El carro de la memoria

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1994 I 2013

En el marco del 19˚ aniversario del atentado a la AMIA

CARRO DE LA MEMORIA

INSTALACIÓN. INTERVENCIÓN URBANA . AUDIOVISUAL

una obra de JORGE CATERBETTI curador ELIO KAPSZUK


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i Autoridades

» AMIA Comisión Directiva 2013 - 2016 Presidente Leonardo Jmelnitzky Vicepresidente 1° Ralph Thomas Saieg Vicepresidente 2° Pablo Reisman Secretario General Mario Luis Sobol Prosecretario 1° Flavio Martín Goldvaser Prosecretario 2° Sara Epsztein Tesorero Ariel Adolfo Cohen Sabban

Vocales Alejandro Ohana Marcos Dayan José Adrián Chaul Alberto J. Terner Kibudi Edgardo Resnik Ariel Eichbaum Arnoldo Szwarcberg Pablo Goldman Sergio Raúl Borisonik Mirta Liliana Dubrovsky Revisores de cuenta Titulares Guillermo Borger Bernardo Salomon Zugman Suplentes Isaac Gurfinkel Alberto Chaieno Gran Rabino de la Comunidad Shlomo Benhamú Anidjar

Protesorero 1° Jorge Hugo Leicach

» Staff Profesional

Protesorero 2° Carlos Alberto Frauman

Director Ejecutivo Daniel Pomerantz

Secretario de Actas Gabriel Omar Gutesman

Programas Sociales Nora Blaistein

» IUNA Departamento de Artes Audiovisuales Compañero Leonardo Favio

Decano Director Marcelo González Magnasco Secretario Académico Marcelo Bentancour

Servicio de Empleo Ernesto Tocker Vaad Hakehilor y Centro Marc Turkow Ana Weinstein Servicios Comunitarios José Kviatek Vaad Hajinuj Batia Nemirovsky Cultura Moshé Korin Socios y Comunicación Gabriel Scherman » Espacio de Arte AMIA Director Elio Kapszuk Producción ejecutiva Laura Hirsch

Secretario Administrativo Víctor Lorefice


La instalación y la acción urbana denominada Carro de la memoria constituyen una

representación del compromiso permanente que asumimos todos aquellos que tenemos la responsabilidad de conducir la institución: trabajar por la memoria y el esclarecimiento del atentado perpetrado contra la AMIA el 18 de julio de 1994. Es muy importante el rol del arte para detener el corrosivo avance del olvido, buscando en el pasado aquello que sucedió para exponerlo en el presente de un modo alegórico y creativo. Es de destacar que este proyecto y esta obra contaron con la cooperación de alumnos de escuelas secundarias, quienes contribuyeron a la construcción de las ruedas de este carro a partir de las fotocopias de los expedientes de la causa. De esta forma, además de ser participes de una obra artística, estos jóvenes se sumaron a la tan noble como ineludible tarea de proseguir reclamando justicia. Al artista Jorge Caterbetti, nuestro mayor reconocimiento por haber trabajado junto con nuestro Espacio de Arte y por haber demostrado, una vez más en su larga trayectoria artística, su gran compromiso social y humano. Invitamos a todos y a cada uno de los ciudadanos de nuestro país a que empujemos juntos el carro de la justicia para que, de una vez por todas, termine la impunidad en nuestro país. leonardo jmelnitzky [presidente amia]


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i Créditos

» Carro de la memoria [2013]

Una obra de Jorge Caterbetti

Curador Elio Kapszuk

[Instalación]

[Audiovisual]

[Libro-Catálogo]

Realización Daniel Brizuela Proyección 4

Idea, dirección y edición Jorge Caterbetti

Textos Rodrigo Alonso Elio Kapszuk Jorge Caterbetti

Asesoramiento y 3D Arq. Daniel Brandimarte Coordinación general de colegios: Batia D. de Nemirovsky [Departamento de Educación de AMIA] Coordinación de producción: Laura Hirsch [Espacio de Arte AMIA] Escuelas secundarias participantes en la construcción de los rollos Scholem Aleijem Colegio Tarbut Instituto Talpiot Yeshurun Toráh High School

