Romper el tiempo

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Carmen B. Barc贸n Romper el tiempo

Los poemas se meten dentro de uno como la humedad en los huesos. Juan Carlos Mestre

Los escritores b谩rbaros


Autor: Carmen Batista Barcón. Imagen de portada: Carmen Batista Barcón Diseño de portada: Vade Retro Colección Los escritores bárbaros. losescritoresbarbaros.blogspot.com Copyleft: esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento NoComercial 3.0 Unported de Creative Commons. Se permite su reproducción total o parcial y su modificación, masticación y defecación siempre y cuando éstas sean sin ánimo de lucro. Para la maquetación de este documento se han utilizado programas de software libre como Ubuntu, LibreOffice o Scribus. Maquetador: e;bés. Estaremos encantados de ayudar a cualquier persona interesada en editarse de manera independiente.




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DE PRIMERAS Dulces melodías de versos enterradas Salones de violines, de verdes praderas, de lagos y |nenúfares flotando en las palabras. Tristes gaviotas vuelan Viajar, beber, reír, hablar Matemáticas en las palabras, ocultismo e |intimismo, mano a mano, mano sobre mano. Cientos de pequeñas Sonrisas Que no caben en tan pocos centímetros Que no crecen en tan Pocos centímetros. No digo lo que digo porque vivo lo que vivo. Salones de violines, esperando la parte blanca de la |noche Enredada en la cabeza del vagón del único tren que |lleva a las palabras Círculos que retornan al tiempo desde el tiempo |siendo refranes sin Siquiera darse la vuelta.

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ACEITUNAS Un día, paseando por la calle me encontré un bote de aceitunas, era verde, ¡claro, aceitunas! Dentro del bote verde de aceitunas, habría aceitunas verdes, porque el bote era verde y no negro. Si el bote hubiera sido negro, las aceitunas verdes del bote verde de aceitunas, en este supuesto caso negro, habrían sido negras. En resumen, en el bote verde (y no negro) de aceitunas verdes (y no negras) había aceitunas no negras sino verdes porque el bote no negro sino verde era verde como las aceitunas que había en su interior. Lo abrí y eran pepinillos.

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ELLA ERA EL YO Tenía el alma y los ojos Rotos. Ella era el Yo. Era el Yo poético. Era el Yo suplicante. Era el Yo perdido Y recuperado. Era el Yo ficticio. Era el Yo supremo. Ella era el Yo Que no era yo. Que ni siquiera era ella Ella era el Yo Mutado en él.

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NUBES ROJIZAS AL ATARDECER Buscaba un final. Buscaba el final. Buscaba el final perfecto. Océanos de tinta negra cubrían sus manos, agarrotadas, cansadas, rogando a su dueña que diera fin a su sufrimiento. Sus ojos enloquecidos recorrían con ímpetu las letras, párrafos, estrofas, palabras, delirios, versos... aquella maraña inconclusa, siempre inconclusa. ¡Cuánto tiempo invertido! ¡Cuántas horas gastadas! Ya era imposible cuantificar en medida alguna el estado de obsesión por hallar El Final. Su cuerpo había llegado a ser un continuo de materia orgánica e inorgánica, los límites entre sus dedos y la pluma se habían disuelto, el asiento sobre el que su cuerpo en tensión reposaba era un apéndice más. El tiempo empeoraba, no estaba claro cuál, pero empeoraba. Las horas llovían, los rayos pasaban. Fue raro... o no... o realmente ni siquiera fue. El tiempo empeoraba, o eso creía ella... él... ello... aquello en lo que se había convertido.

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LLÉVAME A LO OSCURO La curiosidad me mata. Tú me matas y quiero degustar la muerte a tu lado. Quiero hacer el amor con tu reflejo, quiero saber lo que significa el infinito contigo, me muero por morirme en un muramos. Quiero bajar al infierno agarrada de tu mano, quiero arder en llamas a tu lado, quiero nadar en tu oscuro mar. Quiero que todo me de igual, quiero saber lo que ya sabemos y ver lo que nunca veremos. No puedo seguir hablando en silencio contigo, no puedo seguir diciendo palabras que no dicen lo que yo digo, quiero escribir poesía en tu pecho y que tus manos acaricien mis versos. Suspiro por tu alma oculta, deseo probar lo amargo de tus labios y morir en tu eterna mirada. Necesito ser coronada princesa de tu reino maldito, y que me arrastres a tu mundo ardiente. Deseo el veneno de tu piel, el brebaje que tus palabras mudas me ofrecen. Quiero herirte con mis flechas, quiero morir con tus dagas.

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AL FINAL PAMPLINAS No me cuentes milongas, Ni me vengas con pamplinas. No me digas una sarta de Palabras atrancadas como una mísera hoja seca En la rejilla de ventilación. Ahora cállate que estoy Escuchando la luna. Ahora cállate Que el verano viene cálido, Como era de esperar. No te pienso. Insultar. Aunque sé que es lo adecuado Sé que es lo necesario Para la supervivencia de (alg)una especie, Pero no voy a ir a ti con las mismas pamplinas De siempre. No pienso dormir, Sufro de insomnio voluntario. Ya dormiré de repente Cuando las consecuencias decidan, Que ahora se me gasta la tinta del boli. Hoy ya es mañana Por la mañana. Un señor barbudo y desaliñado Sabiamente me ha ¿y yo qué hago cabalgando sin montura? Contado desde la ventana Cerrada, |10|


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Cuadrada, Que las pamplinas son cosas chiquitinas, Que las promesas valen más que las palabras. Qué cosas dicen en la tele... No me vengas con esas pamplinas, Me gustan de otros colores. Rízame el rizo. Aráñame las uñas. Muérdeme los dientes. Mírame en los ojos. Haz lo propio de la estación pasada. Sin prisa, pero sin pausa. Sin pausa, pero sin tinta. Tengo intención de (no) madrugar. Espero una estúpida promesa... Pamplinas. Tres puntos. Acuérdate, O ya te recuerdo yo, Pero date prisa, se me acaba La tinta Del boli. Nunca dejes de apuntar En un papel en la nevera Con tu insulsa y convulsa Letraja Que me debes tres años De absurdas Chiquitinas y dulces

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MANOS Sus manos eran extrañas, delataban su esencia, parecían tener vida propia, pasando las hojas como si fuera el tiempo. Ligeramente iluminadas por los primeros rayos de sol, se veían ágiles, pacientes, ligeras, frágiles. Sin embargo parecían infravaloradas, descuidadas, siendo tan especiales como eran nadie se había fijado en ellas, nadie había visto poesía en ellas y sólo miraban que su piel estaba tensa y que los tendones se marcaban y que sus dedos eran demasiado largos y que sus nudillos estaban enrojecidos. Nadie había intentado escuchar la voz de sus manos, nadie había visto que sus manos son su espejo.

