público, dejando a un Estado que gobierna y administra para los que más tienen. Clarín e Infobae, dos medios bastante cercanos al oficialismo, afirman que el gobierno de Macri espera recibir entre US$20.000 y US$30.000 millones del FMI. Esta inyección de divisas aportaría liquidez al Banco Central y resolvería el problema inmediato, pero la Argentina tiene una historia de relaciones con el FMI que impactaron negativamente en la economía a largo plazo. En esa dirección, según un relevamiento de la consultora trasandina D’Alessio Irol – Berensztein realizado poco antes del anuncio oficial, un 75% de los argentinos rechaza la idea de volver a pedir fondos del FMI. Las recetas del Fondo Monetario Internacional para la economía argentina no son un secreto, ya que el propio organismo internacional se ha encargado de publicarlas


ECO N O MÍ A / 2 9

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incluso antes de que el país trasandino solicite un financiamiento de manera oficial. En el pasado mes de abril, el FMI recomendó “mayores recortes en el gasto” y encaminar esfuerzos para “reducir la elevada inflación” que sufre la economía argentina. Si bien Christine Lagarde, actual titular del FMI, ha elogiado las medidas económicas de Mauricio Macri durante su reciente visita a la Argentina,

desde diversos sectores afirman que las medidas de ajuste deberán profundizarse aún más para alcanzar los requerimientos del Fondo. Extraoficialmente, el gobierno de Macri ha dejado trascender que se busca cerrar el acuerdo con el FMI durante junio. El acuerdo a llegar sería el de un préstamo stand-by, los cuales “tienen por objeto ayu-

dar a los países a resolver problemas de balanza de pagos de corto plazo”, según señala el sitio oficial del FMI. A partir del contrato se crea un programa con metas y los pagos de la entidad internacional están condicionados al cumplimiento de esos objetivos. En general, este tipo de acuerdos tienen una duración de entre 12 y 24 meses, y los países deudores deben reembolsar el préstamo al cabo de tres a cinco años.

ARGENTINA Y EL FMI, UNA RELACIÓN DE LARGA DATA Tal como se sabe, el Fondo Monetario Internacional nació en el año 1944, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, como un pacto entre los países capitalistas para evitar una crisis económica como la que se vivió en la gran depresión de 1929. El acuerdo implicaba la aplicación de reglas de juego internacionales en beneficio de los países centrales, especialmente Estados Unidos, que exigían la estabilidad financiera de todas las monedas con respecto al dólar y apuntaban a conseguir condiciones óptimas para el comercio internacional. De esta manera, si algún país miembro no podía alinearse a esos requerimientos por problemas en sus economías, el FMI podía realizar un préstamo de dinero para ayudarlo a volver al equilibrio financiero.

ARGENTINA: DE NO DEBER NADA, A SER EL PAÍS MÁS DEUDOR Tal como señala la prestigiosa web trasandina Chequeado.com, de concretarse este acuerdo, un crédito de entre US$20.000 y US$30.000 millones convertiría a la Argentina en el país con más deuda al FMI. Las principales acreencias del organismo al día de hoy surgen de Grecia (US$12,8 mil millones), Ucrania (US$11,5 mil millones) y Pakistán (US$6,1 mil millones). Siguiendo la información oficial del FMI, en la actualidad, de estos países sólo Ucrania tiene acuerdos vigentes con el Fondo, por poco más de US$17 mil millones. Los programas con Grecia y Pakistán expiraron en 2016 y los países siguen pagando sus respectivas deudas. De esta manera, los próximos meses serán claves para el orden político, económico y social en Argentina, donde el clima de los sectores populares sube en descontento ante el rumbo tomado por el gobierno de Macri. En dicha dirección, el veto del presidente trasandino pocas horas después de la aprobación de la ley aprobada por el Congreso Argentino que retrotraía el valor de las tarifas de los servicios públicos. Además, se espera por el llamado a un paro general por parte de los principales sindicatos argentinos en caso de que se apruebe la reforma laboral, proyecto que quita una serie de derechos a los empleados en beneficio de los empleadores.