Asistente de dirección Pablo Guasch Cámara Lucas Doyle Asistentes de edición Martín Herbstein Mónica Pallone Banda sonora Luciano Muñoz Producción general Estudioyo Departamento de Artes Audiovisuales [IUNA]

Diseño editorial Mónica Pallone Corrección Mariángeles Fernández Rajoy Fotografía general Martín Herbstein Fotografías Leonardo Kremenchuzky Florencia Antico Bruno Grupalli Uri Gordon Impresión Talleres Trama s.a.

Montaje en Espacio de Arte AMIA Ramón Pared y equipo [Intendencia AMIA]

i Agradecimientos

A las autoridades y alumnos de las escuelas secundarias que sumaron su esfuerzo para la concreción de esta obra. A Luis Campos, Mariano Ramis, Dolores Vázquez y Adolfo Cabanchik


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i

CARRO DE LA MEMORIA

Sumario

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marco teórico

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Devenires de la memoria rodrigo alonso

Arte para recordar elio kapszuk

16 La buena memoria jorge caterbetti 2 proceso constructivo 20 causa amia: registro del archivo y fotocopiado de los expedientes 24 confección de los rollos: participación colectiva 34 taller: realización y ensamble de la obra

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exhibición

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intervención urbana: av. córdoba y pasteur

instalación y audiovisual: espacio de arte amia


1 - 6 I Carro de la memoria. Marco teórico

rodrigo alonso

Devenires de la memoria A diferencia de ciertos ámbitos profesionales afines, como la arquitectura o el diseño, el arte difícilmente puede contribuir a la transformación material efectiva de la realidad o el mundo. Sin embargo, si algo le ha correspondido a lo largo de su historia, es la posibilidad de estimular el pensamiento y la reflexión sobre los grandes temas que preocupan a la humanidad. Como testigos analíticos y sagaces de su tiempo, los artistas jamás los han pasado por alto, sino que los han abordado y los abordan a través de sus herramientas específicas: la simbolización, la metáfora, el señalamiento, la poesía. Entre esos grandes temas, el arte contribuye particularmente a modelar la expresión cultural de los individuos y de los pueblos, a definir y al mismo tiempo problematizar los complejos campos de las identidades, las pertenencias y las memorias, a impulsar el debate sobre las sociedades en las que vivimos y aquellas en las que desearíamos vivir. Utópico, moderno, anarquista, progresista, irreverente, militante o nacionalista, el verdadero arte siempre toma posición y nos invita a posicionarnos frente a nuestra realidad inmediata. Pero a diferencia de la política (sobre todo, de la política argentina) el arte nunca es paternalista; no nos dice qué debemos pensar, sino que nos anima a construir nuestro propio pensamiento. El Espacio de Arte AMIA se constituye desde esta potencialidad reflexiva de la experiencia artística. Por esto no se propone exclusivamente como un espacio de «exhibición» de obras, sino más bien como un ámbito para su circulación social; no se reduce a las paredes del prístino «cubo blanco» (expresión que en la jerga artística nombra a las salas ascéticas y neutras de los museos y las galerías) sino que muchas veces sale a buscar a su posible interlocutor a los lugares más diversos: a las calles, las escuelas, las universidades, las instituciones públicas… y también a los espacios del arte. En sus diez años de actividades, las estrategias para llevar a cabo esta misión han sido diversas, pero su línea de trabajo mantiene una constante: la de indagar las intrincadas relaciones entre arte y memoria a partir de una reflexión sobre ciertos acontecimientos que fomentan el vínculo


