Cuentos para el andén Nº47

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nº47

mayo2016

elmuro [3] andénuno [5]

Curso de natación, Óscar Esquivias andéndos [8]

Tres microrrelatos de Xavier Blanco andéntres [10]

Dos microrrelatos de Juan Pablo Goñi cuentoscomochurros [12] lapuertadelanevera [14] diccionariodesaturno [16] Sttorypics [17] sinopsis [19] clubdelectura [20] brevemente [22]

Relatos en cadena dindondin [24] decamino [25] entrecocheyandén [27]

novedades

Divino Tesoro, Virginia del Baño

Abrimos nueva sección para Sttorypics, donde publicamos una selección de las microhistorias que inspiró en esta plataforma una de las fotografías de nuestro último concurso de foto.

Edita: Grupo Andén C/ Feijoo, 6 - 4ºA - 28010 Madrid | edicion@grupoanden.com | www.grupoanden.com Comité editorial: Alejandro Moreno, Víctor García Antón, Leticia Esteban | Editora: Natalia Muñoz. Asesores de contenidos: Sergi Bellver, Juan Carlos Márquez y Kike Cherta (España), Juan Martini y Mónica Pano (Argentina), Mª Luz Carrillo (México) Publicidad: edicion@grupoanden.com | Diseño: www.jastenfrojen.com Ilustración: Coordinación: www.leticiaestebanilustracion.com Ilustración portada e interior: Kike Ibañez | www.kikeibanez.com

Con la colaboración de:


elmuro

Finalistas:

Tema: Huellas

Compartiendo huella. Alba Contreras Arrollomolinos, Madrid (España) Escapando de ti . Nedda Soriano (Antoñetta) Móstoles, Madrid (España) Charco. Gustavo Contreras Ciudad de La Rioja (Argentina)

Ganadora: Sobre la pista - Inmaculada Núñez - Madrid (España)

Concurso de fotografía Participa enviando tus fotos a lector@grupoanden.com Consulta las bases y mira las fotos en Facebook y grupoanden.com Tema del próximo concurso: Vías.

Te escuchamos: Cuentos para el andén @cuentosanden lector@grupoanden.com

www.grupoanden.com

Este número viene cargado de historias hiperbreves que salieron de las plums de Óscar Esquivias, que nos trae un curso de natación; de Xavier Blanco y de Juan Palo Goñi, que nos traen cinco microrrelatos como cinco soles. Estrenamos la sección de microhistorias de Sttorypics, publicamos las microrreseñas de nuestro club de lectura de Rivas Vaciamadrid, descubriremos Zacatrus: el paraíso de los juegos de mesa; meteremos los pies en la Nevera, las narices en Saturno y las orejas en Sinopsis. Y más cosas. No te quitamos más tiempo, esperamos que lo disfrutes.

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andénuno

Curso de natación Óscar Esquivias

APRENDÍ a nadar el verano que mis padres se separaron. Aquel año no fuimos de vacaciones a San Vincenzo (donde vivían mis cuatro abuelos) y permanecimos en Florencia. Mamá nos apuntó a mi hermana Stefania y a mí a un curso de natación en la piscina Le Pavoniere, que está en una suntuosa villa del Parco delle Cascine, escondida entre enormes árboles, en el lugar más umbroso y frío de la ciudad. Nuestro monitor se llamaba Davide y trabajaba de socorrista. Mi hermana decidió ya el primer día que era el hombre más guapo del mundo y que debíamos casarle con mamá. Stefania tenía catorce años. Yo, doce. Las clases de natación empezaban a las nueve de la mañana, cuando la piscina todavía no estaba abierta al público. Antes de zambullirnos en el agua, hacíamos unas tablas de gimnasia en el césped. Los niños formábamos un corro y Davide se colocaba en el centro para explicarnos los ejercicios. El monitor iba en traje de baño, llevaba el torso cubierto por una camiseta del restaurante La Magnificenza y nunca se quitaba las gafas de sol, aunque el día estuviera nublado. Tenía unas piernas morenas, densamente cubiertas de vello. También el ombligo, que descubría cuando levantaba los brazos y la camiseta se elevaba como un telón. —Es perfecto para mamá -aseguraba Stefania. Después nos metíamos en el agua y cuando avanzaba pataleando entre las corcheras agarrado a la tabla, sólo alcanzaba a ver las piernas de Davide.

