ALMAS febrero 2019

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F E B R E R O 2019 Año LXX, Núm. 830 | Ejemplar gratuito


Papa Francisco

Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate (núms. 153-154) 19 de marzo de 2018

Mira tu historia cuando ores y en ella encontrarás tanta misericordia. Al mismo tiempo esto alimentará tu consciencia de que el Señor te tiene en su memoria y nunca te olvida. Por consiguiente, tiene sentido pedirle que ilumine aun los pequeños detalles de tu existencia, que a Él no se le escapan. La súplica es expresión del corazón que confía en Dios, que sabe que solo no puede. En la vida del Pueblo fiel de Dios encontramos mucha súplica llena de ternura creyente y de profunda confianza. No quitemos valor a la oración de petición, que tantas veces nos serena el corazón y nos ayuda a seguir luchando con esperanza. La súplica de intercesión tiene un valor particular, porque es un acto de confianza en Dios y al mismo tiempo una expresión de amor al prójimo [...] la oración será más agradable a Dios y más santificadora si en ella, por la intercesión, intentamos vivir el doble mandamiento que nos dejó Jesús. La intercesión expresa el compromiso fraterno con los otros cuando en ella somos capaces de incorporar la vida de los demás, sus angustias más perturbadoras y sus mejores sueños.


Intenciones

P. Daniel Segura Pozas, mg

Universal: Trata de personas Por la acogida generosa de las víctimas de la trata de personas, la prostitución forzada y la violencia.

Podríamos pensar que en nuestros tiempos la esclavitud ya no existe. Sin embargo, la trata de personas es una muestra de que la esclavitud continúa existiendo. Mucha gente en el mundo sigue sufriendo a causa de este mal al que todos estamos expuestos. Por eso, nosotros, como cristianos, estamos llamados a fomentar el cuidado de nuestra propia persona, así como el de los demás. Es verdad que existen grupos delictivos o bandas bien organizadas que hacen frágil a la sociedad, de ahí surge la necesidad de estar atentos a lo que le sucede al otro, incluso cuando no se le conozca. Podría parecer que únicamente existe una cara de la realidad al elevar nuestra oración: la gente buena. No obstante, como hijos de un mismo Dios, tenemos el llamado de actuar de manera congruente y debemos pedir también por nuestros hermanos que lastiman a la sociedad, para que el Señor convierta sus corazones al mismo tiempo que lo hace con los nuestros, para que de esta manera caminemos todos en el sendero de Dios.


Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Año LXX • Núm. 830 • Febrero 2019

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Papa Francisco Intenciones Editorial Página del lector Envío de seminaristas a Misiones Un mismo latir de corazón misionero Infografía: La Misión de Japón Envíos mg 2018 Pastoral vocacional La simpleza de la fe Sólo para niños

Portada El entonces diácono y ahora P. Daniel Segura P., mg, en procesión hacia su ordenación sacerdotal. DIRECTORIO

Director: Sergio Augusto Martínez Sánchez Codirector: Juan José Ramírez Escarza* Diseño editorial: Enrique Ascencio Salgado* Ilustración: Ana Patricia García Sagrero Enlace administrativo: Antonia Hidalgo López* Webmaster: Jorge Hugo Guerrero Luna * Edición web Sitio web: www.revistaalmas.com.mx www.mg.org.mx f/misionerosdeguadalupe t@misionerosmg Línea Misionera: 01 800 00 58 100 Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Del. Cuauhtémoc, cp 06700, México, cdmx; editor responsable: P. José Alberto Contreras Téllez, mg. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan, cp 14000, cdmx. Certificado de Licitud de Título y Contenido Núm. 16831. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Del. Xochimilco, cp 16010, cdmx. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex. El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.