productivo entre ellos. Las tareas se llevan a cabo a través de un conjunto de programas pensados en función de los contextos específicos en los que se realizan: cuando se dirigen a los ámbitos de formación artística, son programas creativos; cuando se orientan al transeúnte, suelen ser tácticas para llamar su atención e invitarlo a detenerse y pensar; en la galería de arte, se potencian las propiedades simbólicas y alegóricas de la creación contemporánea; en las instituciones dedicadas a la memoria, se comparten experiencias. En todos los casos, se trata siempre de luchar contra el olvido de situaciones que han sacudido al entramado comunitario dejando huellas que requieren ser conservadas como un llamado de atención desde el presente hacia el futuro. Este amplio abanico de posibilidades surge de comprender a la producción artística no ya como un objeto para ser contemplado, sino como una práctica que requiere de cierto grado de compromiso e interacción. La noción de obra de arte hace demasiado hincapié en los aspectos materiales y formales del objeto estético; aun cuando de ella pudieran desprenderse múltiples interpretaciones y el espectador participe en la construcción de su sentido, dicho objeto se presenta de alguna manera cerrado y autosuficiente. En cambio, la noción de práctica artística entiende a la obra de arte como el resultado de un proceso muchas veces abierto, que involucra un posicionamiento y la toma de decisiones por parte de su autor. Como sucede con las prácticas de otros agentes que operan en ámbitos de repercusión social (como un médico o un abogado), la del artista también implica una ética: hay una responsabilidad que se pone en juego cada vez que decide abordar los temas que le preocupan y proponerlos a la consideración colectiva. De este último hecho se desprende otro importante: la obra ya no es la ocasión del disfrute solitario, sino el lugar donde se produce un diálogo con el artista y su contexto de pensamiento. Todos los proyectos del Espacio de Arte AMIA se originan en una invitación a la reflexión. No se recurre a la producción previa del artista, sino que se lo anima a realizar un trabajo específico a partir del análisis de un acontecimiento histórico o de un concepto que se considera necesario reactivar. Durante los procesos de investigación, elaboración formal de la propuesta, discusión con el curador, percepción sensorial e intelectual del ámbito en el que será exhibida y previsión del probable espectador, se ponen en funcionamiento mecanismos que aseguran su aparición como objeto de diálogo y discusión. Su éxito ha determinado la continuidad de muchos de esos programas. Murales


1 - 8 I Carro de la memoria. Marco teórico

para la memoria comienza en 2007 retomando la tradición de los muralistas que, desde su trabajo a partir de las herramientas que provee el arte, entienden su actividad como una forma de activar políticamente la conciencia del espectador. Las Acciones urbanas se manifiestan en el espacio público con el fin de interpelar al transeúnte en su propio territorio, en medio de la vida cotidiana, donde muchos de los temas que abordan las intervenciones adquieren su máximo sentido. Los Objetos para la memoria llevan la intangibilidad del concepto que los justifica —la memoria— al mundo material y concreto de unos artefactos que podríamos denominar «dispositivos de interpelación»: objetos asociados a un texto que, con un lenguaje llano y directo, plantea un interrogante punzante pero abierto, que quien los recibe no puede dejar de responderse. Las muestras, en cambio, suelen ocupar ámbitos reservados a la producción artística, pero sin circunscribirse al centro judío del que nacen: numerosas instituciones —principalmente públicas— han compartido estas exposiciones sobre arte y memoria, haciéndose eco de la consigna que se encuentra en la base de todas ellas: que la evocación de las heridas abiertas en la historia y la sociedad solo puede ser productiva en la medida en que se la entienda como una tarea colectiva. En el marco de todas estas actividades y propuestas, el Espacio de Arte AMIA impulsa la acción Carro de la memoria de Jorge Caterbetti. A diecinueve años del doloroso atentado que destruyó la sede de la mutual israelita, ante la inoperancia de la justicia argentina y en homenaje a las víctimas de la tragedia, el artista propone una operación de participación colectiva que es al mismo tiempo un ejercicio aglutinante y un símbolo: construir un carro de madera y metal, de estructura muy simple, cuyas ruedas están armadas con fotocopias de los expedientes de la causa judicial que busca identificar a los responsables de ese delito irracional y brutal, y trasladarlo a lo largo de la calle Pasteur con la ayuda de un grupo de jóvenes y voluntarios espontáneos que decidan sumarse a su peregrinaje conceptual. La participación popular no es menor, ya que el carro lleva encima decenas de cajas con los expedientes, un peso que no habla solo de los kilos de papel que los componen, sino más bien de los datos y testimonios existentes y del tiempo de espera al que estos han sido confinados. El involucramiento social no se reduce tan solo al aporte de la fuerza motora. Las ruedas sobre las que se desplaza el carro fueron elaboradas por alumnos de diferentes escuelas tras jornadas de