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andénuno

Siempre estaban allí, al borde de la piscina, como dos columnas. El monitor palmeaba para animarnos, nos gritaba órdenes, corregía nuestras posturas, nos reñía si nos deteníamos y nos agarrábamos al brocal. Yo trataba de imaginar cómo sonarían con su voz las frases "Levantaos, hay que ir al colegio", "Comed todo lo que hay en el plato" o "Un beso y a la cama". No sé por qué (quizá me convenció de esto Stefania), pensaba que si hacía bien los ejercicios todas esas fantasías se cumplirían: Davide se enamoraría de mamá, luego se casarían y viviríamos todos juntos en casa. Así que me esmeraba en batir las piernas con ritmo, en aguantar la respiración y soportar el cansancio. Nunca me he esforzado tanto, jamás he puesto mayor empeño en ninguna otra cosa. Cuando acababa la clase, salía del agua temblando, con la piel azul del frío, feliz y desazonado. A mediados de agosto, papá volvió a casa.

tw Del libro: Andarás perdido por el mundo. Ediciones del Viento, 2016. Óscar Esquivias (Burgos, 1972): Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Bugos, dirigió la publicación Calamar, revista de creación. Premio Setenil 2008 por el libro de relatos La marca de Creta y Premio Tormenta 2011 por Pampanitos verdes, ambos de Ediciones del Viento.

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andéndos

Tres microrrelatos de Xavier Blanco

Sombras ME gusta visitar a mamá en la residencia. Escuchar esas historias que explica, sobre una vida que nunca fue la suya, de maridos que te quieren e hijos con porvenir. Me gusta garabatear entre sus manos agrietadas, dibujarle sonrisas, apurar las tardes a su lado; hablarle de mí, de la familia que nunca tuve, de lo bien que me va en la vida. Antes de marchar siempre pregunta quién soy y cómo me llamo. Ni siquiera lloro. Luego regreso al parque y, envuelto entre cartones, rezo para que no llueva. Y sigo coleccionando sombras. Y sueño con volver mañana. Y así.

Amnesia A Jesús Esnaola LA risa un poco ronca y una barba que siempre pincha; te despiertas con ese recuerdo y un extraño que duerme a tu lado. Todo huele a vino barato. Te levantas, tu rostro golpeado se refleja en el espejo. Deambulas por la casa; hay una niña sentada en el sofá. Abrazada a ese desconocido te ríes desde una foto colgada en la pared. Regresas, lo miras; llevas un cuchillo en la mano y le cortas el cuello. Luego te dejas caer sobre el sillón y enciendes un cigarrillo. La pequeña levanta la cabeza y te observa -un segundo, dos- luego regresa a la videoconsola. No hay puertas, ni ventanas, y entonces te preguntas cómo has podido llegar hasta allí.

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andéndos

Desahucio UNA sombra trajeada recorre las estancias inventariando enseres: una mesa, tres niños, un oso de peluche, cuatro miradas perdidas... La mujer sigue tendida en el suelo, pero ya no ofrece más resistencia que su mudez. Dos operarios vacían la vivienda. Después, como si la casa fuera una servilleta, doblan en cuatro las paredes desnudas, las introducen en un sobre y cierran el expediente. No queda nada, solo el vacío pintado de gris, y allí, suspendidos en el aire, la mujer y los pequeños. Inmóviles. Como si el futuro no se hubiera dado por aludido. Como si los recuerdos murieran más tarde.

tw Del libro: Todo es mentira. Y sin embargo. Ed. Talentura, 2015. Xavier Blanco Luque (1965): Nació en Barcelona, lugar donde actualmente reside, pero es en Mataró (Barcelona) donde habitan su recuerdos de infancia y de juventud. Tiene tres hijos. Profesionalmente se dedica a otras cosas, pero lo que más le gusta es escribir. Participó en las antologías De antología: la logia del microrrelato (Ed. Talentura, 2013) y Despojos del Rec (Bombín rojo, 2014). http://xavierblanco.blogspot.com.es/

