Mondo Sonoro Galicia - Castilla y León / Septiembre 2021

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GALICIACASTILLA Y LEÓN

SEPTIEMBRE 2021 Nº298 mondosonoro.com

Laura Lamontagne & PicoAmperio forman parte de la décimoquinta edición del festival Arteficial, donte también actuarán Os Amigos dos Músicos, Niki Moss y Noiserv.

Arteficial,activismo cultural en O Ribeiro Arteficial comienza a escribir su historia hace quince años gracias al trabajo y compromiso de un joven equipo dispuesto a potenciar distintas actividades culturales en la comarca ourensana de O Ribeiro.

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ESDE su base de operaciones en Ribadavia, la asociación sin animo de lucro que da nombre a este festival viene proporcionando un espacio de encuentro entre público y artistas que ha servido como plataforma cultural interdisciplinar donde descubrir, entre otras propuestas, nuevas tendencias musicales que se salen del habitual circuitos de festivales. Para esta señalada edición del 2021, Arteficial concentrará en la jornada del sábado 4 de septiembre toda su programa-

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ción, que en el apartado musical cuenta con la participación de cuatro formaciones ya confirmadas. Entre ellas se encuentra Niki Moss, alter ego de Miguel Vilhena, músico y vocalista de la banda Savanna, y también productor de una larga lista de bandas portuguesas como Pista, Ditch Days, Marvel Lima, Flying Cages o George Marvinson, que llega a Ribadavia con una colección de canciones cargadas de hipnóticos ritmos y ensoñaciones psicodélicas. Otra de las propuestas que llegará al escenario del festival Arteficial tras cruzar

el rio Miño es la de David Santos al frente de Noiserv, un proyecto musical en formato hombre orquesta y de corte intimista, que no ha dejado de crecer desde su aparición en 2005, consiguiendo destacar en la escena internacional con la publicación de varios discos conceptuales y bandas sonoras para películas. Laura Lamontagne & PicoAmperio y Os Amigos dos Músicos también participarán en los conciertos enmarcados dentro de la celebración del décimo quinto aniversario del festival Arteficial el primer fin de semana del mes de septiembre en Ribadavia. Ambas formaciones, vienen a corroborar la fertilidad de la actual escena musical gallega con notables propuestas artísticas que desarrollan un estilo propio, enarbolando el legado cultural de sus antepasados. El gui-

ño de la banda ourensana Os Amigos dos Músicas al Rexurdimento de la literatura gallega en el siglo XIX con la musicalización en clave folk rock de O maio y el revestimento cibernético aplicado por Laura y Pico a las Ondas do mar de Vigo, una de las más famosas cantigas de amigo popularizada por el trovador Martín Códax en el siglo XIII, traen al presente hitos de otras épocas cuyo peso ha permanecido inalterable con el paso del tiempo. La entrada a los conciertos continúa siendo gratuita, previa solicitud de reserva indicando nombre y apellidos de los asistentes, junto a un número de teléfono de contacto. —Toda la información en www. arteficial .org

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GALICIA-CASTILLA Y LEÓN / ENTREVISTAS

o ñ a d n e v A r O s ca o d a s o p e r y l a p r of e s i o n OSCAR AVENDAÑO. FOTO: PABLO VÁZQUEZ

Con los tiempos que corren, vender doscientas copias de un disco nuevo en dos semanas es un logro digno de celebración para las clases medias y bajas de la música nacional.

