ALMAS noviembre 2020

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Año lxxi, Núm. 851 / Ejemplar gratuito

Noviembre 2020


Papa Francisco

Exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia, núms. 108 y 109 2 de febrero de 2020

Prestamos tanta atención a lo que nos divide que a veces ya no apreciamos ni valoramos lo que nos une. Y eso que nos une es lo que nos permite estar en el mundo sin que nos devoren la inmanencia terrena, el vacío espiritual, el egocentrismo cómodo, el individualismo consumista y autodestructivo. A todos los cristianos nos une la fe en Dios, el Padre que nos da la vida y nos ama tanto. Nos une la fe en Jesucristo, el único Redentor, que nos liberó con su bendita sangre y con su resurrección gloriosa. Nos une el deseo de su Palabra que guía nuestros pasos. Nos une el fuego del Espíritu que nos impulsa a la Misión. Nos une el mandamiento nuevo que Jesús nos dejó, la búsqueda de una civilización del amor, la pasión por el Reino que el Señor nos llama a construir con Él. Nos une la lucha por la paz y la justicia. Nos une la convicción de que no todo se termina en esta vida, sino que estamos llamados a la fiesta celestial donde Dios secará todas las lágrimas y recogerá lo que hicimos por los que sufren.


Intenciones P. Sergio César Espinosa González, mg

Universal: La inteligencia artificial. Recemos para que el progreso de la robótica y de la inteligencia artificial esté siempre al servicio del ser humano.

El Papa nos propone un tema que puede ser muy novedoso para la gran mayoría de nosotros, los cristianos de a pie. Nos pide que recemos para que el desarrollo tecnológico, sobre todo en la inteligencia artificial y la robótica, estén al servicio del ser humano. A todos nos deslumbra lo ya logrado y no sabemos qué más vendrá, pero intuimos que existe el riesgo de olvidar que la tecnología no es sino una herramienta en favor de la humanidad. Así como hay fundadas esperanzas en un futuro mejor, también hay temores por el posible mal uso de estos poderosos medios: temor a ser desplazados de los lugares de trabajo por máquinas o robots; temor a ser controlados y vigilados más allá de lo deseable por quienes pueden utilizar sin ninguna ética la inteligencia artificial, y temor por otras cosas que no alcanzamos a vislumbrar. No se trata de llenarnos de miedo, sino de colaborar para que todo lo que la razón y la técnica produzcan, sea para bien del ser humano, sobre todo de los más pobres.


Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Año LXXI • Núm. 851 • Noviembre 2020

Papa Francisco Intenciones 3 Editorial 4 Página del lector 6 San Ignacio de Loyola en mi vocación 9 Misionero en tiempos de pandemia 12 Infografía: Comunidad de Misioneros de Guadalupe en Mozambique 14 El diálogo en familia 18 Fui una niña de la iam 21 Sólo para niños Portada El P. Sergio Arturo Chavira Álvarez, mg, en la Misión de Hong Kong.

DIRECTORIO

Director: Sergio Augusto Martínez Sánchez Sitio web: Codirector: Juan José Ramírez Escarza* www.misionerosdeguadalupe.org/almas/ Diseño editorial: Enrique Ascencio Salgado* f/misionerosdeguadalupe Ilustración: Ana Patricia García Sagrero t@misionerosmg *Edición web Línea Misionera: 800 00 58 100 Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Alc. Cuauhtémoc, cp 06700, cdmx; editor responsable: P. Luis Alonso Yepes Cruz, mg. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, cp 14000, cdmx. Certificado de Licitud de Título y Contenido Núm. 16831. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Alc. Xochimilco, cp 16010, cdmx. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex. El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.


