CUENTOS Y RELATOS

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EL POTHO

Estoy muy contenta. ¡Que digo!, estoy contentísima y muy orgullosa. Fue algo que no me podía imaginar. Fui elegida. ¿Te das cuenta?. Yo ….tan poquita cosa…. Bueno; es verdad que soy poquita cosa, pero graciosa, fresquita y con esas vetas amarillas tan bonitas y ese verde tan brillante y fresco… ¡Oh, perdón! No me he presentado. Soy un potho. ¡Ah! Que no sabes…no me conoces. Pues bien, soy una planta ornamental. Las hojas de color verde manchadas de amarillo, son anchas en el nacimiento del tallo y se estrechan acabando en pico como el corazón. Mis ramas son colgantes, pero si me ponen un guión se enredan los tallos. Doy vida a la escalera de la casa de mi ama. Ella me puso en un sitio precioso del descansillo, donde entra una luz constante. Cuando se va la luz del sol y entrada la noche, se enciende una lamparita y así no me siento sola. Sol, claridad, clorofila,… por eso tengo el aspecto que tengo. Ha pasado ya un verano, mi primer verano, un otoño y también es el primero; estoy disfrutando del primer invierno, porque aquí no hace nada de frío. Pero este invierno a mi me parece especial.


Llegó la navidad y mis amos comenzaron a decorar la casa. En la escalera, que es lo que yo puedo ver, enredaron una manguera de luces en color azul. Estas luces subían de intensidad, cambiaban a intermitencias y así cuatro cambios continuos y durante toda la noche. A la mañana siguiente, veo a mi ama que me coge, me dice unos piropos y me lleva con ella; me coloca en un rinconcito de una mesa que estaba cubierta por un tapete bordado en seda, con unos motivos egipcios. Era de su madre. Al lado había un velón de bronce con cuatro luces y que brillaba mucho. Delante de mi habían unas señoras que se habían colocado por orden de estatura; todas llevaban sombrero, todas llevaban un ramo de flores; sus vestidos, cuerpos y accesorios eran de mimbre. Más adelante se encontraban doce señoritas muy menuditas. Todas llevaban el pelo recogido, y un ramo de flores. Formaban un medio círculo. Me llamó la atención algo que caía sobre mí, y vi que estaban colocando unas luces de colores y unas tiras de espumillón color rojo sobre mis hojas. Seguí observando la decoración que me ponían encima y de pronto oí llorar un bebé en la mesa. Me fijé bien y me incliné sobre el Niño para ver lo que le pasaba. A esto la Madre, María, con mucha dulzura me dijo:- No te inclines tan rápido que le haces viento al Niño y puede enfermar. -Lo siento- dije yo titubeando.


Y es verdad que lo sentía; cuando me acerqué pude ver a un precioso Niño que estaba rodeado de un aura de luz y sobre una cuna de barro. ¡Claro!, me había puesto en el Belén. José, el padre, con voz grave y armoniosa le dijo a María:- Anda Mujer, no le riñas, ¿no ves que no tenemos ni mula ni buey? ¿Quién nos dará calor y protección? Así tenemos una planta que nos ampare y nos de cobijo. -Es verdad, dijo María. Nuestro artesano era un niño cuando nos modeló,¿te acuerdas? Se llama Luis y es hijo del ama. ¿Por qué no haría la mula y el buey? -No lo se, dijo José, pero si lo que necesitamos es calor, ahora hay muchos medios para tener este rincón caliente; anda, pídeselo a su Padre que a ti te hará caso. Mira María, en esta casa hay aire acondicionado….mira, ahí vienen unos vecinos que nos traen calor en unos pucheros, y mantas para el Niño. -Ay, qué buena gente que hay aquí. -José, ¿qué te pasa?, ¿estás cansado?, preguntó María; -No, aún no, pero solo de pensar que nos vamos a tirar aquí veinticinco días, sin movernos ni para dar un paso…no sé como voy a terminar. -Anda José, apóyate en la vara y descansa un poco mientras yo velo el sueño de Jesús. Yo estaba que no cabía en mí de gozo. Lo mejor será que cuide del Belén, pensé, pues ahora yo no soy nada sin él.