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ANACRONISMOS El laberinto de Ariadna está repleto de trenes y de instrumentos mal tocados. Los hilos de esta joven son de acero, y hay señores haciendo claveles de colores con papel pinocho, perfumados con un frus de una colonia posiblemente barata que he tenido el gusto o el disgusto de no oler. Veo como cada mañana se marcha despacito el champú entre mis pies, mezclado con el gel de marca blanca, y sin embargo no se lleva esta capa de poesía. Cuando digo que me paro a contemplar mi estado, pocos piensan en otras cosas. Malditas palmeras, no deberíais estar en Madrid. Cuánta crueldad... he de confesarles que hay quien da a luz un poema y acto seguido lo descuartiza con ayuda de esos cuchillos tan gloriosos que anuncian por las teletiendas. ¡Madre mía, qué vomitona más (inserte adjetivo al gusto)! Yo, con su permiso, voy a decir anacrónica.

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EL ÚLTIMO CIGARRILLO Saltaba exultante en su nube, rebotaba su risa en los límites del universo, explotaba de alegría y en realidad moría por dentro. Locus amoenus y Locus terribilis en el mismo |espacio, el héroe y el villano, la vida y la muerte juntas en la misma pócima. Como el alcohólico que se vacía de vida según vacía |su botella. Como el fumador empedernido que consume su |existencia mientras consume su último cigarrillo. Sin poder parar, Sin querer seguir, Sin poder seguir, Sin querer parar.

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FALSAS APARIENCIAS Pensé que todo sería como no quería que fuese, pero es como odio saber que es. Las palabras escritas en tintas ajenas no dejan de ser interrogantes en la propia memoria. No se debe fabricar un paraíso prohibido en un inhóspito desierto. El dolor es más intenso cuanto más intensa es la pasión. Lo prohibido es más vetado cuantas menos posibilidades haya de acabar en el infierno. Y teniendo el sol quiero la luna, y no teniendo la luna desprecio el sol. Teniendo fuego en la mano hielo es lo que toco, y el fuego que deseo en lo oscuro se encuentra. Soy mi propia enemiga, soy mi súbita verdad, soy tu imposible, soy mi ojalá. Pusiste en funcionamiento lo que supiste que nunca funcionaría. Me ataste con férreas cadenas al cadáver de lo que nunca estuvo vivo. Sin saber estoy, sin saber estás, desconoces mi conocimiento y desconozco la verdad.

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MAL MOMENTO Ayer en mala hora me vinieron unos versos a la lengua sin tener tinta a mano. Hoy, con todo disponible y dispuesto echo de menos a esos pequeños inoportunos que han ido a parar al cajón de “Olvido por falta de material”.

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LA NOCHE GIRATORIA Y subida en lo alto de esta noche giratoria me pregunto por qué gira y por qué es noche si aún sigo despierta. Me asomo a la ventana y veo París, Dublín, Berlín y Atenas mientras a lo lejos los basureros bailan con las farolas. Fumo despacito en mi cabeza, chupo la boquilla y noto que el sueño juega en el piso de arriba. El sillón se enrosca poco a poco alrededor de mis piernas hasta hacerse calcetín y dejar marca odiosa, pero que con gusto araño mientras sigo asomada a esa ventana. Y barriendo las plumas de la almohada con los pies, croqueteo entre las sábanas y con la pluma me rasco la nariz y con la bombilla me caliento las orej... ojeras. Se me revuelven las erres y las jotas. Me pongo mi traje de noche y suelto los cabellos por la ventana, para que el sueño trepe, trepe hasta lo alto de esta noche giratoria que ni gira ni es noche, porque aún estoy despierta. |17|


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E

ESE

ENE

O

Tengo una brújula en el bolsillo, suelo pensar en mi brújula cuando decido que es hora de pasificar un poco más los adoquines. Me gusta meter la mano en el bolsillo y hacer que se posean mutuamente, amándose hasta el extremo, pero ocultas en el bolsillo. Los relojes de bolsillo lloran desconsolados mientras yo escucho música en silencio y acaricio mi brújula con la punta de los dedos. Madrid es una ciudad suficientemente grande como para albergar uno o dos universos y en la que la mierda se disfraza de moda. Mi modesta brújula vela a oscuras por mi anonimato. Despacito voy hilando posesivos por entre uno o dos universos y pasito a pasito voy borrando mi cara de los ojos de la gente. Los relojes lloran tan fuerte que manan los ríos de sus ojos numerados, se evaporan discretamente y vuelven como lluvia. En estas ocasiones me siento con mi brújula a ver llover, que por muchos refranes lluviosos que se entonen, la lluvia sigue siendo lluvia y los refranes, palabras. |18|


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LA VERDAD Voy a decirte una mentira. Voy a mentirte hasta pasar por verdad. Voy a falsear tu entendimiento y a poner en negativo tu razón. Voy a saber que miento, vas a ignorar la verdad. No temas, será sutil, será dulce y edulcorado. Amarás mi mentira, desearás mi mentira, morirás por mi mentira. Te abriré los ojos, te taparé los oídos, te llevaré de la mano y acariciaré tu mejilla con amor y ternura. Tomarás mi mentira por verdad, la adoptarás como método de supervivencia, porque no seré tan cruel de dejarte sola frente a la mentira. En mi sonrisa estará tatuada la verdad en letras de tinta negra, pero olvidarás cómo soy, pues yo soy mi propia mentira. Ya no sentirás los segundos vividos, sino los que restan para morir. No sufrirás, no llorarás, no serás feliz ni infeliz, no sentirás. Tranquila, yo te acompañaré, siempre |19|


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detr谩s, siempre contigo. Voy a decirte una verdad. Voy a hacer que me creas hasta que pase por mentira. Voy a aclarar tu entendimiento. Voy a reestablecer tu raz贸n. Shh... tranquila, ya sobrevives en la verdad, ya sobrevivo en nuestra mentira.

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SAL Estaba sentado en los lindes de la tierra, escudriñando el mar. Buscaba entre las olas lo que la vida le robó. Sus ojos recorrían la salada masa de agua destilando su propia sal, quemándose la lengua con el picor del maldito mineral.

