Cinco años de fantasiafinal

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CINCO AÑOS DE FANTASÍA Recopilación de cinco años de concursos de cuentos Prólogo: Tomás Rodríguez Reyes Portada Ilustrada por: Ana María Cuevas Román

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ORGANIZA: CEIP GUADALQUIVIR

COLABORA: AMPA GUADALQUIVIR

ABRIL 2009 5


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PRESENTACIÓN

Con el título “Cinco años de fantasía”

recopilamos los cuentos

ganadores y finalistas de los cinco concursos de relatos cortos celebrados en el Colegio Guadalquivir desde la primera edición, convocada en el año 2004, hasta la quinta de abril 2008. A lo largo de estos años, tras la entrega de premios a los ganadores en la clausura de la semana del libro, los cuentos se fueron recopilando a la espera del momento oportuno para publicarlos. El curso pasado, coincidiendo con la quinta edición, se nos ocurrió la idea de seleccionar todos los premiados de este lustro en una encuadernación que inmortalizara y enalteciera la producción literaria de nuestro alumnado. Iniciamos, pues, la labor de, entre todos los cuentos de cada concurso, extraer los ganadores, ordenarlos, mecanografiarlos y corregirlos sin adulterarlos. Aunque a simple vista pueda parecer fácil, en algunas convocatorias tuvimos que desarrollar nuestro ingenio para recuperar los nombres de los autores o de los relatos, porque habíamos perdido las plicas que los acompañaban. Finalmente lo conseguimos y he aquí este maravilloso libro del cual nos consideramos totalmente orgullosos. Con la intención de hacer más atractivo y participativo el libro se planteó la idea de que otros chicos y chicas de este curso escolar .

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con la misma edad que tenían en su momento los autores-, ilustraran cada cuento. Una vez elaboradas las ilustraciones en los distintos cursos, hemos seleccionado algunos dibujos que nos han parecido adecuados a los textos. Mención especial merece la portada del libro que ha sido una ilustración elaborada por la profesora de Bellas Artes Ana María Cuevas Román, madre de alumna

que siempre que la hemos

necesitado ha estado presente. A Tomás Rodríguez Reyes le ha correspondido el prólogo del libro porque confluían una serie de factores que le hacían la persona idónea para este cometido: ser licenciado en Filología Hispánica, profesor de Lengua y Literatura en Secundaria, colaborador en el semanario Sanlúcar Información con la columna Trópico de la Mancha y, principalmente, por su condición de exalumno del centro. A él le agradecemos esta tarea junto con la revisión y corrección que ha realizado de los textos. Por último, debo felicitar a todos los que han hecho posible que este libro sea una realidad. En primer lugar, a todo el alumnado que con tanta ilusión ha participado durante estos cinco cursos y que esperaban que, en el momento de la entrega de premios, su nombre fuese uno de los afortunados. Al profesorado que, en general, ha participado y, especialmente, a Rocío, Aurora, Juan, Manolo y Fina que han motivado, coordinado, corregido y presentado, durante las cinco ediciones, los cuentos de su tutoría ajustándose a las bases de

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la convocatoria. A las familias que han colaborado con sus hijos aportando cuantas ideas favorecieran su producción. A Miguel, que durante muchos años organiza la biblioteca y las actividades principales que ésta genera. A los jurados, compuestos por madres de la AMPA, Teresa, Susana y María del Mar y a profesores, como Eduardo, Juan Luis y Natalia, entre otros, que han leído pacientemente y decidido, con la dificultad que conlleva, los cuentos seleccionados de los diferentes concursos. A Equipos Directivos anteriores, Manoli y Emilia, que sentaron una base sólida para el buen funcionamiento de la biblioteca del centro. A todos, gracias por hacer posible que la imaginación de nuestros pequeños se perpetúe con esta pequeña perla literaria que aspira, en cualquier caso, a poder servir para crear a futuros grandes lectores y escritores.

José Luis García Barba Jefe de Estudios Abril 2009

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PRÓLOGO Después de leer los maravillosos cuentos que conforman este libro, debo decir que me lo he pasado en grande leyéndolos: me he reído, por momentos he recordado mi estancia en el Colegio, en ocasiones he visto la inocencia en la escritura, la potencia de la condición infantil para escribir y la confirmación de que la literatura está muy viva a pesar de todo. Pocas iniciativas son más loables que la publicación de un libro en la escuela. El libro se está convirtiendo en un objeto extraño y alejado para los niños. Debemos acercar los libros a los niños y los niños a los libros, y nada mejor que hacerlo a través de la creación literaria. La lectura y la creación literaria es un ejercicio que despierta capacidades innatas y que duermen hasta que no se las despierta. Desde Las mil y una noches, pasando por el Quijote hasta los tiempos actuales, los libros demuestran que el hombre tiene la necesidad de contar historias, de narrar sucesos que alimenten nuestra imaginación. Y los autores de estos cuentos poseen esa misma actitud narrativa ante la vida. Los niños están saturados de imágenes, de lenguaje visual: televisión, videojuegos, cine, etc. y la letra, el negro sobre blanco, es un ejercicio de meditación, tranquilidad, imaginación e inteligencia; cualidades que, a la larga, cuando lleguen a la madurez, poseerán como un fuego robado a los dioses.

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¿Sabéis que fui alumno en este colegio hace ya muchos años? Yo también escribí mis primeros cuentos y poemas estando en el Guadalquivir (incluso con los mismos maestros). Recuerdo sobre todo el cantar de los pájaros por la mañana, la brisa del mar entrando por las ventanas, el olor que inundaba las clases… era una especie de lugar mítico, donde todo podía suceder. En este ambiente, leí por primera vez poesía, ¡cómo recuerdo los poemas de Antonio Machado y los Romances de Menéndez Pidal! También aprendí a tocar el clarinete y hacíamos conciertos de música y literatura. Lo cierto es que nos lo pasábamos muy bien leyendo y escribiendo. De esta forma, al leer vuestros cuentos se me han despertado recuerdos que dormían, los muy holgazanes, escondidos en la memoria. A pesar de los años, sigo siendo tan alumno de este Colegio como vosotros y os puedo decir que jamás olvidaré esos primeros poemas que escribí. Ahora, que soy profesor de Literatura, cuando tengo que explicarles todo esto a mis alumnos, siempre les digo que aprendí a leer y a escribir en el colegio tras la iniciativa de algunos maestros con los que, pasados los años, mantengo relación. Ellos pusieron entre mis manos los primeros libros y se lo agradeceré siempre.

Tomás Rodríguez Reyes Antiguo alumno, Profesor de Lengua y Literatura. Sanlúcar de Barrameda, abril de 2009

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I CONCURSO DE CUENTOS ABRIL 2004 13


EL NIÑO QUE TENÍA UN DRAGÓN Hugo Venegas Ruso Primer Premio 1º Primaria 7 años

Érase una vez un niño que se llamaba Hugo. Iba paseando por la calle y un vendedor le regaló un pájaro. El pájaro era en realidad un dragón. El dragón creció y creció hasta que se hizo más grande que Hugo. Los dos se hicieron muy amigos. Como a Hugo no le dejaban tener animales tan grandes en casa, cuando estaban allí, era un pájaro. Cuando iban a la calle, Hugo le daba una poción mágica y se convertía en dragón volador. Iban los dos volando por toda la ciudad viendo cosas muy bonitas y aprendiendo mucho.

Rocío Monge Sevillano

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UN PAJARITO NACIDO EN PRIMAVERA Paula Rondán Ramos Segundo Premio 1º Primaria 7 años

Érase una vez un pajarito que nació en el mes de abril en un nido de una casita de campo. Ese día el pajarito se cayó del nido y un señor que había en la casita lo cogió y se lo llevó a su hija para que lo cuidara. Su hija y el pajarito crecieron juntos y fueron felices. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Andrea Vidal de los Reyes

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LAS ESCALERAS DE LA LUNA Mercedes García Oliver Primer Premio 2º Primaria 8 años

Cuentan que a Javi, de pequeño, le ocurrió una cosa de locos. Estaba leyendo como todos los días y, mientras que estaba leyendo, vio algo que brillaba: eran doce estrellas. Entonces se dio cuenta de que tenían forma de escalera y decidió subirla hasta que llegó al final. De pronto salió otra estrella y eso le dio una gran idea. Cada noche subiría hasta que llegase a la luna. Al momento vio a unos marcianos que eran de un color muy raro, Javi se quedó sorprendido y a la primera palabra se hicieron amigos. Se hizo de noche y Javi y los marcianos tenían hambre. Le invitaron a cenar una comida que Javi nunca había visto. De primero, una cosa muy marinera, algas del mar con corales; de segundo, una cosa muy mejicana, cactus y piedras del campo; y de postre, hojas de roble. ¡Ah, sí! Se me olvidaban sus nombres. Se llamaban los marcianos Piripipi y Charibubú. No sabemos todavía por qué se quedó a vivir con 16


ellos. 驴Os digo mi opini贸n? Se qued贸 a vivir con ellos por lo amigos que eran y lo bien que se lo pasaban juntos. Y llegados a este momento, aqu铆 se acaba el cuento.

Mario Monge de los Reyes

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LA MARIQUITA YUPI Esperanza Salas González Segundo Premio 2º Primaria 8 años

Érase una vez una mariquita llamada Yipi. Le encantaba volar. Un día perdió una mancha de su ala y pensó que de tanto volar las iba a perder todas. Estaba apuntada a un campeonato de carrera y no podría ganar sin volar. - ¡Oh, no, si vuelo perderé todas las manchas para después ir arreglada al baile! – dijo-, no hay que perder la esperanza, al menos, tengo patas para correr . Y todos los días se entrenó duro. Al fin llegó el gran día. Todos estaban en posición y empezaron la carrera. Ella correría contra el saltamontes. Al final de la carrera iba adelantando Yipi, pero se rompió una patita, aún así, siguió y ¡ganó! Saltamontes le dio la enhorabuena y la mariquita

Yipi

pudo ir a la fiesta. Fue muy feliz.

Paula Salas González

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EL NIÑO Y EL LINCE Kevin Manuel Camacho Ballén Primer Premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez un niño que vivía en una casa de campo. Un día encontró un gatito y se lo llevó a su casa para cuidarlo durante un tiempo en secreto. Cada tarde se ponían a jugar y un día pensó llamarle Quino, pero el gato creció y creció hasta que se hizo un lince. Como al lince no podía cuidarlo en casa, lo llevó a una cueva que había cerca de allí. Cada día le llevaba la comida que sobraba. Un día, cuando fue a llevarle la comida, se llevó una gran sorpresa. ¡Su amigo había encontrado una amiguita! Al día siguiente, cuando les llevó la comida, su amiga había tenido tres cachorros; eran muy monos y vivían muy felices. Se enteró que los linces eran animales protegidos, en peligro de extinción, y llamó al zoo y les contó la historia. Pensó que sería mejor que los del zoo se llevaran a Quino, a su amiguita y a los tres cachorros. Así ayudaría a su amigo, aunque él tendría mucha pena. Los del zoo tenían mucha pena de aquel niño y dejaron que el niño visitara a su amigo Quino cuando 19


quisiera. Con este final feliz la historia llega a su fin. Y colorĂ­n, colorado, este cuento se ha acabado.

Carmen GarcĂ­a Caballero de las Olivas

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MISA, PERDIDA EN EL BOSQUE Miguel Pérez Fernández Segundo Premio 3º Primaria 9 años

Había una vez un niño que vivía en un pueblo muy cercano a un bosque, se llamaba Misa. Misa era alto y moreno, con los ojos marrones. Un día sus padres decidieron ir al bosque de excursión para pasar allí un fin de semana. Una vez en el bosque, cuando montaron las tiendas, fueron a dar una vuelta para observar las plantas y animales que por allí había. Mirando las plantas el niño se despistó de sus padres y, en cuanto los padres se dieron cuenta que ya no estaban con ellos, lo buscaron. Misa, buscando a sus padres, se encontró una cueva y se metió dentro. Como ya era tarde pasó allí la noche. Misa tenía miedo porque estaba oscuro y se escuchaban ruidos dentro de la cueva. Como llevaba una linterna para alumbrarse, al proyectarla, vio una sombra. Salió corriendo, tropezó con una piedra, se cayó y se lastimó la pierna. La sombra se fue acercando y vio que era un oso grande que vivía allí. El niño gritaba porque tenía miedo, pero el oso 21


no le hacía nada, sino que parecía que quería jugar con él. Misa lo acarició y al final se hicieron amigos y el oso le ayudó con su gran fuerza. Al levantarse comprobó que no se había partido la pierna. Al día siguiente, cuando el niño salió de la cueva a buscar comida, vio a dos personas debajo de un árbol dormidos. Se acercó y vio que eran sus padres que, agotados, se habían quedado dormidos. El niño se fue corriendo para ellos. Misa estuvo muy contento y se fue para su casa acompañado de sus padres, muy felices, porque no había pasado nada.

Pedro Delgado Palomino

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EL MISTERIO DE LAS ESTATUAS Juan Caro Romero Primer premio 4º Primaria 10 años

En una ciudad de un país muy lejano, había dos niños que de mayor querían ser exploradores y aventureros. Una tarde de primavera, Carlos y Pablo jugaban en el parque y descubrieron, ocultas entre los árboles y las plantas, dos grandes estatuas. El Alcalde que pasaba por allí haciendo “futin” quedó sorprendido por las dos esculturas descubiertas y quería ponerlas en su jardín. Por más que lo intentó, no pudo moverlas, pidiéndoles ayuda a los chicos, pero no lo lograron. Parecía que estaban pegadas al suelo. Cuando anocheció, los chicos volvieron para intentar mover las estatuas. Lo intentaron una y otra vez, pero fue imposible. Carlos estaba agotado, pero al poner la mano sobre la esquina del pedestal, pulsó un botón y la estatua se movió. Debajo de la estatua había una escalera. Pablo bajo primero, vio una luz y fueron a investigarla. Cuando llegaron al fondo del pasillo, la luz se había apagado, 23


pero Pablo encendió la linterna que traía y descubrió que enfrente había una puerta. Entraron y la puerta se cerró. Solo había una gran mesa en la habitación, pero de pronto la puerta se abrió de nuevo y unos ladrones encapuchados dejaron la bolsa encima de la mesa y se fueron. Los dos estaban debajo de la mesa, salieron, abrieron la bolsa y descubrieron que dentro había dinero, por lo menos diez millones de euros. Los dos quedaron asombrados. Salieron a buscar a la policía y se lo contaron todo. La poli no se lo creyó, así que se fueron a casa. Por la mañana fueron otra vez y buscaron el resorte en la otra estatua. Pablo lo encontró y descubrió cinco puertas. Cuatro de ellas estaban cerradas. Entraron por la única abierta, dentro había un pasillo que recorrieron. Al fondo estaba la puerta, pero de pronto Carlos desapareció. Pablo creía que era una de sus bromas. Entonces oyó un grito. Era Carlos. Pablo salió corriendo de dentro de la estatua y buscó a Carlos por todas partes, pero no lo encontró. Fue la policía, pero no le creyeron por segunda vez. Entonces Pablo pensó en buscarlo en la otra estatua. 24


Cuando entró, estaba otra vez la luz al fondo del pasillo. Fue corriendo hacia la luz. Pero otra vez la luz desapareció. Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada. Se apoyó en la pared y pulsó un botón; se abrió la puerta secreta. Había un pasillo muy largo. Al final del pasillo había un laboratorio de mutaciones, sus explosiones brillaban por debajo de la puerta. Pablo vio a Carlos y lo desató. Cuando lo desató, la puerta estaba cerrada por un blindaje muy fuerte. Entonces una voz les habló. Les dijo que no podían irse de allí porque habían visto demasiado. De pronto la policía entró, liberó a los chicos y atraparon al profesor

Tamara Ancela Huete

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Maldito y le encerraron en la cárcel. La policía les dio las gracias por todo y les entregó una medalla a cada uno. Tres semanas después escucharon que se había escapado el profesor Maldito de la cárcel; los policías desconocen cómo se fue, pero siguen investigando. Los chicos se fueron rápidamente a su escondite (las estatuas). Corrieron al laboratorio del profesor. Cuando entraron estaba todo destrozado y se habían llevado todas las muestras de mutación. Llamaron a la policía para saber si ellos se las habían llevado. Dijeron que no. Los dos sospechaban que se las había llevado el profesor. Se fueron otra vez para su casa. Una noticia urgente era que habían robado tres bancos en una hora. Se habían llevado por lo menos ochocientos millones de euros. Cuando anocheció, algo entró en la casa de los chicos. Carlos escuchó un ruido y fue a mirar. No había nada, pero sabía que alguien o algo estaban en su casa. Subió a su cuarto y se durmió. Por la mañana Carlos despertó a Pablo. Pablo tenía muy mala cara. Parecía que estaba enfermo y se quedó en la cama durmiendo. Sólo fingía. Carlos fue al colegio. En el colegio también pasaba algo raro. Estaba 26


cerrado y tuvo que volver a casa. Por la calle no había nadie. A Carlos le pareció muy extraño y miró en una casa. Todos se habían convertidos en zombis y todos iban a por él, menos Pablo que le ayudó a entrar en las estatuas. Pablo le dijo que las cuatro puertas que intentaron abrir hace tres semanas no estaban cerradas sino encajadas. Y fueron a abrirlas. En cada una de las habitaciones había una parte del dinero robado. Fueron a la última puerta que no pudieron abrir. Forzaron la puerta y allí estaban los euros que encontraron en la bolsa. Escucharon unos pasos que se acercaban y una sombra abrió la puerta. Los chicos salieron corriendo, pero no podían porque la estatua estaba cerrada. Entonces se fueron al laboratorio; la sombra todavía seguía en la habitación. Pablo le preguntó a Carlos: -¿Por qué vamos al laboratorio? - Y Carlos le contestó: porque vi una puerta que daba a la calle. Cuando llegaron al laboratorio la sombra les había adelantado. A los pocos segundos la sombra se había convertido en Maldito. Los chicos corrieron atemorizados por el laboratorio. Pablo tuvo una idea, apagar la luz. El profesor salió disparado hacia fuera y le dijo a su ejército de zombis que bajara a por ellos. Car 27


los encendió la luz creyendo que ya no vendría más, pero no pensaba que vendrían los zombis. Carlos cogió el antídoto de zombis que casualmente se había olvidado el profesor Maldito y se lo echó a todos ellos. Todavía quedaba un poco de antídoto para el profesor. Subieron y el profesor había desaparecido. El profesor cogió a Pablo por detrás y Carlos le lanzó el antídoto para que se lo echara a Maldito. Maldito se evaporó. Los chicos recompensaron a Pablo y a Carlos con una placa de aventureros júnior.

