El Cohete de Valentina

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Cohete de Valentina


Publicado por ©Wombat Cuentos Únicos cuentoswombat@gmail.com Tel: 679 99 85 34 Texto, Alessandra Fernández Scrimieri Ilustraciones, Marina Serrano Pérez Editado en Madrid, Octubre 2015 Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares.


El Cohete de Valentina Una Aventura Espacial

Textos, Alessandra Fernรกndez Ilustraciones, Marina Serrano


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Este cuento está dedicado a todas las niñas y niños que, como Valentina, sueñan con correr aventuras increíbles. Subirse a un cohete y surcar las galaxias no puede faltar en la lista de sueños por cumplir. Si conoces algún peque, capaz de volar con su imaginación al espacio exterior, ¡este es su cuento!



A Valentina no le gustan los pimientos verdes ni los gusanos de seda. A Valentina, lo que más le gusta en el mundo son los cohetes. “¡Un día me subiré en uno y llegaré hasta el cielo!” Pensaba cada vez que miraba el cielo surcado por las estelas de los aviones. Habían llegado las vacaciones y Valentina iba a coger un avión y volar por encima de muchos países… Y de muchas nubes. ¡Allá vamos! Desde el avión, Madrid se veía muy chiquito, atravesado por el río Manzanares como una serpiente de agua. .


Constructora de Cohetes

1ยบ Premio

Ganadora del Concurso!!


Valentina tenía 6 años y había ganado el concurso escolar de construcción de cohetes con una gran figura de Lego. Era el cohete más bonito y original que se había visto nunca en su colegio. Y llamaba la atención porque era de todos los colores imaginables. No faltaba ni uno. ¡Es que Valentina era toda una artista!



Qué contenta estaba Valentina por irse de viaje en avión. A la vuelta tenía pensado ir a visitar a su tía Rocío, y contarle todas sus aventuras. Rocío esperaba un bebé y hacía tiempo que no se veían pero siempre ocurría lo mismo. A los pocos minutos ya era como si no se hubieran separado nunca.


En el avión, Valentina jugaba con un móvil a grabar todo lo que pasaba a su alrededor. A su lado, dormía su hermanita Lea, y de los asientos delanteros sobresalían las cabezas de papá y mamá. Todos contentos por ir de vacaciones a Japón. Revisando las últimas grabaciones Valentina no podía creer lo que veían sus ojos. La imagen que había captado desde la ventana mostraba un objeto extraño que volaba junto a su avión. .


¿Sería un pájaro? No era probable, era demasiado grande. Valentina se asomó de nuevo para descubrir de qué se trataba… ¡Imposible! ¡Allí estaba su cohete! Haciendo cabriolas entre las nubes y siguiéndoles de cerca.

¡Mamá! ¡Papá! ¡Lea! ¡Mirad! Pero toda la familia dormía y no se enteraron de lo que estaba pasando. Mientras, el cohete de Valentina desaparecía en el horizonte.



De vuelta de las vacaciones, en casa de los tíos Rocío y Juanjo, todos celebraban el encuentro familiar. Valentina había contado una y otra vez lo que había visto desde el avión, pero nadie le hacía caso. Hasta que algo extraño sucedió.



Provenientes del exterior de la casa comenzaron a oírse unos ruidos y después unos golpecitos en la puerta. Valentina intrigada decidió descubrir de dónde salían aquellos sonidos. Sin que nadie la viera, se escabulló de la habitación donde estaban todos reunidos y se acercó hasta la puerta del jardín. Qué sorpresa se llevó entonces; allí estaba Haru, la favorita de sus muñecas, una perrita que sabía ladrar. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Quién la había traído?



Todos estaban tan contentos con la llegada de Haru que se olvidaron pronto de preguntarse cómo habría logrado estar allí con ellos. Pero Valentina tenía la sospecha de que aquello encerraba un misterio, así que decidió inspeccionar los alrededores.

Al principio no encontró nada pero al llegar al jardín, detrás de unos matorrales algo se movía. Todas las piezas de Lego estaban en su sitio. Tal y como ella las había colocado en su colegio. Rojas, blancas, verdes, azules y naranjas… ¡Era su cohete mágico y multicolor! Y lo mejor de todo… La puerta de la cabina estaba abierta invitándola a subirse de un salto.



“Esto tiene que ser un sueño”… Pensaba Valentina. El cielo infinito, lleno de estrellas parpadeantes, se abría ante ella como un océano oscuro esperando a ser explorado.



Valentina vuela por los cielos en su cohete de mil colores. A veces lleva a su hermana Lea, y otras veces viaja con Haru. Pero otras muchas vuela ella sola descubriendo nuevos planetas y constelaciones porque es una gran piloto espacial rumbo a lo desconocido.


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