ALMAS noviembre 2019

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N O V I E M B R E 2019 Año LXX, Núm. 839 | Ejemplar gratuito


Papa Francisco

Angelus en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo 25 de noviembre de 2018

La historia enseña que los reinos fundados sobre el poder de las armas y sobre la prevaricación son frágiles y antes o después terminan quebrando. Pero el Reino de Dios se fundamenta sobre el amor y se radica en los corazones, ofreciendo a quien lo acoge paz, libertad y plenitud de vida. Todos nosotros queremos paz, queremos libertad, queremos plenitud. ¿Cómo se consigue? Basta con que dejes que el amor de Dios se radique en el corazón y tendrás paz, libertad y tendrás plenitud. Jesús hoy nos pide que dejemos que Él se convierta en nuestro rey. Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, e indica —este rey— el camino al hombre perdido, da luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día. Pero no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Él dará un sentido nuevo a nuestra vida, en ocasiones sometida a dura prueba también por nuestros errores y nuestros pecados, solamente con la condición de que nosotros no sigamos las lógicas del mundo y de sus «reyes».


Intenciones

José Enrique Hernández Torres, mg

Universal: Diálogo y reconciliación en el Cercano Oriente. Que en el Cercano Oriente, donde diferentes religiones comparten espacio de vida, nazca un espíritu de diálogo, encuentro y reconciliación.

Preocupado por la crisis de violencia que se vive en el Cercano Oriente, el Papá Francisco nos invita a unirnos en oración y pedir al Señor que nazca, entre esos pueblos hermanos, un espíritu de diálogo, de encuentro y de reconciliación. Cuando ha existido algún conflicto que divide a las personas y los pueblos, nunca ha resultado fácil ni sencillo pasar esas historias por alto, como si nada hubiera sucedido, debido a que siempre quedan, entre las personas enfrentadas, resentimientos, desconfianza, odio, y se producen grandes dificultades y resistencias para llegar al diálogo y la reconciliación. Nunca faltan los que creen que reconciliarse es imposible, y es evidente que esas resistencias obstaculizan el reencuentro y la pacificación entre hermanos. A partir de nuestra fe, creemos y sentimos profundamente que orar por la paz y la reconciliación de los pueblos es una necesidad, y deseamos así unirnos al Papá Francisco para demostrarle que sus preocupaciones son también las de toda la Iglesia.


Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Año LXX • Núm. 839 • Noviembre 2019

Papa Francisco Intenciones Editorial Página del lector El matrimonio católico Vida mg Infografía: 70 años de Misioneros de Guadalupe 14 Mi experiencia en la Misión de Perú 18 Pastoral vocacional 21 Sólo para niños

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Portada El P. Lucas Cheong Gyu Whan, mg, en la Misión de Perú. DIRECTORIO

Director: Sergio Augusto Martínez Sánchez Codirector: Juan José Ramírez Escarza* Diseño editorial: Enrique Ascencio Salgado* Ilustración: Ana Patricia García Sagrero Enlace administrativo: Antonia Hidalgo López* * Edición web Sitio web: www.revistaalmas.com.mx www.misionerosdeguadalupe.org f/misionerosdeguadalupe t@misionerosmg Línea Misionera: 800 005 8100 Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Alc. Cuauhtémoc, cp 06700, cdmx; editor responsable: P. José Alberto Contreras Téllez, mg. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, cp 14000, cdmx. Certificado de Licitud de Título y Contenido Núm. 16831. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Alc. Xochimilco, cp 16010, cdmx. Tel. 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex. El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.


