ALMAS febrero 2021

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Año LXXII, Núm. 854 / Ejemplar gratuito

Febrero 2021


Papa Francisco

Homilía en la Santa Misa de bendición e imposición de la ceniza 26 de febrero de 2020

Comenzamos la Cuaresma recibiendo las cenizas: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” (cfr. Gn 3,19). El polvo en la cabeza nos devuelve a la tierra, nos recuerda que procedemos de la tierra y que volveremos a la tierra. Es decir, somos débiles, frágiles, mortales [...] Somos polvo en el universo. Pero somos el polvo amado por Dios. Al Señor le complació recoger nuestro polvo en sus manos e infundirle su aliento de vida [...] La ceniza nos recuerda así el trayecto de nuestra existencia: del polvo a la vida. Somos polvo, tierra, arcilla, pero si nos dejamos moldear por las manos de Dios, nos convertimos en una maravilla [...] Al comienzo de la Cuaresma, necesitamos caer en la cuenta de esto. Porque la Cuaresma no es el tiempo para cargar con moralismos innecesarios a las personas, sino para reconocer que nuestras pobres cenizas son amadas por Dios. Es un tiempo de gracia, para acoger la mirada amorosa de Dios sobre nosotros y, sintiéndonos mirados así, cambiar de vida. Estamos en el mundo para caminar de las cenizas a la vida.


Intenciones

P. Sergio César Espinosa González, mg

Universal:

La violencia contra la mujer. Recemos por las mujeres que son víctimas de la violencia, para que sean protegidas por la sociedad y para que su sufrimiento sea considerado y escuchado.

Los varones y las mujeres no son iguales; su anatomía es diferente, su psicología también, y es probable que incluso haya diferencias importantes en su espiritualidad. Son diferentes, sí, pero no hay superioridad ni inferioridad: son complementarios, interdependientes, llamados a la unidad en el amor. La inteligencia, la sensibilidad, las habilidades técnicas, la competencia laboral, la fortaleza interna y muchas cosas más, no dependen de ser mujer o varón, son cualidades humanas que se dan generosamente en ambos sexos. Es muy triste constatar que muchas mujeres sufren violencia verbal, psicológica, espiritual y física, y más triste es que haya quienes pretendan justificarlo. En este mes recemos por todas las víctimas de una sociedad que a veces parece ignorar la injusticia que hay en cada acto de violencia. Pidamos a Dios que las mujeres sean respetadas en su dignidad, escuchadas en la sociedad y preservadas de toda forma de violencia. Oremos y actuemos en consecuencia.

La mla Rosa Adriana Chavarría R., con mujeres de la aldea el Barral, Guatemala.

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Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Año LXXII • Núm. 854 • Febrero 2021

Papa Francisco Intenciones 3 Editorial 4 Página del lector 6 Una ventana al alma 9 Misionero en tiempos de pandemia 10 Vida MG 14 Infografía: La Iglesia católica en Angola 16 Quiero ser sacerdote 20 Museo MG: El uchikake 21 Sólo para niños Portada El P. Miguel Ángel González Aldaco, mg, con alumnos del Seminario Propedéutico San Carlos Lwanga..

DIRECTORIO

Director: Sergio Augusto Martínez Sánchez Sitio web: Codirector: Juan José Ramírez Escarza* www.misionerosdeguadalupe.org/almas/ Diseño editorial: Enrique Ascencio Salgado* f/misionerosdeguadalupe Ilustración: Ana Patricia García Sagrero t@misionerosmg *Edición web Línea Misionera: 800 00 58 100 Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Alc. Cuauhtémoc, cp 06700, cdmx; editor responsable: P. Luis Alonso Yepes Cruz, mg. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, cp 14000, cdmx. Certificado de Licitud de Título y Contenido Núm. 16831. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Alc. Xochimilco, cp 16010, cdmx. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex. El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.


