ALMAS octubre 2020

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Año lxxi, Núm. 850 / Ejemplar gratuito

Octubre 2020


Papa Francisco

Exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia, núms. 91-93 2 de febrero de 2020

La Eucaristía es el gran sacramento que significa y realiza la unidad de la Iglesia, y se celebra «para que de extraños, dispersos e indiferentes unos a otros, lleguemos a ser unidos, iguales y amigos». Quien preside la Eucaristía debe cuidar la comunión, que no es una unidad empobrecida, sino que acoge la múltiple riqueza de dones y carismas que el Espíritu derrama en la comunidad. Por lo tanto, la Eucaristía, como fuente y culmen, reclama el desarrollo de esa multiforme riqueza. Se necesitan sacerdotes, pero esto no excluye que ordinariamente los diáconos permanentes [...] las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades y que maduren en el ejercicio de esas funciones gracias a un acompañamiento adecuado [...] Necesitamos promover el encuentro con la Palabra y la maduración en la santidad a través de variados servicios laicales, que suponen un proceso de preparación —bíblica, doctrinal, espiritual y práctica— y diversos caminos de formación permanente.


Intenciones P. Sergio César Espinosa González, mg

Por la Evangelización: La misión de los laicos en la Iglesia. Recemos para que en virtud del bautismo los fieles laicos, en especial las mujeres, participen más en las instancias de responsabilidad de la Iglesia.

En este mes, en que los Misioneros de Guadalupe celebramos un aniversario más de nuestra fundación, queremos invitar a nuestros lectores a hacerse solidarios en la oración por la vocación misionera de los laicos. ¿En qué consiste esa vocación? Es la misión de llevar una vida cristiana en familia, que facilite la transmisión de la fe a las nuevas generaciones; la misión de orar para que el evangelio llegue hasta los últimos rincones de la tierra; la misión de colaborar de manera eficaz para que todas las realidades de la vida humana estén rebosantes de la alegría, de la fe y del amor; la misión de solidarizarse con los más necesitados y ayudarles a salir de las situaciones que los afectan; la misión de dedicar unos días, semanas, meses o años a difundir personalmente la Buena Nueva. En la Iglesia, mujeres y varones somos corresponsables de la Misión que Cristo nos encomendó. Mostremos que la Iglesia es nuestro hogar y compartamos las tareas de dirección y guía de nuestra comunidad.

María Hilda Oliva Alvarado, mla, en Perú, en compañía del grupo Anawin


Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Año LXXI • Núm. 850 • Octubre 2020

Papa Francisco Intenciones Editorial Página del lector Dios se sale con la suya Hombre nuevo, vida nueva Infografía: Servicios brindados por Misioneros de Guadalupe en Mozambique 14 Entrevista al P. Ricardo Colín Negrete, mg (2ª parte) 18 Pastoral vocacional 21 Sólo para niños 1 3 4 5 8 12

Portada El P. Antonio C. Camacho M., mg, con acólitos de la Iglesia de Saiin, Kioto, Japón..

DIRECTORIO

Director: Sergio Augusto Martínez Sánchez Sitio web: Codirector: Juan José Ramírez Escarza* www.misionerosdeguadalupe.org/almas/ Diseño editorial: Enrique Ascencio Salgado* f/misionerosdeguadalupe Ilustración: Ana Patricia García Sagrero t@misionerosmg *Edición web Línea Misionera: 800 00 58 100 Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Alc. Cuauhtémoc, cp 06700, cdmx; editor responsable: P. Luis Alonso Yepes Cruz, mg. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, cp 14000, cdmx. Certificado de Licitud de Título y Contenido Núm. 16831. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Alc. Xochimilco, cp 16010, cdmx. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex. El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.


Editorial

Juan José Ramírez Escarza

Codirector de revista Almas

Octubre es el mes que nuestra Iglesia dedica particularmente a las Misiones. El mandato que Jesús nos encomendó, como discípulos suyos, es difundir el Evangelio a todas las gentes, para que también lo sigan. Por lo tanto, la Misión es un elemento fundamental en nuestra vida. De ahí que fomentar actividades que nos animen a compartir nuestra fe sea preocupación central de la Iglesia. La animación misionera es obra del Espíritu Santo, pero nosotros colaboramos para que compartir la fe forme parte de nuestra vida personal y comunitaria. Podríamos preguntarnos ¿qué es lo que ha motivado a tanta gente, comenzando por los apóstoles, a seguir a Jesús y a continuar proclamando su evangelio? Y es probable que cualquier explicación salga sobrando, porque lo que se necesita primordialmente es haber tenido una experiencia, un encuentro con Jesús resucitado. Quienes han tenido esa experiencia, sienten, como ha dicho el Papa Francisco: “un deseo incontenible de llevar la Buena Noticia a los hermanos, a través de la evangelización y el servicio movido por la caridad” (Mensaje para la 54 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones). De ahí que se insista en que el testimonio es el elemento principal que mueve a colaborar con las Misiones. Por ello, este mes los invitamos a participar y ofrecer su testimonio personal en los cursos, retiros, encuentros y cualquier servicio que se desarrolle en sus propias comunidades para fomentar el espíritu misionero de los fieles. Así mismo, esperamos que al interior de sus familias celebren y mediten la Palabra de Dios, donde podemos conocer a Jesús y su mensaje de salvación. Y de manera individual podemos practicar la oración para pedir que los hermanos que no conocen a Cristo abran su corazón y le permitan transformar sus vidas.