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L compositor vigués Óscar Avendaño puede presumir de que sus Perros negros han volado bien rápido: “Habíamos hecho una tirada pequeña porque no había ninguna intención de hacer conciertos y las cosas estaban como estaban. Yo no contaba con que se acabasen tan rápido y como la gente seguía pidiéndome más, decidimos hacer una segunda tirada” explica el músico. ¿De cuántos ejemplares? Otros doscientos. ¿Para cuándo? Por lo visto, igual toca esperar: “Nos están tocando los huevos desde la fábrica, pues tendrían que haber llegado a principios de agosto, pero han vuelto a cometer el mismo error que en la primera edición poniendo la portada con brillo en lugar de mate”, se lamenta Avendaño, que espera que la nueva esté disponible para mediados de septiembre. Una edición, por cierto, que incluye CD y vinilo y un curioso artwork del también músico Arturo Delgado (Querido Extraño). Para amenizar la espera, el artista ha ido compartiendo en su muro de Facebook el origen de todas las canciones de sus discos en solitario, desde aquel Oscar Avendaño y Los Profesionales de 2012 hasta el disco que ahora nos ocupa, Perros negros (2021). A pesar del interés que ha despertado entre sus seguidores, Avendaño prefiere quitarle hierro al asunto: “Lo hice a modo de promo, ya que yo utilizo el Facebook básicamente como una herramienta promocional. Cuando no tengo nada que vender hablo de otras cosas como cine o música, pero yo me he abierto una cuenta para vender discos y anunciar mis conciertos”, zanja. Si bien es cierto que conocer qué motivó al autor de estas canciones a componerlas goza de bastante atractivo, también se puede percibir desde el prisma contrario, coartando la imaginación del oyente al escuchar las letras: “Podría ser, pero yo siempre parto de la premisa de que una cosa es lo que signifique para mí una canción cuando la escribo y otra lo que signifique para el público. Las canciones son maleables”, aclara. Buenos ejemplos de esto son los temas Pudridero y Los chicos, escritos años antes de la pandemia pero que en la actualidad adquieren nuevas lecturas. Sobre esta última, Avendaño admite que “yo sé por qué la hice, pero para mí ahora ya significa otra cosa. Cuando las canciones no son totalmente cerradas, es el receptor quien tiene la última palabra”. Pero, como decía aquel, “yo he venido aquí a hablar de mi libro”. Perros negros es el segundo trabajo Óscar Avendaño acompañado por Reposado, que no son otros que Mauro Comesaña (The Soul Jacket, Zalomon Grass) a la batería y Andrés Cunha (High Sierras, Siniestro Total) al bajo. Al igual que en Burro (2015), su anterior elepé, este también fue grabado en los estudios cántabros de Guitar Town Recordings, propiedad de Hendrik Röver (Los Deltonos, Los Míticos GT), quien ejerce como productor y guitarrista principal. Su huella se hace notar #2 septiembre 2021

especialmente en ese sonido tan orgánico que consigue en todos los álbumes que supervisa, además de en los acertadísimos arreglos de steel guitar, slide, banjo o piano. No solo las dos canciones arriba mencionadas fueron compuestas hace años: el disco entero fue grabado en 2016, poco después de Burro. El principal causante de que haya visto la luz un lustro después es Aritz Sertucha, músico y creador del sello Milana Records, que además de Avendaño cuenta con una escudería envidiable: Schizophrenic Spacers, Kleejos Band o Los Eternos también forman parte de ella. “Dijeron que era un buen momento para publicarlo y tenían razón, porque está teniendo mucha repercusión y no hay esa presión de tener que presentarlo en directo”, comenta el músico, y añade que “entre no hacer nada y hacer algo siempre será mejor lo segundo, y desde luego para mi salud mental lo está siendo”. Admite que el parón de conciertos de los últimos meses llegó a hacerlo sentir como “uno de esos jubilados que no le encuentran sentido a la vida”, ya que el vigués forma parte del pequeño grupo de músicos privilegiados que pueden vivir de ello. El álbum recibe su nombre de un trapichero que se hacía llamar Perro Negro, una imagen que a al compositor le parecía “súper dura, como de perro sin dueño”. Ese regusto “ominoso, de mal rollo”, según su autor, es palpable en el resultado final del disco, formado por una decena de canciones que oscilan entre el rock, el folk y la americana. En un extremo de ese abanico encontramos Arde el mundo, una oda sucia y distorsionada en contra del sistema que poco tiene que ver con su predecesora, Casas rotas, una canción desgarradora en la que habla sobre la muerte de su madre y el hecho de “entrar en la casa de alguien que ya no va a volver y que ha tenido que irse sin aviso previo”. A pesar de la variedad de tono entre los cortes, el elepé se sostiene tanto a nivel musical como lírico. Una buena muestra de lo primero es El camino, que a partir de la mitad despliega un amplio paisaje instrumental a base de guitarra clásica, steel guitar, mellotron y coros. La banda sonora perfecta para una road movie o, en su defecto, para ir en el coche con la ventanilla bajada. En cuanto a las letras destaca el lenguaje sencillo y accesible que suele utilizar Óscar en sus composiciones, siempre plagadas de referencias melómanas y cinéfilas y mucho sentido del humor: “Yo solo quiero llenar ese agujero que alguien dejó en tu corazón” canta en Entre el cielo y la miseria, justo antes de invitar a la muchacha a una Bonita pensión Para dar salida a esta vertiente más rockera y canalla Óscar cuenta con otra banda, The Bo Derek’s, que vienen de terminar un segundo disco que en los próximos meses estará disponible. Eso sí, con una tirada mayor que el grabado junto a Reposado, para evitar posibles situaciones de desabastecimiento musical entre sus seguidores: “Si en invierno o primavera nos dejan tocar con normalidad lo agotamos cagando leches. En estas circunstancias no lo sé, pero aún así tengo muy buenas expectativas” confiesa con optimismo, pero sabiendo que no están los tiempos para hacer planes a largo plazo. Por ahora nos conformaremos con sacar a pasear a sus Perros negros. —pablo vázquez

