DIXI (He dicho) XXIX

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¡La mesa está servida!

Revista DIXI (He dicho) Número XXIX / Año IX / Julio de 2010



www.dixihedicho.com.ar

sumario • bla/página 24

• vyp/página 16 bocados entretenidos ///p. 4 falacias para pensar ///p. 6 sonrisas on line ///p. 8 el ocio y la filosofía ///p. 12

• nstr/página 40 arte y buen vivir /// p. 18 fugas y preludios ///p. 36 tinta y liquid paper /// p. 38 séptima ilusión ///p. 44

COORDINACIÓN: Irene Bews PRODUCCIÓN: María Laura Rosales GRÁFICA / DIXI EXHIBE: Bruno Juliano COLABORADORES : Agustín Zaefferer, Alan Smithee, Anni Nores, Aveju, Carolina Álvarez, Carolina Callejón, Carolina Zarzoso Paoloni, Epifanía, Gabriel Varsanyi, Gabriela Baigorrí, Gerardo Riarte, Gonzalo Villa, Graciela Colombres Garmendia, Holden Caulfield, Jacinto Sacur, Julio Gutiérrez, Karina Azaretzky, Laura Rossi, Lucía Palenzuela, Pablo Donzelli y Valeria Maggi DIXI es una publicación cultural de distribución gratuita. Año IX, número XXIX. Julio de 2010. Registro de la propiedad intelectual número 243.824. Hecho el depósito que marca la ley 11.723. DIXI es propiedad de Léxico (contenido creativo). Impresión Printer. Nuestro e mail es revistadixi@gmail.com / contenidocreativo@gmail.com Nuestro web site es: www.dixihedicho.com.ar Nuestro teléfono: 54(9) 0381 155 776057. Tucumán-Argentina. Las opiniones son nuestras -o sea, de los colaboradores- y pueden ser reproducidas libremente citando la fuente.


• bcd/bocados entretenidos. DIXI (4)

* * * * * * * * * ¡Colaboramos en la divulgación! Contanos qué hacés para que se lo contemos a nuestros lectores. Dejá la información en Facebook/DIXI he dicho o envianos una gacetilla a revistadixi@gmail.com

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Jorge Missart dicta un taller de dibujos animados e historietas todos los sábados de 10 a 12 en Av. Mitre 1017. /jorgemissart@hotmail.com/

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El curador Jorge Sepúlveda T. y la investigadora de arte Ilze Petroni organizan un viaje en grupo al Museo James Turrell de Colomé (Salta) entre el 13 y 15 de agosto./brainstorming@curatoriaforense.net/

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Nuevos dueños, menú y estética renuevan la oferta del bar Déjà Vu, que, además de comidas y bebidas espiritosas, ofrece una excelente ambientación rockera./ Abierto de miércoles a sábados en San Juan esquina José Colombres, SMT/

INTERVENCIONES Sitios Tangentes (24 al 31 de julio) promete convertir a SMT en un laboratorio de expresión artística./www.sitiostangentes.blogspot.com/

FOTOGRAFÍA El fotógrafo Gerardo Riarte expone “Des Femmes, fotografía de moda” desde el 21 de julio hasta el 11 de agosto./ Casa Managua, San Juan 1015, SMT - www.gerfotografias.com.ar/


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“Vista al río”, el último libro de relatos del escritor tucumano Máximo Chehín, ya está disponible en las librerías de la ciudad./Facebook/Maximo.Chehin/

D I R E C T O El solista “indie” Lucio Mantel presenta sus canciones virtuosas el 5 de agosto, en la salita de El Árbol de Galeano./www.myspace.com/luciomantel/

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Sebastián Chazarreta imparte un curso de clown todos los lunes y miércoles de 20 a 21.30 en el Centro Cultural Ross./salaross.blogspot.com/

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El Coro de Música Folclórica del NOA recluta cantores. Los ensayos tienen lugar todos los lunes y miércoles a las 20.30./Casa Dumit, Italia 536, SMT/

R E V I S T A S Si cada comunidad tiene una red social de referencia, entonces Issuu es el punto de encuentro de los fanáticos de las publicaciones periódicas. La plataforma reúne revistas de todo el mundo, y de todos los formatos y contenidos imaginables. Pero allí no termina la cosa: Issuu presenta el material con la mejor tecnología disponible para la lectura digital. La versión gratuita es tan buena que hace pensar que la versión de pago a lo mejor vuela./www.issuu.com/


• flc/falacias para pensar. DIXI (6) Meditación trascendental

Cuánta locura Por: Carolina álvarez*/ SM de Tucumán

Una mañana subí al colectivo en hora pico, estaba lleno de gente apretada y hacía un calor impropio del otoño. Como siempre, elegí pararme al lado de la persona que viajaba leyendo. En este ómnibus distinguí solamente a una señora con un libro marrón, mediano y voluminoso. Tenía letras pequeñas, diminutas y unas hojas traslúcidas. Un clásico, el primer libro de muchos: la Biblia. He visto gente con todo tipo de obras: historias románticas almibaradas con dibujos sensuales en la portada, algún coqueteo filosófico de Coelho, vampiros de moda, recetas para celíacos, autoayuda a rabiar y, ahora, la Biblia. Las enseñanzas del Antiguo Testamento corriendo por la Santiago al 800. ¿Por qué lee la gente durante el viaje a casa o al trabajo? ¿Por qué seguir ocupando el cerebro en el momento donde uno se puede perder detrás de las ventanillas? ¿Por qué? ¿Por qué la gente sigue leyendo? En la era del mp3, de la comunicación instantánea, del estímulo inmediato, noticias “on line”, telefonitos milagrosos, algunos seguimos con el viejo vicio que nos permite volar en miles de direcciones. Es un enamoramiento intenso, pasiones desatadas a primera vista de contratapa. Entonces, un nuevo libro virgen descansa en mis manos, víctima de mis ansias, sed profunda de vivir y morir, y llorar, y matar, y gritar y… Tiene toda mi atención, lista para el escape brevísimo de este escenario donde somos tan finitos y reales. Ficcionales o no, es pura imaginación, talento, esfuerzo, puros látigos en las espaldas de aquellos que nos invitan a zambullirnos en sus mentes. Olvidamos nuestros libros en mesas de luz, los engañamos con “zappings” y Facebooks. Ellos nos aguardan apoyados unos con otros en repisas y bibliotecas, pacientes por nuestro amor efímero. La primera página que (nos) espera, el placer impoluto, el placer infinito es el cielo prometido. (dx)

*La autora es comunicadora social, fotógrafa amateur y escritora ocasional. Colabora en DIXI (He dicho) desde el número XXVIII.

Te toco delicadamente sintiendo por primera vez tu suavidad, tus vértices mundanos apuntando a todos los puntos cardinales. Acerco mi nariz para una primera inspiración de tus perfumes, que me inundan, me empalagan de la frescura de tus aromas. Nuevo. Embriagante. Me alejo y te miro, te contemplo calculando tus medidas, medito sobre el tiempo en que tardaré en recorrerte, que no será suficiente. Voy a querer más y más, nunca se detiene. Ya estoy saboreando el éxtasis. Tu presencia me acompaña día y noche; “para estar en el cielo no es preciso morir”, dice la canción.


/DX (7) latinajo

Facta potentiora sunt verbis Los hechos son más fuertes que las palabras

singular

Pichulear. Buscar afanosamente ventajas o ganancias pequeñas en compras o negocios. “Fumó gratis después de andar pichuleando cigarrillos toda la noche”. (Diccionario del Habla de los Argentinos, 2003, página 460)

nuestros puntos suspensivos en línea

www.flickr.com/photos/dixihedicho

DIXI He dicho

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Epígrafe

“No sé qué es lo que me impulsa a fotografiar. Una cierta mirada adictiva y enferma me lleva hasta esos lugares. Es imposible escapar. Ellos están ahí, agazapados, esperando. Yo voy a su encuentro”. (Texto y fotografía de Gabriel Varsanyi)


• snr/sonrisas on line. DIXI (8)

Facebook y yo Por: Alan Smithee* / Ciudad de Buenos Aires / Foto: Lucía Palenzuela

Pronto Facebook se adueñó de mi vida, o por lo menos de su aspecto social. Constamente recibía ofertas de amistad, las que eran doblemente sorprendentes ya que no soy tan simpático y tampoco recordaba haber tratado alguna vez con ciertos ofer-

tantes (que en muchos casos eran comercios o propuestas electorales). Para peor, la misma red me incitaba a seguir conectándome a gente o a molestarlas con un regalo virtual, un zumbido o con una petición cualquiera. Estas pobres líneas no hacen justicia a mi creciente desesperación: sencillamente me apesadumbraba abrir mi casilla de correos por temor a encontrarme con un nuevo amigo o con un viejo amigo que elegía este medio para reencontrarse conmigo. Y esto era lo terrible de Facebook: no podía escaparme de su red absteniéndome de visitarla. Con creciente histericismo, me vi obligado a participar, a compartir y a etiquetar. Después de todo, al resto esto parecía hacerlos felices y no es cuestión de desentonar.