Página del lector

Estimados Misioneros de Guadalupe: Quiero agradecerles por permitirme compartir con ustedes una breve remembranza de mi papá, el señor Pedro G. G., quien fue Padrino de ustedes por mucho tiempo, y a quien nuestro Señor llamó a su presencia el pasado 26 de febrero. Mi papá nació el 13 de mayo de 1934 en Tepuxtepec, municipio de Contepec, Mich., y siendo aún niño se trasladó a la Ciudad de México. Mi abuela fue la primera en darle un ejemplo de devoción y fervor, enseñándole que solamente teniendo a Dios en su vida uno puede ser feliz. Por eso, desde muy joven entró a la Tercera Orden de San Francisco, en la Parroquia de san Juan Bautista, en Coyoacán, cdmx. La oración, la caridad y la vida en la congregación, como enseña el gran san Francisco de Asís, lo marcaron para el resto de su vida. Ahí, además, conoció a mi mamá, con quien vivió en matrimonio por más de 50 años, procurando una vida en comunidad creada por Dios. Fue un esposo y un padre ejemplar. Mis hermanos y yo lo extrañamos mucho, pero siempre le recordaremos por sus conversaciones amenas y ocurrentes, su gusto por la música y la historia, así como su espíritu alegre, generoso y solidario con familiares y amigos. Nuestro consuelo es que mi papá goza ya de la presencia de Dios por su infinita misericordia. Doy gracias al Señor por habernos dado unos padres como ellos. ¡Que Dios los bendiga y los fortalezca en su Misión! ¡Paz y bien! Atentamente, Pedro G. M. Estimados lectores: los invitamos a compartir brevemente con nosotros sus experiencias de fe derivadas de la ayuda que brindan a las Misiones. Pueden escribir a cualquiera de las direcciones que aparecen en la contraportada de nuestra revista o al correo electrónico: almas@misionerosdeguadalupe.org

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Rosa María Becerril Gutiérrez, Misionera Laica Asociada a Misioneros de Guadalupe en Kenia

Dios se sale con la suya Rosa María Becerril Gutiérrez,

mla

Cuando estaba en mi parroquia en Toluca, tuve oportunidad de trabajar en la catequesis prebautismal. Un tema que con frecuencia salía a colación con los papás y los padrinos era que el matrimonio siempre debe estar abierto a la vida, que no es válido casarse pensando en no tener hijos, y que Dios nos ayuda a ver las cosas de manera diferente. apoyaban en Turkana (zona norte del país), el cual está a cargo de unas religiosas latinoamericanas.

Hace poco conocí a Macarena, una chica española casada con Iñaki; dos buenas personas que hace muchos años decidieron dejar su España natal para venir a Kenia. Por razones personales, en su plan de vida como pareja quedó establecido que no tendrían hijos propios, para dedicarse a atender a los chicos que llegaran al orfanato que ellos

Sin embargo, Dios tenía su propio plan, y en él estaban Francisco y Xavier, un par de mellizos que perdieron a su madre a pocos días de haber nacido y que, cuando Macarena los conoció, pesa5


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ban sólo un poco más de un kilo cada uno. La hermana Anita, religiosa ecuatoriana, le comentó a Macarena la situación de los recién nacidos y ella quedó encantada con los mellizos. Cuando los llevó al médico, Xavier estaba a punto de morir por la desnutrición que ellos padecían. Los tuvo con ella algunos días para ayudarlos a recuperarse y se hizo cargo por completo: dedicaba su tiempo a cuidarlos y a darles el amor que les hacía falta para salir de todas las complicaciones médicas derivadas de su nacimiento prematuro y de las condiciones en que su madre se encontraba al darles a luz. Cuando empezaron a recuperarse, Macarena ya estaba to-

Rosa María, Misionera Laica Asociada a Misioneros de Guadalupe en Kenia

talmente enamorada de ellos y, con cierto temor, planteó a Iñaki la posibilidad de adoptarlos. Él le recordó su plan de no tener hijos, pero, gracias a la insistencia de su esposa y a pesar de su renuencia inicial, terminó aceptando tenerlos unos días más a su cargo, para seguir ayudando en su recuperación. Estaba lleno de dudas, de incertidumbre y hasta de miedo. Finalmente, el amor venció e Iñaki aceptó la propuesta inicial de adoptarlos. ¡Pero Dios tenía para ellos algo más! Cuando hablaron con sor Anita para decirle que querían adoptar a Francisco y Xavier, ella les dijo que había otra sorpresa con nombre propio: Teresita, la hermana mayor de los mellizos, de sólo tres años de edad. ¿Cómo separar a esta

