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La conmemoración

El ser humano, en cualquier cultura y religión, manifiesta su sed de trascendencia, de eternidad. La búsqueda constante de una vida mejor, querer alcanzar nuevas metas, buscar nuevos horizontes, conseguir nuevos descubrimientos y desarrollar la tecnología que prolongue y dé calidad a la vida de las personas, son la manifestación de su sed de eternidad.

En las distintas misiones en donde trabajamos también podemos ver esos signos de eternidad. Cada cultura tiene sus propias expresiones para manifestar la fe en lo eterno. Para los cristianos, la sed de eternidad se sacia en Cristo. En Él se puede descubrir el camino que lleva a la vida eterna. Quien ha tenido un encuentro personal con el Señor Jesús, ve su vida transformada de tal manera que la percibe sólo como el anticipo de la fiesta del Cielo. Cristo Resucitado da sentido a nuestra existencia; su victoria sobre la muerte es la prueba de que no todo termina ahí, sino que –como nos lo enseña la fe– esta vida se transforma, no se acaba. Esta resurrección que aguardamos es la que nos hace caminar desde ahora en dirección hacia la eternidad.

Elevemos nuestro corazón hacia lo alto, pidamos la gracia de tener en el corazón ese deseo del Cielo y de orar constantemente por aquellos que ya han partido, para que se alegren en el banquete del Reino y desde allá, nos acompañen con su intercesión a fin de reencontrarnos un día junto al Buen Pastor.

Bertha Lila Izquierdo Cruz era trabajadora petrolera y su condición de vida era sana y estable, para nosotros, su familia, fue el medio que Dios utilizó siempre para darnos a conocer su Palabra.

Estuvo muy interesada en ser Madrina de los Misioneros de Guadalupe, aportando su donativo mensual. Cuando se jubiló decidió hacer realidad su deseo de construir y vivir en su propia casa en Agua Dulce, Veracruz, por lo que constantemente viajaba; le gustaba mucho y se divertía sanamente. De acuerdo a sus posibilidades, participaba con los servicios de la Iglesia y su comunidad cristiana. En 2012 empezó a decaer físicamente y comenzaron las visitas a los hospitales y médicos particulares, enfrentando con gran fe su enfermedad; con mucha alegría, vimos cómo salió triunfante de ese mal, logró ganar la batalla de la mano de Dios. Continuó con sus pendientes y vida cotidiana, integrándose a su comunidad de la Parroquia de San José y participando en las fiestas patronales. A mediados de diciembre de 2018, estando en su casa en Agua Dulce, sufrió una caída en su cuarto. A partir de entonces, se le veía muy adolorida y los médicos le diagnosticaron una enfermedad que no pudo superar. Falleció el 25 de mayo, sin manifestar dolor o cansancio, se fue alegre y contenta por estar siempre con Dios y aceptar conscientemente su voluntad. Nos sentimos muy orgullosos de ella, fue un gran ejemplo y ahora se encuentra descansando en el Reino. ¡Que Dios, nuestro Señor, la tenga en su santa Gloria! Antolin D. C.

¡Este espacio es tuyo! Cuéntanos brevemente tus experiencias de fe y ayuda a las Misiones y aquí las compartiremos. Escríbenos a las direcciones en la contraportada de la revista o al correo: almas@misionerosdeguadalupe.org

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La conmemoración de difuntos en África

P. Javier González Martínez, mg

¿En qué sentido la muerte de alguien nos ayuda a entender la fe religiosa de los africanos?

Se puede decir que la muerte de alguien muestra creencias (tal vez vagas) en la vida después de la muerte. ¿Por qué? En una reunión comunitaria grande e importante, donde se tiene un cadáver, los ancianos rezan y evocan al dios de ese particular “fulano” y se mencionan nombres muy famosos y queridos (por ejemplo, de personalidades massai que fallecieron) a fin de ser intercesores de sus oraciones (ante Enkai, Dios). En otras comunidades afri- ¿Qué sucede inmediatamente canas, daban sepultura a sus después de la muerte de una muertos, en lugar de simple- persona en un ambiente mente dejarlos en el campo; africano? es relativamente muy poco el tiempo en que comenzaron a A quien muere se le sepulta tener conocimiento y fe en la rápidamente, sin mayor rito vida después de la muerte. u oración; los enrollan en un cuero o piel,