Editorial

P. Héctor Díaz Fernández, mg

Misionero en Estados Unidos

Estimados Padrinos y Madrinas, soy el P. Héctor Díaz F., mg, de 81 años cumplidos y 54 de ordenado como sacerdote misionero. Ingresé en 1959 al Seminario de Misiones Extranjeras para ser misionero y llevar el amor de Jesús a quienes no lo conocen. Mi primer contacto con la fe viva y misionera de México lo tuve en 1969, al hacer una colecta en un templo en construcción en la colonia Escuadrón 201, del entonces Distrito Federal. Después de predicar y de solicitar oraciones, sacrificios y bienes materiales para sostener el trabajo que la Iglesia de México hacía en los países de misiones extranjeras, salí a la puerta para recoger la ayuda de los fieles. Como a las diez de la mañana llegó una viejecita que, en medio de severos ataques de tos, comenzó a pedir limosna con un botecito. Entre Misa y Misa me platicó que ya tenía tres semanas enferma, que sobrevivía gracias al “taco” que una vecina le daba y que, en todo ese tiempo, era la primera vez que salía a pedir limosna. Al terminar la última celebración y mientras arreglaba mis cosas para retirarme, se acercó la viejita y me dijo: “Toma, para las Misiones”. Me vació todo lo que tenía en su botecito y se fue. De inmediato recordé a la viuda que Jesús vio y alabó por haber dado todo lo que tenía (cfr. Mc 12, 41-44). Tengo una larga lista de casos similares que he tenido la fortuna de presenciar. Así mismo, tengo otra larga lista de personas que siempre me dijeron en Corea: “Padre, dale las gracias a las personas que te mandaron y te sostienen; ¡qué bello es el amor de Jesús!”. Durante mis 48 años en Corea, y ahora que trabajo en Fabens, Texas, siempre he sentido el apoyo de sus oraciones y ayuda económica. Sin ustedes, queridos Padrinos y Madrinas, los misioneros no somos nadie ni podemos hacer nada. Por favor, no aflojen en su apoyo. El Señor les hará comprender lo hermosa que es “la respuesta de México para la evangelización del Mundo”. ¡Pido por ustedes! ¡Que Dios les pague todo!


Estimados Misioneros de Guadalupe: Les escribo estas palabras para comunicarles que la señora Josefina G. G. dejó de existir a la edad de 96 años. Murió con la bendición de Dios, ya que falleció cantándole a Jesús. Ella todos los días rezaba por su familia: hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Era Madrina de ustedes desde hace mucho tiempo y nos inculcó a sus nueve hijos que cooperáramos con las Misiones y fuéramos también bienhechores del Instituto. Ella siempre fue muy buena madre y esperamos que Dios la tenga en su santa gloria. Sentimos mucho su partida, pero sabemos que desde el Cielo siempre seguirá bendiciendo a su familia y a sus ahijados. Dios bendiga a todos los misioneros del mundo, para que continúen evangelizando. ¡El Señor los proteja y los cuide de todo mal! Con cariño, Familia P. G.

Estimados lectores: Los invitamos a compartir brevemente con nosotros sus experiencias de fe derivadas de la ayuda que brindan a las Misiones. Pueden escribir a cualquiera de las direcciones que aparecen en la contraportada de nuestra revista o al correo electrónico: almas@revistaalmas.com.mx

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AYUDE A LOS JÓVENES SEMINARISTAS

Beca completa $12 000.00

Media beca $6 000.00

Beca parcial $1 000.00

Día con día el Señor sigue llamando a más jóvenes a que den testimonio de su fe en países no cristianos, pero algunos aspirantes al sacerdocio misionero no tienen los medios económicos para iniciar y continuar su formación. Los Misioneros de Guadalupe invitamos al pueblo católico de México a apoyar las vocaciones mediante el apadrinamiento de uno de los alumnos del Seminario Mexicano de Misiones Extranjeras.

¡Graci as p o r co mprometers e co n l as Mi si o n es!

Puede depositar una beca en la siguiente cuenta bancaria: Banamex

Misioneros de Guadalupe AR Sucursal 870 Cuenta: 5474-9 Referencia: 22222222-92 CLABE: 002180087000547491

Para hacernos llegar su ficha de depósito o transferencia electrónica, o para pedir informes sobre otros medios para dar su donativo, por favor comuníquese a: Línea Misionera (sin costo): 800 005 8100 Correo electrónico: padrinosmg@misionerosdeguadalupe.org


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El matrimonio católico P. Salvador Espinoza Ayala, mg Estimados Padrinos y Madrinas, en nuestro tiempo se dan, cada vez con mayor frecuencia, las uniones de hombres y mujeres que viven juntos como esposos, pero sin recibir el Sacramento del Matrimonio. Esto es muy común en los lugares de Misión, donde la cultura y las costumbres de la gente son distintas a las católicas. Así mismo, esta clase de unión se da en comunidades donde hay pocos católicos o donde la enseñanza de los valores de nuestra fe no está bien arraigada, o bien, se ha perdido. Son todos estos los espacios donde se nos pide evangelizar, ya sea para enseñar, reeducar o reforzar el conocimiento de los principios de nuestra fe. ellos son conscientes, suelen justificarse diciendo que se aman y eso es lo más importante.