En un primer momento, Argentina no ingresó al FMI porque el entonces presidente Juan Domingo Perón no estaba interesado en negociar con los acreedores internacionales. Sin embargo, luego del golpe militar de 1955 el país pidió su primer préstamo al FMI, por un total de US$75 millones. El fondo no tardó en brindar la ayuda necesaria, pero no sin antes establecer una serie de reformas que el país debía hacer para adecuarse a las leyes del mercado

internacional. De esta manera, el gobierno defacto dejó al país trasandino con una deuda externa de US$1.100 millones, tal como informa el portal argentino La Primera Piedra. El ingreso de divisas del FMI continuó creciendo durante los próximos años, hasta alcanzar los US$2.100 millones en 1963. Los préstamos venían acompañados de indicaciones de reducción en el gasto público, despido de empleados públicos y privatización de empresas estatales, es decir: una receta liberal clásica. La última dictadura cívico-militar de 1976 en Argentina llegó con el manual neoliberal a estrenar y recrudeció la situación de la deuda externa y, con el apoyo del FMI, llevó la deuda a la enorme cifra de US$42.000 millones. La vuelta de la democracia no mejoró la situación económica y los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Saúl Menem continuaron requiriendo ayuda del FMI para concretar sus planes económicos. El organismo aprobó el modelo de la convertibilidad propuesto por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo, a pesar del impacto negativo que tendría en la economía local, el desempleo y las cuentas públicas. Así entonces, Argentina cayó en la peor crisis de su historia y terminó declarando el default (la imposibilidad de pago de la deuda, que ya había alcanzado los US$144.000 millones) en el año 2002. Tras la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia, el FMI volvió a intentar negociar una nueva línea de crédito, pero esta fue rechazada por el gobierno kirchnerista. Al poco tiempo, en 2006, Kirchner decide pagar al contado US$9.800 millones para cancelar la deuda con el FMI, que cerró sus oficinas en Argentina permanentemente. 12 años después, con Mauricio Macri en la presidencia y Nicolás Dujovne como ministro de Finanzas, Argentina se encuentra próxima a retornar al FMI.

LAS DIFERENCIAS ENTRE LA SITUACIÓN ACTUAL EN ARGENTINA Y LA CRISIS EN 2001 Aunque la vuelta de Argentina al FMI despertó los peores fantasmas de la historia reciente, vale aclarar que la situación del país trasandino no es la misma que la que supo conocer a comienzos del milenio. En primer lugar, cabe destacar que, a pesar de que Macri y su equipo económico han fallado en prever el futuro de la cotización del dólar, en el escenario económico trasandino ya no existe un tipo de cambio fijo como era en tiempos de la convertibilidad (1 dólar igual a 1 peso argentino), lo que generó que hacia finales de los años ’90, existiera una burbuja de la que no se podía salir sin un impacto caótico tanto a nivel político, económico y social, algo que finalmente terminó ocurriendo. En esa misma dirección, en la actualidad los bancos que operan en Argentina cuentan con mayores limitaciones para los préstamos de dólares gracias a los encajes bancarios. Estos encajes logran un porcentaje fijo de dinero que los bancos deben inmovilizar cuando hacen una captación del público, lo cual garantiza que los bancos siempre tengan dinero disponible en caso que sus clientes lo requieran y no pueden prestar más dinero del que tienen. A finales de la década de 1990 y comienzos de los 2000, cuando se agotó el modelo neoliberal impuesto por el expresidente Carlos Saúl Menem, los ingresos de dólares no permitieron devolver el dinero invertido por los ahorristas. Allí fue cuando se debió acudir a una pesificación de los depósitos y al famoso “corralito”, una medida que limitaba el acceso a sus ahorros a los clientes de los bancos. En el escenario actual, estas medidas no serían necesarias en Argentina. Por último, cabe destacar que el momento político no es el mismo. Pese a la imagen negativa creciente que tiene el gobierno de Macri en el país trasandino, las últimas elecciones legislativas del pasado año 2017 significaron positivas para la alianza gobernante Cambiemos, logrando una suerte de aval a sus políticas. En el 2001, en cambio, la también coalición de partidos llamada Alianza se encontraba en una situación de desmoronamiento y pérdida de votos en las urnas. Los índices macroeconómicos, a su vez, distan de ser los mismos que presentaba Argentina hace 17 años, aunque se repita una vieja fórmula.