Editorial

Juan José Ramírez Escarza Codirector de revista Almas

Cada año muchos católicos asistimos al templo para la imposición de la ceniza. Como sabemos, el Miércoles de Ceniza marca el inicio del tiempo de Cuaresma, en el que debemos hacer penitencia, practicar el ayuno, la abstinencia, la caridad, así como hacer oración y realizar obras piadosas, al mismo tiempo que dejamos espacio para el recogimiento y el examen de conciencia personal, con la finalidad de prepararnos para vivir la Pascua de la Resurrección. La imposición de ceniza es una tradición de nuestra Iglesia desde sus primeros días. En aquella época, las personas solían cubrir su cabeza con ceniza y presentarse ante la comunidad con hábito penitencial para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo. Como explica el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: «el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal» (núm. 125). Por lo regular, el acto de imponer ceniza se realiza durante una Misa, al terminar la homilía, y la ceniza es impuesta en la frente por el sacerdote o algún laico mientras hace la señal de la cruz y nos dice: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás». No obstante, el acto también puede llevarse a cabo sin Misa, aunque se sugiere que previamente haya una liturgia de la Palabra. El Miércoles de Ceniza no es considerado día de precepto y la imposición de ceniza no es un acto obligatorio. Sin embargo, los exhortamos a asumir el compromiso que la ceniza simboliza para conservar una actitud humilde y de conversión durante la Cuaresma, pues es la disposición de ánimo que debe anidar en nuestro corazón para que podamos comprender y vivir con plenitud el Misterio Pascual.


Página del lector Queridos Misioneros de Guadalupe: Quiero compartir con otros lectores unas palabras acerca de mi papá. Él ha sido su Padrino desde hace mucho tiempo, no recuerdo cuánto, pero después de leer la revista Almas en su casa me interesé también por ayudarlos, y ya tengo tres años de hacerlo. Mi padre es Fernando S. U. y nació el 30 de mayo de 1945, en el municipio de Mascota, Jal. Es el tercer hijo de los 14 que tuvieron mis abuelos. La nuestra es una familia católica afortunada, pues ha habido en ella dos sacerdotes y dos religiosas. De hecho, mi padre estudió cinco años en el Seminario de Tepic y se retiró por problemas familiares. Posteriormente se casó con mi madre, Marina B. P., con quien procreó cuatro hijos: Pedro, Armando, María de Lourdes y Guadalupe (que es Misionera de la Misericordia en Guadalajara, Jal.). A mi papá le gusta rezar el Rosario y seguido se ofrecía para hacerlo. Siempre nos inculcó ser serviciales, colaborativos, ayudar a las personas, a nuestra religión. Actualmente está jubilado y se encuentra enfermo, pues hace unos años tuvo un problema que le dejó el lado derecho con algo de inmovilidad. Gracias a Dios camina y, aunque habla poco, lo tenemos con buena salud. Sin más por el momento, me despido de ustedes. Su servidora, María de Lourdes S. B.

Estimados lectores: Los invitamos a compartir brevemente con nosotros sus experiencias de fe derivadas de la ayuda que brindan a las Misiones. Pueden escribir a cualquiera de las direcciones que aparecen en la contraportada de nuestra revista o al correo electrónico: lectores@revistaalmas.com.mx.

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AVISO DE PRIVACIDAD Misioneros de Guadalupe, A. R. Domicilio: Cantera núm. 29, Colonia Tlalpan, Alcaldía Tlalpan CP 14000, Ciudad de México, Correo electrónico: privacidad@misionerosdeguadalupe.org Página web: www.misionerosdeguadalupe.org Finalidades de tratamiento de datos: Cumplimiento y mantenimiento de la relación jurídica; identificación y contacto; registro en la base de datos de Padrinos; apertura de expediente de Padrino; solicitud, recepción y documentación de cobros, pagos y donativos; emisión de recibos y facturas; información sobre destino de pagos y donativos; información sobre situación de apadrinados; correspondencia física y/o electrónica; mercadotecnia y publicidad. El aviso de privacidad integral puede ser consultado en www.misionerosdeguadalupe.org/privacidad

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“...ahí estaban los ojos de una madre que no podía alimentar a sus hijos, y los de un niño que tenía hambre...”


