DJ MAG ES 032

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or primera vez Classixx parecen faltos de palabras. Durante la última media hora de su conversación con DJMag, el dúo de Michael David y Tyler Blake estuvo relajado, tan cómodos y naturales como cabría esperar de dos personas que se conocen desde la infancia. Ambos exudan tanto buen rollo como sus discos; con sus canciones originales, como su ultimo single ‘Holding On’ y sus remixes para The Gossip y Phoenix, todo house y disco, desde una disposición de lo más relajada. En efecto, como Michael – el menos emocionado, aunque igualmente efusivo de los dos – destaca, “hasta cuando buscamos lo que consideramos grande y agresivo, la gente siempre dice que suena bastante relajado – lo que está bien”. Pero lleva a DJMag a preguntarse qué es lo que puede llevar la furia a Classixx, una pregunta en la que – a juzgar por el silencio repentino de ambos – la pareja jamás había pensado. “No me gusta cuando la gente se trata mal”, dice Tyler, tan perplejo como un niño al que eligen para el equipo de futbol en el colegio. “Siempre que veo gente haciendo eso siempre me sorprende, porque es como ‘¿Qué ganas, tío?’. Es muy confuso para mí porque no entiendo por qué hay que hacer daño a la gente”. Entonces, Classixx no son exactamente insurrectos del punk rock que escupen en la cara del sistema. Ni es su álbum debut, ‘Hanging Gardens’, el sonido de dos hombres soltando sus tormentos interiores para encajar en el estilo de Ian Curtis o Kurt Cobain. “¡Ambos tenemos una gran relación con nuestras madres!”, se ríe Michael respondiendo a otro de los intentos de DJMag por sacar a relucir cualquier ápice de su lado oscuro a la luz. Pero lo que el suave, flexible y soleado ‘Hanging Gardens’ es, en definitiva, es un producto de no solo dos tíos felices, sino también del ambiente en el que se grabó – mitad en el estudio cerca del lugar donde crecieron los Classixx en el valle de San Fernando, mitad en un estudio que contempla el océano Pacífico en la famosa Venice Beach de Los Ángeles. “La cuestión con Los Ángeles es que, simplemente, no es un lugar para deprimirte”, aclama Tyler. “Es bonito y el clima es genial, y eso viene acompañado de un montón de música de la Costa Oeste. Hasta algo como N.W.A – que es música muy dura en algunos aspectos, pero Dre estuvo sampleando viejos discos boogie,

así que suena más cálido que frío”. “Tan sólo ir conduciendo por el Westside e ir escuchando R&B antiguo en la radio 92.4 FM o ir a las noches que preparan Dam-Funk – toda esa cultura te afecta”, dice Michael. “En lugares como este parece que la música termina siendo más divertida y optimista”, continúa Tyler. “No hay mucho espacio para hacer música oscura aquí”.

Superficies perfectas

Si de alguna forma sigues teniendo algún ápice de cinismo después de empaparte en el jubiloso rayo de vitamina D de ‘Hanging Gardens’, podrías decir que la música de Classixx resume lo que es su ciudad natal de otra forma que no sea la de la banda sonora de una película de surf llena de cuerpos bronceados y brillantes olas. Mientras canciones como ‘Stranger Love’ o ‘Supernature’ brillan con el glamour del skyline de L.A visto desde Hollywood Hills, también pueden parecer tan superficiales y obsesionadas con una superficie perfecta como la propia ciudad, con nada realmente sustancial ocurriendo para cualquiera que busque algo más que grooves de buen rollo, para agitar sus cócteles mientras bailan alrededor de la fiesta de la piscina. “Definitivamente, puedes encontrar gente que sea rara y superficial y obsesionados con ellos mismos, pero creo que puedes descubrir que esa gente está de paso”, dice Michael. “No conozco a nadie que salga por Hollywood, por ejemplo – es un lugar raro y el concepto de ir a un club es completamente extraño para mí. Es demasiado complejo hacer una afirmación general, sin más, sobre Los Ángeles”. “Mucha gente viene y dicen ‘Qué falso es Los Ángeles’”, asiente Tyler. “Pero entonces te das cuenta de que se han quedado en algún hotel pretencioso en Hollywood y han ido a algún club de estos donde te sirven botellas, esos sitios son muy superficiales, pero eso es solo una pequeña parte de L.A y de los estilos de vida que encuentras aquí. Hay como 16 millones de personas en toda el área de Los Ángeles, así que cualquiera que diga que no encaja, probablemente está hablando sin tener ni puta idea”. En efecto, a pesar de que no hay nada sórdido en ‘Hanging Gardens’, es mucho más diverso que a primera vista. La canción que abre el disco te sumerge en burbujas deep house, antes de llevarte volando al himno de nu-disco reminiscente de Aeroplane, ‘Dominoes’, que toma un puñado de castañas de antiguos temas house – filtros, piano y una dulce voz femenina – y las asa en forma de algo que te hace agua la

boca, mientras que ‘Holding On’ asciende hasta exactamente hasta el tipo de nirvana del disco al que apuntaba Daft Punk con ‘Random Access Memories’, y el groove con alma de ‘Jazi’s Fire’ parece haber florecido justamente de las raíces del house de Chicago. Mientras tanto, en medio de los números vocales, ‘Borderline’ es una balada de sintetizador de software en la que canta Jesse Kivell aire pensativo de un hombre que se da cuenta que el sol sale al final de la noche. Nancy Wang, de DFA Records, estira sus cuerdas vocales en el éxito disco ‘All You’re Waiting For’, y el falsete de Active Child en ‘Long Lost’ es algo más que un Mac de Fleetwood. De acuerdo, ‘I’ll Get You’, puede sonar como si de pronto te encontrases con un concurso de camisetas mojadas de un bar de Benidorm, pero en general, Classixx consigue hacer canciones pop que molan, sin esfuerzo, en lugar de totalmente cursis. “Respetamos mucho la música pop y, ciertamente, no pienso que este trillado hacer una buena canción pop”, dice Michael. “Si escuchas el disco, hay momentos en los que es más interesante que tan solo un buen groove de club con un brillante sintetizador. Pero nos gusta hacer música divertida porque es, principalmente, lo que escuchamos. No hicimos un disco con el que tienes que luchar o pensar mucho. Tan solo hicimos un disco que puedes disfrutar tanto en tu coche como en un club – o hasta con tu madre”. “Ha sido difícil para nosotros ganarnos a los elitistas de la música de baile – aquellos que están allí de pie, asintiendo con la cabeza en almacenes abandonados – en el pasado”, admite Tyler. “Pero pensamos que estamos empezando a conseguirlo y es muy gratificante”. “La mayor parte de la gente responden a la autenticidad y si estuviésemos intentando hacer discos techno de 10 minutos, sonaría a puta mierda”, cree Michael. “Olería muy mal. Lo que hacemos sale de la naturalidad y si eso no funciona, entonces pienso que es la única manera en la que fallaríamos – hacer esta música es, básicamente, lo que somos”.

Toque francés

Esto es lo que han sido y son Michael y Tyler desde que empezaron a escuchar los discos de Michael Jackson en el instituto, en un suburbio del Valle. Y tanto como su casa está en un suburbio de la gran metrópolis, igual es su gusto musical desde el colegio, donde sus compañeros de clase escuchaban, al mismo tiempo, algo tan alejado como el propio suburbio donde vivían. Michael recuerda que él

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