EL UNDER DEL PAÍS AJÍ

METAPAPEL + LEONARDO PORTUS

DANIELA GATICA

BICHXS TEXTOS POR FELIPE MONTALVA [PERIODISTA] FOTO / CAROLINA VÁSQUEZ

SELECCIÓN POR VANESSA BOCCARDO [LICENCIADA EN ARTES]

Artista visual autodidacta. Arquitectura y memoria son sus temas recurrentes, desde la investigación de lugares emblemáticos de nuestra historia, simbólicos y autobiográficos como la vivienda social, el valioso legado del patrimonio modernista a menudo ignorado y las huellas de su deterioro presentando el desgaste de su utopía que buscó impregnar un modelo urbano durante la década de los 60’s y 70’s en Chile. Portus desarrolla estos contenidos mediante fotografías e instalaciones que combinan maquetas tradicionales y retablos artesanales, desplazados al campo del arte contemporáneo como lenguaje expandido.

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ntre sus últimas muestras individuales son: 2012, LIMBO en Galería Die Ecke Santiago y ¿Esta será mi casa, cuando me vaya yo?, Sala Gasco Arte Contemporáneo, Santiago. 2013: Cuando el futuro nos alcance, Galería Tajamar. 2014: Estación Utopía, Museo MAVI de Artes Visuales, Santiago de Chile. 2016: AHÍ, Galería Die Ecke. 2017: Habitabilidades Modernas, Sala de Artes Visuales Parque Cultural de Valparaíso, entre otras. Ha recibido el apoyo de Fondart y de la Fundación Príncipe Claus de Holanda para algunos de sus proyectos, también ha recibido premios en diversos concursos. Algunas de sus obras se encuentran en colecciones privadas de Chile y el extranjero, públicas como la del Museo Nacional de Bellas Artes, Universidad de Talca, Consejo de la Cultura y una obra pública permanente en el Centro Cultural Gabriela Mistral GAM, Santiago. 1. Retablo Población Manuel Larrain, Talca. Proyecto VIEXPO. Galería Gabriela Mistral, 2007 . 2. Retablo Bloques PET, Santiago. Proyecto VIEXPO. Galería Gabriela Mistral, 2007. 3. Detalle maqueta con movimiento y proyección de luz, proyecto Habitabilidades Modernas. Sala de Artes Visuales Parque Cultural de Valparaiso, 2017. Contacto: leonardo.portus@gmail.com