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Una ventana al alma Marisol Nevarez García, mla

Kibera es un lugar como ningún otro que haya conocido antes. En mi natal Ciudad Juárez, Chih., existe un lugar llamado Rancho Anapra, que es la colonia de mayor pobreza, y aunque he estado ahí en algunas ocasiones, en nada se compara con lo que he visto en Kibera: hombres, mujeres y niños que sufren, y cuyos ojos son una ventana al alma. Sólo por poner un ejemplo, la población de Rancho Anapra es de alrededor de 13 mil habitantes, mientras que Kibera cuenta aproximadamente con 1 millón de manera oficial. Quizás por esto Kibera no sea considerada una colonia dentro de la ciudad de Nairobi, capital de Kenia, sino como un asentamiento urbano, un espacio que tiene su propia cultura y su propio lenguaje. El inicio de la pandemia Los Misioneros de Guadalupe atienden una parroquia dentro de Kibera: la Parroquia de Cristo Rey, que también cuenta con la presencia de Misioneros Laicos Asociados, quienes ofrecen ahí su servicio de Misión; yo soy una de ellos. Cuando la pandemia de COVID-19 comenzó, a mediados del mes de marzo de 2020, mi

compañera y yo nos encontrábamos de servicio en dicha parroquia. Siendo una situación nueva e inesperada para todos, surgieron de inmediato actividades y necesidades que atender. Esa misma semana, mientras el gobierno notificaba al país un estado de contingencia sanitaria, nosotras salimos a las calles de Kibera para atender algunas de esas necesidades; específicamente, recoger la comida de nuestras escuelas para llevarla a la parroquia y almacenarla ahí. Dada la notificación oficial, mi compañera y yo salimos para esa encomienda con las medidas de seguridad pertinentes; ambas usábamos cubrebocas y guantes. Sin embargo, lo imprevisto fue la reacción de los habitantes de Kibera. Al vernos caminar entre las calles, recuerdo que algunos de ellos gritaban: “¡Coronavirus, 7


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coronavirus!”, o estornudaban y tosían mientras nos veían. Algunos incluso se burlaban de nosotras, y otros más nos gritaban molestos: “¡Qué hacen aquí! ¡Váyanse, ustedes trajeron la enfermedad!”, pues nos confundían con personas asiáticas. Tengo presente que, sorprendida por esas reacciones, me dirigí a mi compañera y le dije: “No importa, mejor que sean estas risas y no sean después gemidos de dolor por la pandemia”. Esa misma semana la Arquidiócesis de Nairobi suspendió las actividades en todas las parroquias y nosotras fuimos enviadas a casa para comenzar el confinamiento. Servicio durante la pandemia Después del primer mes y medio de estar en casa, fuimos llamadas por el párroco

de Cristo Rey, quien solicitaba nuestra ayuda en la elaboración y entrega de despensas para las familias más necesitadas en Kibera. Los gemidos de dolor habían comenzado: el desempleo masivo y, con ello, la imposibilidad de adquirir alimentos ya se habían hecho presentes en la mayoría de los habitantes de Kibera. En medio de ese ambiente iniciamos la elaboración y entrega de las despensas, para lo cual establecimos un protocolo de seguridad. Atendíamos a una persona cada media hora para tomar sus datos personales y conversar sobre su experiencia durante la pandemia. Generalmente quienes acudían por las despensas eran mujeres: abuelas matriarcas y madres solteras; en algunas ocasiones eran los hijos de fa-

La mla8Marisol Nevarez entrega despensas en la Parroquia Cristo Rey.


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milia, porque justo ese día a sus padres les había salido algún trabajo. También asistían personas que generosamente se ofrecían a ayudar a todos aquellos que, por su situación de enfermedad, no podían recoger la ayuda.

Angeline me platicaba que le gustaría llegar a ser doctora, pero únicamente acude a la escuela cuando sus papás tienen dinero para pagar la colegiatura. Por lo tanto, ella comprendía que por motivo de la pandemia no regresaría pronto.

La realidad de la pobreza

Todo es don de Dios

Sin importar quiénes fueran, en esos 30 minutos que pasábamos con ellos todas las emociones eran intensas. Siempre he creído que es verdad cuando se dice que los ojos son una ventana al alma, y ahí estaban los ojos de una madre que no podía alimentar a sus hijos, y los de un niño que tenía hambre y a muy corta edad era confrontado por su realidad de pobreza en medio de una pandemia.