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EL VALLE PERDIDO Miguel Orellana Mejías Segundo Premio 4º Primaria 10 años

Érase una vez un grupo de investigadores que iban en busca de un valle perdido. La historia dice que estaba situado por las afueras de “Kumaka”, un país africano. Los investigadores tenían la mitad de un mapa. Si encontraban la otra mitad, les conduciría al valle. El jefe dijo que al amanecer del día siguiente se pondrían en marcha, en su búsqueda. Llegó la hora, los investigadores se levantaron y, con mucho ánimo, se pusieron en marcha. Se estaban acercando a “Kumaka” cuando se dieron cuenta que estaba anocheciendo. Entraron en una cueva para descansar. Había un agujero en la roca y dentro había un pergamino lleno de polvo. El jefe lo sacudió y dijo- ¡Es la mitad que nos falta!-. A la mañana siguiente, cuando iban andando, encontraron una cruz muy extraña. Delante había una puerta sola, sin nada detrás. La abrieron y mágicamente esa puerta les llevó delante de una montaña. Junto a la montaña había un valle. Se acercaron hacia allí y to

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dos exclamaron: - “Tantos años buscándolo y por fin lo hemos encontramos, el valle perdido”. Así termina esta entrañable historia con todos contentos por haber encontrado lo que buscaban.

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UN LUGAR AL QUE REGRESAR Jorge Mariscal Harana Primer Premio 5º Primaria 11 años

Érase que se era, en un pueblo poco conocido, vivía un niño que no sabía dónde había nacido. Lo único que recordaba era un azul verdoso y creía que era el mar. Además tenía un padre adoptivo y quería saber cuáles eran sus orígenes. El adolescente fue a su habitación y escribió su carta de despedida, abrió el armario, sacó la ropa y la metió en su maleta. Una vez que tuvo todo, se dispuso a saltar al árbol más cercano, se sentó en él y empezó a meditar sobre sus escasos dieciséis años de vida, pensado qué había hecho bien y qué mal. Estaba decidido. Tenía que saltar y huir de lo que creía que era su hogar. Cuando se disponía a girar a la derecha, oyó la voz ronca de su padre: -“¡Marcos! ¿A dónde vas? Vuelve”. A lo que el chico contesta: -“Mira en la mesa de mi dormitorio. Te quiero, papá”. El padre se dirigió hacia su cuarto y leyó su carta de despedida: “Querido padre: el motivo por el que me he ido de casa 31


es saber cuáles son mis orígenes y mis padres biológicos. Ahora mismo no sé qué estoy haciendo, pero me imagino que pronto lo entenderé. Te quiero. Marcos” Su padre no hizo nada. Sonrió, sólo eso. Mientras tanto él había llegado a casa de un amigo donde pasó la noche. Al día siguiente ya estaba muy lejos de casa, empezó a buscar y encontró veintiséis familias que vivían en la costa, que hubieran tenido un hijo hace dieciséis años y que se llamase Marcos Vélez. Fue casa por casa llamando a la puerta hasta que estaba delante de la última. Llamó al timbre y… preguntó: -“Hola señor. ¿Por casualidad no será usted mi padre?”. “¿Cómo?”- dijo- “digo que nací el 22 de febrero de 1988”. –“No, lo siento”.- tuvo por respuesta. ¿Qué había hecho? Tendría que volver andando. Se dio cuenta de algo, si sus padres verdaderos no habían hecho nada por buscarle por qué lo hacía él. Consiguió volver a casa y su padre, en vez de castigarle, le abrazó muy fuerte y le sonrió. Sabía que podría seguir buscando a sus padres, pero su familia eran sus padres adoptivos y su casa siempre sería: un lugar al que regresar.

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LLANGATE Jefferson Montesdeoca Jordán Segundo Premio 5º Primaria 11 años

Érase una vez tres hombres que habían escuchado hablar de un lugar fantástico, al que llamaban los Llanganates. Se decía que este lugar quedaba en la cordillera andina, cerca de la selva amazónica, en un valle perdido. Algunas personas dicen haberlo visto; otros, a estas personas los toman como locos. Decían que este sitio era una ciudad en la que todo era de oro, que lo habían escondido los indígenas en la conquista de los colonizadores de Sudamérica. Éstas eran las averiguaciones que habían hecho estos tres hombres de Estados Unidos y la curiosidad les llevó a emprender un viaje en busca de la ciudad del tesoro, la ciudad de los Llanganates. Prepararon el equipaje y mucha comida y ropa abrigada para poder escalar la cordillera, ya que por la selva el camino era impenetrable. Tras convencer a un nativo ambicioso de la zona para que les guiase por la cordillera, empezaron la escalada a la cordillera con un tiempo magnífico. Todo era perfecto. No sentían cansancio. Durante la mañana y parte de la tarde lograron as33


cender toda la cordillera y descender un poco hacia una especie de valle. Una vez entrado en éste no podían ver nada porque estaba todo nuboso, por lo que decidieron acampar de noche. Ya caída la noche, comiendo entre risas y bromas, escuchaban tambores como si de una fiesta se tratase. Pensaba que estaban cerca de un poblado y que había fiestas allí, pero el nativo asustado sabía que cerca no había ningún poblado ni ninguna tribu de indígenas conocida. Sabía que estaban cerca de los Llanganates y un escalofrío atroz le recorría por el cuerpo, mientras los otros hombres no sentían nada porque estaban ebrios y decidieron dormir. A la mañana siguiente se despertaron. Salió un hombre de la tienda de campaña y se encontró con una agradable sorpresa. Llamó a los otros y, tras salir, se encontraron un día tan precioso que no habían visto jamás. Estaba todo despejado. Había árboles llenos de manzanas, peras, melocotones y animales que podían prepararse para comer y hacían parecer vana toda la comida que habían llevado. Después de desayunar y recoger la tienda de campaña, decidieron emprender el viaje nuevamente. Los cuatro iban de lo más contento y encantados con lo que 34


veían. Iban hasta cantando. Aquello era el paraíso. Caminaban y caminaban hasta que anocheció. Montaron la tienda nuevamente, se dijeron debemos estar muy cerca. Después de cenar, decidieron echarse a dormir, pero antes notaron la música del día anterior. Por la noche se asustaron.

Ana María Fernández Cardenas

Salió uno afuera. Estaba todo nublado y gritó ¿qué es esto?, ¿dónde estamos?; los otros le convencieron para que se tranquilizase. A la mañana siguiente aparecieron con el mismo panorama que la mañana anterior. Todos estaban preocupados. Querían regresar y ya no les importaba en35


contrar la ciudad de los Lllanganates. Decidieron regresar, pero a su vuelta se encontraron una montaña impenetrable. No podían escalarla y decidieron rodearla para encontrar la salida. Al hacer este rodeo miraron hacia un árbol en el cual había un pájaro que brillaba como el oro. Siguieron caminando y vieron que más allá había una cueva de la cual salía un resplandor deslumbrante. Decidieron entrar en la cueva y aquello parecía otro mundo. La cueva tenía su propio cielo, el cual brillaba de un color amarillo oro. Seguían caminando, estaban asombrados con lo que veían y al ver que había gente, se acercaron. Era como si fuese un mercadillo en el que todo lo que se vendía era oro: las frutas, ropa, incluso el suelo parecía polvo de oro. La gente brillaba. Mientras ellos se preguntaban por dónde podrían regresar, no les contestaron. Se volvían locos; parecían como si estuviesen perdidos en otro tiempo. Uno de los hombres salió corriendo tras volverse loco. Los otros le buscaron incansablemente y en la búsqueda se les apareció una mujer con forma de espíritu. Uno de los hombres se vio hipnotizado por la belleza que tenía y tras mirarle a los ojos se quedó inmovilizado. Asustados los otros dos, el nativo y el estadounidense buscaron incan36


sablemente la salida hasta que la encontraron; caminaron un poco, se encontraron con la cordillera, la escalaron y salieron por el primer pueblo que pudieron. Les preguntaban dónde habían estado y los consideraron locos, porque desde que habían salido había pasado sólo un día. Les internaron en un manicomio. Después de salir de allí fueron con un grupo de científicos, los cuales declararon que en esa zona había una gran radioactividad debido a la presencia de uranio, lo cual hacía que viesen visiones, pero nunca supusieron que fuese de los otros dos hombres. Esta es la historia de los Llanganates. No se sabe si es verdad o mentira, pero estos hombres nunca se recuperaron totalmente.

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UNA TARDE EN EL PARQUE Ángela López Cepero Primer Premio 6º Primaria 12 años

Hace mucho tiempo, dos niños llamados Sergio y Claudia, estaban en el parque jugando a la pelota. Claudia le tiró la pelota a Sergio, pero él no la pudo parar. La pelota corrió hasta perderse entre unos matorrales que había en el parque. Los niños corrieron tras ella, pero no consiguieron cogerla. Cuando se dieron cuenta habían corrido mucho; ¡pero mucho! Se pararon y vieron que todo lo que les rodeaba era misterioso, extraño; la pelota la habían perdido de vista. Quisieron seguir andando pero unos árboles inmensos y robustos les impedían el paso. Entonces Sergio dijo: - ¡Mira! Hay un pequeño hueco entre los árboles. - Vamos a pasar, dijo Claudia. Los dos se ocultaron entre los árboles y consiguieron pasar. Anduvieron y anduvieron un largo camino hasta que Sergio se cansó y se sentó sobre una piedra, arrancó una hoja del árbol que tenía detrás y escuchó ¡ay! No podía ser posible, aquel árbol hablaba. Los dos niños se 38


miraron y se quedaron quietos. El árbol dijo: -Hola niños, yo soy el árbol de la vida y el guardián del bosque. Aquí estoy, para proteger este mundo maravilloso que os rodea, con ayuda de mis amigos y amigas, el duendecillo, “Otoño”, que con su flauta mágica hace llamar al viento para caer las hojas secas de los árboles. El hada, “Primavera”, con su varita mágica hace florecer el bosque en unos minutos. El duendecillo, “Invierno”, con su capa mágica protege a todos los animales y plantas de las nieves del invierno. El hada, “Verano”, con sus alas de rayo de sol hace madurar todos los frutos de las plantas del bosque. -

Bueno, ya os he presentado a todos mis amigos, dijo el árbol. Claudia y Sergio se quedaron impresionados. Las

hadas y los duendecillos llevaron a Claudia y Sergio a conocer el bosque. Los niños se dieron cuenta de que eso era otro mundo diferente al suyo. Nada de peleas, desacuerdos; todos convivían muy bien. El bosque era soleado con muchos lagos y riachuelos. Había árboles de toda clase y muchas flores de colores. El bosque era un lugar desconocido para Claudia y Sergio, todavía no habían terminado de creerse que estuvieran allí. 39


-¿Os gusta todo esto?- dijo el duende “Otoño”. -Sí, es maravilloso y fantástico- dijeron los niños. Se dieron cuenta que estaba comenzando a llover y buscaron un lugar donde refugiarse. Llovía mucho y se escuchaban fuertes tormentas. Los niños, las hadas y los duendecillos estaban en una cueva de refugiados. Entonces vieron el resplandor de un rayo. Salieron de la cueva porque ya había terminado de llover y vieron un árbol que echaba humo. Y dijo el hada”Verano”: - El que echa humo es el árbol de la vida. ¡Vamos! – dijeron los demás. Cuando llegaron el árbol estaba en llamas y creyeron que no podrían solucionarlo. Pero claudia y Sergio recordaron lo que les dijo el árbol de la vida, que si todos unimos nuestras fuerzas podremos conseguir nuestros deseos. Entonces los duendes, las hadas, los niños y todos los animales del bosque apagaron el fuego trabajando todos juntos. El árbol quedó sin ramas y con el tronco ennegrecido; su aspecto era muy triste. Nadie pensaba que pudiera recuperarse. Al poco tiempo empezaron a salirles las primeras hojas. El hada, “Primavera”, dio un golpecito con la va40


rita y empezaron a salirles pequeñas florecillas. El hada, “Verano”, el duendecillo “Otoño” y el duendecillo “Invierno” también pusieron de su parte. Y con la ayuda de todos, el árbol volvió a ser el árbol de la vida de antes. Los niños se despidieron de todos porque ya se te-

Angela Carrasco Galán

nían que marchar y árbol de la vida les mostró el camino de vuelta. Cuando llegaron al parque, el lugar en el que perdieron la pelota, todo lo ocurrido les había parecido un sueño. De esta manera podemos pensar que muchos de nuestros sueños, si queremos, lo podemos convertir en realidad. 41


LA HISTORIA DE CARLOS Gonzalo Jiménez Mateo Segundo Premio 6º Primaria 12 años

Érase una vez un niño llamado Carlos, de doce años, que tenía que escribir una historia para el “Día del libro” de su colegio, pero tenía un problema y era que este niño no leía nunca. Tenía muchos libros, pero no los tocaba. Se sentaba a pensar en alguna historia, pero le faltaba lo principal: las ideas. Decidió salir a la calle a observar todo su alrededor para así poder escribir algo en su cuaderno, pero se encontraba con sus amigos y se ponía a jugar, a pasear y se olvidaba de su historia. Al ver que los días pasaban y no tenía nada, comenzó a preguntar a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, etc. Estos intentaban ayudarle pero Carlos se daba cuenta que esas ideas no eran suyas, sino de otros y esto le preocupaba. El sábado decidió que no saldría de su habitación, ni siquiera para comer, le dijo a su madre que si llamaban a sus amigos les dijera que estaba resfriado, para que no le molestaran. Se encerró en su cuarto y se tiró encima de la ca42


ma libros y libros, había de todo, libros infantiles, juveniles, libros de Gloria Fuerte, que le leía su madre cuando era pequeño, algunos de Manolito Gafotas, Harry Potter, Julio Verne, etc. Comenzó a hojearlos y a leer un poco de cada uno y así fue pasando el día, hasta que su madre, preocupada, entró en la habitación y no podía creer lo que estaba viendo. Su hijo, que nunca quiso coger un libro, ahora estaba tan metido en lo que estaba leyendo que ni siquiera se dio cuenta de que ella había entrado. -

Carlos, es muy tarde, baja a comer- dijo la madre.

Mamá, ¿sabes una cosa? Hoy me he dado cuenta de todo lo que me he perdido, hoy he podido viajar, conocer si-

Raquel García Oliver

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tios nuevos, personajes estupendos, niños que han vivido aventuras que a mí me hubiese gustado vivir. Con Harry Potter he conocido la magia y todo eso, mamá, sin salir de mi habitación, – decía Carlos entusiasmado. Es estupendo, creo que me han convencido los libros. Me han hecho ver que hay algo más aparte de mis video-juegos, que hasta ahora era lo que más me gustaba - continuaba Carlos. La madre se echo a reír y le dijo que se alegraba mucho por él. Carlos bajó a cenar y esa noche durmió como un bebé. Soñó que era un gran escritor y sus libros eran leídos por todo el mundo. Cuando se despertó, decidió coger su cuaderno y empezar a escribir. De repente se dio cuenta que las ideas que le venían a su cabeza tan rápido tenía que ordenarlas en un papel para poder decidir lo que iba a escribir. Pasó todo el domingo escribiendo su historia y el lunes pudo entregarla en su colegio. En el concurso en el que participaba junto a sus compañeros, Carlos quedó segundo, pero no le importó, porque había ganado algo más importante que era el hábito a la lectura.

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II CONCURSO DE CUENTOS ABRIL 2005 45


LOS NIÑOS PERDIDOS Carmen Bernal Vilaseco Primer Premio 1º Primaria 7 años

En un país muy lejano vivía un niño y una niña. Eran muy amigos y siempre estaban juntos. Una tarde fueron al bosque a coger flores silvestres y se quedaron en una jaula atrapados. Querían salir de la jaula, pero no podían. Era de hierro y se

quedaron

atrapados horas y horas esperando a que llegara Rita Armenteros Venegas

alguien.

Sus padres estaban preocupados porque no llegaban y era muy tarde. Llamaron a todos los vecinos para que buscaran a sus hijos. Pudieron reunir a mil personas para buscar a sus hijos y lo encontraron. Estaban muertos de hambre y de frío. Desde ese día los niños no volvieron a ir al bosque solos. Colorín, colorado… 46


EL PIRATA Y EL HOMBRE Alberto Torrico Palomino Segundo Premio 1º Primaria 7 años

Había una vez un pirata navegando por los mares del sur. Era un malvado. No quería a nadie en su camino. Un hombre feliz y muy agradable fue al barco y el pirata le dijo: -¡Fuera del barco ahora mismo!, ¡Como no te vayas, te mataré! El hombre le contestó: -

No me iré hasta que no me digas dónde está el tesoro.

-

Yo no sé dónde está el tesoro - contestó el pirata.

-

Yo mismo lo buscaré - dijo el hombre.

Se fue al desierto y allí se encontró un mapa que ponía: “da tres pasos al frente y cava en la tierra”. El hombre cavó y se encontró el tesoro. El pirata y el hombre se hicieron amigos, compartieron el tesoro y fueron felices durante muchos años.

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EL ÁRBOL MÁGICO Hugo Venegas Ruso Primer Premio 2º Primaria 8 años

Andrés, David y Max estaban perdidos en un bosque. De repente se encontraron con un árbol mágico que hablaba. El árbol les dijo: Os concederé tres deseos. Andrés dijo: Yo quiero ser bombero para apagar las llamas por si alguien se quema. El árbol le concedió su deseo.