» Alumnos del colegio Scholem Aleijem y el artista Jorge Caterbetti invitando a participar en el armado del rollo de una de las ruedas del Carro de la memoria

análisis y reflexión sobre la violencia política, sus consecuencias, y el rol del Estado y la justicia en su sanción y prevención. En este sentido, y como en la mayoría de las actividades que ha llevado adelante el Espacio de Arte AMIA hasta el momento, la manifestación artística no está limitada al objeto que la vehicula, sino que se proyecta desde él hacia ámbitos tan dispares como la vida pública, la educación, la memoria colectiva y la conciencia de la sociedad en su conjunto. Aun después de finalizada la experiencia, sus resultados permanecen abiertos. Como toda práctica artística contemporánea, su sentido queda disponible para reflexiones y reelaboraciones constantes. Como ejercicio de la memoria, sus efectos no pueden circunscribirse a ningún resultado previsto, sino que deberán construir un lugar propio en el corazón y la sensibilidad de la gente que la ha vivido.


1 - 10 I Carro de la memoria. Marco teórico

» Archivo de la causa AMIA

elio kapszuk

Arte para recordar La obra de Jorge Caterbetti es uno de los secretos mejor guardados del arte contemporáneo argentino. Se ha convertido en un artista de culto, caracterizado en lo conceptual, pero estrictamente inclasificable, porque ha unido la noción y la producción de belleza a la ética del pensamiento más puro. Este es uno de los puntos que lo transforma en único y particular, ya que el preciosismo nunca ha sido un rasgo distintivo del arte político. Siempre me interesó lo rebuscado de algunas explicaciones para diferenciar arte de artesanía. Lo que queda claro es que en ningún caso uno debería negarle al arte la posibilidad de una habilidad manual exquisita, intentando que no nos asusten palabras como refinamiento o simplemente finura. Caterbetti es un orfebre, lo motivan los materiales y, sobre todo, la posibilidad de modificarlos, dotándolos y redescubriendo en ellos una forma expresiva propia; pero la génesis de todas sus obras es otra. El principio (tomar la palabra principio en sus dos acepciones, tanto de comienzo como norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta) siempre es una Idea. Desde el Espacio de Arte AMIA hemos convocado una cantidad importante y significativa de artistas para trabajar los conceptos de verdad, memoria y justicia a través de muestras, instalaciones, acciones en la vía pública y objetos. La característica de este espacio está en el cruzamiento entre arte y memoria, y la posibilidad de contribuir desde este lugar a detener el trabajo corrosivo del olvido y la impunidad en general en nuestro país. Algunos de estos artistas se acercaron a la temática por primera vez; para otros, como el caso de Jorge Caterbetti, su propia trayectoria, derrotero y devenir convierten a la invitación como un hecho natural que debía producirse en algún momento, porque la memoria ha sido uno de los hilos conductores de su producción artística. El presente, por definición, es efímero, tanto como la edición de un diario, y se convierte rápidamente en pasado. Al ejercicio de traer el pasado al presente lo denominamos justamente memoria y, aunque parezca un juego de palabras, cuando hacemos presente al pasado, podemos hablar de la construcción vital de esa memoria. Existen disparadores para el recuerdo circunstancial, una foto,