Sin duda alguna, la pandemia nos ha llevado a vivir emociones nuevas y situaciones complejas. Creo que la humanidad ha sido confrontada con el nulo dominio que tiene el hombre sobre su destino, pues, como dice el libro de Eclesiastés, todo es don de Dios (cfr. Ec 3). Quizás ha llegado el momento de hacer una pausa en la vida, puesto que Dios nos llama de nuevo a disfrutar de las alegrías que Él nos regala a lo largo de nuestra existencia.

En ese servicio conocí a Angeline y a Peter, unos hermanos de 13 y 8 años que iban a recoger la despensa en nombre de sus papás. A través de su mirada vi cómo la situación de pobreza en la que siempre han vivido los había hecho madurar prematuramente. Recuerdo que se me partió el alma al pensar en cuán diferente es la mirada de mi sobrina de siete años en México.

Esto no significa que vivamos en el egoísmo, sino, por el contrario, en el amor verdadero, que sólo es posible al practicar la caridad con el prójimo. Y es que, para las dificultades de la vida, la esperanza se encuentra en Dios, quien siempre camina a nuestro lado. Mungu atubariki!1. 1 ¡Dios nos bendiga!, en swahili.

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“El que pone la mano

en el arado y vuelve la vista atrás, no sirve para el Reino de Dios” (Lc 9, 62)

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I Vida MG

P. Miguel Ángel González Aldaco, mg 25° aniversario sacerdotal

Estimados Padrinos y Madrinas, soy el P. Miguel Ángel González Aldaco, mg, y con motivo de mi 25° aniversario sacerdotal, que celebro este mes, comparto con ustedes algunos recuerdos de mi historia vocacional. El ingreso al seminario Conocí a los Misioneros de Guadalupe cuando cursaba el sexto año de primaria. Un sacerdote mg nos daba charlas de espiritualidad y en una ocasión nos llevó a conocer el Seminario Menor de Misiones; después nos preguntó si nos gustaría ser sacerdotes misioneros y nos dijo que, en caso de animarnos y decir que sí, podríamos recibir acompañamiento vocacional en el Centro de Orientación Vocacional. Yo respondí afirmativamente y durante los estudios de secundaria tuve mis primeras experiencias misioneras. Al terminar ese periodo, recibí de nuevo una invitación, pero esta vez para ingresar al Seminario Menor, en Guadalajara. Volví a decir “Sí”; durante una semana asistí al preseminario y fui aceptado. Sin embargo, mi entusiasmo se apagó cuando

el padre rector se enteró, por medio de mi madre, que aún no contaba con mi certificado de estudios de secundaria pues debía una materia (Matemáticas). Entonces me dijo: “Hay dos opciones: la primera, que sigas en tu casa un año más y te esperamos para el próximo curso escolar...”. Ahí sentí un balde de agua fría, pero el sacerdote prosiguió: “La segunda opción es que te podemos admitir con la condición de que te esfuerces en los estudios”. Sabía que sería un reto difícil, pero acepté. Aquí está, a punto de ser consagrado Algo que recuerdo muy bien fue que, después de ser aceptado, yo mismo recopilé todos los documentos requeridos y solamente me faltaba uno, pero el principal de todos: el permiso escrito firmado por mis papás. Lo escribí con mi 11


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formadores acreditan a unos y descartan a otros. El día de mi ordenación sacerdotal el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez le comentó a mis papás: “El que creían que sería sacerdote no llegó, y el que no pensaban que pudiera serlo, aquí está, a punto de postrarse y ser consagrado”. puño y letra, y lo entregué a mis papás para que lo firmaran. Mi madre preguntó: “¿Ya lo pensaste bien? ¿Eso es lo que quieres?”. Seguro de mí mismo le respondí: “Sí”. Lo firmó. Después, mi papá, al ver la firma de mi madre, también lo hizo. Noté cierta tristeza en ellos y después entendí por qué: ya tenían un hijo en el Seminario Diocesano de Guadalajara, y por un lado tenían la alegría de entregar dos hijos a Dios, pero por el otro sentían preocupación por pagar las colegiaturas y demás gastos. Un año después mi hermano dejó el seminario. Se dice que mientras un candidato a la vida consagrada está en formación, es difícil saber si llegará a perseverar hasta la ordenación. A veces las personas o los mismos padres 12

