Avizor

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Julio Ach煤tegui Avizor

Segunda edici贸n Octubre 2013

Colecci贸n Los escritores b谩rbaros


1ª edición agosto 2013

2ª edición octubre 2013

Autor: Julio Achútegui García­Matres. julioachutegui.blogia.com

Imagen de portada: Silvia Muñoz Navío. Diseño de portada y contraportada: Aziks azido.ink@hotmail.com Colección Los escritores bárbaros. losescritoresbarbaros.blogspot.com losescritoresbarbaros@gmail.com Copyleft: esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento NoComercial 3.0 Unported de Creative Commons. Se permite su reproducción total o parcial y su modificación, masticación y defecación siempre y cuando éstas sean sin ánimo de lucro. Para la maquetación de este documento se han utilizado programas de software libre como Ubuntu, LibreOffice o Scribus. Maquetador: e;bés. Estaremos encantados de ayudar a cualquier per­ sona interesada en editarse de manera independiente.


Además de lo que he dicho de cada relato en particular, hay algo que todos tienen en común y que a la vez comparten con esta colección: el odio venenoso contra el ojo que todo lo ve, contra el estado policial; la reivindicación de lo real frente a la aparente libertad de lo virtual. Tal vez esto suene reaccionario, pero no queremos ser recopilados en bases de datos: no queremos que ese monstruo llamado Google decida qué podemos saber y qué no. También: nos negamos a registrar un ISBN, a que nos recluyan triplemente en la Biblioteca Nacional. Queremos que nuestros libros huyan de esa viscosa doble vida que todo lo impregna, que nuestra obra sólo exista allá donde su materialidad se manifieste. Porque nuestros libros están vivos y —al igual que nosotros— tienen derecho a morir.

Munir

Lejos de palabras como libertad, igualdad o fraternidad, camino es una palabra cuyo significado es indiscutible. No depende de nuestras concepciones culturales. Un camino es un camino:

algo que se recorre.

Loro

Munir



Julio Achútegui

Me gustaría anotar antes de nada que lo que está usted

leyendo es un prólogo, aunque debería advertirle de que lo que está usted leyendo no es un prólogo.

No necesito una lectura previa para escribir sobre lo no leído,

siendo para usted imprescindible mi lectura previa para la lectura que realmente no querrá leer.

Ahora, el aprólogo:

Hablemos del escritor. Qué más da hablar del escritor que

escribe si lo que aquí interesa es la sensibilidad del trazo de su letra y del momento en el que decide trazar, aquel escritor que sé que escribe

en las miradas de las gentes que le persiguen para un café, un cigarro o un poema. Qué más da si es un pobre sociópata que ha decidido desvincularse de la sociedad para encontrar su propio vínculo, qué

más da si se trata de un egocéntrico hipócrita que se delata en sus rimas. Qué­más­da.

Pero hablemos de su estilo. Encontramos en él diversas voces

actuales como las de E.D.R. o S.P.M., que reflejan el hermetismo que dedica el autor a sus sentimientos, siendo estos los únicos capaces de

abrir su mente y en algunos casos su cabeza. En realidad es mentira todo, me refiero al verbo, usted no va a encontrar eso porque me lo

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acabo de inventar, como todo esto. Sería injusto decir que va a encontrar cosas que no existen, aquí se encontrará a usted mismo, a mí misma y el escritor a sí mismo, el estilo es una cuestión que se retomará en la página o libro o de su segundo tomo.

Lo importante. Hablemos de la obra, del cuerpo en cuestión,

de las acciones y reacciones que crea en nosotros la lectura que

acariciará con sus propios dedos para que ella nos toque hasta el

último y mejor escalofrío humano, hasta su último escalofrío, hablemos entonces.

Sé que no ha entendido nada porque no he querido ser todo lo

expresiva que pudiera (el trato era que usted no pensase que esto es

algo que no es), yo tampoco he entendido nada porque esto que lee no es importante y no importa. Si se siente descentrado, desubicado o con ganas de leer la página anterior porque realmente esto no está teniendo sentido, no siga adelante por favor, le recomiendo que no se pasee más por este libro ni por las palabras y espacios que le

continúan, es ahora cuando debería usted dejar de leerlo, ahora que ha dejado de pensar en todo lo que le rodea y en toda la presión que ejerce su mundo, ahora es cuando tiene usted que no leer.

Le aseguro que mi intención no era esa, yo quería escribir un

prólogo a un amigo mío, pero ya sabe que la confianza da asco, y qué

hay más asqueroso que otro prólogo más… Prefiero lectores

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desorientados y desmenuzados por palabras que consigan montarse a ellos mismos con las palabras que está usted a punto de no querer

leer, siendo esto la definición de los ojos que me leen, siendo esto un puzzle que sólo encuentra solución girando página, por eso le repito que se detenga antes de que sea demasiado tarde.

Presentado el contexto, sólo me queda decirle que yo soy solo

el marco en el que comienza y termina su lectura y el marco en el que

cuadrar sus piezas vitales. Aquí termina este aprólogo, si quiere usted continuar con su vida entendida por los que no entienden, le advierto, no siga usted leyendo.

Lluïsa

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Julio Achútegui

Bárbaro Soy un poeta carente de literatura

que admira la belleza del lenguaje sobre todo. Y harto de no hallar correspondencia, depura su forma de narrar su soledad. Sólo soy lodo que da forma en vida a agonizante sepultura

y trata de dejar sus vicios sin hallar el modo.

Una herida tremenda que actúa lenta, con premura, sin cura con algodón, ni mercromina, ni yodo. Soy sólo palabras en el limbo de unos labios ansiosas de surcar el viento hasta tus oídos, de brotar de bocas de enamorados y sabios. Seré sólo papel amarillento, roído,

cubierto de polvo, en estante abandonado.

Y muertos (tú y yo) para siempre olvidado.

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Julio Achútegui

¿Qué Más Da un libro de poesía más que uno menos? Entre los

bárbaros de esto del arte, existe una especie de mito o superstición que no hemos conseguido derribar a golpe de desacralización. Nos

cagamos en todo. Y una vez lleno todo de mierda, ya está el todo a nuestro nivel. Podemos agarrar la poesía del cuello y notar sus

costras, sus callos, sus imperfecciones. Y la hallamos más presente en ellas que en cualquier feria del libro a lo largo del mundo. Sin embargo, eso no quita que, secretamente, temerosos de verbalizarlo demasiado por miedo a que escape el pajarito que sostenemos con las

manos, intuímos una dimensión mágica cada vez que se produce un acto poético vivo. Esto es, cada vez que se recita en antros de locos hasta altas horas entre semana, donde se imbuye uno en las cabezas de otros, volvíendonos todos seres de mil caras; cada vez que construimos en la universidad del empalme un poema a base de

insultos y escupitajos y mucha, mucha risa; cada vez que se habla hasta altas horas de la noche de proyectos, poemas y planes bien en algún parque frío, bien alrededor de los contenedores de basura del

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Bukowski o Los Diablos Azules, bebiendo cervezas del chino; cada vez

que suena música en vivo en la calle, como explicó Munir, que puede o no, servir de base para las improvisaciones ­torbellinos de palabras que golpean duro­ de nuestro MC trasnochado. La poesía parece

atravesar nuestra vida más que cualquier papel como si fuese un motor oculto que nos sirve de excusa para vivir más allá. “¿Más allá de qué, oiga?” ¿Y yo qué sé? Es algo que se ve en la mirada, como un brillo raro, como eso que dicen los homosexuales que entienden. Y si, para nosotros, la poesía es más vida que papel, el máximo exponente

de esto es Julio. Pues su obra, que va desde el amor ñoño hasta la rabia política, pasando por los correspondientes escalones lisérgicos del lenguaje, no llegará a dibujar la complejidad de este personaje de

más de mil caras diría yo. Porque su poesía está también en las paredes de Madrid, se puede oir su aullido algunas noches, aparece

sostenida en voz que fluye junto a la poca música en vivo que queda esparcida por la ciudad, atraviesa las vidas de los que llegan desorientados a nuestro mundo. Dice Piglia en uno de sus libros: “La construcción de la vida está dominada por los hechos y no por las convicciones. Algunos tratan de quebrar esa ley. Son los alquimistas

de sí mismos”. Este libro ­que ni he leido ni pienso leer­ es un hecho,

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pero en términos poéticos no es más que la punta del iceberg que se

forma a base de renunciar, día tras día, a las horas de dormir y no a las de sueño. No es más que un mínimo fragmento de la vasta alquimia que Julio realiza, día a día, sobre el mundo.

loro

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Kharma ¿Por qué tú no me escribes? Puta vida agotada.

¿Dónde te has dejado el apetito? Peros pones siempre a mi embiste.

Vienes de lasciva e indiscreta, pronto percibo tu mentira coja y sucia de lástima pintada y escondida

detrás de las miradas ya gastadas.

¿Por qué dejas mi verso a la deriva? Ponlo

justo en tu epitafio, en vida. Llámalo cuaderno. Pantalla. Perfil.

Pero tan sólo, palabrotas. Puta vida aletargada.

De mentira y sueño.

No encontré tu verso jamás para mí escrito.

Lo hubo en algún sueño,

buscado. Y no encontrado. Por no haber sido nunca, | 14 |


Julio Achútegui

por no haber sido pronunciado.

No sé en qué momento tuvo que ponerlo, dentro,

de mí sin advertirme, dios, el corazón.

Sobre todo porque puso

uno miope y extremada­ mente tendente

a amar estando abierto.

A José Antonio Genís, mi primer dealer de poesía. De pie. Y de piedra. De hiel. Y de hiedra. Saco de piel.

Piedras de calcio. Calzo mis pies.

Pies sobre piedras.

La miel del ayer es la hiel que ahora medra

en el sudor de mis pies al trepar por la hiedra.

Todo se enreda en la hiedra, que trepa por las piedras. | 15 |


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El dulce olor de la miel tornó en desperdicios. Hedor de mierda.

Todo el color oro y miel

se desgarró con el roce de cuerdas que penden sobre trémula piel.

Entonces, el pincel seco se quiebra. Saco de piedras.

Clavo los pies en la tierra. La uña en la piedra. Y la fuerza de mi abrazo la quiebra.

Mi paso hierra. Caen las cuerdas a plomo. Cuerdas de hiedra.

Hiedra que es trémula piel. Seca. Saco de mierda.

De pie. Y de piel. Y de piedra.

De hiel. De cuerda. Y de hiedra.

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Isabel Le sobra belleza y le sobra encanto, grandeza del alma y del corazón.

Es extremeña, de Fuente de Cantos. Por su sonrisa yo siento adicción. Es su cariño calidez y manto, fortaleza digna de devoción,

de lo que interpreto, Isabel, que tanto amor no precisa de traducción.

Córdoba, admirada, de ti es sumisa; tú, que en ella construyes tu Babel,

que das fragancias dulces a su brisa, que le das sonido de cascabel;

si al marcharte, si en bajo escucha: ¡Isa!, llora y te llama: ¡Vuelve ya, Isabel!

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Cinco amigos. (Mixtura) 1.­ Marta: Mi vida transcurría

­no sé lo que he dicho­

creo que como una funeraria. La textura de este tránsito me recuerda a la de una nube. Una nube que desprendía, supongo, semillas de amor.