Âť Plano constructivo y primer boceto 3D del Carro de la memoria


1 - 13 I Carro de la memoria. Marco teórico

un objeto, un aroma, un sonido, pero en términos colectivos y sociales la memoria no es automática, es laboriosa. Necesita de nuestra predisposición y una acción premeditada, a diferencia del olvido, que realiza su trabajo de forma mecánica y sin ningún tipo de esfuerzo de nuestra parte. Alguien podría preguntar ¿por qué es necesario recordar? De alguna manera, Borges lo hizo a través de Funes, el memorioso y Caterbetti, en obras como Milagro de Resurrección, performance teatral hipermediática homenaje a la monja francesa Leonie Duquet, Estado de derecho, donde trituró y trabajó la degradación de la justicia, cuando intervino IMPA —fábrica recuperada por sus trabajadores en 1998— con la primera instalación fabril viva Todo lo que reluce es oro, o cuando en Memoria escrita abordó el tema de la desaparición de Jorge Julio López a través de la intervención de los documentos escritos de puño y letra por el albañil. Me gusta pensar que nuestros actos nos constituyen y que, de la misma forma en que somos lo que comemos, también somos lo que recordamos. La memoria no solo es parte fundamental de la identidad, sino que es su herramienta fundacional. Como nos indica Pierre Nora, memoria no es sinónimo de historia. La historia es producida por los historiadores; la memoria está vinculada con la transmisión de experiencias y vivencias, y tiene como característica la reivindicación. En ese sentido, la justicia y la impunidad juegan un rol importante, ya que uno podría inferir que la forma más eficiente y ética que una tragedia quede inscripta en la historia es que no quede impune. Cuando le propuse a Jorge realizar una obra que tuviera como punto de partida el 19 aniversario del atentado a la AMIA, su respuesta fue inmediata e inequívoca. Rápidamente empezaron a surgir algunas ideas, hasta que se dio la posibilidad de contar con un archivo que agrupaba las fotocopias de la causa AMIA apiladas en cajas. Este no era un tema menor, ya que la materialización de documentos es un tema central en la obra de Caterbetti. Así nació Carro de la memoria, un objeto austero, cuyas ruedas eran construidas con la propia causa y también era el peso que llevaba consigo. Como obra, proponía un simbolismo perfecto. El carro, como transporte, para moverse necesita de la tracción a sangre. La justicia inmóvil necesita ser empujada. Las ruedas son el elemento que nos permite la movilidad, pero lo hacen a partir de la propia memoria que representa la causa. La causa, como testimonio de lo que sucedió y de lo que aún sigue impune, es lo que sustenta al carro; la posibilidad de que este se mueva es la verdad y la memoria, y a su vez estas transportan la causa en su camino de búsqueda irrenunciable de justicia.



» Jorge Caterbetti y Elio Kapszuk, artista y curador de la muestra Carro de la memoria

Ver los primeros dibujos fue emocionante, y ver al artista con la pasión moral (bien entendida) también lo fue. Había que levantar la apuesta. Este carro de la memoria tenía que poder trasladarse, y ser empujado concentrando el esfuerzo de muchas voluntades, debía transformarse en una causa colectiva que contuviera esta y otras tragedias de nuestro país. La devolución fue rapidísima, pero demandó una investigación precisa por parte del artista para poder hacer factible el traslado del carro por las calles de Buenos Aires. En el proceso, empezamos a trabajar acerca de la participación en la construcción de la obra y cómo lograr que otros se asociaran en esta creación . De ahí le prepuse invitar, a través de Batia Nemirovsky, Directora de Departamento de Educación de AMIA, a cuatro escuelas para que cada una contribuyera en el armado de una rueda a partir de la creación de rollos con las fotocopias de la causa AMIA. Carro de la memoria, como obra, es una síntesis representativa del más genuino proceso de creación y producción de Jorge Caterbetti, con una temática afín a toda su obra y una dedicación obsesiva a la transformación de la materia hasta lograr que las maderas del carro se conviertan en la mismísima austeridad y portadoras de un sufrimiento visible. En especial, celebro su decisión de registrar absolutamente todo, desde el proceso de fotocopiado de la causa hasta el momento en que el carro fue empujado por cientos de chicos. Esas imágenes no solamente son el testimonio de un devenir, sino que son un ejemplo de cómo puede construirse la memoria a partir de un discurso visual testimonial, que transforma este proceso en la misma obra. De la misma forma en que nos enseñan que quien salva a una vida, salva a la humanidad toda, el hecho de «empujar» una causa impune es comenzar a pensar y hacer un país mejor para todos. Habiendo visto la materialización de la obra, la intervención urbana y la pieza audiovisual, creo que Jorge Caterbetti ha colaborado en forma sustantiva a la construcción colectiva de un dispositivo para la memoria, que aquí ha iniciado su primer capítulo.