Las exigencias de la vocación misionera Recién ordenado fui enviado a la Misión de Perú, donde permanecí 15 años. Cada vez que iba de vacaciones a la patria, al despedirme para volver a la Misión, recibía la bendición de mis padres, y también yo los bendecía como sacerdote. Mi padre era ya mayor y en cada despedida me preguntaba con melancolía: “¿Irás a encontrarme la próxima vez que vengas?”. Con toda confianza o esperanza le decía que sí, con el favor de Dios. Sin embargo, cuando falleció no me fue posible regresar a México, pues estaba muy cerca la Semana Santa y era difícil conseguir un sacerdote suplente. Con serenidad y alegría acepté ese designio de Dios y envié un mensaje de condolencias a mi familia, con


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dos citas del Evangelio: “El que pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás, no sirve para el Reino de Dios” (Lc 9, 62), y: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí [...] y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mt 10, 37-38). Esa experiencia confirmó mi vocación una vez más. Mi labor actual Después de los 15 años de servicio en Perú, pasé seis en labores de animación misionera en México. Terminado ese tiempo decidí volver a las Misiones, pero esta vez opté por Mozambique, en África. Gracias a Dios y a los Superiores del Instituto eso fue posible, y aquí sigo muy contento. Al cumplir 25 años de ordenación sacerdotal agradezco a Dios por la bendición de perseverar en el llamado que me hizo y la bendición del apoyo espiritual y material que he recibido de familiares, amigos, Padrinos y Madrinas que colaboran significativamente y hacen posible que la Iglesia misionera siga anunciando la salvación de todos los pueblos.

Santos

Misioneros

San Óscar, Papa

Festividad: 3 de febrero San Óscar, también conocido con el nombre de Anscario, fue el primer Obispo de Hamburgo. Nació hacia el año 800 en Picardía, Francia, y a corta edad quedó huérfano de madre, por lo que su padre lo envió a estudiar al monasterio de Corbie. Ingresó en la Orden Benedictina y posteriormente, en 1822, fue enviado a fundar la Nueva Corbie, en Westfalia, donde se desempeñó como maestro de escuela y predicador en la Iglesia. Ludovico Pío, sucesor de Carlomagno como emperador de Occidente, le pidió trabajar en la evangelización de los pueblos danés, sueco y eslavo. En 826 fue enviado con Harald Klak, rey danés convertido a la fe cristiana. En Dinamarca llevó a cabo obras pastorales

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y de evangelización durante tres años. En el 829 fue destinado a Suecia junto con otros dos monjes, pues el rey Björn de Birka solicitó el envío de misioneros; logró evangelizar la región durante los dos años que permaneció ahí. Fue nombrado Obispo de Hamburgo y consagrado en el 831; le fue encomendada la evangelización de todos los pueblos escandinavos y eslavos. Durante un tiempo tuvo éxito en la cristianización, pero los vikingos restituyeron el paganismo en Suecia y Dinamarca, y saquearon Hamburgo, lo que se unió a la inestabilidad causada por la muerte de Ludovico Pío. Todo ello confluyó para que san Óscar tuviera que reiniciar su labor evangelizadora, que en esa ocasión alcanzaría Islandia. Murió en Bremen, cuya diócesis se había unido a la de Hamburgo. Es considerado apóstol y patrón de los países escandinavos. Oración a san Óscar

Señor, Dios nuestro, que has querido enviar al obispo san Óscar a evangelizar numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, caminar siempre en la luz de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.