2.­ Guada (acento argentino): La textura de la nube que palpaba me recordaba aquella semilla que el tránsito de los años hacía crecer.

­Y ahora la funeraria

no tengo ni puta idea.­

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3.­ Carmelo: El tránsito de una semilla vuela en una nube de ligera textura. ­¿Funeraria?­ 4.­ Yiye: Textura tura

tura tura tura ra

ra ra rave ravenú

ravenú ravenube rave nube nuberaria nubefú

funeraria. ­Ejem.­ Futrán fusito

tránsito. ­Ejem, ejem.­ Tose tose tose tose semilla.

5.­ ¿Qué más da? Y así surgió,

del trasiego entre cervezas y sonrisas: cinco etapas.

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Cada una, una palabra extraña que ha sido prestada. Estas son semillas que no crecen, que en su nube viven aguantando el tránsito a la funeraria.

Y esta poesía

le da a esto

otra textura.

Instrucciones para comentar un poema Because... Primero lee despacio, disfrutando.

No estés buscando nada, lee tranquila.

Las buenas imágenes se van solas fijando en mente, y corazón, y azul pupila.

Después piensa qué sientes, qué transmiten los versos del poema a tu persona, y si estos sentimientos se repiten, subráyalos primero.

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Luego toma


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aire, y ve pensando en que el poeta pudo sentir eso, mismamente.

Mas piensa que es igual que los demás, que en planeta pocas veces surgen pensamientos diferentes.

Entonces recuerdas más poemas, más... Historia. Piensa en qué le evoca cada verso a tu memoria,

y entonces, coge el boli, escribe, con calma y euforia, y así, poema y vida, misma rueda, misma noria.

Instrucciones para comentar un poema

En un viaje solitario, quizás encuentres la razón de ser. De

no ser lo que ya hay, es.

Qué puta tendencia hay en tu magnética presencia para que todo el mundo tenga que dirigirse a ti, de forma que te conviertes en confesor de las mayores miserias de los hombres, sus vidas.

No es preciso nada más que mirar tu semblante y asombrarse

con su serenidad.

Indudablemente gozas de un aura que sobresale frente al del resto, | 21 |


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que debe sentirse más allá de lo profundo del propio ser, que hace que te sientan igual a pesar de lo superior de tu ser.

Por qué coño estas líneas dispares. Disparadas. Desiguales.

En la soledad del traqueteo se puede llegar a ser lo que uno quiere. Se asimila con el sueño. Se ve pasando en andenes. Adormece con sus vaivenes, y despierta de modo risueño.

Encontrar el paraíso está fuera de lo que las fronteras en sí

abarcan.

La novedad de la estructuración para la siguiente etapa radica en la

capacidad de asimilar que no hay posibilidad de individualidad si no se cuenta con aquello que los demás aportan.

En el interior de mi persona hay una que es tan tú que yo

mismo en ti me identifico.

No sé por qué tienes que aguantar mierdas como esta, e incluso más pesadas por no ser tan (no enigmáticas, porque no lo son) jodidamente imbéciles como es quien las redacta.

Disfrutar. Disfrutar. Disfrutar. Disfrutar. Disfrutar. (Sólo

teniéndote en mente). | 22 |


Julio Achútegui

No sé qué coño es la amistad, pero me pesa que te marches y no te sepa cerca, en la localización real, en la distancia física, aunque te sepa tan dentro como mis latidos.

Si te escribo de esta manera es por que sólo tú la podrías

comprender.

La meta sigue estando en ti mismo, en ese tu interior tan sepulcral,

silencioso, que asimila el paso del sepulcro al nacimiento del réquiem para la explosión del osario que el latido contiene.

Grandes como tú hay pocos, como lo que en ti existe. Como

lo que soportas.

Magnífico es tu apodo para mí. Único en el mundo. Nadie con tu

seso. Incapaz sería yo solo de ver progreso. Raudo, tras pensar como actuar, está tu nombre.

Morada de la gente que no cesa en su pesar, Unánime recurso para nos, los indigentes. Natural remedio para cualquier malestar,

Inciso en pensamiento que peca de recurrente. Runa tatuada tanto en pecho como en frente. Buen viaje, disfrútalo.

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Julio Achútegui

La poesía de Julio Achútegui son las palabras con las que to­

do buen prólogo debería dar comienzo. Otra opción es la de conocí a Julio Achútegui, y otra es ignorar todas esas convenciones y acudir a otra mucho más profunda: la de que aquí todos sabemos de lo que es­ toy hablando.

Julio, Mario Bellatin estaría orgulloso de ti. Tus poemas tie­

nen toda la resonancia desmitificadora del plagio, el agotamiento de siglos de repetición. Por otra parte, un lector minucioso (un lector que

tuviese una escalera o una barca ardiendo) podría remontar tus pala­ bras y recuperar o reconstruir o ­mejor­ construir la marea de chispas

que cada día alcanza tus cristalinos o mancilla la limpieza eléctrica de tus sinapsis, es decir, podría adentrarse en tu caverna con un silen­

cio matemático y una linterna temblorosa en busca de ese monstruo que todos tememos, ese bastardo obeso y reaccionaro, gordo, esteti­ zante y sinuoso al que tanto odias, intentando no ceder al pánico que

causan los ecos silenciosos del nihilismo japonés, pidiendo inocente­

mente (gritando loca e incansablemente) a los dioses muertos para que no lo devoren todavía, para que lo dejen por favor tirarse a la densa laguna de la poesía y morir ahogado con la certeza orgullosa de aquellos que sabemos que no flotamos.

Conocí a Julio Achútegui en el bar de un motel del viejo Mis­

souri en mil ochocientos setenta y tres. Los primeros carros de hierro

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atravesaban de punta a punta el norte del nuevo continente abriendo más y más la cicatriz que millares de brazos habían grabado en su piel, y cualquier hombre podía ganar algún dinero siempre que estu­ viese dispuesto a trabajar. Aquella noche hacía un calor húmedo e in­

tenso que ­bien pensado­ debería haberme alertado sobre lo que iba a ocurrir. Supongo que tres cervezas seguidas en la posada del viejo Dowland habían adormilado mis sentidos. Sin embargo, por algún sortilegio desconocido o por una cifra del azar mi revólver no estaba atrapado en su correa (eventualidad que, si bien podría haberme cos­ tado un pie, me salvó la vida). Yo ya había oído hablar del tal Achúte­

gui, un criollo de las tierras del sur que había perdido el control de la banda de cuatreros que comandaba. Los tipos ­unos indeseables cuyos

nombres conozco pero prefiero no pronunciar­ lo habían acompañado a través del desierto y lo habían abandonado a su suerte después de robarle el caballo. Contaban que él había sobrevivido gracias a que

llevaba un arma escondida en la bota y a que era un gran tirador, ya que anduvo durante días cazando alimañas y bebiendo de los riachue­ los. Si uno atiende a las habladurías, el tal Achútegui recorría los pueblos de la zona buscando saldar su venganza, y los ancianos

habían escuchado cómo cantaba borracho un rítmico son de su tierra natal, pero aquella noche de mil ochocientos setenta y tres yo estaba ahogando unas cuantas lágrimas en nombre del oro que aquel día tampoco había logrado encontrar y no tenía tiempo o ganas para pen­ sar en los rumores propalados por aquellos canallas impasibles que

dormitaban durante horas a las puertas de sus tristes expendios. Lo

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que sí me llamó la atención ­o tal vez no, tal vez mi memoria ha re­ configurado los sucesos­ fue la presencia de un inglés llamado Flo­ rence S. Williams, antropólogo de la Vieja Madre Inglaterra que se recreaba en la plenitud de su bolsa con la inmunidad de un enorme

gorrino que sabe que aún no ha llegado su hora, un gorrino que invi­ taba a botellas de licor de zarzaparrilla a todos los desgraciados que

estuviesen dispuestos a tolerar su repugnante conversación. Yo lo habría matado allí mismo, pero lo escoltaban dos muchachos cuya puntería era bien conocida y que no me quitaban el ojo de encima, así

que apoyé mi mirada en la espumosa superficie de la cerveza y, mien­

tras rascaba mi bolsillo cerciorándome una vez más de que aún tenía para otra jarra, apuré el último trago y me quedé callado y muy quie­ to hasta que las puertas se abrieron y Achútegui entró en el bar.

En ese momento supe con la nebulosa intuición de los hom­

bres que van armados que algo terrible ­o al menos algo sangriento­ estaba a punto de ocurrir. De repente, desperté de mi embriaguez

soñadora y todo lo que había dicho el inglés se me apareció diáfano:

llevaba horas hablando de la masacre que los españoles habían eje­ cutado con helada precisión en las tierras del sur. Para sorpresa de

todos, cuando Achútegui escuchó sus palabras escupió una carcajada irónica que vino acompañada de un gargajo de tabaco de mascar que

voló directo hacia la frente del inglés, y lo retó diciendo que los ingle­

ses redundaban en esa idea para ocultar el hecho de que el genocidio que ellos habían cometido había sido mucho más sanguinario y tenaz.

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También dijo que acabarían por salirse con la suya, y en eso no se

equivocaba, no, señor, tenía toda la razón, esos malditos godsavethe­ queens han acabado por salir impunes en el Juicio de la Historia.

Pero aquella noche de mil novecientos treinta y siete lo que

importaba no era quién había masacrado más indios sino quién podía disparar más rápido, y cuando la mesa rodó por el suelo y las cartas

de póker volaron por los aires a mí no me cupo la menor duda: había que ponerse del lado de Achútegui, pues una condena antigua flotaba sobre las cabezas del resto de los presentes y su destino inmediato era la muerte a manos de aquel criollo, por mucho que fuesen tres contra uno. Como debía ser, la suerte me acompañó y la pistola estaba dispa­ rando en mi mano antes de que mi cabeza supiese qué demonios

ocurría, y he de decir que el tapete pudo beber de la repugnante san­

gre de Williams sólo gracias a una bala que le clavé en el corazón. Julio los mató a todos, desde el barman hasta Rufus, el pianista negro ciego, y luego me miró y su mirada me dijo tú no, tú eres de los míos, tú me has ayudado, y no sé que le dijo la mía pero en algún momento bajamos las armas en mitad de aquel cementerio de hombres trajea­

dos, agarramos dos vasos de whiskey que habían quedado en pie y, brindando por la Ley Seca, nos abrazamos y nuestra amistad quedó sellada.

Ahora, mientras Julio conduce el flamante coche nuevo de

Florence S. Williams a través de las frenéticas calles de la ciudad,

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Julio Achútegui

mientras los letreros luminosos de publicidad nos acosan y los rasca­

cielos nos arropan, yo le he arrebatado subrepticiamente el arma co­

mo habría hecho el personaje de Roald Dahl y le sonrío tranquilo porque sé que jamás esperará que alguien como yo caiga en la odiosa simetría de volver a robarle la montura y dejarle tirado en medio de este infierno.

Así es Julio Achútegui, y cualquiera que sea capaz de navegar

sobre una barca en llamas podrá construir su poesía a partir de lo que acabo de contarles.

Munir

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Avizor

Normalmente, cuando tiendo a describirme, doy nociones tan precisas de mí mismo, que suelo despreciarme en cada verso,

que miro mi interior como indispuesto y creo que es insípido y abyecto.