A lo largo de mi andar misionero, tanto en otros países como en el nuestro, he conocido a muchos hombres y mujeres que se dicen católicos, pero por influencia de familiares y amigos deciden vivir en unión libre. Esa forma de vida no agrada a Dios y, aunque

Otra razón por la cual las personas prefieren la unión libre es porque se sienten inseguros sobre si el vínculo que pien6


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san formar será duradero o no. De ahí que opten por vivir así durante un tiempo, a modo de prueba. Si todo va bien, continúan juntos; de lo contrario, se separan sin gran dificultad. Contra la actual falta de compromiso, algunos pasajes de la Sagrada Escritura pueden ayudarnos a orientar nuestros pensamientos y sentimientos respecto a la manera correcta de conformar una pareja. Encontramos tales pasajes ya en el primer libro: “Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense»” (Gn 1, 27-28); “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne” (Gn 2, 24). Y en el Nuevo Testamento podemos leer lo que el mismo Jesús pensaba respecto al tema: “Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?». Él respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y

los dos no serán sino una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido»” (Mt 19, 3-9). Por su parte, san Pablo pone como ejemplo de matrimonio a Jesús y la Iglesia: “Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla. Él la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada. Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo” (Ef 5, 25-27).


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se les ofrece preparación y programas específicos que tratan temas sobre la unión matrimonial, los cuales podrán ayudarlos a comprometerse mutuamente para toda la vida.

El ideal del matrimonio cristiano católico es que las parejas tengan un periodo de noviazgo y de conocimiento mutuo. Después, llegado el tiempo acordado por ambos, si son responsables y maduros en lo afectivo, deberán recibir la bendición de Dios en el Sacramento del Matrimonio para poder formar una familia y convivir juntos hasta que la muerte los separe. El matrimonio no es sólo la unión de dos personas, representa un compromiso con Dios y con la comunidad eclesial, para vivir según los principios de nuestra fe.

Estos programas ayudan a las parejas a reconocer sus posibles incompatibilidades antes del casamiento, así como a ser conscientes de que la mera atracción mutua no será suficiente para sostener una unión duradera. Además, buscan fomentar que los católicos asuman el matrimonio como una vocación, donde las dos partes deben optar siempre por atreverse juntos a enfrentar todo tipo de pruebas y superar los momentos difíciles.

Con la finalidad de que este compromiso pueda asumirse en plenitud, la Iglesia busca acompañar y ayudar a las parejas a descubrir el valor y la riqueza del Sacramento del Matrimonio. Por este motivo,

Cada pareja debe descubrir que el matrimonio no es algo

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hijos. El hecho mismo de vivir la comunión familiar es su primera forma de anuncio. De hecho, la evangelización comienza en la familia, en la que no sólo se transmite la vida física, sino también la vida espiritual (La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, núm. 93).

perfectamente terminado, sino que debe construirse día a día con la gracia de Dios. Por eso, en tales programas se hace hincapié en que no se le exija perfección al cónyuge, sino que cada uno acepte al otro como es y aprenda a negociar, ya que las decisiones y la responsabilidad de la familia son compartidas, y cada uno de los esposos es un instrumento de Dios para hacer crecer al otro.

Queridos bienhechores, esta es sólo una muestra de lo que en la actualidad hace la Iglesia para fortalecer al matrimonio y a las familias; como parte de ella, los sacerdotes Misioneros de Guadalupe trabajamos día a día, tanto en México como en las Misiones, para cumplir la recomendación del Papa Francisco y procurar una pastoral familiar que sea fundamentalmente misionera (cfr. Amoris laetitia, núm. 230).

La importancia de acompañar a los matrimonios desde su formación es clave para lograr que las familias católicas se comprometan plenamente con su fe, pues, como ha mencionado el Sínodo de los obispos: “La familia de los bautizados es por su naturaleza misionera y acrece su fe dándosela a los demás, primero de todo a los propios 9


Vida MG

P. Lucas Cheong Gyu Whan, mg El P. Lucas Cheong Gyu Whan nació el 6 de septiembre de 1958 en Seúl, Corea del Sur, en el seno de la familia conformada por el señor Antonio Cheong Gil Weon (†) y la señora Agueda Kim Geum Soon (†). Es el quinto de seis hijos, dos de ellos ya fallecidos. Ingresó en 1974 al Seminario Menor de la Arquidiócesis de Seúl y en 1977 al Seminario Mayor. El 21 de febrero de 1986 recibió el Orden del Presbiterado por imposición de las manos del Cardenal Esteban Kim Souhwan, entonces Arzobispo de Seúl. Realizó estudios de Derecho Canónico en la Universidad Urbaniana de Roma, obteniendo el grado de doctor. El P. Lucas ha comentado que, antes de ser ordenado sacerdote, realizó un retiro en el que reflexionó sobre cuál sería el destino de su vida sacerdotal. Teniendo como inspiración la frase “Porque el Señor lo necesita” (cfr. Lc, 19, 31), reconoció, por primera vez, la dimensión misionera de su vocación presbiteral, pues, como él ha afir-

mado: “La vida del sacerdote es la Misión”. Dedicó algunos años de su ministerio a diversas actividades pastorales, como la enseñanza universitaria, pero siempre mantuvo la inquietud por colaborar con la actividad misionera de la Iglesia. En el año 2002 llegó a México con la finalidad de conocer el trabajo de los Misioneros de Guadalupe, con quienes entró en contacto por medio del Padre Juan José Corona L., mg. En ese tiempo descubrió que muchas personas esperaban a los misioneros, y ver a tanta gente con ganas de conocer a Jesucristo le confirmó la importancia de la Misión. Por ello, a finales de ese año, el