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SER SÓLO VACA A pasos agigantados se convertía poco a poco en una vaca. Daba lástima verle... con esa espectacular mirada bovina y bobalicona. Ya se intuían los cuernos entre su pelo, ya se entreveían las manchas oscuras en contraste con su pálida piel. Poco a poco pasaba a formar parte de esa especie que depende por completo de aquella otra que la mantiene únicamente por interés. Si por lo menos hubiera pasado a ser un caballo, o una sencilla cabra, pero estaba siendo vaca... Pasarán los días y sólo rumiará y dará leche sin apenas darse cuenta, sin ser feliz ni infeliz, sólo siendo vaca.

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BOMBEO DEL SUBURBIO Nucas en los ojos y alientos en la propia. Goteando cada pie, Cansado, Sudado. Desde fuera debemos ser maravillosos, Uno solo que entraña miles. Peces, gaviotas, borregos. Comida de gusanos escacharrados, Sucios, fríos, caldorros, Amasijo de historias. Derecha, arriba, de frente, Izquierda, abajo, Comida. Alimentos vomitados cada dos minutos. Espantapájaros de los ratones, Ratas de alcantarillado. Sucio torrente Con pulso propio, ajeno y Extraño. Bombeo del suburbio, Latidos inherentes a Madrid. Letras rítmicas de versos enterrados. Desde arriba debemos parecer Maravillosos. Ay señor Metro, Ay señor Metropolitano, |23|


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Cu谩ntos putos minutos faltan Para que mates de un vez Por todas Estos malditos versos desganados.

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N O C T U R N A NÂş 1 El aire frĂ­o y cortante de invierno me roza la piel mis y ojos arremolinados como los violines silban a la noche que nunca deja de observar los mechones sueltos que bailan al son de las cuerdas. Mis hombros encuadrados en el marco de la ventana recortan las estrellas en el suelo de la habitaciĂłn arropan su sombra con la cuadriculada manta que abriga y protege a la noche de mi calor.

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FICCIÓN A J. Ilarraz A veces creen que llevo una máscara. A veces intentan hacerme creer que llevo una máscara. La máscara soy yo. La máscara es el aire.

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SOY CONSECUENTE Están todos allí y yo estoy aquí. Lo sé porque me veo reflejada en el cristal del vagón. Me da miedo explicar que me da miedo sentirlo. Sean consecuentes, yo ya lo soy, aunque no lo sea. Tengo pulso en las manos, en el cuello y en la cabeza. Soy el jodido relojito del Whatsapp, siempre inoportuno, siempre desesperante, siempre inmóvil. Me veo los ojos en el espejo, y tú, Puta, vienes y te vas, igual que lo inefable. ¿Pretendes que pida perdón por decir tacos? ¿pretendes bailar conmigo esta suicida danza de la muerte? ¿A qué juegas, si es que acaso juegas? Ten en cuenta las consecuencias que significas, por mucha soledad, por muchas bofetadas que me eches encima, yo sigo estando aquí. No me vas a molestar más, ni siquiera vas a retorcer mi realidad, |27|


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s贸lo sumas dos puntos m谩s a estos tres defectuosos puntos suspensivos...

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CADAVIVO Por más que escudriñó su imagen en el espejo, seguía estando vivo. Miró por aquí, miró por allá, y sí, indudablemente seguía inexplicablemente vivo.

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INVOLUCIÓN A M. Cristóbal Vivo sin escuchar nada. No soy consciente de los sonidos que vibran en mi entorno. No me sorprendo de la música que caracteriza mi ecosistema. Habito en un silencio forzado. Me puede la curiosidad, necesito oír y escuchar, me veo en la obligación de regalarle a mi sentido la capacidad de sorprenderse. *** He tardado en conseguir despegarme la rutina de la piel, para lograr escuchar su sonido. Estoy asombrado de lo que suena en derredor. Al eliminar el factor de la normalidad he descubierto un mundo sorprendente, estoy escuchando las novedades que me brinda mi ya usada vida, antes enmudecida. *** Ha comenzado una lucha. Ahora empiezo a ser consciente del error que he cometido. He quebrado la cáscara que insonorizaba este estruendo. Noto que la locura me aguarda. Las |30|


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repetitivas cadencias de mi día a día se repiten con odiosa insolencia. Quiero que pase el tiempo, quiero que pase mi tiempo para librarme de esta cruel tortura, pero hasta el tiempo repica en mis oídos. Ya no puedo vivir, no puedo hacer otra cosa más que escuchar los ruidos de mi alrededor que cada vez son más intensos. Empieza a invadirme el miedo. Tengo que huir. *** No soy consciente del movimiento de mi cuerpo, mis sentidos han sido anulados, mis sensaciones están nubladas, sólo soy capaz de escuchar. El viento corta en mis oídos, percibo el golpeteo rítmico y constante de mis pasos acelerados, oigo el movimiento del aire entrando y saliendo de mis pulmones con velocidad constante. Ya no escucho la melodía de la ciudad, no está el palpitar de su música infernal, sólo el latir de mi corazón. *** No he recuperado el control de mi consciencia, sólo me guío por los sonidos. El miedo no me ha abandonado, lejos de disminuir ha aumentado. Me doy cuenta de que los susurros de la |31|


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naturaleza son demasiado desconocidos. La poca conciencia que conservaba en la ciudad, viviendo entre sus gritos, se ha esfumado al verme sumergido entre la extrañeza del campo. El terror sigue aferrado a mí. *** Ha comenzado mi involución. Los siseos constantes de mi nuevo entorno ya forman parte de mí, ya es lo único que forma parte de mí. Soy un único sentido. *** La calma ha sustituido al pánico. Una calma desconocida, una tranquilidad que nada tiene que ver con la rutina. A pesar de ser desconocida no me asusta. Mi yo, mi nuevo yo despojado de cuatro sentidos cada vez está más quieto, más ausente. El silencio ha llegado. La nada me ha invadido.

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GUERREANDO Un día, cuando tenga dinero, me compraré una tablet. Y ese día iré por la calle dando tabletazos a los asesinos confesos de los libros de papel.