Editorial

Respuesta de de México para la evangelización

P. Emilio Fortoul Ollivier , mg

Consejero General

Conocí a los Misioneros de Guadalupe en 1973, cuando estudiaba sexto de primaria. Se acercaba la celebración del 25º aniversario del Instituto y recuerdo que en las reuniones del Centro de Orientación Vocacional nos regalaban calcomanías con rostros de niños de las Misiones que había en ese entonces: Japón, Corea y Kenia. Ya muy cerca de mi ordenación sacerdotal fue cuando caí en cuenta de que mis compañeros y yo éramos privilegiados, pues Dios había puesto a nuestro alcance a los Misioneros de Guadalupe, que nos habían ayudado a discernir nuestra vocación y nos prepararon para vivirla en un seminario con capilla, comedor, dormitorio, biblioteca, aulas, asesores de tiempo completo, etc. Al llegar a la Misión de Japón encontré que también ahí nuestro Instituto tenía un camino preparado para los recién llegados: vínculos con comunidades religiosas e Institutos misioneros que nos hospedaron, nos apoyaron para estudiar el idioma y compartieron sus experiencias de vida y los obispos que nos recibieron en sus diócesis. Después de varios años, al regresar a México para colaborar en algunas labores administrativas, pude conocer la faceta del Instituto que hace posible el funcionamiento de los seminarios, las Misiones y las casas. Era también una senda trazada, seguramente abierta con mucho sudor y dedicación. Es muy valioso que nuestro Instituto ofrezca una senda amplia, segura y probada, para que muchos puedan recorrerla y vivir la vocación misionera. Los bienhechores colaboran con el Señor para que esta senda perdure y siga recibiendo a quienes quieran recorrerla. Desde mi responsabilidad en el Consejo General, hoy me toca impulsar esta herramienta de evangelización que Él regaló hace 70 años a la Iglesia universal a través de la fe de México.


Estimados Misioneros de Guadalupe: Por este medio les hacemos partícipes de la nostalgia que sentimos en mi familia por la pérdida de la señorita María Guadalupe C., quien era Madrina de ustedes y fue llamada a la Casa del Padre en enero de 2014. María Guadalupe fue una gran hija, hermana y tía, que dejó a todos sus familiares un gran legado: el amor a Dios y a la santísima Virgen María. Ella fue misionera desde su cama, donde estuvo postrada durante 45 años, ya que padecía de muchas enfermedades. Sin embargo, eso no impedía que colaborara económicamente para las Misiones, con el poco dinero que recibía de los sobrinos y amistades que la visitaban. Así mismo, siempre hacía oración por los sacerdotes y religiosas misioneros. Recordando su legado y su enseñanza, quiero felicitarlos, queridos Padres mg, por el noble trabajo que realizan al llevar el Evangelio a otras partes del mundo donde no conocen a Dios. Reciban un caluroso saludo. Mercedes C. A.

Estimados lectores: Los invitamos a compartir brevemente con nosotros sus experiencias de fe derivadas de la ayuda que brindan a las Misiones. Pueden escribir a cualquiera de las direcciones que aparecen en la contraportada de nuestra revista o al correo electrónico: lectores@revistaalmas.com.mx.


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Envío de seminaristas a Misiones P. Ignacio de la Garza Evia Ugarte, mg Estimados Padrinos y Madrinas, se puede decir que la Misión de Corea fue el inicio de la experiencia de tener en Misiones un grupo de seminaristas en formación para que así pudieran integrarse de manera más completa al país y a la comunidad eclesial donde se trabajaría en el futuro, sobre todo aprendiendo la lengua a una edad más temprana. El Espíritu Santo sopla donde quiere, pues aunque no había comunicación con el entonces seminarista Marco Antonio Martínez Franco, quien ya se encontraba en la Misión de Japón con un permiso especial del P. Esteban Martínez de la Serna, mg, Superior General, los alumnos Javier Algara Cossío y un servidor, que éramos seminaristas del Cespa, etapa de preparación a las pri-

meras promesas de adhesión al Instituto, solicitamos permiso para ir a formarnos a la Misión de Corea. El P. José Chávez Calderón, mg, que estaba encargado de nuestra formación, aceptó la solicitud y la presentó al Superior General. El Superior General comunicó que estaba bien la solicitud, pero que él no podría mandar sólo a dos seminaristas a Corea, 5


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Después de un año y algunos meses de estudio del coreano, comenzamos a estudiar Teología en el Seminario de Seúl. En realidad fue otro triunfo del Espíritu Santo, pues aún no dominábamos la lengua como se esperaba.

sino que deberían ser tres. Sin embargo, no podíamos hacer invitaciones o propaganda con los demás compañeros, por lo que la situación se ponía difícil, casi imposible, y sólo quedaba rezar… Sin embargo, en verdad el Espíritu Santo sopló en la comunidad, pues el P. Chávez nos comunicó pocos días después que había otro candidato para la Misión de Corea: Gabriel Casillas Horta.

Un año más tarde decidimos buscar otro seminario, pues en donde nos encontrábamos no había lugar para convivir con los seminaristas, y nos cambiamos al Seminario de Kwangju, donde sí hubo cupo para nosotros. El resultado fue que tanto en Seúl como en Kwangju los seminaristas diocesanos coreanos de aquel entonces, ahora ya sacerdotes, nos reconocen como compañeros de seminario.

