HISTORIA DE METAN Y DE LA FRONTERA SALTEÑA

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Historia de Metán y de la Frontera salteña

Historia de Metán y de la Frontera Salteña

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Eduardo R. Poma

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Historia de Metán y de la Frontera salteña

Eduardo R. Poma

Historia de Metán y de la Frontera Salteña

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Eduardo R. Poma

1ra. Edición 1994. 2da. Edición 1995. 3ra. Edición 2007, revisada y aumentada. 4ta. Edición 2011, revisada y aumentada. Este libro fue declarado de "Interés Provincial" por el Gobierno de Salta, mediante decreto Nº 2989, de fecha 12 de diciembre de 2006.

Diagramó la tapa: María Constanza Poma

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HISTORIA DE METAN Y DE LA FRONTERA SALTEÑA de Eduardo R. Poma

Córdoba 714 · Tel/fax 54 387 4234572 libros@mundograficosa.com.ar A4400AWF · Salta · República Argentina

El derecho de propiedad de esta obra comprende para su autor la facultad de disponer de ella, publicarla, traducirla, adaptarla o autorizar su traducción y reproducirla de cualquier forma, total o parcial, por medios electrónicos o mecánicos, incluyendo fotocopia, grabación magnetofónica y cualquier sistema de almacenamiento de información, por consiguiente nadie tiene la facultad de ejercitar derechos precitados sin permiso del autor y editor, por escrito, con referencia a una obra que se haya anotado o copiado durante su lectura, ejecución o exposición públicas o privadas, excepto el uso con fines didácticos de comentarios, criticas o notas, de hasta mil palabras o la obra ajena, y en todos los casos sólo las partes del texto indispensables al efecto. Los infractores serán reprimidos con la pena del artículo 172 y concordantes del Código Penal (art. 20, 9, 10, 71, ley 11.723)

I.S.B.N. 950-43-5128-X Impreso en Argentina - Printed in Argentina Octubre de 2011

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A los patronos de nuestra Ciudad, El Señor del Milagro y su Santísima Madre Nuestra Señora del Milagro; a su silencioso y humilde esposo San José elegido Protector de esta región desde tiempos remotos.

A mis hijos José Eduardo, María Constanza y María Eugenia.

Agradecimientos: A mi esposa Irma, correctora de estos escritos, a la Sra. Violeta Poma de Gutiérrez Gerchinhoren, por su apoyo material, sus datos históricos y valiosas fotografías, y a muchas personas e instituciones que sería largo enumerar, con el riesgo de cometer alguna injusticia. Un reconocimiento especial a los Miembros de la Junta de Estudios Históricos, al Sr. Intendente Municipal don Roberto Enrique Gramaglia y al Sr. Diputado Horacio Thomas Hatti, que hizo posible que este libro fuera declarado de interés provincial. También agradezco especialmente al poeta salteño Raul Aráoz Anzoátegui, quien presentó la 1ra. edición de esta obra en nuestra ciudad, en 1994. 5


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Presentación "Un pueblo sin aay yer es un pueblo sin mañana" (Monseñor Carlos Mariano Pérez Eslava), La serena lectura de la "Historia de Metán y de la Frontera Salteña", del Prof. Eduardo R. Poma, me ha llevado a pensar en las palabras de Gracián: "Triste cosa es no tener amigos; pero asaz más triste debe ser no tener enemigos. Porque quién enemigos no tiene, señal es que no tiene talento que haga sombra, ni carácter que abulte, ni valor que le teman, ni honra que le murmuren, ni bienes que le codicien, ni cosa alguna buena que le envidien". Verdaderamente, esta Historia es una obra donde el tesón puesto en la búsqueda de nuestros orígenes, nos permite ver nuestra identidad, es decir, nuestras raíces que son auténticamente cristianas. Agradezco al profesor Poma el haberme brindado la oportunidad de presentarlo en estas líneas, que no quieren ser un prólogo o una introducción, sino sencillamente palabras de estímulo para invitar a los lectores a una lectura fervorosa de la vida de un pueblo, o a iniciar nuevas investigaciones que profundicen algunos de los numerosos temas que se tratan en la misma. También felicito al autor por el espíritu de dedicación que se manifiesta en un trabajo de esta magnitud (trabajo que llevó, sin duda, varios años), y en donde se descubre el amor a la tierra donde se ha nacido. Que el Señor y la Virgen del Milagro bendigan a él y a su familia por intercesión de nuestro Patrono San José, por toda esta tarea realizada con gran cariño y amor por dar a conocer este Metán, que etimológicamente quiere decir "Tierra de la Miel". Mons. José Vicente Tejerina Monserrat Parroquia Señor del Milagro de Metán Párroco y Delegado Zonal

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Presentación de la 3ra edición Esta nueva edición ha sido convenientemente revisada y corregida, a la vez que fue enriquecida con nuevos datos que se descubrieron sobre las distintas etapas de nuestra historia. Siguió siendo necesario separarla en dos partes, al igual que en las ediciones anteriores, pero la Cronología comienza ahora unos quince años después. También se agregaron nuevas fotografías, figuras y mapas, con una mejor impresión y otro diseño de portada. Por otra parte, algunos temas que figuraban con letra pequeña, en las notas, han sido incorporados al texto ya que, más que aclaraciones, son parte del hecho histórico al que enriquecen notablemente. La primera parte comprende desde la prehistoria de nuestra zona hasta el año 1875, fecha en que es probable se haya organizado el Municipio de Metán. Se agregaron dos nuevos capítulos, uno sobre los primeros años de vida del departamento, y el otro trata de las familias de la Frontera hasta el siglo XIX. Para la segunda parte se dejó la Cronología, que va desde 1875 hasta el año 2005, con el que finaliza el primer lustro del siglo XXI, y caminando ya el 3º milenio de la Era Cristiana. La tarea no ha sido fácil pues la historia concreta, la urdimbre de los sucesos que ocurren de generación en generación a todos los hombres, forman un todo único e indiviso, pero la exposición de los hechos que llamamos historia, la historia narrada, acepta parcelamientos temáticos y cronológicos, más o menos razonables, que son las historias de los historiadores. Son meros artificios; pero deben ser fundados en alguna realidad que se parezca a un hito, a un jalón indicador, a un punto de llegada y de partida. Y esto es lo que intentamos hacer en las ediciones anteriores, y perfeccionar en la presente. Eduardo R. Poma

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Algunas aclaraciones En numerosos países, y en los últimos años también en el nuestro el estudio de la Historia y otras ciencias sociales se inicia, en el aula, desde el centro a la periferia. Desde el solar nativo a la provincia, a la nación, al mundo entero. Es por eso que una Historia de Metán y de su zona de influencia puede ser de utilidad a esta nueva pedagogía. Además, y esto es lo que realmente importa, el estudio de nuestro pasado, como decía el padre Ramón Rosa Olmos en su Historia de Catamarca, "servirá para acrecentar el conocimiento, y por el conocimiento el amor al terruño, a la patria chica, con todo su patrimonio de valores morales que nos legaron nuestros antepasados". Ahora bien, una historia local nos puede llevar a lo puramente anecdótico si no se hacen las debidas conexiones con las grandes corrientes de la historia regional y nacional y aún con la historia universal. De ahí que en muchos pasajes de este trabajo el lector creerá encontrarse muy lejos de Metán, pero no es así. Son aquellas conexiones que hacen explicables los hechos, algunos importantes en sí mismos, pero que carecen de significado si están aislados. Y estas necesarias relaciones redundarán, sin duda, en beneficio del lector el que, al tratar de conocer el pasado de su pueblo, podrá apreciar las grandes luchas que misioneros, soldados y colonos debieron sostener durante siglos para construir lo que es hoy nuestro país. Con respecto a las citas eruditas, se las emplea cuando se transcriben palabras de testigos de los hechos que enriquecen el relato, o bien, cuando es necesario aclarar algún tema sin interrumpir el desarrollo normal de la narración. Al final se consignan las fuentes de información, detallándose la bibliografía y los archivos consultados, que puede ser de utilidad para las personas que deseen ahondar en los distintos temas tratados, temas que, por otro lado, resultaron de una abundancia sorprendente si tenemos en cuenta lo reducido del espacio geográfico metanense, sólo explicable por la ubicación estratégica del mismo. Por último, debemos prevenir al lector que en algunos lugares encontrará "errores" de ortografía, pues se transcribió el documento respetando su forma original, aunque algunos de estos errores no eran tales en la época en que fueron escritos.

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CAPÍTULO I

El medio geográfico SUMARIO: La Gobernación del Tucumán - Regiones Naturales Hidrografía - Las Sierras Subandinas: Su Orígen y Estructura - Clima - Ubicación Geográfica y Superficie del Departamento de Metán - Flora y Fauna - Especies Dañinas - La Lucha contra la Langosta.

Metán se encuentra dentro de la región que fue conocida como "Gobernación del Tucumán" la que, "histológicamente, es la más integrada y unificada del territorio argentino, por encima o por debajo de los límites convencionales o formales. Y esta integración reposa tanto en las cosas de la naturaleza, como en los vínculos creados por un dilatado proceso histórico que nace antes de la conquista, en la estructura étnicosocial, y en el acervo cultural que la distingue del resto de país" (1). En esta gran provincia del Tucumán encontramos varias subregiones naturales: La Puna, altiplanicie vasta y árida que la integra con Bolivia; los valles precordilleranos extendidos desde Jujuy hasta Catamarca; el sistema orográfico de las sierras Pampeanas que tiene su vértice en el Aconquija; las sierras Subandinas, que desde el norte de la actual provincia de Tucumán, avanzan con dirección sudoeste-noreste hasta Orán y Tartagal en la frontera con Bolivia; por último, tenemos el parque Chaqueño Occidental, que bordea las últimas estribaciones montañosas hacia el oriente. En este hábitat los ríos forman una cuenca integradora y son arterias fecundantes de la vida humana. Desagües de dicha red son, según la importancia de su caudal, el Bermejo, con 171, 5 m3 por segundo de caudal normal, el Pilcomayo, el Dulce y el Salado, llamado también Pasaje o Juramento. Hacia el extremo norte del Tucumán se encuentra un sistema montañoso que forman los cordones orientales de la Puna, los que junto con las sierras Subandinas constituyen un sólo y apretado conjunto orogénico, que se distinguen únicamente por su origen geológico. En esta también llamada precordillera Salto-Jujeña sobresalen los imponentes nevados de Chañi, Acay y Cachi (6.380 m.) En este ámbito encontramos las quebradas, profundos y angostos surcos fluviales, como las de Humahuaca, del Toro, etc., de gran importancia porque fueron las naturales vías de penetración al territorio. Situados entre la precordillera y las sierras Subandinas y Pampeanas se extienden los valles, formando ambientes geográficos de gran interés pues permiten el asentamien13


Eduardo R. Poma to humano, como los de Jujuy, Lerma, Campo Santo, etc., y en el extremo oriental de los valles encontramos a las ya citadas sierras Subandinas. Estas sierras forman en conjunto un cuadro complicado en el que abundan los paisajes de mucho colorido, los más hermosos de la región, y en ellas hay enormes contrastes de relieve y condiciones de vida para el hombre. Las sierras están constituidas por un basamento cristalino muy antiguo, sobre el que se ha depositado una potente serie de sedimentos paleozoicos y mesozoicos que fueron plegados, formando la llamada serie petrolífera, aunque en la fosa o cuenca de Metán no existen vestigios del paleozoico. El ciclo orogénico ándido del Cenozoico le fue dando el aspecto actual, levantando y empujando con intensidad a los cordones y a las sierras, a la vez que se hundían los valles, luego rellenados con sedimentos terciarios y cuaternarios. Por lo general estas sierras sobrepasan los dos mil metros, aunque algunos picos llegan a los tres mil, como el Guasamayo en Jujuy con 3.154 metros. Las sierras de Metán, citadas por algunos como pertenecientes a las Subandinas, para otros forman parte de los cordones orientales. Allí se encuentra nuestro Crestón, que también pasaría de los tres mil metros. La línea más oriental de las sierras deja algunas aberturas o puertas, por las cuales los ríos ingresan a las llanuras. Así tenemos la puerta de Orán, por la que ingresa el río Bermejo, la cuenca de Metán que da salida al río Pasaje o Juramento, y la de Tucumán, por la que se abre paso el río Salí.

La sierra de Metán y los hermosos lapachos rosados de la avenida de acceso a la ciudad.

En las sierras, valles y quebradas se localiza un tipo de clima al que puede llamarse tropical serrano, aunque existen ambientes muy variados, según la latitud, altura, o forma de relieve que se conjuga en cada lugar. En la Cuenca de Metán la temperatura media mensual supera los 20º entre octubre y marzo, mientras que entre mayo y agosto no llega a los 15º Por la noche, a causa de la altura, la diafanidad de la atmósfera permite que refresque rápidamente; por esta razón las mínimas absolutas en invierno son bastante bajas. El régimen de lluvias es típicamente monzónico; desde diciembre a marzo cae el 81% del total anual. En las quebradas altas y en los valles más occidentales disminuyen 14


Historia de Metán y de la Frontera salteña las lluvias, puesto que estas dependen de los vientos del este. En estas zonas se acentúa el frío nocturno, y es por eso que del clima tropical serrano se pasa al templado y rápidamente al árido de la montaña.

Mapa con las isoyetas del sudeste de Salta. Se puede apreciar el descenso brusco de las lluvias desde las sierras a los llanos. La ciudad de Metán está muy cerca de la isoyeta de 800 milímetros.

El valle de Metán, más precisamente una cuenca tectónica, es uno de los lugares más bellos y fértiles de esta región. Bordeado al occidente por la sierra de Metán, al norte por el río Juramento y una sierra del sistema de las Subandinas, llamada Lumbrera, al sur la cuenca limita con otra sierra del mismo sistema, la Candelaria. Hacia el este la parte llana de la cuenca es interrumpida por la sierra Colorada, de mucho menor cuerpo y altura. Quedan así sólo dos puertas para el drenaje fluvial, la del río Pasaje o Juramento hacia el noreste, y la del río Horcones hacia el sudeste (2). Pero los límites del Departamento van más allá de la sierra Colorada por el este, hasta encontrar nuevamente al río Juramento, el que ya con rumbo norte-sur va marcando el límite con el departamento de Anta. Vemos así que la superficie del departamento de Metán no coincide con el de la cuenca, la que además se interna en el territorio de Rosario de la Frontera, departamento que tiene sólo en parte un límite natural con Metán, a través del río Las Cañas. La actual superficie del departamento de Metán es de 5.220 km2 (aproximadamente), superficie que fue variando con el tiempo debido a un viejo conflicto de límites que mantenían Salta y Santiago del Estero. Según la tesis sostenida por la provincia de Salta, a Metán le correspondía una superficie de 6.142 km 2 pero después del primer fallo sobre esta cuestión limítrofe esa superficie se redujo a 4.865 km2. Sin embargo, la solución definitiva de esta controversia corrigió nuevamente los límites entre ambas provincias, por lo que nuestro departamento vio aumentada su superficie hasta los ya citados 5.220 km2. 15


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Hermosos ejemplares de tarcos o jacarandáes y ceibos, típicos de nuestra selva subtropical.

Esta superficie, que puede parecer pequeña si la comparamos con otros departamentos de la Provincia, o con la del resto del país, contiene más de medio millón de hectáreas, espacio mayor que el de 31 países independientes; y reunidas, entran dentro de este territorio, diecinueve naciones, entre las que se cuentan algunas tan pobladas como Singapur con tres millones de habitantes. Situado entre los paralelos de 25º y 26º de latitud sur, y entre los meridianos de 64º y 65º de longitud oeste, el valle de Metán tiene una ubicación geográfica privilegiada, ya que el calor subtropical es suavizado por la altura sobre el nivel del mar, que varía entre los 500 y 1000 metros. La ciudad de Metán, en la estación del Ferrocarril General Belgrano, tiene registrada una altura de 858, 74 metros sobre el nivel del mar. Para imaginar su paisaje, donde la naturaleza ha hecho ostentación de pomposas galas, se puede decir, plagiando a Sarmiento (3) que hay que pensar en los Andes cubiertos de un manto entre verde y verde oscuro de vegetación exuberante, con árboles de gran envergadura. Seis ríos escapan por debajo de la orla de dicho manto, ríos que corren en dirección paralela hasta que empiezan a torcer su rumbo buscando el Juramento. Ellos son: Las Cañas, Yatasto, Metán, Conchas, Las Piedras y Blanco. La selva, que cubre la falda oriental de los cordones, tapiza totalmente las sierras menores y las lomadas que van perdiendo altura en forma suave y escalonada a medida que avanzan hacia el este. Allí el nogal entreteje su ramaje con el odorífero cedro, con la tipa y el lapacho rosado; el roble con el canelón, el viraró y los laureles. En las partes altas se encuentran bosques de alisos y pinos del cerro, única conífera de la región, mientras que en las que bajan a la llanura se ven los azules tarcos contrastando con el rojo de los ceibos, el cebil y el urundel, el pacará y el palo borracho. Ya en la llanura se presentan ejemplares del parque chaqueño como el quebracho colorado santiagueño, el guayacán, la tala, el mistol y el algarrobo, entre otros. En las zonas de mayor espesura, la selva muestra árboles de más de 25 metros de altura, que sólo dejan espacio para que alcen sus varas el nardo balsámico, las lianas, enredaderas, helechos y plantas trepadoras, 16


Historia de Metán y de la Frontera salteña adornadas con la azucena de los campos, y en las zonas más inaccesibles con epífitas como la orquídea (4). Sobre toda esta vegetación revolotean enjambres de abejas, mariposas multicolores, y esmaltados picaflores, loros verde esmeralda, urracas azules, tucanes anaranjados y gran variedad de palomas, horneros, benteveos, tijeretas y calandrias; abundan el terotero, la chuña, el pato y la garza, y entre las aves de presa, águilas y gavilanes, buhos, caranchos, cuervos y cóndores. Al principio del siglo era posible ver todavía animales hoy extinguidos o refugiados en zonas inaccesibles como el yaguareté, el gato montés, el pecarí, el tapir o anta, el tatú carreta, el perezoso, el oso hormiguero y el ñandú (5), aún recorren los montes pumas, zorros, corzuelas, venados y pavas del monte, y abundan las charatas, perdices, quirquinchos, zorrinos, comadrejas, vizcachas, liebres y pericotes, a la par de lagartos, ampalaguas, y víboras venenosas como la terrible yarará o la mortífera cascabel. El caí, en cambio, ha desaparecido.

Mapa del departamento de Metán con las sucesivas correcciones de sus límites con Santiago del Estero. Según éstas, su superficie fue de 6.142 ksm2, 4.865 km2 y 5.220 km2 (esta última aproximada). Sus municipios tienen la superficie siguiente: Río Piedras, 585 km2; Metán, 1.490 km2; El Galpón, 3.145 km2 (todas aproximadas).

Entre gran variedad de insectos, las chicharras y coyuyos aturden con sus cantos en las tardes de verano, mientras las luciérnagas y tuco-tucos se empeñan en alumbrar las noches más cálidas. Pero no faltan las especies dañinas para el hombre, como el murciélago, la vinchuca, la garrapata, el mosquito transmisor del "Chucho" o Paludismo (hoy prácticamente erradicado), y la langosta, que hasta los años cincuenta llegaban en impresionantes "mangas que cubrían el sol". 17


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La tan perseguida corzuela, ya casi extinguida en Metán.

La campaña contra esta plaga comenzó a intensificarse desde 1946 (6) cuando el Ministerio de Agricultura había establecido una Regional Salta y una Regional Tucumán para combatir la langosta, y llegó a su apogeo hacia 1955. Estas regionales disponían de numerosos vehículos, aviones y helicópteros. En la base Metán llegaron a operar hasta seis helicópteros juntos, que arrojaban los poderosos insecticidas clorados. Los focos principales de estos ortópteros estaban localizados en el Chaco boliviano-salteño, desde donde aparecían en forma de nubes rojizas que alcanzaban mas de 20 kilómetros, y ocasionaban verdaderos desastres en la agricultura. A cargo de la base Metán estaba el piloto Apolinario Canevari, quien luego se radicó en ésta ciudad, lo mismo que Victoriano Biurrum, otro de sus pilotos. No faltaron, asimismo, víctimas en esta importante campaña, como fueron las tres personas que murieron carbonizadas al estrellarse un avión que combatía la langosta en las sierras de las cercanías de Metán Viejo.

NOTAS: (1) Bazán Armando Raúl, "Historia del Noroeste Argentino". Ed. Plus Ultra. (2) Veamos lo que nos dice un experto, el doctor en geología Ricardo Alonso, sobre el origen de nuestra cuenca, y en donde se fueron asentando las ciudades desde la llegada de los españoles, datos que fueron tomados del libro "Esteco, El Viejo", que publicó en colaboración con Alfredo Tomasini: "El área donde se emplazan las ruinas de la antigua cuidad de Esteco pertenece al dominio geológico, geomorfológico y morfotectónico del antepaís foreland de los Andes Centrales. Se ubica en la amplia región conocida como Llanura Chaco-Pampeana, Llanura Chaco-Salteña, Llanura Chacoparanense, entre otros términos que hacen referencia a su relieve plano y a su extensión al pie de los Andes, en donde abarca una gran parte del Oriente de la Argentina subtropical. Este ambiente de llanura se extiende hacia el Este a partir de las últimas estribaciones andinas, esto es, las serranías bajas conocidas como Sierras Subandinas. Desde un punto de vista geodinámico, esta llanura constituye una enorme cuenca moderna de sedimentación, que responde a una subsidencia anteandina, que es consecuencia de la compensación isostática debida al levantamiento del macizo andino (Jordán y Alonso 1987). La llanura ChacoSalteña limita al Norte con el río Pilcomayo, al Este con la provincia de Formosa y Chaco y al Sur con Santiago del Estero. Forma parte del Chaco Semiárido, es la extensa llanura ubicada en la porción central del Gran Chaco, con precipitaciones que oscilan entre 450 y 650 mm anuales. Las temperaturas máximas extremas son las más altas registradas en el subcontinente: 48, 9º C en Colonia Rivadavia. La llanura Chaqueña es una planicie relativamente uniforme, en la que se distinguen dos ambientes dotados de rasgos característicos, esto es, la llanura chaqueña estabilizada y las llanuras de derrame. Ha sido dividida según

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distintas sistematizaciones; las más conocida de ellas distingue tres sectores: el Austral, entre los ríos Salado y Bermejo, el Central, entre el Bermejo y el Pilcomayo y el Boreal, que se extiende desde el Pilcomayo hasta un conjunto de serranías situadas en territorio boliviano. De modo convencional, el extremo Norte del Chaco se ha hecho coincidir con la vía férrea que une a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) con Corumbá (Brasil). A unos cuarenta kilómetros de Talavera se elevan las últimas estribaciones de las Sierras Subandinas, esto es, la Sierra Colorada, la Sierra del Yeso y la Sierra del Maíz Gordo". Además, nos explicó el Dr. Alonso que en la cuenca de Metán existen, con seguridad, yacimientos de cobre y petróleo, lo que augura un buen porvenir para la zona. Sarmiento, Domingo Faustino, "Facundo". Ed. Círculo de Lectores. También abundan en la zona húmeda árboles y arbustos con frutos comestibles, muy apreciados por los habitantes del antiguo Metán, pero que las nuevas generaciones ni siquiera los han escuchado nombrar. Entre ellos tenemos el piquillín, el chalchal, el arrayán, la sachapera, el mato, el chañar, etc. Don Andrés Bello describe la vegetación y la agricultura de la zona tórrida al pie de los Andes, que se extienden desde su Venezuela natal hasta nuestro Tucumán, en versos admirables como lo muestra este fragmento: ¡Salve, fecunda zona, Que al sol enamorado circunscribes El vago curso, cuanto ser se anima En cada vario clima, Acariciada de su luz, concibes! Tu tejes al verano su guirnalda de granadas espigas; tu la uva Das a la hirviente cuba; No de purpúrea flor, o roja, o gualda A tus florestas bellas Falta matiz alguno; bebe en ellas Aromas mil el viento; Y greyes van sin cuento; Paciendo tu verdura, desde el llano Que tiene por lindero el horizonte, Hasta el erguido monte, De inaccesible nieve siempre cano; Tu das la caña hermosa, De do la miel se hacendra, Por quien desdeña el mundo los panales; Tu en urnas de coral cuajas la almendra Que en la espumante jícara rebosa; ............................................................... Sobre la abundancia del ñandú o suri en nuestra zona, damos el interesante testimonio de fray Diego de Ocaña, quien pasó por Esteco en 1600: "Por el otro camino de Santiago del Estero, que es el real, se va a nuestra Señora de Talavera de Esteco, que está a cincuenta leguas de Santiago. Hay dos ríos caudalosos en el camino, muy grandes que se ha ahogado mucha gente; y por estos ríos entran de la mar muchos dorados, que es un pescado muy regalado; y de otros pescados son muy abundantes. Alrededor de esta ciudad de Esteco hay muchos pueblos de indios de paz y por todos los campos hay grandísima suma de pollitos de avestruces en el verano, los cuales crían las indias para comer en sus fiestas; y los avestruces grandes son tantos que cubren los campos, y son muy vistosos y muy pintados, con muy galanas plumas; y de estas hacen los indios muchos plumeros para cubrir sus carnes, así andan muchos de ellos en cuero". Además, el fraile viajero comenta en forma sabrosa la abundancia de miel y el ingenio de los españoles para fabricar turrones a pesar de no disponer de almendras: "hay dos conventos de San Francisco y Mercedarios. Es el temple de este pueblo bueno, donde se coge vino y frutas con abundancia, muchas palomas y patos del monte. El trato de la gente es algodón; y aquí hay mucha miel de que hacen gran suma de turrón, que se lleva a Potosí, y en lugar de almendra echan pepitas de zapallos, que son como almendras muy blancas y sabrosas tiene muchos servicios de indios e indias, que de continuos labran cosas de algodón ; y por el río arriba hay muchas poblaciones de indios. Y adelante está villa de las Juntas, pueblo muy pequeño auque muy rico de estancias de ganados; y si los tigres no matasen mucho, no cabrían por los campos, porque multiplican mucho". En mayo de ese año el Poder Ejecutivo autorizó al Ministerio de Agricultura a invertir hasta 36.346.000 pesos en la adquisición de elementos de lucha contra la langosta, "indispensables para la defensa de los cultivos y praderas de ganadería". Incluía el plan la compra de 20 millones de metros de barreras para los acridios saltones, 50.000 lanzallamas, 1.000.000 de kilos de langosticidas, 1.500.000 kilos de cebos tóxicos, 10.000 espolvoreadoras a mano, 500 máquinas a motor y mezcladoras.

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CAPÍTULO II

Prehistoria de Metán SUMARIO: Ubicación Geográfica del Tucumán - Primitivos Pobladores - La Llegada de los Andidos - La Influencia Incaica - Los Aborígenes de Metán - Tonocotés, Matacos y Mocovíes - El Yacimiento Arqueológico de la "Loma Colorada".

Como ya vimos, Metán formaba parte del Tucumán, vocablo que derivaría de "Tucma", nombre de un cacique que dió origen a la voz "Tucmanahao", o sea "pueblo de Tucma" en lengua cacana. Sin embargo, hay quienes sostienen que esta versión no tiene asidero, y que Tucumán deriva de un vocablo que significa "lo que se termina" (1). Esta gran región comenzaba desde el sur del Alto Perú, abarcaba el país de los "diaguitas, juríes y comechingones", y limitaba al este con el Gran Chaco, al sur con el río de la Plata, y al oeste con la cordillera de Almagro o Nevada. Con el tiempo se fue recortando este ámbito geográfico tan dilatado. Córdoba del Tucumán, que incluía La Rioja y luego Cuyo, es separada en 1783 cuando se establece el régimen de intendencias en el Virreinato del Río de la Plata, quedando la intendencia de Salta del Tucumán con Salta (Capital), Tarija, Jujuy, San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y posteriormente San Ramón de la Nueva Orán, con unos 500.000 km 2 de superficie. Debido a que esta gran región se encuentra ubicada entre los 21º y los 30º de latitud sur, la mayor parte de su territorio goza de los beneficios de las tierras subtropicales con gran variedad de climas a causa de su orografía, lo que la convertía en verdadera atracción para el hombre primitivo. Probablemente unos ocho mil años antes de Cristo, seres comparables a la raza de Cró-Magnon llegaron por vez primera al Tucumán. Sus antepasados habían entrado por la ruta de Bering y descendieron hasta Tierra del Fuego. Entre esos pobladores más antiguos, llegados en un nivel pre-agrícola, figuraban los fuéguidos y los pámpidos, hombres de origen asiático no mongolizados, de cráneo dolicocéfalo. Eran tribus de cazadores, recolectores y pescadores. Milenios más adelante, entre los años 4000 y 2000 antes de Cristo, fueron llegando unos agricultores neolíticos, ya mongolizados. Provenían de Oceanía y emigraron por vía marítima hasta las costas occidentales de América. Estos hombres braquicéfalos eran los amazónidos y los ándidos, de mediana estatura. De los dos, el más mongolizado y de 21


Eduardo R. Poma agricultura más desarrollada fue el de los ándidos, que se localizó a lo largo de la cordillera que les da su nombre. Una rama de los ándidos fueron los cacanos, diaguitas o calchaquíes. Hasta la llegada de los españoles, la región del Tucumán fue la más poblada y de mayor nivel cultural del actual territorio argentino. Unos dos mil años atrás florecieron distintas culturas sedentarias agro-alfareras que trabajaban los metales (bronce y oro), vivían en pueblos y tenían un sistema de ideas y prácticas religiosas. De ellas sobresale la cultura de la Aguada (500 al 900), perteneciente al período temprano. En cuanto al período tardío, Santa María, Belén y Sanagasta, se sabe que sus portadores fueron los diaguitas, que ocuparon toda la región valliserrana desde Salta hasta La Rioja.

Mapa con la ubicación geográfica de los grupos aborígenes en Salta. El punteado indica la influencia incaica.

Cultivaban preferentemente el maíz, hablaban la lengua cacá o cacana, de mucha dificultad para los españoles y en su idiosincrasia definida sobresalía el sentido heroico de la vida. No formaron una unidad política, pero formalizaban alianzas cuando se trataba de enfrentar a un enemigo común. Unos años antes de la llegada de los primeros europeos, los diaguitas comenzaron a recibir la influencia de los incas bajo el reinado de Túpac Yapanqui, hacia 1480 (2). No se sabe bien si la penetración de los incas fue fruto de una guerra, o de un vasallaje voluntario. Sea lo que fuere, el Tahuantisuyo por esa época había incorporado al Tucumán, y los invasores construyeron un camino, llamado "del Inca", que se internaba en el territorio diaguita por la quebrada de Humahuaca y seguía por los valles occidentales de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y terminaba en Puente del Inca, Mendoza, antes de cruzar la cordillera. Existen determinados sitios donde la influencia del Cuzco fue más acentuada, como los pucaráes o fortalezas que se construyeron con la finalidad de vigilar a los diaguitas y frenar a los lules que pugnaban desde el Chaco. 22


Historia de Metán y de la Frontera salteña

Tarabitas de madera que, mediante un cordel de lana trenzada, servían para asegurar la carga sobre el lomo de la llama. (Historia Visual de la Argentina, Ed. Clarín).

Aún más, recientes descubrimientos arqueológicos confirmaron que el imperio Incaico organizó políticamente el territorio en forma de provincias o curacazgos, con centros en Tilcara, la Paya, Tolombóm y en la Tambería del Inca, en Chilecito. Sin embargo, los diaguitas conservaron su lengua y su organización particularista, puesto que la dominación incaica fue muy corta y no se pudo producir la revolución urbana, estadio cultural que los quechuas habían alcanzado en el Perú (3). Pero la influencia incaica, y aún la diaguita, disminuía rápidamente desde las sierras Subandinas hacia el este. Así en el territorio metanense, por ejemplo, encontramos a los lules-vilelas, que los españoles al llegar llamaron "xuríes", debido a su andar parecido a estas gigantes aves que abundaban en la zona. Eran hombres de alta estatura y magra complexión, y de una cultura de tipo inferior, pues fueron nómades, cazadores y recolectores principalmente de algarroba y miel silvestre. Con la primera preparaban la aloja y con la segunda el guarapo, por lo que eran muy aficionados a las borracheras que organizaban ante cualquier circunstancia (4). También perseguían los animales del país, especialmente el pecarí, cuya piel utilizaban. Hombres y mujeres iban poco menos que desnudos, aquellos con una especie de cinturón, hecho de una madeja de hilos retorcidos, del que pendían por delante una serie de plumas de avestruz. Las mujeres llevaban el mismo cinturón con un delantal de unos cincuenta centímetros de ancho por ochenta de largo, hecho con tela de hilo de caraguatá. Ambos sexos llevaban el pelo largo, que sólo cortaban en caso de luto. No acostumbraban tatuarse el rostro; sólo se horadaban las orejas para colgarse unos hilitos de varios colores. En las fiestas los hombres se pintaban el cuerpo con manchas que recordaban las del jaguar, y las mujeres se tiznaban la cara de negro y colorado. Sus armas eran las mismas que las de los aborígenes del Chaco: el arco y la flecha, el dardo y la macana. 23


Eduardo R. Poma Lo que se conoce con mayor detalle son sus ceremonias, ritos y fiestas. Entre los lules, según el P. Lozano, el casamiento era muy simple: tomaba el varón a la mujer soltera sin decir palabra a sus padres, aunque los más diplomáticos pedían su consentimiento, y llevábala luego a su casa sin otra ceremonia. Entre los vilelas, en cambio, si algún mozo quería casarse debía pedir el consentimiento a los padres de la mujer y, obtenido éste, tenía que ir al monte a buscar miel y caza, y cargado de estas cosas se instala en la casa donde han de vivir. Después de comer los padres de ella de estos alimentos, le entregaban la hija al pretendiente, quedando ya casado para la toda la vida. La ceremonia más importante era la que los misioneros llamaron "Fiesta del Diablo", que ellos celebraban para apartar los males que temían, como la viruela, la sequía y otros semejantes. También la realizaban para conseguir buena cosecha de algarroba y de miel, victoria sobre los enemigos, o agua para los pozos, pues bebían llovediza ya que su hábitat histórico carece en gran parte de ríos. Otros ritos muy generalizados eran las prácticas shamanísticas. Para la cura de enfermedades el shamán soplaba y sajaba la parte dolorida, para chupar luego la sangre hasta que lograba extraer la causa del mal. Los lules-vilelas representaban los últimos restos de una más primitiva población huárpida del Chaco, sobre todo de la parte occidental, y se cree que ocuparon dicha región en tiempos muy remotos, tal vez paleolítico. Frecuentemente caníbales, los lules asolaban el territorio, hostigando a las tribus sedentarias de los valles o de las llanuras pedemontanas del este de las sierras Subandinas. Las crónicas mencionan su acción devastadora de forma tal, que si lo españoles no hubieran llegado a esta zona, los lules habrían terminado por destruir todos aquellos pueblos, como los diaguitas, aún con las guarniciones incaicas de los pucaráes. Pero esta expansión resultó, a la larga, en desmedro de ellos, ya que su territorio quedó comprendido entre las ciudades españolas de Talavera de Esteco, San Miguel de Tucumán y Salta, lo que posibilitó que la mayoría de los lules fueran encomendados. Otros grupos pasaron a ocupar los territorios situados en la periferias del Chaco, como los matacos en el norte y los tobas y mocovíes en el este, con los que, sin duda, se mezclaron en parte. Parece que luego la situación de los lules llegó a ser penosa por lo que en 1710, a raíz de la entrada al Chaco del gobernador Esteban de Urízar y Arespacochaga, aprovecharon la oportunidad para pedir reducción, tarea que se les encomendó a los jesuitas.

Magníficas cerámicas Chaco-Santiagueñas, relacionadas con las culturas Mojocoya y Tarija pintado de Bolivia. La influencia de los pueblos valliserranos, más evolucionados, también penetró en las llanuras boscosas del oriente salteño. Metán era uno de sus pasos obligados (de Dick E. Ibarra Grasso, "América en la Prehistoria Mundial"). 24


Historia de Metán y de la Frontera salteña Las fuentes son algo confusas con respecto a su lengua y a algunas de sus costumbres. Los lules debieron ir aculturando parte de las costumbres y lenguas preexistentes, tales como la de los tonocotés de Santiago del Estero. Probablemente los lules integraron una gran unidad lingüística con los vilelas, que aún habitaban el Chaco. Muy a menudo han sido confundidos con los tonocotés, con quienes se mezclaron seguramente después de invadirlos. Muchos lules que estuvieron en contacto con los españoles debieron ser hijos de madre tonocoté (5). En la actualidad ya no quedan descendientes puros de esta estirpe, si no son algunos individuos que pueden estar dispersos en las misiones y colonias del Chaco. Pero lo que nunca imaginaron aquellos hombres que recorrían el valle de Metán, cubierto de frondosos bosques, impulsados por la necesidad casi obsesiva de encontrar la "MEP" (miel), es que sería precisamente eso lo único que quedó inmortalizándolos, pues según algunos esta voz unida a la partícula toponímica "AO", de origen cacano que al parecer equivale a lugar, sitio o región, nos da la voz "MEP-AO" o lugar de la miel. De este vocablo, después de algunas deformaciones derivaría el nombre de Metán. Sin embargo, otros sostienen que este nombre deriva de la pequeña tribu de los "meptanes", que tenía su asentamiento cerca del actual Metán Viejo. También fue frecuentada esta zona por el grupo lingüístico que formaron los mataco-mataguayos, cuyo hábitat principal era el Chaco salteño. Los matacos tuvieron numerosas formas dialectales y, como en otras tribus marginales, su vivienda era cuneiforme; al lado de las habitaciones tenían algunas construcciones destinadas a silos. En el verano los matacos andaban desnudos, y en el invierno se protegían con el manto de pieles, típico de los cazadores marginales. La caza, pesca y recolección de frutos silvestres constituían su base económica, siendo la algarroba el principal vegetal recolectado. Para la pesca utilizaban redes y a veces el arpón. Los contemporáneos fabrican alfarería, pero no se sabe cuando adquirieron esa técnica. Tejen a base de fibra de caraguatá, y también con lana, forma sin duda adquirida recientemente. Eran de estatura baja y contextura robusta. Su vida espiritual fue muy rudimentaria; creían en los malos espíritus, que daban a los hechiceros su poder. La familia era monogámica, pero la poligamia también se practicaba. Danzaban sin música, y a los muertos los colocaban en plataformas en las copas de los árboles, para luego enterrar los huesos. Además los mocovíes, del grupo guaicurú, que los españoles llamaron "frentones" por la costumbre de raparse el cabello de la frente, llegaron en sus correrías hasta "la Frontera" salteña. De carácter agresivo, adquirieron el caballo después de la conquista, y tuvieron que ver con la destrucción de Concepción del Bermejo y Talavera de Madrid, y probablemente fueron los que atacaron el fuerte de Metán, a finales del Siglo XVII. Se cree, asimismo, que fueron ellos, junto con los abipones, los que obligaron el traslado de la ciudad de Santa Fe a su actual emplazamiento, y también fueron responsables de los ataques a Santiago del Estero y Córdoba. Su economía fue fundamentalmente recolectora y eran horticultores en muy baja escala. Juntaban langostas y luego las hervían para obtener una especie de manteca. Cazaban el tapir, el avestruz y el pecarí entre otros animales. Sus armas fueron el arco y la flecha, la lanza y la red, pero no usaron el dardo ni la macana. 25


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Algunas de las industrias encontradas en el yacimiento arqueológico de la "Loma Colorada". Su gran diversidad nos indicaría que se trata de piezas de arrastre (Dibujos de Azucena Lagoria de Concha, los que fueron agrupados sin respetar su escala).

Aparte de los lules-vilelas, matacos y tonocotés, hubo otros grupos humanos mucho más antiguos que poblaron nuestra zona. Esto fue confirmado por los recientes descubrimientos de yacimientos arqueológicos situados muy cerca de la ciudad de Metán. Ya desde muchos años atrás se contaba con algunos indicios que hacían sospechar la existencia de dichos yacimientos, pero fue en 1983 cuando un grupo de estudiantes de la Escuela de Comercio "José Manuel Estrada", dirigidos por la profesora Azucena Lagoria de Concha, puso en evidencia la importancia de esos restos arqueológicos. El principal yacimiento se ubicó en una loma cubierta de espesa vegetación subtropical, situada en la margen izquierda del río Conchas, a escasa distancia de la ruta nacional Nº 34. En este lugar, conocido desde antaño como la "Loma Colorada", por el color rojizo de sus estratos, que la acción del río dejó al descubierto en su flanco sur, los estudiantes encontraron urnas con restos fósiles de niños, adultos y animales, hachas de piedra, morteros, punzones, raspadores, puntas de fecha, pulidores y distintos objetos de cerámica de diversas formas, dibujos y relieve, la mayoría muy fragmentado. Este hallazgo movió al Municipio de Metán a declarar "Lugar Arqueológico" a la "Loma Colorada", mientras algunos restos se enviaban al Museo Arqueológico de Salta para un primer estudio. Allí se determinó que se estaba ante restos de cerámica atribuibles al período agro-alfarero temprano, de la cultura de la Candelaria (6), o bien de la de San Francisco. Su antigüedad se determinó mediante el método del radio carbono, el que dió 650 años antes de Cristo aproximadamente. Posteriores estudios realizados en la Universidad Nacional de Salta establecieron, por el método comparativo, unos 350 años antes de Cristo, de la cultura de la Candelaria, y con el método radioactivo otros objetos arrojaron una antigüedad de 1200 años antes de Cristo. Esto hizo suponer que se estaba frente a restos de asentamientos no permanentes, o sea, que se trataba de 26


Historia de Metán y de la Frontera salteña piezas de arrastre, que eran traídas de otras comarcas por grupos humanos menos evolucionados, recolectores primarios no guerreros, que terminaron sucumbiendo en la zona. Por esos años, dos investigadores de la Universidad Nacional de La Plata anunciaron el descubrimiento de yacimientos arqueológicos mucho más importantes, situados río Conchas arriba, en lugares no precisados aún por temor a los depredadores. Estos sugirieron la hipótesis de que en la zona existía una población vasalla o aliada de los calchaquíes, y luego de los incas, que actuaba como barrera de contención a la presión que ejercían los lules-vilelas. Hasta el momento estos son, en resumen, todos los datos con que cuentan los que intentan reconstruir la prehistoria local. Y la arqueología, lamentablemente, es una ciencia que requiere tiempo, y un trabajo arduo y paciente. Tal vez en el futuro nuevos descubrimientos permitan reconstruir totalmente nuestro pasado, mejorando o cambiando la concepción que de él se tiene en el presente. Sin embargo, la imaginación se enciende pensando en la posibilidad de que, hace más de 2000 años, mujeres trabajaban con sus vasijas y morteros, mientras sus niños golpeaban objetos con sus hachitas de piedra, fabricadas a modo de juguetes por su padres, y los hombres trataban de cazar alguna presa o se ejercitaban en su prácticas guerreras. Y todo esto a unos dos kilómetros al noroeste de la ciudad de Metán

NOTAS: (1) Probablemente "lo que se termina" en la región del Tucumán era el dominio del Imperio Incaico, si aceptamos esa versión. También en dicha región estaba el "país de Con", o sea, "el país de Dios", según el Ing. Pedro Bazán. (2) Canals Frau, Salvador, "Prehistoria de América". Ed Sudamericana. (3) Ibidem. (4) La antropofagia era común en ellos, como lo afirma Levillier: "El fundador de las malogradas ciudades del Barco, Juan Núñez del Prado, también vio Lules que asediaban y comían a otros indios - no dice cuáles- en la tierra llamada el estero". Muy pocos vestigios quedan en nuestra zona de la presencia de los lules-vilelas, pero si es notable la influencia quechua en el habla de la gente, y en menor grado de la cacana o diaguita. Son numerosos los vocablos quechuas incorporados al castellano, tanto en la toponimia, la flora, la fauna, como en el idioma común. Damos a continuación algunos de los términos más utilizados: ACA, ACULLICO, ALOJA, AMICHO, ANCHA, ANTA, ANTARCA, AÑATUYA, APASANCA, CACHARPAYA, CACHI, CACHILO, CACHUCHO, CANCHA, CARAY, CASCHI, CATA, COCA, COLLA, CONDOR, CURACA, CURU, CHANGO, CHANI, CHANTA, CHARQUI, CHASQUE, CHARANGO, CHAYA, CHICOTE, CHILICOTE, CHINA, CHOCLO, CHOLA, CHUCHO, CHUMUCO, CHUNCA, CHUÑA, CHUÑAR, CHUÑO, CHUYA, ERKE, HUASI, IGUANA, INTI, LECHIGUANA, LLULLU, MACOLLAR, MAMA, MICHI, MOCHO, MOGOTE, MOTO, NANA, ÑAÑA, ÑUÑU, OJOTA, OPA, ORCO, PACHA, PAILA, PAMPA, PARLAR, PAYA, PITAR, PUCA, PUPO, QUILLA, QUINCHA, QUIRQUINCHO, QUITILIPE, RUNA, SACHA, SIMBA, SOTRETA, SUCHO, SURI, SUYO, TALA, TAMAL, TAMBO, TATA, TUCO, TULPO, TUNA, USAPUCA, VINCHUCA, YACO, YUTO, YUYO. (Vocablos extraídos de la "Gramática y Vocabulario de la Lengua Quechua", de Hurioste-Herrero, S.J. Editorial Canata, La Paz- Cochabamba). Entre los apellidos más comunes figuran: GUAIMAS, ARAMAYO, YAPURA, PUKA, MAMANI, GUITIAN, KORIMAYO, LIKIN, SAJAMA, TARKI, KOLQUE, TARITOLAY, KIPILDOR, KONDORI, YAMPA, VILTE, VILKA, TOKOMAR, GUANUCO, UMAKATA, etc. (De Juan B. Ambrosetti, "Supersticiones y Leyendas". Ed. Siglo Veinte). En cuanto a los nombres de pueblos, lugares, accidentes geográficos, etc., tales como CACHI, SUMALAO, AMASUYO, BURRUYACU, etc., la lista sería interminable. Existen además en la zona de la Frontera, modismos, expresiones y refranes en donde se mezclan las tradiciones indígenas con las castellanas: ALHAJITA, AHICITO, AMICHA, ASINITA, AURITA, CONCHANAS, CUMPA, CHALCHALERO, CHIRETE, CHUY, ESTECITA, GRANDURITA, GUASANCHO, PATALCO, PAMPACO,

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Eduardo R. Poma PASCACHO, QUIEDE, QUISQUIDO, RECIENCITO, SALA, SOROCHE, TARTANCHO, TURUCUTO, UY, VELAY, YUTA, ZORREAR, entre otras muchas. Veamos algunas expresiones y refranes: "AY JUNA", "SALIRSE DEL ESTRIBO", "LOS PERROS NUNCA LADRAN DE VICIO", "EL CACUY SIEMPRE BUSCA LA MIEL", "CRUZ DIABLO DON PANTA", "LE SALIO LA VIUDA", "CON LAS FALDAS AL AIRE", "DE LA CUARTA AL PERTIGO", "CON EL TRASTE AL CAMPO", "DE ANDE YERBA PURO PALOS", "DESDE QUE DIOS ECHA SUS LUCES", etc. También en las tradiciones musicales de la Frontera está presente el elemento indígena, siendo la baguala (de bagual, es decir, libre, bravío, sin dominio) la tonada típica de la zona. Esta no es un canto propiamente dicho: "es sólo una inspiración de circunstancia, como en las cuerdas es un ‘estilo’. Estado de ánimo fuertemente sentido, que se silba, canta, fuma; se masca un yuyo o se habla consigo mismo. El lugareño entona la baguala casi siempre a deshora, cuando regresa y viene medio ‘bandiao’. Sus temas son variados, y aunque se la interpreta en todo el norte, en la Frontera la tonada posee ciertas peculiaridades inconfundibles, y a veces, una misteriosa interpretación". Una leyenda dice que en la falda austral del cerro Crestón se cree oir a deshora a un arriero fantasma que se larga desde la cumbre y llega hasta una antigua finca, y mientras arrea la hacienda parece que va entonando una baguala... Una baguala típica nos dice en sus cuartetas: "Ayer canté en la Frontera, hoy canto en el Sauzalito. A mí me gusta cantar también en el Naranjito". "Agüita que se derrama, no se puede recoger; al hombre que se lo bota No se lo vuelve a querer." A veces los versos no son objetivos, y la disconformidad y la protesta que vive en el hombre de campo desde siglos, florece en ellos. Como en el Perú incaico, todo el fervor contenido de los indígenas y protesta silenciada de los subditos se refugiaron desesperadamente en la música, que "revela el estado político y autocrático del Tahuantisuyo" (L.A. Sánchez, "Indagación del espíritu incaico", Revista Nacional de Cultura, Caracas, Venezuela). Las cuartetas siguientes nos muestran que los labriegos "chicos" de la zona, nunca están conformes con lo que obtienen de sus esfuerzos: "Mozo, quisiera morir, no llegar a viejo anciano, para no ser estropajo de todo el género humano". "Todas las plantas del campo florecen a fuerza mía: con las lágrimas de mis ojos las riego todos los días". "A mi vida la comparo con el hilo más delgado; sé bien que se ha de cortar el día menos pensado..." En todos los tiempos "el hombre sintió la necesidad de aligerar su espíritu; guay del que no pueda hacerlo", pues dentro de él "arde la llama viva del poder creador, y que trasciende a su quehacer afanoso". Es por ello que la baguala, "ritmo cansino, lento como una carreta, posee en su esencia algo del rito a la apacheta"... ambas cosas hablan de soledad, contemplación. Veamos una oración a Pachamama, recogida en el camino de San Carlos a Alemanía: "Pachamama, madre tierra esto dejo en tus altares... Poco vale, poco encierra, es un hilo de mi poncho, es un pucho de cigarro... Etc." (Del Prof. Armando Vivante, "Las tres funciones de la Apacheta", Ed. Runa, Buenos Aires, 1952) Esta interpretación de la baguala fue tomada de "La Frontera Salteña", de Exequiel Díaz, Ed. La Rosa Blindada, quien nos dice por último que "La baguala letra no existe pero la comercialización sí, como tantas cosas de la más pura creación popular. El bagualero compone más que recoge; esto es lo alarmante: ahí empieza su desnaturalización. Casi todo el aporte anónimo está sufriendo esa tremenda intervención de lo artificioso". Asimismo, en la Frontera quedaron tradiciones musicales hispanas con sus instrumentos. En Metán Viejo, por ejemplo, existían algunos "violineros" que interpretaban en violines construidos mediante una antigua técnica propia, aunque según Brígida Usandivaras de Garneri, en su "El Apóstol del Tucumán". Ed. Difusión, 1948, estos rústicos instrumentos también se encuentran entre los calchaquíes, en grupos que jamás salieron de sus cerros, los "que ejecutan de oído música regional con bastante sentido de la armonía". Y esto lo explica como una herencia de San Francisco Solano.

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Historia de Metán y de la Frontera salteña (5) (6)

Rex González, A.- Pérez, J.A., "Argentina Indígena" (Vísperas de la Conquista). Ed. Paidós. La cultura de La Candelaria, que toma el nombre del departamento salteño donde fue descubierta, geográficamente se distribuye por el este y sur de Salta y norte de Tucumán por lo que está situada en parte dentro de "la Frontera". Es por eso que daremos algunos detalles de ella tomados de A. Rex González y J. A. Pérez en su "Historia Argentina, vísperas de la conquista", Ed. Paidós. "Los yacimientos de esta cultura fueron excavados por Alfred Metraux y posteriormente por el arqueólogo sueco Stig Ryden. Cerámicas correspondientes a los estilos de La Candelaria, o con cierto aire de familia, se encuentran en Tafí del Valle (Tucumán) y en el valle de Hualfin (Catamarca). Es difícil determinar si se trata de piezas recibidas por comercio, por procesos de aculturación o si la cultura de la Candelaria tuvo un temprano desplazamiento en forma más o menos pura a estas regiones, hecho muy poco probable debido a las condiciones ambientales muy distintas. Si se trata del mismo pueblo, éste debió sufrir importantes cambios para adaptarse a la nueva zona. Lo más posible es, pues, que se trate de un simple transporte de sus hábitos alfareros". "No sabemos como fueron los sitios de vivienda de esta cultura, ya que una de sus características es la de no poseer arquitectura de paredes de piedra. Los restos arqueológicos corresponden a sitios pequeños de 30 a 40 metros de diámetro, dentro de los cuales se encuentran dispersos los fragmentos de alfarería y restos de fogones. Estos no son muy profundos, lo que hablaría de una ocupación relativamente fugaz del lugar. El elemento más característico y mejor conocido de esta cultura son los tipos cerámicos: urnas, alfarerías de color rojo y negro. Las urnas, que son recipientes de gran tamaño, sirvieron para la inhumación de niños y de adultos. No llevan decoración pintada, sino guardas geométricas formando ángulos o zigzags alrededor del cuello y que fueron hechas cuando la pasta estaba aún fresca... Las paredes son delgadas aún en las piezas de gran volumen, lo que habla de una técnica depurada..." "Los vasos de cerámica pulida y brillante están decorados con punteados, grabados o modelados. Son comunes los dibujos geométricos incisos que delimitan rostros de extrañas formas acentuando caracteres anatómicos o pinturas y tatuajes faciales". "En los estilos cerámicos de la Candelaria existe un predominio del carácter plástico de las formas, aún en aquellas piezas de uso cotidiano. Van provistas de curiosas saliencias bulbosas, a veces representando senos femeninos, dispuestos simétricamente alrededor del vaso, en la base y el cuello". "...Otra particularidad de la cultura es la creación de seres fantásticos, mezcla de atributos humanos y animales, con cuerpos rechonchos. El juego de masa engendra criaturas de pesadilla, extraños mamíferos o insectos de una fauna existente sólo en la fantasía de su creador. En general, la cerámica de este pueblo se relaciona por una parte con la de la cultura Ciénaga, y por otra, con la de Condorhuasi..." "Lo que nosotros denominamos la Candelaria debe ser en realidad un grupo grande de tipos cerámicos que tienen por común denominador el uso de alfarería negra o gris, la abundancia de vasos efigies y el predominio de urnas. Estaríamos en presencia de una vieja tradición alfarera transmitida durante siglos por la permanencia de determinados cánones artísticos y técnicos. Sin duda se produjeron cambios perceptibles a través del tiempo, pero la falta de estudios arqueológicos sistemáticos no ha permitido diferenciarlos". Últimamente se han ejecutado excavaciones en el área de esta cultura por parte del doctor O. Heredia, quien dividió en cinco fases a La Candelaria, con un comienzo en los primeros años de la era cristiana y un final aproximado hacia el año 1.000 de dicha era.. Asimismo, en las cercanías al área de influencia de la cultura de La Candelaria se encontraron en algunas cuevas pinturas que parecían ser rupestres, de animales, y están situadas a unos diez kilómetros de El Tunal, en la Finca "El Lapacho", en las adyacencias de la Sierra Colorada o del Curu-Curu. Pero algunos estudios demostraron que las figuras tienen distinta antigüedad, que hay una superposición de estilos y que el material sobre el que se trabajó es heterogéneo y artificial, por lo que carecerían de valor arqueológico. De todas formas siguen constituyendo una incógnita, y falta un estudio sistemático.

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Historia de Metán y de la Frontera salteña

CAPÍTULO III

Llegan los españoles SUMARIO: Las Primeras Entradas al Tucumán - La Ciudad del Barco - Conflicto de Jurisdicciones - Creación de la Gobernación del Tucumán - Las Ideologías de la Colonización - Posteriores Fundaciones - El Virrey Toledo y la Ciudad de Salta - Consolidación de la Conquista: Juan Ramírez de Velasco.

La exploración y conquista del antiguo Tucumán la realizaron los españoles procedentes del Alto Perú. Diego del Almagro, que buscaba un camino hacia Chile (1536), y Diego de Rojas, tras una fabulosa ciudad de los Césares (1543), fueron los primeros en recorrer la región de norte a sur, siguiendo el camino del Inca de la zona valliserrana. Pero la exploración sistemática del Tucumán se concretará sólo a partir de 1549, con la entrada de Juan Nuñéz del Prado, que traía el mandato concreto de fundar un pueblo en la región (1). Este capitán "simboliza al conquistador desventurado, fundando ciudades que fueron efímeras a pesar de su porfiada insistencia": Barco en Ibatín (1550), Barco II en el valle Calchaquí (1551) y Barco III, sobre el río Salí o del Estero (1552). Es que un conflicto de jurisdicción con Pedro de Valdivia, gobernador de Chile, que reclamaba derechos sobre la región del "valle del Salí", obligó a Nuñez del Prado a transformar en portátil su fundación. Pero estas andanzas infatigables por tierras de "lules, xuríes y diaguitas" fueron decisivas para el conocimiento de la región (2). El tercer asentamiento de la ciudad del Barco (en homenaje a Barco de Avila) se realizó porque el virrey del Perú había negado al gobierno de Chile sus pretensiones sobre las tierras del Estero. Sin embargo, Valdivia envió a Francisco de Aguirre en 1552, el que llegó a la ciudad del Barco y apresó a Nuñez del Prado y lo remitió a Chile. Este luego se dirigió a Lima a reclamar sus derechos. Allí la audiencia le dio la razón, pero le sorprendió la muerte cuando preparaba su regreso. Aguirre buscó nuevos pertrechos en Chile y a su regreso, en julio de 1553, trasladó la ciudad del Barco un cuarto de legua más arriba, y la llamó Santiago del Estero. Otras fundaciones intentaron extender la influencia de Chile en el Tucumán entre 1558 y 1560, pero fueron efímeras: Londres, Cañete, Córdoba del Calchaquí y Nieva, emplazadas en Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy respectivamente. 31


Eduardo R. Poma Esta situación decidió al virrey del Perú, conde de Nieva, a remitir lo actuado en el conflicto de jurisdicciones al Consejo de Indias. Allí se decidió que la sierra Nevada (los Andes) ocasionaba la separación geográfica de Chile con el Tucumán, impidiendo sus comunicaciones y comercio, aún en el verano, y se aconsejó al Rey a dividir la Región. Felipe II expidió en Guadalajara una cédula el 29 de agosto de 1563, declarando la definitiva autonomía del Tucumán dentro del virreinato del Perú. Francisco de Aguirre fue designado su gobernador. Por esta época sólo una ciudad trataba penosamente de sobrevivir, flagelada por la miseria y el asedio de los indios, en todo el Tucumán. Era Santiago del Estero. Todas las demás se habían desbaratado, sobre todo por "falta de adecuación de los medios a los fines". Es cierto que hubo problemas con el medio geográfico, y resistencia y hostilidad de los indígenas, pero la causa fundamental fue "la lucha y envidiosa emulación de los propios españoles" (3).

Francisco de Aguirre, primer gobernador del Tucumán. Ante las falsas noticias sobre su muerte, se envió la expedición que pasó por primera vez por territorio metanense.

Y Santiago del Estero resultó ser la capital de nuestro país interior. De ella partieron las corrientes colonizadoras que echaron los cimientos de Esteco, San Miguel de Tucumán, Córdoba de la Nueva Andalucía, Salta, La Rioja y Jujuy . Fue para el interior argentino lo que Asunción para la colonización del litoral. "Y la creación de la gobernación del Tucumán fue lo que dio consistencia a una verdadera política fundacional que sobrepuso las ideas a los hechos consumados, la previsión inteligente a la improvisación". De este modo tomó forma un sistema estratégico de sitios españoles que aferraban la tierra y sometían al indio al régimen de la encomienda, base económica de la colonización. El impulso directriz de esta verdadera ideología de la colonización venía del Perú. Sus más insignes exponentes fueron el oidor de Charcas, Juan Matienzo, y Francisco de Toledo, virrey del Perú (1569-1581). Matienzo proponía como límite de la gobernación a la cordillera de los Andes por la parte del poniente, lo que dejaría a Cuyo, que dependía de Chile, dentro del Tucumán. El Pilcomayo sería su límite norte y el río de la Plata hacia el levante. Formulaba una propuesta colonizadora integrada en un sistema, fundando una ciudad en la tierra de los comechingones (Córdoba), lo que 32


Historia de Metán y de la Frontera salteña permitía tratar de descubrir un puerto sobre el Plata, para comunicarse con España sin tener que pasar por dos mares (había que atravesar Panamá y embarcarse nuevamente para llegar al Perú). Dicho puerto no sería un enclave aislado sino un punto de convergencia del Tucumán, Paraguay, Chile y el Alto Perú con España. Esto sostenía Matienzo antes de la fundación de Córdoba y Santa Fe. Más decidido para el afianzamiento de la colonización del Tucumán fue el accionar del Virrey Toledo. Cuando asumió el gobierno solo existían tres ciudades Santiago del Estero, Talavera de Esteco y San Miguel de Tucumán. Se hacía necesario consolidar lo existente con nuevas fundaciones en sitios apropiados, y no desperdiciar esfuerzos en ambiciosas empresas. Advirtió que en el camino del Tucumán al Alto Perú había un gran vacío que hacía inseguras las comunicaciones. Funcionario expeditivo, designó gobernador del Tucumán a Gerónimo Luis de Cabrera, ordenándole que levantara un poblado en el valle de Salta. Este, obrando según criterio propio, fundó Córdoba de la Nueva Andalucía (1573), poblado destinado a perdurar hasta llegar a ser la segunda ciudad de la Argentina. Esta fundación respondía más al pensamiento de Matienzo que al del virrey Toledo, y planteó un nuevo conflicto de jurisdicciones.

En las fundaciones se plantaba la picota, símbolo de la justicia, y ante el escribano, el sacerdote y los oficiales, el fundador golpeaba tres veces el suelo con la espada, preguntaba si alguien se oponía para retarlo a duelo.

Cabrera pensaba extender la provincia hasta el Paraná, donde estuviera la fortaleza de Gaboto. Allí se encontró con Juan de Garay, que venía bajando desde Asunción, y le previno que debía abstenerse de penetrar en tierras que no le pertenecían. Garay simuló acatamiento, pero luego fundó en Cayastá, a orillas del Paraná, la ciudad de Santa Fe, en noviembre de 1573. La gran mayoría de la gente que acompañaba a Garay ya eran "mancebos paraguayos", descendientes de españoles e indias guaraníes. Años después Garay llegaría al Plata con más de setenta personas, de las cuales cincuenta y cuatro eran hijos de la tierra, y el 11 de junio de 1580 pudo fundar la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Aire. Se volvía así a la solución 33


Eduardo R. Poma intentada tan aciagamente por el primer adelantado, don Pedro de Mendoza, "sólo que ahora sería consecuencia y no principio de una política colonizadora inteligentemente concebida". Desde los tiempos de Irala los españoles de Asunción querían repoblar Buenos Aires, a los que se sumó el pensamiento de los colonizadores del Tucumán, impulsado por Matienzo. Se concebía a esta ciudad con criterio militar, estratégico y puerto para comunicar con España, antes que ciudad cabeza de territorio. En la concepción geopolítica de los españoles este papel lo desempeñaban Santiago del Estero y Asunción. Buenos Aires surge, así como una necesidad del país que crece desde su interior. Sin embargo, la enseñanza tradicional deja la impresión de que es Buenos Aires la que, una vez fundada, llevará la civilización y el progreso al interior del país. Por razones geográficas, económicas y políticas esta ciudad crecerá en forma desmesurada en desmedro de ese interior que hizo posible, en realidad, su nacimiento. Esto lo podemos ver en el fracaso de la primera fundación realizada por don Pedro de Mendoza, el que contaba en su expedición con unas mil quinientas personas. La de Garay en cambio, no llegaba a las ochenta. Garay había recibido el título legal para realizar su fundación en el Plata del último adelantado don Juan Torres de Vera y Aragón. Este era oidor de Charcas cuando se casó con doña Juana, hija del adelantado Juan Ortiz de Zaráte y de la princesa india Leonor Yupanqui. Cuando Ortiz de Zárate muere en la capital paraguaya, en 1576, legó el adelantazgo en su testamento a quien se casase con su hija, dejando como albacea a su brazo derecho, don Juan de Garay. Con ello se frustró el intento de Gerónimo Luis de Cabrera de incorporar el río de la Plata a la jurisdicción del Tucumán. Esquema de las posiciones de los pueblos fundados en el Tucumán, con la distribución de los indígenas. Las distancias se calcularon a razón de 17, 5 leguas por grado geográfico (de Ricardo Levene. "Historia de la Nación Argentina", Ed El Ateneo). 34


Historia de Metán y de la Frontera salteña El virrey Toledo, que estaba contrariado con Cabrera, tuvo que designar, a pesar suyo, a Gonzalo de Abreu y Figueroa, en reemplazo de éste. Abreu había sido nombrado gobernador directamente por Felipe II, y nada positivo realizó. Apresó e hizo morir injustamente a Cabrera, arruinó por envidia la fundación de San Francisco de Alava (1575), realizada por Pedro de Zárate en el valle de Jujuy, y pobló tardíamente en el valle Calchaquí y luego en el de Salta, la efímera San Clemente de la Nueva Sevilla, con lo que intentaba cumplir con el insistente pedido del virrey de fundar en Salta . Al expirar los cuatro años de su mandato, el virrey Toledo procedió a destituirlo, nombrando a Pedro de Arana, pero por segunda vez fue desairado. En abril de 1579 se presentó en Lima el licenciado Hernando de Lerma, con el título de gobernador acordado por el Rey. Lerma empeoró las cosas con sus felonías y crueldades, haciendo torturar y ajusticiar a Gonzalo de Abreu y Figueroa. El Virrey le reiteró la necesidad de poblar en el valle de Salta, y cuando por fin se decidió a fundar el 16 de abril de 1582 la ciudad de San Felipe de Lerma, Toledo ya había regresado a España. Esta fundación fue la que inmortalizó al licenciado, aunque su nombre pasó a designar el valle; la ciudad prefirió llamarse Salta. El coronamiento de consolidar la conquista del Tucumán fue tarea de un gran gobernador: Juan Ramírez de Velasco. Quiso repoblar Londres, pero luego prefirió fundar Todos los Santos de la Nueva Rioja (1591) y Nueva Madrid de las Juntas (1592). Mandó a Francisco de Argañaraz a fundar en el valle de Jujuy, y así nació San Salvador de Velasco (1593), donde estuviera el poblado de Nieva y posteriormente San Francisco de Alava, "con lo que se demuestra que cambiaban los capitanes, pero las conveniencias geográficas eran las mismas" (4). Estas ciudades fueron dando forma definitiva a la gobernación del Tucumán, quedando pendiente sólo la repoblación de Londres, intentada varias veces en el siglo XVII, hasta que el clamor de los vecinos del valle de Catamarca fue atendido, y por gestión del gobernador Fernando de Mendoza Mate de Luna se fundó una ciudad que reemplazó a Londres en dicho lugar. Así nació la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, en el año 1683. Cuarenta años habían transcurrido desde la expedición de Nuñez del Prado, cuando la empresa de conquistar y poblar el Tucumán llegó a su fin. "Sus poblaciones integraron un sólido sistema político, social y económico con fluida comunicación entre sus partes, a pesar de las distancias, y con las demás regiones dependientes del virreinato de Lima y la audiencia de Charcas" (5). Durante siglo y medio el eje económico de este sistema será Potosí, ciudad que gracias a su gran producción de plata se convirtió en pocos años en la más populosa de hispanoamérica. Este gran mercado consumía todas las mulas que criaban en el Tucumán, especialmente en la zona de Córdoba, las que luego debían pasar forzosamente por Salta, especie de puerto seco que se enriquecía con este comercio. Las mulas eran irreemplazables en las zonas montañosas para el transporte de la plata, mineral que terminará dando su nombre (argentum) a todo el país. NOTAS: (1) La entrada más accesible de la ruta valliserrana a la región de Tucumán, la constituía el cañon del río Pasaje, el que a través de millones de años había cortado la "carne" rocosa que divide los valles de Lerma y Siancas. En 1999

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Eduardo R. Poma se habilitó el camino que une Cabra Corral con el puente de la ruta nacional 34, la que deja ver uno de los paisajes más bellos y espectaculares de la provincia de Salta, como lo podemos apreciar en la fotografía.