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Vida MG P. Lucas decidió incorporarse a nuestro Instituto como Misionero Asociado.

rar esas primeras dificultades y continuó con su trabajo de evangelización.

En mayo de 2003 fue nombrado a la Misión de Perú. Durante los primeros años en aquel país compartió el Evangelio con la gente de Cusco, y a partir de junio de 2007 trabajó en el Vicariato Apostólico de Pucallpa, atendiendo a las comunidades de la Parroquia Sagrada Familia, donde construyó el templo parroquial.

El P. Lucas siempre expresó su felicidad por colaborar con Misioneros de Guadalupe y compartir el Evangelio con la gente de Perú, ya que, en su opinión, los fieles de ese país responden con entusiasmo al mensaje de la Iglesia.

El P. Lucas ha comentado que los primeros momentos en la Misión fueron difíciles, debido a la diferencia en la cultura, el idioma y las costumbres, sobre todo porque no recibió su formación sacerdotal en un seminario misionero. Sin embargo, mediante el esfuerzo y el trabajo constante, logró supe-

Este año presentó una solicitud para pertenecer perpetuamente a nuestro Instituto, después de estar 17 años como Misionero Asociado, misma que fue aprobada por el Superior General y su Consejo. ¡Damos la bienvenida y felicitamos al P. Lucas Cheong Gyu Whan, mg, y deseamos que el Señor siga bendiciendo su ministerio sacerdotal misionero en favor de la extensión del Reino de Dios!


La Misión de

Cuba

La República de Cuba es un país ubicado en el archipiélago del mar Caribe. Tiene una población de 11 489 000 habitantes (2018), de los cuales 77 % se concentra en zonas urbanas. La expectativa de vida es de 81 años en mujeres y 77 en hombres. La gente en Cuba se encuentra alfabetizada y casi 100% cuenta con educación de nivel medio. Buen porcentaje de la población económicamente activa tiene altos nivel de educación, por lo que la isla suele exportar los servicios de sus profesionales a diversos países.

Religión en Cuba Católicos

2.1 %

8.5 %

17.2 %

21.6 %

50.5 %

No religiosos Religiones sincréticas Protestantes Otras Catolicismo en Cuba Nuestra fe llegó a Cuba con la colonización española y durante varios siglos se mantuvo como la religión con más adeptos. A partir de 1959, tras el triunfo de la Revolución cubana, se restringió la práctica religiosa. Esta situación se extendió cerca de cuatro décadas y poco a poco se ha ido atenuando.

Sincretismo religioso Cuba está marcada por un alto nivel de sincretismo religioso, es decir, la unión de varias creencias y prácticas de fe; principalmente se ha dado entre el cristianismo y diversos elementos de religiones africanas.

La Iglesia hoy En la actualidad la Iglesia católica cuenta con tres arquidiócesis y ocho diócesis, así como algunos centros de formación para vocaciones sacedortales y religiosas.

Fuentes: http://data.un.org/en/iso/cu.html http://www.thearda.com/internationalData/countries/Country_63_1.asp http://www.gcatholic.org/dioceses/country/CU.htm


Advocaciones marianas

Misioneros de Guadalupe en

Cuba

Desde 1995

Sabiendo que las raíces de la fe católica se mantuvieron a pesar de los difíciles años de restricción por parte del gobierno, Misioneros de Guadalupe llegó a la isla de Cuba para afrontar el reto de apoyar en la formación humana y cristiana de las nuevas generaciones.

Atención a parroquias

Nuestros misioneros han brindado ayuda a la Iglesia de Cuba por medio de la atención a parroquias en la Arquidiócesis de San Cristóbal de La Habana, la Arquidiócesis de Santiago y la Diócesis de Bayamo-Manzanillo.

Estrategias para la colaboración

Desde su llegada a la isla, los sacerdotes mg dieron prioridad a la reparación de los templos, ya que se encontraban muy descuidados, y al fortalecimiento de las comunidades parroquiales, que eran poco participativas, mediante la intensificación de actividades pastorales.