David Guerrero Vital

David dijo: Yo quiero ser guardabosques para que nadie pueda cortarte. El árbol también le concedió el deseo. De repente Max dijo: Yo quiero ser jardinero para cuidarte, regarte y para que estés siempre muy bonito. El guardabosques David divisó a alguien que quería cortar el árbol y los tres se unieron para que nada le pudiera pasar al árbol mágico. El árbol, muy contento por haberles ayudado, les dijo cómo podían verle siempre que quisieran y colorín colorado este cuento se ha acabado. 48


LA LAMPARA DE LUISA Addis Cuevas Román Segundo Premio 2º Primaria 8 años

Había una vez una lámpara muy cansada de estar colgada en el salón de una casa. Era de cristal blanco, precioso, que brillaba cuando la encendían. Como estaba tan cansada de estar siempre encendida y sucia, no podía brillar más. La señora Luisa pensó: -

¿Qué le pasa a esta

lámpara? ¿Le duele la bombilla? Iré a comprar una nueva. Buscó por todos los sitios, pero no había bombillas de esa medida.

Sara Aziz Acosta

Una persona de un país muy lejano trajo unas bombillas que brillaban como el sol. Luisa las compró y se las puso a su lámpara, pero esta seguía sin brillar. Luisa se puso a llorar y llorar. Al final, su hija Luisita limpió la lámpara y funcionó, y colorín colorado este cuento se ha acabado y el que no se levante el culo se le queda pegado. 49


LA SELVA DE LOS LEONES Victor Manuel Ramos Moreno Primer Premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez una selva donde había muchos leones. Un día dos de ellos estaban peleándose hasta que al final acabaron heridos. Estuvieron inconscientes en el suelo hasta que los vio un león que pasaba por allí. El león avisó a todos los leones que hay en la selva de que uno de ellos tendría que ir a otro país para avisar al médico. Nadie quería ir, pero un león se dio cuenta de que hacia falta el más fuerte de los leones. Entonces fue un león a avisarlo y cuando le contó lo sucedido el dijo que iba a ir. Todos los leones se pusieron muy contentos y se despidieron de su amigo. El león también se despidió de sus amigos y se fue en busca del médico. Por el camino, se encontró algunos leones, se hicieron muy amigos y los leones decidieron acompañarle. Por fin, cuando llegaron a un país llamado Tormentoso, encontraron al médico. El león le contó lo sucedido y el médico le preguntó dónde estaban los leones

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heridos. Están en la “Selva de los Leones”, le contestó el león. Empezaron su viaje por la selva. Por el camino se encontraron con más leones que llevaban años soñando con ir a esta selva y decidieron acompañarlos. Tardaron varios días en llegar. Cuando llegaron al médico se le había olvidado la poción para curar a los leones. Entonces llamó a su ayudante Javier para que se la llevara. Como el ayudante tardaba mucho, llamó a su segundo ayudante, Francisco, que por el camino vio que Javier había muerto. Cuando llegó a la selva se lo dijo al médico y todos se pusieron muy tristes y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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AMANDA Esperanza Salas González Segundo Premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez un pez que vivía en una casita del mar. Un día vio a unos pescadores que pescaban a sus amigos: Richar, Pelabón, Escrapi, Carolina y Noris. Todos decían: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¿Es que no piensan ayudarnos? -

Sí, pero si os ayudo, moriré yo- dijo Safrán.

-

¡Cobarde! - le gritaron todos a la vez.

Al día siguiente vino un Ángel del cielo y le dijo a Safrán: Safrán, ¿pero qué has hecho? -

¡Pues no lo ves!

-

Con tal de no poner tu vida en peligro, has dejado que se lleven a nuestros amigos. Tendrás que demostrar que eres un buen pez, si no dejarás de vivir aquí y te irás a algún lugar lejano.

-

Lo intentaré - dijo Safrán. Una semana después, unos peces malvados esta-

ban secuestrando a una bellísima pececita. Safrán, que los vio, dijo: ¡Meteos con alguien de vuestro tamaño! Se enfrentaron y Safrán ganó y se casó y comieron algas para siempre.

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EL NIÑO QUE NO QUERÍA CEPILLARSE LOS DIENTES Pepa Gómez Viejo Primer Premio 4º Primaria 10 años

Érase una vez un niño que se llamaba Miguel y que nunca tenía ganas de cepillarse los dientes. Siempre pensaba: -

¿Por qué tengo que cepillarme los dientes? Seguro que no me van a doler nunca y tampoco se me van a estropear.

Cuando su madre le preguntaba: -

Miguel, ¿Te has cepillado los dientes?

Siempre le mentía sin dudar y le respondía: -

Sí, mamá, mis dientes están limpísimos.

Pero una noche, Miguel tuvo un sueño terrible. Todos sus dientes lloraban y se quejaban: -

¡Límpianos, cepíllanos, nos estamos pudriendo y nos vamos a caer! ¡Cepíllanos ya, porque muy pronto será demasiado tarde!

Los dientes comenzaron a moverse en su boca y Miguel se encontraba fatal. A la mañana siguiente, cuando Miguel se des

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pertó, fue corriendo al espejo para comprobar si todavía tenía sus dientes. De repente se dio cuenta de lo que ocurriría si realmente sus dientes se cayeran: -

Solamente podría comer puré, sopa,…y nunca podría volver a masticar una manzana. ¡Qué buena! Tendría que olvidarse de los chicles para siempre. ¡Sería terrible! No, Miguel no quería que ocurriera eso de nin-

guna manera y a partir de ese día se puso a cepillarse siempre los dientes. Comenzó a cuidarlos con tanto cariño que cuando abría la boca sus dientes relucían en su interior. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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EL NIÑO ARTISTA Moisés Segovia González Segundo Premio 4º Primaria 10 años

Había una vez un niño que vivía en un pueblo pequeñito cerca del mar. Su sueño era ser artista de un circo pero donde vivía era muy difícil, no tenía posibilidades. Un día llegó al pueblo el “Gran Circo” con leones, payasos, trapecistas y artistas. Pedrito, que así se llamaba el niño, fue con sus padres a verlo y se entusiasmó tanto que decidió escaparse para cumplir su sueño. Cuando el circo marchó, Pedrito se escondió en uno de los coches, con tan mala suerte que lo encontraron y lo castigaron con pagarse el viaje trabajando para el circo limpiando las jaulas de los animales que tanto le gustaban, planchando la ropa de los artistas. Pedrito echaba de menos su casa, a sus padres, a sus amigos y decidió pedir perdón a los señores del circo. Cuando vieron lo arrepentido que estaba dejaron que un día hiciese de payaso, con tan buena suerte que se rieron mucho con él todos los espectadores. Entonces llamaron a sus padres para que lo re 55


cogiesen y les dijeron que cuando fuese mayor podr铆a ir al circo a trabajar de payaso, pero antes tendr铆a que estudiar para hacerse un hombre y decidir lo que quisiese hacer. Pedrito estudi贸 mucho y se prepar贸, siempre con la idea de llegar a ser un artista del circo.

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EL CABALLERO DE LOS GRANDES PRADOS Claudia Pérez Pérez Primer Premio 5º Primaria 11 años

Después de que Don Quijote luchara contra gigantes y dragones, pensaba luchar contra su enemigo, el mago Merlín. Mientras pensaba como podía destruir al mago se encontró con una chatarra. Él se empeñó en que era una trampa del mago Merlín, y… ¡por primera vez Don Quijote no se equivocaba! Sancho se metió para demostrarle a su señor que solo era una chatarra. - ¿Ve señor cómo solo es una chatarra? En ese momento Sancho desapareció. - ¡Hay, Dios mío! Mi escudero ha desaparecido por culpa de una artimaña de Merlín. Sancho se encontraba en el siglo XXI, se había adelantado 400 años. Se encontraba desmayado en la playa. Un grupo de niños que estaba allí recogiendo cristales, lo vio y le dio agua. Sancho les contó todo lo que le había pasado y que no sabía cómo volver al pasado. Los niños le creyeron y le prepararon una casa con ramas rotas y dos cua57


dras para cuando viniera su señor. Tres días estuvo contando historias y hablando con refranes. Al cuarto día, una luz se apareció en medio de la noche ¡Era Don Quijote! -

¡Deteneos, villanos! – gritó Don Quijote.

Y se cayó del caballo desmayado. -

¡Ustedes tres!- dijo Sancho refiriéndose a Sandra, Espi y Claudia.

-

¡Coged al caballo! ¡Y ustedes cuatro, coged a mi señor!

Cuando por fin puso orden, todos pudieron dormir a pierna suelta esa noche. Al amanecer, don Quijote vio el hotel Guadalquivir y decía que eran Gigantes y que las ventanas eran agujeros hechos por el mago Facicum. Entre todos decidieron que debían ir a comprarle ropa, pero… -

¿Cómo lo llevamos sin que lo vea nadie? - preguntó Miguel.

-

Pues yo puedo traer ropa de mi padre para don Quijote- dijo María.

-

¿Y para Sancho? –preguntó Javi.

-

La de mi padre le irá bien – afirmó Claudia. 58


-

¿Y los caballos? – preguntó Sandra, alarmada.

-

De eso te puedes encargar tú y Claudia – sugirió Conchi.

Al final del día siguiente se pusieron de acuerdo para llegar al centro y comprar muchas cosas. Al volver se encontraron a Sandra montada en su caballo, Cantaor, y a Claudia en Rocinante con el borrico atrás enganchado. Mientras tanto, don Quijote se cayó en una piscina y decía que era un agujero blanco por donde se va al cielo y a lo único que llegó fue a coger un resfriado. Por la mañana se encontró mejor y al amanecer del día siguiente una luz deslumbró el cielo y cayó una especie dragón. Los chicos corrieron, pero un hechizo hizo que todos los del pueblo, excepto ellos, Sancho y don Quijote se habían quedaran de piedra. -

Donde menos te lo esperas salta la liebre - Dijo Sancho.

-

Sancho, ahora no es el momento de refranes, así que ponte detrás de mí y diles a los chicos que hagan el bálsamo –respondió Don Quijote.

Después de una dura batalla, bebió el bálsamo y de donde habían aparecido esos personajes apareció una 59


bella y fina princesa, que decía llamarse Dulcinea y que pidió ser novia de Don Quijote.

Este,

loco de contento, asintió

con

cabeza

y

la dijo

que sí. Los chicos se despidieron

de

Rocinante y el borrico

entre

Adrián Ramirez de la Fuente

lágrimas, lloraron aún más que cuando se tuvieron que despedir de Don Quijote, Sancho y Dulcinea. Don Quijote les dejó de regalo un escudo de madera. Sancho, su espada, y Dulcinea, su collar y los niños, le dejaron una linterna, libros, la ropa que le compraron y zapatos. Los niños se fueron a sus casas y Don Quijote, Sancho y Dulcinea para su pueblo.

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llevó un buen rato, mejor dicho, un buen rato pensando y por fin, tomó rumbo a Saytama. Decidir hacia dónde ir fue más pesado que la salida de los Dolores. Seguimos, fue caminando y se encontró con un hombre tirado en el suelo. Ese hombre era un samurái. Al lado del samurái pasaba un riachuelo y Tontobón cogió un recipiente, echó agua y se la tiró a la cara del samurái. El hombre, como era muy quejita, gritó: - ¡Aaaaaaaaargr! El samurái sacó su espada y dijo: - Idiota, ¿Pero qué estas haciendo? Y Tontobón contestó en tono de burla: - Pues lo que estás viendo. El samurái dijo que daba igual y le preguntó a Tontobón cómo se llamaba. Tontobón contestó: - Me llamo Tontobón y tú, ¿Cómo te llamas? - Me llamo Conejo. Y Tontobón dijo: - Pues que nombre tan raro. -Y el tuyo, ¿no es raro acaso? ¿Eh? -No Conejo suspiró, Tontobón le preguntó para quién trabajaba y conejo contestó: 84


- Para el rey de Japón. Y Tontobón preguntó: - ¿Quién es el rey? - Quién será - contestó conejo. - ¿Que quién será? Eso lo sabrás tú - No, no y no, Quién Será es su nombre, ¡Será…! ¿Cómo se atrevió a despedirme el muy…? -¿Te ha despedido? -¿No lo oyes, o qué? Después de un rato se dejaron de presentaciones y tomaron rumbo hacia Saytama. Y colorín colorado…Ya os sabéis el resto

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LA TRANSFORMACIÓN María Victoria Guerrero Vital Segundo Premio 5º Primaria 11 años

Hace tiempo fue el cumpleaños de una niña que se llama Carlota y lo celebró dando una fiesta a la que asistieron muchos amigos y familiares de los que recibió muchos regalos. Pero a Carlota el regalo que más le gustó fue el que le hizo un tío suyo, era una jaula con un inseparable que tenía el cuerpo de color amarillo y la cara de color rojo. Era un pájaro muy bonito. Después de tenerlo un tiempo, de pronto, el inseparable se murió causándole a Carlota mucha pena porque la niña le había cogido mucho cariño. Su padre, viendo la pena de la niña, le compró dos inseparables pequeños que trajo en una pequeña cajita de cartón debiendo darle de comer a mano. Pero a Carlota no le gustaron esos inseparables porque estaban cubiertos de un plumón grisáceo que no les hacía bonitos. Como se trataba de un regalo, ayudaba a su padre a darles de comer y a limpiarles la caja que los contenía. Con el tiempo, los inseparables fueron 86


creciendo. Al principio les salieron los cañones y posteriormente las plumas, finalizando el crecimiento con un plumaje bonito. Como el cuerpo era de color verde, la cola azul y la cara de un bonito color rojo, esta transformación de colorido, así como la “mansedad” que tenían los pájaros debido a la manipulación, hizo que a Carlota le empezaran a gustar mucho los inseparables que le había traído su padre, ya que podía cogerlos y jugar con ellos sin que se escapasen.

Marina Domínguez Pérez

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MISTERIO EN EL NILO Amador Gómez Hidalgo Primer Premio 6º Primaria 12 años

Estaba José en su cuarto viendo la televisión cuando de repente entró un periódico por la ventana. José se levantó de su silla impresionado y cogió el periódico. Lo abrió por la primera página en la que se veía el siguiente artículo: “ROBO EN EL MUSEO DE EGIPTO”. Según lo que contaba el artículo, habían robado la estatua de Cleopatra. José salió de su habitación corriendo y gritó: -

Mamá ahora vengo, voy a salir un rato a la calle.

José se dirigió al colegio y cuando llegó le preguntó al portero si estaba el profesor Roberto. El portero asintió con la cabeza, José subió por las escaleras corriendo, llamó a la puerta de una clase y entró. En ella había un señor alto y delgado sentado en una silla. -

¡Profesor Roberto!, ¿Ha visto el periódico?

-

No, ¿qué ocurre?

-

Han robado la estatua de Cleopatra en Egipto.

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-

¡No me lo puedo creer!, dijo el profesor asombrado.

-

Este verano voy a ir de vacaciones a El Cairo, espero que no ocurra nada.

- ¿En serio? Yo también voy a ir a El Cairo. -¡Fantástico, podrá venirse con nosotros! -¿Cuándo os vais?, preguntó el profesor. -La semana que viene, el martes. -Estupendo, intentaré ir contigo en el viaje de ida. Cuando llegó José a su casa, dijo en voz alta: -

¡El profesor Roberto vendrá con nosotros a Egipto!

-

¡Qué bien, será estupendo que venga a El Cairo, él sabe mucho de esa ciudad, dijo el padre.

Llegó el martes. Ya estaban a punto de entrar en el avión para ir a Egipto, cuando José se sentó en su asiento y vio al profesor Roberto entrar en el avión y le dijo que se sentase al lado suyo. Roberto le enseñó a José un nuevo artículo del periódico en el que decía que aún no se había encontrado la estatua de Cleopatra. Llegaron al aeropuerto, cogieron las maletas y

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fueron al hotel. La habitación de Roberto era la que estaba al lado de la de José. Por la tarde, la familia de José y Roberto dieron un paseo en barca por el río Nilo. -

¿Ves aquella luz de ahí?, preguntó José.

-

Sí, qué extraño, una luz en el fondo del río, contestó el profesor. Por la noche, cuando todos estaban dormidos,

José se levantó de su cama. Salió de su habitación y se encontró a Roberto. -

¿Qué haces despierto a estas horas?, le preguntó José.

-

¿Y tú? Son las cuatro de la madrugada, respondió el profesor de Historia de la Ciencia.

-

No puedo dormir, nada más que pienso en aquella luz del río.

-

Podemos ir, dijo Roberto.

-

Sería una locura, no podríamos.

-

Tengo dos trajes de lienzos guardados ahí, se los compré a un hombre al salir del avión.

-

Vamos, dijo al final José.

Llegaron los dos a la orilla del río cuando dijo Roberto: -

Ahí está la luz que vimos ayer.

Los dos se pusieron el traje de lienzo y se sumergieron 90


en las profundidades del río. -

Mira, parece una puerta, opinó José.

-

Sí, la luz que vimos desde la superficie era ese foco que alumbra la puerta.

Roberto abrió la puerta con mucho cuidado con una orquilla que traía. Entraron los dos. Parecía una cueva. -

Agáchate, viene alguien, dijo Roberto muy exaltado.

De repente apareció un hombre con un móvil en la mano. Empezó a marcar unos números y… -

¿Cuánto me da por la estatua de Cleopatra?,… murmuraba el extraño por el móvil.

-

Eso es muy poco, me ha costado mucho trabajo robarla.

El hombre se fue con el móvil en la mano un tanto enfadado. -

¿Has oído lo que ha dicho ese hombre?, dijo José.

-

Sí, él tiene que ser el ladrón de la estatua, le

contestó el profesor. Los dos se adentraron en la cueva un poco más, hasta que vieron una gran piedra cubierta por una sábana. Roberto la destapó, y ahí estaba la estatua. -

Llamaremos a la policía en un batiscafo a través

del río. 91


-

¿Qué ocurre?, preguntó el policía.

-

Al final de la cueva está el ladrón de la estatua

de Cleopatra, dijo José. Los policías, en este caso G.E.O.S, se adentraron en la cueva. -

¡Levanta las manos, ladrón!, dijo el agente.