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Chavez, Fermín, "Historia del País de los Argentinos". Ed. Theoría. Bazán Armando Raúl, "Historia del Noroeste Argentino". Ed. Plus Ultra. Como muestra de tantos episodios parecidos, damos el relato sobre los amotinados que fundaron Cáseres (Esteco), en una carta que el presidente de la Audiencia de Charcas dirigió al Rey el 10 de noviembre de 1566 en relación con la prisión de Aguirre y la creación de la ciudad: "...se juntaron catorze de los principales y con ellos hasta sesenta ombres u fueron ala tienda de franc.o deaguirre y le prendieron y a dos hijos suyos... Y nombraron luego por Capitan general a geronimo holguin un soldado de caceres que avia ydo con martin de almendras y por maestre de campo a diego de heredia. Y ansí los traxeron hasta santiago del estero... Y deallí vinieron/conel hasta cien/ombres a unaprovincia q se llama esteco cinq.ta leguas.mas acá de santiago del estero donde disen q ay gran cantidad de gente y vinieron luego algunos yndios de paz. Y poblaron en nobre de Vra. mag. una ciudad q llamaron Caceres". (Levillier 1918-22 T.I:207-8; Torre Revello 1943:16 nota 2). Levillier, Roberto, "Historia Argentina", Tomo II. Ed. Plaza & Janes. Bazán, Armando Raúl, "Historia del Noroeste Argentino". Ed. Plus Ultra.


Historia de Metán y de la Frontera salteña

CAPÍTULO IV

Las fundaciones en Metán SUMARIO: Los Primeros Españoles en Metán - La Expedición de Martín de Almendras - Muerte de Don Juan de Siancas - Origen del Nombre "Esteco" - Fundación de la Ciudad de Cáseres, luego Talavera de Esteco - La Vida en Esteco - Los Nuevos Caminos - Fundación de Nueva Madrid de las Juntas - Talavera de Madrid de Esteco.

Es posible que alguna avanzada de los hombres de Núñez del Prado o de Francisco de Aguirre hayan penetrado, por primera vez, en el territorio que hoy constituye el departamento de Metán, aunque ellos siguieron preferentemente el camino de los valles. Lo que sí se puede afirmar con seguridad es que fueron los hombres que envió en 1565 el presidente de la audiencia de Charcas, don Pedro Ramírez de Quiñones, con destino a Santiago del Estero, los primeros que atravesaron nuestra zona siguiendo el curso del río Salado. Esta expedición tenía por objetivo prevenir una sublevación puesto que en 1563 don Francisco de Aguirre, ya designado primer gobernador del Tucumán, había tenido unos combates con los aborígenes, ordenando en aquellas circunstancias a su hijo Valeriano a salir en persecución de unos caciques. Pero Valeriano fue muerto por los naturales, lo que dio origen a que cundiera la noticia de la muerte de su padre. Ante esta información, la Audiencia nombró un sustituto, lo que trajo aparejado serios problemas. Entretanto Aguirre pudo llegar a Santiago del Estero a mediados de 1565 y, ante la imposibilidad de reconstruir Córdoba del Calchaquí, destruida en estos alzamientos, ordenó a su sobrino Diego de Villaroel, teniente de gobernador, que poblara una ciudad en Ibatín, como un primer jalón en su intento de reedificar Londres y la citada Córdoba del Calchaquí. La ciudad fundada el 31 de mayo de 1565 fue llamada San Miguel de Tucumán, y estaba situada cerca de la actual Monteros. El sitio no resultó ser muy adecuado por lo que la ciudad fue trasladada a su lugar actual en 1685. A pesar de que la falsa noticia de la muerte de Aguirre no fue creída por el Virrey, la confusión seguía reinando en la gobernación, debido a las grandes distancias y la lentitud de la comunicaciones. Es por ello que la audiencia de Charcas envió la citada expedición a la capital del Tucumán. Comandaba la misma el capitán Martín de Almendras, el que traía la orden de iniciar una nueva ruta por la quebrada de Humahuaca, y luego seguir el curso del río Salado. Entre sus instrucciones, según se decía, figuraba 37


Eduardo R. Poma la orden secreta de prender a Aguirre. Pero Almendras fue muerto en un choque con los naturales, reemplazándolo el capitán Jerónimo de Alanís (1). Cuando la expedición llegó a la zona del hoy río Mojotoro-Lavayén, murió uno de sus oficiales, don Juan de Siancas, y su nombre pasó a denominar al río y al valle, situado dentro de un extenso territorio que llegaba hasta el límite con Santiago del Estero. Luego penetraron a la cuenca metanense por la puerta del río Pasaje (el río era el paso más accesible para llegar a la misma), y llamaron a esta zona "Esteco", nombre que "deriva del aspecto esmirriado y enjuto de los naturales que, dedicados a la caza y la recolección, eran individualizados como los entecos, y luego estecos" (2). En esos momentos el gobernador Aguirre estaba por concretar una fundación en el país de los comechingones, cuando estalló la sublevación que se temía. Diego de Heredia, Juan de Berzocana y Jerónimo de Holguín se amotinaron, prendieron al gobernador y regresaron a Santiago del Estero, donde depusieron al resto de las autoridades. Aguirre fue enviado a Charcas y los rebeldes, al parecer temerosos de fracasar, abandonaron la capital con rumbo norte, recorrieron unas cuarenta y cinco leguas por el curso del río Salado, hasta llegar a los 25º 34’ de latitud sur. Allí sobre la ribera oriental del río, en pleno Chaco salteño, fundaron un poblado con el nombre de Cáseres. Corría el año 1566 (3). Podemos afirmar que acá comienza la historia de nuestra zona, ya que Cáseres, si bien estaba en el actual departamento de Anta, sobre la margen derecha del río Salado (territorio metanense) también surgieron encomiendas. Además la ruta pasaba por esta margen, y será la más utilizada hasta fines del siglo XVI para conectar Santiago del Estero con el Alto Perú, y que como dijimos, el capitán Martín de Almendras tenía la orden de iniciar. Mientras se sustanciaba el proceso contra Aguirre, la audiencia de Charcas designó gobernador interino a Diego Pacheco, quien legalizó la fundación de Cáseres, por encontrar agradable el sitio, y al ratificarla le dio el nombre de Nuestra Señora de Talavera el 15 de agosto de 1567, ciudad que fue más conocida por Esteco. Pacheco dejó como teniente de gobernador al capitán Juan Gregorio Bazán, quien tuvo a su cargo el procesamiento y ejecución de los principales complotados. Ante el reclamo de justicia realizado por Aguirre, se lo repuso en el cargo, pero como al regresar comenzó a vengarse de sus adversarios, se originaron disturbios y reclamos a la Audiencia. A raíz de ello el nuevo virrey del Perú, Francisco de Toledo, hizo desterrar a Aguirre y nombró gobernador interino al capitán Nicolás Carrizo. Este gobernó año y medio hasta ser reemplazado por Jerónimo Luis de Cabrera en 1572. La vida de Esteco fue dificultosa y pobre, al punto que "sus habitantes se vistieron con trajes de cuero impelidos por la vegetación espinosa". Sus moradores exploraron la zona hasta el río Bermejo, donde fijaron el límite norte, y denominaron cordillera de Esteco a las sierras del Centinela hacia el oeste. De Esteco salió en 1582 el licenciado Hernando de Lerma con 95 hombres, aborígenes amigos, caballos, vacunos y ganado menor, para fundar Salta y, en 1585, partió de allí la expedición que, al mando de Alonso de Vera y Aragón, fundó la ciudad de Concepción del Bermejo. Se puede decir de esta ciudad que nació y vivió luchando casi una centuria, y cumplió en ese lapso una importante misión estratégica, al cubrir el flanco sudeste de la

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Historia de Metán y de la Frontera salteña provincia de Salta frente al inmenso Chaco, habitado por tribus guerreras y celosas de sus tierras (4). A fines del siglo XVI comenzó a utilizarse una nueva ruta para unir Santiago del Estero con Salta, que resultó ser más corta y segura que la que pasaba por Talavera. El nuevo camino luego llamado de "las Carretas", partía desde San Miguel, y atravesando el oriente de las sierras de Medina y la Candelaria, pasaba por Burruyacú, Copo Quile, y desde las Mojarras se internaba en el valle de Metán buscando la puerta del río Pasaje. En el siglo siguiente se abrirá otra ruta más al occidente, el "Camino Real", que pasando por Choromoros, Trancas y El Tala, llegaba también al valle de Metán. Esto movió al gobernador Ramírez de Velasco a decidir el poblamiento de este valle, logrando que el capitán Jerónomio de Rodríguez Macedo fundara la Villa de la Nueva Madrid de las Juntas (5), el 2 de febrero de 1592, situada en la margen derecha del río Pasaje, " a 22 leguas de Salta, 30 de San Miguel y 55 de Santiago, a 3 hacia el S. E. del lugar donde el río de Las Piedras se junta con el Salado y donde todos los vecinos de Esteco tienen sus estancias y haciendas", nos dice Torre Revello, según documentación del Archivo de Indias. Pero esta decisión del Gobernador dejaba totalmente a trasmano a Esteco Viejo.

Los españoles fundaron en la zona Talavera de Esteco (1567), Nueva Madrid de Las Juntas (1592), y con la fusión de ambas Talavera de Madrid de Esteco (1610). Con ellas Metán entra en la gran corriente de la historia universal (Dibujo: José Frigerio, "Esteco: Fatalidad y Mito en la Conquista del Tucumán").

Nueva Madrid comenzó a prosperar, debido al incremento del tráfico que prefería la nueva ruta, menos escabrosa que la valliserrana y, como vimos, más segura que la de Esteco, población que comenzó a decaer. Parece ser que, ante esta situación, los vecinos de esta ciudad trataron de compensar el deterioro exigiendo mayor esfuerzo a los indios encomendados, lo que aumentó el número de enfermos y muertos en la población aborigen. Quizás es acá donde comienza la fama de maldad que la leyenda atribuye a los habitantes de Esteco (6). En 1609, el gobernador Alonso de la Ribera trató de corregir esta situación cuando recibió la Real Orden de trasladar a Talavera de Esteco a otro sitio, ciudad que ya venía 39


Eduardo R. Poma gestionado esta medida (7). Pero el Gobernador decidió además el traslado de Nueva Madrid y su fusión con Esteco, uniendo así dos poblaciones y jurisdicciones. Para asiento de la nueva ciudad a fundarse se eligió un lugar más "sano y fresco", a unas tres leguas de Nueva Madrid río arriba, y a casi una legua de la desembocadura del río Piedras en el Pasaje (8). Como ninguna de las dos poblaciones quería ceder su nombre, el Gobernador fusionó el de ambas, por lo que la ciudad se denominó Nuestra Señora de Talavera de Madrid. Los acontecimientos del siglo XVII no iban a ser favorables para el desarrollo de Talavera de Madrid, más conocida con el nombre de Esteco, la que podría haberse consolidado como futura capital de toda la zona sur de Salta. Las dificultades comenzaron en 1628, año que resultó fatídico para la gobernación del Tucumán, pues comenzó el gran alzamiento de los calchaquíes (9). A continuación reproducimos un interesante documento existente en el Archivo General de Indias, fechado en 1610, año de la fundación de Talavera de Madrid. Allí figuran los apellidos de sus primeros pobladores. Con el tiempo, algunos de sus descendientes serán los primeros en instalarse en el valle de Metán. En la planta de la ciudad se detallan los solares repartidos entre los vecinos y el número de indios que poseían. Se señalan además, las medias manzanas frente a la plaza que se adjudicaron al Cabildo y a la Iglesia Mayor, y en distintos lugares dos manzanas para la Orden de San Francisco y tres más con destino a los Mercedarios, la Compañía de Jesús y el Hospital. Lamentablemente, el plano al reducirse para adecuarse al tamaño de la página, hace ilegible los nombres y números. Sin embargo, nos permite apreciar como se distribuían las manzanas en las ciudades coloniales, todas en forma de damero. El río que vemos a la derecha, con el nombre de "Grande", es el Pasaje o Juramento, y en el costado izquierdo la acequia que tomaba sus aguas del río que ya entonces se llamaba "de las Piedras". Las plantas se han clasificado con las letras A y B, indicando en cada nombre, sobre el lado derecho, el número con que figura en ellas, y la cantidad de indios de cada vecino. La lista comienza con los individuos graduados en las milicias, después el tesorero eclesiástico, seguido de los religiosos; a continuación las mujeres que figuran solas, sin duda por su condición de viudas; después las personas con tratamiento de don y, finalmente, por orden alfabético todos los vecinos que no figuran con cargos o títulos especiales. El número de empadronados era de ciento diecinueve, de los cuales sesenta y seis eran encomenderos, con un total de 1.817 indios. En seguida, los vecinos comenzaron a levantar sus casas. La Iglesia, según lo dicho por el Gobernador, "llevaba muy buena traza y una vez terminada sería la mejor de la provincia". Los conventos de San Francisco y la Merced ya elevaban sus muros, y con respecto a las viviendas particulares, se habían construido "cuarenta casas de tapias, cubiertas de terrados, y algunos pretenden cubrir las suyas de tejas" (de José Torre Revello, "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas". 40


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Planta de Talavera de Madrid (Esteco), existente en el Archivo General de Indias, en Sevilla 1610. 41


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Eduardo R. Poma NOTAS: (1) José Torre Revello en su "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos ciudades Desaparecidas", publicado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la U.B.A., afirma que Ramírez de Quiñones, por odio a Aguirre, fomentaba secretamente una rebelión. (2) María T. Cadena de Hessling, "Historia de Salta", Ed. Puna. (3) La fundación de Cáseres, hecha sin título y sin poderes legítimos, no era sin embargo fortuita. Probablemente Holguín y otros rebeldes conocerían los planes de Aguirre de asentar en Esteco una ciudad, y se adelantaron a erigirla para impetrar perdón por ese acto ante las autoridades superiores por la deposición violenta que hicieron del Gobernador. Ya el licenciado Matienzo había comunicado al Rey que en Tucumán convenía fundar tres nuevos pueblos, señalando precisamente para uno de ellos, el lugar de Esteco. Cuando Diego Pacheco legalizó la fundación de Cáseres, dándole el nombre de Nuestra Señora de Talavera, se encontraba presente uno de sus primeros pobladores y encomenderos del lugar, el capitán Bartolomé Valero. Este "gran caudillo de la época", como lo llama el P. Lozano, participó en numerosas fundaciones en el Tucumán, y exploró el gran "Chaco Gualamba", descubriendo el río Bermejo junto con Juan Gregorio Bazán. Residió en Esteco hasta 1582 cuando se trasladó con Don Hernando de Lerma al valle de Salta para fundar la ciudad que tanto pedía el virrey Toledo. Allí salvó esta precaria población combatiendo incansablemente con los caciques Juan Calchaquí y Viltipoco, ya con el título de teniente de Gobernador y Justicia Mayor de Salta. El capitán Valero fue uno de los antepasados de los Gurruchaga de Salta. Veamos la carta que el licenciado Hernando de Lerma envía al Rey desde Talavera de Esteco, anunciándole la citada fundación: "Católica Real Magestad: porque por muchas vías y especialmente por la de la audiencia de la Plata tengo dado a vuestra Magestad aviso del estado de esta tierra y suceso en los negocios hasta aquel punto y la determinación que tenía de poblar en Valle de Salta con los ofrecimientos y socorros que para ello tenía de vecinos de esta Gobernación esta servirá de que vuestra Magestad asimismo le tenga como ejecución de ello voy caminando con el aviamiento, armas y gente y pertrecho de guerra que vuestra Magestad será servido ver la lista y reseña que de todo hice en ésta ciudad de Santiago, cuyo testimonio va en ésta. Olgaría mucho tener tan buena suerte que llegase a mano de vuestra magestad, porque entiendo que ira fuera de flota, yo espero en Dios que V. Magestad será muy servido y que de esta vez he de salir con esta empresa tan deseada, y ganar en ella lo que mis antecesores han perdido porque lleva mucho fundamento y yo insaciable deseo de sustentarla por lo mucho que sé que importa al servicio de V. Magestad y utilidad que se sigue por el trato de comercio de estas provincias y reinos del Perú y bien de los naturales y para la quietud y sociego de todo dentro de viente días siendo Dios servido estaré en el valle con todo el campo y siempre tendré cuidado de avisar a vuestra Magestad de cualquier suceso cuya católica real Magestad nuestro Señor guarde, con acrecentamientos de mejores reinos y señoriós de esta ciudad de Talavera y de mayo 5 de 1582 católica real Magestad besa a vuestra Magestad las manos su muy humilde y fiel criado el Licenciado Hernando de Lerma". Sigue luego la lista de los capitanes y las donaciones, siendo sometido a votación si se debía fundar en el valle Calchaquí o en el de Salta (De Julio Lederer Outes, Diario "El Tribuno", diciembre de 1976). (4) El término "ciudad" usado por los cronistas puede llevar a engaño. En realidad estas poblaciones eran pequeños villorrios, con precarias construcciones. Una carta al gobernador Alonso de Ribera, dirigida al Rey, datada en Santiago del Estero a 19 de marzo de1607, nos dice lo siguiente sobre la población de las distintas ciudades del Tucumán:

Y 15 soldados de guarnición, con 136 indios dedicados a labores en las chacras y al cuidado del ganado.

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La llamaron de "Las Juntas" porque allí se encontraban los dos caminos: el que pasaba por Talavera o Esteco Viejo, llamado también de "La Plata", y el nuevo que, como se explicó pasaba por San Miguel de Tucumán y desde las Mojarras se internaba en Metán por el occidente de la Sierra Colorada. Es interesante agregar que el Sínodo de Santiago del Estero de 1597, convocado y presidido por Fray Fernando de Trejo y Sanabria, decide fundar el Seminario Diocesano en Madrid de las Juntas por ser "un lugar puesto como en centro de casi todas las ciudades de esta gobernación". Pero la fundación no se llevó a cabo, quedando el Seminario en Santiago del Estero. Otros autores sitúan a Nueva Madrid en la margen izquierda del Río Pasaje en la cercanías de Miraflores


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En 1606 había nacido en Esteco don Juan Vizcaíno de Agüero, hijo del capitán don Francisco de Agüero y de doña Juana Valdenegro, quién llegó a ser el primer organista criollo y el primer músico sacro argentino. Su formación humanista la adquirió en Córdoba, obteniendo los títulos de Bachiller, Licenciado y Maestro en Artes, al cabo de los cuales recibió la ordenación sacerdotal. Fue Organista y Director del Coro de la Catedral de Buenos Aires, y en 1637 fue designado Chantre de esta Iglesia Matriz. También por esta época, según cuenta José Torre Revello en su obra ya citada, existían catorce extranjeros en Talavera de Esteco, en su mayoría portugueses. Había un genovés, Juan Bautista Grimaldo, y tres flamencos. Sobre éstos últimos pesaba una orden de expulsión (España se encontraba en guerra con los Países Bajos), dada por Real Cédula del 28 de octubre de 1606. Sus nombres eran: Maestro Jacques Nicolás, cirujano, del que nos decía el gobernador Ribera que "es muy necesario porque no hay otro cirujano de consideración en ella si no el y también cura de medicina", Jerónimo Samberes; y Rodrigo Sas, del que el Gobernador agrega que es "pintor Viandante flamenco de nación entró por el puerto de buenos ayres es soltero y haze su officio y del que se sigue fruto a la provincia porque no ay otro pintor que pinte cossa de consideración y haze muchas ymagenes para las Yglesias y otras devociones". Al respecto, Torre Revello nos dice que " A tres años escasos de traslado, la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid levantó ante el teniente del gobernador y justicia mayor de la misma, Francisco Sánchez una información de sus servicios, cuya petición la elevó su procurador general, entonces capitán Santos de Valencia Meneses. En tal lugar, se hace constar que los primitivos habitantes de Esteco cooperaron a conquistar y poblar las ciudades de Córdoba, Salta y Jujuy y Villa de Madrid; y en la pregunta séptima del interrogatorio por la cual los vecinos contestaron a la misma, se decía que el traslado de la población, al nuevo sitio, se hizo contra el parecer de muchos vecinos de ambas localidades que allí se unieron, viéndose, a causa de ello, obligados a abandonar sus casas y haciendas en sus primitivos asientos, elevando las pérdidas causadas por este hecho a la suma de 200.000 pesos, máxime, se clamoreaba lastimosamente, que en la nueva población, por su pobreza y miseria, pasaban muchas incomodidades y trabajo". El río Pasaje era llamado en esa época "Río Grande" (así figura en el plano de Talavera de Madrid), y más abajo tomaba el nombre de "Salado". Veamos una descripción de este río realizada por un viajero inglés del siglo pasado, Mr. Woodbine Parish, incluida en su libro "Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata", publicado por Hachette, 1958: "Este río nace cerca de la laguna del Toro, al noroeste de Salta, engrosándose con el río Arias, que viene de aquella ciudad". "De allí el Guachipas rodea otra vez al sud, y diez leguas más abajo de su confluencia con el Silleta cruza el camino real de Buenos Aires, llevando allí el nombre de `El Pasaje´. En el verano, cuando el río está bajo, su ancho será allí como de cien varas, y no teniendo entonces más de tres o cuatro pies de profundidad, puede vadearse con toda seguridad. Pero según el río va creciendo, los pasajeros pasan en una balsa de cuero remolcada por nadadores o, como se llama, a veces, por `pasadores´, que se encuentran de asiento allí con este objeto y cuyos precios están reglamentados. Por lo común estos nadadores son mujeres, en extremo diestras en remolcar estas débiles barcas a través del río. En la estación de las crecientes este modo de cruzarlo deja de ser practicable; el río se hace entonces muy impetuoso y ancho y su paso es en extremo peligroso aún para los que tienen más baquía o experiencia en él, no sólo por su grande hondura y rapidez sino por los grandes pedruscos y troncos de árboles que arrastra consigo con irresistible violencia y que se lleva todo por delante". "En estas ocasiones, sin embargo, los correos pasan una que otra vez a nado o agarrados de la cola de sus caballos, que echan a nadar por delante. Toda comunicación por carruajes se hace imposible en esta estación y como es natural, se suspende durante ella todo el tráfico ordinario entre Salta y las provincias de abajo. Para obviar tan grande inconveniente, practicóse en tiempo de los españoles un reconocimiento de esta parte del río, proponiéndose al Gobierno un proyecto para construir un puente sobre un vado pedregoso, que si se hubiera llevado a efecto habría hecho que pudiesen las carretas y transeúntes a caballo cruzarlo en todas estaciones. Los materiales para la obra estaban acopiados y a mano, y el presupuesto de gastos era tan pequeño que se hacía difícil contar una objeción a ella; por el contrario, había merecido unánime aprobación; pero, como en aquellos países nada se hace aprisa, fue postergado, como otros muchos proyectos notables, hasta mejor oportunidad, que, por desgracia para el pueblo de Salta, no ha llegado todavía". "Como a unas 10 o 12 leguas más abajo del paso desagua en él el río de las Piedras; que es el último tributario de alguna importancia; desde donde el curso del río sigue al sudeste hasta llegar a Pitos, fuerte situado en la frontera de Salta en aquella dirección. Sus aguas, que de allí en adelante corren por llanuras salitrosas, toman un gusto salobre, por lo que recibe el nombre de Salado, que conserva en todo su curso hasta su unión con el Paraná, cerca de Santa Fe. Ya he expresado antes que este río se dice ser navegable hasta llegar a Matará, en la latitud de Santiago del Estero". Y decíamos al comienzo del capítulo, que era posible que otros exploradores hayan penetrado con anterioridad en nuestra zona, y casi siempre por la "puerta" del río Pasaje. Así lo confirma la siguiente crónica: En 1558 Gerónimo de Bibar mencionó y describió al valle de Esteco en el capítulo XC de su crónica, el cual está dedicado a la entrada a la provincia de Tucumán que efectuó el capitán Francisco de Villagrán hacia 1550. "Llegado que fue Francisco de Villagrán de los reinos del Pirú... Se fue a Potosí y de allí a Omaguaca, que serán sesenta leguas de Potosí. Salido de estas provincias de Omaguaca, pásase la cordillera nevada y aquí hay unos indios que se sustentan de solamente caza y no se les da nada de sembrar. De aquí vino a un valle que se dice Esteco, que

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tendrá cuarenta leguas el valle abajo. Toda la orilla de este río no hay agua para que puedan beber. Hay muy grandes algarrobales y chañares. Sus pueblos es en lo raso a causa de los muchos tigres que hay. Es lengua por sí. Es gente dispuesta y las mugeres son de buen parecer. Es tierra fértil. Tiene algunas ovejas de que se visten. Hay avestruces y de las plumas de estos hacen una cobertura con que se cubren sus vergüenzas, y ellas con unas mantillas de lana de la cintura abajo. En el río hay mucho pescado y muy bueno. No tienen ídolos ni casa de adoración. Este río al cabo de las cuarenta leguas se sume debajo de tierra y hace lagunas..." Tomado de "Esteco, El Viejo", de Alfredo Tomasini y Ricardo Alonso. Gráfica Editora, 2001. Otro tema que desveló a los primeros pobladores de Esteco es el que nos cuenta, con su estilo preciso y científico, el doctor en geología Ricardo Alonso: "En medio del impenetrable chaco gualamba está escondido desde hace 228 años el ya mítico Mesón de Fierro, un bloque de hierro meteorítico harto descrito en las crónicas de la conquista y la colonia. Confundido durante siglos con una veta de plata pura, más rica que la del Potosí, atrajo desde muy temprano la atención de los españoles que hicieron costosas y sangrientas expediciones para llegar hasta él y sólo arrancarle algunos míseros pedazos. No era para menos tratándose de una mezcla de hierro y níquel puros capaz de destruir cualquier herramienta de la época. Pero recorramos la historia desde el principio. Los indígenas ya lo conocían y al parecer habrían usado trozos de la parte oxidada y descascarada para hacer sus flechas. Algunos sostienen que el propio Américo Vespucio habría penetrado en el Río de la Plata en 1501, precediendo así a Juan Díaz de Solís, habiendo obtenido un trozo de una plata muy especial que pudo ser un trozo del meteorito. El primero que tomó cartas en el asunto fue el gobernador de las provincias del Tucumán con asiento en Santiago del Estero, Capitán General de Gonzalo Abreu y Figueroa quién comisionó a don Hernán Mexía de Miraval dotándolo de todos los poderes de capitán de campo y con facultades extraordinarias hasta de ejecutar a las personas que no acataran u obedecieran su mandato para el cumplimiento de la misión encomendada. Fuertemente armado al mando de ocho soldados partió en 1576 atravesando los ríos Dulce y Salado y establecieron duros combates con los indios chiriguanos, llegando finalmente al lugar donde se encontraba, cito `un grandísimo pedazo de hierro limpio´. Los documentos hacen más caso a que tuvieron que dar pelea a una tribu de caníbales chiriguanos que comían `carne humana´ a los que mataron en pelea o tomaron prisioneros habiéndoseles secuestrados, cito `muchos cueros de cabeza y manos de las gentes que los indios mataban y comían, llenos de paja y sobados los cueros´. Uno de los soldados, José Carmona, en su relato dice que `se descubrió un peñol de hierro sobre la tierra muy grande´ del que tomaron algunos pedazos `que este testigo como herrero que es labró así como se cogió de la tierra y vio que era muy buen hierro y se labró bien de que se hicieron algunas cosas como tornillos alacranes e clavos de herrar´. Es interesante saber que en las raíces históricas del meteorito se encuentra comprometido un conquistador tan importante del norte argentino como Hernán Mexía de Miraval, que participó en la fundación de 10 ciudades y concurrió con Juan de Garay a la exploración del Río de la Plata. Este famoso conquistador marcó su paso por la vieja Esteco. En las excavaciones observé un trocito de hierro muy oxidado que por su naturaleza lucía como de origen meteorítco y como tal proveniente de la asombrosa lluvia de sideritos que se precipitó a la tierra hace 5000 años como parte de un cuerpo planetesimal que explotó en nuestra atmósfera sobre el Pacifico atravesando los Andes y cayendo sobre el Chaco. Cientos de toneladas de hierro cósmico están allí enterradas o han sido sacadas para llevarlas a numerosos museos del país y algunos extranjeros. Es interesante comentar sobre este punto que en la primera mitad del siglo XIX vivió en Salta un inglés el Dr. Joseph James Thomas Redhead (1767-1847) un hombre sabio que fue médico de Belgrano y de Güemes. Llegó a Buenos Aires en 1803 y más tarde, en 1809, se trasladó a nuestra provincia. Como naturalista se interesó en la botánica, el clima, la geología y midió las primeras alturas de montañas de esta región andina las que remitió a Humboldt. De acuerdo con Woodbine Parish, Redhead le remite un informe sobre sus ideas acerca del debatido origen de ese hierro del cual se discutía si era volcánico, cósmico o criado en la propia tierra. El científico anglo-salteño se inclina equivocadamente por la tercera posibilidad cuando dice `ni tampoco alcanzo porqué razón negaremos a la naturaleza el poder de reducir en su laboratorio un metal que tan fácilmente se separa de sus combinaciones por medio de los esfuerzos del hombre´ (p. 389). Es importante conocer que en esta discusión tercia el propio Humboldt, quién es de la misma opinión que Redhead".


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CAPÍTULO V

La guerra calchaquí y el origen de Metán SUMARIO: Causas del Alzamiento de los Calchaquíes - El Cacique Chalimín - Consecuencia de la Primera Guerra Calchaquí- El Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta - Pedro Bohorquez y el Segundo Alzamiento - La Desnaturalización de las Tribus Guerreras - Línea de Fuertes en "la Frontera": San Carlos, Metán y Nuestra Señora del Rosario - El Nacimiento de Metán.

El gran alzamiento de los calchaquíes fue, tal vez, el episodio más dramático de la conquista del Tucumán. Los calchaquíes eran las tribus más importantes y belicosas de los diaguitas, y en esta sublevación destruyeron todo lo que era español. Según documentos del siglo XVIII se calculaba su número entre doce y veinte mil almas, con cuatro o cinco mil hombres de pelea. Ocupaban los valles que van desde Salta hasta Londres, los que conforman una fortaleza natural casi inexpugnable. Estas guerras se extendieron, en un primer período, desde 1628 a 1636, y luego entre 1658 y 1665, siendo la Gobernación entera conmovida en sus cimientos políticos, sociales y económicos. Hubo derroche de bravura y de crueldad por ambos bandos, en una lucha a muerte, sin tregua ni concesiones y, como los recursos militares locales no bastaron, se requirieron auxilios de Chile y el Perú para sofocar la rebelión. El sensible progreso que evidenciaba la Gobernación desde la fundación de Santiago de Estero, se detuvo. Algunas poblaciones fueron sitiadas, otras arrasadas. Se incendiaron establecimientos rurales, perdiéndose cosechas enteras. Los ganados fueron diezmados, al igual que la población, por los combates, el hambre y las pestes. Finalmente la civilización del hierro y de la pólvora sometió a la cultura del bronce y la flecha, como ya había sucedido anteriormente con los aztecas, los incas, o los araucanos, entre los pueblos americanos. Otros grupos aborígenes con iguales tradiciones guerreras que la de los calchaquíes, se habían sometido pacíficamente. ¿Cuál es entonces la explicación de semejante alzamiento? Se intentaron varias respuestas. Con la población de los valles no se dió la solución del problema del indio a través del mestizaje, como ocurrió en el Paraguay, por 47


Eduardo R. Poma ejemplo, o en tantos otros lugares. Además, la evangelización no había dado los frutos esperados con los diaguitas. Los misioneros jesuitas en varias ocasiones trataron de organizar reducciones, pero sus resultados fueron muy efímeros. Apenas se alejaban de la zona, los calchaquíes volvían a sus idolatrías y supersticiones, hasta que en 1624 la Compañía abandonó la región. Pero hay algo muy importante que también se debe tener en cuenta. Esta gente conservaba sus costumbres, su lengua (era muy difícil para los españoles, como ya se explicó en un capítulo anterior), su organización social y su cultura, bastante evolucionada, como nos muestra su cerámica con riquísimas expresiones artísticas. Por ello rechazaron el sistema español, negándose al servicio personal que les imponía la encomienda, máxime cuando no se cumplía en buena parte con "la muy amplia y humana legislación española, dictada para el buen gobierno de los naturales". Así se fue gestando un resentimiento en los calchaquíes, estado de ánimo que sólo necesitaba una ocasión propicia para que se rompa el precario equilibrio de su aparente sometimiento. La tensión comenzó a crecer cuando el gobernador Felipe Albornoz fundó la población de Nuestra Señora de Guadalupe, en el valle Calchaquí, en el año 1628. A esto se sumó un hecho que nos muestra la conducta torpe del Gobernador, y que ayudó a propagar el fermento de la rebelión. Chalimín, uno de los caciques más destacados de esta guerra, había mandado un hijo con doscientos indios a saludar al Gobernador, que debía posesionarse de su cargo en Santiago del Estero. Por causas que se ignora, éste los mandó azotar y les hizo cortar el cabello, uno de los agravios mayores que se podía hacer a esa altiva raza, los que volvieron a sus tierras resueltos a vengarse. Por otro lado, Albornoz estaba decidido a establecer nuevas encomiendas en el valle, empresa que creía fácil, pues según él los calchaquíes se hallaban solos y desamparados. Y en esto se equivocaba totalmente ya que los calchaquíes no sólo no tenían disposición a reducirse, sino que tampoco estaban solos. Chalimín había logrado formar una verdadera confederación, intercambiando la flecha con los aconquijas, famatinas, sinogastas, mallis, guachaschis, andalgalás, capayanes, guandacoles y muchas otras tribus, lo que hacía recordar al levantamiento general y simultáneo que en 1594 había planeado el cacique Viltipoco (de este nombre deriva el apellido Vilte), de Humahuaca. Este cacique había logrado atraer a casi todas las naciones cordilleranas con el fin de destruir Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja y Madrid de las Juntas, conspiración que fue abortada por un audaz golpe de mano de Francisco de Argañaraz. Además cuando se levantaban las tribus valliserranas, también aumentaban las correrías de los indios chaqueños, siendo el incendio de San Miguel de Tucumán, donde murieron numerosos vecinos, uno de los ataques más recordados. Hacia 1637, después de casi ocho años de guerra, el gobernador Albornoz, que había sido destituido de su cargo y luego vuelto a confirmar, pudo anunciar al Rey que el Tucumán había sido pacificado. Pero no quedaba ni un español dentro de la región calchaquí. Sin embargo el fuego estaba latente, y en 1642 hubo que enviar soldados al valle de Catamarca y Tinogasta en persecución de indios alzados. La ciudad de Londres, que había sido totalmente arrasada, tuvo que ser refundada por quinta vez en el valle de Pomán, por uno de los capitanes que se destacaron en la contienda, Gerónimo Luis de Cabrera, nieto del fundador de Córdoba. 48


Historia de Metán y de la Frontera salteña Después de una serie de gobernadores, en 1655 asume el cargo de gobernador don Alonso de Mercado y Villacorta, quien tratará de recuperar la región con iniciativas industriales y mineras. Pero en 1658 deberá enfrentar el segundo gran alzamiento de los calchaquíes, esta vez provocado por un famoso aventurero, Pedro Bohorquez, que pretendió hacerse pasar por descendiente de los incas. Bohorquez era en realidad un andaluz de nombre Pedro Chamijo, que muy joven fue a radicarse en el Perú. Allí adquirió fama por sus cuentos fantásticos de tesoros ocultos, llegando a engañar al mismo Virrey, por lo que fue remitido preso a Chile. De allí se fugó en compañía de una mestiza aventurera y llegó al Tucumán, donde se adjudicó el título de Hualpa Inca, presentando a su compañera como la Coya o emperatriz. Hablando bien el quechua, se hizo amigo de los indios, a los que les enseñó el manejo de las armas de fuego, terminando por hacerse obedecer ciegamente (1).

Conquistador español según un dibujo de Huamán Poma de Ayala (Siglo XVI). Su superioridad se basaba en el uso del caballo y las armas de hierro.

En estas circunstancias, Bohorquez envió una carta al Gobernador para ponerse a sus órdenes, y ofrecer su ayuda para facilitar la conversión de los calchaquíes a la fe católica, al mismo tiempo que prometía el descubrimiento de tesoros ocultos de los incas. Mercado y Villacorta cometió el error de creerle, tentado por las promesas del aventurero, y aceptó un encuentro con él. La entrevista se llevó a cabo en Londres, donde Bohorquez se presentó con más de cien caciques, y durante una semana se realizaron numerosos festejos en su honor. Hubo corridas de toros, juego de cañas y sortijas, se presentaron dos comedias y se recitaron poesías con acompañamiento de arpas y guitarras, en verdadero homenaje como a noble Inca. Luego Bohorquez fue designado teniente de gobernador de Calchaquí, y juró fidelidad a su Majestad el Rey. Todos los signos eran auspiciosos, ya que al parecer la 49


Eduardo R. Poma región dejaría de ser problema para los gobernadores y feudatarios del Tucumán. Sin embargo había un vicio de origen, Bohorquez no era inca sino español, y como " la mentira tiene patas cortas", sobre todo en las cosas de Dios, el virrey del Perú enterado de lo sucedido en el Tucumán y sin meditar bien todos los arreglos, dio orden al Gobernador que prendiera a Bohorquez y lo remitiera a Lima. Ignorante de lo que ocurría en la región, el Virrey eliminaba así la única garantía de paz y concordia que se había construido en la misma. Mercado y Villacorta trató de detener al aventurero, pero avisado éste por los espías que tenía entre los mismos servidores del Gobernador, comenzó a rehusar todo encuentro. Entonces el Gobernador empezó a actuar de mala fe, y hasta mandó a que asesinaran a Bohorquez, lo que encendió nuevamente la guerra. Un combate decisivo se dió el 23 de setiembre de 1658, cuando el falso Inca al frente de 1.200 calchaquíes atacó al Gobernador, que se había refugiado en el antiguo fuerte de San Bernardo, a unas tres leguas al sur de Salta, sufriendo los calchaquíes una grave derrota. Mientras tanto, la Audiencia de Charcas le envió a Bohorquez un ofrecimiento de indulto y la promesa de revisar su causa si se entregaba y pacificaba la región. Bohorquez confió en la Audiencia y se entregó, pero en Charcas, al ver que no se cumplía con lo pactado, trató de fugarse de la cárcel. Descubierto, fue condenado a muerte de garrote, lo que se cumplió en 1667. Antes había enviado un hijo suyo al Tucumán para sublevar nuevamente a los calchaquíes, pero fue detenido y ahorcado. Así terminaron las andanzas de este aventurero que casi desestabilizó la conquista española en el Tucumán. Por esos años Mercado y Villacorta había sido enviado a Buenos Aires, para hacerse cargo de la gobernación del Río de la Plata, pero en 1664 es designado nuevamente gobernador del Tucumán, con el encargo de apaciguarla definitivamente. El Gobernador aplicó el doloroso método de la "desnaturalización", desarraigando de sus asentamientos naturales a toda la población calchaquí. Esta nueva campaña duró de julio a diciembre de 1665, y se inició por el norte desde Esteco, con fuerzas del mismo Gobernador, desde Tucumán, con fuerzas al mando de Pedro Bazán Ramírez de Velasco, y por el sur, desde Pomán y Andalgalá, con tropas al mando de Francisco de Nieva y Castilla. Los que más resistencia opusieron en esta campaña fueron los quilmes, quienes después de una lucha heroica se refugiaron en los pucaráes de las serranías, pero al fin faltos de agua y alimentos tuvieron que rendirse. Unas doscientas cincuenta familias de éstos fueron enviadas al sur, quedando algunas en Córdoba, y las más fueron llevadas a un sitio cercano a Buenos Aires, fundándose con ellas una reducción (hoy es la ciudad de Quilmes). Otras trescientas cincuenta familias alojadas en La Rioja y el valle de Catamarca. Algunas tribus se llevaron a Choromoros y otros pueblos de la actual provincia de Tucumán, y unas ciento cincuenta familias de acalianes se asentaron en el valle de Metán y Río Piedras . Pero la mayoría de éstas últimas logró fugarse y regresaron a sus cerros en setiembre de 1666, lo que motivó otra campaña del Gobernador para obligarlos a reducirse (2). Para terminar, digamos que gran parte del éxito que lograron los españoles en esta guerra fue debido a la colaboración de los mismos aborígenes que rivalizaban entre sí. En la última campaña citada, por ejemplo, tomaron parte 450 indios yanaconas al lado de 528 españoles. 50


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Los valles Calchaquíes constituían una fortaleza natural, por lo que los españoles recurrieron a la "desnaturalización" para pacificar a las distintas tribus.

Aquellos generalmente actuaban en la guerra en contra de sus propios hermanos de raza, en forma mucho más dura que éstos. Además, los españoles contaban con otra arma que había demostrado ser fundamental e indispensable en la conquista: el caballo. Aunque "la sagacidad indígena se pone de manifiesto en las tácticas utilizadas para contrarrestarlo. Una de ellas fue el habilísimo recurso de las boleadoras, y en el Noroeste los hoyos destinados primero a las fieras sirvieron para entrampar caballos y jinetes en su fondo erizado de fuertes púas" (3). Por otra parte, la desnaturalización impuesta a los indios calchaquíes originó una gran confusión toponímica que llega hasta nuestros días. Todos estos acontecimientos, como ya quedó explicado, favorecían el avance de los indios del gran "Chaco Gualamba", que penetraban siguiendo el curso de los ríos de la cuenca de Metán, especialmente el Salado, y llegaban en sus correrías hasta Jujuy. Es por eso que el gobernador Mercado y Villacorta trató de vigilarlos, creando una línea de fuertes desde el río Piedras hasta el río Horcones, zona que comenzó a ser conocida como "La Frontera": Así surgió en 1666 el fuerte de San Carlos, en Esteco (4), y en el mismo año "el pueblo y fuerte de Metán". Luego, en 1670, Mercado y Villacorta levantó otra fortificación unas siete leguas al sur de Metán, y la llamó Nuestra Señora del Rosario (5).

El Pucará de Tilcara (circa siglo X), restaurado. Fortaleza situada en la quebrada de Humahuaca. 51


Eduardo R. Poma La mayoría de los autores que trataron este tema, Roberto Levillier, Vicente Sierra, José Torre Revello, Antonio Zinny, etc., ponen en estos acontecimientos el origen o el nacimiento de Metán. Es por eso que en diversos libros podemos encontrar que "Metán fue fundado por el gobernador Alonso de Mercado y Villarcorta, en 1666". Ahora bien, todas las crónicas nos dicen que el Gobernador levantó "el pueblo y fuerte de Metán, a diferencia del fuerte de San Carlos, donde el pueblo ya existía (Talavera de Madrid), o del fuerte de Nuestra Señora del Rosario, donde no se menciona pueblo alguno. Al parecer, el Gobernador organizó la población ya existente en el valle de Metán, fortificó el lugar y dejó una pequeña guarnición para dar seguridad al camino real en esa parte de "La Frontera".

Mapa de la "Frontera Salteña", con sus líneas de fuertes: San Carlos, en Talavera de Madrid; Metán y Nuestra Señora del Rosario. Se puede ver además, la ubicación geográfica de Talavera de Esteco, Nueva Madrid de las Juntas y las reducciones de Miraflores, Ortega Balbuena y Pitos. Los caminos utilizados sucesivamente fueron: el de "La Plata", el de "Las Carretas" o "Troperos", y el "Camino Real". Existía uno para mulas que atravesaba la sierra de Metán. (Diseño del Arq. Oscar Redondo Torino).

Pero, ¿dónde está ese lugar? Posiblemente en las cercanías del actual Metán Viejo, en donde los jesuitas habían establecido la doctrina de Normoloco, reduciendo a los naturales, entre ellos a la pequeña tribu de los meptanes la que, según algunos, dió su toponimia a Metán. O sea que el valle de Metán se venía poblando lentamente desde 1647, año en que se establece la citada doctrina, la que mantenía contactos con Talavera de Madrid. Además, en el valle de Metán estaba la única encomienda con que contaba esta ciudad por esa época, debido a la constante disminución de la población aborigen que acusaba la zona desde años atrás, ya sea por muerte o fuga de los mismos. Ante esto, Mercado y Villacorta trató de radicar familias de acalianes en Metán, empresa que como vimos terminó en fracaso (6). Nos dice Torre Revello que la encomienda de Talavera "estaba a cargo de Teresa de Ribera Cortés, viuda del capitán Diego López de Correa, que la usufructuaba en 52


Historia de Metán y de la Frontera salteña segunda vida, como sucesora de su esposo, y de la que hizo dejación. Se hallaba ubicada en el pueblo de Biospepe (otros escriben Visimepe, pero lo correcto es el vocablo Biosmep, también nombre primitivo del río llamado luego Balderrama y Conchas), en el valle de Metán". Luego la encomienda, por vacante, fue solicitada por un vecino de Talavera de Madrid, don Juan de Solórzano, que había sido teniente de gobernador. Esta le fue concedida por dos vidas, por el gobernador Angel de Peredo en 1678. Y son estos documentos oficiales los que por primera vez utilizaban ya el nombre de Metán.

Fuerte y Real Presidio de Rosario de Esteco, 1699 (de Segundo Ferraris). Muy parecido sería el "pueblo y fuerte de Metán", fundado por el gobernador Alonso de Mercado y Villacorta en 1666. Y luego sus pobladores, gracias a "una mediana defensa de palizada" resistieron heróicamente el ataque de unos 500 naturales, en época del gobernador Martín de Jáuregui. Pero en realidad el "Fuerte del Rosario", como lo describe el gobernador Zamudio en 1702, tenía los muros labrados en "adobe de 550 varas en cuadro, con dos valuartes; los muros medían de alto 4 ½ varas".

Como hemos podido ver, Torre Revello habla de "el pueblo de Biospepe, en el valle de Metán". Con toda seguridad, se trata del pueblo que el gobernador Alonso de Mercado y Villacorta organizó y fortificó en el año 1666, dándole el nombre de Metán y allí es donde se refugiarán (como se trata más adelante), los sobrevivientes del terremoto que destruyó a Talavera de Madrid de Esteco, en 1692.

NOTAS: (1) En sus memorias el P. Hernando de Torreblanca (1696) asegura que Bohorquez no hablaba el quechua ni el kakán y se valía de intérpretes, lo que hace más admirable su habilidad para engañar. (2) José Torre Revello, en su obra ya citada "Esteco y Concepción del Bermejo, dos ciudades Desaparecidas", nos dice lo siguiente sobre la fuga de los acalianes: "El mismo Gobernador, encontrándose en el valle Calchaquí, recibió un aviso desde Talavera, en el que se les comunicaba que los indios reducidos en Metán, de la parcialidad de los acalianes, se habían rebelado en la noche del 12 de setiembre de 1666, quienes después de matar a dos indios domésticos y de robar cuánto estaba a sus alcances, retornaron a las tierras de origen haciéndose fuertes en los cerros que las circundaban". Es interesante agregar que el padre Torreblanca (Relación histórica de Calchaquí de Teresa Piossek Prebisch) afirma que a los ocalianos (otros les llaman acalianes), "se les repartieron tierras en Metán, en el Río de la Almena y Manantiales… " Posiblemente se trata del actual río Metán que desciende a través de la sierra de la "Media Luna" cuyas cumbres tienen forma de una almena o castillo almenado, o sea que fue el primer nombre de este río. Y prueba además que Metán se asentó en la zona situada al sur de dicho río desde donde se ve bien la forma de almena que tiene la que para nosotros es la "Media Luna"

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Eduardo R. Poma (3) (4)

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C.S. Assadourian-G. Beato-J.C. Chiaramonte, "Historia Argentina", Tomo II (De la Conquista a la Independencia). Ed. Paidós. El gobernador Mercado y Villacorta expresaba por carta que "para la guarnición de Talavera, era requisito indispensable la suma de seis mil pesos anuales", agregando que si no se defendía la estratégica zona de Esteco, en la ruta comercial del norte, "vaticinaba iguales y desastrosas consecuencias contra las ciudades de Jujuy y Santiago del Estero arguyendo que, corriéndose los indios frentones, pelichocos y mocovíes, por la disposición llana y abierta de esta jurisdicción a lo largo del Salado, pondrían en situación grave y arriesgada a ambas ciudades". El Gobernador sólo pudo dejar veinte hombres en el fuerte de Esteco, siendo su aspiración la de elevar a cuarenta el número de soldados en dicho fuerte. También es muy interesante lo que dice Mercado y Villacorta en su memoria de Gobierno, dirigida a su sucesor en el cargo, Angel de Peredo, fechada en Salta, el 11 de abril de 1670, sobre el fuerte de San Carlos: "El Castillo Real de San Carlos de Esteco ha salido con gran acierto en la proporzion de la fábrica; en la fortaleza del Edificio y en la pulideza y Curiocidad de la Obra, y sin la defensa de los Valuartes, y Las Murallas; tiene dos Salas y Aposentos bien echos q´sirven de Seguridad a la R‘Caja, y de Almazen y Resguardo a las Municiones y Vastimentos. Cuerpo de guardia, con dispocizon de Quartel para la infantería y Calabozos fuerte para suplir en los casos graves esta falta de carcel Segura a las ciudades de la provincia Y aunq‘ está del todo, Y defendido de Lossas de Piedra y con Cal, Las Murallas". Asimismo, es de interés conocer el armamento de que disponía el fuerte para la defensa de su guarnición, que era como sigue: "80 arrobas de pólvora, 27 de cuerda y otras tandas de plomo y balas, 70 arcabuces, 100 mosquetes, 1 pieza (cañón) mediana de hierro, 1 pequeña, 1 pedrero de bronce y 3 camaretas". Siguiendo a Torre Revello mostramos lo que nos dice el gobernador Alonso de Mercado y Villacorta sobre la situación estratégicas de Esteco, la que era "llave de los reinos y provincias de Chile, puerto de Buenos Aires, Paraguay, provincia del Tucumán y reinos del Perú". Esta situación estratégica de Metán sigue vigente hasta nuestros días, ya que por aquí pasa la única vía férrea que conecta el resto del país con el norte de Chile, Bolivia y norte del Litoral con los ramales a Formosa y Resitencia. En el tomo IV de la Historia Argentina dirigida por Roberto Levillier, pagina 1.638, en el parágrafo subtitulado "En estos momentos nace Metán", podemos ver la carta (del Archivo de Indias) de Juan Zamudio al Rey, en 1705, que dice lo siguiente: "…y con este destrago (sic) pasaron los pobres habitadores a un paraje que se llama Metán a una estancia de un pobre vecino a donde se recojieron... " (se refiere a los sobrevivientes del terremoto de 1692). Y agrega Levillier "Pocos años depués, el mismo Gobernador Zamudio sacó algunos vecinos de Metán porque se enfermaban de coto, y los llevó siete leguas más al sur a formar el Fuerte de Nuestra Señora del Rosario, que es el origen oficial del actual Rosario de la Frontera. Este Fuerte empezó a llamarse aun en los documentos oficiales, Rosario de Esteco, y el primitivo pueblecito de Metán de los exiliados de la ciudad desaparecida también se llamó muchas veces Esteco, prevaleciendo al fin el de Metán. Durante el gobierno de Urizar ambos fuertes fueron reforazados por que los indios arremetían a Metán y Rosario". El fuerte de Nuestra Señora del Rosario fue reconstruido en 1699 por el gobernador don Juan de Zamudio, el que en la carta al Rey Felipe V, fechada en Córdoba el 22 de mayo de 1702, decía: "Metán, en donde los pobres habitadores huídos de Esteco se habían refugiado, era un lugar indefenso e insalubre por sus aguas que los enfermaban de unos tumores grandes en la garganta llamados coto; por lo que decidí trasladarlos siete leguas más al sud; en un lugar de buenas aguas y tierra de pan llevar, construyéndoles para su defensa el Fuerte del Rosario, labrado en abobe de 500 varas en cuadro (417, 95m.), con dos valuartes los muros medían de alto 4, 5 varas (3, 39m.) y el resto 3, 5 varas (2, 55m). "Y agregaba el Gobernador "al Fuerte lo construí a mi costa y allí, dejé una plaza de 32 hombres con armamentos para su defensa y 600 caballos". Esta última información la hizo Zamudio desde Buenos Aires en 1705. Por esta razón los rosarinos ponen el año 1699 como el inicio de su historia. Esta fortificación, llamada también "Fuerte y Castillo del Rosario de Esteco", fue trasladada en 1710 al actual departamento de Anta, por orden del gobernador Esteban de Urizar y Arespacochaga, cambiándosele el nombre por el de San Esteban de Balbuena. Los restos del fuerte del Rosario fueron quemados, aunque la población civil siguió residiendo en el mismo lugar, que luego pasó a ser "La Frontera del Rosario". Sobre el problema de la falta de yodo en las aguas del Noroeste, podemos agregar que no se solucionó hasta bien entrado el siglo XX, por lo que salteños y jujeños se apodaban mutuamente de "cotos". Mientras en Esteco existía una sóla encomienda, veamos lo que dice un padrón sobre el número de encomiendas en las ciudades del Tucumán: 1ra.La Rioja, con 51 encomiendas; 2a. San Miguel, con 41; 3a. Santiago del Estero, con 35; 4a Salta, con 21: 5a. Córdoba, con 16; 6a. San Juan Bautista de la Ribera de Londres, con 13; 7a. Jujuy, con 8; 8a. y última, Talavera, con 1. Datos tomados de "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas", de José Torre Revello.


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CAPÍTULO VI

Los primeros misioneros SUMARIO: La Religión en la Cultura - La Iglesia Católica y la Formación del País - La Conquista y Colonización en los Países Protestantes - Los Primeros Misioneros - La Diócesis del Tucumán Obispos que se Destacaron - Traslado del Obispado a Córdoba - Los Mártires del Tucumán.

Nada está tan profundamente enraizado en la mente y en los sentimientos del hombre, que cuanto se vincula con lo religioso. Y a ello se deben los caracteres que distinguen a las culturas entre sí, aún más que las influencias somáticas o telúricas. De ahí que la historia religiosa de un pueblo sea la que más da su verdadera imagen, la clave de sus grandezas y miserias. Esto lo afirmaba un autor, agregando que, "Para los argentinos, gracias a Dios, la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana le construyó su edificio religioso. Nuestra Patria surgió a la vida y adquirió un ser, con la instauración en su territorio de la fe cristiana" (1). Tal vez en otros países americanos (Perú, Mexico, etc.), la preexistencia de una entidad política, centralizada o confederada, podía dar asidero a una existencia nacional anterior a la conquista, pero en lo que hoy constituye el territorio argentino sólo hubo, con la excepción de algunas tribus del Noroeste, una cultura muy primitiva o un salvajismo auténtico, sin comunicación entre sus heterogéneos componentes. "Nada preanunciaba lo argentino, hasta que España trajo el cristianismo y su estructura jerárquica, el que arraigó en nuestra tierra incorporando a los indígenas a su seno por medio del bautismo. Y pronto les confirió la dignidad sacerdotal, hasta otorgársela en plenitud con el orden episcopal. Sólo dentro de la catolicidad pudo darse luego un sinnúmero de cruzamientos entre conquistadores y conquistados, lo que constituye una de las glorias de las naciones iberoamericanas, y sólo dentro de ella se consumaría la realidad viviente que es hoy el pueblo argentino" (2). Sin embargo, a los cinco siglos del descubrimiento de América arrecian de nuevo los ataques a la obra de la Iglesia y de España, y, como siempre, provienen en su mayor parte de los países de cultura protestante. Al parecer, se trata de impedir que la futura unidad de América Latina sea cimentada con una misma fe, un sólo idioma, una misma cultura, unidad que puede ser un gran obstáculo para los centros que disputan la hegemonía del 55


Eduardo R. Poma poder mundial. Si antes nos invadían los "marines", hoy nos envían sectas y logias de todo tipo. Así lo había profetizado Rubén Darío, en su poema a Teodoro Roosevelt: "Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español". Es interesante comparar la obra de España y de la Iglesia en América (a la que alguien llamó "la empresa espiritual más grande de la historia humana"), con lo que sucedió realmente en los territorios conquistados por los países protestantes. El siguiente resumen fue sacado de dos de las más importantes obras historiográficas del mundo, la "Historia Universal", 11 Tomos, dirigida por Walter Goetz, y la "Historia General de las Civilizaciones", 7 tomos, dirigida por Maurice Crouzet. Los ingleses hicieron pie en la costa este norteamericana a comienzos del siglo XVII, y muy pronto fue característico de los fronterizos y colonos el siguiente refrán: "Every indian is a bad indian, only a dead indian is a good indian" (Todo indio es un mal indio, solamente un indio muerto es un buen indio). En la lucha con los indios durante ese siglo y todo el siglo XVIII, los ingleses puritanos pagaban las cabezas de los indios. De aquí, y en relación con la costumbre indiana de arrancar como trofeo de guerra la piel de la cabeza con la cabellera, nacieron los premios que los blancos pagaban por los escalpes indios, lo que se convirtió en un negocio para todos los colonos. Oficiales, cazadores, labradores y aún las mismas mujeres de los fronterizos se sentían orgullosos de los escalpes que habían tomado. La Iglesia inglesa no hizo más que muy débiles intentos para frenar esta guerra de aniquilamiento. Además, en la zona de contacto entre el piel roja y el rostro pálido prodújose una gran decadencia moral del indio, debido a que conocieron por los europeos el aguardiente, lo que fue fatal para ellos. Puede decirse sin exageración que entre los indios hubo verdaderas epidemias de alcoholismo. Los colonos utilizaban la embriaguez de los caciques para concertar tratados sobre cesión de tierras. Los sujetos que llevaron a cabo esta penetración inglesa constituían la escoria, y aún a veces eran auténticos criminales expulsados de la madre patria. Esto se manifestó externamente con la recepción de las palabras soeces e insultantes del idioma inglés. En la llamada frontera, no había derecho alguno; sólo imperaba la violencia y el engaño, la venganza y la devastación. La buena fe de los indios era burlada por los comerciantes y tramperos, que llevaban mercaderías averiadas y falsas pesas, y seducían al cambio con la botella de aguardiente. Los indios fueron así perdiendo paulatinamente su territorio fueron enajenándose de su propia patria y de la cultura de sus antepasados, con lo cual perdieron también el ánimo de vivir. Pero lo más grave fue que en la relación con los indios no había diferencia entre los traficantes y los colonos asentados. Incluso los piadosos puritanos pensaban que los indios -a quienes comparaban con los cananeos del Antiguo Testamento - debían ser eliminados a filo de la espada. Ellos, que se sentían elegidos de Dios, no sintieron el deseo de convertir a los aborígenes, como el que palpitaba en los sacerdotes españoles, o en los jesuítas franceses del río San Lorenzo. Pero esta intolerancia no se manifestaba tan sólo con los indios, sino contra cualquier raza o religión extraña. Podemos poner uno de tantos ejemplos: En 1775 milicianos de Boston asaltaron poblaciones francesas de Acadia, y deportaron a siete mil acadios 56


Historia de Metán y de la Frontera salteña católicos, separando los hijos de sus madres, los maridos de sus esposas. Las mujeres fueron golpeadas hasta morir, mientras otras eran violadas. De los 7.000 deportados, 4.000 murieron de miseria, mientras los tres mil habían conseguido huir. Cuando los ingleses podían atraparlos, les cortaban el cuero cabelludo. Sus casas fueron destruidas y las tierras confiscadas y distribuidas luego entre los colonos norteamericanos. Hoy no existen indios ni mestizos en Norteamérica, y los negros, liberados después de una sangrienta guerra civil, siguen siendo ciudadanos de "segunda". Pero en otros países de cultura protestante esta condición de la gente de color llega a extremos de iniquidad, como en Sudáfrica, por ejemplo. Otra constante histórica fue que las iglesias protestantes no se preocuparon por evangelizar a las poblaciones sometidas, salvo honrosos intentos individuales. En la India, los británicos estuvieron desde el siglo XVIII hasta 1947, sin embargo sólo el 2, 8% de su población es cristiana, con 1, 3% de católicos. En Indonesia la presencia de Holanda se remontaba al siglo XVII, siendo el porcentaje de cristianos del 8, 5 de los cuales un 4% son católicos. En cambio Filipinas, único país cristiano de Asia con más del 90% de su población, fue posesión española hasta 1898. Volviendo a nuestro Tucumán, digamos que los primeros misioneros que penetraron en su territorio pertenecían a la orden de los mercedarios, fray Antonio de Solís y fray Antonio de Almansa, quienes junto con el presbítero Cristóbal de Molina formaban parte de la expedición de Don Diego de Almagro. También con Diego de Rojas, entraron al Tucumán dos clérigos, Juan Cedrón y Francisco Galán, y la expedición del capitán Juan Núñez del Prado llevaba como capellán castrense al presbítero Hernando de Gomar, que padeció martirio, y como misioneros a los frailes dominicos Alonso Trueno y Gaspar de Carvajal. Este último venía con carácter de provincial de su orden y traía el nombramiento de protector de naturales. La actividad religiosa en la región fue suspendida cuando llegó de Chile Francisco de Aguirre el que, por los conflictos de jurisdicción, despachó a Lima a los dos religiosos, lo que provocó gran amargura en los vecinos de la recién fundada Santiago del Estero. Después de perseverantes esfuerzos por conseguir asistencia espiritual, y de mandar una expedición a Chile con ese propósito, se les envió desde allí al presbítero Juan de Cedrón, que ya había estado en la región con la expedición de Rojas. Este arribó a Santiago del Estero en 1556, y poco tiempo después llegaron los presbíteros Julián Martínez y Francisco de Hidalgo. El último traía el título de Vicario Foráneo, conferido por la jerarquía de la ciudad de la Plata o Charcas. Posteriormente arribaron al Tucumán otros religiosos de la orden de los mercedarios. Luego la orden franciscana dió un gran impulso a la evangelización. Esta fue considerada, en los orígenes de la colonización, como la más apta para la labor misionera, por lo que los papas le concedieron facultades extraordinarias para realizarla. Su actividad en América se desarrolló casi desde el descubrimiento, dejando profundas huellas en su labor apostólica. En el Tucumán, los hijos de San Francisco de Asís entraron en febrero o marzo de 1566, procedentes del Perú. Vinieron con Francisco de Aguirre, y fueron traídos probablemente porque el Gobernador tuvo problemas con los dominicos y vivía en pleito con los mercedarios. Los primeros franciscanos fueron fray Baltasar y fray Andrés Rodríguez, los que no tardaron en fundar conventos, lo mismo que atender a la fundación de las nuevas ciudades. En 1567 otro franciscano, fray Bartolomé de la Cruz, 57


Eduardo R. Poma se encontraba en territorio metanense, y asistió a la fundación de Nuestra Señora de Talavera de Esteco. Aparte de distinguirse por su acción misional, los franciscanos dieron a la Iglesia, en las sedes del Tucumán y Buenos Aires, varios obispos de valía extraordinaria. El primero que rigió la diócesis del Tucumán fue fray Francisco de Vitoria. Esta Diócesis, que se instituyó bajo la advocación de San Pedro y San Pablo, respondió a los pedidos de los vecinos de los valles calchaquíes y a las gestiones realizadas ante el Rey por el obispo de Chile, monseñor Marmolejo, a raíz de que era imposible atender debidamente necesidades espirituales de poblaciones norteñas tan alejadas. El Papa San Pío V accedió a dichos reclamos y creó el Obispado el 10 de marzo de 1570.

Fray Francisco de Vitoria, primer obispo del Tucumán. Desde España envió la Imagen del Señor del Milagro que se venera en Salta.

El obispo Vitoria era descendiente de familias portuguesas y judías, y muy joven se trasladó a América para dedicarse al comercio, pero en el Perú ingresó a la orden de los dominicos. Enviado luego a España como procurador, fue presentado, en 1576, para la diócesis del Tucumán y consagrado en Sevilla. Ya en la Gobernación se llevó muy mal con don Hernando de Lerma, quien había encarcelado a varios religiosos. Decidido a llevar los medios necesarios para atender a los gastos de su misión, Vitoria organizó el comercio de mercadería, inaugurando la ruta Tucumán- Buenos Aires- Brasil, y por ésta preocupación económica muchos lo han considerado como un hombre codicioso. Sin embargo, la pobreza en que vivió llegó a extremos de miseria. En 1590 regresó a España, desde donde envió un obsequio que lo vincula entrañablemente con la ciudad de Salta: la imagen del Señor del Milagro. 58


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San Ignacio de Loyola (en el cuadro)nunca imaginó que su imagen sería tallada por manos indígenas. Abajo, un magnífico contador de madera de jacarandá. Ambos se hallaron en las ruinas jesuíticas.

También los jesuitas tomaron parte en la evangelización del Tucumán, siendo el padre Alonso de Barzana el más ilustre misionero de la Compañía que recorrió la región. Había llegado a Santiago del Estero el 26 de noviembre de 1585, acompañado por el padre Francisco de Angulo y el hermano Villegas. Indice de la actividad apostólica del padre Barzana es el parágrafo de una de sus cartas, fechada en aquella ciudad el 8 de noviembre de 1588, el que dice: El Tucumán "es tierra pobrísima, en todo llena de pecados y desamparos. Tres años ha que labramos este campo. Habré bautizado en diversas salidas hasta agora más de diez mil infieles, y casado una muchedumbre casi innumerable de gente que nunca se había confesado" (3). Pero unos años después ya había duplicado holgadamente estas cifras. Además de la eminente virtud y celo inagotable del padre Barzana, hay que ponderar las muchas lenguas que dominó. Llegó a hablar hasta trece idiomas -algunos recónditos y raros-, y a escribir artes y vocabularios de varios de ellos. En 1597, viejo y achacoso, el padre Barzana "volvió al Pirú, donde acabó sus días el 1º de enero de 1598"(4). A monseñor Vitoria sucedió el franciscano criollo fray Fernando de Trejo y Sanabria. Nacido en San Francisco, población fundada por su padre en la costa del Brasil, era hermano por parte de madre de Hernandarias de Saavedra. Estudió en Lima y por sus méritos Felipe II lo eligió para el obispado del Tucumán. En la Gobernación se preocupó por las necesidades de los indios, exigiendo enseñar personalmente en la lengua propia de los naturales, para que no se desmereciera la doctrina . Organizó su iglesia y hechó las bases que sostendrían el edificio social de la Diócesis. Hizo reedificar la Catedral de Santiago del Estero; sostuvo con su peculio el colegio seminario y estableció cofradías para negros y mulatos. En 1613 dispuso lo necesario para el establecimiento de la Universidad, que concretarían los jesuitas del Colegio Máximo de Córdoba, en 1622. Falleció en Santiago del Estero en la mayor pobreza, en 1614. 59


Eduardo R. Poma Sucediéronle en el gobierno de la vasta Diócesis Julián de Cortázar y Tomás de Torres, hasta que en 1631 fue designado fray Melchor Maldonado de Saavedra, como quinto obispo del Tucumán. Fue un incansable viajero dentro de su diócesis, y por sus escritos figura entre los grandes sociólogos de la época española. Como veremos más adelante estuvo en nuestra zona y nos dejó una pintoresca descripción de Talavera de Madrid. Pese a su fogosidad, y a una con los atropellos, verdaderos o ficticios, de que se lo acusó, fray Maldonado fue un auténtico pastor de almas, que se afanó por desarraigar abusos, dejando una imperecedera obra social y civilizadora entre los indios, por lo que figura entre los más brillantes obispos del antiguo Tucumán. Murió en Santiago del Estero el 11 de julio de 1661. Posteriormente ocupó el Obispado, en 1668, el Dr. Francisco de Borja, bisnieto de San Francisco de Borja. Su bondad y espíritu emprendedor le valieron el afecto de sus súbditos. Procuró salvar el seminario y el edificio de la Catedral, muy dañado por los desbordes del río Dulce, que convertían a Santiago en un salitral. Pero luego dispuso el traslado de su sede a la ciudad de Córdoba. Estaba en estos trabajos cuando fue designado para la sede de Trujillo. En su reemplazo se nombró, en 1679, a Nicolás de Ulloa y Hurtado de Mendoza, el que se preocupó para trasladarse definitivamente a Córdoba. Falleció en 1686. Su sucesor fue el Dr. Juan Bravo Dávila y Cartajena, peruano, quien reabrió el seminario y atendió solidariamente a los pobres. Murió en el año 1691.