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» Archivo de la causa AMIA

jorge caterbetti

La buena memoria Oír, oiréis pero no entenderéis; mirar, miraréis pero no veréis. Isaías

Exactamente 9.53 h, diría Ireneo Funes, para luego, a las 9.54, describir con total precisión las absurdas formas que tomaron las nubes de polvo, el peso de los escombros que todo lo cubría, el color de la voz de cada uno de los circunstanciales transeúntes, el olor de la ausencia profunda que comenzaba a nacer. Desde su pampa extendida le sería difícil a Ireneo entender que el horror supera al lenguaje. Que funciona como un grito primal prelingüístico. Que las palabras se ahogan en el horror, perdiendo ese signo particular, esa marca indeleble que las hace únicas e irrepetibles, y que con tanta maestría él sabía detectar. En el horror no hay palabras marcadas; aquella que nombra cada una de las piedras, aun la de una insignificante partícula de materia. En el horror se concentra en un instante todo el lenguaje, tanto lo dicho como lo aún por decir. El horror escribe un libro eterno que remite a los orígenes innombrables. Eso es memoria. La construcción colectiva de la sólida y generosa superficie fértil donde florecerá el bosque de los recuerdos. Los recuerdos nos acompañan hasta lo razonable; para lo irracional, solo memoria. Ni las proezas recordatorias de Ciro, Mitríades Eupator, Simónides o Metrodoro participan de esas simientes; son frutos vistosos de árboles que se alimentan de memorias colectivas, fundamentos de la historia de la historia. La buena memoria es la que la sociedad construye todos los días y atesora como soporte de su cultura. La buena memoria es la que intuye los movimientos de un potro bravío, para así poder evitar la rodada y no dejarnos tullidos y sumergidos en la oscuridad como el pobre Ireneo Funes. La buena memoria no ocupa espacio, no interfiere con los pensamientos, no se detiene en lo fútil e intranscendente, se olvida del rencor y actúa. Por ese campo fértil transitará nuestro Carro de la memoria, portando la causa AMIA. Diecinueve años de reclamos inútiles. Ochenta y cinco víctimas cada vez mas presentes. Impotencia, frustración, desconsuelo. La mala memoria no es el olvido. Es la memoria paralizante, disciplinadora, es la memoria como éxito del terror.



1 - 18 I Carro de la memoria. Marco teórico

Nuestro carro es austero y noble. Traccionado a sangre, se propone atravesar los dificultosos senderos de las complicidades, los silencios que lastiman y los tiempos eternos de la impunidad. Será arrastrado por todo un pueblo en busca de justicia, porque la onda expansiva del terror solo se detiene frente a la justicia. El carromato entrega su motricidad a la propia causa AMIA. Sus ruedas están realizadas con las miles y miles de hojas de papel que la causa acumula en estos diecinueve años de lucha. Testimonios, pericias, pruebas, declaraciones que vuelcan su carga probatoria por las calles de la ciudad, desde el Hospital del Clínicas —primer destino del horror— hasta las puertas mismas de la AMIA. La fortaleza de estas ruedas se funda en el dolor que se esconde entre la tinta, en la impotencia de los deudos, en la presencia eterna de las víctimas. En las cientos de manos de jóvenes estudiantes que pegaron uno a uno cada folio de la causa, cintas mágicas de papel configuran ruedas místicas que nos conducirán hacia la verdad, la memoria y la justicia. Si la invención de la rueda cambió el curso de la civilización humana, la invención de estas ruedas colectivas, forjadas al calor de manos jóvenes y comprometidas, cambiarán los años de frustración por la justicia que todos nos merecemos. Ruedas fuertes como ninguna. No solo soportan rústicos maderos. La causa AMIA, como fuerza motriz, cargará consigo las injusticias perpetradas contra todo un pueblo. Sobre el Carro de la memoria hay lugar para treinta mil desaparecidos, para Jorge Julio López, para Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, para Mariano Ferreyra, Candela Rodríguez, Miguel Bru y todas