Los tres fuimos nombrados para salir a Misiones en la Pascua del año 1969. Como Javier Algara conocía el arte taurino organizamos una novillada para recolectar fondos para el viaje. También conseguimos casas para ir a Los Ángeles, Cal., eua, a estudiar y practicar inglés, aunque fuera un mes, pues las clases de coreano iniciaban en Seúl en septiembre.

A los tres años decidimos hacer una evaluación de la experiencia de estudiar en Misiones. Nos reunimos con Marco Antonio 6


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Martínez durante las vacaciones de invierno en Kioto, Japón. El resultado que sacamos fue que, aunque no ignorábamos los puntos débiles, era una experiencia muy positiva para el futuro trabajo misionero. Se enviaron dichas conclusiones al Seminario de México, los Superiores las vieron favorables y se formalizó la experiencia en otras Misiones, como Japón, Hong Kong, Kenia y Perú, y ahora hasta hay un centro de formación para nuestros seminaristas en África.

mos sus “lirios de Flandes”, haciendo memoria de fray Pedro de Gante y los misioneros que vinieron a evangelizar México. En la celebración por los 25 años del Seminario de Misiones en 1974 recibimos la ordenación sacerdotal, fruto del apoyo del pueblo de México y la protección de nuestra reina, la Virgen de Guadalupe. Después de nuestra experiencia, muchos sacerdotes que ahora trabajan en la Misión de Corea también llegaron cuando eran seminaristas para concluir su formación sacerdotal, y en la actualidad tenemos a tres alumnos del Seminario de Misiones cursando Teología en Seúl, después de haber estudiado el idioma coreano.

La experiencia fue dura, pero durante nuestra estancia en la Misión sentíamos el apoyo de nuestros bienhechores. En especial recuerdo una bienhechora que en sus cartas nos ofrecía sus continuas oraciones y nos decía que para ella éra-

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Un mismo latir de corazón misionero Aída Viridiana Lucero Miranda, mla Para la celebración de los 30 años de presencia de Misioneros de Guadalupe en Guatemala, realizada en el año 2017, se planeó una Misa de acción de gracias en la Catedral de la Diócesis de Zacapa y Santo Cristo de Esquipulas, en donde actualmente estamos trabajando las Misioneras Laicas Asociadas a mg. La Misa fue presidida por Mons. Ángel Antonio Recinos Lemus, Obispo de dicha diócesis, quien amablemente aceptó y agendó para la misma fecha, durante la Eucaristía, el envío de 31 nuevos líderes misioneros de toda la diócesis que se habían preparado ese año. Después se programó una pequeña cena. difícil que las personas lleguen a catedral por la lejanía de sus comunidades, los problemas de transporte y aquellos otros ocasionados por los caminos difíciles y las inclemencias del tiempo. Era más fácil movilizarnos nosotras y visitarlas en alguna de las aldeas de las pa-

Conforme transcurría la preparación sentíamos que algo nos hacía falta: la presencia de la gente, de esas personas que generosamente nos reciben en sus casas y comparten la vida con nosotros. Decidimos que para esa fecha tan especial queríamos estar con ellos. Es 8


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rroquias en las que ya habíamos colaborado. Por eso, hablamos con el párroco de Concepción de Moras, en Chiquimula, y nos dio su autorización, por lo que fuimos directamente a San Antonio, una de las aldeas de esa parroquia. Platicamos con los líderes de la aldea, les informamos sobre el aniversario y lo importante que era para nosotros estar con ellos. Aceptaron recibirnos para una Misa de acción de gracias, quedarnos esa noche a convivir con ellos y la mañana siguiente salir para la celebración en catedral. Fuimos tres semanas antes para no padecer grandes retrasos. No volvimos a la aldea hasta el día de la celebración y grande fue nuestra sorpresa cuando nos recibieron con la capilla arreglada, las banderas con los colores misioneros, las flores de temporada, el coro conformado por algunas personas de otras aldeas cercanas, acólitos, lectores y todo totalmente preparado; aquello era una verdadera fiesta, y afuera de la capilla estaban las banderas de México y de Guatemala, papel picado y hasta cohetes. Era una gran celebración para esa aldea y las aldeas cercanas.