-José, llamó María,¿estás despierto aún?-decía susurrando. -Si.-contestó José. -Fíjate José, los amos de la casa han dejado aquí unas viandas para nosotros. -Pues vamos a comer, porque es de bien nacidos ser agradecidos, contestó José; venga vecinos acérquense a compartir lo que hay en este cesto. -¡Qué amables! ¿verdad?, dijeron los vecinos. De pronto, María, con un pedazo de pan en la mano le preguntó a los aldeanos por qué se habían acercado hasta allí. A lo que estos contaron que habían visto una estrella encima del rosal y se acercaron a curiosear; luego vieron al Niño bañado de luz y sin pensarlo dos veces se habían quedado allí pero que si molestaban se marchaban. -No, no, quédense por favor, ustedes son muy importantes para el Belén. ¿A qué se dedican? -Somos pastores, hemos guardado las ovejas para venir hasta aquí. Una se ha separado del redil y nos ha seguido; queremos regalársela. ¿Quiere aceptárnosla, por favor? -Claro que sí, asintió María, Jesús se lo tendrá en cuenta. La señora de la casa se preparaba para abandonar la vivienda por unos días; la preocupación surgió cuando se dio cuenta de que la sala iba a quedar muy oscura, por lo que tomó la determinación de que se quedara una persiana un poco alzada, decisión que llevó a efecto mientras comentaba: la planta no se mustiará porque el Niño Jesús no consentirá que eso ocurra. Eso me emocionó.


-Pon la alarma Antonio, dijo la dueña; antes se despidió de nosotros y se marcharon. La familia del Belén quedó muy preocupada porque se quedaron solos para cuidar la casa, por otro lado estaban tranquilos porque quedaban protegidos, pero debían andar con cuidado y no moverse para que la alarma no sonase. -José, dijo María ¿crees que Jesús se acordará de esta familia y les reservará un hueco en el cielo?, fíjate, nos tienen adoración, están nuestras imágenes por todas partes: En su dormitorio, de donde hemos salido, hay un cuadro de la Patrona de Cartagena, un Sagrado Corazón aquí…y otro en un trono en la entrada, que lo he visto yo, exclamé con entusiasmo. -¡Vaya con la intrépida plantita!, pero a José no lo veo por ningún sitio. -Creo que me he visto por algún sitio. Como mi intervención fue bien acogida, pensé que podíamos entablar una relación de amistad para evitar algunas nostalgias; y de pronto le dije: -Señora, dije muy flojito, ¿puedo hacer algo por ustedes y el Niño? -Si bella planta, si; he oído en la televisión que van a bajar las temperaturas y la calefacción está apagada, así que si puedes cobijarnos con tus hojas te lo agradeceremos y no permitiremos que nunca pasas sed ni falta de color. Yo, inocentemente le pregunté:


-¡Ah!, pero saben ustedes lo de la clorofila? -Claro plantita, nosotros sabemos muchas cosas y Jesús muchas más. Pasaron los días y nuestra amistad fue creciendo y creciendo. Tanto que hicimos planes para la siguiente Navidad porque esta se estaba acabando y pronto me llevarían a mi a la escalera y a mis compañeros de Belén a su cajita, guardado todo con sumo cuidado y bien envuelto, para que no se rompa nada y puedan volver a este o a otro rincón. Fin Mª Dolores Madrid

RETRATO Era la segunda mitad del siglo XIX. Las mujeres vestían bonitos vestidos largos, con grandes adornos de encajes en la pechera; las fotografías, color sepia, se presentaban colocadas sobre un soporte en el que aparecía impreso: Tarjeta Postal con el anuncio del fotógrafo, o bien preparada para enviar a cualquier lugar del país. Cercano a Cartagena, un núcleo formado por pequeñas caseríos. Estos caseríos se mantenían de los cultivos, o aunque por su cercanía al pueblo de La Unión, también se dedicaban algunos a la minería.


Borrisén formaba parte de este pequeño núcleo del campo de Cartagena; vivían pocas familias. Dolores Martínez vivía allí con su marido y sus dos hijas. Ambos trabajaban en la Fábrica de los platos, situada en Roche, lugar cercano a Borrisén. Ella maestra pintora; él estampador. Cuando nace su primera hija, se deja el trabajo de la fábrica y queda en casa con las labores hogareñas. Pero Dolores, mujer independiente no podía estar supeditada a estas tareas, que aunque muy dignas, decía que la embrutecían y pronto montó en casa una escuela. Allí se acudían las niñas de todo el pueblo, las familias pretendían que se hicieran unas señoritas. Dolores bautizó a una de las hijas con el nombre de Brígida, de ahí que los vecinos dieron en llamarla Dolores la Brígida. Un día llegó a la única tienda de este caserío una carta para Dolores Martínez. La carta estuvo en la tienda, danzando por cajones y estanterías mucho tiempo, porque nadie sabía a quién pertenecía; estaba ennegrecida por el sobo de que había sido objeto, pues no habían encontrado aún la persona a quien habían de hacer depositaria de esta misiva, a pesar de que casi todos los días sacaba el tendero la carta y el tema. Una tarde estando ella recogiendo un encargo de cintas de seda que en tiempos había hecho al tío Anselmo, entró la Flora y le dijo al tendero: Tío Anselmo he hecho los preguntaos que usted me encomendó y no conoce nadie a Dolores Martínez; a lo que la


