RECOPILACIÓN

Page 1

EL CASO P-LOTAS DEL CIELO Nada más levantarse por la mañana temprano, Carmen subió las persianas del dormitorio. Dio gracias a Dios por las flores que estaban luciendo su color y porque las podía ver. Se fijó en los árboles y no se movían, luego no hacía viento y el suelo estaría limpio de hojas. Pero lo que vio, aunque no era ninguna cosa del otro mundo, era insólito: “pelotas en el jardín”, muchas, muchas pelotas, pero…¿cuántas? Su intriga no era tan grande. Si estaban ahí nadie las iba a coger, así que se dispuso a hacer lo cotidiano antes de salir a olisquear, pero iría con la cámara de fotos. Desayunó, se aseó, vistió, aireó la casa y preparó la comida. Hacía frío, así que se abrigó con un chaquetón, cogió baterías de repuesto, la cámara de fotos y salió. Ante lo visto no tuvo más remedio que entrar a por un bloc de notas para completar con datos las fotos que hiciera. Todo por una curiosidad suprema. Anotó que las pelotas no estaban esparcidas, sino agrupadas. Eso quiere decir algo pero ¿qué? Carmen, seguidora del C.S.I. no se le ocurría nada para contestar, pero se dijo: cuando acabe de tomar notas ya llegaré a las conclusiones, es demasiado pronto. Al pasar, haciendo fotos, vio que en la casa vecina también había un montón de pelotas. “¿Han venido los Reyes Magos?” Ya por curiosidad dio la vuelta a la casa para ver las terrazas medianeras, efectivamente, también habían pelotas. Hizo sus fotos y salió a la calle para ver las


viviendas de los demás. No éramos los únicos. Todos tenían pelotas. Carmen se volvió preocupada. Se arrimó a su montoncito y las tocó. No tenían nada de particular, solo pelotas. Se marchó para buscar una caja para guardarlas y dárselas a sus nietos cuando fueran a verla. Pero al separarse de ellas, una se movía. Pensó que el aire que ella movía la hacía desplazarse, pero recorrió mucho trecho y eso no era muy normal. Quiso coger la pelota, pero no se dejó. De pronto oyó por la calle el griterío de los niños que decían”: Han venido los Reyes, los Reyes Magos”. Pero los niños comenzaron a patear las pelotas y una, solo una, cuando fue pateada le respondió con tal agresividad que lesionó al niño. ¡No salíamos de nuestro asombro! A ver, ¿Cuántas pelotas tengo yo?, se preguntó Carmen1,2,3…….18,19 y 20. Son veinte, pero ¿cuantas tienen nuestros vecinos?. Y sin esperar más salió a preguntar. Veinte, todos tienen veinte. Esto es un notición muy curioso, aunque aún no sabemos como han llegado hasta aquí ni la intención de esa pelota que me persigue. Creo que lo mejor será que llame a un medio de comunicación que ellos investigan mucho y mejor. Empezaré por orden alfabético. -Oiga, mire es que ha ocurrido un hecho insólito… - Sra. Que no tenemos todo el día -Si, mire es que tenemos el jardín lleno de pelotas -Pues valla a una casa de acogida y regáleselas… -¡Ha colgado!. Bien, llamaré a otra emisora . -Oiga…. -Si quiere una canción pulse 1, si quiere dar una queja pulse 2, si quiere hablar con un locutor pulse 3 con el


código de ese locutor: para hablar con Naty- 243; para hablar con Fito- 543; para hablar con Sili-876. Si ha decidido con quien hablar marque el código enumerado. Si se le ha olvidado vuelva a empezar. -Llamaré a otra emisora. ¿Cadena de Radio? -Si dígame. -Mire es que en los jardines de todas las casas han aparecido esta mañana 20 pelotas en cada una. Pero solo una de ellas persigue a la gente y hasta puede agredir… -Sra. no siga, dígame la dirección que en media hora estamos allí con el equipo móvil. -Pues vengan a la calle Teide nº 1 de Montespino, le estaremos esperando. Carmen comunicó al vecindario que en breve llegarían de una radio a presenciar lo que estaba ocurriendo, pero mientras llegaban pensó que estaría bien terminar de preparar la comida para cuando llegara su familia. Pero al intentar entrar a la casa la pelotita también hizo ademán de hacerlo, cosa que Carmen le negó. Miró a través de la mosquitera y allí estaba ella, quieta como si de algo con vida se tratara. Llegó la familia y Carmen les dijo que entraran por la otra puerta porque esa estaba vigilada; tras contarle lo ocurrido se trasladaron a la mesa, ya había pasado una hora y los de la radio no daban señales de vida. Comieron, hablaron y se despidieron todos menos uno que no tenía que volver. Sin darse cuenta había dicho que estaba vigilada. Carmen se asomó al porche donde le dio con la puerta en las narices a la pelotita y allí estaba. ¿Será verdad que es una pelota vigilante? ¿para quién trabaja? ¿qué es lo que quieren estudiar o descubrir?. Poco después llegaron los de la Radio y después de disculparse le contaron el motivo de la tardanza.


Sra. no crea que nos hemos olvidado, pero cuando nos dirigíamos aquí, hemos recibido una llamada urgente del hospital que habían recibido un niño, con una agresión hecha por una pelota, según su madre. Los médicos no daban crédito a sus palabras y han llamado también a la policía, por si fuera maltrato. Como nos mencionó una pelota agresiva, nos dirigimos a Urgencias para ver con nuestros propios ojos lo que Ud. nos contó. -Sra. ¿Vio las heridas que le hizo la pelota al niño? -No, no señor, solo oí los gritos del niño y que decía que la pelota le había dado un golpe tremendo. Y después a la madre que decía ”si tienes sangre en la cara”, mientras el niño continuaba “me duele mucho”; pero solo me acerqué para comunicarles a todos que Vds. vendrían por aquí. Ahora que recuerdo no todos los vecinos salieron cuando les di el aviso, quizás ya se habían marchado a Urgencias y no me enteré. -¿Siguen allí? -Si Sra. hasta que no hablen con la policía y esté dos horas en observación no volverán. Mire, llega la policía, acerquémonos. Dos furgones de policías entraron en la calle. Bajaron diez agentes de cada furgón y comenzaron a inspeccionar el lugar y los alrededores. Mientras tanto la emisora de radio hacía su cometido y explicaba en directo lo que estaba sucediendo, que en definitiva solo era mirar, preguntar y ver las pelotas de cada jardín. Los agentes se dividieron para explorar los jardines; entraron al de Carmen y la pelota seguía donde había quedado frente a la puerta de la cocina. Carmen quiso que les siguieran por la puerta principal para salir por la puerta de atrás. Ahí estaba la pelotita, como la llamaba Carmen;