Lamento no poder decir preciosas

palabras sobre mí, mi suficiencia es imperante, pero es tan incapaz de serme fiel aduladora

como para ignorar mi deficiencia petulante. Y escondo mi yo tras mi verso, aquel que buscaba ser término, y esconde metáfora y sueño. Ganas de vivir La megafonía

de la pequeña estación que a mediodía a pesar del sol

se encuentra para mí en penumbra avisa:

“Atención: | 30 |

A María del Rosario Cerezo López


Julio Achútegui

Tren sin parada. Vía

dos.” Tren metáfora de vida, la que a ti te falta ahora

que se ha parado tu tren,

que se ha parado tu corazón… Decían que ya no tenías (decían que decías) ganas de vivir.

Pero yo no estoy de acuerdo. Quizás el músculo en tu pecho haya detenido sus latidos,

aunque siguen y en un ritmo exponencial oyéndose tan dentro de nosotros…

Tus ganas de vivir se nos demuestran en toda la vida que nos has dado,

quizás tú te cansaste, ochenta y siete años más de vida sean nuestros.

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Avizor

Mira la de vida que desprendes,

hoy que en una caja estás metida. Juntos, hijos, nietos y biznietos,

lloran, porque nos diste energía. Somos nosotros representantes de las ganas tuyas.

Venciste el hambre, quisiste al hombre

del cual hoy llevo en mí su sangre y nombre. Latirá perenne en nuestros genes toda esa energía, tu gran fuerza.

Yo sé que me has dado y regalado todas estas ganas,

ganas de vivir.

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Julio Achútegui

Poema dedicado sin dedicatoria (1) Guárdame en tu pecho

No en ningún otro lado

Tenme siempre presente

No me dejes olvidado en el pasado Siente mi esencia latente Y detente Separado Guarda esperanza Ten sueños

Vive ilusiones Cruza mares

vuela océanos Crece

No pares

Párame

Vive

Vuelve

Dis­párame

(Bis): Párame Dis­párame

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Nace

Océanos sobre

vuela cruzando

mares viviendo

ilusiones, tienen

sueños de esperanza guardados. Sé parada. Diafragma Homenaje a Federico Romero Galán y a Carmen Lafuente Todos nuestros gestos se conocen por estos dos genios, conocidos como el Romero y la Fuente;

Federico y Carmen. Su objetivo pone a los poetas en pantalla.

(Ellos se mantienen escondidos). (Pero la verdad es que destacan). Y nunca tienen gestos altivos.

Sólo estar presentes, dar apoyo;

es lo que pretenden y consiguen. | 34 |


Julio Achútegui

Hoy nos muestran unas pocas fotos: ellos, por nosotros, se desviven. Pocos y malos son estos versos.

Muchos y buenos: vosotros. Viven tras el Diafragma dos poemas.

Que hoy vuestros Clamores sus oídos irriguen. Con un presente agobiante

y un pasado atormentado

sólo cabe un futuro muy duro, pero brillante, dorado, puro.

Amor Me pregunté si volverías.

Nunca te habías ido.

Quería estar seguro de tu ausencia. Quería que tu aroma se esfumase. Mis depresiones se acentuaron.

Te fuiste de repente poco a poco.

O al menos, eso creo,

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Avizor

pasó por mi cabeza y mis costumbres. Hoy que vuelves

o que vuelvo a ver que sigues ahí donde estabas

no sé yo si verte me destroza

en mí mismo

o es, más bien, la falta de costumbre de tener el pecho dando brincos.

En el momento propicio podría ser que apareciera

sin tener que dejarme llevar por lo que solamente

hace que no quiera nada

ni de ti ni de mí, nosotros no existe

y nosotros

quisiéramos hacerlo aparecer. Sólo sé que querría decirte que dentro estando

de ti pudiera | 36 |


Julio Achútegui

hacer algo más grande no sé exactamente

qué es lo que buscaría. No sólo comodidad corpórea corporal

corpus de extrañeza entre el aroma

de un sudor deseado

y unas sábanas limpias

bañadas en nosotros mismos. Querido amor:

Has vuelto a salirte del papel.

Deshecho la frontera que he trazado. En tinta es verde vivo mi vergel. En óculos, erial seco y gastado.

No quiero que te vuelvas a escapar.

Temeroso, quiero verte encarcelado.

En imágenes y en sueños has de estar. De mis brazos y mis besos, separado.

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Avizor

¿Prólogo? En un lugar de Herrera Oria, de cuyo nombre no me acordaré aunque me esfuerce, no ha mucho tiempo vivía un hijo de su madre de los de empinar el codo y vomitar poemas.

Un manco famoso dejó por escrito en un libro muy tocho todas sus diabluras, que para qué voy a contaros. De tanto leer y alcoholizarse

se le secó el cerebro, y empezó a ver Aldonzas por doquier, sin detenerse a guiñarle un ojo a las Dulcineas. El pobre, ni siquiera tenía un amigo gordo que contase refrenes ingeniosos, porque no era capaz de mirar más allá de su propia Panza.

Su fama de loco llegó a todas las ventas madrileñas. Ahí estaba, nuestro caballero maleante acosado por hordas de Maritornes, luchando contra el vino, creyéndose volar por los aires sobre un caballo volador, leyendo poemas. De su boca salía un torrente de palabras disparatado, que nadie podía entender.

Pero lo cierto es que este individuo barbudo y nervioso sabía ver más allá de la gente. Julio, tal era su gracia, llevaba las verdades por

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Julio Achútegui

delante como su arma más preciada, y encajaba las derrotas con humildad, sin perder la sonrisa. No era triste su figura, no. Transmitía energía en oleadas y a todos contagiaba con su barbarie.

Un buen día decidió que estaba cansado de hacer lo que otros esperaban de él y se retiró de las redes sociales. Leyó mucho y escribió más. Terminó perdiendo la poca cordura que le quedaba y

consagró en resto de su vida a escribir un prólogo para su único libro, que nunca se publicó.

Los que le conocimos bien todavía seguimos intentando perfeccionar la máquina del tiempo, para retroceder al año 1605 y así contarle el éxito que ha tenido su obra. Mientras tanto, sus enseñanzas se seguirán propagando como la peor de las pestes y un tal Cide Hamete (¿Coreano?) se ha hecho millonario a su costa.

Los demás, nos chupamos el dedo desde hace siglos.

Gema Palacios

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Avizor

A un lunar,­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­Coordenadas 40º39´33´´

de un lunático:­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­Relectura de lo ya sabido

Enamorado vivo de tu risa,

de tu forma de vivir sin prisa, de tu trato tan diplomático.

Estos versos, sin ser matemáticos, dedicados a ti, mona

(lisa)­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­Risa en chino.

Son elogio a tu alma insumisa,

y a tus labios, siempre tan simpáticos. Mi deseo es que tu única premisa

sea tan sólo que pases buenos ratos incluso cuando todo parezca malo.

Y que si malos de verdad, una sonrisa

de ilusión, en ti, mi loca de los gatos,­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­María Álvarez dibujen los versos del bicho palo.

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para1:

1. Este poema está dedicado varias veces: se conoce una en un blog, que dice: "A María Álvares, con especial dedicación, a las 16:16". De la segunda dedicatoria, se dice que no aparece como tal, sino como cuatro versos más que restan valor a la estructura del poema, con lo que una buena lectora como podría ser la tal María Álvarez o Álvares ha comentado alguna vez que se trata de un poema muy forzado, muy influido por la posmodernidad, por la cultura de masas, y que no tiene ninguna especial dedicación, anulando la primera dedicatoria. Todo se debe a un cambio en las coordenadas que aparecen en esta versión del poema. Las que no conocemos, nos dan aproximadamente una cifra entre los 19º29´ y los 19º 33'.


Julio Achútegui

Merello A Inés. Obvio. No es fácil regalarle cualquier cosa a un regalo. El dos de noviembre bajó una reina del cielo.

Y viendo dios que el resto de lo hecho era malo, puso en dicha reina la belleza a la que apelo.

Luego, los hombres, quisieron regalarle el cielo, y el mundo, y la luna, y lo bueno, y lo malo.

Porque dicha belleza era perenne, como el hielo

del infierno; interminable es hoy el brillo de su halo. Sabiendo esta belleza en ti plasmada,

dirijo mi oración a vos, con el anhelo

de hallar una sonrisa blanca, carmesí y dorada. Alba, como faz que cubre el velo. Roja, de rubor, esperanzada.

Oro, de ese brillo singular que hay en tu pelo.2

_____

2. Importante es señalar que Inés, actualmente, carece de pelo. Por eso, y por otras muchas cosas más, le declaro siempre mi amor. Aunque yo no entienda de fanecas. Ni de italiano.

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Avizor

Fotograma

Para Miri, con muchísimo cariño.3

Paso las noches en vela. Estoy desvelado

en la roja habitación. Por tu luz soy velado.

La inspiración de nieve se fue; descongelado. Hoy en tu objetivo me siento desenfocado. Paso las noches en vilo. Por ti mareado.

Arritmia constante entre rejas; descontrolado. Témpano derretido deja todo anegado.

En tu pantalla soy un píxel desdibujado. En los astros busqué amor superior, galáctico. Yo, marea. Tú, luna. Entonces, yo, lunático, me haces crecer, y te vas, te has alejado...

Me entregué al horóscopo, destino romántico. Mi pececillo, quise se tu medio acuático... Quise darte aire y voz. Y me he ahogado.

_______

3. Saca la cámara, aprovecha ese don. Ya nos sacas tú la sonrisa.

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Julio Achútegui

A un profesor4 en su examen5 No sé por qué tras tanta diligencia, rechaza usted trabajos entregados

que tiempo de estudio me han quitado y que en la nota tendrán influencia,

entendiendo hacia el resto la decencia de cumplir con los plazos señalados,

siendo ellos los que me han animado a entregarlos. Y siento impotencia...

porque veo que mi plazo se termina, y que todos me pasan por encima,

y que me quedo siempre retrasado. Este plan al suspenso me inclina,

pero espero que aprecie en la rima

las ganas de aprobar de modo honrado.

_______ 4. De poesía, importa la asignatura, no el profesor. 5. En realidad, en mi examen. Él tenía que corregirlo. No había mucho más que esto. Un 3

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Avizor

A Sesi García Sin más, hubiera querido

recoger con distinción este tan distinguido galardón.

¡Viva la República! ¡Soy el Socialista! Pero tengo entretenidas las mis manos en el acto de liar que es taumaturgia.

Aquí en mi casa, el Buko, mis palabras resuenan en los mismos

muros donde son tan recibidas

para bien las rubias de portada o unas gafas de pasta

tamaño portarretratos. Pausa dramática.

Y aquí la enigmática ­ conexión entre un Claudio o un Julio no romanos

sino de verso fluido, filólogo, ahumado sin embargo con aroma de familia.

Padre, Madre, así, con mayúsculas, | 44 |


Julio Achútegui

se sirven en verdad en tu, poema

no como gin tónic servido de aperitivo

sino como plato principal. Este homenaje no es sino eso mismo, ya que dicho

no ha sido este poema, en su momento que ahora cambia haciéndose pri

vado, puesto al servicio de nuestro

entendimiento.

Así que te deseo, yo, yo mismo, infinitos carretes aunque sean digitales de viajes a Segovia entre tre

nes, cansancio, el de ida, y el de vuelta, aun perdidos. Eso es, a buen seguro, también,

lo que hace más fuerte al hombre. No sé si, Sesi, son

políticamente incorrectos estos gestos.