-

Que sepáis que tenéis diez minutos para salir o,

si no, explotará la cueva, dijo el malhechor. De repente, salieron seis hombres más de la banda. Uno de sus hombres disparó a un agente. A José se le ocurrió una idea. Mientras los otros estaban en el tiroteo, Roberto y él irían a la sala de ordenadores para desactivar la bomba. Y así ocurrió, pero en el intento, el jefe de la banda aprovechó para huir. Al instante, Roberto cogió una piedra y se la tiró en la nuca. El jefe de la banda se quedó inconsciente. La policía aprovechó y pudo arrestar a la banda. Ya en la superficie, los policías se llevaron a los ladrones y como agradecimiento le dieron un millón y medio de euros, de los cuales una parte donaron al museo de Egipto para que pudiesen arreglar los desperfectos.

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GERMÁN, SU AMIGO Y EL JUEGO DE ORDENADOR Conchi Pizarro Hernández Segundo Premio 6º Primaria 12 años

Un día muy soleado, Germán se levantó muy temprano. Germán era un chico de once años. Era alto, guapo, fuerte, rubio, con ojos marrones, simpático y muy, muy generoso. Era un día estupendo y cuando Germán se levantó, desayunó, se lavó los dientes y la cara, se vistió y fue inmediatamente a buscar a su amigo Juan. Entre los dos fueron a buscar a la pandilla y todos juntos saltaron, corrieron, chillaron y brincaron. ¡Fue un día agotador! Al merendar, Juan y Germán se sentaron a jugar a un juego de ordenador que se había comprado Germán. El juego trataba de dinosaurios. Se tenía que pasar por muchos sitios peligrosos para llegar a una cueva y coger con cuidado una llave, sin que el tigre que había dentro se diera cuenta. Cogida la llave, había que atravesar un río para salvar a una persona que estaba atrapada en una mazmorra. Pues ellos empezaron a jugar cuando, de repente, Juan le dijo a Germán: 93


-

¿Para qué sirve esta tecla de aquí?

-

Pues no sé, nunca lo he comprobado, le contestó Germán. Ahora ha llegado el momento de comprobar-

-

lo. Juan levantó su dedo índice y pulsó la tecla. De repente la pantalla del ordenador los absorbió y, cuando abrieron los ojos, se encontraron en medio de la selva y rodeados de muchos dinosaurios. Se preguntaban dónde estaban, qué hacían allí, qué había pasado y muchas preguntas más. Germán, que era muy listo, le dijo a Juan: -

El juego.

Juan pegó un grito tan grande que los pájaros salieron volando: -

¡Nooooooooo!

Juan se puso muy nervioso y Germán, una vez que lo calmó, le dio otra mala noticia, que fue la siguiente: -

Ahora para poder salir de aquí hay que pasarse todo el juego.

-

¿Quieres decir que para regresar a casa hay que pasar por todos los niveles?

-

Sí, aunque sea muy peligroso, si queremos regresar a nuestro mundo hay que jugar. 94


Una voz les dio las instrucciones del juego y les dijo qué significaba cada cosa que se pudieran encontrar por el camino. Empezaron a mirar cuántas cosas había a sus alrededores y al mirar hacia atrás se encontraron un dinosaurio hambriento Los dos sin pensárselo dos veces salieron corriendo. El suelo estaba todo lleno de hierbas que cubrían hasta las rodillas. Al pisar en una parte llana en la que las hierbas eran pequeñas, nada más poner un pie en un círculo de arena que había, la arena cayó en un agujero hondo junto con Germán y Juan. Allá dentro había una placa flotante que ponía “Comodín”, Juan le pregunto a Germán: -

¿Qué será es esto?

Y él le contestó: -

Cómo se nota que no has estado atento a las explicaciones del juego.

-

Ya sé que no he estado atento, pero, ¿qué hacemos con esta placa?

-

Esto es un comodín que, si lo cogemos, el juego nos indicará un atajo por el que podremos correr sin ningún peligro.

Y Juan, ya más calmado, le contestó: 95


-

¡Ah! vale, ya estoy mucho más tranquilo, vamos a cogerlo.

Germán lo cogió y le apareció una escalera para poder salir del agujero. Una vez que ya salieron una flecha les indicaba que entraran en una puerta que había en un árbol de la selva. Cuando entraron, se encontraron en un lugar que estaba desierto, no había hierbas ni árboles, sino un suelo de tierra y una cueva. Juan, al ver la cueva, le dijo a Germán: -

Si no me equivoco, esta cueva nos conducirá hasta la llave de la mazmorra y así podremos salvar a la persona que está dentro.

Germán, con una sonrisa en la cara, le dijo: -

Por una vez en tu vida has acertado, pero sólo se te ha olvidado decir una cosa:

-

¿Qué se me ha olvidado decir?

-

Pues que en la cueva hay un tigre y conseguir la llave se nos va a hacer un poco difícil.

-

Eso ya lo sabía, pero como tú dijiste al principio, si queremos regresar a casa hay que jugar.

Cuando entraron en la cueva, ellos pensaron que 96


habían tenido suerte porque el tigre estaba dormido, así que anduvieron muy lentamente y silenciosamente, cogieron la llave y se dieron la vuelta; cuando de repente… -

¡Ahchuuuuu!

Juan había estornudado. El tigre se despertó y los dos otra vez salieron corriendo, se tropezaron y se hicieron mucho daño. Al levantarse Juan cogió una piedra y se la tiró al tigre en la cabeza. El tigre había quedado atontado y Germán y Juan salieron de la cueva, eso sí, heridos, pero llevaban lo que querían, la llave. Afuera había dos botes, uno para cada uno, con un líquido verde, en los botes ponía: “VIDA”. Germán le dijo a Juan: -

¡Vaya lo que has montado! Pero hemos conseguido la llave, ahora; según las instrucciones, esto nos curará las heridas y nos llenará de vida.

Juan le pidió perdón a Germán y los dos se tomaron la bebida. Tenían que cruzar el río, pero de una manera muy curiosa; subiéndose encima de unas tortugas que se movían mucho hacia los lados, y ellas llevarían a los 97


chicos a la otra orilla. Esto tenía también mucho peligro, había que aguantar mucho el equilibrio porque en el agua había cocodrilos. Llegaron a la otra orilla sin haberle sucedido nada, Juan dijo: -

Mira, la mazmorra, ya todo el peligro ha pasado, abre la puerta con la llave.

-

Vale, eso está hecho, en un “plif, plaf” estaremos en casa.

Germán abrió la puerta y se encontró con un duendecillo que le dijo: -

Tomad esta llave, es para abrir esa puerta que os llevará a vuestra casa.

Juan y Germán le dijeron a la vez: -

Muchas gracias y hasta pronto.

Germán le dio la llave a Juan y éste abrió la puerta que el duendecillo le había indicado. Los dos entraron y, de repente, se encontraron sentados frente al ordenador. Al fin y al cabo todo salió bien. Juan y Germán regresaron a su ciudad (Sanlúcar de Barrameda) y el duendecillo quedó libre.

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IV CONCURSO DE CUENTOS ABRIL 2007 99


LA NIÑA SIN DIENTES Esperanza Domínguez Palacios Primer Premio 1º Primaria 7 años

Érase una vez una niña a la que no se le caían los dientes. A los diez u once días le dice a su madre: -

Mamá. Mamá. Me duele la boca.

Total, que la llevó al dentista porque se le iba a caer un diente, pero no sabía cuál. Por la mañana se fue al colegio. En el colegio se le cayeron todos los dientes y llegó a casa con una bolsa de dientes. El sábado le dijo a la mamá: - ¿No me traes nada? El domingo a las doce de la mañana el padre no podía abrir la puerta. Entonces el padre rompió la puerta y se encontró todo el cuarto lleno de “chuches”. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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EL PERRITO Y LOS DOS GATITOS Javier Garrido Romero Segundo Premio 1º Primaria 7 años

Había una vez unos gatitos que gastaban mucha agua y conocieron a un perrito. Les daba un poco de miedo y el perro sólo quería ser amigo de ellos y decirle que no gastaran tanta agua. Los gatitos se estaban bañando en la piscina y se ahogaban. El perrito salvó a los dos. Entonces se hicieron amigos. Fueron a la granja y dijo un gato: - Toma. ¿Quieres comerte un ratón? Dijo el otro: No, no, gracias. Fueron a la playa y le dijo: - ¿Quieres un pez? Dijo el gato: No, no, gracias.

Carmen María Ocaña Espinar

Después, el sábado se montaron en un avión de Barcelona a Francia, de Francia a Italia y del resto de los países fueron a Ciudad del Vaticano, Alemania, Polonia, Suecia, Finlandia, Noruega e Irlanda. Cuando volvieron a casa fueron felices y comieron perdices. 101


ANA Y LA MARIPOSA Mamen Gómez Balazote Primer Premio 2º Primaria 8 años

Había una vez una princesa que se llamaba Ana y era mediana, simpática y agradable. Un día se fue al campo para coger flores. Se encontró una mariposa que le dijo: -

Por favor, no arranques flores porque yo les lle-

vo el polen a las abejas y, si las arrancas, no tendrás miel. -

Es verdad – dijo la princesa. Entonces se fue a su castillo porque era de no-

che. Y esa misma noche llegó la mariposa y le dijo: -

Recuerda, no arranques flores.

Y ella dijo: -

Sí, no las arrancaré más. Y desde ese día no

arrancó más flores.

Celia Delgado Carrasco

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LA ESTRELLA Paula Camacho Ballén Segundo Premio 2º Primaria 8 años

Érase una vez una estrella muy lista que se llamaba Fugaz y solo salía en Navidad. Un día de Navidad no salió y aquel día se perdió una aventura. Un niño, el día de Nochebuena, se la había pedido a Papá Noel. Este le trajo la estrella que él había pedido y se la trajo de peluche. Por la mañana se iban a París y el niño se llevó su estrella. Por todos los sitios en que estuvo en París se la llevaba. Le gustaba mucho y para él era una de las cosas más bonitas que había tenido en su vida. Cierto día se le descosió y la madre, que era costurera, se la cosió y él volvió a jugar con ella como si no se le hubiera descosido. Fue tan feliz con su estrella como si fuese su amiga. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Berta Otero López

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LAS TRES MARAVILLAS Paula Ballén Sánchez Primer premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez una familia muy, muy pobre, que vivía en una casita muy pequeña. Al ser tan pequeña su casa tenían que ir a lavar su poca ropa al río. La mujer y su marido tenían dos hijos llamados Daniel y Carolina. Los niños todos los días iban a ayudar a su madre. Un día, Daniel y su hermana Carolina decidieron ir a lavar la ropa. Por el camino se encontraron un cubo de madera y ellos, como no podían con su ropa, la pusieron en un lado escondido y, como no sabían de quien era, dieron una vuelta por allí cerquita. Preguntaron y preguntaron, pero toda la gente decía que no era suyo. Volvieron donde estaba la ropa, y como no podían, cogieron el cubo y metieron la ropa en el cubo. Al lavar la ropa se marcharon y de repente salió un mago. Ellos sorprendidos dijeron: - ¡woo un mago! El mago les dijo: - Os concedo tres deseos. Carolina se quedó sorprendida y le dijo que si de 104


verdad les concedería tres deseos. Le dijo: •

Claro que sí, es lo menos que puedo hace por salvarme. Dime lo que quieras. Carolina le dijo: - Me gustaría que le dieras a mi familia un poco

de alimentación y agua. Y dice el mago: – Pues si eso quieres yo te lo concederé. Y dicen Carolina y Dani: – Muchísimas gracias. Contestó el mago: – Bueno, has dicho solo un deseo. ¿Y el segundo? Añade Carolina: – Me gustaría ropa y nada más. Y dice el mago: - ¿No quieres otro? - No, muchas ropas para los niños pobres. Y el mago se lo concedió. Y colorín

colorado

Raúl García Rodríguez

este cuento se ha acabado. 105


LA TUMBA ENCANTADA Marta Fernández Hermosilla Segundo Premio 3º Primaria 9 años

Había una vez una niña que un día le mandó su mamá a ir a la tumba donde se murió su abuelo. Y la niña tocó la tumba y ¡plasf!, el abuelo se levantó, la persiguió y la niña se dio cuenta de que era su abuelo y le dijo: -

Vamos a mi casa, que mi mamá me estará bus-

cando. Y llegó la niña a la casa y dice: -

Mamá, tengo una sorpresa. El abuelo está aquí.

El abuelo se ha levantado de la tumba. -

¡Qué bien! Va-

mos a cenar y después a lavarnos los dientes. Y el abuelo dice: -

Yo no me los

puedo lavar porque no tengo dientes. -

Bueno, no pasa nada, abuelo.

Jaime Barba García

Comes y a la cama. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 106


llevó un buen rato, mejor dicho, un buen rato pensando y por fin, tomó rumbo a Saytama. Decidir hacia dónde ir fue más pesado que la salida de los Dolores. Seguimos, fue caminando y se encontró con un hombre tirado en el suelo. Ese hombre era un samurái. Al lado del samurái pasaba un riachuelo y Tontobón cogió un recipiente, echó agua y se la tiró a la cara del samurái. El hombre, como era muy quejita, gritó: - ¡Aaaaaaaaargr! El samurái sacó su espada y dijo: - Idiota, ¿Pero qué estas haciendo? Y Tontobón contestó en tono de burla: - Pues lo que estás viendo. El samurái dijo que daba igual y le preguntó a Tontobón cómo se llamaba. Tontobón contestó: - Me llamo Tontobón y tú, ¿Cómo te llamas? - Me llamo Conejo. Y Tontobón dijo: - Pues que nombre tan raro. -Y el tuyo, ¿no es raro acaso? ¿Eh? -No Conejo suspiró, Tontobón le preguntó para quién trabajaba y conejo contestó: 84


- Para el rey de Japón. Y Tontobón preguntó: - ¿Quién es el rey? - Quién será - contestó conejo. - ¿Que quién será? Eso lo sabrás tú - No, no y no, Quién Será es su nombre, ¡Será…! ¿Cómo se atrevió a despedirme el muy…? -¿Te ha despedido? -¿No lo oyes, o qué? Después de un rato se dejaron de presentaciones y tomaron rumbo hacia Saytama. Y colorín colorado…Ya os sabéis el resto

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LA TRANSFORMACIÓN María Victoria Guerrero Vital Segundo Premio 5º Primaria 11 años

Hace tiempo fue el cumpleaños de una niña que se llama Carlota y lo celebró dando una fiesta a la que asistieron muchos amigos y familiares de los que recibió muchos regalos. Pero a Carlota el regalo que más le gustó fue el que le hizo un tío suyo, era una jaula con un inseparable que tenía el cuerpo de color amarillo y la cara de color rojo. Era un pájaro muy bonito. Después de tenerlo un tiempo, de pronto, el inseparable se murió causándole a Carlota mucha pena porque la niña le había cogido mucho cariño. Su padre, viendo la pena de la niña, le compró dos inseparables pequeños que trajo en una pequeña cajita de cartón debiendo darle de comer a mano. Pero a Carlota no le gustaron esos inseparables porque estaban cubiertos de un plumón grisáceo que no les hacía bonitos. Como se trataba de un regalo, ayudaba a su padre a darles de comer y a limpiarles la caja que los contenía. Con el tiempo, los inseparables fueron 86


creciendo. Al principio les salieron los cañones y posteriormente las plumas, finalizando el crecimiento con un plumaje bonito. Como el cuerpo era de color verde, la cola azul y la cara de un bonito color rojo, esta transformación de colorido, así como la “mansedad” que tenían los pájaros debido a la manipulación, hizo que a Carlota le empezaran a gustar mucho los inseparables que le había traído su padre, ya que podía cogerlos y jugar con ellos sin que se escapasen.

Marina Domínguez Pérez

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MISTERIO EN EL NILO Amador Gómez Hidalgo Primer Premio 6º Primaria 12 años

Estaba José en su cuarto viendo la televisión cuando de repente entró un periódico por la ventana. José se levantó de su silla impresionado y cogió el periódico. Lo abrió por la primera página en la que se veía el siguiente artículo: “ROBO EN EL MUSEO DE EGIPTO”. Según lo que contaba el artículo, habían robado la estatua de Cleopatra. José salió de su habitación corriendo y gritó: -

Mamá ahora vengo, voy a salir un rato a la calle.

José se dirigió al colegio y cuando llegó le preguntó al portero si estaba el profesor Roberto. El portero asintió con la cabeza, José subió por las escaleras corriendo, llamó a la puerta de una clase y entró. En ella había un señor alto y delgado sentado en una silla. -

¡Profesor Roberto!, ¿Ha visto el periódico?

-

No, ¿qué ocurre?

-

Han robado la estatua de Cleopatra en Egipto.

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-

¡No me lo puedo creer!, dijo el profesor asombrado.

-

Este verano voy a ir de vacaciones a El Cairo, espero que no ocurra nada.

- ¿En serio? Yo también voy a ir a El Cairo. -¡Fantástico, podrá venirse con nosotros! -¿Cuándo os vais?, preguntó el profesor. -La semana que viene, el martes. -Estupendo, intentaré ir contigo en el viaje de ida. Cuando llegó José a su casa, dijo en voz alta: -

¡El profesor Roberto vendrá con nosotros a Egipto!

-

¡Qué bien, será estupendo que venga a El Cairo, él sabe mucho de esa ciudad, dijo el padre.

Llegó el martes. Ya estaban a punto de entrar en el avión para ir a Egipto, cuando José se sentó en su asiento y vio al profesor Roberto entrar en el avión y le dijo que se sentase al lado suyo. Roberto le enseñó a José un nuevo artículo del periódico en el que decía que aún no se había encontrado la estatua de Cleopatra. Llegaron al aeropuerto, cogieron las maletas y

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fueron al hotel. La habitación de Roberto era la que estaba al lado de la de José. Por la tarde, la familia de José y Roberto dieron un paseo en barca por el río Nilo. -

¿Ves aquella luz de ahí?, preguntó José.

-

Sí, qué extraño, una luz en el fondo del río, contestó el profesor. Por la noche, cuando todos estaban dormidos,

José se levantó de su cama. Salió de su habitación y se encontró a Roberto. -

¿Qué haces despierto a estas horas?, le preguntó José.

-

¿Y tú? Son las cuatro de la madrugada, respondió el profesor de Historia de la Ciencia.