Parroquia a cuya comunidad pertenece Rosa María Becerril G., mla


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pequeña familia? Al final, decidieron adoptar a los tres. Casi un año después de que eso sucedió fue que tuve la oportunidad de conocerlos. Macarena suele apoyar el trabajo de nuestro taller de costura en Kibera con la adquisición de algunos productos y me pidió visitarla para llevarle material. Así fue que los conocí en persona, y justo al día siguiente todos ellos viajaron a España para que los pequeños conocieran a su familia europea, que ya los esperaba con brazos y corazones abiertos…

personas que he tenido la bendición de conocer en este hermoso país), tan lejos de su patria, de su familia, de su vida “hecha y resuelta”, se han animado a dejarlo todo para seguir a Jesús y servirle, al menos por un tiempo, en tierra de Misión. La Misión está llena de bendiciones y sorpresas. Conocer personas inolvidables, verdaderos modelos de amor y compromiso con los hermanos más vulnerables, es un claro ejemplo de ello. Por eso, si te preguntas qué quiere Dios de ti, te invito a que hagas la prueba. Si no tienes miedo de las sorpresas, si estás dispuesto a que Dios se ría contigo cuando le cuentes tus planes, ¡ven! Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor; mira lo que Él ha soñado para ti. Conoce gente maravillosa y da gracias por su testimonio; tal vez algún día tú también serás una sorpresa de Dios en la vida de alguien más. Kenia espera por ti. O tal vez Mozambique, Perú o Guatemala. Dale a nuestro Buen Padre unos años de tu vida como Misionero Laico Asociado. ¡Verás cuántas sorpresas tiene para ti!

¡Ay, ese Dios nuestro! Siempre sorprendiéndonos, y dándonos motivos para sonreír, y a su vez (me imagino yo) sonriendo francamente al ver nuestra cara de sorpresa. Alguna vez leí una frase: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Tal vez fue que Macarena e Iñaki le contaron sus planes y entonces Él sonrió al pensar en el plan que tenía para ellos. A mí no deja de sorprenderme la manera en que el amor a Dios suscita valor en los corazones generosos. Macarena e Iñaki (como tantas otras 7


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El P. Antonio en la Parroquia de Sain, Japón

Hombre nuevo, vida nueva P. Antonio del Carmen Camacho Muñoz,

mg

Cierto día recibí la llamada de una feligresa: “Padre, disculpe, estoy muy angustiada y triste”. “¿Por qué? ¿Qué pasó?”, le pregunté. “Un joven a quien tanto aprecio y a quien mi esposo, que en paz descanse, quería mucho, como si fuera su hijo, está pasando por una situación muy difícil en su vida y quiero que hable con él, que lo escuche”. “¿Qué pasó?, ¿en qué puedo ayudar?”, pregunté. Ella me dijo: “Sólo recíbalo y escúchelo”. “Está bien”, contesté. Su rostro estaba demacrado y su tono de voz era taciturno; apenas podía caminar, y me dejó un poco desconcertado. “¿En qué te puedo servir?”, le dije. Él, sin más preámbulo y a quemarropa, me miró fijamente y me dijo con voz clara y fuerte: “¡Me voy a suicidar hoy!”.

A la semana siguiente recibí la llamada de una persona con voz triste y tono de desgano: “¿Padre Camacho?”. “Sí, soy yo”, respondí. “¿Me podría recibir el día de mañana en la noche?”. “Sí, por supuesto, aquí te espero”. Al día siguiente, como buen japonés, llegó puntual a la cita. 8


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No supe qué contestar, me dejó paralizado y sin saber qué hacer en ese momento. Nos quedamos callados por unos minutos y, en cuanto pude pronunciar alguna palabra, le dije: “Está bien. Yo te ayudo”. Él abrió más sus ojos y me miró fijamente; luego dijo: “Se supone que usted me debe de ayudar, ¿no?”. “Así es”, le contesté. “¿Entonces por qué me quiere matar?”, preguntó. “Si tú vienes con una idea clara de lo que quieres hacer, veo muy difícil que pueda cambiar tu decisión. A menos que quieras suicidarte de otra manera”, le contesté. Para ese momento vi que empezó a confundirse y a no saber qué decir o hacer. Volvió a mirarme y preguntó: “¿Cuál es esa otra manera de morir?”.