Monstruosidad Reconozco que me faltaba el coraje de escapar.

*El autor colabora en DIXI (He dicho) desde el primer número.

Hace ya varios años, buscando algo nuevo para comentar en DIXI (He dicho), me encontré con un artículo que ponderaba una red social desarrollada por un estudiante de Harvard. Aunque no sabía qué era una red social, inmediatamente me anoté en Facebook con la intención de renovar o mantener el pequeño y menguante grupo de mis amistades. Por supuesto, en aquel entonces, sólo una amiga que se había mudado a Londres estaba conectada, por lo que me olvidé de la página y escribí sobre otra cosa... o tal vez no escribí nada. Algunos años después tenía un par de cientos de contactos, decenas de fotos e invitaciones a innumerables eventos, a los que no podía asistir porque se desarrollaban en Bangkok o en otros lugares éxoticos.


/DX (9) Pero un día, hoy, junté coraje. Es que cualquiera es valiente luego de intentar desentrañar qué quisieron demostrar Bergstrom, Eisenberg y Sundgren en su justamente oscuro trabajo “Los créditos privilegiados, su injerencia en la reorganización empresaria”. Rápidamente, antes de que se me enfríe el temple, busqué la opción para darme de baja de Facebook. Luego de un rato de hurgar, la encontré. Ahí enfrenté un primer obstáculo: Facebook me informaba que Pía, Lucía y Fabián me iban a extrañar, lo que es extraño porque nunca llaman. ¿Pero qué si era cierto? Casi me rindo, pero seguí adelante y enfrenté un según escollo: el sistema me pedía las razones por las que dejaba Facebook. Ninguna de las ofrecidas era apropiada. Quise elegir la opción de que Facebook me enviaba demasiados correos eléctronicos, pero el sistema me respondió que era posible menguar el caudal. Tampoco era cierto que Facebook no me era útil; si esa fuese razón suficiente para dejar de hacer algo, la civilización occidental colapsaría. Por suerte había otra opción, un espacio en blanco para “otra razón”, y ahí escribí: “porque se adueña de mi alma y me hiela la sangre”. Fui libre. Aunque esto fue tan sólo el inicio de mi calvario. Facebook me informó que, en realidad, mi cuenta no está borrada, sino que vive suspendida en el ciberespacio y yo puedo, sólo con quererlo, volver en cualquier momento a retomar mi vida allí... y encontra-

ré todo tal cual lo dejé esta mañana. Los años pasarán, perderé más pelo e incorporaré más kilos; mis amigos se casarán, tendrán hijos y morirán; habrá otras marchas por la paz a las cuales no asistiré; y se promocionarán -y desecharán sin mi participación- miles de negocios, productos e ideales. El tiempo pasará y yo seré, monstruosamente, el mismo en Facebook. A partir de hoy, existe una parte de mí que ya es disitinta a mí y que seguirá siendolo eternamente, o por lo menos hasta que el último ingeniero de sistemas apague la última computadora. Y esto me aterra. (dx)


• snr/sonrisas on line. DIXI (10)

El parque que nunca crece Por: LALY ROSALES* (texto y fotos) / SM de Tucumán

Mi hermana menor y yo solíamos pasar las mañanas de los fines de semana de la infancia correteando por allí o rodeándolo mil veces con nuestras bicicletas minúsculas. Esa nostalgia me roba una sonrisa cada vez que lo visito, comúnmente acompañada de un libro y una lonita. Mis siestas domingueras a menudo transcurren debajo del mismo árbol. Entonces observo que, como si fuese una comparsa organizada, comienzan a llegar malabaristas, equilibristas y pochocleros. Por la esquina Norte aparecen los enamorados de siempre, las familias con sus juegos de reposeras y los adolescentes bulliciosos. El parque Avellaneda siempre

*La autora trabaja en DIXI (He dicho) desde el número X.

El otoño y el invierno son mis estaciones preferidas, quizá porque Tucumán se presta para disfrutarlas al aire libre. Los árboles y las veredas se tiñen de ocre rojizo, un color que invita a viajar por el túnel del tiempo. Esos tonos me llevan inmediatamente al parque más pequeño de la ciudad, el Avellaneda.


/DX (11) tiene visitas, pero los domingos se llena de magia. Especialmente cuando hace frío y sus árboles altísimos filtran el sol; la gente se acomoda en función de esos rayos rebeldes para disfrutar de una tarde de mandarinas, mates, música y lectura. Es un espacio verde diminuto y, sin embargo, hay lugar para todos.

“Como si fuese una comparsa organizada, comienzan a llegar malabaristas, equilibristas y pochocleros”

Así, por la otra esquina llegan los muchachos con sus pelotas de fútbol, las nenas que venden cubanitos de dulce de leche y alfajores de maicena, y las abuelas con sus tejidos. Desde luego no pueden faltar los atletas que recorren a toda velocidad el perímetro de mil metros. Todo esto ocurre mientras una banda toca sus canciones que, sin embargo, nunca se imponen sobre el sonido de la risa y el murmullo de una conversación importante.

Pileta-escenario El parque Avellaneda, que lleva el apellido de un tucumano imprescindible llamado Nicolás, fue fundado en la zona oeste de la capital en el año 1928. El piletón que lo identifica, de grandes arcos blancos, un poco descuidado hoy, ha escuchado infinitas declaraciones de amor y visto millones de lágrimas de desconsuelo (sin poder hacer nada en ningún caso, por supuesto). En la década de 1960 funcionó verdaderamente como pileta pública. En el presente, hace las veces de escenario de obras de teatro a la gorra.

La comparsa está completa y cada personaje anima y alegra durante un par de horas a este preciado y precioso rincón de la ciudad. La calesita es la misma que, 25 años atrás, me regalaba la felicidad de girar montada en un corcel de plástico. El tiempo no ha pasado para los autitos chocadores, el “subibaja”, el gusano loco y el tobogán gigante. ¡Si aún están allí los vendedores de algodones de azúcar y manzanitas! Quizá por ello este parque sigue siendo el refugio ideal para una tarde de paz, diversión y encuentro con amigas. Todo conserva la entrañable alegría de la comparsa de la infancia. (dx)


• oyf/el ocio y la filosofía. DIXI (12)

El llanto del desierto El Corán y la Biblia bien podrían contener la profecía “las riquezas naturales serán la maldición de los pueblos”, como reza el uruguayo Eduardo Galeano a propósito de la voracidad primermundista. Iniciada hace más de 30 años, la lucha del Sahara Occidental se ha convertido en una de las más silenciosas y aberrantes. ¿Por qué será que los ojos se niegan a ver aquello que cae por su propio peso? ¿Será acaso una cuestión de ignorancia y falta de conciencia, escasamente cómodas y gratuitas (a muy, muy corto plazo)? El Sahara Occidental es la última colonia africana. Marruecos ocupó casi todo su territorio en la década de 1970; desde entonces somete a los sufridos ciudadanos saharauis a maltratos físicos y psicológicos. La estrategia colonial marroquí incluye un muro que atraviesa el Sahara Occidental de punta a punta: es el paredón más largo del mundo después de la Muralla China, 60 veces más grande que el de Berlín. Y como si ello fuese poco, es, además el más minado, silenciado y vigilado.

*La autora es licenciada en Comunicación Social y cineasta. Colabora en DIXI (He dicho) desde el número XIII.