interesada que estaba allí contestó- porque no me has preguntado a mí, porque soy yo Dolores Martínez. Todavía alguien inocentemente le dijo ¿pues tu no eres Dolores la Brígida?- así me llamáis todos- contestópero Brígida es mi hija so zoquete, tu también deberías ir a la escuela. El voceo era la cultura de la gente de aquella época porque que no había podido adquirir conocimientos, por lo que Dolores se convertía en la persona más culta e importante del pueblo. Sabía leer y escribir. Así que Dolores les leía las cartas, Dolores se las escribía, aunque no había mucha correspondencia, y mientras sus nenas aprendían lo que podían. En la escuela, al igual que en el pueblo, abundaban los chismorreos, claro está, siempre que no estuviese delante la maestra. Dolores abría las puertas de su casa a media mañana, pues las muchachas, antes de ir a la escuela se encargaban de hacer algunas faenas en los corrales, ir al pozo, recogían los moñigos, ordeñaban las cabras; mientras los mozos iban al campo a sembrar, cavar, recolectar; todo lo que lleva consigo una cosecha. Cuando comenzaban a llegar, ella seguía aún en la cocina, pues una le llevaba una medida de leche, otra un pan recién hecho, cada día alguna niña le llevaba un presente; y mientras la maestra no llegaba a la estancia, las alumnas hablaban y hablaban sin parar. Un día, una muchacha, preguntó a Catalina por Lolita.


Catalina- Anda ¿pero es que no sabes lo que le ha pasado? Rosa- Pues no, cuenta, cuenta. Catalina- ¿Tu te acuerdas que todos los días estaba preguntándole a Mariquita qué se echaba en la cara para tenerla tan blanca y tan sedosa? Patro- Si y ella le decía que nada. Catalina- Pues, a Lolita la está curando el boticario porque se ha quedado sin piel en la cara. Rosa- Anda que no exageras nada... Catalina- Pues es verdad que yo no miento. Claro que no mientes hija(dijo la maestra), pero ¿qué pasa? ¿por qué estáis tan alborotadas? Patro (que se ha enterado de la mitad de la historia)- Es que Lolita se ha quedado sin piel en la cara. Maestra- ¿y como ha sido eso? Catalina- Déjame a mi Patro, que tu no lo sabes bien. Que Lolita, anoche, antes de acostarse se echó almidón en la cara y se la envolvió en una toalla, para tener el cutis como el de Mariquita, y esta mañana cuando ha querido desprenderse la toalla se ha arrancado parte de la piel. Maestra- ¡Jesús!. Bueno basta ya de chacharas, ahora vamos a trabajar. Y, mira que lo tengo dicho, no quiero que se hable de nadie en mi casa. Pasó el tiempo y Lolita se curó y volvió a la escuela. No le quedaba ninguna señal de lo acontecido; eso es que el boticario hizo un perfecto trabajo. Se había metido el invierno. Un invierno crudo. Las heladas nocturnas hacía que los rebaños se recogieran


pronto y los demás animales quedaran bien a cubierto Los mozos seguían yendo al campo a ayudar a sus padre y también para aprender las faenas del campo; aprenderían de sus padres y de sus abuelos. Las niñas y mozas salían temprano para recoger leña para el hogar, luego llevarían el almuerzo a los hombres de la casa que un día se encontraban en la acequia y otro en la higuera, y al siguiente donde los almendros; campo, campo y campo. Las muchachas rumoreaban que por las noches, se oían unas voces que cantaban cantos angelicales. El frío aumentó y ni el abrigo ni las mantas pudieron impedir que llegara una epidemia de gripe que dejó al pueblo entristecido y de negro. ¡Maldita sea!. Se llevó a casi todos los mayores del vecindario. Avelino, Antolín, Benancio y Anselmo el tendero; pero también se apoderó de uno más joven, el marido de la maestra; el estampador; el marido de Dolores la Brígida. El tedio se asentó en su casa. Ah.. si no se hubiera dejado la fábrica de los platos. Pagaban en monedas de oro. Quien sabe si hubieran podido entrar también sus hijas en la fábrica. Pero ya era tarde. Ahora tenemos que salir adelante. Repobló su pequeño jardín con productos de primera necesidad para el consumo diario; cosía ropa a cambio de comida. Volvió a recobrar su actividad habitual con sus clases matinales. La maestra iba de luto riguroso, las hijas totalmente de negro. Las demás niñas no se asombraban de nada; entonces no se libraba del luto ni