y sus costumbres. Así que no hice otra cosa que darle lo que más quiero y amo, y por lo que estoy aquí. Lo miré fijamente y le pedí: “Sígueme”. Caminamos calladamente, nos dirigimos a la capilla y llegamos hasta donde estaba el Santísimo. Entonces le dije que se pusiera de rodillas y que hiciera oración. Aquel hombre había sido presidente del consejo parroquial varios años atrás; ciertamente no era un muchacho. Había sido un cristiano ejemplar y muy trabajador, con familia e hijos, quien al mismo tiempo laboraba en una oficina gubernamental. Sin embargo, el estrés del trabajo, el bullying de sus compañeros, la responsabilidad de la familia y de los hijos, fueron factores que deterioraron su vida. Aunado a eso, la falta de oración, dejar de asistir a Misa y dejar de colaborar en las actividades pastorales fueron cosas que minimizaron su ánimo, su fe y su esperanza, al grado de no creer ni en sí mismo y no tener un futuro claro. Cayó en una depresión que lo llevó poco a poco a alejarse de todo: dejó el trabajo, se alejó de los amigos, de la Iglesia, abando-

Decirle a una persona que no se suicide o que lo piense, o decirle que le voy a ayudar si platicamos y que abra su corazón, quizá hubiera sido lo más fácil o lo más natural. No entiendo mucho de psicología, y menos de la psicología de los japoneses, pero lo que sí entiendo, o al menos eso quise entender, es el lenguaje del corazón y el conocimiento de su cultura, su tradición 9


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El P. Antonio con feligreses de la Parroquia de Katsura

nó su fe, se distanció de su familia, perdió el sentido de la vida y de sí mismo, al grado de pensar en el suicidio. Me paré frente al Santísimo y le pregunté: “Señor, yo no puedo hacer nada, sólo tú conoces su corazón y su alma; ayúdalo”. Tomé al Santísimo, me volteé y le dije: “¿Quieres recibir el Cuerpo de Cristo?”. Espantado y atónito, con los ojos llorosos, sólo alcanzó a pronunciar esto: “Padre, yo no soy digno de recibirlo. Estoy en pecado, no merezco recibirlo; comprenda que deseo suicidarme”. En ese momento recordé la parábola del hijo pródigo, cómo el padre sale corriendo a recibir a su hijo, lo abraza y lo besa. No espera dentro de la casa ni trata a su hijo

con frialdad, sino que lo recibe, le expresa su amor y su aceptación tal como estaba. Ni siquiera deja que el hijo termine el discurso que había preparado, sino que lo interrumpe, diciendo: “Este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado” (cfr. Lc 15, 21-24). Cuando aquel hombre recibió el Cuerpo de Cristo empezó a llorar. Le expliqué: “Jesús ya murió por ti y por mí, no es necesario que te suicides. Él te dio la vida y la vida eterna. Lo que acabas de recibir quizá no lo entiendas completamente, pero más tarde lo entenderás”. Nos quedamos por espacio de unos 30 minutos (o más tal vez) callados frente al Santísimo. Noté cómo su semblan-

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te iba cambiando y su persona estaba como si fuera otro. En ese momento agradecí a Dios por ser su instrumento, ya que sólo hice lo que me toca hacer: mostrar y dar a Cristo a los demás. Después se levantó, me miró y me dijo: “Gracias”. Salió del templo pausadamente, pero con otro semblante, como quien acaba de reencontrarse a sí mismo y de salir de un letargo oscuro. Su voz era diferente. Se alejó y yo agradecí. No lo volví a ver sino después de dos semanas. Continuamos platicando por mucho tiempo, casi un año. Ahora está completamente restablecido y me dice: “Soy un hom-

bre nuevo. Gracias por escucharme y darme el mejor regalo que existe sobre el universo: Jesús”. ¡En el cielo hay fiesta cada vez que un pecador se arrepiente! Recordemos que Dios es un Padre amoroso que siempre espera pacientemente a que nos demos cuenta de nuestros errores y reconozcamos que le necesitamos en nuestras vidas. Él nos espera siempre con los brazos abiertos. Nos recibe, nos perdona, nos restaura como hijos suyos y llena nuestra vida con su perdón y su amor. Así de fuerte es el gozo que Dios siente cuando venimos ante Él arrepentidos. ¡Él nos da la vida eterna!

11 Fin de curso en la preparatoria católica en Sonobe, en Kioto, Japón


Servicios brindados por Misioneros de Guadalupe en Mozambique

DIÓCESIS DE CHIMOIO


Nuestros Jécua

Parroquia de Cristo Rey Cinco comunidades Internado para jóvenes varones (secundaria y bachillerato) Seminario Menor y Propedéutico San Carlos Lwanga Escuela Secundaria Cristo Rey (mixta)(secundaria y preparatoria)

Machipanda

Parroquia de san Antonio

Diecisiete comunidades Kínder Santa Eloísa (mixto) Centro de formación de Chikweia Internado para mujeres (secundaria) Escuela Secundaria Comunitaria Juan Pablo II (mixta) Escuela Infantil Sabatina Santa María de Guadalupe (mixta)