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riunda de La Florida, con residencia extendida en Valparaíso, Daniela Gatica fue uno de los estrenos sobresalientes del año pasado. Muy joven -tiene 21 años-, se rodeó con gente experimentada para un sonograma que, pese a la diversidad estilística, va canción a canción ahondando un surco personal con su voz y letras. Entre los créditos del disco está Tilo González, legendario baterista de Congreso. “La experiencia de trabajar con gente que tiene harta cancha musical fue súper enriquecedora”, recuerda Daniela. “Sobre todo para observar cómo trabajan y qué decisiones toman”... Pero hasta ahí el nexo. El presente y el futuro queda en sus manos: “La verdad, no siento que continúo ningún camino. Estoy en una etapa de descubrir el sonido que le quiero dar a mi música y de moldearlo en conjunto con una banda que formamos recientemente con un grupo de amigos”, señala. En la portada, un primer plano de la cantautora. Sus ojos grandes y oscuros, que parece reflejan a quien tiene enfrente. “Un hilo conductor podría ser el sueño y lo onírico, y en ese contexto hay una representación más clara del imaginario”, cuenta. “Pero también está muy presente el factor cotidiano, hay varias canciones que están inspiradas en conversaciones ajenas de micro o de pasaje. Soy sapa y me gusta imaginarme las sensaciones de los demás. Y para eso hay harto de mirar y escuchar”. A su juicio, son las letras las que guían el momento de componer. Hay un guiño a Altazor (“Bajazor”), o metáforas desde lo natural (“Chépica”), o una canción de amor que cierra pero que abre (“Historia corta”). Sin embargo, es notable la abundancia de insectos en los versos. Por ejemplo, se escucha en “El ácaro”.

“Cuando llegue a la orilla de su cuello circuncida la escalera que es postiza en la garganta Resbalín a la piscina que es la guata Donde viven los demás que hay que cazar para matar o ser matado”

O en “Insecticida”: “Estoy embarazada de una araña atigrada Enmudecida Me vomitó la sangre y tejió hambre en las paredes Humedecidas”.

“En principio el disco se iba a llamar “Todos los insectos de una sola vez”, como un tomo del Icarito”, cuenta Daniela. “Siempre estoy buscando debajo de las piedras o los troncos. Son los seres vivos que mas interesan. En un tiempo que escribía más a partir de los sueños, que eran mas figurativos, los bichos eran una constante; yo era una araña o había una polilla que se comía a sí misma. Me interesa trabajar una escritura que explicite esas conductas que parecen repugnantes, para algunos, pero que tienen un símil en la esencia humana. Como el escarabajo pelotero, que lleva a cuestas una bola de caca, igual que todos nosotros”. Esta nota fue redactada mientras miles de mujeres se tomaban facultades y calles en Chile. Condenaban la educación que genera machitos y levantaban una crítica radical al patriarcado, que no sólo hiere o mata sino menosprecia y abusa. Le pregunto a Daniela Gatica sobre qué acaece en el medio musical: “Me entristece cuando nosotras mismas nos posicionamos en una situación de inferioridad. La única acción concreta que podemos realizar las mujeres en este ámbito, a mi parecer, es generar redes más potentes y romper el modelo estereotípico que cosifica o explota nuestra imagen, con el fin de perpetuar esa falsa creencia que existe una superioridad musical en lo masculino. Aguante la red muchacha”.


#ZONANORTE EL DOCUMENTAL DE LAS OFICINAS SALITRERAS

HENRY FORD DESEARÍA HABER VISTO: “PAMPA” terminaron sufriendo enfermedades de trabajo, como la silicosis.

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l flujo energético del desierto nunca se detiene. Hay poblados que tuvieron una creciente población gracias al auge económico del salitre en los años treinta, pero que luego fueron abandonados tras el fin de ese auge. Pero, ¿qué ocurre hoy con quienes decidieron permanecer dónde nacieron? Encontraron el tesoro de convivir con los recuerdos de la niñez, la memoria fresca y la compañía permanente de sus difuntos enterrados cerca, entre otras maravillas. Gracias a la lente de los directores: Erick

Aeschlimann (Chuquicamata, 1989) y Felipe Palma (Santiago, 1981) se filmó una radiografía que todos desearíamos ver (otra vez, si procede): “Pampa”, una pieza de cine documental íntegramente producida en el norte.

