Qmc magacine junio 2013

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ESPERA

No existe el minuto siguiente, Es tu caminar, tu voz Lo que hace la hora exacta La vida no espera Es la chispa que se dispara Sin ir a tu encuentro Solo existe el momento fiel Del segundo en un beso. En un suspiro te preguntas Si todo est谩 en orden Te das cuenta que apenas empiezas Y no puedes ver el camino No hay luna Y tu estrella se apag贸

IRENE ANGEL AGUDELO (DERECHOS RESERVADOS)


Has perdido la emoción por lo mejor que hay en ti. La has asfixiado y la matas allí donde la ves en los demás. Einstein decía: “Lo más hermoso que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos.” Hoy, mis queridos lectores voy a tratar un tema que no está de moda: El misticismo. Sin él, el hombre no puede lograr nada. Es esa noche oscura por la cual pasa el alma para llegar a la divina luz, como decía San Juan de la Cruz. Descaso del interior, como si el cuerpo fuese un carruaje en el que viaja. Alma que vive iluminada, siempre absorta en la dicha suprema. R.D. Laing (1927-1989) nos comentaba en “La política de la experiencia. El ave del paraíso”, que los místicos y los esquizofrénicos se hallan inmersos en el mismo océano, pero los místicos nadan mientras que los esquizofrénico se ahogan. Pero, ¿qué es el misticismo? ¿Una disposición interna como medio para acercase a ese Ente Superior donde el hombre se aferra en sus creencias a causa de ese miedo a lo desconocido? Le hemos llamado Dios, queremos acercarnos a ese Cielo, a ese Nirvana… palabras difíciles para decir que todo ello goza ya en nuestro interior. Florence Nightingale nos dice: “El Cielo no es un lugar ni un momento.” Entro en ese mundo de dualidades que la filosofía me arrastra en un intento de observar ese arte de unión con la realidad, de intentar alcanzarla. No les voy a marear mucho más con mis pobres divagaciones, pero les diré porqué hoy he rozado este tema tan profundo. Hace unos días, una persona muy especial, me hizo llegar una libreta llena de escritos para que le ayudara a mostrarlos al mundo. En una primera mirada, acostumbrada a la lectura de “nobles” letras, me sorprendió la forma propia de una persona con poca cultura. Poco a poco, fui dándome cuenta de que me hallaba con algo delicado, diferente. Algo, que muchos considerarían una basura, pero eran escritos que recordaban a la expresión de los típicos místicos del pasado. La autora, María José Afanador, fue capaz de hacer de espejo con sus letras a mi alma, y quienes sepan leer desde el interior, encontrarán mensajes que pueden sorprenderles. Letras sencillas que cantan una música con un ritmo distinto al que estamos acostumbrados. Según la autora, inspirados por seres celestiales, de luz, por el Arcángel Gabriel. Yo, no voy a cuestionar nada de ello, y sí respetarlo. Respeto que pido también a todos aquellos que lean esto. Aquí les muestro uno de los mensajes que la autora me ha permitido transcribir.


María José Afanador es una mujer que no cesa de sorprender y te sumerge dentro de visiones y formas nuevas de percibir la existencia. De una vida azarosa y llena de momentos muy difíciles y duros, sorprende la alegría que emana de su interior. Esas chispas que brillan en sus ojos como queriendo salirse el alma del interior. Si buscas paz, siéntate a su lado y escúchala. Y ahí tenemos a nuestra autora, envuelta en un misticismo en el que escucha las voces de su interior, de sus maestros y como bien dice de su Arcángel Gabriel que le da la luz y el amor Divino para transmitir unas sencillas letras cargadas de esperanza para la humanidad. Hace de canal conductor para esa oscuridad en la que la mayoría de las personas vivimos. Crea, a través de la iluminación de sus Guías Celestiales, nuevas oraciones, alabanzas gloriosas a Dios. Es una invitación a la oración en un mundo que palidece, lleno de personas lentas y grises, cuyas mentes apagas y ciegas, se esconden entre la materialidad que les rodea.


La luz que envuelve a esta extraordinaria persona, es su escudo y arma para defenderse de una sociedad que no ve con buenos ojos la audacia de una mujer inteligente y lúcida, intentando transitar por sendas reservadas a los grandes Maestros y Místicos de la historia. No necesita, pisar el suelo de sus guías… ellos hablan a través de su pluma, en ese lenguaje sencillo de la hortelana. Estimado lector, espero que pronto, alguna Editorial ayude a sacar ese libro que inspirados desde lo Elevado, llegará a tus manos. Ahí lo deja para que cada cual saque sus propias conclusiones. No mires la forma de expresar y no olvides las circunstancias tan especiales de una sencilla mujer que no tuvo la oportunidad de tener grandes estudios, pero sí valores y dones, los cuales pueden ser negados y también ensalzados. “Desde la Gracia” es un libro que sin haber nacido todavía, está preparando por sí solo la entrada en los corazones. María José sólo da lo poco que tiene desde la soledad en una pobre casa de apeos de huerta, con las paredes cubiertas de cuadros pintados por ella y rodeada de animales. Sustento que la tierra le regala con ese saber trabajar y un cerebro sano.

Así Dios elige a sus almas más queridas. Su obra, es amplia e inagotable sin tener excesivas páginas. Forma parte del Universo, del Infinito, de lo Intangible, del Gran Verbo. En ella, no puede evitar expresar el profundo amor que siente por su familia. Es sorprendente leer los mensajes a sus hijos. Busquen lo profundo, la sencillez, el amor de Dios y no miren el léxico, las expresiones lingüísticas, los errores de escritura… observen la esencia.

Gracias. María José Afanador por entregar al mundo las siglas doradas que te dieron. Esperanza y Amor para todos.

Y como estamos dentro de la página que QMC me cede para mostrar mi poesía, en honor a tan gentil persona y a todos los que me leen, les dedico el siguiente poema que da nombre al próximo libro que voy a presentar el día 28 de junio en la librería “Leolibreria” de Valencia (España).


EL QUINTO CANTO Autora: Ana María Lorenzo

Si me viste con el rostro inclinado, no es que mis pies mirara. Prestaba los oídos, a murmullos de cantos. Si viste una espalda apoyada, era la debilidad que al tronco buscaba, allá donde el espino pinchaba, en el acantilado. Viajaba como en un sueño, más y más lejos… por aquel espacio de azul cielo en busca de espigas doradas.

Y entre pétalos y somnolencia, escuché un bello canto. Voz masculina, impaciente; exultante y cortejante. Caminaba entre las olas, como pastor con sus ovejas. Entonces, en un instante, sentí perder el control. Una segunda voz cantaba. Femenina pureza de maliciosa condición.

Notaba que el cuerpo se volvía pesado, el aire que respiraba denso, y cada vez el sonido era más alto con entonaciones sagradas.

Eco de un Cantar de los Cantares. Tiré de mi misma, casi al borde de la inconsciencia. Equilibrio que frenó la roca. Puñal de plateado filo, sujetaban los dedos.