ésta se puso en movimiento una vez que salió ella, porque así tanto la policía como el locutor podía ver con sus propios ojos cuanto le habían dicho. Cuando el agente quiso cogerla no pudo y entonces habló con sus colegas. Los demás tampoco habían podido cogerla, con lo que no podrían llevar una prueba a sus superiores. Llamó un sargento para que le informara de cómo iba el caso P-lota. -Mi Sargento, el caso P-lota es altamente complicado para nosotros, no tenemos medios ni instrucciones para atrapar a este elemento. Creemos que se trata de un Robot, pero no estamos seguros. Si enviasen a unos especialistas en robótica….. -Pero… qué se han creído utds. Esto es un cuartel de una ciudad pequeña, no tenemos personal especializado. La radio de la policía estaba fuerte y Carmen le podía oír. Con mucha cautela, Carmen dijo en voz alta que en la universidad se hacía investigación en robótica. Esto lo oyó el sargento y dijo,”un momento que voy a consultarlo”. -Soy el comandante; que se quede un agente en cada casa y el resto que regrese. Ya se ha dado la orden urgente para que vaya un equipo. Espero que no meta las narices ningún medio de comunicación. -Señor, solo hay uno, ¿quiere hablar con él? -Blablalalll……blllala ¿vale ? -Si señor, no tenga cuidado. Recogeremos toda la información y no la comunicaremos hasta que recibamos su permiso. Ahora mismo cortamos la conexión con la emisora. -Eso es todo Sres oyentes. Hasta tener más noticias nos despedimos deseándoles ………


CARTA A MI HIJO

Querido hijo: Has terminado COU. Tus calificaciones han sido excelentes. ¡Enhorabuena!. Has crecido, no solo en lo físico sino en lo espiritual. Vas a salir del Colegio, de tu colegio, y te costará decirle adiós. Como también te costará despedirte de algunos amigos que, con un poco de suerte, los verás dos o tres veces al año, y poco a poco perderéis el contacto. También tendrás que superar algo muy duro al principio, y es, dejar atrás a tu familia, con quien has compartido tantas cosas buenas y por que no decirlo, también malas junto con algún cachete mío. Desde que naciste te colmé de ternura, de alegría, quise que fueras amable, atento, estudioso y educado; quise que fueras tantas cosas que…. Igual me pasé; por eso quiero que me perdones. Que me perdones por hacer que recogieses tus juguetes desde muy temprana edad. Que me perdones por acostumbrarte a no dejarte nada en el plato. Que me perdones por no dejar que me levantaras la voz. Que me perdones por obligarte a cumplir con tus deberes del colegio. Que me perdones por haberte parecido de hielo. Sí, es cierto, es algo duro el entrenamiento para poder lanzarte en solitario a esta segunda etapa de tu vida. También necesito tu perdón por ordenarte hacer tu cama todos los días antes de ir al colegio. Por traer el pan. Por echarme aquella carta. Por acompañarme en las compras pesadas. Por hacerte la cena cuando ha sido necesario.


Por quitarte esa mancha de la camisa. Por….por…esto sería muy largo de enumerar. Hijo mío, ya eres APTO para valerte por ti mismo, aunque todavía te tienes que enfrentar a otras muchas cosas, estás preparado para lo que se presente con la ayuda de Dios. Gracias, muchas gracias, porque con tu entrenamiento, me has ayudado a aliviar mis tareas en nuestro hogar. Gracias hijo porque has querido hacerte HOMBRE, aunque como ves, también es difícil ser madre. Tu Madre Mª Dolores Madrid CANTO AL AMOR

PARA EL DIA DE LA BODA DE ESTHER Y HUMBERTO

Esther, siempre has ocupado en la familia un lugar que tu misma te has buscado, al igual que todos tus hermanos, un lugar que nadie os puede usurpar; y eso lo has podido corroborar a lo largo de tu estancia con nosotros. Sin preferencias ... te quiero. ¿Por qué? Solo hay una razón: sencilla y de mucho peso, “porque eres mi hija”. No pienses que te quiero por las muchas cualidades que tienes, es que más no te puedo querer. Cuando llevaste a casa a Humberto…vi a un muchacho algo tímido, que cuando le sacaban el tema informático abandonaba esa timidez; y así fuimos conociéndonos y acumulando


créditos en su agenda, para que, a la vez, él nos incorporara en su menú de favoritos. Han pasado unos años de aquello; ahora nos encontramos aquí porque queréis firmar ante nosotros un contrato de mucha responsabilidad y también deseáis compartir con los presentes esa alegría que, soy consciente, os invade. Este es un proyecto que lleváis preparando mucho tiempo. Como todos los proyectos su elaboración es muy minuciosa y me consta que habéis puesto todo vuestro empeño para que el resultado sea exitoso. Hoy no hay proyecto válido si no tiene un toque innovador. Puestos a innovar, y como consecuencia de los logros obtenidos en la tecnología informatizada: Los perros robot, las lavadoras, cocinas etc., todos ellos son hoy instrumentos inteligentes. Pero también lo abstracto puede ser inteligente. Pues hablemos del amor inteligente; el que tiene deseos, esperanzas y frustraciones y emociones; ese que se forma y se cultiva día a día; ese que se basa en las pequeñas cosas cotidianas, el de los pequeños detalles; ese que conoce los sentimientos del otro sin una llamada de atención, el que aplica las cosas con la cabeza sin que el amor pierda su frescura. Ese sería un amor de calidad, con un alto porcentaje de artesanía psicológica. No hay felicidad sin amor. Y no hay amor sin renuncias. El amor verdadero ni envejece ni caduca.