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andéntres

Dos microrrelatos de Juan Pablo Goñi

La mano DE la pared salió una mano, huesuda, sin carne casi. Doménico detuvo el brazo, azorado, cuando estaba por descargar un nuevo mazazo. Dejando la maza en el piso, se acercó a la mano, muy visible entre los ladrillos partidos y las capas de pintura levantadas por el trabajo del italiano. Evitó tocarla, sus propias manos estaban cubiertas de polvo, pese a que en alguna parte de su mente se pedía la prueba del tacto para descartar una visión. Doménico observó el resto de la habitación, los escombros acumulados de la otra pared volteada, el piso vestido de arenilla pálida, la abertura sin ventana. Sólo la mano estaba fuera de lugar, en ese nuevo hueco que abría para continuar las reformas. El hombre se demoró unos segundos más, contemplándola, especulando sobre la mano y las consecuencias que traería el hallazgo a su trabajo. Pensaba en un cuerpo, no en la mano que veía, un cuerpo empotrado en la pared doble, un cuerpo que retrasaría la obra por semanas. Desde otras habitaciones provenía el ruido habitual de las obras; golpes, mezcladoras, insultos, una radio con música de cumbia. Doménico resolvió. Tomó otra vez la maza y dio un golpe contundente, que volvió añicos los huesos blancos. No se detuvo hasta que la pared dejó de existir, y con ella su secreto. Él era albañil, lo suyo era voltear y construir, para encontrar cadáveres secretos se escribían cuentos.

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andéntres

Propiedad privada REPETÍA "tenía alas, tenía alas", sin poder articular otras frases. La ambulancia acudió en un tiempo razonable; la médica y los enfermeros consiguieron la misma respuesta a todas las preguntas que formularon. Parientes no tenía, éramos todos vecinos y apenas si compartíamos un saludo ocasional con él, ignorábamos hasta su nombre. Murmuraciones, sí: que bebía mucho, que tenía ingresos no declarados, que frecuentaba prostitutas, que las llevaba a su casa; pero no firmaríamos esas murmuraciones en la planilla de una médica. La doctora ordenó que lo cargaran y lo trasladó al psiquiátrico, ubicado en una pequeña localidad vecina. Su casa ha quedado sola y a oscuras, en la esquina donde finaliza el barrio. Por un vecino proveedor del psiquiátrico, sabemos que continúa repitiendo las mismas dos palabras ante psiquiatras y terapeutas. Nos desanima saber que es poco probable que le den el alta; las noches se han vuelto imposibles con los aleteos que llegan desde la esquina, golpeando las paredes y las persianas de la casa vacía. Ninguno se atreve a cruzar el cerco y abrir la puerta. En este barrio respetamos la intimidad.

tw La mano fue publicado en la Revista Nomastique (México) y Propiedad privada, en la antología Letras con arte. Juan Pablo Goñi Capurro. Escritor y dramaturgo argentino. Ha publicado los libros Amor, utopías y turbulencias (poesía), Alejandra (relato), ambos de Ed. Dunken; las novelas La puerta de Sierras Bayas, Pukiyari Editores, Mercancía sin retorno, La Verónica Cartonera. Entre sus obras teatrales: Por la Patria, mi general (Argentina), Caza de Plagas (Chile) y Bajo la sotana (México).

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cuentoscomochurros

Unión

ferroviaria LOS domingos por la tarde papá nos lleva a la vieja estación. Vamos toda la familia. Da igual si tengo deberes o si las gemelas están jugando con sus muñecas, o si el abuelo tose sin parar y dice que le ha llegado la hora. Da igual si llueve o hace sol. En la puerta de la vieja estación hay un cartel que pone PROHIBIDO EL PASO, pero nosotros levantamos un poco la alambrada y nos colamos por debajo como ratoncitos, como presos que se escapan de una cárcel. El abuelo a veces se atasca porque es viejo y le falta agilidad. Una vez dentro, nos separamos para comprobar que todo está en orden. Si vemos un pájaro muerto o el cristal de una ventana roto se lo decimos a papá. También le avisamos si vemos algo raro, como la vez que encontramos a un señor durmiendo en uno de los bancos que hay en el andén. Yo no quería despertarlo pero papá agarró un palo y le atizó con todas sus fuerzas. El hombre echó a correr, tenía la cara sucia y cojeaba un poco, no sabemos si por el golpe o si ya estaba cojo de antes. Papá le gritó que no volviera nunca más por allí. Las gemelas se escondieron detrás del abuelo, asustadas. Ellas son pequeñas y hay cosas que todavía no entienden. Después de la vuelta de reconocimiento, el abuelo me hace un guiño, saca una vieja gorra que encontró de la Unión Ferroviaria y se sitúa junto al cambio de agujas. El abuelo nunca ha trabajado en una estación pero dice que sabe cuándo debe mover la palanca de un lado a otro; papá se pone la chaqueta marrón de cuando era más joven y se sienta en un banco a esperar con un ramito de flores, y eso es lo único que hace, esperar; las gemelas y yo, en cambio, saltamos de charco en