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LOS ASTROS DESAPARECIDOS DE MADRID Bajo las dos únicas estrellas sin brillo de Madrid, sus dedos arrancan unas notas lastimeras a las cuerdas de la guitarra. El viento baila con la triste melodía haciéndola flotar por entre los edificios. Varias orejas bohemias y curiosas acogen con gusto la melancólica canción del viento, que se abre paso por el oído hasta conseguir que el cerebro obligue a reaccionar a todo el vello del cuerpo. Sus dedos corren veloces arañando los acordes, casi culpándolos a ellos de su triste realidad. Pronto algunas lágrimas traicioneras acarician la caja de la guitarra, dejando surcos salados en la brillante superficie. La onírica canción que sus labios pulen, rasga sin piedad su garganta y con ella su voz, impidiéndole dar fin y por tanto muerte a tal melodía. Las cuerdas vocales no son ya capaces más que de albergar amargos sollozos, que acusan desesperados a ese claro cielo nocturno de Madrid, del que ella no pudo haber estado más enamorada. Lástima que éste no fuera capaz ni de corresponder las dulces canciones para él compuestas iluminando las noches solitarias de su enamorada con la luz de sus ausentes estrellas.

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SEGUNDOS DE FELICIDAD La monotonía pesaba sobre mis hombros; las mismas personas, las mismas voces, la misma habitación, la misma mesa, la misma silla, lo mismo… Antes me gustaba la monotonía, era algo que me daba seguridad, pero ahora era una cosa de niños a mis ojos, necesitaba algo inesperado, algo impactante… y sucedió. Levanté la vista y la vi, estaba allí, impasible, acariciada por figuritas de algodón blanco inmaculado que navegan tranquilas surcando los cielos, que al fin y al cabo es su mar. Mi vista se clavó en ella, no podía separarme de su belleza en pleno día, no me atrevía a bajar la mirada y hundirme en las arenas movedizas que arrastran a la desesperación. Las voces animadas que fluían a mi alrededor no eran más que susurros en un segundo plano, pues ella me tenía flotando en otro mundo. Tenía miedo de que me sorprendieran en mi evasión, pero algo me hacía quedarme con ella, con la mente en blanco por primera vez desde hacía semanas… pero al instante, casi sin avisar apareció una avalancha de oro blanco y la tapó, cubrió esa

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paz que me tenía absorta en esos segundos de felicidad, la hizo desaparecer. Esa mole ocultó un bello azul intenso que hacía de ella la única irregularidad en el plano. Se había ido sin dejar rastro, me había dejado en un mundo en el que si no luchas por ser comprendido, serás olvidado. La luna me había abandonado.

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ALEATORIO Una canción dulce y lenta resuena en mis oídos y aún estando rodeada de gente no puedo evitar tararearla y moverme ligeramente al compás. Miro las cabezas de la gente. Me pregunto qué resonará en ellas. Tendemos, o tiendo a escucharme tanto que olvido por momentos lo que tengo alrededor. La melodía ha cambiado. El aleatorio de mi reproductor casi me enamora. Me digo a mí misma que aún me faltan títulos... y contactos... y finales... y definiciones... y experiencia.... y ganas... no, ganas no. Tengo tantas cosas en la cabeza, tantas cosas que voy almacenando y diseccionando, que a veces me sobran voces fuera. Y cada vez amo más el aleatorio, es como mi vida; los que viajan a mi lado sólo pueden oír un leve murmullo, sólo pueden imaginar lo que hay al otro lado del auricular, quizás pueden intuir el ritmo básico, pero no pueden saber las ganas irrefrenables que tengo de pararme en este pasillo y cantar a voz en grito, olvidando que un puñado de desconocidos caminan a mi lado. |37|


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RAÍLES Cabalgaba sobre las estaciones aquel húmedo vagón en el que viajaba, y al salir del tren el sol ya no brillaba sobre su nuca.

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TINTA CONTRA NADA Es un insulto que mi tinta viva así. Es innombrable que me vea obligada a lo inefable. Sin embargo la tinta negra ha conseguido cautivar lo cautivado, ha conseguido, sin saber, lo que niega en sus trazos. La tienta negra ha logrado activar lo que se había detenido. Yo no tengo ninguna potestad en la batalla que me atañe. Nada contra ti, tinta contra nada. Y de aquí en adelante sólo está el abismo, la nada, la niebla, la tinta negra. No tengo espada y mi escudo es de papel blanco, en el que la tinta escupe penas que tornan en alegrías. Nada contra ti. Tinta contra nada.

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UNA MUERTE Con la muerte se le borró el acento. Se le apagó la voz, con la muerte se esfumaron sus palabras. Con la muerte la vida enroscada en la carne blanca se tornó aire, soplando como brisa suave, navegando por casualidad en bocas extrañas. Con la muerte el brillo de sus ojos se tiñó de aceite espeso, como el aire húmedo y pesado que queda dentro del ataúd. Las estampas amarillas tan fuertemente almacenadas se vuelven polvo y arena prendidos en la toga de la pétrea mujer. Con aquella muerte borraba esa vida. Con esa muerte se enfriaba esta gélida sonrisa. Con esta muerte quedaba grabada aquella vida. Con su muerte pasó a la atemporalidad, pasó a la eterna existencia. Con su muerte pasó a la inmortalidad.

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PUTA Y la noche se empieza a colar por entre las ventanas. La noche, que no usa tópicos ni palabras con borlitas colgando de las eses. Esta noche que se cuela no era noche de visitas, era noche de café, sillón, cojines y cigarrillos. Y tú, Puta, te cuelas en la noche y la noche por entre las ventanas, y tú, Puta, me haces ver ballet en el humo curvilíneo, y tú, Puta, que tanto te quiero y tan puta eres, me haces cosquillas en los dedos y me invitas con tu puta sonrisa a escribir unos versitos en esta noche que, por supuesto, no era de visitas.

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EL ABSURDO EMBELESO Madrid tiene algunas esquinas que huelen a colonia barata de señora mayor, a tierra mojada y a poemas. Madrid no tiene estrellas, tiene sombras y muchas más luces de las necesarias. Madrid lleva historias en sus taxis, Madrid tiene árboles secuestrados y vida en el subsuelo. Madrid tiene sombras que bailan por la noche en los cuadriculados adoquines. Madrid no tiene estrellas... en el cielo. Madrid está llena de pares de estrellas en las calzadas. En Madrid la primavera no existe, Madrid no florece, ni huele a rosas, ni cambia de color. Madrid siempre huele a asfalto caliente, a Castellana, a Retiro adormecido, a gente a todas horas, a risas, a lágrimas y botellas rotas con sueños derramados. Madrid suena a motor, Madrid es un motor, siempre en marcha, siempre ardiente. Madrid suena a Sol. Madrid es un sueño real y una realidad soñada, Madrid es la controversia, el desconcierto, el oxímoron, el absurdo embeleso.

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PISAR A CIEGAS Pocas veces me veo la planta de los pies, y puede que esto sea un problema a la hora de reconocerlos en la secci贸n de objetos perdidos.