A mí gustaría daros algún consejo, lo que ocurre es que en el matrimonio no hay fórmulas ni recetas. Pero sí os voy a dar una poción (que hoy está muy de moda) y que me dio una buena amiga mía: Le llama el puchero feliz Ingredientes: Una pizca de alegría Un buen rato de conversación Otro tanto de buen humor Se sazona con un poco de entrega y mucho amor Estos ingredientes los han de añadir al cincuenta por ciento cada uno de la pareja. Buen provecho. Un beso para los dos y fuerzas para vuestra aventura. Cartagena 3 de Abril 2004 Mª Dolores Madrid


EL RECUERDO DE MI ABUELA

Solo su recuerdo me hace feliz. Ella era como aquella mujer que no descansa ni deja descansar a nadie. Menuda. De ojos azules. Pelo ondulado y blanco como la nieve. Sonrisa apacible y serena. Manos finas, artesanas, de una pulcritud irrepetible. Era una hormiguita, de todo entendía, de todo sabía y todo se lo hacía, y no solo a ella sino también a sus hijos y nietos. Se hizo con un catálogo de la muñeca que yo tenía y se lo llevó. A los pocos días mandó a mi abuelo con una colección de vestidos para mi Nanci. Su andar rápido le daba una frescura a su aspecto que la equiparaba a una mujer joven, aún teniendo una edad


avanzada. Hiperactiva, siempre estaba ocupada, cosía o hacía ganchillo o punto de media mientras veía la televisión. Solo la vi con las manos cruzadas, sin hacer nada, cuando se despidió de todos y del mundo. A veces, se quedaba en casa para cuidarnos, y le gastábamos una broma cariñosa, para sorprenderla y reírnos todos con su reacción. Era única; si le pillábamos bien, con la escoba con la que estaba barriendo se ponía a bailar al son de la música que nosotros poníamos, luego le quitábamos la escoba y bailábamos con ella, y así iba de mano en mano. Pero cuando no le cuadraba lo que decía ella con lo que hacíamos, cogía esa misma escoba y nos perseguía por toda la casa. Menos mal que era muy grande y nos podíamos ocultar en cualquiera de los ocho dormitorios que tenía. Nos dejó muy buen recuerdo a todos, porque nos quería de corazón.


Un día fui a su casa a llevarle unos encargos; allí tenía reunidas a sus amigas(también viudas) e intercambiaban experiencias y anécdotas de sus hijos y nietos; desde la cocina la oí contar esto: “Mi nietecico Javi…., el mejor del mundo(un hermano menor que yo). Que no me lo toque nadie. El es dulce, cariñoso, colaborador…. Si no fuera porque cuando le pregunto: nene ¿por qué llevas ese arete en la oreja?- él me responde: ¡Abuela, abuela!, acompañado de un soniquete arrastrado y refunfuñón. Entre nosotras, mi nieto no me entiende, porque cuando le digo: ¡qué guapo que estás con ese pelito tan largo, y esa mecha que te cae sobre el ojo y la otra se te mete en el plato cuando comes ¡Abuela, abuela!.

la sopa!…., también me dice


A mi me quiere tanto que no sabe donde ponerme… Siempre se está acordando de mí: la abuela me da de merendar, la abuela hace mi plato favorito. Por otra parte me preocupa bastante porque solo dice ¡abuela, abuela! y poco más y así no se va a ninguna parte, porque yo no voy a vivir siempre. Yo espero que cuando vaya

al instituto aprenda más

palabras. Porque en el colegio me dijo el profesor que por qué no lo había llevado antes. _¡Qué sabrán ustedes los maestros! (le dije). Pero dé gracias a Dios que viene al colegio porque lo van a llamar a la mili y necesita aprender más palabras. Pues ahora me entero que han eliminado hacer el Servicio Militar. ¡Qué mala suerte! Yo que convencí a su madre para que no lo llevara al colegio porque en la mili aprendería todo lo que un muchacho debe saber….Menos mal que su madre no me dejó. Yo sé que no soy su madre pero tenía que responder algo.


Cuando su madre habló con el profesor….la que se armó; con deciros que estuvo sin hablarme una semana….,bueno dos, vale…un mes.” Cuando se marcharon sus amigas, le pregunté si eso de mi hermano era verdad. Me dijo que no, pero que jugaban a contar la historia más fantástica; que llevaban haciéndolo mucho tiempo y se divertían mucho porque tenían que echarle mucha imaginación. Me contó entonces que Defesia, una de sus amigas, había puesto un consultorio sentimental al que le llegó una carta que llevó a la reunión. Me la leyó y decía así:

Estimada Defesia: Soy un chico muy tímido, pues aunque mi carné de identidad dice que tengo setenta años yo me planté cuando mi novia me plantó. Cuando tenía veinte años tuve una novia, que después de


unas relaciones muy intensas que duraron un mes, desapareció de mi lado una tarde que estábamos merendando en el parque junto al arroyo de mi pueblo, cuando se acabó la tortilla de patatas, las croquetas y el frito de tomate con pimientos. Al poco tiempo se casó con uno de mis mejores amigos.