Flor de loto acompasaba flotando en brumosas aguas. Perdí la rosa blanca del alma, ahí sentada, acunada por el viento.

Allí, amor, te vi caído. Desmembrado tu cuerpo, con el corazón herido. Y un tercer canto, sonó al momento.

Miré atrás de pena. Tristeza no contaminada. La luz me besaba y las hojas del árbol crepitaban con mi llanto.

Goce amoroso y místico. Texto sacro de alegoría profunda. Ven alma de flor dañada. Lenguaje de un ser que te llama. Carne de amor divino que se entrega a tu tonada.


Gaviotas sorteando las nubes, bajo todos los soles del mundo. “Dios mío, exclamé hacia mí misma, ten piedad de mi.” Y caí de rodillas. Plumas de oro cruzaban una luminosidad purpurea de colores de alboradas, cuando sonó el cuarto canto.

Poema llevado a vídeo en Youtube. http://www.youtube.com/watch?v=DltY 5QUVkPw

Mi amado es blanco y cano, quedó dormido en sus recuerdos. De los oscuros ojos, lágrimas humilladas por tantos remiendos. Al pronto la voz que entonaba, se hizo lluvia atravesada. Sonidos del agua que gritaba: ¡Vive! Después nada. Y a pesar de tantas pruebas, a ti poesía me agarro cuando escucho el quinto canto. Como centellas del universo, la voz más alta y más bella. Y en pico de plata cantan alabanzas negro turpial, ruiseñor, y cuando no la paraulata. Aves que cantan mejor que el árbol donde me recuesto cansada. Me conociste y no pudiste estar conmigo. Mi paso y mi mirada, jamás están perdidos. Así como hoja tierna, a tus aires me entrego, si quieres tener mi mano, yo te la doy, espero. Al instante, Ave Fénix resurgiendo de la opresión de su propio canto. Árbol, acantilado, mar y abovedado celeste, mirando.

Nota: Las fotos, salvo las personales, son bajadas de imágenes de Google en Internet


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EL REGRESO DE ALFONSINA (Dedicada a Alfonsina Storni)

En la tumba de peces anclé mi espíritu como la sombra del viento se aferra a los cabellos de Dios. Abrazo con la tempestad los secretos de mi niño. Desde mis senos de agua él nace infinitamente. El mar vacío de muerte me devuelve, y como un pulpo solitario regreso con mi corazón invisible. Fugada, atalaya de nubes soy; en la Tierra me espera el pegaso de sal sus crines del tiempo encadenan mi llegada. Voy escribiendo cien poemas naciendo cien vidas y caigo sobre mi anciano hijo como un barrilete del mar como un barrilete del cielo…


AMOR SUBLIME

Elsa A. Magraht

En el torbellino de mis pensamientos, aparece tu rostro en la retina de mis ojos. Varonil semblante de hombre cabal, honesto y noble. Como roble fuerte que no se doblega ante nada. Llenas mi coraz贸n con tus acciones claras y tranquilas. Iluminaste mi vida con tus sonrisas y tus besos que incendiaron mi ser, con un fuego abrasador que hace que me doblegue 隆Ante tu amor!


LA FRIALDAD EN LA TECNOLOGIA. Elsa A. Magraht

Todo comenzó una tarde de sol en otoño, cuando Laura decidió ver a su grupo de amigos, en el lugar de siempre, un bolichito viejo con olor a humedad, paredes con ladrillo a la vista, mesas redondas y con sillas de madera, ambas de color cedro. Para compartir un rato con ellos y conversar. A los poco minutos de estar juntos y apenas saludarnos se sentía disgustada. La tecnología los había ganado, Laura recibía mensajes de texto de los amigos que estaban enfrente a ella, en vez de conversar. Sus años sin estar allí en la ciudad por haber ido al campo de sus tíos, ¿los había cambiado con respecto a ella? O ¿era el uso del celular como intermediario de una conversación? No entendía este nuevo fenómeno, solo observaba el aislamiento de cada uno, a pesar de que estaban en un grupo. No le agradó el vacío que sintió en ese momento, la desilusionó y sin dar mucha explicación, volvió a su casa. Al llegar se puso cómoda y tomó su libro para leer y despejar su mente, pero no lo logró. Sin darse cuenta, ella también recurrió a la tecnología, su PC para chatear con alguien. Estaba de acuerdo debido a los tiempos que corrían, en que La Red servía para comunicarse con amigos y familiares que se encontraran quizás en otras ciudades o países. Mientras miraba en la red social quién estaba, su mente comenzó a viajar en el recuerdo, cuando se reunían para compartir vivencias. Ahora era todo más frío, parecía que nadie o casi nadie tenían interés en el encuentro y platicar mirándose a los ojos. Ya, no era lo mismo, la magia de interpretar el lenguaje del cuerpo, cada día era menor, y no se sentía esa alegría al reunirse o al darse un abrazo; todo era pura imaginación. Que con el tiempo se iba aumentando. Recibía como amistad, personas de otras ciudades o países, algunas sinceras y al transcurrir algunos años y mantener la comunicación, se observaban honestas. Otras se escudaban en el anonimato y algunas en la mentira. Hay de todo como en “la vida real”. Ella continuaba percatándose de las distintas circunstancias y a la vez contradictorias, el hecho de tener que reemplazar un contacto físico, un abrazo, un beso, una plática con algo tan frío, como el adelanto de la tecnología. ¡Laura consideraba esta realidad muy absurda!


A ESA VISITA Ana María Lorenzo

El cielo abrió una enredadera malva en aquella esquina de la casa, tapando las humedades y grietas. Calas bajo la ventana y a lo lejos un pequeño lago con cisnes blancos.

Hacia mi caminaba, con ondulados pasos. Su piel cetrina de ojeras largas pegada a su calavera. En la mano una guadaña.

Prematuras sellan su presencia. Fría me quedé ante ella. Me miró por un instante. Me pesó, me calculó…

Bajó sus cuencas de acero con una mirada al suelo. Filo que sentí en mi alma; osadía de la enredadera que aprisionó la herramienta.


Vertical rayo bajó del cielo. Iluminó los cristales de la ventana, rebotó en perfiles entre las calas,

y al pronto, un cisne volando. Aristocrática Muerte que a mi viniste, aire distraído trajiste, pues no te diste cuenta que no era ese el instante.

Con paso lento y boca muda, se alejó con sus mecidos andares y arrastrada doladera.