En 1570 es erigida la Diócesis del Tucumán, con sede en Santiago del Estero. La misma abarcaba unos setecientos mil kilómetros cuadrados. (Juan C. Zuretti, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina"). 60


Historia de Metán y de la Frontera salteña Con el traslado del Obispado a Córdoba, las ciudades del norte quedaron muy alejadas de dicha sede, situación que recién se intentará solucionar a partir de 1780, cuando se divida la Gobernación. Ya en 1678 el Consejo de Indias había solicitado informes a las autoridades del Perú y de la gobernación del Tucumán, acerca de las conveniencias de trasladar el Obispado; en 1685 se autorizó la mudanza, pero sólo el 15 de Octubre de 1696 se obtuvo la formal autorización de la Sede Apostólica, realizándose el cambio, en definitiva, el 24 de junio de 1699. Esto constituyó un duro golpe para la sacrificada Santiago del Estero, cuya decadencia se había iniciado con el traslado de los gobernadores, que muchos años antes habían decidido residir en Salta. Además, las Cajas Reales habían sido trasladadas a Jujuy. Un tiempo antes de que se efectuase la traslación de la Catedral, con más precisión el 7 de agosto de 1694, hallándose vacante la sede por el fallecimiento de Bravo Dávila, fue provista por el Papa con el dominico Manuel Mercadillo. Este se embarcó en Cádiz, trayendo con él la Real Cédula de la mudanza de la Catedral. Llegó a Córdoba a fines de 1698. Tampoco faltaron mártires entre los misioneros que evangelizaron el Tucumán. Uno de los casos más dolorosos ocurrió en el Chaco Gualamba, en 1639, donde murieron Gaspar Osorio, Antonio Ripario y Sebastián Alarcón, sacerdotes jesuitas los dos primeros, y estudiante de la Compañía el tercero. El padre Osorio había sido misionero entre los ocloyas que habitaban una escarpada zona de Jujuy, consiguiendo que seiscientos indios se bautizaran y formaran una reducción. Quiso catequizar luego a la tribus chaqueñas del este, y se dirigió a Santiago de Gaudalcázar, ciudad fundada sobre el río San Francisco, en 1625. Estuvo entre los mocoviés y tobas al sur del fuerte construido por Martín de Ledesma Valderrama durante 1628, pero habiendo sufrido martirio el franciscano Juan Lozano ese mismo año, el padre Osorio recibió orden de volver a su congregación en Córdoba. En 1639 entró nuevamente al Chaco, esta vez acompañado por el padre Ripario y el estudiante Alarcón. Pero a poco andar dieron con unos cincuenta chiriguanos "armados a fuer de guerra". El padre Osorio tranquilizó a su compañeros, asegurándoles "que con la palabra de Dios y dádivas los ganaría y amansaría" (5). Y así fue en efecto, "porque dando ropas lucidas a dos caciques, y cuchillos y otras cosillas a los demás, agasajándoles y dándoles de comer, se sosegaron y quietaron" (6). Dos días duró la adoctrinación, que unos oían bien y otros con disgusto y desdén, al cabo de los cuales los chiriguanos los atacaron. La primera víctima fue el joven Alarcón, a quien mataron cuando marchaba camino a Jujuy, en busca de ayuda para la obra comenzada. Luego rodearon a medianoche el rancho de los padres, y les fueron quitando poco a poco cuanto poseían: "los ornamentos sagrados y sus pobres alhajuelas; cuyo despojo llevaron (ambos) con mucha paciencia, preparándose para la feliz suerte que les aguardaba". Esta fue "en amaneciendo, mientras rezaban los benditos padres... Las horas menores, vinieron los crueles verdugos y a macanazos les coronaron el martirio"(7). Sobre este suceso el obispo Maldonado agrega: "comieron asado al estudiante, y no quisieron comer los cuerpos de los religiosos porque dijeron que estaban flacos. Y no me espanto, porque el dicho Gaspar Osorio para obra tan grande se había dispuesto con muchos ayunos a pan 61


Eduardo R. Poma y agua. Cortáronles las cabezas, y desolláronlas; y otros indios llamados blomas dieron sepultura a los dos cuerpos" (8). Sucedió este hecho el 1º de abril de 1639. También en el Chaco Gualamba fueron martirizados el presbítero Pedro Ortiz de Zárate y el jesuita Juan Salinas. Varios habían sido los intentos de conquistar y civilizar el valle de Zenta, considerado como una estratégica puerta de entrada al gran Chaco, siendo uno de ellos el llevado a cabo por el padre Ortiz de Zárate, en 1682. Este sacerdote había sido en su juventud heredero de ricos feudos, y se había casado con una bisnieta del fundador de Jujuy, el capitán Argañaraz. La inesperada muerte de su esposa le movió a consagrarse al servicio de Dios. Se ordenó de sacerdote en Córdoba y se trasladó luego a Humahuaca, donde se hizo cargo de los indios que se habían levantado en favor de Bohorquez. En 1659 fue vicario de San Salvador de Jujuy, y durante veinticuatro años consumió su grueso patrimonio entre los pobres y en la construcción de iglesias. Así fue madurando un plan reduccional en el valle de Zenta, entre los mocoviés. Buscó los medios de llevarlo a cabo, y el 3 de mayo del año 1682 partió de Humahuaca acompañado de dos jesuitas, los padres Diego Ruíz y Juan Salinas. La expedición constaba de 60 hombres, entre españoles y aborígenes. Después de largas jornadas, cruzaron la cordillera de Zenta, y alcanzaron la confluencia del río de Jujuy con el Bermejo. Allí en medio de una aldea de tobas, levantaron la capilla de San Rafael. Posteriormente, el padre Ruíz fue enviado a Salta para tratar con el Gobernador sobre las necesidades de la empresa, mientras los padres Ortiz de Zárate y Salinas se adelantaron a fundar una nueva reducción. Se hallaban en esta tarea cuando, mientras celebraban misa, cayeron sobre ellos gran cantidad de tobas. Luego de acribillarlos con sus flechas, los maceraron a golpes de macana. Sus cuerpos, rescatados, recibieron pública veneración en Jujuy. Una expedición de españoles intentó perseguir a los indios, pero fracasaron, pues habían desaparecido en los montes.

NOTAS: (1) Juan Carlos Zuretti, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina". Editorial Itinerium. (2) Ibidem (3) Cayetano Bruno, "Apóstoles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ediciones Didascalia. (4) En numerosas crónicas antiguas se llama "Pirú" al Perú. (5) Cayetano Bruno, "Apostóles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ediciones Didascalia. (6) Ibidem. (7) Ibidem. (8) Ibidem.

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CAPÍTULO VII

El apóstol del Tucumán SUMARIO: San Francisco en España - Su Viaje al Tucumán - El Camino del Salado - Misión en Socotonio y Talavera de Esteco - Con los Indios Chaqueños - Solano en La Rioja - Regreso a Lima - Su Muerte y Canonización.

San Francisco Solano, el gran "Apóstol del Tucumán", nació en Andalucía el 10 de marzo de 1549. Tomó el hábito franciscano a la edad de veinte años, y llegó a ocupar la guardería del convento de San Francisco del Monte, a seis leguas de Córdoba la Sultana, pero al poco tiempo renunció "por pura humildad", según testimonio de fray Diego de Pineda, su antiguo compañero. "Era porque ya lo dominaba la inefable obsesión de las misiones, y desde luego para tomar por las remotas y misteriosas tierras del Tucumán"(1). Partió fray Francisco en compañía de otros diez misioneros, todos de la misma orden franciscana. Viajaba, además, con el grupo de religiosos, el octavo virrey del Perú, don García Hurtado de Mendoza, segundo marqués de Cañete. Pasaron por Panamá, y ya en el "Mar del Sur", una tempestad hizo naufragar la nave frente a las costas peruanas. Después de estar días en los arrecifes, pudo llegar por fin al continente y luego a Lima, donde se lo destinaría a la diócesis del Tucumán. Tres de sus compañeros habían muerto en el camino, dos en Panamá y el tercero se ahogó cuando el naufragio de la nave. Francisco penetró en nuestro territorio por la quebrada de Humahuaca, y luego por la puerta del Pasaje atravesó el actual departamento de Metán, para seguir costeando el Salado hasta llegar a Santiago del Estero. Este camino hacía de Esteco una estación obligada, lo que ayudaba a su prosperidad. Había sido la ruta más trillada por los indios, y después por los conquistadores en desmedro de la valliserrana. Documentos al respecto dicen que "el comercio con Asunción y el Perú, desde el Tucumán, se hacían por Esteco y Concepción del Bermejo"(2). Pero al llegar fray Francisco ya se había abierto la ruta que pasa por Choromoros, aunque las carretas seguían pasando todavía por Esteco. Expiraba el año 1590 cuando Solano comenzó a costear el río Salado rumbo a la capital de la Gobernación. Lo hacía por la margen oeste porque en toda la extensa región 63


Eduardo R. Poma desde la antigua Socotonio, hasta el mismo Santiago, no había otro curso de agua que, corriendo de norte a sur, le asegurara a los viandantes este elemento indispensable, y decíamos por la margen oeste porque por el este merodeaban ya los indios guerreros. Está probado además, que los viajeros tenían que cruzar el río para llegar a Talavera o Esteco Viejo, por el hecho de que una de las conveniencias que fundamentaron el traslado de esta ciudad, fue la de evitar ese paso peligroso en épocas de crecidas. Asimismo, bordeaba su margen izquierda una franja exótica de plantas espinosas, que se oponía a la exploración de la zona, atravesada aquí y allá por los intrépidos "meleros" que, conocedores de las sendas de los indios, se aventuraban más allá del río con grave peligro para sus vidas.

La región de Socotonio, donde predicó San Francisco Solano entre los años 1591 - 1592.

En la margen derecha del río Salado, en la región de Socotonio -que comprendía el extremo este del actual departamento de Metán- se organizaron gran cantidad de estancias que se ocupaban principalmente de ganadería, pero que también cultivaban los terrenos que el río bañaba, y que así adquirían una fertilidad prodigiosa. Cuando fray Francisco llegó a Santiago del Estero, el panorama de la conquista no era ciertamente el más halagador. Aunque se gozaba de un período de relativa paz con los indígenas, y se dejaba sentir la influencia benéfica del gobierno de Ramírez de Velasco, fermentaba el encono entre el poder civil y el poder religioso desde la época del gobernador Hernando de Lerma, retardando las tareas constructivas de los colonizadores. En Santiago, Solano recibió a su cargo las doctrinas de la Magdalena de Cocosori y Socotonio, en donde permaneció durante 1591 y parte de 1592. Como Talavera de Esteco estaba dentro de la región de Socotonio, Francisco se detuvo allí el tiempo suficiente para aprender el idioma tonocoté y otras lenguas, y se sirvió de los conocimientos del encomendero capitán García Valdez. Según Pedro Sotelo de Narváez, en una información al presidente de la Audiencia de Charcas, fechada en 1582, Talavera de Esteco tenía cuarenta encomenderos con unos seis a siete mil indios lules y toconotés, que vivían de la siembra " de trigo, maiz, cebada y otras legumbres, que se 64


Historia de Metán y de la Frontera salteña recogía en la tierra, miel, cera, grana y muchas viñas y árboles frutales" (3). También las crónicas de Antonio de Herrera nos dicen que "los campos eran ricos de algodón que por trato tejen los naturales, ricos de miel y cera, con algunas diversas tinturas, tierra de caza y pesca..."(4). Con respecto a las lenguas que llegó a dominar Francisco en esa región, tenemos el interesante testimonio del fray de Castilla, que condividió faenas con él: "Vió que aunque las lenguas que los indios de aquellos pueblos hablan son distintas y muy dificultosas de aprender, las supo, aprendió y entendió dicho Padre en tan breve tiempo y tan elegantemente, que los indios decían que no era posible, sino era indio o hechicero... y aún sus propios vocablos se los contradecía". Para los españoles, así religiosos como seglares, que fruncían el entrecejo o se encogían de hombros, aquello no tenía humana explicación. Y continúa el padre Castilla diciéndonos: "Les parecía cosa imposible y sobrenatural, porque aún los que son hijos de la dicha tierra no la hablan a la perfección como lo hacía el padre Solano"(5). Esto explica la enorme eficacia de San Francisco entre los indios, "que aún hoy recuerdan con pasmo y asombro nuestras provincias de más limpia tradición"(6). Porque es un hecho la conversión de los naturales en masa, merced a la predicación del Santo, como lo certifican testigos. Pero el resorte principal de esta fuerza de penetración era, sin duda, su reconocida santidad, fama que cundió rápidamente en la región sobre todo entre los indios. Otra faceta de Francisco, amante de la música, nos la muestra la crónica siguiente: "Y era tal el fervor de su devoción hasta echarla de coplero. Lo enajenaban las procesiones. En la que se hizo en Talavera de Esteco el día de Corpus vio Juan de Castilla que delante del Santísimo Sacramento se puso con mucha alegría, y decía unas coplas a lo divino. Y las gentes se deshacía en lágrimas, de manera que lo tenían por Santo bienaventurado, y decían que (ya) en vida está gozando de Dios" (7). También se perecía por los pájaros, como nos cuenta fray Juan de Vergara: "Todos los días, después de comer, se iba a un montecillo desmigajando un pedazo de pan; y se le llegaban tantas aves, que era cosa prodigiosa; porque se le subían y asentaban sobre su cabeza y hombros y manos, hasta tanto que les echaba su bendición, y entonces se iban" (8). Por la época en que Solano predicó en Socotonio, había un paraje, muy cerca de la actual localidad de El Galpón, donde estaba asentada una población de indios matarás, que habían decidido abandonarlo por la carencia de agua. Pero al llegar el Santo, valiéndose de su condición de vidente, descubrió la veta de agua que se trasformó en una fuente de agua potable que aún existe perpetuando su nombre, y está situada en la finca llamada "La Población". Es muy probable que la villa de Nueva Madrid de las Juntas, fundada por Ramírez de Velasco, y por acción directa del capitán Gerónimo Rodríguez Macedo, el 2 de febrero de 1592, haya estado precisamente en ese lugar, donde San Francisco abrió la fuente pocos meses antes de su fundación. Y es asimismo probable que el Santo estuviera en dicha fundación. La crónicas de la época nos dan la situación exacta de esta villa, a tres leguas hacia el sudeste del lugar donde el río Piedras se junta con el Salado, y en el punto donde se juntaban los caminos de San Miguel y Esteco Viejo a Salta, y a veintidós leguas de Talavera, a veintidós de Salta, a treinta de San Miguel de Tucumán y a cincuenta y cinco de Santiago del Estero. Sobre dicha villa, -de la cual nos ocupamos en el Capítulo IV-, "averiguaciones realizadas entre los vecinos más antiguos de la región, sobre el origen del nombre de la 65


Eduardo R. Poma finca (La Población), que los dueños actuales siguen respetando, establece que el nombre viene de muy antiguo, por haber habido una población allí, de la que sólo se tiene noticias en la zona por relatos tradicionales" (9). Lamentablemente, esta fue la única fundación en la que, contrariando las prácticas establecidas, no se levantó acta con la nómina de las personas que actuaron. La obra de Solano en Esteco, Madrid de las Juntas y otros lugares de Socotonio no fue la iniciación sino la fijación de la enseñanza, ya que antes habían evangelizado en la zona fray Bartolomé de la Cruz y los jesuitas Angulo y Barzana. Esteco llevaba ya casi un cuarto de siglo cuando el Santo llegó a ella, y la claúsula primordial establecida para el encomendero era la obligatoriedad de dar instrucción religiosa a sus pueblos tributarios, lo que constituía como una base de ese código rural que regía las relaciones entre encomendero y encomendado. Pero Francisco no dejó de penetrar en la frontera oriental de Socotonio, donde evangelizó a las tribus libres del Chaco salteño, estando estas jornadas mejor testimoniadas que todas las que cumplió en el Tucumán. Es por eso que no pocos cronistas del siglo XVIII llamaban a Solano "el Apóstol del Chaco". Pero también se salía de las misiones prefijadas por la orden Superior en las jurisdicciones de San Miguel, Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy y La Rioja, en la que fue amigo y maestro de numerosas tribus libres. Su primer biógrafo, Diego de Córdoba, hace referencia a estas jornadas del Chaco en la forma siguiente "dolíase mucho ver tantos indios infieles, cautivos de satanás que como fieras vivían retirados por los montes y desiertos con atrevido valor y grandeza de ánimo que dios le dotó, con peligro conocido de ser despedazados por aquellos bárbaros se entraba tierra adentro buscándolos y con palabras llenas de fuego del amor divino les predicaba la ley evangélica... Ellos, perdida su acostumbrada ferocidad, le recibían con mucho amor y agasajo holgándose de oirle y muchos se rendían al yugo suave del evangelio y el santo los bautizaba" (10).

La presencia de los franciscanos en la región dejó como testimonio este bellísimo templo en la ciudad de Salta. 66


Historia de Metán y de la Frontera salteña Las numerosas parcialidades de la región de Socotonio, Magdalena de Cocosori, indios de encomienda de la jurisdicción de Esteco y tribus de la parte occidental del Chaco fueron, pues, los primeros en recibir los beneficios de la didáctica de Solano; "semilla de civilización prendida en los corazones sencillos y en las rudas mentalidades, con el abono de la palabra mansa y sabia, del obrar puro y generoso, y sobre todo el amor cristiano puesto en la enseñanza"(11). En el escaso año y medio que estuvo fray Francisco evangelizando estas doctrinas, no podía esperarse que formase establecimientos fijos entre las tribus salvajes. Por aquella época aún no se había pensado en el sistema de las reducciones, que recién se iniciaban con Luis Bolaños en el Paraguay. Sin embargo, su accionar en la zona fue de gran trascendencia. Nos cuenta el visitador Alfaro, que pasó por Socotonio en el año 1611 que "...habiendo visitado toda la provincia en indios de ellas numerándolos y tasándolos, le pareció que los indios de Socotonio de quienes fue cura y doctrinero el bendito Padre Solano excedían en modo de piedad a los demás de otras ciudades de la jurisdicción" (12). Francisco fue padre y maestro, amigo y providencia para los naturales; buscaba al indio en su rancho, sentábase a su lado fraternalmente, se compenetraba de los problemas domésticos. Enseñaba a los hombres la religión del trabajo junto con los misterios del culto. Compartía sus penas y sus alegrías y les deleitaba con las desconocidas bellezas de su música. "Cuentan que las voces de su mágico violín tenían extraordinario poder sobre las turbas de tal manera, que se acudían a ellas cuando fallaban todos los recursos persuasivos"(13).

San Francisco Solano, el "Apóstol del Tucumán", predicó en territorio metanense entre 1591 y 1592. Su imagen se venera en El Galpón. 67


Eduardo R. Poma De entre mil datos dispersos en las declaraciones de su proceso de canonización, podemos ver uno tan simple y elocuente como éste: "El indio Quipildor dice, se sentaba en el suelo a nuestro lado y nos llamaba hermanos". El capitán Pedro de Vildosola Gamboa nos da este testimonio: "Aparecía Solano por los caminos, y los indios al divisarle desde las tolderías o encontrarlo por el campo corrían y se arrodillaban a esperar que llegase y besarle la mano, y el los levantaba y los abrazaba y daba todo cuanto tenía" (14). A fines de 1592 Francisco fue llamado a Santiago del Estero, donde se le ordenó que pasara a misionar en La Rioja. También allí y en las demás regiones que albergaron al apóstol del Tucumán, los testimonios sobre su misión "forman un verdadero poema de caridad, abnegación y sacrificio, como las aguas de los manantiales abiertos por su mano, o como las azucenas que crecen en los boscosos valles de las sierras del Tucumán" (15) que tanto le atraían . La naturaleza subyuga a fray Francisco, y "le retiene en una mística delectación de soledad; las noches estrelladas sobre el abismal silencio de la selva, las alboradas gloriosas, sonrosando las crestas de los cerros, o los soles tropicales que lustran el verdor de las llanuras" (16). Nuevamente nos cuenta don Pedro de Vildosola Gamboa un episodio del Santo: "Viajando de San Miguel a Santiago en su compañía les impidió el paso una gran creciente del río Hondo, encontrándose ellos y otras veinte personas más que fueron llegando sucesivamente, detenidos en situación muy afligente, pues no tenían ya que comer y estaban sufriendo toda clase de mortificaciones emanadas del clima y de los insectos. Solano echó las redes y sacó abundante pescado que coció por si mismo, dando de comer a todos. Les asistió en forma tan solícita y eficaz que se ganó el afecto general y les animó grandemente anunciándoles que el día siguiente a la mañana se podría vadear las aguas" (17). También nos relata un encomendero, el capitán Andrés Xicares de Hinojosa, que caminando cierto día rumbo a San Miguel de Tucumán, en compañía del Santo, se pararon a admirar el magnífico estado de los sembradíos. De pronto vieron aparecer por el horizonte una nube rojiza que se acercaba rápidamente: "langosta -exclamó consternado el capitán- ¡Me arruinarán!" Y le rogó al padre que las anatematice, que las mate. "Matarlas, nunca" contestó Solano, y ante el asombro de Hinojosa agrega: "Porque dan sustento a algunos indios del Chaco y una vez alimentaron a Juan Bautista en el desierto; pero yo rogaré a Dios para que la desvíe de vuestro feudo y no os haga daño". Añade el capitán que la plaga pasó sin detenerse por sus tierras (18). A comienzo de 1595 Solano recibe el nombramiento de Custodio de la Provincia de la Asunción del Tucumán (llamada Custodia de San Jorge), dispuesto por el Concilio de los Superiores de Lima. La noticia de la inesperada prelacía le sorprende y le acongoja, "Ya que esta dignidad trae tantos escollos para la corriente de sus pensamientos y costumbres, siendo el más mortificante la situación de superioridad en que le coloca" (19). Durante el año que retuvo el cargo de la Custodia, Solano desplegó una gran actividad, visitando primero Esteco, donde se quedó unos cuatro meses, y luego realizó un viaje a la Asunción del Paraguay, pasando por Concepción del Bermejo. A su regresó visitó Santa Fé y el convento de Buenos Aires, y volvió al Tucumán por la ruta de Córdoba (20) . Lo vemos de nuevo en Santiago a principios de 1597, donde recibió la noticia de la aceptación de su renuncia a la prelacía. Es que su superior, el padre comisario general 68


Historia de Metán y de la Frontera salteña de la Orden en el Perú, fray Antonio Ortiz, su compañero de navegación desde España hasta Panamá, se había enterado del celo de nuestro Santo, y pensó que podría servirse de él para empresas mayores, por lo que "le hizo venir de la provincia de Tucumán a esta ciudad (Lima)... con intento de que entonces se trataba la fundación del convento de la Recolección de esta Orden en esta dicha ciudad, y poner en ella al padre Solano" (21). No se sabe con certeza el año en que Solano dejó el Tucumán (22), y se cree que a Lima llegó entre los años 1601 y 1602. Sobre su partida nos dice su amigo, el padre Núñez: Como "le comenzaban a tener por santo", fray Francisco, rehuyendo honores, decidió "partir sin despedirse". Pero antes "le puso a este testigo las manos en la cabeza y le abrazó diciendo: -¡Oh, fiscalillo de Dios, que andáis buscando las almas por estos montes!". Núñez no entendió " que quería ser aquello". Y luego de comer, "sabiendo el dicho Padre que este testigo estaba durmiendo, se fue sin despedirse de él"; y a cuantos hallaba "en el camino les decía que tratasen bien al padre Núñez", que él marchaba "a Lima para recogerse y salvar su ánima" (23). Su regreso a la ciudad del Perú le llevó casi con seguridad, un año, ya que nunca tenía prisa por llegar a las ciudades. Viajaba de a pie, y casi siempre solo, sin muchos elementos para ayudarse en la travesía, pues confiaba plenamente en la Providencia. Buscaba las parcialidades aborígenes, y se detenía en ellas hasta dejar germinando su siembra evangélica. Numerosas son las referencias de los pobladores del Tucumán, que le acompañaban en algunas etapas de sus viajes para disfrutar el placer de escuchar su palabra, pues Francisco tenía una cultura muy sólida, profundos conocimientos geológicos y mucha experiencia en los problemas del agro. Poseía también la ciencia infusa de la medicina, y por ello se lo llamó " el taumaturgo del nuevo mundo", lo que le valió entre los indios el prestigio de personaje sobrenatural. Después de edificar mucha parte del Perú con su vida santa y apostólica, murió el Padre Solano en la enfermería del convento de Jesús de Lima, el miércoles 14 de Julio de 1610, "a las diez y tres cuartos de la mañana". Así lo certificó fray Francisco de Mendoza, que "se halló presente y vio que... murió empezando a decir Glorificado sea Dios... Y ansí como dijo Dios se quedó muerto, puestas las manos en cruz y los ojos en un Cristo que estaba en ella" (24). Todo Lima, desde el Virrey y el Arzobispo, se "conmovió ante el dichoso cuerpo que, por arte de sobrenatural influjo, alcanzó la flexibilidad, el color y la plenitud de sus mejores años" (25). Muy pronto el convento de la Observancia se "convirtió en hervidero de gente piadosa, que tomaron por asalto el cuerpo de fray Francisco para hacerse de reliquias. Hasta cuatro veces debiósele poner nuevo hábito porque se lo despedazaban los fieles" (26). Todos estos hechos y prodigios que rodeaban su muerte, sellaron la fama de santidad que llevó al humilde Francisco Solano a la gloria suprema de los altares. Lo beatificó Clemente X el 25 de enero de 1675, y le otorgó los honores de la canonización Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726 (27). Hoy existe un culto solanista en el Perú, en Santiago del Estero, en La Rioja, y es patrono de El Galpón, donde se celebra su fiesta el 24 de julio.

NOTAS (1) Cayetano Bruno, "Apóstoles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ediciones Didascalia. (2) Brígida Usandivaras de Garneri, "San Francisco Solano". Editorial Difusión. (3) Ibidem. (4) Ibidem.

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Eduardo R. Poma (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12)

(13) (14) (15) (16) (17) (18)

(19) (20) (21) (22) (23) (24) (25) (26) (27)

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Cayetano Bruno, "Apóstoles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ediciones Didascalia. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Brígida Usandivaras de Garneri, "San Francisco Solano". Editorial Difusión. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Los informes de este visitador sobre el mal trato que se daba a los indios, en algunas encomiendas de Talavera de Esteco, influyeron para que la Corona aprobara las famosas "Ordenanzas de Alfaro", en favor de los naturales. Brígida Usandivaras de Garneri, "San Francisco Solano". Editorial Difusión. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Otra anécdota recogida por la autora, de las crónicas de la época, nos muestra la inconmovible serenidad de Francisco ante el peligro, y también "ese vis travieso con que algunas veces solía asomar su vena andaluza". Esta dice que se celebraban "grandes fiestas con motivo que el Gobernador Ramírez de Velasco dejaba la Gobernación del Tucumán para pasar a hacerse cargo de la del Paraguay. Se había organizado una corrida de toros para despedir con el máximo espectáculo al muy popular mandatario" "El ruedo está ubicado en la plaza, que era centro del pueblo (San Miguel de Tucumán) y hacia donde venían a desembocar los cuatros caminos que lo comunicaban con las demás poblaciones de la Gobernación, según el tipo clásico del villorrio español. En el estrado oficial, adornado con gallardetes y guirnaldas de flores del valle, el Gobernador con su Lugarteniente, regidores y alcaldes, presidían la fiesta; como desprendidos de aquel punto central, se alineaban a ambos lados en semicírculo y por orden de jerarquía, los palcos de los capitanes, Maestres, licenciados de toga, clero ordinario y encomenderos comunes. Los pobleros, indios y chusma congregado en torno al redondel, celebraban con ruidoso júbilo las incidencias de la lidia; detrás, la caballada de silla de los venidos del campo, resistiendo pacientemente el hormigueo entre sus patas de los perros arremolinados y medrosos a cada estruendo de los arcabuces o cohetes voladores, completaba la concurrencia, no quedando por cierto, fuera de aquel radio, alma ni ser viviente en toda la aldea". "El espectáculo era tan apasionante que no había un sólo ojo que se desviara del contoneo audaz del torero, de las artimañas de los picadores, o del testuz del toro que se movía cauteloso buscando al instante de la arremetida. Nadie advirtió, pues, que por el camino de La Rioja iba entrando un viajero a pie, despacioso y tranquilo, dirigiéndose, por fuerza, también al punto de atracción general". "De repente sucedió lo imprevisto; el toro enfurecido embistió el cerco y rompiendo la endeble valla, echó a correr por aquel callejón precisamente. El pánico llegó al paroxismo cuando el tumulto pudo distinguir el viajero que, en el camino solitario y sin recurso de amparo, desplazaba hacia el encuentro inevitable con la bestia. -¡Es el Padre Francisco! - gritó alguien. El propio Ramírez de Velazco corrió con la turba azuzando a picadores de a caballo para que alcanzasen al animal. De este modo pudieron todos presenciar y dar fe de la escena que se desarrolló entonces". "La bestia gacha y ciega, hostigada por la grita que venía detrás por un lado; por el otro el fraile, tranquilo, sonriente, alto, flaco, casi inmaterial, llega hasta un palmo de los temibles cuernos; se hace un rápido `pase´ por las narices con las borlas del cordón con que ciñe su hábito con un gesto de travesura infantil, y se escurre veloz y silencioso hacia un costado, quedándose arrimado a los montes aledaños; el animal pasa como una flecha buscándole hacia el frente, y la turba prorrumpe en un aplauso que no recogió seguramente el torero". "El Gobernador se acerca y le pregunta bromeando: ¿Es usted torero, Padre? - Yo no; sino Dios - contesta". Ibidem. No se menciona este viaje en la documentación presentada durante el proceso de su beatificación. Cayetano Bruno, "Apóstoles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ediciones Didascalia. Cayetano Bruno dice que Solano dejó el Tucumán entre los años 1593 y 1594. Cayetano Bruno, "Apóstoles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ediciones Didascalia. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Las fuentes sobre este tema son los procesos diocesano y apostólico de beatificación y canonización del Santo, que guarda el Archivo Secreto Vaticano en el fondo de la Sagrada Congregación de Ritos, con el número 1328. Lo valioso de dicha fuente estriba en el hecho de haberse realizado el primer proceso -el diocesano- en Lima, entre los años de 1610 y 1612, apenas fallecido el Santo. Y se llevó adelante el apostólico en la misma capital entre los años 1628 y 1631, con testigos también de vista y juramentados.


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CAPÍTULO VIII

Colación de grados en Esteco SUMARIO: Talavera de Madrid en 1623 - Lucha entre el Gobernador y el Obispo - Esteco, Sede Provisoria del Obispado - La Universidad de Córdoba - Traslado de los Estudiantes a Talavera de Madrid - La Primera Colación de Grados de Nuestra Historia - Una Pomposa Ceremonia.

Pocos años antes de que la gobernación del Tucumán se viera arrastrada por el torbellino de la guerra, en Talavera de Madrid se realizó la primera colación de grados de la Universidad de Córdoba, la más antigua del país. Este trascendente hecho histórico, ocurrido en 1623, es prácticamente desconocido en nuestra Provincia. Por aquella época Talavera contaba, sin incluir los indios encomendados, con unos doscientos cincuenta habitantes, en su mayoría españoles, y ya tenía iglesia parroquial y conventos de San Francisco, La Merced y la Compañía de Jesús, y en dos ocasiones por lo menos, "pidieron sus habitantes fundar monasterios de monjas, en 1613 y en 1624", y por toda respuesta el Consejo de Indias acotó al pedido "no ha lugar"(1). Gobernaba el Tucumán el chuquisaqueño don Alonso de Vera y Zárate, hijo del adelantado Juan Torres de Vera y Aragón, descendencia que halagaba desmesuradamente su vanidad, y lo llevó a enfrentarse con el Obispo. Había recibido el mando de la Gobernación por Real Cédula del 6 de septiembre de 1615, pero caído en poder de los holandeses cuando viajaba a destino, sólo arribó a Buenos Aires en el año 1619. Al frente de la Diócesis del Tucumán estaba monseñor Julián de Cortázar, preconizado el 10 de abril de 1617, y consagrado en Santiago del Estero, cuya catedral había sido destruida por un incendio. Gobernador y Obispo no se entendieron desde el principio y no por mala voluntad del Mitrado, "cuanto por lo quisquilloso y pendenciero del carácter que gastaba su opositor" (2). Este, a despecho de los títulos que ostentaba conforme a los gustos de la época (Caballero de la Orden de Santiago, Adelantado de las Provincias del Río de la Plata, Gobernador y Capitán General en ésta de Tucumán por Su Majestad), no anduvo a la altura de su cometido; y aún llegó a jactarse que "de casta le venía perseguir a los obispos"(3). Por su título el Gobernador pretendía los honores consiguientes, y uno de ellos era "tener sitial en la catedral y en las demás (iglesias) del Obispado, diciendo competerle como 71


Eduardo R. Poma adelantado que dice ser del Río de la Plata". El Gobernador acabó públicamente excomulgado y "puesto en tablilla en la puerta de la iglesia" (4). Para peor, la Audiencia de Charcas, a donde llegó la controversia, falló en su contra "por autos de vista y revista". Se comprende que con este primer contraste, que hubo de aguantarse Zárate apenas entrado en la Gobernación, quedase herida su gran vanidad y se desquitó en cuantas ocasiones se le ofrecieron. Nada más seguro para ello que proclamarse defensor del patronato y de la real autoridad. Tendría así en constante sobresalto al Mitrado, y salvaría su reputación ante la Corte. Es cuanto afirmaba el Obispo en carta de Talavera de Madrid, del 15 de abril de 1623, con mirada retrospectiva: "Don Juan Alonso de Vera y Zárate ha intentado o intenta desacreditarme injustamente, imputándome...que no guardo vuestro real patronazgo de las Indias... y otras cosas indignas... lo cual ha nacido de la pasión y enemiga que tiene conmigo, desde el pleito que hemos tenido los dos, luego que entró a gobernador, en razón del sitial..." (5). Pero el Gobernador comenzó por menospreciar la excomunión contraída como que, volviendo del Perú, de paso por Talavera de Madrid, a despecho de hallarse "públicamente excomulgado en razón del dicho sitial y, por tal, puesto en tablilla..., oía misa públicamente, con gran nota y escándalo de la república y de los vecinos" (6). Una nueva excomunión vino a sumársele en aquella ciudad, por haber secuestrado los bienes eclesiásticos y decimales; y una tercera desavenencia le costó al Gobernador otro período de excomunión y a la ciudad de Santiago del Estero el entredicho y cesación "a divinis". Fue que habiéndose refugiado en sagrado el capitán Gómez Juárez Cordero, "se le sacó a viva fuerza por orden de Zárate, violando la inmunidad del lugar Santo" (7). El Obispo exigió la entrega del retraído, bajo pena de excomunión, que aplicó luego ante la negativa de don Alonso, resistencia que sólo amainó después que el Prelado puso entredicho y cesación "a divinis" a toda la ciudad.

Reconstrucción de la Universidad con la Iglesia de los Jesuitas, realizada por Juan Cronfuss (De Juan C. Zuretti, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina"). La primera colación de grados de sus estudiantes se realizó en territorio metanense. 72


Historia de Metán y de la Frontera salteña Los distanciamientos se mantuvieron hasta el fin, es decir, hasta que recibió el Obispo la noticia de su promoción a la sede arzobispal del Nuevo Reino de Granada, en Santa Fé de Bogotá. Este permanente choque con el Gobernador fue lo que impulsó a monseñor Cortazar a organizar frecuentes visitas a distintos puntos de su Diócesis, con lo que evitaba un roce directo con su rival. Así lo vemos entre 1622 y 1623 instalado en Talavera de Madrid, ciudad convertida en sede provisoria del Obispado. Mientras tanto debía realizarse la primera colación de grados de la Universidad de Córdoba. Esta Institución estaba centralizada en los estudios superiores del Colegio Máximo, que los jesuítas regían en dicha ciudad desde 1610, y que gracias a las diligencias del Obispo Trejo y Sanabria se convirtió en universidad el 2 de febrero de 1622, por Real Cédula, que ordenaba "se computara y admitiera para obtener grados de bachiller, licenciado y doctor en las Universidades de Indias" (8). La Universidad contaba con profesores versados en los mejores saberes europeos de la época, como el teólogo Gaspar Phitzer, el escriturista Lauro Núñez, el historiador Guevara, el esteta Millás, profundo conocedor de Condillac, y mencionado por Menéndez y Pelayo en sus "Ideas Estéticas", y el P. Domingo Muriel, egregio exponente de la cultura colonial. Ellos supieron formar de sus alumnos criollos, llegados de los más apartados lugares, no sólo hombres competentes, sino también científicos como el P. Buenaventura, matemático; el P. Gaspar Juárez, naturalista, el P. Joaquín Camaño, etnógrafo y cartógrafo, y el P. Alonso Frías, astrónomo. Pero lo títulos que otorgaba la Universidad debían ser entregados por el Obispo, en donde éste se hallase; por ello los primeros graduados que hubo en el país debieron dirigirse, en 1623, a Talavera de Madrid de Esteco. Esta población, que como vimos era sede provisoria del Obispado, distaba algo más de 700 kilómetros de la ciudad de Córdoba, viaje que resultó una empresa ardua si tenemos en cuenta los caminos, en muchos lugares inexistentes, con ríos imposibles de vadear en época de crecientes, a los que se sumaba la constante amenaza de los aborígenes, y la lentitud de los transportes en esos años. Sin embargo, Esteco fue testigo de esta primera colación de grados que era una ceremonia solemne. Tres días antes iban los bedeles a buscar al graduado y a su padrino, y previa misa rezada del Espíritu Santo, se le tomaba un examen sobre un texto del maestro de las Sentencias (Pedro Lombardo). Sobre un tablado el futuro doctor leía dicho texto durante una hora, y luego lo defendía durante dos horas a la mañana y dos a la tarde. Al día siguiente se realizaba la ceremonia más pomposa, que se iniciaba con un paseo público de los doctores y maestros a caballos, con sus insignias correspondientes, precedidos por músicos tocando chirimías y atabales, y por bedeles que hacían séquito al portaestandarte de la Universidad, empuñando mazas de plata. Seguían luego los maestros y los doctores, con sus capirotes y bonetes con borlas, el cabildo secular y caballeros; y en último término, el graduado con capirote blanco pero sin bonete, entre el doctor más antiguo y el padrino. Después de este paseo de gala por las calles de la ciudad, mientras repicaban las campanas, sobre un tinglado dispuesto en la iglesia de la Compañía, se instalaban el Obispo y los doctores ante una mesa con las insignias doctorales y los Evangelios. Seguían luego otras ceremonias: profesión de fe, juramento e imposición de las insignias doctorales, consistentes en bonete, anillo y libro de la sabiduría que recibía de rodillas, siguiendo luego las congratulaciones. 73


Eduardo R. Poma

Acuarela de 1749 del P. Florián Paucje. Se ven edificios de la ciudad de Córdoba, con sacerdotes jesuitas y sus alumnos.

Esta imponente ceremonia "era concebida exprofeso para impresionar a las clases populares y moverlas a mirar con respetuosa admiración a los custodios del saber y la ortodoxia. Llenaba, además, una verdadera necesidad del espíritu barroco predominante; estimulaba a soportar los años de duro aprendizaje, con miras al público honor tan esplédidamente figurado" (9). Y todo esto lo presenciaron los primeros pobladores que hubo en el territorio metanense.

NOTAS: (1) Cayetano Bruno, "Historia de la Iglesia en la Argentina", Tomo II, Editorial Don Bosco. (2) Ibidem. (3) Ibidem. (4) Ibidem. (5) Ibidem. (6) Ibidem. (7) Ibidem. (8) Juan Carlos Zuretti, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina", Editorial Itinerarium. (9) Ibidem. Para evitar los inconvenientes que ocasionaban los frecuentes traslados de los egresados, en 1664 Felipe IV concedió a los estudiantes de la Universidad de Córdoba que pudieran recibir sus grados académicos de manos del canónigo Maestreescuela, en caso de ausencia del obispo.

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Historia de Metán y de la Frontera salteña

CAPÍTULO IX

Esteco y la leyenda SUMARIO: La Realidad y la Leyenda - Los Mitos sobre Esteco Efímera Prosperidad de Talavera de Esteco - Su Traslado y Fusión con Nueva Madrid de las Juntas - El Maltrato dado a los Indios - Disputa entre los Dos Poderes de la Gobernación - Esteco, Refugio del Dean Salcedo - Testimonio del Obispo Maldonado de Saavedra.

En capítulos anteriores hemos visto algo de la realidad histórica de Esteco, por lo que nos surge una pregunta: ¿Cómo es posible esta gran diferencia entre esa realidad y las leyendas creadas por la imaginación popular? La respuesta parece estar "en la categoría de mito que adquirió la actualmente fantasmagórica Esteco, mediante una transpolación de los rasgos que posibilitaron, increíblemente deformados, una gran fabulación" (1). Resumen de esa trastocación del fundamento histórico es esta copla surgida del ingenio popular salteño: "No sigas ese camino No seas orgulloso y terco, No te vaya a suceder Como a la ciudad de Esteco". A principios de siglo el investigador Emilio Morales trató de desenterrar los restos de Talavera de Madrid, pero chocó con la leyenda. Contaba que casi no se podía conseguir peones para las excavaciones, porque creían que los que remuevan las ruinas serían perseguidos por las ánimas. Y decía que cuando se alejaba del lugar para examinar otros restos, se encontraba al regresar con que los peones habían abandonado el trabajo porque oyeron el canto de un gallo, o porque vieron un fantasma salir del terreno removido. Lamentablemente, en la actualidad ya no queda ningún vestigio de las ruinas, pues los propietarios de la finca donde estaba Esteco roturaron el terreno con tractores y arados, para dar lugar a nuevos cultivos. Uno de los mitos más difundidos es el que habla de la opulencia de Esteco. Es verdad que en un corto lapso aventajó a otras fundaciones del Tucumán, prosperidad que estaba relacionada con el comercio, ya que era punto obligado de tránsito al Paraguay y al Perú (hablamos de Talavera o Esteco Viejo; el de las excavaciones citadas corresponde al segundo Esteco o Talavera de Madrid). Además, la fertilidad del suelo que contaba con el riego, hizo que surgieran muchas encomiendas. Allí se comienza a 75


Eduardo R. Poma exigir demasiado del trabajo de los indios, mucho de los cuales morían en un régimen de brutal esclavitud. Esto provocaba su huída a los montes y también rebeliones y muertes de encomenderos, como cuenta el padre Lozano"... numerosas encomiendas que gozaba la ciudad... comunmente llamada Esteco, más hostigados por los malos tratamientos y apremios de los encomenderos de los que mataron a uno de ellos y se retiraron a los antiguos bosques". Sobre la fama de babilónica opulencia de Esteco, se pueden recoger diversas expresiones. Arturo Dávalos afirmó que esta ciudad fue llamada "Reina de los Chacos", y que sus riquezas eran obtenidas de yacimientos secretos; Roberto J. Payró explicó como un capricho el herrar a los caballos con oro y plata; Juan Alfonso Carrizo habló de un gran culto a la riqueza; Berta Vidal de Battini de su abundancia y riqueza, unido a la vanidad de sus habitantes, y Maximina Gorostiaga de la gran cantidad de joyas y monedas de oro, que un vecino de la zona aseguraba que se encontraron en una excavación. La verdadera existencia material de Esteco fue muy diferente, de acuerdo con la documentación de la época. Si bien el padre Lozano, el padre Guevara y otros, nos hablan de la bondad del terreno y la variada producción de la zona, esto no implica que todo fuera maravilla para sus pobladores. Como ya hemos visto, los comienzos fueron muy duros para Esteco. Una crónica nos dice que "todo lo tuvieron que hacer los vecinos, llegando a cavar la tierra con sus propias manos para sembrar, y a vestirse con cueros sobados de venado, pues sus vestidos los tuvieron que vender en Santiago del Estero a cambio de comida" (2). Por otra parte, si gozó de cierta prosperidad por algunos años, debido a su posición estratégica por ser paso obligado del comercio entre Lima y Buenos Aires, también con Asunción, esta ventaja desapareció a fines del siglo XVI cuando se descubrieron nuevos caminos, lo que provocó la fundación de Nueva Madrid de las Juntas, en "una ubicación y suelo mejores que los de Esteco, su asiento más limpio de montes y alimañas, más fresco y sano" (3). Y es probable que nunca haya contado con las riquezas en oro y plata que le fueron adjudicadas, aunque hubiera participado en esos años del contrabando de plata del cerro Potosí, vía Buenos Aires - Brasil. Toda esta situación hizo que las autoridades planearan el traslado de Talavera de Esteco, y su fusión con la villa de Nueva Madrid, lo que se concretó en 1610. Pero había, además de la decadencia comercial de Esteco, otras razones de peso para la medida. Los indios encomendados habían disminuido muchísimo por el exceso de trabajo a que eran sometidos. En 1605 el gobernador Francisco de Barrasa y Cárdenas confirmó la necesidad del traslado, informando que "la acequia de Esteco era muy profunda y al no tener firmeza sus bandas se derrumbaban constantemente obligando a su continúa reparación, lo que fatigaba mortalmente a los indígenas dedicados a esa tarea". Y añadía que la villa "estaba erigida sobre unos arenales y salitrales malditos, rodeada de montes, siendo el lugar más cálido de la Gobernación"(4). También fray Reginaldo de Lizárraga aseguraba que "los vecinos estaban descontentos del asiento porque la madre del río es arenisca y no pueden hacer molinos en él", y declaraban que se "mudarían 25 leguas más cerca de Salta, a un asiento mucho mejor, donde había mucha madera para edificar casas, el suelo no era salitroso, había piedra para hacer cal y buena tierra para teja". Pero unos años después del traslado, el abandono de los indios encomendados, que continuaban huyendo a los montes, dejaron a los vecinos "en extrema pobreza, como que quedaron sin construirse muchas casas, edificios públicos e iglesias" (5). 76


Historia de Metán y de la Frontera salteña Las causas de este despoblamiento de las encomiendas se debió, en parte, a las medidas que la Corona tomó después del informe de Francisco de Alfaro, con sus ordenamientos respecto de las encomiendas, que imponía la incapacidad de los indios de pagar tasa aparte de concederles una libertad que favoreció su huida. Además, muchas enfermedades los fueron consumiendo. Esteco sufría así las consecuencias de los abusos de los encomenderos del Tucumán, que fueron denunciados frecuentemente. En 1586 Gerónimo de Bustamante señaló los inhumanos castigos dados a los indígenas encomendados, como el desjarretamiento, o cortar las manos y los pies. Ramírez de Velasco afirmaba, en 1596, que 5000 indios de las encomiendas del Tucumán "se consumen y acaban aportando su servicio personal". Algunos exigían de los indios tres o cuatro veces más trabajo de su capacidad. Las indias tributaban una onza de algodón hilado por día, cuatro días a la semana, lo que les impedía atender sus hogares y familia, por lo que sus esposos e hijos las abandonaban, huyendo a los montes o a otras jurisdicciones.

Trabajos agrícolas de los indios mocovíes. Los habitantes de Talavera de Esteco exigían demasiado de los indígenas encomendados, "los que morían por el esfuerzo" (Dibujo del P. Florián Paucje S.J.).

También la ciudad de Esteco se vio envuelta en la disputa que estalló entre los dos poderes de la Gobernación, durante el obispado de Francisco de Vitoria (1580-1590) lo que, sin duda, sirvió para alimentar la fama de "ciudad maldita" que le atribuye la leyenda. Así se fueron desarrollando las fantasías sobre los excesos pecaminosos de la villa, su vida disipada, los vicios y placeres que provocaron la ira divina en el cataclismo de 1692. Se la comparó con las bíblicas Sodoma y Gomorra, sin faltar en ella la mujer que se convierte en piedra, que no pudo resistir la tentación de mirar para atrás. Esta piedra daría un paso cada año en dirección a la ciudad de Salta, marcando con su llegada el fin del mundo. Y así el mito fue afirmándose, "ya sea por miedo a la transgresión de la ley moral, o como modelo de conducta a imitar, quedándose en el inconsciente colectivo norteño como agente de represión social, sobre comportamientos de índole moral y religiosos"(6). Hasta hace algunos años en Metán, y en otros lugares de la provincia de Salta, era popularísima la profecía atribuida equivocadamente a San Francisco Solano, que decía: 77


Eduardo R. Poma "Salta...Saltará; San Miguel, florecerá ¡Esteco: perecerá!

Ubicación de Talavera de Madrid en un mapa actual, indicada con una estrella. "La ciudad no se pudo librar nunca de una fama siniestra".

En una primera etapa, el protagonista de la citada disputa fue el dean Francisco de Salcedo, que enfrentó al gobernador Hernando de Lerma. El dean había sido nombrado por el obispo Vitoria y era, como éste, portugués de origen. De carácter nada pacífico, estaba decidido a defender los privilegios de la Iglesia, por lo que dijo: "Los gobernadores no han tenido clérigos que les sepan domeñar, y ahora yo lo haré. Si el Gobernador no hace justicia en la parte que yo intervenga, lo he de excomulgar" (7). Luego de que Lerma no asistiera a la recepción de Salcedo, comenzó la lucha, sucediéndose insultos, amenazas e intrigas por ambas partes, que terminaron con la excomunión del teniente Miraval. Después siguió una querella por cuestiones legales, relacionada con la designación de cargos eclesiásticos. Lerma atacó el convento de La Merced y anuló las concesiones de encomiendas que tenía, y desterró a Salcedo y otros religiosos a Talavera de Esteco. Allí el dean puso a la población de su parte, y parece ser que su conducta en el convento no fue muy clara, aunque muchas de las acusaciones de la lujuria que imperaba en Esteco provenían de los partidarios del Gobernador. Lerma envió, a fines de 1581, al teniente Miraval en comisión a Talavera de Esteco, pues se hablaba de una rebelión que preparaba Salcedo, y cuyo fin era llegar a Charcas con sus partidarios para denunciar "la tiranía" del Gobernador. Miraval fue atacado frente al convento mercedario, y a duras penas pudo escapar. Entonces Lerma se presentó personalmente en Esteco, detuvo a Salcedo y sus cómplices, les inició un rápido proceso y decretó la prisión de los mismos, enviándolos al Perú. En el camino los prisioneros encontraron al Obispo que regresaba a la Gobernación, el que los absolvió de toda culpa y cargo, aunque comunicó a Lerma que Salcedo nunca más gobernaría la Diócesis. El conflicto siguió latente hasta que dos años más tarde el 78


Historia de Metán y de la Frontera salteña Gobernador fue relevado y debió afrontar un juicio que sus enemigos aprovecharon para acusarlo de todo tipo de crímenes y herejías. La segunda etapa de la disputa de poderes se inicia en 1586, cuando es nombrado gobernador del Tucumán Juan Ramírez de Velasco. Este traía una justificada fama de prudencia y fe cristiana, y sus primeras medidas fueron castigar el concubinato, la sodomía y el estupro, mandando quemar a varios hechiceros indígenas. Hace lo imposible para que haya más sacerdotes en las cinco ciudades más importantes del Tucumán (Santiago del Estero, San Miguel, Talavera, Córdoba y Salta). Por esta época, había sólo cinco religiosos en la zona de Esteco. Velasco chocó con el poder que había adquirido el obispo Vitoria, el que además gozaba de mucha influencia en la Audiencia de Charcas. Como ya se explicó en un capítulo anterior, Vitoria había organizado el comercio del Tucumán con el Río de la Plata y el Brasil, y no faltaron acusaciones de que practicó el contrabando de plata del Potosí por la misma vía. Pero la disputa entre los dos poderes finalizó en 1590, con el viaje del Obispo a España. Veinticinco años más tarde, en 1615, todavía las simpatías de Esteco, ahora Talavera de Madrid, favorecían al ex dean Salcedo, ya que los vecinos solicitaron su nombramiento como Obispo. Pero hacia 1620, ya alaban las virtudes del nuevo obispo, el Dr. Julián de Cortázar, el que también entró en conflictos con el gobernador don Alonso de Vera y Zárate, como ya quedó expuesto en el Capítulo VIII, y Esteco nuevamente sirvió de refugio al Mitrado. En 1636 será el obispo fray Melchor Maldonado de Saavedra quien agregue argumentos a la leyenda sobre Esteco. Con él comienza la caracterización de que la villa era objeto de la ira divina. Así lo expresa cuando, en un recorrido por su Diócesis, atribuye a culpas humanas las catástrofes naturales diciendo "...esta ciudad tendrá treinta casas y en todo su distrito casi dos mil ánimas/muy pocos indios/cáense cada día muertos de repente todos macilentos/las cofradías y cosas sagradas tan sin respeto que es menester andar a palos para que tomen las varas del santísimo sacramento cuando sale/el templo es muy bueno mal prevenida la sacristía/bien muestra dios el enojo que tiene con esta ciudad y en sus castigos la gravedad de las culpas/pestes continuas sapos culebras tigres un monte toda la ciudad y los mayores temblores que yo he visto en las yndias..."(8) Pero a Talavera de Madrid de Esteco, como veremos más adelante, le esperaban días todavía peores, y situaciones mucho más graves que culminaron en el fatídico año de 1692.

NOTAS: (1) Frigerio, José, "Esteco, Fatalidad y Mito en la Conquista del Tucumán". Revista "Todo es Historia", Nº 244, 1987. A continuación agregamos las coplas completas, que son un resumen de la leyenda de Esteco: NO SIGAS ESE CAMINO No sigas ese camino no seas orgulloso y terco no te vayas a perder como la ciudad de Esteco ¿Donde está, ciudad maldita, tu orgullo y tu vanidad,

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Eduardo R. Poma tu soberbia y ceguedad, tu lujo que a Dios irrita? ¿Donde está, que no hallo escrita la historia de tu destino? Sólo sé de un peregrino que te decía a tus puertas -¡Despierta, ciudad, despierta, no sigas ese camino! Y orgullosamente envanecida, en los placeres pensando, en las riquezas nadando y en el pecado sumida, a Dios no diste cabida dentro de tu duro pecho pero en tus puertas un eco noche y día resonaba, que suplicándote estaba: -no seas orgulloso y terco. Y nada quisiste oir, nada quisiste escuchar, y el plazo te iba a llegar, la hora se iba a cumplir en que debías morir en el lecho del placer, sin que puedas merecer el santo perdón de Dios. pues nadie escuchó la voz: -¡No te vayas a perder! La tierra se conmovió y aquel pueblo libertino, que no creyó en el divino y santo poder de Dios, en polvo se convirtió. Cumplióse el alto decreto, y se reveló el secreto que Dios tuvo en sus arcanos. ¡No viváis, pueblos cristianos, Como la ciudad de Esteco! Horacio Jorge Becco, Cancionero tradicional argentino. Buenos Aires, Hachette, 1960 (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)

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Ibidem. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Ibidem. Con respecto a los temblores que cita el Obispo, es muy probable que se refiera al terremoto de 1623, que daño seriamente a Esteco. Este movimiento sísmico, como los de 1692, 1948 y muchos otros tuvieron su epicentro en el sistema de fallas de las sierras Subandinas. En el parque nacional "El Rey", situado en Anta, hacia 1950, el geólogo Napoleón Luciano Leavy, primer hijo de Metán que estudió la ciencia de la tierra, descubrió su relación con el de 1948. Con ello realizó su trabajo de tesis para el doctorado, pero el mismo no fue presentado en la Universidad de Córdoba, y hoy, lamentablemente, estaría perdido. También hubo un fuerte terremoto en 1844, por lo que el Provisor y Vicario Capitular emitió un auto en el cual, a una con el gobierno de Salta, "reconocieron la visible y portentosa misericordia del Señor del Milagro y de Nuestra Señora la Virgen del Milagro, salvando como en 1692, sin lesión alguna a todos de las ruinas de los edificios", y se estableció el pacto de alianza entre el Señor del Milagro y el pueblo de Salta con estas palabras: "Tu noster es, et nos tui sumus" (Tu eres nuestro y nosotros somos tuyos).


Historia de Metán y de la Frontera salteña

CAPÍTULO X

Decadencia y destrucción de Esteco SUMARIO: Las Penurias de Esteco - Acusaciones de Hechicerías Desaparición de las Encomiendas - Ataques de los Indios Chaqueños El Terremoto de 1692 - Metán, la Nueva Esteco - Persistencia del Mito.

Sobre las desgracias de Esteco, lo cierto es que no todo era fruto de la imaginación. Acarette afirmaba, en 1658, que la villa quedó arruinada a causa del gran número de tigres que infestaba la zona, y que habían devorado niños y hasta algunos de sus hombres (el yaguareté o jaguar, hoy extinguido en Metán, es el félido más grande de América, llegando algunos a medir 1, 70 m. sin incluir la cola). También señalaba que existía un número increíble de moscas venenosas que picaban agudamente (1). Este testimonio concuerda con el dado por fray Diego de Ocaña a principios de ese siglo, cuando hablaba de los pantanos de Esteco (de ahí las moscas y tábanos), y de la gran cantidad de tigres que devoraban el ganado (2). A mediados del siglo esta ciudad, que en épocas de su traslado y fusión con Nueva Madrid había soñado con ser sede del Obispado, debió enfrentar una situación mucho más grave aún (3). En 1654 el obispo Maldonado de Saavedra encontraba a Talavera de Madrid víctima de un maleficio, del que se acusaba como principal responsable al negro Diego Cabinda, que había llegado a la villa con la ayuda de doña Teresa de Rivera Cortés, su cómplice en el arte de la hechicería. El Obispo halló que apoyaban a los hechiceros funcionarios importantes como el alcalde Ordinario Luis Velázquez y Valderrama, el cura de Esteco, Bartolomé Rivera y Cortés (hermano de la nombrada), y otros frailes que practicaban las supuestas hechicerías y adivinanzas. Este grupo era responsable, según el Mitrado, de muchas ofensas a Dios, de vejámenes a personas importantes y de la muerte violenta de condenados por la justicia, a los que se les negó el viático. Maldonado hizo detener a doña Teresa y a su hermano cura, y excomulgó al Alcalde. Hubo varios días de tensión en la villa, que se llenó de libelos con amenazas a la integridad del Obispo, interviniendo el Cabildo para garantizar su seguridad. En una pastoral publicada Maldonado preguntaba: "¿Por qué queréis que no limpie esta ciudad de una nueva secta de adivinos, de curadores, de hechiceros?" (4). Luego, en la Audiencia de Charcas, no se pudo presentar prueba sobre la veracidad de estas acusaciones, pero Esteco fue envuelta por una siniestra fama de la que no se pudo librar nunca. 81


Eduardo R. Poma A todos estos problemas que acentuaban su decadencia, hay que sumar la constante disminución de los indios encomendados, por las razones que ya se apuntaron. Para remediar esta situación, varias veces solicitaron los vecinos permiso para introducir esclavos negros por el puerto de Buenos Aires, pero no lo lograron (5). Sin embargo, las dificultades mayores vendrán con los frecuentes ataques de las tribus del Chaco, que irán aumentando en virulencia desde mediados de ese siglo. Es por ello que el gobernador Alonso de Mercado y Villacorta trató de reforzar la villa con el fuerte de San Carlos de Talavera, pero no pudo dejar nada más que veinte hombres a sueldo.

Hermosos ejemplares de yaguareté del zoológico de San Pedro de Colalao. Otro animal que se extingue.

Otro golpe para Esteco fue la política que aplicaba Lima, de tendencia monopolizadora, ciudad que contaba con buenos defensores dentro del mismo Consejo de Indias. Por esta época logró que se cierre el puerto de Buenos Aires, único y natural de las gobernaciones del Río de la Plata, Tucumán, Paraguay y Chile; "Desde entonces, la ciudad fue precipitándose en la ruina, sin volver a alcanzar de nuevo aquellos días de esplendor que la hacían figurar entre las primeras ciudades de la Gobernación por cuanto parecía que todos se conjuraban, hombres y naturaleza, para acelerar su exterminio" (6). De ninguna manera este cuadro es exagerado. Obligada la ciudad de Esteco a subsistir con sólo lo que producía su suelo, extinguidas sus encomiendas, reducido el comercio con Buenos Aires, por el cierre de su puerto y el establecimiento de una Aduana seca en Córdoba, atacadas con frecuencia sus haciendas de campo por los indios fronterizos, impulsan estos hechos a la dispersión de sus vecinos, que buscan refugio en las ciudades más populosas y seguras como Córdoba, Santiago del Estero, Jujuy y Salta, entre otras, hasta que el movimiento sísmico de 1692 redujo a escombros lo que ya era ruinoso, y se acercaba a su fin. Todos estos males pasaron, según la leyenda sobre Esteco, como justo castigo de Dios por la maldad de sus habitantes. En realidad, como hemos visto, no fueron ni peor ni mejor que los pobladores de otras ciudades del Tucumán, pero sí, en algunos aspectos, mucho más sufridos. 82


Historia de Metán y de la Frontera salteña Sin embargo, en Esteco se conjugaron diversos acontecimientos, los que unidos al cataclismo final hicieron que ingresaran para siempre en lo legendario y mitológico. Es verdad que se dio un trato excesivamente cruel a los indios encomendados, pero esto ocurrió en Esteco Viejo, y no fue una excepción en las colonias españolas. A esto se agregó la contínua tensión entre los poderes civil y religioso (7), y a las acusaciones de lujuria y hechicería que ya se explicaron, siguieron la de corrupción de sus autoridades, como nos lo muestra un informe del gobernador Albornoz, que dice: "...adquiriendo los más acaudalados vecinos los cargos en subasta, se apoderaban con este procedimiento legitimado en las leyes, de la mayor parte de los Cabildos, perpetuándose en las varas, que cedían después a parientes y amigos, con grave daño y perjuicio de los moradores" (8). Hacia 1673, en un intento de salvar la ciudad, las autoridades de Talavera, así civiles como religiosas, independientemente del Gobernador que lo hizo en forma particular, se dirigieron a la Reina solicitando un nuevo traslado de la villa al valle de Choromoros, "por considerar que allí el clima era más sano y ser lugar fértil distante veinte leguas de la población" (9). Pero el trámite fue demorado pues las autoridades de Lima y Buenos Aires consideraban, por los informes de los gobernadores del Tucumán, al fuerte de San Carlos como un lugar estratégico de importancia vital para defender "la Frontera", aunque no hicieron mucho para impedir su decadencia, ante el clamor de sus habitantes. Un dato curioso nos muestra el estado de la villa por esa época. En marzo de 1675 se hizo una visita a las casas de comercio establecidas en Talavera, y sólo se encontró una pulpería cuyo dueño se llamaba Manuel Alvarez. Por este tiempo (1674), las autoridades de Talavera de Madrid eran las siguentes: Alcaldes ordinarios, capitán don Juan de la Serda Miraval, capitán Bernardo de Ribera Cabral y capitán Sebastián Pardo de Aguirre; Alcaldes de la hermandad, capitán Bernardo de Ribera Cabral y Alferez Juan de Villegas; Procurador general, maestre de campo don Pedro Ramírez de Montalvo; Mayordomo del hospital, capitán Juan Crespo Flores. Y es por esta misma época cuando se organizaron expediciones punitivas al Chaco, teniendo todas como punto de partida al fuerte de San Carlos de Esteco. Una de las más importantes la llevó a cabo el gobernador Angel de Peredo, quien hizo una entrada general en la segunda mitad del año 1673. El ejército se componía de unos trescientos españoles y otros tantos indios. Se dividió en dos fracciones: la primera, al mando del maestre de campo Juan de Amusategui y Diánez, inició su partida desde Jujuy, y la segunda, a cuyo frente se encontraba el gobernador Peredo, emprendió su marcha desde Esteco, el 14 de Julio del citado año. Después de veinte días de camino se reunieron ambas fuerzas a unas ochenta leguas de Talavera, tierra adentro sobre el Bermejo. Sin ofrecer mayor resistencia se le rindieron "unos quinientos naturales de armas, con cuatrocientas familias, que en conjunto hacían hasta el número de mil seiscientas almas. Después de actuar todo el ejército unido y de recorrer casi 100 leguas, no hallando en su marcha enemigo alguno, se celebró una junta de guerra, que decidió el regreso de la expedición de Esteco, con todo el gentío de indios prisioneros, entre los que figuraban individuos de las parcialidades de los mocovíes, malbalaes, palomos, mataguayos y tobas" (10). En Esteco los expedicionarios decidieron repartirse los prisioneros, más otros grupos que ya se hallaban en la ciudad, lo que hacía un total de "dos mil ciento cincuenta y tantas almas. Convocada nueva junta de guerra y consejo de cabos, capitanes y 83


Eduardo R. Poma eclesiásticos, se resolvió repartir los naturales aprisionados entre todas las ciudades de la Gobernación, para premiar, al decir del propio Gobernador, a los beneméritos vecinos que fueron a su conquista, haciéndoles merced de encomiendas -como se había hecho anteriormente con los indios del valle de Calchaquí, en época del gobernador Mercado y Villacorta-, pero al comunicarse esta resolución a la Corte, fue revocada de inmediato por R.C., ordenando el cumplimiento de la expedida en Madrid a 20 de diciembre de 1674" (11). Otras dos importantes expediciones se organizaron durante el gobierno de Andino. Las primera en 1679, y al año siguiente la segunda, las que por un tiempo dieron seguridad a las comunicaciones en el Tucumán, como nos lo dice la crónica siguiente: "Como consecuencia de este castigo, desde entonces las tropas de carretas comenzaron a circular libremente por el camino real, sin el costoso convoy de tropas que se veían obligadas a llevar para repeler las agresiones de los indios. Temerosos los naturales de nuevas represalias, vivieron desde entonces avizores, retirándose de los sitios frecuentados por las tropas a más de treinta y cinco leguas tierra adentro, mientras tres compañías movilizadas por el Gobernador exploraban constantemente las cercanías, desde Jujuy a Esteco" (12). Años después se organizaron otras expediciones, y todas traían prisioneros que, a su vez, otros naturales trataban de rescatar. Este procedimiento para someter a los indios por la fuerza de las armas fue censurado, en repetidas ocasiones, por las autoridades eclesiásticas, y hasta se propuso, como mal menor, el traslado de los prisioneros a Buenos Aires, "por cuanto no eran, tales indios, voluntarios destinados a engrosar las encomiendas de las personas que actuaban en las fuerzas expedicionarias; con este procedimiento se les privaba de su libertad -que defendían con fuerza- a fin de resarcirse de los gastos que habían hecho en la empresa" (13).