Yo todo este tiempo he estado esperando su vuelta, por si enviudaba, pero el condenado de mi amigo tiene una salud de hierro. Me he enterado de que el mes pasado ha celebrado sus bodas de oro por medio de un elemento común: la pared ¿cree vd. que puedo considerarlo como una ruptura definitiva? _Abuela, ¿cómo es que tienes tu la carta? _Porque esta es la oficina, casino, centro de reuniones y aquí tenemos archivado todas las cosas que hacemos, las


asistencias, los puntos que adjudicamos a cada fantasía que nos inventamos. Defesia lleva 4.367 puntos y yo dos menos. Estos son los puntos totales. Trimestralmente comenzamos otra contabilidad de puntuación y al finalizar los tres meses tenemos una comida. Esto que te voy a decir es muy importante: Quien tiene más puntos en el trimestre paga menos en la comida, así nos motivamos para contar la historia más increíble. ¿Te gusta nieta? Pues si me copias la idea tendrás que pagarnos un canon porque la tenemos registrada. _Abuela, ¿contestó Defesia a ese chico? _Si, aquí mismo, y dejó copia, escucha: Querido Serapio: Por la corta misiva que me envía parece ser que es Vd. muy infeliz; pero si nos fijamos en el contenido parece más infeliz todavía, es decir, es la clásica persona que nació confiada y ha quedado estancada en el pasado. Creo que si ha esperado tanto, puede seguir


haciéndolo. No tire la toalla. Permanezca en el sitio que lo abandonó, sin moverse de allí. Es posible que su antiquísima novia aparezca cualquier día de estos en el mismo lugar, en busca de la tortilla de patatas, las croquetas y el tomate frito con pimientos. _Abuela, es genial. Cuéntame lo que tengas preparado para el Jueves que viene. _Pues voy a hacer una demostración de belleza. _¿De que se trata? _Voy a eliminar de la cara todas las arrugas. _¿Cómo? _Pues como va a ser, ¡con la plancha!. Mª Dolores Madrid


LA PARTITURA MAGICA

Juan estaba preparando su clase de música, tocando el piano. Su profesora era una señorita delgada, de pelo largo y oscuro, con unos ojos verdes muy bonitos. Después de la clase, su madre se marchó de compras, dejándolo solo en la habitación, que era grande, bonita y muy acogedora. Mientras tanto, Juan estuvo haciendo sus ejercicios de piano. Puso las partituras y comenzó a tocar, no muy fuerte por si sonaba el timbre de la puerta o del teléfono y no lo oía, porque su padre estaba en el garage. De pronto exclamó: ¡Ay!, ya me he equivocado de nuevo; esta pieza es algo difícil, me hago un lío con las notas; mientras miro donde pongo las manos, me pierdo y no sé por donde voy.


Juan siguió practicando al piano hasta que sonó el timbre de la puerta. Eran sus amigos del colegio que estaban jugando en el patio. -Juan,¿ vienes a jugar?- dijo Pedro. -No, no he acabado los deberes y mi madre no está. Los amigos no paraban de insistirle, pero Juan no se dejó convencer. Por fin los despidió y pudo seguir practicando una vez más. Esta vez cogió unas partituras recién adquiridas y que le había indicado su profesora. Cuando las colocó en el atril se fijó que no eran las que había pedido, pero la curiosidad por saber como sonaban le hizo ponerse a tocarla para ver si era más agradable que la anterior. Le gustó, vaya si le gustó; tanto, tanto… que cuando sonó el teléfono se molestó muchísimo, y eso que Juan siempre estaba dispuesto a cogerlo para saber quien era y descansar de los deberes del colegio.


Era su madre, que llegaría un poco más tarde, porque pasaría por casa de los primos, pero que no le abriera la puerta a nadie. La madre no colgaba, pues no paraba de hacerle encargos y Juan tenía mucha prisa por tocar otra vez esa pieza tan bonita. Pretendía aprendérsela esa misma tarde y la repetiría una y otra vez. De pronto: -¡Ah!- dijo Juan lanzando un grito. ¡Esto que es! Sin penárselo dos veces salió corriendo hacia el cuarto de baño y se refrescó la cara. Después de secársela, con sigilo cogió la partitura, la miró fijamente por delante y por detrás…. -Hola- dijo una nota. -¡Ay!- dijo Juan volviendo a asustarse y tirando al suelo la partitura. -No te asustes, tú cogiste la partitura sin darte cuenta. Sin embargo cogiste la más buena, la que tiene un sonido”


encantador” para la gente que aprecia la música. Esta es una partitura mágica. -¿Mágica? -Si, como lo oyes. -Y ¿qué poder tiene esta partitura? -Pues que con ella puedes conocer las notas sin estudiarlas porque se te quedaran en la cabeza -¿Solo eso?, pues yo ya me las sé. -No, además puedes transportarte al mundo de la música, llena de notas donde todo es melodía. -Me gustaría ir allí. -Pues vamos. La misteriosa nota cogió a Juan de la mano y se metieron en la partitura. -Aquí encontrarás a todas las notas y a todas las figuras. Mira ven que te las voy a presentar: Aquí Doña redonda, Doña blanca, Doña negra, Doña corchea, Doña


semicorchea, Doña fusa y doña semifusa. Mira, por la colocación en el pentagrama a ver si te sabes cuales son. -Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, Do, ….ja, ja, ja, si que me las sé. ¿De donde viene esa música? ¿es de la partitura? -Si, si que lo es. -Este lugar parece un paraíso, es precioso. Si se enterara el resto del mundo, se querrían meter en todas las partituras, pero como solo esta es la mágica romperían todas las partituras a cabezazos, ja, ja ,ja…. Juan se sintió orgulloso de ser el único al que le había ocurrido este fenómeno tan maravilloso. De pronto miró el reloj: -¡Oh! Qué tarde que es. Mi madre está a punto de llegar. Tengo que irme. Juan se despidió de todos los componentes de la música y prometió no hablarle a nadie de su aventura. En un


segundo Juan estaba en su casa. La puerta se abrió, era su madre. -¿Qué hacías que no he oído el piano? -Es que estaba con las notas en….-Juan se calló porque sabía que su madre no le creería. Era ya final de curso y Juan obtuvo la mejor calificación en la asignatura de música, gracias a sus amigas… las notas.