RECUERDOS DE FAMILIA

Mónica Barraco Amigo Continuación

DÍA DOS Ayer pasamos todo el día en un monte cerrado, Bernardo, mi prometido esta herido, tiene una cuchillada en el costado y un golpe en el hombro que se hizo al caerse del caballo cuando lo hirieron, en esa cruel y sangrienta batalla murieron más de trescientos hermanos, porque eso es lo que son. Bernardo y José María peleando por los farrapos y papá y Tomasiño por los imperiales, familia, amigos, hermanos peleando, los nuestros no llegaron a encontrarse frente a frente sino hubieran estado obligados a matarse entre si. Todo eso queda atrás, mamá se queja de todo, todo el tiempo, por suerte tiene a la pobre Ceferina que la aguanta y todavía, la quiere. Ceferina se casó en casa, con Juan de Dios, un negro bueno como el pan y fiel como pocos, se crió con papá y hoy es un negro libre. Se quedó a trabajar con nosotros porque nos quiere igual que nosotros a él, el año pasado les nació Ciriaco negrito pícaro y comprador. El día se hace largo muy largo, lo bueno es que tuve mucho tiempo para estar con Bernardo. Cayó la noche, comienza de nuevo la marcha, aún no hay luna pero las estrellas se ven como faros en la oscuridad, al frente de la caravana van Tomasiño y Bernardo a caballo, papá guía una de las carretas y José María la otra, los esclavos montan a caballo cuidando la retaguardia y arreando el ganado.


Mamá, Josefa, Damiana y mí cuñada Laureana que esta embarazada duermen en una carreta con el pequeño Cipriano, Ceferina no se separa de su esposo y está pendiente de las necesidades de todos, buena mujer, Ceferina.

Yo estoy fascinada, porque por esta situación me permite tomar ciertas libertades, por ejemplo, me dejan montar una yegua y estar al lado de mi prometido, nunca habíamos pasado, tanto tiempo juntos y eso nos permite conocernos mejor. Mi padre es un gran hombre, nunca se le ocurrió casarnos por interés, aunque es raro para esta época el sueña con el amor y cree firmemente en el. Venciendo todo tipo de prejuicios nos permitió enamorarnos incluso del enemigo, por eso partimos de Río Grande para poder casarnos y ser felices, ¡como no admirar a mi padre!, deja todas sus comodidades para que seamos felices. Nos acercamos al río para juntar agua y darle de beber a los animales, por ahora el viaje es tranquilo esperemos seguir así. La segunda noche pasó tranquila, cuando estaba por aclarar, vislumbramos en el horizonte unas luces y unos tímidos truenos, a medida que nos acercamos al monte para pasar el día vemos que una tormenta se acerca prestamente. Apenas nos dio el tiempo para organizarnos cuando la lluvia arreció, refrescó de golpe y para colmo de males cuando llegó la tarde Laureana se puso de parto, un mes antes de lo previsto. Cuando Laureana le avisó a Tomasiño que estaba adolorida este se quedó lívido, el soldado fuerte y valeroso en un momento quedó como niño chico asustado. Laureana era una mujercita delicada de pelo rubio y ojos muy azules, de apariencia frágil, Tomasiño no se olvidará nunca del día que la conoció… Aquel día habían caminado por horas bajo el frío y el agua, casi sin comida, después de estar prácticamente días enteros de guardia, buscaban a un grupo de farrapos que se habían escondido en los campos.

De pronto, encontraron una casa a lo lejos, eran cuatro los soldados que lo acompañaban, agazapados esperaron para conocer los movimientos de la casa, solo vieron algunas esclavas y por la ventana se veían algunas mujeres bordando. No parecían estar escondiendo a nadie, tampoco había ningún hombre a la vista. Sus compañeros, desobedeciendo la voz de mando entraron a la casa gritando y destruyendo todo a su paso, al entrar al comedor encontraron a una mujer y tres jovencitas aterradas.


Como poseídos por el demonio mismo, se olvidaron de todo, y se dispusieron a atacar a las jóvenes golpeando a las esclavas y a su pobre madre. Tomasiño indignado, asqueado por semejante vileza, les dio la voz de alto, una y otra vez, como no respondían, tiró un tiro intimidatorio con la escopeta. Tres de ellos siguieron si obedecer, así que el y el otro compañero, tuvieron que elegir entre matar a sus propios subalternos, o consentir el ultraje a esas tres hermosas jovencitas. Los mataron porque no pudieron frenar la enardecida e ilógica reacción. La guerra, te vuelve loco, de eso no hay dudas; después de la conmoción Tomasiño trató de tranquilizarlas, recién allí, sus ojos se posaron en las jóvenes y pudo ver los ojos celestes y enormes de Laureana. El las visitó seguido, su padre y sus dos hermanos estaban en el frente de guerra, estaban solas, así habían sobrevivido meses sin la protección de ningún hombre, porque hasta los esclavos estaban participando al lado de sus patrones. En una visita que hizo el padre de las jóvenes Tomasiño le pidió la mano de Laureana y se casaron en la capilla de la estancia, se habían enamorado profundamente.

La joven era su debilidad, quizás el ser testigo de lo que casi fue podría haber sido una feroz violación despertó en el, ese deseo de protegerla de todo. El todavía no quería tener hijos, quería disfrutarla y cuidarla, la veía tan frágil que le daba miedo perderla. Cuando ella lo supo estaba radiante, de saber que iba a tener un hijo del hombre más maravilloso del mundo. El trabajo de parto empezó en la tarde, llovía, enormes rayos surcaban el cielo hasta ayer celeste, unos cueros sirvieron de carpa para guarecernos del agua, era inevitable estar nervioso, la lluvia parecía mal presagio. Pasaron las horas, Ceferina hacía de comadrona, a cada rato nos decía que estaba todo bien. Cuando oscureció, se empezaron a escuchar gemidos de dolor, te paraban los pelos de punta porque hasta ahora Laureana estaba siendo muy valiente, pero ya estaría agotada y nerviosa. Pasamos toda la noche en vela esperando el anuncio o el llanto del recién nacido, casi cuando despuntaba el alba se escuchó el más hermoso de los sonidos el llanto de la pequeña María de los Milagros y la feliz noticia que Laureana estaba cansada, pero perfecta.


Tomasiño fue a la carreta a conocer a su hija y ver a su esposa, cuando volvió su cara brillaba, estaba radiante más enamorado de su esposa que nunca y con un amor nuevo que lo dejó cautivado, su hijita. Así pasamos dos días atrapados en un temporal de lluvia y viento que nos atrasó el viaje, pero estábamos felices por la bebe.

Mamá contenta por ser abuela por primera vez, dejó de quejarse por todo y empezó a ocuparse de su nuera y su nietita, menos mal, un problema menos, mamá conforme, esperemos que le dure. Por fin salió el sol, aprovecharemos a secar todo para esta noche volver a marchar, mamá sigue quejándose menos parece que la nieta le dio animo, todo quedó anegado por la lluvia las vacas se entierran en el barro y ni que hablar de las carretas, ni siquiera cruzamos el Arapey estamos atrasados. Estamos cansados y mal comidos Bernardo se queja, tiene mucho dolor en el hombro, a hecho mucha fuerza desenterrando a las vacas de entre el barro, me parece que tiene fiebre, debe ser por la mojadura. Si, Bernardo tiene fiebre, ¡justo ahora que no hay comodidad ninguna para un enfermo! Paramos, como siempre al amanecer y nos internamos en el bosque a descansar, hoy nos arriesgaremos y aremos fuego, necesitamos comer algo guisado para recobrar fuerzas. Nos pasamos a fruta y charque con pan sin levadura, pero hoy sí vamos a comer bien, Ceferina esta cocinando un guisado de frijoles y pollo, estamos todos haciéndole reverencias a la olla. Bernardo se retiró a descansar al lado de un árbol caído, pobre, se siente mal, me preocupa, yo voy a acompañarlo, me siento y recuesta su cabeza en mi falda, arde en fiebre. Le pongo paños fríos y rezo no puedo hacer otra cosa, le acaricio la frente y le digo que lo amo. Pasan las horas y la fiebre sube, delira, lloro de impotencia ¿Qué hago?