Niños indígenas del Chaco, año 1998. Sus antepasados hostigaron constantemente a Talavera de Madrid de Esteco (Fotografía de Fabian Urquiza). 84


Historia de Metán y de la Frontera salteña Así llegamos al fatídico 12 de abril, Viernes Santo del año 1686, cuando un tropel de indios mocovíes, que según unas versiones llegaban a 500, otras a 700, 800 y 1000, atacaron a Talavera de Madrid con el afán de rescatar a los prisioneros tomados por la última expedición. Veamos lo que nos cuentan las crónicas sobre este ataque. "El día antes, siete indígenas se acercaron al fuerte bajo palabra de paz y a darle al jefe de la guarnición la grave noticia de un próximo ataque que iniciarían sus connaturales. Recogidos en el fuerte los sigilosos espías, que tales eran, al reunirse con sus parciales prisioneros de la entrada de Vera y Moxica, combinaron la participación que ellos tendrían en la próxima y luctuosa jornada. Distribuida convenientemente la guarnición por la ciudad, dejando un pequeño destacamento en el fuerte y avisados, rápidamente, los vecinos de la grave noticia, debieron éstos dormir, si es que conciliaron el sueño en esa noche, junto a las armas de combate, para acudir al primer llamado". "A las dos de la tarde del Viernes Santo se oyeron en Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco, las primeras voces de guerra de los indómitos mocovíes. Mientras en diversos lugares se batían denodadamente las tropas y los vecinos contra los temibles invasores, en el fuerte, entretanto, confiados en la palabra de paz de los indios allí recluídos, se les distribuyó o se apropiaron éstos, como veremos, de algunos elementos improvisados de guerra. Cuando se consideraba necesaria la participación en la contienda de la pequeña guarnición del fuerte, se vió ésta de improviso atacada por los indios allí retenidos, interviniendo por igual hombres y mujeres, que arremetían con garrotes, piedras, trozos de adobes, tejas y ollas de agua caliente que furiosamente arrojaban contra los soldados. El cabo y el numerario a sus órdenes, ante tan inesperado ataque, repelieron la agresión, que según un parte de tan luctuoso suceso, fueron pasados a cuchillo los siete espías mencionados y todos los otros gandules que se hallaban en el fuerte; sólo debieron salvar la vida las mujeres, aunque este detalle no se consigne en los informes oficiales". "La indiada embravecida y llena de furor, luchaba en las calles, cuerpo a cuerpo. La población capaz de manejar arcabuces o espada de combate, cuyo número junto con la tropa se calculó en ochenta hombres, combatía bravamente. Los ayes de los moribundos y de los heridos redoblaban las energías por ambas partes, y cuando después de cinco horas de combate los indios se batieron en retirada, se comenzó la trágica tarea de recoger los heridos para trasladarlos al Hospital de Jesús, testigo mudo de aquella impresionante carnicería. Los muertos, llevados a la parroquia, cristianos e indios, cubrieron con sus cuerpos la nave pequeña y humilde de la iglesia". "Casi podía decirse, que no había salido vecino o soldado indemne. Los ayes de dolor hacían más triste la tarde en la sufrida ciudad. Los muertos de aquel día lúgubre, según los partes que conocemos, fueron tres blancos, un negro y tres indios amigos, y de los atacantes fueron hasta treinta. Desde Lima hasta Buenos Aires corrió la noticia del terrible malón y de su trágicas consecuencias. Los vecinos que salvaron sus vidas huían hacia las poblaciones cercanas abandonando la ciudad maldita, que cada vez se veía más triste y más ruinosa" (14). El gobernador, don Tomás Félix de Argandoña, se trasladó de inmediato con veinte soldados a Talavera, a donde arribó el día 28 a las tres de la tarde. "La tristeza en que, a su entrada, se sumía la ciudad, era una terrible acusación contra todas aquellas autoridades que, desde Lima y desde la Península, regían los destinos de sus habitantes, y a los cuales desoyeron sus voces y constantes súplicas, reforzadas con los innumerables 85


Eduardo R. Poma informes y cartas de los gobernadores del Tucumán, que sabiendo comprender sus angustias predijeron su ruina" (15). Una de las primeras medidas que ordenó el Gobernador fue el desmonte de la villa, que era un símbolo de la decadencia de Esteco, y que facilitaba el ataque de los indios. Se taló especialmente el "bosque que se extendía detrás de la iglesia parroquial, y el derribo de los muros de las casas que pudieran impedir el libre juego de los disparos de las armas de fuego que se hicieran desde su interior" (16). Con el fin de reedificar la ciudad y el presidio de Esteco, publicó el Gobernador un auto el día 1º de junio solicitando donativos de sus habitantes (17) y de los vecinos de Salta y Jujuy, y comenzó la construcción de una muralla, pero lo hizo sin consultar y sin iniciar los trámites correspondientes a la importancia de la obra, por lo que el Virrey, probablemente por la escasez de dinero, le ordenó la suspensión de los trabajos. Pero el éxodo de los habitantes de Esteco siguió en aumento, y no lo pudo evitar el auto del Gobernador por el que prohibía a los vecinos salir sin licencia de la villa. A esto se sumó la ausencia del párroco y la amenaza de abandono por parte de los demás religiosos (18).

Zonificacion Sísmica Argentina Mapa con las zonas de riesgo sísmico en la República Argentina. El departamento de Metán se encuentra en la zona 4, la segunda más peligrosa del país. Esto se debe a las fallas geológicas del sistema de las sierras subandinas. 86


Historia de Metán y de la Frontera salteña Esteco sólo conservó importancia militar defensiva hasta 1692, cuando el terremoto terminó con lo que quedaba de ella. El movimiento sísmico se produjo durante el gobierno de Martín de Jáuregui, quien así nos relata el suceso: "Y el día 13 de septiembre a las diez de la mañana, hubo en toda la Provincia un temblor tan horroroso que sus ciudades quedaron lastimadas, y la de Esteco totalmente arruinada, y convertida en polvo, sin dejar pared de iglesias, casas, ni fuerte, con muerte de once personas, que no fueron más por suceder de día y prevenía la amenaza" (19).

Imagen del Señor del Milagro de la Parroquia de Metán. El terremoto que destruyó a Esteco suscitó su culto en la ciudad de Salta en 1692. También Río Piedras y Lumbreras tienen por Patronos al Señor y a la Virgen del Milagro, poblaciones todas situadas en zona de riesgo sísmico.

Filiberto de Mena, que consultó la documentación sobre este terremoto, y que visitó casi dos tercios de siglo más tarde sus ruinas, nos ha dejado noticias del suceso con las siguientes palabras: "...según he leído los documentos...actuados por su teniente de gobernador don Juan de Solórzano, dice éste "Que por justos y secretos juicios de Dios Nuestro Señor, sobrevino a dicha ciudad, un terremoto tan estupendo que en poco más tiempo de una hora se arruinaron por los suelos templos, casas y presidios sin que quedase en toda ella, piedra sobre piedra, y después se continuaron consecutivos los temblores de día, y de noche con tanto ímpetu que se abrían brechas en las tierras, y en la misma plaza, por una parte que se abrió salieron borvollones de agua, conque se inundó casi todo el territorio..." (20). Estos terremotos se sintieron también con fuerza en la ciudad de Salta, suscitando el culto de la "Limpia y pura concepción del Milagro", cuya imagen de la Iglesia matriz se halló caída de su nicho, "al pie del altar mayor, sin ninguna rotura, mirando al sagrario como impetrando piedad". El suceso -parecía como si la Virgen pidiese a su Hijo que no destruyese a la Ciudad- se tuvo por milagro. Como los temblores continuaron, se intensificaron las prácticas de penitencia y las demostraciones de devoción "al Santo 87


Eduardo R. Poma Cristo que estaba en el altar de las Animas del mismo Templo". Entretanto había comenzado el solemne novenario, que terminó con la procesión realizada por los vecinos con las imágenes. Esa fue la primera procesión del Milagro. "Poco después el Cabildo resolvió jurar por abogada a la inmaculada del Milagro y recordar su día" (21). Los vecinos que se salvaron de la catástrofe, huyeron a refugiarse en el valle de Metán, mientras otros llegaron hasta Choromoros (22). Así lo confirma el gobernador Juan Zamudio en una carta diciendo "que los vecinos salvados de Esteco se trasladaron tierra adentro hacia el valle de Choromoros, a unas diez leguas de la ciudad, en el paraje llamado Metán, a una estancia de un pobre vecino" (23). Sin duda, esta estancia es la encomienda de don Juan de Solórzano, en donde el gobernador Mercado y Villacorta levantó el "pueblo y fuerte de Metán", en 1666, el que ahora es llamado "paraje" por Zamudio. Allí los refugiados reconstruyeron el fuerte, lo que les permitió rechazar un malón. Así lo dice el mismo gobernador Zamudio en 1705: "habían formado una mediana defensa de palizada, con la que pudieron defenderse heroicamente de una acomedita de 500 naturales, en época del gobernador Martín de Jáuregui" (24). Es por eso que a Metán se la llamó por un tiempo "la Nueva Esteco". Como ya vimos en un capítulo anterior, un grupo de estos refugiados fue llevado, en 1699, al fuerte de Nuestra Señora del Rosario, el que también comenzó a ser llamado "de Esteco". Así fue el final de esta legendaria ciudad, la que, al morir, "dará a luz" a los pueblos de Metán y Rosario de la Frontera. Sobre sus ruinas en el siglo XVIII nos cuenta Filiberto de Mena: "los vestigios que allí subsisten de calles, presidio, templos y casas, y ahora 30 años (escribía en 1791) alcance en la Plaza de la Picota o Rollo, símbolo de la Justicia, y hago el reparo que en todo el cañon de aquella Iglesia Matriz hasta donde se reconoce que fue el Altar mayor, han salido unos arbolitos pequeños espinosos que llaman garabatos, de tal suerte que nadie puede entrar por aquel sitio ni menos podrá tener libertad animal alguno para introducirse, lo que no se conoce en todo lo demás de aquel territorio que ocupa la población" (25). Avanzado el siglo XIX, todavía los viajeros podían observar las ruinas de Esteco, como lo refiere J. Antonio King: "Mi guía me informó que pronto llegaríamos a un lugar donde existían ruinas de una ciudad, que fue destruída por una de esas visitas (terremotos) que aún llegan a menudo; y a la noche siguiente llegamos al lugar aludido, donde pasamos la noche. Aquí se veían rastros evidentes de la ciudad arruinada, en los restos de paredes, escombros y columnas rotas que sobresalían de la tierra" (26). En nuestro siglo sólo recordaba a la perdida ciudad una pequeña estación ferroviaria, ubicada entre Metán y El Galpón, a la que, sin embargo, también alcanzó la tragedia ya que fue destruida por un espantoso incendio provocado por el choque de dos trenes petroleros (27). Esto siguió alimentando la presencia del mito sobre la maldición que pesa aún con el nombre de Esteco.

NOTAS: (1) Frigerio, José, "Esteco, Fatalidad y Mito en la Conquista del Tucumán". Revista "Todo es Historia", Nº 244, 1987. El relato de Acarete du Biscay en "Relación de los viajes al Río de la Plata", dice textualmente: "Permanecí un día en Esteco, para preparar algunas provisiones, para mi alimentación durante mi viaje. Está situado sobre un río ancho y hermoso el cual, sin embargo, puede vadearse a caballo. Este pueblo era antiguamente y de tanta importancia como Córdoba, pero hoy está arruinado, no habiendo quedado en él arriba de treinta familias pues las demás lo abandonaron por causas del gran número de tigres que lo infestaban, devorando a sus hijos y a veces hasta los hombres, cuando podían sorprenderlos; además de esto, hay un inmenso número de moscas ponzoñosas,

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cuya picadura arde mucho y que abundan a inmediaciones del pueblo, cuatro o cinco leguas a la redonda, de modo que no se puede salir sin llevar máscara. Este país es también bastante productivo en trigos, cebadas, viña y otros árboles frutales; abundaría también en ganado si no lo devorasen los tigres". Ibidem Según Torre Revelo en "Esteco y Concepción del Bermejo, dos Ciudades Desaparecidas", el pedido de trasladar la Catedral del Obispado a Esteco, dió origen a la promulgación de una Real Cédula, por la que se pidió informes al entonces gobernador Alonso de Ribera, quien objetó que era mucho más conveniente su permanencia en Santiago del Estero. Frigerio, José, "Esteco, Fatalidad y Mito en la Conquista del Tucumán". Revista "Todo es Historia", Nº 244, 1987. En su obra citada, Torre Revello nos dice que los vecinos de Esteco solicitaron primero la entrada de 200 esclavos negros, y luego, hacia 1623, solicitaron "licencia para entrar durante el término de cinco años, por el puerto de Buenos Aires, 1.500 esclavos negros, y 100.000 pesos en diversas mercaderías". Posteriormente insistirán en la adquisición de 500 familias de esclavos sin conseguirlo, debido principalmente a los problemas surgidos en las encomiendas en relación a las Ordenanzas de Alfaro. Torre Revello, José, "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas". Universidad de Buenos Aires. Torre Revello nos muestra otro aspecto de la constante tensión existente entre los dos poderes de la Gobernación, sucedido también en Esteco un poco antes de su traslado, cuando el alguacil mayor Rodrigo de Soria Cervantes "en Talavera, durante su anterior emplazamiento, causó mucho escándalo por haber golpeado con la espada desnuda a los franciscanos, fray Gregorio de Oñate y a Fray Gaspar Sánchez y que en la villa de la Nueva Madrid trató en forma afrentosa al P. Cristóbal Rodríguez de Salazar". Torre Revello, José, "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas". Universidad de Buenos Aires. Ibidem Ibidem Ibidem Ibidem Ibidem Ibidem Ibidem Ibidem Existe una memoria con los donativos de los vecinos de Esteco, que es la que sigue: maestre de campo Juan Solórzano, que ofreció 20 cabezas de ganado vacuno; sargento mayor Sebastián Pardo, 10 ídem; maestre de campo don Pedro Ramírez 6 ídem; capitán José de Obejero, 3 ídem; Miguel Robles, 4 ídem; capitán Bernabé Garcés, 6 ídem y Pedro Bautista Palavecino, 20 ídem. Los forasteros eran: maestre de campo José Ponce de León, que entregaría 10 reses antes de irse a Córdoba de donde era vecino; sargento mayor Martín de Ledesma Valderrama, 15 ídem, antes de irse a Santiago del Estero de donde era vecino, y Pedro Iriarte, vecino de Córdoba, que ofreció 50 pesos reales (Torre Revello, obra citada). Nuevamente Torre Revello nos dice que el vicario de la villa, Jacinto Ponce de León, se había ausentado por no poderse sostener en el curato, y que, según don Juan de Solórzano, pensaban hacer lo mismo fray Juan Vallejo, prior del convento de San Francisco, y fray Pedro de Montoya, que lo era de La Merced, a los que trataron de disuadir. Ponce de León dijo en su descargo que "hacia 40 años la ciudad sufría los ataques de los mocovíes, desde q’ governo este proua Don Gutierre de Acosta y Padilla en cuyo tiempo destruyeron y mataron muchísima gente en lo de lumbreras y robaron todos los ganados". Torre Revello, José, "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas". Universidad de Buenos Aires. Ibidem. Algunas teorías trataron de explicar la inundación que, al parecer, cubrió las ruinas por algún tiempo. Una de ellas sugiere que por el terremoto se formó, con los deslizamientos de tierra, un dique natural que desbordó sus aguas por la zona. Pero una antigua crónica nos dice que "al cuarto día de los temblores, el 13 de setiembre de 1692, fueron los grandes terremotos que desplomaron los edificios y templo de la Ciudad... pereciendo las familias bajo los escombros, luego sumergidas las ruinas por el torrentoso río de las Piedras que, desbordado de su cauce, se derramó sobre la población asolada, convirtiendo sus ruinas en un lago, que permaneció más de ocho años". Esto, quizás, es lo más probable puesto que la villa, como hemos podido ver en el plano de Talavera de Madrid, tenía una acequia que tomaba sus aguas del río de las Piedras. Zuretti, Juan Carlos, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina". Ed. Itinerarium. Trancas, en el valle de Choromoros, también se sintió heredera de Esteco, como lo hacía, asimismo, el curato de San Jerónimo, en Río del Valle (Anta), donde el Dr. Fernando Cabral de Ayala firmaba, en 1727, como "cura y vicario y juez eclesiástico de la nueva población de la antigua ciudad de Esteco". Levillier, Roberto, "Historia Argentina", Tomo IV. Ed. Plaza & Janés. Torre Revello, José, "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas". Universidad de Buenos Aires.

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Ibidem. Ibidem. Agregamos lo que dice un experto de hoy, el Dr. Ricardo Alonso, sobre el sismo: "El terremoto de Esteco fue uno de los fenómenos naturales de origen geológico interno más impresionante de los registrados en la región en tiempos históricos, es decir de los que tenemos noticia gracias a los relatos escritos por los españoles. La ciudad fue destruida el 13 de Septiembre de 1692 a las 11 de la mañana por un sismo de magnitud 7 a 8 en la escala de Richter que además hizo temblar con gran intensidad todo el noroeste argentino. En nuestra ciudad se cayeron partes de algunos templos que causaron grande alarma en la población. Lo interesante a destacar en la descripción de este terremoto, que alcanzó una intensidad catastrófica, es la abertura de grietas y la salida de aguas expulsadas a borbollones. En otras descripciones de terremotos en la literatura se ha comentado sobre estos fenómenos hidrológicos que alcanzan a veces gran desarrollo. En algunos lugares se ha visto nacer géiseres y manantiales y en otros cerrarse los existentes a posteriori de un sismo. El tema del castigo divino ha quedado como una cuestión recurrente cuando se habla de Esteco. Por ello voy a comentar aquí un curioso caso de paralelismo histórico. Se trata de la ciudad Port Royal en Jamaica que al igual que Esteco, ambas fueron destruidas por sendos terremotos en el año de 1692 a las once de la mañana. Port Royal era el puerto principal de la caribeña isla de Jamaica y se había convertido en un paraíso de los bucaneros. El pirata Morgan tenía allí su base de operaciones e hizo una enorme fortuna saqueando a los galeones españoles, y las ciudades hispánicas que florecían en la época. Impuso el terror comprando voluntades políticas y colgando a los que se opusieran a sus planes. La ciudad lucía como corrupta y pecadora, los ingredientes ideales que fueron usados ampliamente por los españoles para celebrar el castigo de Dios. Un castigo que llegó un poco tarde si se quiere ya que el famoso pirata Henry Morgan murió cuatro años antes del horrible terremoto. Septiembre ha quedado como el mes fatídico en la crónica sismológica. Cuando se estudia la frecuencia anual de ocurrencia de sismos en el NOA, se ve que muchos han sucedido entre mediados de agosto y mediados de noviembre, gravitando alrededor de septiembre. Es el caso de los terremotos de Trancas de 1825, Salta de 1844, Orán de 1871, de Tafí del Valle de 1906, de Monteros de 1907, San Miguel de Tucumán de 1913, de Anta de 1948, de Tartagal de 1966, de Santa Clara de 1973, Orán de 1974, por mencionar algunos de los más conocidos y todos ellos con magnitudes por arriba de 5 en la escala de Richter". Este luctuoso accidente ocurrió en 1975, cuando un tren petrolero se desconectó de las locomotoras cerca del puente sobre el río Conchas, en Metán. Los vagones retrocedieron velozmente en la bajada, y se estrellaron en la estación Esteco con otra formación cargada de petroleo, que estaba detenida en espera de vía libre. El incendio que se produjo destruyó todo lo que estaba en pie en la estación y sus alrededores, e iluminó la noche a varios kilómetros a la redonda.

Este riel de acero torcido es testimonio del pavoroso incendio que cerró el círculo de existencia de la malhadada Esteco (Fotografía de El Tribuno).

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CAPÍTULO XI

Metán en el siglo XVIII SUMARIO: El Gobernador Esteban de Urízar y Arespacochaga - La Viceparroquia de Nuestra Señora del Rosario - La Reducción de San Esteban de Miraflores - La Obra de los Jesuitas - Su Expulsión Expediciones al Chaco - La Obra Reduccional - La Navegación del Bermejo - La Estancia "Yatasto" de Toledo y Pimentel - El Curato de la Frontera del Rosario.

Con Salta como capital del Tucumán, y con Esteban de Urízar y Arespacochaga de gobernador, se inicia el siglo XVIII que será una época fecunda y de progreso ya que aquel fue, tal vez, el más grande de los gobernadores de la etapa colonial en la región, a tal punto que fue solicitada su permanencia y el Rey se la otorgó de por vida. Este Gobernador concedió mercedes en la zona de la antigua jurisdicción de Esteco, a vecinos de Salta, entre ellas las estancias Piquete de Lumbreras, Río de Las Piedras, y Los Sauces entre otras. Estas estancias impulsarán el desarrollo agropecuario de la zona no basado ya en el sistema de encomiendas, las que se suman así a otras concesiones de tierras otorgadas en el siglo anterior. El gobernador Urízar fue un gran protector de la Compañía de Jesús, la que estableció una reducción entre los indios chaqueños, cerca del fuerte de Balbuena, bajo la advocación de San Antonio y la acción del padre Antonio Machoni. A los pocos años la reducción fue destruida y trasladada a otro lugar con el nombre de San Esteban de Miraflores. Pero los malones obligaron al Padre Yuga, que estaba a cargo de la reducción, a trasladarse a San Miguel de Tucumán, a una estancia donde los indios fueron mantenidos durante un tiempo. Es interesante la carta que este gobernador le remite al Rey en 1710, en la que podemos apreciar la situación de Metán en este tiempo: "…la guerra defensiva que se llevaba era sumamente perjudicial a la provincia de su mando…" y agregaba "que los vecinos se veían desamparados en los sangrientos ataques que aquellos les inferían" (se refiere a los mocovíes), y recuerda "…lo sucedido a los vecinos de Esteco, refugiados en Metán donde se creían seguros, pero que sin embargo los indios habían burlado haciendo un rodeo de cien leguas para conseguir sus propósitos" . Luego el Gobernador cuenta que se celebró una junta de guerra y se decidió trasladar el Real Presidio de Nuestra Señora del Rosario de Esteco hacia el río del Valle, corriéndose así la frontera a la zona de Anta. Comandaba el Real Presidio Antonio Alurralde, y la gran entrada al Chaco contó con 1.316 hombres. 91


Eduardo R. Poma En 1726 visita la zona de "La Frontera" el Dr. Juan de Sarricolea y Olea, undécimo obispo del Tucumán, quien designa a la iglesia del ex fuerte de Nuestra Señora del Rosario como "Viceparroquia de la jurisdicción, a falta de la Iglesia Matriz de Esteco, destruida por el terremoto de 1692", dejando a cargo de la misma a su cura, el licenciado Francisco de Solórzano. Peruano de origen, el obispo Sarricolea y Olea recorrió, en su breve período (1726 - 1730), toda su Diócesis, siendo su principal desvelo la situación de los indios, como él mismo nos lo dice: "Hállase esta triste y pobre gente en una disminución notable. No existe ahora, por los padrones presentes, la décima parte de los indios que había ahora cincuenta años, estando ya muchos y los más pueblos fenecidos en el todo" (1). Otro gran impulso a la obra reduccional la dio el gobernador Martínez de Tineo (1749- 1754), quien apoyó a los jesuítas P. Félix Bono y José Ferragut a establecer las reducciones de Nuestra Señora del Buen Consejo, bajo el amparo del fuerte de Ledesma, y en la zona del río del Valle, el pueblo de Dolores, protegido por el fuerte de San Fernando el Rey. También en la zona de San Luis de Pitos se levantó la reducción de Nuestra Señora del Pilar de Macapillo, y así fueron surgiendo nuevos curatos en el territorio de Salta, los que a fines del siglo ya eran siete: Río del Valle, San José de Cachi; San Pablo de Chicoana; San Pedro Nolasco de los Molinos, Rosario de los Cerrillos; San Ramón de la Nueva Orán y la Frontera del Rosario. En el año 1752 la reducción de San Esteban que había sido trasladada a San Miguel de Tucumán, mudóse nuevamente al lugar anterior de Miraflores, "en una loma alta... que no distaba más de media milla" del primitivo solar, o sea en la margen izquierda del río Pasaje, al frente del actual pueblo de El Galpón. En este período se destacó el P. Pedro Juan Andreu, quizás la figura jesuítica más sobresaliente de las misiones del Gran Chaco. Empezó el padre Andreu las construcciones con cinco familias lules, que luego llegaron a cuarenta, "en terreno desigual, con un buen patio y muchos aposentos para los padres, (y) su segundo patio para las oficinas, iglesias y torre famosa de ladrillo" (2). Por fin allí comenzó a cobrar vida esta andariega población, como la describe el superior de las misiones José Féliz del Bono, en 1760: Esta reducción, "gracias a Dios, anda bien. La gente muy sujeta y muy aplicada al trabajo y a los ejercicios de piedad; de confesión y comunión, con frecuencia; rezo del rosario y misa, cotidiana; y rezo de la doctrina cristiana para los muchachos y muchachas, todos los días" (3). La reducción de Miraflores, que en principios no pasaba de sesenta familias, después que se restableció tuvo ciento cuarenta, y cuando salió la Compañía ciento sesenta, con unas ochocientas almas, todas cristianas. Pero los planes de los jesuítas con respecto al Gran Chaco eran mucho más vastos, pues se habían propuesto convertir toda la región. Así lo exponía el procurador Ignacio José González, en 1762: "A Vuestra Reverencia tengo escrito en asunto de conversión de los infieles y fundar nuevas reducciones, con la confianza que me prometen las primeras tentativas, que se convertirá todo el Chaco; que fuera una conquista espiritual mayor que la del Paraguay, como no falten medios para mantenerla" (4). Con veinte años de una acción vigorosa como solamente los jesuitas podían imprimir a la obra misionera, la conquista espiritual y social del Chaco se habría conseguido con toda seguridad. Sin embargo, la expulsión de la Compañía de Jesús la retrasó en una centuria. Este fue uno de los episodios más singulares de la historia eclesiástica. Expulsada con anterioridad de Portugal y de Francia, Carlos III fue el tercero de los Borbones en tomar tan extrema medida, de graves consecuencias para América. "Es un problema histórico todavía no resuelto del todo, en el que se mezclan intrigas de la política 92


Historia de Metán y de la Frontera salteña internacional, la presencia de las ideas del despotismo ilustrado y, lo que es más grave, una crisis del sentimiento religioso en las clases dirigentes de España, que tiende a secularizar toda la vida política y social" (5). La expulsión de la Compañía se preparó y se llevó a cabo con gran prontitud y sigilo. Para desacreditarla, se lanzaron las más graves acusaciones, incluso un argumento que no podía fallar: que los jesuitas habían descubierto en el Paraguay minas de oro, cuya existencia mantenían en el mayor secreto. Todos los funcionarios del imperio mundial de España, desde el ministro hasta el último empleado, no dudaban de la existencia de grandes tesoros y soñaban con aquel oro, pero no encontraron más que amargas desiluciones. En el territorio argentino los jesuitas fueron expulsados a partir del 21 de julio de 1767, simultáneamente de Buenos Aires, Córdoba y de las reducciones del Paraguay y del Tucumán. En Córdoba estaban los mejores establecimientos como la Universidad, pero en el Paraguay había treinta pueblos y se necesitaban por lo menos sesenta sacerdotes para reemplazarlos. Es por ello que transcurrió un largo plazo hasta su definitiva expulsión. Estas poblaciones estaban dotadas de una admirable organización que, lamentablemente, comenzarían a perder al retirarse los padres de la compañía, hasta terminar desapareciendo totalmente a principios del siglo XIX. Pero este no fue el primer problema que debieron soportar las reducciones de los jesuitas. Entre 1611 y 1638 los paulistas o "bandeirantes" del Brasil las atacaron cometiendo toda clase de crímenes y depredaciones, con el fín de apresar indios que vendían en las "fazendas" como esclavos, pues la legislación de Portugal no prohibía su esclavitud como lo hacía la española. Se calcula que en dicho período se llevaron en cautiverio más de 300.000 guaraníes.

La reducción guaranítica de San Ignacio Miní: Iglesia, cementerio, colegio, talleres y depósitos, casas para caciques y para indígenas, plaza. Un esquema similar tendría la reducción de San Esteban de Miraflores (de Juan C. Zuretti, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina"). 93


Eduardo R. Poma Otro episodio funesto para estas poblaciones fue el originado por el desgraciado tratado de Permuta, en 1750. Por él la diplomacia española entregaba 400.000 km 2 de tierras realmente maravillosas, en la margen izquierda del río Uruguay, donde existían siete prósperos pueblos, a cambio de la Colonia del Sacramento en el río de la Plata. O sea que Portugal devolvía lo que era de España, y en retorno se quedaba con esas inmensas extensiones de tierras españolas. Esta tragedia afectó hondamente a los misioneros y, sobre todo, a los aborígenes, quienes odiaban a los portugueses y se negaron a abandonar su suelo natal. Fue necesario el ataque combinado del ejército español y portugués para desalojarlos. Los guaraníes se defendieron utilizando cañones fabricados con madera. Es así que se dijo que en estas tierras se dio la primer gran batalla (en Mbororé 1641, los bandeirantes sufrieron un descalabro) en defensa de la soberanía del futuro territorio argentino. El tratado fue finalmente anulado en 1761, pero el daño ya estaba hecho.

Fragmento del cuadro de Tomás Cabrera, sobre la entrevista del gobernador Gerónimo Matorras con el famoso cacique Paykín.

En el Tucumán las reducciones quedaron a cargo de la orden franciscana. Sin embargo, no pudieron escapar a la tendencia general y entraron en decadencia. También aquí quedó la leyenda de los tesoros que los jesuitas habrían ocultado cuando debieron partir, leyenda que alimentaron en épocas posteriores los buscadores de tesoros ocultos. El más famoso de ellos es el del "Curu-curu", que estaría escondido en algún lugar cercano a la sierra Colorada de Metán (6). Impedido así el intento de los jesuitas de llevar a cabo la conquista espiritual del Chaco, se siguió insistiendo en reducirlo por medio de la fuerza. La constante lucha contra esos aborígenes había fatigado a muchas poblaciones. En 1754 el gobernador 94


Historia de Metán y de la Frontera salteña Martínez de Tineo debió renunciar a raíz de la sublevación de los vecinos de Catamarca, sublevación que se extendió luego por La Rioja y Córdoba, con el argumento de que estaban cansados de contribuir con hombres y bienes para la lucha contra los indios del Chaco. Este problema debió ser solucionado por el nuevo gobernador, don Francisco de Pestaña y Chumacedo. También se destacó en el gobierno del Tucumán don Gerónimo Matorras (1769 1775), quien era tío de la madre del general San Martín. Matorras intentó la conquista del Chaco, y probar la navegabilidad del río Bermejo. Secundaba al Gobernador el comandante Francisco Gabino Arias Rengel, que logró concertar una paz con el famoso cacique Paykín, escena inmortalizada en el primer cuadro histórico realizado por el pintor salteño Tomás Cabrera. Arias Rengel fue designado además, maestre de campo de la Frontera del Rosario, con poder militar, de justicia y político. Unos años después, bajo la directiva del cura y vicario Dr. Estanislao de Torres, se crea el Curato de la Frontera del Rosario (1783). Habiendo desaparecido la vieja jurisdicción de Esteco, Metán queda dependiendo de este Curato, que luego será el departamento de Rosario de la Frontera. A mediados de 1774, Matorras organizó una de las más importantes expediciones al Chaco. Salió del fuerte de San Fernando del Río del Valle con su comandante, Arias Rengel, y numerosos hombres. Como religiosos le asistían el canónigo Lorenzo Suárez de Cantillana, fray Antonio Lapa, cura de la reducción de Macapillo y el presbítero Domingo Argañaraz. Para identificar el carácter de la empresa Matorras alzó, junto al pendón de Castilla, una estola que perteneció a San Francisco Solano, primer apóstol del Chaco. En casi dos meses de campaña pudo el Gobernador reunir a numerosos caciques mocovíes, y firmar un tratado de paz. Posteriormente Matorras se propuso llegar hasta Corrientes, cruzando el Chaco, pero le sorprendió la muerte en Ortega, en 1775, donde se hallaba empeñado en la construcción de una capilla (7). Arias Rengel, quien le sucedió interinamente en el cargo hasta 1777, pudo mantener la permanencia de las reducciones, las que se vieron favorecidas por la actividad del P. Cantillana. Este padre, arcediano del Cabildo de Córdoba, había sido doctrinero de la reducción de San José de Petacas, cura interino de Cochinoca y Casabindo, y propietario de Santa Catalina y Yavi. Poseía una sólida cultura, con título de doctor en filosofía, teología y derecho por la Universidad de Córdoba. El obispo Manuel Abad Illana lo había nombrado visitador de la reducciones, en 1771, y dos años después fundó con el gobernador Matorras la reducción de Santa Rosa de Lima sobre el Salado, con indios vilelas. En San Miguel de Tucumán, el padre Cantillana organizó la llamada Junta Reduccional, encargada de estudiar y realizar lo necesario para la instalación y progreso de los nuevos pueblos y reducciones del Chaco. Junto con el infatigable franciscano brasileño fray Antonio Lapa, se empeñaron, sin ahorrar esfuerzo, en liberar del total descalabro la obra jesuítica del Gran Chaco, en los últimos decenios del siglo XVIII. Casi todas las expediciones que se realizaban al Chaco, debían pasar por el territorio metanense siguiendo el curso del río Pasaje, para dirigirse luego al fuerte de San Fernando el Rey, en el río del Valle. En 1780 obtuvo Arias Rengel la aprobación del virrey Vertiz para llevar a cabo una nueva expedición, durante la cual debía fundar dos reducciones en el centro del Chaco. Arias decidió llevar a Cantillana como visitador general, y como misioneros a fray Antonio Lapa y a José de Serra, mercedario, que 95


Eduardo R. Poma dominaba los idiomas de las diversas parcialidades. Este padre conocía las rutas que llevaban al Bermejo, y por ello fue enviado como explorador. Pero ese año prolongadas sequías habían agotado las aguadas, y el misionero murió de sed junto con sus compañeros. Cuando por fin la expedición se puso en marcha, se eligió el mismo camino que siguió el gobernador Matorras. Al cabo de dos meses los expedicionarios arribaron a un lugar denominado La Cangayé, donde se decidió levantar una capilla. Allí se establecía la primera reducción, y el 20 de agosto, fiesta de San Bernardo, declarado patrón del Chaco por Matorras, se bendijo solemnemente la cruz enarbolada. Los mocovíes, a los que se destinaba la reducción, colaboraron con entusiasmo. La expedición continuó, y la segunda reducción se levantó en un paraje denominado San Bernardo de Vértiz, donde los tobas decidieron reducirse. Parecía como que el peligro que representaban los indios chaqueños quedaría definitivamente conjurado. Especialmente Salta recordaba con dolor algunos malones que habían dejado desolación y muerte a su paso (8).

Cartografía jesuita de 1772, con los pueblos y reducciones del Chaco. 96


Historia de Metán y de la Frontera salteña En San Bernardo de Vértiz, Arias se encontró con el franciscano Francisco Morillo, que venía navegando el Bermejo, y decidió acompañarlo en su viaje fluvial hasta Corrientes demostrando así su navegabilidad. Arias tomó anotaciones que permitieron aclarar errores existentes en las cartografías sobre el Chaco, confirmando que Salta está a 266 leguas de Corrientes. Quedó abierta de esta manera una vía muy importante para el comercio y las reducciones que, lamentablemente, años después sería desaprovechada. Desde la expulsión de los jesuitas los franciscanos se habían encargado de las reducciones del Chaco, las que luego pasaron a manos de los mercedarios. En 1797 falleció el esforzado Lorenzo Suárez de Cantillana, lo que repercutió de inmediato en las reducciones. Las autoridades resolvieron el traslado inconsulto de éstas, que se realizó con resistencia de los indígenas, y la decadencia se completó debido a la deficiente administración de las temporalidades destinadas a su mantenimiento. Al alborear la Revolución, las autoridades españolas descuidaron totalmente el problema reduccional. Los pueblos del Bermejo quedaron abandonados y la lucha de parcialidades indígenas rivales consumó la destrucción. El 1776 se designó gobernador del Tucumán a don Andrés de Mestre, quien luego será el primer gobernador intendente de Salta del Tucumán cuando se divida la región a partir de 1783. Mestre debió enfrentar las consecuencias de la sublevación estallada en el Perú, en 1780. Esta fue encabezada por José Gabriel Condorcanqui, Tupac-Amaru, gobernador de Tungasuca, pueblo del corregimiento de Tinta. La sublevación repercutió en las reducciones del Chaco, donde los tobas de San Ignacio pretendieron sublevar a los naturales de otras reducciones, como la de San Bernardo. Allí mataron al cura doctrinero y al lenguaraz, pero terminaron fracasando al no conseguir la adhesión de los caciques. Tupac-Amaru fue finalmente vencido y condenado a morir descuartizado, tirado de sus miembros por cuatro caballos. Por esta época (1771 - 1773) recorrió el valle de Metán el viajero Calixto Bustamante Carlos Inca, quien escribió con el seudónimo de Concolorcorvo un libro titulado "Lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Aires a Lima". En él encontramos esta valiosa descripción de nuestra zona: "...a cinco leguas de la Palata está el río de las Cañas de poco caudal y la gran hacienda nombrada, Ayatasto, con caudaloso río de este nombre y medio cuarto de legua de las casas de don Francisco Toledo. Tiene de largo el camino real cuatro leguas, con llanos de bastante extensión muy agradables por la abundancia de sus pastos y bosques de que está guarnecida. Se mantienen en dicha estancia 4000 cabezas de ganado vacuno, 500 yeguarizos y 100 caballos todos del referido Toledo, aunque cuando pasé por allí estaba muy deteriorada por haberla abandonado con un pleito que tuvo con el gobernador y en la ausencia que hizo a Buenos Aires, le robaron la mitad del ganado. Al fin de la hacienda de Toledo y en su pertenencia, al tránsito del río Mita (Metán), de bastante caudal y suelo pedregoso está avecindado Don Antonio Tejeiro y Macial, lusitano. Ocho leguas de distancia caminando al este está el pueblo de Miraflores que ocupan algunas familias de indios Lules, descendientes de los primeros que abrazaron la religión católica. Del Rosario a la hacienda nombrada Concha por haber sido de este apellido su primer poseedor y fundador de ella, hay diez leguas. Antes de llegar a ella se pasa por un río de bastante caudal que conserva el nombre de Concha, pero la hacienda es actualmente de Juan Maurín, de nación gallego. La mayor parte del territorio y en particular los contornos de la casa es de regadío perenne, capaz de producir cuanto se sembrare pero sólo se cultiva lo necesario, reservándose todo lo demás para la cría de ganado e invernada de mulas". 97


Eduardo R. Poma Concolorcorvo cita a varios propietarios de haciendas y describe detalladamente a la más importantes de la zona, que era la de Yatasto de los Toledo y Pimentel. Esta familia, cuyo apellido figuraba entre los más ilustres de la Provincia, descendía de don Fernando de Toledo y Pimentel, quien junto a otros hidalgos había llegado al Tucumán acompañando al gobernador Juan Ramírez de Velasco (9). Hacia 1784 don José Vicente de Toledo y Pimentel construye, posiblemente sobre un edificio que databa del siglo XVII, la casa de Yatasto, la hoy mal llamada "Posta". También construyó la casa de "Las Juntas" en Horcones, que fue luego hogar de los Gorriti. Un hijo de José Vicente, Florencio de Toledo y Pimentel, propietario de Metán (hoy llamado Metán Viejo), lotea la zona por cuadras, en 1814, radicándose allí nuevos propietarios como los Ontiveros y Ovejero, oriundos de Guachipas, y los López de Tucumán. Durante las guerras de la independencia la estancia de Yatasto se convertirá, por sus recursos y ubicación estratégica, en punto de reunión obligada de los ejércitos que atraviesan la zona. Posteriormente, Bonifacio de Toledo y Pimentel perderá, en un litigio con José Gómez Rincón, su ya histórica propiedad de Yatasto. Hermanos de Florencio fueron José Tomás, José Vicente, que fue cura párroco en San José de Metán, y Jacoba (10). En 1783 el obispo Fray José A. de San Alberto crea el curato de Nuestra Señora del Rosario, a cargo del P. Estanislao de Torres y a éste le sucede el P. Juan J. Estévez (17941824). Al año siguiente se abren los libros para bautismos, casamientos y defunciones, de los que dependían los vecinos de Metán. Luego se habilitaron “sub-parroquias” como la de Quiles y Ojo de Agua. En nuestra zona existían oratorios dedicados a San José como los de Yatasto, Metán y Conchas. También se veneraba a Nuestra Señora de las Nieves, cuya imagen fue traída por la familia de Toledo y Pimentel (11). Como a partir de 1783 había quedado dividida la Gobernación en las intendencias de Córdoba del Tucumán y Salta del Tucumán, comenzaron a apurarse los trámites para dividir también la extensa Diócesis, puesto que las ciudades del norte habían quedado muy alejadas de su sede en Córdoba. Pero fue recién en 1807 cuando por Real Cédula del 17 de febrero, ratificada por bula del Papa Pío VII, se crea la diócesis de Salta, que sería la última erigida en el período hispánico. Nicolás Videla del Pino fue su primer obispo. Natural de Córdoba, estaba ocupando la diócesis del Paraguay cuando se enteró de su nuevo destino, y el 25 de agosto de 1809 tomó posesión de su sede en Salta. Luego este Obispo tendrá graves problemas con los gobiernos surgidos en la Revolución de Mayo. En reemplazo de Mestre como gobernador intendente, a fines del año 1790 es designado don Ramón García de León y Pizarro. El nuevo Gobernador concretaría la última de las fundaciones españolas en América, cuando en 1794 erigió en el valle de Zenta la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán. Quedaba así conquistada otra estratégica puerta de entrada al gran Chaco Gualamba. A León y Pizarro le seguirían varios gobernadores intendentes hasta 1810, los que no dejaron obras de mayor trascendencia. Y en la zona, en la Frontera, según M. Zorreguieta en su "Apuntes Históricos de Salta en la Epoca del Coloniaje", Ed. 1872, el Cabildo de Salta nombró, en octubre de 1807, a don Ramón Ventura de Austria como Alcalde del Partido de Rosario de la Frontera y Candelaria, y en el mismo mes, como Alcalde de la Santa Hermandad de dicho Partido, por fallecimiento del titular don Mateo Fernández Cornejo.

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Historia de Metán y de la Frontera salteña NOTAS: (1) Bruno, Cayetano, "Apóstoles de la Evangelización en la Cuenca del Plata". Ed. Didascalia. (2) Ibidem. El 31 de enero de 1998, el diario "La Nación" anunció con grandes titulares el "descubrimiento" de ruinas jesuíticas, en Miraflores y otros lugares de la Provincia. En realidad esto ya era conocido por los pobladores de nuestra zona. En la fotografía se puede apreciar los restos de la "famosa torre de ladrillos", que cita la crónica según Cayetano Bruno.

Torre de la reducción de Miraflores, redescubierta por Horacio Calandra y Alfredo Tomasini, del Museo de Ciencias Naturales de la Plata. (3) (4) (5) (6)

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Ibidem. Ibidem. Zuretti, Juan Carlos, "Nueva Historia Eclesiástica Argentina". Ed. Itinararium. En realidad la leyenda del "Curu-curu" tiene que ver con un cargamento de metales preciosos que, desde Potosí, se dirigía a Buenos Aires, puerto más seguro, a pesar de que también lo rondaban los piratas. Al pasar por la zona de Talavera de Esteco, habría tenido un grave problema (robo, amotinamiento o ataques de indios), ocultándose dicha carga en una caverna de la sierra Colorada. Precisamente, "curu-curu" es una expresión quechua que significa gusano, como el festoneado de las crestas de esta sierra. En 1814 el coronel don José de San Martín llegó a Metán para hacerse cargo del Ejército del Norte. Durante los meses de enero y febrero recorrió la zona acompañado por algunos oficiales, entre ellos Güemes. Una tradición dice que en su recorrido, San Martín llegó hasta Ortega, cerca del actual pueblo de El Galpón, para visitar la tumba de su tío, el gobernador don Gerónimo Matorras. En 1735, durante el gobierno de Juan de Armasa y Arregui, los indios chaqueños penetraron por el territorio metanense y, siguiendo el curso del río Pasaje, llegaron hasta el valle de Lerma. El Gobernador había desguarnecido el fuerte de Cobos, lo que facilitó el ataque de los naturales, que quemaron la hacienda de la Viña, profanaron templos, como la capilla de la Virgen de la Candelaria, razón por la cual se llevó su imagen a la ciudad de Salta, y degollaron a unas 300 personas, en una de las peores matanzas que se recuerdan. A raíz de estos sucesos el Virrey del Perú destituyó a Armasa y Arregui, designando en su reemplazo a don Matías de Anglés, quien derrotó a los invasores en Sumalao; luego, para escarmentarlos, realizo tres entradas al Chaco. Y según el P. Furlong en 1738, en el campo de los Horcones, en la Frontera, hubo dos serios combates entre los indios y los españoles, quedando derrotados estos últimos. Atilio Cornejo en su "Propiedad Inmobiliaria de Salta en la Epoca Virreinal", nos dice que D. Francisco de Toledo y Pimentel (a quien se refiere Concolorcorvo), se había casado con Da. Juana Chysóstoma Hidalgo Montemayor, de cuyo matrimonio fueron hijos Bonifacio; José Vicente, casado primero con Da. Benita Solá Tineo y después con Da. Feliciana de Escobar Castellanos, viuda de Zuviría; María del Carmen, casada con el Cnel. Antonio de Figueroa; Feliciana, casada con el Cnel. Lorenzo Martínez de Mollinedo; Luisa Pastora, casada con D. Juan Francisco de Alvarado (padres del Gral. Rudecindo Alvarado) y el Pbro. Dr. Pedro de Toledo y Pimentel. Sobre la relación de méritos y servicios del Dr. D. Pedro de Toledo Pimentel (Archivo General de Indias, Sevilla, Sección V, Audiencia de Charcas, Cartas y Expedientes, año 1775, Estante 120, Cajón 7, Legajo 17), "consta haber sido éste, en dicha fecha, Cura y Vicario del Obispado del Tucumán siendo natural de la Ciudad de Salta; de treinta años de edad, y de las familias más distinguidas, descendientes de Conquistadores y Pobladores. Ha estudiado

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Eduardo R. Poma Filosofía, Teología, Cánones y Moral, y está graduado de Doctor por la Universidad de Córdoba en aquella Provincia. Obtuvo licencias de confesar, y predicar, y se ejercitó en estos ministerios con crédito. Ha sido Notario de la Curia Eclesiástica, y evacuó muchos negocios de gravedad a satisfacción de su Prelado. Sirve desde ocho de octubre de 1773 el Curato del Partido de Rosario. Ha venido a España con licencia del Reverendo Obispo, y Gobernador a ciertos negocios de su padre, y ambos han informado de sus buenas circunstancias, y literatura." Que su padre, D. Francisco de Toledo y Pimentel, "ha servido los empleos de Alcalde de la Santa Hermandad de la Ciudad de Salta, Regidor, Fiel Ejecutor, Juez de Comisión, Maestre de Campo General, Gobernador de Armas y teniente de Gobernador, y Justicia Mayor. Que hallándose de tal Maestre de Campo General, logró la famosa empresa de matar en guerra viva en el territorio del Chaco a los principales Caudillos de la Nación Mataguayos; de que resultó la tranquilidad de aquellas fronteras, la reducción de muchos indios a la Fe Católica, y que el comercio tuviese su giro sin riesgo alguno; mereciendo que por tan singular acción le diese el Virrey del Perú Conde de Superunda en Carta de primero de diciembre de mil setecientos cincuenta y siete las más expresivas gracias por el valor, y acierto con que había dirigido esta expedición...Que hizo el particular mérito de haber en una expedición que encomendó el Gobernador D. Joaquín de Espinosa y Dávalos al Maestre de Campo D. Joseph Arias, y a él, ser el primero que venciendo dificultades y rompiendo montes, descubrió el camino por `Macomita´ al Río Grande, empresa muchas veces emprendida antes, y no lograda; que el mismo Gobernador le dió comisión para demarcar y establecer la Villa de S. Joaquín en aquella Provincia, y lo ejecutó con muchos dispendios, hasta ponerla con bastante población y lucimientos (es la actual población de Trancas). Que habiéndose premeditado fundar otra villa, para resguardo en las invasiones de los Indios, en tierras propias del mismo D. Francisco, no sólo ha ofrecido éste, obtenida que sea la Real licencia, cederlas, aunque se halla cargado de hijos; sino ha contribuir por su parte para hacer Iglesia, Cárcel y Casa Capitulares; que el Gobernador actual D. Gerónimo Matorras le dió comisión en doce de marzo de mil setecientos setenta y tres para arreglar las diferencias ocurridas entre los Indios de la Reducción de Miraflores, acerca de elección de Alcaldes, y componer las discordias entre su Cura Doctrinero, y el Cacique del mismo Pueblo... Que ha servido a su costa y sin interés alguno en cuantas ocasiones se han ofrecido, mostrando el amor, y celo con que ha deseado sacrificar su vida, y hacienda en el Real Servicio, y en alivio de aquella Provincia, sin que hasta ahora haya recibido remuneración". "Que el propio Gobernador Espinosa le dió comisión en doce de noviembre del mil setecientos sesenta y uno para ejercer de su Teniente en lo político, y militar en la frontera de Esteco, y lo que ésta comprende desde el río Pasaje hasta el paraje, y Río del Tala, y de Oriente a Poniente desde las cordilleras de Guachipas hasta las de la Candelaria, inclusas en esta demarcación cuantas poblaciones y haciendas hubiese en el centro de ambos Ríos, y la `Villa de S. Joachín´, que el mismo D. Francisco había empezado a fundar con órdenes de aquel Gobierno, repartiendo los solares a cuarenta vecinos, que se habían establecido en ella...Que cuando el Gobernador que fue de Buenos Aires D. Pedro de Cevallos, dirigía la expedición a la Colonia de Sacramento, y tierras circunferentes, se ofreció voluntariamente a ir con las Milicias, que estaban para despacharse de la Provincia del Tucumán, y se suspendió de orden del propio Gobernador con motivo de haber recibido la noticia de las paces..."

La casa o "sala" de los Toledo y Pimentel en Yatasto, que después alojaría a tantos patriotas. "Don Fernando de Toledo y Pimentel llegó al Tucumán acompañando al gobernador Juan Ramírez de Velasco". Siguen otros aspectos sobre los méritos y servicios de D. Francisco de Toledo y Pimentel, confirmado por la documentación del Archivo de Indias, Sección V, Audiencia de Buenos Aires, Cartas y Expedientes, año 1777, Estante 123, Cajón 4, Legajo 24. Allí también consta que D. Francisco era "natural de la Ciudad de Córdoba del Tucumán, e hijo legítimo de D. Estanislao Toledo y Pimentel, y Doña Ursula Olmos de Aguilera... "A su vez D. Estanislao tuvo por padre a D. Fernando de Toledo y Pimentel, quien fue hijo de "D. Juan de Toledo y Pimentel, Caballero de la orden de Alcántara, nieto de D. Fernando Alvarez de Toledo, Comendador Mayor de León, y bizniento de D. Fadrique de Toledo, Duque de Alba..."

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Y en la citada fuente se expresan los "dilatados servicios del mismo D. Fernando Toledo en la Conquista de los indios Chiriguanaes, en el socorro de la Ciudad de Santa Fe, en el Puerto de Buenos Aires, en tiempo de guerra con ingleses, en la fábrica de un Fuerte sobre el río de la Plata, en el empleo de Teniente de Gobernador de la Provincia del Tucumán, Visitador de la Ciudad de Córdoba, y en otras muchas ocasiones que se ofrecieron, ejecutándolo todo con sus armas, caballos, y criados, a su propias costa, en que gastó su hacienda; haciéndose asimismo mención de los grandes méritos de su tío D. Luis Toledo y Pimentel, con los cargos de Alférez Real, y Maestre de Campo de las Provincias del Perú, y Coronel en las de Chile". Y continúa diciéndonos Atilio Cornejo en su obra citada, sobre D. Francisco de Toledo y Pimentel, que "con tantos servicios como ha hecho a su costa, y mención, y hallándose anciano, trabajado, atrasados sus intereses, y con nueve hijos, no ha pedido, ni se le ha hecho merced de tierras, o encomiendas ni remuneración alguna". Además, fue puesto en prisión injustamente según consta "que con motivo de varios alborotos suscitados en las Ciudades de Salta, y Jujuy, y prisión ejecutada del Teniente Coronel D. Juan Manuel Campero, Gobernador de Tucumán, Subdelegado de Buenos Aires para entender en los asuntos de Temporalidades, fue procesado el citado D. Francisco Toledo Pimentel, y otros, y remitidos a dicha Ciudad de Buenos Aires presos, con los autos originales; y dada determinación definitiva por el expresado Gobernador en ocho de octubre de mil setecientos setenta y uno, los declaró por libres de los supestos cargos, y criminalidades, mandando cancelar las fianzas que tenían dadas, desembargándoles los bienes secuestrados, y dejándoles su derecho a salvo por daños, perjuicios, y menoscabos experimentados...". Es evidente que don Francisco se opuso al Gobernador Campero en las revueltas ocurridas en Salta y Jujuy, en 1767 y es a este "pleito" al que refiere Concolorcorvo. "La expulsión de los jesuitas decretada en ese año por Carlos III, había originado numeroso conflictos, siendo éste uno de ellos. Los partidarios de los jesuítas acusaron al Gobernador del Tucumán de realizar manejos ilícitos con los fondos de las cajas reales, y de la desaparición de 40.000 pesos. La denuncia fue hecha por el alférez real de Córdoba don Juan Antonio de la Bárcena ante la Real Audiencia de Charcas, presidida por el ex -gobernador Martínez de Tineo, quien autorizó al justicia mayor de Jujuy, Zamalloa, a proceder en la situación creada actuando como juez. Campero se presento con su escolta en Jujuy con la intención de apoderarse de Bárcena, pero al encontrarlo prevenido, se volcó contra Zamalloa, produciéndose un hecho de armas en el que salió derrotado el gobernador Campero. Este fue trasladado a Charcas, ordenando la Audiencia su prisión en la cárcel real de la Corte, en la misma ciudad, y se procedió al embargo de sus bienes. Pero el obispo del Tucumán, el premostratense y profesor de Salamanca Manuel Abad Illana, junto con el gobernador de Buenos Aires, Bucarelli, protestaron ante el Rey por las decisiones tomadas en Salta y Jujuy. Expresaron que el partido de los jesuitas era tan fuerte que había provocado todos estos sucesos, y que no lo querían al Gobernador porque lo consideraban culpable de la expulsión de la Compañía. La Corte repuso entonces a Campero, el que gobernó hasta 1769, cuando terminó su mandato. Pero lo cierto es que no quedó clara su actuación en el manejo de los fondos de las cajas reales" (Datos tomados de "Apuntes de Historia de Salta", de Eduardo R. Poma, Metán 1981 -inédito). Doña Jacoba de Toledo y Pimentel, fue madre de don Wenceslao Saravia Toledo, de larga trayectoria en el Consejo Municipal de Metán. Uno de los hijos de don Wenceslao, José Antonio, apodado el "Chango", formó parte del primer conjunto de "Los Chalchaleros", quienes "iniciarían una nueva y quizás la más importante etapa en la historia de la música folclórica nacional". Otro dato interesante, sobre la hacienda de Yatasto, es el que afirma que "en ella se instaló uno de los primeros trapiches para moler caña de azúcar que hubo en el norte del país". Cuando pasó Concolorcovo Yatasto estaba en decadencia, como lo corrobora donde habla del lusitano Tejeyra y Macial, "casado con Doña María Dionisia Cabral y Ayola, Española, natural de Salta. El referido Hidalgo y los ascendientes de su mujer son los primeros pobladores de ésta Frontera. Tienen nueve hijos, casi desnudos, muy rubios y gordos, porque el buen Hidalgo siempre mantiene la olla al fuego, con buena vaca, carnero, tocino y coles que coge de un huertecillo inmediato. Provee a los pasajeros de buenos quesos, algunas carnes, cebollas y otras cosas que tienen en dicho huertecillo muy bien cultivado y nos aseguraron que en su arca se hallarían más prontamente 200 pesos que 50 en la de Toledo". También en las cercanías de esta hacienda se encuentra el fuerte o prisión llamado "San Martín de Yatasto". Pero sobre estas ruinas no se pudo obtener documentación alguna hasta el momento, y no se sabe con certeza si se construyó en el siglo XVIII o en años posteriores. A fines del siglo XVIII, el cronista del Rey don Filiberto de Mena, había escrito sobre la zona de Yatasto lo siguiente: "Hay en esta frontera otro territorio mejor para la fundación de una villa o ciudad y es el que media entre los ríos de Yatasto y Metán, en el camino real, por donde transitan las tropas de mulas y carretas que viene del puerto de Buenos Aires, de suerte que las sementeras y hortalizas se pueden regar con una gran copia de agua de ambos ríos que bajan de la sierra inmediata que está al poniente y corren hacia el oriente, fertilizando todos aquellos campos, mediando entre un río al otro el término de tres leguas y dudo que se halle en toda la provincia y aún en el Reyno sitios más adecuado para una población, por mucha conveniencia que ofrece al servicio del Rey y del público; la primera el gran comercio que allí se puede establecer como preciso; la segunda, la mucha madera y demás materiales para fabricar casas; tercero, la fertilidad del terreno y abundancia de aguas y de pastos que tiene; cuarto, el mucho pescado del río Pasaje que está inmediato y la cera y la miel que puede recogerse de los montes de las contiguas reducciones; quinto, las muchas crías de ganado y cosechas de frutas que se pueden hacer por ello y últimamente, si se consiguiera esta fundación, serviría mucho de freno para contener a los indios del Chaco".

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Eduardo R. Poma Sobre el medio ambiente relacionado con el río Pasaje, que cambiaba de nombre según el lugar, como río de Miraflores, de Balvuena (algunos escriben Valbuena), de Esteco, etc., en su obra de 1789 José Jolís S.J., nos dejó una descripción precisa y ajustada del tema: "[El río Salado] Está formado por dos Ríos que bajan del célebre Valle Calchaquí. [...]. Después de la unión del Guachipas con el Arias se llama indeterminadamente Río de Choromoros o de Arias, o finalmente Pasaje; pero este último nombre no le sería dado si no pasase necesariamente desde el Perú al Tucumán y a Córdoba cerca de la Ciudad de Esteco, destruida por el terremoto, por la cual todavía se llama al pasar cerca, Esteco, lo que ocurre dos o tres leguas más lejos del pase por el sitio y por la Reducción de Miraflores por el destruido Fuerte de Valbuena o Valle Bueno, por el de Pitos, por el lugar llamado Macapillo y de Petacas. Después de entrar en la jurisdicción de Santiago del Estero, perdidos y dispuestos todos los nombres indicados, se llama Salado para distinguirlo del Dulce, que viene de Tucumán, y al bañar el terreno toma un sabor salado que, contamina al unirse las aguas del Río Dulce. Esto suele suceder principalmente cuando el Río Dulce lleva poca agua y el Salado, a causa de las lluvias viene inundando el país y lavando los tramos de la tierra, llamados Saladillos por estar cubiertos de salitre, suficiente para volver sus aguas salinas y no potables. Por la calidad del terreno (Por el cual bajaba el mencionado Río desde el Fuerte de Pitos), plano, suelto y casi esponjoso, se abre nuevos lechos, separados unos de otros en distintas épocas y todos mezclados, o por lo menos en parte, al Oriente. Esto obligó a los Estequenses, que quedaron privados de sus aguas con tal mutación, a abandonar su antigua Ciudad y levantarla donde antes se ha narrado que fue destruida...". Con respecto a esta ciudad, cuya fundación legalizara el gobernador interino Diego Pacheco, en 1567, el P. Pedro Lozano en 1874 nos da un interesante dato sobre la firmeza con que se mantenía en la tradición de la Iglesia, la fe en la Asunción de María Santísima, dogma que recién lo proclamó el Papa Pío XII en 1950: "Al llegar [Diego Pacheco] á la Provincia entró á Esteco, muy poco antes fundada, y como traia anulado cuanto obraron y proveyeron los tiranos en el tiempo de la revolución, declaró por nula la facultad de fundar aquella ciudad; pero reconocida su importancia para asegurar la provincia por la parte que mira al Chaco, dispuso... se llamase Nuestra Señora de Talavera, [...] Dispuso también que la iglesia se dedicase á la Asunción Triunfante de María Santísima, como lo estaba la ciudad [...].nombró luego...justicia mayor y capitán de guerra á Juan Gregorio Bazan..., y el suceso mostró el acierto de esta elección, pues de ella dependió no menos que la conservación de aquel pueblo." Por último, cabe aclarar que muchos viajeros y cronistas que recorrían América en los siglos XVIII y XIX, fueron agentes británicos ligados a las logias. En 1779 España entró en la guerra de la independencia de los Estados Unidos, y los ingleses valiéndose de aquellos, provocaron las rebeliones de Tupac-Amaru, de los comuneros de Nueva Granada e intentaron apoderarse de Nicaragua. Años antes, informes sobre la debilidad militar de Buenos Aires, hicieron que Londres apoye un ataque anglo-portugués a la misma y a Colonia del Sacramento, en donde estaba ese gran estratega que fue Pedro de Cevallos. La artillería de la defensa voló la nave capitana, muriendo su comandante Mac Namara, y el resto de la flota abandonó el Río de la Plata, en enero de 1763. Sin embargo, entre las bajas acciones de la "Perfida Albión", comparable a las guerras del opio, figura el llamado conflicto por la "oreja de Jenkins" de 1739, estafa urdida por la oligarquía parlamentaria. Inglaterra pensaba quebrar la hegemonía española en América, y a comienzos de 1741 envió a la ciudad fortificada de Cartagena de Indias una "armada invencible" de 186 navíos, 27.000 hombres y 3.000 piezas de artillería. Después de 56 días de heroica defensa, a cargo del general Blas de Lezo, el que en otros hechos de guerra había perdido ya un ojo, una mano y una pierna, obligó al almirante inglés sir Edward Vernon a retirarse con grandes pérdidas. Para salvar el honor intentó atacar a Cuba, donde volvió a fracasar. Los ingleses estaban tan seguros de la derrota que infligirían al Imperio Español, que prepararon para la victoria grandes festejos, acuñando monedas y medallas, pero la humillación recibida produjo una enorme decepción. Y esta historia, como tantas otras, es cuidadosamente "olvidada" por los anglosajones.

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CAPÍTULO XII

La sociedad y la economía colonial SUMARIO: El Aspecto Demográfico - La Población Negra - Las Clases Sociales - La Agricultura y la Ganadería - El Comercio - La Moneda - Los Precios - Los Caminos y las Postas - El Servicio de Correo.

Durante el último cuarto del siglo XVIII se producen grandes cambios en el aspecto demográfico de la intendencia de Salta del Tucumán. Mientras la población blanca se triplica, con aportes migratorios que provienen no ya del Perú, sino del Litoral, la población india comienza a recuperarse después de décadas de retroceso. En cambio, la población negra disminuye notablemente. Los mestizos recién figuran como tales en el censo de 1812, con un total del 13% de la población general. La ciudad de Salta contaba en 1795 con 5.000 habitantes, y sólo la superaban en el Virreinato Buenos Aires, Córdoba y Asunción, sin contar las del Alto Perú. El siguiente cuadro nos ilustra sobre el tema:

La población negra siguió disminuyendo en el siglo siguiente. Y en la actualidad casi no encontramos representantes puros de esta raza, que tan importante papel desempeña en el período colonial. Varias son las explicaciones que se dan sobre este fenómeno. Algunos culpan a las levas realizadas durante la guerra de la independencia, y otros a la mayor mortalidad que era una constante de este grupo. Pero estos argumentos no bastan para explicar su casi total extinción en el país. A pesar de la alta mortalidad, sobre todo infantil, existía un crecimiento debido a la gran cantidad de nacimientos. Esta situación, junto al alto promedio de ilegitimidad, nos muestra una baja calidad de vida, marginalidad y pobreza. "Por eso morían más y eran más vulnerables a las enfermedades. Los negros no morían porque eran negros, sino porque eran pobres" (1). 103


Eduardo R. Poma En realidad fue el mestizaje lo que más contribuyó al decrecimiento de la población negra-mulata como grupo definido. Fueron absorbidos en parte por el resto de los mestizos e indios, y en menor medida por los blancos. Se puede afirmar que la sangre africana está presente, aunque en forma muy disimulada, en vastos sectores de nuestra población. En Catamarca, por ejemplo, una gran parte de los que llevan el apellido Díaz tienen antepasados negros. Esto se debe a que en 1770 los jesuitas y el general Luis José Díaz de la Peña eran dueños del 65% de los esclavos de dicha ciudad, y casi todos llevaban el apellido del amo y otros el nombre de pila. En Metán prácticamente no hubo esclavos negros, pero existen grupos con vestigios de sangre africana que llegaron de otras provincias.

Los naipes "entretenimiento"de todas las clases sociales desde tiempos remotos. Y en este caso, el infaltable mate.

Tampoco fueron muy definidas, en la zona de "la Frontera", las diferencias sociales. En cambio en los lugares más densamente poblados de la Intendencia se podía encontrar tres grupos bien caracterizados. En el primero predominaban los blancos, europeos o criollos. Generalmente cultos, se distinguían por sus hábitos y costumbres, aunque no llegaron a constituir una aristocracia pues carecían de títulos nobiliarios a excepción de muy pocos, como Juan José Alejo Feliciano Manuel Fernández Campero, caballero de la Orden de Carlos III, marqués del Valle de Tojo, o don Ramón García de León y Pizarro, marqués de Casas y Pizarro, caballero de la Orden de Calatrava y mariscal de campo de los Ejércitos Reales. Entre los apellidos más ilustres de Salta figuraban los San Millán, Figueroa, Gurruchaga y Toledo y Pimentel, entre otros. Los miembros de las familias emparentadas entre sí constituyeron una oligarquía, que poseía los grandes latifundios o controlaban el comercio de mulas y ganado. Otros grupos, que se dedicaron al comercio de "efectos de Castilla", o la explotación de algunas industrias, tenía un caracter eminentemente burgués, como el formado por los Tejada, Moldes, Uriburu, etc. Solamente esta clase social podía mandar sus hijos a emprender 104


Historia de Metán y de la Frontera salteña estudios superiores, ya sea en las universidades de América o de España, y era la que monopolizaba la cultura, salvo raras excepciones, que encontramos entre los hombres de la Iglesia. También era esta clase la que estaba en mejores condiciones de desempeñar los cargos públicos, que la Intendencia repartió siempre entre españoles y americanos distinguidos. La economía tenía decisiva influencia en la formación de un segundo grupo social. Este estaba compuesto por blancos, y también mestizos, y pertenecían a él los trabajadores manuales, empleados diversos, militares de baja graduación, curas rurales, etc. Algunos eran elementos de la clase baja venida de España, pulperos, arrieros, maestros de primeras letras, y no contaban con suficientes recursos para emprender el ascenso social, faltándoles el lustre, cultura y distinción del primer grupo. En las ciudades pertenecían a esta clase los albañiles, carpinteros, plateros, sastres, etc. En Salta algunos de estos oficios llegaron a formar gremios, como los plateros, zapateros, sastres y otros, en un intento de hacer más sólida su posición. En la campaña este grupo lo constituían los campesinos puesteros, arrieros, pastores, peones, de los que algunos, moviéndose junto al animal en su desplazamiento, dió lugar al tipo llamado gaucho, que vivieron aislados del conjunto social ciudadano.