Mª Dolores Madrid González


APATÍA A diario, la sociedad en general y la gente en particular, me va respondiendo a preguntas que, durante mucho tiempo, no le encontraba respuestas con sentido. Asistí a una cita de radiología una mañana del mes de Junio de 2010. No tenía seguridad si me atenderían pues era la huelga de funcionarios. Pregunté en información donde se encontraba Radiología y con mucha amabilidad me lo explicó. Llegué con veinticinco minutos de antelación. Las distintas salas de espera estaban ocupadas con pacientes que llevaban su papel de cita pero no lo habían entregado. Pregunté si saldría la enfermera, a lo que me respondieron que si, aunque ellos no la habían visto aún. Pasados veinte minutos de mi hora de cita y , después de comprobar que no había ninguna enfermera en la sala de rayos, me levanté y le propuse a los otros pacientes :”¿me acompañan a información a pedir una explicación de por qué no hay nadie que nos atienda?. Todos me miraron de arriba abajo, con unas caras ……indescriptibles. Me quedé de pié esperando un ratito, pero no se movió nadie. Lo que más me molestó de esas personas fue la pasividad; ¡no fueron capaces de reclamar un servicio para el que tenían todo el derecho!. Eché a caminar y cuando iba por el final del pasillo volví la cabeza por si alguien me seguía. ¡Nadie!. Me dirigí a Información, le planteé “mis” razones para reclamar la atención del servicio de radiología, y también le dije que en 10 min. pediría el libro de reclamaciones; no


me marché de allí hasta que la recepcionista llamó por teléfono a las personas que tenían que atender este sector y me comunicó: ”vaya para allá que van enseguida a atenderle.” Es cierto, enseguida comenzaron a atendernos. Cuando llegué a la sala de espera, algunas personas me miraban interrogándome con los ojos. Una Sra. tubo la desfachatez de preguntarme: “qué le han dicho”. -Tenemos lo que nos merecemos, fue mi respuesta. ¡No había sido capaz de acompañarme y quería saber el resultado de la gestión!, pero no le seguí el juego, la ignoré. Siempre me había preguntado por qué se protestaba y despotricaba tanto en pasillos y corrillos, pero no lo hacían en el lugar adecuado. Y aunque no es la primera vez que recibo un desplante similar, no termino de acostumbrarme. ¡Sigo sin esa respuesta! ¿Puedo esperar de estas personas que acudan a mí si me ven en peligro? No, estas no. Suerte que también hay gente colaboradora, pero esas, no estaban ese día allí. ¿La sociedad es apática?, ¿está dormida?. Este episodio me sirvió para escribir esta reflexión. Mª Dolores Madrid González


LOS SUEÑOS DE TONO Tono se pasa los ratos libres embobado delante de la tienda de D. Bernard. El no sabe las cosas que allí se venden porque solo tiene ojos para un violín. D. Bernard, intrigado, sale un día fuera de la tienda y le pregunta: -Que hay chico, ¿Qué es lo que miras con tanto afán? -Eso, eso que se pone en el hombro. -¡Ah!, el violín…vaya gusto que tienes chico, te has fijado en la mejor pieza que tengo en la tienda. ¿Te gusta la música? - Si, mucho. -Pues esta tarde pasa por aquí un pasacalles de Carnaval. ¿Vas a venir a verlo? -¿Salen bandas de música? -Si, claro, muchas. Tono le preguntó a que hora pasaría y se marchó corriendo a contárselo a su madre. Tan contento y emocionado iba que no vio que llegó a casa a la vez que su madre. Atolondradamente empezó a contarle la conversación con el dueño de la tienda, pidiéndole por favor que le llevara a las ocho de la tarde a ver el desfile de Carnaval. -Tendrá que ser cuando acabe de hacer todas mis tareas. -Pero si yo te ayudo… -Esta bien, lo intentaremos. Mientras Tono ayudaba a su madre, éste hablaba y hablaba sin parar, y acabó de contarle la conversación que tuvo


con D. Bernard. Acabaron pronto y el niño preguntó a su madre si podrían ir. La mamá contestó que sí y que aún les quedaba tiempo para descansar un poco. -Anda, siéntate a mi lado y cuéntame por qué quieres ver la banda de música. -Sueño con ella-contestó Tono. -¿Y como son tus sueños? -Me gustan mucho. Me acuerdo solo de tres. -Pues, comienza. -Un día al quedarme pegado al escaparate, D. Bernard me dice: -¿Y quien es D. Bernard? -D. Bernard es el señor Bernardo, el hijo de Dª Antoñita la violinista. -¡Ah, ya!, sigue diciendo. -Bueno, pues me dice: -Pasa, cógelo y toca, quiero ver como suena. -¿Cuánto vale? -Más de lo que tu tienes ahorrado,-dice él. -Pero mi papá ¿podrá pagarlo? - No lo sé, pero toca, toca. -Yo toco y toco, la gente se va arrimando a escuchar y sin darme cuenta salgo a la calle y comienzo a andar y la gente me sigue. Como al Flautista de Hamelin. Acuden niños y mayores, mamás con sus bebés en los carritos, todos alegres y contentos, mientras yo me dirijo al Ayuntamiento. Allí en la plaza, al sonido del violín, salen al balcón principal todo el pleno del Ayuntamiento. El Sr. Alcalde escucha con agrado y cuando termino mi recital, todo el pueblo que se ha concentrado en la plaza, aplaudió con todas sus fuerzas, y el propio Alcalde me invitó a subir al interior, me impuso una medalla y me nombró


Animador de Honor de mi ciudad. Luego me preguntó si tenía algún deseo especial: -Si, pero para eso he de estudiar mucho, para poder ahorrar lo suficiente para comprarme este violín. -¿Pero no es tuyo? -No señor Alcalde, es del Sr. Bernard, el de la tienda de música, que me lo ha dejado para oír como sonaba, ahora se lo tengo que devolver. -Espera un poco Tono, -el Sr. Alcalde se dirige al pueblo allí congregado-“Querido pueblo: He aquí que tenemos a un hijo de esta ciudad que nos ha llenado la mañana de alegría, pero no acaba aquí, porque hay una esperanza para este pueblo de tener a un músico con mayúsculas. Pero como va a comenzar su carrera musical si este violín no le pertenece. -Regalémosle el violín entre todos- dijo un de los vecinossiiiiiii- contestaron todos. Así, en su sombrero, otro vecino pasó recogiendo los donativos. El Sr. Alcalde también aportó su donativo. -Mamá, fue maravilloso, todos buscaban en sus bolsillos, mientras yo caminaba de regreso a la tienda. Cuando llegué al comercio, D. Bernard estaba lleno de júbilo como si hubiese hecho una buena obra. Cuando me proponía devolverle su violín, se acercó un concejal del Ayuntamiento, estuvo ajustando un precio de compra, acto seguido me dijo: Tono el violín es tuyo, te lo has ganado. La gente, que había acompañado al concejal, vitoreó tirando sus gorras y sombreros por alto. Yo le di las gracias a todos y me vine a casa. -Pero hijo, si tu no sabes tocar el violín.


