Vinicius de Moraes: cien años del brasileño más porteño

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después de cada show porteño, vinicius solía invitar a brindar a su amigos. aquí, en le privé, en el recital que dio allí en 1977.

Marta conoció a Vinicius en un restaurante de Punta del Este: ella estaba de vacaciones con una amiga, fue a esperarlo y le preguntó si podía sentarse en su mesa para conversar. Ahí nació el amor; ella tenía 22 y él pasaba los 50. Viajaron a Europa, compartieron giras en Brasil, tuvieron su casa -Orfeus- en el balneario esteño y comenzaron a escribir juntos una obra de teatro que todavía espera su fin. “Con él fue conocer un mundo enorme, abrir la cabeza por completo. Fue muy fuerte, me cambió la vida. Ese cambio de mirada que tuve fue para siempre”, confiesa Santamaría. Años después, Uruguay se transformaría en una residencia estable para Vinicius: fue embajador de su país en Montevideo. Renata tenía 20 años cuando Daniel Divinsky le propuso ilustrar la tapa del libro “Para una muchacha con una flor”, del brasileño. Juntos lo fueron a esperar al puerto. A partir de ese encuentro Renata y Vinicius entablaron una amistad que duró años; compartieron noches de gin tonic en el porteño hotel Impala, charlas de madrugada en Edelweiss, fiestas y encuentros en Río de Janeiro, un cóctel que ofreció un candidato político en México DF. Compartieron proyectos y cantidad de anécdotas. “Es una bendición tener un maestro de

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“Su relación con Buenos Aires fue muy amorosa. Él le dio mucho a la ciudad pero también recibió muchísimo amor.” (Marta Rodríguez Santamaría, ex mujer de Vinicius) vida y para mí Vinicius fue eso. Me marcó con una intensidad maravillosa. Fue alguien que me dijo: ‘vale la pena jugarse por eso’, que apuesta, que te enseña a elegir”, asegura la artista plástica. Marca indeleble. El 19 de octubre de este año Vinicius cumpliría 100 años; nació en Río de Janeiro y murió en la misma ciudad a los 67 años. La marca que dejó en la música popular brasileña es para siempre; en sus amigos, también. “Llega una cierta etapa de la vida en la que una intenta empezar a cerrar temas. Algo muy importante para mí, un pendiente, era poder terminar de escribir la obra de teatro que habíamos empezado juntos y quedó inconclusa cuando nos separamos. Pero no quería hacerlo sin conversar antes

con sus hijos. Fue ahí cuando apareció en mi cabeza la colección de fotos que tengo y que sacamos juntos”, cuenta Marta. Esas imágenes que tenía en su casa fueron el disparador del proyecto que hoy trabajan junto a Renata: “Vinicius… saravá!”, la exposición que se extenderá desde principios de noviembre hasta marzo de 2014 en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, con motivo del centenario del nacimiento del poeta. Aseguran que será una propuesta de celebración y alegría, sin solemnidad, “acorde al espíritu de Vinicius”. Además de las fotos de su ex mujer (la mayoría inéditas, sacadas por ambos), también habrá fotos cedidas por Toquinho -uno de sus parceiros-, por Gianni Mestichelli, un entonces joven fotógrafo deslumbrado por las primeras apariciones del brasileño en


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