Por: epifanía* / SM de Tucumán


/DX (13) ¡PLUS! Circoa, nombre que ha elegido para proteger su identidad, es una de las tantas mujeres activistas que detrás de su aspecto de hada lleva en sus espaldas la lucha de las saharauis. Su mirada refleja las muchas posibles vidas transitadas por cada uno de los lugares conquistados. Bella, sensitiva, pero, por sobre todas las cosas, temeraria y rebelde, ha logrado que sus trabajos documentales difundan la lucha del Sahara Occidental, una lucha que ha conmovido a todos aquellos que tuvimos la oportunidad de conocerla. www.vimeo.com/8910857 www.colectivofeministainventadas.blogspot.com www.mujeresaharauis.blogspot.com

De la causa saharaui se habla poco y nada en la era de la comunicación (era también expuesta a la manipulación de la información). Quizá la paradoja obedezca al hecho de que sus costas poseen el mayor tesoro pesquero del Océano Atlántico o de que sus desiertos esconden gigantescas reservas de fosfato, gas, uranio y, como no podía ser de otra manera, del tan codiciado petróleo.

Compulsión incomprensible En octubre de 1975, la Corte Internacional de Justicia de La Haya rechazó “la existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y Marruecos”. El pronunciamiento disgustó a las autoridades marroquíes, que aceleraron la inva-

“Inmunes a los maltratos recibidos, las activistas saharauis continúan investigando el expolio de sus recursos naturales” sión al Sahara. Miles de saharuis buscaron refugio en el exilio, y desde allí continúan reclamando el derecho a la autodeterminación de su pueblo. Ese movimiento de resistencia –especialmente de las mujeres saharauis- ha logrado el reconocimiento de 82 países, aunque todavía ninguna nación europea considera al Sahara Occidental como un país independiente. Las mujeres que sostienen la lucha son las mismas que en el pasado lograron organizar y unir a su comunidad creando una sociedad matriarcal, la más abierta y menos machista del mundo musulmán. Lejos de suspicaces arreglos políticos, ellas han entendido que la palabra es la mejor resistencia. Inmunes a los maltratos recibidos, las activistas saharauis prosiguen investigando el expolio de sus recursos naturales, y divulgan y denuncian los menoscabos a sus derechos humanos. El periplo del Sahara no difiere en demasía del camino transitado por tantos pueblos latinoamericanos sucesivamente usurpados por extranjeros y luego vendidos al mejor postor. Aquí y allí, el poder arrastra, sin remordimientos, a la gente más postergada y vulnerable en una extraña y perversa compulsión a la repetición. (dx)


• oyf/el ocio y la filosofía. DIXI (14)

El acto sin metáfora Normalmente uno se comunica con el otro a través de las palabras. Sin embargo, muchas veces somos testigos de casos en los cuales las palabras no median y esa función es ocupada por las acciones. Cabe aclarar que estas acciones no son comunes: están teñidas de inconsciente y se salen del marco del discurso dando como resultado un estado irreversible. Pero, ¿qué sucede cuando las palabras no intervienen y son las acciones impulsivas las que aparecen en su lugar? ¿Cuál es el peligro de la ausencia de la metáfora o la fantasía?

Pensar primero El pasar por la palabra nos obliga a pensar antes de accionar. Lo que no pasamos por la fantasía o por el pensamiento, es decir, por la palabra, es, indefectiblemente, un accionar inconsciente e impulsivo. Y justamente ese es el peligro de estas acciones, que no son más que lo que en Psicoanálisis se conoce como “pasajes al acto”.

*La autora es psicóloga, y escribe en www.nuestracovacha.blogspot.com y en su blog personal www.locodulcedeleche.blogspot.com. El texto fue ilustrado con reproducciones de Roy Lichtenstein.

Por: Carolina Callejón* / Córdoba


/DX (15) El ejemplo clásico de “pasaje al acto” es el suicidio; sin embargo, hay muchos ejemplos de violencia en los que la palabra pareciese no intervenir dando lugar directo a la acción. Un ejemplo reciente de pasaje al acto fue noticia hace poco: una amiga mató a otra de un mazazo en la cabeza. Hace más de 15 años, un odontólogo mató a su mujer, su suegra y sus dos hijas, luego de discutir con una de ellas (el conocido caso Barreda). Qué decir del episodio en el que un adolescente ingresó armado a su colegio de Carmen de Patagones y disparó 13 tiros de los cuales 11 dieron sobre sus compañeros. Pero no todas las situaciones en las que la palabra no interpela terminan necesariamente en crímenes graves o suicidios. Hay muchos casos cotidianos en los que las consecuencias no son tan extremas, como el chico que le pega a su maestro y viceversa, o el grupo de adolescentes que se da cita en un shopping sólo para agarrarse a trompadas. Las escenas de “acting out” son importantes a modo de llamados de atención más que elocuentes. Si no son contenidos eficientemente, pueden desembocar en un “pasaje al acto”, es decir, en un estado irreversible. La sociedad parece saturada de ciudadanos actuantes y de “pasajes al acto”. Desde la pelea televisada en directo hasta la noticia de un homicidio en el noticiero ponen de manifiesto la ausencia de palabra.

“¿Cómo lograr que la palabra vuelva a ganar espacio y recupere su capacidad de decir, incluso, más allá de lo que enuncia?” Prevalece la violencia, la impulsividad, y escasea la reflexión. Pero, ¿cómo lograr que la palabra vuelva a ganar espacio y recupere su capacidad de decir, incluso, más allá de lo que enuncia? En este punto sólo cabe una respuesta: la contención. Tal vez no sea posible prevenir un episodio violento; sin embargo, una contención adecuada y a tiempo puede evitar el desenlace extremo. Nuevamente la palabra es lo único que nos queda; la palabra, como arma irrefutable, es lo que puede salvarnos. (dx)


• vyp/la vista y el placer. DIXI (16)

La contienda esencial Hombres montados en guerra por su temperamento y por su historia**: la disputa Alberdi-Sarmiento. Después de Caseros (1852) y excluido formalmente del nuevo escenario político que le permite a Urquiza el acceso al poder, Domingo Faustino Sarmiento da a conocer “Campaña en el Ejército Grande”, una suerte de diario analítico de la guerra, en el que expone su fervoroso desacuerdo con el orden que Urquiza pretende establecer. La lectura de este texto provoca a Alberdi: las “Cartas Quillotanas” son, en este sentido, la prueba más contundente de esa provocación. El análisis de Alberdi le da pie a Sarmiento para seguir hablando de sí mismo: arguyendo la necesidad de defenderse, responde a las objeciones de Alberdi en “Las ciento y una”. Las operaciones discursivas que ambos ponen en juego en esta disputa pueden ser leídas hoy, más allá de su contenido, como un paradigma de la discusión apasionada, irónica y verdaderamente dialógica, que pone en el tapete uno de los aspectos más

controvertidos de la idiosincrasia argentina.

Alberdi, lector de Sarmiento La disputa no surge, sin más, con la publicación de “Campaña…”: ya la lectura de Alberdi sobre “Facundo” había establecido con claridad en qué terrenos ideológicos y, por tanto, intelectuales, se ubicaba cada uno de los adversarios. Ambos parecen compartir, sin embargo, una creencia acerca del poder de las palabras: las palabras son acciones, las únicas armas en la contienda discursiva. Sarmiento lo sabe. Por ello en los textos más importantes de su obra es posible reconocer casi invariablemente la misma operación: Sarmiento habla de algo o de alguien (de la campaña, de otros países, de Facundo Quiroga) para hablar de Rosas; hablar de Rosas termina siendo, en realidad, una treta para hablar de sí mismo. Sarmiento sabe que su acceso al poder político sólo puede darse a través de la palabra. En este sentido, “Recuerdos de provincia” es,

*La autora es licenciada en Letras, docente y escritora. Administra la bitácora www.usadasdecerca.blogspot.com y contribuye en el blog colectivo www.nuestracovacha.blogspot.com

Por: laura rossi* / Rosario, Santa Fe


¡PLUS! Este texto es el segundo de la serie que DIXI (He dicho) dedicará al autor de “El crimen de la guerra” (1870) en el año del bicentenario de su natalicio. Además, los lectores podrán consultar la separata digital con textos de archivo vinculados con la vida y la obra de Juan Bautista Alberdi en www.dixihedicho.com.ar

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“Sarmiento sabe que su acceso al poder político sólo puede darse a través de la palabra”

quizás, el libro en el que ese deseo aparece sin triangulación: invocando, como lo hará para redactar “Las ciento y una”, la necesidad de defenderse de ciertas acusaciones, Sarmiento escribirá su biografía y se ubicará, a partir de ella, como heredero indiscutible –según su perspectiva- del poder político. Alberdi también lo sabe. Pero sabe, además, que las palabras, por sí mismas, no son armas si no se sostienen con argumentos sólidos y desde marcos conceptuales coherentes. Alberdi se dedica, entonces, a desbaratar los ardides de Sarmiento: expone las contradicciones de sus afirmaciones, sus errores, sus fuentes apócrifas y desnuda el verdadero objeto de su discurso. Con ello, deja al descubierto a un Sarmiento que no entiende la realidad argentina y que, por ello, “no merece ni la confianza de sus lectores ni, más importante, el acceso al poder político”***.