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UN ENTE IMPLOSIVO Se acurrucó. Se acurrucó tanto en sí mismo, huyendo del frío, que dejó de ser para ser un ente implosivo. Vivía dentro de sí, escudriñándose por dentro, viviendo al revés, siendo una angustiada aceituna que busca su hueso. Se acurrucó. Se acurrucó para no dejarse ver. Se acurrucó sin saber que dejaría de ser para empezar a ser un no ser. Se acurrucó sin ver. Cerró los ojos para cerrar su ser. Se acurrucó. Se acurrucó como una avecilla debajo de su ala, bajo las plumas entrecruzadas de sí mismo. Se acurrucó para volar dentro de él, con sus propias fronteras, con la libre soledad que mora en su interior. Se acurrucó para librarse de la extrema libertad que, impuesta con cadenas, no eligió sobrevolar.

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MUTACIĂ“N Sin previo aviso hoy he vuelto a ser nube. Sin ser yo nada de eso, sin beber de ninguna copa ajena, sin nadar por entre las alcantarillas, pero hoy he vuelto a ser nube.

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ME DUERMO ESTANDO DESPIERTA Me han dicho que los versos malos son los que te hacen ser poeta. El viento fresquito de primavera es el que me hace moquear. ¡Y qué le voy a hacer si soy tan susceptible como una letra de tinta! Cuando me duermo estando despierta sueño la realidad, asustada como un pequeño gorrión rodeado de niños curiosos con las manos pegajosas y sucias. Soy de ciudad, nunca conocí muchos tipos de pájaros. Ni de árboles. Más adelante los que llevan gafotas, pajaritas y corbatas chillonas relatarán poéticas de la suciedad y los berretes del suelo y de los vagones. ¡Y qué le voy a hacer si soy tan influenciable como una buena palabra! No me interrumpas con tus alardes, Mezquino, ya sé que se me olvidaron los pañuelos de papel en casa (o kleenex, pero no cobro la publicidad). Ya sé que estamos en primavera. Ya sé que las pequeñas ruedecitas no van a dejar que me duerma. No voy a redundar.

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EL SEPULTURERO Sus pies desgastados erosionaban el suelo que pisaba. A paso lento arrancaba pedacitos de la ciudad. Eran su obra los hoyos mortecinos, eran su vida los nichos precarios en la húmeda madera. Con infinita dulzura escarbaba madrigueras funestas al amor. Con su sonrisa de ojos claros, con su orgullo enrarecido profetizaba el entierro de los que él mismo precedía. Con ternura trataba la muerte, con tibia soledad abrazaba su título impuesto. Con calidez sepultaba los futuros finales.

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CURIOSOS DIEZ MINUTOS Todos los días se detenía delante de las escaleras de la boca del metro. Se detenía allí, muy quieta, apoyada en la vieja vallita de enfrente. Chupaba lentamente de la boquilla del cigarro y observaba durante unos diez minutos las escaleras que descendían a las entrañas de la ciudad. Quizás apartaba un fragmento de cristal del suelo, quizás se aovillaba en su chaquetón, acosada por el frío, pero día tras día se paraba seriamente a mirar esa boca del metro. La gente que frecuentaba esa estación a la misma hora que la muchacha, la reconocía enseguida por sus rizos alborotados, o por sus muchas zapatillas de colores, que podían ser todas iguales, o todas diferentes. En realidad la reconocían porque siempre estaba diez minutos (siempre los mismos), observando con una gélida expresión esas escaleras. Los transeúntes habituales no se preguntaban qué era lo que observaba, sencillamente era una chiquilla apoyada en una valla, casi había pasado a ser una forma de medir el tiempo relativo, una manera de identificar diez de los mil cuatrocientos cuarenta minutos de la jornada. |48|


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Pasaron los otoños y nadie supo qué observaba, puede que escrutara los ojos de los viajeros, puede que sólo se fumara un solitario y silencioso cigarro antes de regresar a la vorágine de la vida, pero lo cierto es que nadie, nunca le preguntó hacia dónde dirigía su mirada.

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DESPROHIBIDO “AVISO QUEDA PROHIBIDO TERMINANTEMENTE 1º Subir o bajar de los coches en marcha 2º Permanecer junto al borde del andén 3º Cruzar las vías La compañía declina toda responsabilidad en los accidentes que pudieran ocurrir por el incumplimiento de este AVISO” Metro de Madrid Prohibido. Está terminantemente Prohibido hacer de la vida un largometraje de ficción. Está prohibido desarrollar la vida sobre la marcha vivir al borde y al límite, y por supuesto cruzar el límite. Vive cautelosamente sé prudente sé precavido no arriesgues no cures, prevén evita la improvisación |50|


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no subas o bajes en marcha no permanezcas al borde no cruces al otro lado no Vivas. Encarga un par de kilos de responsabilidad que es tuya es tu criatura. La compañía declina: toda responsabilida toda responsabilida todam responsabilidam todae responsabilidae todae responsabilidae toda responsabilida. Morir viviendo es la mejor culpa que puede cargar un cadáver que vive. AVISO. Quedó desprohibido indeterminadamente 1º subir o bajar de un columpio colgado de una rama 2º permanecer junto al borde de un hermoso mirador 3º cruzar una y otra vez distintas vidas para hacer una bonita trenza |51|


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Los acompa帽antes declinan toda responsabilidad en los acontecimientos que pudieran NO suceder por el incumplimiento de este AVISO.

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FUEGOS ACRÓSTICOS Nada me impresiona más que mirar los fuegos artificiales. Ojala no me recordaran tanto a la vida, pues la vida es exactamente igual que unos fuegos artificiales. Es algo tan absolutamente perfecto como las estelas doradas que dejan las estrellas fugaces, es como oro hecho fuego que libre vuela por el cielo. Inmersa en estas explosiones de tan suma belleza, vislumbro el cercano final del espectáculo. Inevitablemente todo tiene que acabar y aunque la razón insista en que tengamos en cuenta el final, el corazón nos engaña y nos hace sentir que todo es infinito. Pero no lo es, y cuando los fuegos acaban, sólo dejan humo negro que aunque nos recuerde que algo bonito sucedió, no deja de ser sólo eso, una sombra. La vida es un timo, al principio todo es precioso y parece eterno, pero después de un tiempo, toda eternidad se vuelve irreal, pues las luces se desvanecen, dejando paso al humo que mediante oscuras señales indica que allí ya no hay esperanza.