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cuentoscomochurros

charco como ranas, o caminamos por las vías sin caernos imaginando que el suelo está cubierto con lava de volcán. Si nos alejamos demasiado, el abuelo nos hace señales con un banderín rojo. Así más o menos es como pasamos la tarde. Aparte de nosotros allí no hay nadie más y tampoco pasa ningún tren. Por eso al final papá se queda dormido como aquel señor que encontramos y nos toca ir a despertarlo. Este es el momento más difícil para todos porque las gemelas comienzan a llorar y papá se cubre la cara con las manos y también llora, pero con los hombros, y el abuelo y yo tenemos que decirles que ya volveremos el próximo domingo y que la vieja estación no es un lugar seguro por la noche.

tw Colaboración mensual con Cuentos como Churros: ellos eligen una de las cuatro fotografías seleccionadas de El muro y cocinan con ella un rico churro que publicamos aquí. I Gustavo Contreras, finalista de nuestro Concurso de Fotografía de este mes.

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lapuertadelanevera

Clave Sandrina No busques más bajo la alfombra, la clave está en el congelador.

Aurora Hidegard a Ser diferente es la clave de mi éxito . Por eso no me reco noces. http://aurorahildegarda.blogspot.com.es/

Suerte Esther Patroc inio Sánchez La suerte no existe, ni se crea ni se des truye, solo se transform a.

eynaga Humberto R Se retuerce. e, Sé de su trec e m , er ét cerré su . te er su su e ced

https://www.instagram.com/strpatrocinio/

Juan Carlos ¡Te intenté comprender! Te deseo mejor suerte... https://caprichosliterarios.wordpress.com/

Lágrima Laura A Una lágrima de hielo más y te descongelo.

Sandrina s lágrimas a He puesto la Te espero a descongelar. mer con co la una para Alegría.

https://eneljardiningles.wordpress.com/

Déjale una nota al mundo en La puerta de la nevera: www.grupoanden.com

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diccionariodesaturno

Una nueva civilización está empezando de cero en Saturno, aún no tienen claros algunos conceptos, ¿les echas una mano con el diccionario? Participa en www.grupoanden.com

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n uie a q do de r a o p an des IAL cread cer cu rgen s C ER os ha ve ilia OM spaci que s con a fam igo C t r V o e O TR o de mejo n ell s has Ana N les e . e E i l t : a c C a nad ión cen oza rcia abie p s c b s com os h 1. E tiene recau adole ea ni los en a l s no ve. P s de corr .es/ do ñ eni enga llue nada os sin spot.com t e r no on ma n niñ ho.blog on e s a que ínBay co /cabalin u q ar ent el p:/ htt en esas p . Val o. r a o g e rtid pr turn u a L m p esd 2. las e e Sa m d o s le c ista de tes d sv isib a i v r tan to ño his sue n a n t u en E es res CIN cine r p e n. 2 1. Elcembe onde r azó r o d e c es/ d gar os. énez del ot.com. u s L j 2. os o t Jim ida ogsp her iento.bl l. otr sabe s a ra / a l nsam Eli par dounpe r vía o ress.com s n a p po .word letr ibuja A ESÍ ra de http://d razón iterarios O . P co ichosl utu cía 3 1. Sosi Gar lante dhettps://capr R . p ras arlos T . C 2 n Jua


Sttorypics

@Montana El día que la planta de río quiso ser tortuga, recibió el rechazo de sus congéneres que, para burlarse de su caparazón marrón y su cabecita asustadiza, vistieron sus mejores galas de color verde. No sabían, pobres, que la tortuga nada a contracorriente, y que ellas tendrían que soportar por siempre los envites del aguacero. @7mo31 - Adelante Sra. tortuga, es usted bienvenida, usted que sí siente y padece está invitada al festín, el menú está en la red e incluye verdes agrios o salados, amarillos agridulces y otras especies de buena sazón; ¿los postres? No, no contienen clorofila, pierda cuidado. Hay lugar para todos. Tome asiento… Sí, ¡es autoservicio! @lasourise La vida es verde y agua; discurre por ella con tu historia a cuestas, que aunque pese y no ilumine, estás viva.