Hacer cosas con palabras La disputa entre Alberdi y Sar-

miento es una muestra de que el diálogo es posible. La manera en la que sus textos se entrelazan unos con otros, casi como cajas chinas, nos permite vislumbrar una lectura atenta y profunda de la palabra del contendiente y, por ello, la imperiosa necesidad de “rectificación”. El diálogo entre ellos es posible porque comparten la creencia de que las palabras no son meros ejercicios retóricos; tienen peso, tienen valor. En una época en la que asistimos a la repetición de interminables monólogos disfrazados de discusiones, en la que el valor de ciertas palabras tiende a ser naturalizado, revisar los textos de esta polémica nos pone frente a frente con la idea de lo que podríamos haber sido y nos permite reformular los caminos que nos lleven a eso que todavía podemos ser. (dx)

NOTAS **Alberdi, Juan B., prefacio de “El crimen de la guerra”. ***Sorensen, Diana. “Los ardides de la disputa: Alberdi lee el Facundo”.


• abv/arte y buen vivir. DIXI (18)

Dos sueños, una misma danza En la confluencia de Rivadavia con San Juan, en esa esquina de bares con olor a sándwiches de milanesa, ocurre el milagro. Seis días a la semana, Mateo Cazuza y Sofía Robinson bailan por un sueño en el Estudio Bajo Jardín. Otra galaxia empieza en esa planta alta acostumbrada a los golpecitos de las zapatillas de danza sobre el parquet. En las antípodas de las ilusiones descartables que comercializa Tinelli, un microclima de rigor y esfuerzo físico madura en silencio alimentado por la entrega apasionada a las delicias del ballet. La persecución del movimiento perfecto no tiene feriados ni fines de semana. Cazuza, Robinson –ambos tienen 17 años- y sus también jóvenes compañeras (sí, Cazuza es el único hombre de la sala) celebran el 25 de Mayo ensayando las variaciones de Don Quijote. El atardecer bicentenario y “albicelestial” se consume rápidamente en la hoguera insaciable de la danza, pero ellos no

*La autora es abogada y periodista, y coordina DIXI (He dicho) desde el primer número.

Por: Irene Bews* (texto y fotos) / SM de Tucumán


/DX (19) están pendientes de ese detalle: la misma intensidad se repite cada jornada. Ocho horas diarias dedica Cazuza, al que todos llaman Mateo, a perfeccionarse como bailarín. Y las otras dieciséis giran alrededor de esos mismos ensayos. Y así es desde los 12, cuando empezó su formación tras un paso por patín. A los 7 ya había intentado ingresar a la Escuela Superior de Educación Artística, pero fue rechazado por su condición de varón. Amelia Acosta y Alejandra Deza, directoras de Bajo Jardín, advirtieron su talento. Desde entonces, Cazuza “vive” allí, como afirma risueño, sobre todo porque ama lo que hace, pero también porque tiene 60 minutos de ómnibus hasta su casa de Tafí Viejo. Y el viaje se hace largo después de tanto baile.

Sudor y lágrimas “¡Con ganas!”, exclama Deza, que observa meticulosamente la escena. Pandereta en mano, a Mateo le toca invitar a bailar a las gitanas. Se ríe –se ríe permanentemente- y escucha con atención a la instructora: “esta no es una danza para tímidos”. Enseguida entra Robinson (a la que todos llaman Sofía), que ejecuta unos giros impecables, salta en puntas de pie como si nada y, después de deslizarse en el aire con una firmeza deslumbrante, cae con gracia. Cae con el peso de una pluma.


• abv/arte y buen vivir. DIXI (20) Diez años de trabajo explican esa técnica tan incorporada, esa danza respirada o respiración danzada. Robinson recuerda que salió llorando de la primera clase. Pero volvió y no se permite faltar, porque dos días sin bailar “es un montón”. Por cierto, el cuidado del cuerpo (“mi instrumento”, define convencida) y el cansacio acumulado al final del día le impiden disfrutar de las diversiones de una chica de su edad. “Algunos días me obligo a salir”, confiesa asombrada de sí misma, con la mirada fija en las barras del salón. El talento apoyado en una constancia enardecedora ha llevado a este par de bailarines tucumanos hasta el segundo puesto de la fase nacional del exigente concurso suizo Prix de Laussanne 2009. Esa experiencia afianzó sus posibilidades de marcharse a construir una carrera profesional en el ballet. Las opciones en Tucumán se agotan, como mucho y muy tarde, a los 18 años. Ella sueña con entrar al Teatro Colón; él, con bailar en alguna compañía europea. Ella admira a la bailarina francesa Sylvie Guillem; él siempre tuvo como modelo al argentino Julio Bocca. Ella cree que, pese a su buen nivel, le costará encontrar un lugar en una plaza de danza más competitiva. “Mateo, en cambio, lo tiene más fácil porque hay pocos hombres”, anticipa con la seguridad mundial del pulpo Paul. Enormes exigencias se diluyen en una carrera cortísima: ellos ya ni


/DX (21)

“Enormes exigencias se diluyen en una carrera cortísima: ellos ya ni lo piensan”


• abv/arte y buen vivir. DIXI (22)

lo piensan. La excelencia quizá sea eso, aceptar que las grandes metas demandan grandes sacrificios. La contingencia del futuro y la intangibilidad de los proyectos no atormentan a Sofía y Mateo, que hablan sobre la vocación que comparten con una devoción conmovedora. “Todo tiene que ser exacto”, apunta él; “si trastabillás es porque hiciste algo mal”, replica ella. Y agregan que la disciplina de la danza hasta facilita las cosas en la escuela: “la concentración ayuda a estudiar más rápido”. Ya en la ronda de Don Quijote, procuran que esta suba y baje como

si fuese una masa homogénea. “Dejen los hombros fijos y tiren los brazos para abajo”, ordena Deza. De ese círculo en movimiento emergen decididos Cazuza y Robinson; ella, con un abanico, él, con una guitarra criolla. Bailan frenéticamente la coreografía hasta encontrarse en el centro del salón del Bajo Jardín, como si la agitación pudiese transportarlos a otra realidad más libre y musical donde al fin todo cierra y encaja en una ficción milagrosa y bella. (dx)


“S/t� Imagen digital. 150 x 75 cm - 2010

Valeria Maggi


• bla/bla bla bla. DIXI (24)

Entre el 28 y el 30 Textos: Aveju, Pablo Donzelli y Holden Caulfield / SM de Tucumán Fotos: Karina Azaretzky

ÑOQUIS. Asociación obvia de este número XXIX. Podría haberse quedado en anécdota, pero el chiste fácil quiso ser tema de tapa. Y emancipado del plato, la salsa y el queso gruyer (¡sí, el galicismo está castellanizado!), moverse libremente por los territorios insondables del abecedario. Así fue, como está escrito, como tres colaboradores de DIXI (He dicho) desearon a su vez que sea en sus respectivas apropiaciones incondicionadas del tema. Una evocación de la infancia, una receta culinaria y electoral, y una recreación de una cita de jefes de Estado en París. A los ñoquis del 29 no podían faltarle las sorpresas. Comensales y lectores: buon appetito!