Las campanas de la capilla sonaban y llegaban y llegaban personas de otros lados; los niños aguardaban ya listos con camisetas blancas y muy contentos porque tenían preparados cantos de animación misionera; algunos de los jóvenes estaban maquillados como mimos para alegrar el momento. Para nosotras fue una sorpresa enorme, pues por supuesto no esperábamos toda aquella algarabía. Para la fecha del aniversario nos acompañaron desde México el P. Raúl Nava T., mg, y dos mla que en algún momento colaboraron aquí en la Misión de Guatemala. La gente estaba contentísima con la visita de “los mexicanos”, como ellos nos identifican, y fue tanta la emoción que para el final de la Misa una de las señoras del coro compuso y cantó una canción con letra acerca de los 30 años que México y Guatemala han caminado juntos en la fe.


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La experiencia misionera compartida por el P. Raúl les robó el corazón, principalmente a los jóvenes, pues se acercaban a platicar con él con la intención de saber un poco más sobre su labor en otras partes del mundo. No dudo que de ese encuentro surjan algunas vocaciones sacerdotales. Los niños presentaron las canciones que habían preparado y, entre nervios y risas, participó toda la comunidad unida, contenta, compartiendo... ¡Fue toda una fiesta! Las sorpresas continuaron: habían preparado más de 500 tamales y café para todos los asis-

tentes. En nuestros planes y en nuestras cabezas sólo habíamos dejado lugar para la Eucaristía y, cuando mucho, para compartir un café luego de la celebración. Yo tenía tan sólo tres meses de haber llegado a la Misión y vivir aquella experiencia revitalizó mi anhelo de seguir poniendo todo mi corazón en el trabajo evangelizador. Así mismo, sentir todo el amor y la gratitud de la gente me confirmaba una vez más que incluso en estos días hay personas capaces de alegrarse con la felicidad del otro, que la entrega y el servicio están en todos lados y que la Misión de Jesús nunca termina.

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Sepan, Padrinos y Madrinas de mg, que su generosidad llega hasta las aldeas más alejadas de un país cuya gente trabaja y lucha todos los días por salir adelante, pero que, aun con todas sus necesidades, es capaz de quitarse el pan de la boca para celebrar con nosotros, porque esa no era una celebración tan solo de mg, sino de toda una nación agradecida con Dios por la oportunidad de compartir nuestra fe. En aquella capilla no había persona que no estuviera contenta y feliz, disfrutando y compartiendo el gozo y el amor con un mismo latir de corazón misionero. Ni a los fieles que nos acompañaron ni a nosotros nos tocó vivir los inicios de la Misión de Guatemala hace ya 30 años, pero de cualquier manera nos sentíamos agradecidos con nuestro buen Padre Dios por permitiros permanecer durante este largo tiempo. Llegó la noche y había que descansar para salir a la mañana siguiente muy temprano con rumbo a Zacapa para la celebración en catedral. Fue difícil dormir esa noche, pues las personas que nos hospedaron en sus casas seguían emocionadas y querían platicar un poco más.

El día siguiente llegó y la celebración en catedral salió conforme a lo planeado. Llegaron para acompañarnos poco más de 10 sacerdotes de toda la diócesis y el obispo estaba sorprendido por aquella ceremonia. Hubo procesión de banderas de México y Guatemala, así como del estandarte de mg con nuestra Señora de Guadalupe. Es inevitable que se salgan las lágrimas al escuchar La guadalupana en el extranjero. Esa noche recibimos las felicitaciones que merecen todos ustedes: Misioneros de Guadalupe, Padrinos, Madrinas, ex mla y todos los que han trabajado, orado y platicado con otros sobre esta Misión de Misioneros Laicos Asociados en Guatemala. Agradezco de manera infinita a la Iglesia de Guatemala por recibirnos y a todos los que desde México nos apoyan, porque ellos sólo nos ven a nosotros, pero no se imaginan cuántas personas son las que hacen posible que el mensaje de Dios llegue a cada rincón de la Tierra. Nos seguimos encomendando a sus oraciones y le pedimos a nuestro buen Padre Dios que acreciente el número de misioneros para que todos los hombres y mujeres lo conozcan y lo amen.

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La Misión de Japón El Estado del Japón, cuya capital es Tokio, cuenta con una población aproximada de 127 484 000 (2017), cuya expectativa de vida es de 80 años para hombres y 86 para mujeres. Con un alto nivel tecnológico y de alfabetización, las religiones más practicadas son el sintoísmo y el budismo; tan sólo 1.5% de los japoneses son cristianos.