el gato cuando se moría un familiar; ese era tema de conversación muy común: Muchacha- La madre de Iluminada estuvo siete veces a punto de morirse. La Ilu se compró ropa negra y la mortaja para su madre. Todo negro. Ella todos los días se vestía de luto por si acaso se moría; para que no le pillase de color. Cuando pasaron los seis meses, esas ropas negras se le rompieron y compró otras. Estaba tan convencida de que su madre ya no se moría que se vistió de colorao; y así todos los días. Poco tiempo después murió su madre y como no tenía dinero para los vestidos negros tubo de ir al funeral de rojo. Todo el pueblo se apartó de ella para reírse mejor. Ella se excusó diciendo que a su madre no le gustaba verla de negro, por eso iba de colorao. Maestra- Bueno, ya estamos de critiqueos. Y ahora a quién le a tocado. Niña- A Iluminada. Maestra- No sé de lo que se trata, pero ¿acaso sabéis bien los números o el abecedario?, pues eso es lo que tenéis que repasar. Ya sabéis que no me gusta que habléis de nadie en mi presencia. De otras aldeas cercanas comenzaron a visitar este rincón para festejar a las muchachas. Llegaban mozos de buena ley y otros de reputación dudosa. Las rondaban ante las rejas y ellas le daban palique; cuando llevaban mucho tiempo y el mozo se encariñaba, hablaba con el padre y le pedía permiso para galantearla; entonces se podían ver bajo la parra


del patio con la compañía de la carabina; normalmente era la madre o la abuela. Era muy difícil despistar a las carabinas, pero algunos lo conseguían con algún merengue o algunos barquillos. Aprovechando este barullo de la aldea, los amigos de lo ajeno intentaban sacar tajada; para ello se hicieron amigos de los mozos de casa para conocer dónde había algo que rapiñar. Los muchachos de Borrisén estaban algo disgustados porque las mozas del lugar parloteaban con los vecinos y no con ellos. Así que pensaron gastarle una broma. Todos los mozos de Borrisén sabían que Dolores la Brígida no se arredraba por nada ni por nadie, a pesar de su viudedad. Como estaban celosos porque no habían conseguido ellos lo que sus vecinos, tramaron en mandar a estos maletas a casa de Dolores la Brígida, alegando que tenía un calcetín lleno de monedas de oro; que las guardaba debajo de una losa delante de la ventana de su dormitorio, y que se acostaba temprano Los muchachos sabían como se las gastaba la buena mujer, pues las bromas pesadas no eran de su agrado. Era la fiesta de la Cruz de Mayo, y en todas las casas habían colocado su altar con la cruz. Había concurso y se llevaría una banda el altar más bonito. En la decoración del año siguiente debía constar el nombramiento colocando la banda en su decoración.


Dolores, llevaba dos cintas de años anteriores y aspiraba a la tercera. Durante todo el día hubo festejo, música de los romeros, también baile, vino y comida, mucha comida. Las caras nuevas se dejaban ver por el lugar, pero no hacía sospechar a nadie que llevaban un fin. Dolores había colocado el altar bajo la ventana de su dormitorio, y eso causó malestar a los visitantes malintencionados. Pero decidieron no perder la oportunidad, una viuda con dos niñas, estaba fácil, muy fácil; así que esperaron a que todo el pueblo se retirara a descansar para dar comienzo a la tarea que les había traído a Borrisén: llevarse el botín de oro de casa de la viuda Dolores. ¿Cómo acaba este cuento? - Este cuento puede acabar como tu quieras, solo hay que elegir una de las dos opciones. OPCION 1ª Los mozos avisan a Dolores, con lo cual ella les prepara el calcetín lleno de piedras planas lo coloca en el lugar acordado por los mozos. Cuando llegan, ella les estaba espiando, se metieron debajo del altar para sacarlo de la losa. Antes de que desataran el calcetín, Dolores hizo ruido para alertarlos y que se marcharan con el calcetín a cuestas, pues lo rellenó mucho y pesaba bastante. Salieron a toda prisa arrastrando consigo un par de macetas que tenía en la puerta, armando tal estruendo


que no tuvo más remedio que asomarse a la ventana y preguntar ¿Quién anda ahí?. Nadie respondió, pero no anduvieron mucho en su escapada, pues dos carabineros con una sonrisa burlona, de oreja a oreja les esperaban, les quitaron el botín y los acompañaron a su caserío con la prohibición de que se acercaran a Borrisén en los próximos cincuenta años. Nunca llegaron a enterarse que dentro habían piedras en vez de monedas de oro. OPCION 2ª Estos mozos, los amigos de lo ajeno, se colocaron frente a una ventana al lado de la de Dolores. - Esta debe ser la habitación de las niñas, vamos a cantarle una nana mientras tu buscas el calcetín. Así lo hicieron. NANA: Duérmete niña, duérmete ya, si no te duermes me van a pillar. Duérmete niña, duérmete ya, que el calcetín para mi será. Dolores, que aún no dormía, se levantó con mucho sigilo, puso el oído alerta y volvió a escuchar lo que cantaban. Se dirigió a la entrada de la casa y la descolgó. Le pasó la mano fríamente y se dirigió con mucha entereza a la ventana que estaban rondando. La abrió con firmeza, y con igual firmeza apoyó el arma de acero brillante sobre la reja acompañándole de una invitación a marcharse inmediatamente o se vería obligada a hacer uso del arma que estaban viendo y oyendo rechinar entre los hierros.