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LOS ESTANQUES. FOTO: RAÚL JULIÁN

CONCIERTOS

MUJERES . FOTO: CARLOS BARTOL

Festival Ingrávido Sala: Patio del DA2 (Salamanca). Fecha: 27 y 28/08/21. Promotor: Moon Project.

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ANZARSE a organizar un festival de nuevo cuño, dadas las circunstancias, es una decisión poco menos que heroica. Si, además, se trata de en una plaza complicada como es Salamanca y en esa época estival en la que los estudiantes han abandonado la ciudad, el asunto muta en hito. Sobre todo, teniendo en cuenta que el evento en cuestión prescindía de esos grupos repetidos en la mayoría de los carteles con la intención de asegurar el éxito, para apostar a cambio sin tapujos por otro perfil artístico. Sea, por lo tanto, más que bienvenida esta iniciativa valiente e interesante concretada en el Festival Ingrávido de la capital charra, que celebró su primera edición en el patio del museo de arte contemporáneo DA2. Monteperdido tuvieron el honor de estrenar el asunto, en el que era uno de sus primeros conciertos para presentar las canciones de aquel notable debut homónimo del pasado año, y que los sitúa no muy lejos de Los Punsetes. Aunque con amplio (y lógico) margen de mejora por delante, el cuarteto dejó buenas sensaciones, con su mezcla de ruidismo y alma pop. Sobre todo gracias a la presencia de su vocalista Bego, poseedora de un extraño

magnetismo del que hizo gala en temas como La distancia, El tarot o El balcón, invitando así a prestar atención a los próximos movimientos del grupo. Por su parte, Confeti de Odio fueron la gran revelación del festival, demostrando por qué en Madrid son ya un secreto a voces. El proyecto de Lucas Vidaur luce letras tan cargadas de realismo como de un cinismo inteligente, que se clavan desde la primera escucha sobre todo en base a un directo bastante más armado que su versión de estudio, con dosis adicionales de electricidad e intensidad. Es así como su pop, de por sí interesante, muta en una propuesta más agresiva y convierte pequeños himnos como Muchísimo, Hoy será un día horrible o Siempre nada en pildorazos perfectos para soltar desde el escenario. Los que no sorprendieron porque ya es de sobra conocida su solvencia escénica fueron Mujeres que, además y tras más de una década de carrera, disfrutan del momento álgido de popularidad. El trío fue una apisonadora en directo sin aparente esfuerzo, con estas canciones suyas de poco más de dos minutos, aceleradas y tan deudoras de The Feelies como de Black Lips sucediéndose una tras otra. El trío hizo gala una efectivi-