-No pero me gustaría. ¡Mamá, todo aquello parecía un sueño! -Anda, vamos que es la hora, ¡vamos que llegarás tarde al colegio! -¡Mamá, mamá he tenido un sueño!...... Tono ya consiguió lo que quería; sus padres le compraron un violín de verdad, ahora tenía que esforzarse en aprender la escritura musical. No le resultaba muy divertido, pero se comprometió a estudiar música y los compromisos no se rompen (le enseñó su padre). Asistía al conservatorio, estudiaba sacrificando algo de sus juegos, pero el resultado no era brillante. Casi siempre estaba peleado con las corcheas, semicorcheas, fusas y decía que por qué tenían que haber también semifusas. ¡Vaya ganas de complicarlo todo!.- Con lo bien que tocaba yo el violín en aquel sueño. Pero claro, era un sueño- decía malhumorado. Así transcurrió la mayor parte del curso sin ver fruto a sus esfuerzos; su profesora le regañaba por sus equivocaciones y era algo que le tenía obsesionado y desilusionado. El fin de semana se presentaba triste y lluvioso, no muy esperanzador para preparar los exámenes junto al de música.. Hacía calor, los primeros signos del verano se hacían notar; abrió la ventana aún sabiendo que entraría algo de agua. Tono se quedó con la mirada fija en la lluvia; sus pensamientos flotaban y saltaban al compás de las gotas que caían. De pronto una insignificante y brillante gotita fue a parar sobre el libro de solfeo. que tenía preparado para estudiar; ésta echó de su espacio a una redondita bailarina blanca. La gota de agua siguió rodando y desplazando a otras muchas bailarinas, con sombrillitas, vestidas de negro…. Tono puso más


atención: eran las notas que bailaban, si, unas iban enumerando las partes de un compás, cuando terminaron, se pusieron en hilera diciendo: Soy la redonda, y como soy tan gorda se necesitan dos blancas que lleven bastón para que sean como yo. Somos negras con bastón, y entre cuatro hacemos la misma función. Somos negras con sombrilla para que no nos de mucho el sol y somos ocho para que no haya equivocación. Nosotras tenemos dos sombrillas para protegernos mejor, somos dieciséis y lo pasamos cañón. Pues con tres sombrillas nos taparemos mejor, y armamos cada follón…porque somos treinta y dos. Para nosotras nunca queda sitio en ninguna canción. Llevamos cuatro sombrillas y con sesenta y cuatro formamos un batallón. Somos las más ligeras, las más dinámicas, las más rápidas del libretón (para encontrar la palabra adecuada). Tono no podía dar crédito a sus ojos. El grupo, después de la presentación fue saliendo para interpretar unos ejercicios que se parecían mucho a los que tenía que estudiar Tono. Pero no había acabado el espectáculo. Se colocaron en un escenario que estaba rayado como los pentagramas, cinco líneas y cuatro espacios. Sonaron unos compases y cada grupo se movía como correspondía,¡ fue maravilloso!


La bailarina gordita, la redonda, era la estrella, y a su compás todas desfilaban con la elegancia que les caracteriza. Cuando acabó esa pieza volvieron a su sitio por unos segundos. Tono se puso triste porque se creyó que se marchaban, pero no, volvieron con mucha marcha y comenzaron a Rapear con él. -Oye, como te llamas. -Me llamo Tono. -Que estabas haciendo -Estudiando con vosotros. -Si te hemos interrumpido perdónanos. -No, no al contrario, me gusta el espectáculo, que me habéis ofrecido esta mañana de estudio tan infame. -¿Tienes problemas? -Confundo las notas. -No te preocupes, ¡chicas al ataque con nuestro amigo!. Así pasaron varias horas sin que Tono se diera cuenta del tiempo transcurrido. En sus repasos con las bailarinas Tono estuvo muy acertado dando paso a un poco de juego que se había ganado. Las notas se tomaron mucha confianza con Tono y se le subían por las manos, la cabeza, los brazos y la nariz haciéndole cosquillas. Esta recibió una sacudida de la mano de Tono y las bailarinas volvieron a colocarse en su lugar en el pentagrama junto a una mosca, que patas arriba yacía junto a una corchea. Tono había soñado despierto y con su juego había logrado darle un sentido claro a las notas. Ya estaba todo aclarado. El examen fue un éxito.


Tono centró su vida alrededor de la música. Era muy exigente consigo mismo y por ello le había pedido a sus padres que le pusiera una profesora particular en casa. Tono ya había crecido lo suficiente para desear tener como profesora de música a una joven muy eficiente, delgada, alta, de pelo oscuro y unos ojos verdes que lo cautivaron. También era una chica exigente para sus alumnos, por lo que, todos los huecos que tenía en el día los aprovechaba para estudiar sus ejercicios de violín. Rechazaba las ofertas de juego que sus amigos le hacían porque estudiando se sentía feliz. Mª Dolores Madrid

Querida Josefina: Mi enhorabuena por el reconocimiento que se te ha hecho en Cartagena. No pude estar en el homenaje que se te hizo el Viernes día 9 de Noviembre. Lo sentí mucho, pues llegábamos ese mismo día de un viaje, pero no llegué a tiempo. He cogido un libro tuyo al azar y la dedicatoria que me ponías es preciosa; entre otras cosas escribes: ”con el sólido y leal agradecimiento de Josefina Soria, que os quiere a todos los de la casa”. Sentí añoranza, nostalgia…