De las tres categorías "puras" de la sociedad colonial, españoles, indígenas y negros, se llegó a distinguir hasta 32 gradaciones intermedias según las mezclas.

El tercer grupo lo constituían los indios, negros y castas (mestizos, mulatos y zambos). Los indios, más favorecidos por la legislación fueron protegidos por la política intendencial. Desde las reducciones, hasta el desempeño de los oficios manuales en las ciudades, es indudable que hay una línea ascendente que muchos recorrieron adaptándose a la civilización. Fueron también trabajadores de las minas, pastores, alcaldes de sus propios pueblos y cobradores de tributos de los mismos. La tarea religiosa de los curas rurales se realizó siempre en su favor, y con el correr del tiempo, la legislación se fue dulcificando insensiblemente, y muchos de sus preceptos no se cumplieron. Como prueban los censos, los españoles y criollos no tuvieron prejuicios con la gente de color, pero sí lo tuvieron en el orden social. La consideración que se dió a los mestizos fue inferior a la que se tuvo con los pobres o gente de color, pues aquellos venían generalmente de uniones ilícitas, lo que prueba que la moral social derivada de la religión tenía enorme vigencia. Los negros tenían la tacha general de esclavos, por lo cual tuvieron la posición social última. Pero aún había un escalón más bajo, el del mulato, que por lo general debía cargar con la doble nota de esclavitud y de ilegitimidad. 105


Eduardo R. Poma Los negros, mulatos, cholos, zambos y mestizos se emplearon mayormente en las labores domésticas, siendo los servidores de las familias poderosas. En las provincias argentinas el trato que se daba a los esclavos no alcanzó el grado de crueldad y salvajismo de otros países, lo que no impidió que en algunas circunstancias fueran señalados con la inicial del apellido de sus amos. Al margen de este cuadro social y sin integrarse a él, hubo en la Intendencia una buena cantidad de vagos y desocupados que, en todo momento dieron que hacer a las autoridades. Como dato curioso se puede agregar que el uso del caballo era tan común que hasta los mendigos iban montados.

Vestimentas de las clases altas o "acomodadas". (De Historia Visual de la Argentina, Ed. Clarín).

En el valle de Metán las familias más antiguas que figuran en los distintos documentos, fueron los Solórzano, Navarro, Reynoso, Cabrera, Cajal, Correa, Cabral, Herrera, López, Zambrano y Toledo y Pimentel entre otros. La mayoría de ellos eran descendientes de los refugiados de Esteco, que llegaron a Metán a fines del siglo XVII. En el siglo XVIII aparecen los Corrales, Concha, Polo, Torrens, Saravia, Gómez, Maurín, Figueroa, Cornejo, Tejeiro, Macial, etc., y a principios de la centuria siguiente llegan los Gorriti, Sierra, Ontivero, Ovejero, Madariaga, Villagra, Escudero y muchos más. Las actividades económicas, tanto en las poblaciones como en el medio rural, no varió mayormente desde el siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XIX, salvo en lo que se refiere a la disminución progresiva del sistema de encomiendas, a causa de la desaparición de gran parte de la población india, que afectó las relaciones económicas y sociales al disminuir la mano de obra. Radicados los primeros colonos, se dedicaron afanosamente a labrar la tierra para lograr su subsistencia. En un comienzo todos eran "chacareros", desde los encomenderos a los peones y esclavos. Junto al rancho o casa se establecía la huerta, a la que se agregaban las infaltables gallinas y cabras. En Talavera de Esteco se cosechaba trigo, cebada, maíz, poroto y sobre todo algodón, que permitió una incipiente industria textil, con telares, tornos para hilar y para desmotar el algodón. También se cultivaban la vid, y las higueras y naranjos entre otros árboles de Castilla. En donde los ríos lo permitían, se instalaban molinos hidráulicos que producían harina de distintos cereales. 106


Historia de Metán y de la Frontera salteña La cría de ganado vacuno, caballar y mular se desarrolló a partir del siglo XVIII, cuando las estancias van reemplazando a las encomiendas. Aquellas eran, al principio, "mercedes" de grandes dimensiones, como la de Yatasto, que abarcaba, antes de fraccionarse, casi todo el oeste del departamento de Metán. El caballo era muy estimado para el trabajo y el transporte. Además, los vecinos principales tenían la obligación de acudir en las guerras con sus hombres y caballos. Las mulas se vendían para ser llevadas al Potosí, aunque la mayoría de ellas se criaban en la región de Córdoba. En cuanto al ganado vacuno, su número fue creciendo constantemente, hasta que a fines del siglo XIX comenzarán a instalarse curtiembres en Metán, para aprovechar la abundancia del cuero. León Palliere cita la del vasco francés M. Carrera, de Conchas.

Una carreta de principios de siglo XIX, con la caja del carro recubierta con cuero de vaca o potro.

El comercio, al principio escaso, se incrementará paulatinamente. Los productos que más circulaban eran el vino, en vasijas de barro en las carretas, o en odres cuando era trasportado en mulas; aguardiente, tabaco, harina, ají, lienzo, suelas, cordobanes, grasas, charqui, esteras, maní, camote, pescado seco y sobre todo algodón. También se transportaban carretas nuevas y entoldadas para su venta. La mayor parte de las mercaderías iban a lomo de mula. Los artículos se pagaban en dinero o en "géneros de Castilla". El flete costaba, entre Salta y Tucumán por ejemplo, entre 4 y 6 pesos por mula. En cuanto a la moneda utilizada, en los primeros tiempos circulaba la plata acuñada o amonedada; "pero se la guardaba para las grandes circunstancias como ser la compra de esclavos, casas, tierras y agua (en las zonas áridas), y aún en estos se pagaba sólo una parte en metálico y lo restante en géneros, o sea productos de la tierra" (2). El hilo de algodón era una de las mejores monedas de entonces, a 2 pesos la libra. Con algodón se podían pagar todos los derechos reales, excepto lo que constare por contrato libre. El Cabildo de Catamarca por ejemplo, estableció en 1684 que "Si alguna persona pidiere cerradamente por sus géneros moneda metálica en lugar de la corriente que es de algodón, se le notificará que dentro del tercer día salga de la ciudad y de no, sea desterrada por innovador de costumbres" (3). En el siglo XVIII se podía pagar en el Colegio Monserrat de Córdoba la pensión de un estudiante con "algodón y ají". Entre las monedas metálicas circulaban el peso u onza de plata, que valía 8 reales en género y 6 en metálico. El real equivalía a 20 centavos. Y estaba la blanca, que era una moneda de cobre de poco valor. También servía de moneda la carreta, que valía 38 pesos. El circulante siempre fue escaso. Y aún a fines del siglo XIX persistía el problema en todas las poblaciones. En 1884 el municipio de Metán todavía aceptaba el pago de impuestos y otras transacciones en pesos bolivianos, y la gran escasez de "moneda censilla" dificultaba las normales transacciones de la vida cotidiana, por lo que el mismo Municipio emitió "bonos" de 5, 10 y 20 centavos, hasta la cantidad de 1.000 pesos moneda nacional, "dejando su correspondiente encaje en tesorería municipal, y dió cuenta de la iniciativa al Gobierno de la provincia" (4). 107


Eduardo R. Poma Hasta que se generalizó el uso de sistema métrico decimal, las medidas utilizadas fueron la fanega, de capacidad para granos (56, 40 Kg.); se dividía en media fanega, cuartillo, etc. La libra, de peso (460 grs.), y se dividía en media, cuarto o media cuarterón y decimosexta u onza. La arroba, de peso y capacidad, era una cuarta parte de un quintal y 20 quintales era una tonelada. En cuanto a capacidad equivalía a 30 litros y sus divisiones eran media, cuarta, cuartillo, medio cuartillo y copa. La vara era un instrumento, generalmente de madera, que servía para medir. En el norte del Virreinato tenía usualmente 866 milímetros. Las cuadras equivalían a 150 varas, es decir, unos 129 metros. La legua estaba formada por 5.000 varas (casi 4, 5 kilómetros). Los cabildos sellaban las medidas para evitar su adulteración (5). Los precios de las mercancías eran, en general, altos y muchas veces abusivos. Muchos comerciantes forasteros cobraban precios exorbitantes por las mercaderías que traían. En el año 1688 se anunció que los mismos "ponen tan excesivo logro... en las mercaderías, ropas, géneros de la tierra y de Castilla" que ganan más de un cuatrocientos por ciento (6). Algunos precios eran los siguientes: algodón, 3 pesos la arroba; pabilo, 5 reales la libra; hilo, 2 pesos la libra; lienzo, 1 peso la vara; aguardiente, 25 pesos la arroba; vino, de 4 a 7 pesos la arroba; pasas de higo, 3 pesos la arroba; ají, 5 pesos la fanega; 1 litro de vino, 1 real. La yerba era muy cara, 12 pesos la arroba, lo mismo que la sal, 10 pesos la arroba. Un caballo costaba 3 o 4 pesos, y algunos hasta 8 pesos; una mula, 10 pesos; una oveja, 1 peso; medio kilo de carne, 6 blancas; un par de zapatos, 1 peso. Dos libras de buen pan costaba 1 real; un cuartillo de vino, 2 reales; un cuartillo de aguardiente, 1 peso; 2 libras de charqui, 1 real; un cuarto de vaca de ley, 6 reales; una arroba de sebo, 12 reales; la arroba de grasa derretida, 3 pesos; 3 velas, 1 real. Los primeros pobladores del Tucumán utilizaron los viejos caminos indígenas, y poco a poco fueron abriendo otros más seguros o más cómodos. En 1645 el obispo Monseñor Maldonado de Saavedra realizó algunas visitas pastorales llevando una carreta, que le servía de capilla, lo que presupone la existencia de caminos aunque rudimentarios. Hacia mediados del siglo XVII va tomando forma definitiva el "camino Real", entre el Alto Perú y Buenos Aires, aunque subsisten sectores de muy dificíl tránsito. Uno de esos sectores era el del río Pasaje, entre Talavera de Madrid y Chilcas (hoy Juramento). Con el fin de mejorarlo llegó en 1802 don Juan Manuel Sierra, quien traía un mandato del Real Consulado de Buenos Aires, "para abrir un camino que facilitara las comunicaciones en dicho sector" (7). El camino existente seguía en gran parte la orilla derecha del río (de ahí el nombre de Pasaje), que se hacía particularmente difícil en épocas de crecidas. Sobre este hecho existe un interesante testimonio del pintor francés León Pallière, en su "Diario de viaje por la América del Sud", que nos dice; "Atravesamos el Pasaje, el río caudaloso, rápido y profundo en ciertas épocas, pero en este momento no tiene más que dos pies de agua en su mayor hondura. Tres leguas más allá nos apeamos para examinar de cerca un poste de quebracho colorado de doce pies de alto y un pie de ancho. He aquí la inscripción que tiene: Real de Agua Negra. Enero de 1803. Este camino lo abrió D. Juan Manuel Sierra por mandato del Real Consulado de Buenos Aires, a cuya ilustre Junta lo dedica el Sr. Don Pedro José Ibazeta Diputado de Salta y el postor en obsequio de su propensión en beneficio del público". Sierra se radicó en la zona al contraer enlace con una hija de Miguel Ruíz Gallo, propietario de la estancia Metán. 108


Historia de Metán y de la Frontera salteña El camino Real (8) contaba, en la zona de "la Frontera", con las siguientes postas; Pozo del Pescado (Trancas), El Arenal, Nuestra Señora del Rosario (pasando por el Naranjo), Conchas y Chilcas o Los Algarrobos, a las que con el tiempo se fueron agregando otras, en lugares intermedios, como Las Juntas, en Yatasto. En los comienzos de la colonización no había correo regular. La correspondencia se enviaba con viajeros casuales o comerciantes. Los asuntos urgentes se remitían por medio de "chasques". Recién en 1773 se terminó de organizar las comunicaciones por correo entre Buenos Aires, Santiago de Chile y Lima, gracias a los oficios de los visitadores Juan Moreno y Monroy, y Alonso Carrió de la Vandera. Este último con una tropa de carretas recorrió el itinerario más frecuente entre Buenos Aires y Lima, con el fin de establecer las postas y nombrar a los maestros respectivos. Había salido de aquella ciudad el 1º de noviembre de 1771, arribando a Lima en junio de 1773. Era uno de los nombres que había adoptado Concolorcorvo, quien como ya vimos, describió nuestra zona (9).

Aspecto que presentaba la posta de "Las Juntas", en Yatasto, antes de su derrumbe. Allí se entrevistaron el general Manuel Belgrano y el coronel José de San Martín, quien venía a reemplazarlo en el mando del Ejército del Norte. No figura en el registro oficial de postas, pero era una parada casi obligada para los viajeros .

NOTAS: (1) Guzmán, María Florencia, "Negros en el Noroeste". Revista "Todo es Historia", Nº 273, Marzo de 1990. (2) Olmos, Ramón Rosa, "Historia de Catamarca". Ed. La Unión. (3) Ibidem. (4) Libro de Actas Nº 1 (1884-1896), Archivo Municipal. Metán. (5) Otra medida muy utilizada era el almud, de capacidad para granos, especialmente el trigo, y correspondía a media fanega. (6) Olmos Ramón Rosa, "Historia de Catamarca". Ed. La Unión. Como era costumbre los precios, además, subían para los viajeros como lo cuenta Concolorcorvo: "Antes de llegar a la hacienda llamada el Rosario, propiedad de don Francisco Arias, se encuentran los sitios nombrados El Arenal y Los Sauces, en donde hay casas y algunas provisiones y bastimentos, como corderos y pollos que ya empiezan a tener doblado precio del de tres jurisdicciones que dejamos atrás". (7) Frías, Bernardo, "Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, de 1810 a 1832", Tomo I. Ed. Depalma. (8) El "Camino Real" o "Camino del Perú", ya había sido esbozado en el ensayo "Gobierno del Perú", publicado en 1567 por Juan de Matienzo, miembro de la Audiencia de Charcas, que aconsejaba poblar el Tucumán para crear

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Eduardo R. Poma un acceso al océano Atlántico. En 1663 el gobernador José Martínez de Salazar le otorga el rango de "Camino Real", y a fines de ese siglo el camino está consolidado, encontrando al atender sus necesidades "un medio de subsistencia fundamental para las localidades adyacentes". La gobernación del Tucumán, "la provincia de más extensión que acaso tiene el mundo", al decir de Concolorcorvo, se beneficia de su posición central en la ruta, enviando al Perú bueyes, mulas, vacas, ovejas, y aves de corral y tejidos e importando a su vez manufacturas peruanas, "a precios que llegaban a ser ocho veces más elevados que los de Lima". Esto favoreció el contrabando desde Buenos Aires sobre todo de géneros, y el comercio peruano logró del Rey la aduana seca de Córdoba, en 1622. Por esta época la población del Tucumán comenzó a estancarse, "debido, entre otras causas, al gran número de personas que se marchaban con los arreos de mulas", por el camino del Perú, vía que se había convertido como en la "medula socio-económica de esta parte de Sudamérica. Muchos viajeros la describieron, comenzando por Acarette du Biscay, en su `Relaciones de los Viajes´ (Buenos Aires a Lima), y luego Concolorcorvo, el Capitán Andrews y tantos otros. De la porción peruana del camino Real se ocupó don Ricardo Palma en sus `Tradiciones Peruanas´. Una de ellas es la historia increíble pero aunténtica de la `Monja Alférez´, mujer vasca que había ocultado su sexo caracterizándose de hombre, que alcanza su grado militar en Arauco, Chile, desde donde deserta hacia 1575 y llega al Perú a través del Tucumán, Potosí y Cuzco, o sea, el camino Real". Luego en Guamanga, pueblo de la provincia peruana de Ayacucho, da muerte a un jugador de dados y se la condena a la horca, "pena que el virrey conmuta por su devolución a España vía Lima; recién en esta instancia final se conoce el verdadero sexo del alférez". El ocaso del Camino del Perú sobreviene a partir del primer cuarto del siglo XIX, producido por el drama de la independencia. "Esta ruta venerable, durante siglos conductora de personas, bienes, cultura, y finalmente ideas de libertad, es abandonada cuando las provincias altoperuanas se desligan de Buenos Aires y constituyen una nueva república: Bolivia. De ese modo Argentina y Perú dejan de poseer una frontera común". Desde entonces, el Tucumán tendrá una posición terminal y solamente atlántica (Los entrecomillados fueron tomados de "Camino del Perú", artículo de Roberto Mario Schines publicado por "La Voz del Norte", junio de 1993).

En el mapa se puede apreciar el "Camino Real" o "Camino del Perú", que unía Lima con Buenos Aires, y las principales ciudades que atravesaba a lo largo de más de 3.000 km. En nuestra zona todavía se puede ver su antiguo trazado, a escasos kilómetros hacia el este de la actual ciudad de Metán.

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Historia de Metán y de la Frontera salteña Una hermosa pintura del camino Real en su primer tramo (Buenos Aires-Morón), y de las zozobras que se apoderaban del ánimo de los viajeros que iniciaban una larga travesía, nos la da Felisa Carmen Echeverría de Lobato Mulle, en su "Romance del Buen Suceso del Pago del Arbol Solo" (1630, año del milagro de la Virgen de Luján): Camino a reinos del norte, y a Chile, la tramontana, bajo el cielo de zafiro se tiende la ruta larga. Con el correr de los años "camino real" se declara, "camino real y preciso" son las cabales palabras. Una tropa de carretas enfrenta la senda larga. Experiencia de troperos sabe ilustrar la jornada, que no es sueño, ni trasueño, Ni realidad trasnochada: "Veinte días a Santiago; poco más a Chuquisaca, y setenta y cinco a Lima, Son seiscientas leguas largas...". Pero no dicen que, a veces, los días se hacen semanas. Son de riesgo, de ventura, de inquietudes, las andanzas, y no es para temerones el rigor de las jornadas, porque, los peligros sobran, y, las angustias, no faltan. Los corazones, inquietos, palpitan con fuerza extraña cuando ven que Buenos Aires ya se esfuma en la distancia. No es muy gracioso adentrarse por las puertas de la pampa. Grávidas pasan las horas, pero, al fin, las horas pasan, Y la tarde, los sorprende De Morón, en la Cañada. Las carretas cabecean calculando las distancias. (9)

Según Walter L. B. Bose en "Las Postas en las Provincias del Norte y de Cuyo en la Época del Congreso de Tucumán", Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, 1980, Carrió de la Vandera creó la posta de Concha en 1772, a cargo de Juan Vázquez Maurín, a quien reemplazó Juan Manuel Sierra en 1791. Luego en abril de 1810, la posta quedó a cargo de Francisco Antonio Reynoso. Con este dato debemos inferir que don Juan Manuel Sierra se radicó en la zona antes de 1802, año en que, como vimos en este mismo capítulo, comenzó a reconstruir el camino del río Pasaje. Por último, no podemos dejar de señalar algo que influyó muchísimo sobre la economía regional y nacional, como lo es el clima. Y nuevamente recurrimos al geólogo Ricardo Alonso, quien nos aclara este tema en forma magistral: "En los últimos mil años tenemos un período cálido conocido como el Período Cálido Medieval (siglos X a XII) donde se registraron temperaturas superiores a las actuales. Este período fue vivido por nuestros indígenas antes de la llegada de los españoles. A este siguió la famosa "Pequeña Edad de Hielo" (siglo XIII a XVIII) que se extendió hasta 1830. Sin ir más lejos, hace 300 años, las fajas subtropicales se extendían hasta cerca de Necochea como lo demuestra una fauna subfósil, entre ellas un vampiro gigante, dada a conocer por los doctores Tonni y Pardiñas de la U.N. de La Plata. Dicha fauna necesitó temperaturas medias mínimas unos 2º C más altas que las actuales para esa latitud. La región entre los ríos Salado y Dulce, llegó a ser un espacio geográfico y económico de importancia. Los ríos al salirse de madre, inundaban los campos, a los cuales llamaban bañados, y fertilizaban las tierras para las sementeras de trigo. Los pastos eran abundantes y llegaron a sustentar hasta 30.000 cabezas de ganado. También la región cumplía el rol de lugar de engorde para los mulares en tránsito. Además, se producía abundante miel y grana, esta última la cochinilla de gran valor para obtener el colorante rojo carmesí con el que teñían las telas de algodón. El gran mercado consumidor eran los centros mineros del alto Perú, principalmente

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Eduardo R. Poma Potosí, y más tarde el virreinato del Río de la Plata. Ahora bien, tanto la situación climática como hidrológica, jugaron malas pasadas de naturaleza cíclica a los habitantes de entonces. Por ejemplo para 1592/93 se tienen registros de una gran sequía en la comarca. El caso hidrognósico más notable es el río Salado, cuyas nacientes se ubican en el borde de la Puna salteña y su desembocadura en el Paraná, a la altura de la ciudad de Santa Fe. El río Salado cambió varias veces su curso en el siglo XVIII, uniéndose al río Dulce y desembocando en la actual Mar Chiquita en la provincia de Córdoba. Cuando ello ocurría una extensa región quedaba desamparada. Los años en que el río mudó su cause durante el siglo XVIII fueron 1709, 1761, 1770, 1778 y 1784, de acuerdo con la abundante documentación obtenida de cronistas y documentos del Archivo de Indias. También para esa centuria es interesante ver como se alternan períodos "normales", con períodos muy lluviosos y otros muy secos. De esta manera, se sabe que la región sufrió eventos climáticos extremos que pueden sintetizarse en un período mayor de 20 años comprendido entre 1750 y 1770 de grandes precipitaciones e inundaciones y luego otro de 30 años entre 1770 y 1800 de gran sequía. Dentro de ese medio siglo se reconocen también años normales y años extremos, entre ellos el extremadamente lluvioso año de 1750, en el que se anegó toda la región y el extremadamente seco año de 1786, en que no hubo cosechas y se pasó mucha hambre. Esto nos debe hacer reflexionar sobre el clima y sobre los eventos climáticos extremos, impredecibles y muy dañinos, no ya en tiempo geológico sino en tiempo histórico o tiempo humano. La ciudad de Cáseres, Nuestra Señora de Talavera o Esteco tuvo una vida efímera de sólo 43 años. Las ruinas se encuentran cubiertas por bosque chaqueño degradado el cual ha sido explotado para la extracción de leña para carbón. Un importante horno de carbón se encuentra en las cercanías de las ruinas. El relieve es en general plano, pero tiene algunas ondulaciones mayores. Una vieja zanja es fácilmente visible y consta en todas la crónicas como una importante acequia de regadío de los españoles para los cultivos del lugar. Consta también lo difícil que se tornaba mantenerla operable y de la gran cantidad de indígenas que estaban destinados a esa tarea. De acuerdo con lo observado en un reconocimiento preliminar puede distinguirse una parte inferior del perfil con una mayor participación de lo fluvial sobre lo eólico y una parte superior de medio metro con mayor dominio de la componente eólica. Esto estaría vinculado con la evolución climática de la región en los últimos 500 años donde se sucedieron periodos secos y húmedos marcados, además de la influencia de la "Pequeña Edad de Hielo" como ha quedado registrada en las crónicas de la conquista y la colonia y que fueron ampliamente tratados por la Dra. Rosario Prieto de la provincia de Mendoza. Resulta llamativo el hecho de encontrarse hoy las ruinas en una zona de densa vegetación de monte abierto, cerca de una vía de agua. La mutación del cauce del río Juramento y de sus brazos, sumado a un cambio de las condiciones climáticas en el tiempo, habría sido la consecuencia que la ciudad haya quedado cada vez más rezagada hasta ser enmascarada. El hecho de un clima y una cubierta vegetal diferente en la segunda mitad del siglo XVI surge claramente de la documentación española conservada en el Archivo de Indias de acuerdo con la recopilación efectuada por la Dra. Prieto. El español Ramírez de Velasco insistía en 1590 que varias ciudades estaban asentadas sobre salitrales. El salitre carcomía los cimientos de los edificios de San Miguel, Santiago y Talavera. Los edificios de Esteco se caían por su causa en 1608. Es evidente que el salitre apareció con posterioridad a la instalación española, lo que puede indicar que la "falta de aguas" referida por los gobernadores españoles, habría comenzado antes, esto es en el último cuarto del siglo XVI. Los materiales a un metro de profundidad se caracterizan por su color más rojizo, estructura laminada fluvial y presencia de carbonatos y salitre, que indicaría condiciones diferentes a las del resto del perfil del suelo. Podría quizá tratarse de lo comentado por Ramírez de Velasco. El fenómeno de salitrización de los suelos se explica precisamente en un descenso generalizado del nivel freático y está además considerado como uno de los riesgos geológicos potenciales". Agregamos nosotros que el río Pasaje o Juramento, "el más argentino de los ríos", porque su cuenca de 247.000 Km2 está dentro del territorio nacional, tiene 1.470 kilómetros de largo, y un cauce medio registrado en El Tunal de 38,2 m3/seg. Pero en Suncho Corral (Santiago del Estero) su caudal es de 14,8 m3/seg., por la falta de afluentes y la captación de agua, vital para esas zonas. Además, con las crecientes arrastra un enorme volumen de material sólido, casi 100 millones de toneladas, que ocasiona una sobreelevación del lecho, lo que provoca los cambios de cauce citados por el Dr. Alonso, en la llanura santiagueña. La onda de crecida que pasa en diciembre por Miraflores, llegará en febrero a Suncho Corral, por la presencia de bañados cuyas depresiones debe llenar. La canalización de este río, junto con el Bermejo, tiene un enorme potencial económico como se detalla en el Excursus F de este libro.

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Historia de Metán y de la Frontera salteña

CAPÍTULO XIII

El legado cultural SUMARIO: La Religión Católica y el Idioma Castellano - Los Valores de Occidente - La Herencia Indoamericana - La Obra de España en América - El Descubrimiento y la Exploración - La Evangelización y la Enseñanza - Las Leyes de Indias.

A comienzos del siglo XIX nada hacía presumir a los habitantes del Tucumán que era inminente el fin de la época colonial. Un primer sacudón lo recibieron con las invasiones inglesas. Los prisioneros británicos fueron internados en las ciudades del norte las que, a su vez, debieron aportar con hombres y recursos para defender a Buenos Aires de una segunda invasión. Llegada la Revolución de Mayo, se pondría fin a una de las etapas más brillantes de la historia universal, que comenzara en 1492; nuestra zona, por su ubicación estratégica, fue testigo de trascendentes acontecimientos históricos y lo sería también en la nueva etapa que se inicia. Es por eso necesario hacer un alto y recapitular. Observar y apreciar el legado recibido para poder comprender mejor lo que hoy somos. Así estaremos en condiciones de defendernos mejor de una penetración cultural que, utilizando los medios masivos de comunicación, logra que nuestros jóvenes acepten valores muy inferiores a los de su propia cultura, por el solo hecho de provenir de países económicamente desarrollados que utilizan los recursos psicológicos de la propaganda. Metán fue surgiendo a la luz de la historia de la mano de los misioneros y conquistadores españoles, quienes, sin retaceos, trasplantaron a nuestras tierras su fe, su sangre, su cultura. No podemos repetir lo ya dicho sobre la labor de la Iglesia y de la incomparable ventaja de que haya sido la fe católica la que fue dando forma a nuestro país. A ella debemos, sin duda, que no se odie a un hombre por el color de su piel o por su religión, en un mundo plagado de ejemplos de intolerancia. Aún hoy, en la civilizada Europa, todavía se muere por problemas raciales o religiosos. En cuanto al idioma ¿qué agregar ya sobre la lengua de Cervantes? Hija del latín, se fue enriqueciendo tanto que pasó a ser la más amplia del mundo por el número de sus acepciones. Dice un escritor francés, el abate Pluche, "la lengua española es, de las lenguas vivas, la más armoniosa y la que más se parece a la rica y abundante lengua griega, así en la diversidad de sus modos y frases como en la variada multitud de sus terminaciones, que siempre son llenas y en el giro ajustado de sus cláusulas, siempre 113


Eduardo R. Poma sonoras" (1). Sin embargo, no faltaron escritores nuestros que la despreciaron, como a todo lo hispanoamericano, antojándoseles que el castellano era una herramienta impropia para labrar sus altos pensamientos y escribieron ¡en francés! (2). Con estos dos legados supremos, la fe y el habla, dejaron los españoles muchos otros aspectos de su cultura latina, heredera, a su vez, de los auténticos valores de Occidente, valores que comenzaran a florecer allá en la antigua Atenas. Pero esta cultura se fue mezclando con la indoamericana e incorporó valores que la enriquecieron aún más. Metán había estado bajo la influencia de la cultura diaguita, la que también fue influenciada en alguna forma por la incaica. Es por ello que en nuestra zona encontramos la presencia de dichas culturas en el folklore, en el arte, en la vestimenta y alimentos, o en los innumerables vocablos incorporados al castellano, especialmente de origen quechua. Hasta la Iglesia incorporó tradiciones indígenas, como por ejemplo algo muy típico de Metán, los "misa-chico", con los que se honra a la Madre de Dios todos los 8 de diciembre. Con esta herencia fue creciendo Metán, a cuya primitiva población indo-hispanoafricana se le sumarían luego hombres venidos de casi todas las partes del mundo. Todos esto, unido a sus recursos naturales, a la fertilidad de su suelo, a sus hermosos paisajes y agradable clima, hacía que se mirara con optimismo el porvenir. Sobre esta obra de España en América, muchos intereses mezquinos se mueven aún hoy para disminuirla o empañarla. Pero el honor de dar América al mundo pertenece a España; no solamente el honor del descubrimiento, sino el de una exploración que duró varios siglos y que ninguna nación ha igualado en región alguna. Al respecto, nos limitaremos a transcribir lo dicho por el eminente explorador, arqueólogo e historiador anglo-americano, Charles F. Lumnis, quien nos dice: "Había un Viejo Mundo, grande y civilizado; de repente se halló un Nuevo Mundo, el más importante y pasmoso descubrimiento que registran los anales de la humanidad. Pero Europa no tomó conciencia de ello. El espíritu de empresa se concentró en una nación que no era la más rica ni la más poblada". "A España le cupo la gloria de cambiar las nociones geográficas del mundo y de acaparar los conocimientos y los negocios por espacio de siglo y medio. Dícese que fue genovés el descubridor, pero vino en calidad de español; vino de España por obra de la fe y del dinero de españoles; en buques y marineros españoles y tomó posesión de las tierras descubiertas en nombre de España".

La "Nao Victoria", que al mando de El Cano, circunvalara el mundo por primera vez. España comenzaba a escribir uno de los más brillantes capítulos de la historia universal (Grabado de la época). 114


Historia de Metán y de la Frontera salteña "Fernando e Isabel agregaron a su pequeño jardín de Europa medio mundo desconocido, en el cual viven hoy una veintena de naciones civilizadas. ¡Qué vértigo se hubiera apoderado de Colón si hubiese imaginado la increíble planta cuyas semillas, por nadie adivinadas, tenía en sus manos aquella hermosa mañana de octubre de 1492". "También fue España la que envió un florentino de nacimiento, a quien un impresor alemán hizo padrino de medio mundo: Américo Vespucio, notoria injusticia, hija de la ignorancia. A Colón le siguieron otros héroes que llevaron a cabo la labor por él iniciada. Y esto ocurrió un siglo antes de que franceses, ingleses, holandeses y otros pueblos pareciesen despertar y darse cuenta de que existía un nuevo mundo. Durante ese siglo la flor de España realizó maravillosos hechos. Sus exploradores, vestidos de malla, recorrieron México y Perú y se apoderaron de su grandes riquezas". "Cortez conquistó un reino diez veces más grande que el de Castilla muchos años antes que otros europeos hubiesen siquiera visto las costas americanas y Pizarro realizó aún más importantes empresas. Ponce de León tomó posesión de territorios, de lo que es ahora parte de los Estados Unidos, una generación antes de que los sajones pisaran aquella comarca. Y Alvar Núñez Cabeza de Vaca hizo a pie un recorrido incomparable a través del continente, desde la Florida al golfo de California, para después descubrir las Cataratas del Iguazú, medio siglo antes de que los ingleses desembarcaran en América del Norte. Jamestown, la primera colonia anglosajona de América, se fundó en 1607. Hasta entonces, los españoles habían descubierto, conquistado y colonizado la parte interior de América, desde Kansas hasta Buenos Aires y desde el Atlántico hasta el Pacífico". "Aquel temprano anhelo español de explorar era verdaderamente sobrehumano. Españoles fueron los que vieron y sondearon el mayor de los golfos; españoles los que descubrieron los dos ríos más caudalosos; españoles los que vieron por primera vez el océano Pacífico; españoles los que supieron que había dos continentes en América; españoles los primeros que dieron la vuelta al mundo. Un pobre teniente español con veinte soldados fue el primero en contemplar la más grande maravilla natural de América, el gran Cañón del Colorado, tres siglos antes de que lo vieran los norteamericanos. Balboa construyó las primeras naves que se hicieron en América para navegar el Pacífico, más de medio siglo antes que otros europeos pusieran en él sus ojos".

El barroco recibió en América nuevas influencias. Lo vemos en esta parte de la Casa de la Moneda, de Potosí. En su famoso cerro se encontró la mayor concentración argentífera que hubo en nuestro planeta.

"Los colonos franceses e ingleses de América del Norte, conquistaron territorios salvajes sí pero fértiles, extensos bosques, mucha agua y mucha caza, mientras que el que 115


Eduardo R. Poma dominaron los españoles eran desiertos o selvas terribles, que jamás hombre alguno, ni antes ni después, ha logrado conquistar. En ellos había tribus salvajes que no podían compararse con los pequeños guerreros del "Rey Felipe", que mataron unos seiscientos colonos ingleses de Massachusetts, Plymouth, Connecticut (3). Apaches, araucanos y calchaquíes, entre otros, eran guerreros de los más furibundos que enfrentaron los europeos en sus ásperos países. Los españoles debieron guerrear durante tres siglos y medio con algunos de ellos. En el Alto Perú perecieron a manos de los naturales decenas de miles de españoles y los indios de Sorata, en una horrible matanza, dieron muerte a 22.000 colonos". "No solamente fueron españoles los primeros conquistadores y colonizadores del Nuevo Mundo, sino también sus primeros civilizadores. Construyeron las primeras ciudades, abrieron las primeras iglesias, escuelas y universidades, montaron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros; escribieron los primeros diccionarios, historias y geografías. Y en México hicieron un ensayo ¡en el siglo XVIII!. Pero lo más importante fue el espíritu humanitario que caracterizó las instituciones hispanas. La legislación española referente a los indios de todas partes era incomparablemente más extensa, más comprensiva y más sistemática y humanitaria que la de Gran Bretaña, Francia y Portugal, todas juntas. Aquellos misioneros y maestros enseñaron la lengua española y la religión cristiana a mil indígenas por cada uno de los que los ingleses aleccionaron en idioma y religión. Ha habido en América escuelas para indios desde el año 1524 y en 1575 se habían impreso, en la ciudad de México, muchos libros en doce diferentes dialectos indios. Las colonias inglesas sólo pueden presentar la Biblia de John Eliot. Tres universidades españolas tenían casi un siglo de existencia cuando se fundó la de Harvard y sorprende por el número la proporción de hombres educados en colegios que había entre los exploradores". "Cuando se sepa que el mejor libro de texto inglés ni siquiera menciona el nombre del primero que dió la vuelta al mundo, ni de los exploradores que descubrieron Brasil o California, ni a los españoles que descubrieron y formaron colonias en lo que son ahora los Estados Unidos y que se encuentran en dichos libros omisiones tan palmarias y cien narraciones tan falsas como inexcusables son las omisiones, se comprenderá que ha llegado la hora de que hagamos más justicia. La opinión pública estuvo ofuscada durante mucho tiempo por los estrechos juicios y falsas deducciones de los historiadores que sólo estudian en los libros"(4). Este esfuerzo de España en favor de la humanidad lo pinta, con prosa soberana y bellas imágenes, Menéndez y Pelayo, agregando Gustavo Martínez Zuviría que su lectura debiera hacerse obligatoria en los cursos de literatura de los países de habla castellana: "Dios nos concedió la victoria y premió el esfuerzo perseverante, dándonos el destino más alto entre todos los destinos de la historia humana: el de completar el planeta, el de borrar los antiguos lindes del mundo. Un ramal de nuestra raza forzó el cabo de las Tormentas, interrumpiendo el sueño secular de Adamastor y reveló los misterios del sagrado Ganges, trayendo por despojos los aromas de Ceylán, las perlas que adornaban la cuna del sol y el tálamo de la aurora. Y el otro ramal fue a prender en tierra intacta aún de caricias humanas, donde los ríos eran como mares y los montes venero de plata y en cuyo hemisferio brillaban estrellas nunca imaginadas por Tolomeo ni por Hiparco". 116


Historia de Metán y de la Frontera salteña

Uno de los catecismos impresos en las misiones jesuitas. Los españoles "evangelizaron a 1.000 indígenas por cada uno de los que aleccionaron los ingleses en América de Norte".

"¡Dichosa edad aquélla, de prestigios y maravillas, edad de juventud y de robusta vida! España era o se creía, el pueblo de Dios y cada español, cual otro Josué, sentía en sí fe y aliento bastantes para derrocar los muros al son de las trompetas o para atajar el sol en su carrera. Nada parecía ni resultaba imposible: la fe de aquellos hombres, que parecían guarnecidos de triples láminas de bronce, era la fe que mueve de su lugar las montañas. Por eso en los arcanos de Dios les estaba aguardado el honor de hacer sonar la palabra de Cristo en las más bárbaras gentilidades; el hundir en el golfo de Corinto las soberbias naves del tirano de Grecia y salvar, por ministerio del joven de Austria, la Europa occidental del segundo postrer amago del islamismo; el romper las huestes luteranas en las marismas bátavas, con la espada en la boca y el agua a la cinta, y el entregar a la Iglesia Romana cien pueblos por cada uno que le arrebató la herejía". "España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio, esa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los Arévacos y de los Vectones o de los reyes de Taifas" (5). Es verdad que hubo excesos, que se cometieron errores, pero la colonización de un continente, que abarcó del 41º de latitud sur al 37º de latitud norte, constituye una obra social sobrehumana... "sin modelo en el pasado que pudiese servir para señalar el camino. Jamás vióse nada semejante. España tuvo que crear constantemente, sin otra guía que la intuición en sus incertidumbres de precursores" (6). También se reprochó a los españoles la introducción de la inquisición en el Nuevo Mundo, pero desde 1569 a 1715, 117


Eduardo R. Poma en ciento cuarenta y seis años, hubo en Nueva España 39 ejecuciones capitales después de un auto de fe y en Lima 30, mientras que en los Estados Unidos, a fines del siglo XIX, durante treinta años, hubo un linchamiento cada 59 horas y cuarto. Y no debemos olvidar que con el tiempo mejoran y se perfeccionan los valores morales y los principios de la civilización. Por eso no es justo aplicar retrospectivamente nuestros principios a los habitantes de otros tiempos. Cuando España inició su gesta no sólo ella sino también los árabes, los incas, los aztecas y cualquier otro pueblo creían en el derecho de conquista. Y si ahora se reconocen injusticias y abusos en la conquista de América, en términos comparativos estos abusos eran nimiedades al lado de los que cometían los conquistados. Los aztecas, por ejemplo, en los sacrificios humanos arrancaban en vida los corazones de las víctimas, para devorárselos (7).

NOTAS: (1) Wast, Hugo, "Vocación de Escritor", Ed. Dictio. (2) Hoy, por razones prácticas, se prefiere el estudio del inglés, esa "bella y bárbara lengua", como decía el P. Leonardo Castellani, pero es un idioma pobre y rudimentario al lado de los de origen latino. Es por ello que se dijo que el italiano es una lengua especial para hablarle a las damas, el francés par a hablarle a los hombres y el castellano para hablarle a Dios. Nos dice el poeta: Hallo más dulce el habla castellana... que la quietud de la nativa aldea, más deliciosa que la miel hiblea, más sensible que la espada toledana. Quiérela el corazón como una hermana Desde que en el hogar se balbucea, Porque está vinculada con la idea Como la luz del sol con la mañana. Hoy poco se lee a los clásicos. Los estudiantes y la mayoría de los adultos desconocen a Cervantes, Quevedo, Santa Teresa, etc. Pero el espíritu místico y heroico de la España descubridora y civilizadora quedó impreso en letras de oro -como el nombre de su gran siglo-, y con Lope de Vega y Calderón de la Barca damos dos ejemplos de ese espíritu y la belleza del idioma: ¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno oscuras? ¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: "Alma asómate ahora a la ventana; verás con cuanto amor llamar porfía". Y, ¡cuántas, hermosura soberana, "Mañana le abriremos", respondía, para lo mismo responder mañana! __________________ Estas que fueron pompa y alegría despertando al albor de la mañana,

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Historia de Metán y de la Frontera salteña a la tarde serán lástima vana durmiendo en brazos de la noche fría. Este matiz que al cielo desafía, iris listado de oro, nieve y grana, será escarmiento de la vida humana: ¡tanto se emprende en término de un día! A florecer las rosas madrugaron, y para envejecerse florecieron: cuna y sepulcro en un botón hallaron. Tales los hombres sus fortunas vieron: en un día nacieron y expiraron; que pasados los siglos horas fueron. (3) (4) (5) (6) (7)

Apodo que se daba a un cacique de los pieles rojas de Pokanoket, cuyo nombre indio era Pometacom, el cual en 1676 y al frente de varias tribus, hizo una guerra feroz y sangrienta contra las colonias inglesas. Lummis, Charles F., Enciclopedia Autodidacta Quillet, Tomo I (Historia), Ed. Arístides Quillet. Wast, Hugo, "Vocación de Escritor", Ed. Dictio. Crouzet, Maurice, "Historia General de las Civilizaciones". Tomo IV, Ed. Destino. Como caso concreto de la situación de nuestros aborígenes, resumimos el llamado "Expediente Macleta": El 6 de julio de 1799 el gobernador de la Intendencia de Salta don Rafael de la Luz, visitó la reducción de Ntra. Sra. Del Pilar de Macapillo, allí recibió las quejas de los caciques que le informaron que los habían trasladado a la reducción de Miraflores, despojándolos de sus tierras. Se labró el acta correspondiente y pasó el tiempo sin que la situación se modificara en su favor. Cansados de esperar, el cacique Bernardino Macleta junto con otros compañeros, entre los que estaba el cacique vilela Pedro Luplén, se fugaron de Miraflores y se dirigieron a pie, sin recursos, a Buenos Aires. Allí, el 21 de mayo de 1807, el Fiscal de Su Majestad Protector General de Naturales, don Manuel Genaro de Villota, inicia el expediente donde le expresa "...que hacía más de ocho años que vivía despojado de sus fueros que como tal cacique me acompaña con la gracia con que el Rey, mi Católico Monarca me ha dispensado, como así también del suelo para que pueda subsistir con mi gente, careciendo de tener a mis inmediaciones a los indios que han sido y son de mi toldería". Además, aclaraba que hacía dos años se había presentado en Buenos Aires llevando su primer reclamo, donde le aseguraron que a su regreso lo atendería el Gobernador Intendente, pero como no lo hicieron emprendieron un nuevo viaje en el que padecieron miserias, hambre y frío. Pero lo que más le dolía era ver a su gente dispersa y que los "recién nacidos no disfrutan del pasto de la religión que abrazamos", porque muchos huyeron a tierras de los infieles. El Fiscal elevó el expediente a manos del Virrey don Santiago de Liniers, informándole sobre la necesidad de hacer justicia y solicitar al gobierno de la Intendencia de Salta explicaciones sobre el caso. Cuando el expediente vuelve a la Intendencia el gobernador de la Luz había fallecido, y lo suceden una serie de gobernadores provisorios, a lo que se suma un informe, al parecer falseado, del cura doctrinero de Miraflores Fray José Francisco Gerez, donde se acusa a Macleta y compañeros de insubordinados y holgazanes. Mientras tanto el cacique era bien tratado en Buenos Aires y se le dio a optar entre permanecer allí, aguardando la respuesta, o se le proveería del correspondiente pasaporte para regresar. El 3 de febrero de 1808 el gobernador intendente don José de Medeiros, eleva de nuevo el expediente a Buenos Aires, donde causará la indignación del Fiscal Protector General de Naturales, quien reniega en un escrito porque no se cumplió con lo pedido sobre la concesión o venta de los terrenos de Macapillo; ni se remitieron los originales de las actuaciones labradas con motivo del primer viaje de Macleta, y además que el informe está fundado en la relación de una sola persona, sin otras pruebas de que el cacique era "un holgazán impostor". El expediente volvió a Salta, donde se conserva en el Archivo y Biblioteca Histórica. Pero nada pudo conseguir la devolución de las tierras de Macapillo, quizás por la demora del expediente ante el Gobierno de Salta; quizás por la destitución de Liniers; quizás porque en Salta y en el país otros intereses comenzaron a preocupar a los gobernantes españoles, por la llegada de José Bonaparte como Rey de España. Pero este interesante expediente nos muestra muchas cosas. Entre ellas, el abuso con que los poderosos y sus influencias logran llevar adelante contra los más débiles. Por otro lado, las leyes, mecanismos y funcionarios que había previsto España para proteger a los naturales. ¿Podemos imaginarnos a los ingleses frente a los nativos africanos o asiáticos, o a los norteamericanos frente a los pieles rojas, movilizando gobernantes y hasta virreyes para devolverles sus tierras? Sin embargo, de esos países surgió la leyenda negra contra España y la Iglesia Católica.

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CAPÍTULO XIV

Salta y la Revolución de Mayo SUMARIO: Los Cambios desde la Creación del Virreinato - La Influencia de Córdoba y Charcas en la Intendencia de Salta - El Gobernador Nicolás Severo de Isasmendi - La Propaganda Revolucionaria en Salta - El Cabildo de Salta frente a los Sucesos de Mayo - La Política del Gobierno de Buenos Aires.

Uno de los cambios más profundos ocurridos en el sistema colonial español fue el de la decisión política de la Corona de crear, en 1776, el virreinato del Río de la Plata, decisión impulsada en mayor medida por la escalada portuguesa e inglesa en el Atlántico Sur (1). La ciudad de Garay, el puerto más adecuado para llegar a España como lo recomendara el visionario Juan de Matienzo y lo pidieran los propios vecinos del Tucumán, adquiere desde ese momento una vitalidad creciente, que sacude su prolongada modorra de pueblo periférico. Buenos Aires será la cabeza de un complejo económico, político, social, financiero, militar y hasta cultural, que irá tomando fisonomía propia. La creación del Virreinato se profundiza y amplía con la aprobación del Reglamento del Comercio Libre (1778) y el establecimiento de la Aduana. Muy pronto Buenos Aires competirá ventajosamente con Lima y la superará en el volumen de sus operaciones comerciales. Esto se traducirá también en un incremento significativo de la población del Litoral, la que a principios del siglo XIX supera ya a la del Tucumán. Con el Virreinato vino también el régimen de intendencias, con lo que se partió la gobernación del Tucumán. Pero la formación de la intendencia de Salta no significó necesariamente la cancelación súbita de la antigua estructura del espacio americano. Los vínculos sociales, culturales y comerciales cimentados durante más de dos siglos, se mantuvieron por encima de las divisiones administrativas. Es así como la ciudad de Córdoba y la altoperuana Chuquisaca, llamada también Charcas o La Plata, siguieron teniendo sólidas vinculaciones sociales y culturales con la intendencia de Salta. Si Potosí fue el polo económico del Virreinato, cabe a Chuquisaca el importante papel de eje administrativo y cultural, con su famosa Audiencia y la Universidad de San Francisco Javier. Hacia 1780 esta ciudad tenía unos 25.000 habitantes, pero lo que contaba en ella, era la calidad de su población. Su protagonismo durante la conquista del Tucumán, las 121


Eduardo R. Poma ventajas que le daba el ser sede de la Real Audiencia y de un arzobispado metropolitano, su Universidad y las dulzuras de su clima, contribuyeron a desarrollar en ella una intensa vida eclesiástica, forense y literaria, a la vez que social, ya que los funcionarios coloniales y los mineros acaudalados del Potosí buscaban allí el descanso de sus fatigas. Concolorcorvo nos dice de ella que "es la más hermosa y la más bien plantada de todo este Virreinato. Su temperamento es muy benigno. El trato de la gente agradable. Abunda de todo lo necesario para pasar la vida con regalo" (2). Así, tanto Charcas como Córdoba, fueron los puntos de referencia obligados que tenía la clase dirigente de la intendencia de Salta y también la de todo el Virreinato. Por las aulas de sus universidades pasaron sus hijos con la intención de ilustrarse. En Chuquisaca obtuvieron sus grados doctorales abogados y eclesiásticos insignes, que fueron los dirigentes de la Revolución. De una extensa nómina de estudiantes salteños, jujeños, y tucumanos, rescatamos los siguientes: Mariano Gordaliza, Manuel Antonio Castro, Mariano Boedo, José Manuel Segada, Teodoro Sánchez de Bustamante, José Ignacio de Gorriti, Felipe Antonio Iriarte, Manuel Molina, Pedro Miguel Aráoz y Bernardo de Monteagudo. Junto a estos estudiantes norteños, encontramos a muchos jóvenes de Buenos Aires y de otros puntos del Virreinato, como Pedro Medrano, Saturnino Rodríguez Peña, José Francisco Ugarteche, José Severo Malabia, Esteban Agustín Gascón, Vicente Anastasio Echeverría, José Daguerreira, Mariano Moreno, Antonio Sáenz, Tomás Manuel de Anchorena, Juan José Paso, Juan José Castelli y Ramón Anchoris, entre otros, por lo que se puede asegurar que en esa ciudad se educaron la mayoría de los dirigentes que llevaron a cabo el proceso de la emancipación en el Río de la Plata (3). En 1809, mientras se producían los movimientos revolucionarios de Chuquisaca y La Paz, se hacía cargo del gobierno de la intendencia de Salta, don Nicolás Severo de Isasmendi. Salteño, Isasmendi pertenecía al viejo patriciado feudatario, con grandes propiedades rurales en el valle Calchaquí. Liniers lo había designado, dispensándolo del impedimento creado por su lugar de origen. Cuando asumió el cargo, la clase dirigente salteña estaba dividida por conflictos locales, que dañaron el prestigio de la autoridad y el mismo Gobernador tuvo choques con el Cabildo y con el Obispo, por lo que llegó a solicitar su retiro. En diciembre de ese mismo año, recibió una amonestación del virrey Cisneros, por El virreinato del Río de la Plata, creado en 1776 para poner freno a la política expansionista de Portugal. Su capital, Buenos Aires, pronto desplazó a Lima en el volumen comercial con España. 122


Historia de Metán y de la Frontera salteña "no haber reprimido a un cierto número de abogados que vertían públicamente especies subversivas contra los derechos del Rey" (4). En realidad, el sentimiento generalizado era de fidelidad a la monarquía, pero la clase ilustrada había sido influenciada por el fermento separatista, que penetró en la Intendencia por la repercusión de los movimientos altoperuanos ya citados y que fueron duramente reprimidos por el mariscal Nieto, pero en mayor medida aún, por la propaganda revolucionaria que realizaron algunos agentes. Tal es el caso del coronel Moldes. Este era hijo de un fuerte comerciante salteño que había cursado estudios en España. Allí se comprometió con la logia de Cádiz, organizada por americanos para promover la causa de la independencia. En dicha logia participaron Alvear, San Martín, Zapiola, O´Higgins y Anchoris, entre otros. Después de cumplir una misión en Londres, Moldes fue enviado al Río de la Plata. En 1809 se reunió en Buenos Aires con un grupo de criollos que trabajaba por la revolución y ya de regreso a su ciudad natal, mantuvo contactos en Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán. Llegado a Salta, realizó una intensa propaganda a favor de la independencia y seguramente el virrey Cisneros se refería a esas reuniones cuando reprochó a Isasmendi no haberlas reprimido.

Carlos IV y su familia, oleo de Goya. Con este decadente monarca España comenzó a perder su Imperio.

Y la señal que aguardaban los revolucionarios americanos llegó en 1810, cuando el águila napoleónica se enseñoreó de toda la Península, aunque fue precisamente allí, en España, donde comenzó a eclipsarse su estrella. Europa vió con asombro que los franceses no eran invencibles cuando perdieron su invicto en los campos de Bailén. En Buenos Aires los acontecimientos se precipitaron desde que ancló en Montevideo la fragata británica John Paris, el 13 de mayo, portadora de la noticia de la inminente capitulación de Cádiz y de la disolución de la Junta Suprema de España. En Salta, los sucesos que culminaron con la caída del Virrey y su reemplazo por una junta, se conocerán el 16 de junio. La importancia del pronunciamiento de la Intendencia en favor de la causa patriota resultaba harto evidente, si tenemos en cuenta el marco político referencial. A la rebeldía inicial de Córdoba, se sumaba la oposición de Montevideo y la actitud de beligerancia que asumieron las provincias altoperuanas. Y también el Paraguay reaccionó en contra de Buenos Aires, si bien luego se encerraría en un aislamiento de casi medio siglo. 123


Eduardo R. Poma Es en este momento donde resaltará la importancia de los trabajos revolucionarios que desarrollaron Moldes y el grupo de abogados subversivos. Faltan evidencias documentales para poder apreciar la magnitud del grupo conspirador, pero su acción fue disciplinada y coherente y la historia nos muestra siempre que vale más un grupo decidido que una mayoría de indecisos o pusilánimes. Serán precisamente estos abogados los que inclinarán la balanza, llevando a Salta a la causa de la independencia. Sobre la inseguridad de los revolucionarios de Buenos Aires, que no estaban seguros del "apoyo generalizado de los pueblos" a la Junta constituida el 25 de Mayo, lo dice la tesis sostenida por Castelli en favor de la retroversión de la soberanía al pueblo, ante el cautiverio de Fernando VII. En ella (debate del 22 de mayo), no computaba la consulta a las ciudades del Virreinato, decidiendo Buenos Aires reasumir dicha soberanía en nombre de todas las demás. Pero cuando el fiscal Villota cuestionó el derecho que se atribuía la Capital, la perplejidad y el embarazo del grupo revolucionario fue salvado hábilmente con un argumento circunstancial: la consulta se haría "a los pueblos" pero la hermana mayor tomaba la decisión, ad referéndum de lo que se resolviera por parte de aquéllos. Así, pues, la consulta al interior fue una concesión forzada de los dirigentes porteños y no un acto político de convicción democrática. Se habían jugado por la causa del gobierno propio y si por cautela invocaban los derechos del "amado Fernando VII", estaban decididos a defender lo conquistado por la razón o por la fuerza. Cursaron invitaciones a las ciudades para que designaran los diputados, pero al mismo tiempo se enviaron expediciones militares como argumento disuasorio. Esto demuestra que en los primeros momentos de la Revolución, era escaso el apoyo popular y pocos los que estaban decididos a jugarse por ella si no se contaba con la fuerza militar, como había sucedido en la misma Buenos Aires. En realidad, el 25 de Mayo fue un golpe militar que tuvo en Cornelio de Saavedra a su figura decisiva, mientras la mayoría de la población no tenía idea de lo que estaba pasando. Exactamente al revés de lo que nos muestran las estampas escolares, con el pueblo reunido frente al Cabildo, vivando a la libertad. Ese 16 de junio, cuando llegó a Salta la noticia de lo acontecido el 25 de Mayo, llegaron también los oficios de la Junta Provisional y del Cabildo de Buenos Aires. El ayuntamiento salteño trató el asunto en un cabildo general que se realizó en día 19. Asistieron el Gobernador Intendente, el Obispo junto con el cabildo eclesiástico, jefes de cuerpo y vecinos caracterizados. Los votos de los cabildantes se inclinaron, en su mayoría, hacia el reconocimiento de la Junta e Isasmendi manifestó su complacencia por la "generalizada acepción de los asambleístas a las determinaciones de la capital". Según algunos, esta complacencia se debió "más por el odio al Cabildo que por amor a la causa revolucionaria". De todas formas, Isasmendi dispuso que se pasaran los oficios consiguientes a las ciudades subalternas y esta decisión del Cabildo salteño iba a tener decisiva influencia en las ciudades del norte, para que se pronunciaran por el cambio de política. Pero surgieron problemas en el momento de instrumentar la elección de diputados, produciéndose un serio entredicho entre los cabildantes y el Gobernador. Este, mientras tanto, había interceptado una carta dirigida por el mariscal Nieto al gobernador intendente de Córdoba, Gutiérrez de la Concha, en la que manifiesta que se "castigaría severamente 124


Historia de Metán y de la Frontera salteña a los autores de tantos males". Esto también ayuda a explicar el cambio de actitud del Gobernador, el que dispuso la prisión del alcalde de 2º voto, Antonio Fernández Cornejo y del síndico Tamayo. Como estaba en juego la conservación de su poder ante la nueva situación política, Isasmendi fue más allá y convocó a cabildo abierto para el día 29. Los regidores replicaron desconociendo lo actuado y el día 5 de julio, siguiendo el dictamen del asesor letrado, Dr. Santiago Saravia, aconsejaron que el Cabildo resolviera la cesación del mando político y militar por parte del Gobernador. Este contestó encarcelando a Saravia y al vocero del grupo de abogados, el Dr. Gabino Blanco y luego desplegó tropas y artillería en la plaza mayor. La violencia de los ánimos fue "in crescendo", por lo que Isasmendi decidió enviar al Cabildo una comisión presidida por el obispo Videla del Pino, para procurar un acuerdo. Pero los cabildantes no transigieron en el reclamo de renuncia del Gobernador, el que decidió, entonces, la prisión de todo el resto. Desde la cárcel, los cabildantes resolvieron hacer llegar sus quejas a la Junta de Buenos Aires y comisionaron al coronel Calixto Ruiz Gauna para realizar el viaje. Los habitantes de las postas y estancias metanenses vieron pasar a este "prodigioso jinete" que realizó la proeza de recorrer en ocho días las 300 leguas que separaban a Salta de la capital del Virreinato. Después de un descanso de veinticuatro horas, Gauna regresó con los despachos de gobernador en favor del Dr. Feliciano Chiclana, quien se hallaba en el Ejército Auxiliar en marcha hacia el norte. Cuando Chiclana llegó a Salta, liberó a los capitulares que se reunieron el 23 de agosto para recibirlo. Luego ordenó la prisión de Isasmendi, al que remitió a Buenos Aires. Así dejó el mando el último gobernador del Rey en la intendencia de Salta del Tucumán. El nuevo régimen comenzaba con una designación hecha desde Buenos Aires, por la desavenencia de los propios salteños, sentándose así un precedente de centralismo político que no sería el último. El Ejército Auxiliar fue muy bien recibido en la ciudad y los más entusiastas repetían una letrilla que, según nos dice Juan Alfonso Carrizo, "hacía de Salta la primera en cantarle a la patria naciente". Un fragmento de la letrilla cantaba así: "A nosotros nos toca La dominación De cuanto en sí encierra La indiana nación. Y sólo ella cause La dulce emoción, Con que siempre clame Vuestro corazón: Que viva la patria, Muera el que es traidor". Pero al evaluar la situación salteña, Chiclana, dirigiéndose a la Junta dice: "Una considerable parte de su vecindario es de opinión contraria a la nuestra y la restante opina como nosotros; bien que una y otra poseídas de miedo y temor y como el que teme está próximo a obedecer, por esto es que tanto una parcialidad como otra ha reconocido la autoridad de V. S. y de este gobierno" (5). Este juicio expresaba el jacobismo de Chiclana, que fue la política de la Junta en su primera etapa y que tuvo a Moreno como su principal impulsor. 125


Eduardo R. Poma Esta política, cuya primera muestra fue el fusilamiento de Liniers y demás cabecillas de la reacción cordobesa, tendrá luego funestas consecuencias. Castelli, quien seguía fielmente las instrucciones de Moreno, no se limitó a infundir el "terror", sino que también atacó a la religión y a las tradiciones de la población altoperuana. Y estas provincias, que al comienzo abrazaron con entusiasmo la causa de la Revolución, se convirtieron en el taller donde se forjaron uno tras otro los ejércitos que invadieron Salta. En ellas influía seguramente el odio a los "porteños ateos y sacrílegos", mientras se iba consolidando la idea de la secesión (6). El país perdió así más de un millón de kilómetros cuadrados y su salida al Pacífico.

Ciudades que integraban la intendencia de Salta del Tucumán al estallar la Revolución de Mayo. Su adhesión a la causa patriota resultó decisiva (de Armando Bazán, "Historia de Noroeste Argentino"). NOTAS: (1) Por esa época España y Francia tomaron parte en la guerra de la independencia de Estados Unidos, que terminó con la derrota de Inglaterra. Portugal, incondicional aliado de los ingleses, había invadido por cuarta vez la Banda Oriental y la Colonia del Sacramento. Para escarmentar a los portugueses, Carlos III organizó una gran armada con 116 naves y 19.000 hombres, a la vez que creaba el virreinato del Río de la Plata y designaba a don Pedro de Cevallos virrey y jefe de la expedición. "Fue el último destello de España como potencia mundial". Nunca había zarpado desde la Península en dirección a América una escuadra tan poderosa. Ceballos tomó la isla de Santa Catalina y la Colonia del Sacramento y cuando estaba por asaltar Río Grande, otra vez la diplomacia española estropeaba tanto esfuerzo. Por el tratado de San Ildefonso, Portugal devolvía lo que era de España, a cambio de tierras españolas. Era una atención de Carlos III a su "amadísima sobrina", la reina de Portugal. (2) Concolorcorvo, "Lazarillo de Ciegos Caminantes de Buenos Aires a Lima", La Cultura Argentina. (3) En las universidades de América prevalecían las doctrinas de los teólogos y filósofos españoles Francisco de Vitoria y Francisco Suárez dominico y jesuita respectivamente. Para Suárez el poder venía de Dios y residía en el pueblo, el que pactaba con su soberano, tesis que nutrió los argumentos de los revolucionarios de 1810, al caducar el gobierno español. (4) Bazán, Armando R., "Historia del Noroeste Argentino". Ed. Plus Ultra. (5) Ibidem. (6) El general Belgrano trató de borrar esta mala imagen de la Revolución de Mayo en el norte, pero sólo lo logró en Tucumán, Salta y Jujuy. Sus soldados llevaban escapularios y asistían a los oficios religiosos. En Tucumán, nombró Generala del Ejército a Nuestra Señora de la Merced, entregándole su bastón de mando. Es necesario reflexionar acá sobre la excesiva idealización o deshumanización que se hizo con algunas figuras de nuestra pasado, por lo que hoy se nota cierto descreimiento o desencanto en nuestros jóvenes por la historia argentina. Y precisamente por ser humanos y débiles aquellas figuras actuaron muchas veces con inconcebible grandeza o heroísmo, como lo quieren expresar los siguientes versos: La historia de la patria nunca tuvo el amable sabor de las consejas. Está hecha de lágrimas, de sangre, de dolor, de vehemencia, de una pasión impar, desgarradora, de una pasión acerba. La historia de la patria es la del hombre: su vigilia, su sueño, su proeza. Es dura la conquista Cada día comienza.

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CAPÍTULO XV

Metán en la Guerra de la Independencia SUMARIO: Contribución de Metán al Esfuerzo Bélico - El Combate de las Piedras - Juramento a la Asamblea de 1813 - Metán y el Himno Nacional - El General San Martín en Yatasto - El Río Pasaje, Primera Línea Defensiva - Güemes y la Guerra de Recursos.

En el momento de la Revolución, el norte tenía una población que se acercaba a las 150.000 almas, formada en su mayoría por labradores y hacendados, comerciantes, artesanos, etc. Los sucesos de Mayo forzaron a los funcionarios y vecinos principales a definir su actitud frente a un hecho político y revolucionario, aunque ambiguo. No era fácil entender por qué el nuevo Gobierno destituía y encarcelaba a los funcionarios del Rey, pero a la vez proclamaba su fidelidad a Fernando VII y su voluntad de conservarle estos dominios. Y esa definición generalmente se produjo bajo la presión de la fuerza militar, enviada al interior con el engañoso argumento de auxiliar "a los pueblos". En realidad era la ley de la guerra. Para algunos se había producido lo que estaban esperando: para los fieles al Rey, la noticia era mortificante; para la gran mayoría, la sorpresa del comienzo fue trocándose en adhesión primero y luego en entusiasmo ya que los hijos del país, los criollos, podrían formar parte del gobierno sin depender del favor o preferencia de un soberano distante. En Metán, esas adhesiones se materializan en las donaciones que realiza en 1810 José de Toledo y Pimentel, propietario de la estancia de Yatasto, quien entrega 100 pesos y 100 caballos para el Ejército Auxiliar del Perú, comprometiéndose, además, a socorrerlo a su paso por la extensa propiedad. Pero también otros propietarios colaboraron generosamente, como lo refiere un informe de Chiclana, al decir que "ellos (se refiere a los Gorriti) y otros ricos hacendados como Antonio Cornejo y el español Domingo Puch, propietario de Los Sauces, no sólo han puesto sus caballos sino también la carne que han necesitado y todo ello gratuitamente" (1). Hay que citar, además, a don José Ignacio Sierra, quien colaboró activamente con la causa patriota. Estuvo en el ejército de Belgrano que marchaba a dar batalla en Salta y luego fue un eficiente colaborador de los Gorriti, comandando la primera compañía del Segundo Escuadrón de Gauchos de la Frontera del Rosario (2). 127


Eduardo R. Poma Así fue en los primeros años; después las gabelas de guerra se hicieron insoportables y terminaron provocando la ruptura entre Güemes y la clase pudiente de Salta. Y de esta clase social fueron, sin duda, los Gorriti los de más destacada actuación. Aunque jujeños de origen, se habían afincado en "Los Horcones", alrededor del año 1800 (la única que nació allí fue doña Juana Manuela). Como se sabe, tanto el canónigo Juan Ignacio como el general doctor José Ignacio y el coronel José Francisco, fueron figuras de primera línea dentro de la política de Salta, figurando los dos últimos como puntales decisivos en la gesta güemesiana. En su campamento fortificado de "Los Horcones", el legendario Pachi Gorriti adiestraba gauchos para incorporarlos a sus escuadrones. (3) Y ¿cuál es el aporte en hombres que realiza la zona? Es imposible saber la cantidad de paisanos que se transformaron en soldados o en habilidosos jinetes de las milicias del general Güemes. Muy pocos quedaron registrados en la documentación disponible, como el soldado Sanguino de la Frontera del Rosario, de quien nos cuenta el general José María Paz en sus "Memorias", que le salvó la vida después de la batalla de Ayohuma, o del sargento Sandoval, oriundo de Río Piedras. El 26 de marzo de 1812 Belgrano recibe, en Yatasto, el mando del Ejército del Norte de manos de Pueyrredón, hecho que será decisivo ya que el carisma del nuevo Jefe captará el apoyo unánime de oficiales experimentados como Díaz Vélez, Balcarce, Dorrego, Alvarado, Zelaya, La Madrid y José M. Paz. Luego, y con el éxodo heroico de los jujeños, este Ejército viene retrocediendo hasta que, en el río de Las Piedras, decide atacar a la vanguardia realista que lo hostigaba. Este combate, el más importante de los librados en suelo metanense, levantó la moral de las tropas que luego derrotarían a Tristán en la decisiva batalla de Tucumán. La vanguardia española, mandada por los coroneles Llano e Huici, contaba con 600 hombres. El día 3 de setiembre de 1812 la retaguardia patriota, con artillería, comandada por Díaz Vélez, se había distanciado unos diez kilómetros del grueso, que estaba detenido. Resueltamente el adversario la atacó, luego de un encuentro de avanzadas, y la dispersó completamente. Belgrano que esperaba una oportunidad favorable desplegó el ejército en la margen del río y ordenó abrir el fuego a la artillería, para despejar el frente y parar al perseguidor. Los realistas detenidos, ocuparon una posición a medio kilómetro de distancia. Entonces el ejército revolucionario se lanzó simultaneamente al ataque en tres agrupaciones y una reserva. El enemigo no pudo resistir y se puso en precipitada fuga, siendo perseguido por más de dos kilómetros. Perdió 20 muertos, 25 prisioneros, armamento y se rescataron muchos de los prisioneros que antes habían caído en sus manos. "Belgrano reanudó luego la retirada hacia Tucumán, que se hizo desde entonces sin persecución del enemigo y más entonados los ánimos" (4). Después de la heroica desobediencia de Belgrano, que culminó el 24 de septiembre en la batalla de Tucumán y que provocó la caída del Primer Triunvirato, el ejército comenzó a moverse nuevamente hacia el norte. En los primeros días de febrero y bajo torrenciales lluvias, Belgrano pasa por Metán al frente de algo más de 3.000 hombres. Va en busca de Pío Tristán, atrincherado en Salta. El día 9 de febrero el ejército comienza a vadear el río Pasaje. Se había transportado un puente de balsas, formadas con barriles alquitranados, en previsión de una crecida que impidiera el paso. Pero el puente no fue utilizado y el día 11 quedó concluida la operación. 128


Historia de Metán y de la Frontera salteña Dos días después, el 13 de febrero, en la margen norte del río, los soldados juran lealtad a la Asamblea General que iniciaba sus sesiones en Buenos Aires. El General manda desplegar nuevamente la bandera celeste y blanca diciendo: "Esta será la nueva divisa con que marcharán al combate los defensores de la Patria". Luego ordena grabar en el tronco de un árbol gigantesco la inscripción: "Río del Juramento". El ejército sigue su marcha y el 20 de febrero Belgrano obtendrá su más importante triunfo como militar, abriendo grandes perspectivas para reconquistar el Alto Perú.