Editorial

Juan José Ramírez Escarza

Codirector de revista Almas

El 2 de noviembre es la fecha en que nuestra Iglesia conmemora a los fieles difuntos. Se trata de una celebración que tiene la finalidad de recordar y pedir por las almas de todos aquellos que nos han precedido y que hoy gozan de la presencia de nuestro Padre. En nuestro país esta conmemoración es más conocida con el nombre de Día de muertos, y es un buen ejemplo de la inculturación llevada a cabo por los primeros misioneros que llegaron a estas tierras, para encarnar el Evangelio en las tradiciones y rituales del mundo prehispánico, por lo que en la actualidad se trata de una fiesta que testimonia una parte importante de nuestra identidad como pueblo. Es por ello que este año, en el que hemos sido testigos de numerosas pérdidas humanas a consecuencia de la pandemia que hasta la fecha seguimos padeciendo, debemos reafirmar la unión y el sentimiento fraterno con nuestra comunidad, y tener más presente que nunca que, como dijo el Papa Francisco, la celebración de los fieles difuntos es “un día para recordar a quienes caminaron antes que nosotros, a aquellos que también nos han acompañado, nos han dado la vida. Recordar, hacer memoria. La memoria es lo que hace que un pueblo sea fuerte, porque se siente enraizado en un camino, enraizado en una historia, enraizado en un pueblo. La memoria nos hace entender que no estamos solos, somos un pueblo: un pueblo que tiene historia, que tiene pasado, que tiene vida. Recordar a tantos que han compartido un camino con nosotros, y están aquí. No es fácil recordar. A nosotros, muchas veces, nos cuesta regresar con el pensamiento a lo que sucedió en mi vida, en mi familia, en mi pueblo... Pero hoy es un día de memoria, la memoria que nos lleva a las raíces: a mis raíces, a las raíces de mi pueblo” (Homilía en la Santa Misa en conmemoración de los fieles difuntos, 2 de noviembre de 2018). Pidamos con fervor por el eterno descanso de todos nuestros difuntos.


Página del lector

Estimados Misioneros de Guadalupe: Por este medio me gustaría aportar un testimonio de fe sobre mi abuela materna, pues ella nos inculcó apoyar a las Misiones y ha sido un gusto y una tradición hermosa la que nos ha dejado. En su memoria, quiero ofrecer estas líneas escritas junto con mi madre, para compartirla con otros Padrinos y Madrinas en la “Página del lector” de la revista Almas. Queremos compartir con ustedes el gran cariño que le tenemos a nuestra madre y abuela, que en paz descanse: María Teresa T. C., quien nació el año de 1939, en Saltillo, Coah., y falleció en 2018. Ella dedicó años a inculcar la vida católica en su familia. Nos enseñó a siempre dar gracias a Dios por sus dones y bendiciones, a rezar el Rosario a nuestra Madre Santísima diariamente, además de tratar de apoyar a quien lo necesitara, siempre que estuviese en nuestras manos. Creemos que esta acción de apoyo claramente se ejerce al dar un donativo a los Misioneros de Guadalupe. Nos sentimos muy orgullosos de ella, pues fue un gran ejemplo para nuestra formación católica. ¡Que Dios, nuestro Señor, la tenga en su santa gloria! Atentamente, Adriana M. F.

Estimados lectores: los invitamos a compartir brevemente con nosotros sus experiencias de fe derivadas de la ayuda que brindan a las Misiones. Pueden escribir a cualquiera de las direcciones que aparecen en la contraportada de nuestra revista o al correo electrónico: almas@misionerosdeguadalupe.org

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El P. Sergio Arturo Chavira Á., mg, con fieles de la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en Hong Kong.

San Ignacio de Loyola en mi vocación P. Sergio Arturo Chavira Álvarez, mg Cada año, el 31 de julio, la Iglesia católica celebra la fiesta de san Ignacio de Loyola, un gran santo, fundador de la Compañía de Jesús, que ha sido muy importante en mi vocación y al que admiro mucho, pues pasé 11 años bajo la influencia de sus valores en dos de las varias escuelas que la Compañía ha establecido en nuestro país. Durante esos años de formación, los padres jesuitas invitaban a los alumnos a hacer los ejercicios espirituales de san Ignacio, en su versión de una semana. Había tiempo para rezar, meditar y compartir los sentimientos y emociones experimentados durante el día. Y recuerdo que pasaba toda la semana inmerso en las historias que los sacerdotes nos

contaban sobre la vida de este santo. Muchas veces los padres jesuitas nos hablaban del gran seminario que tenían en el occidente del país, en Puente Grande, Jalisco. En esos años llegaban a contar hasta más de cien seminaristas que se preparaban con ellos para el sacerdocio. Y por supuesto 6


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nos invitaban a conocer dicho seminario y descubrir si Dios nos llamaba a la vida sacerdotal. Pero considero que, en mi caso, no era el momento para ingresar a un seminario. Mi vocación y la visita a Loyola Con el correr del tiempo, teniendo ya 38 años de edad, entré al seminario de los padres Misioneros de la Caridad, comunidad fundada por Joseph Langford y santa Teresa de Calcuta. Sin embargo, Dios tampoco me quería en ese lugar, así que tres años después el Espíritu Santo me guió al Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras, donde al final terminé mi formación y fui ordenado el 19 de julio de 1997, a la edad de 46 años.