Fuerte abrazo.

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Avizor

Eran, son, serán

Eran y son dos

A Víctor Sierra y a Sesi García5

iguales distinguidos, distintas igualdades. Son y serán dos

por mí, reconocidos.

No importan las edades. Eran y serán,

serán y son, y están

sobre dos pedestales. Ambos a la par.

Rima en corazón.

Ritmo en sus cristales.

______

5. Como se puede observar, este poeta es un enchufado. Se lleva dos dedicatorias en el poemario, y para más notoriedad, ambas seguidas. Será por todo el Tabaco de liar al que me ha invitado.

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Julio Achútegui

Rubén6 Una lengua navega por el mar en su esencia

queriendo unificar y no luchar: clarividencia que Darío tendría con genial melodía,

ensanchando su pluma con castizo lenguaje.

Son sus Cantos de Vida y Esperanza carruaje de la métrica, estética y sublime armonía.

Él luchó con la pluma de cisne y de cóndor y de águila libre, mostrando el camino,

conjurando al hispano a fraguar mismo sino,

devolviendo a la vida los sonidos de un Góngor­ afónico en su tumba, como nuevos Cervantes

e Incas Garcilasos. Hermanados, no inmigrantes que cantan todos juntos llevando un mismo ritmo entusiasmado, los vivos y difuntos autores. Me pregunto: ¿es que los tuvo a todos encerrados?

_____

6. Le he dedicado algún otro poema, pero en privado. Me refiero a mi amigo Rubén Velasco, al que le dedico también este poema en este poemario. El nombre, por supuesto, corresponde al apellido Darío.

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Avizor

[El ritmo en la península estaba caducado.] Y cantan juntos todos,

lanzando su mensaje enrabietado, los mayas y los godos, ancestros suyos. Codo

con codo contra el mismo mal:¡pecado!

[El “utilitarismo” por Rodó denunciado.] Y rescatando el antiguo soneto

de Italia, trabajado en hábil mano,

con versos frescos, nuevos; más ufano el Mundo Hispano le guarda respeto,

falle o ponga en su sitio rima o metro o acento perdido, raro, no en vano,

pues es ejemplo, impulso, que temprano quiso unir sangre, tierras y alfabeto. Darío te diría que daría

su vida y su esperanza y su armonía por ver alguna vez fraterna unión

en torno al orbe, en toda urbe y tierra. Sería su lenguaje filo, sierra,

en contra de vileza y corrupción

(poniendo en quince versos corazón.) | 48 |


Julio Achútegui

Miradas Dedicado a una estudiante de psicología desconocida.7 Buscando las respuestas al examen hallé sin pretenderlo otro misterio.

Quizá fuese este asunto menos serio… Consigues que mis células emanen

secuencias, las llamen como las llamen, cercanas, casi siempre, al improperio, que gritan que no irán al cementerio si no consiguen antes que las amen

miradas que atraviesan a estudiantes en épocas de exámenes sin miedo

de ser suspendidas, cuando se llaman con la rabia de no haberse visto antes,

sabiendo ambas que ya no existe el cielo si viven separadas pues ya se aman.

_______ 7. Las probabilidades de que este poema sea leído por dicha mujer y reconozca el poema son escasas. Sobre todo porque existen dos cambios en esta transcripción que no se recuerdan en el primer acercamiento autógrafo del cual no se tienen evidencias. En donde dice “cuando se llaman” hay un vago recuerdo de este poema que reza “porque se llaman”, y en donde dice “pues ya se aman”, los rumores de la memoria susurran “porque se aman”. Como se ve, son cambios que puede que hagan este poema irreconocible. También pudo ocurrir que el poema no lo recibiera dicha mujer, y que no sepa que está dedicado a ella. Yo no fui testigo de su recepción.

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Avizor

Prógolo

“Con un libro y sexo, ¿Qué más necesito?”

Aristóteles, probablemente también Jesucristo Un prólogo a ciegas es como un polvo a ciegas: sabes a lo

que te enfrentas, pero los versos no están localizables a la vista, quizás solo al tacto. Así se presenta este poemario de Julio Achútegui, adalid de la barba, valladar de la birra y, tristemente para él, poeta. Gracias principalmente a esto último, y plasmado mediante su incontenible defecación versal, se nos muestran ahora estas páginas ante nuestros ojos.

Ritmo y melodía en un primer plano o una suerte de locura

demasiado consciente para casi cualquier cerebelo en un nivel

paralelo es básicamente lo que destila mucha de la tinta de Julio. Para los dos primeros conceptos (qué palabra tan estúpida y vacía)

podríamos recurrir a la siempre sugerente imagen de un metrónomo. Así, muchos de sus versos fluyen en un compás marcado, fuertemente

influido por raperos como MC Rou Sseau o Chiquito de la Calzada. Los acentos, primorosamente escogidos, se esparcen creando un son tan hipnótico como a veces molesto por esa misma razón. A pesar de

todo, la dedicación y el hecho de vivir demasiado tiempo en verso hace que la espontaneidad de esos ritmos se vaya haciendo cada vez

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Julio Achútegui

más natural para aquellos que le escuchamos, así como para su propia mente creadora.

Por otra parte, tenemos la locura efervescente, a veces difícil

de dominar incluso para él mismo. En momentos como este se me

viene a la mente alguna de esas paradojas insalvables que, pese a haber leído muchas veces los poemas en que aparecen, todavía no he

conseguido entender completamente. Con esto me refiero a algunos

poemas en los que habla de la felicidad o de saber expresar algo o estupideces por el estilo, tampoco me acuerdo de memoria; pero sí sé

que más de una vez que los he leído he tratado de petarme la cabeza por determinados sitios para que las contradicciones tuvieran más espacio en que moverse. Sinceramente un servidor procura no pensar

en esas materias, dado que no le da la conciencia, pero parece que a él sí, por ese motivo me gusta leerlo. De hecho creo que algún día morirá ahogado en una de esas interminables cadenas de razonamientos tan lógicos como locos.

Y hasta aquí esta brevísima introducción de este curioso

personaje y su poesía, de Julio Achútegui y la cosa esa que muchas veces le mantiene insomne o, simplemente, gilipollas. Tan solo me

queda apuntar que espero con ansias su poemario y que en el

momento que salga lo leeré, una única vez y, una vez hecho, lo utilizaré para jugar a tirar al blanco con las palomas o como paraguas los días que no llueva, probablemente.

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Avizor

PS: Espera: si estoy escribiendo esto quiere decir que ya lo he leído y si ya lo he leído ya puedo dedicarlo a los medios antes anotados y de

mayor utilidad, probablemente. Por cierto, el día que muera (Julio, no yo) le daré una segunda lectura, como un homenaje in memoriam cursi y metafórico (pero muy bonito) que represente el principio y el fin el alfa y el omega, el vello craneal y el vello púbico. Luego, me emborracharé.

Luis Fuente

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Julio Achútegui

Último tren

Creo que ya viene.

Que he escuchado su rumor.

Un hálito húmedo empujado se desprende de tu negra oquedad seca que evoca los latidos de la tierra, hurgada y removida por el dedo sin fin,

que empuja a mi errático yo, vagabundo,

de ti, ciudad, mi casa, hacia mi domicilio. Recuerdo Sol en la Bahía, cañones entre la roca.

Donde el Levante grita y el Poniente habla en susurros… floja se queda la fortaleza, su fuerza es poca

frente al fuerte baluarte de los castillos de Churros. Churros por desayuno, siesta tras la comida. Siempre orgulloso de la prole que tiene,

cuando vienen los Reyes no se le olvida | 53 |


Avizor

pasear por Chamartín, con sus nietos, viendo los trenes. Enrique García­Matres Allí donde estés, o bajo tierra. Un beso, Abuelo. ¿Dónde está la fuerza que aportabas?

¿Dónde disciplina? ¿Dónde el genio? Soplos de energía que se acaban. Cábalas carentes ya de ingenio. Tú eras el pilar que soportaba

tan grande familia en tan pequeño

mundo, que ahora dejas, al que amabas… Dios selló el final de tu convenio. Solos no nos dejas pues resisten las siete virtudes que trajiste

donde pusiste confianza plena. Áureo y longevo consejo nos diste,

estando enfermo amando cumpliste. Eres del Amor escudo y emblema.

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Julio Achútegui

Abel Aunque te lleven de esta tierra

Barcos de oscuras velas, y negras Es tu espíritu más fuerte, Luz detrás de ti dejas.

Amparo en nuestros brazos tu familia Buscar podrá segura de su hallazgo. Envíanos tu fuerza, repartida

Latiendo. Como late tu recuerdo. Adiós no es la palabra pertinente, Bienvenida ha sido tu simiente. Enérgico es el grito que has dejado: Luchador será Raúl, que es tu prsente. Un beso, Abel, hasta siempre. 24/03/12

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Avizor

Firmamento Para Luisa Espases Lunas nuevas son cuando amanece… Del rostro, luceros celestiales;

a las que aúllan mis ansias más bestiales;

los que me arrullan, sosiegan y me mecen, los que me centran y me hacen decir memeces; las que evitan mis pecados capitales. Del cielo, únicos ojos mortales.

Soles inmensos son cuando anochece… Y sólo en tu sueño todo oscurece,

cuando tus párpados eclipsan los orbes donde se encuentran la noche y el día. Y sólo en mi sueño la luz reaparece, ambas estrellas me sirven de norte,

luna y sol de ensueño mis pasos guían.

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Julio Achútegui

Coma Dedicado a Ignacio Penedo Madueño.

Y por extensión, a toda su magnífica familia. ¿Por qué dejar de lado al insolente mundo, que no hiere sino el alma

cuando en aras del oro y de la palma viviste, persiguiéndolos, demente?

¿Por qué tratas de herir tu santa frente tan gentil, sin dejar posar la calma

en Gloria, que es tu madre, y en tu alma, porque alguien dijo que eras diferente? ¡Maldita esquizofrenia denigrante! Invade tu consciencia inteligente,

dejando que el demonio en ti improvise con tragos al frío anticongelante,

mostrándote el sueño no intermitente… Al menos tu tapiz no pintó Nise.

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Avizor

Feria de Córdoba 2012 Alba: haría guardia noche tras noche,

dormiría en el salón enfrente de tu habitación. Quizás me abandoné, pero viniste.

Por wassap vi la luz, que tú me dabas. Borraste oscuridad, de pleno diste en este oscuro ser, que te buscaba. No sé bien tu deseo, qué pediste,

pero era tu mensaje el que animaba

al pobre corazón, que ahora resiste,

bombeando vida a un ritmo que no acaba. Gracias a tus mensajes me he encontrado; si no es por tu insistencia, aquí no vengo, y muero entre el asfalto marchitado. Porque cada wassap tuyo me salva, refuerza la virtud que ya no tengo

de abrir los ojos para ver el Alba.

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Julio Achútegui

Lluvia No pares, aguacero.

Mantienes fresca mi ilusión.

Si vivo normalmente atrapado entre acero y ladrillo, y cemento, y mármol, y hormigón.

No dejes de caer

suave sobre mi rostro (tu caricia,)

limpiando de barro y sal los surcos que al ver grises las paredes que rodean mi existencia, fluyen secamente sin dejarme crecer. Cae.