La decisiva batalla de Salta fue el momento más brillante de Belgrano como militar.

Estas hazañas de Belgrano inspiraron, sin duda, a un joven oficial a sus órdenes, don Vicente López y Planes, quien acampado a tres o cuatro cuadras al norte del río de Las Piedras, bajo la sombra de una enorme tipa, habría compuesto la canción declarada Himno Nacional Argentino "Oíd mortales". Según una de las versiones existentes, recogidas en el "Diccionario Histórico Argentino", de Piccirilli, Romay y Gianello, dice que "Don Pedro Bourel, en carta a Alfonso P. Carranza del 18 de septiembre de 1886, ha dejado concretada una nueva versión salida de labios de don Vicente López, del sitio y momento en que se sintió inspirado para escribir su canción. Bourel narra en dicha carta la historia de la `Tipa de la Independencia´, historia que, según expresa, le fue repetida en Salta y confirmada como auténtica. Expone Bourel que, encontrándose en las proximidades del río de Las Piedras, escenario donde las armas de la Patria se alzaron con la victoria, su guía, Mr. Martindale, vecino del lugar, lo llevó a conocer esa tipa y añade: La gente del lugar y toda Salta tenía por seguro que allí, debajo de ese árbol, Vicente López escribió el Himno Patrio. Esta versión, difundida y tenida por cierta, provenía del mismo López, quien díjole al gobernador de Salta, don Tomás Arias, que volvía a su sede, luego de haber asistido al acuerdo de San Nicolás, que al pasar por el río Piedras se fijara si todavía estaba en tal paraje el árbol tal, que no era nada más que la tipa. Como el gobernador Arias preguntara a López para qué habíase de fijar en ese detalle, don Vicente le respondió que allí había escrito el Himno Nacional. Añade Bourel que cuando 129


Eduardo R. Poma Arias, en su viaje de regreso pasó por el río de Las Piedras, encontró el árbol en el sitio indicado y, desde entonces, quedó consagrado como la Tipa de la Independencia" (5). Este es un hecho prácticamente desconocido y que debe ser reivindicado para legítimo orgullo de los metanenses y salteños. Así lo decía César Perdiguero, incansable divulgador de este tema en centros culturales del país y del extranjero, afirmando que era "esta tierra elegida por los designios de la historia para ser escenario de las grandes empresas del espíritu". Y es verdad que el nombre de este lugar perdurará por siempre en la memoria de los argentinos, pues está grabado en su Himno: "San José, San Lorenzo, Suipacha, Ambas Piedras, Salta y Tucumán, La Colonia y las mismas murallas Del tirano en la Banda Oriental; Son letreros eternos que dicen: Aquí el brazo argentino triunfó. Aquí el fiero opresor de la Patria Su cerviz orgullosa dobló". Esta vinculación del Himno Nacional con Salta se corrobora también en un hecho curioso. Durante las fiestas Mayas de 1813, se repartió en aquella ciudad una hoja impresa con la "Marcha Patriótica" de don Vicente López, por lo que Chiclana pidió a fray Mariano Sabater, sochantre de la Catedral, que le pusiera música, ignorando que en las mismas fiestas se cantaba en Buenos Aires con la música de Blas Parera. Como Chiclana había designado al P. Sabater para realizar otras tareas y no las cumplió por estar ocupado en la música del Himno, dio orden de desterrar al religioso a Tucumán. Allí el P. Sabater se quejó al general Belgrano que se hallaba en Potosí y éste, a su vez, remitió el asunto al Poder Ejecutivo, "quien se dirigió al gobernador de Salta pidiéndole informes sobre lo ocurrido e insinuándole que el decreto de seguridad personal no se hallaba en desuso en las provincias. Pocos días después renunciaba Chiclana" (6). La música de fray Mariano Sabater es posible que no se haya conservado, pues todavía no pudo ser localizada. Después de la batalla de Ayohuma, las cosas volvieron a quedar como en 1812. Belgrano debe abandonar el Alto Perú y retroceder hasta Tucumán. Y es aquí, en la adversidad, donde su figura se agranda hasta alcanzar altísimos grados de heroísmo, logrando salvar el Ejército del Norte de un desastre total. Pero el avance de Pezuela parece incontenible y amaga unir sus fuerzas con las de Montevideo, lo que significaría el fin para la Revolución. En esta situación tan comprometida, el Directorio manda un nuevo jefe con refuerzos hacia el norte. Este nuevo jefe es el coronel don José de San Martín, quien, cuando conoce a Belgrano, escribe al director Posadas recomendándole que lo mantenga como jefe del Ejército, "pues de todos los demás oficiales de graduación que hay en el ejército no encuentro otro de quien hacer confianza, ya porque carecen de aquel juicio y detención que son necesarios en tales casos, ya porque no han tenido los motivos que él para tomar unos conocimientos tan extensos e individuales como los que posee. Ultimamente V. S. esté firmemente persuadido que su buena opinión entre los principales vecinos emigrados del interior y habitantes de este pueblo (Tucumán) es grande; que a pesar de los contrastes que han sufrido nuestras armas a sus órdenes, lo consideran como un hombre útil y necesario en el ejército, porque 130


Historia de Metán y de la Frontera salteña saben su contracción y empeño y conocen sus talentos y su conducta irreprensible, están convencidos prácticamente que el mejor general nada vale si no tiene conocimiento del país en donde ha de hacer la guerra y considerando la falta que debe hacerme, su separación del ejército les causará un disgusto y desaliento muy notable, que será de funestas consecuencias aún para los progresos de nuestras armas" (7). Pero en Buenos Aires ya se había decidido quitar la jefatura del Ejército del Norte a Belgrano.

Cuadro sobre el encuentro de San Martín, Belgrano y Güemes en la Posta de Yatasto, con los errores clásicos: No se encontraron en ese lugar; Yatasto no era posta; Güemes no estuvo presente, y todavía no mandaba a "los Infernales" con la casaca roja que luce el líder gaucho.

¿Dónde se encontraron estos dos prohombres de nuestra nacionalidad? Fue en territorio metanense, pero sobre el lugar preciso se dieron numerosas versiones, casi todas sin ningún fundamento histórico y algunas de ellas en contradicción con la documentación existente. La versión clásica, que figura en innumerables textos, nos dice que fue en la "Posta de Yatasto", donde se reunieron ambos jefes junto con el general Güemes y conversaron sobre el plan continental que les presentó San Martín, encargándose al caudillo salteño la defensa de la frontera norte. ¿Cómo se fue formando esta versión? No lo sabemos, pero no se desmerece en nada a nuestros héroes si se presentan los hechos tal como ocurrieron y no como nos habría gustado que ocurrieran. La "Posta de Yatasto" no era posta; jamás estuvieron reunidos Belgrano, San Martín y Güemes, los tres juntos (Güemes había llegado después y estaba disgustado con Belgrano); el plan continental no era de San Martín y se lo conocía desde antes de dicha reunión. Es hora entonces de que la verdad se imponga. El día 16 de enero de 1814 el coronel don José de San Martín llegó a Yatasto y es hospedado en la sala de los Toledo y Pimentel, hoy conocida como "Posta de Yatasto". Al día siguiente, San Martín y los refuerzos que lleva al Ejército del Norte parten rumbo al río Pasaje, donde lo espera el general Belgrano en la ribera norte del río. Ese mismo día 17, San Martín se aloja en la posta de Los Algarrobos, que estaba ubicada cerca del actual pueblito de Lumbreras. Hasta allí se dirige Belgrano, encontrándose con San 131


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Ruta que siguió el ejército de Belgrano en la segunda expedición al Alto Perú. Yatasto se había convertido en lugar estratégico para los ejércitos patriotas.

Martín el día 19 de enero de 1814. Ambos jefes deciden trasladarse ese mismo día a la sala de Las Juntas, en Yatasto, de propiedad de don Manuel Torrens. Allí se hospedan, partiendo San Martín el día 21 hacia la sala de los Toledo y Pimentel, mientras que Belgrano lo hace el 26, dirigiéndose a Tucumán. En Las Juntas, estos dos grandes hombres fueron obsequiados con pescado. De allí proviene aquella célebre receta "Dorado a la San Martín", recogida por doña Deidamia Sierra de Torrens y que publicara Juana Manuela Gorriti en su "Cocina Ecléctica" (8). Este es en resumen el itinerario de ambos jefes cuando se encontraron por primera vez en Metán. En febrero de 1814 recibe en Yatasto al coronel don Martín Miguel de Güemes. Juntos recorren la zona y aquel le explica a Güemes que tiene planeado levantar una fortaleza en Tucumán, plaza que debe ser sostenida a toda costa, cuya primera línea defensiva sería el río Juramento. Ambos elaboran la estrategia de la guerra de recursos o de partidarios, como se llamaba a las guerrillas, de la cual San Martín era gran conocedor, pues se la había aplicado en España. Güemes recibe entonces el cargo de comandante de las avanzadas del río Juramento e instala su campamento en Conchas. Los jefes y oficiales de los escuadrones gauchos de la zona eran los siguientes: José Francisco "Pachi" Gorriti, Paulino Azevedo, Pablo Jerez, Manuel Barrera, Pedro Díaz, Juan José Castellanos, Manuel Argañaraz, Félix Figueroa, Mariano Salas, Andrés Tapia, Pedro José Saravia, Dámaso Argota, Julio Sosa, Bruno Acevedo, José Ignacio Sierra, Juan de Dios Morales, Faustino Fabián, Antonio Cabrera, José Cabrera, Fernando Cabral, Agustín 132


Historia de Metán y de la Frontera salteña Arias, José Gaete, Miguel Lizárraga, Juan Crisóstomo Soria, Hilario Teseyra y Pablo La Torre. Poco después de su entrevista con Güemes, San Martín regresa a Tucumán para preparar su defensa. Sin embargo, por razones de salud es reemplazado en la jefatura del Ejército del Norte y luego se lo designa gobernador de Cuyo (agosto de 1814). Mientras tanto, Pezuela, que ocupaba Salta, no pudo seguir avanzando debido a la tenaz oposición que comenzaron a hacerle los gauchos, en una clase de guerra que no estaba acostumbrado a enfrentar. Por la falta de alimentos que hacía cada vez más difícil su situación, aceptó un plan de Marquiegui, jefe realista que había nacido en Jujuy, quien le propuso avanzar hasta Tucumán por un camino mucho más al este, a través del Chaco. Marquiegui partió desde Jujuy con 400 hombres a caballo y el 15 de junio venció en Yavi a un destacamento patriota. Llegó a Orán, donde dejó una guarnición y se internó en el monte chaqueño. Obtuvo una sucesión de éxitos contra pequeños efectivos de los fortines establecidos contra los indios, sobre el Bermejo y el 18 de junio sostuvo un combate en el río del Valle, donde tomó correspondencia importante, el 21, en Pitos, combatió y de nuevo el 22 en el río Pasaje, recorriendo en dos días 145 kilómetros, demostrando una movilidad asombrosa y gran tenacidad. Pero Güemes se le pudo interponer con sus hombres y 200 de refuerzos que le mandó San Martín, por lo que tuvo que volver al norte, siendo atacado el 26 de junio en Anta y el 29 en Santa Victoria. Entonces Marquiegui se desvió hacia el oeste con grandes dificultades, dirigiéndose a Jujuy por la Cuesta Nueva, pero su retaguardia fue alcanzada por Güemes y destrozada el 4 de julio, perdiendo casi todo el ganado que había recogido en su avance. No obstante, Marquiegui pudo regresar a Pezuela después de recorrer 1.100 kilómetros, con noticias de que San Martín no tenía más de 3.000 soldados bisoños, que no pensaba avanzar hacia Salta, que Montevideo había capitulado y que Güemes defendía la frontera con menos de 1.000 hombres. Ante este panorama, sobre todo por la caída de Montevideo, que liberaba las fuerzas de la Revolución, las que podrían ser enviadas al norte, Pezuela renunció con fútiles pretextos, pero la situación del Alto Perú, por los éxitos de Arenales, Warnes y otros jefes, fundamentaron la retirada de los realistas en causas verdaderas. Pezuela dejó 800 hombres para proteger su retaguardia. Entonces Güemes avanzó con todas sus fuerzas desde Metán en dirección a Salta, defendida por Olañeta, a la que le puso sitio y luego tomó. En octubre de 1814 comenzará a desmembrarse la intendencia de Salta, cuando el Directorio crea la provincia de Tucumán, de la cual, a su vez, se desprenderán Santiago del Estero y Catamarca. En 1821, Santa María se incorpora a esta última provincia y a partir de 1826 Tarija formará parte de Bolivia. Por último, el 18 de noviembre de 1834 Jujuy se declara separada de la provincia de Salta (Pero el gobernador Pablo La Torre no aceptó esta secesión. Entonces Tucumán le declara la guerra a Salta y junto con los jujeños derrotan a La Torre en Castañares, el que es luego muerto a lanzazos). Así quedó conformado el actual territorio de nuestra provincia. En 1815, después de una serie de gobernadores designados desde Buenos Aires, "resultó electo por casi una general votación, el coronel don Martín Güemes, a quien, por petición del mismo pueblo, se le puso en posesión en el mismo acto" (6 de mayo). Güemes había nacido el 7 de febrero de 1785 en la ciudad de Salta. Educado en un medio social de arraigo, 133


Eduardo R. Poma conoció además y participó en las inquietudes y exigencias de la vida rural, preparándose así inconscientemente para la larga guerra que debía sostener. Fue también militar de carrera. A los catorce años ingresó en el regimiento fijo de Buenos Aires como cadete, actuando en las dos invasiones inglesas. Allí recibió su despacho de alférez y luego tomó parte, en 1810, en la expedición al norte y combatió en Suipacha. Y en esta doble función de político y militar a partir de 1815, lo sorprenderá su hora más difícil, pero asimismo más gloriosa. Con Güemes gobernador, la guerra se va alejando paulatinamente de Metán, aunque todavía la zona debió apoyar en su paso al politizado ejército de Rondeau, cuando iba rumbo al desastre de Sipe-Sipe o Viluma (29-11-1815). Aquí se le incorporaron 300 fronterizos al mando del "Pachi" Gorriti, y estuvieron presentes en Puesto del Marqués, único triunfo de las armas patriotas en esta infortunada campaña. Por este tiempo actuaba como capellán el presbítero Juan José Castellanos, con el grado de capitán del 1º Escuadrón de Gauchos de la Frontera del Rosario.

La sala de los Toledos y Pimentel en Yatasto hospedó a Pueyrredón, San Martín y otros jefes y patriotas durante la guerra de la independencia. (Fue declarada Monumento Histórico Nacional por Ley del 14 de julio de 1941).

Al año siguiente se reúne el Congreso de Tucumán, con el fin de declarar la independencia. Pero en aquellas vísperas del 9 de julio, "se habían soltado todos los elementos de desasosiego y temor". A la guerra civil que enfrentaba a los caudillos federales con el gobierno de Buenos Aires, al punto de impedir que las provincias del Litoral mandaran representantes al Congreso, se añadían dos amenazas concretas: la de Fernando VII restaurado y la invasión de los portugueses en la Banda Oriental. Todo estaba en contra de las Provincias Unidas, único sector del imperio español que no había sido recuperado. Además, el Alto Perú después de Sipe- Sipe quedaba definitivamente perdido y cerrado el camino a Lima y en Chile, una vez recuperado el país, los realistas se preparaban para cruzar la Cordillera e invadir Mendoza. ¿Cómo era posible que se haya elegido este momento para proclamar la independencia argentina? ¿En nombre de qué venturosas circunstancias? Se habían dejado pasar oportunidades mejores; todo se reducía ahora a la voluntad de vencer. Algunos países consiguieron su independencia "por la madurez natural de los tiempos" y otros a través de convenios internacionales. La nuestra, en cambio, sería un desafío. "El 9 de Julio, dicho en términos absolutos, fue una hazaña". Si está patente en el 25 de Mayo "por encima de la voluntad concreta de los hombres, la voluntad de la historia, como viento que todo lo vence, en el 9 de Julio, viceversa, está patente por encima de la voluntad de 134


Historia de Metán y de la Frontera salteña la historia, la concreta y específica voluntad de los hombres que contra todos los obstáculos ha de seguir adelante". Estos momentos dramáticos y gloriosos se advierten en las palabras mismas del Acta: "Nos los representantes de las Provincias Unidas de Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo, la justicia que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de los que fueron despojados e investirse del alto carácter de nación libre e independiente de Fernando VII, sus sucesores y metrópoli... "Nótese que se dice "Provincias Unidas de Sud-América", lo que respondía al trabajo de los hombres de la Logia Lautaro, quienes concebían la independencia conservando la unidad del Imperio Español (9). Es aquí, en estas dramáticas circunstancias, donde el accionar de Güemes se convierte en decisivo para la causa patriota. En marzo de este año de la independencia, 7.000 hombres, entre los que se contaban varios cuerpos de veteranos venidos de Europa, avanzan rumbo a Salta (10). Su misión era tomar Salta y Tucumán, desalojar a San Martín de Mendoza y luego, en unión con los de Chile, marchar sobre Buenos Aires. Pero no pasarían. Después de un año de encarnizados combates, con los gauchos hostigando de mil formas e interceptando al enemigo en cuanto lugar del terreno se prestase para ello, destruyendo sus abastecimientos alimenticios o sus caballadas, este ejército, cuyos oficiales tanto habían subestimado y despreciado al gauchaje de Güemes, debió retirarse casi a pie, alimentándose con carne de llamas y conservando únicamente las armas de mano y los cañones sin cureña. Fue aquello un desastre en el que perdieron más de mil quinientos hombres. Sobre esta guerra opinó Mitre así... "esta famosa campaña, la más extraordinaria como guerra defensiva-ofensiva, la más completa como resultado militar, la más original por su estrategia, su táctica y sus medios de acción y la más hermosa como movimiento de opinión patriótica y desenvolvimiento viril de las fuerzas de cuantas en su género puede presentar la historia del Nuevo Mundo".

Una carga del Gral. Güemes al frente de sus gauchos. 135


Eduardo R. Poma Pero la grandeza de Güemes va más allá de los éxitos militares o políticos. Esta radica en su fe, en su entrega total a la causa que creyó justa. Es la que lo impulsó a abandonarlo todo. Su familia, sus bienes, su tranquilidad y finalmente, su vida. "Cuando sus amigos de su medio social sólo se preocupaban de conservar sus posesiones, Güemes los urgía al sacrificio. Fue ésta la causa por la que fueron abandonándolo poco a poco. Es propio de la naturaleza humana que cuando más se posee, menos dispuesta está a la lucha y al sacrificio". Por eso, a la hora de su muerte, solamente Gorriti y unos pocos más de la clase pudiente y culta, los de la "patria vieja", le quedaban a su lado. La verdadera fuerza del caudillo estaba en su pueblo. Sus milicias se formaron con pastores y arrieros, labradores y artesanos. Estas personas humildes fueron las que le dieron al Gobernador todo su apoyo y afecto, a tal punto que lo llamaban "el padre de los pobres". Y este "poder de levantamiento que Güemes dió a la clase humilde, fue quizás lo que más dolió a las personas pudientes y cultas y por lo que no sería perdonado". Este sector social terminó finalmente, en 1821, traicionándolo y pactando con el enemigo. Güemes murió a los 36 años, sin poder cumplir con San Martín de avanzar con un ejército por el Alto Perú, para abrir un segundo frente a los realistas de Lima, su parte de aquel famoso plan continental. Para dicha expedición los vecinos de la Frontera del Rosario habían donado la suma de $23.- que fue entregada por intermedio de don Pablo de la Torre y don Bruno Acevedo (11). En previsión de estos acontecimientos y la nueva invasión realista que terminará con su vida, Güemes había enviado a su esposa e hijos a la casa del coronel Pachi Gorriti, en "Los Horcones". Pero éste, para mayor seguridad, traslada a Carmen y a sus niños a Miraflores. Allí la familia recibirá poco después la ingrata noticia de la muerte del General.

NOTAS: (1) Bazán, Armando R, "Historia del Noroeste Argentino", Ed. Plus Ultra. (2) Don José Ignacio era hijo de Juan Manuel Sierra, quien, como se explicó en el Capítulo XII, se había radicado en Metán a partir de 1802. La primera actuación política de aquél tiene lugar durante el Virreinato, en Tucumán, como alcalde de la Hermandad de Río Chico, en 1808. A partir de la Revolución mantiene relación con los Gorriti y otros hacendados. Es expresiva una carta del Dr. José Ignacio Gorriti a Romero González, que dice: "Ven a mi finca en los primeros días de julio, entonces podremos hablar de los planes de Toledo, de don Antonio Cornejo, de Sierra, de Saravia, sin cuidarnos de las lenguas malignas y lejos del terror y odio que puedan posesionarse de los godos, como Isasmendi, Toranzos, Archondo y otros de igual vitela..." José Ignacio contrajo enlace con Teresa Arias Rengel, quienes tuvieron un hijo, Guillermo. Luego, al enviudar, se casó con Teresa Goyechea, naciendo de esta unión su hijo Marcelino. Don José Ignacio falleció en 1857, pero antes había dividido su propiedad, tomando como divisoria al río Conchas. A su hijo mayor le correspondió la parte hacia el sur del río y a Marcelino la del norte. Podemos descubrir algo de su personalidad en un fragmento de una carta que don Anacleto J. Gramajo, de Tucumán, le envía a su hijo Guillermo: "Sierra, ciudadano singular en tal línea, fue llamado por la clase menesterosa, padre de los pobres; por consiguiente, su muerte ha sido una calamidad pública, porque no solamente la Frontera del Rosario ha perdido una columna, la más importante, sino que también la carrera de Salta siente en el mismo grado su falta: los viajeros tenían en él todos los auxilios que pudieran necesitar, pues su casa provista llenamente, estaba siempre a disposición de todos los transeúntes y en la estación lluviosa de peste del funesto chucho era ella como un establecimiento público de beneficencias donde se acogían a todos los enfermos y el más infeliz era asistido y tratado con el mismo esmero que se dispensaba a gente principales" (García, Marino: Apuntes para una Historia de Metán - inédito-). (3) Un episodio de las hazañas del "Pachi" Gorriti nos lo cuenta Luis Arturo Torino en su "Los Gorriti de la Gesta Güemesiana". En 1820 se había encomendado al general Valdez, al frente de una fuerza de 400 hombres de caballería, para que penetrara por el camino de Tucumán hasta la región de la Frontera, con la misión de perseguir, sin descanso, a las dispersas fuerzas de Güemes. La división de Gorriti tuvo que enfrentarse ella sola "contra una orgullosa columna de caballería, flor y nata de esa arma, que había sido personalmente adiestrada por Canterac". Cuando Valdez se acercaba a Balbuena, antigua reducción de los jesuitas situada sobre las márgenes del río Pasaje

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y que en aquel entonces pertenecía a los Gorriti, puso el "Pachi" en práctica un plan original para enfrentarlo. "Cuenta su descendiente y biógrafo, el presbítero don José Gorriti, que don "Pachi" había hecho amansar 250 potros, con la mano, el freno y el apero, pero sin haberlos montado jamás. Sabiendo que el general Valdez invadía la frontera, tomó sus disposiciones para el caso. Los echó en un campo pastoso a que se alimentaran y Valdez, que llegaba con sus cabalgaduras flacas y destruidas, al ver estos potros gordos y notar que eran mansos y solamente al cuidado de dos o tres peones, es fama de que expresó con alegría: "¡Hola, doscientos cincuenta caballos ! ¡Buena presa!". Dio una orden y los Húsares de Fernando VII despojaron a sus aniquiladas bestias de las sillas inglesas que llevaban y las colocaron con toda facilidad sobre los potros de Gorriti. Apenas terminada la operación, sonó la trompa ordenando cabalgar y los jinetes enemigos saltaron a los potros, que siendo por primera vez oprimidos por el peso del hombre, se alzaron enloquecidos corcoveando y saltando, con tanta fuerza y violencia, que no hubo poder humano capaz de contenerlos, dando con sus caballeros por los suelos, ocasión que aprovecharon algunos hombres de Gorriti para atacarlos, provocando la huída de los animales, que se perdieron en el monte, llevándose las flamantes sillas inglesas consigo. Luego, don Pachi mandó a recogerlas y las repartió en premio entre sus gauchos vencedores". Best, Félix, "Historia de las Guerras Argentinas", Tomo I, E. Peuser. También en Río Piedras, el 30 de septiembre de 1813, se rindió una partida realista al coronel Zelaya y, previamente, en el paso del río Rosario, el general Díaz Velez atacó a Tristán en su retirada hacia Salta, causando confusión en sus filas. Luego Belgrano designa Comandante General de la Frontera a don Antonio Fernández Cornejo. Como dato curioso comentamos que entre octubre de 1813 y marzo de 1814, figuraba como gobernador el general Francisco Fernández de la Cruz, pero quien en realidad ejerció el mando en Salta fue Francisco Elías Martínez de Hoz, gobernador al que ningún historiador lo tenía registrado, según Roberto G. Vitry en su artículo publicado en El Tribuno del 30-08-98. Además, agrega que la Provincia tiene el récord imposible de igualar, de contar 20 mandatarios entre el 19 de mayo de 1810, hasta el 6 de mayo de 1815 cuando asume el Gral . Güemes. Perdiguero, César, "Salta y el Himno Nacional" (Recopilación). El Tribuno, Nº 251, 9/5/1982. Solá, Miguel, "Salta", Ed. Emecé. Peréz Amuchástegui, A. J., "Crónica Argentina", Tomo II, Ed. Códex. Cadena de Hessling, María Teresa, "La Posta de Yatasto, una Verdad que se Impone". Diario "El Tribuno", 27/ 01/1985. La propiedad de Las Juntas perteneció por muchos años a doña Deidamia Sierra de Torrens, quien, por apremios económicos, la tuvo que vender. Pero hasta su muerte no quiso desprenderse de la Sala de la finca y de unas veinte hectáreas que la rodeaban, porque tenía el convencimiento de que allí había un "tapao", según se lo había dicho su tía, doña Juana Manuela Gorriti, cuando falleció, dándole un croquis con la ubicación del mismo. Según decía doña Deidamia, el tesoro estaba disimulado debajo de la acequia que pasaba cerca de la sala. Periódicamente mandaba hacer excavaciones buscándolo. Cuando fracasaba con una excavación, la hacía agrandar "alegando que había hecho construir un chiquero para chanchos, para evitar las bromas que al respecto le hacía su hermano Osvaldo Sierra" (tomado de "El Crestón", número extraordinario del 30-12-1967). A continuación transcribimos la receta recogida por doña Deidamia, y publicada por Juana Manuela Gorriti en su "Cocina Ecléctica", Buenos Aires, 1890: "Diz que allá, cuando este héroe, en su gloriosa odisea, cabalgaba por los pagos vecinos al Pasaje, un día, al salir de Metán, pronto a partir, y ya con el pie al estribo, rehusaba el almuerzo que, servido le presentaban, llegó un pescador trayendo el obsequio de un hermosos dorado, tan hermoso, que el adusto guerrero le dio una sonrisa. Alentados con ella sus huéspedes: - ¡Ah! ¡Señor! - exclamaban, alternativamente, - Siquiera estos huevos! - Siquiera esta carne fría en picadillo! - Siquiera estas aceitunas! - Siquiera esas nueces! San Martín se volvió hacia sus dos asistentes; - Al vientre del pescado - dijo - todas esas excelentes cosas, y en marcha! Dijo y partió a galope. Escamado, abierto, vacío y limpio en un amén el hermoso dorado, fue relleno con el picadillo, los huevos duros en rebanadas, las aceitunas y las nueces, peladas y molidas. Cerrado el vientre con una costura, envuelto en un blanquísimo mantel, fue entregado a los asistentes, que a carrera tendida partieron, y adelantado al general, llegaron a la siguiente etapa, donde el famosos dorado fue puesto al horno, y asado, y calentito lo aguardaban para serle servido en la comida. En su sobriedad, San Martín quiso que ésta se limitara al pescado y su relleno" (tomado de fascículos editado y producidos por Aráoz Anzoátegui Impresores). También son hermosas las páginas de doña Juana Manuela donde recuerda sus años juveniles, allá en su pago de "Los Orcones". Así lo muestra el siguiente fragmento: "Orcones! hogar paterno, montón informe de ruinas habitado sólo por los chacales y las culebras, qué ha quedado de tu antiguo esplendor? Tus muros yacen desmoronados los pilares de tus galerías se han hundido, cual si hubieran sido edificados sobre un abismo. Apenas si las raíces sinuosas de una higuera, y el bronceado tronco de un naranjo, señalan el sitio de tus vergeles. A la ruidosa turbulencia de tus fiestas han sucedido el silencio y la soledad. Tus avenidas están desiertas, y la yerba del olvido crece sobre tus umbrales abandonados. Un día la fatalidad penetró en tu alegre recinto, arrebató a tus huéspedes desprevenidos, y los esparció en los cuatro vientos del Cielo. Que fue de ellos? Unos cayeron agobiados de cansancio; otros marchan aún en las penosas sendas de la vida. Si un día los llamaras, algunos responderían con un gemido; por los más hablaría sólo el silencio de la tumba" (Juana Manuela Gorriti), "Güemes. Recuerdo de la Infancia"). Capdevila, Arturo, "Drama y Gloria del Nueve de Julio". Ed. Atlántida (para los entrecomillados). Unos días despues se agregó en el Acta "... y de toda otra dominación extranjera,...". Esto debido a las apetencias sobre el Río de la Plata de la monarquía portuguesa, instalada en el Brasil. Además, se recordaban los diez años de las fracasadas invasiones inglesas.

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En este período de la "Guerra Gaucha" (1816-17) prácticamente no habrá combates en la zona de la Frontera. Con respecto al cuartel general de vanguardia que había instalado Güemes en Concha, veamos como lo describe Roberto Levillier (Historia Argentina, Tomo III, Ed. Plaza & Janés S. A.): "La casa de la hacienda de Concha era apta para cuartel general, construida de adobes y compuesta de tres viviendas con corredor, techos de madera labrada con tejas, dos cuartos en el patio techados con madera sin labrar, un oratorio (especie de capilla con imágenes y cuadros), una quinta de frutales con cerco de rama de dos cuadras de largo, poseyendo un campo de tres leguas de oriente a poniente y dos y media de sur a norte, y una casa de postas y una leyenda". Y agrega en una nota: "La hacienda de Concha pertenecía a la familia Maurín. Era su dueño por casamiento con doña Casilda Maurín, D. Esteban Oliva y Caballero, el cual en 1812 se unió a Tristán en la retirada. Su esposa quedó administrando los bienes. Por su devoción al Rey sufrió destierros y persecuciones". Sobre las milicias de Güemes es necesario profundizar un poco. ¿Cómo eran realmente estos gauchos, que adquieren un color regional mediante la doble adaptación del paisaje al hombre y el hombre al paisaje? Tomaremos los datos de la Historia de Salta, dirigida por María T. Cadena de Hessling, Editorial Puna: "El gaucho salteño o paisano como lo llama el General San Martín usó las ropas mestizas, es decir una mezcla de las ropas que se ponía el español campesino y el aborigen: de este último utilizó el chiripá, que le permitía mayor comodidad para montar a caballo y el poncho que utilizaba como abrigo contra el frío, la lluvia y que a la vez le servía de cobija para dormir. Los colores de esta prenda variaban de acuerdo al gusto de la tejedora; desde el color natural de la lana de oveja; los sepias; los azules, con franjas blancas, sepia o rojas; los rojos con franjas blancas y azules o negras; los marrones con franjas negras o blancas siendo estas franjas rectas sin guardas. También copiaron del aborigen el calzado, llamado ojota, hecho por el gaucho de suela y sujeto al tobillo con tiras de cuero de vacuno, la bota de potro solo era usada por el gaucho que disponía de medios, es decir de caballada propia, puesto que había que sacrificar el animal para solo utilizar las patas traseras, y al no tener suela, se gastaban con facilidad lo que hacía necesario cambiarla al poco tiempo (a lo sumo durante un mes de uso), como vemos esto era un lujo, ya que durante el período de la guerra de la independencia en la que escaseaban los caballos (por usarlo en los cuerpos de caballería, para el transporte y arreo que hacía el enemigo) era imposible disponer de potros para sacrificarlos en la confección de botas. El gaucho hacía también cintos de cuero muy anchos porque cumplía un doble objeto, sujetar el chiripá y el cuchillo y hacer las veces de faja que ajustaba el cuerpo. El gaucho también usa para protegerse de las espinas el guardacalzón de cuero o caricantina, especialmente en la zona del monte Chaqueño. Del campesino hispánico el gaucho copió el saco corto de estilo andaluz, confeccionado de jerga o barragán, la camisa y el calzón o zaragüeyes de lienzo y el sombrero llamado ovejuno". Cuando se producían las invasiones realistas y eran convocados a filas, lo hacían con sus pertenencias (atuendo y caballo). Estos gauchos se encontraban desprovistos de armas para ir a combate, por lo que había que proveerlo de una lanza hecha con tacuara en la que se sujetaba un cuchillo. En carta que el Gral. Martín Miguel de Güemes envía el Supremo Presidente del Estado de Chile Don Bernardo de O´Higgins fechada el 2 de noviembre de 1820 al referirse a la ropa que llevaban sus gauchos expresaba: "Inflamado con este aviso mi celo por la Gran Causa, me he resuelto a marchar también con mis divisiones de Líneas y Gauchos en persecución del enemigo que tiraniza el Interior. Todo me falta, es verdad, porque nada he conseguido de las Provincias Unidas, a pesar de mis reclamos. Cansado de hacerlo, pero sin fruto, he balanceado los riesgos que me presenta la miseria de mi propia expedición, con las ventajas que de su efecto podrán resultar a la Causa en las precisas circunstancias de nuestro estado político: E inclinada la Fiel por estas, he despreciado inconvenientes: me he propuesto mirar mi Parque exhausto de municiones de útiles de pelear, como si abundase en ellos; me he arrastrado a la pobreza; y socorrido mis divisiones con un Chiripá de picote y una jerga por vestuario ha desfilado ayer la primera y van a seguirla las otras, llevando sí, grabado el Lema: MORIR POR LA PATRIA ES GLORIA". Estas milicias de Güemes son una obra maestra de la táctica militar donde el general adecuó los recursos de hombres, bagajes, a las necesidades circunstanciales y topografía del terreno. El gaucho conocedor de su medio, podía por el vuelo de las aves, por el desplazarse de los animales, por los murmullos de la selva, por una y mil voces del monte y la montaña descubrir si personas extrañas al medio osaban ocupar sus espacios. Todos fueron soldados en esta guerra. Los hombres, los montes, los ríos, los animales, opusieron su resistencia al invasor, que osaba querer hollar la sagrada tierra del hogar salteño. Estas milicias no eran "unas montoneras", es decir una reunión de hombres sin instrucción ni disciplina. Era un verdadero ejército perfectamente organizado y que actuaba con jefes capacitados al efecto y con directivas precisas para cada circunstancia. Su tropa estaba constituida por todos los pobladores de la entonces Provincia de Salta. Los hombres de las más diferentes clases sociales militaban como jefes, oficiales y soldados. Las mujeres como diplomáticas, espías y servicios auxiliares. Los esclavos, los indios del Altiplano, al mando del capitán José Miguel Lanza, especie de Laurence americano, actuaban en esta emergencia. Tuvieron como base los regimientos de milicias de caballería existentes desde esta época del virreinato creados en base al reglamento de milicias de enero de 1801 dictado por el general Sobremonte y las creadas esporádicamente después de la Revolución de Mayo, como el regimiento de Pardos y Morenos, que Güemes, que no comprendía las diferencias de color los convirtió en el Regimiento de Gauchos de Salta con todos los campesinos que se incorporaron. La falta de recursos para costear un ejército permanente, hizo que las milicias de Güemes, estuvieran en servicio solamente durante las épocas de las guerras y cuando, los realistas se retiraban, esos soldados volvían a sus labores de costumbre. Pero cuando la voz del Jefe se alzaba pidiendo su concurso para defender la patria invadida,


Historia de Metán y de la Frontera salteña abandonaban sus hogares, mujeres, hijos y labores y se convertían en los magníficos centauros inmortalizados con el nombre de gauchos, que tanto sabían llevar una carga de caballería por entre el más tupido monte, como transformarse en eficiente infantería en que sus dóciles corceles servían de murallas y escudos obrando conjuntamente con los regimientos de Línea (Coraceros, Artillería, Granaderos a Caballo o Dragones Infernales). El Ejército gaucho estaba organizado en "escuadrones", hoy diríamos regimientos, ya que estaban comandados por un teniente coronel. El escuadrón se dividía en "compañías" al mando de un capitán, cada escuadrón poseía su plana mayor y algunos escuadrones llevaban una o dos compañías de tropas de línea, es decir soldados regulares de los regimientos de Granaderos pertenecientes a las tropas de Belgrano y de los Cazadores y de los Dragones Infernales creado por Güemes. Cada escuadrón tenía un cirujano y un capellán. Además contaba con un servicio regular de arrieros del que don Pablo Martearena era el jefe y revistaba con el grado de Sargento Mayor. Sin embargo, no debemos pensar que Güemes era sólo un caudillo que al frente de sus montoneras gauchas fue el baluarte de la frontera norte de la Patria. También fue un soldado profesional con gran capacidad estratégica para conducir tropas de línea. Por ello el Gral. San Martín, dentro de su plan continental, le confió el mando del ejército que debía avanzar por el Alto Perú, mientras él se dirigía a Lima por vía marítima. Y ambos concebían la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica. Se construiría así un gran país, cuyo eje sería la Intendencia de Salta y el Alto Perú,, con su extraordinaria riqueza minera. pero las logias masónicas británicas, que pululaban en las ciudades del Imperio Español, trabajaron para impedirlo y balcanizar a Hispanoamérica. La muerte de Güemes responde a esas conjuras y el Virreinato se fraccionó en cuatro países, como también la Gran Colombia, Nueva España y otras regiones. En nuestro caso el eje se trasladó al puerto de Buenos Aires, quedando Salta como límite norte. Y la historiografía liberal lo marginó a Güemes de entre los héroes nacionales, describiéndolo como un caudillo más de una provincia lejana. Para mejor aclarar este tema del "Plan Continental", transcribimos un comentario del historiador Martín Güemes Arruabarrena, realizado en la Cátedra Abierta sobre el Gral. Güemes, de la Universidad Católica de Salta en el año 2001: "En 1820, envuelto el país de los argentinos en la anarquía, después de la sublevación de Arequito; sin autoridades legítimas las Provincias Unidas (cuya legitimidad emanaba del Congreso de Tucumán y de la Constitución de 1819), es Güemes el que sostiene el peso de la guerra defensiva en el norte. San Martín ante el cuadro de situación, y ante la orden de retroceder al Río de la Plata a sofocar a los anarquistas: "federales" y "unitarios"; convoca en Rancagua a sus oficiales para designar a sus jefes naturales y proseguir la campaña libertadora. El 2 de Abril por unanimidad son elegidos: San Martín, General en Jefe del Ejército de los Andes en operaciones sobre el Perú; y Güemes, General en jefe del ejército de Avanzada sobre el Alto Perú. Se abre a partir de esta resolución de los oficiales patriotas, la ofensiva de ejércitos convergentes sobre el centro del poder español: Lima. San Martín desembarca en el puerto de Paracas, e inicia la campaña de puertos intermedios. La Vanguardia del ejército de milicias - gauchas pasa a la ofensiva el 3.12.1820, la comanda el Coronel José Miguel Lanza, quien lleva precisas `instrucciones´ de Güemes, de como proceder sobre el terreno y en el trato con los pueblos al liberarlos del yugo español. La Vanguardia al mando de Lanza (1.000 hombres aproximadamente) combatió en las últimas batallas del continente suramericano, a las órdenes de San Martín, Bolivar y Sucre. La Retaguardia, el grueso del ejército Güemesiano, no podrá acompañar este avance, un complot cívico-militar integrado por aquellos sectores perjudicados por la guerra: los pudientes, estalla en el actual norte argentino. Se crea la `república´de Tucumán en 1820, cuya cabeza es Bernabé Araoz; en mayo de 1821 en Salta se produce la "revolución del comercio", es una reacción a su sistema de guerra a muerte al invasor realista, organizada por los godos y los comerciantes unidos en una agrupación intelectual y liberal que recibe la denominación de la `Patria Nueva´, en oposición al partido Güemesiano de la `Patria Vieja´; en Jujuy, en combinación con la vanguardia española al mando de Pedro Antonio de Olañeta (jujeño de nacimiento relacionado con los intereses mineros del Alto Perú), Manuel Eduardo Arias encabeza la reacción contra Güemes. Todos ellos `querían patria sin gastar, teniendo que gastar, renunciaban a la patria´ al decir de Joaquín Castellanos. Su accionar culminará con la muerte de Güemes `en la noche lloviznosa y fría, en que un Judas lo vende por dinero´ como expresa Juan Carlos Dávalos ante su monumento. El 7 de Junio de 1821, fuerzas al mando del `Barbarucho´ Valdez ingresan en la ciudad de Salta, el Gral. Güemes se encuentra con una partida gaucha en casa de su hermana Macacha, es sorprendido y herido de muerte, logra huir hasta la Quebrada de la Horqueta. Luego de una larga agonía de 10 días, muere el 17 de junio de 1821. A un mes de su muerte, se firma un armisticio con los españoles, en el cual se pacta: que las fuerzas patriotas no pasarán de Humahuaca, y las realistas de Tupiza. San Martín en carta a O’Higgins, de fecha 6.11.1821, se queja amargamente: `... los enemigos tratan de reunir las fuerzas que tienen en el Alto Perú, en Huamango y Jauja, que añadidas a las de Olañeta que se ha venido sobre Puno y las de Ramírez en las costas, me pueden prolongar la guerra de un modo infinito´. El indigno nace de este armisticio firmado por Antonio Fernández Cornejo y Olañeta. Su consecuencia inmediata es la entrevista de Guayaquil entre Bolivar y San Martín. Su secreto: la unificación del mando militar, y la necesidad de San Martín de aumentar sus fuerzas para concluir la operaciones. Su resultado: Bolívar asume la responsabilidad de conducir la conflagración, y San Martín se aleja del escenario sudamericano. La consecuencia mediata de la muerte de Güemes es la prolongación de la guerra por cuatro años más, y el desmembramiento del Alto Perú (con la consecuente formación de Bolivia a partir de 1825). Con la muerte de Belgrano (20.06.1820) y Güemes (17.06.1821), alejado San Martín del continente (1822), nos dividíamos como nación para constituir países, en una acción centrífuga que nos aislaba interna y externamente. Bolívar y Sucre no pudieron o no quisieron evitar la disgregación del Alto Perú. Rivadavia desconocía a las Provincias Unidas de Sudamérica".

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La actual ciudad de Potosí y el famoso "cerro de plata". Hubiera sido uno de los pilares para construir las Provincias Unidas de Sudamérica". "La disgregación territorial, la prolongación del esfuerzo regional, consiguiente costo en vida y bienes, es el punto de partida de la pobreza actual de nuestro Noroeste y de Bolivia. Ingresamos demorados, divididos y endeudados a la arena de la política mundial. Gran parte del siglo XIX fue de encierro y pobreza para el norte argentino, el actual norte chileno y el sur de Boliviano. La guerra del Pacífico en 1879 fue el resultado no querido por nuestros países, aunque sí impulsado por los intereses extracontinentales. La casualidad no existe en la historia de los pueblos y de las naciones, existe la causalidad. El debe y haber de las cuentas públicas de la historia es la razón fundamental que puede explicarnos desde el ayer, los males de hoy. Con la muerte de Güemes, el exilio de San Martín, y la acción de la logia que libertó a Bolivia (Leer: `La pequeña Gran Logia que independizó a Bolivia - 1823/1825´ de Marcos Beltrán Avila), se frustra la posibilidad de concluir el Plan Sanmartiniano y de lograr la constitución de los Estados Unidos de la América del Sur. Una historia común, con problemas semejantes, entre los pueblos hermanos de Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Chile, y Perú, una lengua que unifica nuestra alma, y una religión aglutinante de nuestra fe, nos informa de la posibilidad de unidad regional y continental, que sin perder identidad nacional, nos permite afrontar los problemas actuales. (...) `El pensamiento político de Güemes responde a una concepción seria y con fundamentos doctrinales, basados en los principios de la dignidad de la persona humana, del bienestar de su pueblo, entendido como pueblo americano, y del bien universal.´ (ob. cit Fray Benito Pistoia)". Así triunfaron los pequeños hombres que hicieron las pequeñas patrias de la América española. Para Rivadavia, por ejemplo, el país era la provincia de Buenos Aires. Este personaje, que persiguió a San Martíny trató de fusilarlo, es llamado "el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos". ¿Por quién?, por Mitre, otro funesto personaje, venerable de la logia masónica anglo-argentina. ¿Y qué decir de nuestro genio, el "maestro inmortal", Sarmiento? Veamos lo que escribe en "El Nacional" el 7 de junio de 1879: "Al sur, desde el Río de la Plata a Magallanes, no tiene (Argentina) territorios que por la profundidad y utilidad de los ríos que desembocan al océano, prometen servir de asiento a grandes y florecientes ciudades... Nosotros necesitamos por el contrario reconcentrar nuestra fuerza dentro del Río de la Plata, a los largo de sus afluentes... Tengamos en horabuena marina de agua dulce... No debemos, no hemos de ser nación marítima. La costas del sur no valdrán nunca la pena crear para ellas una marina... Colonicemos río arriba, colonicemos alrededor de nuestras propias ciudades y no imaginemos El dorado... porque el país no vale la pena correr los azares de una población lejana... creando marina para ir a recoger huevos y plumas de avestruz". Así escribía el "Profeta de las pampas" poco después de dejar la presidencia. ¿Qué sería hoy la Argentina sin la Patagonia? En cambio, un verdadero estadista, don Juan Manuel de Rosas, decía cuando completó la ocupación del desierto: "Las bellas regiones que se extienden hasta la Cordillera de los Andes y las Costas hasta Magallanes, quedan abierta para nuestros hijos". Haciendo nuestras las palabras de don Luis Andregnette Capurro, agregamos que todo lo que existe sólo puede comprenderse con la perspectiva que nos ofrece el pasado, tanto en los hombres como en los pueblos. Así lo dice el poeta: "sólo orillas somos y en lo hondo de nosotros corre / sangre de nuestros ancestros, llena de orgullo e inquietud..." Es que la verdad nos grita que "venimos del ayer". "Lo Cristiano Americano, la Patria Grande, son claros frutos de la boda de sangre entre las Españas de Yugo y Flechas con la Roma Católica". Y la pérfida Albión ayer, y hoy los anglo-americanos, títeres a su vez de los poderes anticristianos, trataron, tratan y tratarán de destruir a la América Católica. En los albores del bicentenario de la expulsión de los ingleses de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1806, recordamos la hazaña del Alferez Martín Miguel de Güemes, que tomó por asalto al buque Justina varado en la arena, transcribiendo la poesía "Carga gaucha en el río", de Julio César Luzzatto:

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Historia de Metán y de la Frontera salteña "Las fragatas de Inglaterra invadieron Buenos Aires Queman el aire de agosto las campanas virreinales. No tiene naves el pueblo para atajar a esas naves. Una flota de prodigio está inventando el coraje. Caballos, caballos criollos aun quemados de sol árabe, que en la pampa desataron sus mil años de arenales; caballos, caballos criollos con jinetes por velamen, se arrojan sobre un navío que ha maneado la bajante. Es la fragata "Justina", fragata de nombre suave que mira con la mirada de un cañon amenazante. Emponchados con las olas allá van al abordaje jinetes de Pueyrredón con Güemes de Comandante. Lazos, chuzas, boleadoras forman todo su equipaje, y el "fierro" de las espuelas que sólo es para que cante. Avanzaron los jinetes con escarceos navales, como si en la piel del agua la pampa se prolongase. Tacuaras de empaque gaucho retan a los rubios sables. Un lazo busca a un cañón para apagarlo en el cauce. En el asombro marino, la boleadora silbante es un inédito pez de parábola salvaje. Al mástil de la fragata, orgulloso de ser mástil, el relincho de un caballo le gana a escalar el aire. Enfrentaron al navío los potros del paisanaje. Contra la proa de hierro chocaron proas de sangre. Y ante los nuevos tritones cabalgados en la nave, se estremece el mascarón curado de tempestades. Triunfante regresa Güemes, enlazador de baguales. Entera como su barba es la victoria que trae. Y desde entonces el río, roto metal del oleaje, está mascando cadenas en sus gigantescas fauces."

Un "fortín" de los gauchos de Güemes metanenses en la actualidad. En 1981, con motivo de inaugurarse en Buenos Aires el monumento al General Güemes, a los 160 años de su muerte, la "Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes" organizó una "Marcha patriótica" desde Salta a la Capital Federal. Participaron 60 gauchos salteños (con algún metanense) y 5 jujeños, y recorrieron a caballo 350 leguas en 42 días, desde el 3 de mayo al 14 de junio. El jujeño Miguel Vicente Garay relató sus memorias de la marcha en un pintoresco libro, en 1983.

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CAPÍTULO XVI

Metán en las luchas civiles SUMARIO: La Constitución Salteña de 1821 - Conflictos y Revoluciones - Un Viajero Inglés pasa por Metán - Llaneros Colombianos en la Zona - Yatasto, Centro de Actividades contra Rosas - El General Oribe en Metán - Muerte de Marco de Avellaneda - Rosas y la Unidad Nacional.

Cuando las tropas federales de López y Ramírez derrotan a las fuerzas del Directorio, el 1º de febrero de 1820, en los campos de Cepeda, comienza una nueva etapa en el país, con predominio de los federales y con la ausencia de un gobierno nacional. Sin embargo en Salta, la Constitución aprobada el 9 de Agosto de 1821 propiciaba el régimen unitario. En su artículo 15º y último dice que las disposiciones de la Constitución "sólo regirán mientras el Congreso Nacional no dicte otras en su lugar". Esta Constitución, originada tanto por la muerte de Güemes, como por la crisis política del año XX, establecía en Salta el régimen representativo, con una Junta Permanente o Poder Legislativo, la libertad de pensamiento y el poder censorio de la prensa, entre otras disposiciones que tendían a asegurar las libertades ciudadanas, Quizás gracias a esta Constitución, y por el agotamiento que produjo en la Provincia la larga guerra de la independencia, no se sufrió aquí mayormente los efectos de la guerra civil entre unitarios y federales, ni hubo un caudillo de gran personalidad como en las demás provincias. Por la frontera del Rosario había sido diputado constituyente don Pablo La Torre, quien participó en el dictado de dicha Constitución. Como primer gobernador constitucional de Salta fue elegido el coronel José Antonio Fernández Cornejo, que pertenecía al partido opositor a Güemes, por lo que la reacción no se hizo esperar. El Gobierno había ordenado la captura del coronel Pablo La Torre, a pesar de sus fueros como diputado por la Frontera del Rosario, pero el movimiento revolucionario tenía mayores alcances, figurando entre los complotados Apolinario Saravia, Saturnino Saravia, Francisco Velarde, Magdalena Güemes de Tejada y Carmen Puch de Güemes entre otros. El 22 de setiembre de 1821 Fernández Cornejo debió huir, abandonando el Gobierno. El coronel La Torre asumió provisoriamente el mando, hasta que el 1º de enero de 1822 se hace cargo como gobernador propietario el Dr. José Ignacio de Gorriti. 143


Eduardo R. Poma Desde esta fecha, y por espacio de unos diez años, la Provincia tendrá como gobernador a Juan Antonio Alvarez de Arenales, nuevamente José Ignacio de Gorriti, luego al canónigo Juan I. de Gorriti, y Rudencindo Alvarado, todos de tendencia unitaria. Y en este período se sucederán conflictos y revoluciones, no siempre ligados a las luchas entre unitarios y federales, respondiendo algunos de ellos a cuestiones puramente locales. Los federales comenzarán a gobernar a partir del año 1831, con el coronel Pablo La Torre. En 1825 un viajero inglés, el capitán Andrews, recorre la zona y la describe en su libro "Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica en los años 1825 y 1826". Una de esas descripciones es la siguiente: "Hicimos doce leguas en carruajes de posta y después de cruzar el río Rosario, angosto, rápido, pedregoso, resolvimos hacer noche en la estancia Metán. Era propietario de esta estancia don José I. Sierra, quien nos trató con todo género de atenciones. Como necesitábamos caballos los contratamos aquí para el resto del viaje a Salta, cincuenta leguas de distancia. Al abandonar el carruaje nos informó nuestro capataz que el bueno de don Domingo (Puch) había introducido en él con todo disimulo un queso de respetables dimensiones, cierta cantidad de charqui, un jamón y algunos dulces. Prueba esto la hospitalidad de aquellas gentes de sentimientos bondadosos para los ingleses. Asemejábase el queso por su tamaño a nuestro queso Cheshire y por su sabor y calidad al Stilton; el jamón bueno aunque no tan bien curado como el de Yorkshire. Encontramos también una botella de piedra con leche, que con el movimiento del coche se había hecho manteca". "Los peones de las estancias, cuya subsistencia depende de los patrones, son la gente más alegre y feliz del país. Es realmente de notar que siempre que un español (sea por inconstancia de sus convicciones políticas o por su posición de defender una causa justa) se ha acomodado al nuevo orden de cosas creado por la revolución, reina a su alrededor una especie de bienestar y orden, al contrario de lo que sucede con aquellos propietarios y pobladores de estancias que ya sea por los cambios políticos por la fuerza de las armas, han visto su establecimiento asolado por sus enemigos posesionados del gobierno. La mañana del 25 amaneció encantadora y antes de partir fuimos obsequiados con un par de jacas, que contribuyeron a que dos de los nuestros hicieran el viaje con mayor comodidad, al mismo tiempo resultaba agradable ejercicio esa manera de viajar" (1). A fines de 1825 se detiene en Metán el batallón de Cazadores Salteños, al mando del Cnel. José María Paz, que marchan para tomar parte en la guerra con el Imperio del Brasil. En nuestro pueblo es Jefe Político y Militar el Cnel. Boedo, y venían con el batallón dos hijos de éste, Mariano y Félix Boedo (En 1824, Mariano había sido jefe del Escuadrón de Gauchos de la Frontera del Rosario). Como asistente de Paz estaba un joven oficial, José María Todd (futuro gobernador de Salta), quien en su libro sobre recuerdos de esta campaña, nos dejó datos muy valiosos sobre Metán (2). Y también Paz en sus "Memorias" nos cuenta que, cuando pasó por Rosario, buscó al soldado Sanguino que le había salvado la vida en Ayohuma:... "lo ví allí por última vez y le dí como pude muestras de agradecimiento". Luego, los Cazadores Salteños estuvieron presentes en la gloriosa batalla de Ituzaingó. Al año siguiente, en 1827, una partida de 200 llaneros colombianos, desertores de la guarnición de Cochabamba y que habían asolado el Alto Perú, se presentaron en Salta pidiendo asilo. El gobernador Arenales le concedió asilo, los desarmó y los envió a Tucumán. El contingente, que estaba al mando del capitán Domingo López de Matute, llegó a Metán, y luego acampó en Pozo Verde. Allí los Gorriti convencieron a Matute que traicione a Arenales y se adhiera al movimiento revolucionario que preparaban. Los 144


Historia de Metán y de la Frontera salteña Gorriti y los Puch se habían enemistado con Arenales, a quien le reprochaban la negativa del gobernador de dar asilo a don Bernabé Aráoz, depuesto del gobierno de Tucumán por una revolución. Aráoz fue entregado a sus enemigos, siendo fusilado en Trancas. También lo culpaban del asesinato de Eustaquio Moldes y sus compañeros, el coronel Morales y el mayor Olivera, quienes habían conspirado contra Arenales en 1826. Además, Arenales había cumplido su mandato, y la Legislatura le pidió, por una ley, que continuara en el mando en calidad de interino, lo que era inconstitucional según los enemigos de Arenales (3). ITINERARIO DEL REGIMIENTO 2 DE CABALLERIA DE SALTA

El Cnel. José María Todd, que fue tres veces gobernador de Salta (1860 y 1861-62), escribió "Recuerdos del Ejército de Operaciones contra el Emperador del Brasil", donde relata su incorporación como joven oficial al batallón "Cazadores de Salta". En su itinerario describe su estadía en Metán, población donde era Jefe Político y Militar el Cnel. Boedo en 1825.

Matute se plegó a los revolucionarios, los que al final derrotaron al gobernador Arenales, el que debió huir a Bolivia. Como gobernador asumió el Dr. José Ignacio Gorriti, pero al poco tiempo Matute comenzó a conspirar contra el nuevo gobierno. Descubierto, fue sometido a un consejo de guerra y condenado a muerte. La víspera de su ejecución, el 16 de septiembre de 1827, se le permitió oir misa en el convento de San Francisco, momento que aprovechó para avanzar hasta el altar y apoderarse del cáliz, amenazando derramarlo si no se le perdonaba la vida. Ante el sacrilegio el padre que oficiaba, asustado, suspendió la misa y llevó el caso al canónigo Gorriti, hermano del Gobernador. Este respondió: "que lo fusilen con el cáliz". Convencido de la inutilidad de sus súplicas, Matute entregó el cáliz y fue fusilado al día siguiente en la chacra de las Costas, en consideración a su esposa (4). A partir de marzo de 1829 gobernó la Provincia el canónigo Juan Ignacio Gorriti, único sacerdote que asumió ese cargo. Este debió enfrentar una revolución preparada por los coroneles Agustín Arias, Pablo La Torre y Francisco Ibarra, adictos a la causa federal. Gorriti envió una fuerza de 400 hombres al sur de la Provincia, la que fue derrotada por Ibarra, lo que originó su caída, debiendo emigrar a Bolivia (noviembre de 1830), lo 145


Eduardo R. Poma mismo que su hermano José Ignacio. En su exilio el canónigo escribió el libro "Reflexiones, sobre las causas morales de las convulsiones internas de los nuevos estados americanos", publicando en Chile en 1836. Se hizo cargo del gobierno el general Alvarado, pero como el caudillo federal Juan Facundo Quiroga avanzaba sobre Salta después de derrotar a Lamadrid en Tucumán, el Gobernador decidió emigrar a Bolivia. La sala de Representantes comisionó al Dr. Francisco de Gurruchaga y al general Heredia para que entrevistara a Quiroga, el que impone durísimas condiciones para no invadir Salta: el destierro de los jefes y oficiales que habían combatido contra él; las armas de Salta quedarían al mando del coronel La Torre en un gobierno "federal neto"; como indemnización de guerra Salta entregaría 30.000 pesos metálicos, 14.500 cabezas de ganado vacuno, 2.000 caballos y 800 bueyes: el dinero en el término de 40 días, las especies en 90. Todos los habitantes de Salta debieron aportar, incluidos los de nuestra zona. Se dice que hasta la Santísima Virgen del Milagro contribuyó, pues su corona de oro fue entregada a los vencedores. El gobierno de La Torre encontró mucha oposición, primero en José de Güemes, quien lo depuso por poco tiempo, y luego en los Puch y en Pablo Alemán, que quisieron derrocarlo. Al final, como ya vimos, terminó trágicamente su vida en la guerra originada por la secesión de Jujuy. (La Torre, batallador incansable de la causa federal, fue muerto en prisión, para evitar que sus partidarios lo rescatasen. Había estado vinculado estrechamente con "la Frontera", a la que representó en las milicias de Güemes y luego como constituyente en 1821, y una nieta de él, doña Inés Saravia, fue la esposa de don Guillermo Sierra. Además la esposa de La Torre había sido doña Tránsito Sierra, hermana de José Ignacio Sierra). El 15 de diciembre de 1834 fue elegido gobernador José Antonio Férnandez Cornejo, ocupando así el cargo por tercera vez, pero será depuesto por sus tendencias unitarias. Con Felipe Heredia, hermano del gobernador de Tucumán don Alejandro Heredia, se consolidan los federales en Salta desde marzo de 1836. En este período Salta se verá envuelta en la guerra que sostiene la Argentina y Chile contra la Confederación Peruano-boliviana, quedando las tropas argentinas al mando del general Alejandro Heredia. La guerra terminó en 1839 con la derrota y disolución de la Confederación. Por este tiempo los unitarios seguían conspirando, y poco a poco fueron recuperando el poder en las provincias del norte, proceso que se aceleró con el asesinato del general Alejandro Heredia. Así se formó la Liga del Norte contra Rosas, en combinación con la campaña de Lavalle que se iniciaba en el Litoral. En Salta la situación del gobernador Felipe Heredia se hizo insostenible, sobre todo después que los jefes políticos de los partidos de Campo Santo, Metán y La Frontera del Rosario, coroneles Pedro José de Figueroa, José Manuel Pereda y José Tomás Toledo se pronunciaron en su contra empuñando las armas. El 17 de noviembre de 1838 Heredia delegó el mando en una Comisión Gubernativa integrada por Juan Manuel Quiroz y Manuel Solá Tineo. Un mes después queda Solá gobernador, con lo que los unitarios vuelven al poder. Por la Frontera es elegido representante el Dr. Vicente Anzoátequi (5). Como podemos ver, en esta época el sur de Salta participa activamente en la lucha contra Rosas. Es que Yatasto se había convertido en un centro de conspiración unitaria, y cuando en 1838 don José Tomás Toledo, presidente de la Legislatura de Salta, asumió internamente el mando gubernamental, trasladó a Yatasto la sede provisoria del Gobierno para ultimar detalles relacionados con la organización de la Liga del Norte. 146


Historia de Metán y de la Frontera salteña La confederación Argentina se encontraba en guerra contra Francia, a la que luego se le sumará Inglaterra. Sin embargo, la coalición de las provincias del norte, a cuyo frente está Marco de Avellaneda, apoya a los franceses y al ejército de Lavalle, que también lucha contra su Patria. Parecía que la derrota de la causa federal era inminente. Pero ésta estaba apoyada por la inmensa mayoría de la población, por lo que Rosas triunfa una vez más. Después de la derrota de Lavalle en Famaillá, comienza de nuevo la huída de los unitarios hacia Bolivia. El General Oribe llega a Yatasto, y en castigo ordena su saqueo. Previamente allí, las avanzadas federales habían derrotado a tropas salteñas que apoyaban a Lavalle en su retirada. Luego Oribe se dirige a Metán, donde instala su campamento en septiembre de 1841 (6). Poco tiempo antes, cuando Lavalle pasaba por Metán, el gobernador salteño Dionisio Puch le había enviado dos prisioneros políticos acusados de conspirar, pero que por faltarle pruebas no quiso tomar ninguna determinación. Son ellos Boedo y Pereda. Un tercer acusado, Chaves, sobre el que solo hay ligeras sospechas, es retenido en Salta. Lavalle sin vacilar ordena su fusilamiento. "Afírmase que la madre del coronel Pereda, doña Nicolasa Boedo, ofreció un elevado rescate, que Lavalle aceptó, y para pagarlo hubo de vender cuanto tenía. Cuando el General recibió el dinero, dio la contraorden, pero demasiado tarde, a pesar de lo cual se quedó con el precio" (7). En los primeros días de octubre de 1841 es conducido prisionero, hasta el campamento de Oribe en Metán, don Marco de Avellaneda, líder de la Liga del Norte. Había sido traicionado por uno de los oficiales de Lavalle, Gregorio Sandoval, quien lo esperó en la estancia La Alemanía, de Guachipas, por donde debía pasar Avellaneda en su huída. Después de una escaramuza, éste es reducido y "atado codo con codo", y así se lo presentaron al general Oribe en el citado campamento (8). En el consejo de guerra se le acusó de ser "complice y uno de los promotores del horrible asesinato perpetrado en la persona del Excmo. señor Gral. don Alejandro Heredia, además de muchos otros crímenes". El día 3 de octubre fue ejecutado, cortándosele la cabeza, la que es enviada a Tucumán como escarmiento.