1482-1508

1509 Alfonso I

Primeros Misioneros

Llegan los primeros misioneros franciscanos, dominicos y sacerdotes seculares

Gracias al reinado de Alfonso I comienza a formarse una amplia y creciente Iglesia

1930-1960 Congregaciones

Más de 20 congregaciones misioneras enviaron personal a Angola

1940 Luanda

La Diócesis de Luanda es elevada a arquidiócesis


La Iglesia católica en Angola 1575

1517

Luanda

Primer obispo

El Papa León X nombró obispo al príncipe Enrique, quien fue el primer obispo de África negra

1596

Se fundó la ciudad de Luanda, lo que impulsó la extensión del cristianismo en Angola

Diócesis

Se erigió la Diócesis de Angola y Congo

1759

Expulsión

1885-1910

Son expulsados los jesuitas y otras órdenes religiosas

1650

Vida religiosa

Declive

La vida religiosa y el trabajo misionero vuelven a desarrollarse con cierta intensidad

1853

Se aprecia un declive en el trabajo misionero, el cual se agrava por la situación política y el comercio de esclavos

Pocos sacerdotes

2009

1961-1975 Independencia

1954 Radio

Se fundó una emisora radiofónica católica en Angola

La Iglesia acompaña al pueblo durante la guerra de independencia y el conflicto civil que se extendió hasta el año 2002

El número de sacerdotes alcanzó el índice más Visita apostólica bajo: cinco angoleños, cuatro de los cuales El Papa Benedicto XVI estaban en Luanda realiza una visita apostólica a Angola y Camerún

1981

Padres MG

Sacerdotes MG, a invitación de Mons. Eduardo André Muaca, Arzobispo de Luanda, reciben la encomienda de dirigir el Seminario Mayor de Luanda


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Quiero ser sacerdote Sergio Arturo Chavira Álvarez, mg

Conocí a Benedict dos años después de que fue bautizado. Yo acababa de llegar a la Parroquia del Rosario y me encontré con un grupo de acólitos muy numeroso; A-Ben, como es conocido por sus familiares y amigos, era uno de los más fervorosos del grupo, pues para ese entonces ya había dicho: “¡Quiero ser sacerdote!”. A-Ben proviene de una familia de clase media. Sus papás no son creyentes y su hermana se inclina por las denominaciones cristianas, sin decidirse por alguna en particular, aunque recientemente está más atenta a los temas católicos, debido, seguramente, a la influencia de la oración que hace su hermano por ella. A su debido tiempo, esa misma oración, su buen ejemplo y la gracia de Dios también acercarán a sus padres a la Iglesia. Desde el kínder hasta la prepa, Benedict asistió a escuelas del Opus Dei (la Obra de Dios), ya que sus papás tenían una buena impresión de la educación impartida en estas instituciones, pues es una realidad que en Hong Kong las escuelas confesionales, especialmente las católicas y las cristianas, se distinguen por la excelencia en el área académica.

Ya en la secundaria, estando en primer año, A-Ben se dio cuenta de que en la capilla de la escuela se celebraba la Misa y se propuso acudir todos los días. Así mismo, en una ocasión preguntó si había clases de catecismo y un alumno de un curso superior lo instruyó, razón por la que decidió inscribirse en el programa formal de la parroquia cercana a su casa. El sábado 19 de abril de 2014, Vigilia de Pascua, después de dos años de asistir a catequesis, mientras cursaba tercer grado de secundaria, Benedict recibió los tres sacramentos de iniciación cristiana en la Parroquia de san Pablo, de manos del párroco. Después de su Bautismo, A-Ben se sintió ya un auténtico católico y tuvo deseo de seguir profundizando en su religión, por lo que continuó 17


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asistiendo al catecismo una vez a la semana con otros dos compañeros. De igual manera, en la escuela, al observar que los sacerdotes estaban siempre al servicio de los alumnos, atentos a sus necesidades académicas y espirituales, pues su misión era rescatar almas para Dios, se dijo: “Si ellos pueden hacerlo, yo también puedo: ¡quiero ser sacerdote!”. Uno de sus maestros, al saber del interés de Benedict por conocer más a Jesús, al terminar las clases del día lo invitaba a la capilla y ahí lo instruía con el libro titulado Camino, escrito por san Josémaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Obra (como también se conoce al Opus Dei). ¿Qué es la vocación? El sábado 30 de agosto de 2014, la Diócesis de Hong Kong presenció la inusual ordenación de tres obispos auxiliares. Aunque Benedict no fue a la celebración, la noticia le causó una gran impresión, sobre todo porque nunca había visto a un obispo, pues hasta esa fecha sólo había conocido a sacerdotes. Al año siguiente, uno de esos tres obispos, Mons. Joseph Ha 18

