Más Mujer Nº 27

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oy más que nunca vivimos rodeados de información; nos conectamos muchas horas a las redes sociales, pero en ocasiones ni nos planteamos para que nos sirve toda esa información que nos llega. Se trata de la hiperconectividad y de la necesidad de conectar con los demás, aunque sea en el plano virtual, todo ello unido a este momento que vivimos como humanidad y sociedad.

Lidia Monzón

HIGIENE DE INFORMACIÓN

Mentora para el desarrollo de competencias en comunicación lidiamonzon.com

Durante estos momentos, que ya son más largos de lo que se pensaba inicialmente, entendemos que durante un tiempo indefinido tendremos que alternar la vida activa y la vida en casa. Es buena idea acercarnos a la sabiduría popular y a las antiguas enseñanzas, que nos pueden generar bienestar para con nosotros mismos y los que ahora tenemos en casa, ya que convivimos con ellos prácticamente todo el día. En relación a esto, me gustaría hablar de la antigua y popular escultura de los tres monos sabios: No ver, no oír, no hablar. Vivir compartiendo la vida es una máxima del ser humano, ahí es como nos enriquecemos, realmente somos seres sociales y disfrutamos de ello, hablando y escuchando. Este momento ha venido a poner negro sobre blanco acerca de la rumorología, muchas veces sin contrastar toda esa información que mencionábamos anteriormente, llenándonos de pensamientos negativos. Si algún tipo de pensamiento de este tipo ronda por tu mente y lo compartes con otras personas, primero reflexiona: Si lo que vas a comentar no es bueno ni positivo, ni va a ayudar a mejorar ¿Para qué contarlo? Deberíamos preguntarnos si hablar mal sirve para algo más que para pasar el rato. Las redes sociales son para ello una gran ventana. La gente puede colgar aquello que las hace felices o que las agrada de algún modo, pero también aquello que las perturba. Ahí entramos nosotros, y vemos otras realidades. En muchas ocasiones, sirve para hacernos sentir en inferioridad de condiciones, lejos de nuestras metas o deseando una vida que no tenemos. No todo lo que reluce es oro, pero lo olvidamos con facilidad. Además de ver, escuchamos. Los pensamientos tóxicos de las personas que nos rodean tienen consecuencias en nosotros, ya sea porque los asimilamos como si fueran un mantra sin reparar en su efecto o porque, de alguna manera, perturban nuestra armonía y bienestar. Así que la escultura de los tres monos, en este caso, trata de ver todas las noticias recibidas desde las tres dimensiones de los sentidos. Los sentidos en realidad nos engañan, y antes de hacer nuestra la información y transmitirla, hemos de preguntarnos la veracidad de la misma, si es positivo para mí o para alguien, y por supuesto si es necesario compartirlo con otra persona, pues así le damos la oportunidad a esa persona de entrar en nuestro paradigma personal. Por tanto, se hace más necesario que nunca filtrar la información para mantener nuestro espacio mental y personal libre de toxicidad informativa. Tenemos la responsabilidad de mantener el mismo ambiente en nuestra casa, hacer todo lo posible por vivir desde la serenidad y la calma, tan necesarias ahora. En última instancia, somos responsables de la información que vertimos a otros y qué generamos con ello, contribuimos a agrandar esa “gran bola”, muchas veces sin intención, de incertidumbre y miedo que flota en el ambiente. La Tierra nos está dando una lección, después de “deshabitarla” por un tiempo florece por completo, enseñándonos que debemos mantener la higiene del pensamiento y la comunicación de nuestro entorno. Ese es el siguiente reto; somos los que pensamos y lo que hablamos. Más Mujer 19


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