-

No puedo dormir, nada más que pienso en aquella luz del río.

-

Podemos ir, dijo Roberto.

-

Sería una locura, no podríamos.

-

Tengo dos trajes de lienzos guardados ahí, se los compré a un hombre al salir del avión.

-

Vamos, dijo al final José.

Llegaron los dos a la orilla del río cuando dijo Roberto: -

Ahí está la luz que vimos ayer.

Los dos se pusieron el traje de lienzo y se sumergieron 90


en las profundidades del río. -

Mira, parece una puerta, opinó José.

-

Sí, la luz que vimos desde la superficie era ese foco que alumbra la puerta.

Roberto abrió la puerta con mucho cuidado con una orquilla que traía. Entraron los dos. Parecía una cueva. -

Agáchate, viene alguien, dijo Roberto muy exaltado.

De repente apareció un hombre con un móvil en la mano. Empezó a marcar unos números y… -

¿Cuánto me da por la estatua de Cleopatra?,… murmuraba el extraño por el móvil.

-

Eso es muy poco, me ha costado mucho trabajo robarla.

El hombre se fue con el móvil en la mano un tanto enfadado. -

¿Has oído lo que ha dicho ese hombre?, dijo José.

-

Sí, él tiene que ser el ladrón de la estatua, le

contestó el profesor. Los dos se adentraron en la cueva un poco más, hasta que vieron una gran piedra cubierta por una sábana. Roberto la destapó, y ahí estaba la estatua. -

Llamaremos a la policía en un batiscafo a través

del río. 91


-

¿Qué ocurre?, preguntó el policía.

-

Al final de la cueva está el ladrón de la estatua

de Cleopatra, dijo José. Los policías, en este caso G.E.O.S, se adentraron en la cueva. -

¡Levanta las manos, ladrón!, dijo el agente.

-

Que sepáis que tenéis diez minutos para salir o,

si no, explotará la cueva, dijo el malhechor. De repente, salieron seis hombres más de la banda. Uno de sus hombres disparó a un agente. A José se le ocurrió una idea. Mientras los otros estaban en el tiroteo, Roberto y él irían a la sala de ordenadores para desactivar la bomba. Y así ocurrió, pero en el intento, el jefe de la banda aprovechó para huir. Al instante, Roberto cogió una piedra y se la tiró en la nuca. El jefe de la banda se quedó inconsciente. La policía aprovechó y pudo arrestar a la banda. Ya en la superficie, los policías se llevaron a los ladrones y como agradecimiento le dieron un millón y medio de euros, de los cuales una parte donaron al museo de Egipto para que pudiesen arreglar los desperfectos.

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GERMÁN, SU AMIGO Y EL JUEGO DE ORDENADOR Conchi Pizarro Hernández Segundo Premio 6º Primaria 12 años

Un día muy soleado, Germán se levantó muy temprano. Germán era un chico de once años. Era alto, guapo, fuerte, rubio, con ojos marrones, simpático y muy, muy generoso. Era un día estupendo y cuando Germán se levantó, desayunó, se lavó los dientes y la cara, se vistió y fue inmediatamente a buscar a su amigo Juan. Entre los dos fueron a buscar a la pandilla y todos juntos saltaron, corrieron, chillaron y brincaron. ¡Fue un día agotador! Al merendar, Juan y Germán se sentaron a jugar a un juego de ordenador que se había comprado Germán. El juego trataba de dinosaurios. Se tenía que pasar por muchos sitios peligrosos para llegar a una cueva y coger con cuidado una llave, sin que el tigre que había dentro se diera cuenta. Cogida la llave, había que atravesar un río para salvar a una persona que estaba atrapada en una mazmorra. Pues ellos empezaron a jugar cuando, de repente, Juan le dijo a Germán: 93


-

¿Para qué sirve esta tecla de aquí?

-

Pues no sé, nunca lo he comprobado, le contestó Germán. Ahora ha llegado el momento de comprobar-

-

lo. Juan levantó su dedo índice y pulsó la tecla. De repente la pantalla del ordenador los absorbió y, cuando abrieron los ojos, se encontraron en medio de la selva y rodeados de muchos dinosaurios. Se preguntaban dónde estaban, qué hacían allí, qué había pasado y muchas preguntas más. Germán, que era muy listo, le dijo a Juan: -

El juego.

Juan pegó un grito tan grande que los pájaros salieron volando: -

¡Nooooooooo!

Juan se puso muy nervioso y Germán, una vez que lo calmó, le dio otra mala noticia, que fue la siguiente: -

Ahora para poder salir de aquí hay que pasarse todo el juego.

-

¿Quieres decir que para regresar a casa hay que pasar por todos los niveles?

-

Sí, aunque sea muy peligroso, si queremos regresar a nuestro mundo hay que jugar. 94


Una voz les dio las instrucciones del juego y les dijo qué significaba cada cosa que se pudieran encontrar por el camino. Empezaron a mirar cuántas cosas había a sus alrededores y al mirar hacia atrás se encontraron un dinosaurio hambriento Los dos sin pensárselo dos veces salieron corriendo. El suelo estaba todo lleno de hierbas que cubrían hasta las rodillas. Al pisar en una parte llana en la que las hierbas eran pequeñas, nada más poner un pie en un círculo de arena que había, la arena cayó en un agujero hondo junto con Germán y Juan. Allá dentro había una placa flotante que ponía “Comodín”, Juan le pregunto a Germán: -

¿Qué será es esto?

Y él le contestó: -

Cómo se nota que no has estado atento a las explicaciones del juego.

-

Ya sé que no he estado atento, pero, ¿qué hacemos con esta placa?

-

Esto es un comodín que, si lo cogemos, el juego nos indicará un atajo por el que podremos correr sin ningún peligro.

Y Juan, ya más calmado, le contestó: 95


-

¡Ah! vale, ya estoy mucho más tranquilo, vamos a cogerlo.

Germán lo cogió y le apareció una escalera para poder salir del agujero. Una vez que ya salieron una flecha les indicaba que entraran en una puerta que había en un árbol de la selva. Cuando entraron, se encontraron en un lugar que estaba desierto, no había hierbas ni árboles, sino un suelo de tierra y una cueva. Juan, al ver la cueva, le dijo a Germán: -

Si no me equivoco, esta cueva nos conducirá hasta la llave de la mazmorra y así podremos salvar a la persona que está dentro.

Germán, con una sonrisa en la cara, le dijo: -

Por una vez en tu vida has acertado, pero sólo se te ha olvidado decir una cosa:

-

¿Qué se me ha olvidado decir?

-

Pues que en la cueva hay un tigre y conseguir la llave se nos va a hacer un poco difícil.

-

Eso ya lo sabía, pero como tú dijiste al principio, si queremos regresar a casa hay que jugar.

Cuando entraron en la cueva, ellos pensaron que 96


habían tenido suerte porque el tigre estaba dormido, así que anduvieron muy lentamente y silenciosamente, cogieron la llave y se dieron la vuelta; cuando de repente… -

¡Ahchuuuuu!

Juan había estornudado. El tigre se despertó y los dos otra vez salieron corriendo, se tropezaron y se hicieron mucho daño. Al levantarse Juan cogió una piedra y se la tiró al tigre en la cabeza. El tigre había quedado atontado y Germán y Juan salieron de la cueva, eso sí, heridos, pero llevaban lo que querían, la llave. Afuera había dos botes, uno para cada uno, con un líquido verde, en los botes ponía: “VIDA”. Germán le dijo a Juan: -

¡Vaya lo que has montado! Pero hemos conseguido la llave, ahora; según las instrucciones, esto nos curará las heridas y nos llenará de vida.

Juan le pidió perdón a Germán y los dos se tomaron la bebida. Tenían que cruzar el río, pero de una manera muy curiosa; subiéndose encima de unas tortugas que se movían mucho hacia los lados, y ellas llevarían a los 97


chicos a la otra orilla. Esto tenía también mucho peligro, había que aguantar mucho el equilibrio porque en el agua había cocodrilos. Llegaron a la otra orilla sin haberle sucedido nada, Juan dijo: -

Mira, la mazmorra, ya todo el peligro ha pasado, abre la puerta con la llave.

-

Vale, eso está hecho, en un “plif, plaf” estaremos en casa.

Germán abrió la puerta y se encontró con un duendecillo que le dijo: -

Tomad esta llave, es para abrir esa puerta que os llevará a vuestra casa.

Juan y Germán le dijeron a la vez: -

Muchas gracias y hasta pronto.

Germán le dio la llave a Juan y éste abrió la puerta que el duendecillo le había indicado. Los dos entraron y, de repente, se encontraron sentados frente al ordenador. Al fin y al cabo todo salió bien. Juan y Germán regresaron a su ciudad (Sanlúcar de Barrameda) y el duendecillo quedó libre.

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IV CONCURSO DE CUENTOS ABRIL 2007 99


LA NIÑA SIN DIENTES Esperanza Domínguez Palacios Primer Premio 1º Primaria 7 años

Érase una vez una niña a la que no se le caían los dientes. A los diez u once días le dice a su madre: -

Mamá. Mamá. Me duele la boca.

Total, que la llevó al dentista porque se le iba a caer un diente, pero no sabía cuál. Por la mañana se fue al colegio. En el colegio se le cayeron todos los dientes y llegó a casa con una bolsa de dientes. El sábado le dijo a la mamá: - ¿No me traes nada? El domingo a las doce de la mañana el padre no podía abrir la puerta. Entonces el padre rompió la puerta y se encontró todo el cuarto lleno de “chuches”. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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EL PERRITO Y LOS DOS GATITOS Javier Garrido Romero Segundo Premio 1º Primaria 7 años

Había una vez unos gatitos que gastaban mucha agua y conocieron a un perrito. Les daba un poco de miedo y el perro sólo quería ser amigo de ellos y decirle que no gastaran tanta agua. Los gatitos se estaban bañando en la piscina y se ahogaban. El perrito salvó a los dos. Entonces se hicieron amigos. Fueron a la granja y dijo un gato: - Toma. ¿Quieres comerte un ratón? Dijo el otro: No, no, gracias. Fueron a la playa y le dijo: - ¿Quieres un pez? Dijo el gato: No, no, gracias.

Carmen María Ocaña Espinar

Después, el sábado se montaron en un avión de Barcelona a Francia, de Francia a Italia y del resto de los países fueron a Ciudad del Vaticano, Alemania, Polonia, Suecia, Finlandia, Noruega e Irlanda. Cuando volvieron a casa fueron felices y comieron perdices. 101


ANA Y LA MARIPOSA Mamen Gómez Balazote Primer Premio 2º Primaria 8 años

Había una vez una princesa que se llamaba Ana y era mediana, simpática y agradable. Un día se fue al campo para coger flores. Se encontró una mariposa que le dijo: -

Por favor, no arranques flores porque yo les lle-

vo el polen a las abejas y, si las arrancas, no tendrás miel. -

Es verdad – dijo la princesa. Entonces se fue a su castillo porque era de no-

che. Y esa misma noche llegó la mariposa y le dijo: -

Recuerda, no arranques flores.

Y ella dijo: -

Sí, no las arrancaré más. Y desde ese día no

arrancó más flores.

Celia Delgado Carrasco

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LA ESTRELLA Paula Camacho Ballén Segundo Premio 2º Primaria 8 años

Érase una vez una estrella muy lista que se llamaba Fugaz y solo salía en Navidad. Un día de Navidad no salió y aquel día se perdió una aventura. Un niño, el día de Nochebuena, se la había pedido a Papá Noel. Este le trajo la estrella que él había pedido y se la trajo de peluche. Por la mañana se iban a París y el niño se llevó su estrella. Por todos los sitios en que estuvo en París se la llevaba. Le gustaba mucho y para él era una de las cosas más bonitas que había tenido en su vida. Cierto día se le descosió y la madre, que era costurera, se la cosió y él volvió a jugar con ella como si no se le hubiera descosido. Fue tan feliz con su estrella como si fuese su amiga. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Berta Otero López

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LAS TRES MARAVILLAS Paula Ballén Sánchez Primer premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez una familia muy, muy pobre, que vivía en una casita muy pequeña. Al ser tan pequeña su casa tenían que ir a lavar su poca ropa al río. La mujer y su marido tenían dos hijos llamados Daniel y Carolina. Los niños todos los días iban a ayudar a su madre. Un día, Daniel y su hermana Carolina decidieron ir a lavar la ropa. Por el camino se encontraron un cubo de madera y ellos, como no podían con su ropa, la pusieron en un lado escondido y, como no sabían de quien era, dieron una vuelta por allí cerquita. Preguntaron y preguntaron, pero toda la gente decía que no era suyo. Volvieron donde estaba la ropa, y como no podían, cogieron el cubo y metieron la ropa en el cubo. Al lavar la ropa se marcharon y de repente salió un mago. Ellos sorprendidos dijeron: - ¡woo un mago! El mago les dijo: - Os concedo tres deseos. Carolina se quedó sorprendida y le dijo que si de 104


verdad les concedería tres deseos. Le dijo: •

Claro que sí, es lo menos que puedo hace por salvarme. Dime lo que quieras. Carolina le dijo: - Me gustaría que le dieras a mi familia un poco

de alimentación y agua. Y dice el mago: – Pues si eso quieres yo te lo concederé. Y dicen Carolina y Dani: – Muchísimas gracias. Contestó el mago: – Bueno, has dicho solo un deseo. ¿Y el segundo? Añade Carolina: – Me gustaría ropa y nada más. Y dice el mago: - ¿No quieres otro? - No, muchas ropas para los niños pobres. Y el mago se lo concedió. Y colorín

colorado

Raúl García Rodríguez

este cuento se ha acabado. 105


LA TUMBA ENCANTADA Marta Fernández Hermosilla Segundo Premio 3º Primaria 9 años

Había una vez una niña que un día le mandó su mamá a ir a la tumba donde se murió su abuelo. Y la niña tocó la tumba y ¡plasf!, el abuelo se levantó, la persiguió y la niña se dio cuenta de que era su abuelo y le dijo: -

Vamos a mi casa, que mi mamá me estará bus-

cando. Y llegó la niña a la casa y dice: -

Mamá, tengo una sorpresa. El abuelo está aquí.

El abuelo se ha levantado de la tumba. -

¡Qué bien! Va-

mos a cenar y después a lavarnos los dientes. Y el abuelo dice: -

Yo no me los

puedo lavar porque no tengo dientes. -

Bueno, no pasa nada, abuelo.

Jaime Barba García

Comes y a la cama. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 106


EL HOMBRE DEL VALLE Jaime González Ruiz Primer Premio 4º Primaria 10 años

Un día lluvioso, en un colegio llamado Guadalquivir, los niños no salimos al patio. Un niño contó una historia muy interesante. La historia comenzaba así: Un hombre solitario de mediana edad, alto y fuerte, con barba, unos ojos grandes de color azul muy bonitos y un bonito pelo de color miel, vio una cosa que le impresionó mucho: un gran valle seco y árido con escasas encinas y algunas bellotas en el suelo. El hombre iba vestido con unos pantalones marrones y una camisa azul, llevaba una mochila llena de comida y bebidas, prismáticos, una cámara de fotos y un cuaderno de apuntes. Decidió acampar allí y montó la tienda de color azul que llevaba en su mochila. Regó las escasas encinas y las cuidó, al anochecer se durmió bajo un cielo lleno de estrellas muy brillantes. Al día siguiente, el hombre vio que lo que había regado había crecido y se quedó asombrado de lo fértil que eran esas tierras. En la mochila tenía algunas semillas y las sembró, las cuidó unos días y se marchó, 107


volvió a la ciudad y le contó a su familia lo que había pasado. Volvió una segunda vez al valle y vio que las semillas que había plantado se habían transformado en hermosas plantas. El hombre cuidó ese lugar con cariño. Al cabo del tiempo se convirtió en un terreno muy bonito y habitable. Cuando volvió de nuevo al valle se sorprendió, había surgido una pequeña aldea. Cada vez mas personas habitaban ese valle y al final se convirtió en una gran ciudad muy famosa y admirada. Todo gracias a ese hombre que empezó a cuidar ese sitio y lo había transformado con su trabajo en lo que es ahora. Terminó el recreo y la historia también y, aunque los niños no salimos al patio por culpa de la lluvia, todos dijimos que fue el mejor recreo que pasamos, gracias a la historia que contó un niño un día de lluvia.

Francisco Javier Suárez Bazán

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DANIEL Y SU PANDILLA Hugo Venegas Ruso Segundo Premio 4º Primaria 10 años

Daniel es un niño de nueve años muy querido entre sus compañeros. Tiene una pandilla de amigos con la que se siente muy a gusto. Hacen muchas cosas juntos: van al colegio, juegan en el parque, hacen deporte y les encanta la naturaleza. Un viernes, al salir del colegio, decidieron pedir permiso para ir a un bosquecito cerca de su barrio. Un sábado, muy temprano, se levantó, desayunó y preparó su mochila. Llamó a sus amigos. Todos: Daniel, Mario, José, Adela y Esperanza llegaron puntuales al parque y desde allí partieron con mucha ilusión. Cuando llegaron al bosque, después de estar andando, jugando y cantando durante el camino, se prepararon para comer. De pronto escucharon unos lamentos que salían de un agujero. Se asomaron asustados y vieron a un pequeño oso que había caído en una trampa. Daniel y sus amigos cogieron una rama seca que había en el suelo y la metieron dentro para que el pequeño oso trepara por ella y pudiera salir. 109


Cuando lo sacaron le dieron agua porque tenía mucha sed. El oso, cuando se recuperó, les dijo que estaba muy preocupado porque los árboles del bosque se estaban secando y que sus amigos y él se quedarían sin hogar. Los niños miraron a su alrededor y se dieron cuenta de que casi no había animales, las ramas de los árboles estaban secas y caídas y todo estaba sucio y feo. El oso les contó que muchas familias iban al bosque los fines de semana y cuando se iban dejaban toda la basura por el suelo y contaminaban el pequeño río y todo el bosque. Daniel y su pandilla le dijeron que ellos le ayudarían. Se fueron, pero le prometieron que volverían con ayuda. Cuando Daniel llegó a su casa le contó a su familia lo que había visto. Todos le dijeron que le ayudarían, pero que si lo decía en el colegio serían muchos más para colaborar en la limpieza del bosque. El lunes, cuando Daniel se encontró con su pandilla, les dijo lo que su familia le había aconsejado y a todos les parecía muy buena idea. Cuando entraron en la clase se lo contaron todo a su profesor y a todos sus compañeros. Después de hablar se pusieron de acuerdo 110


en lo que tenía que hacer cada uno. El profesor preparó una excursión al bosque con todos los niños y sus familias y desde muy temprano limpiaron, recogieron la basura y amontonaron las ramas secas. Su amigo el oso y los animalitos del bosque estaban muy contentos. Desde ese día, cada vez que Daniel y sus amigos iban a jugar allí, los árboles les daban sombra y los mejores frutos, los pájaros cantaban contentos, los peces saltaban del agua y el pequeño oso jugaba con ellos.