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LA PECA Y de repente un día cualquiera se vio la peca. Esa peca que siempre había estado allí Esa peca absurda que la gente miraba y admiraba con sorprendida expresión Esa peca definida de tantísimas formas distintas Esa peca que siempre le había parecido Tan normal. Se lavó los dientes, se miró al espejo y la peca estaba ahí Llenando todo el espacio que ocupaba en su piel Siendo extrañamente definitiva y definitoria tras tantos años de existencia Una peca que siempre fue nada más que una peca Ahora era La Peca.

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Romper el tiempo

S I N P A N T A L O N E S, P O R F A V O R No haces más que hablar y hablar no dices más que palabras vacías sin sentido tan ridículas que queriendo ser hirientes sólo me desconciertan. Ya no sé ni qué me inspiras desde luego no es desamor porque nunca te he amado. Odio tampoco para odiar hay que haber querido amar. No sé ni qué me inspiras. Hablas y hablas, emites mil sonidos por esa boca tuya, y yo sólo veo esos horribles pantalones verdes de pana que siendo sinceros, te sientan fatal. Quieres ofenderme y de verdad valoro tus esfuerzos pero no puedes pretender que te tome en serio con esos horribles pantalones verdes de pana |55|


Carmen B. Barcón

gritándome desde tus piernas. Supongo que te ofenderás si no me ofendo creo que serás más feliz si tu esfuerzo hiperbólico tiene algún fruto de modo que a pesar de esos horribles pantalones verdes de pana y de mis ganas de reír voy a fingir que me duelen los puñales que tú crees que me estás clavando. Fingiré, como una mala esposa finge un mal orgasmo fingiré ofenderme para que dejes de mirarme con esos horribles pantalones verdes de pana.

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Romper el tiempo

LA GOTA AZUL La gota azul, morada, y color pistacho que se desliza sin ser notada por el travesaño de la rodilla. La hache aspirada que gobierna silenciosa las columnas del templo. El invasor que conquista sin permiso, previo contrato verbal (y no verbal). Las notas que llueven envidiosas, impetuosas sobre la marea de ganado que muge y se mueve como si de una masa única se tratara. Las farolas impertinentes que roban la luz que el crepúsculo rojo deja en herencia a la maldita, a la bendita, a la misteriosa. Las multitudes ciegas que danzan al compás de dos por cuatro sin ser conscientes de la clave de sol. El giro constante y oculto que decide los tiempos de los sueños y vigilias decorados con flores, cuadros, lunares y ositos con ojos tiernos. Los gritos desgarradores y maternales de inimitables sucesos que surfean entre puntos de inflexión de líneas curvas inexistentes, pero rectas. La gota azul, morada y color pistacho que resbala por la arista del rostro culminado en lágrimas exultantes.

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Carmen B. Barcón

SOY No deberíamos engañarnos pensando que somos originalmente sublimes. El autoengaño nos hace creer que no, pero siempre somos lo mismo.

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Romper el tiempo

EL AVE FÉNIX Deslizo mis pies descalzos por el parquet reluciente del oscuro pasillo Como alma en pena me arrastro hasta la nevera que me llama con su constante zumbido Acaricio suavemente su superficie como si la vida me fuera en ello Tiro de su puerta hacia mí con la esperanza de un milagro y la certeza de la nada Alzo la vista y la más absoluta soledad me devuelve la mirada Sólo unas aceitunas se interponen entre mis ojos y el triste fondo vacío del frigorífico Varios valiosos minutos de mi vida se van mirando esas aceitunas Flotan juguetonas entre el líquido amarillento y avinagrado Las verdes bolitas mutiladas y despojadas de su huesudo corazón se mantienen a flote Ignorantes del mundo fuera del bote menean su cuerpecito Luchan entre ellas para asomar su redonda boquilla por encima del vinagre Agarro el recipiente despacio lo elevo por encima del estante Las aceitunas bailan con cara de asombro gritándome una O |59|


Carmen B. Barc贸n

Veo los oscuros huecos que lucen tras la amputaci贸n y me siento muy aceituna Siento la necesidad de abrir una O en mi boca para mostrar mi carne interior desnuda Siento la necesidad de flotar meneando el cuerpo en el l铆quido amarillento y avinagrado

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Romper el tiempo

SUBLIMACIÓN ARTÍSTICA “Soy un gran poeta, soy un grandísimo poeta” dijo él. “Escribo poemas grandiosos, poetizo en lo oscuro, en lo miserable, veo en lo oculto” “Escríbeme un poema” dijo ella. “Las musas no tienen horario de trabajo” replicó él. “Mis poemas darán la vuelta al mundo, girarán a través del tiempo y de los planetas” anunció henchido de orgullo el declarado poeta. “Mi poesía es la pura sublimación artística” dijo el poeta olvidando su humildad. “La erudición de mis palabras provoca admiración en todo ser viviente, la sonoridad de mis versos hace eco entre los valles y montes más olvidados” dijo él, casi hablando consigo mismo. “Es críbeme un poema” dijo ella. “Los poemas no son demandados” dijo él con un deje de reproche. “Escríbeme un poema” rogó ella. |61|


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“La poesía no concibe ruegos, no contempla peticiones, no fluye por obligación, la poesía es caprichosa, recorre los recovecos de la inspiración con una tinta espesa, lenta y caliente, la poesía empapa los ojos y las manos de forma egoísta e inesperada” “Escríbeme un poema. Fuerza a esa poesía de la que hablas, oblígala, viólala, acorrala a esa poesía, golpéala, zarandéala, grítale si es necesario. Usa tu poder como poeta para que las palabras se unan dulcemente en torno a mí, guíalas como pastor a sus rebaños, dóciles bajo su mirada. Introduce tus letras en la pluma y haz poesía sobre mi piel, cubre mis poros con tu tinta, cúbreme, haz que la sublimación de la que hablas se funda con mi ser. Haz que los planetas y los tiempos que componen el imperio de tus poemas bailen alrededor de mis piernas, conviértelas en columnas griegas. Torna mis cabellos en puros rayos de sol, quiero diamantes por ojos, perlas por dientes, seda por piel, dulces melodías por risa, quiero que mi cuerpo sea objeto de deleite cuando lo conviertas en esa poesía tan superior” Rogó ella por última vez, con aquellas lágrimas brillantes resbalando por sus suaves y rosadas mejillas, cargadas de melancolía y brillos de decepción. |62|


Romper el tiempo

El poeta apagรณ sus alardes, petrificรณ su expresiรณn, ralentizรณ sus movimientos y muy despacio, con rubor en la cara y en los versos, se dio la vuelta y caminรณ hasta tocar el horizonte.