Sigo acariciándolo, lo beso le digo que lo amo, le pido a dios que me ayude, esta noche no vamos a seguir, estamos demasiado cansados, esperaremos un día más para que se seque mejor el suelo y espero que Bernardo mejore. Le llevo agua, esta empapado de transpiración y tiritando de frío, le saco la ropa, se la cambio, lo envuelvo bien en una cobija abrigada y lo abrazo fuerte.


Me mira y me dice que se siente muy mal, que le duelen los pulmones y el pecho y queda inconsciente por la fiebre, todos duermen, estoy sola llorando, pidiéndole a Dios que me lo salve. De pronto como de la nada aparece frente a mí una persona, una mujer vieja con sonrisa dulce, se acerca y me dice: _Catarina, no temas estoy aquí para ayudarte. Escúchame bien, vas a calentar en una olla vino, azúcar, limón y estas hierbas que te traje, se lo vas a dar caliente, el va a comenzar a transpirar mucho, no dejes que se enfríe cámbialo, sécalo, mañana estará mejor. Cuando estiré la mano para que me diera los yuyos le toque la mano, era real, pero cuando los soltó desapareció igual que como había aparecido, además ¿como sabía mi nombre? si todos me dicen Ana, el único que me dice Catarina es Bernardo. Le di el brebaje varias veces en la noche, sudó y sudó toda la noche, le cambié la ropa no se cuantas veces, lo cuidé, lo abracé muy fuerte lo llené de besos y amor hasta que me quedé dormida con el en los brazos. Cuando salió el sol, me despertaron con un beso en los labios, era él estaba bien y me miraba lleno de vida. La vida nos sonreía de nuevo, tenemos otro día por delante.

Campo, campo y más campo el paisaje sin embargo nunca se repite, un pequeño arroyo, matorrales de flores silvestres, la ribera del río, algún cerro y las maravillosas puestas de sol hacen que a pesar de todo, uno pueda sonreír. Al amparo de unos árboles achaparrados que encontramos en el camino, nos disponemos a descansar un rato, ahora ya podemos dormir de día, al principio del viaje no podíamos. Pasado el mediodía nos preocupamos, unos soldados se acercan, son blandengues, encargados de cuidar la campaña. Se acercan, son amistosos, vienen despacio con buenos modos, Tomasiño se acerca porque los reconoce, claro si es un importante líder, defensor de los pobres y protector de los pueblos libres. Cordialmente se acercan y mi padre les explica que es lo que estamos haciendo y hacia donde vamos, el escucha y nos da su visto bueno. También nos avisa que nos podemos encontrar con inescrupulosos que nos molesten o traten de agredirnos, nos deja una especie de pase, se despide y se va. Mi padre nos aconseja que nos casemos, él como militar lo puede hacer, cuando lleguemos a colonia nos presentamos en la iglesia y solicitamos que legalicen la unión civil y nos hagan el servicio religioso.


Es más seguro llegar como esposas, por las dudas que algún hombre se prende de nosotras y presione a mi padre a entregarnos por la fuerza, no sabemos que tipo de personas nos vamos a encontrar allá, mis otras dos hermanas son muy chiquitas con ellas no habrá problemas. Nosotras encantadas, no veíamos la hora de llegar para ser sus esposas.

Así que una bonita tarde, a la orilla del Río Uruguay nos casamos. Nos pusimos nuestros mejores vestidos y nuestro hermano mayor nos entregó, llevamos flores silvestres en las manos y nuestras mejores sonrisas. Mataron un corderito que llevábamos para una ocasión especial y lo asaron en la espesura de un monte, a la orilla del río. Pero no todo salió bien ese día, con el alboroto de los casamientos, perdimos de vista al pequeño Ciriaco, lo buscamos por todos lados. Gritamos su nombre un millón de veces, buscamos en el monte, en la orilla del río, hasta debajo de las piedras buscamos, ¿como un pequeño de solo un año y medio puede alejarse tanto? No dormimos por supuesto ni hablar de levantar el campamento, Ceferina no dejaba de llorar y Juan de Dios parecía un ánima no dejo de trillar ni un solo momento. Amanecimos buscando al niñito, pero de pronto José María grita: _Está acá, que venga solo Juan de Dios. Nos imaginamos que algo muy malo pasaba y era así, el desgarrador grito de su padre nos lo confirmó, Ciriaco se había ahogado. La pobre Ceferina cayó al suelo de rodillas, el dolor le atravesaba el pecho. Con el dolor del mundo lo tuvimos que enterrar allá, el padre tuvo la dura tarea de hacerlo, la madre no dejaba de llorar, que escena tan desgarradora, nunca pensamos que el bandido terminara así. Nunca olvidaremos nuestro casamiento, la mayor felicidad, en el lugar menos adecuado, y después, las largas y angustiosas horas, buscando para encontrar muerto, al inocente y querido negrito.

Comenzamos a avanzar de nuevo, el ánimo ya no es el mismo, la muerte de Ciriaco, la bebe que es muy pequeñita y la sensación de que si hubiéramos tenido más cuidado con el niño nada habría pasado nos llena de culpa. La noche es límpida, enormes estrellas invaden el cielo, la luna grande y majestuosa nos mira de frente, a medida que avanzamos ella nos acompaña por la derecha hasta que desaparece. Cantidad de pájaros cantan en la noche, el ruido de los grillos es la música que nos acompaña.


A lo lejos se ve la sombra de lo que parece un gigante, alto, con los brazos extendidos como esperándonos, de pronto una lechuza aletea cerca y se posa en el. La soledad y lo misterioso del gigante hace que hasta el menos supersticioso dude, a medida que nos acercamos se escuchan como una especie de silbidos que se parecen mucho al serpenteo de las víboras de cascabel. Al sentir el ruido que nosotros hacemos al desplazarnos, se alborota el gigante y salen de él docenas de lechuzas tratando de asustarnos con sus ruidos y alejarnos del majestuoso Ombú que se ha convertido en su gigantesco nido. A esta altura del viaje, descansamos después de media noche, armamos campamento debajo del ombú, descansar lo que se dice descansar, desde que dejamos nuestra cómoda casa no lo hicimos más, dormimos con un ojo abierto y uno cerrado. Cientos de cosas raras ocurren en el campo, luces, ruidos, el que cree que en el campo solo hay paz, está equivocado, la inmensidad del paisaje de día como de noche hace que tomes conciencia de lo pequeños y vulnerables que somos. Otras cosas raras y sorprendentes nos ocurrieron en el viaje, por ejemplo: Una tarde noche, estábamos como siempre caminando, recién habíamos bordeado el Arapey buscando el lugar más llano para cruzarlo, cuando nos encontramos un hombre a caballo.