Los padres Superiores me enviaron a la Misión que tenemos en Hong Kong, a donde arribé un 22 de octubre, hace 23 años. Durante todo este tiempo de servicio que llevo en Hong Kong, he tenido la oportunidad de ser invitado, en diversas ocasiones, para acompañar a grupos de parroquianos en su peregrinación a santuarios marianos. En uno de estos viajes, estando en España, pasamos por el poblado de Loyola, en los límites de San Sebastián, al noreste del país. Sentí que era obligatorio para mí visitar la casa en donde vivió san Ignacio. Por la historia sabemos que, cuando tenía 30 años de edad, san Ignacio fue herido en la pierna por una bala de cañón, y durante su convalecencia

El P. Sergio Arturo con el seminarista A-Ben en la Misión de Hong Kong.


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experimentó una profunda conversión hacia el amor a Cristo y nació su deseo por el trabajo misionero. ¡Qué extraña manera de Dios para acercarlo hacia Él! Esa convalecencia, el santo la pasó en su casa paterna, precisamente donde fuimos de visita. Al estar frente a su cama, no pude sino acordarme de todas las historias que, sobre los hechos y dichos de san Ignacio, nos contaron los padres jesuitas 50 años antes a quienes éramos sus alumnos. A la mayor gloria de Dios El lema de san Ignacio era: “A la mayor gloria de Dios”, y en él sintetizó toda la espiritualidad que lo impulsó a ganar almas para el Señor, llegando a ser un excelso soldado de Cristo al servicio de la Santa Sede.

Hoy día, los sacerdotes de la Compañía de Jesús, se encuentran diseminados por todo el mundo y llevan la Palabra de Cristo a los que no lo conocen, en las tierras de Misión a donde los envía el Santo Padre. Así mismo, prosiguen su importante labor de educar en valores cristianos, a través de los centros de enseñanza que han abierto en donde quiera que se han establecido. San Ignacio de Loyola, en sus ejercicios espirituales, nos dejó un profundo legado de meditaciones y reglas para ayudarnos a crecer en el conocimiento de Cristo. Por eso, queridos lectores, los invito a seguir su ejemplo y pedir al Señor que nos ayude a abrir nuestro corazón para dejar a un lado nuestro egoísmo y consagrar todas las actividades diarias de nuestra vida a la mayor gloria de Dios.

8 El P. Sergio Arturo en una Celebración Eucarística en Hong Kong.


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El P. Eduardo Castellanos H., MG, y el voluntario Adrián Sánchez (al centro), con una comunidad peruana.

Misionero en tiempos de pandemia Lic. Adrián Alberto Sánchez Ortiz Estimados Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe, mi nombre es Adrián Sánchez y soy originario de Parras, Coah. Hace unas semanas terminé mi experiencia como voluntario en Cusco, en la Misión de Perú, y me gustaría compartir con ustedes, brevemente, unas líneas respecto a mi experiencia como misionero en tiempos de pandemia. Vocación laical misionera

so para participar como Misionero Laico Asociado.

Desde hace más de 25 años mi mamá es Madrina de mg, como ustedes, y recibe la revista Almas, que es distribuida por nuestra vecina Tere. Siempre llamaron mi atención las historias y las fotografías de los misioneros en otras partes del mundo, pero fue hasta el año 2018 que inicié mi proce-

El primer paso fue conocer lo que realizan los Misioneros de Guadalupe alrededor del mundo y discernir mi vocación. Posteriormente participé en un proceso de formación que concluyó con uno de los momentos más emocionantes de mi vida: el 9