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• bla/bla bla bla. DIXI (26)

Mulier ludens Por: AVEJU*

Ante todo, soy lectora. Placer y profesión, se dan cita en ese espacio sagrado, rito y tiempo suspendido, que es para mí la lectura. Anclaje en el mundo real y posibilidad de teletransportación y edificación de mundos alternativos. Herramientas para comprender lo que nos pasa y, también, para proyectar posibles universos de sentido.

“Hölderlin decía que la patria de un escritor es su lengua, y Rilke le aconsejaba al joven poeta que cuando creyese no poder escribir más volviese a su infancia. Las dos patrias del escritor son justamente eso: su idioma y su infancia. Tu lengua, de la que no podés renegar porque es lo único que tenés para expresar no sólo los grandes interrogantes universales sino tus propios sentimientos; y tu infancia que es el origen de todo lo que sos. Las dos están ligadas al lugar en donde has vivido, a su gente, a sus árboles, a su cielo”. (Abelardo Castillo, “Ser escritor”)

El temprano ingreso al mundo de las letras. Mi casa con su biblioteca, festín de libros siempre convocante. Veranos tucumanos interminables. La colección roja de Billiken. La libertad (finita) de “elegir mi propia aventura”. Los manuales de lectura. Los recitados de poesía. Los libros serios (mi archivo personal). Las revistas del corazón. Todo cuaja en este “ser lectora”, que me retrotrajo a esa “edad dorada” que, en mi imaginario, es la infancia. Pues, si como osadamente arriesga Paul de Man, “toda escritura es autobiográfica”, entonces mis lecturas –reveses necesarios de lo que

* La autora es licenciada en Letras y colabora en DIXI (He dicho) desde el número II.

Los derroteros de esta escritura


/DX (27) escribo– me develan en este asumir el riego de la primera persona.

Infancia, divino tesoro En términos generales, hago caso omiso a las cadenas que llegan, imprudentes, a mi casilla de correo electrónico. No obstante, he sucumbido ante una en particular, que me ha interpelado en lo más íntimo: “¿fuiste niño/a en los ochenta?”. Mi documento de identidad así lo expresa, con lo cual, mi niñez enmarcada en esa década se sintió inquirida. Un listado interminable de dibujos animados, series de televisión, películas, canciones, indumentaria, golosinas, juguetes y juegos. En todos y cada uno de ellos me vi refractada. Un viaje feliz a través del tiempo que trajo consigo una fresca brisa con olor a galletita Manon (“chapeau!”, Marcel Proust). Y así como los libros coparon horas interminables de mis días infantiles, también lo hicieron algunos juegos (“indoor” y “outdoor”) y mis juguetes-tesoro. Y, es en este punto, donde quisiera detenerme. En los juegos de mi infancia y en mis juguetes predilectos.

Mis “locus amoenus” La placita. Sus palmeras, las “coronas de novia”, el pasamanos, los escondites. La calle. El “alto ahí”. La puntería inefable del vecino y sus bombuchas endemoniadas en car-

“Todo cuaja en este ‘ser lectora’, que me retrotrajo a esa ‘edad dorada’ que, en mi imaginario, es la infancia” naval. El elástico. Aprender a andar en bicicleta. Los fresnos de mi vereda. El ring raje. Mis vecinas. El patio. La Martina corriendo a los pajaritos. Las tortitas de barro. Las “madreselvas en flor” (que me vieron crecer). Mi dormitorio. El “bebote” de Yoly Bell. Mi “Frambuesita”. Los vestiditos de mis muñecas, cosidos a mano. Mi pequeño pony. Los pin y pon. El bucanero. El estanciero. Las hojitas perfumadas. El primer palo de hockey. Los juegos de ingenio. La perinola. El pata-pata. Y también, aquellos que no tuve. Los que se quedaron en el plano del deseo (y los sollozos). La maquinita de hacer helados. La mamadera mágica. La ñoquerita del 29… Ya lo decía el maestro: “No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió”.

This is the end… Y no sé si todo tiempo pasado fue mejor. Lo que sí sé es que mi infancia es un espacio colmado de bondades al que me gusta regresar, cada tanto, para seguir encontrándome.


• bla/bla bla bla. DIXI (28)

Sal y promesas Más que los ñoquis, que suelen ser ricos, me preocupa el proceso de elaboración. Esta es la receta de Ricardo Moneta, cocinero de Pangea.

Ingredientes: Un kilo de papas Harina triple cero Dos o más fuerzas que pugnen por el poder Huevos Sal, pimienta y nuez moscada a gusto Primero hay que pelar la papa, cortarla en pedazos chicos y hervirla, esto último mientras se hacen promesas para ganar adeptos. El segundo paso es colar la papa. Se recomienda practicar esa operación con la mayor prolijidad posible para no incorporar al menú fuerzas e ideas contradictorias. Después, dejar reposar la papa en el colador hasta que se enfríe.Una vez que eso suceda, pisar la papa y a todo aquel que pueda ser un obstáculo para la obtención del poder. Agregar harina triple cero hasta formar una masa de votantes que

garantice el triunfo. Incorporar los huevos. Mezclar con las manos. Controlar que la masa no quede dura y que nadie traicione. Agregar sal, pimienta, nuez moscada y discursos encendidos denostando contra los rivales y prometiendo la provincia o el país ideal. Cuando la masa adquiera la consistencia necesaria, estirarla en forma de cilindro como esas promesas que después habrá que cumplir. Cortarla en cuadraditos de dos centímetros aproximadamente. Airear los trozos de masa hasta que se sequen. Si todo salió bien, las elecciones fueron ganadas. Ahora hay que empezar a cumplir los compromisos personales y los que se hicieron a todo el pueblo. Finalmente, hervir los cuadraditos en agua con sal. Los que flotan casi siempre son las promesas particulares. Los ñoquis se “ensalsan” solos.

* El autor es es psicólogo y editor de la publicación “Trompetas Completas”. “Pangea es un bar ubicado en Laprida 289 y autogestionado por sus trabajadores. No busque ñoquis. Cuando vaya, deje propina, que se la reparten entre todos a modo de gesto de confianza”, explica Donzelli.

Por: Pablo Donzelli*


/DX (29)


• bla/bla bla bla. DIXI (30)

La cumbre de la pasta Por: Holden Caulfield*

Cumbre de los jefes de Estado más poderosos. París. Suite superlujosa de un hotel. Llueve a cántaros. -¿Viste “El Padrino III”, cara mía? Silvio Berlusconi roza delicadamente un hombro de Ángela Merkel con el dorso de los dedos. Juguetea con el pelo y le acaricia el cuello. Lleva puesto su delantal de cocina, un clásico: la foto de Lando Buzzanca y el afiche de la película “Homo Eroticus Supermacho”. Angela tiembla. Vibra porque Silvio es un susurro, una presencia erizante. Y erotizante. -Te cuento la escena, ragazza. Mary Corleone llega al departamento de su primo, Vincent Mancini. El es el hijo bastardo de su tío Sonny. La lleva a la cocina, porque está amasando la pasta. Mary se derrite por Vincent. Y él, piccolina, es irresistible. Silvio abraza a Merkel por la cintura y juntos recorren la masa sobre la mesada. Primero con la palma de las manos, después con los dedos. Más y más fuerte.

2 -Bel-lusconi se la está tlansando a la Melkel. -No seas vigilante, Hu. Gordon Brown mira por el ventanal. El aguacero obligó a los agentes de los servicios secretos a refugiarse en los autos o en los zaguanes. Son como hormiguitas sufridas y dispersas. Brown no los compadece. No le gusta el whisky. No le gusta París. -Si quieguen la llamo a Caglita y hagmamos la pagtuza. -Sí, sí, paltuza. Hu Jintao da saltitos y Nicolás Sarkozy espera el okey de Gordon. Pero el inglés está en otra cosa. -¿Qué hace Obama? -Se encegó en la pieza. -Se embolachó. -Está muegto con Hillaguy y ella no le da pelota. Se fue de compgas a Place Vendome. -Le dio a la celveza desde templano. -Bush ega más divegtido. ¿Se acuegdan cuando se subió a la mesa en Jegusalén paga haceg el

* El autor es periodista y escribe cuentos; “La cumbre de la pasta” fue concebido antes de las últimas elecciones en Reino Unido y Japón.