Los muchachos pusieron pies en polvorosa, arrastrando en su correr todo cuanto se les puso en su camino. Tres kilómetros hicieron sin parar, pues allí encontraron el mantel del altar. Lo encontraron porque siguieron un rastro marroncillo Lo que no supieron nunca es que no se trataba de un arma de fuego sino de la llave de la puerta de su casa. Mª Dolores Madrid

CUENTO DE REYES MAGOS En un lugar sin nombre, que son los únicos donde no llega la civilización, se llevaba a cabo el lanzamiento de un cohete. Este cohete había sido adquirido por la A.R.R.M.M.p.d.d.6E(Asociación de Reyes Magos para la defensa del día 6 de Enero). Tras la derrota, en años anteriores, ante sus competidores: Papá Noel, Santa Claus, que se adelantaron como lo vienen haciendo año tras año, con la excusa de que así tienen los niños más tiempo para jugar....la A.R.R.M.M. ha elaborado una campaña minuciosamente preparada con un Slogan que dice: Día de Reyes, 6 de Enero; tu juguete, por cohete lo serviremos, tus fieles Melchor, Gaspar y Baltasar. El cohete llevaba escrito, con letras bien grandes, REYES MAGOS, 6 E. Como decía, llegó el día en que los pasajeros iban a hacer sus desplazamientos cambiando la tradición:” Hay que actualizarse y dar uso adecuado a las


tecnologíasy al progreso”,- decía el más veterano de ellos que era Melchor. Todo estaba preparado cuando llegó el pasaje. Cargaron los camellos, los camelleros y juguetes a montón. Luego subieron los tres Reyes Magos, que después de sus saludos reales, mantuvieron una breve conversación de cortesía. ¿ De donde vienes, Melchor?- De Mangania, hace un frío allí que deseaba salir cuanto antes para calentarme repartiendo alegrías. ¿Y tu Gaspar? – Yo de Saturnica. Espero que me manden este año otra vez allí porque vivo como un rey. Baltasar ¿y tu?. – Pues he hecho un viaje de tornado y vengo todo magullado, empolvado y quitándome restos de lodo, bolsas de plástico, tejas y hasta una bufanda que, por cierto, me ha venido muy bien y esa no me la he quitado. Todos estos lugares se escapan de nuestros conocimientos en nuestra corteza terrestre. Cuando subieron a la nave y después de colocarse los cinturones de seguridad, tuvieron un problema, los técnicos no habían previsto que los camellos hacen una montaña al defecar. Avisaron a la sala de control y rápidamente los químicos que eran muy expertos, pidieron una muestra de excremento de camello y elaboraron un producto líquido que puesto en el sitio justo donde iban a obrar desaparecería instantáneamente. Solo tenía un pequeño defecto, dada la premura de su elaboración, que no les había dado tiempo de fabricar más cantidad, y que la cantidad que


llevaban caducaría a las veinticuatro horas y llevaban una de retraso. Sus Majestades los R.R.M.M. se estaban impacientando y la tripulación les entregó unos folletos explicativos del recorrido a todo color y normas para caso de emergencia. A la hora “E”, la nave, después de calentar sus motores salió disparada al espacio hacia la galaxia que guarda con mucho celo a la ESTRELLA de ORIENTE. La ESTRELLA, también calentaba sus motores y faltaban diez minutos para la cuenta atrás; la carga aún no había subido a bordo.. Este viaje piloto, si llegaba a feliz termino, sería el precursor de otros muchos, marcando un hito en la historia de la ESTRELLA de ORIENTE y en la historia de la humanidad, comenzando para ello en el año 2000. Todas las estrellas menores permanecían atentos a la llegada de la nave de Sus Majestades, la denominada R M 6 E. De pronto la Osa mayor, a través del satélite HispaMag, dio el aviso: La nave R.M. 6 E se acerca. -Sala de control, sala de control, la R.M.6E llegara a su posición de acercamiento a las 20h. 2’ 4’’ hora inter-estelar. Preparada la nave nodriza para el traslado de sus ocupantes. – Cambio y corto. Aquí sala de control, mensaje recibido, cambio y corto hasta nueva orden. Mientras, dentro de la nave:


_ Baltasar eres un trampas. Te crees que porque llevas unos diamantes eres el rey del mundo. Pues mira, mira mis cartas, yo gano esta vez y me quedo con todos vuestros regalos. Melchor, que vamos a hacer nosotros si no entregamos regalos; por favor danos la revancha, ya que hay una prohibición de juego en la ESTRELLA de ORIENTE. _ Habla el capitán, preparense para el desembarco. Los animales y los juguetes primero. _ Gaspar, Baltasar, lo siento, os jugasteis los juguetes y perdisteis. Otro año será _ Muy ingenioso Melchor, muy ingenioso. Ya en LA ESTRELLA de ORIENTE, Melchor preguntó que clase de regalos les habían pedido los niños. Ambos coincidieron en que este año los niños, quizá influenciados por la publicidad televisiva, se habían cargado de agresividad. Esto no lo habían previsto con antelación, porque muchos niños se deciden a escribir sus cartas en el último momento. _ “Según me ha dicho el paje del Cartero Real que en Cartagena algunos niños escribieron sus cartas allí mismo, apoyados en el banco que había al lado del sillón Real. _ ¿Tenéis a la mano vuestras herramientas para efectuar la transformación de los juguetes? __ Claro, eso no se nos puede olvidar, - contestaron Gaspar y Baltasar. Y con el lema de “NO violencia”, comenzaron su trabajo. Estaban cansados y apunto de desfallecer y aún le quedaba un compartimento por repasar. _ Yo ya me siento muy viejo y cansado, no voy a poder continuar. _ Yo tambien, pero que os parece si


echamos mano a nuestra condición de MAGOS y así estaremos más despiertos para hacer las entregas?. –La respuesta fue unánime Ya habían hecho las reconversiones, y de pronto pensaron ¿qué dirán los niños cuando vean que no tienen lo que habían pedido, y que ya no tienen armas para luchar? _ Pues es verdad, qué haremos. _ Le daremos un mensaje con cada regalo. _ Está bien pero cual. _”¿No a las armas por la paz del mundo?”. _”¿No a las guerras?”. _”¿No a las armas por los niños de la guerra?”. _Bla, bla, bla... los niños están cansados de que todos los que les rodean le prohiban cosas _ A los niños les gusta ser felices y se sienten contentos consigo mismo si hacen cosas buenas a los demás. _Le diremos, Niño, tu eres el héroe que esperamos; las guerras serán abrazos y la paz existirá siempre y saltará de alegría de país en país, como las mariposas que vuelan de flor en flor. Utiliza esta nueva arma que te enviamos y que no daña, y construye el mundo que todos deseamos encontrar. _Muy largo... _Si, pero lo enviaremos como manual de instrucciones con cada juguete. Todo este trabajo le corresponde a Melchor que ha sido el ganador. _Este año 2000 me siento generoso con vosotros. Podéis recuperar vuestros juguetes.


_Habla el capitán, entramos en España, primer descenso Plaza Cibeles. _¡Oh! No, no, capitán, lo nuestro es la Plaza de Oriente. Capitán, ¿Cuánto tiempo tenemos? _Aquí el capitán, disponemos de 10 minutos interestelares en cada ciudad, Majestad. _Majestades, la comunidad de Murcia dice que cuando llegarán, que están todos los niños esperando su llegada. _Capitán, están en tercer lugar...Ud. sabe mejor el tiempo que se tarda, dígales lo que crea conveniente. _Al habla ESTRELLA de ORIENTE con la comunidad de Murcia. _Comunidad de Murcia a la escucha. _La nave llegará en media hora y necesitará repostar agua salada. ¿Hay algún punto cercano? _CoMurcia al habla, en la carta de navegación, al sureste de la Comunidad y cercano a la Ciudad de Cartagena podrán observar tres puntos donde poder repostar: En primer lugar encontrará el Mar Menor, amplias aguas pacíficas; en segundo lugar, el puerto de Cartagena, una bahía recogida y al amparo de todos los vientos y mareas; y por último y siguiendo la costa encontrará las aguas transparentes y bravas de Mazarrón. _Conforme Comurcia, cambio y corto. _Gaspar, ¿vas tachando en la lista los sitios visitados? _Yo no, lo está haciendo Bal....tasar , trae aquí camello glotón(sacando de la boca del camello la lista de los encargos de los niños y desplegando con la mano el folio).


_Ya está tachado. Ya nos toca CoMurcia y veremos esos mares que serán como un jardín con lago. ¿podríamos pasar por los tres lugares? ¿Podríamos capitán? _Al habla el capitán, de momento vararemos en el Mar Menor para repostar: _Gaspar, me siento mucho más relajado que otros años y ya hemos hecho tres entregas. _Es porque los niños a pesar de dar mucho trabajo, también reparten mucha ilusión. Yo no podría vivir sin los niños. Así pasaron la noche de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad llevando alegrías, sueños, entusiasmo y esperanza. El día 6 de Enero del año 2000 Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente se sentían satisfechos, porque, desde arriba muy arriba oían los gritos de sorpresa, la alegría y las risas de sus siempre amigos los niños. _Oye Melchor, tu fuiste niño? _Creo que si, pero hace tantos años que ya ni me acuerdo. _Y a nosotros nos jubilarán? _Anda disfruta y no pienses en eso. _Amigos nos veremos el siglo que viene. _A sus Majestades los Reyes Magos, les habla el Capitán. _Les oímos Capitán. _Ha llegado de la ciudad de Cartagena, y de todos los pueblos limítrofes de la comunidad de Murcia un Fax para sus Majestades.