. Cae y moja .

Mójame completamente,

ponme verde, y floreciente.

Este calor ardiente que me envuelve, que me vuelve demente, ha de secar mis venas

que mustias recorren mi interior, ennegrecido por cenizas que quemaron

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Avizor

mi ser, y no mi corteza.

Que no pare la lluvia (de tu boca) Que llueva... (de tus labios) que llueva...

que llueva... N­23 Nutres

tu triste tristeza

con lágrimas negras

que caen desde tu beca. No retroalimentes tu pesar con esas gotas.

Date fuerza, Elena, pues ni Troya pudo resguardarse de tu nombre. Y no son tus lágrimas tan tristes

ya que una ciudad tú no has perdido. Falta más dinero en el bolsillo del que ni siquiera pantalones | 60 |


Julio Achútegui

tiene para cubrir su desnudo

cuerpo que está vivo y desnutrido. Y es por eso

que sé que tu llanto no se merece verte triste pues mejor estaba

guardado en tu interior para hidratarte. Quizás hoy no investigues nutrición

sino poesía.8

_____ 8. Este poema está dedicado a una chica que, en la parada del N­23, o del N­24, ya no lo recuerdo, lloraba amargamente a las 04:00 de la madrugada vovlviendo de fies­ ta, porque acababa de enterarse de que no le habían conceddo una beca de investiga­ ción. Este poema está dedicado, como otros, a todos aquellos que han caído en la desesperación o en la tristeza de vivir en la época que nos ha tocado vivir.

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Avizor

Fisiología Dedicado a una chica que estudiaba fisiología. Como acto reflejo, tornan los ojos

en pos de vos. Huyendo a refugiarse.

Sintiendo miedo, rabia, incluso enojo por tu cuerpo no ver al desnudarse.

Chocando con los tuyos, rostro rojo

de imberbe se genera, al encontrarse

en el aire, sin dar muestras de arrojo, miradas, que tratan de descifrarse.

Si nombrar tu belleza es imposible

porque no es conocida hasta el momento ni por el grueso de la antología

de Cupido, te amaré en lo legible de tu libro de texto, no contento

por llamarte, mi amor, Fisiología.

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Julio Achútegui

SPICE JET DEL – KAT 28/02 Es una estupidez no ver belleza

allí donde se muestra tu semblante, aérea y azafata, alucinante,

se esconde en tu rubor tanta nobleza que el índice real de la pobreza

se mide en los latidos palpitantes

(que tórnanme de adulto a tierno infante) que al verte retumban en mi cabeza. Porque no tengo ritmo suficiente

que cante la alabanza que mereces,

bombeando poca sangre mal teñida del rojo del que vienes tú vestida, y sólo parecen gilipolleces

los versos que te escribo sonriente.

IFEMA A la inefable belleza de tu figura:

sírveme tu rostro de luna en la noche oscura. Y esa piel morena, por el sol tostada,

sírveme de cuna, sírveme de almohada. | 63 |


Avizor

Eres el sueĂąo que yo acaricio.

Eres la dama perfecta del sacrificio

que ofrezco con mi sangre a los dioses.

Vestida o desnuda, de pie o sentada, sin que poses. Tus largas piernas siempre suculentas.

Son lentas en sus pasos pues se pierden.

Y rĂĄpido el flechazo y el castigo

de ver que no aparece tu semblante

de nuevo tras la esquina mas te inventas

en un cabello suelto y te recoges

de nuevo en este pecho, que desecho,

te ve marchar de nuevo. Y reconoce

tu gesto en ojos verdes, muchas pecas,

en rizos, pelo liso, y en tacones, | 64 |


Julio Achútegui

en bambas de colores o estampadas...

Mas soy yo quien se baja y quien te deja.

Con sin miedo Porque si el miedo me acompaña, va de mi mano a mi decisión, sea esta posiblemente

como poco equivocada.

Pero si no es con su presencia, seguro todas de tal índole serían por carecer

de miedo, orgullosas. No voy a escribirte, dije, tonto.

Todo aquello lejos quiero ahora.

Nada más cercano que tú. Cierto.

No me crees si miras. Ojos lloran. No es ingenuidad, es sentimiento. Yo estoy más dolido por mi boba forma de actuar, en detrimento

de mi corazón, que ahora te añora.

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Avizor

De la misma forma

en que el miedo se apodera de mí cuando cerca

estuve para darte la tarjeta, llegó hacia este

personaje que soy yo la rara idea

de que un día leerías mis palabras. Tu sonrisa cuando muestras el asiento

se adueña

de la exposición de la Dueñas,

y calculo su valor imponderable mayor que las obras

que el Prado albergaba, 13, jueves, ese día.

Iba vacía, te dije

que debía haberte escrito: poseías

el mundo en tu mirada,

la cual dio gratitud, miró la mía, y no dije mi nombre, | 66 |


Julio Achútegui

y no salió pregunta de mi boca. Al fin y al cabo,

yo he cumplido con mi parte,

mi promesa se ciñe a plasmar con tinta lo que parece sólo un encuentro que no es más

que ver la vida misma

creyendo lo romántico enigmático,

bello en circunstancias que normalmente lastiman. Si ahora tú leyeras, azafata

de cuyo nombre no tengo ni idea estos versos que te dejo

aquí escritos y transcritos,

ya has cumplido viendo a este tonto derramarse, cobarde, en el grito sordo del papel.

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Avizor

Julio es poesía de la misma forma que Interviú son tetas, pese

a que detrás haya formación (no insinúo que la hubiera en ninguno de los dos casos) lo importante es lo visible.

Fue criado por una cabra en Peñalara con su gemelo Junio al

que mató por una discusión relacionada vagamente con la propagación de la polilla común. Antes, ambos habían fundado una ciudad llamada Atlántida, que se hundió tras la primera guerra universal; afortunadamente ganaron ellos y no los Trekkinanos. NO CONSUMIMOS DROGAS. NO ES NECESARIO. Tras toda esta tragedia griega se dedicó al estudio en un convento en la península del Peloponeso, allí aprendió a leer y ejkri­ vir. años.

Después se dedicó a la vida loca. Fundó las Vegas y cumplió

Yo le conocí ya en la universidad y empecé a escuchar lo que decía (es como escuchar el ruido blanco de una radio, no cesa). Así empecé a oír su poesía. ¿Que a qué viene esto? No sé, pero escribe

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Julio Achútegui

poesía e incluso sabe leerla. Y ahora tú también debes leerla.

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Avizor

Infeliz, me escondo en mi castillo

de letras ensambladas como puedo, incapaz de jugar bien este Cluedo,

deslumbrado por las armas y su brillo, por el sueño de poner el anillo

de sortijas más brillantes en el dedo

que debo de encontrar en este ruedo en el que vierto hasta los higadillos. Y se queda siempre hecho papilla

el músculo que de entre las costillas no se puede escapar, y maltrecho

de mal galán, sólo Juan, crea fama y cual Polifemo sin haber dama

su canto solitario lleva al lecho. Gracias por los ánimos.

Pero no tengo ganas de animarme. Ni de hacer al azul ave

volar ni ver la luz, ni la nocturna sombra que genera su anciano vuelo.

Prefiero su encierro y oír su canto en mi austero y solitario hogar.

En mi sobrio y solitario corazón. | 70 |


Julio Achútegui

Para que su trino sea sólo mío. Identifícate

Careces de autoridad,

no puedes hacerme mella. Vacía está tu palabra

sin razones para una guerra. Ni siquiera en un susurro, en un ápice de aliento

entre tu vocablo encuentro

razón para haberme herido. Más quisieras… sin embargo

no merece el odio tan largo viaje, ni ser tan amargo mi poema, mi cantar.

Ni tu nombre merece ser dicho, no merece volverlo a escuchar.

Da igual lo que digan, yo sé lo que siento. Tú no deberías

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Avizor

ver de otra manera todos esos gestos que sólo repiten

cómo yo te quiero. Una vez lo hablamos. Todo quedó claro. No se ha repetido ese tonto fallo,

el malentendido

que una vez nos tuvo lejos de nosotros

sólo una semana. Hoy vuelven tus dudas, todas infundadas

por otras personas

que no nos conocen.

Eso me ha hecho daño, pues pasado un año,

nunca has entendido mi amistad: sincera. Y luego me atacas,

y me menosprecias, | 72 |


Julio Achútegui

muerdes con tu insulto mi sonrisa afable. Yo, que pretendía sólo demostrarte

que para ayudarte

tengo estas mis manos... No me da la gana

que de esta manera vuelvas a tratarme, no me lo merezco. No pido disculpas

porque nada he hecho digno de tu enfado, ni de tu berrinche. Estaré, perenne,

cuando te des cuenta, cerca para todo

lo que necesites.

Pero mientras tanto no me pidas nada, pídete a ti misma

más autoconfianza.

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Avizor

Exculpa este mi extraño entrañamiento. Discúlpalo de forma decidida.

Mis vértebras conocen tus lamentos, mis labios liban ser de tus heridas.

Tus vértebras soportan mis tormentos, lubrican tus labios mi mar de vidas.

Envuélveme en abrazos gigantescos. Devuelve La Mi paz Do debería.

Re­La­Mi­Do Mi Fa­Do Fa­Laría

en agrios comentarios y grotescos,

pues amplio es entre nos el parentesco, y gélida mi alma sin ti fría.

La triste tristeza se nos resbala,

rodando rauda rompe el sol del día, dejando el ojo ajado que acicala

con rímel rudas rimas que son pala, vaciando en su mirar mi ya vacía y amarga y larga agónica agonía.

Sin sierra de luthier, en mi armonía no hay lira ni violín. La melodía no sé si fue de armónica tocada

e inexplicablemente no escuchada | 74 |


Julio Achútegui

paseando en una Atocha trasnochada mi canto dedicado al mediodía. Solo

Se juntaron las letras y la tinta, y el papel, y nació la poesía. Pero él seguía solo.

Se juntaron los poetas y las voces, los zapatos de tacón y el asfalto, los labios y los bordes del vaso, pero él seguía solo.

Se juntaron soledad y pesimismo, ambición y desesperación, culos y sofás,

labios y cigarros. Se juntaron lágrimas y mocos, frenadol y catarro,

bufanda y garganta,

hombros y jersey de punto. Se juntaron brazos en abrazos, suspiros en alientos, miradas en sudores,

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Avizor

las letras y la tinta, y el papel,

y nació la poesía. Se encontraron.

No quería seguir solo. Pero así seguía, solo.

Porque no sabré si viéndote de cerca serás sueño.

Te espero en la deriva de un sofá envuelto en humo... Viéndote de cerca en mis sueños.

Ausente cuando el humo de este sofá se disipa. Re­rise Quizás

dormido en la rutina de la misma

tenue luz oscura que adormece mis latidos no encuentro el sentido, no encuentro la senda,

de hallar paz en mi mente sin librar una contienda. Y ver

pasar deprisa horas insensatas | 76 |


Julio Achútegui

por su inutilidad que era de sobra conocida, mi verso suicida

cae sin ser pensado,

y hiere y nada hace y es mentira. Está drogado. Lejos

de ser ofensivos sino al contrario.

Sirven de defensa demencial aunque insolente, creyendo inteligente

el camuflado insulto,

y ser yo quien se insulta de esa forma. Es mi yo inculto.