La Iglesia católica en Japón El cristianismo El cristianismo llegó a Japón en 1543, con los primeros portugueses. En 1549 san Francisco Javier obtuvo permiso para proclamar el Evangelio en el país.

1543

San Francisco Javier

1587

Cristianos escondidos

El primer templo católico En 1865 se permite la instauración de un templo católico en en Nagasaki y en 1873 quedan abolidos los decretos que prohibían el cristianismo. Hoy la Iglesia católica cuenta con 16 diócesis, seminarios, centros educativos y de salud.

Edicto de persecución En 1587 se dicta el primer edicto de persecución contra los cristianos. Durante los siglos siguientes la fe se mantuvo gracias a la acción de laicos que la transmitían de forma oral y clandestina, conocidos como kakure kurisuchan (cristianos escondidos).

1865

Iglesia Católica de Oura en Nagasaki, Japón

Fuentes: http://data.un.org/en/iso/jp.html; http://www.gcatholic.org/dioceses/country/JP.htm; https://www.cbcj.catholic.jp/


Advocaciones marianas

Misioneros de Guadalupe en

Japón

1956 Japón, primera Misión

Japón fue la primera Misión del Instituto, fundada en 1956. Se han atendido parroquias en diversas diócesis, entre las que destacan Sendai, Tokio y Kioto, donde se tiene presencia hasta la fecha.

1968 Formación eclesiástica

Japón es una de las Misiones donde los alumnos del Seminario de Misiones pueden concluir su formación eclesiástica. El primero en hacerlo fue el P. Marco Antonio Martínez Franco, mg, enviado en 1968.

Actualidad Religión y sociedad

En la actualidad, junto al clero local, se trabaja con el catecumenado, se realizan actividades educativas, se atiende a inmigrantes y se colabora en el Departamento de Asuntos Sociales de la Conferencia del Episcopado Japonés.

Nuestra Señora de Lourdes

Festividad: 11 de febrero El 11 de febrero de 1858, tres niñas, entre las que se hallaba Bernadette Soubirous, de 14 años, salieron de su casa en Lourdes, Francia, para recoger leña. Camino al río Gave, Bernadette sintió un viento que le hizo mirar hacia una gruta, donde divisó la figura de una joven vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Se acercó y comenzaron a rezar juntas, luego la mujer desapareció. Esa fue la primera de un total de 18 ocasiones en que la Virgen se le apareció durante un periodo de cinco meses. A lo largo de esas apariciones, la Virgen, que se identificó como la Inmaculada Concepción, le reveló


diversas cosas a la niña, que se pueden resumir en: la necesidad de hacer penitencia y de orar por los pecadores; invitar a los cristianos a vivir al modo del Evangelio (exaltando la humildad y aceptando la cruz), y la solicitud de erigir un santuario en el lugar de las apariciones, a donde debían hacerse procesiones. Durante una de las apariciones María pidió a la niña que bebiera de una fuente y le señaló un lugar para que escarbara en el suelo. De repente comenzó a brotar líquido y hasta la fecha ese manantial produce un agua que ha conseguido milagrosas curaciones de miles de enfermos. Por ello, Nuestra Señora de Lourdes es patrona de los enfermos. Oración a Nuestra Señora de Lourdes Santísima Virgen de Lourdes, que a ninguno desamparas ni desechas, mírame con ojos de piedad y alcánzame de tu Hijo perdón de mis pecados, para que con devoto afecto celebre tu Santa e Inmaculada Concepción, en tu milagrosa imagen de Lourdes, y reciba después el galardón de la bienaventuranza del mismo de quien eres madre. Amén.

Envíos mg 2018 Misiones de África y América Estimados bienhechores, con mucha emoción continuamos haciéndolos partícipes de los envíos misioneros que nuestro Instituto realizó durante el año pasado. En esta ocasión toca el turno a los Padres mg que fueron enviados a algunas de las Misiones que nuestro Instituto ha establecido en África y América, para colaborar en la Misión universal de la Iglesia. Reiteramos nuestro constante agradecimiento a todos ustedes por la generosidad que nos brindan, sin la cual no sería posible cumplir con la tarea que nos fue encomendada. Reciban bendiciones y no tengan duda de que siempre los recordamos en nuestra oración.