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Festividad: 27 de noviembre El 27 de noviembre de 1830 se apareció la Virgen María frente a santa Catalina Labouré, religiosa vicentina. La Virgen vestía de blanco y junto a ella había un globo reluciente y una cruz. Abrió sus manos y de sus dedos salieron rayos luminosos, entonces dijo a santa Catalina: “Este globo es el mundo entero, donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos los que me invocan como madre. Me siento contenta al poder ayudar a quienes me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no lo hacen jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos”. Alrededor de su cabeza se formó una aureola con


las palabras: “María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti”. Una voz le dijo a santa Catalina que se debería hacer una medalla semejante a tal visión, pues quienes la llevasen sentirían protección y recibirían grandes gracias. La aparición dio media vuelta y quedó formado, el reverso de la medalla: una M, sobre la cual había una cruz, y debajo los corazones de Jesús y de María. El Arzobispo de París permitió que se acuñara la medalla y al poco tiempo comenzaron a suceder milagros a quienes la portaban con fe y cariño hacia María. Oración a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa ¡Oh, María de la Medalla Milagrosa!, sé mi escudo y protección contra todo mal; que mi alma, a través de tu medalla, permanezca unida a ti, madre milagrosa. Que tu santa medalla me libre de todo mal y peligro, que me proteja de toda enfermedad. Que al invocar tu santa oración seamos mi familia, mis seres queridos y yo protegidos de la muerte imprevista. ¡Oh, María de la Medalla Milagrosa, protege mi hogar de todo desastre natural, mi vida espiritual y todo mi ser. Dichoso aquel que lleve tu medalla, porque prometiste una gran bendición. Amén.

Mi experiencia en la Mision de Perú Marcelo A. Campos Guerra Estimados Padrinos y Madrinas de los Misioneros de Guadalupe, soy un estudiante de la Universidad de Monterrey y este verano tuve la oportunidad de ir a la Misión de Perú, por lo que quiero compartirles lo que aprendí y reflexioné durante ese tiempo. Ser misionero Yo pensaba que ya sabía lo que significaba ser misionero, pero estaba totalmente equivocado, pues va mucho más allá de lo que había imaginado. Para mí ser misionero era ir de misio-


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nes rurales o urbanas y seguir siendo un miembro activo de tu parroquia, evangelizando en todo lugar; pero me di cuenta de que es algo mucho más grande que eso. En esas semanas que estuve en Perú conocí a grandes personas, unos eran sacerdotes Misioneros de Guadalupe (mg), otras eran hermanas consagradas de diferentes congregaciones y otros eran Misioneros Laicos Asociados a mg que estarán por tres años en Perú. Al conocerlos me di cuenta de que ser un misionero es darte por completo a los demás sin importar nada; es renunciar a tu comodidad; es ir a cualquier lugar donde sea necesaria tu ayuda, no importa qué tan le-

jos esté; es trabajar con gente que no conoces o con quienes no te llevas bien; es buscar siempre la solución a problemas que tengas con los demás sin dejar que pase el tiempo; es sacrificar familia y amigos por gente que te necesita; es, literalmente, ofrecerte a lo que Dios quiere que hagas. Claro que irte a un ejido o servir en tu parroquia también es ser misionero, pero trasciende muchísimo más que eso, ya que se trata de evangelizar de cualquier forma y tratar de hacer que los demás también se conviertan en misioneros. Un misionero verdadero siempre le ofrece todo su ser a Dios. Las vocaciones ¡Qué importante es conocer nuestra vocación personal y orar por aquellas dedicadas al servicio de la Iglesia! En Perú pude comprender la importancia de las vocaciones, pues conocí a sacerdotes Misioneros de Guadalupe que han pasado años enteros en otros países: uno estuvo diez años en Japón y luego tres en Perú; otro pasó doce años en África y cinco en Perú. También supe de Hermanas religiosas consagradas, originarias de diversos países, que llevan veintidós años en Perú.