Perdón

por no medir el ego que me inclina

a no dar por vencida la partida aun ya perdida desde la salida

pues no son los dados

los que traen mi suerte, y sí su falta mis pecados. Mas sé

que no me he equivocado al elegirte.

Que si estabas allí no fue la fuerza del destino, sino la que vino

en forma de respuesta,

y tuve más agallas cuando resubí tu apuesta. | 77 |


Avizor

Fantasmas

A veces parece

que sigo siendo el valiente capitรกn del velero llamado "Mi Vida",

bajel obtenido sin precio,

conquistado por mi padre

en un mar de horizontalidad,

aunque allรก en su frente no hubiera Estambul. Y digo parece porque

tengo miedo a los fantasmas. Son,

en los momentos mรกs tensos

quienes tuercen mi templanza, los que asustan a mi dicha,

los que oprimen a mi pecho. Con el timรณn entre manos, fijo mi vista en el frente

que viene, repleto de nubes grises, y claros soleados.

Rumbo fijo que se tuerce | 78 |


Julio Achútegui

por culpa de los fantasmas. Unos, muertos en vida. Otros, vidas pasadas.

Unidos por la neblina

que tanto, tanto, tanto

miedo me sigue dando,

y que me hace mirar atrás,

evitando que centre mi vista en nuevos puertos, en nuevos tesoros, nuevas aventuras o posibilidades.

Fantasmas que lastran y al fondo a mi espíritu arrastran

y allí tratan de anegarlo

de ajenas culpabilidades

que alguna vez sentí mías. Que se ocultan en un marco de fotos que suponía estaban tras el piano

y no aquí: en mi habitación. Es el único temor, | 79 |


Avizor

el que tengo a los fantasmas,

el que me convierte en uno de ellos,

y el "My Life" se sumerge en la neblina, dejando de sentir, dejรกndose llevar sin remar,

oyendo lejano el rumor de la vida, tan aletargado, tan simple, intangible, asustado, surcando el oleaje

de un Leteo indeseado... Que vuelve,

aunque lento al principio a resurgir

de la oscuridad mojada

la que fuera mi barca hecha balsa del temporal maltratada.

Y aunque llegue de nuevo a tripular este carguero de sangre, marinero

cobarde sigo siendo,

y los fantasmas van minando mi avance porque su miedo, | 80 |


Julio Achútegui

que ya he sentido sin sentir, que ya he vivido sin vivir, porque yo he sido sin ser, como ellos,

aún tiene para ambos

barreras infranqueables.

La causa

Si es que,

al fin y al cabo,

me da igual todo. Sólo quería hacerte el amor.

Pero para que tú me lo hicieras a mí. El caso es que sigo llorando cuando me levanto,

y cuando te escribo, porque ni te tengo, ni te tendré, ya

más allá de lo que has sido y serás:

recuerdo.

| 81 |


Avizor

Pero no, no es real, no te recuerdo.

No recuerdo la sensación de sentirme querido, de sentirme amado,

porque no lo hiciste. No me quisiste. No me amaste.

Viniste a devolverme el dolor

que yo había sembrado en tu pecho cuando no eras más que sombra debajo de aquella tierra.

Sombra húmeda y fértil,

inundada de sueños emergentes,

pero pisoteada en el jardín de los adultos, por un sin fin de motivos que ni tú, ni yo,

ni nadie cabal comprende. Y la semilla de la rabia | 82 |


Julio Achútegui

la había empujado yo de nuevo, cuando había brotado,

cuando había comenzado a florecer, lo mismo que a los espárragos se los cubre con arena,

a fin de que queden blancos, puros,

inmaculados,

tiernos y jugosos. No quise darme cuenta de que al final

lo que yo quería,

lo que realmente había amado, era lo que había de matarme,

lo que me ha dejado agrietado, en una sucia venganza

que emergía desde el barro macilento que formaron

el polvo con el que yo te tapé los sueños,

y las lágrimas

que no me atreví a secarte.

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Julio Achútegui

Cuando pienso en la poesía de Julio siempre viene a mi mente

un "Joder" a dos voces, una es la de Jack Nicholson y otra la de Spyke Lee.

La definiría como algo. Fuera. De. Lo. Común. Fuera. Lo.

Que. Fuera.

Sí no la conocéis leedla. ¡Ya! ¡¡¡Va en serio, esto no es una

puta broma bastardos!!!

(Espacio en el que espero a que terminéis el poemario

jugando con un puñal y una pistola a papás y mamás)

página.

¿A que mola? Yo me excito mucho con lo que dice desde la

La poesía de Julio es una bella dama que un día se cansó de

serlo y ahora es una puta irrespetable (juju) y a día de hoy se divierte siendo.

Como toda poesía que merezca consideración Consideración aparte merece Julio.

Vade Retro

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Avizor

Tanto Frente al vacío existencial de la amargura de mi ego, busco en la rutina de la tinta malgastada

forma de aliviar el silencio que nunca siego,

que no trae el sosiego añorado al besar la almohada. Ráfagas inútiles plasmadas pliego a pliego,

que tienen por destino, entre papel enterradas,

nutrir aún más, si cabe, el lacrimeo con que riego los tiestos de las penas que jamás son olvidadas.

Yo seré el culpable; soy culpable; fui el culpable

del llanto; de mi llanto; de tu llanto. Tantos llantos que imprimen el reflejo de este ser abominable.

Y siento impronunciable cada grito, cada canto, dejando que la tinta por mí hable. Por mí hable

sintiendo imperdonable haberte dado tanto... Tanto.

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Julio Achútegui

Comprendo que no puedo

llegar solo es un suplicio llegar solo representa

al menos para mí

un nuevo principio

un nuevo inicio.

Como una línea recta al infinito mis pasos a la vida son una

la misma

diferente canción

llena de indecisión vacilación

que se plasma verso a verso

renglón a renglón.

A veces sólo necesito un abrazo.

A veces sólo necesito que me animen.

A veces necesito que esas veces se vuelvan siempres. Para no estar siempre buscando a veces.

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Avizor

Hola, espectros.

Tengo miedo a mis demonios. Por eso, no puedo escribir una bio­

grafía del menda. Necesito que alguien/álguienes me escriba una o que la elaboréis aquí mismo, yo hago como que no miro. ¿Por favor? ¿Me ayudaréis?

Julio Achútegui es el fruto de una de esas hermosas e infrecuentes

partenogénesis humanas, lo cual, según algunos, explica sus múlti­ ples puntos en común con Jesús. Continúen

Para poder entender la inenarrable complejidad del vagabundo de

mil caras es indispensable el trato personal con, al menos, treinta y tres de ellas. Realmente, respecto a su biografía, solo cabe pregun­

tarse: ¿Qué Más Da la vida de Julio? (Aquí puedes insertar tu móvil a lo marquitos durán)

Que en la mía solo ponga "23". Como caminar descalzo entre gargajos. Quién sabe.

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Julio Achútegui

Julio Quémásdá: Nacido en un hospitaL de cuyo nombre no quiero Acordarme, Pero por estA Zona.

Barbilampiño sin vocación, barbudo de esperanza bárbara futurible,

el mundo le sabe a poco porque ya conoce al 73,6475 % de la pobla­ ción, ambicioso de lo vicioso y amante de la cerveza, a espaldas de

su mujer, la música. Sonriente los lunes (sobrevivió a otro finde), ra­ perro, escritor de letras de Matsu (no, no es un estornudo gracioso). Cursa Hispánicas en la UAM (léase como un grito de guerra), ha trabajado de tantas cosas que no puede recordarlas sin pensar. Ahora en serio, es. Y está.

Pero ausente Si quieres contactar pregunta, seguro que alguien lo conoce.

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Avizor

La siesta Ha llegado de nuevo el Viernes temido,

el que tanto añorabas para irte de fiesta,

el que asusta recortando el horizonte, y dormido abarata tus sueños, (atacándote en la siesta). Costumbre española exportada, expoliada. Las dos de la tarde. Y Bankia, malherido,

con ansia gigante, de esta España, expiada,

en un Rato rellena con tu sueldo sus ronquidos. Ni saber, ni ganar, ni leones, cocodrilos, ni novelas verás sesteando, tendido,

ni nunca más tendrás fin de semana. Tranquilo: no verás el siguiente recorte hasta cumplido.

Porque vuelve este Viernes esperpéntico, dolido,

ya que no podrá mirar cómo en el pueblo te reúnes. Mancillado su nombre, antes por todos querido,

y ahora más odiado por los pobres que los lunes. Al Lunes lo miramos malamente con trabajo,

pero ahora nadie tiene, y lo miramos compungidos,

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Julio Achútegui

porque nunca más la fábrica te ofrecerá un destajo... Si te ofrecen, es un sueldo miserable o un despido.

El único leal a su nombre es el del Santo

Viernes en que dios murió, y nos dio al olvido.

Olvidarás tus sueños, tus siestas... (Mientras tanto

los banqueros y los curas brindan juntos, divertidos, con políticos y empresas millonarias,

regalándose trajes, regalándose el oído).

Los recortes, que gotean poco a poco, crean parias,

cierran bares y talleres... Pueblo pobre, y exprimido. Tendremos que robar, y repartir, si no queremos morir de inanición, o de tristeza, deprimidos,

porque no habrá más que dar dentro de poco, y nos veremos en la mierda de gaviota, hasta el cuello hundidos.

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Avizor

Sodomía

Esperando con tensión la aceptación de mi beca, no sé yo si todo lo que pido será mucho:

algo de dinero para no andar como un chucho, falto de tejado mientras pago una hipoteca.

Una hipoteca que me han impuesto: biblioteca, tú serás mi casa, techado por el que lucho,

porque domicilio ni tengo, ni con serrucho

podré construirlo. Y ahora mirando a la Meca...

con el culo en pompa, ciudadanos, nos han puesto. Bankia lentamente se ha bajado el pantalón

y de un empujón nos ha metido un nuevo impuesto. Mientras, ciudadanos, abrochaos el cinturón, que para la nevera no tenemos presupuesto,

pero para el banco son siete, que no un millón. Pública televisión.

Un señor asturiano, Somoano, que se llama como yo,

licenciado en Periodismo, filólogo, | 92 |


Julio Achútegui

con profesión,

experto en estudios ingleses, con dos masters,

cómo no…

es elegido a dedo (7 votos a favor,

0 en contra, 0 en contra 2 abstenciones, 2) para un puesto,

para todos

en la pública, televisión. Aplaude Santamaría

la independiente

decisión.

Mientras sus paisanos,

tiznados de negro carbón, junto a los aragoneses, caminan en dirección

de la mano con los leoneses hacia Madrid: su ambición,

que se cumpla lo prometido, nada más. Su asignación. (Ningún minero becado de la tele será director,

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Avizor

pues serán recortadas las becas, y las minas de carbón). I+D Previsión de la metástasis en sangre I+D

Suma y mejora.

Un simple análisis que cuesta cien mil euros microscopio.

Caro pero bueno, pero bueno, en vez de dar capital,

de vital, necesaria, relevancia, los genios al exilio,

lejos de su patria han de estar.

Los genios de la banca, con su Bankia duchos son para restar. I­D

Para ellos, la mitad

de todo el presupuesto general.

Podríamos prever la metástasis

pero el banco es el cáncer del flujo y su sangre sigue sin analizar.