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envío a la Misión ad gentes a Cusco, Perú. Labores de mg en Cusco Los Misioneros de Guadalupe que trabajan en Cusco atienden la Parroquia Sagrada Familia y la Viceparroquia Santísima Cruz. Ambas se encuentran al poniente de la ciudad y comprenden una extensa zona que abarca las faldas de los cerros de Killke y Picchu, lo que hace que la zona sea muy accidentada. Durante mi voluntariado tuve oportunidad de conocer a los diferentes grupos y equipos que dan vida tanto a la parroquia como a la viceparroquia. Todos dan lo mejor de sí: la alegría de los acólitos es contagiosa; los grupos juveniles, que a la vez son los coros en las celebraciones, trabajan en su madurez espiritual con dedicación; y las integrantes de la Legión de María acompañan con su oración. El centro de la vida pastoral son la catequesis, los cursos de iniciación cristiana, la preparación para los sacramentos y la celebración de las festividades, las cuales se caracterizan por su sincretismo.

Pude ser testigo del acompañamiento que los Misioneros de Guadalupe brindan al pueblo cusqueño más allá de los templos y salones parroquiales, porque es común salir para atender a los enfermos, el visiteo a familias y celebrar en sus comités (barrios) los diferentes acontecimientos que son importantes para la comunidad. Mi experiencia en la Misión Durante mi estancia en Cusco colaboré con el P. Eduardo Castellanos Hernández, mg, y desde mi profesión, como abogado, acompañé algunos asuntos legales, impartí talleres de desarrollo humano a jóvenes y serví como acompañante a personas que lo solicitaron. Los primeros días fueron de adaptación, pero después fueron jornadas de mucho trabajo, hasta que fuimos sorprendidos por la pandemia y la declaración de estado de emergencia en todo el país. Sinceramente, no alcanzaba a visualizar el alcance que tendría esta situación, sólo veía cómo se cancelaban vuelos, se restringía el transporte terrestre y se suspendían las activi-

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dades públicas, entre ellas las celebraciones religiosas. Ante las nuevas circunstancias se presentaba el reto de seguir compartiendo la Buena Nueva y permanecer cercanos a los feligreses de la parroquia y la viceparroquia, por lo que las redes sociales se convirtieron en una importante herramienta para difundir información y transmitir en vivo la Santa Misa.

a través de un vuelo humanitario. Con todo esto, creo que el Señor me regaló la experiencia más completa que habría podido imaginar y me permitió comprender que ser misionero en tiempos de pandemia es cumplir estrictamente con las medidas sanitarias, pero abandonado plenamente al corazón de Jesús y a la maternal protección de Santa María de Guadalupe.

Uno de los aprendizajes más significativos de esta experiencia ha sido comprender que salir a Misión no es sólo dejar tu hogar, tu trabajo y tus rutinas, sino involucrarte en procesos comunitarios distintos al tuyo, en los que puedes contribuir y anunciar a un Dios vivo y presente que nos ama, pero sin querer implantar estructuras, juicios o formas de organización. Porque sin duda la evangelización se realiza con la gracia de Dios y la colaboración humana, en la que es imprescindible el conocimiento del contexto y de la cultura del lugar al que has sido enviado.

Agradezco a Dios la invitación que me hizo para servirle en tierra de Misión y a Misioneros de Guadalupe por enseñarme a vivir mi vocación. También les doy las gracias a todos ustedes, Padrinos y Madrinas, pues con su generosidad en oración y aportaciones económicas contribuyen al anuncio del Evangelio.

Cuando llegó mi tiempo de regresar a México, ante el cierre de las fronteras, buscamos diversas opciones y pude volver El P. Eduardo Castellanos H., mg, en Perú.


Comunidad de Misioneros de Guadalupe en Mozambique Fundadores de la Misión Antonio Estrada Serrano (2000-2009)

P. José Antonio García Troncoso (2000-2010, primer periodo)

P. José Enrique Hernández Torres (2000-2006)

Miembros anteriores de la comunidad

P. Ignacio Cortés Martínez (2001-2013)

P. Alejandro Cervates Tapia (2001-2013)

P. José Alejandro Molina Lara (2003-2008) (2012-2017)

P. Hugo Gildardo Hernández Téllez (2002)

P. Roberto Figueroa Gómez (2009-2012)

P. Gerardo Guajardo Núñez (2008-2016)

P. Héctor Hugo Ciprián Sarabia (2012-2016)

Misioneros Asociados Arquidiócesis de Monterrey P. José Eduardo Mayorga Méndez (2005-2010)