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nosotros no es lo que queremos o tenemos pensado, pero es la que nos hará más felices y con la que podremos ser sus instrumentos, siempre dóciles a su voluntad. Vivir en comunidad

Entre ellas conocí algunas provenientes de la India, las cuales llevan muchos años en el país andino y atienden un centro de salud para personas enfermas y sin familiares que quieran encargarse de ellos; son sólo cuatro Hermanas y atienden a dieciséis pacientes. Pasé unas pocas semanas en Perú y me pesó un poco extrañar mi hogar, la comida, la familia y los amigos. Al pensar en los sacerdotes y las religiosas, al verlos tan felices y llenos de gozo y paz, pienso que es gracias al amor que sienten por su vocación; ¡eso es saber que están haciendo la voluntad de Dios! Es cierto que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y creo que al conocer nuestra vocación poco a poco iremos descubriéndolo. Tal vez la vocación que Dios tiene para

Durante mi estancia en la Misión viví junto con otras personas y nos organizábamos para todas las actividades cotidianas. Éramos muy parecidos y a la vez muy diferentes, cada uno tenía sus propias ideas, formas de trabajar, de reaccionar ante ciertas situaciones, etcétera. Fue difícil trabajar juntos, pero lo considero normal; había momentos de alegría, risas, satisfacción, y también de enojos, tristeza, tensión. Sin embargo, creo firmemente que cumplimos con el objetivo que teníamos, pues, a pesar de que por momentos no nos sentíamos cómodos, siempre actuábamos en favor de la Misión, ya que sabíamos y teníamos muy en claro lo que debíamos hacer. Eso me hizo pensar en las primeras comunidades cristianas: llenas de personas diferentes, cada una con su propio carácter y forma de pensar; estoy seguro de que también tenían momentos de riña o pelea,

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pero siempre lo solucionaban porque lo más importante era compartir el mensaje de Dios a los demás. En Perú aprendí que no es necesario que todas las personas te caigan bien o que seas amigo de todos, lo importante es siempre poner a un lado las diferencias y explotar nuestras virtudes en favor de Dios y los demás. Creo que aquellas personas y yo aprendimos mucho y crecimos juntos. La fe La fe es una y universal, nos une. Fue impresionante ver cómo a miles de kilómetros de donde vivo, en otro país, en otra parroquia, con otras personas, la fe era la misma. Y es que la Iglesia católica es fuente de vida. Somos personas en busca de la verdad, con sed de Dios. Ser católicos nos une, cada uno tiene sus costumbres y cultura, pero al mismo tiem-

po somos iguales. No importa el país, el idioma o las personas, la fe que compartimos siempre será la misma y nos unirá como hermanos en Cristo. Crecimiento personal Estar en Perú me hizo crecer como nunca y me ha hecho apreciar muchísimo lo que es valerse por uno mismo y sacrificarse por amor a la Misión, es decir, por amor a Dios. Sin duda alguna es la mejor y más enriquecedora experiencia que he vivido. Más que motivado, siento que me ha ayudado a encontrar un poco lo que debo hacer con mi vida, tanto en los aspectos personal y laboral, como en el espiritual. Sé que esto fue obra de Dios, Él habló y yo escuché. No me queda más que agradecer al Señor y a todos los que me apoyaron y ayudaron en esta experiencia misionera.

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Pastoral vocacional

Escuchar a Dios en nuestra vida (2) P. Sai Prashanth Kumara Manyam, pime Estimados lectores de Almas, mi nombre es Sai Prashanth Kumara Manyam, misionero del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (pime). En esta ocasión continúo compartiendo con ustedes mi experiencia personal acerca de la manera en que Dios habla con cada uno de nosotros. Mi ingreso al seminario, de inicio, fue muy difícil, pero poco a poco me acostumbré al ritmo de vida y comencé a estudiar Filosofía. En el segundo año hubo un gran problema familiar y, con permiso del rector, regresé a mi casa. Tratamos de

resolver aquellos problemas de diferentes maneras, pero no encontrábamos ninguna solución. Tiempo después me sentía muy cansado y estresado, e incluso pensé en dejar el seminario. Una tarde que fui a la parroquia, después del trabajo, el párroco se fue a descansar y aproveché para entrar al templo. Sin pensarlo, comencé a rezar y a llorar mucho. Todavía recuerdo lo que aquel día hablé con Jesús. Gracias a Dios, después de aquella experiencia pude sentirme tranquilo y sereno. Todos las problemas de la casa quedaron igual, pero yo, con

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aquella serenidad, pude volver al seminario. Ahora dentro de mí había la confianza de aquel que dice: “Si el Señor está conmigo, ¿por qué debo temer?”. Continué mis estudios e hice mi promesa temporal al pime. Después fui enviado a Italia para estudiar Teología. Mientras cursaba el segundo año de Teología, mi papá murió en un accidente y regresé a la India. Muchas preguntas dieron vueltas en mi mente durante todo el viaje. Me faltaban dos años para la ordenación; a mi hermano, que también era seminarista, pero diocesano, le faltaban tres. Preguntaba: “¿Por qué te lo llevas ahora, Jesús? Por medio de él nos llevaste a creer en ti. Si te hubieras esperado otros tres años, él vería nuestra ordenación”. También: “Ahora ¿cómo podemos dejar sola a nuestra mamá? ¿Qué debemos hacer con el trabajo de mi papá? Será mejor que deje el seminario y viva con mamá...”. Así me mantuve hasta que terminó el viaje y llegué a casa. Al día siguiente, a las nueve de la mañana, fue el funeral. El obispo celebró la Misa y concelebraron 33 sacerdotes; medio templo estaba lleno de Hermanas religiosas, y semi-