Guro

Parroquia de san Antonio Treinta y cinco comunidades rurales Cinco pequeñas comunidades (comunidades de base) en la sede parroquial

Santos

San Francisco de Asís Festividad: 4 de octubre

San Francisco de Asís nació en 1181/82, en Asís, Italia. Fue hijo de un comerciante rico y en su juventud se distinguió por su alegría y espíritu festivo. Durante la guerra entre Asís y Perusa, a los 19 años de edad, fue hecho prisionero y pasó un año en la cárcel, donde su salud y ánimo se deterioraron notablemente. Sin embargo, ahí también comenzó su proceso de conversión: aunque tenía ambición por luchar en las cruzadas, inspirado en el evangelio de Mateo (10, 9-10) decidió cambiar su forma de vida, renunciar a sus bienes materiales, descubrir la belleza de la naturaleza y buscar el sentido de la vida. A la manera de Jesús, consuela a los marginados y despreciados de aquel tiempo. Su vida


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Vida MG

Entrevista al P. Ricardo Colín Negrete, mg (2ª parte)

de estricta pobreza escandaliza a muchos, pero también atrae a otros y en el curso de un año alcanza 11 seguidores, por lo que escribe una breve regla que fue aprobada por el Papa Inocencio III, con lo que se dio inicio la orden franciscana, que creció rápidamente y envió pronto misioneros a diversos lugares. En 1224 recibió los estigmas y su salud comenzó a deteriorarse más, por lo que en octubre de 1226 murió entre sus hermanos. Sus restos se encuentran en la basílica construida en su honor, en su lugar de nacimiento.

Estimados bienhechores, les presentamos la segunda parte de la entrevista realizada al P. Ricardo Colín Negrete, mg, quien en más de 60 años de sacerdocio ha colaborado en diversas áreas del Instituto, desde promoción a la revista Almas, Director de Desarrollo y de Promoción, Consejero y Vicario General, además de haber sido misionero en Corea.

Oración por la paz (San Francisco de Asís) Señor, haz de mí un instrumento de tu paz: donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde haya discordia, ponga yo unión, donde haya error, ponga yo verdad, donde haya duda, ponga yo la fe, donde haya desesperación, ponga yo esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría. Oh, Maestro, que no busque yo tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar. Porque dando se recibe, olvidando se encuentra, perdonando se es perdonado, y muriendo se resucita a la vida eterna. Amén.

P. Colín, ¿podría comentarnos algo acerca de la historia de la Misión de Corea que usted escribió? La obra tiene como título Anunciad el evangelio, y como subtítulo, La historia de los Misioneros de Guadalupe en Corea. Pero esa historia es nada más a partir de los primeros que llegaron allá en 1963, hasta que yo regresé de Corea en 1988. ¿Qué otros libros ha escrito? Tengo también el libro de la biografía del señor obispo Escalante, que se llama Un vagabundo de Dios. Es en dos tomos. 14


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Los padres mg, Gabino Blancas, Ricardo Colín y Miguel Ángel Varela en la semana de estudios mg 2019

Otro librito en que participé se llama Pioneros. Ahí, los seis fundadores del Instituto de Misioneros de Guadalupe que quedábamos vivos a la fecha participamos, cada uno dando sus datos biográficos, de su nacimiento a la entrada al Seminario de Misiones. Tengo otros dos libritos, producto de mis ratos de ocio, en que he hecho versos. A mis 50 años de sacerdocio publiqué el primer tomo, que se llama Del troquel del alma. Y a los 60 años de sacerdocio publiqué el segundo, que se llama igual. Usted colaboró también en la promoción de la revista Almas, ¿qué es lo que más recuerda al respecto?

Tres meses después de fundado el Seminario de Misiones, el obispo Escalante quiso que saliera el primer número de la revista Almas, y lo pensó ya con un proyecto moderno, porque decía él: “La gente va a saber de nosotros si le damos todo muy sencillo. Es la época de las revistas de bolsillo”. Y quiso que la revista fuera así. Pero para elegir el nombre pidió muchas opiniones. Él quería un nombre cortito y significativo, y entre todos le gustó ese: Almas, y con razón, porque si el ser humano, en su ser, su parte principal es el espíritu, pues eso es lo que busca un misionero: que el espíritu humano se llene del Espíritu de Dios. Entonces

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nuestra misión como Misioneros de Guadalupe es llevar la Palabra de Dios, que es espíritu y vida. ¿Qué opina de la situación actual de las vocaciones misioneras? Te puedo decir que en algunos lugares la bendición de Dios es mucha. Nada menos este año, y hace apenas una semanas, en Querétaro se ordenaron 15 sacerdotes para la diócesis. Eso es un buen fruto. Pregúntales a los sacerdotes que tienen el trabajo del Centro de Orientación Vocacional (cov), creo que también ellos consiguen actualmente más vocaciones que antes. En eso vivimos, en la esperanza de esa multiplicación de sacerdotes, no sólo diocesanos, sino también misioneros. ¿Qué les diría a los jóvenes católicos interesados en la vida misionera?