Diócesis de Ciudad Valles P. Edgardo Meza Macias (2009-2014)


Comunidad actual

Nuestros

Sacerdotes

Santos

P. Joaquín Torís Acosta

Santa Cecilia

(2003)

Festividad: 22 de noviembre

P. José Roberto Cruz Pérez

(2012)

P. Juan Leonardo Reyes Gaspar

(2014)

P. José Antonio García Troncoso

(2016, segundo periodo) P. Marciano Márquez Tavares

(2016)

P. Miguel Ángel González Aldaco

(2017)

Misioneras Laicas Asociadas Paula Salazar García

Brenda Carrete Guillén

Antonia Fuentes Valencia

Loyda Avendaño Martínez

María del Consuelo Ruiz Torres (en espera de llegar a la Misión)

Misioneras Laicas Asociadas (anteriores) María Dolores Martínez Martínez Carolina Yazmín Jiménez Romero Norma Angélica Martínez López Alma Marisa Varela Palma Rosa Carmen Salgado Zamora Claudia Montañez Dueñas Edith Velasco Vázquez del Mercado Margarita Yazmín Huerta Herrejón Cecilia García Guerrero (voluntaria)

La veneración a santa Cecilia se extiende más de mil años. No se tienen datos exactos de su vida, pero una tradición cuenta que formaba parte de una familia aristócrata en Roma y que consagró su virginidad a Dios. Sin embargo, sus padres la prometieron en matrimonio a un joven llamado Valeriano. El día de su boda, santa Cecilia le dijo a su esposo que había hecho voto de virginidad y que un ángel cuidaba de ella. Él le pidió ver al ángel, y ella le dijo que si se convertía y recibía el Bautismo, podría hacerlo. Valeriano fue instruido y bautizado por el Papa Urbano. Poco después, su hermano Tiburcio también se convirtió. Juntos se dedicaron a obras pías, hasta que fueron arrestados por sepultar


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cristianos (cosa que estaba prohibida) y martirizados por defender la fe. Santa Cecilia los enterró y fue llamada a negar su fe, pero no lo hizo. El Papa Urbano fue a visitarla y bautizó en su casa a 400 personas. Santa Cecilia finalmente fue juzgada y murió martirizada. Su casa fue convertida en un templo para orar, consagrado a ella. Actualmente es conocida como patrona de los músicos y los poetas. Oración a santa Cecilia

Gloriosa virgen y mártir, santa Cecilia, modelo de esposa fidelísima de Jesús, veme aquí postrado humildemente ante tus plantas. Soy un pobre pecador que viene a implorar tu poderosa intercesión ante Jesús, a quien tanto amaste, suplicándote que me consigas un verdadero arrepentimiento de mis pecados, un propósito eficaz de enmienda y una heroica fortaleza para confesar y defender la fe que he profesado. Alcánzame la gracia de vivir y morir en esta santa fe, como también las gracias especiales que necesito para vivir santamente en mi estado. Escucha y alcánzame mis súplicas, oh, virgen poderosísima, para que merezca gozar un día de la eterna bienaventuranza. Amén.

Vida MG

El P. Rafael realiza una renova

El diálogo en familia P. Rodolfo Rafael Sánchez Díaz, mg Sin duda, el diálogo en familia es la base fundamental de la unión en el hogar. Sabemos que la comunicación no únicamente permite afirmar las relaciones, sino que sin ella la vida no es posible. De ahí la importancia de fomentar y promover diariamente el diálogo, con la finalidad de abrir espacios para que se desarrollen el respeto, la confianza, la unión y el amor entre los miembros de una familia. Mediante el diálogo, padres e hijos tienen la oportunidad de conocerse mejor. Además,


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po para conversar, porque casi todos los miembros de una familia están la mayor parte del tiempo en el trabajo, en la oficina o en la escuela.

ción de promesas matrimoniales.