Cada mes Sttorybox elige una imagen de nuestro concurso de foto, sus usuarios escriben microhistorias en Sttorypics sobre ella, y nosotros publicamos las mejores aquí. I Jesús Baclini - San Cristóbal (Venezuela)

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sinopsis

«El regreso» La Expedición 64, liderada por la Doctora Milar, logra alcanzar el fondo de la Fosa de las Marianas. El equipo inicia los trabajos de recogida de muestras biológicas, sometidos a una presión extrema para la que están entrenados. Pero ignoran que hay criaturas que no deben ser molestadas.

Laura A |https://eneljardiningles.wordpress.com/

Inés lo ha perdido todo, su marido, su trabajo... Volviendo al lugar que marcó su infancia despertará sentimientos enterrados hace mucho tiempo, resurgiendo de un modo inesperado. El regreso es el retorno a aquello que guardamos en un cajón del fondo de nuestra mente, pensando que jamás despertará de nuevo.

Kika Delgado Cuando atravesó la puerta nada nos hizo sospechar, el mismo cuerpo, la misma cara, era nuestro hijo. Pero al cabo de los días, sutiles detalles dieron en que pensar. No hablaba como él, no miraba como él, no olía como él. La persona que había regresado era un absoluto desconocido.

Elisabet Jiménez

Tenemos el título del próximo éxito editorial, nos falta la sinopsis ¿nos ayudas? Participa en www.grupoanden.com

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clubdelectura

Biblioteca municipal Federico García Lorca. Rivas Vaciamadrid

LA novela comienza con el encuentro casual entre dos desconocidos: Bruno, un acaudalado joven con tendencias psicópatas y Guy, un arquitecto con un futuro prometedor. Lo más espeluznante del relato es sentir como Guy es incapaz de poner freno a la delirante pesadilla en la que se ve envuelto.

Ana-Rivas

UN pacto criminal entre extraños. Intercambio de víctimas. Un plan para cometer crímenes perfectos: motivos inconexos despistarán a investigadores atentos. Una trama original, una excelente experiencia de lectura.

Mariela E.

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clubdelectura

QUIZÁS la novela más famosa de Patricia Highsmith, gracias en particular a la adaptación cinematográfica que hizo Hitchcock y que a mi parecer es muy superior al libro. La novela tiene un punto de partida muy atractivo y un protagonista memorable: Bruno. Lo mejor: la ambigüedad y complejidad de las psicologías de los personajes. Lo peor: la trama detectivesca. Se parece más a Dostoyevsky que a Conan Doyle.

Félix

LA primera obra de Patricia Highsmith nos revela cómo un simple encuentro con un desconocido nos puede cambiar la vida. Bruno propone un trato a Guy, matar al familiar del otro sin motivo, lo que hará inviable la investigación por parte de la policía. Guy se ve atrapado en la tela de araña que va tejiendo Bruno hasta que la culpabilidad le haga perder todo lo que ansiaba. Gran retrato psicológico de los dos protagonistas: el alcoholismo y la obsesión de Bruno por Guy y el egoismo de Guy ante la posibilidad de perder su status.

criss lila

LA lectura espesa y monótona al principio. Bien los personajes principales y el argumento pero le falta emoción.

Toñi-Rivas

Coordinamos clubes de lectura presenciales en la Comunidad de Madrid. Los asistentes y nuestros seguidores escriben sus propias microrreseñas en grupoanden.com sobre un libro leído en el club, y publicamos en CpA una selección de ellas.