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EL PAÍS DE LOS CUENTOS Mercedes García Oliver Primer Premio 5º Primaria 11 años

Un día, el Rey León convocó una urgente reunión para todos los ciudadanos del país. Este país no era ni más ni menos que el país de los cuentos donde vivían Blancanieves, Peter Pan, Vicky el Vikingo, sirenas, princesas, etc. Pero tenían un problema: ya los niños no los leían y estaban todos muy aburridos, tan aburridos, que los siete Enanitos vivían con la madrastra, los tres cer-

Antonio Morales Saborido

ditos se hicieron un palacio, Pinocho era un niño de verdad, la lámpara de Aladino no funcionaba,… 112


Al día siguiente todos los ciudadanos del país estaban en la reunión. Había un escándalo. Unos decían: - El problema son los bizcochos. - Ya somos muy viejos. - Estoy aburrido – dijo Benhi. - ¡Que sí! -¡Que no! El Rey León, el jefe del país, dio un grito desesperado. - ¡Silencio! - poco a poco se iba calmando - ¿No veis que así no llegamos a nada? Después de intentarlo a votos, “al pito pito”, “a ciegas”; “a pies”, etc., el más viejo de los Enanitos dijo: -Yo sé cuál es el problema. Todos le miraron entusiasmados: – El problema son todos los vídeos, las nintendos y todo tipo de juguetes. Entonces a la Sirenita se le ocurrió una idea: -¿Por qué no les quitamos las consolas? -Sí, por la noche – dijo Vicky, el Vikingo. Continuó el Rey León: - Escuchad. Mañana por la noche, a las 00:00 horas, todos nos volveremos a reunir e iremos al mundo 113


de los humanos, entraremos. Debéis id todos con ropa negra. A la noche siguiente… -Vamos todos – dijo el Rey León – repetid conmigo: “si vas, iremos. Todos los personajes de los cuentos, si vamos para atrás, iremos al compás”. Pun Tumpan ton raca Pun Y tras varios segundos llegaron. -¡Ya hemos llegado! – dijo Nemo. -¡Sí! – dijo su padre. -Bueno, ahora cada uno irá a una casa – siguió diciendo el Rey León – y le quitaréis las consolas a los niños. Poco a poco, fueron entrando en las casas y cogiendo las consolas. Después de unas horas ya habían terminado. - Bien, ya que tenemos las consolas, vayámonos – dijo Mulán. -Sí, pero tenemos que decir esto – dijo Mikel y siguió diciendo: “si volvemos, llegaremos ningún personaje de los cuentos. - Si llegamos para adelante saltaremos al compás” – dijeron los siete Enanitos. Pun ton rum tum Pon Después de tres segundos llegaron. 114


-¡Sí, llegamos! – dijo Ariel, la Sirenita. Después de llegar uno a uno, fueron tirando las consolas al fuego hasta que no quedó ninguna. A la mañana siguiente, no había ninguna consola y a los niños no les quedaba otra alternativa que leer. Caperucita, la Bella y la Bestia, y Peter Pan tenían mucho trabajo. Ya todo el mundo tenía trabajo y, tanto los niños como los personajes, no tuvieron ningún problema. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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UNA AVENTURA EN EL BOSQUE Míriam González Rondán Segundo Premio 5º Primaria 11 años

Os voy a contar una historia, pero primero me voy a presentar. Me llamo Nico, tengo una hermana pequeña con dos años que se llama Lola, mi padre se llama Pedro y mi madre, María. Bueno vamos a empezar con la historia. Nos vamos a ir de vacaciones al bosque y estamos preparando las maletas y el camping lo estamos metiendo en el coche. Me dijo mi madre – ¿Has metido en tu maleta la pasta de dientes y la almohada? Y dije yo: - Sí, mamá. Nunca confías en mí. -No es que no confíe en ti; es que se te puede olvidar – dijo mi madre. Cuando ya todo el mundo estaba metido en el coche, dijo mi padre – Nos falta algo. Dije yo - ¡El perro! Y cuando yo dije el perro, el perro ladró, entró por la ventana y se metió dentro del maletero. Y mi padre dijo otra vez – Falta algo - y dijimos todos a la vez -¡No falta nada! Y mientras íbamos de camino al bosque, íbamos cantando una canción que dice así: Nos vamos de vaca116


ciones la, la, ra, la, ra. Nos vamos de vacaciones, nos vamos sí señor, sí señor… Cuando llegamos al bosque, eran las 15:20 de la tarde. Teníamos mucha hambre y decidimos poner el camping y la hoguera para cuando se hiciera de noche. - Mamá, ¿qué comemos? - Dije yo. Y me respondió – Comemos lechuga y tomate. Y le dije a mi madre que me iba a pescar con mi hermanita. Papá dijo – Ten mucho cuidado con ella. -Sí papá - dije yo. Y entonces, cuando puse todo al lado del lago, escucho a mi hermanita, Lola, chillando. Me di la vuelta para mirar y era un árbol que decía –Bienvenidos al bosque. -Y dije yo – ¿Quién eres? - Y respondió el árbol - Me llamo Don Mateo ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? ¿Habéis venido solos? -No, no, no. Hemos venido con mi familia - dije yo. Y entonces escuché una voz -¿Qué pasa aquí? Me habéis fastidiado toda la siesta - dijo una ardilla. -Ya se despertó Doña Catalina - dijo Mateo. -¿Quién es ese chico? - dijo Catalina. 117


-Me llamo Nico y ella es mi hermana Lola - dije yo. Encantada de conocerte, Nico. Y a ti también, Lola, - dijo Catalina. Y en el camping los padres estaban preparando la comida para ellos y esperando que llegaran los niños. Nico y Lola estaban hablando con Mateo y Catalina. - ¿Nos queréis ayudar? - dijo Catalina. - ¿A qué? - dije yo. - Pues a que no maten a tantos animales del bosque los cazadores – dijo Mateo. - Bueno, yo no sé cómo ayudarte, pero te ayudaré dije yo. - Bueno. Después nos vemos en el lago – Dijo Mateo. Y Llegaron Nico y Lola al camping. - ¿Dónde habéis estado? - preguntó mamá. -Hemos estado pescando, pero no hemos pescado nada, nada. Pero nada, - dije yo aunque le había mentido porque Catalina y Mateo me dijeron que no dijera nada. Ya era las cuatro e iban de camino hacia el lago y cuando llegaron… -Hola, Catalina - dije yo. 118


-Hola. Yo ya he hecho el plan - dijo Mateo. -Ya viene el cazador. Caerá, caerá. Y cayó en el agujero que ya sabéis ¿Os lo imagináis?

- Creo que sí - dije yo.

Elena Batista Gómez

- Ya vamos nosotros para allá - dijo Catalina. Y esperamos fuera hasta que se fue el olor. Después entramos en el agujero y entonces hablé yo. - ¿Por qué matas a los animales indefensos? 119


- Porque tienen carne sabrosa y rica – dijo el cazador. - ¿Te gusta el olor de nuestra amiga Flora? ¿A que no? Pues no lo hagas más – dije yo. - No lo haré más, pero dejadme salir, por favor. Cuando lo soltamos salió corriendo. -Bueno. Reto cumplido - dijimos todos. -Me tengo que marchar, pero volveré el año que viene, dije yo. -Adiós – dijeron Catalina y Mateo -Nunca os olvidaré. Os quiero. Y cuando llegué ya los echaba de menos. Bueno hasta otra aventura.

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UN DÍA DESAFORTUNADO M. Victoria Guerrero Vital Primer Premio 6º Primaria 12 años

Hoy me he despertado y al bajar de la cama me he torcido el tobillo. Miré a través de la ventana. El tiempo estaba triste; el día estaba nublado y lluvioso y hasta caían rayos. Me he vestido y al desayunar me he manchado la ropa y me tuve que cambiar. Por fin pusimos rumbo hacia el colegio. Íbamos con el tiempo justo para llegar. Por el camino nos cogió un gran atasco y el coche estuvo un buen rato parado. Cuando salimos del atasco el coche se estropeó. Llamamos a la grúa, que tardó mucho. Cuando llegó, a la grúa le faltaba un cable, así que tuvimos que esperar para que lo trajeran. Cuando estaban subiendo el coche, a la grúa se le soltó el enganche del cable que lo arrastraba y se desplazó hacia atrás golpeando una farola y rompiendo el parachoques del coche. Cuando la grúa se llevó, el coche continuamos andando hacia el colegio. Como no llevábamos paraguas, llegamos al colegio chorreando. 121


Una vez allí llamamos al timbre y no nos oían porque estaba estropeado. Estuvimos allí hasta que pasó Pepe y nos abrió, pero no nos dejaba subir porque habíamos llegado tarde y teníamos que esperar el cambio de clase. Después tocaba Educación Física. Subí a la clase para dejar la maleta y al bajar, como tenía el tobillo torcido y no tenía mucho equilibrio, me caí. Al caerme me partí el pantalón, me hice una herida y esta se infectó. Regina me la curó, pero me dolía mucho, así que llamamos a mi madre para que me recogiera, pero el coche de mi madre estaba en el taller. Mi madre llamó a mi tía y ambas me recogieron. De camino a casa, tuvimos que parar para cambiar la rueda del coche porque se había pinchado. Cuando llegamos a casa, al bajarme del coche pisé un charco, después tropecé con el bordillo de la acera y caí contra el suelo notando una sacudida. Entonces me di cuenta de que la sacudida era de mi madre despertándome para ir al colegio. Colorín colorado, menos mal que este sueño se ha acabado.

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EL TESORO AZTECA Pepín Vital del Moral Segundo Premio 6º Primaria 12 años

A mediados del siglo XVI, un niño que vivía en el Caribe, en un lugar que se llamaba Tampico en las Costas de Méjico, estaba jugando con sus amigos en la plaza. Eran tiempos de guerra por la conquista de América. Cuando estaba anocheciendo, uno de los centinelas avistó entre la niebla unos barcos de guerra franceses que seguramente venían de “La Florida”. Prepararon dos galeones, uno de ellos para defenderse mientras el otro evacuaba a los colonos. Entre estos había un niño llamado Sebastián que iba sin sus padres. Fueron hasta La Habana y tardaron dos días porque iban con el viento en contra. Cuando llegaron avisaron al gobernador y Sebastián quiso hablar con él, pero no le dejaron pasar. Este no iba a quedarse de brazos cruzados, así que cuando paseaba, mientras pensaba qué hacer, vio a un mercader que estaba desesperado. Se acercó y le preguntó qué le pasaba y este le dijo: 123


- Necesito un ayudante porque por mi edad no puedo seguir solo. Además tengo muchas deudas y me van a encarcelar por no pagarlas. Sebastián pensó que si ayudaba al hombre, podría ahorrar dinero para volver a Tampico y buscar a sus padres. Le dijo al mercader que se ofrecía a ayudarle y este se lo agradeció profundamente. Al día siguiente fue a ayudar al mercader, y después de un duro día de trabajo, le dio un bocata y sus honorarios. Sebastián escuchó a un hombre que decía que un pirata había asaltado a Tampico y lo había dejado sin comida y que un teniente lo había anexionado y recuperado de los franceses. Se puso muy nervioso y pensó que con solo 15 monedas de oro no podría regresar hasta allí. Pensó construirse una balsa muy sencilla. Esperó hasta que hubiese viento a favor y se fue a la deriva con un solo remo. Se dirigió a Tampico y, cuando iba a la mitad del camino, empezó una tormenta y un rayo cayó muy cerca y lo derribó. Quedó inconsciente y cuando despertó estaba en el punto del Corpus Christi, al norte de Tampico. 124


Se dijo: ¿qué voy hacer? Parte del dinero se le había perdido y el resto se lo gastó en un trozo de pan y una brújula usada. Oyó que un granjero iba a vender parte de sus frutos por todas partes. Lo buscó y le pidió si podía acompañarle en sus viajes, porque él estaba buscando a sus padres. El granjero le contestó que sí, pues él había perdido a un hijo en un combate. Cuando iban de camino sacó el trozo de pan de su macuto y el granjero le dijo que estaba malo y le dio un buen bocata de mortadela que Sebastián se zampó en un “plis, plas”. El hombre le contó que tenía un mapa de un antiguo tesoro azteca que se encontraba cerca de Tampico, un poco al noroeste. Entonces Sebastián dijo: -¡Vamos a por el tesoro! Al granjero le parecía una tontería, pero él seguía insistiendo hasta que se dirigieron allí. Comenzaron a cavar y se escuchó “cric”. Continuaron y sacaron un cofre y lo abrieron. Había puro oro azteca. Se dirigieron a Tampico y subieron a un monte donde se escuchaban ruidos producidos por un bandido muy conocido y peligroso llamado Edward Teach que 125


era quien tenía atrapados a sus padres. El granjero sacó un mosquete del serón, pero Sebastián le pidió que nada de violencia pues se le había ocurrido otra idea. Cuando el bandido estaba durmiendo, el granjero le quitó sus armas y le dijo que se estuviese quieto. Sebastián, mientras, soltó a sus padres y luego fueron a Tampico a entregar al bandido, por lo que fueron recompensados. Dieron la recompensa a la gente necesitada y decidieron ir a España con la familia del granjero, sin guerras ni conflictos y con paz.

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EL PEZ FAMOSO Marina Orellana Mejías Primer Premio 2º Primaria 7años

Pececito dorado, pececito famoso, vuelve a tu hogar en el fondo del mar. Tus padres te esperan. Con una gran fiesta te recibirán. Pececito dorado, Pececito famoso, Vuelve, vuelve a tu hogar.

Marina Orellana Mejias

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TENGO UNA PERRITA GUAPA Alba Gómez Balazote Primer Premio 4º Primaria 10 años

Tengo una perrita guapa que ladra poco y flojito; si abro la puerta se escapa y yo me enfado un poquito. Ayer mismo la lavé con jabón y con agua del grifo y luego la cepillé y le quité los rizos.

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LA LUNA DE COLORES Addis Cuevas Román Primer Premio 6º Primaria 12 Años

¿Por qué corres, rana? Porque me persigue la luna. Luna, ¿por qué persigues a la rana? Porque me da la gana Luna, lunita lunita azul. Dime, lunita, ¿con quién juegas tú? Juego con Ángela, juego con Miguel, juego con Francisco y con Adriana también. Luna, lunita, lunita azul. Dime, lunita, ¿a qué juegas tú? Juego a la pelota, juego al ajedrez, juego a las canicas y al fútbol también. 129


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V CONCURSO DE CUENTOS ABRIL 2008 131


Pilar Barrero de los Reyes

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EL ZORRO ENCANTADO Igor Huertas Salgado Primer Premio 2º Primaria 8 años

Cuentan de un zorro que vivía en una pradera eso fue hace tiempo-, que iba caminando y se encontró a una mariposa que le dijo: -Ven, zorro, que quiero enseñarte una cosa. El zorro fue. Era la flor de la mariposa y al zorro le cayó un poco de polen. Se fue a lavar la cara pero ¡no tenía reflejo! Se puso triste y le preguntó a la mariposa que le dijo: -¡El polen de esa flor es mágico! -¡Oh, no! – contestó el zorro. -Y ahora, ¿qué hago, mariposa? -Debes ir a la laguna de oro y remojarte en ella. -¡Voy a ir a la laguna dorada! Se fue, pero paró por el camino y no le fue nada bien. Le atacaban muchas criaturas oscuras como la serpiente negra, el oso rojo, la tortuga con pinchos y el tigre oscuro. Pero con el polen tenía poderes. Al final consiguió llegar a la laguna, se remojó y se le quitó el polen. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 133


EN BUSCA DEL HUEVO Rosa Gutiérrez López Segundo Premio 2º Primaria 8 años

Érase una vez tres amigos que se llamaban Juan, Pablo y Lisa. Un día se encontraron un huevo de cigüeña, pero a la mañana siguiente el huevo no estaba. Pensando y pensando los tres amigos supieron quién había sido. - ¡Ya sé quién es! – exclamó Juan - ¿Quién? – dijeron Pablo y Lisa. - Es el coleccionista de huevos. Cuando se rompe el cascarón mata a la cría que es su alimento. Se llama Huero –dijo Juan. - Entonces ¿a qué esperamos? – dijo Lisa. - ¡¡¡En marcha!!! -dijeron los tres amigos. Se fueron los tres en sus bicicletas. Llegaron a la casa de Huero y entraron porque se le había olvidado cerrar la puerta. Fueron al mueble donde tenía los huevos y no estaban. Huero llegó a su casa. Lisa se escondió debajo de la cama y Juan y Pablo se escondieron detrás de las cortinas. Huero se fue al mueble de los huevos y puso el huevo de cigüeña. Los tres amigos se fueron del escondite y cogie 134


ron el huevo. Pero a Pablo se le cayó el huevo. Huero fue rápidamente a ver lo que había pasado. Los amigos se escondieron debajo del mueble de los huevos. Huero lo miró, pero vio que era un huevo podrido. Menos mal que se habían equivocado de huevo. Lisa puso el huevo en la cesta de su bicicleta. Cuando llegaron pusieron el huevo donde estaba.