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PIJAMA ACABA POR A A ti Respirar y decir una A. Abrir los ojos. Frío. Calor. Cerrar los ojos. Sonreír y decir una O. Un par de veces. Las trenzas me salen fatal. Un día te abriré la cabeza. Entonces puede que diga una A. O quizás una O. O puede que muchas letras a la vez. A ti te gusta la I, Pero ciertamente prefieres callarte la boca. Y a todo esto, ¿dónde están mis pies? Mis pies están aquí, justo debajo de mi pijama.

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Romper el tiempo

T I C, T A C... Él nunca quiso ser reloj. Nunca decidió ser inmortal, nunca quiso sentirse inmortal. Quería sentir asco, quería notar la podredumbre de una infección, quería notar el humo tóxico de un cigarro en sus inexistentes pulmones, quería abrazar a la muerte. Él nunca quiso ser reloj. Nunca quiso ser un reloj más, atado al tiempo, imperecedero en su inerte figura.

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UMBRALES ENTRE PROSA Y VERSO Tendría que elaborar un bonito esqueleto preconcebido, pero sólo veo la hierba, los arbolitos y algunos autobuses. Me falta café, y tren, y barbarie, me falta todo eso, igual que a ti te faltan mis besos. Miro la suela de los zapatos y sigue teniendo marcado el dibujo, aún son nuevos, pero ayer no lo eran... ayer. ¿Dónde el umbral de la juventud?... ¿Dónde el umbral entre prosa y verso?... El único umbral factible es mi piel, que me separa del mundo. Quiero manchar mi umbral de café, de barbarie y de poemas en prosa. Te reto a que coloques umbral con umbral, beso con beso, piel con piel... Y así borrar el dibujo de la suela de mi zapato (sólo de uno), Y así borrar el umbral del ayer con el hoy, Y así borrar el umbral que hace que te falten mis besos.

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Romper el tiempo

ÁTATE Tiró de la cuerda con fuerza, sin plantearse que pudiera romperse. Tiró tanto que al romperse, él, junto con ella, rompió también a llorar.

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INFUSIONES Brindemos y matemos por los e;bés que beben mate. ¿Cómo empezar a poetizar a personas impoetizables? ¿cómo extraer las letras de los poros de sus pieles? El mate los ahoga, bucean en su mate, ríen, dicen palabras, luego hablan, bebiendo siempre su mate. El mate los enloquece, los hace invisibles, impredecibles, Bárbaros, absurdos, surrealistas, coherentes. El mate aúna su indiscutible colectividad en El Individuo. Viva Perón. Riman sus voces, beben su mate, matan sus cuerpos, beben su mate, el elixir de la Barbarie, beben su mate, versan la vida, pero siempre beben su mate. Como si de un ritual se tratara se pasan solemnemente el mate de la paz. Es necesario, pues al fin y al cabo, mate no deja de ser el imperativo del verbo matar. |68|


Romper el tiempo

HABLAR POR HABLAR Se me caen los versos al andar. Me repiten las palabras, se me repiten. Van goteando en el suelo que poco a poco voy dejando atrás, como regando los pasos que ya he dado, como queriendo nutrir el camino que ya he caminado. Se resbalan los versos por las comisuras de mi boca. Y por mis ojos, llorando palabras que quieren tocar algún alma. En este paraje de hierba negra, son mis versos depositados como hojas muertas, que pasan de ser árbol a ser otoño. Versos que esperan la noche, la luna, que esperan el sol, no por su luz, pues las hojas que murieron no hacen ya la fotosíntesis. Y esta soledad me está matando, esta siniestra soledad me roba la vida y el calor. Esta absurda y desquerida soledad que viene en noviembre, que busca mi amor, que me busca y me encuentra hablando de versos en un poema en prosa.

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Carmen B. Barcón

SUENA EL DESPERTADOR Suena el despertador. Me tomo un café. Me visto con la ropa que preparé anoche. Cojo el tren. Llego al campus. Miro el reloj de la estación. Entro en mis clases. Me tomo un café. Cojo el tren. Me tomo la comida. Voy al trabajo. Cojo el metro. Me tomo la cena. Preparo la ropa del día siguiente. Suena el despertador. Me tomo un café. Me visto con la ropa que preparé anoche. Cojo el tren. Llego al campus. Miro el reloj de la estación. Entro en mis clases. Café. Reloj. Tren. Comida. Trabajo. Metro. Cena. Ropa. Despertador. Café. Ropa. Tren. Campus. Clases. Café. Reloj. Tren. Comida. Trabajo. Metro. Cena. Reloj. Ropa. Tren. Campus. Reloj. Clases. Reloj. Café. Reloj. Tren. Comida. Reloj. Trabajo. Reloj. Metro. Cena. Reloj. Despertador. Reloj. Ropa. Tren. Reloj. Reloj. |70|


Romper el tiempo

Clases. Reloj. Reloj. Reloj. Comida. Reloj. Metro. Reloj. Reloj. Reloj. Reloj. Reloj. Reloj. Reloj... Maldito reloj estropeado de la estaci贸n que con su carrera a trav茅s de las horas sepulta el tiempo bajo el peso de sus enormes manecillas.

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ORACIÓN Yo te invoco, oh diosa de los aletargados, insufla tu espíritu amargo en mis venas y ábreme los ojos. Yo te invoco, consoladora de los adormecidos, dame de beber tu elixir y sacia mi sed de vivacidad. Yo te invoco, acompañante de los perezosos, calienta mi gaznate con tu ardiente espuma. Yo te ruego, tenaz reina de la biblioteca, devuélveme las monedas que me pertenecen, entrégame el ánimo que necesito y dóname el edulcorante que merezco. ¡Oh reina, oh señora, oh bendita máquina de café!