Este libro es ” Campo de Cartagena, Leyendas y tradiciones”; lleva impresa una frase muy entrañable: A mi tierra adoptiva que es Cartagena. Sí, a Cartagena en general y a la Tertulia en particular nos has dedicado, no solo el libro, sino tu tiempo y empeño; creíste en nosotras y en mí; pensabas que, como tú, yo iba a ser más constante y que algún día te iba a decir “Josefina enséñame a escribir porque me gusta”. No lo hice y eso demuestra que no tengo madera de escritora. Solo me motiva escribir cuando aparece algún certamen. Ya lo ves Josefina, he faltado a las clases más importantes para poder decirte, tanto en poesía como en prosa unas gracias tan bonitas como dicen los poetas y tu te mereces; sin embargo, en estas burdas letras están todo mi agradecimiento y mi cariño junto con mi corazón y mi pensamiento. Corazón que siempre te lleva y te llevará dentro y te tiene presente todos los días de mi vida. Un abrazo muy fuerte de una alumna amiga que te quiere. Mª Dolores Madrid Cartagena 28 de Noviembre de 2007


FLORENTINA CORNEJO

“Yo, Florentina Cornejo, juro decir la verdad, nada más que la verdad y solamente la verdad”.

Así fue como empezó mi calvario en los juzgados. De uno a otro me llevaban para interrogarme, igual que al resto del personal. Por la noche al acostarme, mi cabeza no paraba de repetir como una oración: juro decir la verdad.....

Trabajé en casa de los Srs. Pérez de Villanueva durante venticinco años; la vivienda era señorial; sus escalinatas de mármol y la barandilla de madera noble, con unas cabezas de caballo talladas en los terminales,


denotaban que se trataba de una familia de regio abolengo. Los señores eran unas bellísimas personas, a los sirvientes nos trataban como de su familia, de hecho una vez por mes hacían lo posible por comer junto a nosotros. La casa parecía un palacete: una buhardilla con tejas negras inclinadas y unos ventanucos alargados pintados en azul cerraban la altura de la estructura, asemejándose a un castillo. El piso de abajo, estaba compuesto de cinco habitaciones con unos grandes ventanales, donde el sol reposaba en las paredes vistiéndolas de primavera; en la planta baja estaban nuestros aposentos, la cocina, dos baños y tres salones para distintos usos. Unas grandes pinturas de sus antepasados, una biblioteca llena de libros añejos cubrían los paños de alguno de los tabiques.

Conocía la casa como la palma de mi mano, pero lo que mejor conocía era lo que la señora quería o necesitaba.


Estaba extremadamente unida a mi, por ello puso en mi su confianza. Los hijos .... bueno , después hablaré de ellos, solo diré que eran tres.

 Juez - La testigo ha de centrarse en el relato de los hechos.  Acusada - Si, si señoría. _Un día comencé a notar que ocurrían cosas extrañas en la casa. No sabría especificar que era, aunque había algo anormal. El teléfono sonaba a deshora, o a una hora desacostumbrada. Las idas y venidas de los hijos sin dar ninguna explicación y sin mediar palabra. No saludaban a nadie al entrar a casa ni me gastaban ninguna broma. _Yo le dije a la señora que se estaban haciendo mayores y que por eso se comportaban así. Pero ella fue más explícita: “está ocurriendo algo y no se como averiguarlo.”


_A mi me dieron escalofríos, las mejillas se me encendieron y toda la ropa me sobraba. A la familia no le faltaba el dinero, pero tampoco lo despilfarraban. Eran ahorradores y sobretodo no dejaban a sus hijos gastar más de lo necesario. Un ejemplo: Los tres tenían el carné de conducir pero no tenían coche; siempre bromeaban sus amigos con ellos porque según sus padres se comprarían coche cuando ganaran para tenerlo. A los hijos no parecía gustarle que se mofaran de ellos y como consecuencia había alguna bronca que otra pero sin importancia. _Los deseos de mi señora eran órdenes para mí. Yo me adelanté a sus deseos, - ¿Señora quiere que haga yo algo?, - No se qué podrías hacer tu.- Podría vigilar si Vd. me lo pidiera. – Está bien, vas a seguir todos los pasos de los señoritos y del señor y lo vas a ir anotando en esta libreta. - La señora me hizo entrega de una libreta pequeña color verde.


_Pues yo, señoría, iba a todos lados con mi libreta en una mano y el bolígrafo en la otra, porque lo que me pedía la señora era sagrado para mi. La libreta verde, era de un tamaño que cogía en una mano y para que no se me perdiera el bolígrafo lo llevaba atado con una cinta a la cintura del delantal. Yo

apuntaba

todo

lo

que

veía,

señoría

(dijo

sollozando),pero nunca cambié las libretas. De eso nunca me podrán acusar.  Juez - Bueno, ¿Quiere contar lo que pasó después?  Acusada - Pero si no pasó nada, señoría; Felipe, que también iba con su libreta verde, vio como Encarna llevaba una libreta verde, fue a decírselo a Bautista y también le vio con la libreta verde, entonces yo que soy más vieja que ellos, me guardé mi libreta verde y la cambié por una roja.


 Juez – Pero, ¿quiere decirme quien es Felipe, Bautista y Encarna? Y ¡Basta, basta ya de libretas verdes!.  Acusada – Ellos son el resto del personal que trabaja en la casa conmigo.

_Con voz cautelosa, al día siguiente la señora me llamó a su cuarto y me preguntó por las anotaciones que había hecho en la libreta. Cuando fui a sacarla del bolsillo del delantal para entregársela, la libreta verde no estaba.  Juez - ¿No le he dicho que no vuelva a mencionar la dichosa libreta?  Acusada - Perdone su señoría, pero tendrá que tener paciencia conmigo,(volviendo a sollozar) yo no soy una letrada como Vd. y no se explicarme de otra manera.  Juez – Ande siga. La señora con mucha calma me preguntó _¿Es acaso esta?- Me alargó con su mano la libreta y tras ojearla pude


darme cuenta que no era esa la mía. Le mentí diciéndole que si era mía; lo que no podía decirle era que el resto del servicio también tenía ....la.....libreta....verde.  Juez - Y que ocurrió después?  Acusada - Pues que la señora no se enteró de que la libreta pertenecía a Bautista; cuando este se echó mano a la que estaba en su bolsillo resultó ser de Felipe, y Felipe tenía la de Encarna.  Juez - ¿Ya está?  Acusada - Señoría ¿a que no sabe Vd. quien tenía la de Encarna?  Juez - Pues no, ¡pero... ¿qué es esto? Yo soy quien hace las preguntas y como vuelva a interrumpir le amonestaré por desacato!