Chi-shing, O.F.M., realizó una visita pastoral a la Parroquia de san Pablo y en esa ocasión A-Ben asistió al evento. Como parte del programa de la visita, se organizó una barbacoa, donde tuvo la oportunidad de saludar al obispo, platicar con él y preguntarle: “Monseñor, ¿qué es la vocación?”. Mons. Ha le contestó de una manera muy directa: “La vocación es el estilo de vida que tú prefieres”. Benedict quería seguir el ejemplo de los sacerdotes de la escuela, por lo que ese anhelo de rescatar almas para Dios se arraigaba cada vez más fuerte en su corazón. Ese era el estilo de vida que él prefería. En ese tiempo habían pasado pocos meses desde su bautizo y se inscribió en el grupo de acólitos de la Parroquia del Rosario, ya que la escuela secundaria a la que asistía estaba ubicada dentro del territorio parroquial, por lo que en las celebraciones solemnes de la Iglesia los estudiantes participaban de los actos litúrgicos. Después, durante los años de la prepa, A-Ben participaba en las sesiones de formación espiritual en los centros juveniles de la Obra. Había pláticas, oportunidad de renovar el Sacramento


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de la Reconciliación, bendición con el Santísimo, además de tiempo para jugar y cenar con otros jóvenes que compartían el mismo ideal. Cuando le confió a su director espiritual el deseo de entrar al seminario, este le dijo que esperara a terminar sus estudios, al fin y al cabo no contaba aún con 18 años.

de más operarios en México, e incluso más en Hong Kong, donde realmente las vocaciones a la vida consagrada son escasas. Necesitamos jóvenes como A-Ben, que desde el primer instante en que conoció a Jesús le dio un “Sí” definitivo y dijo: “¡Yo quiero ser sacerdote!”.

En el verano de 2017, tan pronto como se graduó del bachillerato, Benedict presentó su solicitud de ingreso al seminario. Mons. Ha, rector de la institución, lo reconoció y, dado que hoy en día los candidatos a ingresar al seminario en su mayoría son universitarios graduados o tienen la experiencia de haber trabajado por un tiempo, se mostró asombrado al saber que un joven de tan sólo 18 años estaba dispuesto a inscribirse en el curso introductorio del seminario. Con la recomendación favorable de su director espiritual, A-Ben ingresó al seminario junto con los otros candidatos al sacerdocio, y felizmente, tres años más tarde, a finales de agosto pasado, inició los estudios de Teología. Queridos bienhechores, los invito a que sigamos pidiendo al dueño de la mies que manEl D. Miguel Ángel Ramírez F., mg, 19 con A-Ben en Hong Kong.


Museo MG El uchikake

Juan José Ramírez Escarza

Un uchikake es una túnica exterior de mangas largas, adornada con bordados de colores muy brillantes y motivos de grullas, agua que fluye o flores, por lo general. Está confeccionado con la mejor seda y la parte inferior tiene un dobladillo acolchado. Se usa sobre otra prenda, como el shiromuku, que es el vestido de boda de las mujeres, totalmente blanco, y sin obi, que es la faja tradicional. Su uso se originó en Japón, durante el periodo Kamakura (1185-1333), como una túnica para las mujeres samuráis de alto rango; a inicios del periodo Muromachi (1392-1573) se utilizó desde principios de mayo hasta principios de septiembre, y desde finales del mismo periodo se constituyó como parte de la vestimenta formal de invierno. Con el tiempo su uso se extendió como prenda para ocasiones formales, representaciones teatrales y, particularmente, sigue siendo empleado en las ceremonias matrimoniales tradicionales. 20


Cómo vivir la Cuaresma El día 17 de este mes es Miércoles de Ceniza, día con el que inicia la Cuaresma. En este tiempo la Iglesia nos pide practicar la abstinencia, la oración y la caridad. La abstinencia implica renunciar de forma voluntaria a algo que nos agrada, puede ser comida (ayuno) o cualquier otro sacrificio (no comprar un juguete o un dulce, etc.). El sentido de la abstinencia es reconocer nuestra dependencia del Creador.