dad poco menos que insultante, además de presentar un sonido pulcro que no resulta reñido con aquella alma más garagera de sus inicios que todavía late en segundo plano. En cualquier caso, enlazar temas como Al final abrazos, Aquellos ojos, Rock y amigos, Cae la noche o Tú y yo, solo podía suponer una victoria tan clara como la cosechada por los catalanes en su primera visita a Salamanca. Diamante Negro fueron los encargados de inaugurar la segunda jornada, con una propuesta que encuentra algunos de sus referentes en el indie de los noventa –con especial predilección por Dinosaur Jr o Superchunk–, sin descuidar esa sombra de Los Nikis que cada vez resulta más alargada, sobre todo desde que Carolina Durante comenzasen con su reivindicación. El trío distribuyó repertorio entre temas ya conocidos (y de pegadizas consecuencias) como KEPX o Poliamor, y otros aún inéditos que verán la luz en un inminente nuevo álbum. Su pasó por el escenario dejó momentos interesantes, pero también resultó algo extensa y, de paso, dejó la duda de si el mal rollo entre miembros del grupo era real o pura fachada. Menta venían con el EP ‘ñao, ñao’ (Sonido Muchacho, 21) bajo el brazo, y resultaron convincentes en el plano instrumental, con su muro de sonido de perfil shoegaze deudor de Ride y Slowdive bien tejido. Fue en la parte vocal donde el asunto descolocó, no porque su cantante proceda mejor

o peor, si no porque ambas partes –la instrumental y la vocal– parecen sucederse de manera independiente entre sí y quedan lejos de ensamblar. Un hándicap difícil de salvar y que a la postre deslució canciones con potencial como Ojalá te mueras, El apartamento u Ocho domingos. Los Estanques eran el plato fuerte del día y cumplieron su papel firmando el que, a la postre, sería mejor concierto del festival. A estas alturas, el cuarteto liderado por Iñigo Bregel resulta una apisonadora con su mezcla de ópera rock, progresivo y psicodelia impecablemente interpretada sobre las tablas. No en vano, el frontman se ha rodeado de una base rítmica infalible formada por Daniel Pozo (bajo) y Andrea Conti (batería), además de contar con el no menos determinante guitarrista Germán Herrero. La formación cuenta en su haber con un total de cuatro discos, lo que les permite disponer de un generoso repertorio en donde elegir, incluyendo piezas tan verticales como Clamando al error, ¡Joder!, Juan el largo, Mr. Clack, Efeméride o la final Soy español pero tengo un Kebab. Su abrumador concierto confirmó las sensaciones positivas dejadas por la primera edición del Festival Ingrávido, cuyo planteamiento de unir un cabeza de cartel firme con grupos incipientes resulta de lo más atractivo. Al menos para aquel aficionado que tiende a no conformarse con ese tipo de oferta de lo más sobada y reiterativa. —raúl julián

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GALICIA-CASTILLA Y LEÓN / CONCIERTOS

Sinsal Esencial

SIRICAIA. FOTO: OLALLA LOJO

Lugar: Illa de San Simón (Pontevedra). Fecha: Del 23 al 25 de julio. Promotor: Sinsal.

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TARTA RELENA. FOTO: OLALLA LOJO

MARIAGREP. FOTO: OLALLA LOJO

Felicia Pop Festival Lugar: Limodre - Fene (A Coruña). Fecha: 13 y 14 de agosto. Promotor: Felicia Asociación Cultural

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ESULTA complicado cancelar un evento con dos décadas de vida como el Felicia Pop. Sin embargo, esta fue la decisión obligada por las circunstancias especiales del año pasado, que no son necesarias ni recordar. La clave de todo era este año, el de la 22º edición, para la cual la organización del festival de Fene hizo un trabajo extra, tras decidir que dos años sin el evento fetiche de la zona sería un golpe muy duro de sobrellevar para la fiel legión de seguidores de un festival que ha creado marca dentro de la liturgia rocanrolera, garaje y pop. Con dicha ambición, lo vivido este año vino marcado por un cartel donde brillaban algunas de las propuestas con más solera de esta escena musical. Entre todas ellas, la más luminosa fue la de Brighton 64, cuenta pendiente del festival con uno de los grupos más relevantes dentro de la línea marcada por el a lo largo #4 septiembre 2021

de los años. La mítica formación barcelonesa actuó el primer día, después de que los The Bo Derek’s se encargaran de cargar las pilas al personal con su apisonadora pub-rock, dinamitada con un The Kids Are Alright final, además de un vibrante repaso a varias de las piezas que compondrán su inminente segundo LP. Eso sí, el momento más excelso de toda la programación fueron Brighton 64. Lo suyo fue un repaso por una de las discografías españolas más apasionantes de vena rocanrolera. Y lo demostraron con un concierto que fue de menos a más, trufado de explosiones energéticas, atomizadas por estribillos excelsos y esos toques de teclado Farfisa tan identificativos. El momento culmen llegó en el tramo final, elevado al cubo por medio de la ejecución de La casa de la bomba. Después de unos clásicos como Brighton 64, llegó el turno de cerrar la noche del viernes con Los Her-