…………………………………………………..


_Bueno, creo que dijo algo de eso; yo de leyes no entiendo. A lo que íbamos, la libreta la tenían los tres hijos, ¿pero cual de ellas era la real? .No lo supimos nunca. Todo el personal de la casa calló con respecto a las libretas verdes, pero a quien cuestionaron, molestaron y despidieron del trabajo fue a mi. A mi me parece que quisieron gastarnos una broma de muy mal gusto porque salió una persona perjudicada que fui yo. Ustedes que son periodistas verán este hecho de una manera imparcial, ¿creen que fue justo lo que me ocurrió?  Periodista - Pero, los que vemos a su alrededor son las personas que trabajaban con Vd., ¿no es así? Pues efectivamente; una vez me despidieron fue cada uno de mis compañeros a hablar con la persona que le había dado la libreta verde. En ellas habían cosas muy


embarazosas, tanto es así que prefirieron pagar grandes sumas de dinero a cambio de su silencio y de las libretas. Además pagaron una gran indemnización por mi y por eso es que nos encontramos con un largo descanso. Aquí hace un sol que quita el sentido. Me paso el día en la playa que es de una arena fina y dorada. ¿Qué donde estoy?, - con Curro, que ya no es famoso.

 Periodista - Pero Florentina no esta sola; Felipe, Bautista y Encarna están junto a ella gozando de unas vacaciones inmejorables e inolvidables. Ahora señores oyentes, si quieren participar en el concurso, han de decirnos donde está Florentina y sus tres amigos. Ya les han dado una pista y en unos momentos, después de la publicidad, le daremos los datos donde


pueden dirigirse. Despedimos a nuestros invitados y les deseamos una feliz estancia en la Capital.

 Florentina - Bautista tu crees que si vamos contando nuestra historia a todas las emisoras de radio ¿nos pagarán como a esos famosos?  Bautista - Puede que si, pero tu te has preguntado ¿que pasará cuando investiguen y comprueben que todo esto es un Cuento, que venimos a contando porque no sabemos escribirlo?. FIN Mª Dolores Madrid


EDITORIAL Como seres que somos de costumbres, cuando vemos las cosas que están en su sitio o que están bien atendidas, no nos paramos a pensar que eso no se hace solo, pero tampoco nos preguntamos quién, con obligación o sin ella, se encarga de hacerlo. Son muchas las cosas que se hacen silenciosamente, tanto aquí, en El Carmolí como en otros lugares. Los que estamos en El Carmolí desde el principio de los tiempos, compartimos muchas cosas y lo que logramos ayer lo estamos disfrutando hoy. Y todos nos sentimos orgullosos al ver como, centímetro a centímetro, lo utilizamos, y esperamos que todos lo respeten por el esfuerzo que nos causó. Por suerte siempre ha habido personas voluntariosas que han querido continuar las mejoras, recogen el testigo y hacen frente a las adversidades que les vienen encima. Este es el caso de El Real. Todos nos centramos, en tiempos lejanos, en hacer de este recinto inhóspito y lleno de malas hierbas, un lugar de encuentro, tanto social como espiritual. Atrás quedó el piso pedregoso, el Altar portátil y también quedaron en casa las banquetas que nos llevábamos para nuestro descanso en los eventos de cada año. Porque, las personas que trabajan “silenciosamente” pensaron que estaría bien aliviarnos de ese trasporte y….


ahí están los sillones, y lo mismo que los sacamos, los guardamos sin que otros lo tengan que hacer por nosotros. También es silencioso el trabajo altruista de todos los vecinos que han pasado por la Junta Directiva y de los que seguirán formando parte de ella; trabajan todo el año para que funcione todo a la perfección durante el verano…. Y lo consiguen; porque cada uno ha puesto su granito de arena en aquello que, en su mano estaba poder mejorar. Esto es posible gracias a la colaboración de todos, que, generación tras generación han ido heredando la responsabilidad que tenemos cada uno en cada lugar y en cada momento. Mª Dolores Madrid González


EDITORIAL El tema que traigo surgió en una conversación con un grupo de amigos, que me sugirió estas líneas. A menudo sucede que, la gente confía en todo el mundo, y ese pequeño mundo en el que tanto confía no solo le vuelve la espalda sino que le traiciona por esa misma espalda. Este es el caso de….. No, no voy a contar ningún caso porque no lo tengo, aunque si lo tuviera tampoco lo haría.¡Cuestión de ética!. Pero sí nos puede servir de reflexión: seguro que en alguna ocasión hemos visto a una amiga, a un familiar o conocido que, conociendo algo íntimo de esa” persona tan querida”, le ha traicionado para deteriorar su imagen. ¡Qué pobreza de espíritu!. Eso es, y todos lo sabemos muy bien, ignorancia, ignorancia que raya en la incultura. Los que han sido etiquetados están muy tranquilos porque no tienen que perder el tiempo en buscar modos y maneras de perjudicar a nadie. No tienen necesidad, son suficientemente aptos para manejarse por sí mismos, hábiles y sin hacerse propaganda. Y mientras a unos les cuelgan las etiquetas (a veces de categoría), ellos solo pueden ambicionar a la de rastreros. Los que sí tienen que preocuparse son los correveidile, porque corren el riesgo de contradecirse constantemente, ya que tienen que estar inventando bulos sobre los ya inventados. ¡La envidia arrastra esos comportamientos!. Un profesor mío decía que todo esto se daba por la “escasez de inteligencia que evita tener ideas notables”, ya que su proceder viene de: ¿por qué no se me ocurrió a mí?


Y acto seguido llegan los ataques sublimizares para que no se transparenten sus propias intenciones y limitaciones. Bueno, yo no pienso que llegue a tanto, pero sin embargo no descarto ese pensamiento y lo tendré presente por si acaso “me la dan”. Mª Dolores Madrid


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.