1 - 19 I Carro de la memoria. Marco teórico

las víctimas del gatillo fácil, los jóvenes de Cromañón, los muertos de la estación Once, los condenados a la calle y los postergados de todos los rincones. Sobre estos maderos esperanzadores cabe todo un pueblo; llevémoslo a destino entre todos, no dejemos que la impunidad detenga su camino. Mi agradecimiento a las autoridades de AMIA en nombre de su Presidente, Leonardo Jmelnitzky y de su Director Ejecutivo, Daniel Pomerantz, por abrirme generosamente las puertas de su casa. Por permitirme acceder con total libertad a los archivos de la causa —verdaderas cajas de Pandora—, de donde brotaban nombres (que uno desearía no escuchar nunca más), identikits y fotos de fantasmas del horror, chicanas y trampas que conviven con testimonios estremecedores. A la profesora Batia Nemirovsky, Directora del Departamento de Educación de AMIA, por confiarme el ingreso a los colegios Tarbut, Scholem Aleijem, Talpiot y al Yeshurun Toráh High School, y tomar contacto con jóvenes de rostros transparentes, vitales y expectantes que se entregaron con total disposición a la concreción de este proyecto. A Laura Hirsch, Ramón Pared —Intendencia de AMIA— y todo el personal actuante por su cordialidad, solidaridad y profesionalismo. Por último a Elio Kapszuk, Director del Espacio de Arte AMIA, por su aporte en el área curatorial, donde su experiencia y sensibilidad fueron grandes contribuciones para la concreción de una obra de tanta complejidad. En lo humano por su comprensión y acompañamiento, y fundamentalmente por su compromiso inquebrantable en mantener viva la memoria de una tragedia que, a diecinueve años de ocurrida, enluta el corazón de todos los argentinos.


2 - 20 I Carro de la memoria. Proceso constructivo

causa amia

Registro del archivo y fotocopiado de los expedientes






2 - 25 I Carro de la memoria. Proceso constructivo

confecciรณn de los rollos

La causa AMIA encuentra su propia tracciรณn

escuelas secundarias participantes: colegio tarbut. scholem aleijem. instituto talpiot.yeshurun torรกh high school







1 - 31 I Carro de la memoria. Marco teรณrico




2 - 34 I Carro de la memoria. Proceso constructivo

taller

Realizaciรณn y ensamble de la obra





3 - 38 I Carro de la memoria. Exhibiciรณn

intervenciรณn urbana

El Carro de la memoria inicia su camino en busca de justicia 11 de julio de 2013, 11 hs.

av. cรณrdoba y pasteur. buenos aires. argentina






3 - 43 I Carro de la memoria. Exhibiciรณn

instalaciรณn y audiovisual

Espacio de Arte AMIA

11 de julio - 16 de agosto de 2013




3 - 46 I Carro de la memoria. ExhibiciĂłn

audiovisual

Carro de la memoria [2013] Video color, HD, estĂŠreo, 30 min.


Registro audiovisual del proceso de creaciรณn, construcciรณn, partipaciรณn colectiva, intervenciรณn urbana y posterior instalaciรณn de la obra en el Espacio de Arte AMIA.




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