L regreso a San Simón para asistir a una de las jornadas del festival Sinsal supone la emoción de reencontrarse con la isla y la excitación que provocan unas expectativas siempre altas respecto a la programación musical. Sinsal es vanguardia y calidad, novedad y exquisitez; bailoteo pero también degustación. Esa fama, ganada a pulso, supone una garantía pero también un riesgo: a su público no le vale cualquier cosa. En un cartel reducido por las restricciones sanitarias las posibilidades de éxito y sorpresa también se restringen. Así, el sábado de este año quedará, al menos para mi gusto, como el día del canto gregoriano. Tarta Relena, el dúo que componen Helena Ros y Marta Torrella, fue sin duda la propuesta más rompedora y evocadora, en el ámbito del folk tronado y el canto gregroiano progresivo. Experimentando con sus voces y llevándonos al Mediterráneo, su interpretación será recordada por la utilización de una vasija de barro sobre la mesa de sonido. En el cartel hubo otra buena dósis de modernez con la jovencísima Mariagrep, que puso más entusiasmo que excelencia a su actuación, pero de eso va el bedroom pop electrónico, de letras sin una pizca de pretenciosidad y unas ganas descaradas de pasárselo bien. Después, conciertos más convencionales fueron los protagonizados por las bandas portuguesas Siricaia y Whales, combinación entre rock y electrónica que hizo bailar a los asistentes, ávidos de música en directo. Estos últimos sustituyeron a Tanxugueiras, baja por covid, lo que incide en el carácter trad que los organizadores querían imprimir a un programa en el que el viernes sobresalieron los traperos vascos Chill Mafia y el domingo la tan de moda y marcada feminista Rigoberta Bandini.—aida l. rosell manos Dalton, santo y seña del power pop indie de los años noventa, que se marcaron una actuación, sencillamente, ejemplar, resuelta con su mochila repleta de temas-gancho. Para el sábado, la sesión fue doble. La sesión vermut fue cosa de Tinta y Los Mejillones Tigre. Mientras los primeros lo dieron todo sobre las tablas, contagiando de endorfinas al personal, los segundos hicieron gala de su toxicidad psicodélica, marca de la casa de una formación jienense, que no defraudó a todos los que no quisieron dejar pasar la oportunidad de pegarse un viaje hacia las entrañas del espíritu `67. Por la noche, arrancaron Los Fusiles, que con su explosiva coctelera, agitada de intensidad Hüsker Dü, chulería The Clash y garbo Los Enemigos, dieron buena cuenta de su repertorio y el nuevo LP que se avecina. Pero para agitadores, Los Chicos, que con su fórmula cowpunk salvaje a lo The Gun Club, tiraron de toda clase de trucos para hacernos vivir un concierto que, por momentos, nos hizo creer que la pandemia nunca existió. Mención especial a su lisérgica forma de cruzar a Os Resentidos con los Stooges, en una cabalgada final del concierto que terminó con varios miembros

de Lie Detectors sobre las tablas. No se lo pusieron fácil Los Chicos a Familia Caamagno, que salieron encabezados por un intenso Manuele que, bajo ningún concepto, iba a permitir que la cosa decayera. Ni mucho menos. Desde luego, no dejaron que nadie se relajase a lo largo de una actuación donde hubo toques tropicalistas, guitarras raga y toda clase de exotismos rock para colorear su rock energético, plagado de himnos rompecaderas como Surfistas nazis o las canciones que interpretaron de su último LP, el aclamado Había que inténtalo. Finalmente, los de Sigüeiro lograron su cometido, dejando para el recuerdo una intervención que quedará en los anales del Felicia Pop como demostración de apisonadora rock. Tras cumplir de sobra con el expediente, llegó el remate deseado con los guipuzcoanos Lie Detectors, que pusieron el broche final a una edición histórica, por sus condicionantes, a ritmo de años sesenta y setenta, rock de patilla y bigotón. Invitación desenfrenada al baile, con unas gotitas de psicodelia para endulzar las neuronas de un personal que casi saca a hombros al cuarteto de grupos que tocaron la última noche.—marcos gendre

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GALICIA-CASTILLA Y LEÓN / CONCIERTOS

CHUCHO. FOTO: CRISTINA DR

MARÍA JOSÉ LLERGO . FOTO: CRISTINA DR.