Ni siquiera I hay, | 94 |


Julio Achútegui

por tanto D no habrá,

o negativa será, y la igualdad si llega a cero al menos,

al menos diré: menos mal. Aunque digo: insistiremos: más I + D. Más. Ya.

El jardín Pobre jardinero que no quiere

dar un corte más a su preciosa planta que se eleva, pero debe

ser quien dé la vida o dé la muerte a todo aquel brote que nacido

haya de la planta en algún lado

donde no debiera o que peligro para su vivir mismo tuviera.

Sabe el jardinero que ese corte sirve para dar la fortaleza al

tallo que en el centro grueso crece | 95 |


Avizor

dando a posteriori mejor rama. Pobre presidente que no entiende

que este pueblo no es bonsái alguno. Y que si recorta lo importante luego no podrá regenerarlo.

Que la sociedad no se merece ser cercenada desde la base,

que es quizá mejor dejar las hojas antes de cortar, recuperando

todo su verdor con luz y agua, no dejando claros con tijera.

Sabe el jardinero que no quiere ser doloroso ni impertinente.

Corta, sí, las ramas de su planta, pero sutilmente, en superficie. Luego alimentando las raíces,

riega, labra, cuida, mima. Ama.

Quiere ver crecer de nuevo vida

nueva, fuerte, verde, siempre sana. ¿Sabe el gobernante qué recorta?

¿cuánto cobra un triste medicucho? Habrán de acusar su negligencia | 96 |


Julio Achútegui

porque no hubo dinero para gasas. Sabe ese doctor al menos algo,

algo mucho más que los siguientes médicos que fueron a operarnos, a ellos les dejaron sin ejemplo. Fue con escalpelo recortando

como un cirujano el presidente toda la estructura educativa

que hizo que el cardiólogo de turno, el que fue a salvar su pocha vida, gracias al recorte educativo

nunca hubiera visto, practicado,

un "by­pass" a un hombre moribundo. ­Necio­ le dijeron, pero nunca

admitió el sistema que creaban, que la culpa del fallecimiento

de ese moribundo, un presidente, fue un suceso trágico ocurrido

por un mal recorte, mal pensado. La planta del jardín está privada de libre albedrío, y el recorte

hace de su forma un ostentoso | 97 |


Avizor

adorno que carece de importancia salvo para el diestro jardinero.

Las personas no somos adornos, recortar servicios y cultura

sólo sirve para denigrarnos.

Yo no digo dame, digo hagamos. Yo no digo gratis, digo ingratos. Que todo en la vida es a pelea

ganado, y que gratis no se tiene

nada, y sin luchar, sin dar de lado no puedes crecer. Vaya mentira. Se cree el ladrón. Cruce de acusaciones

en función de la elección, por fin juzgarán a Rato,

no olvidéis su presunción…

­¡de inocencia!­ reclama el gobierno, ­¡de culpable!­ por la oposición… ¿Y si fuese otro el juzgado?

¿Y el gobierno? ¿Misma opción?...

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Julio Achútegui

Un ministerio instruido

por los mismos dos ladrones, que se roban mutuamente,

que alaban sus mutuos dones, que se acusan uno a otro,

que defienden sus posesiones, las que no les pertenecen: educación o pensiones.

Controlada independencia vigilada por cegatos,

¿somos Europa o España?

¿Reyes Herodes? ¿Pilatos?

A veces creyéndonos amos, a veces pagando los platos, (rotos estamos aún todos,

los humanos y los contratos). Trabajadores noveles

como mi hermano se quejan, porque aún teniendo trabajo no hay justicia que proteja

que sus funciones sean unas, y no todas: esto se aleja

del trabajo digno, de todos. | 99 |


Avizor

Trabajar es estar entre rejas. Trescientos cincuenta puestos de trabajo en un IKEA,

cincuenta mil exclusiones

en recursos humanos. Vea dios PP papa SOE,

sentado allá, en su azotea, que el alborozo creado

menor es que la “Roja” marea. El carácter indivisible de política y justicia,

por mucho que quieran mentirnos, conduce a la vil avaricia. Retomo, pues, el asunto

por el que todo se inicia:

juzguen los hechos, al hombre,

y aquello que su error propicia.

Arde España Arde España bajo eterno fuego, de aberrante clase, | 100 |


Julio Achútegui

crematorio, huesos. Arde España bajo eterno fuego, soplo de verano,

¡pirómano, pirómano! Arde España sobre lento fuego, dictador, absoluto, tajante, tirano. Arde España

recortada poco a poco con guadaña.

Arde España

censura a la cultura

bombo, platillo, pan, grada. Arde España

se niega al inmigrante la salud

se deja al residente sin jornada. Arde España

en el horno de Bretón

en hectáreas calcinadas | 101 |


Avizor

en los recortes sociales. Arde España.

Arde España…

Reset Ahora no son corruptos,

los políticos no se manchan.

No reciben sobres, sobornos,

no reciben más que avalanchas de gente que sigue indignada

por SU BUEN HACER de las cosas, ellos se lavan las manos,

sus acciones, todas hermosas... Bárcenas, sólo una mancha, el popular tesorero...

Rato, no quiero mentarlo...

(será todo borrón si derribamos el tintero). Es opinión periodística, mía no, sino de ABC.

Ninguno de su partido

pone al fuego la mano por él...

| 102 |


Julio Achútegui

Que se acabe ya este juego. Políticos: todos al fuego.

El arte que es por el arte,

capaz es, (como que este reparte), de su época ser prensa y eco,

denunciarles, mandarles a Meco, a esta panda de mequetrefes... (Alfredo, tú no te escondas, porque vaya con tu jefe...) En fin, estoy triste de nuevo, no quería versos de rabia, ni demagogos, pringados

de política, (ensucia mi labia

hablar de estas cosas). Borregos, votasteis, estabais en Babia...

Pulsen "reset" en democracia.

Renovarse o morir. Nueva savia.

| 103 |



Julio Achútegui

Las teorías contemporáneas con respecto a la colonización y

subalternización de los otros son tomadas desde los modelos coloniales y de la producción de saber del Imperio Británico sobre y

en sus ex­colonias, como es visto a partir de teóricos como Julio Achútegui.

G.

| 105 |


Avizor

Del cuándo, no tengo ni idea. Del cómo, quizás. Tu tristeza. Del por qué jamás hablas, y me preguntas a mí. ¿Por qué?

No sé, te respondo.

¿Cómo he llegado a este punto? Conjugando la tristeza

cuando hube de obviarla,

habiéndola dejado perecer a su natural ritmo

sin forzar un solo acento.

Sonrisa Puesta siempre. Cuesta.

Siempre por gusto.

Y a disgusto.

Pues si no estás

te busco incansable. Aunque duela.

Aunque duelas.

| 106 |

De incisivos a muelas hazte visible.


Julio Achútegui

FUGA En la cobarde fuga,

dejando de mirar por el despecho, bajaste habiendo olvidado

despedirte de mí. Por no verla. A la muerte, sí, la muerte

de los ánimos de tu cama solitaria como la mía.

En cierto modo colapsada, en cierto modo colapsado, por no conseguir tú,

ni haber conseguido yo, ni un yo, tú,

ni una tú, yo,

al menos siempre he sabido

comportarme como siempre siempre que no he querido. Gratitud. Roots Yo creo que todo se me pasaría

en ese momento en el que tuviera más cerca de mí tu calavera.

| 107 |


Avizor

Quizás se me pasara la idea de dejar

de hacer las cosas sólo

por ver qué cara pones. Cosas como respirar. Pero tengo más fuerza en mi interior, de esa que oprime, de esa que de tenue rumor crece hasta grito y no cesa; de esa. Y más temple, y aguante, y paciencia, y tiempo por delante, (bendita demencia)

y un tic­tac constante, (maldita conciencia)

y un tesón latente, revitalizante. Pero entiendo tu manera de pensar,

y aunque nunca tú te has puesto en la mía, comprendo que no puedo cambiar­

­te Invito a reflexionar.

No he visto nunca aún que en mí confías.

| 108 |


Julio Achútegui

Renacimiento La sonrisa

y la lágrima

están supeditadas a una sola causa

que es tu decisión: sonríe

cuando quieras, llora

cuando quieras, pero quiere. Deseo. Que sí. Que sé

que si te sueño

nada malo podría a mí pasarme. Mas sé

que si pudiera no soñarte

| 109 |


Avizor

por tenerte

cerca de mis manos,

volverían mis demonios, mis eternas pesadillas a arroparme.

En esas tan odiadas

tus ausencias.

Andar El compendio de mis miedos unido al de tu ansiedad, precipita mi caída, reactiva tu locura.

Así como yo dudo,

así como tú quieres que yo sea, no seré.

De tanto cambio dado sin un final concreto

yo mismo me he perdido

y he buscado encontrarme. | 110 |


Julio Achútegui

El único problema

ha sido hacerlo fuera

de mi propia persona,

poniendo en ti objetivo, y no construir camino sino fijar la meta.

Poema mudo quedas

cerca de tu crítica mirada

que nace de forma introspectiva

que mira su interior y se adolece

de ver su voz marcharse de puntillas

y el ritmo que se aleja es tal cual Doppler describe en las sirenas neohoméricas de algún accidentado, atado Ulises. (A este lado del espejo) Cómo

podría impresionarte me pregunto. Te digo.

Cada vez que te veo busco tu mirada

| 111 |


Avizor

para ver tu aprobación. Me pesa

cuando te avergüenzo

porque me avergüenzo. Tendría que cambiar los versos anteriores

por cada vez que me veo y podría impresionarme. Y aún así

todo seguiría igual y todo

sería lo mismo.

(a este lado del espejo)

Las personas felices están en peligro de extinción. Están me excluye

del grupo de personas felices. Es tan | 112 |


Julio Achútegui

trágico. Están en peligro de extinción porque hoy lo están ­felices­

pero mañana podrán no estarlo ­felices­

o no estar. Feliz es

un estado.

Persona no. Las personas están felices en peligro de extinción. Están en un estado finito

(como cualquier Estado) de existencia, felices

porque se sienten únicos. Yo no.

Yo no porque están me excluye ­como antes­

| 113 |


Avizor

del grupo de personas felices o

­como ahora­

del grupo de personas en peligro o

­como puede que mañana­ del grupo de personas. Yo soy único. Este poema tan exclusivo ­paradójicamente así es­

así me hace. (Por tanto me hace feliz

y por eso estoy en peligro de extinción).

Presar Expresar una idea

en varias palabras | 114 |


Julio Achútegui

o incluso

en unas cuantas palabras y pensar

que una sola ­ la palabra de la idea ­ te da ya

ella sola la idea A) b)

expresar A) PRESAR

Las ideas se apelotonan hacinadas unas contra otras,

y son ideas cuando dejan de estar hacinadas unas contra otras

para enfrentarse frente a frente con otras ideas ex presadas

que conviven ­ con ­ nosotros ­ los vivos

(las ideas no tienen vida sino en los vivos) en otra prisión

tras ser expresadas. | 115 |


Avizor

Apresadas en colectivos seres que las asumen, las interiorizan,

las hacen suyas, las apresan.

Vuelven a tener que ser

­ pues dejan de ser hasta que son ­ expresadas.

Y no saben hasta que punto supone un problema para una idea

ser expresada:

se la considera expresidiaria

y siempre hay alguien que quiere volverlas a A)

presar. Al menos he aprendido

que la espera,

además de la agonía, | 116 |


Julio Achútegui

da tristeza,

hiere orgullo.