naristas y novicias realizaban los cantos. Mis parientes, que se habían alejado desde hacía 22 años, fueron y participaron; viendo esa gloriosa celebración, sintieron algo dentro de sus corazones. Cuando fuimos al cementerio, el anciano jefe de mi familia se acercó y me dijo: “Prashanth, todos estos años hemos pensado que ustedes eran unos locos por haber cambiado de religión; además, tú y tu hermano, por no casarse. Pero hoy creemos que existe un verdadero amor en el cristianismo. Ustedes dos no se preocupen por su mamá, nosotros nos encargaremos de ella”. ¡Yo que iba con tantas preguntas y muchas dudas sobre mi vocación! Con las palabras de aquel anciano y mi participación en la Santa Eucaristía, me sentí más sereno. Mi hermano, mi mamá y yo fuimos a agradecer al obispo por la celebración, y hablamos con él acerca de nuestras dudas de continuar en el seminario. Él nos dijo: “Por el momento, no piensen nada. ¿Quiénes son ustedes para decidir solos sobre su vocación? Hagan una semana de ejercicios espirituales y escuchen al Señor Jesús”. Toda la Semana Santa mi mamá, mi hermano y yo estuvi-

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Pastoral vocacional mos en ejercicios espirituales. El día de la Pascua, después de la Misa, mi mamá nos llamó y nos dijo: “Miren, hijos, si ustedes son felices con su elección de vida, no dejen el seminario por mí y continúen adelante. El Dios que le ha dado nueva vida a su papá cuidará de mí y de nuestra familia”. Regresé a Italia, pero siempre me preguntaba: “¿Por qué tuvo que morir mi papá ahora?”, y esa pregunta no me dejaba estar en paz. Durante el verano tuve la posibilidad de a ir a Tierra Santa con un grupo de jóvenes de una parroquia de Milán. Como parte de la peregrinación, fuimos al monte Tabor. Después de una pequeña reflexión, tuvimos un momento para la meditación personal. Yo seguía muy tris-

te y continuaba haciéndole la misma pregunta a Jesús, pero luego de unos minutos llegó a mi mente la imagen de Moisés, que sacó al pueblo israelita de Egipto hasta la Tierra Prometida, aunque él no pudo entrar. Eso me hizo pensar dos cosas: primero, que mi papá físicamente no pudo ver mi ordenación y la de mi hermano, pero que Jesús le mostró una gloria mucho más grande que eso; y segundo, que mi fe siempre dependía de la experiencia del milagro de mi papá, pero ahora Jesús quería que descubriera mi alianza con Él, así que debía iniciar un nuevo capítulo en mi vida, mi propia experiencia de Dios. Volví de Tierra Santa y terminé mis estudios. El año pasado recibí la ordenación sacerdotal y ahora estoy en México. Esta es mi vida, hermanos. Constato que nuestra vocación se profundiza escuchando a Dios, que nos habla de diferentes maneras. En mi caso, creo que Jesús me habló a través del milagro de mi papá, de aquel padre franciscano cuya vida me invitó a la reflexión, de mis formadores en el tiempo de mis crisis, del funeral de mi papá, de la meditación y de los amigos que me animaron.


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¡Viva Cristo Rey! Hacia finales del mes de noviembre se celebra la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, una semana después del trigésimo tercer domingo ordinario del Año Litúrgico. Precisamente con esta fiesta se da por concluido el Año Litúrgico, y con ella se reconoce a Jesucristo como el rey y dueño de la creación, del Universo entero. Una de las lecturas del Evangelio dominical para la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, correspondiente al ciclo A, nos cuenta que Jesús vendrá de nuevo, con toda su gloria y rodeado de ángeles, entonces se sentará en su trono y todas las naciones se reunirán en su presencia para que separe a su rebaño: a la derecha estarán las ovejas (quienes han seguido sus enseñanzas) y a la izquierda estarán los cabritos (quienes no las han seguido); los primeros entrarán en el Reino y los otros no. Te invitamos a leer el pasaje completo en el Evangelio de Mateo (25, 31-46).