Atlantic Fest

DERBY MOTORETA’S BURRITO KACHIMBA. FOTO: CRISTINA DR

Lugar: Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). Fecha: Del 12 al 24 de julio. Promotor: New Live .

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NTRE pinos y luces de verbena regresaba a la acción el Atlantic Fest tras la ausencia forzada del 2020. Allí se instaló el escenario Alma Atlántica, todavía con el recuerdo de la pandemia muy presente y amenazando el devenir de un festival que regresaba a Vilagarcía de Arousa; el lugar que, no muchos años atrás, era la casa del extinto Festival do Norte.En estas circunstancias salía Ortiga el pasado 12 de julio a ejercer como maestro de ceremonias e inaugurar un festival con su cumbia barnizada con autotune y cacharrería electrónica. Camiseta de deporte, peinado nuevo y guitarrista invitado para ayudar con una función que arrancó algo fría, lastrada por las estrictas medidas de seguridad y algún que otro hueco vacío entre el público. No obstante, conforme la cumbia fue seduciendo los oídos de los presentes, eran más y más las cabezas, hombros y pies que se agitaban al ritmo de la música. Ayudó a levantar los ánimos el cameo de Nuno (Grande Amore), que se prestó a interpretar primero la contagiosa Mondo Dolore, de su proyecto conjunto Los Rastreadores, y luego Acostumbrao, del primer disco de Ortiga; canción con la que Chicho invitó a los presentes a venirse arriba, para luego matizar que se refería a “arriba por dentro” tras las miradas inquisidoras de algún miembro de la seguridad.Pese a ello, la llama ya estaba prendida y el público disfrutó visiblemente del tramo final de concierto, con un repertorio bien seleccionado en el que cupieron temas de Boyanka Kostova (Restaurantes), canciones que formarán parte del nuevo disco (Nanana) y cortes ya clásicos como O Solar o ChantadaNFestas. Terminó tan arriba la actuación que el cierre con La magia de tu melena supo a poco para un público que exigía al menos un bis y que terminó improvisando con Fiesta mondosonoro.com — @mondosonoro — facebook/mondonosoro