Todo ello apunta, según los directores, a exhibir el “fordismo” y su efecto en el mundo obrero y salitrero. El “fordismo” es un sistema económico atribuido a Henry Ford (1863-1947), el conocido empresario estadounidense, fundador de la “Ford Motor Company” y férreo defensor de la producción en serie o en cadena. Para los directores, los poblados como: María Elena o Pedro de Valdivia se fueron vaciando de habitantes, hasta solo quedar ancianos en lugar. Dado que,

POR JOÉL VÉLIZ [PERIODISTA] la producción en cadena en este lugar se agotó y debió trasladarse a otro lugar para hallar nuevos recursos productivos. Y así repetir el ciclo. El filme indaga en aquellos vestigios sociales, políticos y productivos que dejaron de existir en la zona. Además, la realidad y la ficción de su técnica se confunden, permitiendo adentrase en rincones olvidados en el tiempo. Tuvo dos años de trabajo y planea ser exhibida en festivales nacionales. Felipe anticipa: “Para el mes de julio podríamos mostrarla en Santiago”.

Fue estrenada en el mes de mayo, desde la última oficina salitrera que subsiste en el país: María Elena (6.457 hab.). Bajo una técnica que mezcla la labor documental con escenas ficcionales se ilustra cómo lxs habitantes de las oficinas salitreras desarrollaron su diario vivir en la década del cuarenta, y como algunos de ellos

#POSTJUICIOS

LOS CHEQUES MATTA POR JUAN JOSÉ SANTOS [CRÍTICO Y CURADOR]

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abrá muchos a los se le olvide, pero el artista Roberto Matta fue a Salvador Allende en Chile lo que José Clemente Orozco significó –salvando las distancias espacio-ético-temporalespara Álvaro Obregón en México. Artistas cuyos murales potenciaban a través de imágenes el discurso revolucionario. Cuando regresó a su país de nacimiento, tras la victoria de Allende de 1970, Matta se encarga de realizar murales junto con la Brigada Ramona Parra. Pero quizás lo más interesante fue lo que ocurrió después del Golpe de Estado. Roberto Matta volvió a Europa, y comenzó a realizar una serie de pequeñas pinturas que se conocerían, por su uso comercial abierto, como “Cheques Matta”. Fueron envia-

dos a conocidos y allegados suyos vía correo postal a Chile, y estas pinturas, al llegar al país bajo la dictadura de Pinochet, eran vendidos con la finalidad de apoyar económicamente a sus amistades. Las leves pinturas estaban pobladas de figuras infantilizadas, con colores vivos, siluetas remarcadas, sin mucha mayor pretensión artística… ¿pero alguien podría decir que no son obras de arte político? Se acaba de estrenar en las carteleras un documental que narra el origen y el destino de estas pinturas como valor de cambio, “Cheques Matta”, realizado por Leonardo Contreras. Una muy buena ocasión para conocer este antecedente de solidaridad en Chile desde la creación; Los Cheques Matta fueron algo así como cartas bombas enviadas a un país que comenzaba el

experimento neoliberal, que se extendía por doquier como un virus que llegaría a afectar incluso a los creadores, algunos de los considerados como “artistas políticos” incluidos. Hoy, los artistas que pintan con el estilo de los “Cheques Matta” (figuras infantilizadas, colores vivos…) trabajan también para venderlos, pero para apoyar a nadie más que a sí mismos. En una de estas obras menores de Matta aparece la leyenda “Hay que crear para creer”. Bien se podría afirmar que también hay que creer para crear.

MAIPÚ 363

Fono: 2 2682 0152


gradocero Junio

S U P L E M E N T O

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L I T E R A T U R A

2018

Literatura deportiva independiente

ESPECIAL DEPORTES ¶ Entrevista La prueba de resistencia de Elvira Hernández. ¶ Perdidos leyendo traducciones Martín Roldán. ¶ Reseñas El púgil de Mike Wilson, Maratón de Macarena García, Gol de oro de Nibaldo Acero, Pelagatos de Mario Valdovinos y Selección nacional de V.V.A.A. ¶ Creadores Esteban Salinero, Roberto Castillo, Jerónimo Parada y Andrés Santa María.

Financia:

Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura Convocatoria 2018 Región de Valparaíso


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