Club

de

La oración es una obligación instituida por Cristo en el Evangelio, es un acto necesario para la salvación. Al orar entramos en comunicación con Dios y nos damos cuenta de aquello que necesitamos cambiar en nuestra vida para ser mejores cristianos. La caridad es una virtud mediante la cual, al ser solidarios con el sufrimiento ajeno y auxiliar a nuestros hermanos, manifestamos amor hacia Dios. Es practicar el bien de forma desinteresada y generosa, para estar en comunión con los demás.

Niños

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Actividad Amiguito, recorta y colecciona las tiras de cada mes, al final del año podrías tener una sorpresa.

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12 Siempre confiaré en el Señor (Sal 115)

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Cre un

13 Caridad

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14 34 Abstinencia

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36 Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna (Sal 18)

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Ahora que ya sabes las acciones que puedes llevar a cabo, anota en el camino la forma en la que te preparas para Pascua.

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Abstinencia

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Caridad

ea en mí, Señor, n corazón puro (Sal 50)

Descúbrenos, Señor, tus caminos (Sal 24)

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Tu recuerdo, Señor, es mi alegría (Sal 136)

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2

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Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Sal 21)

Oración

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Día a día las tecnologías nos ayudan a acortar distancias y nos permiten estar en comunicación con los que queremos. En Misioneros de Guadalupe lo invitamos a que nos ayude a estar más cerca de usted. Por esta razón, buscamos establecer vías de comunicación eficaces que nos permitan invitarlo a eventos, informale de nuestro trabajo en las misiones, felicitarlo por alguna fecha especial o que usted simplemente pueda solicitarnos oraciones especiales. Sólo ayúdenos a actualizar sus datos personales. Hay dos sencillas maneras de hacerlo:

1

Comuníquese a nuestra Línea Misionera:

800 00 58 100

desde cualquier parte de la República mexicana, de lunes a viernes, de 8:30 a 18:00 h. Nuestros agentes telefónicos estarán muy contentos con su llamada. 24


2

Entre al siguiente enlace de internet desde su celular o dispositivo móvil, y realice la actualización personalmente. Sus datos estarán completamente seguros.

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Utilice la cámara de su celular o dispositivo para leer el código e ir al sitio web.

Con la información proporcionada recibirá un pequeño presente en agradecimiento por su participación. Domicilio

Teléfono celular Correo electrónico

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El P. Alejandro González Cisneros, mg, nació en 1971 en la Ciudad de México, pero creció en Monterrey, nl, donde recibió desde la educación básica hasta los estudios profesionales como Contador Público. En 2001 ingresó al Seminario de Misiones y fue enviado a la Misión de Kenia, donde terminó su formación sacerdotal. Recibió el Sacramento del Orden de los Presbíteros de manos de Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey, el 11 de septiembre de 2010. Ha compartido la Buena Nueva en la Misión de Kenia y ha colaborado en la atención a bienhechores. Actualmente es el director de la oficina de Promoción Misionera en Monterrey, nl. El P. Alejandro comenta que su vocación surgió a temprana edad, a través de la revista Almas, cuando fue acólito en el Santuario de Guadalupe en Monterrey, y años más tarde participó en las actividades del Centro de Orientación Vocacional en la misma ciudad. Tú también puedes dar a conocer el Evangelio a los pueblos que lo necesitan. ¡Responde al llamado!

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Oficinas de atención a bienhechores Ciudad de México Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, 14000, Ciudad de México. Tel.: 555 655 2691 Guadalajara La Paz 42, Col. López Cotilla, 45615, San Pedro Tlaquepaque, Jal. Tel.: 333 825 2315 Monterrey Río de Janeiro 100, Col. Altavista, 64840, Monterrey, Tel.: 818 358 2101 www.misionerosdeguadalupe.org/almas


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