chill. Al día siguiente tomó el relevo La Habitación Roja, encargados de inaugurar el segundo de los escenarios de un Atlantic Fest prolongado durante dos semanas. El auditorio municipal de Vilagarcía fue el hogar del Escenario Xacobeo 21-22, al que el miércoles 14 se subió María José Llergo. La cordobesa es una de las grandes voces femeninas del nuevo flamenco y lo demostró con un show cargado de intensidad, personalidad y ganas de trascender. Su propuesta de mínimos, acompañada de guitarra y algún que otro arreglo electrónico, triunfó gracias a una voz privilegiada que dio lustre a canciones con letras desde lo costumbrista a lo social y con un fuerte arraigo en su tierra natal. Canción de soldados, Niña de las dunas o Soy como el oro destacaron en la primera mitad del set. El concierto fue virando cada vez más desde el folclore puro hacia el pop y terminó con la artista, que no escatimó en mimos -correspondidos- para el público, descalza sobre la platea y regalando dos bises en los que interpretó A través de ti y una aplaudida versión de la clásica ¡Ay, pena penita pena!. Al día siguiente, fue Zahara quien estrenó el escenario principal del festival, un Vibra Mahou por el que, en los días sucesivos, pasaron Dorian, Depedro y León Benavente. En esta cita de nombres habituales del pop indie español había hueco para otro de los clásicos de este género: unos Sidonie que capitaneaban con Lori Meyers el cartel y la jornada grande del festival el día 18 de julio. El grupo catalán, que ya supera las dos décadas encima de los escenarios, supo hacer valer su experiencia y, aunque poco quede ya de aquella banda que cantaba en inglés en el fin del milenio, recuperó para la ocasión temas de aquel entonces como On the sofa. La mirada al pasado se prolongó durante todo el show y sonaron cortes como Nuestro baile del viernes, Fascinado o Costa azul intercalados con canciones más actuales como Portlligat o Verano del amor. Contrariamente a lo que marca la tendencia en este tipo de eventos, fueron los temas nuevos algunos de los más aplaudidos por un público bastante entregado y que disfrutó con la teatralidad de un Marc Rós que se lanzó a recitar poesía en gallego mientras de fondo sonaban los teclados de la célebre Riders on the Storm, de The Doors. La despedida llegó encadenando en un bis la afamada El incendio, seguida por Carreteras infinitas y Estáis aquí. Poco más de una hora después, Lori Meyers tomaba el relevo para cerrar la gran jornada masiva al aire libre de este festival. Pese a que de esta forma terminaba la actividad en el escenario principal, todavía quedaba espacio para grandes conciertos como el que dieron los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba apenas un par de días después, de vuelta en el auditorio. Comenzaron interpretando The New Gizz a ritmo de vértigo y, algo más de hora y media después, dejaban el escenario entre una ovación que se prolongó por varios minutos para agradecer semejante despliegue de psicodelia quinqui, virtuosismo instrumental y carisma. Parcos en palabras, dejaron que fueron los temas de su primer disco y de su reciente Hilo Negro los que tomasen el protagonismo en un concierto repleto de directos a la mandíbula como Porselana teeth o El valle. Caben comparaciones con Black Sabbath, Led Zeppelin, Kyuss o cientos de grupos más, pero lo cierto es que Derby Motoreta’s Burrito Kachimba rebosan personalidad y estilo propio. Somnium Igni (Pt.1) y la “performance” a su alrededor fue la piedra angular de un directo que, desde entonces, tocó techo y fue fluyendo hacia la desembocadura al son de cañonazos como Aliento de dragón, Samarkanda o una versión de la Nana del caballo grande. El broche al concierto lo puso El salto del gitano y el ya eterno mantra Sig na geg no, sig nag nag se, que pusieron en pie, a bailar y a agitarse a la mayoría del público y trajeron por la calle de la amargura al personal de seguridad ante tal muestra de delirio colectivo. Para los últimos días, el festival no solo tuvo que lidiar con la complicada situación sanitaria a causa de la pandemia, sino que la lluvia y el mal tiempo hicieron acto de presencia y obligaron a reubicar alguno de los conciertos fijados. Este imprevisto no deslució demasiado, sin embargo, un fin de fiesta que contó con las actuaciones de Chucho, Anni B. Sweet, Rufus T. Firefly, Verto o Second. Cuando un concierto pop de hoy en día arranca con una joya como De aire, sólo cabe esperar un tsunami de emociones tan arrebatado/r como el ofrecido por Fernando Alfaro y sus secuaces en una de las noches marcadas en negrita dentro del Atlantic Fest de este año. Y es que lo ofrecido por el albaceteño fue una demostración de por qué es uno de los referentes más imponentes del pop patrio en estas cuatro últimas décadas. Imbuido en un rescate vibrante de canciones perteneciente a sus pináculos discográficos, Tejido de Felicidad (1999) y Los Diarios de Petróleo (2001), su maquinaria ensamblada con pop incandescente nos surtió de un arsenal incontestable que tuvo a Magic como colofón final antes de los bises, y que sirvió para coronar una actuación en la que Chucho defendieron los hallazgos de su reciente criatura discográfica, defendida con nuevas joyas de su repertorio como La carretera de la costa o la La ambulancia y el dolor. Ambos ejemplos muestran el lozano estado de salud de un grupo que también nos regaló un viaje al pasado fundamental con el recuerdo a Un ángel turbio y El detonador EMX-3, los momentos más espectaculares de su primer LP, y que sonaron tan intensas como el primer día. Durante hora y media, pudimos asistir a un jukebox fundamental de pop artesanal, de vísceras y luz, explosionado en el cierre del concierto por medio de la bilis punk con la que abordaron Perruzo y las nubes negras que surcaron el cielo durante la interpretación iracunda y psicodélica de Inés Groizard, mediante la que dinamitarontodo rastro lumínoso anterior a través de una exposición a corazón abierto de sus sombras.—javier ramos / marcos gendre septiembre 2021 #5