_¿Bueno, y qué dice? _Es un contrato indefinido con sus Majestades para que utilicen el mismo sistema que este año 2000 que ha resultado ser un total éxito. _Habla el Capitán, no se retiren de la escucha que el Fax no para de recibir mensajes de contratos y de agradecimiento para sus Majestades. Acaba de llegar el mensaje de un niño que dice “Gracias mi Rey, hasta siempre”. Las lágrimas de emoción de los tres Reyes cayeron tan abundantes en la mejilla de los niños que muchos se despertaron gritando, ”Mamá, voy a ver que me han traído los Reyes”. Mª Dolores Madrid

AQUÉL NIÑICO Era alto, demacrado, con la convicción en sus ojos de que aquello que hacía era lo correcto y estuviese en posesión del poder y de la verdad. Aquél niñico no sonreía, su cara era crápula, enjuta, como si algo grave estuviera ocurriendo en su cabeza. Un tiempo atrás, salía de casa con los libros en la cartera, cantando y jugando tras una pelota de papel que él mismo improvisaba.


Sus padres nunca le veían estudiar, sin embargo llevaba todas las asignaturas aprobadas con buenas notas. En casa notaron sus cambios de humor y su gesto un tanto ausente, y esa delgadez.... Creyeron que estaba enfermo y le llevaron a un médico que le hizo un montón de pruebas hasta que le dieron a los padres el diagnostico: Terror. Este chico que se movía entre sus compañeros como un alma en pena, estaba asustado, tenía MIEDOS; miedo a subirse en el autobús, miedo a caerse por las escaleras, a quemarse con una cerilla, a caer enfermo, a las inyecciones, a....a....a... Los padres estaban asombrados porque jamás pensaron que eso pudiese ser una enfermedad, y que además tuviese tratamiento. Este tratamiento consistía en una terapia de choque para luego continuar con un seguimiento continuado. A sus trece años, Armando, tenía que asistir, junto con su familia al completo a una terapia en la consulta de su sicóloga. En esas terapias salió a relucir que de pequeño por un problema de salud, Armando estuvo super-protegido. Esa protección enfermiza había ocasionado tremendas secuelas traumáticas en su mente hasta no querer hacer nada por no lesionarse. La sicóloga le ponía una actividad a desarrollar en una semana cada día hasta que formase parte de él dentro de las rutinas de cada día. Una vez que pasó la primera fase con brillantez dio comienzo la segunda que barruntaba ser más peliaguda. En primer lugar le dio a elegir entre una asignatura de entre las que mejor le fuera para dejar de


estudiarla y así poder enfrentarse al temor de que le bajaran la nota o le suspendieran. Después Sus días transcurrían en la calle, con una mochila a la espalda como si fuese un colegial. ........................................................................................ ..... Todos los días, el parque de Juan XXIII, se llenaba de hombres, mujeres y niños paseando a sus perros y adiestrándole a utilizar el pipican que recientemente había instalado el Ayuntamiento de la ciudad. Los perritos eran reacios a utilizar dicho elemento pero los amos insistían una y otra vez. Curro fue el primero en atreverse a entrar, algo que causó sensación en los demás que se quedaron observando; acto seguido los demás le imitaron. Desde entonces sus dueños supieron que Curro era el líder de los perros. Cada fin de semana el grupo se dividió en dos subgrupos : uno que lo formaban los amos y el otro la especie canina. Cuando llegaban les daban rienda suelta se desprendían de las correas y se ponían a jugar. Jorge y Ani llegaban siempre juntos pues eran vecinos, y se ponían a comentar avances de sus mascotas; conforme iban llegando se iban incorporando a la conversación resultando muy entusiasta.