Yo les diría las mismas palabras de Cristo, nuestro Señor, que dijo a los apóstoles, y lo repitió muchas veces: “No tengan miedo”. Y esto también recientemente nos lo han repetido los Papas; lo repitieron, que yo recuerde, desde Pío XII, porque él fue el que aprobó nuestras Constituciones. Pero también todos los siguientes, sobre todo Juan Pablo II, y también el Papa Benedicto XVI repitió eso a las juventudes: “No tengan miedo”. Y les diría eso porque la obra es de Jesucristo, nuestro Señor, y Él prometió la ayuda del Espíritu Santo. Así que un misionero debe ir con esa confianza de estar respaldado, ayudado, sostenido, por el Espíritu Santo. ¿Qué vivencia significativa recuerda de su trabajo misionero? No tuve mucha oportunidad de soltar todo lo que yo podía dar de mí en Corea, por la dificultad del idioma. Yo tenía que escribir poco a poquito con ayuda de algunos, un cortito sermón para los domingos, pero eso era un poquito difícil. Considerar la pobreza de mi actuación, pero el resultado

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maravilloso que no me explico. Y la única explicación es lo que Dios hace a pesar de nuestra pequeñez. Podría contarte yo algo que me sucedió en Corea, precisamente. Cuando apenas empezaba a aprender el idioma y sabía unas cuantas frases que se aprenden en las primeras lecciones, entonces me encuentro a un hombre que quiere sentarse junto de mí en el tren, viajando de Suncheón a Seúl. Él no hablaba bien el inglés y yo, el coreano. Él decía lo poco que sabía en inglés y yo se lo corregía. Luego yo, con un diccionario que tenía frases hechas, y con pronunciación figurada, le hacía preguntas en coreano; él me corregía las preguntas y me contestaba en inglés, y yo le corregía en inglés. Cuando me preguntó: “Oiga, usted es americano?”, le dije: “No, yo soy mexicano”. “¿Y dónde está su familia?”. “En México”. “¡¿Cómo?! ¿Su esposa y sus hijos están en México y usted acá?”. “No”, le dije, “los sacerdotes católicos no tenemos esposa ni hijos”. ¡Hizo una expresión de admiración! No sabía qué decirme. Nomás no entendía las cosas. Pero luego pude decirle algu-

nas frases del sacerdocio católico. Me dijo: “Oiga, ¿dónde vive? Deme su dirección porque quiero ir a visitarlo”. Le di mi dirección y ocho días después ahí estaba, en Suncheón, pero llegó con su esposa y los dos me dijeron: “Queremos ser católicos, ¿qué debemos hacer?”. Pensé: “¡¿Pero con las pocas cosas que le dije?! ¿¡Sin saber coreano?!”. Ahí está la obra de Dios. No era cosa mía. Finalmente, P. Colín, ¿qué mensaje le mandaría a nuestros lectores y bienhechores? Que permanezcan todos en unión de fe, de esperanza y de amor; eso le recomiendo a mis hermanos, a mis sobrinos. Y que vivan siempre en paz, porque creo que la paz es resultado de la unidad del pensamiento y del amor. Si Dios nos hizo a imagen y semejanza suya, tenemos que imitar la realidad de la Unidad Trinitaria, esa unidad infinita de pensamiento y de amor. Por tanto, si nosotros queremos conseguir la paz que tiene Dios en sí mismo, tenemos que pensar como Dios piensa y amar como Dios ama. Ahí está el reto para nosotros...

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Pastoral vocacional

El P. José Enrique en compañía de José Arturo Escamilla

Quiero ser sacerdote

P. José Enrique Hernández Torres, mg José Arturo Escamilla Hernández es un joven de 19 años de edad, originario de Piedras Encimadas, Zacatlán, Puebla. En agosto del año pasado tuve la oportunidad de visitarlo en su casa, puesto que se había comunicado con Misioneros de Guadalupe para manifestarnos su inquietud por la vida sacerdotal misionera. Durante la visita que tuve con él y con sus padres, me comentaron que desde que era pequeño había sentido la inquietud de ser sacerdote, pero ese deseo creció con más fuerza el día en que su vecino, el P. Jorge Gutiérrez Martínez,

Misionero de Guadalupe en Corea, fue ordenado sacerdote en su comunidad de Piedras Encimadas. Presenciar la ordenación sacerdotal de su paisano fue una experiencia inolvidable que lo marcó profundamente, y a partir de ese momento se sintió animado a saber que uno puede vivir el resto de su vida sirviendo a los demás con amor y respeto. Por ello, lo invité para que participara en nuestros encuentros de discernimiento vocacional en el Centro de Orientación Vocacional en la