Se acercó a nosotros, montaba un caballo blanco grande y fornido, vestía bien y llevaba un uniforme de blandengue. Nos dijo que recorría la campaña cuidando a los viajeros y escoltándolos en los tramos peligrosos, nos contó que era devoto de la Virgen del Luján o del pintado. Que a esta Virgen la habían traído del Paraguay como por el año 1750 unos padres misioneros jesuitas, que se establecieron en el vecindario del Pintado, construyeron una parroquia y se la proclamó patrona de esa localidad. Nos contó que allá por el año 1809, los vecinos del Pintado se trasladaron a un mejor lugar construyéndole una nueva capilla a esta Virgen, también nos contó que alrededor de la parroquia se empezaron a construir casas y allí surgió la villa de la Florida. Nos acompañó todo el camino mientras cruzamos el Arapey, hablamos nos contó historias, nos indico como pasar y por donde. Cuando llegamos a la otra orilla y cruzó la última vaca se despidió de nosotros dejándole a mi padre una Virgen tallada en madera de lapacho para que se la entregara al que en algún momento conoceríamos y llamaríamos el Jefe de los Orientales, la virgen nos protegería.


Nos dijo que se llamaba Inocencio Álvarez y que era oriundo de la villa del Pintado. Así como apareció desapareció, nos ayudó mucho haciéndonos de guía. Como todos los días, avanzamos de noche y nos guarecemos de día, así que acampamos para poder comer y dormir un poco. De tarde había un sol precioso, con mi hermana pedimos permiso y vamos a caminar con nuestros esposos, que aunque estamos casados ejerceremos los derechos de esposos cuando tengamos la bendición de Dios. Bueno, salimos a caminar por el campo y a lo lejos vemos algo que nos llama la atención y nos acercamos.

Era un cementerio de campo, allí había muchas tumbas de militares. Nos entretenemos leyendo los nombres que están tallados en la madera, paseábamos de una tumba a otra, suponemos que allí se había realizado una batalla en la cuál murieron más de cien personas. Caminando nos llamó la atención una tumba, en el mejor lugar del precario cementerio y con una enorme piedra de cabecera estaba tallada esta leyenda. “En honor a Inocencio Álvarez Soldado, heroicamente, murió abatido por fuerzas enemigas. No sin antes haber salvado cruzando el Arapey en su caballo, a más de veinte compañeros heridos, murió cuando todos estuvieron a salvo, sorteando con inteligencia el paso de arenas movedizas que hay en el Arapey. La villa de la Florida hoy te llora”. Es imposible imaginar lo que sentimos, el hombre que nos ayudo a cruzar el río, estaba muerto. Nosotros, todos hablamos con el y además papá conserva la virgen tallada para entregársela en su momento al que será Jefe de los Orientales. Además nos salvó de una muerte inminente, nunca hubiéramos imaginado el peligro que corrimos, si nos hubiesen atrapado las arenas movedizas hubiéramos muerto la mayoría de nosotros. Fuimos corriendo a contar lo que nos había pasado y como no nos creyeron todos vinieron a conocer la tumba de Inocencio. Fue una de las experiencias más fuerte que he tenido en mi vida.

Después de casi 40 días de privaciones, penurias y retrasos, llegamos a Colonia, fue una impresión fuerte llegar, yo sabía que no sería como Río, pero encontramos que Colonia, estaba prácticamente en ruinas. Cruzamos por el portón de piedras de granito, su puente levadizo está conservado y abierto al paso, ¿igual? quedan solo restos de la muralla, acceso hay por todos lados.


Los caminos son de escombros donde la hierva, a crecido hasta casi taparlos, transitarlos es sumamente difícil, caminas en falso todo el tiempo, caminamos como quince minutos por la calle principal, para luego doblar a la derecha. Allí nos encontramos la parroquia, es un edificio de piedras que termina en dos torres en forma de pirámide, un poco más adelante, sobre el costado derecho, está la plaza, está toda cubierta de yuyos y hiervas de todo tipo, apenas se distingue. El edificio que está mejor conservado es la Comandancia, allí nos dirigimos a dar cuentas de quien éramos y con que intenciones habíamos venido. Papá llevo, el especie de pase que nos dio aquel blandengue que en ese momento no recordaba el nombre, ahora se que fue Artigas. Era una persona influyente y de mucho prestigio, porque automáticamente nos abrieron las puertas para establecernos. Se nos asignó una casa frente a la plaza, era una de las mejores, pero igual iba a llevar tiempo ponerla en condiciones, al lado, hay unas habitaciones de una sola pieza, así que cada matrimonio tendrá una, la casa principal será de nuestros padres. Lo primero que hicimos fue preparar una comida decente, después, tocó la ardua tarea de limpiar, en partes de la casa había crecido yuyos porque el piso es de piedras sin pulir, entonces en las ranuras donde hay tierra creció maleza. Aunque estábamos casadas, mi hermana y yo permanecimos al abrigo de nuestros padres hasta que se realizara la ceremonia religiosa.

Al otro día de llegar, fuimos a hacer los arreglos para el matrimonio, tuvimos suerte, estaba de paso el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, que volvía de un viaje a Paysandú y fue el, el que realizó el matrimonio, dicen que es una persona muy especial, así fue la ceremonia. El clima que se vivió fue realmente espiritual, el amor flotaba en el aire y este hombre con sus bellas palabras nos enterneció a todos. Estar casada es tan bello como imaginé, de a poco estamos reconstruyendo la casa, a mi hermano y a mi hermana les ofrecieron comprar unas tierras para convertirlas en estancias, son en el Real de San Carlos un pueblo no muy lejano, se van, es un buen negocio. Con todo el dolor del mundo nos separamos, por primera vez en la vida, voy a sentir mucho la ausencia de mi hermana, la podré visitar pero no será lo mismo.


Mamá lloraba con su nieta en brazos, le costó mucho despedirse de sus hijos, pero acá no hay trabajo y posibilidades de progresar para todos. Mi padre al habilitar el puerto, tiene la posibilidad de comerciar con cuero, se está dedicando de lleno a la cría de animales, comercia la carne y preparan con mi esposo los cueros para exportar. Están llegando barcos Ingleses, el negocio esta floreciendo, nuestra familia también, Ceferina tuvo una nenita y yo un varoncito que le puse como su padre Bernardo Después nos nacieron muchos más, Ceferina tuvo diez y nosotros tenemos siete, cinco varones y dos mujeres que son mi orgullo y el de Bernardo. Un día cualquiera, cuando ya hacía un par de años que estábamos aquí noto un revuelo en el pueblo, somos pocos, todo se sabe, llegó Juan Antonio Lavalleja gritaba la gente, había sido designado comandante en jefe de Colonia.