se favorece el desarrollo de valores importantes —como la tolerancia, escuchar al otro y tener la capacidad de admitir errores—, los cuales nos ayudan a crecer y madurar como personas humanas y cristianas. Por eso, la costumbre de conversar nunca debe perderse en una familia, siendo de particular importancia generar un diálogo continuo, en especial con los niños y los adolescentes, quienes son la esperanza de nuestra sociedad. Cómo fomentar el diálogo en familia En la actualidad, la falta de tiempo es un obstáculo para fomentar el diálogo familiar. Hoy en día tenemos poco tiem-

Es indispensable que los padres de familia sepan escucharse entre ellos. Y quizás sea incluso más importante que escuchen a sus hijos, pues de esa manera podrán comprender sus sentimientos, sus problemas, y tendrán la oportunidad de generar la suficiente confianza para que ellos puedan expresar sus necesidades y dificultades. Así mismo, a través del diálogo, los padres de familia evitarán imponerse, pero dejarán claros los límites necesarios para una convivencia respetuosa. Hay ocasiones en que los papás caen en el peligro de bombardear con preguntas y regaños a sus hijos. De esa forma confunden el diálogo con un monólogo en el que los niños y los adolescentes no son escuchados. Esto, por supuesto, conduce a los hijos a perder la confianza en sus padres y anula toda posibilidad de comunicación. Comprensión y respeto Es esencial que la postura de los papás sea de comprensión.

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Ellos deben prestar atención a sus hijos, darles un buen ejemplo y conocer sus opiniones desde una posición de atenta escucha. Los padres de familia y otros miembros adultos de la familia deben ser siempre conscientes de que el diálogo es muy importante, pues supone la posibilidad de fomentar los valores con los que los niños se integrarán a la sociedad, siendo de particular relevancia aquellos que aprendemos en el Evangelio y que nos ayudan a crear un mundo mejor. Es primordial señalar que el lenguaje educa, y no nos referimos exclusivamente a las palabras. Desde un punto de vista pedagógico, la mejor manera de inculcar respeto en los pequeños es que los mayores lo demuestren con su ejem-

plo en la vida cotidiana. A este respecto, es fundamental que los niños sientan confianza en sí mismos, que les reconozcan y permitan reconocerse como personas valiosas, capaces de hacer las cosas por su propia cuenta porque confiamos en ellos. Por otra parte, es necesario razonar en familia las reglas a seguir en casa y explicar a los niños por qué deben cumplirse esas normas. Esto sólo se logra a través de una comunicación respetuosa. Por ejemplo, cuando el niño se equivoque, no hay necesidad de gritarle u ofenderle, lo más prudente es instruirlo para que realice las cosas de la manera más adecuada; con esto, además, le infundimos confianza y seguridad en sí mismo.

16 El P. Rafael en una Celebración Eucarística con niños.


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El apoyo de nuestro Club de Niños Al compartir historias en la revista Almas, realizar visitas a museos, organizar concursos y juegos interactivos en la página web de Misioneros de Guadalupe, entre otras actividades, el Club de Niños Misioneros de Guadalupe fomenta valores humanos y cristianos en los niños de nuestro país y trata de contribuir a la edificación de familias en constante diálogo interno y con Dios. Siempre invitamos a los niños y los adolescentes a respetar a sus padres y les informamos acerca de la importancia del diálogo con ellos, con sus hermanos y con el resto de sus familiares. Así mismo, nuestros personajes: Malaika, Yu-

panki, Vera, Nereida y Akira, promueven valores humanos y cristianos, como la verdad, la amistad, el respeto y la oración, además de enfatizar la trascendencia del diálogo y la comunicación al interior de la familia, para que todos sus miembros conozcan, amen y sigan más a Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado. Estimados Padrinos y Madrinas, recordemos siempre que una buena comunicación, fundamentada en el diálogo y la escucha, es muy importante para cualquier familia. Por ello, es aconsejable que todos los días busquemos el momento idóneo para hablar y escuchar. ¡De esa manera enriqueceremos a nuestra familia y a cada uno de sus miembros!

17 El P. Rafael administra el Sacramento de la Comunión.


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Aída Viridiana Lucero Miranda, mla, con niños en la Misión de Guatemala.