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Ciudad de México y que pudiera ir descubriendo qué es lo que Dios quiere de su vida. Aceptó con mucho gusto la invitación y desde el primer mes de nuestras reuniones participó con mucha alegría y entusiasmo. Durante este año que estuvo llevando su proceso vocacional tuvo que dejar su comunidad de Piedras Encimadas y salir a trabajar a Puebla para poder costear sus gastos a la Ciudad de México. En una de nuestras reuniones tuvimos la oportunidad de visitar una institución en donde se encuentran niños incurables, con el objetivo de que los jóvenes que sienten el llamado al sacerdocio misionero compartieran un poco de sus vidas con esos pequeños. Después de la visita, Arturo me comentó lo mucho que le había impresionado estar con ellos y lo afor-

tunado que es al tener salud y a sus padres, don Edivier y doña Maribel, que lo quieren y lo apoyan en su vocación y en su intención de entrar al seminario. Esa experiencia de compartir su vida y su fe con los más necesitados fue sin duda alguna un acontecimiento muy significativo que lo impulsó con más valor a responderle a Dios en su vocación. Durante este tiempo de su proceso vocacional, Arturo se ha sentido motivado y animado a seguir descubriendo con profundidad su vocación y comenta que ser seminarista debe ser algo que alimenta el espíritu. A pesar de que han sido pocos los encuentros (de septiembre a febrero, porque después de la pandemia de COVID-19 nuestras reuniones han sido virtuales), comenta que han

19 Alumnos del cov en el Hogar de Nuestra Señora de la Consolación


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sido una motivación profunda para aclarar las dudas y temores que sentía respecto a su vocación: “Compartir mis inquietudes con los demás chavos es una ayuda para ver mejor mis aptitudes. Las entrevistas con el promotor vocacional han sido de vital orientación para el sentido vocacional. Yo siento un llamado por el Señor, desde niño, quizá. Con los encuentros siento mi llamado más fuerte que en otros tiempos. Gracias a ellos, el Señor me habla de manera fuerte lo que significa seguirlo”. Como promotor vocacional de Misioneros de Guadalupe, me siento contento de saber que hay jóvenes, como Arturo, que quieren descubrir con más claridad la vocación a la que Dios los llama. A veces sienten dudas y hay temores,

pero cuando participan en estos encuentros las dudas y los temores se van, porque son capaces de descubrir que la vocación más importante a la que Dios los llama es la vocación a ser felices, y siendo felices florecerán en cualquier lugar en donde estén, sea como sacerdotes, casados o laicos comprometidos. Queridos Padrinos y Madrinas de los Misioneros de Guadalupe, el día de hoy los quiero invitar para que sigan orando por el aumento de las vocaciones sacerdotales misioneras, para que Dios siga llamando a jóvenes como Arturo, que deseen conocer su voluntad y seguirlo con generosidad. Recordemos: “la mies es mucha y los trabajadores pocos, rueguen por lo tanto al dueño de los campos que envíe trabajadores a su mies” (Lc 10, 2).

20 José Arturo en compañía de su padre y su madre


Santa Margarita María Alacoque Este mes les platicamos la historia de una santa que con tan sólo cuatro años de edad realizó el voto de castidad. En su adolescencia, santa Margarita sufrió una grave enfermedad y, desesperada, le prometió a la Virgen que, si le devolvía la salud, se haría una de sus hijas. Apenas terminó de pronunciar la última palabra, recibió la salud que tanto anhelaba. De esa forma, encaminó sus pasos al convento de la Visitación. Jesús se le manifestó varias veces, le mostró su Corazón y le pidió que celebrara una fiesta para honrarlo el primer viernes después de la octava del Corpus, en la cual debía comulgarse para pedir perdón y reparar los ultrajes por Él recibidos. A pesar de que la madre superiora no creía en estas manifestaciones, la fiesta logró celebrarse. Años después de su muerte, el Papa Inocencio III promovió esta devoción, con el nombre de “Sagrado Corazón de Jesús”, y Pío IX extendió esta celebración en toda la Iglesia. En 1920 santa Margarita fue canonizada por Benedicto XV. 21


La obediencia Entre los dones que santa Margarita María Alacoque recibió para purificarse y avanzar en la gracia, resalta su gran obediencia, la cual fue puesta a prueba cuando la superiora no creía en todas las manifestaciones que Jesús le regalaba. Santa Margarita tuvo que pasar por muchas dificultades para demostrar que su amor y su obediencia por Dios eran más grandes que cualquier otra cosa. Gracias a su obediencia a Jesús finalmente logró demostrar que sus visiones eran verdaderas. Es por eso, amiguito, que te invito a que seas siempre obediente con tus padres, maestros y superiores, y que cuando tengas dudas de la obediencia te encomiendes en oración a santa Margarita María Alacoque. Aunque nosotros creamos que sabemos más, Dios, a través de las personas, hará que brille la rectitud y triunfe su amor siempre.