1


/DX (31) bailecito ágabe? -¿Y el ponja? -Se tomó una pastilla. Se la legalalon en Montmaltle. Yukio Hatoyama está despatarrado en un sillón, cerca de la puerta. Se sacó los zapatos y la corbata. Gordon se le acerca. -Eh, Yukio... ¡Yukio! -Un dragón verde vuela sobre Okinawa... No es verde... ¡Es naranja! ¡Ahí viene! ¡Ahí viene! ¡AHI VIENEEEE!... Gomenasai. Gordon cierra los ojos. Está cansado. Y se siente muy solo. Necesita otro whisky.

3 ¿Sabés cuál es el secreto de una buena pasta, Angelina? Ella le clava los ojazos, levanta el mentón y le dice... -Muerrro porr saberrrlo. -La pasión, velina mía, la pasión. -¿Tomó la pildorrita, Commendatorre? -Doble ración. Silvio y Angela se revuelcan sobre el mesón. La pasta y la harina son un colchón. Hay truenos en París.

4 -Che, deberíamos hacer algo con Obama. -El neglo celó con llave. -Está enamogado de la mujeg de Clinton.

-No sé qué le ve. Hace 10 años estaba buena. Pego ahoga... Michelle está mucho mejog. -Si, a mí la negla esa me encanta. -Pego tiene un cagácteg hoggible. ¡Lo que debe seg en la casa! -¿Estaba muy borracho? ¿Cuántas cervezas se tomó? -Como una docena. Y de las oldinalias. Este Obama es un amalete. -¿Y cuánto le va a dugag el efecto a Fukio? Los japoneses son todos iguales. Se les vuela la peluca con un toquecito liséggico. -Y la lluvia que no para. -Peog. Está nevando. -De acá no nos vamos más. Petiso, a ver si me conseguís un whisky como la gente. -Eh, Goldon, ya te tomaste una botella. -Hay que pateagle la puegta a Obama. -¿Y pol qué tanto ploblema con el neglo? -Pogque él tiene las cagtas. -¿De tluco o de póquel? -Los dos mazos.

5 Silvio Berlusconi asoma la cabeza en la sala. Transpira. Se acomoda el pelo con una mano. Y está feliz. -Muchachos, vayan pidiendo un par de pizzas. -¿Y ahoga qué pasó? -Se me pegaron los gnocchi. -Mielda. Otla vez. (dx)


• abv/arte y buen vivir. DIXI (32)

Los sorrentinos más sabrosos Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el arquitecto tucumano que tuvo la idea de renovar casas antiguas con fines comerciales había de recordar el día en que se le ocurrió ese pensamiento. Hace tiempo ya, comenzó en Tucumán una moda que habría de convertirse en tradición con el paso del tiempo: restaurar casonas viejas para convertirlas en tiendas. El motivo subyacente al éxito de este estilo tiene dos lecturas: tal vez sea la manera más económica de obtener una decoración decente o quizá haya una auténtica devoción por el lugar, por lo autóctono, por recrear un espacio sin que pierda identidad. El caso de La San Juan Bar Restó responde a la segunda intención. Abierto hace tan sólo dos meses a 20 metros de la primera sucursal, este emprendimiento gastronómico apuesta a una oferta más restó y menos bar. “Para bar está el otro local”, confirma un miembro del personal. Colores cálidos, oscuros, en el grupo del ocre, rojo, negro, terracota,

*El autor ganó la tercera edición del concurso “Sé nuestro crítico gastronómico (por un día)”. El fotógrafo es arquitecto y colabora en DIXI (He dicho) desde el número VIII.

DIXI va de bares y se detiene en La San Juan Bar Restó

Por: Jacinto Sacur* / Fotos: Agustín Zaefferer / SM de Tucumán


/DX (33) cubren las paredes de la otrora vivienda. Muebles de madera de diseño simple llenan el espacio, mientras que lámparas sencillas ofrecen una luz tenue que apenas permite leer el menú. Adornos y objetos con reminiscencias contemporáneas generan una decoración ecléctica. El resultado es un clima de intimidad, calma, no se porqué de confianza, como si ya conociésemos el lugar.

La crítica Las recomendaciones de la camarera -sugirió lo que considera son las especialidades de la casa- fueron escuchadas al pedir la comida:

Ravioles de ricota y nuez ($15) Tacos de carne ($20) Wok de verduras ($23) Sorrentinos de calabaza y mozzarella ($18) Vino de la casa ($20) Dados de anco ($10)

Tras una demora apreciable, llegaron los platos presentados sin sofisticaciones ni arreglos raros. Los importados del recetario extranjero, como los tacos y el wok, ganaron un toque vernáculo al ser servidos en una cazuela de cerámica al estilo norteño. En cuanto a sabores, los tacos tenían de sobra gracias a tres sabrosas salsas, una más picante que la otra, cumpliendo así el cometido

¡PLUS! La San Juan Bar Restó está ubicada en la calle San Juan 1025. Consultas y reservas en estos dos números: (0381) 4210261 y (03865) 15518623.


• abv/arte y buen vivir. DIXI (34) de la comida mexicana: cuanto más condimento, mejor. El wok se ubicó en el otro extremo. Las pastas son infaltables en la carta de cualquier restaurante tucumano, la gran inmigración tana así lo exige. Los ravioles vinieron con una salsa “parisienne” pero, pese a sus buenos atributos, necesitaban -según mi opinión- un poco más de cocción. El desacierto, sin embargo, es comprensible: la presencia de gente que escribirá una crítica pone ansioso a cualquiera. Los sorrentinos, tan recomendados por la moza, resultaron la mejor opción. El relleno generoso exhibió un impecable equilibrio entre calaba-

za y mozzarella. Mi consejo: pedirlos con salsa blanca. La San Juan tiene una estética quizá repetida, pero el cliché se proyecta correctamente en el postre: dados de anco en almíbar. La originalidad puede parecer extraña al principio, pero también una buena experiencia para los que gustan salirse de los dulces tradicionales. Una opción más para el recorrido gastronómico tucumano. Parecido a otros, pero distinto. La San Juan Bar Restó emerge como una apetecible oferta en el abanico gastronómico de la ciudad. (dx)

“Muebles de madera de diseño simple llenan el espacio, mientras que lámparas sencillas ofrecen una luz tenue que apenas permite leer el menú”



• fyp/fugas y preludios. DIXI (36)

¡Esa rastra cañera! Por: Graciela Colombres Garmendia* / SM de Tucumán

“Aldeas”, el primer tema, se caracteriza por una melodía de lo más pegadiza –es muy fácil sorprenderse cantando “aldeeeaaas, si vivimos en aldeeeeaaas”, al minuto de escuchar la canción- y una voz que roza la ternura. Otro toque especial, que se repite a lo largo del trabajo, es el original sonido del sintetizador, que en muchas ocasiones logra transportar al oyente a los conceptos de las canciones o al menos a lo que se cree que estas quieren trasmitir. La segun-

da pista, “Viejas”, acelera el ritmo con un sonido un poco más rápido; y en un desarrollo un poco más corto deja en claro su mensaje: el vino ya no le pega porque anda con viejas. “Cachito” y “Amo a mi hermano” son los dos temas más “tranquis” del disco. Aún así, el segundo compensa la calma de la guitarra acústica con unas letras críticas- acompañadas del estallido de unas bombas-, que manifiestan el ridículo de la guerra entre religiones. “La rasta cañera”, ya llegando al final, empieza con ese tono sereno que caracteriza al disco, pero a la mitad del tema cambia totalmente para, con toda la energía disponible, repetir y repetir el monotemático estribillo: “la rasta cañera”. Y por si no quedó del todo claro, “canción para no terminar el disco”, la última del álbum, insiste con aquella frase durante dos minutos más con un interminable “loop” que hace dudar sobre si el disco ya se rayó o si este efecto fue incorporado a propósito. (dx)

*La autora estudia la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y colabora en DIXI (He dicho) desde el número XX.