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brevemente

Billete de ida Semana 27 de concurso: 2 de mayo de 2016 Ganador: Enrique Medina Pla —Es como sale mejor. ¿Ves?, así las plantas creen que está lloviendo. El padre apretaba suavemente la mano de su hijo sobre la boca de la manguera. El chorro se abría como un abanico de cristal. — No olvides regarlas cada dos o tres días, ¿vale? Ahora te ocupas tú de esto. El niño asentía concentrado en el agua. —¿Cuándo vas a volver? El padre le pasó la mano por la cabeza. —¿Y por qué no vienes tú en verano? Así te enseño lo que haya aprendido de alemán. El agua espantaba a las avispas escondidas bajo las hojas.

mayo Teoría del orden natural Semana 28 de concurso: 9 de mayo de 2016 Ganador: Rafael Olivares Seguí El agua espantaba a las avispas escondidas bajo las hojas, sin embargo, la mariposa que libaba la flor de magnolia, soportaba esta vez, con estoicismo y resignación, el inoportuno aguacero. No quería que por un asustado aleteo la señalaran, de nuevo, desde el otro lado del planeta.

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brevemente

Letras de Oriente Semana 29 de concurso: 16 de mayo de 2016 Ganadora: Paloma Casado Marco Desde el otro lado del planeta llegan las cartas que recibe periódicamente. Cuando abre el buzón y encuentra un sobre escrito con esa letra extraña, siente un regocijo que creía olvidado. Luego extrae con cuidado la cuartilla y lee sin comprender. A veces encuentra dibujado un corazón, un pájaro o una flor de almendro y por eso sabe que son cartas de amor. Las guarda ordenadas en un cajón y algún domingo por la tarde, las abre y olfatea su perfume de madreselva. Le hacen tanta ilusión, que no piensa devolverlas ni decirle al cartero que en esa casa no vive Mizuki Tanaka.

Sol naciente Semana 30 de concurso: 23 de mayo de 2016 Ganadora: Mei Morán En esa casa no vive Mizuki Tanaka, pero si alguien se toma la molestia y entra en el jardín, podrá encontrarse con su sombra. Derretida para siempre encima de los escalones en los que, sentado, tomaba té aquel día de verano de 1945.

tw Relatos finalistas de mayo de 2016 del concurso Relatos en Cadena, organizado por la Cadena SER y Escuela de Escritores. Puedes leer todos los seleccionados en www.escueladeescritores.com o www.cadenaser.com.

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dindondin

¡Nadie es inocente! Del 17 al 19 de junio. Primer Festival de Novela Negra: Huellas del crimen Centro de las Artes de San Luis Potosí. México http://www.mexicoescultura.com

XIV Concurso: "El coloquio de los perros" Género: Relato corto y fotografía (España) Fecha de entrega: hasta el 1 de julio. Premio: 400 € http://www.escritores.org

Animalista Hasta el 12 de junio. La Casa Encendida. Madrid Entrada gratuita http://www.lacasaencendida.es

Premio Iberoamericano de cuento Julio Cortázar 2016 Género: Cuento (Cuba) Fecha de entrega: hasta el 14 de julio. Premio: 800 € http://www.escritores.org

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decamino

http://zacatrus.es/

Zacatrus empezó hace ya cinco años como una tienda online de juegos de mesa. Luego nos complicamos la vida y nos convertimos en editorial de juegos de mesa. Empezamos con el "Coup", un juego de mentiras y traiciones. Luego, nos lo pusimos un poco más difícil y nos lanzamos a distribuir a tiendas los juegos de otras editoriales. Y ya, para rizar el rizo, en 2015 abrimos nuestra primera tienda física en el centro de Madrid (C/ Fernández de los Ríos, 57). Así que Zacatrus es muchas cosas pero todas tienen que ver con los juegos de mesa. Y con todas nos lo pasamos muy bien.

tw Nuestro futuro es siempre una incógnita y eso nos gusta. Lo que sí sabemos es que vamos a seguir publicando juegos de mesa, como por ejemplo el Virrey o el 10' to Kill, y también componentes para los juegos, como los ZacaChips, unos adorables componentes de madera que acaban de ver la luz. Y más cosillas que, por ahora, son secretos clasificados.