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Romper el tiempo

QUISIMOS ROMPER EL TIEMPO Creo que quisimos romper el tiempo. Tú con tu chupa negra y yo con mi absurda máscara de pestañas. Creo que quisiste estudiar con detalle los lunares de mi espalda y yo aprenderme todos los pliegues de tus manos. Te volviste alcohólico bebiendo de mi ombligo y nos enredamos inevitablemente en los plurales. Nos inventamos tres o cuatro primaveras y nos alimentamos de los pedazos rotos del tiempo que matamos. Tú seguiste con tu chupa y yo con mi máscara innecesaria. Me arrancaste la piel a tiras y desgarraste la tuya en pedazos mientras yo no paraba de hablar de un montón de filosofía barata de banco y cigarro, que a ti no te interesaba demasiado. Decidimos que la música es ajena al tiempo y |73|


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desgranamos pedacitos de lo que antes era el pasado. Desterramos los vasos y los somieres y las palabras, y nos dedicamos a reír, a bailar arrancándome la voz y a beber de tus manos. Comencé a usar las manecillas inútiles de los relojes para recogerme el pelo, mientras tú dibujabas caracoles entre los lunares de mi espalda. Aparte del tiempo también rompimos las cortinas, porque no sé a cuento de qué me disfrazaste de cenicienta para que bailara encima del colchón. Creo que rompimos el tiempo para usar algunos trocitos como cenicero, porque tú te fumabas las miradas y yo los alientos. Me entretuve en volverme invierno y nevar sobre tus hombros, para después derretirme y mientras tú andabas decorando las paredes con minutos desgastados. Me cosí un pijama para dormir cuando quisiéramos brindarle una noche a las estrellas. Creo que dejamos de contar el tiempo para |74|


Romper el tiempo

jugar/vivir/beber/bucear/soñar con otros verbos. Creo que rompimos el tiempo para mirar por la ventana y sonreír, porque sabíamos que ya nunca tendríamos que ser eternos.

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LA DESIDIA Y EL HASTÍO DE LOS MÚLTIPLES FOLIOS Y AÑOS EN BLANCO COLGADOS EN LO ALTO DEL MÁS ALTO ESTANTE SUSPENDIDO ENCIMA DEL ESCRITORIO DE MI HABITACIÓN Cuando todo huele A fracaso, Qué difácil es hacer Un buen poema.

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DOS TINTAS EN UNA MISMA PLUMA Espejo frente a espejo. Mano frente a mano. Las dudas con solución previa, cárceles de amargura. Dos tintas en una misma pluma. Rebasar el límite. Hallar el diamante que raya tu cristal. No decir, no mirar, no sentir. Vorágine de café, gigante de nube. La paradoja, lo subjetivo que desborda lo denotativo. Poemas o canciones, norte o sur, antes o ahora. El miedo me cierra los ojos. La brevedad me acompaña, lo oscuro me atrae. Deseo ver cómo acaba y temo verlo acabar.

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Carmen B. Barcón

POEMA E s t o n o e s p o e s í a, p e r o p o d r í a |78|


Romper el tiempo

s e r l o . . .

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EL SILENCIO POR RESPUESTA Ahí estás otra vez. Me intimidas con tu atenta mirada. Intento rehuirla, pero se clava en mi nuca y por momentos me eriza el vello. Por un lado me seduce, por otro me desorienta. Tres minutos pasan antes de volver a verte, ni más ni menos. ­¿Por qué me observas?­ te pregunto. El silencio es tu respuesta. ­¿Tienes miedo de mí?­ contesto alzando el mentón. Me regalas tu silencio de nuevo. ­¿Acaso no quieres nada de mí?­ indago con sarcasmo. Silencio abrumador. Tus labios callan, los míos tiemblan. Escudriño tu pose con incertidumbre y distingo un brillo de duda en tu semblante. Me voy. No pienso hablarte más si mis palabras son arrojadas en saco roto. Ya no me achantas, ya no me asustas. Mientras me alejo de ella asumo la certeza de que sólo le devolveré la sonrisa a mi reflejo si ella sonríe primero.

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SOLEDAD Y LIMÓN Hoy voy a emborrachar mi alma. Nótese que no he dicho embriagar, por ejemplo, o alguna otra palabra de bella y suave sonoridad, he dicho emborrachar. Quiero ser ruda, quiero que no sea un acto de belleza y dulzura, no quiero que sea un acto poético, quiero que sea un acto de rotura, de desesperación. Hoy voy a consumir locura en vasos de coctel, voy a alterar mis sentidos con soledad y limón, voy a ahogar mi cordura en botellas de cristal y vasos de tubo. Quiero llevar hasta los límites la razón de mi existencia, quiero ver deformada la realidad y fijarme en cosas distintas con mis sentidos perjudicados. Hoy voy a desviar el camino de mi razón, voy a crear una curva en la línea recta de mi subconsciente. Sólo hoy, hoy es el día. Mañana todo será igual y la locura de hoy será la onírica enajenación de ayer, quedará relegada a la caja reservada para las cosas a olvidar. Lo único real y medianamente palpable que me quedará de mi borrachera serán las grandes, húmedas y neblinosas lagunas que mi memoria, inconscientemente, intentará clarear para archivarlas como recuerdos nítidos, y después borrarlos como el resto de esas veinticuatro horas. |81|


Carmen B. Barc贸n

Hoy y s贸lo hoy voy a emborrachar mi alma para sentir que en medio de la muerte de los sentidos, mi mente revive por un solo d铆a. 隆Salud!

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Romper el tiempo

POR UNOS METROS MÁS DE VIDA Con el tedio en los talones, en la hora crepuscular Los ojos entornados y los pies mimando la arena. Las palabras huyen como el viento... El viento... Invisible a ratos, palpable en las pequeñas dunas... El viento... Los cirros rojizos en el horizonte juegan a disfrazarse de sangre. El silencio no existe aquí, y la música de las corrientes ríe con ternura. A un lado las luces, al otro las sombras, un juego de claroscuros que baila Entre amarillos y rojos fuego. El justo medio no existe, Existe la hora perfecta, El minuto perfecto, El instante perfecto, el instante congelado En calor y brisa que aún arde. El borde del mar junto al borde de la tierra, El inicio de uno da muerte al otro. Parece que forcejean con el vaivén... Con el vaivén... Con el vaivén de las olas En la orilla. Un eterno tira y afloja, una inconclusa disputa |83|


Carmen B. Barcón

Por unos metros más de vida. Y yo qué te voy a contar, Soy la sutil visitadora de Neruda, La enamorada del desamor, La eterna acompañante de mi dulce y salada Soledad.

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Otros títulos de la colección Antología

Avizor (poesía)

Del otro lado (relato)

Experimentos de vigilia (relatos) Gente con sombrero (poesía) Los ojos blancos (relato) M (relato)

Morada y plata (poesía)

Rómpase en caso de uso (poesía) Romper el tiempo (poesía)

Colectivo

Julio Achútegui

Munir

Loro

Gonzalo Ruiz Suárez

Munir Munir

Gema Palacios

Vade Retro

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Los e;bes se daran x satisfechos si alguien quiere publicar su propio libro.

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