Llegó el último trabajo de Los Empleados, “Experimentando una nueva realidad”, perfecto título para un disco que avanza hacia un sonido más tranquilo, ¿más pop?, y, por qué no, más delirante que su producción anterior. Grabado en directo para destacar la interpretación de las canciones por sobre su ejecución, los miembros de la banda tucumana describen al CD “como un grito, un sacudón; porque nada tiene por qué ser como es”. Así lo presentan y, en cierta manera, así es: un sonido libre que muestra el crecimiento de este quinteto, una joyita del pop local.



• tlp/tinta y liquid paper. DIXI (38)

La felicidad de las palabras Por: Anni Nores* Fotos: Gerardo Riarte / SM de Tucumán

Tuvo Camuña, entonces, la idea de organizar un taller literario para alentar la lectura y la escritura de tal modo que los asistentes pudiesen apropiarse de la palabra, esa herramienta tan poderosa a la hora de crear nuevos escenarios. Con el trabajo de talleristas voluntarios y tras cientos de versos, juegos y canciones, ese espacio terminó por convertirse en un lugar donde los chicos

comprenden su realidad, se reconocen como protagonistas de su historia y publican Villabom, una revista que pone a La Bombilla del revés mostrando la cara que no aparece en los diarios, la de la esperanza

Creatividad y constancia Cinco años después, en la tradicional librería El Griego, los resultados de la experiencia saltan a la vista. Pequeños escritores, periodistas, dibujantes, músicos y poetas circulan por la sala “Paco Urondo” ajustando los últimos detalles de la presentación de la novena edición de Villabom. Todos llevan entre sus manos un ejemplar y cuentan con orgullo que, en reconocimiento de su creatividad y constancia, en abril del año pasado recibieron el premio “Vivalectura” del Ministerio de Educación de la Nación, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y la Fundación Santillana. “El hombre crea palabras y también crea con las palabras”, afirma

*La autora estudia la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y colabora en DIXI (He dicho) desde el número XXVIII.

Cuando Silvia Camuña llegó a La Bombilla a enseñar Literatura, lo primero que advirtió fue que, en ese barrio, la esperanza brillaba por su ausencia. Fiel a su temple, no quiso quedarse de brazos cruzados. Pronto decidió devolver a sus alumnos de la escuela Juan XXIII la capacidad de ilusionarse con un futuro mejor, uno que pudiesen elegir y no les fuese asignado de antemano. Con ese objetivo en mente -y la convicción de que siempre se puede torcer el destino-, la joven profesora en Letras comenzó a trabajar en una plataforma de comunicación popular elaborada por los chicos y adolescentes del lugar.


/DX (39) “Villabom pone a La Bombilla del revés mostrando la cara que no aparece en los diarios, la de la esperanza” A las cinco seré feliz

Camuña, actual coordinadora general del proyecto, mientras los chicos se alistan para contar al público los mil mundos que crearon y que van realizando poquito a poco. Emmanuel, el mayor del equipo con catorce años, es el primer autor en animarse a leer el cuento que escribió en el taller. “Gigantes y enanos”, su obra, describe un universo donde la convivencia de personajes con pocos puntos en común es posible ejercitando la tolerancia. Luego, Rosario, Nicolás, Ricardo y Lucía entonan el pegadizo “Rap de la vía”, al tiempo que Arón, el más chiquito de la sala, expone sus dibujos, también incluidos en la publicación.

Antes de la despedida, invitan a Marta a subir al escenario. Ella es la mamá de Emmanuel y la esposa de Cacho, y todos los miércoles abre las puertas de su casa para que los talleristas y los chicos se encuentren para seguir creando y soñando. Es que el proyecto Villabom excedió el ámbito escolar para involucrar a una significativa cantidad de vecinos que, como Marta, participan de distintas maneras formando una red de contención y solidaridad. Escucharla hablar equivale a releer el pasaje de “El Principito” en el que el Zorro revela al príncipe de rizos de oro la importancia de los ritos: “si vienes a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; ¡descubriré el precio de la felicidad!”. Marta dice que los talleres comienzan a las cinco de la tarde, pero que los chicos empiezan a ser felices una hora antes. Y que, por ende, ella también lo es porque sabe que todos están en el buen camino. (dx)


• nstr/nuestros lectores. DIXI (40)

Por: Gabriela Baigorrí* Fotos: julio gutierrez / SM de Tucumán

“Osvaldo, ¿cuántos años tiene?”. La pregunta de rigor obtiene una respuesta inusual: “toda una vida, una muy linda vida”. El escritor tucumano Osvaldo Fasolo -su último libro se llama “Ajuste de cuentos”- dice que tiene toda una vida condimentada con letras, críticas cinematográficas, radio y teatro. Cuenta que es muy apegado a las máquinas de escribir, aunque en el presente compone una novela en un “blog”. Sus comentarios revelan un personaje delicioso y lleno de facetas. Enérgico y locuaz, Fasolo dialoga con DIXI (He dicho) sobre sus obras, la producción literaria en la provincia y los medios de comunicación.

-¿Recuerda qué fue lo primero que escribió? -Cartas a los amigos. Siempre me preguntaban quién me las redactaba. Era un elogio que creyeran que las hacía otro. Era muy chico y siempre pensaba “¡caramba! Debe ser que lo hago muy bien”. Pero nunca tenía mucha conciencia, ni de la literatura ni de la vida. Por suerte fui bastante inconsciente y así pude escribir.

-¿Elegiría de nuevo ser escritor? -Sin duda. También sería artista de teatro, una especie de “The Truman Show”. Me gusta esa película no tanto por el contenido, sino por el show, por ese personaje que tiene que presentarse para decir quién es y que lo reconozcan.

-Usted es licenciado en Higiene y Seguridad del Trabajo. ¿Cómo concilió esa profesión con la de narrador? -A la fuerza porque trabajé mucho tiempo en el ferrocarril y en la última parte de mi historia allí conocí a gente muy siniestra. Tuve que esforzarme mucho para conseguir algún ascenso y estudiar. Pero como fui crítico de cine durante bastante tiempo, mi tesina estuvo vinculada con ello. En los 40, había una actriz muy famosa llamada Verónica Lake, que llevaba un mechón de pelo sobre la mitad de la cara. Las mujeres de la época copiaban ese peinado y así iban a trabajar a las fábricas. Por esos años aumentaron los accidentes laborales y, tras un estudio, determinaron que las que se lastimaban eran las que usaban el

*La autora es periodista y licenciada en Comunicación Social, y colabora en DIXI (He dicho) desde el número XIV.

El escritor inconsciente


/DX (41) “look” Lake. Entonces lo prohibieron y a partir de eso elaboré mi tesina, donde desarrollé la importancia de los “mass media” y del cine.

-¿Cómo ve la producción literaria en la provincia? -Todo el mundo escribe mucho, pero hay una escritora que quiero nombrar porque leí un libro de ella y me conmovió: Mirta Suárez Porto. Mucha gente escribe sobre Tucumán y la vida, pero sucede que la poesía es una caprichosa dama que llega a quien quiere, cuando le viene en ganas.

-¿Cuál de sus novelas recomienda a los que nunca leyeron nada suyo? -“El hombre que yo inventé”, que escribí hace 40 años. Me brotó del alma. Me habían recomendado que la haga en prosa, pero no, hice lo que quise, como siempre.

-¿Considera que hay un recambio en la literatura local? -Veo nombres nuevos, pero no soy un bicho de ámbitos literarios. Escribo en los rincones, en los momentos en que se produce esa extraña cosa que me lleva a hacer otras extrañas cosas. Me llega y soy feliz. Soy el único escritor del país que no tiene escritorio, no me interesa. Escribo donde puedo, en mi casa, sobre una mesa, con la máquina.

-¿Por qué le gusta Tucumán? -Muchas veces me quisieron llevar a trabajar como crítico en los medios de Buenos Aires, pero siempre

¡PLUS! El programa de radio que conduce Osvaldo Fasolo se llama “Toda una vida” y está dedicado a los boleros. Se emite los sábados, de 20 a 22, por Radio Universidad (FM 94.7). Sus textos están disponibles en el blog http://cielo-osvaldofa.blogspot. com/. El autor también tiene un perfil en Facebook.


