Encuentro 60 - Noviembre 2013

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Ü ESPECIAL Ú El encuentro musical “Un tango para Francisco”

El Papa tiene su propio tango

Con la intención de unir el espíritu alegre, solidario, emotivo y argentino del Papa Francisco, el miércoles 6 de noviembre se realizó un encuentro musical denominado Un “tango para Francisco” en la iglesia de Santa Catalina (San Martín 705) con entrada libre y gratuita. Edmundo “Muni” Rivero interpretará por primera vez el tango en vivo junto a la orquesta de José Colangelo; también estará presente la cantante Liliana Cassini, el ballet de Héctor Falcón y la locución y animación de Fernando Bravo. Además se proyectarán imágenes y videos de los momentos más emotivos de la visita del Santo Padre al Brasil, en julio pasado, y habrá una muestra fotográfica a cargo del fotógrafo Enrique Cangas. La idea de “Un tango para Francisco” surge del propósito de celebrar el primer aniversario de la presencia del entonces cardenal Jorge Bergoglio en la iglesia del exmonasterio de Santa Catalina para el lanzamiento de la edición Cono Sur de la revista Vida Nueva. La grabación de “Ahora, Papa Francisco” fue entregada al Papa en su reciente visita a Río de Janeiro con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. “Las conmovedoras palabras de agradecimiento y júbilo pronunciadas entonces por Francisco alentaron la idea del estreno público”, consignaron los organizadores. El encuentro tuvo como finalidad colaborar en la acción caritativa de la Iglesia a través de Caritas Buenos Aires, por lo cual invitaron a las empresas y al público en general realizar donaciones a través de transferencias bancarias: TITULAR: Caritas Buenos Aires Iglesia Católica - CUIT: 30-538041544 – Banco Galicia, Sucursal Nº 314 – Cuenta Corriente en Pesos – Nº de Cuenta 786/5 314/2 – CBU: 00703145 20000000786528.

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Ú Dejemos cambiar y transformar nuestro corazón de piedra en corazón de carne

DEJEMOS QUE JESÚS NOS LLAME POR NUESTRO NOMBRE Queridos hermanos y hermanas. ¡Buenos días! La página del evangelio de Lucas de este domingo nos muestra a Jesús que en su camino hacia Jerusalén entra en la ciudad de Jericó. Esta es la última etapa de un viaje que reasume en sí el sentido de toda la vida de Jesús, dedicada a intentar salvar a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Pero cuanto más el camino se acerca a la meta, tanto más entorno de Jesús se va cerrando el círculo de hostilidad. Y mismo en Jericó sucedió uno de los eventos más gozosos narrados por san Lucas: la conversión de Zaqueo. Este hombre es una oveja perdida, es despreciado y ‘excomulgado’ porque es un publicano, más aún, el jefe de los publicanos de la ciudad, amigo de los odiados ocupantes romanos, un ladrón y un explotador. Una ‘linda figura...’ es así. Impedido de acercarse a Jesús, probablemente debido a su mala fama y siendo pequeño de estatura, Zaqueo se trepa a un árbol para poder ver al Maestro que pasa. Este gesto exterior, un poco ridículo, expresa entretanto el acto interior del hombre que intenta ponerse por encima de la multitud para tener un contacto con Jesús. Zaqueo mismo, no entiende el sentido profundo de su gesto, no sabe bien por qué hace esto pero lo hace. Tampoco osa esperar que pueda ser superada la distancia que lo separa del Señor, se resigna a verlo solamente pasar. Pero Jesús cuando llega cerca de ese árbol lo llama por su nombre: ‘Zaqueo, baja rápido, porque hoy voy a detenerme en tu casa”. Aquel hombre pequeño de estatura, rechazado por todos y distante de Jesús está como perdido en el anonimato. Pero Jesús lo llama y aquel nombre, Zaqueo, en el idioma de aquel tiempo tiene un hermoso significado lleno de alusiones. Zaqueo de hecho significa: Dios recuerda.

Y Jesús va a la casa de Zaqueo, suscitando las críticas de toda la gente de Jericó: porque también en aquel tiempo de habladurías había tanto. Y la gente decía: ¿pero cómo, con toda la buena gente que hay en la ciudad va a quedarse nada menos que a lo de aquel publicano? Sí, porque él estaba perdido y Jesús dice: ‘Hoy en esta casa vino la salvación, porque también él es hijo de Abrahán’. En la casa de Zaqueo aquel día entró la alegría, entró la paz, entró la salvación, entró Jesús. No hay profesión ni condición social, no hay pecado o crimen de cualquier tipo que sea, que pueda borrar de la memoria y del corazón de Dios uno solo de sus hijos. Dios recuerda, siempre, no se olvida de nadie de los que ha creado; él es padre, siempre a la espera vigilante y amorosa con el deseo ver renacer en el corazón del hijo el deseo de volver a casa. Y cuando reconoce aquel deseo, aunque fuera solamente dado a entender, y tantas veces casi inconsciente, le está a su lado y con su perdón vuelve más leve el camino de la conversión y del regreso.

Miremos a Zaqueo hoy en el árbol, ridículo, pero es un gesto de salvación, pero yo te digo a ti, si tú tienes un peso sobre tu conciencia, si tú tienes vergüenza de tantas cosas que has cometido, detente un poco, no te asustes, piensa que alguien te espera porque nunca ha dejado de acordarse de ti, de recordarte, y ese es tu padre Dios. Trépate, como ha hecho Zaqueo, sube sobre el árbol del deseo de ser transformado. Yo les aseguro que no serán desilusionados. Jesús, es misericordioso y nunca se cansa de perdonarnos. Así es Jesús. Queridos hermanos y hermanas, dejemos nosotros también que Jesús nos llame por nuestro nombre. En lo profundo de nuestro corazón escuchemos su voz que nos dice: ‘Hoy tengo que quedarme en tu casa’, yo quiero detenerme en tu casa, en tu corazón, o sea en tu vida. Recibámoslo con alegría. Él puede cambiarnos, puede transformar nuestro corazón de piedra en corazón de carne. Puede liberarnos del egoísmo y hacer de nuestra vida un don de amor. Jesús puede hacerlo, déjate mirar por Jesús. Revista ENCUENTRO | NOVIEMBRE 2013


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