Lucía López Dominguez

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EL CISNE Y LA RANA Paula Macarena Camacho Ballén Primer premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez un cisne llamado Ricardo que vivía en una charca. Un día apareció una rana y el cisne Ricardo la vio llegar. Entonces el cisne le preguntó: ¿Cómo te llamas? -Me llamo Saltarina – le dijo la rana- ¿Y tú? El cisne le respondió:

- Yo me llamo Ricar-

do. -¿Te gustaría ser mi amigo? – le dijo la rana. El cisne le dijo que sí y los dos se pusieron a nadar en la charca. Cuando llegó el invierno la charca se heló. La rana tenía unos patines para cuando llegara el invierno. Todas las charcas se helaron y a ella le gustaba patinar. La rana se puso a patinar todo el día. El cisne le preguntaba si quería comer y la rana le respondía: -No, no quiero comer porque quiero patinar mucho. Cuando llegó la noche, la rana Saltarina y el cisne Ricardo se fueron a dormir. Al llegar el día la rana no se podía levantar. 136


El cisne le dijo que no se preocupara porque le iba a cantar una canci贸n. Cuando se la cant贸 la rana se sinti贸 mucho mejor y le dio las gracias al cisne. El cisne Ricardo y la rana saltarina se hicieron muy amigos.

Mar铆a Morales Barba

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EL ÁRBOL DE LA AMISTAD Eva Romero Romero Segundo Premio 3º Primaria 9 años

Érase una vez un árbol grande y robusto que vivía en el prado. Como todos los árboles debía dar frutos, pero él no, porque nadie le daba el más mínimo cariño. Cada día se ponía más triste y se iba muriendo. Pasó una semana y se posó en su copa un colibrí. -¿Qué te pasa? – le preguntó. -No tengo amigos – dijo el árbol con una voz llorosa. El colibrí exclamó: -Pues yo tengo muchos amigos. Te los puedo presentar mañana porque hoy tengo que estudiar. Al día siguiente despertó y todos los animales del prado, desde los más pequeños a los más grandes, le rodeaban. El árbol se sintió tan feliz que a los tres días se llenó de frutos dorados y hermosos. Y ese día fue nombrado “El árbol de la amistad”. Daniel Monge Galán

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UNA NOCHE ATERRADORA María Bravo Camacho Primer Premio 4º Primaria 10 años

Era un viernes por la tarde y la familia Camacho se fue a pasar el fin de semana a Luxemburgo. Ángela, la madre, preparaba los bocadillos para el viaje; Rosa, la hermana mayor, preparaba el equipaje ayudada por Anita, la más pequeña de la casa, de unos 8 años, mientras que el padre le daba los últimos retoques al coche. El viaje fue largo y tranquilo. Cuando llegaron creyeron que la dirección estaba equivocada, porque lo que veían era un gran castillo antiguo en vez del hotel que ellos habían reservado. Aún así entraron. Al entrar se encontraron con una mujer mayor. Ella les dijo que se encontraban en la dirección correcta y les contó una pequeña historia. Este castillo fue hace muchos años de una familia muy poderosa que, tras un accidente, fue abandonado y tan sólo hace unos años ella y su familia lo convirtieron en un hotel ya que era muy grande y podían sacarle provecho. La mujer los condujo a sus habitaciones. Era la hora de la cena. La familia se sentó en el comedor y probaron las delicias que cocinó la anciana para ellos, 139


ya que eran los únicos huéspedes del castillo. Se les hizo muy tarde y cada uno se fue a la cama. Las dos niñas, que durmieron juntas, no pasaron muy buena noche. Escuchaban ruidos extraños, como susurros, voces, risas, llantos… Fue una noche aterradora para ellas, pero eso fue poca cosa comparada con la noche que pasarían al día siguiente. Llegó la segunda noche y las niñas se fueron asustadas a la cama. Eran las tres y media de la mañana y la pequeña se despertó de pronto tras una pesadilla. Al despertar pudo ver cómo el pomo del armario que tenia justo enfrente se movía para abrirse y… ¡plag!!! La puerta se abrió de golpe y vio en el fondo del armario unos ojos brillantes y una amplia sonrisa blanca. La niña gritó y su hermana despertó aterrorizada y pudo ver cómo esa sombra se llevaba a su hermana. Rosa fue corriendo a la habitación de sus padres para contarle lo que le había pasado a su hermana. Los padres bajaron corriendo a avisar a la anciana. Encontraron a la anciana con una careta y ésta, al girarse, les dijo: ¡Feliz Halloween! La anciana se giró por completo para que la familia pudiera ver que Anita estaba con ella tomando una taza de chocolate. Todo lo sucedido fue que la anciana quería dar 140


les un susto, ya que se encontraban en Halloween… y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Eduardo Cortés Tello

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LAS VEINTICINCO AMIGAS Marcela Cuevas Román Segundo Premio 4º Primaria 10 años

Érase una vez un grupo de veinticinco amigas que, separadas, no podían hacer muchas cosas. Separadas nadie las quería. Un día pensaron que si se unían serían importantes. Si se unían podían inventar cuentos, fábulas, podían contar la historia de los países, podían enseñar lo que la gente sabe y muchísimo más. Buscaron a maestras y maestros que enseñaran a las niñas y a los niños a unirlas para formar bonitas palabras. Inventaron así el juego de las palabras. Las niñas y los niños empezaron a jugar con ellas y lograron hacer palabras como: paz, salud, escuela, felicidad, juegos y muchas más. Como en los juegos todo es posible como por arte de magia, todas las palabras se hicieron realidad y formaron un mundo feliz. ¡Ah, y todas y todos somos ami-

Nora Millán González

gos de estas mágicas compañeras: las veinticinco letras de nuestro abecedario! 142


UNA LECCIÓN DE AMISTAD Ana González Seco Primer Premio 5º Primaria 11 años

-¡Por favor mamá cuéntame un cuento!- gritaba Peposín. Peposín era un oso muy, muy travieso. -Ya voy, ya voy.- dijo su mamá. -“Había una vez una cebra que era muy presumida y siempre se estaba mirando su reflejo en los charcos de la selva. Decía que ella era perfecta, que lo sabía todo… Un día la cebra propuso a algunos animales hacer una carrera de obstáculos y como ella estaba tan segura de que iba a ganar les dijo a los animales que se pusieran en grupos, que ella lo haría sola. El día de la carrera estaba todos preparados en la salida. En pocos minutos empezaría la carrera. La cebra iba en cabeza. De pronto se encontraron con unos arbustos muy, muy altos. Entonces la jirafa alzó su cuello y guió a todos hasta que por fin salieron. La jirafa iba en cabeza, pero por poco tiempo, porque la cebra la adelantó. De repente se encontraron con una cuerda que 143


estaba muy alta. Entonces el canguro saltó y la bajó un poco. El canguro iba el primero, pero otra vez la cebra le adelanto al igual que lo hizo con la jirafa. Así se fueron ayudando los animales unos a otros. El último obstáculo era una montaña altísima que parecía casi imposible de escalar. Entonces el topo hizo un túnel para que todos pudieran atravesarla. El topo iba en cabeza, pero esta vez la cebra no lo adelantó porque había visto un lago y se paró a mirarse lo guapa y lo atleta que era. No se preocupó, porque estaba convencida de que iba a ganar esa carrera. Cuando llegó a la meta convencida de que era la primera, se llevó una gran sorpresa, pues ya todos estaban celebrando su victoria gracias al gran equipo que habían formado. Nuestra amiga cebra, triste y cabizbaja se sentó en una roca a pensar cuál había sido su error. Los animales se dieron cuenta y fueron a darle ánimos. Y así la cebra aprendió la importancia del compañerismo, la amistad y el ayudarse unos a otros”. -¿Peposín, Peposín?- dijo mamá osa. Pero Peposín no decía nada, pues ya se había quedado dormido.

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-Bueno, no pasa nada. Poco a poco aprender谩 la lecci贸n.- dijo. Le dio un beso y se fue a preparar la cena, pues pap谩 oso estaba a punto de llegar.

Daniel Buz贸n Daza

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LA GALLETA TOSTARRICA Patricia Buzón Tello Segundo Premio 5º Primaria 11 años

Érase una vez una fábrica donde se fabricaban galletas de la marca Tostarrica. El hombre que hacía las galletas se llamaba Gallety. Gallety era científico y siempre probaba toda clase de pociones. Una vez probó una poción que no sabía para qué servía. Se la untó a una galleta que en ese momento pasaba por la maquina y a la galleta le salieron piernas y brazos. Al siguiente día inventó una nueva poción. Se mezclaban las dos pociones y las galletas cobraban vida. Así, Galleta formó un pueblo de galletas. Decidió llamar al pueblo MISTARRICA. Aquel día Gallety siguió fabricando galletas y una de ellas le dijo: -¡Hola! ¿Cómo te llamas? - Me llamo Gallety, pero… ¿cómo sabes hablar? - Pues cuando me fabricaron con trigo, no sé cómo llegó a parar allí, había un microchip y ese microchip me proporciona inteligencia y saber hablar. Gallety le dijo que por eso iba ser el alcalde del pueblo MISTARRICA. Gallety la presentó como Tostarrica a las otras galletas y todas las galletas estaban 146


muy contentas de tener un alcalde. Aquel día ocurrió un desastre. Gallety fabricó una galleta que era mala y quería destruir a la galleta Tostarrica. La galleta que era mala se llamaba Malitosta. Malitosta sabía hablar y casi por la misma causa de Tostarrica. Malitosta engañó a Gallety para que la llevara al pueblo. Gallety ya estaba cansado y se fue a dormir a su casa. Mientras, en el pueblo Mistarrica todos dormían en paz hasta que Malitosta empezó a destruir el pueblo. Tostarrica despertó de su sueño y no sabía que ocurría en el pueblo, así que salió por la puerta trasera del pueblo, atravesó el laboratorio de Gallety y corrió hacia la calle donde vivía Galleta. Cuando llegó a la puerta de su casa Tostarrica no llegaba al timbre y en ese mismo momento pasaba por allí un señor que le ayudó a tocar el timbre. También tuvo que subir diez escalones hasta donde vivía Gallety. Allí le esperaba Gallety. Tostarrica le contó lo que ocurría y Gallety fue corriendo a la fábrica. Llevaba a Tostarrica en el hombro, cogió su laser potente y destruyó a Malitosta. Gallety arregló el pueblo Mistarrica. Así Tostarrica siguió siendo el alcalde del pueblo y Gallety siguió fabricando galletas para incorporarlas en el pueblo. 147


A partir de ahí todos los científicos empezaron hacer su propio pueblo de algún alimento. Gallety, Tostarrica y todos los habitantes del pueblo estaban muy contentos de tener un alcalde tan valiente y un amigo al que contarle cosas e historias.

Rafael Gallego Gárcia

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LA AVENTURA DE CASCELO Y PELUSA Daniel Ancela Bustillo Primer Premio 6º Primaria 12 años

Cascelo y Pelusa eran dos pelos que vivían en la misma cabeza. Eran muy amigos. Habían crecido juntos. Lo que más les gustaba era jugar con sus amigos. Cuando había mucha caspa hacían grandes bolas y se las tiraban entre ellos, o hacían batallas contra el flequillo o contra las patillas. Siempre se organizaba un gran jaleo, pero todo acababa cuando una mano subía por la cabeza para rascarse. Cuando algún pelo se soltaba de la cabeza todos se ponían muy tristes y algunos se volvían blancos de la pena. Nadie sabía lo que les pasaba a los que se soltaban. Era un gran misterio. Un día, mientras estaban en la ducha, Pelusa quedó enganchado en una esponja y empezó a gritar: ¡Socorro! ¡Socorro! Cascelo intentó agarrarlo, pero no pudo. Entonces la esponja se levantó de la cabeza y Pelusa se fue por los aires gritando: ¡Socorro! ¡Socorro, Cascelo! La voz de Pelusa se perdía en la lejanía. Entre tanto, todos los demás pelos intentaban sujetar a Cascelo mientras 149


le decían: -Tranquilízate, no hagas locuras. Hemos hecho lo que hemos podido. Ya no se puede hacer nada. Pero Cascelo repetía una y otra vez: ¡Es mi amigo! ¡Es mi amigo! Entonces aprovechó que pasaba un peine por la cabeza y se agarró con fuerza a él y se arrancó -¡Allá voy! -grito Cascelo. Comenzó a volar por los aires y cayó en una gran piscina de agua caliente. Allí vio la esponja que había arrancado a Pelusa, fue nadando hasta ella y comenzó a llamarle: -¿Pelusa, donde estás? – ¡Estoy aquí! -

grito Pelusa desde la esponja. Subió como pudo, le

desenganchó y los dos se dieron un gran abrazo. Muy emocionado, dijo Pelusa: - Estás loco Cascelo, pero sabía que vendrías para ayudarme. - ¡Para eso están los amigos¡ - dijo Cascelo. – Si, para eso están. ¿Y ahora qué hacemos? - dijo Pelusa. - Pues ya se nos ocurrirá algo. De momento estamos juntos otra vez, que es lo que importa! - contestó Cascelo. Saltaron de la esponja y comenzaron a nadar hacia la orilla. Pero en aquel momento, el agua comenzó a ir rápidamente hacia un remolino. El remolino lo engulló. No sabían dónde irían, ni qué les ocurriría, pero no les importaba. No tenían miedo porque ahora iban juntos. Pasara lo que pasara, nada podría separar a dos buenos AMIGOS. 150


Paloma Torrés Velázquez

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LA EXPLORACIÓN Marcos Romero Ambite Segundo Premio 6º Primaria 12 años

Estaba viendo las noticias con mi madre y tenía curiosidad porque dijeron que un perro había desaparecido cuando la puerta estaba echada con llave. Nosotros vivíamos en Barcelona, pero íbamos a trasladarnos a Londres, justamente al sitio donde había desaparecido el perro. - ¡Jonathan, a comer! Llama a tu hermano!- dijo mamá. - Vale. Cuando llegué al cuarto de mi hermano piqué a la puerta. ¡toc, toc, toc - ¿Quién es?- dijo mi hermano. -Toni, baja a comer - dije a la vez que abría la puerta. Sin pensarlo dos veces me puse a comer. -Ahora vuelvo, id haciendo las maletas- dijo mi madre. Cuando llegó a casa ya había sacado los pasaportes para ir a Londres. Estábamos en el coche camino al aeropuerto. Cuando llegamos al aeropuerto, cogimos el avión “Iberia” hacia Londres. Tardamos dos horas en 152


llegar. Cuando llegamos fuimos a visitar a mi tío José, que parecía tener algo escondido en el trastero. -¡Hola tito! ¿Cómo estás?- dije contento al verle. -Bien- dijo con tono no muy firme. -Un poco ocupado, pero bien-. -¿Sabías que en las noticias…? - dije yo -¿Quién quiere un poco de té?- me cortó mi tío nervioso. Nos quedamos a dormir en su casa. Después en las noticias nos enteramos que habían desaparecido otros tres perros por un ladrón. Ahora estaba más claro. Primero, los perros no habían desaparecido, fueron robados. Segundo, había sido el mismo ladrón que había hecho desaparecer a todos los perros que pensábamos que habían desaparecido. Tercero, el ladrón había hecho un gran agujero en el jardín. Apagué el televisor y me fui al trastero sigilosamente, sin que mi tío se despertase. Entré y vi a todos los perros robados. - ¡Dios mío, mi tío es el ladrón!Se lo diré a mi madre. Me di la vuelta y mi tío estaba ahí con la intención de cerrarme la puerta. -Lo siento, pero tengo que hacerlo - me encerró mi tío y ató con una cuerda a mi madre y a mi hermano 153


a una silla. Yo no estaba atado y encontré una trampilla hacia la salida. Cogí una cuerda, até los perros por el collar con una cuerda y salí por la trampilla. Busqué desesperadamente algún policía. Estaba al final de la calle. -¡Policía, policía, necesito que me ayude!- dije con mucho miedo. -¿Qué quieres niño?- dijo el policía. -¡Por favor ayúdeme! En esa casa está el ladrón que robó los perros. El policía llegó justo cuando iba echar a mis padres en el fuego de la chimenea. -¡Quieto!- grito el policía. Y le esposó. Se descubrió que en la bodega tenía a dos mujeres muertas que había decapitado y lo condenaron a cadena perpetua.

Paula Ballén Sánchez

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LA PRINCESA EMBRUJADA Elena Vergara Pedrote Accésit Segundo de Primaria 8 años

Érase una vez una princesa llamada Alicia que vivía en un lejano castillo. Pero la pobre estaba hechizada de embrujo y el hechizo se rompería con el primer beso de amor. Llevaba días en el castillo, pero algunos príncipes morían por el dragón y la princesa dormía. Un día, un príncipe decidió rescatar a la princesa. El príncipe se encontró con el dragón y lo mató con su espada. El príncipe fue a lo más alto de la torre, le dio un beso a la princesa y la princesa se despertó. Se casaron y tuvieron hijos. Pero la bruja todavía estaba viva y envió a unos cuervos para espiarles. Un cuervo secuestró al bebé y la pobre princesa se puso a llorar. El príncipe tuvo una brillante idea. Fueron al castillo helado para que la reina de hielo la convirtiera en cuervo y mataron a la bruja con un cuchillo invisible. Cogieron al bebé y fueron muy felices. El bebé dijo su primera palabra y esa palabra fue “gracias” y vivieron felices.

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LOS CINCO SUPERHÉROES Daniel Monge Galán Accésit Segundo de Primaria 8 años

Érase una vez cinco superhéroes que se llamaban: Linterna, Topo, Rayo, Luciérnaga y Misil. Vivían en el Polo Norte y en ese lugar hacia mucho frío. Un día hubo un terremoto en el Polo Norte. El que lo provocó era un gigante que salió a la superficie. Entonces prepararon el ataque. Así que lucharon contra él, disparándoles e hincándoles unos pinchos. Finalmente, los vencedores fueron los cinco superhéroes. Y así fueron felices allí en el Polo Norte.