Mapa tomado del libro Historia 3, de José Cosmelli Ibáñez, para el antiguo bachillerato, donde aparece Metán como lugar de protagonismo en las luchas civiles, muchos años antes de la fecha que se había dado como su origen, 1859. 147


Eduardo R. Poma En realidad Avellaneda nunca se pudo librar de la sospecha de haber participado en ese asesinato, como así también de traicionar a su patria al aliarse con los extranjeros que luchaban contra ella, como lo expresaba una vidalita federal: "Perros unitarios, nada han respetado, a inmundos franceses ellos se han ligado. Sabed, argentinos, que están traicionando, porque Luis Felipe los está comprando". Ya el general San Martín había condenado esa actitud de los unitarios en 1837, diciendo en una de sus cartas: "...lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer" (9). Y en otra carta anterior, San Martín culpa a los unitarios de los males que padece el país, ya que ellos, que a sí mismo se llamaban civilizados, actuaban solapadamente y con mayor ferocidad que las montoneras federales dando muerte aún a inocentes, como fue el caso del fusilamiento de Dorrego. Dice así el general San Martín: "Por otra parte los autores del movimiento del 1º (se refiere a la revolución del 1º de diciembre de 1828) son Rivadavia y sus satélites y a usted le consta los inmensos males que estos hombres han hecho, no sólo a este país, sino al resto de la América con su infernal conducta. Si mi alma fuese tan despreciable como las suyas, yo aprovecharía esta ocasión para vengarme de las persecuciones que mi honor ha sufrido de estos hombres; pero es necesario enseñarles la diferencia que hay entre un hombre de bien y un malvado" (10). Todos estos hechos hicieron trascender el nombre de Metán (11), que desde entonces figura en la historia grande del país. Pero volviendo a don Marco de Avellaneda, no podemos dejar de admirar su figura joven, su entrega a una causa, su valor para enfrentar una muerte terrible. Lamentablemente los unitarios, muchos de ellos bien intencionados, lucharon por una utopía al desconocer la realidad de su propio país, sostenidos por una errátil cosmovisión que los hacía justificar los medios para alcanzar el fin, así se llamen estos medios traiciones, conspiraciones o asesinatos. Ahora bien, ¿Cómo eran realmente estos hombres? Nos lo dice un análisis de Roberto de Laferrere que no tiene desperdicio: Los unitarios, "desde 1812 con Rivadavia frente a Artigas, hasta después de Caseros, estuvieron siempre al servicio, mas o menos deliberado, de aquel plan de dominación extraña. Al juzgar la conducta de sus jefes de las logias secretas, cabe pensar, en su excusa, que les faltaba el sentimiento de la nacionalidad. No lo traicionaron, porque no lo tuvieron. Para los más caracterizados entre ellos, ser argentino era ser porteño, y ser porteño era un fenómeno de cultura personal, rara vez logrado en sus filas, porque, la verdad sea dicha, todo el partido unitario no produjo una docena de espíritus verdaderamente cultos. Los más ilustres, los más famosos hoy, eran literatos o poetas que, a título de tales, pretendían erigirse en los supremos legisladores de la nacionalidad". 148


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Marco de Avellaneda, jefe de la Liga del Norte, fue decapitado en Metán, acusado por los federales de ser "complice del asesinato del Exmo. Gral. Alejandro Heredia". Su muerte hizo trascender el nombre de Metán a todo el país.

"En cualquier caso eran extraños al país, cosa que tardaron en descubrir, pues por fenómeno característico de su vanidad, al principio concibieron este a imagen y semejanza suya, y luego al comprobar la contradicción, dictaminaron que el país estaba equivocado. Vivieron mirando a Europa, de espaldas a la tierra en la que habían nacido, de la que se avergonzaban sin ocultarlo... En el fondo no se sintieron nunca compatriotas del hombre del interior o de las campañas de Buenos Aires o de los arrabales porteños. Lo despreciaron, porque se creían superiores a él, cuando solo lo eran en algunos aspectos, los de su cultura social y libresca, es decir los menos importantes en la vida que les había tocado vivir". "En el origen de su política centralista no hay una doctrina -tan pronto eran republicanos como monárquicos- sino un interés de clase o de grupo que aspira a tener un país propio para gobernarlo e imponerle por decreto -o mejor dicho por ley, pues eran legalistas -la cultura `europea´... así en abstracto: lo único que no había existido ni podía existir en ninguna parte de Europa. Todo hace creer que confundieron la cultura con las modas de la época y no comprendieron nunca que en la formación de una cultura nacional -de acuerdo con el modelo europeo, precisamente- no podía prescindirse de la realidad nacional. Pero esta realidad era la que ellos no aceptaban. Querían rehacerla conforme a sus `ideas´, que habían convertido en ídolos. Y sus `ideas´ no nacían de la experiencia, en el mundo en que vivían: les llegaban, como las levitas, confeccionadas en otra parte". "Sus adláteres -algunos de ellos siniestros por su perversidad sanguinaria- eran también los hombres de las contradicciones y de las incoherencias. Se llamaron unitarios, pero no admitían que la nacionalidad es una unidad moral que se prolonga a través de las generaciones, y conspiraron contra la unidad de raza, de religión, de costumbres, de tradiciones, de cultura, en el pueblo argentino. Así confundieron progreso con sustitución, ignorando que sólo progresa lo que se perfecciona en el sentido de lo que ya es. Y nunca se propusieron el progreso del pueblo argentino, sino su trocamiento en otro 149


Eduardo R. Poma pueblo distinto, que no sería hispánico, ni latino ni tendrá pasado respetable porque lo había repudiado. El ideal de los unitarios -que después extremó Alberdi hasta el absurdo en las `Bases´- consistía en hacer del argentino real un ente tan descaracterizado como las propias imágenes con que sustituían las ideas ausentes. Los hombres de la realidad se levantaron contra ellos y los expulsaron del país. En eso consistió su tragedia de desterrados". "Pero antes habían llevado a la política el desorden de sus `ideas´, convulsionando a las catorce provincias con sus tentativas de predominio ilegítimo. Al aproximarse el año 20, comprobando su fracaso en el gobierno y sintiendo que el suelo temblaba bajo sus pies, creyeron que el país se hundía con ellos, porque ellos eran el país, y pidieron el protectorado de Inglaterra o mendigaron en España y en Francia -¡y hasta en Suecia!un monarca extranjero. Repudiados, con la Constitución de Rivadavia, que era su obra maestra, utilizaron a Lavalle sublevado para iniciar la guerra civil. Cuando el orden -y la unidad nacional- se salvó con Rosas, conspiraron contra el orden y la unidad, siempre a la zaga de los extranjeros, para establecer aquí `la influencia de Francia´, o para desmembrar la nación, después de declararse disuelta, o para entregar los ríos interiores al dominio internacional, o para garantizar en forma perdurable la independencia de las antiguas provincias segregadas".

La batalla de la Vuelta de Obligado donde, lamentablemente, hubo argentinos que combatieron junto con los ingleses y franceses, traicionando a su patria.

"¿Traidores? La palabra es terrible y desagradable de aplicar, si no es en un sentido metafórico. Preferible es creer que Florencio Varela, por ejemplo, llegó a ser un desarraigado sin patria, ciudadano de una República inexistente, que había perdido en el exilio cualquier resto de solidaridad con los hombres de su tierra. No olvidemos, por lo demás, que con los unitarios militaron algunos guerreros de la Independencia y que un patriota como Chilavert siguió también la política de Montevideo, hasta descubrir su entraña, antes escondida a sus ojos, que no eran de lince. ¿Cuántos habrán en la misma situación de engañados?". "En general, y aunque nos cueste reconocerlo a los que también somos sus compatriotas, podemos decir con verdad que esa política, que consistió desde sus 150


Historia de Metán y de la Frontera salteña comienzos en negar al país y concluyó conspirando contra su integridad territorial (12), era en sí misma una traición a los hombres de la conquista y de la Revolución. Era una traición a la historia, a los antepasados: una traición de los hijos a los padres" (13). Pero estos hombres, al final, enancados en las tropas federales de Urquiza, impusieron su proyecto de país y escribieron su historia, una historia tan irreal como fueron sus ideas. Y sabemos que un país sin historia verdadera, no podrá comprender su presente y mal podrá espiar su porvenir. Y esto explica que la Argentina, a la que por sus recursos se la miraba como a una de las grandes naciones del futuro, haya perdido "inexplicablemente" el siglo XX. Para ver hasta que extremos llegó la falsificación de nuestra historia, citamos uno de tantos ejemplos. Ninguna calle de Buenos Aires lleva el nombre de Costa Brava, combate en que se cubrió de gloria la armada argentina derrotando a la uruguaya, que mandaba José Garibaldi. Sin embargo, este aventurero, saqueador e incendiario italiano tiene hoy varias calles y monumentos, y -parece increíble- un guardacostas de nuestra armada, contra la cual luchó traidoramente, ha sido bautizado con su nombre (14).

Rosas, el "gran estadista americano", a quien el Gral. San Martín en su testamento le entregó "el sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de América del Sud".

Hoy, el revisionismo histórico ha ganado la partida, pero le será muy difícil desmontar todo lo falsamente construido, y evitar lo que podríamos llamar "conspiración del olvido", que excluye sistemáticamente el nombre de Rosas y otros grandes hombres del federalismo, de todos los lugares públicos. Como si hubiera intuido todo esto el general San Martín, al que llamamos "Padre de la Patria", dejó escrito en su testamento lo siguiente: "El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de América del Sud le será entregado al general de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla" (15). Regresando a nuestra Salta, digamos que, desde la derrota de la Liga del Norte hasta la caída de Rosas en 1852, la Provincia fue sucesivamente gobernada por Miguel Otero, 151


Eduardo R. Poma Manuel Antonio Saravia, José Manuel Saravia, Vicente Tamayo, y nuevamente José Manuel Saravia. Todos ellos, fieles a la causa federal, tuvieron que enfrentar todavía algunos conflictos, especialmente los provocados por los emigrados unitarios en Bolivia(16).

NOTAS: (1) En su libro, el capitán Andrews nos describe también la estancia de los Puch: "...Después de andar unas 13 leguas (desde elTala), llegamos a la estancia de un caballero que fue figura notable de la revolución, grande y sincero patriota, aunque español, llamábase Don Domingo Puche. Nuestro huésped era padre político del Gral. Güemes, bravo defensor de Salta contra las fuerzas realistas del Ato Perú. La muerte del valiente oficial y de su esposa, hija de Puche, casi al mismo tiempo, tornóle gravemente melancólico. La comida de la hospitalaria mesa de Don Domingo Puche, fue digna de notar: era abundante y exquisita en platos como una cazuela de armadillos (quirquinchos) que difícilmente encontraría rival en lo sabrosa. Con frecuencia habíamos observado esas ratas con caparazón corriendo por los caminos; pero como sucede con las vizcachas, los peones y gentes del campo, no le dan valor por lo abundantes;" En la Historia de Güemes Documentada, que acaba de editarse (12 tomos), se habla de que el prócer salteño, en sus momentos más difíciles, se retiró a vivir con su familia a la finca "Los Sauces", de don Domingo Puch, que es la que describe el capitán Andrews, hecho no suficientemente conocido o estudiado. También allí se habían entrevistado, a fines de 1813, San Martín y Tomás Guido, uno de los autores de la idea de llevar la guerra al Perú por vía marítima. (2) Hemos recibido un valioso testimonio de parte del Dr. Carlos Botteri en el libro que publicara la Facultad de Historia y Letras de la Universidad del Salvador, Buenos Aires 1959: "Recuerdos del Ejército de Operaciones contra el Emperador del Brasil", del Coronel Don José María Todd. Allí el autor, que era un joven oficial, relata el itinerario del Batallón de "Cazadores de Salta", que a las órdenes del entonces Coronel Paz participó en la guerra contra el Brasil. Pero lo importante para nosotros es lo que transcribimos a continuación: "Llegamos a Metán a las 8 de la mañana del segundo día (4-12-1825); y el Coronel Paz, que se había adelantando en la marcha, nos mandó acampar allí. En esa población se hallaba establecido como Jefe Político y Militar un viejo patriota, el Coronel Boedo. Dos hijos de este Jefe, D. Mariano y D. Félix, venían con nosotros, el primero de teniente y el segundo de Alférez. Estos fueron a saludar a su padre; y de vuelta nos informaron que habían encontrado en su casa al Gobernador de Tucumán, Coronel López, que había llegado en la madrugada de ese día, a mérito de la revolución que le había hecho el Coronel Lamadrid, ... "Estas memorias del Coronel Todd, quien fuera gobernador de Salta, son un testimonio invalorable sobre nuestro pasado al decirnos que Metán, en 1825, era una población que tenía Jefe Político y Militar. Y esto 34 años antes de la fecha que se había puesto como la de su fundación, 1859. (3) Durante el gobierno de Arenales, en 1825, se suprimió la vieja institución del Cabildo que tan importante papel desempeñara durante la Colonia y en la Revolución. Para reemplazarlo, en parte, se creó ese año la Policía de la Provincia, y con la Constitución de 1855 se organizarán los municipios. (4) Matute se había casado poco antes con Doña Luisa de Ibazeta y Figueroa, en un episodio de tintes románticos. Como la aristocrática familia de la novia se oponía al matrimonio con el oficial colombiano, porque tenía ascendencia mulata, éste aprovechando un baile, raptó a Luisa y apresuradamente contrajo enlace. La familia debió aceptar los hechos consumados. (5) Solá participó activamente en la Liga del Norte. En setiembre de 1840, al frente de la División Constitucional salteña, invadió Santiago del Estero para derrocar a Ibarra, pero éste se refugió en los montes, llevando todo lo que era de utilidad. Allí pudo comprobar el escaso apoyo popular que tenía la causa unitaria. Llamado por Lavalle, siguió hasta Córdoba, donde llegó el 2 de diciembre cuando ya se había producido el desastre de Quebracho Herrado, por lo que tuvo que replegarse apresuradamente hacia el norte. Acerca de la impopularidad de la famosa expedición libertadora, da cumplida cuenta la carta de un compañero de revolución, el general Dionisio Puch quien alarmado le escribe a Avellaneda: "Muchos son los conductos por donde el gobierno sabe los excesos de toda clase que cometen los soldados de la división que V. E. ha traído de Tucumán a la Frontera. El país que han pisado ha quedado arrasado y no es posible ya al infrascripto ser indiferente a tanto desorden... El robo a los amigos y enemigos; toda clase de excesos prodigados indistintamente; la completa desolación del suelo que ocupa la división de V. E. no son el riego benéfico que hará florecer el árbol de la libertad..." (Bernardo Frías: "Tradiciones Históricas"; pág. 244) (6) En esos momentos Metán era el teatro de numerosos hechos de armas, como el que relata Andrés A. Figueroa, historiador santiagueño, diciéndonos que por julio de 1841, unos 500 montoneros santiagueños, mandados por José Manuel Saravia y el Cholo Lugones, ocuparon "La Frontera", y por falta de oposición llegaron hasta Metán. Pero luego una fuerza combinada de 300 hombres de Salta, 400 de Cobos y 500 de Trancas los expulsaron. (7) Esta es una tradición salteña, y como tal la da Alberto Excurra Medrano en "Las Otras Tablas de Sangre", Editorial Haz. Y la historiografía liberal, tan llenas de mitos y falsedades, nos habló abundantemente sobre el famoso "romance" entre Lavalle y la hermana de uno de los fusilados, Damasita Boedo, reputada como una de las mujeres

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Historia de Metán y de la Frontera salteña más hermosas de nuestra historia. Dámasa era hija del coronel Boedo que había sido Jefe Político y Militar de Metán. A los 15 años se casó con un cordobés, Francisco Rafela en 1833. Siete años después muere un hijito natural de Dámasa, por lo que cuando conoce a Lavalle ya no es una jovencilla ingenua y romántica. Además, el 31 de julio de 1841 este general ordenó los fusilamientos de tres coroneles en Metán, Chávez, Pereda Boedo primo hermano de Damasita, y Mariano, su hermano. Por otro lado, Lavalle desde Tucumán había exigido un rescate de diez mil pesos por la vida de aquellos, y su tía, doña Nicolasa Boedo de Pereda, para salvar a su hijo y sobrino debió hipotecar propiedades que tenía en Río Piedras y malvender otras. Sin embargo, como ya lo comentamos, el general Lavalle con el dinero en su poder demoró en dar la cotraorden (algunos sostienen que a propósito), lo que lo convierte en un "hombre sin honra y sin prez". Con estos antecedentes trágicos que enlutaban a la familia Boedo, ¿era posible que Lavalle que venía derrotado y enfermo, deslumbrara a Damasita hasta el punto de dejarlo todo y seguirlo en su huída a Bolivia? Algunos sostienen que lo hizo con el fin de vengarse y colaborar en su muerte, pero habría sido detectada. Otros especulan que se enamoró de un oficial de Lavalle, y por eso siguió hasta Bolivia después que el general fue muerto en Jujuy. Lo cierto es que esta hermosa mujer sigue siendo un enigma histórico, como lo afirma don Roberto G. Vitry, de quien tomanos algunas ideas para ampliar este tema. (8)

Una tradición metanense recogida por don Wenceslao Saravia, hijo de doña Jacoba T. de Saravia, dice que estando su madre y su abuela en las Juntas de Yatasto vieron pasar una partida que traía a un hombre descalzo y a pie, atado a uno de los caballos. Le preguntaron a dónde llevaban ese mozo, a lo que contestaron los jinetes que era el salvaje unitario Avellaneda, y lo llevaban a Metán para degollarlo. Con respecto a su captura, es muy difícil que ocurriera en Pozo Verde como quieren algunos, pues los federales controlaban la Frontera. Avellaneda tomó ese camino desde Raco, y en el Tala torció para Guachipas. Mucho se publicó sobre la ejecución de Marco de Avellaneda en Metán. Acá damos parte de un documento muy importante extraído de "La Coalición del Norte y Marco Avellaneda, llamado el Martir de Metán", con notas de Carlos Steffens Soler (Este autor publicó un libro en 1983 titulado "San Martín en su conflicto con los liberales", donde documenta toda la iniquidad que la Masonería vino realizando desde nuestra independencia). El documento en cuestión fue enviado a los diarios poco antes del centenario de la muerte de Avellaneda (1941), y la "prensa canalla" lo dió por no recibido, o sea "ocultar la verdad con la conspiración del silencio". Uno sólo de los temas de este documento que transcribimos más abajo, es un modelo de barbarie, título que, no obstante, los "civilizados" unitarios imputaban a los federales: DECRETO DE LA LEGISLATURA SOBRESEYENDO EN LA CAUSA INCOADA A LOS AUTORES Y COMPLICES DEL HOMICIDIO DE DON ALEJANDRO HEREDIA Representación provincial. - Sala de sesiones. Tucumán, mayo 3 de 1840 Al Poder Ejecutivo: La Honorable Sala de representes de la provincia, considerando: 1º) Que la muerte del ex gobernador don Alejandro Heredia es la causa que más poderosamente ha contribuido a que las provincias del norte de la república se hallen hoy en situación de cooperar activa y eficazmente a la caída del tirano de Buenos Aires, y a la organización federal de la república; 2º) Que la opinión pública resiste el que se juzgue con arreglo a las leyes a los autores de un homicidio que restituyó a las provincias del norte sus libertades, y a cada uno de los ciudadanos las garantías arrebatadas por un gobierno que se había hecho despótico apoyándose en la fuerza, ha acordado y decreta lo siguiente: Art. 1º - Sobreséase en la causa pendiente contra los autores y cómplices del homicidio perpetrado en la persona del ex gobernador don Alejandro Heredia. Art. 2º - Se les concede que puedan restituirse a la provincia, exentos de cualquier cargo que pueda emanar de la causa. Art. 3º - Comuníquese, etc. Lo que de orden de la misma el presidente que subscribe pone en conocimiento del excelentísimo señor gobernador y capitán general de la provincia a quien se dirige, saludándolo respetuosamente. J. T. DEL CORRO M. AVELLANEDA Secretario Presidente

1º) 2º) 3º)

Más adelante agrega sobre el tema: "El mártir de Metán no fué precisamente un mártir; se ha pretendido deshumanizar su figura, convirtiéndola en la de un joven y fogoso revolucionario, que perece por causa de la libertad. Hemos visto, a través de múltiples pruebas, que no es así. El fusilamiento de Avellaneda reposa sobre los siguientes fundamentos legales: Connivencia venal con el enemigo invasor, en guerra legalmente declarada; Instigación y coparticipación criminal en el asesinato de la más alta autoridad de la provincia; Exacciones y confiscaciones."

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En otra parte se afirma que: "Lo cierto es que la Coalición del Norte fue financiada con dinero francés y por contribuciones forzosas o por simples robos contra los habitantes" Y así podríamos seguir abundando en detalles sobre esta malhadada Coalición, pero no tenemos el espacio. De todas maneras la documentación que exhibe el trabajo es tan auténtica y certera que jamás fue refutada. Perrone, Jorge, "Diario de la Historia Argentina", Tomo I. Ed. Latitud 34. Ibidem. El comunicado de Oribe a Rosas sobre la captura de Avellaneda decía textualmente: "Cuartel General de Metán, Octubre 3 de 1841. Al exmo. Sr. Gdor. Brigadier Juan Manuel de Rosas. Tengo el honor de poner en conocimiento de V. E., que el comandante Gregorio Sandoval (que lo fue de la escolta del salvaje unitario Lavalle), se me ha presentado con una fuerza compuesta del Ctán. Juan Giménez, los tenientes Pedro Loisa, Manuel Frutos, José María Morales, Gerónimo Gutiérrez, Pascual Heredia; dos alferes y ocho sargentos, ocho cabos y cincuenta y siete soldados, conduciendo presos a los salvajes unitarios Marcos Avellaneda, titulado Gral. Gdor. de Tucumán, coronel José María Vilela, Cte. Lucio Casas, Sgto. Mayor Gabriel Suárez, Ctán. José Espejo y Tte. Leonardo Souza; los que han sido ejecutados en forma ordinaria, a excepcion del salvaje unitario Avellaneda a quien por cómplice del asesinato del Exmo. Gral. Alejandro Heredia, además de otros muchos crímenes, le mandé cortar la cabeza que será colocada a la expectación de los habitantes en la plaza de Tucumán. Dios guarde a V.E. muchos años. Firmado: Manuel Oribe". Sobre los últimos momentos de Avellaneda, muchas son las anécdotas que se cuentan, algunas sin fundamento histórico. Por supuesto, para los unitarios Avellaneda pasó a ser "el mártir de Metán", mientras que para los federales se había hecho justicia con el "salvaje asesino Avellaneda", y según sean su origen, dichas anécdotas se acercan a una u otra postura. Damos a continuación algunas de ellas: "Sandoval entregó a Avellaneda y sus compañeros a un teniente de Oribe, quien los llevó hasta Metán. Le desataron las manos y los dejaron sentarse en la rueda de una carreta. Un soldado le dió un cucurucho lleno de maíz tostado, y estaba Marco comíendolo cuando se le acercó Mariano Maza y empezó a hacerle preguntas en tono amable familiar, Avellaneda contestaba con monosílabos, Maza queriendo congraciarse con el prisionero, le ofreció un mate. Marco no lo aceptó. Siguió preguntando. Volvió a ofrecerle otro mate que el asistente trajo. Volvió Marco a rehusarlo, mientras masticaba los restos de su maíz . Entonces Maza se retiró, colérico, y Avellaneda, muy cansado, dejó la rueda y se echó sobre el pasto durmiéndose" (De Bernardo González Arrili, "El Diputado de la Libertad". Ed. Bases). Se dice que Avellaneda fue conducido hasta el general Oribe, y éste lo invitó a sentarse en su mesa, preguntándole luego "¿qué haría Avellaneda si estuviera es su lugar?". Este le respondió que "no le concedería al `presidente´ Oribe ni un minuto más de vida" (Oribe era presidente derrocado del Uruguay). En Metán "lo metieron (a Avellaneda) en una habitación, separada de la casa grande, desde donde se escuchaban los quejidos de los que estaban muriendo. "Lo interrogaron sobre la muerte de Heredia para hacer el sumario, y sobre el complot contra Ibarra. Marco apenas contestaba con monosílabos. Volvieron a sacarlo al patio...se detuvieron frente a unas tapias grises". Luego "lo llevaron bajo una ceiba frondosa. Estaban allí atados de manos y en filas, sus compañeros.." Al oscurecer "Marco mira fijamente al verdugo, el mismo Maza, que con un fierro está mellando el cuchillo. Echa su última pitada a la chala caliente, al tabaco con anís..." (De Gonzalez Arrilli, en su obra citada). También se dice que con la piel de la espalda de Avellaneda un oficial de Oribe, Benigno Oliden, hizo un fiador y una manea, que Sarmiento intentó localizarla como él mismo lo dice en una carta, fechada en Montevideo, en 1851: "Si las obtengo mandaré una de esas piezas al Museo de París, para edificación de Guizot, de Mackau, Girardín, Balcarce y tantos otros sostenedores de Rosas. Ya me las pagarán". (Notése que en la descripción que González Arrilli hace de Metán, se habla de casa grande, patio, tapias, habitaciones, es decir, que el campamento de Oribe no estaba al aire libre, pues éste buscó el caserío de Metán para establecerse. Es otra prueba de la existencia de Metán más allá del año 1859, fecha que se puso como punto de partida de nuestra historia, como se verá más adelante). Con respecto al lugar donde estaba detenido y fue decapitado Avellaneda, se puede afirmar que no corresponde a la zona en donde se erigió el monolito que lo recuerda, en la finca "Avellaneda", al costado del camino a Punta del Agua. Una tradición recogida por don Wenceslao Saravia nos dice que ese lugar estaba en las proximidades de Campo Alegre, lo que es corroborado por don Abdón Sanconte, descendiente de antiguas familias de Metán Viejo, los Arenas y Fernández, quienes recogieron detalles de esos sucesos a través de un pariente llamado Hilario Matute que llegó con las tropas federales del general Oribe. Según Sanconte el lugar preciso se lo puede determinar en las ruinas que todavía existen, situadas detrás del establecimiento "La Tregua", entre el puente ferroviario sobre el río Metán y el paso a nivel sobre la prolongación de la calle Coronel Vidt, antiguo camino a Metán Viejo. En realidad muchos monolitos que recuerdan hechos históricos están alejados del lugar donde éstos ocurrieron, pues, por lo general, aquellos se colocan cerca de los caminos. Así ocurre con el monolito que se erigió en homenaje al combate de "Las Piedras", situado mucho más abajo del paso sobre el río, y también con el que recuerda el Juramento a la Asamblea del Año XIII y a la Bandera, llevado a cabo en la margen norte del río Pasaje, en las cercanías de la posta de Los Algarrobos, en Lumbreras.


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Un caso típico es el de Sarmiento al incitar al gobierno chileno a ocupar zonas de la Patagonia argentina, entreverando la política con la soberanía nacional. Luego aconsejará a Mitre que "no ahorre sangre de gauchos", soñando con repoblar el país con europeos del norte. Los seres del piel morena eran una raza inferior para él. Otro caso que podemos citar, entre tantos, es el de los unitarios salteños, que desde 1831 tratan de incorporar la provincia a Bolivia, como lo prueban las cartas de Rudecindo Alvarado y Facundo de Zuviría al presidente Andrés de Santa Cruz. Laferrere, Roberto de, "El Nacionalismo de Rosas". Ed. Haz. El viejo almirante Brown, que comandaba la escuadra en Costa Brava, así comunicó a Rosas la victoria: "La conducta de estos hombres, excelentísimo señor, ha sido más bien de piratas, pues que han saqueado y destruido cuanta casa o criatura caía en su poder, sin recordar que hay un Poder Supremo que todo lo ve y que tarde o temprano premia o castiga según nuestras acciones". (La Gazeta Mercantil, 20 de setiembre de 1842). Perrone, Jorge, "Diario de la Historia Argentina", Tomo I. Ed. Latitud 34. Ya hemos citado al capitán Andrews, con toda seguridad masón y espía al servicio del imperialismo británico, interesado en destruir el católico Imperio Español, Veamos lo que dice sobre la mentalidad de los unitarios, que llamaban tiranos a los caudillos federales y populares, pero que ellos fusilaban sin concederles juicio ni defensa, como hicieron con Dorrego y tantos otros. En este caso Andrews nos cuenta sobre el fusilamiento de Bernabé Aráoz, que recogió cuando llegó a Trancas:..."Fuimos sorprendidos acá por una observación que nos hizo uno de los miembros del cabildo, el más anciano. Nos dijo que hasta hacía poco tiempo no hubiera pasado un inglés por la población sin ser menospreciado cuando no molestado, tan grande era el espiritu hostil hacia los extranjeros de que estaba poseído el pueblo, hostilidad que era enardecida por la influencia de frailes y godos. A la mañana siguiente, el gobernador (en realidad un delegado) nos acompañó hasta el lugar, al lado del río, donde al frente de una partida se había encontrado con el ex gobernador de Tucumán, don Bernabé Aráoz, a quien hizo fusilar, dándole apenas tiempo para confesarse. Habló de la accíon, considerandola laudable desde que habia servido para hacer desaparecer a un tirano. Como le preguntáramos si no hubiera sido más concordante con la justicia, haberle juzgado primeramente, nos respondió que el delicuente era demasiado peligroso para dejarle existir un momento más. Era, según él, la encarnación de la maldad y hombre de tal genio y recursos, que si hubiera llegado a volver a Tucumán su sola presencia hubiera sido la señal de una contrarevolución. Había hecho correr sangre profusamente en la provincia, y la de cien víctimas como ésta no compensaría la que había hecho derramar. Había ofrecido tres mil pesos por el rescate de su vida, pero se le había contestado que aún diez mil no bastarían. Viendo esto, se preparó a aceptar valientemente su destino sin vacilaciones. Fue su último acto fumar un cigarillo de papel, del que, al estar casi consumido, hizo caer la ceniza con los dedos, al propio tiempo que exclamaba filosóficamente: ‘la existencia humana es como estas cenizas’; luego se sometió a la sentencia sin temor". Por esta misma época, otro grupo de viajeros enviados por una compañía minera inglesa, que habían partido desde Buenos Aires con destino a Potosí, fueron sorprendidos en la provincia de Santiago del Estero, en el amanecer del 19 de enero de 1826, por el violento terremoto que destruyó Trancas. Ellos eran sir Edmond Temple, el barón de Czeltritz, el general James Paroissien y el Dr. John H. Scrivener. Dos de estos viajeros dejaron interesantes testimonios del sismo, que tuvo una intensidad de 5,3 grados en la escala Richter. Cuando el 11 de febrero de ese año llegaron a Trancas, se encontraron con un panorama desolador, con la Iglesia y casi todas las casas destuidas. Pero lo interesante es lo que comentan sobre la "Villa de Rosario", donde arribaron el 14 de febrero. Allí encontraron "muchas paredes caídas y casas destechadas", por efecto del terremoto. Esto corrobora la existencia de Rosario de Frontera mucho antes de 1874, año que se había puesto como el de su fundación por las donaciones de terrenos realizadas por doña Melchora Figueroa de Cornejo.

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CAPÍTULO XVII

Se organizan las instituciones SUMARIO: El País después de la Constitución de 1853 - Los Habitantes del Sur de Salta - La Constitución Salteña de 1855 - Se Organizan los Departamentos y Municipios - La Iglesia Acepta una Donación de Guillermo Sierra y Crea el Curato de Metán - La Provincia Eleva el Curato a la Categoría de Departamento.

Después de Caseros vino el acuerdo de San Nicolás y la Constitución de 1853, pero no llegó la tan ansiada paz, ni el funcionamiento normal de las instituciones como algunos lo habían imaginado. La Nación tendrá que pasar todavía por sus horas más amargas por la tozudez de los unitarios - ahora "liberales" - en querer implantar un proyecto que va a "contrapelo" de la realidad del país. A la secesión de Buenos Aires, que amenazó partir en dos a la Argentina, siguiendo un destino parecido a las dolorosas segregaciones del Alto Perú, La Banda Oriental y el Paraguay, siguieron asesinatos, tumultos y revoluciones que culminaron en las batallas fratricidas de Cepeda y Pavón. Luego seguirá la guerra inicua de la Triple Alianza contra el Paraguay y el exterminio de los paisanos en el interior, siendo Mitre el "gran responsable". Y todavía vendrá la lucha contra el indio y la "conquista del desierto", y la sangrienta revolución de Carlos Tejedor por la cuestión de la Capital. Todo esto durante las presidencias de Urquiza, Mitre, Sarmiento y Avellaneda, mientras el sufrimiento del pueblo común quedaba inmortalizado en las páginas del "Martín Fierro". Con Roca, a partir de 1880, el país empieza a sosegarse. Se expanden el telégrafo y los ferrocarriles, se multiplican las escuelas y nuevos colonos se radican en las inmensas llanuras despobladas. Pero también con Roca se va consolidando un régimen oligárquico que se sostiene en el fraude electoral, y cuya filosofía liberal-positivista inicia una era de "un crudo y persistente materialismo". Además, este rápido progreso está basado en la fertilidad de la pampa húmeda, y responde a la nueva división internacional del trabajo, ser "la granja de Europa". Este esquema se agotará antes de 1930, al no desarrollarse el país a través de un proceso de industrialización e integración de todas sus regiones. Es por eso que surgen nuevas fuerzas políticas opositoras como el socialismo y especialmente el radicalismo, el que con sus revoluciones del 90, 93 y 1905 logrará que la clase dirigente abra una válvula de escape a las tensiones sociales con la "Ley Saenz Peña", en 1912, despejando así el camino a la presidencia a don Hipólito Yrigoyen, en 1916. 157


Eduardo R. Poma En Salta, el gobernador José Manuel Saravia deberá dejar el mando, pues será el único de los gobernadores de Rosas que es objetado por el nuevo jefe de la Confederación Argentina, don Justo José de Urquiza. Pero en 1853, Saravia, con el apoyo del gobernador tucumano Celedonio Gutiérrez, intenta recuperar el gobierno de la Provincia invadiéndola al frente de 500 hombres. A su encuentro sale el coronel Aniceto Latorre, y lo derrota completamente en la Palata, a unas seis leguas al sur de Metán. Desde la caída de Saravia hasta 1862, cuando se reorganiza el país después del derrumbe de la Confederación, se suceden en Salta los gobiernos de Juan M. Aguirre, Tomás Arias, Miguel Aráoz, Rudecindo Alvarado, José María Todd, Martín Güemes, Dionisio de Puch, Martín Güemes, Manuel Solá, nuevamente José María Todd, Anselmo Rojo, Moisés Oliva y por tercera vez José María Todd. En 1857, según el médico naturalista francés Martín de Moussy en su "Descripción Geográfica y Estadística de la Confederación Argentina", el curato de Rosario de la Frontera tenía 6000 habitantes y era, después de la Capital, el más poblado de la Provincia. Metán estaba incluido en dicha cifra, junto con La Candelaria. Moussy menciona también al pueblo de Metán, a las Conchas y las ruinas de Esteco, y agrega que el Curato tiene tres partidos: Ntra. Sra. del Rosario de Quiles, San Francisco Solano del Galpón y Santa Rosa de Lima de las Piedras. Según Moussy en 1854 había en la Provincia 17 departamentos, la Capital tenía 14.000 habitantes, y Orán había bajado de 6.000 a 5.500 habitantes (esta última cifra de 1863). Al año siguiente, y para estar acorde con la Nacional, es sancionada el 12 de noviembre de 1855 la nueva Constitución salteña. Como convencionales constituyentes de nuestra zona habían asistido los señores Luis Castro y Manuel Arias. En el Capítulo XIV de dicha Constitución, se dividía a Salta en cinco distritos judiciales, siendo uno de ellos el que comprendía a Rosario de la Frontera, La Candelaria, Metán y Anta. Se puede decir que a partir de esta Constitución comienza el tiempo institucional para los pueblos del interior de la Provincia, los que antes estaban divididos en partidos y curatos, pasando a ser ahora departamentos y municipios. En el Capítulo XVIII se establecía la organización municipal, diciendo su Art. 96 que habrá en cada departamento una municipalidad compuesta por ocho miembros y un síndico a lo más, o de cuatro miembros y un síndico a lo menos; en el Art. 97 se indicaba que sus miembros eran llamados munícipes, regidores o concejales. Entre las atribuciones de los municipales, dadas en el Art. 99, figuraban entre otras, las de fundar y controlar escuelas primarias; recaudar impuestos locales con aprobación de la Legislatura; ayudar a los establecimientos de beneficencia; fundar hospitales; atender el ornato y la salubridad del departamento; presentar proyectos al gobierno de la provincia. También establecía la Constitución que en los departamentos habrá jueces de paz, que serán miembros natos de los municipios, nombrados por el Gobernador de una terna presentada por aquellos. Además habrá en los departamentos de campaña jueces de partido, que serán auxiliares de los jueces de paz, y tomarán posesión de su cargo el 1º de enero de cada año. Por el Art. 102 se mantenían los jefes políticos en los departamentos, teniendo a su cargo la policía de campaña que vigilaría el orden público. En 1857 se crea el departamento de Rosario de la Frontera, que incluía La Candelaria (este partido dependía, junto con El Tala, del curato de Choromoros o San 158


Historia de Metán y de la Frontera salteña Joaquín de las Trancas) y Metán. Al mismo tiempo se había creado el Municipio o Consejo Municipal, que entró en funcionamiento el 25 de abril de 1857. Para ello se habían realizado en marzo del mismo año las primeras elecciones municipales, resultando electos, entre titulares y suplentes los siguientes vecinos del departamento: Martín Güemes, Saturnino Cornejo, Guillermo Sierra, Federico Puch, Sixto Corrales, Quintín Arias y Justo Romano. Al parecer este Consejo tuvo muchas dificultades al comienzo, y algunos de sus miembros no asumieron, como don Guillermo Sierra de Metán (1).

Mapa del departamento de Rosario de la Frontera. En 1859 la Iglesia decidió dividirlo creando el curato de San José de Metán e instaló la Parroquia en El Galpón, en forma provisoria.

Dos años después, en 1859, la Iglesia divide el curato de Rosario de la Frontera, creando así un nuevo curato, el de Metán, y la Provincia, en el mismo año, eleva el curato a la categoría de Departamento. Al mismo tiempo se dispuso la organización del Municipio. Pero la tarea de reconstruir esta época de Metán, se hace muy difícil por la escasez de documentos, lo que no ocurrió en Rosario de la Frontera, donde sus archivos permitieron hacer el seguimiento de la actividad municipal desde sus orígenes. Por eso apelaremos a lo que en el método histórico se llama "unidad coherente", lo que permite utilizar toda la documentación indirecta existente, ya que "en historia, ciertamente, no hay hechos ni conjuntos de hechos separados; todos se ensamblan, se concatenan de alguna manera" (2). El hecho histórico no será entonces tal o cual circunstancia individual, sino esa circunstancia inmersa en el conjunto que le da sentido, o sea "la estructura". Claro que las conclusiones no deben ser contradictorias con aquella "unidad coherente". Como hemos visto, en 1857 don Guillermo Sierra había sido elegido regidor en el Consejo Municipal que acababa de crearse en Rosario de la Frontera, pero no asumió. Es probable que la distancia haya influido en él y en otros para abstenerse de trabajar en ese Consejo. Desde entonces, debe haber rondado en su ánimo la idea de conseguir un municipio para Conchas, su lugar de origen, o mejor aún, pensaría tal vez en una parroquia, ya que en ellas se registraban los bautismos, casamientos y defunciones. Como hombre de fe, por lo que se desprende de algunos documentos, no le faltarían contactos con los sacerdotes de la zona, estando así al tanto de las intenciones de la Iglesia. Y era un hecho cierto que la Iglesia pensaba dividir el curato, pues la población de Metán estaba superando a la de Rosario de la Frontera, cosa que se puede deducir de la cifra dada por Moussy y las del censo nacional de 1869, que dió para el departamento de Metán 4.146 habitantes, cifra que reclamaba ya un sacerdote permanente (3). Además, desde 1857 había culto continuo en la zona. 159


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CROQUIS LEVANTADO POR EL AGRIMENSOR CARLOS SCHOSSIG EN 1873 DE ROSARIO DE LA FRONTERA: 1) Antigua casa de don Francisco Gabino Arias Rengel, en posesión por ese tiempo de doña Melchora F. de Cornejo - 2) Iglesia Parroquial - 3) Cementerío - 4) Pulpería - 5) Oficina de Telégrafos - 6) Antigua Biblioteca - 7) Calabozos - 8) Policía - 9) Nuevo Cementerio. (de Segundo Ferraris, "...Y fueron Tres Siglos").

El 23 de mayo de 1859, mediante escritura pública, don Guillermo dona terrenos a la Iglesia, y también para una "plazuela" y municipio, con "la condición de que trate de situarse la cabeza del curato en las cercanías al sud del río Conchas..." y que "la capilla que se construya ha de ser dedicada bajo la advocación de nuestro Señor de San José de Conchas". Como lo afirma este mismo documento, don Guillermo ya sabía que la división del curato era inminente (4). Ahora bien, ¿Por qué condiciona las donaciones a la Iglesia? Tal vez sospecha que la Curia puede erigir la "cabeza del curato" en otros lugares, como Yatasto, Río Piedras o Metán, siendo éste último el lugar más indicado, ya que era el más antiguo, el más poblado y en donde había existido una capilla. Y sobre la preexistencia de Mteán, el citado documento lo certifica donde afirma que "… presente Don Guillermo Sierra, mayor de edad, soltero del vecindario de Metán jurisdicción de esta Provincia", y más abajo se agrega "…El Ciudadano Guillermo Sierra de este vecindario, y propietario de la Hacienda de Metán…" La pregunta que surge es ¿cómo logró que la Iglesia, que nunca da pasos apresurados, acepte rápidamente las donaciones, si tenemos en cuenta la existencia de los otros lugares rivales? Con el argumento de las donaciones no se resuelve el problema. Había otros propietarios en condiciones de hacerlas, las fincas eran extensas y poco pobladas, y el valor de unos terrenos para plaza y parroquia era relativamente muy bajo. La clave para contestar la pregunta está en que don Guillermo quería la Parroquia, y se movió para conseguirla a través de sus buenas relaciones con la Iglesia. Y al conseguir que la misma decida erigir nada menos que la cabeza del curato en Conchas, nos da una muestra de habilidad política en defensa de su gente y su terruño. Lo que no acepta la Iglesia, de las condiciones impuestas por don Guillermo Sierra, es que la Parroquia "sea dedicada bajo la advocación de nuestro Señor San José de Conchas". Con su amplitud de criterio ella decide que será San José de Metán, pues el curato abarcará una gran extensión, con varios partidos, y debe llevar el nombre más representativo, el más antiguo, y el que responda a la mayoría de la población del mismo. La división del curato impulsa también al Gobierno a elevarlo a la categoría de Departamento, por Decreto Gubernativo del 9 de noviembre de 1859 (5). En su artículo primero el Decreto dice "Queda instituído Departamento de la Provincia el nuevo curato de San José de Metán bajo la misma denominación y límites que como curato le tenían asignado y con el goce de derechos y prerrogativas que la ley acuerda al Departamento". Como vemos, la Provincia también utiliza el nombre de Metán elegido por la Iglesia. 160


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Guillermo Sierra. Al dividir la Iglesia el curato de Rosario de la Frontera, trabajó por conseguir la Parroquia para su zona, donando terrenos con la condición de que "la capilla que se construya ha de ser dedicada bajo la advocación de nuestro Señor San José de Conchas".

En su artículo segundo el mencionado Decreto dispone: "En consecuencia procédase por el Jefe Político de ambas fronteras a convocar al vecindario del departamento creado para la elección de los individuos que deben formar el Consejo Municipal, la que se hará efectiva los días domingo cuatro y jueves ocho de diciembre, conforme a lo dispuesto por el decreto del 27 de octubre". Con este artículo queda creado el Municipio de Metán, y se ordena al Jefe Político de "ambas fronteras" para que convoque al vecindario. En ese tiempo el Jefe político de las dos fronteras, es decir, Metán y Rosario, era don Fermín de los Ríos. ¿Habrá conseguido organizar el Consejo Municipal de Metán, como lo pedía el Decreto? Es muy probable que no, pues en Rosario de la Frontera, donde existía una mejor organización política, tuvieron grandes dificultades en hacerlo. Acá no existía la sede del curato. Recién en 1861 se crea la Parroquia de San José, con base en un pequeño oratorio, situado tal vez en Metán Viejo. Y será la Iglesia la que logre poblar la nueva villa, debido al accionar del padre José Vicente Toledo y Pimentel, quien impulsa la construcción del templo, terminado y bendecido en 1872, alrededor del cual fueron construyendo sus casas los nuevos vecinos (6). Entonces, ¿Cuándo comienza a actuar el Consejo Municipal de Metán? Imposible saberlo por el momento. No existen ya testigos, ni quedaron tradiciones orales al respecto. Tampoco hay documentación alguna en los archivos parroquial o municipal de Metán. El libro de Actas Nº 1 del Municipio, comienza en el año 1884 y es cerrado en 1896 (7), pero deja entrever que el Consejo venía actuando desde años anteriores. La única esperanza que queda es hacer un rastreo minucioso en el Archivo Histórico de la Provincia, para conseguir alguna documentación directa o indirecta sobre el tema, tarea que está pendiente todavía. Siguiendo con el Decreto en cuestión, digamos que el artículo tercero establece que: "Mientras se forma el Consejo Municipal respectivo y se provee al Departamento del Juez de Paz respectivo y demás funcionarios departamentales con arreglo a las leyes del caso, continúan en ejercicio las autoridades civiles que existen actualmente". Y por el artículo cuarto se dice que: "La asamblea primaria para la elección de diputados prevenida por el Art. 2º será presidida por el Juez Partidario o en su defecto por el Jefe Político del Distrito, sujetándose en todo lo respectivo 161


Eduardo R. Poma a este acto por lo dispuesto por la ley de elecciones". Estos dos artículos son de gran importancia, pues Metán nace con ellos a la vida política de la Provincia. El Decreto es firmado por el gobernador don Manuel Solá, y refrendado por el ministro Casiano Goytía (8). Este Decreto llevó al H. Consejo Deliberante de Metán, en 1959, al cumplirse los cien años de la creación del Departamento y del Municipio, a establecer que Metán fue fundado en 1859, poniendo además la fecha 26 de mayo que corresponde al día en que por escritura pública la Curia acepta la donación de don Guillermo Sierra, ya que desde allí arrancaría una continuidad jurídica que llega hasta el día de hoy. Pero como vimos, no existe tal continuidad jurídica pues el Consejo Municipal se organiza muchos años después, sin que se haya podido encontrar la fecha. En todo caso, alguna continuidad jurídica la encontramos desde el año 1861, cuando es creada la Parroquia, y en sus archivos aparecen los primeros bautismos, casamientos, etc., y será la Iglesia la que, impulsará el poblamiento real de esa villa cuando construya el Templo de San José. Y parece que en esos años, hasta la representación política del Departamento se la otorgaban a los sacerdotes, debido a su mejor preparación. Tal es el caso del "cura don Cristóbal Alcaide", elegido diputado por Metán, en 1864. Aparte de esta falta de continuidad jurídica, la existencia de Metán desde mucho antes del año 1859 ha quedado demostrada a lo largo de todo este trabajo. Esto queda corroborado por la misma actitud de don Guillermo, quien no se propone fundar Metán, al que no nombra en la escritura pues sabe que ya existe, y así condiciona su donación, exigiendo que sea para "San José de Conchas". Y la Iglesia nos da la razón al no dejar de lado a Metán, utilizando su nombre para el curato. La Provincia también utiliza este nombre, y se apoya en su existencia al crear el Municipio, pues todavía no es erigido ningún pueblo en San José solamente hay una intención y una escritura. Años después, en la Ley de Presupuesto General de la Provincia en 1875, donde se incluye por primera vez a Metán en un presupuesto provincial, se establece una partida de dinero para sostener "1 Preceptor de Parroquia (Partido de San José), 1 Preceptor del Partido de Pozo del Durazno y 1 Preceptor del Partido de Metán". Vemos que San José y Metán son dos partidos separados. Y nótese que la mayor densidad de la población está al sur del río Metán, donde hay dos escuelas, y solamente una al sur del río Conchas, la escuela de la Parroquia. El culpable de la fusión de los dos partidos será el Ferrocarril. Cuando busca un lugar para instalar la estación, por razones técnicas y económicas la establecerá a unos 5, 5 km. de Metán, o sea más cerca de Conchas y San José, pero también utilizará el nombre tradicional de la zona, que es el de Metán. Sin embargo, San José tampoco está cerca de la estación, que queda a unos dos kilómetros, debido a que el terraplén de las vías se eleva bastante a medida que se acerca al río Conchas, siendo además, más económico extraer el agua para las locomotoras del río Metán que de las de aquel. Y alrededor de la estación surgirá un pueblo nuevo o "villa del Estación", que crecerá sin cesar, y con el tiempo alcanzará con sus calles a la "villa San José" fusionándose con ella. Pero ésta quedará siempre como un apéndice, marginada de muchos servicios, y a la que llegó el pavimento hace muy poco. En cambio, el primitivo Metán, que comenzó a llamárselo "el Viejo", quedó con su destino sellado de villorrio hasta el día de hoy (9). Entonces, ¿Quién fundó Metán? En primer lugar digamos que en Metán no existió nunca un acto fundacional al estilo de los que realizaban los españoles, que venían con 162


Historia de Metán y de la Frontera salteña su gente y pertrechos, labraban actas en nombre del Rey y distribuían las tierras. La que realizó el gobernador Mercado y Villacorta en 1666, fundando "el pueblo y fuerte de Metán", no alcanzó aquella categoría. Otros caseríos recibieron donaciones de tierras para impulsar su urbanización. Pero esto dio lugar a equívocos, como por ejemplo en Rosario de la Frontera, donde por un tiempo se había considerado a doña Melchora Figueroa de Cornejo como fundadora por sus donaciones. Luego se descubrió que la historia del pueblo vecino era mucho mas larga, y que las donaciones de aquella dama no eran muy espontáneas. El gobierno de la Provincia había trasladado, en 1870, la capital del Departamento a El Naranjo, puesto que las propiedades de doña Melchora impedían la urbanización "del Rosario". Ante esta presión, la dama en cuestión donó los terrenos, y la capital se trasladó de nuevo a Rosario de la Frontera en 1874. Para evitar estos problemas o especulaciones, la provincia reglamentó la fundación de pueblos mediante la Ley Nº 1.383 (Original 102), la que establece muchos requisitos, y en su Art. 5º nos dice: "El pueblo que pretenda fundarse deberá tener por lo menos un área de cincuenta hectáreas destinada a planta urbana, otra de cien hectáreas destinadas a quintas, y finalmente, otra de trescientas hectáreas para chacras". Por último, otros pueblos fueron surgiendo al instalarse fortines, estaciones ferroviarias, etc. El origen de Metán participa un poco de todas estas características, por lo que se puede decir que no hay "un fundador" de Metán. Nace con la iniciativa de Mercado y Villacorta, a quien muchos textos dan por fundador de Metán, pero luego se consolida con la llegada de los sobrevivientes de Esteco, los que reconstruyen el fuerte y resisten ataques de los indios. Después llegan nuevos pobladores, cuando Florencio de Toledo Pimentel lotea la zona de Metán Viejo. Posteriormente el general Oribe, instala su campamento en Metán, trascendiendo el nombre de este paraje a todo el país, y en 1859 don Guillermo Sierra prevé la división del curato de Rosario de la Frontera, donando terrenos a la Iglesia para que la Parroquia se instale en Conchas. En el mismo año la Provincia crea el Departamento y el Municipio, pero es la Iglesia la que, al construir el Templo de San José por la iniciativa del padre Toledo, dará impulso al poblamiento de la nueva villa. Por último, el Ferrocarril al instalar la estación creará un nuevo pueblo distante de los dos anteriores, provocando la fusión de los partidos de Metán y San José, proceso que se inicia con la inauguración de dicha estación, en 1886. ¿Cuál de todos ellos es el fundador de Metán? Ninguno y todos a la vez. Metán es un complejo histórico-espacial que no admite una fórmula simplificadora. Se puede hablar de nacimiento, crecimiento, consolidación y progreso, pero no de fundación. Es evidente que nuestros ediles de 1959 no conocían la historia de la zona, cuando trataron con buena intención de encontrar el origen de Metán, y lo pusieron en 1859. Pero su iniciativa es válida y puede ser conservada, ya que el 26 de mayo inicia un proceso que tiene por protagonista a don Guillermo Sierra, la Iglesia y el gobierno de la Provincia, que terminarán dando a Metán su nacimiento a la vida política. Creemos por ello que los protagonistas de este proceso histórico deben ser rescatados, cada uno en su justa medida. Hace falta, por ejemplo, que en Metán Viejo sea recordada con un monolito la fundación de Mercado y Villacorta; que alguna calle o plazoleta lleve el nombre de Talavera de Madrid de Esteco, de quien somos herederos en cierto modo; que se mantenga el 26 de mayo como día de Metán, reconociéndose en don Guillermo Sierra el impulsor de la urbanización de la villa San José. Por lo mismo, 163


Eduardo R. Poma su busto debe ser trasladado a la histórica plaza Belgrano, que el donó; que en el Templo de San José se recuerde, con una placa, la creación de la Parroquia (4/8/1861) (10) y el nombre del sacerdote que lo construyó, el P. José Vicente Toledo y Pimentel, obra que fue concluida en 1872; que se rescate, además, la inauguración de la estación de Ferrocarril, ocurrida el 13 de junio de 1886, como fecha del surgimiento del nuevo pueblo, que en definitiva es el actual. Podría ser a través de una placa o monolito instalado en la plaza General San Martín, plaza que no estaría allí si el Ferrocarril Central Norte Argentino hubiera elegido otro lugar para la estación de Metán (11). NOTAS: (1) Ferrari, Segundo, "... Y fueron tres Siglos". Rosario de la Frontera. (2) Cassani - Pérez Amuchástegui, "Del `Epos´ a la Historia Científica". Ed. Abaco. (3) La población de Metán en 1859 sería de unos 3600 habitantes, y de esto se puede deducir una conclusión sorprendente: por su población Metán tenía, en ese año, más importancia que ahora, en relación con la Nación y la Provincia. Entonces representaba el 2, 3 por mil y alrededor del 6% respectivamente, mientras que hoy es sólo el 1 por mil del país y un 3, 9% de los habitantes de la Provincia. (4) El documento dice lo siguiente: "...Que sabedor de que a mérito de iniciativa de nuestro Exeléntisimo Gobierno Secular se ha adoptado el benéfico propósito de fraccionar el curato de la Frontera del Rosario i creánse una nueva Parroquia por mandato de la autoridad Eclesiástica y adhiriéndose a una tan piadosa determinación que facilita la distribución del pan espiritual a muchos fieles católicos entre quienes tengo la dicha de ser comprendido, he creído de mi deber comparecer con oportunidad, como lo hago, ofreciendo mis servicios a fin de ver realizada por Su Señoría tan loable medida y con especialidad, cediendo la parte de terreno que basta por ahora a llenar las necesidades siguientes..." Sigue la descripción de los terrenos que se dona. Luego, con fecha 26 de mayo de 1859, la Curia Eclesiástica "acepta la donación hecha por el ciudadano don Guillermo Sierra del terreno a los objetos que expresa y con las condiciones prescriptas en ella". Era soltero don Guillermo Sierra cuando consigue llevar la Parroquia para Conchas. Al año siguiente se casa con doña Inés Saravia Latorre, nieta del que fuera gobernador de Salta, don Pablo Latorre y de doña Tránsito Sierra, hermana de don José Ignacio Sierra. El padre de doña Inés fue el general José Manuel Saravia, último gobernador de Salta en la época de Rosas. Don Guillermo Sierra, como ya se vió, heredó de la estancia "Metán" la parte hacia el sur del río Conchas, con las propiedades de Balderrama, San José, Sacha Pera, El Molino, Tajamar, Cañada Honda y Totoral, mientras que a su hermano Marcelino se le adjudicó La Aguadita, El Mistol y Esteco. Don Marcelino estableció la sala de sus haciendas en la margen sur del río Piedras, "próxima al camino viejo de Salta a Tucumán". Sus hijos fueron Marcelino, Felina Sierra de Fleming, María Sierra de Diez y Mercedes. Por su parte, don Guillermo se estableció en San José, en una casa que supo vivir don José Ignacio Sierra y que luego quedaría al lado de las vías del ferrocarril, siendo uno de sus últimos propietarios don Andrés Poquet. Hijos de don Guillermo fueron Osvaldo, Guillermo (fallecido en su juventud), Deidamia Sierra de Torrens, Corina Sierra de Larrán y Petrona Sierra de Lona. Don Guillermo tuvo, además, un hijo natural llamado Francisco Sierra, quien fue padre de Agustín Sierra. Tanto Marcelino, como Osvaldo y Francisco tuvieron destacada actuación en el viejo Consejo Municipal de Metán (El Crestón, número extraordinario del 30-12-1967) (5) Ya el 3 de noviembre se había aprobado la división del curato por Decreto Legislativo. (6) Las donaciones de don Guillermo Sierra, según la escritura, eran para las instituciones, Iglesia, casa parroquial, cementerio, rastrojo, plaza y Municipio, no aclarándose nada para los vecinos que quisieran construir en los alrededores de dicha plaza. Con respecto al terreno para el Municipio, la donación no se concretó, por causas que desconocemos, o bien hubo problemas para localizar las distintas fracciones. En el Libro de Acta Nº 1 del Consejo Municipal (1884-1896), podemos leer lo siguiente: Sesión del 15/03/1891. "Se recibió una nota del subinspector de Escuelas del Departamento pidiendo se desocupe el local que ocupa la Municipalidad por ser de propiedad del Consejo Gral. de Educación de la provincia y debe ser ocupado por una Escuela de varones, habiéndose acordado desocupar a la brevedad posible para no ocasionar perjuicios". Sesión del 25/09/1891. "Se resolvió suspender el trabajo del corral matadero por no tenerse conocimiento exacto de los Títulos del terreno destinado para el objeto, comisionándose al sr. Pte. Para tomar los datos al respecto". Sesión del 15/11/1891. "El presidente Sr. Larrán informa que en vista de la comisión q´se le ha conferido para averiguar de los Títulos de propiedad del cementerio que actualmente se ocupa y el corral-matadero, por referencias que ha tomado de la sra. Inés Saravia de Sierra, ha podido averiguar que dichos terrenos han sido vendidos por la expresada señora en favor de la Municipalidad, sin encontrarse datos que acrediten la propiedad, por lo que se pide al Presidente solicitar la comisión hasta tomar los datos necesarios a fin de poder recabar los títulos de propiedad. Manifiesta seguidamente que por un Testimonio de Escritura Pública Registrada con fecha 27 de junio del año 1891, en el Libro de Registro de la provincia y del Departamento de Metán, ha podido averiguar que con fecha 26 de mayo de 1859 se otorga una donación por don Guillermo Sierra en favor del Consejo Municipal

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de media cuadra para el cementerio y un cuarto de cuadra cuadrada para casa Municipal creyendo conveniente sacar un Testimonio de ésta donación para poder pedir la fracción de dicha propiedad." Sesión del 15/05/1892. "El pte. del consejo Sr. Serapio Larrán expone que muy a pesar suyo por tener otras múltiples obligaciones se ve precisado a renunciar como Pte. y como Concejal, la que es aceptada dándosele las gracias por los importantes servicios prestados al departamento. Agrega el Sr. Larrán que no obstante y por así haberse comprometido, continuará gestionando un testimonio en favor de la Municipalidad de los terrenos donados por el finado Guillermo Sierra para la Casa Municipal, aclarando que no lo hizo hasta la fecha por cuanto el Escribano Francisco Romero se encuentra enfermo y en cuya escribanía se encuentra archibada dicha donación, pero que lo volverá a entrevistar cuando vaya de nuevo a la ciudad de Salta". Sesión del 11/01/1894. "Se acordó dirigir una nota a la Sra. Inés S. de Sierra preguntándose la extensión del terreno que tiene donado para el Cementerio". Podemos inferir de todo esto el lento poblamiento de la villa San José, pues recién a los treinta años de la donación de don Guillermo Sierra, el Municipio se preocupa por conocer la ubicación de los terrenos. Al parecer, los problemas siguieron, puesto que a pesar de tener gran parte de los materiales para construir su edificio, el Consejo Municipal debió optar por adquirir la propiedad del señor Lucas Carbonetti, en la suma de 6.500 pesos monada nacional. Es el edificio que hoy ocupa la cárcel de encausados. (Como dato curioso agregamos que en estas actas encontramos la expresión "persona tachable", cuando se hacía alusión a un individuo de dudosa moralidad. Hoy sólo usamos la acepción "intachable"). Hace algunos años, no se pudo precisar cuando exactamente, pero fue entre 1965 y 1975, se dió orden en la Municipalidad de Metán de quemar todos los "papeles viejos", y entre ellos estaban los libros de actas del antiguo Consejo Municipal, cuyo Libro Nº 1 comienza en 1884. Por iniciativa de un empleado de la Comuna, fueron rescatados de las llamas los libros Nº 1, 3 y 5, pero se perdieron para siempre los Nº 2 y 4, los que hubieran permitido confeccionar la lista de intendentes desde 1884 hasta el día de hoy. En Rosario de la Frontera, en cambio, pudieron hacer gracias a sus archivos el seguimiento de todos sus intendentes desde 1857. A continuación damos la lista de los presidentes del Consejo Municipal desde dicho año hasta 1902: Nombre Juan Genaro Gutiérrez Donato Maurín Pedro Zoilo Domínguez Pedro Manuel López Cándido Cornejo Pedro Nicanor Salgüeiro José Manuel Romano Romano Samuel Sabaté Saturnino Cornejo Patricio Gallo Moisés Castellano José Manuel Romano Pedro Jesús Alurralde

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Desde 25/04/57 01/05/57 01/01/58 01/01/62 01/01/62 01/01/64 01/01/65 01/12/67 01/01/68 01/01/69 01/01/72 01/01/73 01/01/74

Hasta 30/04/57 31/12/57 31/12/61 31/12/62 31/12/63 31/12/64 31/12/66 31/12/67 31/12/68 31/12/71 31/12/72 31/12/73 01/11/76

Nombre Francisco Rodas Carlos Schossig Carlos Cornejo José Gómez Rincón Martín M. Güemes Martín M. Güemes José M. Romano José Ibarrarán Napoleón Güemes José M. Salinas Alejandro Courtade Florentín Cornejo

Desde 03/11/76 01/01/77 01/01/79 01/01/81 01/01/83 07/04/84 01/05/87 01/09/87 10/01/88 17/04/97 09/12/98 08/01/99

Hasta 31/12/76 31/12/78 31/12/80 31/12/82 07/04/84 07/05/87 01/09/87 10/01/88 17/04/97 09/12/98 08/01/99 19/01/902

Ante la escasez de personas que había en esos años, que reúnan ciertas condiciones para desempeñarse como concejales o regidores, en febrero de 1865 la Provincia estableció por Ley que serían miembros natos de los consejos municipales el intendente de policía, el jefe de estadística y el inspector general de escuelas, con derecho a voto (ad honores). Además, el Art. 3º transcripto, al decir "... continúan en ejercicio las autoridades civiles que existen actualmente", corrobora que antes de ser creado el Departamento, Metán era un pueblo organizado que contaba con dichas autoridades. Maria E. Silva Nieto de Matorra, en un artículo publicado por el Instituto San Felipe y Santiago (Boletin Nº 40 de 1987) "El nacimiento de la Municipalidad de Salta" (1855 – 1860), nos relata que las actas enviadas por Metán para organizar el Municipio, fueron rechazadas por el Consejo Municipal del la Capital, por no llenar los requisitos que se prescribían, como la apertura de la asamblea, formacion de la mesa escrutadora, quien la presidió, quienes fueron nombrados presindentes, etc. El Gobernador debió ordenar que se practicara nuevamente la elección. La llegada del ferrocarril terminó con otros intentos de comercializar los productos con mayor rapidez y menor costo. Uno de ellos fue el de los empresarios Rams y Rubens en el año 1859, quienes proponíanse concretar la navegación del río Salado. Para dicho proyecto la Provincia le concedió mercedes de tierras en la margen izquierda del río, y dábase seis años de plazo para que la navegación llegue hasta Toro-Huma, y doce años hasta Chañar Muyo. Al crear en el año 1859 el Curato de San José de Metán, la Iglesia puso como cabeza del mismo al templo de El Galpón. Este templo había comenzado a construirse en octubre de 1839, cuando el gobernador de la provincia, don Manuel Solá Tineo, otorgó el dinero necesario. Luego, en 1857, a raiz de la Ley que prohibía enterrar en las iglesias o en sus cercanías, se decidió trasladar el templo y el pueblo a unos 500 metros del antiguo emplazamiento, lo que se concretó hacia 1872. O sea que desde el 29 de mayo de 1859, hasta el 4 de agosto de 1861, fecha en que es trasladada la Parroquia a San José de Metán, El Galpón fue el centro religioso del

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Departamento. Y en realidad es la Iglesia la que decide donde surgirá la capital del mismo, pues en donde se construya el templo de la Parroquia definitiva, allí se agruparán las demás instituciones. Es lo que ocurre en la "villa de San José" a partir de 1872, cuando se termina y se bendice el templo, alrededor del cual se irán agrupando lentamente algunos vecinos, hasta que se pueda organizar el Consejo Municipal durante los años ochenta. La iglesia de El Galpón quedó como Viceparroquia desde 1872, y también fue el punto aglutinante de la futura población. Por otro lado, podemos asegurar que desde 1857 la Iglesia había establecido un oratorio permanente en Metán. Esto fue confirmado el 19 de marzo de 1957 cuando se celebró oficialmente los cien años de culto en Metán. ¿Donde estaba ese oratorio? Sólo hay dos lugares posibles, la zona de Conchas y la del actual Metán Viejo. Volviendo al gobernador Solá Tineo, agregamos que en el año 1839 intentó fundar dos pueblos en la Frontera. Dice su mensaje a la Legislatura: "...convencido que la concentración de las poblaciones es un medio eficaz para suavizar las costumbres y dar un impulso a la industria he expedido decretos para la formación de cuatro pueblos: dos en la Frontera de Rosario, uno en Anta y el otro en la campaña de Orán en terrenos generosamente cedidos por sus propietarios, reglamentando su formación y orden de solicitar y conceder las mercedes; algunas de las iglesias y casas parroquiales deben estar construyéndose; me prometo se realizará el proyecto por el interés y decisión de los habitantes de esos Departamentos". Con respecto al Ferrocarril ya se hizo justicia, cuando se inauguró la plazoleta 13 de Junio, en recuerdo de la habilitación de la Estación Metán en 1886. Además, otra plazoleta recuerda al que urbanizó dicho sector, don Napoleón Poma Fossati, y en el año 2000 se inaguró en la escuela Wenceslao Saravia un monumento conmemorativo de la fundacion del pueblo y fuerte de Metan llevada a cabo por Alonso de Mercado y Villacorta en 1666. También reproducimos un fragmento del afiche que el Municipio de Metán repartió en 1957, con motivo de cumplirse " los Cien Años de Culto en el pueblo de Metán". Esto prueba de manera irrefutable que nuestro pueblo existía con culto ininterrumpido desde 1857, es decir, dos años antes de 1859, año que se había establecido como el de su fundación (Los datos se tomaron del archivo de la Iglesia, y la fecha indica en el afiche el motivo de los grandes festejos de ese 19 de marzo de 1957).

Señalado con la flecha: Misa solemne con asistencia Pontifical Panegírico a cargo del Sr. Arzobispo. Tedeum en acción de gracias por los Cien Años de Culto en el pueblo de Metán. Procesión con la Imagen del Santo Patrono, con acompañamiento de gauchos. Al final palabras de despedida. 166


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CAPÍTULO XVIII

Los primeros años del departamento SUMARIO: La Cabeza del Curato se Traslada a Metán - El Padre José Vicente Toledo y Pimentel y la Construcción del Templo - Las "Santas Misiones" en Metán - La Situación Nacional después de Pavón Inestabilidad Política en la Frontera - La Guerra del Paraguay - La Llegada del Telégrafo.