GALICIA-CASTILLA Y LEÓN / CONCIERTOS

Rodrigo Cuevas

Verto

Lugar: Santiago de Conpostela. Fecha: 22 julio. Promotor: Concello de Santiago

Lugar: Santiago de Conpostela. Fecha: 28 julio. Promotor: Concello de Santiago

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ODRIGO Cuevas es un farsante, pero no como artista, que es de lo más honesto (además de estimulante) con que te puedes topar hoy en día. Lo que hace de él un embaucador, un auténtico embustero, es su discurso cínico acerca de la vida misma. Por las fiestas del Apóstol, después de un año de cuasi sequía concertil, Cuevas se subió al escenario de la Praza da Quintana el pasado 22 de julio y nos dijo al público que a la humanidad había que ponerle “fecha y hora”, porque la decadencia era tal que no había forma. Eso, precisó, o “un poco de poesía”. Está claro que él optó por la poesía: por las coplas y las jotas, las tonadas y otros géneros de la música tradicional que resucita con nuevos aires. Rodrigo Cuevas es también, y ante todo, un showman. Si a eso le añadimos su arraigo a Galicia, sus referencias a Pili Pampín, a la noche compostelana y los ejercicios en vivo de suelo pélvico, el resultado es un verdadero espectáculo, la locura de un monologuista con alma de músico (¿o de un músico con alma de monologuista?). La renovación llega con su banda de la mano de unas percusiones super sugerentes, teclados y autotune, que se mezclan en una resultona combinación con panderetas, adufes, castañuelas, guitarra y hasta sartenes. De la vestimenta ni hablamos. O destacamos el mérito de danzar a golpe de Baiuca (la colaboración entre ambos sonó en los bises) con los zuecos y la faja, una vez abandonada ya la yukata roja. Y del mensaje... qué decir de quien se sincera ante el auditorio sobre cómo le llamaban maricón de pequeño, y cómo de adolescente echaba de menos que le sacaran el tema porque ya podía “certificar” su condición. Su obra supone no solo la revisión del folklore, sino también de su ideología implícita. Una especie de memoria histórica que reivindica que la tradición no solo puede, sino que debe respetar al diferente. A veces brujo, a veces Zowi folk, siempre divo, los temazos de su Trópico de Covadonga y sus ocurrencias brillaron a partes iguales en una noche para recordar a los pies de la Catedral de Santiago. Hasta le acompañaron las gaviotas y las campanadas.—aida l. rosell

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on la ventaja de jugar en casa, Verto salieron al escenario de la Praza da Quintana como uno de los grandes atractivos de las últimas fiestas del Apóstol. Todo o que che din fue el tema escogido para abrir un concierto recibido con entusiasmo por un público entregado al pop acaramelado de uno de los cortes de su último disco, Embora (2021). Entre letras susurradas, guitarras de corte funk, algo de autotune y melodías ochenteras, el dúo compostelano fue presentando las canciones de su trabajo más reciente y rescatando otras como Sempre igual o Pa’ impresionar, del EP Puro ocio (2020). Fer y Berto exhibieron complicidad sobre el escenario y temas como Rebolando x ti dejaron constancia del potencial de un grupo que, sin embargo, tal y como anunciaron en mitad del concierto, bajará su nivel de actividad en los próximos meses para centrarse en sus estudios. No habrá, por lo tanto, apenas conciertos a partir de octubre ni nueva música. Esta noticia dejó helados

los ánimos del público en los minutos siguientes, aunque también propició un ambiente más solemne para la interpretación de una de sus mejores canciones: la tierna Algo que non sexa. Lo cierto es que Verto, en lo musical, juegan a ser muchas cosas a la vez y terminan sin definir por completo el sonido de un grupo que, pese al éxito alcanzado, se mantiene firme en su convicción de permanecer en la escena amateur y no dar un paso adelante. Al igual que queda por despejar la incógnita de cuál habría sido su trayectoria de insistir con la música, no queda ninguna duda del cariño y fidelidad de su audiencia. Prueba de ello fueron la paródica y viral Oie gayego, coreada a voces en el final del concierto; y la recién estrenada Muinheira de Chantada, una nueva reinterpretación del folclore gallego en clave electrónica y que aportó el punto exacto de energía para cerrar la actuación por todo lo alto.—javier ramos

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