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Ovejas mexicanas El cerro del Cubilete se ubica geográficamente en el municipio de Silao, Guanajuato, y en él se encuentra, en su parte más alta, una enorme figura de Cristo Rey hecha de bronce, de 20 metros de altura. Este monumento surgió como expresión de la fe del pueblo mexicano. La primera construcción fue dinamitada por el ejército durante la Cristiada, cuando el gobierno no permitía la práctica de la fe católica. En esa época, entre sacerdotes, hombres, mujeres y niños, surgieron varios santos mexicanos que profesaron firmemente su fe; incluso algunos murieron como mártires gritando: “¡Viva Cristo Rey!”. El cerro del Cubilete nos recuerda la sangre de esos santos y mártires que se convirtieron en ejemplos para practicar nuestra fe, desde el beato Padre Miguel Agustín Pro, que nunca dejó de celebrar Misa, hasta el niño san José Sánchez del Río, Joselito, que murió en Sahuayo, Mich. Si un día tienes oportunidad de visitar el cerro del Cubilete, cuando llegues arriba y estés frente al enorme Cristo, haz lo que todo buen cristiano debería hacer y grita fuertemente: “¡Viva Cristo Rey!”.


Actividad Si ya leíste el pasaje del juicio final en el Evangelio de Mateo, ahora te retamos a completes este crucigrama y encuentres el camino a la santidad en la fiesta de Cristo Rey, como lo hicieron muchos de nuestros santos. Vertical 1. Colocará a las ovejas a su DERECHA 2. Estuve en la cárcel y me fueron a VER 3. Anduve sin ropas y me VISTIERON 4. Fui forastero y ustedes me recibieron en su CASA 5. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de COMER 6. Se sentará en el trono de gloria, que es SUYO Horizontal 1. Y a los chivos a su IZQUIERDA 2. Tuve sed y ustedes me dieron de BEBER 3. Estuve enfermo y fueron a VISITARME 4. El Rey dirá a los que están a su derecha: “Vengan, BENDITOS de mi Padre” 3

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¡Tú

puedes salvar

muchas vidas!

El Centro de Orientación Vocacional (cov) de los Misioneros de Guadalupe invita a todos los jóvenes católicos de México que sientan interés por el sacerdocio misionero a participar en las actividades que se realizan en diversas partes de nuestro país.

¡Anímense y pidan informes! ¡Vengan y decidan consagrar sus vidas en algo que durará hasta la eternidad! cov Centro Tel. 555 573 3000

cov Occidente Tel. 333 601 0815

cov Norte Tel. 818 358 2101

cov Sureste Tel. 999 290 8471

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Línea Misionera sin costo

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Estimados Padrinos y Madrinas: Durante este mes, recordamos a todos nuestros colaboradores, bienhechores, amigos y familiares que ya gozan en la Casa de nuestro Padre. Los invitamos a unirse en oración por nuestros difuntos. Por los fieles difuntos Dios de misericordia y amor, ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos y hermanas que has llamado de esta vida a tu presencia. En esta vida les demostraste tu gran amor. Y ahora que ya están libres de toda preocupación concédeles pasar con seguridad las puertas de la muerte y gozar de la luz y la paz eterna. Habiendo terminado su vida terrena, recíbelos en el paraíso, en donde ya no habrá tristeza ni dolor, sino únicamente felicidad y alegría con Jesús, tu Hijo, y con el Espíritu Santo, para siempre. Amén.


In memoriam P. Carlos Manuel Jiménez Fernández, mg El P. Carlos Manuel Jiménez Fernández, mg, nació el 27 de mayo de 1943 en Guadalajara, Jal. En 1965 culminó estudios en Ingeniería Civil y comenzó su preparación sacerdotal con los Misioneros del Espíritu Santo, misma que prosiguió, a partir de 1973, en el Seminario Mexicano de Misiones Extranjeras. Fue ordenado el 10 de julio de 1976 por Mons. Leobardo Viera Contreras, Obispo de Ciudad Guzmán, en Guadalajara, Jal. Colaboró en diversas áreas del Instituto: formación de seminaristas,

revista Almas, Colegio Alonso Manuel Escalante y Escalante (camee), Dirección de Evangelización y atención a bienhechores. Así mismo, compartió la Palabra de Dios en la Misión de Hong Kong durante tres periodos: 1978-1983, 1985-1994 y 1997-2008; y en la Misión de Cuba, de 2010 a 2012. El P. Carlos fue llamado a la Casa del Padre el 28 de marzo de 2017, y siempre será recordado por su alegría al compartir las enseñanzas de Jesús. ¡Descanse en paz!

Oficinas de atención a bienhechores Ciudad de México Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, cp 14000, cdmx. Tel.:555 655 2691

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