Cuentos Ăšnicos
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Publicado por ©Wombat Cuentos Únicos cuentoswombat@gmail.com Tel: 679 99 85 34 Texto, Alessandra Fernández Scrimieri Ilustraciones, Marina Serrano Pérez Editado en Madrid, Octubre 2015 Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares.
Explorando en la Granja
Una Aventura Campestre de Valentina
Textos, Alessandra Fernรกndez Ilustraciones, Marina Serrano
Todos los niños sueñan con aventuras en la naturaleza rodeados de animales. En este cuento van a convertirse en exploradores de una granja tratando de resolver un misterio. Si conoces algún niño o niña que esté dispuesto a subirse a los árboles y a acercarse a todos los animales de una granja, ¡este es su cuento!
La Mesonera es la granja más bonita del mundo. Pasar un fin de semana allí es como las vacaciones de verano, vuelves a casa lleno de energía. En vez de farolas hay árboles, las carreteras parecen riachuelos de tierra roja y no necesitas billete para montar en tractor. Además, por vecinos tienes gallinas, vacas, ponis, cerdos, y ovejas blancas y negras como el helado de chocolate y nata.
Valentina y su familia han ido a la Mesonera a pasar el fin de semana. Por la mañana juega feliz a perseguir lagartijas y sin darse cuenta llega al gallinero. - “¡Voy a buscar huevos!”- piensa emocionada. Cuando entra se queda muy sorprendida y un poco desilusionada: no encuentra ni uno.
ado.
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Sancho y Panza son los cerdos de la pocilga. Hoy han salido a pasear por la finca. -ÂĄBuenos dĂas!- Grita Valentina mientras busca el escondite donde pueden haber ocultado los huevos desaparecidos. Pero no hay suerte‌ Los cerditos no se los han llevado.
¡Cuánta lana tienen estas ovejas! A lo mejor han escondido los huevos entre sus rizos. Valentina se divierte persiguiendo a los carneros y mirando debajo de los faldones peludos de sus mamás. ¡Tampoco están aquí!
Pues no queda otra, ha tenido que ser la vaca Flora. Deberรก correr hasta el establo para comprobarlo.
Pero Valentina se queda parada porque piensa que una vaca tan grande no cabe por la puertecita del gallinero. Flora no puede ser quien se ha llevado los huevos. AsĂ que decide seguir buscando por otro lugar.
“¿Y si me subo a un árbol para verlo todo desde arriba? Quizás pueda descubrir dónde están los huevos…” ¡Adelante! Desde lo alto del alcornoque el paisaje que aparece ante ellos es precioso. A todos los niños del mundo les gustaría ver esto.
El poni Nico se divierte persiguiendo a las ocas que disfrutan su baño diario. Las ocas enfadadas graznan tan alto que se pueden escuchar desde cualquier punto de la granja. ¿Esconderán ellas los huevos?
Valentina no se atreve a molestarlas, parece que tienen muy mal genio. Desde lo alto del árbol comprueba que no hay rastro de los huevos por la charca. ¡Esto se pone cada vez más complicado! ¿Quién se habrá llevado los huevos del gallinero? La pobre está a punto de desistir en su búsqueda
¡Valentina! ¿Dónde estás? Se oye la voz de mamá por los alrededores. Es la hora de comer y la mesa está lista. Qué contenta se pone, porque con tanta agitación siendo exploradora, ya le ruge la tripita del hambre. La niña llega corriendo a la casa y no puede creer lo que ven sus ojos. Hoy han preparado para comer unos suculentos huevos fritos. Sobre la mesa encuentra un cesto lleno de huevos que mamá ha cogido del gallinero por la mañana temprano. ¡Jajajaja! Ríe Valentina al haber resuelto el misterio. ¿Pero, qué le hace tanta gracia? Se pregunta mamá intrigada.
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