Habiendo desprendido

de mí, fuera,

tu persona, autonomía, gano fuerza,

daño intuyo.

Por eso no te espero, ni tu beso

(o) tu llamada.

(O) eso intento.

Ni creo veraces las derramadas. Salgo ileso.

Des­espero.

(Pero) Miento.

Amor (¿Otra vez? ¿Bis?) No sé qué promesa le hice al hado. No sé bien si púsome una trampa. ¿Eres tentación? ¿Serás pecado?

| 117 |


Avizor

Sé que mi tristeza, al verte, escampa. Yo no sé qué fue lo que pediste.

Yo no soy galán, quizás soy rana.

¿Soy yo tu demonio? ¿Tu despiste?9 No me visten sedas, sino lana. Eso sí, si visto tus oídos,

nada burdo habré yo de decirte.

Sé que serán vanos mis cumplidos, lejos estarán de seducirte.

Son, serán, y siempre, así lo creo, vagos describiéndote en belleza. Eres carne, sueño, sed, deseo,

motivo de euforia y de tristeza. ­ Antes de que ocurra

lo que ya ha ocurrido. –

______ 9. El demonio está en tu mirada perversa, que solo quiere complacerme. No son necesarias las dedicatorias.

| 118 |


Julio Achútegui

Advertencias:

esto no es un juego.

Aunque así nos lo tomemos.

Por supuesto. No va a faltar.

Pero tampoco hay que nombrar porque está implícito.

le/lo/la

La salvedad de hacerlo nuestro es exclusiva.

Y oportunidad. Conozcámonos conociéndote. Ya no es búsqueda, está.

Comprobado. Puedo con

él/ello/ella

Quiero ahora saber

hasta dónde puedo llegar

(porque no hay medida nunca

para lo que de verdad, en el fondo, se desea) No dejemos entre tanto que ocurra

| 119 |


Avizor

lo que ya ha ocurrido. Lo que quiero negar y sé que no sobra

vaivenes, innegables, inaudibles de tam­tam

que al este de estos versos perdidos, los cuatro volverá a nacer, a morir y a resucitar

Tú Tú te deslizas por mí interior.

por mi

Nutres este segmento o me nutres de inútiles

fugaces límites rítmicos en estas formas

como palabras. Sólo como

no siendo

pues no son palabras.

Son silencios enmendados

o enmendándose,

| 120 |


Julio Achútegui

Provoco tu risa

con mis payasadas.

Tú, mientras, provocas un raro temblor.

No tienes ni idea, y es sólo tu bizca mirada cruzada

la que agita mi interior. Yo, quizás, un tonto. Tú, jamás, la borde,

aunque eres un límite que me causa temor. Y sé lo prohibido

de acercar mis labios. Ansío los tuyos,

y su aroma, y su sabor. Todo el mundo duerme, y no sólo el mundo;

también nuestra conciencia.

| 121 |


Avizor

Me puede el deseo,

me puede el hambre.

Me debo al intelecto y no desato la pasión.

Por tanto estoy rendido,

sigo siendo un pusilánime, mas mi mayor defecto

no lo he descubierto aún. Son ganas de aplacar la sed lo que ruge en mi sangre, y son mis venas vías,

carriles de indecisión,

desviación del riego. Cabezas divididas.

Sigo siendo bicéfalo y muero por inanición.

Y tú vendrás detrás sobrecogiendo mi desdicha, y yo como famélico que aguarda su ración,

lejos de ser cauto, estar atento, ser consciente, miro hacia otro lado,

busco otro refugio,

evito mi reflejo,

| 122 |


Julio Achútegui

y sigo perdido en ensoñaciones

para seguir creyendo en sueños. (Mas los sueños, sueños…) Tú, yo.

Tuyo. Sin serlo. Sin ser,

lo tengo claro. Tú, yo

separados

del resto del conjunto pues junto

a ti estaré sin estar

al igual que por ahora. Tú, yo,

tú, corazón,

yo, despiadado. Tuyo.

Despedazado.

Para ser al final, sólo,

tú, yo.

| 123 |


Avizor

Hoy te he visto. Paseabas. No lo sabías. Te quería. Las señales eran claras. Pero la urbe era densa. Quisiera sentir el tacto

de nuestros amaneceres. Sentir como se eriza

cada vello de tu espalda con cada caricia, con cada roce

de mis labios descendentes por la línea que ella traza.

Tener prisionero el movimiento de mi ser

entre la cárcel

de tus caderas. Bailar en vertical y horizontal el baile del aliento, (almaconcentrada) | 124 |


Julio Achútegui

exasperado, aullante.

Luego las prisas

y hacerlo corriendo todo

como si no hubiera más tiempo por delante. Te miro y te veo

con los ojos vueltos hacia mí, expectante. Te

siento en tu mirada, la excitante. Te

siento de nuevo en aroma y licra.

Y dejo que me influyan tus palabras, resbalen de tu líbido constante.

Querer cuidarte. Borrar cuidados.

Andar sin miedo a decir cuidado.

No tener presencia sólo apariencia.

| 125 |


Avizor

No tener

presente. No tener futuro.

no tener

ganas de mirar atrás. Sólo

adelante viene siendo cuidado

peliagudo avanzar pesado y lento por no tener te

diría que lo siento pero lo siento y no te

quiero borrar de mi mente ni del contacto

de lengua y labio con tacto

húmedo y onírico.

| 126 |


Julio Achútegui

Inside the car Si en lugar de fumar, leyera,

no me perdería en nubes grises sino en cúmulos rosáceos en otro mundo extraño

en otras vidas infelices. Si en vez de fumar, escribiera

más de lo que ya hago, en mano llaga tendría.

Hubieran nacido de la misma millones de vidas tristes.

Si en lugar de fumar, sonriera

como cuando más me está doliendo, abriría en tu rostro latitudes

de comisuras nunca exploradas. Pero fumo. Y no te digo más. Bueno, quizás... Si en lugar de fumar...te besara... | 127 |


Avizor

Elegía y epitafio. Una gota de cerveza

como arenas movedizas crea en la celulosa

una trampa para tinta. !Tinta desgraciada!

Ansiosa de libertad,

tras tiempo encerrada en tu tubo tuviste la mala fortuna

de caer en aquel agujero.

Y los versos que plasmaste, primero se emborronaron, luego desaparecieron.

Y ahora son estos otros de aquellos elegía y epitafio.

Los e;bés presentan:

NO ES ORO TODO LO QUE...

(ES POESÍA)

Las lenguas vernáculas

que aspiran a ser siempre

resultan, en sus formas | 128 |


Julio Achútegui

a veces, incongruentes. Los siglos ya pasados

pasado son, y ahora

las lenguas vivas moran

en bocas muertas, solas,

perdidas en un mar de asfalto y luces, heridas por el brillo del neón.

Sus áureos caracteres ya volaron

y sólo hablan de amores sin pasión. Son tantas las putas del literato

que ya no quedan vientres seductores que sirvan a estos labios incorruptos para encontrar aquel dorado amor.

Es

un concepto frágil y volátil,

quizás mejor narrado en estos tiempos,

pues siempre causa el mismo sufrimiento,

mas no hay tabú moral como hubo otrora... Y el puto lenguaje desnudo aflora, dicho sin tapujos

sexo hasta en la sopa. | 129 |


Avizor

Los críticos buscan las inmundicias y autores se las sirven en bandeja. Y en esa flor constante de vagina esconden sus sueños,

su ilusión,

sus depresiones,

y todas las pollas con sus cojones eyaculan joyas. Corazones rotos, descosidos

desnudos de alma,

desgarradores quejas

gritos

aullidos profundos

Dioses, Demonios,

Lunas y soles.

Y al buen amor emulan

al contrario.

Mi crítica es poema criticable

y crítica también mi situación.

| 130 |


Julio Achútegui

Palabras de amor Me senté en un parque, en una mesa, a escribirte palabras de amor. Sólo puse polladas. Debe ser porque en la mesa una había dibujada:

Una polla dibujada.

(ahora dos)

Una polla con sus cojoncillos dibujada en plena erección (porque nadie pinta pollas flácidas, rutinarias).

Dibujé yo una polla a su lado más bonita, mucho mejor.

Y al lado escribí tu nombre, o sea: que te dediqué mi polla. La que había dibujado.

¿Desde entonces qué hice? Pollas.

¿Hasta ahora qué pollas he hecho? Te he dedicado mi polla

en muy diversas superficies: papeles, pizarras, paredes...

| 131 |


Avizor

Pollas perfectas, impecables, pollas inconmensurables, pollas sin parangón.

Porque no todos saben dibujar buenas pollas aunque todos te escriben palabras de amor.

La poesía es mentira Que les den por culo.

A la tristeza de mis ojos,

y a los falsos acontecimientos que pintamos, borrachos de líteras erráticas tú y yo,

en las nocturnas elucubraciones.

| 132 |




Avizor. A modo de epílogo a la segunda edición corregida. Gonzalo R. Suárez. Esto no es otro prólogo al estilo no­lugar achuteguianio ­como yo los entiendo­ en las procelosas páginas de este irreconciliable actor madri­ leño. Simplemente pretende ser una pequeña huella de todos los que, de un modo u otro, hemos participado de la creación de este libro. En mi opinión, la poesía de Julio es el perfecto ejemplo de cómo no se ha de escribir poesía: con las uñas, con los dientes, a costa de la salud, con la vida, al fin. Pienso que, quizá, si Herbert hubiera estado, en algún mo­ mento, desesperado habría salido algo parecido a lo que acaban de leer, ojear o comprar. Pero no, la poesía de Julio sólo puede acabar como las buenas óperas: a navajazos. No desconfíen de la forma y la sintaxis clásica pues, en frente, a modo de espejo, y detrás suyo, a modo de asesino, tiene la vida tormentosa de alguien que no se deja ver, tanto como creemos. Que no deja de creer que, después del acoso policial, o los dramas familiares de un barrio cualquiera de las afueras de Madrid, existe la posibilidad de redención. En el mundo en que él y tú y yo vivimos existe gente que roba, que mata, que se suicida, que reza, que ve la tele, que se pudre entre billetes, que pide, que manda, que se pierde. Existen hijos de puta, gente humilde, santos, verdaderas hienas, pero a veces, y eso es lo valioso de este libro, más allá de juicios críticos para los que no hay lugar ahora, aparece gente luminosa, que es lo que expresan los poemas de Julio. Quizá muchos de estos poemas ­casi juegos­ la mayoría, puede que todos ellos, sean engullidos por el mecanismo del olvido y por la sobrecarga de oferta editorial; quizá no haya una tercera edición, pero ya se habrá conseguido. Puede usted sentirse afortunado durante unos se­ gundos, hasta que el tiempo o la noche a todos nos esconda.


Otros títulos de la colección Antología bárbara Avizor (poesía) Del otro lado (relato) Experimentos de vigilia (relatos) Gente con sombrero y otro poemas Los ojos blancos (relato) M (relato) Morada y plata (poesía) Rómpase en caso de uso (poesía)

Colectivo Julio Achútegui Munir Loro Gonzalo R. Suárez Munir Munir Gema Palacios Vade Retro


Los e;bes se daran x satisfechos si alguien quiere publicar su propio libro.

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