Actividad Te invitamos a realizar las siguientes actividades para alcanzar las promesas y gracias del Sagrado Corazón de Jesús: recibir la Comunión el primer viernes de mes, sin interrupción; tener la intención de honrar al Sagrado Corazón, y ofrecer cada sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento. Conforme vayas realizando la actividad, colorea el corazón correspondiente en el calendario.

7 de noviembre de 2020

4 de diciembre de 2020

1 de enero de 2021

5 de febrero de 2021

5 de marzo de 2021

2 de abril de 2021

7 de mayo de 2021

4 de junio de 2021


Estimados Padrinos y Madrinas: Durante el mes de noviembre, recordamos a todos nuestros colaboradores, bienhechores, amigos y familiares que ya gozan en la Casa de nuestro Padre. Los invitamos a unirse en oración por nuestros difuntos. Por los fieles difuntos Dios de misericordia y amor, ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos y hermanas que has llamado de esta vida a tu presencia. En esta vida les demostraste tu gran amor. Y ahora que ya están libres de toda preocupación concédeles pasar con seguridad las puertas de la muerte y gozar de la luz y la paz eterna. Habiendo terminado su vida terrena, recíbelos en el paraíso, en donde ya no habrá tristeza ni dolor, sino únicamente felicidad y alegría con Jesús, tu Hijo, y con el Espíritu Santo, para siempre. Amén. Puede hacernos llegar sus intenciones de oración a través de su Promotor Misionero o en los siguientes medios: Sitio web: www.misionerosdeguadalupe.org/intenciones Redes sociales: misionerosdeguadalupe misionerosmg Línea misionera (sin costo): 800 00 58 100


I octubre 2020

¡Ayúdelos a que cumplan su vocación!

Beca completa $12 000.00

Apoyemos a los jóvenes que han recibido el llamado de Dios para llevar su Palabra. Nuestro programa de BECAS es un fondo con el que ayudamos a los seminaristas para continuar su formación sacerdotal misionera.

Media beca $6 000.00 Beca parcial $1 000.00

Puede realizar su donativo desde nuestra página web, sólo tenga a la mano su tarjeta bancaria y su correo electrónico.

Cuenta: 54749 Sucursal: 870 Referencia: 2222222292 CLABE: 002180087000547491

Convenio CIE: 0782270 Referencia: 222222226

Emisora: 20734 Sucursal: 0361 Referencia: 222222226

Sucursal: 5715 Cuenta: 92-00012153-1 Referencia: 222222226

*Para identificar su donativo le pedimos que nos llame o envíe su comprobante a: Línea Misionera (sin costo): 800 00 58 100

Correo electrónico:

25 padrinosmg@misionerosdeguadalupe.org


El P. Felipe de Jesús Martínez Navarro, mg, nació en 1944 en San Luis Potosí, S. L. P., donde inició su formación sacerdotal. En 1965 ingresó al Seminario de Misiones. Fue ordenado sacerdote el 28 de agosto de 1971 por Mons. Estanislao Alcaraz y Mendoza, Obispo de San Luis Potosí. Ha proclamado el evangelio en las Misiones de Kenia, Angola y Brasil. También ha colaborado como Consejero General del Instituto, así como en la promoción misionera y en la atención a bienhechores. Recientemente ha sido aceptada su solicitud para residir en la Casa san José, para padres mayores, donde se desempeñará como suplente del Superior de esa casa. El P. Felipe de Jesús ha comentado que su vocación nació siendo niño, por influencia de su madre, quien era profundamente religiosa y le inculcó el cariño a la Iglesia y la admiración por los sacerdotes. Como él, tú también puedes ser discípulo de Jesús y llevar un mensaje de alegría a las personas que más lo necesitan. ¡Responde al llamado!

Puede realizar donativos en: Cuenta: 54749 | Sucursal: 870 Referencia: 2222222292 CLABE: 002180087000547491 Emisora: 20734 | Sucursal: 0361 Referencia: 222222226 Sucursal: 5715 | Cuenta: 92-00012153-1 Referencia: 222222226 Convenio CIE: 0782270 Referencia: 222222226 *Para identificar su donativo le pedimos que nos llame o envíe su comprobante a: Línea Misionera (sin costo): 800 00 58 100 Correo electrónico: padrinosmg@misionerosdeguadalupe.org

Oficinas de atención a bienhechores Ciudad de México Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, 14000, Ciudad de México. Tel.: 555 655 2691 Guadalajara La Paz 42, Col. López Cotilla, 45615, San Pedro Tlaquepaque, Jal. Tel.: 333 825 2315 Monterrey Río de Janeiro 100, Col. Altavista, 64840, Monterrey, Tel.: 818 358 2101 www.misionerosdeguadalupe.org/almas


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