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A la Misión de Kenia Tras varios años colaborando como promotor del Centro de Orientación Vocacional (cov), el P. Ignacio Flores García, mg, de la Ciudad de México, fue nombrado para regresar al continente africano, donde finalizó su formación sacerdotal y realizó su servicio como diácono años atrás. Tras haber sido ordenado presbítero recientemente, el P. Miguel Ángel Mendoza Hernández, mg, oriundo de Jonuta, Tab., ha recibido su primer nombramiento para ejercer el ministerio sacerdotal en la Misión de Kenia, país donde anteriormente fue enviado para culminar su formación religiosa. A la Misión de Perú El P. Fernando Valente Ruvalcaba, mg, originario de Guadalajara, Jal., fue nombrado para proclamar el Evangelio en la Misión de Perú, donde ya había tenido una experiencia pastoral siendo seminarista. Esta es su segunda Misión como sacerdote (anteriormente estuvo en Angola), luego de haber pasado los últimos años dedicado a la formación de aspirantes al sacerdocio misionero. 15


Pastoral vocacional

La enfermedad, una ofrenda a Dios P. Daniel Segura Pozas, mg Estar en tierras de Misión es, sin duda, un gran regalo de Dios. Por eso, queridos Padrinos y Madrinas, quiero compartirles una de las muchas experiencias que tuve cuando era seminarista y me encontraba estudiando en el Centro de Formación en África, ubicado en Nairobi, Kenia. Todos los domingos durante casi cuatro años visitaba enfermos en la Parroquia de Cristo Rey, localizada en Kibera, uno de los asentamientos más pobres de África. Cada día que visitaba a los enfermos podía obtener una nueva experiencia, pues aunque todos sufrían algún padecimiento, cada uno vivía una situación totalmente particular y distinta a la de los demás, y veía su enfermedad de diferente manera.

Había un joven que, a pesar de su enfermedad, siempre me llenaba de entusiasmo y de alegría. Agustín me recibía con gran ánimo, sin importar sus sufrimientos y necesidades. Me platicaba lo que había vivido a lo largo de la semana y cómo esperaba ansioso a que llegara el domingo para recibir a nuestro Señor en el Sacramento de la Eucaristía. Esa gran alegría la mostraba también en su manera de ser; 16


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realmente se trataba de una persona que compartía su felicidad con aquellos que tenían la oportunidad de estar a su lado. Agustín era un hombre lleno de fe. Esto me sorprendía, ya que en la situación que él vivía era mucho más fácil renegar de Dios que darle gracias. Antes de terminar en una silla de ruedas, él era un joven que laboraba en la construcción y tenía esposa e hijos. Un día, mientras trabajaba, se cayó de las escaleras desde un tercer piso, y su vida cambió. Después de tener todo: trabajo, familia y salud, se quedó sin nada: quedó paralítico, contrajo diabetes, fue abandonado por su familia y vivía solo en una pequeña casa en Kibera. Sólo se preocupaba por él un joven amigo suyo que tenía una tienda cerca de ahí. Agustín se entregaba por completo a Dios y se alimentaba constantemente de su Palabra, aunque a veces no pudiera alimentarse también de manera física, ya que no contaba con los medios para hacerlo. Cuando lo visitaba me sorprendía la manera en que vivía; me comentaba que los momentos de soledad y sufrimiento se los ofrecía a Dios por aquellas

personas que hacían el mal. Su situación me recordó el pasaje bíblico de Job, quien teniéndolo todo se quedó sin nada, sin embargo, siempre bendijo a Dios. Haber conocido a Agustín y su fe me ha ayudado a reflexionar acerca de mi vida y mi vocación, ya que cada vez que se me presenta algún reto recuerdo que hay personas viviendo una situación más difícil que la mía y siguen confiando en Dios, como Agustín. Así mismo, me ayudó a darme cuenta de que con la ayuda de Dios todos los retos que se presentan en Misión (adaptarse a una cultura totalmente diferente, comunicarse con la gente y aprender el idioma) pueden superarse. Agustín murió hace aproximadamente dos años, pero su fe y su entrega las recuerdo siempre. Queridos bienhechores, oremos por nuestros hermanos enfermos y olvidados, y sigamos invitando a los jóvenes a escuchar el llamado de Dios a la vida sacerdotal, recordando que lo importante no es lo que tenemos, sino lo que ofrecemos al Señor.