Este hombre era tan respetado y tan querido por el pueblo, estuvo casi un año y cuando se despidió de nosotros papá le regaló la Virgen de lapacho del Pintado y le contó la historia. Papá le dijo que estaba seguro que esta Virgen era para él, que la recibiera como protección, que un fiel soldado se la hacia llegar desde el mundo de los difuntos. Visiblemente emocionado, la recibió creyendo con mucha fe, que la virgen lo protegería en la misión fuera cual fuera, para la cual el, había nacido. Este relato de nuestro viaje, lo escribo después de treinta años de estar en Colonia, padecimos la invasión Portuguesa, las epidemias, los triunfos y los fracasos, vimos crecer hijos y ahora nietos. Por ellos y para ellos escribí estas memorias, para que tengan en cuenta, como fue que hoy, somos quien somos, una familia pudiente y acaudalada, nada se construye sin tesón, visión, sueños y sacrificios. A veces con el paso del tiempo, de las fechas uno se puede olvidar, pero lo que no se puede olvidar, son las emociones, los recuerdos de los tiempos buenos y los de los malos, eso nos hace crecer. Hoy Colonia esta hermosa, su paisaje, sus calles sencillas y rusticas, dan calidez, caminar por las callejuelas es hoy igual de difícil, pero Colonia esta metida en nuestra alma. A pedido de mi nieta Ana Catarina, es que hoy escribo esta historia, ella es mi primer nieta, mi consentida y ama la historia de este lugar y de su familia.


Este es mi legado, ojala mis nietos y bisnietos puedan conocer de nosotros, por ellos y para ellos, es que uno construye. Cuídense, generaciones de lo que construyan, su influencia para bien o para mal llegará hasta la tercera o la cuarta generación.

Cuanta gente se verán favorecidos o perjudicados por nuestras acciones, mi padre fue el mejor ejemplo de que todo se puede, hasta logró que mi mamá dejara de quejarse por todo.

Todo se construye con amor

DE ANA CATARINA PARA ANA CATARINA.

Continuará…


CARIOCA

Analía Requena

Ahí viene con su noche vestida de boina blanca, su sombra como su piel va sonriendo partituras por las esquinas y casas; carioca es su caminar, por el valle de las zambas. Su soltera negritud siempre estuvo enamorada, entre sus brazos vivía, entre sus brazos, la dama, paloma de cedro esclava, redonda la boca en fuga suelta boleros y enaguas, provoca con sus arpegios un carnaval guitarrero, su cuerpo sabe de amor entre las manos amadas. ¿Prieta o blonda la guitarra? La guitarra es sin color para el negro Abel Quintana.


CHIRRIOS (pájaros aguateros)

Capitanes de la lluvia abandonan su vuelo fósil desenterrando lunas, que el pantano enciende. Sones energéticos, se deshojan ante el volcán antiguo donde los chirrios duermen. Su arcilla alada, el nunca de sus ojos sorprenden vertientes; por la cueva del cielo, se evaporan. Pajarillos profetas, que ven lo que vive dentro de la piedra y lo que muere fuera de Dios… Atrapen en el platiazul del sueño el amor que el tiempo desvanece y el paraíso devuelve….

Analía Requena


HORMIGA Y LÁGRIMAS La mecánica hormiga se detiene musita que una lágrima, es la daga que quiebra su cruzada incierta, vaga no presiente el amor que ella contiene. Sentimental laguna, ella retiene, su cueva interna, fría, al llanto apaga, madriguera de insecto, que se traga vertiente diminuta, que sostiene: un corazón que late en un subcielo, aljibe pasional, rosa del cuerpo; son las lágrimas, lazos de un anhelo. Triste alianza es el llanto sin consuelo; se evapora la herida, que es harapo, de un beso que tirita por el suelo.

DELFINES Cabalgantes del río lunar emergen por remolinos telepáticos… en auxilio de voces… Son los sabiaguas opalinos Las aviaguas que sonríen… Magistrales pensadores del océano… Únicos médiums del mensaje galáctico… Brincan portando códigos del recuerdo donde habitaron… Son los misioneros De un propósito Inalcanzable… No se extrañaría mi visión si unidos en bandadas los filósofos marinos atravesaran los planetas hacia el regreso…

Analía Requena



"Poder escribir poesía siempre ha sido un sueño, no busco la gloria ni el reconocimiento. Solo pretendo exponer lo que siento. Me conformo con que el lector entienda lo que expreso." María De Barreiro


NOS HA DEJADO TOM SHARPE

TOM SHARPE Nació en Londres en 1928, no tuvo una infancia feliz, su madre estaba enferma y su padre, párroco de la iglesia anglicana, estaba más interesado en la política que en su hijo.

Estudió Historia en la universidad de Cambridge y, tras realizar el servicio militar en la Marina, se instalo en Sudáfrica como profesor en un colegio de niños blancos. En sus ratos libres salía a conocer los suburbios de la ciudad, enfrentado con la cruda realidad del apartheid pronto se involucraría en los servicios sociales en Natal.

En 1961 escribe el primero de sus nueve obras teatrales contra el régimen sudafricano, su primera obra titulada Natal le llevó a la cárcel acusado de político subversivo y comunista peligroso, y más tarde a la deportación por actividades antigubernamentales.

Su experiencia africana le inspiraría algunas de sus primeras obras. De regreso a Inglaterra trabajó como profesor de historia en el Colegio de Cambridge de las Artes y la Tecnología, que le serviría para crear algunos de sus personajes posteriores.

En 1971 publica la primera novela de su serie Wilt, que fue un éxito total, lo que le permitió dedicarse a la literatura. Entre 1971 y 1984 publico once novelas. En 1986 recibiría el Gran Premio de Humor Negro.

Tras un parón en su obra, en 1995 abandona Inglaterra huyendo de Margaret Thacher y se instala en la Costa Brava, en un pequeño pueblo de Gerona llamado Llanfranch, donde vivió largas temporadas disfrutando del buen clima, la buena comida y la amistad de la gente del pueblo, que siempre consideró un honor tener a tan ilustre huésped.


El pasado día 6 de junio, ha muerto a los 85 años, en este pequeño pueblo catalán donde eligió pasar sus últimos años.

Sus novelas son realmente divertidas, con un humor irónico y corrosivo ridiculiza el esnobismo de los ingleses, su hipocresía, los extremismos políticos, la burocracia y la estupidez de una sociedad absurda. Sus obras se han traducido a 22 idiomas y ha vendido más de diez millones de ejemplares entre todas ellas. Han servido para realizar algunas series de televisión y su primer éxito Wilt fue llevada al cine en 1989 por Michael Tuchner. Su obra mas conocida es la serie de Wilt compuesta por cinco novelas: Wilt publicada en 1976 Las tribulaciones de Wilt (1979) ¡Animo Wilt! (1984) Wilt no se aclara (2004) La herencia de Wilt (2010)







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COM PLEJO DE CULPABILIDAD

Luis García

Este relato es una recreación de una historia que ha circulado y seguramente circulará por mucho tiempo en el acervo popular. Les propongo lean detenidamente esta primera parte en busca de la solución que crean puede ser la más adecuada de lo sucedido. Por unos minutos liberen su mente y sean Sherlock Holmes o Miss Marple.

Al final de este número podrán leer mi particular visión de este suceso.