• nstr/nuestros lectores. DIXI (42) estuve muy ligado a Tucumán. No sé, nunca me lo pude explicar. Creo que el verdadero amor tiene que ver con eso, cuando te gusta algo y no sabés por qué.

-¿Ve televisión? -No, no me gusta. Reconozco que, individualmente, hay buenos conductores. Pero el lenguaje cayó

“Soy el único escritor del país que no tiene escritorio, no me interesa” y se volvió intolerable. Inclusive en la radio, cualquiera dice cualquier porquería. Yo en mi vida dije una palabra que no fuera acorde a la radio. Insisto: decayó mucho el lenguaje. Los porteños nos imponen un montón de cosas; es aterrador escuchar hablar a las “vedettas” y “vedettos”. No se resguarda el lenguaje que tanto tiempo guardamos.

-¿Cómo se llevan los tucumanos con la palabra? -Mal, hablan incorrectamente, pero les tengo mucha simpatía, al igual que a los santiagueños. Me gustan las hablas que tienen su color local. Pero no corrijo a nadie, no soy culturalista. Ahora estoy estudiando mucho sobre el lenguaje, aunque nunca se sabe lo suficiente. El entrevistado se abriga con un gorro y una bufanda, y sale altivo y emocionado a la calle. Intenta perderse entre los peatones, pero no es uno más. Despojado de banalidad, Fasolo camina y se aleja con pasos firmes, y en su andar deja una huella en la cultura tucumana. (dx)



• 7ma/séptima ilusión. DIXI (44)

Mi decálogo “indie” Apenas las hojas empiezan a morir, ya se siente por las calles un airecito cinéfilo que anticipa la llegada de un nuevo BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente). Entusiasmada, trato de acomodar la agenda para poder empacharme de películas durante 11 días. No es fácil. Y cada vez que una edición termina me prometo no embarcarme en esto otra vez. Pero es inevitable: la invitación a vivir vidas de todo el mundo, bajo el resguardo de la oscuridad de la sala cinematográfica, es más fuerte. Y no estoy sola en esta locura. Según cifras oficiales, este año hubo un crecimiento del 10% en la concurrencia respecto de la edición anterior: 280.000 espectadores acudieron a las 1.115 funciones donde se proyectaron 422 películas de 48 países. Reviso estos números y pienso que se van a reír cuando les cuente que apenas llegué a ver 44 (36 largos y 8 cortos), pero puedo asegurarles que fueron suficientes para que las percepciones empiecen a cambiar y mi existencia toda se convierta en

un mundo de celuloide. Y aquí estoy, saliendo de la tempestad, intentando trasmitir tanto en tan poco, como si el texto fuese una pequeña maleta en la que tengo que meter todo un guardarropas… Seguramente habrá que dejar mucho afuera, pero al menos llevaremos las mejores prendas en este decálogo “indie” del 12º BAFICI.

Producción Nacional “Invernadero” de Gonzalo Castro. Se llevó el premio a la mejor película de la sección oficial argentina. Es una de esas raras mezclas de ficción con documental. Algo así como unos días en la vida de Mario Bellatín, un escritor mexicano que aquí “hace” de sí mismo, mostrándonos sus grandezas y sus miserias. Lo acompañamos en el proceso creativo y lo vemos conversar con su hija, sus asistentes (que en realidad son todas actrices) y una colega amiga. Sencilla, pequeña, pero muy íntima. “El ambulante” de Eduardo de la Serna, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovich. Recibió el pre-

*La autora es licenciada en Comunicación Social y cineasta. Colabora en DIXI (He dicho) desde el número XIII.

Por: Carolina Zarzoso Paoloni* (texto y foto) / Ciudad de Buenos Aires


/DX (45) mio más cálido al ser la elegida por el voto del público. Se trata de un documental acerca de Daniel Burmeister, un director de “cine artesanal” que, con 67 años, recorre pueblitos del interior haciendo películas en menos de 30 días. La llegada al lugar, el “casting” con vecinos, la búsqueda de locaciones, los trueques por comida, los permisos municipales, la edición y el estreno son todos momentos de gran ternura y amor por el cine. Pero más allá del entrañable personaje, la obra revela el gran mérito de sus directores (y equipo técnico) que supieron construir un bello relato cinematográfico.

Documentales “La Bocca de Luppo” del italiano Pietro Marcello. Una película experimental, algo surrealista, quizás un poco difícil de entrar, pero una vez allí, sumamente disfrutable. Recibió una mención especial del jurado y fue muy alabada entre cinéfilos. Es la historia de amor de una pareja gay (Enzo, un musculoso inmigrante siciliano, y Mary, una transexual dulce y frágil, que se conocen en la cárcel y se protegen mutuamente) contada mediante testimonios, imágenes de archivos y un recorrido por los suburbios de un barrio portuario de Génova. “Sweetgrass” de Ilisa Barbash y Lucien Castaing-Taylor, matrimonio de realizadores y académicos de Harvard. Es un documental sobre ovejas narrado desde la experiencia

de dos cowboys que llevan a pastar a su rebaño por el campo de Montana. Pero además es un western que se cuela en cada paisaje y en cada acto que realizan estos personajes y animales. Tres años de rodaje de ovejas y más ovejas que desmitifican a cualquier “pastorcito buena onda”.

Ficciones “Alamar” del mexicano Pedro González Rubio. Se llevó el premio a mejor película en la categoría internacional. Un niño de cinco años que disfruta con su papá y su abuelo de la vida en el arrecife de coral de Banco Chinchorro, antes de irse a vivir a Roma con su mamá italiana. Casi


• 7ma/séptima ilusión. DIXI (46) como una nueva versión de Nanook pero esta vez con pescadores mexicanos. Una bella película, tanto por los paisajes como por las acciones y los vínculos humanos que allí se reflejan. “Zona Sur” del boliviano Juan Carlos Valdivia. Extrañamente no consiguió ningún galardón, pero, según mi opinión, fue una de las mejores películas del festival. Es la historia de una disfuncional familia de la aristocracia boliviana venida a menos. Está construida con magistrales “planos secuencias circulares”, a través de los cuales vemos las diferentes esferas del entramado social paceño. Una mirada muy particular sobre los cambios que atraviesa el país vecino. “Police, Adjective” de Cornelio Poromboiu, el rumano que se llevó el premio al mejor director del festival y demostró que se pueden realizar excelentes obras de arte con muy pocos recursos, sólo es cuestión de tener buenos argumentos y buenas ideas. Se trata de un extraño policial con espíritu platónico/socrático, donde Dragos Bucur (ganador del premio a mejor actor) interpreta a un policía al que le encargan seguir los pasos de un joven consumidor de marihuana. Burocracia, tedio, rutina, humor, conflictos morales y lingüísticos en esta maravillosa película. “Mary and Max” del australiano Adam Elliot. Es una de las animaciones más preciosas que vi en los últimos tiempos. Con un tratamiento visual que va del sepia al blanco y

“Este año hubo un crecimiento del 10% en la concurrencia respecto de la edición anterior” negro, se muestra el vínculo que nace -vía correspondencia postal- entre Mary, una solitaria niña australiana de 8 años, y Max, un judío neoyorquino con síndrome de Asperger, de 44 años. Dos personajes tan marginales como adorables, que se acompañan en un crecimiento mutuo, lleno de tristezas, chocolates y felicidad.

Cortometrajes Mis dos cortos elegidos son, justamente, de realizadores tucumanos: “Primera pelea en Venecia” de Cecilia Salim y “Elvira en el Río Loro” de José Villafañe. Ambos trabajos participaron de la sección Found Footage (archivo encontrado) del festival. Es decir, fueron realizados con materiales filmados anteriormente por otras personas, recuperados aquí y puestos en un nuevo contexto narrativo. El primero fue hecho con un archivo casero en Super 8 de la luna de miel de los padres de la directora y una entrevista a la actual pareja, ya divorciada. El segundo, con filmaciones de un cineasta y camarógrafo perseguido durante la década de 1970 y la actual voz en off de María Belén Aguirre, escritora de la novela “Viaje a Lituania”. Cecilia y José son socios fundadores de la productora “Torrentes de Amor”, donde realizaron estos proyectos. (dx)


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