entrecocheyandén
-Detente, por favor -me dice con firmeza. Y yo beso el contorno de su brazo que se empeña en alejarme. Serpeo entre sus movimientos y me abalanzo sobre su escote, debajo de la blusa, en sus pechos que beso, en sus pezones que mordisqueo y ella deja escapar un "¡Ay!" que no suena mal. Me excita. Mis manos la atrapan y la detienen lo suficiente para perderme una vez más en la hondura de su cabello, que ahora es blanco, y me deslizo por la curva de su cuello, por los diminutos vellos que enmarcan su piel, por sus hombros delicados y pecosos, hasta que desciendo con seguridad por la zona de su ombligo que es perfecto, diminuto, y yo lo bordeo y tomo destino rumbo al sur. -¡Auxilio! ¡Seguridad! -grita ella. Yo no tengo tiempo para nimiedades. Hurgo entre sus piernas, renazco en sus muslos, en el calor que me atrae a su sexo, donde mi lengua busca la fuente de la eterna juventud y la encuentra, y bebe de ella, y no hay nada que quiera escuchar en el mundo. Por eso escapo y me refugio en la selva de su cabello que ahora es negro, y le pregunto por qué huele tanto a medicina, por qué el cuarto está acolchonado y por qué me han atado los brazos con esta camisa de fuerza; quiero gritar pero el bozal me lo impide. Dos tipos me sujetan y no puedo evitar pensar si uno de ellos será el galán con el que posa tan contenta en su página de Facebook. Ella está muy callada. Pero me mira, y sé que me ama, nos amamos, y todo va a estar muy bien. -Sujétenlo para la inyección -dice con esa voz que me encanta. Y yo me pierdo en un sueño; le beso la frente, los ojos, la boca.
tw Efraím Blanco (@elEphra). Cuernavaca, México. Es egresado de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay del Estado de Morelos (ICM/SOGEM). Estudió Letras Hispánicas en el CIDHEM. Es fundador y director de la editorial independiente Lengua de Diablo. En 2012 obtuvo el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola con el libro Dios en un Volkswagen amarillo.
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