Cuando la policía llegó, encontró el cadáver nada más derribar la puerta cerrada con llave. El

hombre

avanzada

de edad,

yacía con un tiro en la sien y sentado en una

silla

vieja.

Probablemente tan vieja como él como mínimo. Su cuerpo inerte descansaba como si durmiera sobre una mesa de madera muy deteriorada, pero que hubo de ser en sus tiempos una gran mesa de nogal. A su lado, junto las manchas copiosas de sangre, se encontraba una nota manuscrita, continuaba con una pluma, tintero, una pipa, un paquete de tabaco de picadura, un mechero de los de cuerda; de esos que hay que soplar para que prenda la lumbre, un gorro negro de lana con algún que otro agujero, una botella de vino tinto a medio tomar, -de etiqueta un tanto cara para su propietario- un porta retrato con una foto ya


de años, donde una joven chica saludaba a alguien que no se veía en la foto, a la orilla de una playa con grandes olas. Al pie, llevaba una leyenda escrita, una dedicatoria medio borrada fruto de algún accidente. La policía dedujo era una mancha de café, ya que otras muchas se podían discernir de los rodales dejados en la madera de la mesa. A pesar de todo se podía medio entender, era un saludo cariñoso de una nieta hacia su abuelo. La fecha junto a la firma, era de 15 años atrás. En el suelo un revolver en su lado derecho, y en el bolsillo izquierdo de su chaquetón de piel de oveja, sobresalía un sobre abierto y arrugado, con matasellos de Madrid.

La nota estaba escrita con una letra temblorosa y con prisas de ser terminada. Era escueta. Decía así:

Me suicido por ser el responsable de tantos muertos en la noche de ayer. Ruego me sepan perdonar, pues mía es la culpa y de nadie más. La oscuridad fue la causante de mi desgracia y perdición. Recen por mi alma y salvación.

Los calígrafos aseguraron ser su letra y su firma, días después.

Por otro lado, el sobre abierto con un abrecartas, contenía una carta de su nieta fechada 4 días antes, donde le comunicaba la buena nueva de que iba a ser mama.


CUENTOS ENTRETENIDOS PARA DÍAS ABURRIDOS

LOS CUERVOS Mª Luísa Alonso Santamaría

Un cuervo iba volando planeando sobre el cielo, y mirando a tierra vio un conejito en el suelo.

Sus movimientos miró, notó que algo le ocurría, y deprisa descendió poniendo en peligro su vida.

Estaba herido y gemía, lloraba con desconsuelo, le dolía la patita atrapada en aquel cepo.

Le consoló con palabras, y de nuevo alzando el vuelo, fue a buscar al nido ayuda sin pensárselo un momento.


Al poco rato volviĂł, con una bandada de ellos, todos juntos con sus picos lograron abrir el hierro.

Muchas gracias pajaritos bueno ha sido vuestro gesto, no sabĂŠis como agradezco me hayĂĄis librado del cepo.

Y prometo nunca hablar de los cuervos malas cosas, pues a pesar de su fama me han demostrado otra cosa.

https://www.safecreative.org/work/1009207383663




ALGUIEN ______________________________________

Alguien pronuncio una frase… Y de verde olivo se tiño el campo Y de flor de lis La fuente seca

Alguien pronuncio un nombre Y cerró los labios

Y el dolor amargo nació en la mente Y la sangre espesa Apelmazó el aire

Cayó enseguida de los ajados labios La dulce gota que brotó en el cuerpo Y la cubrió de sombras


Alguien arranco del alma El clavel blanco de diamantina calma Primavera inerme de dorados sueños Que antes era, y hoy ha muerto

Alguien pronuncio Tú nombre y se llevó mi calma.

Autora : Luz Marina Méndez Carrillo.

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ALMA BLANCA ____________________________________

¡ Brisa audible de los blancos cielos ! Alma bendita, ¡ ignota fuerza del corazón!

Linda Impasible y bella Quiso dejarnos tan magna estrella


Sombra y anhelos Anhelo y sombras

Álgida memoria De mis manos perdida

Blanca estrella De mi pecho caída.

Autora. Luz Marina Méndez

PROSA POÉTICA

MI CAJA DE PAÑUELOS __________________________________

Quise ser valiente pero no, no pude. Ellas, mis queridas y ardientes lágrimas, nuevamente dentro de mí y yo en ellas. Las percibo una y otra vez, suaves, delicadas, y sobre todo, calientes. Calientes que al rodar por mis mejillas queman mi cuerpo, queman mi alma. Equivocada estaba al pensar que mi cajita de pañuelitos ya no necesitaba.


AYER

Caminé ..........Con el aire entre mis manos, .................Con el fuego entre mis sienes y ............................Con el alma hecha pedazos.

Me duele, me duele mucho. Fuerte dolor que hielo mis venas y agrió mi alma. Pigmentó de rojo mis ansiados sueños y esparció en abrojos mis amados versos.

DANNY HERNANDO TAO MENDEZ- POESIAS

EL CABELLO DE MI DIOSA ______________________________________

Cristalinos de tan sedosa belleza Son los cabellos de mi diosa. *


Bonita y altiva cual león, la quiero como gran inspiración. * Linda mi diosa, con su precioso cabello, Largo, tan largo, que llega hasta el cielo. *

MI PERRITO __________________________________

Sueño con mi perrito que mi mamita no ha podido comprar

*

Lo miró recorriendo mi patio comiendo en mis manos y bebiendo en su plato.

* Mi lindo perrito en algún lado estará Y en la noche o la mañana, a mi llegará.



LOS OLVIDADOS Por Irene Ángel A.

LIBRO VIGAS CONTRA EL VIENTO

La lluvia arrecia sobre los techos de cartón que cubren la casa de palos de la familia de Juan. A los niños parece que les da igual, pero en realidad están sufriendo de nuevo el miedo que les causa la terrible tempestad, al mismo tiempo comentan que es de día, y que no hace el mismo frío de esa noche de abril cuando tuvieron que salir corriendo a protegerse de la casa que se les venía encima quedando atrapados bajo la lluvia, igual que todos en la vereda. En la casa, la mamá Ana, intenta que su niña de siete meses de nacida, deje de llorar, por el hambre se le secaron los pechos y por lo fuerte de la lluvia no pudo salir a pedir alimento para sus hijos. Juan el mayor, en una semana cumplirá nueve años, ya se le olvidó llorar y se resigna a la noche que les espera si continua lloviendo de esa forma. No importa mojarse y sin el permiso de su mamá aprovecha un descuido de esta y sale a pedir, aunque sea solo para su hermana, los otros dos hermanos, Pipe de seis años y Nacho de siete , pueden esperar un día más. Corre camino abajo y alcanza la carretera que lo lleva al pueblo más cercano, allí no conseguirá nada, son iguales de pobres a ellos. En ese lugar, es igual, la lluvia sigue cayendo fuerte. Continua su camino, dándole prisa a sus zapatos rotos, sabe que está tiritando de frío y emparamado hasta los huesos, pero no se detiene, solo piensa en el alimento para su hermana. En el camino, se sube por la puerta de atrás de un bus que lo lleva hasta la ciudad, y se baja en la plaza de mercado, el sabe que puede encontrar lo necesario para regresar a la casa. Con su ropa aun mojada sigue caminando, y se da cuenta que allí ya paró de llover; piensa que a los ricos no les llueve como a ellos, pero no va a preocuparse más por eso, pues el sacerdote que los visita cada mes, ya les explicó que Dios está con ellos, pero su mamá le dice que Dios todavía no ha llegado a esa vereda. Juan piensa que mejor le cree a su mamá y vuelve a pensar que a los ricos no les llueve como a ellos. Mientras recorre la plaza, piensa que ellos son los olvidados, como le escucha gritar a doña Rosario la vecina, cada vez que empieza a llover, pero al mismo tiempo da gracias a Dios por no tener el papá que tienen los hijos de doña Rosario, y también por no tener papá. Deja de pensar, y se concentra en su objetivo, la comida que tiene que llevar de regreso a la casa. Recorre la plaza y encuentra cerrados los locales, para él no importa, pues ya sabe escoger de lo que dejan afuera algunos vendedores, que saben que algunos necesitan comer ese día, otros dejan lo que no les sirve y otros porque para el otro día ya las frutas estarán podridas.