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LA NIÑA QUE CORTABA ÁRBOLES Mamen Gómez Balazote Accésit Tercero de Primaria 9 años

En una casa vivía una niña que le encantaba escribir, dibujar y pintar. Un día salió al campo con una sierra y un pájaro que la vio se escondió. Cuando iba e empezar a cortar un árbol el pájaro salió de su escondite y le dio con su pico en el brazo. La niña al verlo le dijo: -¿Qué haces aquí? - Me llamo Trintín - le dijo el pájaro - Yo, me llamo Paula. -¿Qué haces cortando este árbol tan bonito? - dijo el pájaro Paula le contestó, que lo estaba cortando para hacer papel para poder dibujar, escribir, pintar y etc. El pájaro le dijo, que no debía cortar los árboles, porque entonces tendría que hacer otro nido y no podría existir la naturaleza, el bosque sin animales, etc. Por la noche, Paula se acordó mucho del pájaro y nunca más fue a cortar árboles al bosque.

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FALSAS APARIENCIAS María Pizarro Hernández Accésit Cuarto de Primaria 10 años

Kevin era un niño de diez años. Estaba en quinto de primaria y todo el mundo le llamaba “El cachas”, porque su rostro era el de un niño fuerte y muy grande. Tan sólo con diez años medía un metro sesenta y cinco. Sus ojos eran redondos y negros y su pelo largo y moreno. Su boca bien grande y con grandes paletas hacía que todo el colegio temblara al encontrarse con “El cachas”. Kevin solía ir por el patio del recreo dando empujones a los más débiles para verlos llorar y poder reírse de ellos. En clase siempre estaba cogiendo los lápices de los demás y los rompía, se los tiraba a los compañeros o tan sólo los mordía para simplemente fastidiar. Cuando estaba enfadado, porque sus padres le habían reñido -como de costumbre- por no hacer los deberes, se desahogaba tirando piedras a los nidos de los pájaros. No tenía amigos. Todo el mundo le tenía pánico y nadie lo miraba por temor a que le pegara. Una vez un chico de su clase, Javi, pasó por su lado y lo miró y luego en el recreo “El cachas” lo cogió y lo amarró por los pies a un árbol rodeado de abejas con los ojos vendados. Desde 158


ese día nadie se atreve a mirarlo. Un día llegó al colegio un chico, Johnny, había repetido dos veces, segundo y cuarto. Johny tenía doce años y estaba en quinto; le había tocado en la clase de “El Cachas”. Era ancho y alto y sus brazos eran como una pierna del profe. Sus ojos eran chiquitos y verdes, su boca también era chiquita, con grandes labios; su pelo rubio y peinado con una cresta. En la oreja tenía dos pendientes de calaveras. Su ropa era camisetas anchas y pantalones caídos con grandes botas negras de suelas anchas. Pero a pesar de su estilo era un chico sensible y bueno. Sin embargo, nadie lo sabía porque nadie quería acercarse a él. Pensaban que sería mucho peor que Kevin y que ahora sus vidas en el colegio serían como estar en el infierno. Johny siempre se sentaba al final de la clase y se ponía a dibujar paisajes. El profe Don Juan Antonio pensaba que no aprobaría ninguna asignatura porque no ponía atención a sus explicaciones, pero luego, en los exámenes sacaba las mejores notas de toda la clase. El profe habló con él porque no se explicaba como un chico que había repetido dos veces podía sacar ahora esas notas tan altas. 159


Johny le explicó que antes era un niño muy malo que pegaba a todo el mundo y no estudiaba. Por culpa de eso sus padres siempre discutían y se divorciaron, también le contó que nunca había tenido amigos. El profe sintió mucha lástima porque sabía que detrás de ese rostro había un niño muy bueno. Johny le dijo que ya estaba harto de que todo el mundo corriera de él y que se había cambiado de colegio para conocer niños y niñas nuevos y portarse bien. Así podría demostrarles a sus padres que estudiaría para que pudieran volver a ser una familia. Pero Johny no le había dado al profe una buena respuesta, porque éste seguía sin comprender como aprobaba sin atender en clase. Johny le explicó que él a la vez que dibujaba le escuchaba y que después en su casa lo ponía en práctica con ayuda del libro. El profe se dio cuenta de que era el mejor chico que había conocido en su vida, porque tan sólo con 12 años había dejado su verdadera personalidad para ser otro chico, un chico bueno y estudioso y demostrar a los demás que había cambiado y que no era como todos pensaban. Ya todo el mundo había bajado al patio pero Javi se había quedado encerrado en el armario de las per160


chas y había escuchado la conversación del profesor con el chico nuevo. Ya solo quedaba en la clase Yohny y Javi comenzó a gritar y a dar golpes en la puerta. Yohny lo sacó de allí y Javi le dijo que lo había escuchado todo y que jamás hubiera pensado que fuera esa clase de persona. Javi le contó la historia de “el cachas” y lo que pasaba con él y le propuso que si él le pegaba una paliza al cachas le daría su merecido y no volvería a hacer daño a los demás. Dijo que sería un acto de justicia y no de venganza y que a cambio se ganaría muchos amigos. Johny aceptó porque pensó que acabaría con la violencia de aquel chico. Al día siguiente en clase Johny le cogió un lápiz a Kevin y lo mordió llenándolo de babas para que supiera el fastidio que daba pero como Johny era mucho mayor que el cachas este no se atrevió a hacerle nada. Luego en el recreo Johny se fue hacia él y le dijo: ¡Tú me has mirado¡ Y lo colgó en el mismo árbol lleno de abejas y con los ojos vendados. Pero el cachas no se atrevió ni siquiera a insultarlo. En la salida del colegio Johny le dio un empujón, lo tiró al suelo y empezó a reírse de él. 161


Johny y Javi pensaron que con eso era suficiente y que ya nunca se atrevería a hacerle nada a los demás, y así sucedió, al otro día no ocurrió nada y y en el recreo Johny se acercó a él y le dijo: Espero que esto te haya servido de lección y que hayas podido comprender como se sienten los demás y lo mal que lo pasan cuando tú le haces todas esas cosas. Yo quiero ser tu amigo y que poco a poco la gente crea en ti y también quieran ser tus amigos. Kevin se quedó callado al igual que todos los demás hasta que por fin contestó: Sí, lo haré, quiero ser amigo de todos y os pido perdón. Todo el mundo comenzó a gritar: ¡ Kevin, Johny, Kevin, Johny¡ Y todos fueron amigos. Kevin ya no era el cachas, comprendió a los demás y nunca volvió a ser el de antes. Johny consiguió su objetivo, estudió y pasó todos los cursos, tuvo muchos amigos y sus padres volvieron a estar juntos y volver a ser una familia.

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EL PÁJARO CLOÉ Hugo Venegas Ruso Accésit Quinto de Primaria 11 años

Había antiguamente un pájaro que podía hablar como las personas. Era muy feo y se llamaba Cloe. Cloe lo pasaba muy mal por ser tan feo y se quejaba continuamente. Cierto día un águila que estaba cansado de tantas quejas y protestas decidió buscar un remedio para que el pájaro Cloe fuera algo más bonito. Pidió consejo a la lechuza, que era muy lista. La lechuza pensó y pensó y se le ocurrió que cada pájaro le daría una de sus plumas más bonitas al pájaro Cloe. Pero ninguno quería. Entonces la lechuza convenció a todos diciéndoles que el pájaro Cloe sería el mensajero del que le diera una pluma. Esto les pareció muy bien y todos aceptaron. El pájaro Cloe se puso muy contento y desde aquel día fue el pájaro más bonito del lugar. Los días pasaban y Cloe hacía su trabajo contento. Pasado un tiempo, Cloe olvidó cumplir su promesa y cada vez que le pedían algo se hacía el despistado para 163


no hacerlo. Todos los pájaros empezaron a protestar. Las voces cada vez se hicieron más fuertes. Armaban tanto alboroto que no se entendía nada de lo que decían y las voces se convirtieron en graznidos. Un loro muy sensato intentó parar los gritos y el alboroto de todos, pero no pudo y se dio cuenta que todo esto había sido un castigo por no saber escucharse unos a otros y jamás volverían hablar como los humanos.

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LA AVENTURA DEL OCÉANO José Manuel Buzón González Accésit Sexto de Primaria 11 años

Érase una vez un niño que se llamaba Raúl. A Raúl le gusta mucho nadar y observar los corrales, las plantas y los peces de colores. Pero lo que más le gustaba eran los peces payasos. Un día que no fue al colegio fue a la playa y vio un pez hablando diciendo que estaba muy nervioso. Raúl le preguntó qué es lo que le pasaba y el pez, que se llamaba Florentino, le dijo que estaba nervioso porque no podía volver al país luminoso. Raúl le preguntó qué había allí y Florentino le dijo que había corrales de colores, muchos peces de colores, sirenas y también el gran palacio de la reina de la luz. Y Raúl le preguntó por qué no podía ir al país luminoso. Florentino le dijo que no podía ir porque la reina le dio la misión de encontrar el tesoro en los precipicios. -¿Me quieres ayudar?- dijo Florentino. -No puedo, porque no aguanto más de una hora debajo del agua - dijo Raúl - Ah, eso no es nada. Tómate estos polvos mágicos y aguantarás bajo el mar mucho tiempo. 165


- ¡Entonces vale, iré contigo! Fueron buceando a los fondos del precipicio y allí se encontraron un barco completamente destruido. Raúl cogió una espada que había encima de un baúl. Fueron al camarote del capitán y se encontraron un gigantesco calamar. Raúl cogió su espada y luchó con el calamar que había atrapado a Florentino con sus tentáculos. Pero Raúl no sabía manejar la espada y el calamar se la quitó. Raúl ya no sabía qué hacer, se puso a pensar. Entonces Florentino le tiró una especie de palo dorado y muy afilado y se lo clavó. Florentino dijo que el tesoro estaba detrás. Raúl lo cogió y se fueron buceando hasta el país luminoso. Allí delante de la reina se arrodillaron. La reina nombró a Raúl compañero de Florentino y le dio el poder de estar debajo del agua todo el tiempo que quisiera. Raúl se fue a su casa y se acostó. Al día siguiente fue al colegio y cuando regresó a casa comió y se fue al país luminoso. Allí había un montón de gente alborotada. Le pregunté a la reina y me dijo que habían robado el cetro real. La reina le dio un papel y le dijo que tenía que buscar tres hojas de plantas del mar diferentes. Le dijo:

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Si las pegas en los laterales, te dirá donde está el cetro real. Se fue a buscarlas. Cuando ya tenía hojas de coral, de algas y anémonas, las pegó en el papel. Cuando supo dónde estaba la casa de la serpiente eléctrica, Raúl se lo dijo a la reina y la reina le dio un aro afilado para lanzarlo. Y se fue a la casa de la serpiente. En la puerta había dos de sus esbirros. Raúl tiró el aro y los decapitó. Entró en su casa y se encontró a la serpiente durmiendo, así que la amarró. Cogió el cetro y la serpiente y la llevó al palacio. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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CUNTA Mercedes García Oliver Accésit Sexto de Primaria 11 años

Érase una vez una niña llamada Rebeca que tenía nueve años. Era hija única y estaba siempre sola. Rebeca no tenía papá y vivía con su madre. Era una niña delgaducha y alta con la piel muy blanca, casi transparente. Era pelirroja, tenía una nariz respingona y ojos muy grandes. Un día viendo la televisión apareció un anuncio que decía: “Hay muchos niños sin familia y sin un hogar decente. Adopte un niño o una niña de África. Para más información llame al 946-89383”. Para Rebeca fue como si se le encendiera una bombillita en la cabeza. ¡Quería tener un hermano adoptado! Rápidamente apuntó el número en un papelito y fue corriendo a decírselo a su madre. Al principio la madre dijo que no, pero no sé cómo la convenció, que su madre finalmente dijo que sí. Poco tiempo después, la madre y ella estaban en una agencia para adoptar a un niño o una niña. Un señor les dijo que era muy complicado, pero se podía intentar aunque se necesitarían muchos años. 168


Rellenaron unos formularios y se fueron a casa. A los pocos días les informaron que había un niño que estaba a su disposición y que se pondrían en contacto con él si lo deseaban. Ellas accedieron y fueron a la agencia. El señor les dijo que también tenía nueve años, como Rebeca, y que trabajaba en una mina. No les dijo cómo era porque no le habían enseñado ninguna foto. El señor solo sabía que se llamaba “Cunta”. A los pocos meses ya estaba la madre de Rebeca partiendo para África. Su madre estaría allí seis meses mientras Rebeca se quedaba con su abuela. La madre de Rebeca se dirigía a una pequeñísima aldea de El Congo. Rebeca, después de la escuela, llamaba todos los días a su madre para comprobar si ya lo había conocido. Aunque Rebeca no tenía mucha suerte, porque entre que no cogía el teléfono y que no había comunicación, casi nunca hablaba con ella. Un día, Rebeca, cómo de costumbre, volvió a llamar a su madre y ella le dijo: -¡Ya lo he conocido, cariño!- dijo muy entusiasmada. -¿Cómo es? -le dijo Rebeca. -¡Ay, no sé cariño. Estoy tan nerviosa…! Bueno, 169


es perfecto para ti - le respondió. Acto seguido, cortó la llamada. Así pasaron los seis meses que debía estar su madre. A su regreso, Rebeca, nada más verla, le dijo con lágrimas en los ojos: -¡Cuánto me alegro de verte! - Cariño, no te lo voy a decir. Solo te digo que es perfecto para ti - dijo dulcemente. Así pasaron las tres siguientes semanas. La hija preguntando a la madre y ella siempre le respondía lo mismo: “Es perfecto para ti, te va encantar!” Cuando llegó el gran día, Rebeca estaba que se salía de sus casillas de lo nerviosa que estaba. Al verlo cruzar el andén lo reconoció entre los demás niños y niñas. Tenía el pelo corto con unos rizos muy pequeños, era alto y delgaducho e increíblemente tenía ojos azules. Era de color y sus labios, como los de su raza, eran muy grandes. Al llegar a casa Rebeca se extrañó de lo maravillado que estaba al ver una lavadora, un viejísimo televisor…. Aunque Rebeca sí que tuvo claro una cosa desde la primera vez que lo vio: -¡Era y es perfecto par mí!- pensó Rebeca. 170


INDICE

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Título/ Autor

Página

I CONCURSO DE CUENTOS El niño que tenía un dragón Hugo Venegas Ruso Un pajarito nacido en primavera Paula Rondán Ramos La escalera de la luna Mercedes García Oliver La mariquita Yupi Esperanza Salas González El niño y el lince Kevin Manuel Camacho Ballén Misa perdida en el bosque Miguel Pérez Fernández El misterio de las estatuas Juan Caro Romero El valle perdido Miguel Orellana Mejías Un lugar al que regresar Jorge Mariscal Harana LLangate Jefferson Montesdeoca Jordán Una tarde en el parque Ángela López Cepero La historia de Carlos Gonzalo Jiménez Mateo

II CONCURSO DE CUENTOS Los niños perdidos Carmen Bernal Vilaseco El pirata y el hombre Alberto Torrico Palomino El árbol mágico Hugo Venegas Ruso La lámpara de Luisa Addis Cuevas Román La selva de los leones Víctor M. Ramos Moreno Amanda Esperanza Salas González El niño que no quería cepillarse los dientes Pepa Gómez Viejo

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ABRIL 2004 14 15 16 18 19 21 23 29 31 33 38 42

ABRIL 2005 46 47 48 49 50 52 53


Título/ Autor

Página

El niño artista Moisés Segovia González El caballero de los grandes prados Claudia Pérez Pérez Don Quijote y la gallina escupe fuego Leonardo Angelit Gálvez Los mercaderes Jorge Mariscal Harana El viaje de las locuras Carmen Domínguez del Moral

III CONCURSO DE CUENTOS La Sirenita que quería piernas Paula Camacho Ballén El conejito Pinqui Tamara Ancela Huete El bosque del semáforo Marcela Cuevas Román El marciano azul José J. Jiménez Areán Tato y su amo Jaime González Ruiz Pedro, el pingüino que odiaba el frío Ana María González Seco El hombre que descubrió el planeta tierra Addis Cuevas Román El sueño de Amara Belén de los Reyes Rodríguez Tontobón y el compiche conejo Daniel Rodríguez Macias La transformación M. Victoria Guerrero Vital Misterio en el Nilo Amador Gómez Hidalgo Germán su amigo y el juego de ordenador Conchi Pizarro Hernández

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ABRIL 2006 70 71 72 73 74 76 79 80 82 86 88 93


Título/ Autor

Página

IV CONCURSO DE CUENTOS

ABRIL 2007

La niña sin dientes Esperanza Dguez Palacios El perrito y los dos gatitos Javier Garrido Romero Ana y la mariposa M. Carmen Gómez Balazote La estrella Paula Camacho Ballén Las tres maravillas Paula Ballén Sánchez La tumba encantada Marta Fernández Hermosilla El hombre del Valle Jaime González Ruiz Daniel y su pandilla Hugo Venegas Ruso El país de los cuentos Mercedes García Oliver Una aventura en el bosque Miriam González Rondán Un día desafortunado M. Victoria Guerrero Vital El tesoro azteca Pepín Vital del Moral

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CONCURSO DE POESÍAS El pez famoso Marina Orellana Mejías Tengo una perrita guapa Alba Gómez Balazote La luna de colores Addis Cuevas Román

ABRIL 2007 127 128 129

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Título/ Autor

Página

V CONCURSO DE CUENTOS El zorro encantado Igor Huertas Salgado En busca del huevo Rosa Gutiérrez López El cisne y la rana Paula Macarena Camacho Ballén El árbol de la amistad Eva Romero Romero Una noche aterradora María Bravo Camacho Las 25 amigas Marcela Cuevas Román Una lección de amistad Ana González Seco La galleta Tostarrica Patricia Buzón Tello La aventura de Cascolo y Pelusa Daniel Ancela Bustillo La exploración Marcos Romero Ambite

ABRIL 2008 133 134 136 138 139 142 143 146 149 152

ACCESIT La princesa embrujada Elena Vergara Pedrote Los cinco superhéroes Daniel Monge Galán La niña que cortaba árboles Carmen Gómez Balazote Falsas apariencias María Pizarro Hernández El pájaro Cloé Hugo Venegas Ruso La aventura en el océano José Manuel Buzón González Cunta Mercedes García Oliver

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Dise帽o/ Maquetaci贸n: Andrew Gavin C andrewgavinc@gmail.com

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