Fui una niña de la iam Aída Viridiana Lucero Miranda, mla Queridos Padrinos y Madrinas, es una enorme alegría saludarlos. Formo parte de la comunidad de Misioneros Laicos Asociados a Misioneros de Guadalupe en Guatemala. Entre nuestras actividades pastorales se encuentra el acompañamiento y la formación de los agentes de pastoral que dedican su tiempo a la Infancia y Adolescencia Misioneras (iam) en la diócesis donde servimos. Y es de esta actividad de la cual quiero platicarles un poco, ya que le tengo un cariño particular debido a que yo fui una niña de la iam. ¿Qué es la iam? La Infancia y Adolescencia Misioneras es una obra pontificia que trata de llevar el Evangelio a los niños a través de otros niños en todo el mundo. A los pequeños que participan en la iam se les fomenta hacer conciencia de las necesidades de

otras personas, tanto a nivel material como a nivel espiritual, y se les impulsa para que sean solidarios, generosos, entregados y comprometidos, a imitación de Jesús. Como les comenté, tengo un especial cariño por esta obra, ya que formé parte de la infan-

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cia misionera desde los cuatro años de edad. Tuve mi insignia, mi pañoleta, mi camiseta, mi rosario misionero y, por supuesto, mi cruz. Ahora me toca estar del otro lado, en la formación de los animadores de la iam, y llevo siempre en el corazón el nombre de mi animadora: Margarita, a quien recuerdo con cariño. Acercarme a Jesús a temprana edad y responsabilizarme de mi cruz me hizo tener muchas herramientas para la vida. En la iam se nos enseña a desenvolvernos como verdaderos cristianos e, implícitamente, a ser responsables en casa, en la escuela, con toda la sociedad. La iam en Guatemala Aquí nos ha tocado llegar a aldeas lejanas, en la montaña, donde es difícil el acceso, donde no hay luz, ni servicios médicos; generalmente, aunque sea modesta, la capilla está bien cuidada. Las reuniones son temprano, para aprovechar la luz natural. Los cantos y actividades se realizan aprovechando al máximo los recursos con los que se cuenta, pues ninguna falta material impide, ni al animador ni a los niños, hacer, con gran devo-

ción, las oraciones por los niños más pobres del mundo entero; los participantes incluso hacen pequeñas aportaciones económicas, pues tienen en cuenta que hay niños aún más necesitados que ellos. Todos los años celebramos con gran alegría la Jornada de la Infancia y Adolescencia Misioneras, como lo indica el Papa. Cada país, dependiendo de su realidad, celebra ese día en la fecha más conveniente, y aquí en Guatemala se lleva a cabo el tercer domingo de julio. Cuatro semanas antes, los animadores preparan a los niños en sus pequeños grupos, con una serie de pláticas especiales en torno al lema propuesto, que este año es: “Heme aquí, envíame a mí (Is 6, 8)”. Uno de los objetivos de esta jornada es la recaudación de donativos económicos para apoyar a otros niños, y la colecta de todo el mundo se destina a los de un país necesitado en específico; el año pasado se apoyó a Paquistán, por ejemplo. El día del festejo en Guatemala hay una gran convivencia masiva donde se reúnen niños de diversos lugares, quienes comparten la Santa Misa, pláticas,

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cantos, actividades, dinámicas, juegos, risas y, sobre todo, la fe. Pero este año, debido a la pandemia, todo ha sido distinto. No obstante, los ánimos no decayeron y los animadores trataron de mantener vivo el entusiasmo de sus grupos, aprovechando todos los recursos tecnológicos. Gracias a ello, fue celebrada la Jornada de la iam. El entusiasmo fue tal que, pensando en quienes no tienen acceso a internet, teléfono o radio, se diseñaron materiales impresos para entregar a esos niños y que pudieran hacer las actividades en casa; las tradicionales alcancías misioneras fueron ahora llenadas por papelitos que llevaban escritas oraciones y buenas acciones.

Tenemos la esperanza de que poco a poco nos acostumbraremos a nuestra nueva normalidad. Y qué mejor que saber que contribuimos al cambio en estas nuevas generaciones con más niños que quieran seguir a Jesús, dador de vida. Estos días de confinamiento tenemos que estar más firmes en la fe, para mostrarle al mundo que la alegría del Evangelio no se detiene y se puede seguir compartiendo la Buena Nueva desde casa, sacando provecho de cada recurso con el que se cuente. Estimados Padrinos y Madrinas, seguimos unidos en oración y pidiendo a Nuestra Señora de Guadalupe que interceda por el mundo entero, ilumine nuestra fe, aliente nuestra esperanza e inflame nuestro amor.