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entrecocheyandén

Divino Tesoro Virginia del Baño Alumna de Escuela de Escritores

LA maleta llamó nuestra atención desde el primer momento, ¿sabe usted? Era una maleta de cuero bueno, nada de esas guarrerías que venden las tiendas de los chinos. No era muy grande, no, y el corte era moderno, de los de ahora, que para el caso es lo mismo que se estilaba hace cincuenta años. Una igualita que esa llevaba mi Julián en sus tiempos de cartero. Era el cartero aquí, ¿sabe? En fin, ya le digo, una maleta de cuero con sus correas bien rematadas, sus dos hebillas, su asa para colgar al hombro, sus remaches… vamos, una maleta, qué quiere que le diga, siento no poderle dar más detalles. Solo con verla supimos que habíamos acertao. Nos mirábamos entre nosotras y aguantábamos la risa, porque ahí sí que ya no podíamos echarnos para atrás. Ya ve usté, la maleta abierta de par en par sobre la mesa de mi salón, que veíamos todos los bolsillitos de dentro, de esos de rejilla que se cierran con un corchete plateado, cada uno con sus pastillitas de colores. A mí me daba risa de mi pastillero tan triste. Pensaba en mi pastillero y me daba la risa. No señora, ahí todavía no nos habíamos tomado ninguna de las que traía el chico. No me preocupo, pero ponga cuidao, que al final son ustedes los que lían las cosas con tal de llevarse a alguien al calabozo. El muchacho tuvo que quitar todas las tonterías que tengo en la mesa para poder abrir la maleta. Sí, todo eso que ve apilado ahí encima. Las figuritas de porcelana, las fotos… Ésa que tiene usted en la mano es del Julián y mía, de cuando nos íbamos a bañar al río. Sí que era guapo, sí. No sabe usted lo que daría yo ahora mismo por viajar en el tiempo y bañarme otra vez con él en el río. Nos bañábamos con la mismita ropa que trajimos al mundo, ¿sabe? Esperábamos a la hora de la siesta y salíamos de casa como dos niños planeando una trastada, sin mirarnos, para que nuestra risa no levantase ninguna persiana. No le diga a mi hija que le he contado esto, que se me muere del susto. En una de esas siestas la encargamos a ella, que no entiendo todavía cómo me ha salido tan sosa con el empeño que pusimos... ¡Uy!, per-

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done, ahora mismo no la estaba escuchando. ¿El pañito de ganchillo? no lo quitó, no, puso la maleta directamente encima, me acuerdo porque se enganchó una hebilla. Venía muy bien preparado el muchacho, ¿sabe? Hasta música de cuando jovencitas nos puso, porque decía que para estas cosas la música viene siempre bien. ¿Que cómo lo encontramos? Por el nieto de la Valentina, que es un moderno, y le dijo dónde buscar. Ese chico no se mete nunca en nada. Por lo visto miraron en no sé cuántos sitios antes de elegir al muchacho éste. Y eligieron bien. No señora, no, nadie más sabía lo que íbamos hacer. Si mi hija se hubiera enterado de algo me habría preparado una maleta igualita que la que le cuento, con sus hebillas bien ajustadas y sus remaches bien rematados para meterme de cabeza en la residencia. Anda que no tiene ganas… Y si se pudo fue porque esperamos a que se fuera el fin de semana por ahí, que si no de qué… Tres, éramos tres, las tres que quedamos en pie todavía, y las tres estuvimos de acuerdo en hacerlo. Antes nos juntábamos siempre cinco, pero la Paqui se murió el año pasado y a la Juanita desde que perdió la cabeza hasta le tienen que limpiar el culo. Perdóneme si la he ofendido, pero dígame si eso es vivir. Y ahora no quedo más que yo pa sentarme aquí y contarle lo que pueda, que tampoco es que pueda contarle mucho, usted se hará cargo... ¿Que no me ría? Pero cómo no voy a reírme ¿mujer? Si es que me pone usted una cara de susto… la verdad es que se sorprende usted con poca cosa para ser policía. Pues no sé decirle cómo era el muchacho de la maleta. Tenía un no sé qué atractivo, una vez le habías echado los ojos encima no dejabas de mirarle, pero la maleta fue lo primero que vimos, ya le digo. Primero la guinda llamó nuestra atención y cuando ya habíamos cogido confianza queríamos todas comernos el pastel... Ay hija, perdone, que ya ni reírme con ganas puedo con esta tos… Debía haber visto usted a la Maruja, que llevaba años consumidita por la diabetes, si tenía ganas de comérselo, vaya si las tenía… ¡Bueno mujer, perdone, que ya sigo! Lo que quería decirle es que de la maleta me acuerdo, pero del muchachito poco, que era muy cariñoso y muy atento, con vaqueros de esos desgastaos y una barba de meses, pero poco más puedo decirle. Le contratamos porque hay cosas