El 4 de agosto de 1861 el pequeño oratorio de San José, que era atendido por el padre Manuel Antonio Fernández, es elevado a la categoría de Parroquia, designándose al frente de la misma al sacerdote Cristobal Alcaide. Se traslada así a Metán la cabeza del Curato que desde el 29 de mayo de 1859 estaba en El Galpón. La primer acta bautismal tiene esta misma fecha, 4 de agosto, mientras que otras 8 actas se habían registrado desde el citado año 1859. Sin embargo, desde 1857 existía el culto ininterrumpido en nuestra población. Así lo conmemoró la Iglesia cuando el Arzobispo de Salta, Mons. Tavella, y las autoridades provinciales asistieron a los festejos del 19 de marzo de 1957, por "Los 100 años de Culto en el pueblo de Metán". En el año 1864 se hace cargo interinamente de la Parroquia el P. Fermín de Alurralde, hasta que es designado su titular, el P. Fernando Berra. Cuatro años después asume provisoriamente el P. Gregorio González, hasta que la diócesis de Salta designa párroco al sacerdote Saturnino Fernández. Por este tiempo se venía planificando la construcción de un templo en el terreno donado, para reemplazar la pequeña capilla, obra que da comienzo a partir de 1868. Hacia 1870 el nuevo párroco, el P. José Vicente Toledo y Pimentel, realiza diligencias para concluir con la estructura principal del templo. Vinculado a tradicionales familias de la zona, se dirige al Provisor Vicario General solicitándole "...autorización para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa en la Iglesia grande por estar techada e igualados sus pisos, así del presbiterio como el resto de la Iglesia y la mesa del Altar en su mejor parte", agregando más adelante que "...dicha licencia será hasta su conclusión mientras encontrare inconvenientes para la lluvia y el sol, sin que deje por esto de trabajar hasta concluir". Sus superiores le permiten celebrar "... los días domingos y festivos de precepto" (1). 167


Eduardo R. Poma Al año siguiente se realizan en Metán las "Santas Misiones", y ante el fervor de sus fieles que lo han solicitado, el padre Toledo vuelve a dirigirse a sus superiores invocando esta vez "...el estado de humedad en que se encuentra la Capilla, la poca capacidad de la misma", manifestando que "... he visto con grande sentimiento que varios vecinos han salido enfermos habiéndose concluido la misa", por lo que pedía se ampliase la autorización concedida anteriormente a los días de trabajo. La respuesta de las autoridades fue favorable (2). El 22 de octubre de 1871 un fuerte terremoto se sintió en la Provincia, el que afectó especialmente a la ciudad de Orán, la que quedó destruida. También el curso del río Bermejo quedó modificado y dejó de ser navegable en el territorio salteño. Es probable que este sismo haya influido en los vecinos de Metán y San José, ya que de esta época datan las viejas imágenes del Señor y de la Virgen del Milagro que se conservaban en el actual Metán Viejo.

El templo de la Parroquia de San José comenzó a construirse alrededor de 1868, y fue bendecido en 1872 (Grabado de Azucena Lagoria de Concha).

En el orden civil, en estos primeros años de vida política del Departamento, hubo una gran inestabilidad que afectó a toda la Frontera (los antiguos curatos de San José de Metán y Rosario de la Frontera), como consecuencia política directa de la situación nacional. Después de la "misteriosa" batalla de Pavón decidida por las logias (Mitre y Urquiza eran masones, como lo fueron casi todos los presidentes que les siguieron), los unitarios, ahora liberales, que controlaban Buenos Aires, impondrán su proyecto de país a "sangre y fuego" ante el silencio y la pasividad de Urquiza, hasta que en 1870 será asesinado al grito de "muera el traidor ". Antes de asumir Mitre la presidencia, en enero de 1862 el gobernador de Salta don José María Todd enfrenta la amenaza que, desde Tucumán, "organiza el cura Campos, su gobernador. Todd se traslada a la Frontera del Rosario, habiendo entregado el bastón de mando al Señor del Milagro. El jefe de Policía José M. Fernández queda a cargo de la Ciudad, hasta la llegada del presidente de la Legislatura, don Miguel Aráoz. El 7 de febrero por decreto desde Rosario de la Frontera, la provincia de Salta reasume la soberanía política ante la caducidad del Gobierno Nacional (El vicepresidente Pedernara 168


Historia de Metán y de la Frontera salteña había disuelto el Poder Ejecutivo después de la batalla de Pavón). Unos meses después, el 11 de mayo, asume como nuevo gobernador don Juan Nepumuceno Uriburu" (3). En abril del año siguiente Uriburu se traslada a la Frontera, amenazada por tropas del Chacho Peñaloza, y en octubre destacamentos armados de Tucumán llegan a nuestra zona, "y se apoderan de mil cabezas de ganado vacuno del hacendado Eugenio Figueroa, de la Hoyada" (4). Luego, el 11 de febrero de 1864, el ministro Feijóo se dirige al jefe político de Metán protestando por las irregularidades que, dice, "se cometieron en la elección de diputados a la H.R.P. por dicho departamento. Y el 29 del mismo mes se dirige al jefe político del departamento de Rosario de la Frontera, D. Justo Romano, pidiendo la internación de los emigrados D. Ignacio Lobo y D. Elías Lobo" (5). Es que la Frontera permanecía fiel al federalismo, esperando vanamente la reacción de su jefe recluido en Entre Ríos. En 1º de marzo de 1864 es convocada la H. R. Provincial a sesiones extraordinarias por la situación que atraviesa Salta, y el día 7 de este mes se denuncia al Juez Federal que en Metán se promovía una revolución armada, a cargo de Lisardo, Francisco y Celestino Alemán. El 28 del mismo mes se exonera al jefe político de Rosario de la Frontera, D. Justo Romano, nombrándose en su reemplazo a D. Albín López. Y en el mes de abril se convoca a elecciones de diputados provinciales por Metán, Rosario de la Frontera, Cafayate y Chicoana para integrar la Legislatura. Es que, como afirma Zinny (Citado por Atilio Cornejo), "...después de Pavón, la provincia de Salta fue la última en adherirse al nuevo orden de cosas, permaneciendo la mayoría de la clase dirigente fieles a Urquiza" (6). Pero en la ciudad de Salta ya hay partidarios del mitrismo. El 8 de mayo una revolución dirigida por José Uriburu, sobrino del Gobernador, se apodera del mando. Se dice que la revolución fue fraguada por los Uriburu para sostenerse en el poder y evitar la caída de su partido. Y así lo expresaba don José Uriburu al requerir el apoyo del presidente Mitre, en carta dirigida al ministro del interior Dr. Guillermo Rawson, denunciando "la tenacidad del partido personal vencido en Pavón..." (7). Ocho días más tarde don Segundo Díaz de Bedoya, instalado en La Caldera, organiza sus fuerzas al mando del Cnel. Juan Solá, y recibe el apoyo de la campaña. Así lo reconoce don José Uriburu en nota al ministro de guerra y marina Gral. Gelly y Obes, expresándole que su enemigos "...han levantado montoneras en los Dep. de Cerrillos, Guachipas y San Carlos, y tratan de sublevar los de Metán y Rosario de la Frontera, a cuyo efecto destacó una columna de 200 infantes y alguna caballería y dispuso la movilización de las fuerzas de Metán, Rosario y Candelaria, adoptando todas las medidas tendientes a salvar la situación que los hombres de Urquiza y Derqui nos quieren arrebatar". Dice luego que los cabecillas son don Eugenio Figueroa, "...y es de suponerse que estén complicados todos los de su familia, como también el ex comandante Zenteno, el caudillo de Trancas don Isidoro López y don Martín Cornejo". Y agrega que "El caudillejo Aniceto Latorre se encuentra también en nuestra Provincia, oculto; y no dudo que muy luego aparezca entre los sediciosos" (8). A continuación le informa que se dirigió al gobernador de Tucumán solicitándole ponga en la Frontera una columna de 600 a 800 hombres. El 4 de junio la revolución es vencida, asumiendo el gobierno don Segundo Díaz de Bedoya. Pero en realidad son los Uriburu y el mitrismo los que salen favorecidos. El 15 del mismo mes, por Ley de la Representación General de la Provincia, se declara 169


Eduardo R. Poma "nulas y sin valor alguno" las elecciones por las que resultaron electos varios diputados, entre ellos el representante de Metán, "el cura don Cristóbal Alcaide". Así los partidarios de Urquiza comienzan a ser anulados.

Fotografía de Mitre y su asistente, José M. Gutiérrez, después de la batalla de Pavón, "decidida por las logias". Este general, que nunca ganó una batalla, fue el gran falsificador de la historia de la Argentina.

La situación de Salta originó acalorados debates en el Congreso Nacional, triunfando las tesis de la no intervención a la Provincia, calificándose al movimiento del 8 de mayo como "sedición". El 20 de julio se convocaron a elecciones de representantes por los departamentos de la Capital, San Carlos, Metán, Orán, Santa Victoria, Iruya y Cafayate, y unos días después, el 3 de agosto, asume como gobernador titular don Cleto Aguirre. En 1865, con motivo de la declaración de guerra al Paraguay, Salta moviliza las guardias nacionales. Un batallón de 400 hombres pasa por Metán, "marchando de a pie por falta de fondos". Esta guerra "inicua" e impopular provocará numerosas deserciones y nuevos levantamientos de los caudillos federales que ven la oportunidad, si los apoya Urquiza, de derrotar al mitrismo. Y la Frontera sigue siendo contraria a la política de Buenos Aires, lo que la convierte en una zona particularmente sensible por su situación estratégica, ya que por Metán, Rosario y otros pueblos pasa el mejor camino que une Salta, Jujuy y Bolivia con Tucumán y el resto del país. Para dicha guerra, se realizó un sorteo de fuerzas en la Frontera, las que marcharon al mando del Cdnte. F. de los Ríos. También en 1865 se realizan elecciones de diputados convencionales constituyentes, y por Ley se autoriza "al intendente de la Policía, Jefe de Estadísticas e Inspector General de Escuelas", a integrar los consejos municipales como "miembros natos", con derecho a voto (9). Al año siguiente, el 9 de julio, toma posesión el gobernador don José Benjamín Dávalos, el que debe enfrentar levantamientos por influencias del Chacho, en los 170


Historia de Metán y de la Frontera salteña departamentos de La Candelaria y Metán. Además, la Provincia moviliza 1.000 hombres para enviarlos a los valles, pues se acerca el coronel Felipe Varela, a quien quieren impedir la entrada a Salta. Luego el Dr. Dávalos autoriza al Gobierno de Jujuy el tránsito del contingente que debía remitir al Ejército Nacional, y de su escolta, "debiendo los jefes militares de los Dep. de Campo Santo, Metán y Rosario de la Frontera facilitarles los medios necesarios" (10), y luego ordena el enrolamiento general para la organización de la Guardia Nacional. Durante el gobierno del Dr. Dávalos vuelven a notarse síntomas de insurrección en la campaña. Así, el 22 de abril de 1867, don Isidoro López con cien hombres apresó en La Candelaria al jefe político, y el 23 de este mes se sublevan en Metán el Tte. Pereda, don Lisandro Madariaga y otros. El 3 de mayo son derrotadas en El Bañado (Chicoana), las fuerzas del Cnel. Aniceto Latorre y don Santiago Castellanos, cayendo éste prisionero. Como se puede ver, Metán figura en casi todos los alzamientos, apareciendo como el gran rebelde de la Provincia, lo que demuestra la oposición acérrima de sus vecinos a la política liberal-masónica del Estado nacional.

El cerro Crestón nevado. La sierra de Metán marcaba el límite oeste de "la Frontera".

Al gobernador Dávalos le sucede don Sixto Ovejero, quien asume el 24 de junio de 1867, y tendrá que enfrentar nuevas invasiones al territorio salteño. El 6 de agosto, con el objeto de fomentar el progreso de la "Colonia Rivadavia", el Gobernador nombra a don Federico Stuart comisionado especial para que construya un fuerte militar en "Palo Santo", y distribuya a oficiales y soldados mercedes de tierra. Después de haber sido derrotado en Pozo de Vargas, donde los nuevos fusiles de la infantería se impusieron a las tacuaras de Felipe Varela, las montoneras del caudillo se retiran hacia el norte. Por octubre, las autoridades militares dirigidas por el mayor Romano en la Frontera del Rosario, disponen medidas para enfrentar a Varela, pero éste avanza por los valles. Penetrando por la quebrada de Escoipe sus montoneras toman Salta el 10 de octubre. Al mediodía, la ciudad es reconquistada por la división del general Octaviano Navarro y Martín Cornejo, los que persiguen al caudillo hasta la frontera con Bolivia. Al año siguiente (abril de 1868) se realizan las elecciones presidenciales, en las que el voto de Salta (especialmente su campaña), contribuyó con 10 electores a favor del 171


Eduardo R. Poma general Urquiza, a pesar de lo cual resultó electo presidente don Domingo F. Sarmiento, quien asumió el 12 de octubre. Sarmiento había surgido como candidato de transición, mientras se encontraba en Washington, sostenido principalmente por los jefes del Ejército y algunos gobernadores. Esto muestra el deterioro del mitrismo, que no pudo imponer su candidato Rufino de Elizalde, y también el desprestigio del otrora gran caudillo federal, don Justo José de Urquiza. Acompañó a Sarmiento como candidato a vicepresidente Adolfo Alsina, jefe del Partido Autonomista, rama desprendida del unitarismo porteño que va perfilándose como opositora de sus políticas. De todas formas, la mayoría del pueblo no participa o es un simple espectador de las intrigas de gobernantes y políticos, influenciados a su vez por las logias y el poder económico. Así se irá consolidando un modelo de país agropecuario, diseñado por el Imperio Británico, que dejará a la Argentina subdesarrolada a lo largo de todo el siglo XX. En cambio, y por este mismo tiempo, Alemania, Estados Unidos o el Japón no cayeron en la trampa del "libre comercio" inglés, y surgieron como potencias industriales de primer orden. En enero de 1869 desde Atacama, Bolivia, Felipe Varela invade nuevamente la provincia, con apenas 140 hombres mal armados. Sarmiento interviene Salta y envía al general Ignacio Rivas y al teniente coronel Julio A. Roca, quienes derrotan al caudillo federal en Pastos Grandes, por lo que Varela con un puñado de fieles se dirige hacia Chile. Entre las instrucciones del Presidente al general Rivas, está la de neutralizar al coronel Martín Cornejo, hombre fuerte de la provincia y opositor a Sarmiento. Este oficial, vinculado a familias de Rosario de la Frontera, resistió la orden presidencial de bajar a Buenos Aires para someterse a un consejo militar. El 24 de abril asume el gobernador interino don Delfín Leguizamón, hasta el 13 de junio cuando se hace cargo el titular, don Benjamín Zorrilla, el que para aumentar los recursos promulga la Ley del Papel Sellado, el 30 de julio. A fines de octubre se llama a elecciones para elegir otro diputado por Rosario de la Frontera, ante la renuncia de don Luis Güemes. En abril de 1870 llega a la Frontera la noticia del asesinato del general Urquiza. Pero López Jordán, caudillo federal de Entre Ríos y líder de la oposición a Urquiza, que asume el gobierno de esa provincia, nada podrá hacer para detener a las fuerzas nacionales que le enviará Sarmiento. También por este tiempo se conoce la noticia de la muerte de Solano López, el gran caudillo paraguayo, que luchó heroicamente hasta el fin, al lado de sus hijos. Esta enorme tragedia, en la que murieron algo más de un millón de personas (prácticamente todos los hombres) de una población cercana al millón trescientos mil, la impulsaron el imperialismo inglés, las ambiciones del Brasil y las intrigas de las logias, a las que pertenecían casi todos los principales jefes políticos, militares, magistrados, empresarios, etc., especialmente de Buenos Aires. El 4 de julio el Gobernador de Salta declara capital del departamento de Rosario de la Frontera a El Naranjo. Al parecer, esta medida se toma porque la villa del Rosario no podía extender sus calles, al chocar con terrenos privados, como los de doña Melchora Figueroa de Cornejo. Por mayo del año siguiente causa temor la noticia de la epidemia de fiebre amarilla, que estaba arrasando con la ciudad de Buenos Aires. 172


Historia de Metán y de la Frontera salteña En setiembre el presidente Sarmiento veta la Ley que establecía la construcción de la Capital Federal en Córdoba, en los alrededores de Villa María. Anteriormente también se había opuesto a que fuera establecida en Rosario de Santa Fe. Como ya lo habían hecho los Estados Unidos, y como lo harían después otros países extensos como Canadá, Australia y Brasil de separar el distrito federal, nuestro país perdió la oportunidad de evitar que el centralismo porteño concentre todas las actividades, hasta convertir a Buenos Aires en una ciudad monstruosa. Y en este año de 1870 el gobernador Leguizamón decide establecerse en la Frontera, en cumplimiento de la Ley de 1857, que "obliga la visita a todos los Departamentos de la Campaña, al primer mandatario de la Provincia, en la mitad de cada período gubernativo, con el objeto de estudiar las condiciones de los Departamentos para proveer a sus necesidades administrativas". A partir del año siguiente la situación política de la Frontera tiende a sosegarse. Sin embargo, a pesar de las turbulencias, la zona no deja de beneficiarse del progreso científico, y técnico de la época. Sobre todo con la llegada del ferrocarril muchas localidades del interior alcanzarán un rápido desarrollo.

Locomotora de 1874. El ferrocarril cambió al mundo, y Metán será un "hijo" de los trenes.

Ya en 1866 por Ley de la Nación Nº 280 se autorizaba "la construcción del ferrocarril a Salta y Jujuy", cuya continuación desde Tucumán fue ordenada repetidas veces por leyes y decretos anteriores, que aprobaban su estudio y otros que ordenaban su construcción. El gobierno de Salta aconsejó que el trazado de los rieles atraviese de norte a sur el valle de Lerma, pero otros intereses privilegiaron dicho trazado por el valle de Siancas, con lo que se cambió el destino de muchas poblaciones, entre ellas Metán. En 1870 el Ferrocarril Central Argentino llegó a la ciudad de Córdoba, mientras se está planificando llevar las vías ferreas a San Miguel de Tucumán. También en este mismo año el telégrafo está atravesando la provincia de Córdoba, y en 1871 Metán y Rosario de la Frontera quedan unidas telegráficamente con Salta y Tucumán. Hacia 1867 se había descubierto petróleo en la provincia de Jujuy, y al gobernador de Salta don Martín Leguizamón, que había asumido el 13 de junio de 1871, le tocó impulsar el alumbrado a "kerosén" extraído de la sierra de la Lumbrera, el que fue inaugurado por obra de Francisco Host. La existencia de petróleo en Salta era conocida desde el siglo XVIII. Asimismo, en este año 1871 arribó el vapor Zenta, con mercaderías embarcadas en Buenos Aires con destino a la Colonia Rivadavia, donde se había inaugurado el puerto sobre el Bermejo. Pero, como vimos, el terremoto de ese mismo año cambió el curso del río que quedó no navegable en diversos sectores. 173


Eduardo R. Poma Por octubre de 1871 es inaugurada en la ciudad de Córdoba la primera exposición de la riqueza nacional, con productos del suelo, y también con la presencia de algunas industrias. Lamentablemente, éstas últimas no fueron impulsadas por la clase dirigente que pensaba que el país podía vivir cómodamente y para siempre con los productos agropecuarios. Es que a medida que se abrían los mercados de Europa y se conquistaba el territorio que estaba en manos del salvaje, las riquezas de la pampa húmeda deslumbraban a todos. En realidad esta región es una de las comarcas más interesantes de la tierra, pues une a su enorme extensión un clima benigno, un suelo feraz de gran nivelación que facilita las comunicaciones, y un extenso frente fluvial y marítimo (11). Además el perfeccionamiento de las técnicas del frigorífico por el francés Carlos Tellier (1876), permitirá la exportación de carne a Europa. Pero algunos años después, dirigentes lúcidos como Carlos Pellegrini, dirán que "sin industrias no tendremos Nación". Con respecto a la cultura, las clases pudientes de nuestra zona reciben las novedades que se publican en Buenos Aires y otras capitales, las que llegan por medio de mensajerías y después por ferrocarril. En octubre de 1869 aparece "La Prensa", fundada por José C. Paz, y en enero del año siguiente lo hace "La Nación", de Bartolomé Mitre. Estos dos diarios, que subsisten hasta el día de hoy, irán aumentando enormemente su influencia sobre la clase culta del país, a pesar de que defienden el sistema de dominación instalado después de Caseros. Las noticias que publican, generalmente contrarias al interés argentino, tendrán el carácter de verdades absolutas, hasta el punto de que se podía poner punto final a una discusión con la sentencia: "Lo dice La Prensa, lo dice La Nación", como sabrosamente nos lo cuenta don Arturo Jauretche. En 1872 sale la primera edición de "El Gaucho Martín Fierro", de José Hernández. Este gran poema que se venderá por millares entre la gente humilde de la campaña y de las ciudades, es en realidad un alegato político y un testimonio vivo de dos presidencias famosas: de Mitre y Sarmiento. Y con este libro se insinúa ya la reivindicación histórica de la figura de don Juan Manuel de Rosas, tan denostada por los diarios citados anteriormente, los que son, además, grandes responsables de la falsificación de nuestra historia (12). También será de mucha importancia para el país la Ley aprobada el 12 de octubre de 1870, por la que se crea el Colegio Militar de la Nación, y al que se le destina la quinta que fuera de Rosas, en Palermo de San Benito. Dos años después será creada la Escuela Naval Militar. Dos años antes del primer censo nacional, la Provincia de Salta realizó uno donde se puede ver que tenía 101.143 habitantes, con 81.057 analfabetos. Extrañamente el censo nacional dará para Salta 12.000 habitantes menos. Como consecuencia de este censo provincial se crea la Comisión de Instrucción Pública, y se abren escuelas para niñas en todos los departamentos (11 en total). En 1869 se realizó el primer censo nacional, pero las cifras se dieron a conocer en abril de 1872. El total de habitantes del país es de 1.737.000, de los cuales más del 70% son analfabetos. Hay 211.000 extranjeros con preponderancia italiana, que llegan a 72.000 luego siguen españoles 35.000, franceses 32.000; ingleses 11.000, suizos 6.000, alemanes 5.000. El resto pertenece en su mayoría a países limítrofes. La población de la Frontera, sumados sus departamentos, se acercaba a los 7.000. Eran pocos los 174


Historia de Metán y de la Frontera salteña extranjeros, en su mayor parte de Bolivia, pero en los años setenta llegan ya los europeos, preferentemente de Suiza, Italia y España. Según este censo la Provincia tenía 88.933 habitantes, de los que sabían leer solamente 11.771. La población escolar ascendía a 22.233 niños, pero sólo concurrían a distintas escuelas 2.885 alumnos. También la actividad bancaria comenzará a despuntar en este tiempo. El 19 de marzo de 1872 se autoriza a Pedro Lary-Storch y Cía. a establecer el Banco de la Provincia, que será uno de los antecedentes del futuro Banco Provincial. En el último período de estos primeros años, ocurre un hecho trascendental para la población metanense, la habilitación y bendición del templo de la Parroquia de San José. La ceremonia se realiza el 25 de diciembre de 1872, con la presencia del titular de la Diócesis de Salta monseñor Buenaventura Rizo Patrón y Zabala. Actuaron como padrinos don Nicolás Reynoso y su señora, los que contribuyen con una importante donación. Estuvo también presente casi toda la comunidad de la zona, cuyo esfuerzo hizo posible la culminación de las obras. Faltaba construir todavía la torre del templo, la que recién se pudo concluir a fines del siglo.

En esta fotografía, quizás de las más antiguas de Metán, vemos a don Nicolás Reynoso, su esposa Francisca Torres Hermosilla y su hija Milagro, quien luego se casará con Javier Cajal. Este matrimonio hizo grandes donaciones para la construcción del templo de San José, y fueron sus padrinos en la bendición del mismo el 25 de diciembre de 1872.

Hasta las leyes laicas que vendrán con la generación del 80, las parroquias eran en realidad no sólo centros religiosos, sino también cívicos, culturales y hasta políticos, donde se certificaban los nacimientos, los matrimonios y defunciones, y administraban los cementerios. Como hemos visto en el capítulo anterior, don Guillermo Sierra llevó hábilmente, con sus donaciones a la Iglesia, la Parroquia de San José a la zona de Conchas. Y allí, alrededor del templo bendecido, irá surgiendo un segundo núcleo poblado o partido, al que se lo conocerá comúnmente como "Villa San José", distinto del Partido de Metán. Con la llegada del ferrocarril, surgirá un tercer núcleo que se conocerá como "Villa de la Estación" la que, por llevar el nombre de Metán estará incluída en aquel partido, al que paulatinamente se irá conociendo como "Metán Viejo". Así, la Estación se quedará con el nombre de Metán, a pesar de estar más cerca de San José. Al año siguiente, el 13 de junio, se hace cargo del Gobierno el Dr. Juan Pablo Saravia, y se oficializa la escuela de la Parroquia San José, que será el germen de la futura escuela Juana Manuela Gorriti. 175


Eduardo R. Poma En 1874 se hace cargo de la Parroquia el padre Gerónimo Lavagna, y el 9 de febrero vuelve Rosario de la Frontera a ser capital del departamento, y se funda allí una biblioteca (13).

R. P. José Vicente de Toledo y Pimentel. Se preocupó por concluir la obra del Templo de San José, que fue bendecido en 1872.

Un decreto del Gobierno designa comisionado para el pago de la guardia nacional movilizada, en el departamento de Anta, al capitán Nicolás Colmenares, con la intervención de don Andrés Saravia y don José M. Saravia. También el gobernador Dr. Juan P. Saravia impulsará la reforma de la Constitución de la Provincia, por lo que se deben realizar elecciones para elegir convencionales constituyentes. Por Metán fue elegido don Wenceslao Gorriti. En este año de 1874 se radica en Metán Viejo don Napoleón Poma Fossati, junto con su esposa oriunda de Tucumán, doña Lastenia López Vera, quienes luego adquieren la finca Metán, e impulsarán la urbanización del sector de la Estación Metán. Llegado de Suiza, se dedicó al comercio junto con su hermano Pablo, mientras su otro hermano, Guillermo, se dedicaba a la construcción. Don Napoleón, conociendo que la punta del riel avanzaba hacia Metán, comprendió la importancia estratégica de esta zona una vez que conecte por ferrocarril, ya que será la puerta de entrada para el comercio con el Chaco salteño, donde se había fundado la Colonia Rivadavia en 1862. Napoleón y Lastenia tendrán 8 hijos, todos nacidos en Metán, y de ellos surgirán descendientes que están relacionados con numerosas ramas familiares de nuestra población (14). El final de este período coincide también con la elección de don Nicolás de Avellaneda como nuevo presidente, el que tuvo que reprimir una revolución encabezada por Bartolomé Mitre quien, al parecer, no se resignaba a alejarse del poder, y a su cada vez mayor desprestigio político. Avellaneda hizo trabajar duro al país (pagaría la deuda con "el hambre y la sed de los argentinos"), que estaba agotado después de las presidencias de Mitre y Sarmiento. Sobre éste último, tan ensalzado por la historiografía liberal veamos lo que dice Pérez Amuchástegui, afamado historiador de la Universidad de Buenos Aires y autor de la "Crónica Argentina": Sarmiento era masón al igual que Mitre y Urquiza, e impuso la línea dura y llevó adelante sus planes liberales sin reparar en medios. Quizás no hay en la historia del mundo otro ejemplo de revolución que se 176


Historia de Metán y de la Frontera salteña propusiera -y en parte lograra- arrasar todo lo existente y reemplazar las tradicionanes, las formas sociales, la religión, la economía, las costumbres, las instituciones y hasta la población en aras de un propósito mimético y con ciega fe en la ley del progreso universal" (15). NOTAS: (1) Archivo de la Parroquia San José. Es interesante agregar que, al parecer, en el templo de El Galpón se encuentra un libro con asientos de bautismos de mediados del siglo XVII. Como es anterior a las fundaciones de Miraflores, Ortega y otras reducciones, es probable que haya pertenecido a la jurisdicción de Talavera de Madrid. Otro aspecto interesante del que se habló al comienzo del capítulo fue el del traslado de la cabeza del Curato, creado el 29 de agosto de 1859, a Metán con fecha 4 de agosto de 1861. Sin embargo, cuando se cumplió el centenario de dicha creación, y del Departamento por Decreto Gubernativo del 9 de noviembre de 1859, las autoridades municipales tomaron el día 26 de mayo, que es el de la escritura con las donaciones de Guillermo Sierra, como fecha del surgimiento de Metán a la vida política, y también erróneamente como el de la fundación del pueblo el que, por su existencia desde mucho antes, impulsó a la Iglesia a crear un curato separado de Rosario de la Frontera. ¿Cómo fue ese centenario? Nos lo cuenta el periodista Luis Borelli de El Tribuno, quien tomó los datos que este mismo diario publicó en 1959. Comenta que a mediados de mayo apareció una breve noticia: "Singular hallazgo histórico en Metán", y más abajo explicaba que se trataba del acta de fundación de la ciudad, con fecha 26 de mayo del año 1859, y que el Municipio estaba organizando aceleradamente los actos conmemorativos para dar brillo al centenario. Y Borrelli agrega que "La noticia sorprendió a los historiadores pues hasta entonces se tenía conocimiento de que solamente dos ciudades de la Provincia habían sido fundadas según las antiguas normas: Salta y San Ramón de la Nueva Orán. Y además, que Metán existía desde mucho antes de esa fecha, según se desprende del Decreto Gubernativo del 9 de noviembre de 1859, que crea el departamento de Metán. Días después, César Perdiguero en la `Columna Noctámbula´ de El Tribuno, echó luz sobre el asunto. Contó que lo encontrado era el acta de donación de los terrenos de don Guillermo Sierra". Hasta aquí seguimos al periodista Luis Borrelli, aunque su artículo es más extenso ya que nos relata como fue la fiesta del centenario, la que estuvo un poco opacada por la ausencia del gobernador Bernardino Biella, por encontrarse en Jujuy acompañando la visita del presidente Dr. Arturo Frondizi. Ahora bien, ¿cómo y quién descubrió el documento en cuestión? En abril de 1959 el Dr. Adolfo Lona, por pedido del Dr. Rodolfo Sierra, lo hizo copiar del Archivo y Biblioteca Histórico de Salta, y el día 18 de mayo el señor Pablo L. Dubus, en un breve acto, lo entregó al intendente municipal José Manuel Ibarra. Pero por falta de tiempo no se pudo hacer una placa, y sólo se depositó un pergamino "en el pedestal del busto del General Belgrano, en la plaza de la villa San José". (2) Ibidem. (3) Cornejo, Atilio: "Historia de Salta" (1862-1930). Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos, 1984. (4) Ferrari, Segundo: "Y fueron tres siglos". Rosarios de la Frontera, 1992. (5) Cornejo, Atilio: "Historia de Salta" (1862-1930). Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos, 1984. (6) Ibidem. (7) Ibidem. (8) Ibidem. (9) Ojeda, Gavino: "Recopilación General de Leyes de la Provincia de Salta y sus Decretos Reglamentarios". Salta, 1935. (10) Cornejo, Atilio: "Historia de Salta" (1862-1930). Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos, 1984. (11) Daus, Federico: "Geografía Argentina" (Física). Ed. Estrada, 1986. (12) Perrone, Jorge: "Diario de la Historia Argentina", Tomo II. Ed. Latitud 34, 1980. (13) Las donaciones y ventas de terrenos realizadas por doña Melchora Figueroa de Cornejo facilitaron esta decisión. Por Decreto del gobernador Juan Pablo Saravia se hizo esta restitución, considerándose que "era necesario buscar el acuerdo del prelado eclesiástico, para hacer desaparecer los conflictos en la ejecución de algunas leyes en que sinónimamente se usaba de las palabras Parroquia y Capital de Departamento"; que "la propietaria del predio en que está ubicado el pueblo de Rosario, no solamente está dispuesta a vender todas las localidades para casas, que se soliciten, dentro de la traza de dicho pueblo, sino que ha cedido las que sean necesarias para casa municipal, cárcel y casa parroquial"; que "incuestionablemente está favorecida por la naturaleza y es más adecuada aquella localidad para Capital del Departamento que la del Naranjo", y que "con motivo de pasar por el pueblo de Rosario los correos y mensajerías, las autoridades de ese Departamento, asentadas allí tienen más fácil y segura vía de comunicación con esta Capital". Doña Melchora se había casado con don Gregorio A. Fernández Cornejo. (14) Don Napoleón Poma era hijo de Paolo Poma (1818-1886), " de familia patricia de Brusino Arsizio, ingeniero muy

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Eduardo R. Poma

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activo en Rusia durante la construcción del ferrocarril que empalma con la línea del transiberiano" (publicación de la Fundación Caccia - Rusca de Morcote, Suiza, 1979). A los 23 años Napoleón llega a la Argentina (1869) y se radica en Tucumán. Allí se casa con doña Lastenia López Vera, dama que descendía del último adelantado del Río de la Plata, don Juan Torres de Vera y Aragón (datos extraídos de "Hombres y Siglos", de Zaira Vera, editorial Impresora Argentina, Buenos Aires, 1977). Esta autora agrega que "El rey de Navarra y de Castilla se había casado con la ilustre señora doña Elvira de Vera, se juntan estas dos casas reinantes y son padres de Carlos I de Aragón y Vera, que sucedió a su hermano Luis Aragón y Vera en el señorío de la Casa de Vera...""De esta familia era el último adelantado, por los derechos de su esposa doña Juana Ortiz de Zárate y Yupanqui, hija de don Juan Ortiz de Zárate y Mendieta y de la princesa Inca Leonor Yupanqui Palla Auqui". El único hijo del último adelantado, nacido en Chuquisaca, fue el capitán Luis Alonso de Vera y Zárate, gobernador del Tucumán entre 1619 y 1627, el mismo que mantuviera una dura disputa con el obispo monseñor Julián de Cortázar, como se vió en el Capítulo VIII. Descendientes del Gobernador se radicaron en Tucumán y a ellos pertenecía doña Lastenia López Vera. Sus hijos radicados en Metán fueron: Luisa Poma de Leavy Wallace, Lastenia Poma de Poma, Helvecia Poma de López, Silvia Poma de Redondo, Pablo Poma y Guillermo Poma. En Tucumán se radicó Ercilia Poma de Gianserra. También su hermano Guillermo tendrá numerosos hijos, contándose entre los radicados en Metán a Carlos Gregorio, Guillermo, Pablo, Octavio y León, quien falleció en plena juventud.En una reciente publicación de la Comuna de Brusino Arsizio, Suiza, con la denominación de sus calles, plazas y lugares históricos, se cita una "via Giovan Pietro Poma" (1569-1639), pintor y arquitecto, discípulo de Tintoretto. Este antepasado de la familia Poma se radicó, desde 1597, en la ciudad de Graz, Austria, donde construyó la fachada de la Iglesia Mariahilf y pintó el retablo del altar mayor de la misma. Luego proyectó el mausuleo del emperador Fernando II, que es su obra maestra, y pintó la apoteósis del emperador como contrareformador, obteniendo por ellos el título nobiliario. También sus hermanos Giacomo, Gabriele, Cristóforo y Giovanni Antonio de Pomis (así era el apellido en su forma original) eran conocidos en Roma como carpinteros, pintores y arquitectos a finales del siglo XVI (Comune di Brusino Arsizio, "Denominazione strade-piazze contrade". Cenni storici. 1982). En el escudo que el Emperador le otorgó a la familia se puede ver, en un fondo plateado, un árbol verde con manzanas rojas, y dos leones también rojos arrancándolas. El vocablo "poma" significa manzana. Otra rama de la familia se radicó en el norte de Italia, que limita con Lugano. Algunos de sus miembros tuvieron una destacada actuación en este país. El principal de ellos fue Carlos Poma, médico y patriota que luchó por la independencia de Italia contra el Imperio Austro-Húngaro. En junio de 1852 fue detenido junto con otros en la ciudad de Mantua, y condenado a muerte. No obstante las influyentes personas que intercedieron en su favor, y la abnegación de su madre que incluso acudió al Emperador, fue fusilado el 7 de diciembre de 1852 junto con Tazzali y Scarsellini. Parte de la conmovedora correspondencia de Poma con su madre, fue publicada por Alejandro Luzio en 1901. También Silvio Poma fue un patriota, militar y pintor nacido en Milán en 1810. Con el regimiento 56 de infantería hizo la campaña de 1850 a 1860, y luego la de 1866. Como pintor ganó el premio Mylius con el cuadro "Macbeth y las brujas" (Museo de Milán), y muchas de sus obras fueron adquiridas por museos y la Casa Real de Italia. César Poma, nacido en 1862, se recibió de doctor en derecho en la Universidad de Turín, se destacó por sus numeras obras relacionadas con la filología. En el siglo XX, se destacó Mons. Antonio Poma, obispo de Bologna y luego cardenal, que figuró entre los candidatos para suceder al Papa Paulo VI. Pérez Amuchástegui, A. J.: "Crónica Argentina", Tomo III. Ed. Códex, 1979.


Historia de Metán y de la Frontera salteña

CAPÍTULO XIX

Algo sobre las familias de la Frontera SUMARIO: Los Apellidos según las Corrientes Colonizadoras - Nociones sobre el Origen de los Apellidos - Las Familias de la Frontera entre los Siglos XVI y XIX - Escudos de Armas de Algunas Genealogías.

En nuestra zona los primeros españoles que se afincaron provenían de la corriente colonizadora del Perú, y luego, en el siglo XVIII, llegó una segunda oleada, que eran mayoritariamente del sur de España, o sea Andalucía. Es por ello que entre los apellidos que aparecen como más tradicionales, en la gobernación del Tucumán, no figuran los clásicos del virreinato de Nueva Granada, El Caribe o América Central como los Santander, Mosquera, Trujillo, Restrepo, Portillo, Cortines, Lleras y tantos otros. Además, tampoco se afincaron los que llegaron por el mar hasta Buenos Aires, el Litoral y Asunción, con apellidos como los Alzaga, Ortiz de Rozas, Azcuénaga, Balcarce, Jovellanos, Ezcurra, etc. También los españoles que llegaron a Chile y Cuyo dejaron su impronta con los Eyzaguirre, Freire, Robledo, Egaña, Prieto, Bulnes, Balmaceda, Errázuriz, Encalada, Larraín y Pinto, para citar sólo algunos. Por otra parte, en la Intendencia de Salta nunca se formó una verdadera aristocracia con familias con título de nobleza, como sí se estableció en Lima, la capital del virreinato que nos gobernó hasta 1776. En nuestra región sólo encontramos, como ya lo dijimos en otro capítulo, a Juan José Fernández Campero marqués del Valle de Tojo, y a Ramón García de León y Pizarro, Caballero de la Orden de Calatrava. Por supuesto que, de los tantos apellidos españoles que se afincaron en la Frontera, sólo un puñado de ellos pasaron a formar parte de la clase "acomodada", y se constituyeron en los dirigentes o protagonistas de los principales hechos históricos, tanto de la época colonial como de la independencia hasta fines del siglo XIX. Por ello encontramos muy pocos apellidos de otros países europeos en esa época, como ya lo podemos ver a partir de 1900 con numerosos italianos, seguidos por franceses, alemanes, árabes (del Imperio Turco), ingleses y rusos (llamados así indistintamente los judíos o los eslavos del Imperio Ruso), y en menor escala irlandeses, griegos y escandinavos. También llegaron de países vecinos, especialmente de Bolivia, y no en menor número de su clase dirigente, que eran expulsados por la gran inestabilidad política que allí existía. 179


Eduardo R. Poma En realidad los apellidos son muy recientes en la ya milenaria historia del hombre. En los pueblos primitivos era de gran importancia poner un nombre al recién nacido, pues era considerado un signo que lo marcaba para siempre. Por ello se colocaban nombres con alguna cualidad que se esperaba tuviera el niño o a veces con una virtud o defecto con el que nacía. Entre los siux norteamericanos los nombres se tomaban generalmente de las destrezas o características de los animales, como "Aguila Veloz" por ejemplo, y muchas veces para nosotros nos resultan cómicos como los de los famosos caciques que derrotaron al general Custer, "Caballo Loco" y "Toro Sentado". En el mundo bíblico se elegía cuidadosamente el nombre del niño ya que era como una consagración, y todos sus significados están relacionados con el Señor. Por ejemplo Juan= Dios es misericordioso, José= El acrecentará, Daniel= Juicio de Dios, etc. Con el aumento de la población los nombres se repetían y se hizo necesario distinguir a las personas con algún agregado. Entre los hebreos era común usar el nombre del padre. Así tenemos a Santiago de Alfeo y a Santiago de Zebedeo. En el idioma semita se usa el vocablo ben =hijo de, por lo que Simón hijo de Jonás era el verdadero nombre de Pedro (Cefas=piedra en arameo), el nuevo nombre que le puso Jesucristo para significar lo que el apóstol sería para su Iglesia. Pero también se distinguían a los hombres por el lugar de origen o alguna característica como Simón el Leproso, José de Arimatea, María de Magdala. En España, que fue invadida por los germanos cuando cayó el Imperio Romano, los nombres que se generalizaron fueron los de ese origen, y como lo que más apreciaban los pueblos invasores eran las virtudes guerreras, casi todos los nombres que usamos tienen alguna relación con esas virtudes o costumbres germanas. Así por ejemplo: Alfonso=noble guerrero, Armando=Caudillo, Carlos=fornido, Edgardo=que defiende con lanza, Ernesto=luchador decidido, Gustavo=bastón de mando en la lucha, Oscar=lanza de los dioses, Luis=luchador de fama, Fernando=bravo en la paz, Rodrigo=poderoso en la guerra, Roberto=famoso, Ricardo=señor más fuerte, y así podríamos seguir. Por supuesto que en España son muchos los nombres que se usan de origen latino y griego, con significado muy variado, además de los bíblicos, pero no son formadores de apellidos como los germanos. Como se sabe, de Ramiro derivan los Ramírez, de Gonzalo los González, de Alvaro los Alvarez, de Rodrigo los Rodríguez, etc.(1). A fines de la Edad Media, también en España los apellidos se fueron formando por el lugar donde vivían las personas, del Río, del Mercado, o del oficio que tenían, Herrero, Ovejero, o de la ciudad o región de sus padres, Avila, Soria, Teruel, etc. A veces se adoptaban por distintas circunstancias. Un caso curioso es el del apellido García, patronímico derivado del nombre propio "Garci o García". Este apellido es de origen vasco y se generalizó muchísimo por la invasión árabe. Las familias de Castilla, Aragón y Vasconia huyeron en confusa y gran desbandada hasta perder el contacto familiar, y los niños olvidaron hasta su nombres. Por ese motivo buena cantidad de ellos eligieron el de García, lo que hizo popular el dicho: "Quien nombre no tenía, García se ponía". Con el tiempo, los que fueron ascendiendo socialmente y se convertían en hidalgos (hijos de algo o alguien), conservaron la preposición "de" y enlazaban el apellido materno con la conjunción "y", para hacer notar su prosapia. En el período colonial era muy común encontrar nombres como Juan Torres de Vera y Aragón, o como el fundador de Metán 180


Historia de Metán y de la Frontera salteña Alonso de Mercado y Villacorta. Después de la independencia y la abolición de los títulos de nobleza por la Asamblea del año XIII, la preposición y la conjunción fueron desapareciendo y en nuestro país, por el aporte inmigratorio que fue muy intenso en un corto período de tiempo, la inmensa mayoría de la población usa un sólo apellido. En cambio, en el resto de la América hispana salvo Uruguay, se emplean los dos apellidos como algo normal y necesario para mejor distinguirse. Hemos visto que lo más importante para la persona es su nombre, por lo que la Iglesia aconseja elegir cuidadosamente el que le pondrán al niño. Con él nos presentaremos ante el juicio de Dios, no con el apellido. Ahora se ponen nombres estrafalarios según las modas. Hasta un pasado no muy lejano, las familias tenían la costumbre piadosa de bautizar a sus niños con el nombre del santo del día en que nacieron, y que todavía lo indican los almanaques. En algunos países aún se festeja más el día del santo de la persona que el de su cumpleaños, que a veces no van juntos. Hoy se da más importancia al apellido, y con mayor razón si se tiene un antepasado ilustre, se lo lleva con orgullo, aunque sea muy común que se haga todo lo posible para deslucir ese linaje. En la Frontera, los primeros habitantes que se radicaron fueron los que se trasladaron a Talavera de Madrid, cuando se fusionaron las ciudades de Talavera de Esteco y Nueva Madrid de las Juntas. La lista de los apellidos se dan en el capítulo IV, todos de origen hispano salvo algunos lusitanos u holandeses, países que todavía pertenecían a España. Con el tiempo fueron apareciendo encomiendas y luego haciendas, mediante mercedes de tierras. En el valle de Metán tenemos a don Juan de Solórzano, nombre que figura en el primer documento oficial que usa ya el nombre de "Metán". Cuando Esteco entró en decadencia, la mayoría de sus habitantes emigraron. Después del terremoto los sobrevivientes se refugiaron en Metán, y en 1699 una parte de ellos fueron trasladados a reconstruir el fuerte de Nuestra Señora del Rosario. En el siglo XVIII el viajero Concolorcorvo cita varias familias de la zona, como los Toledo y Pimentel, Tejeira y Macial, Maurín, Concha, Reynoso, etc. Para fines de ese siglo las haciendas se multiplicaron con los Gorriti, Ruiz Gallo, Azevedo, Fernández Cornejo, Castellanos, Arias Rengel, Pereda, entre otros. Además, en la zona del actual Metán Viejo se radican los Ovejero, Ontivero y Lopéz. Durante la guerra de la independencia se pueden observar que, como citamos en el capítulo XV, muchos jefes de escuadrones gauchos pertenecieron a familias de la Frontera, como por ejemplo los Saravia, los La Torre, los Catellanos, los Sierra, para nombrar algunos de los más conocidos. Y así muchos de estos apellidos se fueron haciendo tradicionales en la zona, ya sea por ser propietarios de haciendas, su capacidad de mando en las guerras, o por sus actividades profesionales o empresariales, por lo que cuando se organizaron las instituciones irán desempeñando los cargos públicos que el pueblo les otorga para que sean sus representantes. Por otra parte, hubo también en Metán familias que tuvieron un gran protagonismo, pero después emigraron o no dejaron descendientes. Es el caso de los Boedo, Gauffin, Lona, Larrán, San Millán, etc. Hasta 1890, pocos eran los no hispánicos que se habían arraigado en nuestro suelo como Poma Fossatti, Poma Fantoni, Lanzi, Fiori, Palermo, Zurro, Vanetta, etc. Pero otros extranjeros que aparecen en las listas de los que tuvieron relación, de una u otra forma con el Consejo Municipal, con el tiempo se alejaron de nuestro medio. Son los casos de Stuart, Lemme, Chevallier, Di Primio, Decavi, Carné, Puttkammer, Carbonetti, Rebuffo, Gamberales, Fleming, y varios más. 181


Eduardo R. Poma Casi todos los apellidos que se fueron formando a fines de la Edad Media o comienzos de los tiempos modernos, en especial los oriundos de España, tienen un escudo de armas o blasón, que se le otorgó a la familia por sus méritos en la guerra, en el arte o algún tipo de servicio. En este capítulo reproducimos algunos de esos blasones de familias tradicionales de la Frontera, que se arraigaron hasta antes del siglo XX. Por supuesto que faltan muchos, que no se pudieron conseguir, de apellidos que tuvieron gran protagonismo en la sociedad fronteriza. Como para citar solamente algunos están los Cabral, Reynoso, Soria, Escudero, Salinas, Torrens, Villagra, Bernis, Corrales, Oviedo, Navarro, Sánchez, Aranda, Ovejero, Cabrera, Peralta, González, Zambrano, Navamuel, Acevedo, Mollinedo, etc. Además, no damos los orígenes o los méritos por los que se adquirió el escudo, lo que requeriría varios capítulos sobre heráldica (2).

182

Alemán

Alvarez

Arias

Boedo

Cajal

Campos

Castellanos

Concha

Cornejo


Historia de Metán y de la Frontera salteña

Díaz

Fernández

Figueroa

García

Gómez

Gorriti

Güemes

Guerrero

Guzmán

Latorre

López

Madariaga

183


Eduardo R. Poma

Martínez

Pereda

Poma

Rodríguez

Romano

Ruíz

Saravia

Sierra

Solórzano

Toledo

184

Vera


Historia de Metán y de la Frontera salteña NOTAS: (1) Curiosamente ningún papa usó nombres de origen germano, ni aun en la Edad Media, cuando llegó a su apogeo el vínculo entre los pontífices y el Sacro Imperio Romano-germánico. La mayoría empleó nombres de raíz latina como Inocencio, Urbano, Clemente, Pío, Bonifacio, Benedicto, Martín, Celestino, Gregorio, Paulo, etc., o bien los que provienen del griego, Alejandro, León, Esteban, Sixto, Anastasio, Nicolás. Extrañamente, los nombres bíblicos tampoco los emplearon, salvo el de Juan, que llegó hasta el Nº 23. Debemos aclarar que los ejemplos que pusimos, tanto en el capítulo como en la nota, son masculinos porque casi todos tienen su forma femenina con el mismo significado. Por supuesto que hay nombres que son sólo de las mujeres, y algunos tan famosos que muchos padres los emplean también con los niños varones. Es el caso de María, que en la versión griega significa "Estrella del Mar", y en la versión hebrea es Miryam=gota de mar (amargura). Por lo general, los nombres hebreos femeninos no tienen su forma masculina, como Isabel, Marta, Raquel, Ruth, Rebeca, Sara, para citar sólo algunos ejemplos. (2) Si los escudos no se pueden ver en colores, damos la clave que se usa en heráldica para deducirlos cuando están dibujados en blanco y negro:

La fig. 1 punteada y la 2 son el oro y la plata (los metales en heráldica); la fig. 3 con líneas verticales son los gules o rojo; la 4 con líneas horizontales es el azur o azul; la fig. 5 es el sinople o verde, con líneas diagonales desde el ángulo diestro al siniestro bajo de la punta (el portador del escudo está detrás, por lo que a nuestra vista las diagonales están al revés); la fig. 6 con diagonales desde el ángulo siniestro es el púrpura o violado, muy poco empleado en heráldica; la 7 es el sable o negro, con líneas transversales y verticales o con fondo negro. El naranja no se usa, salvo en Inglaterra (orange), indicado con líneas verticales tajadas por otras oblicuas desde el ángulo siniestro. Cuando no se indica un color, se entiende que el campo es de plata y las figuras de su color natural. La heráldica es una ciencia auxiliar de la historia muy importante, y hacemos nuestras las palabras de Costa y Turell: "No debe creerse que el estudio de la ciencia del blasón sea sólo útil y exclusivo para los nobles; suponerlo sería cometer un error grave; los historiadores, los poetas, los novelistas y, sobre todo, los pintores, escultores, dibujantes y arquitectos, deben saber blasonar los escudos que le pidan y los que encuentren a su paso. Sin esto unos y otros caen en los errores más cómicos y deplorables; cómicos cuando estos errores sólo sirven para demostrar la ignorancia en esta materia; deplorables cuando pueden contribuir a alterar la verdad histórica". Como muestra damos el hermoso escudo de la España imperial (hoy tiene otro con un águila negra de fondo, y conserva algunos de los campos centrales). De este escudo derivan muchos blasones de linajes españoles.

Escudo de la España Imperial Por último, una persona se tomó el trabajo de contar los apellidos más numerosos que figuran en la guía telefónica de la ciudad de Buenos Aires, que refleja en cierta medida a todo el país. Se encontró con los siguientes datos: Pérez 19.800; Rodríguez 11.088; Fernández 10.817; Lopéz 7.706; Martínez 6.196; Sánchez 4.828; Alvarez 4.817; García 4.630; González 4.552; Díaz 3.872. Claro que estos números, tomados merced a una santa paciencia, deben haber variado bastante debido al gran incremento de los teléfonos particulares en el país, pues datan de 1995. De todas formas, nos muestran que apellidos prevalecen entre los argentinos. (Fuente: Diario Clarín).

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Excursus A La ciudad de Rosario de la Frontera, que tuvo un proceso parecido al nuestro en cuanto a la búsqueda de sus orígenes, pues por un tiempo se adjudicó su fundación a doña Melchora F. de Cornejo por los terrenos que había donado, ha resuelto la cuestión a través de una ordenanza de su Municipio, poniendo las cosas en su lugar a la luz de la documentación histórica consultada, especialmente por Segundo Ferrari. Parte de dicha ordenanza la trascribimos a continuación. Ordenanza Nº 1239/92 Art. 1º: Establécese el 7 de octubre de 1699 como la fecha de fundación de Rosario de la Frontera, teniendo el carácter, y a partir de la fecha de promulgación de la presente (30/4/92) de feriado departamental obligatorio. Art. 2º: En la eventualidad de que en el futuro se establezca con pruebas y fundamentos históricos el día y mes preciso del hecho fundacional y si estos no coinciden con los consignados en el Art. precedente, deberá sancionarse la correspondiente Ordenanza modificatoria. Art. 3º De forma. Art. 4º De forma. Firmado: David R. Mohamed (Presidente H.C.D.) - Oscar R. Ponce (Secretario H. C. D.) - José R. Iriarte (Intendente Municipal) - Héctor Dorigatti (Sec. de Gobierno). Concejales: Adrián Perdigón, Armando Robles, Fermín Molina, Gabriel Giménez, Graciela Graciano, Marcos Reynoso, Daniel Porcelo. Es que el verdadero protagonista de la historia es el hombre, con sus hechos, y si se asentó en un lugar, en ese preciso momento comienza la historia de esa zona, haya o no instituciones, exista o no una continuidad jurídica, que es lo que se usa como argumento para sostener que Metán ingresa en la historia con la creación del departamento, en 1859. Con un ejemplo concreto se puede refutar ese absurdo. En 1565 don Diego de Villaroel funda la ciudad de San Miguel de Tucumán, en Ibatín, lugar situado a unos 30 kilómetros al sur de su actual emplazamiento. El sitio resultó insalubre, por lo que se fue despoblando, hasta que en 1685 el gobernador Fernando de Mendoza Mate de Luna ordena su traslado y la refunda en el lugar en el que hoy la conocemos. Luego, en 1814, el Gobierno Nacional crea la provincia de Tucumán, separándola de la Intendencia de Salta del Tucumán. Y no sabemos de tucumano alguno que afirme que sus orígenes no están en Ibatín, con la fundación de Villoroel en 1565. Para Metán se había puesto como día de su fundación el 26 de mayo de 1859, una fecha puramente simbólica ya que es la de un documento firmado por la Iglesia en la ciudad de Salta, muchos años antes de que surja la villa San José y a casi dos siglos de la fundación de Metán por Mercado y Villacorta, en 1666. Ha llegado pues la hora de las rectificaciones.

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Excursus B Transcribimos a continuación parte de la Ordenanza que el H. Consejo Deliberante de Metán aprobara, con fecha 3 de noviembre de 1994, con la que se trata de "aclarar y fijar definitivamente los hechos y las fechas relacionadas con el origen y la fundación de Metán". Ordenanza Nº 1259/94 Art. 1º.- Déjase la fecha del 26 de mayo como "DÍA DE METÁN", ya que ella simboliza un proceso que tiene como protagonista a la Iglesia, al Gobierno de la Provincia y al Sr. Guillermo Sierra y que culminara en 1859 con la creación de la Parroquia de San José, y del Departamento de Metán. Art. 2º.- Establécese que los orígenes de nuestra Ciudad se encuentran en el Pueblo y Fuerte de Metán, levantado por el Gobernador del Tucumán D. Alonso de Mercado y Villacorta, en el año 1666. Art. 3º.- Por lo consignado en los artículos precedentes, el Departamento Ejecutivo deberá revalorizar el hecho del año 1666, para rescatar casi dos siglos de nuestro patrimonio histórico-cultural. Por consiguiente, se abstendrá de utilizar la palabra "fundación" en los festejos del "DÍA DE METÁN" cada 26 de mayo. Art. 4º.- De forma. Art. 5º.- De forma. Firmado: Arq. Bernardo Poma Druetta, Presidente H. Concejo Deliberante; Mario Edmundo Piorno, Secretario Legislativo; Roberto Enrique Gramaglia, Intendente Municipal; Ramón Miguel Maturana, Secretario de Gobierno. Concejales: Fernando Barrera, Luis Corvalán, Alberto Delgado, María V. S. de Galli, Raul García, Rodrigo García, Sergio López y Carlos Rojo.

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Excursus C El Dr. Jaime Sierra, hijo de don Marcelino Sierra quien fuera integrante del viejo Consejo Municipal de Metán, nos trajo interesantes datos y documentación sobre algunos aspectos de nuestra historia, por lo que agradecemos desde estas páginas esa atención. Uno de estos datos se refiere al nombre indígena del río Conchas que figura en un antiguo mapa. El río tiene allí el nombre de "Biosmep", lo que corrobora lo citado por Torre Revello (aunque algo deformado) en su "Esteco y Concepción del Bermejo, Dos Ciudades Desaparecidas", cuando habla del "pueblo del Biospepe en el valle de Metán". Y es esta población, como se explica en el Capítulo V de la presente obra, la que toma como base el gobernador Mercado y Villarcorta para fundar "el pueblo y el fuerte de Metán", en 1666. También nos dejó del Dr. Jaime Sierra documentación del Archivo General de la Nación, entre las que se destaca la firmada por el general José Rondeau, el 30 de septiembre de 1819, como "Director Supremo de las Provincias Unidas de SudAmérica", en la que se puede ver que "Atendiendo a los méritos y servicios de Dn. José Ignacio Sierra he venido en conferirle el Empleo de Cap.n del 2º Esquadron de Gauchos de la Front. a del Rosario jurisdicción de Salta condediéndole las gracias exenciones y prerrogativas que por este Título le corresponden..." Asimismo, en otro ducumento del 8 de enero de 1827, "Juan Antonio Alvarez de Arenales, Gran Mariscal del Perú, Brigadier General de los Exercitos de la República Argentina, en Gefe de las Tropas del Departamento de Salta", reconoce los méritos y aptitudes del Sargento Mayor D. José Ignacio Sierra, y lo confirma en el cargo Teniente Coronel Comandante del 1º Escuadrón de la Frontera (1). NOTAS: (1) Otro patriota de destacada actuación fue don José Vicente de Toledo y Pimentel, propietario de la hacienda de Yatasto, en cuya sala se hospedaron San Martín, Pueyrredón y otros jefes ilustres. José Vicente era uno de los cabildantes de Salta que apoyó a la Revolución de Mayo, y por sus grandes contribuciones a la causa se le dió el grado honorífico de Coronel del Ejército. Se estiman sus aportes en 1.700 caballos, 1.400 vacunos, 10.000 pesos fuertes, varios quintales de charqui y tasajo, además de numerosos jinetes a los escuadrones gauchos. Mucho se podría decir sobre otros patriotas pero, lamentablemente, la documentación del Archivo Histórico de Salta correspondiente a las primeras décadas del siglo XIX, fue sometida a un saqueo pensado y sistemático. Quedan miles de papeles de poco valor, habiendo desaparecido los documentos comprometedores, las cartas familiares etc. Se puede citar el caso de don José Aráoz, ex director del Archivo, que partió a Tucumán con dos mulas cargadas de papeles, para escribir la historia de Salta. Murió en el camino y sus familiares nunca los devolvieron (Tomado de El Tribuno, "Agenda Cultural", del domingo 24 de agosto de 1997).

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Excursus D Después de la remodelación del templo de la Parroquia de San José, que fue declarado monumento histórico provincial hace algo más de quince años, el P. Sergio Sébola destinó un lugar para organizar un pequeño museo con los objetos y documentos antiguos de la misma. De allí sacamos las siguientes fotografías que estaban enmarcadas en cuadros, y cuyos originales se encuentran en el Archivo del Arzobispado de Salta. La primera es la hoja con la que comienza el Libro Nº 1, "en que se asientan las partidas de bautismo de este nuevo Beneficio de S. José de Metán", el "que principia el año de 1859 y corre a cargo del Presb. º Cura Prov. º D. n Manuel Ant. º Fernández", como se estilaba escribir con abreviatura en aquellos años. En la segunda se pueden observar los tres primeros bautismos, realizados el 20 de julio de 1859 a las niñas Benita Torres, Petrona Erazo y Venancia Cabrera en el oratorio de San José de Metán. Están además, entre padres y padrinos, los apellidos Corrales, Gallegos y Méndez, todos tradicionales del "pueblo de Metán" (hoy Metán Viejo) que, como vimos anteriormente, ya tenía culto permanente desde 1857, y que estas actas confirman que se llevaba a cabo en un oratorio dedicado a la advocación de San José de Metán. El libro comienza en 1859, año en el que la Iglesia de Salta crea el "nuevo Beneficio" o Curato de San José de Metán, separándolo de Rosario de la Frontera, en donde se registraban los bautismos anteriores a esta fecha. Pero la sede de la nueva Parroquia estará provisoriamente, hasta 1861, en El Galpón, como ya se explicó en un capítulo anterior. La "Villa San José" no existía, pero se habían radicado algunas familias en la margen derecha del río Conchas. Era evidente que la nueva Parroquia necesitaba una capilla o templo más grande que el oratorio de Metán, y don Guillermo Sierra dona terrenos para que se construya un templo en esa zona, como quedó explicado en el Capítulo XVII. ¿Pero dónde estaba el oratorio del nuevo "Beneficio de S. José de Metán", a cargo del P. Manuel Antonio Fernández? Con toda seguridad en Metán (actual Metán Viejo), como se desprende de las actas de bautismo. Pero hay otra prueba más contundente sobre la existencia de este pueblo en ese tiempo. Y esta se encuentra en el mismo documento o escritura de donación de los terrenos, realizada por don Guillermo Sierra, y que algunos de sus descendientes presentan como fundamento del origen de Metán. Así, se puede leer en la citada escritura de 1859: "...que presente Don Guillermo Sierra, mayor de edad, soltero, del vecindario de Metán jurisdicción de esta Provincia,..."; y más abajo "El ciudadano Guillermo Sierra de este vecindario, y propietario de la Hacienda Metán,..." Es decir, don Guillermo era ciudadano de un vecindario, Metán, jurisdicción de Salta, y a la vez propietario de la "Hacienda Metán", argumentos irrefutables de la preexistencia del pueblo antes de sus donaciones.

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Creado el nuevo Curato en 1859, debieron abrirse libros para asentar bautismos, casamientos y defunciones.

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Los tres primeros bautismos del oratorio de San José de Metán, con fecha 20 de julio de 1859, que muestra a la nueva jurisdicción eclesiástica separada de Rosario de la Frontera.

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Excursus E En el año 2005 se publicó el libro "Tierra y poder en Salta. El Noroeste Argentino en vísperas de la Independencia", de Sara Emilia Mata de López, con el auspicio de CEPIHA de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta. De él extrajimos estos dos interesantes cuadros, el primero con la evolución histórica de las propiedades de la tierra en la Frontera, y el segundo con el nombre de sus propietarios al final de la época colonial. Vemos así que, por ejemplo, la estancia Metán fue una merced otorgada en 1754 a Francisco Martínez Saenz, y éste la vende a Miguel Ruiz Gallo. En 1802 los derechos de propiedad recaen en Juan Manuel Sierra, yerno de Ruiz Gallo, en litigio con los demás herederos (1). También la otra estancia famosa, Yatasto, no fue una merced otorgada a los Toledo y Pimentel, sino a Martínez Saenz, y es su viuda, Gerónima Alvarez de Toledo, quien la vende a Justo Saravia y éste a Juan Adrián Cornejo. Recién en 1765 la adquiere Francisco de Toledo y Pimentel el que, como siempre se decía, parecía ser su primer propietario.

NOTAS: (1) Sobre el tema, la autora citada dice lo siguiente, tomado del A.B.H.S., en su Archivo Notarial: La estancia Metán estaba hipotecada "por las cuatro hijas mujeres herederas de Miguel Ruíz Gallo. Tres de ellas eran solteras y la cuarta estaba casada con Juan Manuel Sierra, un carretero originario de Mendoza. El dinero fue prestado en 1809 por José Toledo y Pimentel, su poderoso vecino, y con el se redimió el censo que la estancia tenía con el convento de la Merced de la ciudad de Jujuy. Fallecidas las herederas legítimas sin descendencia la propiedad pasó a mano de José Ignacio Sierra, hijo natural de Juan Manuel Sierra, quien en 1837 canceló la deuda contraída con Toledo y Pimentel".

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Historia de Metán y de la Frontera salteña CUADRO I

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Anexo de mapas

Mapa que comparan la Argentina, Salta y el Sureste de la misma, hoy con los lĂ­mites interdepartamentales perfectamente definidos. 196


Historia de Metán y de la Frontera salteña MAPA POLÍTICO DE METAN

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Eduardo R. Poma OROGRAFIA E HIDROGRAFIA DE METAN

Mapa aprobado por el Instituto Geográfico Militar, anterior a la solución del conflicto limítrofe con Santiago del Estero, por lo que Metán tiene menos territorio. Se pueden ver los cordones de las sierras Subandinas, y la red hidrográfica. DIVISIÓN DE LA TIERRA EN METAN

Mapa del Departamento de Metán, con la división de las tierras. Se puede apreciar que ya no quedan zonas fiscales. 198


Historia de Metán y de la Frontera salteña LOS CAMINOS EN LA FRONTERA

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Caminos que unían a la gobernación del Tucumán con el Perú (en trazo grueso). El que se encuentra a la derecha es anterior a la fundación de San Miguel (1565) y pasaba junto a Nuestra Señora de Talavera (Esteco el Viejo). El de la izquierda es el llamado camino de postas, que fue descripto, entre otros, por Concolocorvo. Los dos caminos convergían un poco al norte de la actual ciudad de Metán y al oeste de Nuestra Señora de Talavera de Madrid (Esteco el Nuevo), (Carrizo, 1942: lámina III). Para la elaboración de este mapa nos hemos basado en un fragmento del Atlas de la República Argentina, lámina XIX, correspondiente alas provincias de Tucumán y Santiago del Estero, editado por el Instituto Geográfico Argentino en 1886, en escala 1:1.500.000 (Alfredo Tomasini - Ricardo N. Alonso) 199


Eduardo R. Poma EL CAMINO REAL O DEL PERU

Fragmento de un mapa histórico, preparado especialmente para "La Prensa", por José Torre Revello en los años treinta. El camino Real, y la fundación de Metán están remarcados en rojo (3).

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Historia de MetĂĄn y de la Frontera salteĂąa

Plano con la divisiĂłn de las tierras en la zona de Conchas, circa 1918 (4).

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La misma zona del mapa anterior se la puede apreciar dentro de esta fotografía satelital. Hacia el norte se distingue claramente la sierra de Lumbreras y el río Juramento. En la parte llana las tierras cultivadas y los ríos Conchas, Metán y Yatasto, con algunos caminos y el ferrocarril. NOTAS: (1) No están marcados los límites de los municipios del departamento. (2) Con líneas y punteados se marca el primitivo camino que iba desde San Miguel de Tucumán hasta Talavera de Esteco, pasando por Copo Viejo. Y de la misma forma se hace notar el nuevo camino que, a través de Trancas, llegaba a Metán. (3) En la Frontera está señalado el antiguo camino que alcanzaba a Esteco Viejo o Talavera, y ninguno de los nuevos que fueron surgiendo cada vez más al oeste, como lo podemos apreciar en el mapa de la página anterior. (4) Este plano que es posterior a 1916, porque ya está la línea férrea a El Galpón que se inauguró en ese año, se señala el carril nacional con el telégrafo con trazo en rojo. Pasaba por cerca de Las Juntas de Yatasto, la Punta del Agua y doblada hacia El Pasteadero. Los nuevos caminos se señalan con líneas rojas cortadas. Todavía estaban separados los núcleos poblados de Metán Viejo, Estación Metán, San José y Conchas.

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