Aída Lucero en una comunidad de Guatemala.


San Andrés San Andrés es considerado el primer apóstol elegido por Jesús. Cuando Juan, el Bautista, estaba con dos discípulos, vio pasar a Jesús y dijo: “Este es el Cordero de Dios”. Los discípulos lo siguieron y, luego de hablar con Él, fueron a donde vivía y se quedaron ese día. Uno de ellos era Andrés, que luego buscó a su hermano Simón (Pedro) para avisarle que habían encontrado al Mesías y lo llevó con Él (cfr. Jn 1, 35-42). En la multiplicación de los panes, fue san Andrés quien llevó ante Jesús al niño que tenía los cinco panes y dos pescados con los que dio de comer a la multitud. Así mismo, en Pentecostés recibió la fuerza del Espíritu Santo para anunciar la Buena Nueva sin temor. La tradición indica que evangelizó en lo que hoy son Turquía, Georgia, Grecia, Rumania, Ucrania y Rusia. Murió crucificado en una cruz con forma de aspa, hacia el año 60 d. C., en la ciudad de Patras. Sus restos se encuentran en la Catedral de Amalfi, Italia, y en Patras, en la basílica de la Iglesia ortodoxa construida sobre lo que se cree que fue su tumba original. 21


La generosidad La generosidad es un gran valor, fruto de la bondad. Las personas que lo poseen suelen ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, e incluso sin que se les indique. Suelen ser personas solidarias, que apoyan siempre, y suelen participar en acciones altruistas y organizaciones filantrópicas, donde siempre se busca compartir y beneficiar a los más necesitados. La generosidad es estar disponible para ayudar. Es darse uno mismo y no sólo ofrecer bienes materiales. Por eso, ayudar a que los demás se acerquen a Dios es un acto generoso y signo de todo buen cristiano. Un escrito que data del siglo III dice que al apóstol san Juan le aconsejaron que escribiera el Evangelio, pero dudaba. Por eso, consultó con san Andrés y él, generosamente, le dijo: “Debes escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escribas”.


Actividad La cruz tiene un gran significado para todos los católicos, pero existen varios tipos de cruces que identifican a personas o grupos: la cruz ordinaria se llama cruz latina; la cruz griega tiene sus cuatro lados iguales; la cruz ancorada es un ancla con el travesaño dándole forma de cruz; la cruz papal posee tres transversales que representan los roles de Obispo de Roma; la cruz de tau tiene forma de T y fue usada por san Francisco; la cruz de san Andrés tiene forma de aspa, y la cruz bautismal es la combinación de una cruz ordinaria con una x. Esos son algunos tipos de cruces. Ahora relaciona a cada personaje con su cruz correspondiente:


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¡Tú

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muchas vidas!

El Centro de Orientación Vocacional (cov) de los Misioneros de Guadalupe invita a todos los jóvenes católicos que sientan interés por el sacerdocio misionero a participar en las actividades que se realizan en diversas partes de nuestro país.

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In memoriam P. Ezequiel Reyes Alejandro, mg

El P. Ezequiel Reyes Alejandro, mg, nació en Coatzacoalcos, Ver., el 4 de diciembre de 1983. Desde niño conoció a sacerdotes y religiosas extranjeras que realizaban su labor pastoral y asistencial en su ciudad natal, y sintió admiración por su entrega, alegría y trabajo. Además, conoció a los Misioneros de Guadalupe por su mamá, quien colaboró un tiempo como Promotora Misionera. Inició su preparación sacerdotal en el Seminario de Coatzacoalcos, e ingresó al Seminario de Misiones el 7 de agosto de 2010, donde concluyó su formación. El 28 de septiembre de 2017 recibió la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Rutilo Muñoz Zamora, Obispo de Coatzacoalcos. De 2017 a 2020 colaboró en la formación de jóvenes seminaristas. El 9 de julio de este año el Señor lo llamó a su presencia. Siempre será recordado como un joven entusiasta, alegre, generoso y leal, quien era cercano a la gente, siempre con disposición y trato sencillo. ¡Descanse en paz!

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