De pronto a María le llamó la atención que Curro y Pinky son dos perritos que viven en cautividad, aunque están tan bien adiestrados que salen de casa solos a pasear. Su itinerario es el parque; allí se dan cita con el resto de la pandilla: Lala, Coco, Pity y Riki,(poner la clase de perros que son y si tienen pedigrí) todos ellos muy bien aseados, uñas recortadas, pelo cepillado y oliendo a la colonia que caracteriza a este grupo (Los locos ecologistas). Los amos de Los locos ecologistas formaron un Club con ese nombre y se pusieron el reto de entrenar a estos perros basándose en unos estatutos o normas que ellos mismos habían redactado. Al principio Curro y Pinky que eran vecinos protestaban mucho, y consiguieron que los demás lo hicieran también. Se negaban a obedecer boicoteando todas las instrucciones. Los amos lo tenían difícil, pero con su constancia esperaban que pronto cambiaran de opinión. Todos los sábados y domingos se reunían en el parque de la ciudad. Un parque muy bonito, verde el suelo, verdes sus árboles con distintas tonalidades, campanillas, madreselvas, pensamientos, heliotropos, todos los colores del arco iris o de la paleta de un pintor estaban sobre los parterres repartidos con gracia. No muy lejos de allí existía un pipican. Con mucha paciencia y con la misma constancia


Este grupo es de una casta de élite, destacan en todo Como tienen por costumbre se sientan en el césped, bajo un gran árbol, para disfrutar del frescor de la sombra y comenzar una tertulia que habitualmente acaba en debate. Mª Dolores Madrid

LA BODA

Muy de mañana, Milagros, se dirigió a casa de su suegro, con la idea dasearle el baño, ordenarle la ropa y repasarle la despensa. Le acompañaba su marido, que le iba a ayudar en dicha tarea. Apartaron la ropa sucia, la metieron en bolsas y repasaron los alimentos que tenía por si alguno estaba caducado. Un bote de tomate y un paquete de arroz brillante, en caja, fue lo que tenia en desuso. Derechos al contenedor se dirigieron, y con la bolsa en la boca, Milagros se acordó que al día siguiente había de


asistir a una boda. Ya esta, se llevaría ese arroz. Milagros, siempre con su paquete de arroz en la mano, cubierto por un bonito chal, pasó todo el momento de la ceremonia. Todo fue muy brillante. El novio muy elegante, la madrina con mantilla, la novia parecía sacada de un cuento de hadas, el padrino orgulloso de su hija y la madre de la novia emocionada; hasta los abuelos estaban embobados viendo a su nieta. Llegó la sesión de fotos en la Iglesia y Milagros salió fuera para coger buen ángulo de tiro. Mientras, en el interior, el novio por encargo del sacerdote recordó a los asistentes y daba las gracias por no tirar arroz, ni copas, ni cohetes. Dicho esto comenzaron las fotos con unos familiares, con otros y así sin demorar demasiado la estancia dentro de la Iglesia pues después había una Misa. La salida de los novios era de lo más esperado por Milagros, que sin dar tregua y desconociendo la advertencia del novio lanzó su primer tiro ante las protestas de los invitados que salieron corriendo hasta traspasar las rejas del pórtico. Allí se pusieron histéricas todas


las personas que les había caído arroz, pues estaba lleno de cucos y se les había metido hasta por el peinado. Todos se fueron al hospital, porque picaba. Al escándalo salió el sacerdote que se encontró con Milagros sola en las escalinatas y todo lleno de arroz. El sacerdote le dio una cosa que no se le olvidará jamás, una escoba para barrer ese arroz, porque a esa hora van muchas personas mayores y no puede permitir que se le caiga ninguna. Ya en el hospital, a los novios y a todos los invitados los vieron a la vez, pues se trataba de lo mismo. El doctor les mandó sin más dilación a unas cámaras de desinsectación. Todos recibieron unas duchas de agua con producto antipiojo, primero y después un lavado, pasando posteriormente por el secado. El fotógrafo estaba esperando con mucha paciencia a que salieran del hospital. Mientras Milagros barría y barría. Allí se reunió todo el cuerpo de noticias de la ciudad, pues no que rían perderse el humor que sacarían después de pasar por la medicina. Lo que no sabían era lo que había ocurrido dentro.


Con los brazos caídos, sin sonrisa y sin ganas de respuestas salieron uno a uno, cabizbajos, con las ropas arrugadas, algunas encogidas. El velo de la novia parecía un pompón. Todos tenían ganas de llorar, se había arruinado todo su atuendo, pero cuando se miraron unos a otros comenzaron a reírse y se dirigieron al Jardín Botánico, lugar donde era la celebración. Ya no daba tiempo de hacer las fotos proyectadas. Cuando hicieron acto de presencia en el restaurante, les esperaba un grupo de camareras en el coctel de bienvenida; las chicas se mordieron los labios hasta sangrar. La espectación que causaron en el comedor fue de impacto, pero al verles sonrientes comenzaron a hacer su trabajo. Todo comenzó con mucha naturalidad, faltaba un sitio por ocupar. ¿Dónde esta Milagros? Llegó muy apresurada. Fue recibida con una ola impresionante, un abucheo y un fuera. Y allí me quedé, esperando a mi marido y a mi hijo. Vaya boda de mi sobrino,


se la arruinĂŠ, barrĂ­ y no pude entrar al convite. No te lleves nunca arroz. ÂĄAh, se me olvidaba!, Milagros soy yo.


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