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La simpleza de la fe P. José Carlos Romero Rocha, mg La fe es la certeza de que Dios va actuar conforme a sus promesas y a los méritos ganados por Jesucristo, nuestro Señor, de manera que no hay complicación de entendimiento y definimos que creemos en alguien y no en algo solamente. Estimados Padrinos y Madrinas, desde hace tiempo me anda un rumrum (como dicen por acá en la mayor de las Antillas del Caribe para referirse a noticias de sucesos comunes de la vida del pueblo) por escribir un artículo con testimonios vivientes de poblaciones de Cuba, los cuales son tesoros de una Iglesia al servicio de su gente. La intención de compartir con ustedes estas experiencias que Dios me regala es unirme a la animación

misionera de la Iglesia y hacerles extensiva a ustedes la alegría de anunciar y vivir el Evangelio. En esta ocasión, estimados Padrinos y Madrinas, hermanos en la fe, amigos y colaboradores, les comparto un testimonio misionero que se apoya en el contenido de la oración sacerdotal de Jesús: “A los que escogiste del mundo para dármelos, les he hecho saber quién eres…” (cfr. Jn 17, 6). 18


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Trataré de acercarme a la fe viva de una persona mayor de nombre Aída, a quien visito en el barrio Manga Larga, donde tiene una humilde casa, pero muy valorada por ella, ya que es el espacio donde vio nacer y crecer a sus hijos, donde vivió alegrías y desdichas, éxitos y derrotas; en fin, todo lo descriptible e inherente a la existencia de una persona y su vida familiar. Esta mujer tiene algo muy especial, ya que su experiencia de Dios es edificante, sencilla y con mucha sabiduría; tiene un don de palabra y una agilidad para expresar sus ideas, juicios y razonamientos respecto a su creencia y su fe en Dios. Pudiera decir que su forma de expresarse invita a una manera sencilla de evangelizar: encarnar el Evangelio y saber transmitirlo a los demás. Al menos yo siento que salgo de su casa más evangelizado cada vez que la visito y le llevo la Comunión, pues me retiro alabando a Dios porque en verdad los secretos del Reino se los revela a los humildes, a los sencillos, a los limpios de corazón; escuchando a Aída, doy gracias a Dios por su manera peculiar de obrar maravillas.

Aída tiene una historia de conversión muy particular, pues llegó a la edad adulta con resentimiento y enojo que albergó en su corazón durante mucho tiempo, pero consiguió liberarse de ese gran peso por la gracia de Dios, cediendo paso al amor y la fe en nuestro Padre. En repetidas ocasiones menciona: “Ya no siento resentimiento hacia nadie, ni siquiera hacia el padre de mis hijos, que me divorcié de él”. Desde que su matrimonio terminó vive sola; luchó por sus hijos y logró sacarlos adelante, aunque ahora ellos la visitan muy pocas veces. Un hermano le ayuda y la visita más frecuentemente, aunque la vida le exige seguir guapeando (otra palabra en el vocabulario cubano que implica tener coraje, desafío y valentía), pues Aída, a pesar de una artrosis de rodilla, tiene que


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salir a buscar su alimento, hacer los pagos de los servicios y arreglar otros asuntos. Ella vive a una distancia considerable del centro del pueblo, pero siempre repite: “Dios me ayuda, no estoy sola, no me siento sola”, y disfruta de estar en su humilde casa y dice: “El único miedo que tengo es cuando las cortinas de la puerta se mueven por causa del viento. Pero lo resuelvo sujetándolas”.

me siento sola, mis achaques y enfermedades me tumban en cama, pero me levanto gracias a Dios”.

Aída tiene muy presente el día en que Dios iluminó su fe: “En una ocasión recibí la invitación para asistir a Misa en la casa Misión del barrio, y asistí por primera vez, ya que no frecuentaba la Iglesia hacía mucho tiempo. Desde ese momento mi vida comenzó una nueva dirección que me llevó a saber relacionarme con Dios, acrecentando mi fe y la confianza en su ser y actuar, así como el amor a la Santísima Virgen María. Ahora ya no

Una vez más he constatado algo que en varias ocasiones, a lo largo de mi caminar misionero y con muchas personas sencillas que el Señor va poniendo en mi servicio sacerdotal, he notado: estoy seguro de que nuestra presencia en los hogares que visitamos para hacer presente a nuestro Señor, Jesucristo, produce en los fieles la experiencia de un Dios que está cerca de ellos. Su rostro y su sonrisa, como en el caso de Aída, lo manifiestan.

Queridos lectores, este es un testimonio de fe que alienta nuestra acción misionera en estos lugares. Como las palabras vivas de Aída: “Cuando ustedes vienen al barrio y me visitan, me siento feliz y el día cobra sentido para mi vida”.