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que al menos una vez en la vida hay que probarlas, y a nosotras ya nos daba lo mismo ocho que ochenta. ¿Qué dice usted? Ya. Pues mire qué le digo; nos hemos pasao la vida de amargura en amargura, cada una las nuestras, así que nos hemos ganado el derecho de hacer lo que nos dé la gana. Cuando tenga usted mis años tendrá que elegir y entonces veremos si se acuerda de lo que le estoy contando hoy. Sigo, sí. La Maruja fue la primera. Parece que la estoy viendo todavía. Se levantó apoyándose en el bastón -lo lleva porque la diabetes le envenenó las piernas, ¿sabe?- se acercó a la maleta y eligió bolsillo. Le costaba un poco abrir el corchete por el temblor de las manos. Eligió una pastilla roja, que siempre ha sido muy comunistilla la Maruja. El chico no se las dio, no señora, nos dejó muy claro que teníamos que tomarlas nosotras solitas. Al principio no pasaba nada, la Maruja volvió al sofá y se sentó justo donde está usted y todas la mirábamos. Era raro eso, ¿sabe? Todas ahí esperando. Luego empezó a marcar el pasodoble con el bastón y a reírse como tonta, y después salió en busca de su nuera, porque se le había soltado la lengua y quería decirle cuatro cosas que llevaba muchos años callándose. Toda la vida ha sido un bicho esa muchacha. A la pobre Maruja ni disfrutar de los nietos la dejó. Lo que vino después lo sé porque me lo ha contado mi hija, pero seguro que usted está más enterada. A la nuera la encontraron tiesa de un bastonazo en la cabeza y a la Maruja con la boca llena de dulces y la sonrisa aún en la cara. Al final le consiguió tomar la delantera a la puñetera diabetes. Después fue la Valentina. Llevaba ya un buen rato observando la maleta cuando eligió el bolsillo del medio. Ese no tenía pastillas, sino unos papelitos en forma de corazón que se tenían que poner en la lengua. El muchacho nos aconsejaba, ya le digo, pero elegíamos nosotras. Fue curiosa la reacción de ella porque parecía que tenía las ideas más claras que nunca. Nos miraba con los ojos muy abiertos y asentía con la cabeza con tanta determinación que no se le notaban los temblores del párkinson. La Valentina sufrió mucho en la vida, ¿sabe usted? La casaron a la fuerza con uno que tenía los bolsillos llenos y el corazón vacío, sin importarles que ella ya andaba hablándose con un chico de aquí. Primero los padres le rompieron el corazón con el casamiento y luego el marido se

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entrecocheyandén

fue encargando de romperle los huesos día a día el muy animal. El hombre al que ella quería se metió a cura y se fue por ahí de misionero. Hace dos años pidió el traslado a la iglesia de aquí para pasar la vejez en su tierra. Y lo demás lo han visto ustedes esta mañana cuando han investigado en la sacristía. Qué mejor manera de morir que esa, con un montón de velas encendidas y ellos dos en la gloria bendita. En cuanto a mí… pues ya lo sabe, que no pude hacer nada, porque la mosquita muerta de mi hija apareció antes de tiempo y me jorobó el gusto. El muchacho salió disparado por la puerta del patio en cuanto oyó la llave en la cerradura, con las buenas piernas que tenía debió ponerse en el coche en dos zancadas. No tomé nada, ya le digo. Estoy segura de que con una de esas pastillitas por fin podría dormir una buena siesta. Llevo años sin poder dormir una en condiciones… ¿La maleta? Pues no sé… ¿No la han encontrado ustedes? Aquí no la hemos visto. De todos modos con tanto revuelo me he desorientado un poco, y no me acuerdo bien de las cosas, ¿sabe? Me gustaría descansar ya, si no le importa, porque poco más le puedo decir... Sí, claro, déjele su número en comisaría a mi hija que yo si me acuerdo de algo más se lo digo. Y acérqueme por favor ese vaso de agua, que me toca la pastilla y no quiero que se me pase la hora.

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