Empieza la recolección y de repente aparece Pipe, lo siguió sin que su hermano se diera cuenta, el también necesita comer y se embuten de frutas y se sienten felices, hace días que no comen. Ya están a punto de regresar a la casa, con las bolsas llenas de verduras y frutas, pero la suerte no los acompaña, en ese momento llegan otros que conocen la ciudad, están acostumbrados a dormir en la calle, también sienten hambre y esos dos niños, extraños, intrusos, roba comida, roba frutas, no les van a dejar nada, entonces les obligan a abrir las bolsas,.Juan se niega, pero el mayor de todos, un niño igual a Juan, sin sonrisa, sin mirada, sin esperanzas, saca un puñal y sin darle tiempo a pensar en nada, se lo clava a Juan en el estómago, cogen la bolsa y salen corriendo a repartirse el botín. Mientras tanto Pipe llora encima de su hermano, tratando de despertarlo, Juan no contesta, queda dormido sobre su sangre. Pipe huye, tiene miedo de que al él también le hagan lo mismo. Corre sin parar, pues sus perseguidores están por todos lados. Cansado se acuesta en la puerta de una iglesia, se tapa con cartones y periódicos húmedos, y se queda dormido llorando; sueña que Juan pronto lo va a llevar de regreso a la casa. En la mañana quiere ir a buscarlo, pero los pies, igual que todo su cuerpo, no le responden, se congeló en la noche, su ropa está seca con la sangre, revuelta con tierra y miseria. Las personas que pasan a su lado, piensan que es uno más, lo miran con indiferencia, acostumbrados a vivir entre el lujo y la miseria de la ciudad. Las lágrimas se secaron y se revolvieron en su cara con la tierra de la noche, y mientras ve pasar la gente, lo vence el sueño, y esta vez, se va de la mano de Juan. Su madre los espera día a día, pregunta por ellos y todos dan versiones diferentes, dicen que se fueron a la costa, piensa que es mejor esperar a que lleguen, pero los años y la vejez, la hacen resignar, sus otros dos hijos, después de muchas hambres, de muchas lluvias, aprendieron a sobrevivir en esa vereda donde aun Dios no ha llegado. La vieja está cansada, y no quiere levantarse, su último pensamiento es para Pipe y para Juan, los olvidados, con lágrimas que recorren su rostro, primeras en muchos años, se va quedando dormida y piensa que a lo mejor ya se los tragó el mar.


Complejo de Culpabilidad LA HISTORIA

La pareja que patrullaba por la calle, se detuvo por unos segundos, los justos para que el agente Stevenson sacara su pitillera y prendiera un cigarrillo. Era parte de su ritual que realizaba desde hacía años cuando quería iniciar una conversación de las llamadas “profundas” con su compañero de patrulla, el sargento Mc. Fergurson, “Maky” entre sus compañeros, hombre veterano y curtido, que realizaba su turno de noche desde hacía casi veinte años.

-Una historia triste la sucedida ayer, ¿Eh Maky? –Dijo Stevenson mientras ponía a buen recaudo su pitillera de plata.

-¿Te refieres al suicidio del viejo Kensey? –Mc Fergurson, escupe a un lado parte de la raíz que masca- Tanto tiempo viviendo en solitario, ensimismado en sus cosas, en sus recuerdos.

-Casi no estaba nunca en su auténtico domicilio. Supongo que ahora, lo heredará su nieta. Dicen le dejó a ella lo que tenía; que no será mucho, pero puede que, sea lo que sea, le venga bien, siendo que va a tener un niño. En estos casos toda ayuda económica es agua bendita. Le echaré en falta al abuelo, charlábamos muchos días al salir el del faro, sobre la pesca y la cocina marinera.

-No creas sea poco lo que deje en herencia a su nieta, creo se llama Paloma, según me ha dicho Marco el de la taberna donde tomaba alguna que otra copa. Su casa es pequeña y no muy cuidada, pero el bien poco dinero que se gastaba… Apenas salía del faro. Solo gastaba en alguna copa y en los libros que ha dejado en el faro. De seguro que en el banco, ha dejado una pequeña fortuna.


-Fue un accidente el quedarse dormido y no encender la luz del faro. No debió suicidarse como lo hizo.

-Piensa que aunque nunca dejó de cumplir con su cometido en todos estos años, en esta ocasión, su error ha costado muchas vidas. El carguero con bandera griega, Enea, al no tener el referente de la luz del faro, continúo su rumbo sin sospechar que iba hacia una muerte cierta. Se partió contra las rocas como una nuez. - Mc Fergurson, se ajusta el cuello del chaquetón, y apuntando, escupe una vez más hacia una diana imaginaria más allá de dos

metros- No se chico, a mi entender, el destino se la jugó, o quizás, siempre fue ese su final escrito, en cualquier caso, creo que cuando despertó y descubrió que el beber para celebrar la buena nueva del futuro gabacho, le había distraído y provocado esa tragedia, supo que todo había terminado ya para él. El faro era su vida, y sería apartado de él sin lugar a dudas. Ya era bien entrado en años y la conciencia no le habría dejado un solo momento de recordarle aquellos vasos de vino tinto que tomó de más.

-Visto así, tienes razón… Él se liberaba por un lado, y por otro dejaba a su nieta con un futuro más alentador.

-Le mató su complejo de Culpabilidad. Le devoró las entrañas. Descanse en paz. - Mc Fergurson se santigua con su mano derecha, mientras Stevenson le imita y saca un crucifijo de bronce que lleva colgado al pecho y le da un beso.

-Ea, la vida sigue, hermano. Ya hemos terminado la ronda; ha pasado el tiempo en un abrir y cerrar de ojos. Te invito a un trago en la taberna de Marco. Brindaremos a su salud. Fue honesto hasta el último momento.



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