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San Felipe de Jesús San Felipe de Jesús es un santo mexicano que vivió de 1572 a 1597. Bautizado con el nombre de Felipe de las Casas, fue un niño inquieto y juguetón que creció en una familia de 11 hermanos. En su adolescencia estudió en el convento franciscano de la ciudad de Puebla, pero no soportó las reglas estrictas y abandonó los estudios. Es así como, a los 18 años de edad, fue enviado por su padre a Manila, capital de Filipinas, para dedicarse al comercio. Al principio se rodeó de varios amigos, pero al perder parte de su fortuna estos lo abandonaron. Solo y cansado, Felipe comprendió que el dinero no era importante y sintió el llamado de Dios. Entró nuevamente a un convento, esta vez al franciscano en Manila, con una fe más madura, y se cambió el nombre a Felipe de Jesús. Tiempo después, al no haber sacerdote que lo ordenara, emprendió el viaje de regreso a México. Durante el viaje el barco atravesó por muchas tempestades y por los azotes del mar fue a dar a las costas de Japón.


Un mártir mexicano En Japón no querían a los cristianos, por lo que durante un tiempo san Felipe estuvo refugiado. Pero esa situación no duró mucho y fue tomado prisionero junto a otros frailes y cristianos japoneses. Fue obligado a emprender una marcha desde Tokio hasta Nagasaki, lugar donde murió crucificado el 5 de febrero de 1597. Una anécdota relata que cuando san Felipe era niño, su nana, cansada de sus travesuras, le dijo: “Felipe cuando tú seas santo, esa higuera seca reverdecerá”. Tal y como lo predijo su nana, esa higuera reverdeció el día que murió como mártir. El 8 de junio de 1862 fue canonizado. Es el primer santo mártir mexicano, su festividad se celebra el 5 de febrero y es patrono de la Ciudad de México y del arzobispado de México. Recordemos que tenemos una vocación que cumplir y aun siendo niños somos discípulos de Jesús. Quizá nuestro llamado se encuentre en la vida laica o siendo sacerdote misionero en otros países, como los Misioneros de Guadalupe. Estemos atentos a las pistas que Dios presenta en nuestra vida diaria para descubrir nuestra vocación.

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Actividad Identifica y describe las siguientes escenas de la vida de san Felipe de Jesús.


AYUDE A LOS JÓVENES SEMINARISTAS

Beca completa $12 000.00

Media beca $6 000.00

Beca parcial $1 000.00

Día con día el Señor sigue llamando a más jóvenes a que den testimonio de su fe en países no cristianos, pero algunos aspirantes al sacerdocio misionero no tienen los medios económicos para iniciar y continuar su formación. Los Misioneros de Guadalupe invitamos al pueblo católico de México a apoyar las vocaciones mediante el apadrinamiento de uno de los alumnos del Seminario Mexicano de Misiones Extranjeras.

¡Gra cia s p o r co m pro m eters e c o n las Misio nes !

Puede depositar una beca en la siguiente cuenta bancaria: Banamex

Misioneros de Guadalupe AR Sucursal 870 Cuenta: 5474-9 Referencia: 22222222-92 CLABE: 002180087000547491

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El P. Ignacio Flores García, mg, nació en la Ciudad de México, en 1980. Sintió interés por la vida sacerdotal desde temprana edad e ingresó al Seminario de Misiones en 1998. Estudió Filosofía en la Universidad Intercontinental, en la Ciudad de México, y recibió los ministerios de Lectorado y Acolitado en 2005. De 2006 a 2010 fue enviado a estudiar Teología en el Hekima College, en Nairobi, Kenia. En aquella Misión de nuestro Instituto recibió, en 2010, la ordenación como diácono, para después realizar un año de servicio en la Misión de Angola. Fue

ordenado sacerdote misionero el 12 de noviembre de 2011 en la Capilla del Seminario Mayor mg. Su primer nombramiento como presbítero fue para colaborar en las tareas del Centro de Orientación Vocacional (cov) en la Ciudad de México, y ahora ha sido enviado a compartir el Evangelio de Jesús en la Misión de Kenia. El Padre Ignacio descubrió su vocación por la convivencia con un Padre misionero y mediante los testimonios que ha escuchado. Tú también puedes llevar el mensaje de Salvación a los pueblos que no lo han escuchado.

¡Responde al llamado de tu vocación!

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